La película empieza planteando la historia del autobús 174, que fue secuestrado por un ladrón que al ser sorprendido por la policía durante el atraco no tuvo más alternativa que tomar rehenes, no fue planeado, simplemente las cosas se salieron de control, la prensa puso sus ojos (y sus cámaras en la situación) llegó el Batallón de Operaciones Policiales Especiales, negociaron con el secuestrador (al fin, ellos están entrenados para este tipo de situaciones que involucran inocentes a merced de un secuestrador que en realidad lo único que tiene es un arma, esperan, no van a perder a ningún civil, los entrenan para ello, no como la policía, esos pobres hombres que llegaron a esos puestos porque no hubo otro trabajo mejor, ellos no tienen autoestima, no saben cómo comportarse en situaciones así). En el momento le ponen un nombre, así no es “el secuestrador”, le dan la calidad de ser pensante, un hombre con una necesidad, le preguntan qué quiere. Pero él no sabe qué de todo lo que quiere (lo que siempre ha necesitado) es lo que les va a pedir, entonces no pide nada, se limita a seguir un plan sin plan pero ¿Por qué hace esto, se pregunta la gente? Es ahí donde el documental va tomando forma, va dejando ver eso que es tan importante en el oficio, nos va formando una opinión, Sandro do Nascimento, es el nombre, y se nos revela su historia, desde que nació, cómo perdió a su madre, en una situación dramática, violenta y traumatizante, hasta la dura vida que tuvo que vivir en las calles, el maltrato de la sociedad al quitarle su voz, los niños de la calle no valen nada, son balaceados, son limpiados de la ciudad como quien quita la mugre. ¿Qué tanto Sandro no es un secuestrador amateur?, ¿qué tanto hasta este punto el cineasta ya nos “vendió” su discurso? ¿Hasta qué punto nosotros ya le creímos? Ônibus 174 (2002) es el documental debut de José Padilha y Felipe Lacerda, el crédito a resaltar en este trabajo es el del escritor: Bráulio Mantovani (Ciudad de Dios, 2002), con 16 créditos sabe lo que hace, estructura una historia, va revelando información en el momento adecuado, poniendo situaciones que van desarrollándose, hay una cambio de percepción gracias a esa narrativa que él y Padilha crearon. El documental se va construyendo con imágenes de archivo, todas aquellas cámaras que estuvieron corriendo en las manos de los espectadores que pasaron por el lugar, los periodistas que fueron enviados a cubrir la nota, imagino que algunas imágenes que proporcionó la policía, en realidad no creo que haya sido planeado previamente, alguien tuvo la curiosidad de investigar quién era ese joven que secuestró el autobús y el interés de contar su historia, sus motivos, darle esa voz que bien plantea nadie la quiso escuchar, esta es como otra cara que igualmente se nos presenta con otro formato, hay varias entrevistas, a la trabajadora social que conoció a Sandro cuando era niño de la calle, es ella la primera que nos introduce en la vida (humana) del secuestrador, en esta primera parte vemos un rostro y una vida precaria, se suma a esto la tía biológica de Sandro que le da un sentido familiar a la historia que nos presentan, no era un hombre solo, es más era a amado por alguien. Volvemos al autobús, ya no lo vemos igual, ahora tenemos curiosidad por saber qué quería, aun no lo entendemos, solo vemos que la situación se va complicando. Pero no sólo él importa, ¿qué hay de los secuestrados?, los conocemos por medio de entrevistas, nos platican qué sintieron, cómo reaccionaron a la situación, esto busca sentir empatía por ellos también, incluso sabemos lo que los policías pensaban y cómo reaccionaron a la situación por el mismo recurso. El discurso del cineasta se va construyendo mostrando la mayor cantidad de caras que operan en la sociedad brasileña, no hay malos, solo víctimas de un sistema que no funciona. Resalta las fallas generales, ¿redime a Sandro? Tal vez sí, o no, solo nos muestra qué lo llevó a esa situación, cómo exigió su voz (según las entrevistas a los psicólogos sociales) en una sociedad que tiene mala memoria.
Noche y niebla (Alain Resnais).
Documental corto de apenas 32min, dirigido por Alain Resnais, narrado por Jean Cayrol, del año 1955. Si buscamos qué estaba pasando en el mundo en 1955 (año de este documental) algo queda claro, fue el año de las bombas atómicas en el sitio de pruebas de Nevada; Nuevos países entraron a la ONU; la Unión Soviética asume el liderazgo en la carrera armamentista nuclear; Se firma el Pacto de Varsovia, para resumir es una época que aún tiene cierta ficción en el mundo, pero que al mismo tiempo existe la esperanza de unificar. El cine no solo obedece a las necesidades del cineasta con una vida privada, que sí, se necesita la visión particular de alguien para proponer un proyecto pero también responde a las necesidades sociales, no es por casualidad que de momento se pongan de moda las películas con un tema particular, y no es que te obliguen a tocar ese tema, sino que es algo un poco menos visible, está implícito en las necesidades de la sociedad, cuando se quiere que la percepción con respecto a oponerse o no a una situación ciertos proyectos tienen más apoyo que otros, sé que suena un poco conspiranoico, sí, pero si vemos el contexto general tiene sentido, porque no es solo lo político sino que radica más en la cosmovisión del mundo, en aquello que se acepta como verdadero. Muchos hemos visto esos videos en redes sociales que critica este cambio de percepción histórica que han provocado las películas estadounidenses, que han mostrado a los Estados Unidos como los grandes salvadores de la Segunda Guerra y prácticamente han opacado (en el peor de los caso los han puesto como los villanos estúpidos) la importancia de Rusia (la URSS en esa época) y de otros países que también lucharon a favor de la guerra, no fueron indefensas doncellas esperando a ser rescatas, pero las películas de Hollywood nos han martillado con esa idea, de hecho es interesante como a pesar de la defensa de la libertad de expresión del primer mundo, no esta tan permitido cuestionar la historia oficial de la segunda guerra mundial. En el estudio de la Historia mundial humana, es absolutamente natural (incluso necesario) cuestionar lo que se conoce como historia oficial con fines de encontrar la verdad. Claro este documental usa imágenes “actuales” de los campos de concentración, contrasta el color de los lugares en la época en que se graba, con el blanco y negro de las imágenes de archivo de los Nazis, fue muy audaz al presentar imágenes muy crudas y plantear una responsabilidad colectiva con respecto a los horrores de la guerra. Sin embargo yo no creo que sea realmente tan audaz, responde a las necesidades de la época, y aunque no quiera, sí divide el mundo entre las víctimas muy víctimas y los culpables que no dijeron nada y que eso los hace malos muy malos. No los culpo, por el año de nacimiento del director deduzco que le tocó vivir la guerra, que eso debió ser traumático para toda su vida (se nota un poco su filmografía, salpicada de este mundo bélico), y que por supuesto que esa esa (o fue) su forma de ver el mundo, de traducirlo a imagen, aunque de forma inconsciente, él quería que se leyera así y eso nos habla mucho de nuestra poca libertad ante nuestros deseos más profundos, aparentemente podemos hablar de lo que queramos como cineasta, pero en realidad tenemos cadenas sociales que nos atan a un punto en el mundo y vamos a recorta la realidad en función de nuestra propia vida, NO hay forma de huir de eso.
Jesus Camp (Heidi Ewing, Rachel Grady).
Documental de 2006, Soldados de Dios, dirigido por Rachel Grady y Heidi Ewing que nos cuenta la historia de un grupo de niños que asiste a un campamento evangélico de verano, que pretende hacer de sus participantes emisarios de Jesús, el lugar es dirigido por Becky Fisher. Las realizadoras recogen material en estas reuniones masivas que hace Becky Fisher con cientos de niños y los padres de estos, la vemos dar su discurso, cómo reaccionan los niños, qué opinan los padres del mundo que no cree en Jesús, que incluso educan a sus hijos en casa para poder inculcarles las creencias religiosas sin chocar con la ciencia. También seguimos la vida “privada” de tres niños creyentes de esa religión, vemos cómo se comportan en sus actividades cotidianas y los van entrevistando. Aunado a esto nos muestran una cabina de radio donde un locutor va cuestionando los argumentos de los evangelistas, y también tiene llamadas de gente a favor de los fanáticos religiosos. Es interesante cómo usa imágenes contrastantes con el discurso de los personajes, es hasta cómica la parte donde esta mujer “predicadora” les está diciendo a los niños que el mundo está lleno de pecadores obesos porque son personas incapaces de hacer ayuno en nombre de Dios, pero la vemos a ella que está mega gorda, en otra parte dice “que me perdonen (refiriéndose a los musulmanes y a los creyentes de otras religiones) pero nosotros tenemos la verdad” y justo antes te dejan en claro que la idea que tienen de los terroristas es que creen que ellos son lo que tienen la verdad. Dicen por ahí que lo que te choca te checa, y a mi parecer este documental es un registro que demuestra este dicho, esta gente es igual de fanática que los terroristas, pero además hay otra cosa, hay también una exaltación del nacionalismo y eso lo dejan muy en claro las realizadoras, al presentarnos a las familias con el padre soldado o al entrar en las casas se toman un tiempo para describir el la casa con los movimientos de la cámara. Son muy tranquilas, es un tema muy controversial, que es muy actual todos lo vivimos, no conozco a nadie que no tenga mínimo un conocido que sea de este tipo de personas y es que con un fanático de ese nivel no se puede tener un dialogo pacifista y ellas lo logran, se ponen en un punto aventajado donde puede mostrar una realidad amplia donde caben estas ideas arraigadas y el contraste de alguien que los cuestiona. A mi parecer que el documental sea capaz de lograr tocar temas muy difíciles, como cineasta tienes una visión del mundo, pero el cine es un buen método para (intentar) ver el mundo desde lejos.
Tarnation (Jonathan Caouette).
Documental de 2003, dirigido y protagonizado por Jonathan Caouette, conformado por videos caseros, fotografías, entrevistas, hay cosas que parecen ficción, juega con la mente del espectador con los colores, la edición. Al principio todo es tan confuso justo como son los recuerdos, este documental hace pensar en que no es un archivo fílmico sino uno recuerdo puro de una mente común. Muchas veces el pensamiento está fragmentado, somos capaces de pensar en muchas cosas al mismo tiempo, nuestra mente es capaz de recordar milimétricamente un suceso, olvidar otro incluso puede cambiar los recuerdos con una aparente voluntad, cuántas veces nos ha pasado que decimos estoy seguro que dice tal cosa y la otra persona dice que no es verdad. Así creo que es este documental, se inserta en lo profundo del pensamiento y puedes contarlo con una estructura narrativa simple, como lo hace al inició cuando cuenta lo historia de la madre y su enfermedad mental, las vicisitudes que paso el protagonista cuando violaron a su madre, la relación que tiene con la abuela, incluso pueden encontrar orden narrativo en la historia de su vida, pero ésta es solo la primera capa de la película, que en partes como bien dice IMDb parece un viaje acido, hace pensar mucho en cómo afecta este formato en la percepción general de la película. Sobre el formato quisiera decir que es totalmente punk, y eso le da un toque único, rescata material que tenía y lo trasforma, no se queda en el material de archivo, se atreve a meterle mano en función de su proyecto y eso sí se me hace audaz, moldea su propia historia y cuenta una verdad totalmente personal, porque decide qué y cómo contarla. Lo que es interesante es que conforme vamos conociendo la historia “actual” de la madre, toda esta psicodelia del principio se va calmando un poco, sigue usando el recurso del color, la fotografía fija, pero las entrevistas (aun en ese formato casero) se van haciendo más tranquilas, no tan movidas no cortadas, simplemente parece que se van calmando las cosas y empieza a mirar detenidamente ciertos detalles de su vida y la de su familia.
Ninguno de estos documentales te deja indiferente, a pesar de su gran diferencia
en recursos fílmicos, todos crean una atmosfera ideal para su propio discurso, convencen al espectador de que lo que plantean es “la forma” de ver esa situación y a fin de cuentas de eso se trata el cine, no puedes ser totalmente honesto, el formato de la industria lo impide, desde el momento en el que decides hablar de un tema el primer tamiz que existe es la percepción del que quiere hacer el documental, ahí dejará ver su cosmovisión y no solo presentará “la verdad” de un hecho, sino que se presentará a sí mismo como es.