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partes del Derecho, no es de raigambre principalmente romana como casi todo el resto del
Derecho pa- trimonial, aspecto éste de la disciplina que requiere alguna explicación, por- que,
sin duda, arroja alguna luz sobre su propia naturaleza y su modo de ser. En efecto, sería
impensable que Roma en sus distintas etapas históricas hubiese generado un Derecho ciego a
los problemas específicos del mundo rural. Muy al contrario, el Derecho romano arcaico fue un
Derecho apega- do al mundo agrario, como lo demuestra que la suma diviso del derecho de
cosas, fuese la contraposición entre res mancipi y res nec mancipi que atribuía mayor
importancia las primeras que a las segundas, dotándolas de un régimen notablemente más
riguroso en cuanto a su adquisición y su cir- culación, precisamente por tratarse de las cosas
esenciales para la economía de una explotación agraria: eran manc/p/ los fundos en suelo
itálico, los ga- nados y los esclavos principalmente, es decir los factores de la producción
agroganadera.
parte, en momentos más tardíos de la evolución histórica del Derecho romano se acumula un
gran número de institutos jurídicos propios del mundo agrario, que en parte fueron derecho
civil y van a informar el De- recho agrario del antiguo régimen, pero en otra buena parte se
consideraron ajenos al derecho civil entendido en el sentido ciceroniano de aequabílítas
conservatio, lo que junto a su casi total ausencia del Corpus ¡urís civi/¡s de Justiniano, y su
identificación con el antiguo régimen, explica el eclipse del Derecho agrario en la codificación
napoleónica“), tan influyente en los Có- digos civiles posteriores.
Amat Llombart, P. y Muñiz Espada, E. (2017). Tratado de derecho agrario. Madrid, Spain:
Wolters Kluwer España. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/unitechn/55992?
page=37.
Pero no cabe duda de que lo que ha caracterizado el Derecho agrario del pasado siglo XX, y
caracteriza al derecho agrario del momento presente no ha sido precisamente ese
protagonismo de la norma consuetudinaria, sino por el contrario, en el siglo XX, lo
característico fue el recurso a la fuente es- crita, a la ley, para conformar tanto los contratos
agrarios, como la estructura de las explotaciones. El arrendamiento rústico y la aparcería, que
pasaron a regirse por una ley especial desde el año 1935 (las prórrogas forzosas de los
contratos arrendaticios aparecieron en 1929), y las tímidas medidas contra el minifundio que
anticipó el Código civil con su retracto de colindantes, inspiró leyes especiales con la regulación
de la concentración parcelaria y de las unidades mínimas de cultivo surgidas en los años
cincuenta del pa- sado siglo.
Amat Llombart, P. y Muñiz Espada, E. (2017). Tratado de derecho agrario. Madrid, Spain:
Wolters Kluwer España. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/unitechn/55992?
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nómical‘SJ. Se dan aquí dos características basicas para entenderlo como universalidad de
hecho: el destino y titularidad unitaria. El criterio orga- nizativo indica que los bienes y
derechos que integran la explotación son identificables individualmente. La Ley se ocupa de
describir cuáles son estos elementos“). De esta manera, pueden formar parte“) de la
explotación los bienes inmuebles de naturaleza rústica y cualesquiera otros que son obje- to
de aprovechamiento agrario permanente; la vivienda con dependencias agrarias; las
construcciones e instalaciones agrarias, incluso de naturaleza industrial, y los ganados,
máquinas y aperos, integrados en la explotación y afectos a la misma, cuyo aprovechamiento y
utilización corresponden a su titular en régimen de propiedad, arrendamiento, derecho de uso
y disfrute, e incluso por mera tolerancia de su dueño. Asimismo, constituyen elementos de la
explotación todos los derechos y obligaciones que puedan correspon- der a su titular y se
hallen afectos“) a la explotación.
Amat Llombart, P. y Muñiz Espada, E. (2017). Tratado de derecho agrario. Madrid, Spain:
Wolters Kluwer España. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/unitechn/55992?
page=215.
Amat Llombart, P. y Muñiz Espada, E. (2017). Tratado de derecho agrario. Madrid, Spain:
Wolters Kluwer España. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/unitechn/55992?
page=214.
origen del Derecho Agrario Surge a finales del siglo XIX y a principios del
siglo XX por la confluencia de factores económicos, sociales, jurídicos, políticos e ideológicos, y
hasta culturales. Con exactitud, como rama de la ciencia del derecho, adquirió una
configuración muy propia y autónoma a raíz de la consagración de las garantías
constitucionales de tipo social, especialmente en el Artículo 27, como consecuencia del
Constituyente de 1917. Con él nació el derecho agrario revolucionario o derecho de la reforma
agraria, modifica y adecua los principios y normatividad general que subsistieron y se crearon
aisladamente desde la etapa que consideramos el antiguo derecho agrario, y que tiene su
punto de partida en las disposiciones sobre la tenencia de la tierra en el México prehispánico y
en la península ibérica, conjugados en el derecho indiano, como consecuencia de la conquista.
http://www.cusur.udg.mx/es/sites/default/files/adjuntos/derecho-agrario-paola_02.pdf