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MODELANDO LA CIENCIA JURIDICA Alvaro Nufiez (Coordinador) Eugenio Bulygin Riccardo Guastini Manuel Atienza Vilhelm Lundstedt Palestra Editores Lima — 2014 vosrrostrivismo Y DeRecHo Tama Eacuosna en tana Trceano Genera Masta aus nena Pops ee casio Mic Caan Ranonco Monticins ta MGI FURDICA “Aber Nabe Quetta a opr eo perc ce et ra {inl canting de ost py = Copyrih: Aseno Noses Coordinadon Sciigh 018 Pasrns oven SAC. Tar stars Patesraapaeseadtores com / wow glestatore ort hata de arin dagramacin: ‘Tiaje: 1000 empires fwpice GENERAL Tnuroduceisn 7 ‘Alvaro Nisiex Vaquero Ciencia juridiea: wn mapa conceptual 13 Alvaro ister Vaquero 1. Lateora de la cfencta frien 7 2. Para qué un concept de “cienci jusdice? 24 3. Elconcepto de “ciencia jusiies™ nD 4. Teoria eideologias de la clencia juridica. 34 4.1, Las teorias(descriptivas) dela clenciajuidica 35 4.2. Las ideologias dela clenciajurdica 38 5. Razones normativas paral cencia juries. 45 5.1. Ciencia juridica normativist.. 5.2. Ciencia juridica realise... 5.3. Dogmética juridica argumeneativista ncn 48 5. Dogmética teenolbgied nannies 50 Dogaésica juries y sintematizactn del derecho wou. 53 Eugenio Bubygin 1, Observaciones preliminates.u.vesmeneninenn 2. Wdeneificacin de las notmasjuridica. 55 MODELANOD LA GENE URIOICA 3. La sstematizacign 4. Modifcaciones del sistema juridico, 5. Obrervaciones finales. El realismo juridico redefinido. Riccardo Guastini 1. Realismo merodolégico. 2, Realismo ontolégico 3. Realismo epistemoldgic... La dogmética juridica como teeno-praxis Manel Atienza Rodrigues 1. gBs dogmética la dogmaésicajuefdiea2 2. La dogmética juridica no es una eens sino una téenica 3, Tres planceamientos iusfllosficos sobre ls dogmatica juridica, 4. El punco de vista de lor dogmacicar 5, Por qué una tecno-prans. La jurispradencia como ciencia Vilbelns Lundctede 1. Comentarios generales oor 2. Jurisprudencta conseractiva 3. Observaciones gencraler sobre el bienesar social en mi tesis De los autores. <3 128 135 139 148 16 161 "173 182 203 | | | | | nyrROpUCCION Alvaro Nise Vaquero “Fibyotumen qucelisctortene entre us manos cons euye un intento de recopilar algunos trabajos de teorfa de la ciencia juridica suficientemente represen tativos para poder formarse una opinién acerca de las cortientes mas importantes de los dltimos decenios en esta materia. La presente compilacién de textos pretende, por tanto, ofrecer una visién panorimica acerca de las principales doctsinas presentes en el debate normativo sobre el método y la actividad de Jos juristas académicos, es decir, sobre qué objetivos y qué instrumentos deben emplear los estudiosos del de- recho positive: civiliseas, penalistas, eributaristas, ete Como es bien sabido, la teoria de la ciencia juridica es una de las tres que Norberto Bobbio cali- ficé como las matrices de investigacién dentro de la filosofia del derecho, La mayoria de los tedricos del derecho més influyentes del pasado y presente siglos se ocuparon especificamente de la cuestién: Kelsen, Ross, Bobbio, Bulygin, Peczenick, Wroblewski, Nino, ova nar weERO Ferrajoli, Holmes, Llewellyn, Tarello, et. Se podria decir que aquella de la ciencia jurfdica consticuye tuna de las discusiones clisicas de la reflexi6n tebrico- juridica. Parece pues mas que justificado volver sobre ella ofieciendo en esta ocasi6n una panordimica lo mas amplia y directa posible. Esta recopilacién de articulos se dirige 2 tes tipos diferentes de lectores. En primes lugar, aquienes estan desarrollando ciclos formativos en derecho, tanto de pregrado como de postgrado. Para estos sitimos, quienes ya poseen tn conocimiento sobre el funciona miento de los ordenamientos juridicos, avanaar sobre este pilar bésico de la filosofia del derecho puede tener un importante valor heuristico como paso previo para cualquier trabajo de investigacién sobre una parte conereta del oxdenamiento. En relaci6n a quiienes estén todavia comenzando su formacién jusidica, es imporcante sefialar que la jnmensa mayoria de facultades de derecho del mundo del civil law oftecen una formacién a sus estudiantes en [2 que la transmisién del saber tradicional de los juristas —la asi llamada “dogmatica juridiea’ — sigue jugando un papel fundamental. Una mayor conciencia acerca de qué se les esté ensefiando puede, sin duda, evar 2 un mejor entendimiento y aprovechamicnto de dichos conocimientos. ve En segundo lugar, se dirige también a aquellos juristas —tanto te6ricos como précticos— que tienen algtin tipo de inquiecud acerca de su actividad y del fancionamiento del derecho. Para quicnes se dedi- ‘ean al estudio del derecho positiv (los “cientificos” 19 “dogmaticos” del derecho), el presente volumen puede ser til en dos sencides: por un lado, para ser inmooucon mis conscientes de qué hacen cuando desarrollan st actividad y poder desarrollarla mejor; por el otro, para tener clara la naturaleza de los diferentes objetivos de investigacién que pueden perseguir, y las alternativas -metodolégicas de las que disponen para ello. El tema de la ciencia juridica es también rele- ante para quienes se dedican al gjercicio prictico del derecho, es decis, quienes desarrollan su actividad profesional en los tribunales de justicia, instituciones iiblicas, asesoria juridica, ete. Parafraseando una expresin retomada por Riccardo Guastini, es po- sible afirmar que del mismo modo que no se puede entender la religién sin eeologia, tampoco se puede entender el derecho sin la dogmética 0 ciencia jurl- dica. La comprensién del fenémeno jurfdico resulta incomplera sin tener en cuenta las elaboraciones y reconstrucciones que hacen los estudiosos del derecho. Este conocimiento no es relevante simplemente por el mero gusto de aumentar el conocimiento de los juristas prfcticos, sino porque un desarrollo exivoso de la actividad profesional parece requeri un conos rmiento avanzado del funcionamiento de la maquinaria jurfdica, en la que la ciencia o dogmétiea jurfdica jucga tun papel fundamental. En tercer lugar y por tikimo, este volumen se diti- ge también a los tedricos del derecho que ya disponen de un conocimiento sobre —teoria de— la ciencia juridica. Este volumen pretende ser una aportacién sustantiva al debace en esta subdisciplina de la flosofia del derecho en dos sentidos. En un primer sentido, este volumen incluye dos articulos originales de dos de los tebricos del derecho de mayor relieve internacional actualmente, ycuyas tesis son mas que representativas Awvano nate vaaueno de dos formas muy diferentes de entender la ciencia juridica: Riccardo Guastini y Manuel Atienza. En un segundo sentido, este volumen recoge dos trabajos ya publicados, pero de dificil acceso y a los que no se les ha prestado suficiente avencién. El primero de ellos es un trabajo de otro de los més, importantes fildsofos del derecho del siglo XX: Euge- io Bulygin. El tiltimo articulo que cierra la presente recopilacién es un fragmento del realista escandina- vo mis injustamente tratado y olvidado: Vilheim Lundstede. La traduccién del texto de Lundstede ha sido extremadamente complicada, pero después de innumerables revisiones solo queda esperar que la primera traduccién de este autor al espafiol esté a la aleura de las expecrativas Pese a su hetcrogencidad, estos articulos no cons- tituyen un simple collage ms 0 menos caprichoso de textos. Por el contrario, responden a una estructura teérica bien definida en la que, en primer lugar, se analizan las dificuleades y errores mas frecuentes a Ia hora de definir “ciencia juridica” para mostrar la hheterogeneidad de formas en las que ésta puede ser cultivada para, a continuacién, mostrar cuatro posibles alternativas metodolégicas para el estudio del derecho positive. Por otro lado, la presente recopilacién se fun- dlaen mi experiencia como docente en Ia asignatura de “Teoria de la ciencia juridica” en el Master en Global Rule of Law and Constitutional Democracy organizado por mi Ala Mater Seudéorun: la Universita degli Seudi di Genova. El volumen se abte con una introduccién que pretende clarificar algunos de los conceptos bisicos de la ciencia juridlica y ofrecer una reeonstruccién de nrrooucci| las razones que se pueden aducir en favor de cuatro doctrinas acerca de qué deben hacer los estudiosos del derecho. Los siguientes cuatro articulos corresponden acada uno de estos modelos de ciencia juridica. Los dos primeros—Bulygin y Guastini—son modelos de ciencia juridica en sentido estricto que sugieren a los juristas desarrollar una actividad meramente descripti- va. Los dos iilrimos —Atienza y Lundseedt— im alos estudiosos del derecho ano limitarse a describir elcontenido del derecho, sino a oriencar las decisiones judiciales en los casos dificiles, abandonando el campo de lo puramente descriptivo. Antes de dejar al lector con los textos, quiero agradecer a los directores de la Coleccién “Postpo- sitivismo y Derecho” —Susanna Pozzolo y Rafael Escudero Alday— de la editorial Palestra, la confianza ( la paciencia) que depositaron en mi cuando les propuse el trabajo y era todavia un joven doctorando del Dipartimento di Cultura Giuridica “Giovanni Ta- rello”. Ademis, he de agradecer a Juan Andrés Varas quien se oftecié a revisar el texto de Lundstedt. Y, por supuesto, a Ester Gonzalez, mi pareja, sin cuya ayuda erco que nunca habria acabado este trabajo. ‘Valdivia (Chile) 4 de diciembre de 2013 ClENCTA yUR{DICA: UN MAPA CONCEPTUAL Alvaro Nites Vaquero BR eieatemente Vittorio Villa —un eminente rico de la clencia juridica italiano— cirulé el capftulo de un manual de filosofia del derecho, dedicado a la ciencia juridica como “Il problema della scienza giuridica". Villa no es sin embargo el primero que se refiere a la ciencia juridica como un “problema”, ni sera probablemente el dltimo. El de In ciencia juridica parece un problema al que no se le encuentra solucién. La discusién acerca de Ia ciencia juridica —es decit, la actividad de quienes se dedican a estudiar el contenido del derecho-— ha sido uno de los temas mds persistentes en la historia del pensamiento juri- dico. Los juristas, incluso en mayor medida que el TV. views, It problema delle clea ghucdic”, en G. Pros A. Scmavetuo y'V. Vista, Hosoi el dino. Iaradcione crea al Peni garidico eal dvs poseo, Gisppcell Tas, 2019, pp. 578-398. ‘Ayano NOR vAaUERO resto de estudiosos de ciencias sociales, han sentido la necesidad —cuando no la obsesién— de pregun- tarse acerca del estarus de su propia actividad y del método idéneo para llevarla a cabo. Dicha obsesién ha generado incontables controversias, hasta el punto de parecer que son més los desacuerdos que los puntos de coincidencia. ‘Allo largo de la historia del pensamiento juridico Ih del estudioso del derecho habia sido considerada como una profesién de prestigio. Quienes se han dedicado al estudio de los textos juridicos han sido considerados como eruditos, poseedores de un saber no accesible para los no iniciados. Es més, los juristas te6ricos han llegado a ser considerados los guardianes de la justicia, jugando un papel decisivo en la legiti- macién del orden social, funcionando como piezas fundamentales del engranaje del poder politico. Esta consideracién hacia los estudiosos del derecho se mantuvo indiscutida durante siglos. La ac- tividad de los estudiosos del derecho se habia adaprado perfectamente al modelo de ciencia dominante —el racionalista— constituyendo incluso uno de sus me- jores ejemplos. El estudio del derecho positivo se regia mediante un método cientifico (riguroso) compartido con los fildsofos morales del derecho natural, similar al de la légica y de las mateméticas. Dicha situacién se mantuvo por mucho tiempo inalterada, al menos hasta la revolucién implementada por las teorias c ideologias positivistas. El eriunfo de las Giencias naturales —cuyos ejemplos mas destacables fueron la fisica y la biologla— supuso el éxito del método empirista y su cortelativo modelo de cienti- ficidad, marcando el inicio de una preocapacién mas profunda acerca del valor de la actividad desarrollada por los juristas. El éxito de dichas disciplinas eerminé poniendo en jaque el método y el estudio del derecho positive como una actividad cientifica. Este cuestionamiento de Ia actividad y el método para el estudio del derecho ha generado respuestas de todo tipo a lo largo de mas de dos siglos, algunas de clas furibundas e, incluso, virulentas. Sin duda la mas conocida, aunque no la tinica® fue la del fiscal pru- siano Julius von Kirchmann’, quien categéricamente afirmé que wes palabras del legislador podian mandar bibliotecas enteras a las llamas. Debido precisamente a que la ciencia juridica tenia por objeto algo mutable en el tiempo (el derecho positivo del legislador), los estudiosos del derecho deber‘an buscar un objeto de estudio parecido al de las ciencias naturales. Aquellos debian pues dedicarse a estudiar algo que no cambia~ ra: como el derecho natural, es decir, un conjunto de normas que se mantienen inmutables a lo largo del tiempo y del espacio. Norberto Bobbio se refirié a este tipo de respues- tas ante el problema de la cientificidad del estudio del derecho como propuestas de duplicacién de saberes juridicos. A saber: una vez constatados los problemas para calificar a la ciencia juridica como disciplina Cientifica, se proponia su sustitucién por alguna otra disciplina que realmente satisfaciera algiin estindar de FRE Hines, Maredelogte juridice neveronte, Dykinson, Mads, 2006, A: Nis, Lat litacione del comocimients rte, Tot, ‘Madeid, 2003, J. vow Kincresane, “El carfcters-clentiice del sada Ciencia del Derecho", en B Mancntnco (ed). Ditasén sobre a cancer “ansicientifie del derecho, Grey, Lim, 1999, pp. 125-155. oe ‘Auvnno note vaaueno cientificidad. Frente a la pregunta sobre la valia del estudio del derecho, han sido muchos quienes han respondido en términios negativos, y han propuesto la sustitucién de Ia actividad tradicional de los juris tas por otra realmente cientifica. Huelga decir que la, cuestién ha generado un cantidad ingente de estudios y ensayos, Sin embargo, el debate sobre la cientificidad del método de los estudiosos del derecho ha terminado, generando en los iiltimos decenios una reaccién de rechazo, negando que ésta deba ser la cuestién a discu~ tir cuando hablamos de ciencia juridica. Para muchos autores, lo fundamental no es si podia ser considerada, como una actividad realmente cientifica, sino —mds alld de los diferentes estandares de cientificidad— si puede ser considerada como una actividad rigurosa. (Quros todavia han asumido una posicién més radical afirmando que lo realmente importance no serfa si el métodé de los estudiosos del derecho es 0 no cienti- fico, sino, cudles son las funciones y objetivos que de hecho cumplen y deberfan cumplir quienes analizan, el derecho. Este trabajo esté estructurado en cinco partes: la primera trata de establecer un minimo de orden en la discusién en teorfa de la ciencia juridica; la segunda se pregunta sobre la funcién que debe cumplir el con- cepto de ciencia juridica en una teorla de la ciencia juridica; la tercera propone un concepto de ciencia juridica Geil para la teorla de la ciencia juridiea; la ‘cuarta intenta sintetizar las diferentes maneras en las que se ha afrontado el problema de la ciencia jurfdicas, la quinta y iltima intenta ofrecer algunas razones en, favor de cuatro modelos de ciencia juridica. 16 CIENCIA JURIICAS UN MnPA CONCEPEUAL 1. LATEORIA DELA CIENCIA JURIDICA 2A qué nos referimos cuando hablamos de “ciencia, jusidica”? Pesea ser una discusién que dura ya varios ‘Siglos—o tal vez precisamente por ello— no estd claro de qué estamos hablando cuando usamos la expresién “cienciajuridica’ u otras similares. No disponeinos de tuna terminologia univoca ni compartida* y no est del todo claro si usamos en el mismo sentido expresiones, ‘como “ciencia del derecho” 0 “dogmatica jurtdica”, empledndose dichos vocablos —pero también oro similares— de manera equivoca, Este problema respecto a la verminologta, y sus correspondientes significados, encuentra buen reflejo ‘en una fuerte heterogeneidad en los temas tratados bajo cada una de dichas expresiones. Bajo etiquetas ‘como “ciencia juridiea’, “dogmatica juridiea”, “juris prudencia’, “doctrina” o “método jurfdico” es posible ‘encontrar una gran cantidad de estudios y monografias ‘que, en muchas ocasiones, poco tienen que ver entre si. Ademis, en otras ocasiones, dichas expresiones NO aparecen en los titulos de los trabajos, pero aquellos son dedicados a analizar ef método 0 la actividad de Jos estudiosos del derecho. Para aclarar a qué nos estamos refiriendo cuando hablames de ciencia juridica podemos comenzar refi- rigndonos alos temas tratados bajo estos epigrates. Sin pretensiones de exhaustividad, es posible mencionar Jos siguientes tipos de trabajos: (CS. Niwo, Algunos models metedelighsos de “censi juridica, Fontamars, Mérico, 1999, G. Ratt, Sistema gluridice ¢ Snematiceaione de dri, Giappichel, Tors, 2008 ‘Avvano WORE vAaUERD i, Propuestas normativas sobre el método que deben emplear los estudiosos del derecho, es decir, propuestas que pretenden orientar a los estudiosos del derecho positivo para elegir qué método emplear’. 4i, Eseudios sobre las obligaciones morales de los juristas, es decir, sobre los compromisos éticos que tendrian que respetar los estudiosos del derecho'. ili, Andlisis acerca de historia de las ideas jurfdicas, que exponen cudles han sido los tipos de mérodos juridicos prevalecientes en cada periodo histérico”. iy, Trabajos que pretenden dar cuenta del papel gue desarrollan los juristas en la sociedad. Estos tra- bajos suelen mostrar una especial atencién por las relaciones entre derecho y politica, y céme los juristas interactian con el poder v. Anilisis descriptivos acerca de cules son las actividades Ievadas a cabo por los estudiosos del derecho, que recopilan y analizan el conjunto de ‘operaciones intelectuales desarrolladas por aquellos’. vi, Analisis que pretenden equiparar o trazar una ‘analogia entre el estudio del derecho positivo y orras disciplinas, 0 que analizan la ciencia juridiea con 1H. Ketan, Hovis pura de derecho, Portia, Méslco, 2005; CE, Atcnousaon y E. Buivein, Inroduccsn 2 le merodoogis de le lenclas jen 9 soa, Asien, Buenos Ate, 197%. U: Scanrnis, Cori poroime ghridico, Communit, Mili, 1965. 7A. Hemudsinsz Git, Mevodolp del deco, EDERSA, Mode, 1545; Lane, Metodologi de elec, il, Barcelona, 1980. © C.Couwrs; "Detrs dela ley. Lineamicatos de anlisieieoldgico dle derecho", en ©. Cousns (e.), Obsersar le, Trott, Mae, 2006, pp. 349-392, J.A. Cate Panceno, “Los mécados paralos jain C. Cours (CA), Ober aly, ob. es pp. 17-39. 18 Cera RIDERS UN MROACONCEPTUAL base en alguna otra disciplina como la sociologia de Ja ciencia, 0 como una parte de la filosofia prictica™. vii. Estudios que se concentran en el anilisis del papel que cumple una determinada parte dela dogma- tica, como la civilista, la penalista, [a tributarista, etc! viii. Reconstrucciones sobre los diferentes modetos para afrontar el estudio del derecho que profundizan cn las implicaciones que tendria uno de dichos modelos. Estos estudios frecuentemente idican uno como el genuino mérodo jurfdico™. ix. Estudios que se preguntan acerca de algin aspecto especifico de la ciencia juridica, como la nor matividad de la ciencia juridica, o el ya mencionado tema de su posible calificacién como cientifica®. x. Los trabajos que tratan de dar cuenta de la influencia que tienen el trabajo de los estudiosos del, derecho sobre las decisiones judiciales'. Para tratar de ordenar esta liceratura puede ser ttil introducir algunos criterios clasificatorios. Sin ningdn, ®G.Lamauer,"Laapliiidad de programa ilsciniea cde Poppes a laclencia urs? moma 17,2002, pp 185-202, Catan, ‘rowenta enc jie, Are, Bcsona, 1996 T Navanno, L. Manaiaut y J.M. Pasatte, Le receancl de le degmaties ponah Universidad dl Externado, Bogord,2011;C. Teta ‘Los desfios actuals del paradigms del derecho civ, itu Pabieos, 60, 1995, pp. 327-348, 2 J Waonnewses, Contemporary Model of Legal Sclence, Polish ‘Reademy of Sciences, Lode, 1999; Sartne Attn, Cece rice (Potiinay neovonstincionalismo, Nac raw Hl, Maid, 1999 % GC. Kamowsnt, Dispute mile riense normatioa, Coty Padus, 1982, J. View, La iden de hence oe derecho, Pentalls, Ovi, 2000. " G. Tanstio, Teoria idelogta om of devche sndica, Comases, Granada, 2002. s19- ‘Avro wOED VAQUERO 10 de exhaustividad, los siguientes pueden servir para establecer un minimo de orden. 1.1. Desde la obra de Bobbio, es frecuente tinguir entre dos tipos diferentes de discusso en teot de la ciencia juridica": en primer lugas, aquellos que desde un plano descriptive intentan dar cuenta de qué hacen efectivamente los estudiosos del derechos cen segundo lugar, aquellos que desde un punto de vista normativo pretenden orientar a los estudiosos del derecho a la hora de establecer qué objetivas de in- vestigacidn perseguir y qué método emplear para cllo. Sin ninguna connotacién emoriva, me referiré a los discursos sobre la ciencia jucidica desde el punto de vista descriptive como “tearias de la ciencia juridica’, mientras que los discursos que pretenden orientar la, labor de los estudiosos del derecho como “ideologias © doctrinas de la ciencia juridica”. Emplearé la expre- sién “Teoria de la ciencia juridica” en maysculas y cen singular para referirme indistintamente a ambos tipos de investigaciones. 1.2, En segundo lugar, es posible distinguir en- tre estudios que pretenden dar cuenta de modelos de ciencia juridica situados en un periodo temporal determinado (estudios hist6ricos) de aquellos que prescinden de cualquier tipo de consideracién de tipo histrico (estudios ahistéricos) FN Bouma, “Sexy deberseren Ia Ciencia juridis’ en Contibucion 1 ln Tora del Derecho, Miguel Toner Eaton, Valencia, 1980, Pp. 197.208 ‘lena nea UN Maps CONCEPTUAL 1.3. Cabe diferenciar entre andlisis que parten de Ja consideracién que los escudiosos del derecho tienen, de aquello que ellos mismos creen estar haciendo, (hermenéuticos) de aquellos que prescinden de dicha consideracién (no-hermenéuticos). No obstante, se trata de una distincién gradual, y ninguna Teoria de la ciencia juridica prescinde completamente de las creencias de los propios estudiosos del derecho. positive acerca de lo que estin haciendo, ni tampoco nadie mantiene una aproximacién totalmente actitica hacia dichas reconstrucciones. 1.4. Algunos estudios de Teoria de la ciencia jutidica se cencran en la ciencia juridica tal y cémo es concebida por uno 0 varios autores, tanto si se trata de teéricos de la ciencia juridica como de estudiosos del derecho positivo (reconstruccién de autores). Por ‘otro lado, también se encuentran reconstrucciones de la ciencia jurfdica que no fijan su atencidn en ningéin autor en particular sino en una o varias formas en las ‘que se puede cultivar la ciencia juridics (reconstruc cidn de modelos). 1.5. Se pueden destacat trabajos que centran su atencién solo en una parte de la dogmaética, es deci, cn el estudio del derecho de una determinada area del cordenamiento juridico: derecho penal, derecho civil, derecho administrativo (Teoria particular della ciencia juridica). De manera complementaria, es también posible encontrar reconstrucciones que hablan de Ja ciencia juridica en términos generales sin Bjar su arencidn en ninguna parte en concreta (Teorfa general de la ciencia jusidica). Ayano none vaaueR 1.6. Se puede distinguir también entre estudios que se centran en mayor medida en los aspectos mas generales de uno o varios modelos de ciencia juridica (estudlios abstractos), mientras que otros se cencran mis en el conjunto de operaciones —y sus condicio- nes de asertibilidad— implicadas en un determinado modelo concreto (estudios concretos).. 1.7. Stendo la ciencia juridica una disciplina marcadamente nacional, algunos estudios de Teoria de la ciencia juridica fijan su atencién en la ciencia, juridica en un dererminado contexto geografico (cs tudios nacionales); por el contrario, otros muchos estudios analizan el problema de la ciencia juridica mds alld de cualquier referencia a algin contexto ‘geogrifico particular, o bien haciendo referencia a contextos juridico-culeuales sumamente amplios (€s- tudios transnacionales).. 1.8, Algunos estudios de'Teorfa dela ciencia jurt- dlica prestan mayor atencién alas funciones que deben satisfacer, o que de hecho satisfarian, los estudiosos del derecho positive (aproximaciones funcionales), mientras que otros mantienen una aproximacién de tipo mis formal, prestando atencién a las reglas me- todoldgicas propias de cada uno o varios modelos de ciencia juridica (aproximaciones estructurales). 1.9. Por iltimo, en Teorfa de la clencia juridica ex posible detectar un fenémeno similar al que Bobbio constaté en relacién a la teoria del derecho. Segxin Bobbio, es posible encontrar estudios de filosofia del derecho que constituyen la transposicién de sistemas te6ricos 0 filoséficos que no tienen su origen en el -22- ‘HENEA URIDICAC LUN MAPA CONCEPTUAL estudio del derecho sino que responden a una explica- cién del mundo de mayor alcance. Estas filosofias del, derecho de los filésofos emplean una explicacién de carécter general sobre el funcionamiento del mundo, Ia sociedad, etc., y en ella reservan un apartado al derecho, coherente con tal explicacién general. Algo parecido sucede en a Teoria de la ciencia juridica: son muchos quienes pretenden enmarcat la ‘Teoria de la ciencia juridica dentro de alguna teoria previa y de cardcter ms general, y explicar la actividad de los estudiosos del derecho de manera coherente con tal teoria. En este sentido, es posible encontrar ‘Teorfas de la clencia jurfdica que forman parte de una teoria de la sociedad (teoria de la ciencia juridica de los socidlogos), de alguna ideologia politica (teorfa de la ciencia jurfdica marxista, liberal, critica, ete.), de alguna teoria de la ciencia (teoria de la ciencia juri- dica kuhniana, popperiana, etc.), 0 de algiin sistema filoséfico (teorfa de la ciencia juridica de los herme- néuticos, cxistencialistas, etc.). Estas aproximaciones, a la Teoria de la ciencia juridica son desarrolladas tanto por investigadores de otras disciplinas, como por estudiosos del derecho con algin conocimiento, sobre dichas disciplinas. Por iltimo, también es frecuente que los propios te6ricos del derecho traspongan teorlas sobre qué es el derecho o en qué consiste el fenémeno juridico para, dentro de dicho marco teérico, reservar alguna consideraci6n para la actividad de los estudiosos del derecho (Teorfa de la ciencia juridica de los teéricos del derecho). De este modo, las consideraciones sobre Ia ciencia juridica se enmarean dentro de una teoria mas amplia sobre qué es el fenémeno juridico, 23 ‘Avan NOREDVAQUERO Esta heterogeneidad de temas y aproximaciones es sintomtica de dos cosas. En primer lugas, el “proble- ‘ma’ de la ciencia juridica esté fuertemente relacionado con otras muchas cuestiones centrales de la reflexién reérico juridiea. De hecho, no parece posible afrontar gran parte de las cuestiones estudiadas bajo el epigrale ciencia jurfdica” sin tener algGn conocimiento previo sobre buena parte de los temas centrales de la Teoria del derecho: derecho, interpretacién, sistema, validez, lagunas, eficacia, etc. Ello no implica que la Teorfa de la ciencia juridica sea solo un apartado de la teorla general del derecho, pero s{ que es solo parcialmente independiente respecto de la segunda. En segundo lugar, dicha heterogeneidad de cucstiones hace legitimo preguntarse si estamos ha~ blando de lo mismo cuando usamos expresiones como “ciencia juridica’ 0 “dogmdtica juridica”. De hecho, el riesgo de malentendidos en Teoria de la ciencia jurilica es algo mas que una mera hiptesis de trabajo. Para poder abordar el vema de la ciencia juridica lo primero que necesitamos es por tanto una defini- cién del concepto de ciencia juridica que nos permita cselarecer y fijar de qué estamos hablando cuando uti- lizamos la expresién “ciencia juridica” u otras andlogas. Aca fin aqui centraré mi atencién en el andlisis de la expresin “ciencia juridica” descartando, aunque sea solo momenténeamente, todas las demi. 2, {PARA QUEUNCONCEPTO DE“CIENCIAJURIDICA’? Antes de pasar a analizar los problemas relaciona- dos con dicha expresidn, es conveniente preguntarse para qué queremos un concepro de “ciencia jurfdliea” Aunque la pregunta podria parecer baladi, no lo es en. ‘NCHA AURIIEAC UN MAPA CONCEPTUAL absoluto. En realidad, en la literatura disponemos de miiltiples definiciones, aunque no ¢s raro encontrar studios sobre la ciencia juridica que no la definan. Por tanto, es preciso preguntarse qué criterios debemos cemplear para preferir una frente a las demas. Disponemos de varias estrategias para intentar definir “ciencia juridica": desde el andlisis de las convenciones lingtiisticas, hasta el andlisis de la re- construccién que hacen los dogméticos de su propia actividad, pasando por el anilisis del concepto de derecho y, a partir de dicho concepto, tratar de esta- blecer cual es el medio idéneo para estudiarlo. Cul sea la estrategia que adoptemos para elaborar nuestro concepto de “ciencia juridica” —y la propia definicién a la que lleguemos— determinars el universo discur- sivo de nuestra investigacién. ‘La més frecuente de dichas estrategias para definir el concepto de “ciencia juridica” es combinando las dos tiltimas estrategias. En particular, tomando como punto de parrida las concepciones habituales sobre qué es el “derecho”, se va precisando dicho concept y estableciendo cual seria el método idéneo para ana- lizarlo. Por lo tanto, finalmente se hace depender el concepto de ciencia juridica del de “derecho”. [No se trata, por supuesto, de una mera recopila- cidn de significados, sino de construir un concepto ids sencillo y con mayor eapacidad explicativa acerca de qué estamos haciendo cuando hablamos de “cien- ia juridica’. Sin embargo, este tipo de definiciones de “ciencia juridica” resultan problematicas porque frecuentemente presuponen —mejor dicho, se fiun- dan en— un determinado concepto de “derecho”. Si -ovano numer vues adoptamos este ipo de estrategia, y “jurtdico” —que hace referencia claramente al concepto de derecho— cs el adjetivo que acompafia el sustantivo “ciencia”, entonces parece inevitable fandar Ia definiciém de Ciencia juridica en algtin concepto de derecho. La raiz del problema se encuentra en una idea equivocada acerca del papel que juegan los conceptos ‘en nuestro conocimientor en este caso, el papel que juega nuestro concepto de “derecho”. Desde luego, que una definicién de “ciencia juridica” presuponga algiin concepto de derecho no es algo reprochable. Ahora bien, lo que si resulta reprochable es que se haga depender el concepro de “ciencia juridica” de tun determinado concepto de derccho para, a partis de dicho andlisis, derivar consecuencias sobre qué hacen © deben hacer los estudiosos del derecho positivo. Adoprando esta estrategia corremos un doble peligro. El primero es que —si lo que prerendemos cs realizar una descripcién acerca de lo que hacen los estudiosos del derecho— definir “ciencia ju- ridica” con base en un (cualquiera) concepto de derecho nos devolver una imagen distorsionada de su actividad porque ni todos los estudiosos del derecho asumen el mismo concepto de derecho, ni tampoco los estudiosos utilizan coherentemente el mismo concepto de derecho en todas las actividades que desarrollan. El segundo problema es que si lo que se pretende es offecer directivas acerea de qué deben hacer los es- tudiosos del derecho, entonees serfa necesario offecer argumentos de cardcter préctico, no una definicién zi tampoco ningtin argumento acerca de la supuesia nnaturaleza del derecho", Aquello que ¢s necesario para justficar una posici6n acerca de qué deben hacer los ex- tudiosos del derecho son razones de caricter prictico. Sin embargo, la mayoria de las Teorias de la ciencia juridica no parecen situarse ni en el plano descriptivo ni en aquel normativo sino en un plano intermedio —para el que no encuentro mejor califi- ccativo que “conceptual”— entre ambos. Es decir, lo que hacen es establecer qué es fa ciencia juridica, mas alla de como ésta es efectivamente practicada por los estudiosos del derecho, pero tampoco sin ninguna pretensin preseriptiva. Este tipo de estudios tienen la virtud de analizar una serie de operaciones intelectuales —interprevar, sistematizar, ponderar, coherentizar, etc.— mas allé de que realmente sean Ilevadas a cabo por los estudiosos del derecho positivo. En este sentido, conseituyen una aportacién a la Teorfa de la ciencia juridica en la medida en que sus planteamientos pueden tener gran valor heuristico a la‘hora de elaborar teorfas ideologias de la ciencia juridica (en sentido amplio). ‘Tales aportaciones son, sin embargo, susceptibles al menos de dos criticas. La primera de ellas es qute pre- suponen que un objeto de estudio puede ser estudiado Gnicamente mediante un método. Es decis, parecen Presuponer que Ginicamente podriamos adoptar un nico método, debico precisamente a la naturaleza del objeto de estudio. Este tipo de texis sobre la existencia, de algiin tipo de relacién de necesidad (jcausalidad?) centre objeto de estudio y el método de investigacién 15 Resales paradigmdtio en estesenid el trabajo de Aldo Scaavetso, “Manifete diana scones giurdiea Interpret (eo prema). ‘Auvano none vAautRo 1no parecen demasiado plausibles. Antes bien, eusl sea el método de investigacién idéneo parece dependes, ademas del propio objeto de estudio, de qué se consi- dere una buena explicacién 0 cules sean los objetivos de investigacién. Un simple vistazo por la pluralidad de mérodos con los que aborda el mismo objeto de ‘estudio en otras disciplinas sociales creo que es buena muestra de ello. La segunda eritica es que se trata de propuestas no declaradamente normativas que la mayoria de las veces no pretenden limitarse a reconstruir qué es lo que habria que hacer si se considerara como plats ble la relacién entre método y objeto de estudio: 4 ofiecer un conjunto de directivas de carderer tecnico, Por el contrario, proponen directivas metodalégicas de caricter prescriptive, no meramente técnico sino prictico, de manera no declarada, diciéndole a los estudiosos del derecho qué deben hacer. ‘Aqui no se seguir este tipo de estrategia defi nitoria. Por el contrario, se sostendré que cull sea el objetivo de la investigacién debe constituir la direccién deajuste o adecuacién de nuestro concepto de ciencia jurfdica. En efecto, si los conceptos son construccio- nes de nuestro conocimiento cuyo significado no podemos aprehenderindependiencemente dela teorla fen Ia que se insercan, parece sensato sostener quuc la idoneidad de dichos conceptos debe depender del objetivo que persigue la investigacién. Por supuesto, este no es el tinico requisito que deben satisfacer nutes. ‘ros conceptos: aquellos no deben alejarse totalmente dl significado habitual en el que se usa la expresién correspondiente, deben tener alguna capacidad ex- plicativa, exe. ‘cua une UN MAPA CONCEPTUAL Se buscaré, en este sentido, un concepto de ciencia juridica que nos sirva tanto para afrontar la cuestién, descriptiva sobre qué hacen los estudiosos del derecho ‘como aquella normativa acerca de qué deben hacer. A tal fin, se partir del andlisis sobre el uso habitual de Ia expresi6n “ciencia juridica”, que es aquella todavia hoy mas empleada para referirse a la actividad de los estudiosos del derecho positive. 3. ELCONCEPTO DE “CIENCIA JURIDICA” Como es sabido desde los trabajos de Nino”, “ciencia jurfdica” es una expresién equivoca (ambigua) 4 la que podemos atribuir significados parcialmente diferentes, muchos de los cuales adolecen stu vez de una importante vaguedad. Para delimicar nuestro objeto de estudio —qué vamos a estudiar cuando hhagamos Teoria de la juridica— necesitamos tuna definicién que no se aleje demasiado de lo que hormalmente entendemos por “ciencia juridica”, pero que al mismo tiempo no prejuzgue respuesta alguna a las preguntas sobre qué hacen y qué deben hacer los estudiosos del derecho. Para ello vamos a partir de uno de los posibles significados que se le atribuyen ala expresion “ciencia juridica’, para después ir precisando su significado, obteniendo asi una redefinicién mis precisa y fan ional a nuestros fines. Para comenzar, me referiré extensionalmente a quienes se dedican a investigar cl contenido del derecho. Pues bien, la mejor definicién GS. Newo, Alpuno modelos metodeligices de ‘cienca” del derecho, fob. city Conrdenacioner sobre la dogmrea juridica, UNAM, Mésico,'1989, -29- Awano nonervAUERO de “ciencia juridica” de la que disponemos, al menos por el momento, es aquella que hace directamente referencia al mérado utilizado, al resultado y a las actividades desarrolladas por los estudiosos del dere- cho positivo: penalistas, civilistas, constitucionalistas, administrativistas, procesalistas, ete. Creo que es al trabajo de estas personas a lo que normalmente nos referimos con la expresién “ciencia jjuridica”, es decir, el trabajo de quienes dedican parte de 0 rodo su tiempo a la investigacién juridica de tuna de las partes de un ordenamiento. Sin embargo, no identificamos la ciencia juridica con todas las actividades de investigacién que toman por objeto de estudio al derecho positive, por lo que es preciso introducir dos limites ulteriores en nuestra primera definicion, El primer limite permite distinguir la ciencia jue ridica de otras disciplinas que también toman como objeto de estudio el derecho: sociologia del derecho, antropologfa jurfdica, informatica jurfdica, historia del derecho, ciencia de la legislacién, criminologia, etc. Aunque estas disciplinas también analizan cl derecho positivo, entre ciencia juridica y estas otras disciplinas subsiste una diferencia relevante en lo relativo a los objetivos de investigacién, El objetivo de investigacién de los estudiosos del derecho se distingue de aquel de otros estudiosos como los socidlogos o los aneropsiogos juridicos. La juridica” —civiliseas, penalistas, o administrativiseas— ppersigue determinar el contenido del derecho, es decir, establecer cul es la calificacién juridica de una deter minada conducta en un ordenamiento juridieo. No se trata de la tinica actividad que realizan los estuciosos ‘NEU JURIOIAC UR MADACONCEPTUAL del derecho pero es el objetivo iltimo que persiguen Jos estudiosos del derecho positivo, y todas las demés actividades que aquellos desarrolian —coment: de sentencias, elaboracién de teorias, comentarios a cédigos, andlisis de proyectos legislativos, etc— son fancionales a aquélla, El segundo limite nos permite distinguir la ciencia, juridica de la actividad desarrollada por los operadores jurfdicos Gueces, notarios, abogados, etc.), deshacién- donos de paso de un iiltimo equivoco muy frecuente en relacién al uso de la expresién. “ciencia ju En efecto, en ocasiones expresiones como “método juridico” © “metodologia juridica” son usadas como sinénimas de “ciencia juridiea”. El problema es que en su uso habitual “método juridice” no designa ex- clusivamente el conjunto de directivas metodoldgicas utilizadas por los estudiosos del derecho positive sino también aquellas seguidas por los operadores juridicos. Esta ambigtiedad es particularmente peligrosa porque leva a concluir que los estudiosos del derecho positivo emplean, o deben emplear, el mismo método que el resto de operadores del derecho. Es posible, claro esta, afirmar que los estudiosos del derecho utilizan, o deben utilizar, el mismo mé- todo que los operadores juridicos, pero ello requiere una demostracién empirica 0 bien una jastificacién prictica, Ahora bien, dado que la ciencia juridica hormalmente se ocupa de describir normas, casos genéricos 0, al menos, no sucle calificar conductas Particularcs, resulta extrafo afirmar que tienen el mismo mérodo. Como mucho, la coincidencia en el mérodo podria ser de inclusi6n impropia, englobando el método de los operadores jurfdicos al de los estudio- oa. Awa WOREZVARUERO sos del derecho positivo. Pero ésta es una cuestidn del todo discutible tanto desde el punto de vista empirico como desde el normativo. Para diferenciar la ciencia juridica respecto de la actividad del resto de operadores jurfdicos es necesa- rio distinguir con base en el valor que atribuyen los ordenamientos al producto o resultado (textos) que ambos producen. Es decir, con base a si el ordena- miento los contempla en algiin sentido como parte de algiin procedimiento juridico —alegaciones de abogados, senrencias judiciales, informes de Srganos de la Administracién— 0 si, por el contrario no lo hhace. Por tanto, tendremos “ciencia juridiea” cuando estamos frente a un texto que pretende establecer contenido del derecho. y que no es contemplado por clordenamiento como parte de ningin procedimiento juridico dorado de valor juridieo". Llegados a este punto es posible definir “ciencia juridica en sentido amplio” como la actividad, su resultado y/o el método utilizado por quienes se dedi- ‘can a determinar el contenido del derecho, y a la que no se le atribuye ningin valor juridlico por parce del Ba ene sone, no serian clencia faridica en send amplio, or El trmino “cenelajurdie” no et urval en el mundo de habla inglsa. Una de las xtones del porgué los autores anglo-americanos sctesicen a usa ex imino en eonenién con la tipi setvidad {Flo ebro del derecho ec precsamente su aspeio pricion © a tampoco es posible sefalar un métodlo cientifico Ginico ‘que sea caracteristico de la dogmatiea juridica, En este articulo trataré de (i) caracterizar bre- vemente los tres aspectos de la dogmética juridica mencionados mas arriba, y (ii) argumentar que la critica de NS tanto por Aarnio, como por Niiniluoto esta basada fandamentalmente en la falta de una clara distincién entre esas tres tareas Ilevadas a cabo por la dogmatica juridica. En particular, tengo la impresién de que a pesar de usar el mismo término “sistematizacién’ el interés de Aarnio esté dirigido a ‘un problema diferente al que fue enfocado —bajo el mismo nombre— en NS, de manera que nuestros puntos de vista no son necesariamente incompatibles. 2. IDENTIFICACION DE LAS NORMAS JURIDICAS Llamo identificacién de las normas juridicas al paso que leva de las distintas fuentes del derecho (legislaci6n, precedentes, costumbre, etc.) a normas juridicas. (Guro nombre mas usual pero por eso mismo ‘mas ambigtio para esa actividad es “interpretacién’). Ladistinciin de G.H. von Wright entre la formulacién de norma como una oracién que expresa una norma, la norma expresada en dicha oraci6n y la proposicién normativa como una proposicién descriptiva de una norma es muy Util en este contexto. Tanto Aarnio como Niiniluoto hacen uso de esta distincién y para los dos —a diferencia de von Wright’ las normas (CEG. HL von Wescter, Nom and Aaron, Routledge and Kegan Pasi, Londres, 1963, p. 94 (Exisce uaa cerduecioncanellans de P Gancia Penanno, Norma Actin, Teenoe, Made, 1970). En aos sccentes von Wright ha adoprade une poscion “express” sn GENO BUI son significado de las formulaciones normativas, esto oa ees ape de propostciones (prescriptive) ‘Como los significados son entidades dificiles de asir, ues no pueden ser observados directamente, Aarnio, Concibe la idlentificacién de las normas juridicas como tuna operacién que, partiendo de las formulaciones, normativas (textos juridicos), leva a la formulacién de proposiciones normativas, descriptivas de los s nificados de aquellos textos, esto es, de las normas jiusidicas mismas®, En NS las normas son definidas en tézminos sinticticos como oraciones cuya funcién es correla ionar casos con soluciones. Esta definicién dio lugar 2 una aguda critica de Niiniluoto. En su opinién, la concepcién de las normas como oraciones es tal ver cl ‘nis radical. Cl: G-H. von Wascnr, "None, Truth and Logi”, BAA Masato (cd) Deonie Logie Compusational Lingiticand ‘Legal Information Spaems, Nord Folland Publiblng Company, ‘Amaerdamn Niacra Yael Oxford 1983, pp. 130-209, [.Nuwnu010,“On Truth and Argumenttion in Legal Dogmate” (0b, itp. 63. La posician de Aannto parece ser menor catty nenaren On Lagal Reasoning, Tae Vsopisc, Tare, 197. Aaiie ‘eeoe oul eee ter diferentes senigos del termina “norma (@) como significade expremdo por una formulacign normative (Cstomcién[.) no ein embarge, una norma (Jel express tana notma’s "Cae dace también que la norma coe coment lal wqpreae por medio de una orralacion normative’). CE, ‘A Ansara, On Legal Reasoning. ab. ces p12 (@) como foxmulacibn noc me signification, 0 es, como luna oracién signtBeativa C] ln norma N cs unm nein de la Formulacién normaciea Ny yl contenido edt N°) Ch hide @ como mera forrulacisn aotmacva. Véae lem pp-275 y 18.6 Inf seein V. Pero te parece que el senido (a) dominate AcAaaao, On legal esning, ob. et pp 16 [noes intodcida porelediad 56 principal defecto de lo que llama el enfoque logicises’ ‘Sus reproches principales son: (i) La coneepcién de normas como oraciones y del orden juridico como un conjunto de oraciones es antiintuitive, porque “todos los cambios puramente lingitfsticos en las leyes, que son irrelevantes para el contenido del derecho han de ser considerados como creacién de un orden jurfdico nuevo. Y, un pais que tiene dos idiomas oficiales, de modo que todas las leyes estan escritas en dos lenguas parece tener dos sistemas juridicos”. (ii) En el caso de tun cambio de interpretacién de textos juridicos, no hay cambio alguno en las oraciones —“por lo menos las, eyes siguen siendo las mismas, y es dificil sefalar algu- 1a oracién en el conjunto $ que haya cambiado”— y, por lo tanto, la pretensién de que el orden juridico ha cambiado “parece ser falsa”, (iti) La “definicién de sistemas juridicos como conjuntos de oraciones no proporciona un cuado realista de la prictica de los dogmiticos juridicos”. En particular, no da cuenta del “hecho de que los tedricos juridicos se ocupan del significado de las Leyes”. En consecuencia, Niiniluoto propone definir las normas como proposiciones de un cierto tipo, consi- derando esa propuesta como una alternativa destinada a mejorar la “nocién logicista del orden juridico”®. La critica de Niiniluoto esté basada en una des- incerpretacién de la concepcién presentada en NS°. 7 Nimsassoro, “On Thth and Argumnenation in Legal Dogsnatic, ob. cies» 62, puntos (7 Cry p- 08 © Idem 9. 63 {nota neroducida por el editor [Bea deinerpreracion se debe probablemente ala formulacién 20 fifclntemente precea de nue Wess Por Gjemplo, no se dice ‘ipresmente en NS que lar normar son oricones slgnicatvs, Esta desinterpretacién es debida al hecho de que ‘Niiniluoto parece desconocer que el enfoque sintécti- ‘co adoprado en NS no implica que los significados no se tomen en cuenta. Sélo significa que las expresiones lingiifsticas tienen un significado univoco y constante, que no cambia en el transcurso del andlisis", Serfa ab surdo pretender que esta condicién esté efectivamente satisfecha por las disposiciones juridlicas; ellas debe ser reconstruidas o interpretadas primero de una ma- nera determinada. Esto esté ilustrado en el capfeulo 1 de NS, donde se llevan a cabo tales reconstrucciones de ciertas disposiciones del Cédigo Civil argentino y del cédligo de Freitas como un paso previo ala sistema tizacién de esas disposiciones. De esta manera resulta que en NS las normas no son entidades lingiisticas no interpretadas, sino oraciones significativas, est0 es, oraciones dotadas de un significado definido y cons. tante. Por lo tanto, dos oraciones estructuralmente idénticas, pero con significado diferente, es decir, oraciones que no cortelacionan los mismos casos ‘con las mismas soluciones, son dos normas distintas (exactamente como para Aarnio y Niiniluoto), y dos oraciones diferentes dotadas del mismo significado también son dos normas distintas, aunque equivalen- tes (mientras que para Aarnio y para Niiniluoro tales oraciones expresarian la misma norma). bien deberla surgi clacamente del contento que es at. El meso hecho deque un peneador tan acitoycuidadso come Niniuots (Guten resume de aa manera admiceble las principales lineas de pensumiento de NS) haya incurido en este enor muss ya Que igo estd pode en el ertado de Dinamatcn. © Che R. Camsany The Logica! Stan of Language, Routledge and Kegan Paul, Londen, 1987, ose Con respecto ala objecién de que parala concep- cién de NS habria dos érdenes juridicos en un pals bilingiie, tenemos que distinguir primero entre un sistema juridico como el conjunto de todas las con- secuencias [dgicas de un conjunto de normas dado y tuna formulacién particular dela base axiomasica de wn sistema. Creo firmemente que decir que en Finlandia hay dos (y en Suiza hasea tres) diferentes formulaciones de (una base axiomatica de) un sistema, lejos de ser poco realista, es a nica manera correcta de desctibir la situacién, Por suptesto, esas formulaciones pretenden ser diferentes formulaciones del mismo sistema, pero sital prevensidn esta justificada 0 no es una cuestién empitica. De ninguna manera esté garantizado a prion que las dos formulaciones sean realmente lgicamente equivalentes. Silo son, no hay problemas, pues en tal caso tenemos dos formulaciones del mismo sistema, Si no lo son, cabe distinguir entre dos situaciones: (9) Supongamos que s6lo tna de ellas es “auténtica’, por cjemplo, porque el parlamento finlandés vota sdlo la versién finlandesa y:no la succa. Ahora bien, si las dos versiones no son equivalentes, esto es, si hay algunas consecuencias del texto finlandés que no se derivan, del texto sueco 0 viceversa, entonces los juristas dir {que la versidn sueca es una mala traduccién y deberfa ser corregida. (ii) Puede suceder también que ambas versiones sean auténticas, por cjemplo, porque el par- lamento vora las dos. En tal caso, tendsfamos no slo dos formulaciones diferentes, sino dos sistemas juridi- ‘0s diferentes, lo que serfa una situacién politicamence muy indeseable, pero no légicamente imposible verdad que en el caso de un cambio ‘én las leyes permanecen inalteradas: 59 si por “eyes” entendemos ciertas normas juridicas y esto en Ia terminologia de NS significa oraciones {que cortelacionan casos con soluciones, entonces un, cambio de interpretacion implica un cambio de tales ‘cortelaciones y, por ende, un cambio de las lees, esto ts, de las normas juridicas. Las leyes no cambiarian sélo si fucran meras formulaciones de normas sin significado. El hecho de que los juristas a veces usan el término “norma” en este sentido restringido, no autoriza a Niiniluoto a adjudicérnoslo a nosotros. (Como veremos més adelante, aun Aarnio —pese a.su definicién expresa de “norma” como propo sicién o significado— usa en muchas ocasiones el término “norma” como sindnimo de formulacion normativa, esto <5, como un mero texto sin ningin significado definido). Por lo tanto, la objecién de Niiniluoto de que nuestra definicién de “norma” no presenta un ctia- dro realista de la practica de los dogméticos juridicos carece de justificacién. Por otro lado, si la norma es una oracién con un significado definido, entonces la Jdentificacién de las normas juridicas (o incerpretacién de los textos legales"") consiste en la determinacién del significado de las formulaciones de normas, esto es, de oraciones que figuran en tales textos. Asi, el proceso de identificacién ser descripto en los mis- ‘mos 0 muy semejantes términos por una teorfa que define las normas como proposiciones que por tina teorfa que las define como oraciones significativas Es importante tener presente que NS no contiene Bor "rexron lei” entendiendo no sélo Leyes, sino también les, proyectos legislatvos 7 todo otro texto tuna descripcién detallada de este proceso, por la muy prosaica razén de que el problema de identificacién se encuentra fuera del Ambito de este libro, que se ocupa primordialmente de la segunda tarea de la dogmiética juridica (sistematizacién): “Es especialmente importante «razar una distincién tajante entre los problemas ldgicos, que surgen en cl ‘ranscurso de Ia actividad de los juristas que llamamos Ia sisremarisacion de los enunciados jurtdicos y los pro- Siemas empircos que surgen durante la actividad previa, dela identificacion deesos cnunciados. (Esta division no prevende ser exhaustiva de todo el conjunto de problemas ela clencia del derecho)" Para resumir: la propuesta de Niiniluoto de tratar las normas como proposiciones no puede ser conside- rada como una alternativa més satisfacroria; en muchos aspectos es sustancialmence equivalence al enfoque de NS yen algunos otros es menos ventajosa: hay algunos problemas (relacionados sobre todo con el fendmeno de derogacién) que no pueden solucionarse al nivel de las proposiciones (esto es, del contenido conceprual del sistema), sino que exigen tomar en cuenta una formulacién especifica del sistema (cfr. infra, secci6n 1D. La afirmacién arriba citada de que los proble- mas de identificacién son empiticos requiere alguna clarificacién. Tal como esta formulada es creo, una ‘exageracién, pus esos problemas no son puramente empiricos. Peto hasta cierto punto son, efectivamente, empiricos. 3 GE Auewounsén y E. Bursans, Normative Syroms, ab. ct pp 65-66, En esta conexién es importante distinguir entre <1 descubrimiento de un significado existente y la adjudicacién (cotal o parcial) de un significado nuevo. La primera actividad es empirica a pesar de que los significados no son entidades empiricas. El significado. de una expresién esti dado o bien por el uso comin del Ienguaje corricnte o del lenguaje juridico, o bien por Ia intencién del autor de la expresion (en nuestro caso, de Ia autoridad normativa que ha dictado la norma). Los dos pueden ser investigados y eventualmente determinados con mécodos empiricos®. Es por esto que yo. a diferencia de Aarnio, soy escéptico tespecto de la necesidad de un método especial (método her menéutico) para la deverminacién del significado de los enunciados jusidicos Sin embargo, en ciertas circunstancias puede resultar imposible descubrir el significado de una ‘expresi6n (por ejemplo, si ésta es muy oscura o ambi- tsa). En rales casos puede resultar necesario asignarle un significado. Los juristas lo hacen porlo general por medio de definiciones estipulativas que juegan como propuestas. Una ver.que una definicién estipulativa de este tipo es generalmente aceptaca por la comunidad jurfdica o por el auditorio, se convierte en definicién Cielo que dice AIP Ross, On Law and fatce, Stevens and Sone, Londres, 1958, pp. 121-125 (ete una teaduceion cstllzna de GR. Cannio, Sobre el Deco 9 le Jurtica, Eudes, Benoa Alte, 1963), sobre la intcrpreecion subject y objerivas y cormbien CE. Atenousnén y E. Buisent "Definiclonery Norma” en E Burveim, MD. Patani, C'S. Niso y EA. Raosst (comps). Af Lenguaje del Derecha. Homensjea Gonary R. Garis, Buenos Ae, 1983 (incuido ca CE. Atcnoumon 7B. Bowen, Andi liioo 9 derecho, debe 23) descriptiva: a sabes, descriptiva de los usos lingiisticos existentes". Esce proceso de asignar significados no es cog- noscitivo; es un asunto de decisién que, por supuesto, puede estar apoyada en razones mis o menos convin- ccentes. Por lo tanto, la actividad de identificacion de las normas juridicas no es totalmente cognoscitiva, en Ia medida en que los juristas no se limitan a descubrir dl significado de las formulaciones de normas, sino también —al menos en ciertos easos— proponen asignarles un nuevo significado. prop La distincién entre descubrimiento y asignacion de significados arroja alguna luz sobre la relacién en- tte proposiciones normativas y normas, Aarnio no es ‘excesivamente claro en este punto: habla, por ejemplo, de “creacién de proposiciones normativas””*, de su validez en lugar de verdad’* ¢ incluso pretende que “no hay nada con lo cual la proposieiin normativa pudiera ser comparada directamente para dererminar su validez””. Esta titima asereién s6lo seria verdaclera cen aquellos casos en los que les dogmiticos juridicos asignan un nuevo significado a una expresion en cales casos la proposicién normativa no es, efectivamente, ni verdadera ni falsa en el sentido de Ia correspondencia y aqui hhace falta realmente algo “més suave” que la teorla de la verdad por correspondencia. Peto serfa tin error pensar que esto ocurre siempre; situaciones WT. Ninsauoro, “On Truth and Argumenaton in Legal Dogma", ob. cies pp. 66-70, ‘A. Aanisoy On Leg Reasoning, ob. cits p. 17 Inota introduce pore editor. 6 dem, p16 (nots introduc por editor “Tider [nos ineroducida po el editor en las que los juries dan un siuevo significado a tun enunciado juridico son relativamente rarss. En Tuchos casos las formulaciones de normas tienen tin gnificado mis 0 menos preciso y ex perfectamente posible dctcrminatlo por medio dc laebservacton Bica de lor usos lingistioos o bien de las intenciones de la sutoridad normativa que ha dictado la norma. [Aqui la esis de Niiniluoro de que las proposicioncs ‘pormativas son -verdaderay o fleas 7 de que neceet tamos una teorta de verdad por correspondencia es ‘correcta Hast ese pun au ertica dela concepeida dde Aamnio de la verdad en la dogmérica juridics ett justfeada. Pero creo que Niiniluoto exagera cuando dice que “la Gnica novion de verdad que se nccesitn fn conexién con la dogmiticajurdica esa teria de in correapondencis pretension de Aamnio de que la teoria consensual de Yerdad o la coria de coherencia tienen un hugar en dogméticajusidica. 3. LASISTEMATIZACION La segunda etapa de la actividad efpica de la dogmitica juridica es la sistematizacién de las normas juridicas. De acuerdo a NS la sistematizacién com- prende dos actividades diferentes: (a) la solucién de los casos genéricos por medio de la derivacién de las consecuencias del conjunto de normas juridicas, y (b) la reformulacién del sistema juridico. (a) Para determinar el contenido de un sistema juridico el dogmético debe estar en condiciones de I. Nimanvove, “On the Truth of Norm Propositions", ob, cit part . Hay un grano de verdad en la , decir qué consecuencias jusidicas (soluciones) estén. correlacionados con los diferentes tipos de situacio- nes (casos genéricos). Por lo tanto, debe determinar primero el dmbito de los problemas juridicos que as normas en cuesti6n pretenden resolver, lo que implica la identificacién de todos los casos relevantes (Universos de Casos: UC) y de las aeciones reguladas por las normas (Universo de Acciones, que a su vez da lug al Universe Salactones: US). El pao fe es puramente deductivo, pues consiste en el Ecsarrollo de las Consecucncias logieas de las norms juridicas que funcionan como la base axiomavica del sistema. De esta manera se ponen de manifiesto cier- ‘as propiedades formales 0 estructurales del sistema, tales como completitud, coherencia ¢ independencia. Para decislo en términos negativos: el desarrollo de Jas consecuencias légicas del sistema (relativas a un cierto UC y un cierto US) posibilita al dogmatico juridico descubrir ciertos defectos formales del sistema (incoherencia, falta de completitud, esto es, lagunas normativas, y redundancias) quede otro modo pueden permanecer ocultos. Es importante subrayar que s6lo es posible realizar esta tarea una vez que fue solucionado el pro- blema de identificactin de las normas jurtdicas. Esto esti expresamente dicho en NS: “cualquiera que sea <1 procedimiento que se utilice para identificar los enunciados de la base, no se puede hablar de sistema ni de sistematizacién mientras no se haya acotado un conjunto determinado de enunciados de derecho”. 3 GE Alcnoumadn y E. Bunsen, Normative toms ob cts (6 {noes inwroduda pore eis Por lo canto, la identificacion de las normasjusidicas es un paso previo y necesaio sin el cual ninguna sis femathacion es posible, Esto ex asi porque clsstema ormativo es un sistema de norma y no de formu Inciones de normas. En orras palabras, un sistema juridico no ct un sistema putamente formal, no Incerpretado, sino wn sistema con una incerpretacion devermminada. (6) Ctra tarea de la dogmsticajuridica ela refor- gust dl sina que consi en enconra ha base axdomdtica nuewa, pero cquivalenteafa anterior, deci, sin camblar cl sirema mismo, Esa nueva base tiene que ser —-de acuerdo al principio de economia de Jhering-—~ mas reducidy mds simple, esto cm ms generale independiente, pero al mismo tiempo debe Scrnormativamente equivalente la base originals, = deci sus consecucncias logicas han dest lar misma. iluoto llama a esa operacion extension conserva: dorm del orden juridico™ sin embargo, se parece mis 4 ina contracitn conservadora del base del stoma Ta importancia de Ia eformulacién es doble: @ Al reducic el mimero de las normas perte- recientes a la base hace més ficil comprender #u Crtructura como una tovalidad y de manejaria en la Prictica, Este aspecto de la reformulacion ha sida Enfatizado en NS. (i) Puede mejorar la formulacion del sistema, pucs en tn sentido importante una formulacion del Fstema puede ser mejor que ota, ain cuando las dos sean normativamente equivalentes, 5 Nimaruoro, “On Trach and Arpumenttion in Legal Dogma", ob. cits p 6D nota introducida por leo. -66- Este segundo aspecto de la reformulacién no fue considerado en NS, Hasta donde alcanza mi informa: cién, fue Erik Stenius quien ha llamado la atencién por primera vez sobre Ia importancia de la formulacién de ln sistema®. Usando el rérmino “codex” paralo quese llama “base axiomatica” en NS, es decir un conjunto finito de regulaciones del cual pueden ser derivadas todas las demas normas del sistema, Stenius estipula que un codex esté bien formado si es independiente, esto €5, si no contiene ninguna regulacién que es consectencia légica de otras regulaciones del “codex”. Siguiendo a Hilpinen™, llamaté eédigo normative del sistema a un codex bien formado de este tipo. Hilpinen ha mostrado en forma convincente que dos eédigos normativamente equivalences pueden ser no obstante, esencialmente diferentes. La diferencia aparece en el contexto de deragacién. Se ha mostrado que en ciertas cixcunstancias la derogacién de una norma de un conjunto de nor ‘mas puede conducir a lo que se ha dado en lamar Ia indeterminacién Idgica del sistema, es decir, no 5B, Spewus, “Row! Paradox and Well-Formed Codie", There, vol XLVI, 1982 R. Thurrmont, "On Novmative Change’, on F. Moascnen y R. Stnawzrncien ode), ohio: Foundation, Pb and Appectons (Proceedings of the Sth Inerarional Wigenrin Soporiaon) Viet, 1981 Ch, C.P, Avcnovandy y B, Burvar, “Uavolltindigess, ‘Whlersprichlicheleund Unbestimenteic dee Normenondn en AG. Conte, Ru Hiteinsn y GH. vow Wason (ede), Deontice Logit ond Semansih Ahenson, Whesbaden, 1977. Veast tambign por fo mizmos ausrer Sobre le exec dela narmas easy nversidad de Carsbobo, Valencia (Weneosela), 1579 "The Exprestive Conception of Nortne en Re Fiuema (od), Naw Sri tn Deo Lagi, Reidel, Dordrecht Bosson:Londom, -67- transforma un sistema en oxro sistema bien definido. Hilpinen denomina “infeliz” un acto de derogacién que conduice a este resultado, ciertamente indeseable, “Ahora bien, puede ocurrir que la derogacién de la(s) misma() norma(s) puede resulear “feliz” respecto de tun codigo dado e “infeliz” respecto de otro, ain cuando los dos sean normativamente equivalences. Voy ilustrar este aserto con un ejemplo adapeado ‘en una forma levemente modificada de Hilpinen. Consideremos dos sistemas normativas Q y R. El cédigo de Q esti formado por las siguientes dos Q.: Juan debe trabajar todos los dias de la semana entre 10 y 18 horas. Qu: Juan no debe tomar alcohol mientras trabaja. Las dos norma siguientes consticuyen el ea deR: men ° R=Q, 1 Juan no debe tomar alcohol entre las 10 y las 18 hors ‘Aungue los dos eidigos sean diferentes, los sis- temas Qy R son normativamenee equivalenses pula Cortelacionan exactamente las mismas soluciones on los mismos casos; en otras palabras las misma Acciones en las mismas circunstanclas son obligatoriat ® prohibidas eonforme alos dosistemas, Sinema 801 los dos sistemas son diferentes, gEn qué consist tsa diferencia? 198) (inculdo en C.E. Archounseey B, Butxcny, Andis ligice 1 dees bs ci 36). ‘ba MaieR WRIDICAY SIsTEMATZACION DEL OERECHO Supongamos que la autoridad normativa (en este caso el empleador de Juan) decide levantar la prohibicién de tomar bebidas alcohélicas los séba- dos. Lo puede hacer mediante el dictado de la norma permisiva M: “Juan puede tomar alcohol los Sébados entre las 10 y las 18 horas”. Como este permiso ¢ incompatible con algunas de las prohibiciones, se supone que deroga (al menos parcialmente) aquellas con las que es incompatible. ‘Ahora bien, si el permiso M es aftadido a R, la derogacién genera otro sistema bien definido R’, que dliflere de Ren un aspect, a ber, en que la norma R, es reemplazada por la norma: juan no debe tomar alcohol entre las 10 y las, 18 horas, excepto los sébados. La excepcién levanta justamente aquella parte de la prohibicién establecida por la norma R, que es incompatible con M. Por lo tanto el ntievo sistema R° es coherentey el acto de derogacién es “feliz” respecto del sistema R. Esto es asi porque M es incompatible con R, pero compatible con R,. Sin embargo, si el mismo permiso M cs afa- ido al sistema Q, el retultado es completamente diferente, porque M es compatible con cada una de las dos notmnas que integran cl codigo de Q, pero es incompatible con Ia conjuncién de Q) y Qa: Por lo tanto, la conjuncién Q, y Q, debe ser derogada. Esto implica que por lo menos uno de los dos conjuntos (Q, © Q) deben ser eliminados del sistema, pero no tenemos criterio alguno para decidir cudl de los dos. (Eliminarambos conjuntos seria claramente excesive). De ahi que el acto de derogar resulta “infeliz”, pues dda lugar a dos sistemas aleernativos: Q = Q,, Juan no debe tomar alcohol mientras trabaja excepto los Sabados) y Q” = (Juan debe trabajar todos los dias de ta semana excepto los Sébados, Q,). y no hay manera de decidir cudl de los dos es el “correcta”. Este ejemplo muestra que el cardcter “feliz” de tuna derogacidn no es relative aun sistema normativo 10 a.una formulacién particular o eédigo El ejemplo de Hilpinen prucba que los cédigos normativos no satisfacen el llamado principio de i tensionalidad: dos cédigos ldgicamente equivalentes pueden ser, no obstante, esencialmente diferentes. Esto muestra la importancia de la reformulacién del sistema, puesto que aun cuando esta operacién preser- va la equivalencia (no siendo més que una contraccién conservadora del eédigo), puede no obstante mejorar cl sistema no s6lo desde el punco de vista de su ma~ ngjo prictico, sino también en el sentido de que el nuevo cédigo representa mejor o en forma mds directa las intenciones del legislador 0 las razones (valores) en que estd basado el sistema’ Y cl nuevo cédigo puede no dar lugar a actos de derogacién “infelices” donde el viejo eédigo lo hace. ‘Supongamos que la intencién del empleador de Juan era prohibir a Juan tomar alcohol durante el dia Porque esto seria capaz de provocar molestias en otra BTR Hicmeen, "On Normative Change’, ob le. <70- gente y no porque perjudicaria el trabajo de Juan. En tal caso Q, es tuna mera consecuencia no deseada de R. En tal caso el cédigo R representa mejor las in- tenciones de la autoridad normativa. Esto no explica porqué la derogacién producida por el permiso M es “feliz” respecto de Re “infeliz” respecto de Q. Porque en tal caso la misma derogacién deberia resultar “feliz” respecto de Q, si Q representara mejor las intencio- nes del legislador. Lamentablemente esto no es ast Supongamos que la motivacién del empleador de Juan era prohibir que Juan tome alcohol durante sus horas de trabajo, por ejemplo, porque esto perjudica su desempefio. En tal caso, Q representatia mejor sus intenciones y R, serfa una mera consecuencia no deseada de Q. Sin embargo, la derogacién producida por M seguiria siendo, no obstante, “infeliz” respecto de Qy “feliz” respecto de R. Para convertiren “feliz” el 2a erent espece de Q, hay que nso algiin orden jerarquico entre las normas Si tna de lls fura'en sigan sentido mas iniporante ‘que la otra, entonces la excepcién seria introducida en Ja norma menos importante. Pero mientras las dos normas sean iguales en cuanto a su importancia no tenemos eriterio alguno para eliminar una en lugar de otra’. Podemos resumir el andlisis precedente: a) Es conveniente analizar el problema de deroga- ci6n no en relacién a un sistema normativo, sino en 5 Gi CE. Arcuounsow y D. Maxntson, “Hierarchies of Regulations en R. HL (dy New Smee in Deore Lag sores relacién a-una formulacién particular de un sistema, esto es, un eSdigo en el sentido de Hilpinen, ») La coneraccién conservadora (reformulacin) del eddligo de un sistema puede conducir a importan- tes mejoras, puesto que, ©) Un cédigo dado puede expresar mejor que otro las intenciones del legislador o los valores que subyacen al sistema, aun cuando los dos sean norma- re que, contrariamente a la opi nién de Niiniluoto, es més convenience definir una norma como una oracién significativa, esto es, como, una formulacién de norma més su significado, y no como su significado Gnicamente. Pues formulaciones, Isgicamente equivalentes pueden resulcar diferentes en importantes aspectas, 4. MODIFICACIONES DEL SISTEMA JURIDICO Es bien sabido que los sistemas juridicos son di- ndmicos; esto quicre decir que estén sujetos a cambios en el cranscurso del tiempo. Si un sistema juridico es tun conjunto de normas (clausurado bajo la operacion, de consecuencia Logica), entonces es claro que todo, cambio de un sistema es reemplazo de un sistema por otro. En este sentido un orden juridico puede ser considerado como una secuencia temporalmente ordenada de sistemas sucesivos**. Bata verminologia fue intoducida on CE. Aucmounndn y E Bann, “Sobre el concepro de orden judo"), Conca 8. 1976, pp. 3-29 (nclaide en CE. Auesoumndy y E. Buen, Anais Tigi y derecho, b,c 23), Hay cres formas en que un sistema juridico puede cambiar: (i) por adicién de un conjunto de normas (expansién), Gi) por substraccién de un conjanco de notmas (conmraccidn), y Gi) por una combinacién de Gy Gi, esto es, por sucesivas expansiones y contrac- Notmalmente la expansién tiene lugar cuando luna nueva normao un conjunro de nuevas normas son sgeneradas por las fuentes del derecho: la contraceion es tna consecuencia de la derogacién. Remplazo de una norma por otra puede ser deseripto como contraccién \ci6n es en la época modema por lejos la més importante fuente del derecho (al menos en paises con tradicién romanista); ella consiste en la creacion (promulgacién) y derogacion de las normas juridicas. Por lo ranto, la legislacién es el principal factor de cambios juridicos y es ampliamente aceptado que la tarea propia de las autoridades legislativas es modificar Jos sistemas juridicos. Ademés, hay una creencia muy difundida entre los juristas que el cambio del derecho no forma parte dela area propia de los juristas tebricos y de la dogmética jurfdica en particular: la dogmitica Juridica es considerada a menudo como una ciencia puramente descriptiva, cuya funcién es describir el derecho existente, pero no modificarlo”. A pesar de esta creencia, no se puede negar que os dogmaticos juridicos cumplen de hecho una im- portante funcién normativa que va mucho mis alld Che Hi Kista, etne Rech, 2, AutLage, Wien, 1960 (ea ‘sp. Terla pura del derecho, Portia, Mico, 2008) y’A. Rose; On “Liw and fice ob. eke (rd-esp. Sobre el Beeches y la farce, obit). -78- del mero conocimiento del derecho". Los dogmiticos juridicos a menudo formulan propuestas para el camn- bio del sistema existente y cuando tales propuestas son aceptadas por la comunidad juridica producen modifi- eaciones importantes. Ciertamente, las modificaciones del derecho ineroducidas por la dogmdtica juridica son generalmente mAs sutiles y més restringidas que Jas que producen las autoridades legislativas. Pero es importante tener presente que tales modificaciones son cambios, es decir, sustituciones de un sistema por otro nuevo, y como tales deben ser distinguidas tajantemente de la operacién que hemos llamado sistematizacién, que no tiene por objeto transformar un sistema en ot10, no equivalente con el primero. Los dogméticos juridicos rara vez cambian el derecho de una manera directa, como lo hace el legislador: lo que ellos hacen es adecuar o ajustar eb sistema a ciertas exigencias, Las més imporeantes de esas exigencias son las exigencias racionales de com- pletitud y coberencia, y la exigencia moral de justicia, ‘dems, los dogmaticos juridicos suelen no realizar su funcién normativa en forma abierta; tratan de disfrazarla por medio de diversos recursos ret6ricos. Esto es un tributo a la ideologia polities, conforme ala cual sélo el parlamento (como representante del pueblo) puede cambiar el derecho: niel juez, ni mucho menos el tesrico del derecho, deben invadir la esfera propia de la legislacién. Pero en la prictica jusidica las cosas son distintas. A fin de adecuar el sistema a las exigencias de complevitud, coherencia y just 3 CRC. New, Algunor modelormetedaligins de "enteric, Universidad de Carabobo, Valencia (Veneta) 1979, cap. 6 os dogmaticos jurfdicos lo modifican, presentando sus propuestas como si fueran consecuencias directas del sistema mismo. Denomino racionales a las exigencias de comple- tieud y coherencia, porque no dependen de ninguna posicién moral, politica o ideolégica; si estas exigen- ias no son satisfechas el sistema no puede realizar su fancién principal, a saber, regular el comportamiento humano. La situacién es diferente en el caso de la exigencia moral de justicia. Aqu{ el sistema puede funcionar aunque no satisfaga esa exigencia, pero funcionarfa mal. Completitud es wna nocién relativa: significa que ¢lsistema suministra una solucién para cada uno de los ‘casos de un Universo de Casos relevante”. Un sistema puede resultar incompleto en dos sentidos distintos: () 41 sistema no correlaciona un caso genérico con tuna solucién (laguna normativa), o (ii) la caraceeri- zacién de un caso es tan vaga que un caso individual © genérico no puede ser subsumido en él (laguna de reconocimiento). (Niiniluoto sefiala con razén que en NNS no se ha prestado debida arencién a la subsuncién de casos genéricos en otros casos genéricos)”. Coberencia significa que ningiin caso genérico tiene dos 0 més soluciones incompatibles. Dos nor ‘mas que suministran soluciones incompatibles para el mismo caso entran en conflict BGR GE Acrounndn y E Buaxens, Normasioe Stems obs cts ape iy © LNiainoro, “On Truck and Argumencation in Legal Dograstic? ob. ces p61, Solo hay unas pooas obucraciones sobre ext punts SANS. Che Ci. Aremounno y E Borwane, Normative Sony, ob. ct, pp. 60-61 Es claro que tanto en cl caso de una laguna nor- mativa 0 una laguna de reconocimiento, asf como también en el caso de una incoherencia el sistema falla al no poder realizar su funcién reguladora o valorativa. ‘Los dogméticos juricicos usan diferentes técnicas para hacer frente a estos defectos de un sistema juri- ico. A veces tratan de solucionar estos problemas al nivel de la identificacién de las normas: si hay varias interpretaciones posibles de un texto, preferinin la que no da lugara lagunas 0 conflictos normativos. De ‘esta manera los ideales dle compleritud y coherencia, fancionan como criterios para seleccionar una de varias interpretaciones posibles de una formulacién de norma. Cuando esto es imposible (por una afrmacton acerca de ls igencis de una norma “une afnacénfatoal que se refer Un conjun de hechos sociales” (A. Ross, "Il eoncera i valiick © Iconflzo capastivismo glurdicaegusnaturaloms”, 1962, e0.A. Ross, Cri del dra eanai del nguagel, Th Molino, Bolonis, 1982, 152 cad. esp. “El concepco de alder yl confer entre el pasiivsme jurdico yl derecho natural, en Elconcepta de vader [petro enor, Fontamara, Mico, 2006, pp. 7-32). -n3- La “existencia” juridica de una norma‘™ no es nada distinto de su pertenencia a un ordenamiento normative. Las proposiciones normativas son por can- to enunciados que afirman la pertenencia de normas (vigentes) a un ordenamiento normativo: “La norma N pertenece al ordenamiento O°. (b) Una proposicién normativa es verdadera si y solo si es previsible que la norma a la que se refiere sera aplicada en el futuro. Normalmente, aunque no necesariamente, una norma seré previsiblemente aplicada en futuro cuando haya sido efectivamente aplicada en el pasado”. (©) Desde el punto de vista pragmético, las propo- siciones normarivas —pese a que no sea ésta su forma Iogica— pueden ser entendidas como proposiciones sobre futuros contingentes. Esto es, como previsiones sobre la furura aplicacién de las normas a las que se refieren. Por esta raz6n, es licito defender, después de todo, que son —pese a su apariencia— ya no propo- siciones sobre normas sino ordinarias proposiciones sobre hechos. Es preciso no confundir Ia existenci con i valkes: no todas lat nes wid son derecho wget, yn oda nora igs son vida. © Demaneraconsciente,agul estoy reduciendo la exzenciajuriea sla vigencis’ (en al sencid debinide en el txt). El conocimiento de las endencas juelpradencales dominanees (ls deolopia de as Reenter", en lon no demarlado flies terminos de Ros) petinte —hasts cero punto prever Is aplicscisn de pormae ‘uci todavia no apenas, Ch aves mis. Buen, “El concepto de vigencia en Alfa” ob. ci ‘La poaMArica yuripica (COMO TECNO-PRAXIS Manuel Atienca Rodrigue 1, 8S DOGMATICA LA DOGMATICA JURIDICA? _A ure los jurists no eucln ser muy conscientes fc ello, 1a dogmtica juridica es un saber polé- ‘mico, y en varios sentidos. Lo es, para empezar, en cuanto a la propia denominacién “clogmatica juridi- fea", que stiena ciertamente rara en el contexto de la ‘cultura contemporinea. Seguramente, todo estudiante de derecho (de los paises de derecho continental en los, que se emplea ese término) habra sentido algtin tipo de extrafteza cuando por primera vez oy6 0 ley esa expresién. Pero la costumbre, como se sabe, ¢s una es- ppecie de segunda naturaleza, de manera que al cabo de algtin tiempo habré pasado a considerarla como algo normal: parte de la jerga de los juristas profesionales, Pruébese, sin embargo, a utilizar la expresién ante un auditorio ajeno 2 la comunidad juridiea (por ejemplo, cen un contexto de cientificos y/o de filésofos),y se veré {que no es tan ficil de explicar que alguien se dedique ManueL STEN2A RoDRER hoy profesionalmente (y aceptado que no se trata de tuna profesién religiosa) a una actividad calificada por 4 mismo y por los demas de “dogmética’ La cxtrafieza, como es mds 0 menos obvio, provie- ede que el lenguaje de los dogmas parece pertenecer a laesfera de los saberes sagrados (de la teologfa) y no a la de los profanos, lugar en cl que, se dirfa, tendria ‘que ubicarse el saber jurfdico. El “dogmético del de- recho” que se viera en la resitura de tener que explicar 4 otros (hacia afuera) el uso de ese término podria, seguramente, aclarar que al mismo no se le debe dar ninguna connotacién especial: expresa, simplemente, Ja circunstancia de que, para el jurista teérico (para dl estudioso del derecho), las normas juridicas son datos que no puede someter a discusién y, por ello, fancionan precisamente como dogmas, como los puntos de partida a partir de los cuales tiene que operat. ¥ seguramente afiadiria a ello que, dados los origenes muy remotos del saber que cultiva (que se remontan por lo menos a la época clisica del derecho romano), no habria tampoco por qué extrafiarse dela [permanencia de esa tradicién. Sin embargo, esa hiporética explicacién no es del todo satisfactoria. Y no lo es porque, a pesar de lo que suele pensarse, “dogmética juridica” es una expresién, de uso relativamente reciente. No fue la empleada habicualmente para referitse al saber tradicional de los jutistas en la Edad Media (ni tampoco en el Ambito del derecho romano), sino que su introduccién parece hhaberse producido més bien en el siglo XVTIE' y se F Vease R Onssrio, Inemdacione alle Sauio Stereo del Divine Romano, GiappicheliTurn, 1961, pp. 241-242, yE-Panssch, oe ey LA oOGMAneA URIDICA COMO TEeNO-PRARS consolida a partir de la escuela histérica, desde co- mienzos del XIX, El que los juristas suclan hablar hoy comtinmente de “dogmatica juridica’ viene a ser, pues, fancamentalmente, una herencia del positivismo ju ridico (0 de cierto tipo de positivisma juridico). ¥, en este sentido, puede resultar curioso el hecho de que Ihering (que contribuyé de manera muy importance a consolidar esa denominacién), entendié por “dog- matica juridica” la parte mas alta de la Jurisprudencia, (ao la jurisprudencia sin més) que, segtin él, tenia un, cardcter eminentemente constructive. En efecto, en un texto de 1857, Nuestna tarea, al igual que anceriormente en su EZ espirieu del Dere- ‘cho romano (en el tomo 2), Thering distinguis entre una jurisprudencia inferior y una jurisprudencia superior. El cometido de la primera seria meramente “receptivo”, en el sentido de que con ella se trata de cestablecer el material en bruto. La actividad funda- mental consiste aqui en interprerar las fuentes, pero, entendida la interpretacién como una operacién, dirigida a descubrir la voluntad del legislador. Esos materiales estarian formados bisicamente por lo que Ihering llama “reglas juridicas” que, cuando son ge- nerales, serfan ("se suele empleat la expresién’, dice Ihering!) “principios juridicos” y, si tienen un cardcrer mis especial y restringido, “proposiciones jutidicas” “Dogmaticn tides", en Bncllopdia el vin, Gist, Mil, p60. 4+ Hiaysina rduccin ecente acompasiads por un estudio prliinar luis eonroe Atte, “Rudoifvon Jhesing Nuc tea 857) En toro a ln Jurpridencia de conceptnt’, anomie Reise on cultura debe leg wy aro agorto 2013, pp. 294-275, > dam 9 255 ar. Manus anen2a ROORIGUEZ De todas formas, para él la interpretaci6n incluye no solo “la exposicién del contenido inmediato de la ley, sino cambign la exeraccién del mediato, es decir, la deduccién del principio a partir de las decisiones particulares que estin dadas en la ley y, a la inversa, el desarrollo de las consecuencias que se desivan del principio asi construido. En suma, el ascenso y des- censo légico dentro de la ley”*. Por el contratio, el cometido de la Jurisprudencia superior (para la que Thering reserva, como se ha dicho, el nombre de “dog- mitica") seria esencialmente constructive, Consiste en, la transformacién de esa materia bruta en conceptos: “Ia eransformacién (...) consiste, megativamente, en despojar a la materia de su forma inmediatamente prictica e imperativa y, positivamente, en darle a ésta la forma de un cuerpo juridico”, entendiendo por esta Liltima expresi6n algo asi como objetos conceptuales creados por el dogmitico, mediante lo que Ihering lama las “leyes de la construceién juridica’’: la primera establece que lo que se construye tiene que coincidir con el material positivo; la segunda, que lo construido no debe ser contradictorios y la tercera —la ley de la belleza juridica— hace referencia a la elegancia de la conseruccién. Para Ihering, por lo tanto, “la materia original nos es dada, pero lo que saquemos de ella es, en realidad, nuestra propia ereacion: porque no se tata sélo de colocar la materia en un orden distinto, sino de configurarla”. Y subraya ademas que “cl interés de Ia construceién juridica no es solamente Tae, p54 5 Laem, 7.255 sna. ‘A oocMAnca unies come TECNO-PRAKS ientifico (...) sino extremadamente préetico"6 “del mismo modo que los descubrimientos de las ciencias| naturales, también los de la ciencia juridica terminan, siendo de utilidad para la vida”, aunque no sea de manera inmediata, pues “la ciencia del Derecho no serfa ciencia del Derecho, ni tampoco podria cumplir su finalidad préctica si s6lo se empefiara en buscar lo inmediatamente préctico. Esta es otra de las buenas lecciones que la ciencia del Derecho romana nos ha legado: que la ciencia, para ser verdaderamente prdcti- a, no puede limizare a lo prictico”®; “la fusion de la Ciencia con la vida es el objetivo al que deberfa tender nuestra ciencia juridica’® ‘Pues bien, sin pretender para nada hacer un and- lisisfilologico de la expresién “dogma” y “dogmética’, (una tarea, por otto lado, de gran interés y seguramen- tenada ficil de llevar a cabo), me parece que puede ser inceresante sefialar que, originariamente, los autores gtiegos usaron la expresién dogma en el sentido de opinién (etimolégicamente significaria “lo que parece bueno”) y lo aplicaron a los decretos de las autorida- des piiblicas y a los prineipios sustentados por varias “dom, p- 235-256 dems p. 259. ikon. (Ch dom, p. 263, He reaperado la waduccion crellana que vere Furipradene por chencia el Derecho", Pero meparece queues ‘do preferlble ulnar la expresin"Jurtspradeneis ques en contre Selo que piene el (por lo demas, exelent) taductor no ez Gue ‘aga "en el castellano actasl ovo signifeado mis precio” (fe Iedom. 9,255, 0a 6, sino oxo significado adernis del Ge “lencla Gel Derecho! o sen trata de una expresioa ambigsa, pero Smbigiedad podrisreslveneFielmente exrbiende Te palare ‘on mayacula paca cleric a crea lima acepeion on9- waver arenza RoouGUEZ cescuclas filoséficas los fildsofos dagmaticos —puede leerse en el diccionario de Ferrater Mora! — eran aquellos que —frente a los escépticos— no prestaban mucha ateneién alos hechos 0 alos arguments, sino a fos principios. Mis tarde, el término fue ucilizado por los tedlogos, con un significado més reducido; segiin Losano'’, en la segunda mitad del siglo TV pase a significar no cualquier asercién indiscutible, sino linicamente las verdades reeonocidas por la Iglesia cxtélica. Ademds, segiin este autor, los dogmas na- cen propiamente cuando cicrtas verdades seligiosas se vuelven objeto de discusién (no habsfa habido dogmas en el cristianismo més antigo), de manera que puedan suscitar graves dudas entre los files. De ahi que el nacimiento de la tcologta sistemética (la rama de la teologia que se ocupa de la sistematiza- cién de los dogmas) se vincule con la Reforma y con las guerras de religién de los siglos XVIXVIN®. La dogmética juridica vendria a ser, pues, el equivalence ala weologia dogmatica (0 sistemtica), ycl uso de ese término podria entendersejustificado en la medida en ‘que también en el derecho existirian ciertas verdades indiscutibles, inmutables las que aparecen en el Cor (pus juris que, efectivamente, durante mucho tiempo podria considerarse que funcion6é como una especie de evangelio juridico™, como la naeio zripea. Merece la pena afadir que, en la clasificacién comanmente \s- J. Penaaran Moma, woe "Dogma’en Diccionario defilrofia, Adel, Tessar defo All, © MG. Lacan, Sutoma ¢ stunt nl dite. Vol, Dalle origins sis ronal orice, Gillie, Nis, 2003, Che td, 230-231 "5 dom p. 232. {LA DOGMATEA LIRDICA COMO TEENO-PRS aceptada de las “ciencias sagradas”, junto a la ceologia sistemética (ala que pertenece la dogmitica) aparece la teologia histérica y la teologfa préctica (en este tiltimo, apartado es donde se incluieia el derecho candnico)*. (O sea, en la organizacién interna de la teologia apa- recen las tres funciones que hemos visto recogidas en la jurisprudencia de Ihering: la histérica o deseriptiva (lajurisprudencia inferior); y la sistematiea y préctica Gurisprudencia superior 0 constractiva). Sea como fuere, lo que parece claro es que hoy en dia cl uso de la expresién “dogmatica juridiea” resulea sumamente inadecuado para dar cuenta del saber caracteristico de los juristas que tradicionalmente se slenominé més bien jurisprudencia. Esa terminologia sugiere una analogia con respecto ala teologia, esto es, a.un saber interpretativo vineulado a la existencia de textos sagrados ¢ inmodificables, que (paradéjicamen- te pues, como se ha dicho, fueron fundamentalmente los juristas positivistas los que acufiaron el término) dejé de tener sentido desde Ja era del positivismo juridico, en la que el derecho pasé a verse como un fenémeno histérico y propio de cada sociedad; en definitiva, como un fendmeno esencialmente mutable. Para cualquier jusista resulta hoy obvio que el derecho (lo que él entiende por derecho) tiene una naruraleza esencialmente convencional, aunque en un nivel muy abstracto puedan descubrirse ciertos contenidos y. sobre todo, ciertas formas (ciertos conceptos) mas 0 menos comunes a todos los sistemas juridicos: pero, precisamente, esos elementos necesarios de todos WT VeaseB Fonte, wor “Dogma” en Bncllopedue del dri, Gites, Milin, 1995. a2 los sistemas jurfdicos no se considera que sean el objeto de estudio de la dogmatica (de ninguna de las dogméticas), sino de Ia filosofia juridica o de la teoria general del derecho. Pues bien, esa naruraleza convencional del derecho que, como digo, hoy no es una tesis seriamente discutida por nadie hace que la critica al legislador y, en consecuencia, las propucstas de modificacién de las normas juridicas sean rasgos Lipicos de los trabajos que llamamos de “dogmatica juridiea” y que, naturalmente, no tienen equivalente en la claboracién propiamente dogmatica que se sefecria a partir de los textos sagrados, como la Biblia o el Corin, Alguien podria pensar en una manera de justificar el uso de la expresi¢n “dogmética juridiea” en téemi- nos, por asi decirlo, de analogia funcional. Se estaria aludiendo entonces, simplemente, a la existencia de datas que no se someten a discusin, de manera que Jos dogmas juridicos serian equivalentes 2 los axiomas de la logica o de la matemética o a ciertos presupuestos existences en cualquier ciencia empirica que quedan fuera de la discusién (definen lo que suele Hlamarse el paradigma de esa disciplina) y que, en consecuencia “se dice—, funcionan también como dogmas. Pero esto no deja de ser una analogia que, por otra parte, podeia ocultar diferencias de gran relieve, Los axiomas son proposiciones bésicas que se aceptan sin demos- tracién y que (en los sltimos tiempos a diferencia de lo que habria ocurrido en otras épocas) no se ven ya como verdades necesarias (evidentes), sino més bien como hipétesis o postulados que podrian susticuirse por otros (piénsese, por ejemplo, en las geometrias no-euclidianas 0 en las Iégicas que no reconocen el saan Leora sUnbica con TEena-PRAns principio de tercero excluido de no contradiccién). Por lo demas, los axiomas operan en ef contexto de las ciencias formales, categoria a la que no pertenece Ia dogmética aunque, desde luego, el método axiomé- tico (la construccién de un sistema l6gico-deductivo) puede tener una cierta aplicacién en ambitos juridicos. 'Y cuando se habla de los “clogmas” de la ciencia, la expresin tiene un sentido mds bien metaférico, que difiere del significado con que se utiliza a propésivo de los dogmas teolégicos 0 de los dogmas juridicos. Merece la pena detenerse un momento en este tltimo punto porque ello puede permitir aclarar, al menos en parte, una peculiaridad del saber juridico tradicional, de la Jurisprudencia. En un texto un poco anterior a su famoso libro La estructura de las revotuciones cientificas, ticalado “La fancién del dogma en la investigacién cientifica””, ‘Thomas Kuhn parecia sugerir una analogfa entre la iencia y Ia teologia de la que, sin embargo, habria prescindido en escritos posteriores"®. Lo que ahi ve- infa a decir es que la educacién cientifica (en la que Ios libros de texto juegan tun papel muy importante) supone «una iniciacién relativamente dogmaticay” en cuanto al cientifico no se le entrena, digamos, para ser un innovador, sino para aceptar “una tradicién SES. Keune, Laficién de aga en a inci etic a de D, Esta), Revi Teoreme, Valea, 1979. El renee proviene 4 ona conferenla de 1961, (Che fom pI Bl eraductor del texto resign ceado sesibuye FFoulip ef sigutenee comentario: al cargar [Kuhn] el acearo sobre a idea de "dog, sugiete una audazanalogta ence elencla {ctologa, dea que hard omisin en ulteriore eserear dems 91. sna Manus. ANA RoDALGUEZ preestablecida de solucién de problemas”, esto es, tun paradigma que le proporciona ciertas “reglas del juego” de las que no ha de salirse. En los periodos de “ciencia normal” (que, como se sabe, Kuhn contra- pone a los de “ciencia extraordinaria’, en los que no existe un Gnico paradigma), los problemas que ha de resolver un cientifico consistirfan en algo ast como fen solucionar rompecabezas, de manera que lo que se busca con ello no serfa “descubrir lo desconocido, Sino obtener lo conocido”. El siguiente fragmento deesa obra es, me parece, ilustrativo del pensamiento de Kuhn: “EL paradigma que ha adquicido a través de un entre- namiento previo le proporciona las reglas del juego, describe las piezas con las que se ha de jugar © indica la naturaleza del resultado requerido, La area de un Glentifico tal es manipular cene piezar sin salire de las reglas de manera que se produzea cl resultado requerido. Siifracasa, como suele sucederles ala mayoria de los ientfficor al menos en sus primeros ataques a cual- uier problema dado, ese fracaso delata sélo su falta de habilidad. Pero no puede poner en enteedicho las reglas que ha suministrado su paradigma, pues sin esas reglas rho habria desde un principio rompecabezas con el quic enfrentarse. No es extrafo, pues, que lor problemas (0 rompecabezas) quel profesional de una ciencia maciura abords, presupongan un profundo compromise con tun paradigma. Y, afortunadamente, tal compromiso nno se abandona ala ligera. La experiencia muestra que, fn casi todos los casos, los reiterados esfuersos, ya sean del individuo o del grupo profesional, logean obtener dentro del paradigma una solucién incluso para los mis 5 Tide dem 9.30 {LADOGMITICAIURIDIEA COMO TECNO-PRS recalcitrantes problemas. Este ¢s uno de los modos en que la cencia avanza. Bajo ext crcunstancias, puede Sorprendernos que los cientficos se resistin al camblo- de-paradigma? Lo que estin defendiendo, despues de todo, no es ni mda ni menor que la base desu modo de Vida profesional™. Afirmaciones que, de todas formas, resulean ut tanto matizadas al final de la obra: “Aungute a invesrigacién aforcunada {exitosa] presupone necesariamente un serio compromiso con el rt quo, sigue siendo la innovacién el nucleo dle Ia empresa clen tifica, Los cientificos estin adiestrados para operat como solucionadores-de-rompecaberas a partir de las reglas sstablecidas, pero se les ena tambien a considerarse asi propios como exploradores einventores que no conocen tras reglas que las dictadas por la misma naturalezs™ ‘De manera que la conclusién final del texto de Kuhn consiste en sefialar que en el desarrollo de la ciencia existe una “tensién” entee la tradicién y la innovacién y que parece oportuno advertir sobre la importancia del primero de esos dos factores: “Casi nadie, 0 quizds absoluramente nadie, necesitars aque se le diga que Ia viealidad de Ia ciencia depende de que continéien surgiendo las ocasionales innovaciones que quebrantan la tradicign. Pero la dependencia, aparentemente opucsta, de la investigacién respecto tun hondo compromiso para establecer instrumentos ¥ cereencias, recibe muy poea atencién™, Bueno, no me parece que haya por qué poner en duda lo que nos dice aqui Kuhn porque, en realidad, Tem pp 3031 2 dem p43 = Laem p44 dem p20. tem p35: a ADOGMSTICA URIDICA COMO TEENO-FRANS porque entiende que esté sometido a una serie de “Yimitaciones genéricas” que son tanto de naturaleza epistemolégica como légica, histéricay comunicativa. No cabe entrar en detalles sobre cémo entiende Nieto esas limitaciones, pero merece la pena subrayar que la conciencia de las mismas le lleva a este autor auna actitud de colerancia respecto a la pluralidad de opiniones existentes, al abandono de los “grandes relatos” (como los que oftecen el iusnavuralismo y el iuspositivismo) y a la aceptacién de aporias®. Todo Jo cual —esa serfa la “consideracién final” de si trabajo— es compatible con el hecho de que el conoc -miento juridico sea asocialmente titil y aun necesarion, Lo es —afiade— porque se trata de un “saber funcio- nal” para la consecucién de determinados objetivos sociales que, sin embargo, no serian los mismos para todos: "para unos la Jusacla para orto, la dorninacion del Poder, para ottos, en fin, Ia convivencia pacifica forzosa de una comunidad integrada por miembros insolidarios titulares de intereses contrapuestos”™*, Podrfa parecer “asombroso” —contintia— que para conseguir eaos fines el conocimiento Juridico pueda prescindir de las anteriores limitaciones, Pero eso se debe a que "para conseguir sus objetivos el Derecho ‘erea un juego de ficciones”*, De ahi la proximidad del ‘conocimiento juridico al conocimiento teolégico y ala ‘magia: “Los magos, los sacerdotes y los juristas poseen Ja asombrosa facultad de sacar a los seres humanos del modesto y cotidiano mundo de la naturaleza para 3 Tae BE Laem B63. Ibid Manuel ATA RooRlauE trasladarlos a un mundo mégico donde viven los fan- tasmas de los conceptos jurfdices, que son el objeto del conocimiento juridico. Con las formulas mégicas de la brujeria legal los hechicetos de siempre hacen y deshacen las elaciones sociales, absuelven y condenan con razones que para los no iniciados resultan incomprensibles y salvan o humillan, segtin toque, ala Justicia". ¥ lo que hhabria que plantearle a Nicto (en general, alosautores, “crticos”), claro esti sila suyaes realmente una slida aceptable para la dogmética 0 si, por el contratio, alo gue lieva su planteamiento es a no poder dar cuenta de mo funciona de hecho la dogmatica ni poder tampoco sugerir un modelo alternative de dogmatica Y¥, en fin, un ejemplo reciente de lo que he llama- do el modelo reformista se encuentra en un trabajo reciente de Jestis Delgado, referido a la civilistica espafola”. Delgado subraya que en el contexto del Estado constitucional de Derecho la labor de los ju- ristas resulta realzada y que el derecho ha perdido su autonomia frente a la moral y Ia politica, pero no en el sentido de que no conserve ninguna autonomia, sino en el de que ha dejado de ser acertado el dictum de Windscheid segiin el cual “la reflexién moral, politica 0 de economia politica no es propia del ju- rista en cuanto tal, En su opinién, el papel de la dogmitica civil es imprescindible porque satisface una 5 Thoms 6. J Duaame Revmvnani y J Rases Atsesn, Retr de le dogs ‘ull eipatels, Fundacion Coloquie jutdica Europea, Made, S011. Eilite consiene un ples tio de Delgado eon cla tule queel conjunc de obra), un trabajo de Rams omental Hamterion y ottacontrbucion de Delgado, % Tem. p50. 146 Lavonia JDC coma TECHO-PRAKS necesidad de conocimiento y de seguridad: “la socie~ dad, los ciudadanos particulares, necesitan tener a su disposicién, elaborados por expertos, conocimientos Gables, simples y seguros sobre la existencia y alcance de normas que tigen los aspectos mas generales de la vidas y los jueces, asimismo, interpretaciones y doc- tsinas contrastadas que les faciliten aplicar aquellas normas con rapidez, seguridad y consistencia (los casos iguales han de ser tatados como iguales)”; ademés, “[] adogmatica del Derecho es una condicién de posibilidad de la prictica social del Derecho en el Estado constitu- ‘ional de Derecho, més atin que en el Estado legislative de Derecho", precisamente porque en el primero es ‘més dificil lograr ese conocimiento y esa seguridad. En la parte final de su trabajo, Delgado acepta la idea de Aarnio de que “el paradigma de la dogmatica juridica no ha cambiado ni es de esperar quie cambic” y que la evolucién de la dogmética “es debida a que Se producen cambios en los elementos de Ia matriz, disciplinaria”®. En particular, para identificar los, cambios que se estarian produciendo en la “mattiz dis- ciplinaria” de la dogmatica civil, iene muy en cuenta una reciente discusién entre Aarnio y Laporta sobre la naturaleza de la dogmatica, del saber juridico tra- dicional. Efecruando una especie de sintesis de lo que sostienen esos dos autores (las diferencias entre ambos serfan relativamente de mati2), Delgado entiende Ia dogmética como una “ciencia” cuyas caracteristicas especificas serfan estas: 1) su objetivo es satisfacer Tao bE Taam. 32. © Laem 9 86. rau Enza ROORGUEZ cl interés de la sociedad por el conocimiento de las normas validas que la rigen: 2) su punto de partida es el estudio de ciertas normas dadas* 3) parte de Ja hipétesis de que los valores juegan un papel en la deliberacién juridica; 4) asume ciertos compromisos lingiistico-conceptuales para interpretar ysistematizar el material juridico; 5) al igual que, también, clertos compromisos sobre las fuentes juridicass y 6) adopta principios metédicos que sefialan cudles son los argu~ ‘menos aceptables en la deliberacién juridica® Demanera que, cabria concluir, 1a manera de ver la dogmatica por parte de Delgado es pricticamente coincidente con la del modelo reformista, con la Sinica diferencia de que él no considera que sea una actividad técnica, sino cientifica. Pero, en todo caso, merece la pena subrayar que, para él, Ia “prictica del fazonarniento moral, basado en principios y valores" es un elemento importante de la transformacién que se estd produciendo en la mausiz del derecho civil. 5. POR QUE UNA TECNO-PRANIS Vuclvo ahora a mi planteamiento inicial. Las anteriores opiniones de iusfilésofos y de cultivadores ‘Dejo de indo Ta cucnion de x ea ct 0 no compatible con al Jesnatrainmo, dado que lon haar espace nance se hayan considerado (ol ahora si antes) “positvista’, Part Delgado, “laste ot siaacn fel consenas exe undnlme a popes de sq el postivsme jusidca ct superado’} uno de los eos dela epmitica ci esparla™ Com 95. nla nota 9 del mine feito se mac laconouldad extn ne ceo lunnaseamne Yel posidvinmo ldeologico Bato cn In Constacion dem pp. 93-94 dem pee {a DOGWATICALURDICA COMO TECNO-PRANS de la dogmética juridica sobre la naturaleza de esca disciplina (en parte coincidentes y en parte no con Io que yo sostenfa) me llevan a considerar la necesidad de procurar unificar dos tesis que han surgido en varias ‘ocasiones: 1) la dogmatica no obedece al modelo de ninguna ciencia, en el sentido estricto de la expre- 7, sino que ¢5 una técnica socials 2) cl derecho (y el pensamiento sobre el derecho) se inserta denero de lo que tradicionalmente se ha llamado la razén prdc- tica. La fusi6n de ambas es lo que permite presentar a dogmatica juridica como una tecno-praxis 0 como una praxis tecnificada. Reconocerel caricter técnico de la jurispradencia tiene, yo ereo, efectos beneficiosos, porque ayuda plantear mejor una serie de cuestiones, incluyendo lade cémo debe claborarse ese saber. Tiene, por ello, también un componente eritico —al que ya antes me he referido—ligado sobre todo ala posible conversion de esa técnica (6 de algunos aspectas de la misma) en tuna tecnologla. Esa es también, me parece, la mancra de dar respuesta a la necesidad de conectar la dogmé- tica con la ciencia: no empefiindose en descubtir en la ciencia elementos dogméticas (lo que tiene poco recortido), sino més bien mostrando de qué manera la dogmatica juridica podria beneficiasse utilizando (més bien que generando) conocimiento cieatifico. Yelcaso es que los dogmiticas tienen a su disposi ci6n una serie de saberes (algunos de ellos “eientificos”, otros no), cuya explotacién potenciaria enormemente ‘su capacidad para resolver problemas précticos. La economia (algunos elementos del analisis econémaico) es un ejemplo que seguramente nadic se atreveria a discutir hoy aunque, de todas formas, es importante anus. arene nooasavee ser consciente de la limieacién que supone el uso de ese método, limitacién que deriva de que la maximi- zacién de la riqueza no ¢s el tinico objetivo que ha de perseguir un sistema juridico; por eso, el andlisis cconbmico delderecha tiene sin duds un har de gran relevancia —pongamos por easo— en el derecho de dafios, pero no (0, al menos, no con ese relieve), en, muchas otras éreas como el derecho penal o el derecho de familia. Pero también estin a disposicién del jurista dogmitico, en relacién —por ejemplo— con los pro- blemas de prueba, algunas partes de la matematica, como la est y la teoria de la probabilidad. La criminologia, para quien elabora la dogmatica penal. ‘Cada una de las ramas de la sociologia concernientes alos diversos sectores del derecho, en relacién con las diversas dogmaticas: civil, administrativa, laboral, ete. Y, en fin, disciplinas como Ia légica y la lingiistica, que tendrian que interesar a todos cuantos elaboran Ja dogmatica, con independencia de cul sea su cam- po temético, por razones que realmente son obvias: porque el Derecho, en buena medida, es una prictica discursiva, de manera que los problemas para fos que los dogmaticos deben proveer una solucién requieren tun conocimiento adecuado del lenguaje. Y ese tipo de conocimiento, por cierto, podrian adquirirlo con ierta facilidad, simplemente diri poco més allé de su propio gre sofos con formacién analitica, cuyos despachos en muchos casos quizas s6lo disten unos pocos metros de donde tienen los suyos los cultivadores de la dogmati- «a... Sino fuera, claro esta, porque cuando se dice que las dreas de conocimiento en las facultades de derecho de muchos pafses del mundo latino son comparti- “150 ‘A BoGWAtIen JURIDIC COMO TECNO-PRAIE mentos estancos no se esti simplemente utilizando una metéfora: se est describiendo pricticamente un, hecho fisico, Pero parece obvio que los problemas de las “naturalezas juridicas” que tanto han ocupado a los dognéticos podrian recibir un tratamiento mu- cho mas claro y productivo si el dogmatico de turno se tomara la molestia, por poner un ejemplo, de leer con alguna atencién el libro de Carrié Notas sobre Derecho y lenguaje (escrito en 1965), 0 algin otro de los publicados sobre la materia en fechas posteriores. ‘Que unos elementales conocimientos de légica faci- litan entender en qué consisten y cémo funcionan, los conceptos de enlace a los que Ross lamé “cata” ¥ que cumplen un papel de cierta importancia en las construcciones dogmaticas; al igual que ayudarian inmensamente a la hora de resolver problemas de redacci6n de normas. Que comprender el cardcter no. monétono, 0 derrotable, del razonamiento juridico, (y de las normas) evitaria mucha falsa discusién en, materia interpretativa. Exeétera, etcérera, Una consecuencia también no desdefiable de comprender (y asumir) el carécter técnico (con todas sus peculiaridades) de la dogmatica es que permitirfa, ‘quizds, evitar algunos de los despropésitos en los que suelen incurrir “agencias de evaluacién de la investi- gacién” como la ANECA. La investigacién dogmética ino es (ni tiene que ser) una investigacién cientifica, ni obedece tampoco al modelo de las tecnologias basadas i wrales, por lo que las exigencias de “in- ternacionalizacién” de los conocimientos, la atencién, a los “indices de impacto”, etc, estan, sencillamente, fuera de lugar. No quiere ello decir, por supuesto, que no haya criterios objerivos para evaluar un trabajo de Manus ATENZA RODRIGUEZ dogmitica juridica, sino que esos criterios tienen que construitse teniendo en cuenta las peculiaridades de ese saber y de su institucionalizacién: por ejemplo, no puede desconocerse que, salvo excepciones, las elabo- raciones dogméticas suelen tener un marco nacional y que (en parte por lo anterior) no existe nada parecido a lo que son las “revistas cientificas” en el campo de Ja biologla, la fisica, ete., por lo que pretender deter- minar la calidad de un erabajo siguiendo los eriverios, que suelen aplicarse (con sentido) en estos iiltimos campos (dicho de manera clara y breve: sin tomarse la molestia de leerlo) a lo que lleva (a lo que ha llevado), en realidad, es a fomentar la asbitrariedad hasta limites verdaderamente grotescos. Estoy seguro de que cual- quier lector de estas paginas tended al respecto algiin ejemplo expresivo que poner. Calificar a la dogmdtica como una técnica social, significa también tener que enfrentarse con algunos problemas interesantes, puesto que la nocién de técnica incluye en su seno actividades muy variadas y habria por lo tanto que precisar cudl es el lugar que ‘en ese universo ocupa la dogmatica, Como antes vela- mos, no es del todo una tecnologia (ni tendria sentido procurar que lo fuera), sino que incluye también (necesariamente) elementos que, en mayor © menor medida, la aproximan (como Ruiz Miguel sefialaba tefiriéndose a Ortega y Gasser) a las mAs tradicionales técnicas artesanales y artisticas (recuérdese la tercera de las leyes de Ihering de Ia construccién jurfdica, la dela belleza). Es, ademis (erarando con esto de concestar a tuna objecién de Jestis Vega), una técnica de segundo nivel; sise quiere, una técnica te6rica y que tiene que recurrir a conceptos notablemente abstractos puesto 1A DGUsrICAURDICA COMO TECNO-PRAKES que, a diferencia de lo que ocurre con los abogados, los jucces 0 los legisladores, los dogméticos se enfrentan con problemas generales, y tienen que construir, por lo tanto, soluciones generales para los mismos. Para actarar el tipo de saber técnico en que consis- te la dogmitica juridica, puede ser interesante fijarse cen sus semejanzas y diferencias con otras dos técnicas con las que a veces se la ha comparado: la medicina y la reeérica, La medicina es un ejemplo de técnica que esen- cialmente aplica conocimiento proveniente de las ciencias naturales y de la matemética (de las ciencias Diolégicas), aunque las ciencias sociales (Ia psicologia, la sociologia) jueguen también un papel de cierto re- lieve en algunos campos (por ejemplo, en la medicina clinica). Y en esto se diferencia, claro esti, del derecho y de la Jurisprudencia que pertenecen en exclusiva al ‘mundo de lo social. Pero esa diferencia de planos no impide que entre el derecho y la medicina (y entre el saber dogmitico y el saber médico) se puedan estable- ccer muchas analogfas fructiferas: entre el rzzonamiento dirigido a establecer un diagnéstico y el encaminado ala determinacién de los hechos en el derecho; entre la medicina elinica y la epidemiologia, por un lado, y la aplicacién del derecho y la legislacién, por el otros centre lo que significa la enfermedad y la medicina, en el mundo natural, y el conflicto social y el derecho, ‘en el social; etc. Pero hay cambién una diferencia fundamental y que consiste en que el fin, elvalor, que preside el ejercicio de la medicina estd relacivamente bien determinado (curar o prevenir enfermedades) y, en ese seiitido, no es objeto de muchas discusiones; mientras que las cosas no ocurren asi en el derecho. -153, Dane AINA RODRIGUEZ Si se quiere, podria decirse que, en relacién con el derecho, existe también un acuerdo amplio en cuanto a que [a finalidad siltima de los sistemas de derecho positivo es producir justicia. Pero, como es obvio, el acuerdo sélo existe si el fin se entiende en cérminos muy abstractos (podela haber un consenso en relacién con ciertos contenidos minimos de justicia), mientras que. a la hora de concretar esos fines, con Io que nos encontramos es con desacuerdos que muchas veces pueden llegar a ser muy profundos. Y esos desacuerdos se trasladan también al campo de la dogmatica: de ah{ la contraposicién clisica entre quienes conciben Ja Jurisprudencia como una actividad encaminada esencialmente a lograrla seguridad juridica (la aplica- cién cierta de las normas) y quienes ponen el acento ‘mas bien en la justicia material (en valores de tipo no puramente formal). La consecuencia de ello es que Ja medicina, en efecto, puede configurarse (aunque no exclusivamente, peto si de manera fundamental) como una técnica orientada a descubrir los medios para lograr ese fin. Mientras que en el caso del de- echo (de la aplicacién y produccién del derecho y de su elaboracién dogmatica a propésito de esas dos instancias fundamentales de la préctica juridica), la deliberacién respecto a los fines y a los valores juega, lun papel fundamental. Dicho de otra manera, en el derecho y en la dogmatica juridica no puedle partirse dle que los fines estén ya previamente dados y de ahi, en consecuencia, que el tipo de actividad requerido no pueda ser simplemente técnico, sino también préctica, en el sentido en el que suele hablarse de razén prac- tica. Esa es también la razén de que el derecho (en el sentido amplio de la expresién, que incluye el saber LU posses Unica coma TECNO-PRANS sobre el derecho) no pueda verse simplemente como tuna ingenieria social. La vomparacién con la revérica (a veces se ha hablado de una jurisprudencia revériea 0 pica) leva también a una conclusién semejante. Aristételes def nié la retGrica como una técnica (Téehne rhetorikées el titulo original de su gran obra.al respecto, que influys decisivamente en toda la wadicién posterior) dirigida ala persuasién. Para explicar lo que esto quiere decie ponia, entre otzes, cl ejemplo de la medicina® y acla- taba que el buen #étor, como el buen médico, no es el que, de hecho, logra persuadir o curar, sino el que pone los medios aelecuados para ello. De todas formas, ‘entre el fin de la curacién y el de la persuasion existe una diferencia inceresante: curar es siempre (0, si se quiere, en casi todos los casos) un bien, pero persuadir no, puesto que se puede usar la técnica retGrica para petsuadir de lo falso 0 de lo injusto™. ¥ de abt que Atistéreles defendiera la necesidad de vineular esa técnica con la flosofia: con Ia éica y con la politica, EL saber sobre los medias tiene que ir acompafiado de un saber sobre los fines. 2¥ no habria que decir lo mismo en relacién con la dogmética juridica? Parecerla que i. Las propuestas de solucién dogmética para resolver un problema de aplicacién o de produceién del Dere- cho no contiencn Gnicamente elementos de carderet técnico: cémo lograr que una norma se interprete de manera que se ineluya en la misma tal categoria de &Ameroras, Resirica, 1355 Cabeia decir que ae puede también wtlear Ia téenien del médica pars mata cusar dolon pero ensonser at dvla quelque acta ‘stars aparand del fin de exe actvide y, quite que a aceate dle ear dls Forma ya nolo estaris haciendo como an enédicm -3s5- MANUEL ATENZA RODRIGUEZ ‘casos, 0 cémo hacer para producir una ley que evice incurrir en lagunas y contradicciones, que vaya a ser ‘cumplida por los destinatarios, que produzca tales y cuales efectos; sino también ingredientes de navuraleza ético-politica: qué justifica esa interpretacién, qué valores se satisfacen al dicear una ley con tal y cual forma y contenido. Esa relevancia del componente moral y politico de Ja dogmiética hace, naturalmente, que esta manera de entender el saber juridieo tradicional (como tecno-pra- xis) sea incompatible con una concepeién positivisea del derecho. Recientemente escribi un articulo en el que trataba de mostrar de qué manera la discusién ‘que esti teniendo lugar (en el campo de la filosofia del derecho) a propésito del constitucionalismo incide también en la manera de elaborar la dogmética penal. Y defendia un modelo de dogmética juridico-penal ‘que se correspondiese (en el plano de la teoria general del derecho) con lo que hoy suele llamarse postpositi- vismo y que se diferencia tanto del posicivismo clisico (lpositivismo conceptualista o metodalégico), como del nuevo positivismo defendido por un autor como Ferrajoli. En mi opinién, y contrariamente alo soste- nido por este tiltimo, los penalistas deberian suscribir estas tres resis: 1) Los eonceptos bisicos del Derecho penal tienen una dimensién valorativa inesquivable y su comprensin y manejo presuponen un objecivisimo minimo en materia moral; la filosofia moral y politi- ca, simplemente, forma parte de la dogmética penal 2) En la construccién de esa dogmética se necesita partir de la distincién entre reglas y principios, 0 de alguna otra equivalente; ver el derecho penal exclu- siva o preferentemente como un conjunto de reglas {A DOGMATCA JUROIER como TEENO-PRARS supone una manifiesta simplificacién del fenémeno, juridico-penal que lleva, entre otras cosas, a una teoria desenfocada de la interpretacién®. 3) La jurisdiccién tiene necesariamente un carécter dindmico y, para justificar sus decisiones, al menos en los casos dificiles, los jueces necesitan —usan de hecho— instrumentos, argumentativos que van mas alld de la subsuncién y de los cénones tradicionales de la interpretacisn jurfdicas © sea, recurren, aunque sea limitadamente (a diferencia, de lo que ocurre en relacién con los legisladores) procedimientos ponderativos*, Ultimamente, Dworkin ha defendido la tesis de que el derecho es una rama de la moralidad politica ¥ que los juristas —-de manera destacada, los jueces, fen particular los de los tribunales superiores— son, algo asi como fildsofos politicos en accidn. No es, en realidad, muy claro lo que quiere decir con esto, limo. Pues una cosa es que los jueces necesiten tener una formacién filoséfica (biésicamente, en las, diversas ramas de la filosofia préctica), lo que, en mi opinién, no offece dudas; y otra cosa es que deban y que puedan ser fildsofos, en cuanto jueces, 0 sea, que deban comportarse —argumentar, decidir — como lo haria un fildésofo, lo que no parece una idea ficil de © Es interesantesefala que en a inflayenteobea Derohe general art general, BPY, Barcelona, Santiago Mir pau de defy el Derecho ponel como "un canjunte demannat ahacedo, «par de Ja 8+ edicon, en teminos de un conjunca de nortas de pansies ye valores Vid. M. Arienza, *Consttucionaisma y Derecho penal’. en ‘Santiago Mim Pore y Mlrentes Cancer Boasoxo (die) 7 Joss Carlos Howat Taxa (coord), Coniitucion 9 stoma pana Marcial Pons, Madriz,2012, pp. 38-39. MANUELA ROBAIGUEZ aceptar®. Bueno, en realidad, él mismo aclara que los jueces (particularmente, cuando no se trata de jueces constitucionales) no podrian operat sin mds como filé- sofos, dado que estin constrefidos por el precedente, digamos, por la necesidad de respetar Ia autoridad. De manera que habria que concluir entonces que los jueces no pueden ser, sin mis, fildsofos: en sus argumentaciones, las razones filosdficas (sustantivas) tienen que conjugarse con las de naturaleza autorita- tiva (razones formales e institucionales). Ensu dltima obra, justice for Hedgehog”, Dwor- kin propone un esquema unitario o integrado (en forma de érbol) que contrapone (para dar cuenta del, derecho) al modelo dualista que habla defendido en anteriores trabajos y que s¢ basaba en Ia existencia de dos sistemas separados de normas: las morales ¥ las juridicas. Debe aclararse también que, en esta liltima obra, Dworkin, apartandose algo del uso con- vencional, entiende por “moral” los estindares que prescriben cmo debemos tratar a los orros, mientras, que la “étiea” se referiria a los estandares sobre eémo debemos vivir (sobre qué es una vida buena). Pues bien, su imagen del érbol sugicre que la ética serfa para 41 algo asf como las raices o el tronco que da lugar a Ja moral (seria una de las ramas) de la que, a su vez, surge (dle una de las ramas de la moral: de la moralidad politica) el derecho. No erco que sea una idea exacta- mente equivocada, pero me parece que refleja cierca "Must Our Judges Be Philosophers? Gan They Be , New York Coun for the Humane Scholar ofthe Tear Lesrre, 2000. % R Deon, Justice fir Hedgehog, Belknap, Harvard Univesity Press 201) \U.DosMAnca URbIen como TEeNo rans exageracin que podria corregirse si modificiramos un poco la imagen, precisamente para evitar situar al derecho (y al saber acerca del derecho) exclusivamente cen el campo de la raz6n prdctica. Segiin mi propuesta, Ia dogmtica juridica no seria exactamente una rama dea filosofia prictica, sino més bien un hibrido entre técnica (en el sentido amplio antes sefialado) social y filosofia préctica. ¥ para ese hibrido es para lo que yo. propongo el término de “teeno-praxis” En efecto, asi como en los tiltimos tiempos se habla de tecno-ciencia para indicar la tendencia hacia la convergencia que (en diversos sectores) presentan, la ciencia y la tecnologia, cabria utilizar el eérmino tecno-praxis para sefalar la fusién entre el campo de Ia técnica y el del pensamiento y accién ditigidos a la vida moral y politica de los hombres, que Aristételes lamé “praxis*. La dogmatica juridica serfa entonces una peculiar combinacién de técnica social y de floso- fia practica (moral y politica), un lugar de reunién de Ja raz6n instrumental y la raz6n prictica. La actividad dogitica deberia estar presidida entonces por un tipo de racionalidad que incluyera no sélo la deliberacién sobre los medios adecuados para alcanzar ciertos fines, sino también la deliberacién sobre esos fines y sobre los valores en que los mismos se sustentan. A m{ me parece obvio que, en el contexto de los derechos del Estado constitucional, ese es el tinico camino viable que se le abre a la dogmética. La JURISPRUDENCIA COMO CIENCIA* Vithelm Lundstede (COMENTARIOS GENERALES Dice,comensade anteriormente, seria posible concluir que los juristas tedricas (“legal authors") asumen “puntos de partida’, “hechos” y “relaciones" que no existen ni en el tiempo ni en el espacio, Hasta, aqui, la ciencia juridica” no podria ser considerada ‘como una ciencia. Pero de lo que se ha dicho también “V Lun osrap, Legal Thinking Revied: My Views on Law, Almavst 2 Wiksell, Bxocolmo, 1956, pp. 123-149, Traduccion de Eater ‘Gonziles Beresn y Alaro Nees Vaquero. Toda vr ue spaceten ‘na vefeencia interna a este tec, inclaye ence paénsis el Inimero de pigina correspondiente sa presente clicicn [Noma de los raductoes: en la presente traductién 4 optaré por tadclt el edrmino inglés “jstspuere” en la mayor dees ‘essiones como “clenetsjuidis” 0 “caneia el derecho” La tee {on es que el autor arma vlza as expresine Tegal scence” y Shacispeudence”indistinsamente (otase infer n- 12), el tein, “jurisprudenci en espaol een ln mayors de las octsones crm plendo para refedeee ae activa de lov weibanalcs, Sin embargo Scbido al uso que hace el aucor, en dcuiones se mamcnded uaduccia Ie se podria legar a la conclusién de que, en todos los aspectos sugeridos anteriormente, Ia ciencia juridica _puede ser entendida como una investigacién basada.cn lo empirico. De mi exposicién hasta ahora, puede pa- recer que no sélo las cuestiones planteadas pueden ser investigadas empiricamente, sino que no existe ninguna aan para cualquier otra afirmacion que no sea que la jurisprudencia puede ser entendida en todos los sentidos como una ciencia real. Lo que ha dificultado hasta la fecha la existencia de fundamento para una ciencia del derecho realmente cientifica es, por encima de todo, la fanaa dela etencia de un derecho objetivo o mate constituido por un conjunto de “normas” 0 “precepros", erivado de la jusicia natural y que mediante extas normas y preceptos se tiene el poder de hacer posible la cxeacién de derechos y deberes juridlicos. Estas fantasfas, sin embargo, constituyen una simplificacién extremadamente primitiva de una ‘maquinaria particularmente complicada, construiday desarrollada a lo largo de miles de afios. Las religiones, Ja magia y otras concepciones supersticiosas de los hombres primitivos —probablemente en asociacién con su instinto de construir una comunidad, junto con cierto orden o regularidad de las conductas depen- dientes de ese instinto— pueden haber sido decisivas para la vida en comunidad, en la cual, en el marco de una permanente reciprocidad entre concepciones supersticiosas de la justicia y consideraciones sobre el bien comin, el hombre fue capaz de desarrollar y perfeccionar su orden social. En la vida de una comunidad asi influida se produce gradualmente un Lejido de factores psiquicos del que finalmente emanan esos hilos que ayudan a la moderna maquinaria legal -162- © social a seguir funcionando. De todo lo anterior es necesario sefialar, en particular, la presién generada sobre la conducta del hombre. Esta presién ¢s provoca- da—graciasa determinadas reacciones generadas con, cierta regularidad frente a un buen niimero de tipos de ‘comportamiento— en parte a través de la conciencia, del sentido del deber del agente, y en parte a través de Jos poderosos instintos morales que surgen en aquel por la inmediata presién psicosocial que proviene del conjunto de sentidos de deber provenientes del entor~ no respecto a la conducta en cuestidn'. Para expresar la cuestién brevemente, en lo que aqui concierne, se podria decir que la ciencia juridica considera que las, reacciones frente a una conducta —como el castigo, y el dafto (debido a un error)— estén motivadas por la omisién del deber juridico de esa persona; por el con ello de lo

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