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Partes: López Pugh, Sergio y otra c/ Colegio The Southern Cross School | Recurso de
protección
Fecha: 10-nov-2008
Producto: MJ
Doctrina:
1.- Corresponde confirmar la sentencia de alzada por la que no se hizo lugar al recurso de
protección deducido, habida cuenta que no se consideran conculcadas las garantías
constitucionales denunciadas por el recurrente.
Vistos:
En el motivo duodécimo del fallo en alzada se suprime la oración desde donde dice
"consecuencialmente" hasta "se estiman conculcadas".
Acordada contra el voto de los señores Brito y Mauriz, quienes fueron de parecer de revocar la
sentencia apelada y hacer lugar al recurso de protección disponiendo el reintegro del
estudiante por quien se ha accionado, atendidas los siguientes fundamentos:
2ª.- Es sabido que los derechos fundamentales tienen una pretensión moral que llega a ser
recepcionada por el Derecho positivo para que la finalidad de estos pueda ser alcanzada
plenamente. Esto es así porque su fundamentación es de orden moral, mientras que el
concepto es de índole jurídica.De lo anterior deriva que una acertada comprensión de esta
clase de materia sólo puede ser resultado del escrutinio de la moralidad implícita de lo que se
trata y de su correspondencia con la legalidad -y la arbitrariedad en esta clase de acción-, esto
es, dicho de otro modo, el análisis no ha de hacerse sólo desde la juridicidad que deriva de la
ley secundaria como son las normas contractuales sino también a partir de los valores jurídicos
y del contenido de la norma constitucional eventualmente vulnerada.
3ª.- El recurso de autos obliga a resolver si la referida exclusión importa una negación
injustificada de la igualdad de acceso a la educación que la Constitución Política de la
República asegura, en este caso por la imposibilidad de que el menor continúe su proceso
formativo en el colegio al que se integró en las anualidades precedentes.
En esta parte, en que los términos del contrato no sirven para la solución del conflicto, es útil
tener en cuenta la opinión de Gregorio Peces-Barba Martínez en el sentido que el valor
solidaridad actúa "como exigencia moral para crear una relaciones de convivencia más
integradas, más comunitarias, donde la libertad sea menos aislacionista y más comunicativa",
lo que afirma luego de indicar que no es posible aceptar que en las relaciones actuales prime
el contrato como una forma generalizada de las relaciones interpersonales (Lecciones de
Derechos Fundamentales. Colección Derechos Humanos y Filosofía del Derecho. Dykinson.
Madrid. 2004).
En estas condiciones la separación del menor no es razonable, no tan sólo porque la diferencia
de calificaciones se reduce a décimas sino porque es insuficiente para justificar la
imposibilidad de la continuación de su proceso educativo. Hay que preguntarse si tales notas
determinan una convicción en el sentido que el menor está irremediablemente impedido de
continuar en ése colegio. La misma pregunta hay que hacerla en relación con los demás
estudiantes; tampoco resulta justificado que éstos resultarían afectados de continuar la
relación condiscipular, puesto que no se trata de muchachos descalificados para la educación
regular sino, por el contrario, claramente pertenecientes al grupo etario del que se le separa.
Todo indica que la referida exigencia no está vinculada al proceso educativo del menor, y que
opera como un mecanismo descalificador encaminado a generar condiciones grupales de
excelencia formal. No hay, en consecuencia, proporcionalidad entre la discriminación y algún
legítimo objetivo recogido por la Constitución, y esta sola convicción hace procedente acoger la
acción.
Nº 4406-2008.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, integrada por los Ministros Sr. Adalis
Oyarzún, Sr. Héctor Carreño, Sr. Haroldo Brito y los Abogados Integrantes Sr. Benito Mauriz y
Sr. Ismael Ibarra.