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Escuela Italiana Nivel Superior 2016

Prácticas Discursivas en
Lengua Escrita

Profesora Marcela Guembe

Profesorado de

Lengua y Literatura

Alumno: Matías Soria

Trabajo práctico final: “El enfoque literario regionalista y la


influencia de la Naturaleza en la novela Doña Bárbara, de Rómulo
Gallegos”

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Introducción
“La llanura es bella y terrible a la vez; en
ella caben, holgadamente hermosa vida y
muerte atroz”, (Rómulo Gallegos).

En febrero de 1929 se publica por primera vez en forma de libro la novela Doña
Bárbara, escrita por el reconocido autor venezolano Rómulo Gallegos, considerada por
buena parte de la crítica internacional como una de las joyas de la literatura
latinoamericana.

La presente monografía propone una exploración más profunda acerca de la estética


realista que caracteriza a la obra, denominada la “Novela de la Tierra”, por su temática
regionalista y costumbrista, en la que se retrata con minuciosidad y detalle la selva
venezolana. En este tipo de literatura, la descripción de la geografía juega un papel
trascendente y la naturaleza alcanza categoría de personaje.

Doña Bárbara es una historia del Llano venezolano, y por eso tienen gran
importancia las historias de ambientación, mostrando una visión idealizada de la Naturaleza
y de su poderoso influjo en la vida del hombre.

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Las siguientes páginas dan cuenta, además, de la vida y obra del autor, el entorno
social y político, los principales rasgos del movimiento realista regional predominante en la
época y el análisis de los diversos aspectos de la condición humana que tan
exhaustivamente ofrece el maestro venezolano, conjugado en el conflicto civilización y
barbarie.

Interpretar el anhelo que buscó transmitir Rómulo Gallegos en Doña Bárbara


permite descubrir el prodigio arte verbal y el particular genio de uno de los escritores más
grandes de la literatura latinoamericana de todos los tiempos.

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La novela de la tierra

Doña Bárbara se inscribe en la tendencia denominada “novela regionalista”, que fue


dominante en la narrativa hispanoamericana entre 1920 y 1940 aproximadamente (1).
Eximios narradores como Rómulo Gallegos abandonan la temática universalista (aunque
estilísticamente están muy influenciados por el realismo) y crean una literatura de fuerte
sabor “regional”, con el objetivo de reflejar de forma más auténtica la esencia de
Latinoamérica. Surge, así, la novela de la tierra, del llano, de la selva, de la pampa, o la
indigenista. Entre los autores más reconocidos de esta tendencia vale destacar a Horacio
Quiroga, Ricardo Güiraldes, Alcides Arguedas, José Eustasio Rivera, entre otros. Y las
novelas más características y famosas fueron tres: La Vorágine (1924), Don Segundo
Sombra (1926) y Doña Bárbara.

Los escritores latinoamericanos comienzan a reflejar en sus obras una toma de


conciencia de la realidad americana a través de sus entornos nacionales particulares. Así
comenzó a tener importancia la autenticidad del paisaje, lo autóctono, y lo positivo y
negativo de cada sociedad local. Este cambio fue propiciado también por el Modernismo,
que aunó los principios estético europeo con la riqueza del idioma español y el clima social
de la realidad hispanoamericana. Así se inicia una brillante época para la novelística
latinoamericana, época de grandes narraciones originales que describen sucesos y
personajes autóctonos de la llanura o de la pampa, del antiplano o de las selvas de América.
Es la novela de la tierra.

El mejor novelista de fama mundial que ha dado Venezuela es Rómulo Gallegos,


cuya novela Doña Bárbara marca, según Ricardo Baeza, “la entrada de la literatura
hispanoamericana en la edad viril”.

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Doña Bárbara es una historia del Llano venezolano, y por eso tienen gran
importancia las historias de ambientación, mostrando una visión idealizada de la Naturaleza
y de su poderoso influjo en la vida del hombre.

En la novela, Gallegos incluye largas descripciones paisajísticas, fragmentos en los


que los personajes se asombran ante la belleza de la Naturaleza, con capítulos enteros
dedicados a recrear escenas costumbristas. El exotismo de la escena inicial de la obra –un
bongo que navega por aguas peligrosas en la que asechan los caimanes- sitúa al lector, ya
desde el vamos, ante la perspectiva de un relato de aventuras y de profundas descripciones
del ambiente.

¡Ancho llano! ¡Inmensidad bravía! Desiertas praderas sin límites, hondos, muchos
y solitarios ríos. ¡Cuan inútil resonaría la demanda de auxilio, al vuelco del coletazo del
caimán, en la soledad de aquellos parajes! Sólo la fe sencilla de los bongueros podía ser
esperanza de ayuda, aunque fuese la misma ruda fe que los hacía atribuirle poderes
sobrenaturales al siniestro Brujeador ().

Las líneas finales de la novela exponen con maestría la descripción de la naturaleza,


y de los seres más íntimos de sus entrañas, los llaneros: “¡Llanura venezolana! Propicia
para el esfuerzo, como lo fue para la hazaña, tierra de horizontes abiertos, donde una raza
buena, ama, sufre y espera!”. Frases de este tipo son frecuentes a lo largo del libro, lo que
unido a las constantes recreaciones del ambiente local, dejan bien en claro que la novela es
un canto lírico y épico de esas tierras.

El Realismo regionalista como movimiento cultural

El Realismo fue la corriente artística y cultural que se desarrolló en Europa durante


la segunda mitad del siglo XIX. Surgió como una reacción contra el idealismo y el
individualismo románticos, y se caracterizó por volcar su atención hacia la realidad
cotidiana y por considerar al hombre dentro de su sociedad.

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Los artistas del Realismo consideraban que el ser humano era producto de su
ambiente social, por eso se desinteresaron de los solitarios héroes románticos y prefirieron
observar al hombre en su entorno. El Realismo presentó, por lo tanto, la vida cotidiana de
las personas comunes: los problemas sociales, la dureza del trabajo y la difícil vida de los
suburbios.

El Realismo ejerce una gran influencia en la literatura hispanoamericana, con la


diferencia de que los escritores locales empiezan a utilizar más sistemáticamente un
repertorio de elementos regionales –indígenas, criollos y mestizos, etc- y los temas
encuentran relación a su contexto nacional: el hombre, la naturaleza y las costumbres
americanas se convierten en el esquemático decorado de sus obras.

El intelectual hispanoamericano, a más de cien años de su independencia política,


descubre su localidad, toma consciencia de sus peculiaridades y de las características que lo
definen. Comienza a estudiar, con mayor rigor e incisión, a los individuos, actitudes y
problemas de su respectiva sociedad. En consecuencia, se manifiesta una fuerte corriente
ideológica y cultural, Hispanoamérica se revierte en sí misma, vuelve sus ojos hacia su
pasado indígena y hacia su elocuente geografía, y así elabora sus expresiones regionales
bajo el signo del nacionalismo.

El regionalista intenta una captación de su realidad; para ello sitúa la acción


narrativa en amplias zonas geográficas, sus protagonistas se desplazan a través de diversos
paisajes naturales y nos entregan a través del relato de un viaje, las experiencias de los
personajes, el testimonio de sus habitantes la naturaleza de América.

Doña Bárbara, como la mayoría de las grandes novelas regionalistas, da cuenta de


los principales problemas políticos, económicos y sociales de Latinoamérica: el
caudillismo, el latifundio, la corrupción del gobierno, la explotación del hombre y la
naturaleza, el grave desequilibrio económico, la presencia de intereses extranjeros, etc. Y al
internarse tierra adentro, Gallegos registra la vida local en sus diversas expresiones, con sus
historias mágicas y religiosas (leyendas, tradiciones, mitos, oraciones, supersticiones,
creencias) que constituyen parte esencial del mundo americano. Lo maravilloso aparece

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como un elemento cotidiano de la naturaleza y la realidad, prefigurando, años después, a lo


que en narrativa se conocerá como realismo mágico o lo real maravilloso.

Civilización y Barbarie

Rómulo Gallegos era un escritor comprometido con la realidad venezolana. Su


fuerte compromiso con las cuestiones políticas y proposiciones didácticas ideológicas son
evidentes en su creación literaria. Se lo puede considerar un escritor criollista, es decir,
regionalista, por su interés por lo nativo y lo autóctono, y su creación literaria tuvo un
enorme impacto social en el pensamiento latinoamericano de aquel entonces.

Su obra siempre estuvo ligada a la superación de la barbarie cultural, a la lucha por


mejorar el futuro de Venezuela, por imponer la civilización. Por eso surgen muchos puntos
de contacto y coincidencias con Domingo Faustino Sarmiento. Y es con su obra Doña
Bárbara en la que reactualiza en el siglo veinte la famosa antítesis Civilización y Barbarie,
planteada por Sarmiento en su célebre libro Facundo. El choque, el dilema entre
civilización y barbarie es para el escritor venezolano el conflicto fundamental de América
Latina.

A diferencia de Sarmiento, que piensa que se trata de un conflicto eterno, Gallegos


aúna civilización y barbarie en sus personajes, y consigue la armonía uniendo estos dos
polos. La dualidad del carácter humano queda manifestada en la ambigüedad de la
naturaleza, que es “bella y terrible a la vez” (). En ese sentido, la figura del llanero es otra
de las características de su novelística. Gallegos lo admira por su resistencia constante a la
barbarie que lo rodea. El llanero convive con la naturaleza, no es vencido por ella. Destaca
su lealtad, abnegación y hombría del hombre luchando contra la naturaleza implacable.

La barbarie se puede entender de diferentes formas. Puede significar la tiranía, la


ausencia de ley, los instintos primitivos de las personas, etc. Sin embargo, Gallegos no la
percibe negativamente, sino que pregona el mensaje esperanzador de que toda la energía de
la naturaleza que nos rodea puede ser encauzada en beneficio del progreso del continente.

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La Naturaleza y su fuerte influencia en los personajes

“El personaje principal de mis novelas es la naturaleza”, afirma el propio Rómulo


Gallegos (). En efecto, en Doña Bárbara, la naturaleza adquiere un lugar predominante
dentro del relato y frente al hombre, que intenta implantar su voluntad sobre la indómita
tierra. “Yo escribí mis libros con el oído puesto sobre las palpitaciones de la angustia
venezolana”, contó el escritor ().

La historia narrada en esta novela presenta a doña Bárbara –uno de los dos
personajes principales- como una mujer huérfana, víctima del medio ambiente; fuerte,
dominante, de tremenda atracción y de una sensualidad muy exagerada, que simboliza la
barbarie –salvaje y primitiva- que domina buena parte de los países latinoamericanos. Por
el contrario, Santos Luzardo –el otro personaje principal- es un joven abogado que se ha
educado en Caracas y llega a sus antiguas propiedades con la idea de reconstruir su
herencia familiar. Luzardo representa a la civilización; él, con la educación y su cultura,
aspira a dominar el medio ambiente.

“Los símbolos exagerados hasta por el nombre de los personajes: la barbarie de


doña Bárbara; la santa luz, el santo ardor civilizador, Santos Luzardo, etc…, son demasiado
evidentes”, criticó Enrique Anderson Imbert en su Historia de la literatura
hispanoamericana”, pero destacó “la riqueza de temas, recursos y posibilidades narrativas”.

Santos Luzardo, al regresar a sus antiguas propiedades, se encuentra a sí mismo,


puntualiza su desapego a la ciudad de Caracas y en las llanuras venezolanas descubre su
propia vocación de civilizador. El retorno de este personaje simboliza el retorno del hombre
americano civilizado a su propia tierra, el reencuentro del intelectual con la auténtica
problemática de su país.

Era la misma tendencia de irrefrenable acometividad que causó la ruina de los


Luzardos; pero con la diferencia de que él la subordinaba a un ideal: luchar contra doña
Bárbara, criatura y personificación de los tiempos que corrían, no sería solamente salvar

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Altamira, sino contribuir a la destrucción de las fuerzas retardatarias de la prosperidad


del Llano.

Y decidió lanzarse a la empresa con el ímpetu de los descendientes del cunavichero,


hombres de una raza enérgica; pero también con los ideales del civilizado, que fue lo que
a aquéllos les faltó ()

En segundo término, la antítesis: Doña Bárbara, la mujer que representa lo salvaje,


lo primitivo y lo irracional, finalmente es derrotada.

Doña Bárbara no mira ni escucha nada más, porque en su conciencia ya no existe


la ciudad que duerme sobre la margen de la derecha; solo atiende a lo que, de pronto, se
le ha adueñado del alma: la fascinación del paisaje fluvial, la intempestiva atracción de
los misteriosos ríos donde comenzó su historia…¡El amarillo Orinoco, el rojo Atabapo, el
negro Guainía…!

Medianoche por filo. Cantan los gallos; ladran los perros de la población. Luego
se restablece el silencio y se oye volar las lechuzas. Ya no se habla en la balsa. Pero el r{io
se ha puesto a cuchichear con las negras piraguas.

Doña Bárbara se detiene y escucha:

-“Las cosas vuelven al lugar de donde salieron”. (pág. 326) Cap. XIII Pág. 24

Marisela (personaje) representa una nueva dimensión del ser americano. Ella suma
los rasgos más positivos del campo y la ciudad, de la civilización y la naturaleza. Viene a
representar el ser venezolano que modifica su historia, su psicología, deja atrás la
indolencia y aspira al progreso y a la justicia.

Era la luz que él mismo había encendido en el alma de Marisela, la claridad de la


intuición en la inteligencia desbastada por él, la centella de la bondad iluminando el juicio
para llevar la palabra tranquilizadora al ánimo atormentado, la obra –su verdadera obra-,
porque la suya no podía ser exterminar el mal a sangre y fuego, sino descubrir aquí y allá,
las fuentes ocultas de la bondad de su tierra y de su gente.()

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Como personajes-símbolos, Santos Luzardo es el civilizador que da su justo valor a


la tierra, mientras que Doña Bárbara es la representación del caciquismo y el atraso, de la
barbarie y la superstición, de la salvaje fuerza instintiva de la Naturaleza que claudica
frente al progreso. Y, finalmente, Marisela, quien es arrancada de su primitivismo puro e
ingenuo por el amor y la cultura.

Atraído por la bella naturaleza, el autor la personifica en Doña Bárbara,


convirtiéndola en un personaje más, con riquísimas descripciones de la selva venezolana, y
de su fuerte influencia en la vida de las personas. La llanura la percibe como un símbolo de
un inmenso potencial de Venezuela. El llano es una “tierra abierta y tendida, buena para el
esfuerzo y para la hazaña, toda horizontes, como la esperanza, toda caminos como la
voluntad” (), allí “una raza buena ama, sufre y espera”(). Es una naturaleza bárbara,
primitiva y cruel, pero “tiene sus encantos” (). Tanto Bárbara como Marisela simbolizan el
ambiente. Bárbara, es decir, la devoradora de hombres, encarna sus fuerzas destructivas,
mientras que Marisela representa su belleza salvaje.

Las personas reales le sirven al autor como inspiración para crear algunos de sus
personajes. Sólo unos pocos de ellos son de invención propia. Estos personajes secundarios
contribuyen a la humanidad de la novela, por su identidad popular y real, tales los casos de
Míster Dánger, Pernalete, Mujiquita, Juan Primito, Pajarote, Balbina Paiba, entre otros. En
este sentido, explicó el escritor venezolano: “Yo no podía limitarme a una pintura de
singularidades individuales que compusieran caracteres puros, sino que necesitaba elegir
mis personajes entre las criaturas reales que fuesen causas o hechuras del infortunio de mi
país…son formas definidas en las palpitaciones del corazón venezolano y del carácter
llanero”.().

Gallegos proporciona una visión de la sociedad venezolana de aquella época del


dictador Gómez. Así, “Doña Bárbara” encarna la barbarie del tirano cruel e inhumano. El
cómplice de la protagonista, “Míster Dánger”, personifica el creciente poder
estadounidense en América Latina. “Lorenzo Barquero” es una metáfora de la resignación
del pueblo. “Santos Luzardo” representa la civilización, que es la única capaz de salvar al

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país simbolizado por “Marisela”, quien también expresa el despertar de la conciencia


espiritual de los latinoamericanos.

Rómulo Gallegos interpreta en Doña Bárbara el paisaje natural y cultural de


Venezuela; busca en la naturaleza y en la historia elementos para conformar la identidad
nacional, y a través de la descripción de sus ya famosos personajes, contribuye a la
formación de la conciencia latinoamericana.

La utilización realista del lenguaje coloquial

La novela pretende dar una sensación de realismo mediante la utilización de un


lenguaje marcadamente popular. El lenguaje coloquial de los personajes llaneros, los
diálogos con vocabulario localista, la deformación fonética bien regionalista, son algunos
de los elementos de los que se vale el autor para caracterizar un registro que se acerque de
la manera más fiel al lenguaje costumbrista del Llano venezolano. Por este motivo, al final
del libro Doña Bárbara, aparece el glosario que explica el significado de las numerosas
palabras coloquiales que el lector, que no fuese oriundo de la región en que se ambientó la
novela, no podía conocer.

En cuanto a la técnica literaria, el rasgo más apreciado en la escritura de Gallegos es


su excelente capacidad descriptiva. La descripción viva del paisaje, de las costumbres
tradicionales y las expresiones populares enmarcan los diálogos y la acción. La narración
está embellecida por el lirismo.

El estilo de la novela presenta una singular manera de expresión escrita: párrafos


largos propios de la descripción, múltiples imágenes, se profundizan modismos populares y
se armoniza la expresión culta con el habla criolla. Al tratar de copiar la realidad
americana, se relatan situaciones propias de la selva, del llano, con sus peculiaridades
lingüísticas de la región, las cuales terminan enriqueciendo el idioma español.

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Contexto social, histórico y político

En el orden histórico-social-político, Latinoamérica, durante esos años (1900-1950),


se caracterizó por el surgimiento de agrupaciones obreras, movimientos de reformas
universitarias y partidos de transformación social que buscan soluciones a los problemas de
sus respectivos países. En México, la Revolución de 1910 significa el cambio de un orden
feudal por el planteamiento de una estructura social más igualitaria. Este movimiento
armado cuestionó a los gobiernos dictatoriales, reivindicó a los grupos socialmente
marginales, dio vigencia a la cultura popular y proyectó inquietudes revolucionarias en el
resto del continente.

Este tipo de acontecimientos sociales, aunado al fortalecimiento del imperio


estadounidense y al conflicto europeo de la primera Guerra Mundial, constituyen los
principales elementos que explican el surgimiento del nacionalismo y del regionalismo en
América Latina.

Vida y obra de Rómulo Gallegos

Para finalizar, es importante dedicar una breve síntesis sobre la vida del escritor
venezolano, que ayudan a comprender la creación literaria de Rómulo Gallegos y su obra
Doña Bárbara.

Rómulo Ángel del Monte Carmelo Gallegos Freire nació en Caracas el 2 de agosto
de 1884. Cuando tenía doce años, quedó huérfano de madre, que falleció en un parto. El
recuerdo de la madre, llegado el momento, se reflejará en su obra.

De procedencia humilde, Gallegos decidió convertirse en un hombre de letras para


lo cual se graduó como profesor y ejerció dicha profesión entre 1912 y 1930. Durante el
tiempo en el que se desempeñó como docente, escribió innumerables novelas basadas en la

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vida de su país. Su obra más destacada, "Doña Bárbara" escrita en 1929, describe y analiza
la lucha contra la opresión en Venezuela. Las críticas hechas en esta novela por Gallegos
hacia el dictador Juan Vicente Gómez, lo llevaron a vivir en un exilio voluntario en España
durante el tiempo que duró la dictadura, desde 1931 hasta 1935. A su regreso al país,
Rómulo Gallegos fue nombrado Ministro de Educación y el 15 de febrero de 1948 asumió
la presidencia de Venezuela. Fue el primer presidente elegido por votación popular, sin
embargo, el día 24 de noviembre del mismo año fue derrocado por el golpe militar
encabezado por Carlos Delgado Chalbaud. Su gobierno duró sólo nueve meses. La corta
permanencia le impidió llevar a cabo sus reformas pedagógicas. Optó por el destierro

Rómulo Gallegos regresó a Venezuela en 1958 y permaneció en el país hasta el día


de su muerte, el 4 de abril de 1969.

Con el propósito de que su novela llevara en sí un mensaje civilizador, escribió


Gallegos: “No he compuesto Doña Bárbara sino para que a través de ella se mire un
dramático aspecto de la Venezuela que me ha tocado vivir y que de alguna manera su
tremenda figura contribuya a que nos quitemos del alma lo que de ella tengamos”.

El argumento de la novela

La historia de Doña Bárbara se desarrolla en los llanos araucanos. A la muerte de


don José de los Santos Luzardo, sus hijos José y Panchita heredan la finca Altamira, pero
en la familia surge la discordia por una porción de tierra.

Santos Luzardo (descendiente de la familia) es un abogado recién graduado que


regresa al Arauca con el fin de vender su hacienda Altamira. Al descubrir las injusticias de
doña Bárbara, decide quedarse y acabar con la maldad de la malvada mujerona que se ha
enamorado de él. Santos ama a Marisela, y doña Bárbara, al averiguarlo, se dirige a
Altamira con el fin de matarla. No obstante, al ver la felicidad de su hija al lado de Santos,
el amor maternal se despierta en ella. Arrepentida, abandona el Arauca después de nombrar
a Marisela heredera de sus bienes. Con ella se va la barbarie del llano

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Conclusión
Las hipócritas denominaciones con las que durante décadas se fue conmemorando
cada aniversario de la llegada de los barcos de Colón a tierras americanas en 1492, no
hicieron otra cosa que disimular, encubrir y minimizar los crímenes y el genocidio que se
cometió. Y celebrar el “descubrimiento de América” significa caer en la omisión de no
describir que ya existían millones de seres humanos que ya vivían el continente.

Hoy en día, con mayor libertad de conciencia, uno se permite el disenso, la duda, la
crítica. Y resulta apasionante descubrir e indagar sobre nuevos parámetros para conocer
nuestra historia, el surgimiento de un nuevo paradigma de leer, reflexionar y analizar los
hechos desde una visión plenamente latinoamericana.

Ahondar en las lecturas, los conocimientos y la pluma de eximios escritores como


es el caso del autor venezolano Rómulo Gallegos, permite conocer esa otra historia que no
se encuentra en libros académicos y menos en los viejos manuales escolares.

A través de las páginas de la clásica novela Doña Bárbara, el lector puede adentrarse
en la exótica selva venezolana, viajar por sus llanos y montañas, vivir las aventuras de
personajes increíblemente reales, descubrir sus costumbres, su dialecto popular, sus
riquezas y miserias, la fe religiosa y las supersticiones, la tiranía de las dictaduras y el
espíritu democrático del pueblo… en fin, los contrastes de un país como Venezuela, tan
semejantes a la realidad de cada nación latinoamericana.

En estos tiempos que corren de globalización cibernética y monopólicas políticas de


dominación que padecen los países latinoamericanos, es necesaria la lectura de escritores
regionalistas como Rómulo Gallegos, quien logró revalorizar la cultura nacional, dejando
como legado la obra Doña Bárbara, novela autóctona, epopéyica y plena de emociones
costumbristas que no ha podido ser asfixiada por la visión eurocéntrica importada.

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