Desde el inicio de los tiempos, el hombre se vio en la necesidad de vivir en
comunidades por motivos de seguridad y de facilitar tareas del día a día. Esto dio pie a que surgiera lo que hoy conocemos como ciudades, puesto que cada vez se sumaba más gente a la comunidad y eran necesarias agua y comida en mayor cantidad. Como expresa el autor en su escrito, por problemas de salubridad, se inició la construcción de dispositivos para evacuar las aguas contaminadas y así comenzaron a verse los sistemas, al darse una relación entre el agua, las vías y la energía. Dichos sistemas, que pueden ser de producción o extracción, están compuestos por ciertos elementos, los cuales pueden tener diferentes morfologías y dimensiones.
Entendiendo que la ciudad en sí es un sistema, es que se puede hablar de
metabolismo urbano, que de acuerdo al autor “es el intercambio de materia, energía e información que se establece entre el asentamiento urbano y su entorno natural o contexto geográfico”. Este concepto ayuda a entender el funcionamiento de las ciudades y parecer ser acertado al referirse a las mismas como organismos vivos que se alimentan, desarrollan, crecen y pueden llegar a morir. Este colapso vendría dado principalmente por el crecimiento demográfico descontrolado, ya que incide directamente en la sobre explotación de recursos naturales, lo cual generaría un desbalance en los sistemas de extracción.
En conclusión, es importante comprender el concepto de metabolismo urbano para
deducir el comportamiento de las ciudades y la población debe desarrollar consciencia respecto a este tema, puesto que mientras la demanda de recursos naturales sea mayor, este sistema conocido como ciudad se irá viendo cada vez más afectado. Se deben lograr más cosas dependiendo menos de los recursos presentes en la naturaleza, para así poder asegurar nuestra supervivencia a largo plazo, además de lograr transformar a las ciudades en sostenibles, que a fin de cuentas es la meta principal para que podamos contar con un futuro.