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Sudamericanos, nos dicen.

Unos indios, monstruos, que debían domesticar.


Dientes afilados que defendían su tierra
Arraigados a sus creencias, fieles, resistentes.
Karmas universales
Ahora flotan entre nosotros en su memoria

¿Cuántos años de lucha? ¿Cuántos años de resistencia?


Quinientos, y más y más y más.
Barro, frío, piel dura y áspera por el sol.
Quiltros, mirada perdida, mirada encendida.

La araucaria, el pehuén es nuestro espectador.


En la cimas observó toda la sangre, todos los gritos,
todas las
gol
pi
zas
y las
ma
tan
zas

De norte a sur olvidamos nuestro nombre


nuestros antepasados
nuestra historia

Las estrellas ya no las pintamos sobre nuestro cuerpo


y olvidamos decir marichiweu para
suplantarlo por un venceremos.

¿Cuánto resiste el cartón?


¿Cuánto puede un cuerpo soportar el desazón del frío?
¿Del abandono?

Beso con beso damos


golpe con golpe pagamos
esa es la ley
que aprendimos
que aprendimos
cantamos.

¿Cuándo desaprenderemos?
¿Cuando olvidaremos los golpes y los besos traicioneros?
No hay espacio para leyes en esta tierra, por eso rebotan, arden.

Sudakas, somos sudakas, el agua nos falta y el fuego se expande con rabia acumulada.

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