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2021
Ética para Amador: Análisis, personajes, resumen y más
Ética para Amador es una obra tipo ensayo publicada en abril del año 1991 por el escritor y
filósofo español Fernando Savater. El libro está constituido por 9 capítulos y trata diversos
temas como la ética, la moral y la filosofía a través de la vida y de la historia.
El ensayo “Ética para Amador” fue escrito en el año 1991 por el filósofo y escritor español
Fernando Savater el cual nació en el año 1947 y fue profesor de ética de la Universidad
Complutense de Madrid en España en el momento de escribir el libro. El libro es un ensayo
realista escrito de Fernando Savater padre para su hijo Amador de 15 años.
Es un libro que se recomienda a lectores entre los catorce y diecisiete años.
Fernando Savater reprocha la enseñanza de la ética sujetada a la religión ya que los criterios
morales son relativos y la ética para vivir la vida es universal. El libro Ética para Amador se
sintetiza para Savater como el arte de vivir o el saber vivir. Es significativo tener ética en la
forma que vivimos para que nuestras disposiciones tengan los mejores resultados para la
humanidad que deseamos, tomando en cuenta las objeciones que la vida humana nos
entrega porque poseemos lo que los demás animales no poseen, y eso es la libertad.
La libertad que poseemos para decidir la forma que llevamos nuestra vida es demostrado
con la comparación entre las valerosas termitas soldados que mueren para defender su
hogar porque no poseen libertad de hacer otra cosa, contra el relato de Homero sobre el
ídolo Héctor, el mayor héroe de Troya, el cual decide debido a su capacidad de libertad, de
afrontar al imbatible Aquiles para proteger a su familia.
Análisis
El autor en el libro Ética para Amador explica que él no procura enseñar al lector a vivir,
que vivir no es una ciencia estricta y que la buena vida posee una medida personal.
Teniendo esos elementos de la vida en cuenta se suma la libertad que nos diferencia de los
demás animales. Nunca tenemos solo un camino a seguir sino muchos. No somos
mecánicos porque poseemos la capacidad de decir sí, no, lo quiero o no lo quiero.
Existen dos explicaciones sobre la libertad, la primera es que no somos libres de escoger lo
que nos pasa sino libres con la manera que respondemos a lo que nos sucede. La segunda
explicación, es que la libertad no debe ser confundida con la omnipresencia. Libertad no es
conseguir todo lo que uno desea, sino la libertad de escoger dentro de lo probable. Por eso
mientras más capacidad en una actividad poseamos.
Si tomamos como ejemplo el deporte, y somos buenos para ello, mejores resultados
satisfactorios puedes conseguir con la libertad, como por ejemplo conquistar una medalla
olímpica. Poseemos la libertad de inventar y de escoger, pero igualmente de equivocarnos.
Porque equivocarnos es de humanos y parte del transcurso para “conocerse a uno mismo”,
como ya decía el famoso refrán griego sobre la sabiduría. EL autor nos invita a diferenciar
los 3 impulsos básicos que nos hacen actuar, los cuales corresponden a las órdenes, las
tradiciones y los deseos.
Si los motivos para actuar de determinada forma favorecen a la formación de los hombres
de acuerdo con su papel en la humanidad y no por su papel en su tribu o comunidad, en
principio esto es políticamente atractivo. Para que la humanidad se pertenezca deben existir
pautas de tolerancia para que exista una variedad de culturas y no una variedad de crímenes
atribuidos por un gobierno o una autoridad. Y posteriormente concluye con ejemplos
históricos sobre la certeza de que cuanto más feliz y contento se siente alguien, menos
ganas tendrá de ser maléfico.
Por lo tanto, hay que pelear por la felicidad, envolviendo la colaboración y el afecto de
seres más libres, tenemos que abrazar a nuestra humanidad. El contenido del libro hace que
los lectores se pregunten a sí mismos, cómo pueden vivir de la mejor forma posible.
Diversas veces nos dirigimos a las acciones que lograremos hacer a futuro, pero, no nos
ponemos a pensar si este es verdaderamente el enfoque que pretendemos dar a nuestra
existencia.
Análisis por capítulos
Cada capítulo de la obra concluye con algunas citas de autores reconocidos que tienen
relación con el tema tratado, donde además se sugieren como referencia bibliográfica.
Algunos de estos son: Gargantúa y Pantagruel de Francois Rebelais, Jean Paul Sartre, Ética
de Baruch Spinoza, Utopía de Tomás Moro, El arte de amar de Erich Fromm, Homero,
entre otros.
Lo que nos proyecta el autor sobre que es verdaderamente la ética nos deja ver que
comprende grandes superficies de nuestra vida, si no es que todas. Día a día nos afrontamos
al mundo teniendo que tomar medidas desde las más sencillas, que solo nos perturban a
nosotros mismos, hasta aquellas que implican inclusive a otras personas. Se entendiera que
es de vital importancia examinar las situaciones de distintos puntos de vista, para intentar
estar juiciosos de a quién podrían afectar las consecuencias de nuestras acciones.
La frase preliminar, extraída del texto, provoca mucha curiosidad y hace reflexionar sobre
el qué ocurriría si una persona, que tenga a su cargo grandes compromisos, no fuera lo
adecuadamente sana mentalmente, y ante circunstancias problemáticas fuera la escogida
para tomar decisiones significativas. ¿Qué ocurriría? Podría acarrear graves consecuencias
si es que alcanzara a actuar en base a deseos, sin tener muy claro el porqué de su decisión y
posiblemente no tomando en cuenta las secuelas de sus actos.
Sobre todo, en el área de la salud, se entiende que es muy preciso que los profesionales
posean ciertas capacidades para tratar situaciones conflictivas de la forma más tranquila y
pensada posible, y en base a un estudio por muy pequeño que sea, con el fin de proponer
que el camino que se tome posea el menor impacto negativo probable en el paciente.
Si bien se percibe el concepto del autor al plantear la frase “haz lo que quieras”, se
entendiera que el conocimiento de personas sin razonamiento, podría ser mal entendido y
por ser llevado a cabo de una forma incorrecta. La idea de hacer lo que uno desee es muy
seductora y no habría dificultades en actuar día a día de esta forma.
El problema está en que una persona debe saber que su libertad de acción llega hasta donde
choca con la libertad de otra persona. Si consiguiésemos poseer una ética tal que nos
admitiera efectuar todo lo que nos planteáramos o que sencillamente se nos ocurriese,
respetando a los demás, probablemente el mundo no sería lo que es hoy.
De este capítulo se obtiene que a veces uno procura estar haciendo lo que desea, creyendo
que se da la “buena vida” pero varias veces no es así. El ejemplo del señor Kane nos deja
ver como todo lo que siempre buscó un hombre en su vida para ser feliz, posteriormente
pareciera ser que jamás lo fue en realidad, ya que la gran soledad en la que estaba
sumergido le impedía deleitarse de sus riquezas y peor aún, lo hizo perderse a sí mismo.
Esto nos enseña la importancia de relacionarnos con los otros, para dar y acoger, para poder
apreciar lo que tenemos, ya que, de lo contrario, todo carece de valor. En síntesis, hacer lo
que uno quiere no siempre involucra darse la buena vida.
Apreciar a las personas como tales, es esencial en cuanto a lo que respeto se refiere.
Extrapolando esta idea a la labor de un técnico de la salud, se puede decir que es vital no
olvidar nunca que uno trabaja con personas, que poseen sentimientos y no con simples
objetos sin valor. Valorar nos permite ser valorados igualmente.
Ser enjuiciado por lo que uno es y no por lo que uno posee, debería ser una meta conllevada
por todos. A demás se reafirma la idea que proyecta el autor sobre las cosas. Poseer más
cosas no te hace más persona. Un objeto, el más moderno que exista, no puede aún dar
cariño y amor como lo hace un ser vivo.
El autor traza muy bien la idea de que en general, no exigimos considerablemente en tratar
de destacar lo que nos sale bien, pero, por el contrario, todo aquello en lo que no somos
buenos o no acertamos, pretendemos culpar a otros, decimos que alguien nos mandó, que
no sabíamos lo que hacíamos.
Capítulo VII: Ponte en su lugar
La temática tratada en este capítulo es una de los más significativas, aquí se aprecia cómo
se debe coexistir día a día con las demás personas. Está claro que no todos somos iguales en
cuanto a agrados, formas de pensar, entre otros aspectos, pero aun así todos poseemos algo
en común, nuestra posición humana que es lo que nos hace merecedores de ser valorados
como tales.
Si analizamos de forma crítica, hoy en día se entiende que casi nunca solemos colocarnos
en el lugar de otros y más bien solo nos dedicamos a calificar y a opinar sin pensar en las
circunstancias de vida que podría estar pasando algún individuo. Pareciera ser que estamos
desensibilizados ante otras situaciones distintas a las de nosotros. Por ejemplo, hoy en día
muchas personas dicen sentirse casi ignoradas o lastimadas por los servicios de salud
púbicos.
La mayoría del público se siente identificado con este capítulo, ya que nos muestra un
punto de vista diferente al que usualmente tenemos y al que nos suelen infundir. La
sociedad se empeña en hacernos entender que deleitarse completamente de la vida no puede
ser del todo bueno, pero la verdad es que esta es la única manera que se puede conseguir
llegar a la felicidad absoluta.
Ojalá, gradualmente, la sociedad lograra ir dejando de lado las prohibiciones que nos han
sido impuestas, para poder vivir completamente nuestra libertad siempre y cuando nuestra
forma de vivir, y los placeres que pretendemos tener, sean de manera considerada y con
moderación, ya que como sabemos, los excesos no suelen ser buenos casi en ningún
ámbito.
Es muy significativo que nos impliquemos en la política y que le demos la ocasión de creer
en ella, porque, como lo afirma el autor, no es probable tener una vida buena si tratamos de
escapar de lo relevante a la política, por mucha repercusión que nos generen los políticos.
Está en nuestras manos poder formar cambios en lo relevante a la forma de hacer política y
no es necesario que adoptemos todas las ideologías de uno o de otro partido, sino más bien
debemos echar un vistazo desde el sentido más recóndito de su palabra.
Por último, es importante lo que proyecta el autor sobre los derechos humanos, que se
entendiera, que, hasta hoy en día, la lista en la que estos están incluidos parece más una
enumeración de puras buenas intenciones, ya que la verdad es que en el mundo día a día y
de forma masiva, los derechos son infringidos, siendo quebrantadas millones de personas a
costa de guerras sin sentido, guerras ideadas y de gente que es capaz de destruir todo, con el
fin de lograr su propósito.
PERSONAJES
El padre
Cuenta y explica cada una de las premisas con las que concluyentemente conseguirá ayudar
a su hijo a realizar las debidas tácticas para hacer frente a la vida desde un punto de vista
exclusivamente ético.
El hijo
Sencillamente es un oyente dentro de la obra y se halla exclusivamente en un estado de
pasividad, consiguiendo ganar la mayor cantidad de conocimientos, examinando y
comprendiendo de la mejor forma posible las enseñanzas que se le están ofreciendo.
ARGUMENTO DE ÉTICA PARA AMADOR
La obra en sí, no es un manual de Ética para personas que posean dificultades con su
conciencia. Es más bien una entrada a ese ambiente de problemas y escenarios dudosos que
se no planean en la vida. Está destinado a que, exclusivamente los adolescentes, comiencen
a plantearse el por qué y para qué de las cosas. Pero diciéndolo así parece muy complicado,
pero no hay que irse al mundo incierto de las razones existenciales o la presencia de un
Dios. Eso puede constituir parte de la Ética, pero sería como construir una casa empezando
por el tejado.
La Ética la hemos establecido, no para difundir una serie de reglas sobre cómo vivir, para
ello puede existir la Religión o las Leyes. Tampoco para formar ciudadanos pensativos, ni
mucho menos mal pensativos, sino para introducir libres pensadores. Por eso, da un valor
especial al tema de la libertad. Sí, eso que eternamente decimos que nos falta, o a la que
cuando no tenemos testimonios para explicar una situación complicada recurrimos.
Forma porción esencial de la Ética, porque para lograrnos plantear un medio en la vida,
siempre disfrutaremos de capacidad de escoger entre hacerlo y no hacerlo, entre decir “Sí”
o “No”. Es una oposición primordial entre el hombre y el animal, pues el animal no posee
capacidad para decidir, es como si viviese programado. A una abeja obrera, en ningún
instante se le ocurriría ponerse a descansar le duelen las patas de tanto trabajar, está
sentenciada a ejecutar ese trabajo, hasta que no pueda hacerlo y muera.
Al contrario, nosotros los hombres, gracias a nuestra capacidad de lógica y a otros diversos
aspectos que intervienen en cada situación, podemos concluir qué hacer, teniendo en cuenta
todas las situaciones. Siempre disfrutaremos esa libertad, aunque marche en contra de las
normas, pero que siempre imaginaremos en nuestras reflexiones. Hasta en última solicitud,
en una situación de extrema absolutismo podremos escoger si vivir o morir, menos en casos
extremos como por una enfermedad crónica, en la que estamos en un estado en el que
hemos perdido esa Libertad de poder hacer lo que deseemos con nuestra vida.
Además, aparte de introducirnos a la Ética, el autor pretende que cambiemos nuestra forma
de vivir, para que nos demos la Buena Vida, que vivamos lo mejor posible, eso sí sin
afectar al otro, pero que es igualmente uno de los objetivos de la Ética. Habla sobre la
moralidad, el goce, la política, la Razón, y varios otros asuntos que forman porción de
nuestra vida y que trata desde una opinión personal, para que nosotros le demos vueltas y
vueltas hasta conseguir nuestra propia opinión. En síntesis, nos introduce en la Ética
lentamente, y nos ayuda a formar la nuestra propia.
IDEAS PRINCIPALES
Los hombres hemos de aprender el “arte de vivir”, de escoger lo que nos conviene y lo que
no, haciendo uso de nuestra libertad y asumiendo los errores que de ella resultan. A ese
“arte de vivir” se le llama ética. Según los motivos que gocemos para actuar, podemos
distinguir entre mandatos, costumbres y anhelos, mediante los que nos podemos regir en la
vida diaria. La libertad involucra una capacidad de darse cuenta de por qué procedemos de
una u otra manera.
sus derechos. Para ello debemos relativizar nuestro propio interés y ser espiritualmente
justos con ellos, es decir, amarlos Si reducimos nuestra buena vida a las apetencias o a los
deseos, corremos el riesgo de sacrificar lo realmente significativo en las relaciones
humanas: las personas. Hay cosas que sólo se obtienen de otros seres humanos y que nos
convierten en humanos a nosotros mismos: el amor, la comprensión, el respeto, entre otros.
Son cosas que lo material nunca nos podrá dar. Si no atendemos nuestra conciencia
terminaremos haciéndonos daño a nosotros mismos y a los demás.
Por lo tanto, el hombre que no es reflexivo de lo que debe y lo quiere hacer, que se deja
influir por lo excesivo, ha caído en la estupidez. El que, en cambio, se gana su buena vida
con su voluntad y su virtud, es el verdaderamente libre y humano. La vida entre hombres
involucra tratarles como a semejantes, es decir, colocarse en su lugar percibiendo sus
razones y respetando como humanos que son y saber lo que esperan de nosotros.
El uso razonado del placer nos provee alegría, que es lo máximo que se puede conseguir de
algo. No nos debemos avergonzar de gozar de las cosas, ya que los placeres nos enriquecen
la vida. Todo sistema político debe apoyarse en la libertad, la justicia y la asistencia,
apoyando así la modestia de la persona. Además, la globalización actual hace provechosa la
creación de un poder político a nivel mundial.
OPINIÓN
Las opiniones sobre el libro “Ética para Amador” del autor español Fernando Savater, la
cual le dedico a su hijo, ha parecido para la mayoría un libro muy atractivo ya que nos da a
conocer lo que es la ética, la moral, la libertad y otras nociones muy importantes. Al inicio
nos señala una pequeña introducción sobre lo que es la ética, y por lo que es ventajoso
poseer ética. Así mismo el libro nos habla sobre la libertad ya que cada persona es libre de
hacer lo que quiera, ciertamente, dentro de unos límites que la sociedad asigna, y teniendo
ética, nunca vas a alcanzar esos límites.
Manifiesta que la libertad es importante para los seres humanos, pero ser libre no representa
que debas proceder de forma irresponsable o errada, como lo hacemos en su mayoría. Al
final el autor habla un poco sobre la política y lo deshonesto que algunas veces actúan los
gobiernos de todo el mundo, pero a la vez los gobiernos son un mal necesario porque si no
estuvieran y todos hicieran lo que quisieran, sería una anarquía en todo el mundo ya que la
libertad debe de ser moderada y regulada.
Entre las frases más importantes y que han tenido más repercusión entre los lectores de esta
obra podemos mencionar las siguientes:
“Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con
humildad lo mucho que ignoramos.”
“La ética no es más que el intento racional de averiguar cómo vivir mejor.”
«No sabes el regalo que me hiciste contándome esa rara pesadilla: ni en mil años que viva
podría pagarte el orgullo de aquella tarde en que supe que mi voz podría darte ánimos.»
“Para unos, ser bueno significará ser resignado y paciente, pero otros llamarán bueno a la
persona emprendedora, original, que no se acobarda a la hora de decir lo que piensa,
aunque pueda molestar a alguien.”
EDITORIAL
La editorial de la obra es la “Editorial Ariel”, que fue fundada en el año 1942, que
rápidamente se convirtió en una de las editoriales de reseña en los campos del ensayo, la
publicación académica y la circulación. Por su influencia y ajuste a la actualidad del mundo
editorial y cultural opera como lazo entre los ensayistas, anunciadores y todos aquellos
lectores que buscan deleitarse del placer de los libros.
Fernando Savater nació en San Sebastián, España, en 1947. Fue un filósofo, escritor,
narrador, dramaturgo y discutidor, fue profesor de Ética en la Universidad Complutense de
Madrid. Ha divulgado una extensa y bien estimada obra ensayística en la cual destacan
libros como: Nihilismo y acción, La filosofía tachada, Ensayo sobre Ciarán, La infancia
recuperada, Panfleto contra el Todo, La tarea del héroe, Invitación a la ética, El contenido
de la felicidad, Contra las patrias, Ética como amor propio, Criaturas del aire, Ética para
Amador, Política para Amador, entre otras.
Ha sido ganador de varios premios y, además, es autor de cuatro novelas entre ellas:
Caronte aguarda, Diario de Job, El dialecto de la vida, y El jardín de las dudas. Entre los
libros de relatos mencionamos: Episodios pasionales; y en el ámbito teatral tenemos a:
Juliano en Eleusis, Vente a Sin Apia y Último desembarco. Colabora además regularmente
en el diario El País y en la revista Claves de la Razón Práctica, que codirige junto a Javier
Pradera.
RESUMEN
Cada capítulo abarca un contenido en específico, comienza diciendo que existen ciertos
saberes los cuales podemos excluir completamente y hay otros saberes que son decisivos
para sobrevivir o por lo menos, para no hacernos ningún tipo de daño o correr riesgos. De
ignorar por ejemplo que no es bueno saltar del sexto piso de un edifico, lograríamos sufrir
graves resultados.
De lo anterior se desprende que el único saber del que no logramos prescindir, es que
existen ciertas cosas que nos conciernen y hay otras que no, que hay cosas buenas y hay
cosas malas para nosotros. No obstante, lo bueno y lo malo considera tornarse confuso y
relativo al cambiar nuestro punto de vista, es decir, dependen del contexto y el medio. Hay
ciertas cosas que están dispuestas por la naturaleza, que son inevitables, y hay otras que
dependen claramente de nuestra elección, de cómo manejamos nuestro poder de decidir que
pretendemos hacer.
El ser humano posee libertad y aunque varias veces éste pretenda creer que su libre albedrio
está definido por la sociedad que lo rodea y todo aquello que pueda producir algún tipo de
represión, en lo más profundo de ser, no admite la idea de no ser libre. Si bien tenemos
libertad, no somos libres totalmente de hacer lo que queramos. Hay veces que las
situaciones que apreciamos nos obligan a escoger, aunque no pretendamos hacerlo. Estas
decisiones debieran tomarse observando extremadamente antes de actuar.
No obstante, hay otro tipo de cosas, como las cotidianas, que no pretenden precisamente un
largo proceso analítico y más bien se entendiera que el motivo por el que las hacemos no
siempre procede de nuestro interior. Existen diferentes tipos de motivos que nos llevan a
actuar, y son las razones de nuestra conducta. Estos son los mandatos, las costumbres y los
deseos. Las órdenes responden a mandatos y diversas veces se actúa acatándolas por miedo
a castigos.
Las costumbres son conductas repetitivas, que se hacen inconscientemente y por último los
caprichos nacen de nuestro interior y se hacen por pura gana. Lo habitual sería que una
persona sana dejara de lado los caprichos en circunstancias que merezcan seriedad y
racionalidad. Si bien, para tomar medidas cotidianas están los motivos antes mencionados,
hay otro tipo de decisiones que, por su categoría, no pueden tomarse a la ligera, porque se
nos pasa o porque alguien me da una ordenanza.
Para tomar decisiones que son verdaderamente importantes, uno posee la libertad de decir
sí o no, siempre que esto se haga conscientemente. Aun así, hay veces en que no está mal
proceder según caprichos, órdenes o tradiciones. Los motivos se van reformando según las
etapas de la vida. En las más tempranas, a los niños pequeños les basta con proceder en
base a órdenes, caprichos y costumbres, pero un adulto debería recapacitar más
intensamente si quiere o no hacer cualquier cosa, es decir utilizar su libertad, porque en eso
se hace presente ética.
Nadie puede eximirte de la responsabilidad que posees de escoger el camino que seguirá tu
vida, seas o no libre. Pero, aunque se diga que debes hacer lo que desees, no te debes
confundir con hacer lo que te venga en gana. Es significativo que se instauren prioridades y
se jerarquice entre lo que pretendemos en el presente y lo que, de verdad, a la larga nos
interesa. Para eso se hace pertinente pensar de forma detenida que es lo que se aspira de
verdad.
Lo significativo es darse la “buena vida” y no cualquiera, sino una buena vida humana, y la
ética no es más que un intento racional de investigar cómo vivir mejor y es por esto tan
importante. Ser humano implica precisamente la relación con otros seres humanos ya que la
humanización es un proceso reciproco. Uno da la buena vida y la buena vida nos es
suministrada. La cultura y el lenguaje son la base de toda cultura y nos permiten la relación
con otras personas. Las cosas materiales solo son cosas y solo pueden aportarnos eso,
cosas.
Nada más puede salir de ellas que nos dignifique el alma. Si fuéramos cosas,
probablemente nos bastaría con lo que nos usaran, pero no lo somos. Nosotros requerimos
otras cosas con más valor, como el respeto, amistad, cordialidad y amor. Si tratamos a otras
personas como cosas, tomaremos de vuelta el mismo trato. Si tratamos a otros como se
merecen, es decir como seres humanos, probablemente no ganemos su respeto, pero al
menos si conquistaremos el derecho de no ser una “cosa” para otros, y más significativo
aún, conseguiremos el respeto por nosotros mismos.
En el caso del señor Kane, probablemente la gente sentía mucha envidia por él ya que
suponían quizás que él, con tanta riqueza, era muy feliz. Pero, al contrario, Kane vivió una
vida vacía. Hay que estar atentos para poder recapacitar sobre lo que se hace y pretender
definir cuál es el sentido que pretendemos que tenga nuestra vida. Hay que decidirse a vivir
de cualquier manera, porque nadie puede resolver el vivir por ti.
Para no ser un individuo imbécil moralmente hablando, es preciso tener conciencia. Esta
depende en parte, de cualidades esenciales y además de algunos requisitos propicios
derivados del entorno. La conciencia que nos salva de la estupidez moral reside en saber
que no todo da igual si es que verdaderamente pretendemos vivir humanamente bien, en
saber fijarse si lo que hacemos es lo que verdaderamente queremos, e ir desarrollando el
rechazo sincero de ciertas conductas y hacernos responsables de las derivaciones de
nuestros actos.
Solo se puede ser egoísta sin caer en la estupidez moral, si lo que se desea es lo mejor para
sí mismo. Un mal actuar forma el remordimiento, que no es más que creernos culpables de
haber mal aprovechado nuestra libertad. Es en esas circunstancias en que uno busca
justificarse, traspasando esta culpa a otros, por el solo hecho de sentirnos mal con nosotros
mismos por nuestro error. Si no fuéramos libres, no poseeríamos arrepentimientos.
Tomarse en serio la libertad es ser responsable y hay que tomar en cuenta que las
decisiones dejan marca en nosotros mismo antes que en el resto del mundo. Lo que hace
humana a la vida es cohabitar con otros humanos y la ética nos sirve legítimamente para
esto, para saber cómo vivir bien la vida humana.
Las otras personas, por muy malvadas que sean, como ladrones o asesinos, siguen
guardando su condición humana y se deben tratar como tal. Sin “los malos” posiblemente
no se podría descubrir la humanidad porque el cariño y la complicidad con otros seres
libres desarrollan y refuerzan la propia humanidad. En síntesis, tratar compasivamente a
alguien, es colocarse en su lugar, es tomar en cuenta sus derechos, es poder mirar desde su
interior y reconocer que somos diferentes y a la vez iguales.
Colocarte en el lugar de otro es hacer un esfuerzo de honestidad para ver las cosas como el
otro las ve. Es allí donde se protege la justicia. Quien bien vive, es capaz de lograr una
justicia simpática o una humanidad justa. Todos somos similares, más no idénticos. Por
esto no precisamente se le debe dar a la razón al otro, peri si se debe tratar de entenderlo.
Mucha gente suele pensar que el placer se relaciona a cosas malas y relacionadas con el
sexo. No obstante, lo único que verdaderamente está mal es pensar que el placer es algo
malo.
Lo que verdaderamente ocurre en relación al placer es que la gente parece tener miedo a
sentirlo y como el placer sexual concede las más grandes complacencias, históricamente se
ha tratado el tema como un impedimento. Es de inflexibles creer que uno vive bien si lo
pasa mal y contrariamente. De lo anterior podemos expresar que ser inflexible es más
opuesto a una conducta ética. Si bien es muy saludable sentir placer, se corre el riesgo de
abusar de este y eso puede resultarnos inevitable.
El placer debe vivirse de manera moderada para no pasar del uso al abuso. La máxima
gratificación que logra darnos algo en la vida es la alegría y el arte de colocar el placer al
servicio de la alegría es lo que se llama templanza. Para concluir, no es la muerte o el dolor
el límite entre un buen placer y uno dañino, sino que la línea que los separa es la alegría en
sí. La pregunta que brota en esta obra es si la ética y la política poseen cosas en común, si
es así, saber cómo se corresponden.
Por una parte, la ética es el arte de elegir lo que es mejor para nosotros por otro parte la
política trata de establecer de la mejor forma posible la armonía social. Cualquier persona
que posea ética para vivir bien, no puede desentenderse de la política. Si bien ética y
política están relacionadas, la ética no puede esperar a la política, es decir que a pesar de
que la tarea política no cumpla bien su función y el universo esté en condiciones hostiles,
siempre hay gente que consigue de todos modos vivir bien y ayudan en la sociedad en la
que viven o por último no la desmejoran.
¿Entonces cómo debería ser la organización política destacada, digna de ser defendida? Se
debe ayudar a los más desvalidos sin sentir misericordia por ellos. La sociedad política
debería pelear por la petición de los derechos humanos. Para concluir, se puede decir que la
ética atraviesa de una u otra forma por todos los aspectos de nuestra vida. El poder elegir,
es decir ser libre de escoger lo que queremos, es un derecho que nos corresponde y que nos
permite lograr nuestros objetivos, pero a la vez nos permite ponernos en los zapatos de los
demás.
Las otras personas, por muy malvadas que sean, como ladrones o
asesinos, siguen guardando su condición humana y se deben tratar
como tal. Sin “los malos” posiblemente no se podría descubrir la
humanidad porque el cariño y la complicidad con otros seres
libres desarrollan y refuerzan la propia humanidad. En síntesis,
tratar compasivamente a alguien, es colocarse en su lugar, es
tomar en cuenta sus derechos, es poder mirar desde su interior y
reconocer que somos diferentes y a la vez iguales.
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