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Corrientes fundamentales de la Sociología

En Sociología no existe una sola forma de abordar y/o entender los problemas de la sociedad.
Eso significa que hay distintas teorías o paradigmas teóricos que abordan la realidad social bajo
perspectivas de análisis diferentes. Esas visiones están determinadas por la perspectiva de
análisis que asuman los estudiosos de la realidad social.

Es así como encontramos dos grandes corrientes en el pensamiento sociológico: la teoría


funcionalista y la teoría del conflicto. A lo largo de la historia del pensamiento social, estas
teorías se han desarrollado impulsadas por intelectuales y/o pensadores que han asumido y,
siguen asumiendo, puntos de vista y/o posiciones diferenciadas acerca de las causas que
explican el desarrollo de las sociedades.

Para el funcionalismo, las causas de los problemas de la sociedad se encuentran en los


factores de naturaleza cultural. Lo que significa que los conflictos tienen como causa la forma
como las personas y los grupos sociales participan en la construcción de su entorno cultural.
Para los funcionalistas son los valores, las normas, las creencias y las actitudes en las cuales se
forman los miembros de una sociedad las que, en definitiva, explicarán el grado de conflictividad
o no de la sociedad.
En tanto, para los teóricos del conflicto es preciso buscar las causas de los conflictos y de todas
las formas de expresión de una sociedad, en la producción de bienes materiales y,
particularmente, en las relaciones (entre personas) que se establecen en el proceso
productivo, lo que explicará incluso, la vida espiritual de una sociedad.

Ambas son visiones diferenciadas o antagónicas. Lo que obliga a ubicarse en una u otra a la hora

de analizar los fenómenos sociales. Por eso, es importante para quienes estudian sociología,

entender que en la vida siempre habrá que tomar una posición sobre cualquier fenómeno de

nuestras vidas. Asumir, como ley de vida, que la neutralidad no será nunca una salida.

Funcionalismo

La idea básica del funcionalismo, como teoría sociológica, es que las sociedades son estables,
bien integradas y las funciones que las instituciones y los individuos cumplen ayudan a la
autorregulación de la sociedad. Esta corriente del pensamiento sociológico tomó forma en el siglo
XlX con los aportes de sociólogos los franceses Augusto Comte (1798-1857) y Emile Durkheim
(1858-1917) y, también, del sociólogo británico Herbert Spencer (1820-1903).

Como ya se ha explicado, Augusto Comte, se convirtió en el sociólogo del orden, del orden social
capitalista. Y como tal Comte, rechazaba la idea de una transformación de la sociedad por vía
de un cambio revolucionario. Aceptaba, por ejemplo, algunos cambios que se pudieran dar en
una parte del sistema social, en la educación por ejemplo, pero siempre que esos cambios
ayudaran al mantenimiento de todo el sistema.

El pensamiento funcionalista ha desarrollado muchos argumentos organicistas que establecen


una comparación entre las sociedades y los organismos vivientes. La sociología toma esta idea
del sociólogo Herbert Spencer, quien hizo estudios de la sociedad a partir de la comparación de
ésta con los organismos vivos. Spencer sostenía que así como en el cuerpo humano las
diferentes partes cumplen una función para el mantenimiento del ser humano, así mismo en la
sociedad las diferentes partes de la sociedad hacen lo mismo, que es una relación de
complementariedad. De hecho entonces, en los organismo vivos cada una de las partes cumplen
una función determinada para el mantenimiento del cuerpo, sus partes son interdependientes,
cada una de ellas necesita de la otra para sobrevivir. Todas deben trabajar en armonía haciendo
cada una su contribución.

Esa misma reflexión se traslada al mundo de lo social. Para los sociólogos organicistas en las
sociedades ocurre una situación similar, donde cada una de las instituciones sociales constituye
estructuras especializadas. Por ejemplo, instituciones como la familia, la política, la educación,
el arte, la religión, entre otras, cumplen una función destinada a mantener la estabilidad social.

Una sociedad puede sobrevivir en la medida en que sus instituciones funcionen armoniosamente.
Ese funcionamiento solo se logrará bajo un consenso social, que no es más que el acuerdo entre
los individuos en torno a ciertos valores, creencias y normas para que todo funcione bien. Donde
funcionar bien significa hacerlo con instituciones sociales que garanticen el funcionamiento
armónico de las sociedades.
Emilio Durkheim se inscribe también en esta línea de análisis. Desarrolló la idea de los tipos de
solidaridad, señalando que en las sociedades tradicionales la solidaridad que predomina es
la solidaridad mecánica, basada en una fuerte conciencia colectiva en esas sociedades. En
tanto, en las sociedades modernas lo que predomina es la solidaridad orgánica. En las
sociedades modernas cada persona tiene asignado un papel y, por tanto, las especialidades
hacen que las personas tengan que depender las unas de las otras generando una dependencia
entre ellas. Esta dependencia hace que se produzca la necesidad de mantenerse unidas.

En relación a las sociedades modernas que son las sociedades capitalistas, Durkheim señaló
que provocaron cambios vertiginosos que afectaron el comportamiento y cohesión social.
Durkheim creó un concepto que le permitiría entender la dificultad que se les presenta a los
individuos cuando carecen de motivación por la vida y de la capacidad de adaptarse a los
cambios, al que llamó anomia. Decía que la anomia era una enfermedad social a la que la
Sociología debería prestarle atención.
La anomia, en definitiva, era el reconocimiento del funcionalismo de la existencia de anomalías
que se daban en la sociedad capitalista de la época.

Los funcionalistas se han preocupado por el estudio de los fenómenos culturales, entendidos
éstos como el conjunto de valores, creencias y normas de una sociedad. Especialmente se
estudian los aspectos que tienen que ver con la integración y cohesión social. Los
funcionalistas han visualizado el conflicto social como algo anormal, como un síntoma de
enfermedad. Esta teoría se caracteriza por ser ahistórica y no tomar en cuenta la búsqueda de
la relación de causa-efecto, preocupándose más por lo fenomenológico y no por la esencia.

Sociología del Conflicto

A diferencia del funcionalismo, esta teoría no busca explicar los fenómenos sociales a partir del
equilibrio y la cohesión social. Busca la explicación a partir del conflicto permanente que se da
en las sociedades. Entendiendo al conflicto como resultado de la desigualdad y la injusta
distribución de la riqueza. En esta teoría se busca estudiar las causas últimas que explican las
desigualdades entre las clases sociales por razones de género, de etnia y de raza. Esta teoría
plantea que en las sociedades capitalistas las diferencias abismales que existen entre las clases
sociales impiden la integración social. Esas diferencias, tarde o temprano, terminan enfrentando
a los diferentes grupos de la sociedad, en cuyo fundamento existen relaciones de poder.

Para la sociología del conflicto, los cambios sociales son vistos como cambios inevitables en la
sociedad. La tendencia de la humanidad no es la estabilidad social, sino la lucha de clases, vista
ésta como fuente del desarrollo y progreso humano. Para esta corriente sociológica, la historia
de la humanidad no es más que la historia de la lucha de clases, constituyéndose en el motor
de ese proceso histórico social.

El principal exponente de esta teoría es Carlos Marx, quién vivió en Europa y fue un estudioso
de capitalismo, como sistema económico y social. En su obra El Capital, resume los alcances de
la sociedad surgida de la Revolución Industrial, que es la sociedad capitalista. Marx, se dedicó a
mostrar los problemas que genera un sistema de producción basado en la ganancia.
La sociología del conflicto es, justamente, una visión marxista de los fenómenos sociales. Marx
planteó que en el capitalismo hay dos clases fundamentales que son la burguesía y el
proletariado. Esas dos clases mantienen relaciones antagónicas e irreconciliables entre ellas.
Ese tipo de relaciones se da porque sus intereses son diferentes. Para la burguesía es la
ganancia su principal propósito y, para los proletarios es evitar la explotación desmedida del
sistema. A esas confrontaciones permanentes es que Marx llamó lucha de clases.

Marx desarrolló un importante concepto que tiene que ver con la apropiación de la riqueza en el
capitalismo. Ese concepto se denomina plusvalía y es la forma en que la burguesía, clase
dominante en el capitalismo, se apropia del trabajo de los proletarios (obreros), al no pagarles lo
que realmente les corresponde por el trabajo realizado. Es, justamente esa plusvalía, la que
enriquece al burgués y, además, se convierte en la parte central (piedra angular) del modelo
capitalista de producción.

Esa forma injusta de apropiación de la riqueza social es, justamente, la que genera enormes
desigualdades sociales en el capitalismo. Concentrando riqueza en unos y miseria en otros.

Como se apuntó en pantallas anteriores, uno de los conceptos que esta teoría utiliza para
explicar el funcionamiento de la sociedad, es el concepto de producción. En síntesis, para la
teoría del conflicto la producción de bienes materiales y espirituales es el fundamento sobre el
cual se erigen todas las formas del pensamiento humano, incluyendo las instituciones sociales.

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