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1
Flores Gomes González, Fernando y Carvajal Moreno, Gustavo, Nociones de Derecho Positivo Mexicano,
Editorial Porrua, Vigésima quinta Edición, México 1986, p. 50
2
Pereznieto y Castro Leonel, Ledesma Mondragón Abel, Introducción al estudio de Derecho, segunda
edición, editorial Harla, p.9
Yo resumo esta definición, en que es una ciencia que permite establecer parámetros
que redundan en un eficaz o en un ineficaz control social y esta eficacia dependerá
de que tan adecuado esté el derecho a los hechos sociales de cierto periodo de
tiempo.
Otro aspecto fundamental a tener en cuenta es que para que el Derecho cumpla su
objetivo en la sociedad es imprescindible que quienes lo ejercen desde los
diferentes roles que puedan existir, sean personas con valores bien fundamentados,
que mas allá del deber ser, materialicen el hacer.
El jurista del siglo XXI debe ser y parecer, honesto, leal, estudioso, responsable,
integro, solidario, respetuoso de las leyes y propender siempre porque la justicia
sea una realidad y en este orden de ideas será coadyuvante de un Estado Social
de Derecho.
Cabe precisar que para que un jurista no solo sea un simulador en ocasiones debe
navegar a contra corriente ya que hoy día vivimos en una sociedad en crisis, en una
sociedad donde se promueven los antivalores, es más los propios avances de la
ciencia y de la tecnología que nos han convertido en una aldea global en ocasiones
juegan en contra de los valores.
Es importante señalar que el jurista además debe ser un libre pensador, sin estar
atado a ideologías que puedan llegar a poner en tela de juicio la materialización de
la justicia y, lo anterior no es una apología al hecho de no tener un criterio propio,
sino por el contrario, esa persona que no se limita a una ideología en particular
también puede aceptar la diversidad y los diferentes criterios de quienes le rodean
entendiendo que quienes están en el extremo opuesto a lo que pensamos también
son merecedores de la justicia.
Es así entonces como el jurista debe evitar ser simplemente un homo sapiens y
adquirir la innegociable capacidad de propender por la aplicación de la justicia en
cada área en que se desempeñe no solo en términos profesionales sino de manera
integral, porque es la única forma de proyectarlo a las siguientes generaciones,
convirtiéndose así en un homo sapiens juridicus.