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Estudio sobre – La Primogenitura

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Hebreos 12:22-24 – “Más bien, os habéis acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén
celestial, a la reunión de millares de ángeles, a la asamblea de los primogénitos que están inscritos en los
cielos, a Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos ya hechos perfectos, a Jesús el mediador del
nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”

En estos versículos el apóstol Pablo nos habla de los redimidos que lavaron sus vestiduras con la sangre
de Jesús. Los que se acercaron al monte de Sion—al Santuario Celestial (Salmos 48:1-2). Pero Pablo
también afirma que los redimidos, aquellos cuyos nombres están inscritos en el Libro de la Vida del
Cordero (Filipenses 4:3; Apocalipsis 3:5), son los “primogénitos.”

Primogénitos – son los hijos que nacen en primer lugar. Por este versículo, se podría malinterpretar que
sólo los hijos primogénitos tienen oportunidad de salvarse.

Para poder comprender qué es lo que el apóstol Pablo quiere decir al escribir sobre la “asamblea de los
primogénitos” y para entender la primogenitura en el Nuevo Pacto, debemos entender primero la
primogenitura antes del monte de Sion.

Esaú y Jacob

PP pg. 158.1 – “Las promesas hechas a Abraham y confirmadas a su hijo eran miradas por Isaac y Rebeca
como la meta suprema de sus deseos y esperanzas. Esaú y Jacob conocían estas promesas. Se les había
enseñado a considerar la primogenitura como asunto de gran importancia, porque no solo abarcaba la
herencia de las riquezas terrenales, sino también la preeminencia espiritual. El que la recibía debía ser el
sacerdote de la familia; y de su linaje descendería el Redentor del mundo. En cambio, también pesaban
responsabilidades sobre el poseedor de la primogenitura. El que heredaba sus bendiciones debía dedicar
su vida al servicio de Dios. Como Abraham, debía obedecer los requerimientos divinos. En el
matrimonio, en las relaciones de familia y en la vida pública, debía consultar la voluntad de Dios.”

Esaú y Jacob eran mellizos, nacieron uno tras otro. Pero Esaú nació primero, por lo tanto era el
primogénito de Isaac y Rebeca.

Los beneficios de la primogenitura:

Sacerdote de la familia

Gobierno de la familia

Doble herencia

Las condiciones para mantener la primogenitura (Génesis 2:16-17):

Dedicar su vida a Dios,

Obedecer la Ley de Dios,

Consultar la voluntad de Dios para:

Casarse,

Relaciones familiares

Vida pública

Primogénitos antes del Sinaí

Primogénitos antes del Sinaí

La Biblia nos cuenta que Esaú vendió su primogenitura a Jacob por un plato de lentejas (Génesis 25:29-
34).

PP pg. 161.1 – “Tan pronto dejó Jacob la tienda de su padre, entró Esaú. Aunque había vendido su
primogenitura y confirmado el cambio con un solemne juramento, ahora estaba decidido a conseguir sus
bendiciones, a pesar de las protestas de su hermano. Con la primogenitura espiritual estaba unida la
temporal, que le daría el gobierno de la familia y una porción doble de las riquezas de su padre. Estas
eran bendiciones que él podía avalorar. ‘Levántate ahora, siéntate y come de mi caza, para que me
bendigas’.”

En Génesis 25:34 está escrito que Esaú menospreció la primogenitura. De los privilegios de la
primogenitura, en realidad vemos que a Esaú no le interesaba el Sacerdocio, solo el Gobierno y la Doble
Herencia.

En cambió Jacob estaba interesado en la primogenitura, no por el Gobierno o la Doble Herencia, sino por
la parte espiritual.

Génesis 17:1-9 – “Abram tenía 99 años cuando Jehovah se le apareció y le dijo: -Yo soy el Dios
Todopoderoso; camina delante de mí y sé perfecto. Yo cumpliré mi pacto entre yo y tú, y te multiplicaré
en gran manera. Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él diciendo: -He aquí que mi pacto es
contigo: Tú serás padre de muchas naciones. Ya no se llamará más tu nombre Abram; tu nombre será
Abraham, pues te he constituido en padre de una multitud de naciones. Yo te haré muy fecundo; de ti
haré naciones, y reyes saldrán de ti. Yo establezco mi pacto perpetuo entre yo y tú, y tu descendencia
después de ti por sus generaciones, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti. Yo te daré en
posesión perpetua, a ti y a tu descendencia después de ti, la tierra en que resides, toda la tierra de
Canaán. Y yo seré tu Dios. Dios dijo de nuevo a Abraham: -Pero tú guardarás mi pacto, tú y tus
descendientes después de ti, a través de sus generaciones.”

Como podemos ver, no solo Abraham estaba bajo ese pacto, sino también Isaac, Esaú y Jacob. Solo Esaú
podía ser primogénito, pero Dios había dicho que Jacob sería el primogénito (Génesis 25:23).

Génesis 25:27 – “Los niños crecieron, y Esaú llegó a ser experto en la caza, hombre del campo. Jacob, por
su lado, era hombre tranquilo y solía permanecer en las tiendas.”

Esaú

PP pg. 157.2 – “Esaú se crió deleitándose en la complacencia propia y concentrando todo su interés en lo
presente. Contrario a toda restricción, se deleitaba en la libertad montaraz de la caza, y desde joven
eligió la vida de cazador. Sin embargo era, el hijo favorito de su padre. El pastor tranquilo y pacífico se
sintió atraído por la osadía y la fuerza de su hijo mayor, que corría sin temor por montes y desiertos, y
volvía con caza para su padre y con relatos palpitantes de su vida aventurera.”

Jacob
PP pg. 157.3 – “Jacob, reflexivo, aplicado y cuidadoso, pensando siempre más en el porvenir que en el
presente, se conformaba con vivir en casa, ocupado en cuidar los rebaños y en labrar la tierra. Su
perseverancia paciente, su economía y su previsión eran apreciadas por su madre. Sus afectos eran
profundos y fuertes, y sus gentiles e infatigables atenciones contribuían mucho más a su felicidad que la
amabilidad bulliciosa y ocasional de Esaú. Para Rebeca, Jacob era el hijo predilecto.”

Génesis 25:28 – “Isaac prefería a Esaú, porque comía de su caza; pero Rebeca prefería a Jacob.”

Esaú - Jacob

Esaú – Jacob

PP pg. 158.2 – “Isaac presentó a sus hijos estos privilegios y condiciones, y les indicó claramente que
Esaú, por ser el mayor, tenía derecho a la primogenitura. Pero Esaú no amaba la devoción, ni tenía
inclinación hacia la vida religiosa. Las exigencias espirituales que acompañaban a la primogenitura eran
para él una restricción desagradable y hasta odiosa. La ley de Dios, condición del pacto divino con
Abraham, era considerada por Esaú como un yugo servil. Inclinado a la complacencia propia, nada
deseaba tanto como la libertad para hacer su gusto. Para él, el poder y la riqueza, los festines y el
alboroto, constituían la felicidad. Se jactaba de la libertad ilimitada de su vida indómita y errante.”

Para Esaú, las condiciones para conservar la primogenitura eran un fastidio. Esaú tampoco estaba
interesado en el privilegio del Sacerdocio, solo en la doble herencia y en el gobierno de la familia.

Dentro del pacto de Dios con Abraham, se encontraba la circuncisión (Génesis 17:10):

PP pg. 117.2 – “Fue entonces cuando se le dio el rito de la circuncisión a Abraham ‘como sello de la
justicia de la fe que tuvo cuando aún no había sido circuncidado’ (Romanos 4:11). Este rito había de ser
observado por el patriarca y sus descendientes como señal de que estaban dedicados al servicio de Dios,
y por consiguiente separados de los idólatras y aceptados por Dios como su tesoro especial. Por este rito
se comprometían a cumplir, por su parte, las condiciones del pacto hecho con Abraham. No debían
contraer matrimonio con los paganos; pues haciéndolo perderían su reverencia hacia Dios y hacia su
santa ley, serían tentados a participar de las prácticas pecaminosas de otras naciones, y serían inducidos
a la idolatría.”
La circuncisión era una señal de que estaban dedicados a Dios y por lo tanto separados de los idólatras y
paganos. Por lo tanto, estaban prohibidos de casarse con paganos (Génesis 24:2-9), ya que es más fácil y
más probable que el pagano convierta al creyente, a que el creyente convierta al pagano.

Génesis 26:34-35 – “Cuando Esaú tenía 40 años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri el heteo, y a
Basemat hija de Elón el heteo. Estas fueron amargura de espíritu para Isaac y Rebeca.”

Esaú fue contra del pacto, no solo por casarse en yugo desigual con una mujer pagana, pero además por
cometer poligamia y casarse con dos mujeres paganas.

Esaú prefería el libertinaje a la vida religiosa, la ley de Dios le parecía odiosa—un yugo servil.

Génesis 25:29-34 – “Cierto día Jacob preparó un guisado. Y cuando Esaú volvía del campo, cansado, dijo
a Jacob: -Por favor, invítame a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por eso fue llamado su
nombre Edom. Y Jacob respondió: -Véndeme primero tu primogenitura. Entonces Esaú dijo: –He, aquí
que yo me voy a morir, ¿de qué, pues, me servirá la primogenitura? Dijo Jacob: -¡Júramelo ahora! El se lo
juró y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y guisado de lentejas. El comió y
bebió, y levantándose, se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.”

Esaú vende su primogenitura

Esaú vende su primogenitura

Esaú vivía para el momento y en ese momento se hallaba cansado y con hambre. Como además era
intemperante, prefirió vender su primogenitura con tal de complacer su apetito.

Jacob, en cambio, pensaba en lo porvenir. Para él la primogenitura era importante pues de la


descendencia del primogénito iba a nacer el Redentor del mundo!

PP pg. 159.2 – “Cuando Esaú, al volver un día de la caza, cansado y desfallecido, le pidió a Jacob la
comida que estaba preparando, este último, en quien predominaba siempre el mismo pensamiento,
aprovechó la oportunidad y ofreció saciar el hambre de su hermano a cambio de la primogenitura. ‘Me
estoy muriendo, ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?’ (Génesis 25:32). Y por un plato de
lentejas se deshizo de su primogenitura, y confirmó la transacción mediante un juramento. Unos
instantes después, a lo sumo, Esaú hubiera conseguido alimento en las tiendas de su padre; pero para
satisfacer el deseo del momento, despreció insensatamente la gloriosa herencia que Dios mismo había
prometido a sus padres. Todo su interés se concentraba en el momento presente. Estaba dispuesto a
sacrificar lo celestial por lo terreno, a cambiar un bien futuro por un placer momentáneo.”

PP pg. 159.3 – “’Así menospreció Esaú la primogenitura.’ Al deshacerse de ella, tuvo un sentimiento de
alivio. Ahora su camino estaba libre; podría hacer lo que se le antojara. ¡Cuántos aun hoy día, por este
insensato placer, incorrectamente llamado libertad, venden su derecho a una herencia pura, inmaculada
y eterna en el cielo!”

Génesis 27:1-4 – “Aconteció que cuando Isaac había envejecido, sus ojos se debilitaron, y no podía ver.
Entonces llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: -Hijo mío. El respondió: -Heme aquí. Le dijo: -He aquí, yo
ya soy viejo y no sé el día de mi muerte. Toma, pues, ahora tu equipo, tu aljaba y tu arco, y ve al campo a
cazar algo para mí. Luego hazme un potaje como a mí me gusta. Tráemelo para que coma, y yo te
bendiga antes que muera.”

Isaac sabía que Esaú había vendido su primogenitura, sabía que a Esaú no le interesaba la vida espiritual,
y sabía que había roto el pacto al casarse con dos mujeres paganas; pero aún así, como Esaú era su hijo
preferido, quería darle la primogenitura a como dé lugar.

Pero Rebeca también sabía que su hijo Esaú había violado el pacto y había vendido su primogenitura,
entonces al escuchar la conversación decide ayudar a Jacob.

Génesis 27:5-6 – “Rebeca estaba escuchando cuando Isaac hablaba a su hijo Esaú. Cuando Esaú fue al
campo para cazar lo que había de traer, Rebeca habló a su hijo Jacob diciendo: -He aquí, he oído a tu
padre que hablaba con tu hermano Esaú…”

Al final, Rebeca ayuda a Jacob para que engañen a Isaac y así Jacob termine recibiendo la bendición de
su padre haciéndose pasar por Esaú. Aunque Isaac quería dar la bendición a Esaú, termina dándole la
bendición a Jacob.

Cuando Esaú regresa de cazar y se entera de lo sucedido se pone furioso. Tanto así que jura matar a
Jacob y por lo tanto Jacob termina escapando de su hogar.

PP pg. 161.3 – “Esaú había menospreciado la bendición mientras parecía estar a su alcance, pero ahora
que se le había escapado para siempre, deseó poseerla. Se despertó toda la fuerza de su naturaleza
impetuosa y apasionada, y su dolor e ira fueron terribles. Gritó con intensa amargura: ‘Bendíceme
también a mí, padre mío.’ ‘¿No has guardado bendición para mí?’ Pero la promesa dada no se había de
revocar. No podía recobrar la primogenitura que había despreciado de forma tan insensata. ‘Por una
vianda,’ con que satisfizo momentáneamente el apetito que nunca había reprimido, vendió Esaú su
herencia; y cuando comprendió su locura, ya era tarde para recobrar la bendición. ‘No tuvo oportunidad
para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas’ (Hebreos 12:16-17). Esaú no quedaba privado
del derecho de buscar la gracia de Dios mediante el arrepentimiento; pero no podía encontrar medios
para recobrar la primogenitura. Su dolor no provenía por estar convencido de haber pecado; no deseaba
reconciliarse con Dios. Se entristecía por los resultados de su pecado, no por el pecado mismo.”

Jacob pecó al no esperar la promesa de Dios que él recibiría la primogenitura. En lugar de confiar en la
promesa de Dios, decidió engañar a su padre haciéndose pasar por Esaú. Como resultado de su pecado,
Jacob tuvo que salir huyendo de su hogar y nunca más volvió a ver a su padre ni a su madre. Pero a pesar
de todo, a diferencia de Esaú, Jacob se mantuvo leal a Dios.

Isaac estaba ciego físicamente (Génesis 27:1) y así fue como Jacob pudo hacerse pasar por Esaú. Pero
Isaac también estaba ciego espiritualmente, ya que él sabía que Esaú había perdido la primogenitura y
esta correspondía a Jacob, pero quería dársela a Esaú de todas maneras.

¿Cuál es la lección para nosotros?

“Cuántos aun hoy día, por este insensato placer, incorrectamente llamado libertad, venden su derecho a
una herencia pura, inmaculada y eterna en el cielo!”

Cuantos, hoy en día, vendemos nuestra primogenitura al igual que Esaú. Vendemos algo eterno, algo que
una vez perdido no se puede recuperar, a cambio de algún placer momentáneo, temporal y perecedero.
Dios nos quiere dar a todos el privilegio de la primogenitura.

PP pg. 162.1 – “A causa de su indiferencia hacia las bendiciones y requerimientos divinos, la Escritura
llama a Esaú ‘profano.’ Representa a aquellos que menosprecian la redención comprada para ellos por
Cristo, y que están dispuestos a sacrificar su herencia celestial a cambio de las cosas perecederas de la
tierra. Multitudes viven el momento presente, sin preocuparse del futuro. Como Esaú exclaman:
‘Comamos y bebamos, porque mañana moriremos’ (1 Corintios 15:32). Son dominados por sus
inclinaciones; y en vez de practicar la abnegación, pasan por alto las consideraciones de más valor. Si se
trata de renunciar a una de las dos cosas, la satisfacción de un apetito depravado o las bendiciones
celestiales prometidas solamente a los que practican la abnegación de sí mismo y temen a Dios,
prevalecen las exigencias del apetito, y Dios y el cielo son tenidos en poco.”

Hoy en día cuantos escogen satisfacer el apetito antes de abstenerse a consumir alimentos que van a
destruir sus organismos. Un placer temporal a costa de la salud.

Y cuántos son los que se ofenden por las amonestaciones que son para su propio bien, al igual que los
setenta seguidores de Jesús que dijeron “Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?” (Juan 6:60). Cuando
los setenta no pudieron soportar la doctrina de Jesús decidieron apartarse y quedaron solo los doce
discípulos que pudieron soportar la “dura palabra.” Los setenta que no pudieron soportar la “dura
palabra” fueron los que se convirtieron en los enemigos más acérrimos de Cristo y fueron quienes
testificaron con mentiras contra Cristo para condenarlo.

Las consecuencias del pecado

Jacob cumplió las condiciones de la primogenitura hasta recibir la bendición de Isaac. Pero Jacob pecó al
escuchar el consejo de su madre para engañar a su padre. Tanto Rebeca como Jacob pecaron engañando
a Isaac ,e Isaac pecó al querer prevaricar y dar la primogenitura a Esaú. Todos estos pecados tuvieron sus
consecuencias.

Consecuencia del pecado:

Jacob era el hijo preferido de Rebeca, y como consecuencia de su pecado nunca más lo volvió a ver a su
hijo preferido. Jacob también apreciaba la compañía de su madre y nunca más la volvió a ver.

Como consecuencia del engaño, Jacob tuvo que huir y vivir con la amenaza de que su propio hermano
quería matarlo.
Cuando Jacob, recibe una confirmación de la bendición de su padre (Génesis 28:1-4), Isaac le manda a
que se vaya a Padan-aram para que se case con una mujer que no sea pagana, que sea hija de su tío
Labán.

En Padan-aram Jacob se enamora de Raquel, la hija menor, y Labán promete entregársela en matrimonio
después de que Jacob trabaje por ella siete años para él (ya que Jacob no tenía nada de dinero, no podía
pagar el dote por Raquel).

Consecuencia del pecado:

Así como Jacob engañó a su padre, Jacob es engañado por Labán y Lea. Labán le trajo a Lea por la noche
y ella se hizo pasar por Raquel, al igual que Jacob se hizo pasar por Esaú.

Como Jacob amaba a Raquel, decide trabajar otros siete años por ella.

Jacob, entonces, pecó al tomar dos mujeres.

Consecuencia de este pecado:

Las dos hermanas se llevaban mal y competían una con otra.

Jacob amaba a Raquel y menospreciaban a Lea.

Consecuencia de este pecado:

La mujer que amaba – Raquel – era estéril, en tanto que Lea era fértil y le daba hijos (Génesis 29:31). Lea
dio a luz a Rubén, luego a Leví y luego a Judá. Y luego Lea dejó de dar a luz (Génesis 29:35).
Como Raquel no daba hijos a Jacob tuvo envidia de Lea (Génesis 30:1) y decidió darle a su sierva Bilha
para que ella tenga hijos por medio de la sierva (Génesis 30:3).

Jacob aceptó y tuvo hijos con la sierva de Raquel.

Raquel, por medio de la sierva, tuvo a Dan y luego a Neftalí (Génesis 30:6-8).

Entonces Lea tuvo envidia de Raquel, y como ya no podía dar a luz, le dio su sierva Zilpa a Jacob para que
tenga más hijos.

Jacob aceptó y nacieron Gad y luego a Aser. Posteriormente Lea ora a Dios y Dios escucha su oración
entonces Lea da a luz a Isacar, después a Zabulón y luego a Dina.

Entonces Dios escuchó las oraciones de Raquel y le dio un hijo a ella también: y nació José.

Mucho más tarde Raquel muere dando parto para que naciera Benjamín.

Consecuencias de este pecado (el de tener hijos con las siervas):

José era finalmente el hijo de sangre de la mujer que amaba – Raquel. Por lo tanto se convirtió en el hijo
preferido de Jacob (Génesis 37:3).

José habitaba con los hijos de Bilha y de Zilpa, los hijos de las siervas (Génesis 37:2). Y estos le tenían
envidia (Génesis 37:11). Por ello planearon matarle (Génesis 37:20). Rubén intervino para que no lo
mataran y al final Judá, cuando pasó una caravana de ismaelitas, les aconsejó que lo vendan como
esclavo (Génesis 37:28). José fue como esclavo a Egipto a sus 17 años.
Jacob fue nuevamente engañado, esta vez por sus hijos que le hicieron creer que José había muerto,
pensando que alguna fiera lo había devorado (Génesis 37:33). Esto causa una tristeza inmensa a Jacob
(Génesis 37:35).

Como podemos ver, la vida de Jacob no fue precisamente de “color de rosa,” a pesar de haber recibido la
bendición de la primogenitura.

Es más, su hija Dina fue violada (Génesis 34:1-2). Y entonces sus hijos Simeón y Leví, hermanos de Dina,
mataron a todos los varones de la ciudad de Siquem.

A causa de esto, Jacob y su familia tuvieron que dejar Siquem, como malhechores. Jacob se sentía
arruinado (Génesis 34:30).

Es importante aprender la lección de la vida de Jacob: si bien Dios le perdonó sus pecados, Dios no le
libró de las consecuencias del pecado.

Jacob cometió muchos errores, como cualquier ser humano, y tuvo que pagar las consecuencias. Y no
solo Jacob, pues hasta José llegó a sufrir las consecuencias de los pecados de su padre.

La primogenitura después del Sinaí

Cuando los israelitas, en el desierto del Sinaí, quebrantaron el pacto al hacer el becerro de oro (Éxodo
32), ellos perdieron el Sacerdocio de la primogenitura y el gobierno de la familia. De los privilegios solo
conservaron la doble herencia del primogénito.

El Sacerdocio fue dado solamente a la descendencia de Aarón (Números 3:10, 12) pues solo la tribu de
Leví no participó del becerro de oro y se unieron con Moisés (Éxodo 32:26). Toda la tribu de Leví quedó
encargada de ayudar a la descendencia de Aarón con los servicios del sacerdocio terrenal.

Moisés se quedó con el gobierno de las tribus (y eso que Moisés no era un primogénito de nacimiento),
y posteriormente el gobierno pasaría a Josué.

Números 3:12-13 – “He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todo
primogénito que abre la matriz, de entre los hijos de Israel. Los levitas serán míos, porque mío es todo
primogénito…”

Los israelitas, al haber ido en contra de una de las condiciones de la primogenitura (obedecer la ley), por
la idolatría, perdieron el derecho de ser sacerdotes. Solo conservaron la doble herencia (Deuteronomio
21:16-17).

¿Por qué Dios premió a Moisés y lo puso como “gobernante” ante los israelitas?

La madre de Moisés lo crió hasta sus doce años, fue como su nodriza (Éxodo 2:7-8), ya que Moisés fue
adoptado por la hija del Faraón de Egipto (Éxodo 2:10). Moisés fue entonces educado para ser Faraón –
gobernante de Egipto. Moisés tuvo que elegir entre el pueblo de Dios y ser Faraón de Egipto, y él prefirió
perder sus privilegios, su oportunidad de ser Faraón, y Dios lo premió dándole el gobierno de su pueblo.

José – el hijo de Jacob

El primogénito por nacimiento de Jacob era Rubén. Sin embargo Rubén y sus demás hermanos perdieron
la primogenitura. En el capítulo 49 del Génesis podemos ver como Jacob describe el carácter de cada
uno de sus hijos y explica por qué pierden la primogenitura.

Ahora, en Egipto José se casa con una egipcia. A pesar de haberse casado con una pagana, por qué no
pierde la primogenitura?

Primero, porque José estaba en condición de esclavo, no era libre para elegir. Fue el mismo Faraón de
Egipto quien dispuso que José se casara con Asenat (Génesis 41:45).

José, a diferencia de sus hermanos, tenía temor de Dios y hacía todo lo posible por obedecer la ley.
Cuando era siervo esclavo de Potifar, su mujer intentó acostarse con José (Génesis 39:7-8), pero José se
rehusó. Y no lo hizo en una sola ocasión, sino que fueron repetidas veces y José nunca cedió (Génesis
39:10).

Cómo sería el carácter cristiano de José, que cuando la mujer de Potifar lo acusó de intentar acostarse
con ella, Potifar no lo mandó a matar sino que lo mandó a la cárcel, por el honor de su mujer (Génesis
39:20). Pero sin duda Potifar conocía el carácter de José lo suficiente para saber que José no era un
hombre capaz de cometer tal acto.

El Faraón de Egipto hizo que José se casará con una egipcia, justamente porque conocía que José era un
hombre que seguía la ley de Dios. Y en la ley estaba escrito que si un esclavo entraba como esclavo solo,
cuando saliera libre tenía que salir solo. Si entraba de esclavo con su mujer y con hijos, al salir libre tenía
que salir con su mujer y con sus hijos libres. Pero si el amo le daba la mujer y ella le daba hijos, entonces
el esclavo al salir libre debía salir solo. Pero si el esclavo, por amor a su mujer y sus hijos, decidía
quedarse en lugar de salir libre, entonces quedaba como esclavo definitivo (Éxodo 21:2-6). Por esto, era
común en aquel tiempo que el amo provea al esclavo con una mujer para tentarlo a quedarse como
esclavo.

Es importante también notar que la señal de que un hombre quedaba de esclavo definitivo, en aquel
tiempo, era perforando su oreja (Éxodo 21:6). De ahí nació la costumbre de los aretes. Hoy en día
millares de hombres y mujeres se perforan las orejas sin saber que esto es señal de esclavitud eterna al
diablo (Juan 8:34; Levítico 19:28; Levítico 21:5; Deuteronomio 14:1).

La primogenitura hoy en día

PP pg. 162.3 – “Millares de personas están vendiendo su primogenitura para satisfacer deseos sensuales.
Sacrifican la salud, debilitan las facultades mentales, y pierden el cielo; y todo esto por un placer
meramente temporal, por un deleite que debilita y degrada. Así como Esaú despertó para ver la locura
de su cambio precipitado cuando era tarde para recobrar lo perdido, así les ocurrirá en el día de Dios a
los que han cambiado su herencia celestial por la satisfacción de placeres egoístas.”

Vimos que, antes del Sinaí, los privilegios de la primogenitura eran: el sacerdocio, el gobierno y la doble
herencia. Para nosotros, hoy en día, Dios nos ofrece los mismos privilegios en la primogenitura.
Adán fue el primer primogénito de esta tierra y él perdió la primogenitura al desobedecer la ley de Dios.
Entonces fue necesario un nuevo primogénito, el segundo Adán que es Cristo. Cuando Cristo fue tentado
en el desierto por satanás, satanás le ofreció los reinos de este mundo a cambio de que Cristo venda su
primogenitura.

DTG pg. 34.4 – “La dedicación de los primogénitos se remontaba a los primeros tiempos. Dios había
prometido el Primogénito del cielo para salvar al pecador. Este don debía ser reconocido en toda familia
por la consagración del primer hijo. Había de ser dedicado al sacerdocio, como representante de Cristo
entre los hombres.”

DTG pg. 104.1 – “El que se había rebelado en el cielo ofreció a Cristo los reinos de este mundo para
comprar su homenaje a los principios del mal; pero Cristo no quiso venderse; había venido para
establecer un reino de justicia, y no quería abandonar sus propósitos. Satanás se acerca a los hombres
con la misma tentación, y tiene más éxito con ellos. Les ofrece el reino de este mundo a condición de
que reconozcan su supremacía. Demanda que sacrifiquen su integridad, desprecien la conciencia,
satisfagan su egoísmo. Cristo los invita a buscar primero el reino de Dios y su justicia; pero Satanás anda
a su lado y les dice: Cualquiera sea la verdad acerca de la vida eterna, para tener éxito en este mundo,
debéis servirme. Tengo vuestro bienestar en mis manos. Puedo daros riquezas, placeres, honores y
felicidad. Oíd mi consejo. No os dejéis arrastrar por nociones caprichosas de honradez o abnegación. Yo
os prepararé el camino. Y así multitudes son engañadas. Consienten en vivir para servirse a sí mismas, y
satanás queda satisfecho. Al par que las seduce con la esperanza del dominio mundanal, conquista el
dominio del alma. Pero él ofrece lo que no puede otorgar, lo que pronto se le quitará. En pago, las
despoja de su derecho a la herencia de los hijos de Dios.”

La Doble Herencia

Salmo 37:11 – “Pero los mansos heredarán la tierra y se deleitarán por la abundancia de paz.”

Dios va a dar este planeta tierra, luego que haya sido purificado con fuego y azufre (Apocalipsis 19:20;
Apocalipsis 21:8; Malaquías 4:1), en herencia a los hijos de Dios.

El Gobierno y el Sacerdocio
Apocalipsis 20:6 – “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección. Sobre éstos la
segunda muerte no tiene ningún poder; sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él
por los mil años.”

La primogenitura sigue en vigencia hoy en día. No es un asunto de orden de nacimiento como lo era
antes del Sinaí. Cuando el apóstol Pablo habla de los justos que se salvarán y se refiere a ellos como
primogénitos, no se refiere al orden de nacimiento (Hebreos 12:22-24). Se refiere a las condiciones y a
los privilegios de la primogenitura.

Hoy en día Dios promete los mismo privilegios de la doble herencia, el sacerdocio y el gobierno a los
primogénitos.

Pero Dios también requiere las mismas condiciones para la primogenitura: obedecer la ley (Romanos
2:13) y consagrar la vida a Dios.

En Cristo somos 100% obedientes a la Ley, Cristo es nuestra justicia perfecta y perpetua, y por su justicia
somos aceptados en el Santuario Celestial. Pero un resultado de ser declarados justos en el Santuario
Celestial es recibir el Consolador, el Espíritu Santo para que nosotros podamos desarrollar la obediencia
y andar en el camino de la santificación (Juan 14:16).

Todos los que se van a salvar van a ser primogénitos, aunque no lo hayan sido por nacimiento.

2TI pg. 36.1 – “Esaú apeteció su plato favorito y sacrificó su primogenitura para complacer el apetito.
Una vez que lo hubo hecho, se dio cuenta de su insensatez, pero no halló lugar para el arrepentimiento
aunque lo procuró cuidadosamente y con lágrimas. Hay muchísimos que son como Esaú. Representa a
una clase de personas que tiene una bendición especial y valiosa al alcance de la mano: la herencia
inmortal; una vida tan perdurable como la de Dios, el Creador del Universo; una felicidad
inconmensurable y un eterno peso de gloria; pero que por tanto tiempo han cedido a sus apetitos,
pasiones e inclinaciones, que se ha debilitado su facultad de discernir y apreciar el valor de las cosas
eternas.”
Esto es lo que está al alcance de nuestras manos:

Herencia inmortal (la doble herencia – este planeta tierra renovado)

Vida perdurable (acceso al árbol de la vida – la vida eterna)

Felicidad inconmensurable (no más dolor, muerte ni enfermedades)

Un eterno peso de gloria

Pero, como Esaú, muchos vendemos nuestra primogenitura, nuestra salvación, a cambio de
placeres/bienes temporales.

2TI pg. 36.2 – “Esaú experimentaba un deseo especial y dominante por participar de cierto alimento, y
había complacido por tanto tiempo el yo, que no sentía la necesidad de apartarse de ese plato tentador
y codiciado. Pensó en él, sin hacer ningún esfuerzo especial para dominar el apetito, hasta que el poder
de éste dominó cualquier otra consideración y lo sojuzgó. Entonces imaginó que sufriría mucha
incomodidad, e inclusive la muerte, si no participaba de ese plato especial. Mientras más pensaba en él,
más se fortalecía su deseo, hasta que su primogenitura, que era sagrada, perdió para él su valor y su
santidad. Pensó que si la vendía, fácilmente la podría comprar otra vez. La trocó por su plato favorito,
arrullándose con la idea de que podría disponer de ella a su voluntad, y que podría adquirirla de nuevo
cuando quisiera. Pero cuando quiso comprarla otra vez, no pudo hacerlo. Entonces se arrepintió
amargamente de su apresuramiento, su insensatez y su locura. Examinó el asunto desde todos sus
ángulos. Procuró el arrepentimiento cuidadosamente y con lágrimas; pero todo fue en vano. Había
despreciado la bendición y el Señor se la quitó para siempre.”

Esaú, al pensar que podría vender la primogenitura y luego más tarde recuperarla de nuevo, representa
a aquellos que piensan que hoy pueden seguir con la práctica del pecado, llevando una vida para
complacer el yo y que luego, más tarde, podrán abandonar la práctica del pecado y dedicarse
verdaderamente a Dios. Pero eso es jugar con el fuego. Cuando Esaú apreció lo que había perdido ya era
demasiado tarde. Y en Esaú no hubo arrepentimiento verdadero, pues lloró las consecuencias de su
pecado, en lugar de llorar las causas del pecado. Lloró verse privado de las bendiciones de la
primogenitura, pero no lloró haber menospreciado la primogenitura.

Tesoros terrenales vs tesoros celestiales

2TI pg. 37.3 – “El amado Hijo de Dios hizo un inmenso sacrificio para poder rescatar al hombre caído y
exaltarlo a su propia diestra, convertirlo en heredero del mundo y poseedor del eterno peso de gloria. El
lenguaje humano no alcanza a expresar el valor de la herencia inmortal. La gloria, las riquezas y el honor
ofrecidos por el Hijo de Dios son de valor tan infinito, que está más allá de la capacidad del hombre y aun
de los ángeles el dar una idea justa de su dignidad, su excelencia y su magnificencia. Si los hombres
sumergidos en el pecado y la degradación rehúsan estos beneficios celestiales, rehúsan participar de una
vida de obediencia, pisotean las invitaciones llenas de gracia y misericordia, y escogen las miserables
cosas de la tierra porque son visibles y porque resulta conveniente para obtener placer temporal seguir
una conducta pecaminosa, Jesús pondrá en práctica la ilustración de la parábola: los tales no gustarán de
su gloria; pero la invitación se extenderá a otra clase de gente.”

A los humanos nos interesan las “miserables cosas de la tierra porque son visibles.” Sin embargo, cuanto
de nuestro dinero, de nuestros tesoros terrenales llevaremos con nosotros a la tumba? Todas esas cosas
por las que trabajamos con nuestro mayor esfuerzo, con nuestra mayor atención, y les damos todo
nuestro tiempo y nuestra mayor prioridad, no nos servirá de nada el día que Dios nos llame al descanso.
Es entonces que estaremos como Esaú, llorando por haber perdido los tesoros celestiales, esos tesoros
inmortales.

Mateo 6:19-21 – “No acumuléis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen,
y donde los ladrones se meten y roban. Más bien, acumulad para vosotros tesoros en el cielo, donde ni
la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no se meten ni roban. Porque donde esté tu tesoro,
allí también estará tu corazón.”

Mateo 6:24 – “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará
al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.»

Mateo 6:31-33 – “Por tanto, no os afanéis diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con
qué nos cubriremos?’ Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero vuestro Padre que está en los
cielos sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más bien, buscad primeramente el reino de Dios y
su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”

Hebreos 11:8-16 – “Por la fe Abraham, cuando fue llamado, obedeció para salir al lugar que había de
recibir por herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida
como en tierra ajena, viviendo en tiendas con Isaac y Jacob, los coherederos de la misma promesa;
porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe, a pesar
de que Sara misma era estéril, él recibió fuerzas para engendrar un hijo cuando había pasado de la edad;
porque consideró que el que lo había prometido era fiel… Conforme a su fe murieron todos éstos sin
haber recibido el cumplimiento de las promesas. Más bien, las miraron de lejos y las saludaron, y
confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Los que así hablan, claramente dan a entender
que buscan otra patria. Pues si de veras se acordaran de la tierra de donde salieron, tendrían
oportunidad de regresar. Pero ellos anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por eso Dios no se
avergüenza de ellos, porque les ha preparado una ciudad.”

Abraham se consideraba un extranjero y un peregrino en este planeta tierra. Es por eso no le importaba
hacerse de casas y tesoros terrenales en esta vida. Abraham pudo haber cambiado de opinión y pudo
haber regresado a su tierra natal. Pero Abraham, por fe, murió esperando el cumplimiento de las
promesas de Dios. Y es que Abraham esperaba una patria mejor, la celestial, construida por Dios.

Ellen G. White, cuando escribe acerca de las personas que desprecian las promesas de Dios y venden su
primogenitura a cambio de las miserables cosas de la tierra, escribe también que con todas esas
personas Jesús pondrá en práctica la ilustración de la parábola de los invitados que no van a la cena
(Mateo 22:1-10; Lucas 14: 16-24).

En la parábola, un rey celebra el banquete de bodas para su hijo y envía a sus siervos a llamar a todos los
invitados. Pero los que fueron invitados no quisieron ir y todos dieron excusas. Uno se excusó porque
acababa de comprarse unos bueyes, otro porque se acababa de comprar un terreno y otro porque se
acababa de casar. Todos estaban preocupados por las cosas de esta vida. Entonces el rey se enfadó y
mandó a sus siervos a que inviten a los pobres, a los ciegos, a los mancos y a los cojos. Y así se llenó la
casa. El rey terminó diciendo que los que habían sido invitados “no eran dignos” y además que “ninguno
de aquellos hombres gustará de mi banquete.”

En Palabras de Vida del Gran Maestro, Ellen G. White dice que la gente que usa excusas y dicen “no
puedo ir” en realidad están diciendo “no quiero ir.”

PVGM pg. 175.3 – “El ‘No puedo ir’ era solamente un velo que cubría el ‘No quiero ir’.”

2TI pg. 38.1 – “Los que decidan presentar excusas y continuar en pecado y conformidad con el mundo,
serán dejados de lado con sus ídolos. Llegará el día cuando no pedirán que se los excuse, cuando nadie
querrá ser excusado. Cuando Cristo venga en su gloria y la gloria de su Padre, rodeado de todos los
ángeles del cielo, que lo escoltarán en su camino con voces de triunfo, mientras los acordes de la música
más encantadora llegarán al oído, todos, entonces, tendrán interés; no habrá un solo espectador
indiferente. La especulación, entonces, no cautivará el alma. Los montones de oro del usurero, que
fueron fiesta para sus ojos, perderán su atractivo. Los palacios que edificaron los orgullosos de la tierra, y
que fueron sus ídolos, serán despreciados con náuseas y disgusto. Nadie invocará las tierras, los bueyes
o la esposa con quien se acaba de casar como excusa para no participar de la gloria que resplandecerá
ante sus ojos asombrados. Todos querrán participar, pero sabrán al mismo tiempo que todo eso no es
para ellos.”

Cristo dijo “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Cristo se refería a la libertad del
pecado, pero también a hacernos libres de este mundo.

Cuando Ellen G. White escribe acerca de que “llegará el día en que nadie querrá ser excusado” ese día
está descrito también en Apocalipsis 6:15-17 – “Los reyes de la tierra, los grandes, los comandantes, los
ricos, los poderosos, todo esclavo y todo libre se escondieron en las cuevas y entre las peñas de las
montañas, y decían a las montañas y a las peñas: ‘Caed sobre nosotros y escondednos del rostro del que
está sentado sobre el trono y de la ira del Cordero. Porque ha llegado el gran día de su ira, y ¡quién podrá
permanecer de pie!’”

2TI pg. 38.2 – “Con oración fervorosa y agonizante suplican a Dios que no los deje a un lado.”

Pero, en realidad, no es Dios que los dejó a un lado. Somos nosotros mismos, por nuestros propios
deseos y bajo nuestra propia voluntad que nos apartamos de Dios.

2TI pg. 38.2 – “Los reyes, los poderosos, los encumbrados, los orgullosos, el hombre miserable, todos
juntos se inclinan ante la presión de una angustia, una desolación y una miseria indescriptibles;
oraciones angustiosas, provenientes del corazón, brotan de sus labios: ‘¡Misericordia! ¡Misericordia!
¡Salvadnos de la ira de un Dios ofendido!’ (Apocalipsis 6:16). Una voz les responde con terrible claridad y
firmeza, y majestuosamente: ‘Puesto que llamé y me rechazasteis; extendí mi mano y no tuvisteis
consideración de mí; y por el contrario redujisteis a la nada todo mi consejo, y no quisisteis saber nada
de mis reprensiones, yo me reiré de vuestra calamidad; me burlaré de vosotros cuando os asalte el
temor’ (Proverbios 1:24-26).”

2TI pg. 39.1 – “Entonces los reyes y los nobles, el poderoso, el pobre y el mezquino, todos juntos claman
allí con gran amargura. Los que en los días de su prosperidad despreciaron a Cristo y a los humildes que
seguían sus pisadas, hombres que no quisieron humillar su rango para inclinarse ante Cristo, que
aborrecieron su despreciada cruz, se encuentran ahora postrados en el fango de la tierra. Su grandeza
súbitamente los ha abandonado y no vacilan en inclinarse a la tierra, a los pies de los santos. Entonces
comprenden con terrible amargura que están consumiendo los frutos de su propia conducta, y que están
llenos de sus propias argucias. Confiando en su supuesta sabiduría rechazaron la recompensa sublime y
eterna, y la invitación celestial, en favor de las ganancias terrenales. El resplandor y el oropel de la tierra
los fascinaron, y en su supuesta sabiduría se convirtieron en insensatos. Se gozaban en su prosperidad
mundanal como si sus ventajas terrenales fueran tan grandes que podrían, por medio de ellas, tener
méritos ante Dios, y de esa manera asegurarse el Cielo.”

2TI pg. 39.2 – “El dinero era poder para los insensatos de la tierra y al mismo tiempo era su dios; pero su
misma prosperidad los destruyó. Se volvieron insensatos a la vista de Dios y de sus santos ángeles
mientras los hombres dominados por las ambiciones mundanales los consideraban sabios. Ahora su
supuesta sabiduría es insensatez total y su prosperidad la causa de su destrucción. De nuevo resuenan
los gritos provocados por una angustia temible, que destroza el corazón: ‘Rocas y montañas: caed sobre
nosotros y escondednos del rostro del que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el
gran día de su ira ha venido, y ¿quién podrá estar firme?’ Huyen a las cavernas de la tierra para cubrirse,
pero entonces no les sirven de nada.”

El dinero llegó a ocupar el lugar que a Dios le corresponde. Pero ni el dinero, ni los palacios, ni los títulos
y honores que se puedan conseguir en esta tierra servirán de nada en la segunda venida de Cristo. El
único título que valdrá en ese gran día será el de ser “Hijo de Dios” (Lucas 3:38).

Hijos adoptivos

Por naturaleza, somos hijos del diablo (Juan 8:44). Debemos reconocer esto para poder ser adoptados
como hijos de Dios (Romanos 8:15). Pero para poder ser “adoptados como hijos de Dios” primeramente
uno tiene que reconocer que es hijo de otro padre, el diablo.

2TI pg. 41.1 – “Dios pide separación del mundo. ¿Obedecerá usted? ¿Saldrá de entre ellos y se
mantendrá separado y diferente de ellos? ‘Porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?
¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?’ (2 Corintios 6:14). Usted no puede mezclarse con los
mundanos, participar de su espíritu y seguir su ejemplo, y ser al mismo tiempo un hijo de Dios. El
Creador del universo se dirige a usted como un Padre afectuoso. Si usted se separa del mundo y sus
afectos, y se mantiene libre de su contaminación, al huir de la corrupción que existe en el mundo por
causa de la concupiscencia, Dios será su Padre, lo adoptará en el seno de su familia, y usted será su
heredero. En lugar del mundo le dará, a cambio de una vida de obediencia, el reino que se encuentra
debajo de todos los cielos.”

Es importante notar que en el anterior párrafo, no se nos llama a ser “ermitaños,” sino a separarnos de
las costumbres del mundo. Jesús no era un “ermitaño.” Jesús se asociaba con toda clase de personas,
pero con el objetivo de beneficiarlos, no para participar de todas sus costumbres.

2TI pg. 41.2 – “Su Padre celestial le propone convertirlo en un miembro de la familia real, para que por
medio de sus preciosas y grandísimas promesas usted llegue a participar de la naturaleza divina,
habiendo huido de la corrupción que existe en el mundo por causa de la concupiscencia. Mientras más
participe usted del carácter de los ángeles puros y sin pecado, y de Cristo su Redentor, más vívidamente
llevará usted la impronta de lo divino, y más débil será su semejanza al mundo. El mundo y Cristo están
en desacuerdo, porque aquél no quiere unirse al Señor. El mundo también estará en desacuerdo con los
seguidores de Cristo. En la oración de nuestro Salvador a su Padre, dice: ‘Yo les he dado tu palabra; y el
mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo’ (Juan 17:14).”

La vida y la muerte

2TI pg. 39.3 – “Querido hermano: la vida y la muerte están delante de usted (Deuteronomio 30:15).
¿Sabe usted por qué han vacilado sus pasos? ¿Por qué no perseveró con valor y firmeza? Usted posee
una conciencia violada. Su carrera como negociante no ha sido recta… Usted los considera como los
mundanos generalmente lo hacen, pero no como Dios lo hace. ‘Amaras a tu prójimo como a ti mismo’
(Marcos 12:31). ¿Lo ha hecho usted? ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente y con todas tus fuerzas.’ Si este mandato es obedecido, prepara el corazón para
obedecer el segundo, que es semejante al primero: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ Los diez
mandamientos en su totalidad están comprendidos en estos dos. El primero incluye los cuatro primeros
mandamientos, que ponen de manifiesto el deber del hombre hacia su Creador. El segundo abarca los
últimos seis, que muestran el deber del hombre hacia sus semejantes. De estos dos mandamientos
dependen toda la ley y los profetas. Son dos grandes brazos que sostienen la totalidad de los diez
mandamientos, los cuatro primeros y los últimos seis. Debe ser estrictamente obedecidos.”

Aquí tenemos un llamado tanto a los jefes o dueños de los negocios como a los trabajadores. Hay
muchas personas que, por ejemplo, profesan ser guardadores del sábado – del cuarto mandamiento,
pero sin embargo tienen un negocio en el cual hacen trabajar a sus obreros en sábado. Y piensan que,
como sus trabajadores no creen en el cuarto mandamiento, da igual que trabajen en sábado. Pero el
cuarto mandamiento implica que el patrón le debe dar libre al obrero el día viernes al mediodía o por lo
menos a las 3-4 de la tarde, para que sus obreros puedan hacer su preparación para el sábado. Pensar
que porque los obreros no creen en el sábado está bien que trabajen el sábado es demostrar que no hay
amor al prójimo, pues el amor al prójimo no depende de las creencias de este.

De igual manera, los trabajadores deben trabajar como si estuviesen trabajando para Cristo y no para sus
jefes. Todos debemos trabajar diligente y responsablemente, sin perder el tiempo y sin ociosidad.
Muchos trabajan solo cuando el jefe está presente, y cuando no está el jefe se dedican a perder el
tiempo. Esta no es una conducta cristiana.

Colosenses 3:23-24 – “Y todo lo que hagáis, hacedlo de buen ánimo como para el Señor y no para los
hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. ¡A Cristo el Señor servís!”

2TI pg. 40.1 – “’Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos’ (Mateo 19:17). Muchos que
profesan ser discípulos de Cristo pasarán aparentemente con toda facilidad por este mundo,
considerados como hombres rectos y piadosos, en circunstancias que en lo íntimo de su ser encierran
una plaga que mancha todo su carácter y corrompe toda su experiencia religiosa. ‘Amarás a tu prójimo
como a ti mismo.’ Esto nos prohíbe aprovecharnos de nuestro prójimo en beneficio personal. Se nos
prohíbe perjudicar a nuestro prójimo, ni importa en qué sea. No debemos observar las cosas desde el
punto de vista de los mundanos. Tratar a nuestro prójimo en toda circunstancia tal como nos gustaría
que nos trataran a nosotros, es una regla que debemos aplicar prácticamente. Las leyes de Dios deben
ser literalmente obedecidas. En todas nuestras relaciones y nuestros tratos con nuestros semejantes, ya
sean creyentes o incrédulos, debemos aplicar esta regla: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’.”

El ejemplo de Cristo

2TI pg. 41.3 – “Su vocación es muy elevada; consiste en glorificar a Dios en su cuerpo y en su espíritu,
que le pertenecen. No tiene que medirse comparándose a los demás. La Palabra de Dios le ha
presentado un modelo sin defectos, un ejemplo sin falla. Usted ha soñado con la cruz. Es un instrumento
incómodo de llevar, y, puesto que está lleno de oprobio y vergüenza, usted la ha esquivado.”

DMJ pg. 107.1 – “Cristo es el único verdadero modelo de carácter, y usurpa su lugar quien se constituye
en dechado para los demás.”
La temperancia

2TI pg. 41.3 – “Necesita poner en práctica la reforma pro salud en su vida; negarse a sí mismo, y comer y
beber para gloria de Dios. Absténgase de los deseos carnales que combaten contra el alma. Necesita
practicar la temperancia en todas las cosas. He aquí una cruz que usted ha evitado. Someterse a un
régimen alimentario sencillo, capaz de conservarlo en la mejor condición de salud, es una verdadera
tarea para usted. Si hubiera vivido de acuerdo con la luz que el Cielo permitió que resplandeciera sobre
su senda, su familia se habría economizado muchos sufrimientos. Su propia conducta le ha producido
resultados ineludibles. Si persiste en esta manera de proceder, Dios no se manifestará en el seno de su
familia para bendecirlo en forma especial, ni hará un milagro para salvar a sus familiares del sufrimiento.
Un régimen alimentario sencillo, libre de condimentos, de carne y de toda clase de grasa, será una
bendición para usted y librará a su esposa de mucho sufrimiento, pesar y desánimo.”

2TI pg. 42.1 – “Usted no ha seguido una conducta que podría haberle asegurado la bendición de Dios. Si
quiere tener su bendición, y que su presencia se manifieste en el seno de su familia, debe obedecerle, y
hacer su voluntad sin tomar en cuenta pérdidas o ganancias, o su propio placer. No debe consultar sus
propios deseos, ni procurar la aprobación de los mundanos que no conocen a Dios ni tratan de
glorificarlo. Si usted está en contra de Dios, Él estará en su contra. Si tiene otros dioses delante del Señor,
su corazón dejará de servir al único Dios verdadero y viviente, que demanda todo el corazón y la
totalidad de los afectos. Dios requiere todo el corazón, toda el alma, toda la mente y toda la fuerza. No
aceptará nada menos que eso. Ninguna clase de desunión está permitida aquí; no aceptará tampoco una
obra hecha a medias.”

Somos responsables de la influencia que ejercemos

2TI pg. 44.2 – “El Espíritu del Señor ha estado luchando con su esposa por algún tiempo. Si usted se
sometiera a Dios, ella tendría fortaleza para decidirse y tratar de vivir la verdad. Si decide apartarse de la
verdad, no caerá solo; no solamente perderá su propia alma, sino que será un instrumento para apartar
a otros del camino, y la sangre de las almas manchará sus ropas. Si hubiera conservado su integridad, su
madre, su hermano, y alguien que se encuentra al borde de la tumba, estarían ahora gozando del
consuelo del Espíritu de Dios, y tendrían una buena experiencia en la verdad. Recuerde siempre que
somos responsables de la influencia que ejercemos. Nuestra influencia reúne con Cristo, o esparce.
Estamos ayudando a las almas a recorrer la estrecha senda de la santidad, o somos un estorbo, una
piedra de tropiezo para ellas, apartándolas del camino. Usted, mi estimado hermano, no tiene tiempo
que perder. Dedíquese con seriedad a redimir el tiempo, porque los días son malos. Sus relaciones,
aquellos cuya compañía ha elegido, son un estorbo para usted. Salga de entre ellos; sepárese (2 Corintios
6:17-18). Acérquese a Dios y únase más estrechamente con su pueblo. Su interés y sus afectos deben
tener a Cristo y a sus seguidores como centro. Ame más a los que aman más a Cristo (Romanos 12:2).
Rompa las cadenas que lo han unido a los que no aman a Dios ni a la verdad. ¿Qué comunión tiene la luz
con las tinieblas? ¿O qué parte tiene el creyente con el infiel?”

En el párrafo anterior tampoco se nos llama a ser ermitaños o a desamparar a nuestros seres queridos
solo por que no creen en Dios o su Palabra. Lo importante es darnos de que nuestra influencia como de
la influencia de otras personas hacia nosotros. Se recomienda separarnos de aquellas relaciones que
ejercen una influencia negativa y nos apartan de Cristo. Y más bien juntarnos o asociarnos más con
aquellos que comparten nuestra fe y nuestro amor por Él.

Meditemos en las personalidades, en el carácter y el obrar tanto de Esaú como de Jacob, para
compararnos y ver cómo estamos. No sea que nosotros también perdamos nuestra primogenitura por
un placer o un tesoro temporal.

Amén. Que Dios los bendiga.

“Y el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor” (v. 23b). ¿Es esto una
simple descripción de eventos futuros o un reflejo de la voluntad de Dios? Lo más probable es que sea el
segundo. Es difícil imaginar que Dios no tomaría un papel decisivo en el linaje de Israel, al que tratará
como su primer nacido (Éxodo 4:22; Jeremías 31:9).

Que el mayor sirva al menor va en contra de las convenciones prácticas. Como veremos a medida de que
progresa la historia de Jacob y Esaú, el varón primogénito recibe lo que merece al nacer (25:29-34; véase
también 43:33) y la bendición (27:30-40). Cuando Dios le da a Moisés la ley en Sinaí, declara que el
primogénito recibirá una doble porción de la herencia – dos veces la cantidad de cualquiera de sus
hermanos – aunque al padre no le guste el primogénito o prefiera a otro hijo (Deuteronomio 21:17).
También, Dios reclamará a todos los primogénitos, sean animales o humanos. Animales que nacen
primero serán redimidos o sacrificados, e hijos primer nacidos serán redimidos (Éxodo 34:19-20). Dios
considera Israel su primer nacido (Éxodo 4:22; Jeremías 31:9), y aquéllos que “están alistados en los
cielos” se consideran “la congregación de los primogénitos” (Hebreos 12:23).
La idea tras la declaración de Dios del primogénito es que padres tienden a favorecer al primer nacido. Al
clamar el primer nacido, Dios nos recuerda que él es la fuente de toda bendición y que puede reclamar
señorío de todo. También nos dice que Dios quiere que le honremos con nuestra cosa más preciosa y no
algo de menor valor.

Sin embargo, también es verdad que Dios a menudo escoge funcionar a través del menor en lugar del
mayor. Por eso, a veces escoge a otro que no sea el primogénito para transmitir el linaje por el que nos
bendice. Dios escogió el tercer hijo de Abraham, Seth, para transmitir su linaje (5:3-5). Dios escogió el
segundo hijo de Abraham, Isaac, sobre el primero (Ismael era el primer nacido de Abraham). Ahora, Dios
escoge a Jacob, el segundo nacido, en lugar de Esaú, el primogénito. Escogerá a José antes que a sus
hermanos mayores (capítulo 37 ff.). Más adelante, Dios escogerá a David, el más joven de Isaí, para ser el
rey más grande de Israel (1 Samuel 16). Escogerá a Salomón, el segundo nacido de David (2 Samuel 12).

Edom será la nación que desciende de Esaú (v. 30; 36:1, 8), e Israel será la nación que desciende de
Jacob. Dios pensará de Israel como su primer nacido (Éxodo 4:22; Jeremías 31:9), entonces, esa es la
manera en que se cumplirá la profecía “el mayor servirá al menor.” No obstante, también veremos a
Moab en segundo lugar a Israel (Éxodo 15:15; Números 24:18; 2 Samuel 8:12-14; 1 Reyes 11:14-16;
Abdías 1:18).

PASAJE BÍBLICO

Génesis 25:19-34

RECURSOS PARA PREDICAR

Por Richard Niell Donovan

Traducción por Ángeles Aller

EXÉGESIS:

GÉNESIS 24 ff.: EL CONTEXTO

Capítulo 24 relata la boda de Isaac y Rebeca. Cuando Abraham era anciano (24:1), envió un criado en
quien confiaba a la tierra de Abraham (24:4) para buscar esposa para Isaac, para que Isaac no tuviera
que casarse con una mujer cananea (24:3). Abraham era de Ur de los Caldeos (11:28) y Harán (11:31) –
ciudades de Mesopotamia – entonces, el criado fue a Nachôr (24:10), una ciudad en el noroeste de
Mesopotamia, para buscar esposa para Isaac. Oró a Dios que le revelara la mujer indicada (24:12-14), y
el Señor le indicó Rebeca (24:15 ff.).

Rebeca tenía un hermano llamado Labán (24:29), que será importante por ser padre de las esposas de
Jacob, Lea y Raquel (capítulo 29). Labán engañará a quien le engaña, a Jacob, forzándole a casarse con
Lea antes de permitirle casar con Raquel. Jacob repagará los engaños de Labán con su propio engaño,
resultando en la prosperidad de Jacob a coste de Labán (30:25-43).

En capítulo 24, el criado de Abraham negoció con Labán y Bethuel, el padre de Rebeca (24:47), para que
Rebeca se casara con Isaac (24:64-65). El criado regresó a Canaán con Rebeca donde Rebeca conoció a
Isaac (24:64-65). “Entonces el criado contó á Isaac todo lo que había hecho” (24:66), e Isaac “tomó á
Rebeca por mujer; y amóla” (24:67).

Después de la muerte de Sara (capítulo 23), Abraham se casó con Cetura (25:1-6). A la edad de 175,
Abraham murió y fue enterrado en la cueva de Macpela (25:7-11). Esta historia es seguida por una lista
de los descendientes de Ismael (25:12-18), por la cual llegamos al nacimiento de Esaú y Jacob (25:19 ff.).

A medida que seguimos la vida de Jacob desde su nacimiento hasta su muerte, el tema principal es el
conflicto. Jacobo tendrá conflictos con Esaú (25:19-34; 27; 32:3-21), e Isaac y Rebeca difieren en su
afecto por sus respectivos hijos favoritos (25:28). Jacob tendrá conflicto con Labán (29:15-35; 30:25-43;
31), y Raquel tendrá conflicto con las concubinas de Jacob (30:1-24). Jacob tratará de complacer a Esaú
(32:3-21; 33:1-17) y luchará con Dios en Peniel (32:22-32). Sichêm violará a Dina, hija de Jacob y Lea, y
los hijos de Jacob engañarán y matarán a Sichêm para vengar a Dina (34:1-31). El hijo más joven de
Jacob, José, ofenderá a sus hermanos, los que le venderán como esclavo (37:1-36). ¡No se trata de un
cuadro bonito!

GÉNESIS 25:19-20: Y ESTAS SON LAS GENERACIONES DE ISAAC

19Y estas son las generaciones (hebreo: toledot) de Isaac, hijo de Abraham. Abraham engendró á Isaac:
20Y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer á Rebeca, hija de Bethuel Arameo de Padan-
aram, hermana de Labán Arameo.

“Y estas son las generaciones (toledot) de Isaac, hijo de Abraham” (v. 19a). Esta frase se paralela a la
introducción anterior de la genealogía de Ismael, “Y estas son las generaciones (toledot) de Ismael, hijo
de Abraham,” (v. 12a).

La palabra toledot aparece varias veces en Génesis, en cada ocasión presenta a una de las grandes
figuras (Adam, 5:1; Noé, 6:9; Sem, 11:10; Thare, 11:27; Ismael, 25:12; Isaac, 12:19; y Esaú, 36:1) y sirve
de transición hacia un nuevo capítulo de la vida hebrea. Aquí, presenta el relato de la vida de Isaac, que
también incluye las vidas de Jacob y Esaú, hijos de Isaac.

Génesis relata la vida de Isaac brevemente en comparación a las vidas de Abraham, padre de Isaac, y
Jacob, hijo de Isaac. Abraham será padre de muchas naciones (17:4, 16), y Jacob (cuyo nombre será
Israel más adelante – 32:28) será padre de la nación que llevará su nombre. Isaac es importante
primeramente por ser el cordero de sacrificio que hizo posible a Abraham probar su fe ante Dios (22:1-
19) y porque a través de él pasará el linaje de Abraham a Jacob. En los varios relatos que incluyen a Isaac,
él generalmente aparece como actor secundario en lugar de personaje principal.

“Abraham engendró á Isaac” (v. 19b). La lista de descendientes de Ismael primero menciona que Ismael
era hijo de Abraham, pero después dice, “hijo de Abraham, que le parió Agar Egipcia, sierva de Sara”
(25:12). No existe una mención correspondiente de Sara (madre de Isaac) en el relato de Isaac. Capítulo
23 relató la muerte y entierro de Sara, y su nombre solo se volverá a mencionar por su papel como
esposa de Abraham (25:10; 49:31).

“Y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer á Rebeca” (v. 20a). Este versículo menciona que
Isaac tenía cuarenta años al casarse con Rebeca – una edad avanzada para casarse un hombre
importante. Versículo 26 nos dice que Isaac tenía sesenta años cuando Jacob y Esaú nacieron. Como
veremos, Rebeca tendrá dificultad concibiendo un hijo. Gracias a versículos 20a y 26, podemos ver el
intervalo exacto (veinte años) entre el matrimonio de Rebeca e Isaac y el nacimiento de sus hijos.

No existe mención correspondiente de la edad de Rebeca al momento de casarse o al nacer Jacob y


Esaú. Esto sugiere que, no como Sara, Rebeca todavía es lo suficientemente joven para tener hijos.

“hija de Bethuel Arameo de Padan-aram, hermana de Labán Arameo” (v. 20b). Como se anota arriba, el
relato de Abraham buscando esposa para Isaac y el papel de Bethuel y Labán se relata con bastante
detalle en capítulo 24.
Los arameos eran un pueblo semítico con campamentos en Mesopotamia (este y noreste de Canaán) y
en el área alrededor de Damasco (norte de Canaán).

Padan-aram es una región cerca de Harán en Mesopotamia (véase 27:43 y 28:2) – quizá 150 millas (250
kilómetros) al noreste de Canaán. Este versículo nos dice que Rebeca era de Padan-aram – como
aprendimos en capítulo 24. Más adelante, Isaac le dirá a Jacob que no se case con una mujer cananita,
sino que vaya a Padan-aram para encontrar esposa (28:1-2). Jacob lo hará, en parte para obedecer a su
padre y en parte para escapar la ira de Esaú (27:41 ff.). Allí conocerá a Raquel y trabajará siete años para
conseguir su mano (29:20), solo para ser engañado por Labán, padre de Raquel (y hermano de Rebeca) a
casarse con Lea (29:23-25) – un delicioso pedacito de justicia – el engañoso Jacob ahora es engañado.
Jacob trabajará otros siete años para conseguir la mano de Raquel (29:30). Raquel (esposa de Jacob)
tendrá dificultad en concebir un hijo (30:1) igual que Rebeca (madre de Jacob) y Sara (abuela de Jacob).
Al final, Jacob engendrará varios hijos en Padan-aram (35:23-26; 46:15). Continuará engañando para
enriquecerse en Padan-aram (30:25-43) – lo que resultará en un conflicto del cual Jacob tendrá que huir
para escapar la ira de Labán (31:1-21), igual que antes tuvo que hacer para escapar la ira de Esaú.

GÉNESIS 25:21-23: Y CONCEBIÓ REBECA SU MUJER

21Y oró Isaac á Jehová por su mujer, que era estéril; y aceptólo Jehová, y concibió Rebeca su mujer. 22Y
los hijos se combatían dentro de ella; y dijo: Si es así ¿para qué vivo yo? Y fue á consultar á Jehová. 23Y
respondióle Jehová:

Dos gentes hay en tu seno, Y dos pueblos serán divididos

desde tus entrañas: Y el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo,

y el mayor servirá al menor.

“Y oró Isaac á Jehová (hebreo: YHWH – Yahweh) por su mujer, que era estéril; y aceptólo Jehová(YHWH),
y concibió Rebeca su mujer (v. 21). YHWH o Yahweh es el nombre con que Dios se identificará ante
Moisés en el arbusto ardiente (3:13-14).

Como se anota arriba, Sara, Rebeca, y Raquel todas tienen dificultad en concebir hijos. Cada una
necesita la intervención de Dios – hecho que enfatiza y vuelve a enfatizar el papel de Dios al escoger
parejas para un destino especial, disponiéndolas para cumplir exitosamente sus respectivos papeles para
un futuro fructuoso.
Abraham oró por la esposa y siervas de Abimelech para que tuvieran hijos (20:7) pero no hay relato de él
orando por su mujer, Sara. Tampoco tenemos relato de Rebeca orando para poder concebir, como lo
hacen Raquel y Ana (30:24; 1 Samuel 1:10). No obstante, Isaac reza por su esposa, y Dios contesta su
oración.

“Y los hijos se combatían dentro de ella” (v. 22a). Aquí aprendemos por primera vez que Rebeca está
esperando a más de un hijo. El hebreo traducido como “se combatían” sugiere una batalla feroz y
violenta.

“y dijo: Si es así ¿para qué vivo yo? Y fue á consultar á Jehová” (v. 22b). Rebeca ha sido estéril por veinte
años. Uno pensaría que su alegría hacia la posibilidad de tener hijos le daría la fuerza para soportar la
incomodidad del embarazo con cierta compostura. Sin embargo, su preocupación aquí tiene que ver con
cuestiones que van más allá de su incomodidad física. ¿Ocurre algo con sus bebés? ¿Los parirá con vida?
¿Sobrevivirá el parto? ¿Es su combate en su seno un presagio de que sufrirán violencia toda su vida?

“Dos gentes hay en tu seno, Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas” (v. 23a). Versículo 23
tiene dos paralelismos, algo común en la literatura judía. A menudo se ve el uso de paralelismo en los
Salmos, y los Salmos han inspirado poetas modernos a adoptar esta técnica. Vemos paralelismo en
ambas partes de este versículo. “Dos gentes…dos pueblos” (v. 23a). “Un pueblo será más fuerte…el
mayor servirá al menor” (v. 23b).

Dios informa a Rebeca de que será madre, no solo de dos hijos, pero de “dos gentes” – “dos pueblos.”
Además, estos hijos “serán divididos.” Esto sugiere que los combates en su seno representan algo típico
de su relación a lo largo de sus vidas. No se trata de una lucha típica entre hermanos; hay algo más aquí.
Rebeca tenía razón en preocuparse. No obstante, la palabra de Dios aquí trae tranquilidad. Dios está
enterado del combate entre estos dos bebés, y sabe adonde irán sus combates. Como veremos en 23b,
Dios tiene un plan.

“Y el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor” (v. 23b). ¿Es esto una
simple descripción de eventos futuros o un reflejo de la voluntad de Dios? Lo más probable es que sea el
segundo. Es difícil imaginar que Dios no tomaría un papel decisivo en el linaje de Israel, al que tratará
como su primer nacido (Éxodo 4:22; Jeremías 31:9).
Que el mayor sirva al menor va en contra de las convenciones prácticas. Como veremos a medida de que
progresa la historia de Jacob y Esaú, el varón primogénito recibe lo que merece al nacer (25:29-34; véase
también 43:33) y la bendición (27:30-40). Cuando Dios le da a Moisés la ley en Sinaí, declara que el
primogénito recibirá una doble porción de la herencia – dos veces la cantidad de cualquiera de sus
hermanos – aunque al padre no le guste el primogénito o prefiera a otro hijo (Deuteronomio 21:17).
También, Dios reclamará a todos los primogénitos, sean animales o humanos. Animales que nacen
primero serán redimidos o sacrificados, e hijos primer nacidos serán redimidos (Éxodo 34:19-20). Dios
considera Israel su primer nacido (Éxodo 4:22; Jeremías 31:9), y aquéllos que “están alistados en los
cielos” se consideran “la congregación de los primogénitos” (Hebreos 12:23).

La idea tras la declaración de Dios del primogénito es que padres tienden a favorecer al primer nacido. Al
clamar el primer nacido, Dios nos recuerda que él es la fuente de toda bendición y que puede reclamar
señorío de todo. También nos dice que Dios quiere que le honremos con nuestra cosa más preciosa y no
algo de menor valor.

Sin embargo, también es verdad que Dios a menudo escoge funcionar a través del menor en lugar del
mayor. Por eso, a veces escoge a otro que no sea el primogénito para transmitir el linaje por el que nos
bendice. Dios escogió el tercer hijo de Abraham, Seth, para transmitir su linaje (5:3-5). Dios escogió el
segundo hijo de Abraham, Isaac, sobre el primero (Ismael era el primer nacido de Abraham). Ahora, Dios
escoge a Jacob, el segundo nacido, en lugar de Esaú, el primogénito. Escogerá a José antes que a sus
hermanos mayores (capítulo 37 ff.). Más adelante, Dios escogerá a David, el más joven de Isaí, para ser el
rey más grande de Israel (1 Samuel 16). Escogerá a Salomón, el segundo nacido de David (2 Samuel 12).

Edom será la nación que desciende de Esaú (v. 30; 36:1, 8), e Israel será la nación que desciende de
Jacob. Dios pensará de Israel como su primer nacido (Éxodo 4:22; Jeremías 31:9), entonces, esa es la
manera en que se cumplirá la profecía “el mayor servirá al menor.” No obstante, también veremos a
Moab en segundo lugar a Israel (Éxodo 15:15; Números 24:18; 2 Samuel 8:12-14; 1 Reyes 11:14-16;
Abdías 1:18).

GÉNESIS 25:24-26: EL NACIMIENTO DE ESAÚ Y JACOB

24Y como se cumplieron sus días para parir, he aquí mellizos en su vientre. 25Y salió el primero rubio
(hebreo: admoni), y todo él velludo (hebreo: sear) como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. 26Y
después salió su hermano, trabada su mano al calcañar (hebreo: aqeb) de Esaú: y fue llamado su nombre
Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los parió.
“Y como se cumplieron sus días para parir, he aquí mellizos en su vientre” (v. 24). Se cumple la primera
parte de la profecía de versículo 23.

“Y salió el primero rubio (admoni), y todo él velludo (sear) como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú”
(v. 25). Esaú es el primogénito – el primer mellizo en nacer.

Es fácil ver como la palabra Edom se deriva de admoni, pero no es tan fácil de ver con el nombre de
Esaú. Esaú es velludo (sear) – hecho que será importante en la historia de Jacob robándole a Esaú su
bendición (27:1-29). Más adelante, se asentarán en Seir (32:3; 33:14, 16; 36:8).

“Y después salió su hermano, trabada su mano al calcañar (aqeb) de Esaú: y fue llamado su nombre
Jacob” (v. 26a). Jacob agarrando el calcañar de Esaú y los combates de los bebés en el seno de su madre
presagian los conflictos que estos hermanos tendrán de jóvenes. Agarrarse al calcañar sugiere engaño, y
Jacob, ciertamente, engañará.

De nuevo, es fácil ver como el nombre de Jacob se deriva de la palabra hebrea para calcañar (aqeb). Del
engaño que Jacob manifestará más adelante quizá viene nuestra palabra calcañar – coloquial para una
persona despiadada.

La palabra hebrea aqab – muy parecida a la palabra aqeb – significa “suplanta o engaña.” Así es como
Esaú describirá las acciones de Jacob después de ser robado de su primogenitura (36:27).

“Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los parió” (v. 26b). Como se anota arriba, Isaac tenía
cuarenta años al casarse con Rebeca (v. 20), entonces, esta pareja fue estéril durante 20 años antes de
que Rebeca pariera los mellizos. Sabemos que Isaac había rezado para que Rebeca concibiera (v. 21).
¿Había orado por veinte años? Eso es probable. En cualquier caso, esto nos dice algo de la oración. El
hecho que la oración no sea contestada rápidamente o de la manera que queremos o esperamos, no
indica que no haya sido contestada o que no será contestada. A veces, una vida de oración es contestada
solo después de la muerte de la persona que oraba.

GÉNESIS 25:27-28: Y AMÓ ISAAC Á ESAÚ, MAS REBECA AMABA Á JACOB

27Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo: Jacob empero era varón
quieto, que habitaba en tiendas. 28Y amó Isaac á Esaú, porque comía de su caza; mas Rebeca amaba á
Jacob.

“Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo: Jacob empero era varón quieto,
que habitaba en tiendas” (v. 27). Está claro que se trata de mellizos fraternos en lugar de idénticos (de
dos huevos en lugar de uno), porque son tan diferentes.

Esaú es un hombre velludo de campo – un hábil cazador – características que solemos asociar con fuerza
varonil. Pero pronto volverá hambriento del campo (v. 30).

Jacob es un hombre callado – tranquilo (27:11) – le gusta estar dentro – hombre que habita en tiendas.
Podemos pensar de él como el primer introvertido. Padres suelen preocuparse por hijos como éste. ¿Es
demasiado callado – demasiado reservado? ¿Está listo para tener éxito en un mundo duro? ¿Arde algún
fuego en sus entrañas? ¿Tendrá valor cuando lo necesite? ¿Tendrá ambición? ¿Será un hijo malcriado?

Estas preocupaciones serían aún más pronunciadas en aquel mundo primitivo. En aquel día, un joven
callado y reservado no podía enriquecerse programando ordenadores o llevando a cabo intricados
cálculos financieros. Pero, como veremos, la fuerza de Jacob está en su inteligencia y no en sus
músculos, y se probará capaz de ganar a casi todos sus competidores – empezando con su hermano.

“Y amó Isaac á Esaú, porque comía de su caza” (v. 28a). Padres no deben tener favoritos – preferir a un
hijo sobre otro – pero muchos lo hacen. Jacob (más adelante conocido como Israel) preferirá a José mas
que a sus otros hijos (37:3-4; 44-20). Esto ocurre en familias.

Este versículo dice que Isaac ama a Esaú, porque comía de su caza – Esaú es un cazador que pone carne
en la mesa. Pero sospecho que hay más que el gusto de Isaac por la carne. Padres quieren hijos fuertes, y
Esaú es el típico hombre varonil. Parece natural que Isaac prefiera a Esaú.

“mas Rebeca amaba á Jacob” (v. 28b). No se nos dice porque Rebeca ama a Jacob, pero lo podemos
adivinar. Mientras Esaú está cazando en el campo, Jacob pasa tiempo en la tienda con su madre, y
Rebeca disfruta de su compañía. Esaú prefiere la compañía de hombres del campo, pero Jacob prefiere
estar en compañía de hombres callados como él, hombres pensativos – y él está cómodo alrededor de
mujeres también. Parece natural que Rebeca prefiera a Jacob.
GÉNESIS 25:29-34: Y VENDIÓ ESAÚ Á JACOB SU PRIMOGENITURA

29Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo cansado, 30Dijo á Jacob: Ruégote que me des á
comer de eso bermejo (hebreo: ha adom min ha adom), pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado
su nombre Edom. 31Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. 32Entonces dijo Esaú: He
aquí yo me voy á morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? 33Y dijo Jacob: Júramelo en este
día. Y él le juró, y vendió á Jacob su primogenitura. 34Entonces Jacob dio á Esaú pan y del guisado de las
lentejas; y él comió y bebió, y levantóse, y fuése. Así menospreció (hebreo: yibez – de baza) Esaú la
primogenitura.

“Y guisó Jacob un potaje” (v. 29a). Como veremos en versículo 34, se trata de un guiso de lentejas.
Lentejas son legumbres, como guisantes o judías. Quizá Jacob plantó estas lentejas en una huerta. Eso
concordaría con la imagen que se ha proyectado de Jacob como persona del hogar.

“y volviendo Esaú del campo cansado” (v. 29b). Sabemos que Esaú es un hábil cazador pero,
aparentemente, esta vez no ha logrado cazar nada. De otra manera hubiera hecho una fogata y asado
carne para satisfacer su hambre – o le hubiera ofrecido a Jacob un cambio de carne por guisado.

“Dijo á Jacob: Ruégote que me des á comer de eso bermejo (ha adom min ha adom), pues estoy muy
cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom” (v. 30). En versículo 25, Esaú salió rubio (admoni) del
seno de su madre. Ahora le pide algo “de eso bermejo” (ha adom). De esta palabra adom quizá viene la
palabra Edom – Edom siendo la nación que Esaú fundará.

Un guiso de lentejas seguramente sería de color marrón o marrón amarillento. No obstante, Jacob puede
haber utilizando judías rojas – y quizá el color rojo no describa bien el color adom (Wenham, 176;
Hartley, 236).

“Véndeme en este día tu primogenitura” (v. 31). La primogenitura es “el privilegio especial asignado al
primer nacido (hijo) de cualquier padre. Esto significa, en primer lugar, que heredaba dos porciones, es
decir, el doble de la porción de los otros hombres… El derecho del primogénito también significa su
liderazgo entre los hermanos después de morir el padre” (Jorge Pixley, en Sakenfeld, página 471; véase
también Deuteronomio 21:17).
La respuesta rápida y decisiva de Jacob nos dice que ha estado deseando la primogenitura de Esaú y que
ha estado esperando el momento arrebatársela.

Como veremos más adelante, Jacob también desea la bendición de Isaac – una bendición que le
pertenece a Esaú por ser el primer nacido. Aunque Jacob no intenta engañar a Esaú para conseguir su
primogenitura (Esaú lo facilita – no es necesario engañarle), Jacob utilizará el engaño para obtener la
bendición (27:1-29).

“He aquí yo me voy á morir” (v. 32a). Si Esaú está verdaderamente cerca de la muerte, su comentario
tiene sentido. Una primogenitura no valdría nada para un hombre muerto.

Pero no debemos tomar la declaración de Esaú como hecho. Esaú está incómodo y exagera el significado
de su hambre. Su comentario “me voy á morir,” es como nuestra frase, “me estoy muriendo de hambre”
– una declaración que no dice más que la persona tiene hambre.

“¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?” (v. 32b). La respuesta de Esaú muestra que solo se
preocupa por el presente – no es capaz de hacer esperar el hambre a cambio de construir una fundación
sólida para su futuro. También nos dice que tiene prioridades equivocadas – que valora demasiado el
presente y que no valora suficiente las bendiciones substanciales.

“Y dijo Jacob: Júramelo en este día” (v. 33a). En versículo 32, la respuesta de Esaú indica la actitud casual
con la que piensa de su primogenitura, pero su respuesta queda corta de ser una promesa a su hermano.
No está a punto de dejar que Esaú diga, “¡Yo no dije eso!” o “¡Eso no es lo que quise decir!” Insiste que
Esaú haga un juramento que le dará a Jacob su primogenitura a cambio de un poco de guiso de lentejas.
Un juramento así sería una promesa solemne que ligaría Esaú a sus provisiones.

“Y él le juró, y vendió á Jacob su primogenitura” (v. 33b). Jacob requiere un juramento y Esaú se lo da. Su
única preocupación en ese momento es el hambre que tiene. El futuro parece distante y su
primogenitura sin importancia, por eso, Esaú acepta este trato ridículo y vende su primogenitura a Jacob
por su propia voluntad.

“Entonces Jacob dio á Esaú pan y del guisado de las lentejas” (v. 34a). Con el juramento de Esaú en
mano, Jacob honra su parte del trato y le da a Esaú pan y guiso de lentejas.
La KJV dice “potaje de lentejas” en lugar de “guisado de lentejas” – y aparentemente la frase “masa de
potaje” se utilizó en alguna traducción. Esto abre paso a pensar de “masa de potaje” como una frase que
describe algo de poco valor.

“y él comió y bebió, y levantóse, y fuése” (v. 34b). Esaú nunca parece dudar en su descuido. Estos cuatro
verbos aparecen en rápida sucesión – comió, bebió, se levantó, y se fue – esto dice mucho de su carácter.

“Así menospreció (yibez – de baza) Esaú la primogenitura” (v. 34c). Pero por si acaso no prestamos
atención a las implicaciones de su carácter en versículo 34b, el autor nos las delinea aquí. “Menospreció
(baza) Esaú la primogenitura.”

Pero debemos tener cuidado de no menospreciar a Esaú por haber menospreciado su primogenitura. A
menudo nosotros somos culpables de vender nuestra primogenitura por un poco de potaje. ¿No es eso
lo que pasa cuando hipotecamos la casa usando tarjetas de crédito para hacer compras frívolas? ¿No es
eso lo que ocurre cuando un joven deja la escuela para aceptar un puesto de salario mínimo? ¿No es eso
lo que pasa cuando un esposo o esposa decide engañar a su pareja? ¿No es eso lo que hacemos al usar
tabaco o alcohol o drogas? ¿Cuando adictos al trabajo reemplazan relaciones humanas con trabajo?
¿Cuando el congreso desperdicia el dinero de los contribuyentes en favoritismos? ¿Cuando comemos
demasiado y no hacemos suficiente ejercicio y no cuidamos nuestra salud? ¿Cuando no prestamos
atención al impacto que tienen nuestras acciones en el medio ambiente? La lista sigue y sigue.

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