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TEMA 17.

RESOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS EN EL
COMERCIO INTERNACIONAL

I. INTRODUCCIÓN

- Autocomposición: las partes llegan a un acuerdo.


- Heterocomposición: un tercero toma una decisión:
o Jurisdicción.

o Arbitraje.

II. RECURSO A LOS ÓRGANOS JURISDICCIONALES ESTATALES

2. El modelo de competencia judicial internacional del Reglamento 44/2001 (no entra en el


examen teórico)

a) Objeto y naturaleza del Reglamento

El Reglamento 44/2001 tiene como función distribuir la competencia judicial


internacional entre los órganos jurisdiccionales de los distintos Estados de la UE.
Las normas del Reglamento son aplicables en aquellos casos en que el domicilio del
demandado, con independencia de su nacionalidad, radique en algún Estado miembro de la
UE.

b) Ámbito de aplicación del Reglamento

El Reglamento se aplica en materia civil y mercantil, con independencia de la


naturaleza del órgano jurisdiccional.

c) Normas de competencia judicial internacional recogidas en el Reglamento

a) Distintos tipos de foros:


El Reglamento 44/2001 estructura un modelo de competencia judicial internacional
articulado sobre un conjunto de fueros jerarquizados: los denominados fueros
exclusivos, fueros generales y fueros especiales.
b) Fueros exclusivos:
Los fueros exclusivos se diseñan atendiendo a la especial vinculación que existe entre
un determinado tipo de litigio y un concreto país. Consecuencia de ello es su

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naturaleza imperativa (quedan fuera del alcance de la voluntad de las partes), y la
necesidad de ser interpretados de forma estricta en lo que a su número y literalidad se
refiere.
c) Fueros generales:
a. Fuero general de la autonomía de la voluntad: las partes tienen plena
capacidad para determinar (bien de forma expresa o tácita) el tribunal o
tribunales que deban conocer de un concreto litigio.
En aquellas ocasiones en que, al menos, una de las partes tiene su domicilio en territorio de la UE,
el sometimiento expreso que puedan realizar a un tribunal o a los tribunales de un determinado
país convierte a éstos en competentes.

Por su parte, en los casos en que ninguna de las partes está domiciliada en el territorio
comunitario, también se respetará dicho sometimiento.

b. Fuero general del domicilio del demandado: el art. 2 del Reglamento 44/2001
afirma que las personas domiciliadas en un Estado miembro se someten a los
órganos jurisdiccionales de dicho país.
d) Fueros especiales:
El Reglamento diseña un conjunto de fueros especiales por razón de la materia. Estos
fueros actúan con carácter alternativo al fuero del domicilio del demandado: esto es, el
demandante tiene la posibilidad de recurrir, bien al fuero general del domicilio del
demandado, o a uno de estos fueros especiales. Los más importantes son:
a. En materia contractual, ante el tribunal del lugar en el que hubiere sido o
debiera ser cumplida la obligación que sirve de base a la demanda.
b. En materia de obligaciones extracontractuales, se estará al tribunal del lugar
donde se haya producido, o pudiera producirse, el hecho dañoso.

5. El modelo de competencia judicial internacional español de origen estatal

a) El sistema de la LOPJ

Caso de no ser aplicable el Reglamento 44/2001, deberá de estarse al sistema de


competencia judicial internacional previsto en la LOPJ.
La LOPJ reproduce de forma prácticamente mimética las soluciones recogidas
originariamente en el Convenio de Bruselas de 1968 y, ahora, en el Reglamento 44/2001. De
esta forma, se diseña un régimen de competencia judicial internacional articulado sobre tres
tipos de fueros estructurados de forma jerárquica: fueros exclusivos, previstos en el art. 22.1;
fueros generales, recogidos en el art. 22.2; y fueros especiales, incluidos en el art. 22.3 y 4.
Los fueros exclusivos previstos en el art. 22.1 LOPJ coinciden casi totalmente con las
soluciones del art. 22 del Reglamento 44/2001. Por su parte, el art. 22.2 LOPJ atribuye
competencia general a los órganos jurisdiccionales españoles, cuando las partes se hayan
sometido expresa o tácitamente a los mismos, así como en aquellas ocasiones en que el
demandado tenga su domicilio en nuestro país.
Por último, la LOPJ diseña un conjunto de fueros especiales. En este sentido, señala
que, caso de no existir sumisión, o de no tener el demandado su domicilio en España, los
tribunales españoles tendrán competencia judicial internacional en materia de obligaciones
contractuales, cuando éstas hayan nacido o deban cumplirse en España y, en materia de

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obligaciones extracontractuales, cuando el hecho del que deriven haya ocurrido en territorio
español, o el autor del daño y la víctima tengan su residencia habitual común en España (art.
22.3).

b) Reconocimiento y ejecución de resoluciones extranjeras

El denominado régimen de condiciones, se trata de un modelo en el que la eficacia de


las resoluciones extranjeras en España queda sometida a la obtención del previo exequátur por
parte del Juzgado de Primera Instancia del domicilio o lugar de residencia de la parte frente a la
que se solicita el reconocimiento o ejecución, o del Juzgado de lo Mercantil, quien valorará que
se cumplen las condiciones previstas en el mencionado art. 954 LEC.

III. MECANISMOS DE RESOLUCIÓN ALTERNATIVOS A LA JUSTICIA ESTATAL

2. Características y regulación del arbitraje comercial internacional desarrollado en


España

a) El régimen arbitral previsto en la Ley de Arbitraje de 2003

La institución del arbitraje viene regulada en España en la Ley 60/2003, de 23 de


diciembre, de Arbitraje. La Ley acepta la base voluntaria de la institución, asumiendo que, con
independencia de la naturaleza que se le atribuya, el arbitraje se articula sobre el principio de la
autonomía de la voluntad. Son las partes en un contrato las que deciden acudir a él para
resolver sus litigios presentes o futuros, y las que especifican en qué forma se va a plantear y
desarrollar el mismo.
La Ley española de Arbitraje asume como texto inspirador a la Ley Modelo de la
CNUDMI, de 1985, sobre arbitraje comercial internacional. Las soluciones normativas
incorporadas en la normativa de 2003 se alinean con claridad a favor de la denominada
posición monista. De esta suerte, se incorpora, de partida, una regulación común al arbitraje
interno y al arbitraje internacional desarrollado en España, excepcionando esta opción de base
con la inclusión, tan sólo, de un número mínimo de normas que abordan peculiaridades del
arbitraje internacional.

b) Las peculiaridades recogidas en la Ley de Arbitraje de 2003 en relación con el arbitraje


comercial internacional desarrollado en España

a) Carácter internacional del arbitraje desarrollado en España:


La internacionalidad del arbitraje viene abordada en el art. 3.1 de la Ley de Arbitraje
afirmándose que gozará de tal condición cuando en el mismo concurran algunas de las
tres circunstancias enunciadas en el precepto:
1) Que en el momento de celebración del convenio arbitral, las partes tengan sus
domicilios en Estados diferentes.

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2) Que el lugar de cumplimiento de una parte sustancial de las obligaciones de la
relación jurídica de la que dimane la controversia o el lugar con el que ésta
tenga una relación más estrecha, esté situado fuera del Estado en que las
partes tengan sus domicilios.
3) Que la relación jurídica de la que dimane la controversia afecte a intereses del
comercio internacional. En otras palabras, que haya relaciones comerciales
transfronterizas.
d) La ley aplicable al fondo de la disputa:
La Ley española de Arbitraje, de 2003, aborda en su art. 34.2 la problemática de la ley
aplicable al fondo del litigio. El precepto diferencia entre aquellos supuestos en los que
las partes han manifestado en algún momento su voluntad en torno a la ley aplicable al
fondo el litigio, de aquellos supuestos otros en los que éstas han mantenido silencio al
respecto:
1) En relación con el primer supuesto, la Ley de Arbitraje recoge expresamente el
principio de autonomía de la voluntad en relación con la ley aplicable al fondo
del litigio, en aquellos arbitrajes internacionales desarrollados en España.
2) Con respecto a aquellos casos en que las partes nada han dicho respecto de la
normativa aplicable al fondo del litigio, el art. 34.2,II de la Ley de Arbitraje
reconoce a los árbitros la posibilidad de aplicar las normas jurídicas que
estimen apropiadas.

3. Reconocimiento y ejecución en España de laudos arbitrales extranjeros

a) Introducción

El art. 46 de la Ley de Arbitraje añade en su segundo apartado que el exequátur de


laudos extranjeros se regirá por el Convenio de Nueva York de 1958.

e) Motivos de denegación del reconocimiento y la ejecución

El Convenio de Nueva York incorpora una presunción a favor del reconocimiento y


ejecución de los laudos arbitrales extranjeros por él cubiertos. De esta forma, afirma que sólo
se podrá denegar el reconocimiento y la ejecución si se da alguna de las siete causas cerradas
que enuncia el propio texto convencional: cinco, alegables a instancia de parte, y dos,
verificables de oficio por el juez.
1) Motivos estimables a instancia de parte:
i. Invalidez del acuerdo arbitral.
ii. Violación del derecho a la tutela judicial efectiva (indefensión): si se demuestra
que la parte contra quien se invoca el laudo arbitral no ha sido debidamente
notificada de la designación del árbitro, o del procedimiento de arbitraje.
iii. Inconsistencia del laudo arbitral: el rechazo es también factible, si la sentencia
arbitral refiere a una diferencia no prevista en el acuerdo arbitral, o contiene
decisiones que exceden los términos del mismo.

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iv. Errores en el desarrollo del procedimiento: la parte que rechace el
reconocimiento y ejecución deberá de probar que la constitución del Tribunal
arbitral, o el procedimiento arbitral, no se han ajustado al acuerdo celebrado
entre las partes. En defecto de tal acuerdo, que la constitución del Tribunal
arbitral, o el procedimiento arbitral, no se han ajustado a la ley del país donde
se ha desarrollado el procedimiento arbitral.
v. Falta de firmeza del laudo.
2) Motivos estimables de oficio:
Se rechazará el reconocimiento y la ejecución si:
i. Según la ley de ese país, el objeto de la diferencia no es susceptible de
solución por vía arbitral.
ii. Se considera que el reconocimiento o la ejecución son contrarios al orden
público de ese país.

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