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CUENTO'S
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Ilustraciones de
José Zamara
MAO"-IO
01
INDICE
1 1
T o s D E e A L L E J A
II
ESPUES de poseer el collar, Maritza pensó que
III
E
RA en la hora en que los pájaros acuestan a sus
pequeñuelos, y su gorjeo es como una última .
oración, y en que la madre Ardilla, y la madre
Corneja, y la madre Rana-y todas las que pueblan el
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pañada de un mancebo con turbante amarillo y
vestido, a la oriental, de terciopelo naranja sobre
una túnica de seda gris. Miró a las flores, silencio-
sas e hipócritas, y luego: .
- . Ved, mi querido Clavel de P~rsia-exclamó-.
Aquí tenéis una flor de especie muy rara, a quien
dedicar vuestros madrigales ...
-Os chanceáis,. Majestad-dijo el Clavel de Per-
sia-. Yo no dedico mis poesías a cantar una flor
artificial.
-N o es artificial-protestó riéndose la Reiná-.
Está sólo un poco marchita... Pero eso se evita cor-
tándola un poco c;le tallo... Azucena, traedme unas
tijeras.
La pobre Amelia se desmayó de nuevo, sobre todo
al escuchar que estaba marchita. Pero cuando oyó
el ruido de las tijeras enormes, volvió en sÍ, y suplicó
a la Reina:
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CUENTOS D E CAL L E J A
II
La nodriza submarina.
III
. El Palacio de las Medtusas.
IV
Historia de li Princesa de las Aguas.
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v
El ratón, los diamq,ntes y el grano de trigo.
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VI
Historia de la Princesa de la Tierra.
VII
Las ave1lanas ' en la hoguera.
VIII
Historia de la Princesa del Fuego.
M
1
que ~se diría la misma. Cuan~o los hombres, ya
duenos del Agua y de la TIerra, estaban aún
en estado primitivo, yo era libre aún, y era para ellos
un objeto de terror y de adoración, cuando me veían
danzar en la cumbre de los volcanes, o recorrer
las nubes tempestuosas, o bajar a la tierra en forma
de aerolito. Sólo me divertía en el mal, y en la des-
tiucciJn. Y me maldecían, ignorantes y temerosos
Hasta que un día me compadecí de verlos, ateridos
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CUENTOS D E CAL L E J A
IX
Historia de la Princesa del Aire'.
x
Desenlace inesperado y pedagógico.
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.---
alta y extraña que ya una vez se le había aparecido
en su propIa casa.
-¿Estás contenta, Catalina?-le preguntó la
mUJer.
-Si no contenta-respondió la joven-, al menos
estoy tranquila, porque mi ama tiene corazón y me
trata con caridad.
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C U E N T O S D E CALLEJA
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valor y partir hacia otras tierras; pero como en
aquella casuca miserable nada había que valiese el
trabajo de cargar con ello, tomó su halcón, púsose
el gato en un hombro, indicó a su perro que le
siguiera, y con estos tres compañeros se alejó por
el camino.
Aun no había recorrido un gran trecho, cuando
le salió al encuentro un hombre que, por su aspecto,
pareCÍa judío.
-¿Adónde vas?-le preguntó.
-Voy a buscar fortuna. Mi padre ha. muerto;
y yo abandono la cabaña, porque no tengo ya cora-
zón para verla. '
-Ven conmigo-le dijo el judío-o No debes des-
perdiciar la ocasión que se te presenta. Marchando
un poco más, encontraremos un lago, y en él está
lo que puede hacerte feliz. Sigamos adelante.
Ladislao no se opusp, y aunque las palabras del
judío ie parecieron extravagantes, siguió marchando
en ' su compañía. Después de una hora de camino,
avistóse por fin un lago que resplandecía a la luz
del sol. Cuando el judío y Ladislao estuvieron enJa
orilla, aquél dijo a éste:
_. Cierra bien los ojos, da dos pasos,' y déjate
hundir en él agua. Cuando llegues al fondo, una
vez que te sientas en tierra firme, busca con las
manos un montón de monedas de oro que debe de
estar por estos sitios; llénate _los 'bolsillos con todo
el oro que puedas, y yo te subiré luego a la super-
ficie. Aquí nos repartiremos el tesoro.
El judío ató una cuerda al cuerpo de Ladislao, y
éste, después de colocar en un grupo el perro, el
gato y el halcón, cerró los ojos, avanzó dos pasos,
y sintió claramente que su cuerpo cómenzaba a hun-
dirse dentro del agua; minutos más tarde, sus pies
tocaron el f.ondo. Entonces, con el mayor empeño,
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hay que pasar por el camino de Guardiola,
porque toparéis de manos a boca con el Casti-
1 llo del Diablo. Y ya que os hablo de él, voy
a contaros su historia. .
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EL GRACIOSO FAVORITO
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R
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al cumplir quince años, su padre le llamó y
le dijo:
-Puedes ya, como un hombre, ganarte la vida
donde te sea fácil obtener mayor provecho de tu tra-
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