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Reflexionando Acerca de la Conferencia “Del Homo Sapiens al

Homo Sapiens Juridicus“

VIVIMOS EN UN MUNDO EN CONSTANTE CAMBIO” Esta puede ser una frase


bastante cliché, pero es una realidad indiscutible en cualquier área en la que
intentemos enmarcarla.

El entorno en el que se desarrolla el ser humano se ha venido transformando de


acuerdo a necesidades, económicas, sociales, culturales, políticas, entre muchas
otras y en paralelo con ese entorno el ser humano debe evolucionar a la par.

De una u otra forma todas las profesiones u ocupaciones deben ir alimentándose


de esos cambios en el entorno y procurar una reingeniería que, si no sucede,
definitivamente la misma pasará a la historia. El Derecho no es la excepción a la
regla.

Si el Derecho se alejara de los cambiantes hechos sociales sencillamente se


quedaría relegado en el tiempo y tarde o temprano la tendencia sería a desaparecer.

En la doctrina y las leyes encontramos variadas definiciones de Derecho, a saber:

En general se entiende por Derecho, conjunto de normas jurídicas, creadas


por el estado para regular la conducta externa de los hombres y en caso
de incumplimiento está prevista de una sanción judicial.1

El Derecho es el conjunto de normas que imponen deberes y normas que


confieren facultades, que establecen las bases de convivencia social y
cuyo fin es dotar a todos los miembros de la sociedad de los mínimos de
seguridad, certeza, igualdad, libertad y justicia.2

1
Flores Gomes González, Fernando y Carvajal Moreno, Gustavo, Nociones de Derecho Positivo Mexicano,
Editorial Porrua, Vigésima quinta Edición, México 1986, p. 50
2
Pereznieto y Castro Leonel, Ledesma Mondragón Abel, Introducción al estudio de Derecho, segunda
edición, editorial Harla, p.9
Yo resumo esta definición, en que es una ciencia que permite establecer parámetros
que redundan en un eficaz o en un ineficaz control social y esta eficacia dependerá
de que tan adecuado esté el derecho a los hechos sociales de cierto periodo de
tiempo.

Otro aspecto fundamental a tener en cuenta es que para que el Derecho cumpla su
objetivo en la sociedad es imprescindible que quienes lo ejercen desde los
diferentes roles que puedan existir, sean personas con valores bien fundamentados,
que mas allá del deber ser, materialicen el hacer.

El jurista del siglo XXI debe ser y parecer, honesto, leal, estudioso, responsable,
integro, solidario, respetuoso de las leyes y propender siempre porque la justicia
sea una realidad y en este orden de ideas será coadyuvante de un Estado Social
de Derecho.

Cabe precisar que para que un jurista no solo sea un simulador en ocasiones debe
navegar a contra corriente ya que hoy día vivimos en una sociedad en crisis, en una
sociedad donde se promueven los antivalores, es más los propios avances de la
ciencia y de la tecnología que nos han convertido en una aldea global en ocasiones
juegan en contra de los valores.

En este momento de la historia las personas están acostumbradas a la inmediatez


y a diferencia de los que somos como en mi caso de la generación X, que cuando
necesitábamos escuchar una canción debíamos comprar el cd, casette o long play
o esperar que la colocaran en la emisora de radio o si queríamos ampliar nuestros
conocimientos sobre un tema en particular debíamos acudir a los textos que
teníamos en casa o desplazarnos a la biblioteca más cercana que tuviéramos;,
porque precisamente los avances tecnológicos han reducido esos tiempos de
espera casi que en un 90%.

Es entonces en este entorno de inmediatez y antivalores en donde los principios


tambalean incluso los de los juristas, y en ocasiones nos encontramos con litigantes,
administradores de justicia, magistrados, entre otros, que predican y no aplican;
pero lo que es todavía peor nos encontramos con simuladores del derecho que
cruzan la línea de la honestidad y de la justicia y que terminan materializando incluso
actividades penadas en la ley.

Nosotros como futuros profesionales del derecho debemos reflexionar sobre la


resignificación del jurista. En este orden de ideas y entendiendo que como se
advierte en la conferencia presentada por el Dr. Jorge Luis Mattos, la justicia no es
un derecho, sino que debe ser un fin del Estado, entonces el jurista debe ser un
garante de esa justicia y debe propender por alcanzarla en cualquiera de los roles
que asuma.

Es importante señalar que el jurista además debe ser un libre pensador, sin estar
atado a ideologías que puedan llegar a poner en tela de juicio la materialización de
la justicia y, lo anterior no es una apología al hecho de no tener un criterio propio,
sino por el contrario, esa persona que no se limita a una ideología en particular
también puede aceptar la diversidad y los diferentes criterios de quienes le rodean
entendiendo que quienes están en el extremo opuesto a lo que pensamos también
son merecedores de la justicia.

Es así entonces como el jurista debe evitar ser simplemente un homo sapiens y
adquirir la innegociable capacidad de propender por la aplicación de la justicia en
cada área en que se desempeñe no solo en términos profesionales sino de manera
integral, porque es la única forma de proyectarlo a las siguientes generaciones,
convirtiéndose así en un homo sapiens juridicus.

Yuraima Peña Licona


Facultad de Derecho
Universidad Popular del Cesar
Basado en la Conferencia “Del Homo Sapiens al Homo Sapiens Juridicus” dictada por el Dr. Jorge Luis Mattos.

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