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4- Peste Negra o Muerte Negra: La gran epidemia de la edad media:La pandemia más

destructiva en la historia de Europa fue La peste bubónica que asoló al ViejoContinente entre
los años 1348 y 1361, ya la que se dio el nombre de “muerte negra". La palabra"bubónica" se
refiere al característico bubón o agrandamiento de los ganglios linfáticos. Esta plaga espropia
de los roedores y pasa de rata en rata a través de las pulgas: la pulga pica a una rata infectada
yengulle el bacilo junto con la sangre; este bacilo puede quedar en el intestino del animal
durante tressemanas y cuando pica a otro animal o a una persona, lo regurgita e infecta. La
Peste Negra, comenzóen el siglo XIV. Ochocientos años tras el último brote, la peste bubónica
volvía a Europa, laenfermedad alcanzó el Mediterráneo y Europa occidental en 1348
(posiblemente por mercaderesitalianos que huían de la guerra en Cromea), y mató a 20
millones de europeos en seis años, una cuartaparte de la población total y hasta la mitad en las
zonas urbanas más afectadas. En el 1855 surge enChina la tercera pandemia de peste, causada
por la bacteria Yersinia pestis y transmitida por roedores.Se extendió por el mundo y sólo en la
India mató a diez millones de personas hasta fin de siglo

epidemia de la edad media la peste ha sido el ejemplo de la enfermedad

Capítulo 22 La peste

Durante muchos siglos, la peste ha sido el ejemplo por excelencia de la enfermedad


pestilencial peligrosa. Los síntomas son lo suficientemente característicos como para
que resulte fácil reconocer la enfermedad en las descripciones de la época clásica o
del medievo, y estamos seguros que la propagación del bacilo de la peste originó las
dos epidemias mayores de Europa, la del reinado de Justiniano (542 d. de J. C.) y la
Muerte Negra de 1348. Al final del siglo XIX apareció otra gran epidemia de peste en
Asia y en la India; en 1904 había producido casi un millón de muertos por año. Desde
entonces ha habido una disminución constante del número anual de muertes y a partir
de 1945 la peste ha dejado de tener una importancia grande como problema de salud
pública en la mayor parte del mundo.

Desde nuestro punto de vista ecológico, la peste es una de las enfermedades


infecciosas más interesantes. Normalmente no es una enfermedad propia del hombre.
Las grandes pestes de la historia no han tenido importancia desde un punto de vista
biológico; se trataba de una intromisión del hombre en la interacción triangular, cerrada
en sí misma, del roedor, la pulga y el bacilo de la peste.

Quizá sería mejor omitir la palabra triangular. 325

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Capítulo 22

La opinión moderna tiende a dar mucha importancia al gran número de roedores


diferentes que intervienen en la peste y a los diferentes papeles que juegan en su
mantenimiento y extensión. Con toda probabilidad, el foco originario de la peste lo
constituyen las estepas y llanuras del Norte y Centro de Asia, donde, para su
persistencia indefinida, parece que necesita una asociación de varias especies de
roedores y sus pulgas. En las zonas donde la peste es endémica debe haber una
especie de gran resistencia a la infección, que actúa como portadora del bacilo
durante muchos meses. Junto con las especies resistentes, debe de haber también un
roedor más susceptible, gracias al cual el bacilo productor de la epidemia se distribuye
de nuevo ampliamente en la zona afectada. Se sabe que entre las marmotas, entre
una especie de roedores del género Sciurus, los «tarbaganes» de Siberia y Mongolia,
se dan brotes agudos de tipo recurrente de peste y por esto son peligrosos para el
hombre. Sin embargo, la persistencia a largo plazo de la infección depende de la
asociación de estos animales con roedores resistentes, pero que tienen capacidad de
infectarse, del tipo del Gerbillus y la rata de agua. Independientemente del huésped
roedor, la infección la propagan las pulgas de animal a animal. Un animal infectado
tiene bacterias en la sangre y, al picarle la pulga, éstas pasan al estómago de la
misma. Allí, en condiciones adecuadas, los bacilos de la peste se multiplican,
alcanzando a menudo el número suficiente como para interferir seriamente el
mecanismo de succión de sangre que posee la pulga. Si ésta, entretanto, pasa a otro
animal que no está infectado, y empieza a alimentarse, no traga bien la sangre, sino
que la regurgita mezclada con algunos bacilos de la peste que obstruyen su esófago.
Los bacilos penetran en el cuerpo por la herida que la pulga produce en la piel y de
este modo infectan al nuevo huésped. En invierno, cuando los casos de enfermedad
no se ponen de manifiesto, el germen sobrevive probablemente en los tejidos de
roedores levemente infectados y a veces en las pulgas.

Nuestra ignorancia es completa con respecto a los antecedentes de la peste de


Justiniano, pero sabemos lo suficiente de la Muerte Negra de 1348, como para
reconstruir su probable modo de desarrollo. Quizá uno de los factores determinantes
más importante fue que la rata negra (Mus rattus) se propagó por Europa en el siglo
XIII. Esta rata originariamente era nativa de la India y parece ser que llegó a
Europa con el retorno de los cruzados. Reemplazó rápidamente a las ratas
indígenas y

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La peste proliferó en las casas y sus alrededores. Generalmente, cada rata estaba
parasitada por pulgas, pulgas que generalmente no tenían los gustos característicos
de estos parásitos, puesto que se alimentaban igualmente de ratas o de hombres. De
ahí que las condiciones fueran favorables para la propagación de la peste cuando ésta
se presentaba. Varias fuentes, independientes entre sí, localizan el origen de la
Muerte Negra en el sur de Rusia; en todo caso estamos bastante seguros de que en
último término se derivaba de una plaga de roedores que vivían en madrigueras en un
lugar situado entre el Volga y el Don. Seguramente las ratas contraerían la
enfermedad a partir de estos roedores y a su vez la trasmitían al hombre. Hay una
narración en la que se cuenta que unos mercaderes italianos estuvieron sitiados
durante tres años en un pequeño puerto de Crimea, hasta que apareció la peste entre
sus enemigos, los tártaros, motivo por el que se levantó el sitio, pero no sin que antes
la peste se introdujera en la ciudad. Los italianos volvieron en barco a Génova en
1347, llevando la peste con ellos. Poco después de su llegada, la peste estalló en
Génova de forma virulenta; se comprobó que nadie, a bordo del barco, había tenido
síntomas de la misma, por lo que parece que la infección llegó hasta Europa con las
ratas y sus pulgas. Cuando la Muerte Negra entró en actividad, es casi seguro que
en vez de transmitirse de las ratas al hombre por intermedio de las pulgas, se
transmitía, en la mayoría de las ocasiones, de hombre a hombre, bien por medio
de las pulgas o bien directamente, cuando la enfermedad adoptaba la forma
neumónica. Hay pruebas inequívocas de que en el invierno de 1347-48 predominaba
la forma neumónica, mientras que en el verano siguiente casi todos los infectados
sufrían la peste bubónica.

Para comprender la diferencia entre las dos formas, habrá que hacer una pequeña
digresión sobre la patología de la infección de la peste. Cuando una pulga inocula los
bacilos en la piel, la mayoría de ellos van a parar a los ganglios linfáticos más
próximos, donde se filtran. No mueren, sino que se multiplican y producen la
inflamación y agrandamiento del ganglio. En un caso benigno, la infección no llega
más lejos, pero en las formas más graves, los bacilos penetran en la sangre y pasan a
otras partes del cuerpo. Los ganglios linfáticos primeramente infectados, generalmente
los de las axilas y las ingles, se inflamarán y abultarán en todos los casos, excepto en
los que la muerte sobreviene con gran rapidez. Se forma un bulto muy doloroso, que
generalmente tiene un color rojo

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Capítulo 22

descolorido o purpúreo. Es el bubón, del que recibe el nombre la peste bubónica.


Cuando el bacilo de la peste penetra en la sangre, pasa normalmente a los
pulmones y si se aloja en ellos produce neumonía. En ciertas circunstancias, un
enfermo de peste neumónica puede infectar a otros individuos por medio de los
núcleos goticulares de Wells y el germen pasa directamente a los pulmones de estos
nuevos huéspedes, donde puede producir una neumonía primaria e infectar de nuevo
a otras personas. Probablemente ésta es la manera en que se produce una epidemia
de peste neumónica. Es la enfermedad epidémica que origina una mayor mortalidad
en el hombre, pero afortunadamente parece que sólo se da en ciertas condiciones
especiales.

La Muerte Negra se extinguió después de ocasionar la muerte de una cuarta parte de


la población de Inglaterra, centrándose, por alguna razón, en los adultos machos. Hay
cifras que indican que murieron casi dos tercios de los habitantes de ciertos feudos y
del clero, pero entre las mujeres y los niños, la incidencia fue mucho menor. Creighton
menciona dos parroquias, en la primera de las cuales murieron de peste sesenta y tres
hombres y quince mujeres, y en la segunda, cuarenta y cuatro hombres y quince
mujeres, y se cree que la mortalidad entre los niños fue también muy escasa.

Durante varios años reinó la calma, pero la peste contaminaba de arriba a abajo
Inglaterra y el continente europeo y durante tres siglos se sucedieron con bastante
frecuencia brotes de la enfermedad. Probablemente la infección no desapareció
nunca en las ratas, y cada varios años, a un brote de la enfermedad en los roedores
seguía una epidemia en los hombres. Esta situación continuó en Inglaterra hasta 1665,
que fue el año de la gran peste, la pestilencia más grave desde la Muerte Negra, y a
partir de ese momento, la peste desapareció completamente de Inglaterra hasta que,
en 1909, hubo un pequeño brote en Essex. Casi lo mismo ocurrió en Francia en 1720,
cuando Marsella y la parte Sur sufrieron una última epidemia desastrosa de peste. No
se sabe con seguridad por qué la larga visita de la peste a Europa terminó tan
bruscamente, pero es muy probable que una de las causas más importantes
fuera la sustitución de la rata negra por la rata castaña o de alcantarilla. Al igual
que la rata negra invadió Europa, procedente de la India, cinco siglos antes, así, al
comienzo del siglo XVIII, las ratas castañas empezaron a salir rápidamente de su
residencia originaria, radicada en alguna parte del Asia Central, y se desplazaron
hacia el Oeste de Europa. En grandes hor-

La peste

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das atravesaron a nado el Volga en 1727, y en 1730 se habían establecido en


Inglaterra. Las recién llegadas desplazaron de Europa grandes cantidades de
ratas negras, pero éstas siguieron siendo las ratas corrientes de barco. La rata
castaña no es tampoco un animal inofensivo, pero no es un transmisor tan peligroso
de la peste como lo es la rata negra a la que desplazó. Normalmente no vive en las
casas y sus pulgas predominantes no pican al hombre con tanta facilidad como las de
las ratas negras.

Sea cual sea la causa, es evidente que la peste desapareció de Europa en los
siglos XVII y XVIII, y en el resto del mundo tuvo muy poca importancia hasta 1896.
Entonces, una epidemia en Hong-Kong señaló el comienzo de otra gran fase de la
actividad de la peste, que no ha cesado todavía. En 1899 se propagó a Bombay y en
pocos años se convirtió en una de las causas más importantes de la mortalidad en el
Norte y Oeste de la India. Las ratas de barco y sus pulgas transportaban la
enfermedad a todos los puertos importantes del mundo y en muchos países echó
raíces; es decir, se estableció como parásito de la población local de roedores,
principalmente de las ratas de los puertos, que, a su vez, originaron los brotes en el
hombre.

Durante la primera epidemia en Hong-Kong, Kitasato, un bacteriólogo japonés,


descubrió el bacilo de la peste. Este fue el primer paso triunfal hacia el conocimiento
científico y el control sanitario de la enfermedad. Durante los primeros diez años de la
nueva pandemia se llevó a cabo una investigación muy activa y al final de ese período
se conocía bien la relación que existía entre las ratas, sus pulgas y la enfermedad;
entonces se pudieron tomar con claridad las medidas necesarias para suprimir la
peste o al menos prevenir su entrada. Se comprendió la necesidad de atacar a las
ratas por todos los medios posibles y sobre todo la de prevenir sus movimientos de las
regiones infectadas a las no infectadas. Se inventaron métodos de fumigación para
limpiar los barcos de ratas, impedir que se trasladaran hacia y desde los puertos y
construir, en los puertos, los almacenes de granos y otros tan a prueba de ratas como
fuera posible. La mayoría de las autoridades portuarias desarrollaron una firme
campaña de destrucción de ratas con medidas bacteriológicas periódicas que
determinaban si los animales estaban infectados. Estas medidas han ido mejorando
progresivamente y hoy día se le da mucha más importancia a la construcción
adecuada de barcos a prueba de ratas y de los edificios de los muelles que a la
destrucción de los roedores. La mayor parte de las autoridades creen ahora

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Capítulo 22

que no es probable que la peste cruce de nuevo el Océano. Los buques de vapor que
extendieron la peste por todo el mundo en 1896-1904, se han reemplazado por barcos
en los que no puede haber ratas. Sin embargo, en varios países, la peste importada de
Asia en esa época se asoció tan perfectamente con los roedores, que desde entonces
persiste.

La historia de la peste en Sudáfrica es particularmente interesante. Como en el resto


del mundo, los puertos africanos estaban contaminados con la infección que vino de la
India en el período de 1899-1905 y la peste arraigó entre las ratas. Otros roedores,
cuyo campo de actividad era a la vez el campo y la ciudad, también se infectaron y la
peste se propagó lentamente entre ellos. Alrededor de 1914 llegó a las zonas del
desierto donde los gerbillus (una especie de grandes roedores que viven en
madrigueras) eran numerosos. La infección se propagó muy rápidamente entre ellos y
alrededor de 1935 estaba latente en amplias zonas del país. Parece que incluso al
cabo de veinte años, la peste entre los gerbillus de Africa del Sur ha adoptado la forma
de una infección crónica relativamente bien equilibrada. Cuando el tiempo es
favorable, los gerbillus se multiplican rápidamente, pero tan pronto como su número
alcanza un cierto nivel, el bacilo de la peste se propaga más fácilmente y aparece una
nueva epidemia entre estos roedores. Entonces su número se reduce rápidamente,
pero cuando hay más posibilidades de que el gerbillus transmita la infección al hombre
es cuando la epidemia entre ellos llega a un punto máximo. En Sudáfrica, en esta
etapa, existe una pequeña complicación zoológica muy curiosa. Los gerbillus son unas
criaturas del Veldt1 y evitan las viviendas de los hombres, por lo que la probabilidad de
que infecten a éstos es remota. El ratón de muchas mamas, otro roedor, actúa como
intermediario. Este ratón es el sustituido del ratón doméstico común en las casas
sudafricanas. Construye su nido en las paredes y vive en casas extrañas y alejadas,
aunque a veces anda errante por el campo. En los montes entra frecuentemente en
las madrigueras del gerbillus, exponiéndose a que se le peguen las pulgas de un
animal enfermo o muerto de peste. Se lleva consigo dichas pulgas y a partir de ese
momento existen posibilidades de que se produzca una infección humana.

Algo por el estilo ocurrió en California, donde, como en otras muchas partes del
mundo, apareció la peste hacia

1 Veldt: llanuras de pastos de Sudáfrica (N. del T.).

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el año 1900. Las ratas que vivían cerca del agua constituyeron, como de costumbre, el
primer reservorio de la enfermedad. California tiene el mérito de haber organizado la
primera campaña completa contra las ratas como medio de control de la enfermedad.
En conjunto, la campaña de desratización tuvo éxito; pero al cabo de algunos años
cundió el desconcierto al observar que la peste se había extendido entre las ardillas
del campo. Los epidemiólogos americanos no están todavía seguros de si la peste que
sufrían las ardillas del campo procedían de un brote originado en San Francisco o si
estos roedores ya la padecían, sin presentar síntomas, desde tiempo inmemorial. Sea
cual sea su origen, de lo que no hay duda es de que la peste encuentra entre estos
roedores americanos un hogar tan apropiado como entre las marmotas y tarbaganes
del Asia central. Aunque su actividad tiene oscilaciones normales de un año a otro, se
extiende progresivamente en toda la zona. Las ardillas del campo viven generalmente
lejos de las viviendas de los hombres y existen pocas ocasiones de entrar en contacto
con ellas. Sin embargo, estas ardillas han originado dos pequeñas epidemias de
neumonía muy peligrosa, lo que resulta bastante alarmante. Por alguna razón, parece
que la peste que se contrae a partir de los roedores salvajes tiene tendencia a adoptar
la forma neumónica, mientras que la que se deriva de las ratas adopta generalmente
la forma bubónica. En épocas recientes, sólo ha habido grandes epidemias de peste
neumónica en Mongolia y Man- churia, donde el tarbagan es el principal reservorio.

Como en el caso de otras enfermedades bacterianas, la aparición de poderosas


drogas antibacterianas ha cambiado enormemente la perspectiva de la peste. No ha
habido muchas ocasiones de llevar a cabo estudios concienzudos sobre el tratamiento
de esta enfermedad, pero por lo menos un médico chino que padecía la peste
neumónica se curó gracias a una combinación de estreptomicina y sulfadiacina; los
experimentos realizados en los animales corroboran que esta combinación puede
tener gran éxito en la práctica.

El desarrollo de las drogas y venenos seleccionados por su actividad contra los bacilos
de la peste, de las pulgas y las ratas desde los días de la segunda guerra mundial, ha
cambiado completamente el panorama de la enfermedad. Casi todos los enfermos se
curarán, incluso los que padecen peste neumónica, si se les trata pronto con
estreptomicina o un derivado de la tetraciclina. Espolvoreando DDT en el camino de
las ratas y en las casas se conseguirá disminuir notablemente la población

de pulgar, y si las campañas con fluoracetato (1080) se llevan a cabo teniendo en


cuenta la astucia que la rata demuestra en su comportamiento, los resultados serán de
gran eficacia. Ningún país que tenga un nivel de vida elevado y un servicio de higiene
pública competente, sufrirá un brote grave de peste.

Por otra parte, la peste tiene forzosamente que existir en los roedores salvajes de las
estepas, del Veldt y de las altas llanuras de Norteamérica. Puede que también esté
latente en las ratas domésticas de ciertas partes de Asia en donde se producen
pequeños brotes en el hombre de vez en cuando. Para detener la propagación de la
peste de un continente a otro a partir de estos focos residuales, son muy eficaces los
barcos y almacenes portuarios construidos a prueba de ratas. Sólo una completa
desorganización de la civilización daría lugar a que el bacilo de la peste se convirtiera
de nuevo en una gran amenaza para la vida humana.

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