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nforme sobre Una epistemología del Sur

Boaventura de Sousa Santos

Boaventura de Sousa Santos es un sociólogo portugués que ha investigado en un amplia


variedad de temas. En un principio, intentando tener una comprensión alternativa del derecho
dentro de la sociología jurídica, más adelante, vinculado al tema de latinoamérica, inclinó sus
investigaciones en el campo epistemológico. A partir de estos estudios es que comienza a conocerse
más en nuestro territorio, a partir de fines de la década del 90 , cuando comieza a publicar algunos
trabajos ensayísticos en revistas de difusión académica o cultural, como “El cielo por asalto”
(Argentina),“Revista Mexicana de Sociología” y “Chiapas” de México, asi como también en la
revista “Memoria” en la cual había publicado con anterioridad, un artículo que posteriormente fue
expuesto en el Coloquio Internacional, “Las ciencias y las humanidades en los umbrales del siglo
XXI”, en el año 1997. El mismo se publicó y grabó luego, en el año 1998, con el título “Por una
concepción multicultural de los derechos humanos”. En este artículo se explica el concepto de
“hermenéutica diatópica”, que Santos posteriormente continuará desarrollando, en el cual plantea la
necesidad de un trabajo de investigación en el campo del conocimiento y los derechos humanos,
que proporcione una visión más amplia sobre el impacto de la globalización en las diferentes
culturas, excluyendo e invilsibilizando a la mayoría de ellas. Oponiéndose a esto, propone una
especie de diálogo entre saberes, al que el denomina “traducción”, y que implicaría un cambio en la
mecánica del pensamiento occidental moderno.
El libro está estructurado en dos partes, entre las cuales distan 20 años, compuestas por
diferentes ensayos que muestran la evolución del pensamiento de Sousa Santos. A partir de la
evidencia de la crisis del paradigma dominante de la ciencia moderna y su percepción de estar en un
momento de transición que se presta al surgimiento de una nueva episteme, Santos se sumerge en
una investigación que lo llevará por diferentes caminos en la búsqueda de una episteme esta vez
liberadora de la humanidad.
La primera parte del libro, titulada “Hacia una epistemología más allá de lo posmoderno”, está
compuesta por diferentes ensayos y reflexiones del autor realizados a partir de fines de los 80, que
tienen como centro de interés el tema epistemológico, realizando un cuestionamiento al

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pensamiento occidental, y a las diferentes formas de exclusión que éste produce. En la segunda
parte del libro, este tema se extiende a otros de carácter político, económico y social, encontrando
en sus estudios que es imposible tener una visión clara de la realidad, investigando solo una de sus
áreas. En ésta segunda parte que denomina “Para una emancipación más allá de lo poscolonial”, se
centra en el estudio del colonialismo en sus distintas formas y en su íntima conexión con el sistema
capitalisma moderno. Realizando un análisis que conecta lo cultural, lo económico y lo político en
sus diferentes dimenciones, pero todas conectadas entre si, al servicio de un poder que excluye y
somete a la mayoria de la población.
En este breve informe me centraré especialmente en dos capítulos que a mi forma de ver
explican bastante el pensamiento de Sousa Santos, en cuanto a la lógica del pensamiento occidental
hegemónico y las posibles formas de enfrentarlo. El capítulo primero, denominado “Un discurso
sobre las ciencias” y luego el capítulo tres, “Hacia una sociologia de las ausencias y una sociología
de las emergencias”. Mi intención en un principio fue abarcar también la perspectiva
latinoamericana, pero por motivos de espacio no fue posible. De todos modos considero que con la
exposición de estos dos capítulos ya se puede vislubrar la posible aplicación de éstos a nuestra
propia problemática.

Un discurso sobre las ciencias

En este ensayo que Santos escribe hace más de tres décadas, pero que continúa teniendo enorme
vigencia con respecto a la actualidad, comienza refiréndose a una sensibilidad social, a una
percepción compartida por gran parte de la población, de perplejidad y desconcierto, ante la pérdida
de confianza en el saber científico y la sensación de estar viviendo un período de transición entre el
paradigma científico moderno y el surgimiento de una nueva concepción del mundo. Ésta no es
clara aún, dice Santos, sabemos que perdemos y ganamos algo, pero no está claro aún de lo que se
trata. Surgen preguntas acerca de la contribucón de las ciencias a la vida humana. ¿Debemos
descartarlo todo? O por el contrario tratar de rescatar lo bueno del paradigma científico, pero
conciliándolo con otro tipo de saberes igualmente válidos. ¿Ha colaborado este saber que está
cayendo por su propia peso, a nuestra felicidad o a nuestor infortunio? Hoy continuamos buscando
respuestas a estas interrogantes, seguramente, luego de treinta años e inmersos dento de una
globalización prácticamente total, hayan surgido durante estos años nuevas preguntas y
seguramente posibles respuestas. Por tales motivos es tan interesante leer el trabajo de este hombre
que no solo realizó una profunda investigación de la sociedad moderna, sino que también propuso

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cambios que él consideró posibles de llevar a cabo en la realidad.
paradigma dominante de la modernidad surge a partir de la revolución científica del siglo
XVI, con los descubrimientos de Copérnico, Galileo y Newton, y en un principio es específico de
las ciencias naturales. Estos hombres se rebelan mediante sus descubrimientos científicos a la
racionalidad totalizadora de la Edad Media que dominaba a los hombres a través de dogmáticas
concepciones religiosas. Sin embargo, de lo que no fueron concientes estos hombres, es que estaban
entrando en un forma de racionalidad aún más totalizadora. Con el fin de rebelarse al sistema
anterior, la ciencia moderna descarta el conocimiento del sentido común basado en nuestra
experiencia, considerándolo de valor nulo, e impone por un lado una oposición entre éste y el saber
científico y por otro entre la naturaleza y el ser humano. Ya no estarán éstos unidos como
anteriormente, sino que en su metodología que clasifica para entender, la naturaleza será concebida
como objeto de estudio, a la que el hombre debe comprender para dominar. Varias son las
características de esta metodología que hoy todos conocemos, y que excluye todo aquello que no
entra dentro de sus parámetros. Clasificación, medición y cuantificación, “El rigor científico se
calibra por el rigor de las mediciones.[...] Lo que no es cuantificable es científicamente irrelevante.
[…] el método científico se basa en la reducción de la compljidad, conocer significa dividir y
clasificar. […] aspira a la formulación de leyes, a la luz de regularidades observadas” (Santos, 1987:
24-25). Este método, que considera más importante que las cosas funcionen a su finalidad misma,
que promueve junto con la idea de un ordenamiento y estabilidad del mundo, la idea de un mundo-
máquina, será el fundamento de un pensamiento moderno que abarcará todas las áreas, no solo las
de las ciencias naturales, ya que de la misma forma que intenta conocer la naturaleza, intenta
conocer las sociedades y la naturaleza humana. Será el que formará la idea de progreso surgida en
Europa en siglo XVIII, llevada a los hechos en el plano económico por el sistema capitalista y
colonialista. En el plano filosófico será representada por el sistema positivista, que considera como
válidas dos formas de conocimiento, las ciencias formales representadas por la lógica y la
matemática y las ciencias empíricas. La sociología que nacerá en esa época, lo hará por lo tanto con
las características de estas últimas.
Este método científico es contradictorio a sus propios avances en el conocimiento ya que es la
misma ciencia y sus propios actores, los científicos, quienes comprueban hoy, que su aparentemente
sólida disciplina no lo es tanto. A través de diferentes investigaciones, especialmente a través de la
física cuántica, la microfísica, la química y la biología, han comprobado que las leyes científicas en
las que tanto creían no eran tales, sino simples teorías. Se desmoronan entonces teorías basadas en
la exactitud de las mediciones y en el cálculo de las probabilidades. La importancia de esto radica

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en la nueva concepción de la materia y de la nauraleza que propone, una visión dificilmente
compatible con la que heredamos de la física clásica. “En vez de la eternidad, la historia; en vez del
determinismo, la imprevisibilidad; en vez del mecanicismo, la interpenetración; en vez de la
reversibilidad, la irreversibilidad y la evolución; en vez del orden el desorden; en vez de la
necesidad, la creativid y el accidente” (Santos, 1987: 34).
Desde hace varias décadas se lleva a cabo un reflexión epistemológica entre algunos científicos.
Estas reflexiones que van por carriles cada vez más cercanos a la filosofía y la sociología, debaten
temas referentes a la forma del conocimiento, como la sustitución de la noción de ley por la de
sistema, estructura, modelo y proceso. A este cambio de concepción lo sigue inevitablemente el
cuestionamiento a la causalidad, que por supuesto no es un tema nuevo, pero hoy toma otras
significaciones, en cuanto forma de comprender la realidad siendo sustituída por el concepto de
finalismo. Pero también las reflexiones giran en torno al contenido del conocimiento, comenzando a
comprender sus limitaciones en cuanto a la comprención del objeto estudiado, desencantándolo y
perdiendo la visión de la totalidad, “gana en rigor, lo que pierde en riqueza”(Santos, 1987: 37).
Cuestiona y comprende la relación de distancia entre sujeto-objeto, entendiendo que “los objetos
tienen fronteras cada vez menos definidas; son constituídos por anillos que se entrecruzan en tramas
complejas con los demás objetos restantes, a tal punto que los objetos en sí son menos reales que las
relaciones entre ellos” (Santos, 1987:38).
En vista de un acercamiento natural y evidente de las ciencias naturales a las ciencias
humanas, tratando de comprender éstas a través del conocimiento del comportamiento del hombre y
la humanidad, es que Santos comienza a vislumbrar un posible paradigma emergente. “Cuando
hablamos de futuro [...] lo que de él decimos es siempre el producto de una síntesis personal
embebida en la imaginación, en mi caso en la imaginación sociológica” (Santos, 1987: 40).
Santos observa, que las ciencias naturales se comienzan a comprender por conceptos de las ciencias
sociales, observando en la naturaleza comportamientos humanos como es el caso de las
cooperativas de células; los fenómenos biológicos, químicos y físicos comienzan a explicarse a
través de conceptos como proceso, historicidad, autodeterminación, conciencia, comenzando a
reconocerse una dimención psíquica en la naturaleza. Se rompen entonces las barreras que separan
lo orgánico de lo inorgánico, los seres vivos de la materia inerte. Comienza a emerger un
comprención no dualista del mundo, en el que se derriban las fronteras en las que la ciencia
moderna encerró la realidad, con esto desaparece también la separación sujeto-objeto que intentaba
conocer para dominar. Para que esto suceda no alcanza con un acercamiento de las ciencias
naturales a la sociología , sino también es fundamental el de éstas a las humanidades, dejando de

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lado ellas también su perfil positivista. Las humanidades por su lado, también deben realizar un
cambio profundo, “Lo que habrá de ellas de futuro será lo que haya resistido a la separación sujeto-
objeto y lo que haya preferido la comprención del mundo a la manipulación del mundo” (Santos,
1987: 46).
Este nuevo paradigma de conocimiento, tendrá como horizonte la totalidad, ya que está en contra de
la especialización, la división y la distinción entre disciplinas. Pero tendrá una visión totalizadora
desde la localidad, respetando cada uno de los conocimientos locales, entendiendo sus intereses y
problemas particulares que van a resolver de la mejor manera de acuerdo a su situación. Estos
mismos proyectos locales pueden servir de conocimiento a otros situados en lugares diferentes,
realizando una “traducción” de estos, o sea una interpretación de acuerdo a las condiciones de
posibilidad, “las condiciones de posibilidad de la acción humana proyectada en un mundo a partir
de un espacio-tiempo local” (Santos, 1987:49). Para llevar a cabo esto es importante la creatividad,
el conocimiento práctico, la imaginación, en fin, la diversidad de métodos.
La tercer característica que Santos describe de este nuevo paradigma es que “todo conocimiento es
autoconocimiento” (Santos, 1987: 50). Al caer la concepción sujeto-objeto comprobamos que el
acto de conocimiento y el producto del conocimiento son inseparables. El objeto es la continuación
del sujeto, por eso todo conocimiento científico es autoconocimiento. El conocimiento como
creación reconoce todo tipo de conocimiento como válido, poesía, astrología, religión, arte,
metafísica. Está asumido en él, su carácter autobiográfico y referencial, ya que se entiende que
comprendemos gracias a nuestra experiencia, valores, juicios y conocimientos de vida. Es por lo
tanto un conocimiento que nos une a lo que queremos conocer, un tipo de ciencia más
contemplativa que activa, que no se preocupa ya de controlar y funcionar, sino “de la satisfacción
personal que da a quien a él accede y de él participa” (Santos, 1987: 54).
Finalmente dice Santos, es un conocimiento que busca constituirse en sentido común. No
exclusivamente en éste, pero si en diálogo con él. Entiende que el sentido común, está conectado
con la realidad y las experiencias de vida, por eso se siente firme y seguro. Tiene una forma
espontánea y antimetódica de conocer, es práctico, pragmático e interdisciplinario y en lugar de
enseñar, persuade. Este conocimiento del sentido común, aunque es un conocimiento muchas veces
conservador, combinado con el conocimiento científico puede ser el origen de una nueva
racionalidad, convirtiéndose en un conocimiento liberador y utópico. “Sólo así será una ciencia
transparente que haga justicia al deseo de Nietzsche: todo el comercio entre los hombres apunta a
que cada uno pueda leer en el alma del otro, y la lengua común es la expresión sonora de esa alma
común”. (Santos, 1987:56).

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Hacia una sociología de las ausencias y una sociología de las emergencias.
Este ensayo es la reflexión sobre un trabajo de investigación que Santos realiza sobre
diferentes tipos de luchas reinvindicativas y movimientos alternativos en seis países de distintos
continentes, cinco de ellos semiperiféricos. Éstos movimientos eran muchos de carácter local y los
que no, sólo por el hecho de estar en lugares apartados del centro, no tenían incidencia y
permanecían desapercibidos. La finalidad de este proyecto era comprobar si existe la posibilidad de
una resistencia a la globalización desde los lugares periféricos. En él se intenta reflexionar sobre
formas alternativas a la globalización, planteadas por diferentes movimientos sociales en contra de
la exclusión social y la discriminación. Al finalizar su trabajo Santos explica que pudo comprobar
que existen muchos más movimientos antiglobalización de los que se conoce, sin embargo esto no
se difunde. El hecho de permanecer éstos invisibilizados, lleva a la creencia de su inexistencia y
como consecuencia de esto, al pesimismo y a la desesperanza con respecto a un cambio posible.
Santos considera que esto sucede debido al método de trabajo de las ciencias sociales, y la forma en
la que ésta se vinculan con la sociedad, transmitiendo un mensaje falso con respecto a ella. “Es
responsable de esconder y y desacreditar las alternativas” (Santos, 2013:99).
Combatiendo esta forma de ver el mundo que él denomina razón indolente, Santos propone un
nuevo sistema de racionalidad, la razón cosmopolita. Para poner en práctica esta nueva racionalidad
propone tres procedimientos, la sociología de las ausencias, la sociología de las emergencias y el
trabajo de traducción.
La razón indolente, es la comprención occidental del mundo. Esta concepción tiene que ver con
formas de percibir el tiempo y la temporalidad, por un lado contrae el presente y por otro expande el
futuro. El presente se transforma en un espacio huidizo, al mismo tiempo que a través del concepto
lineal del tiempo, extiende el futuro indefinidamente. La racionalidad cosmopolita invierte ésto,
dando lugar y creando el espacio tiempo necesario para conocer la gran variedad de hechos sociales
que suceden en la actualidad y no percibimos. Para expandir el presente, Santos propone la
sociología de las ausencias, para contraer el futuro, la sociología de las emergencias. Para poder
comprender la riqueza de las experiencias sociales que nos rodean, propone el método de
traducción.
Sólo comprendiendo la forma en la que funciona este tipo de razonamiento occidental que nos
impide visibilizar la realidad, es posible cambiarlo. Santos describe cuatro de sus formas: razón
impotente (determinismo, realismo), razón arrogante (libre albedrío, constructivismo), razón
metonímica (reduccionismo, dualismo) y razón proléptica (evolucionismo progreso). Para Santos, el

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motivo por el cual no se modifica el conocimiento es porque la razón indolente “se resiste al cambio
de las rutinas, y transforma intereses hegemónicos en conocimientos verdaderos”.
La razón metonímica es aquella que sólo comprende las partes en relación a un todo centralizado.
Se establece una relación de jerarquía en la que no se concibe la independencia de las partes. Dos
características hay que destacar en este tipo de razonamiento, todo lo que está fuera de esta relación
no existe y ninguna de las partes tienen vida propia y mucho menos llegan a ser otra totalidad. De
esta manera funciona la racionalidad occidental, “no sólo tiene una visión limitada del mundo sino
una visión limitada de sí misma” (Santos, 2013: 104).
Éste explica en nota al pie, que el análisis de la razón metonímica y la razón proléptica ya ha sido
realizado muchas veces con anterioridad, como es el caso de Kierkegaard o Nietzsche y se ha
estudiado de diferentes maneras en el existencialismo, la fenomenología y en el pragmatismo. Sin
embargo ninguno de ellos realizó el estudio de las dimenciones que tomaba “como ideología
subyacente a un brutal sistema de dominación, el sistema colonial” (Santos, 2013: 104). Se está
refiriendo en especial a Gandhi, Fanon, Martí, Nkrumah y Memmi. En el contexto colonial toma el
nombre de “colonialidad del poder”, “una forma de poder que no terminó con el fin del
colonialismo, sino que continuó dominando en las sociedades poscoloniales” (Santos, 2013:104).
Para poder comprender porqué motivo se ha mantenido durante tanto tiempo y con tal magnitud
este tipo de pensamiento, debemos remontarnos al tiempo en que Oriente y Occidente no estaban
separados aún, o mejor dicho Occidente no se había separado aún de Oriente. Esto comienza a
suceder cuando aquel toma un camino totalmente contrario al de éste, este camino es el del
imperialismo, el capitalismo, el progreso y el triunfo de la razón. Oriente, que era una verdaderara
matríz fundadora y totalizadora, abarcadora de una multiplicidad de mundos (terrenos y
ultraterrenos) y una multiplicidad de tiempos (pasados, presentes, futuros, cíclicos, lineales y
simultáneos), no necesitaba establecer un control. No sucede lo mismo con Occidente, que al
apartarse de ella sólo toma lo que puede ayudar a concretar su proyecto, el tiempo lineal y el mundo
terreno. Al tener sólo una visión parcial de la verdadera totalidad, debe controlar sus fronteras y
excluir las otras formas de realidad igualmente válidas. “Es una fuerza minada por una debilidad
que, sin embargo, es, paradójicamente la razón de su fuerza en el mundo”(Santos,2013:106).
Esta racionalidad es la que impone por la fuerza, somete y destruye a todos aquellos que no
pertenecen ni comparten esa racionalidad, y produjo una sensación de malestar y descontento dentro
del propio Occidente (Santos, 2013:106). Este es el resultado de por los menos doscientos años de
hegemonía del mundo occidental. Así es hoy el hombre occidental, incapáz de ver el mundo que lo
rodea, ya que solo puede verse a si mismo. Incapáz de salir de si, para ver y comprender al otro.

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Santos pone el ejemplo de un hombre occidental que ve a un campesino trabajar la tierra con un
apero, sólo puede ver en él a un capesino premoderno. El tiempo de éste, su sensibilidad, su cultura
están invisibilizadas para él.
Para cambiar esto, Santos propone una forma diferente de pensar, opuesta a la razón metonímica.
Comprender y percibir la diversidad de totalidades que nos rodean, ver sus individualidades,
entenderlas no en relaciones de oposición y semejanza, sino tratando de verlas desde su propia
realidad. Pensar el mundo fuera de las dicotomías aprendidas, cómo sería el Sur si no lo pensáramos
en relación con el Norte u Oriente sin verlo con la mirada de Occidente, cómo sería en especial el
pobre sin el rico o el esclavo sin el amo. Cómo serían los seres humanos si no vivieran siempre
dominados por relaciones de poder. Podemos empezar a ver así, lo que no veíamos hasta ahora,
quizá la riqueza de diferentes culturas que no valorizábamos porque no comprendíamos, o sólo
intentábamos comprender bajo los parámetros que nos habían enseñado de lo que era bueno y
civilizado, y era bajo estos parámetros que los considerábamos inferiores, atrasados o poco
evolucionados.
Son varias las formas de invisibilizar al otro o como diría Santos, formas de no existencia. Una de
ellas es la monocultura del saber, la no existencia toma aquí la forma de la ignorancia o la incultura;
otra forma es la monocultura del tiempo lineal que considera que no existe todo aquello que no va
de acuerdo a la noción de progreso; la lógica de la clasificación social, representada por la
naturalización de las diferencias, es otra de ellas, la sociedad se clasifica en diferentes grupos de
acuerdo a categorías jerárquicas especialmente, de raza y sexo, la forma de la no existencia aquí se
representa bajo una inferioridad insuperable, ya que es natural. La cuarta lógica de no existencia es
la de escala dominante, en la modernidad occidental esta forma está representada por el globalismo
y el universalismo y por lo tanto toman forma de no existencia lo local y lo particular. La última
forma de producción de no existencias es la lógica productivista, la cual considera como no
existente a todo aquello que no tiene un resultado productivo, la tierra estéril, la pereza, el trabajo o
el estudio que no obtiene un resultado útil y práctico también estarían incluídos dentro de esta forma
de no existencia.
Para combatir estas formas de no existencia que mantienen la hegemonía dominante del sistema
capitalista global, el autor propone cinco modos diferentes de comportamiento que podrían producir
un efecto de cambio en nuestra realidad. Los mismos se basan en el comporamiento opuesto al que
raaliza la mentalidad de las no existencias. En lugar de un saber hegemónico, propone una
diversidad de saberes, en los cuales el saber científico esté a la misma altura que los otros. De esta
manera se podría evitar la exclusión de los grupos sociales que no acceden a este tipo de saber y por

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el mismo motivo quedan excluídos, “la injusticia social descansa en la injusticia cognitiva” (Santos,
2013: 115). Para superar el dominio del tiempo lineal Santos piensa en la posibilidad de respetar y
comprender las diferentes concepciones del tiempo, que poseen las distintas culturas, ya que explica
que “las sociedades entienden el poder a partir de las concepciones de temporalidad que en ellas
circulan. Las relaciones de dominación más resistentes, son las que se basan en jerarquías entre
temporalidades” (Santos, 2013: 118). En tercer lugar luchar contra la idea del pensamiento
occidental que identifica diferencia con desigualdad, ante este Santos se pregunta ¿en qué medida la
diferencia es un producto de la jerarquía y en qué medida la jerarquía es un producto de las
diferencias? (Santos, 2013:120). Y propone reconciliarse con aquellas diferencias que subsisten
cuando desaparecen las jerarquías. Estas pueden verse como una forma de lucha contra el sistema
globalizador. Estos grupos sociales diferentes entre si pero al mismo tiempo conectados con otros
grupos en caracerísticas que los unen puede contituir lo que Santos denomina sistema global
antihegemónico. Finalmente contrarrestando el último punto que es el de la productividad, piensa
en poner en práctica diferentes sistemas alternativos de producción, como podrían ser comunidades,
cooperativas, empresas autogestionadas, etc.
Luego de leer sus reflexiones una permanece meditando acerca de la viabilidad de todos estos
proyectos, o interrogándose acerca de la manera de afectar en algo la realidad social que nos rodea.
Toda idea del futuro, dice Santos, comienza en la imaginación, que se proyecta en base a
especulaciones acerca de la realidad. Sin embargo, a pesar de las dudas, algunas de sus palabras
resuenan como sugestiones de un posible futuro.

Bibliografía

Santos, B. Una epistemología del Sur, la reinvención del conocimiento y la emancipación social,
México, Siglo XXI, CLACSO, 2009.

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