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GEOGRAFÍA REGIONAL 1

Jacobo García Álvarez


Universidad Carlos III de Madrid, España

En los últimos veinte años se,ha hablado mucho, particularmente en el ámbito anglosajón y
Erancófono. del ~ acer de la geografía regional. Tras varias décadas de descrédito, postergación
y abandono relativo. la producción de g_eQgrafías universales y los estudios monogníficos.de
países. regiones ~ e s espe_:ificos han exp~!:imentado un si!p'lifi~~t?_~rec~llli?.:..las Ua-
macias-abciplinaria s a larecu peracio n de este géñero"yñas ta ael estatus privilegiado que tuvo
en el pasado se han multiplicado. al tiempo que el lenguaje y la nomenclatura de la literatura
geográfica (y no geográfica) se llenan de referencias alusivas a la región o a lo regional.
Desde determinados autores y grupos se ha reclamado una u geografía regional recons-
auida ... y formulado una • nueva» o, de hecho, unas unucvas geografías regionales». mien-
tras que otros han alentado la relectura y revisión (la • revisita», utilizando la e."<presión ingle-
sa) de la obra de los maestros de la geografía regional clásica y la oponunidad de recuperar
algunas de sus señas distintivas. Y el movimiento rebasa con mucho el estricto ámbito de
nuestra disciplina. Historiadores. economistas, politólogos, juristas. antropólogos. sociólo-
gos. filósofos. etc .. apane de los geógrafos. escriben y debaten en extenso hoy día sobre el
valoi:.dcla_giversidad o sobre la renovada imponancia de lo local y lo regional -o. en sentido
más amplio~;:;;ú,r io=:= en plena erá-á e ra~g!obafuacióñ-:- En-~ í s e ; anglosajones la
eclosión de estas preocupaciones ha propiciado y consolidado la expresión mew regional
s ri:f!i~ a~J!enominar_a. ~9gp,_u!1giO§.Jb.Q~ tt;;;l.Q.a_lQ§ ,ID~~~~~e_z..~c0;,.
pioso. que replantea desde perspectivas teóricas novedosas las cuestiones relativas a las re-
giones. los cegionalismos y las identidades regionales (Morrisey, 1997).
Las ¿;;_usas¡ como las ~odalidades de ese renacer, resultan bastante diversas. faisten, por
lo pronio. pcickrosos esúmulos •externos» (en el sentido de extra-acad¿micos), derivados del
contexto social, económico y político reciente, en especial de los países desarrollados.
En el plano social, el renovado interés por los estudios y descripciones de lugares ha
respondido enparie a la demanda turística procedente de los países europeos y norteameri-
canos: una sociedad urbana -ca,:fa día más viajera ha promovido una creciente demanda de
~,j

1. Agradezco a Sil,ina. Quintero, Hector Mendoza. Femando Cam:10 y Perla Zusman !:is valios:,.s informaciones que
m< ruminlstr.1r0n sobre l:i evolución de la geograffa regional en América Latina; :, Jo.io Carlos Gan:ia su inform:ición
sobre Portugal; :, Ester ~a sus obScí\-:icioncs sobre la bibliogr.,.fi:, mó.s reciente; y a Josefina Góma Mendoz:iy Nicolás
Orteg.1 Cantero su magisterio: much:i.s de !:is ideas qu< se exponen en ote c;:ipitulo surgieron de intcrcseS Yrellc.'<ionc:s
estimuladas por :imbos. y en buena panc companidas con ,Uos. en relación con la historia del pensamiento geográfico.

TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA 25


Geogral/a regional
Jacobo Garr:ia Álvarez

literatura o. en sentido amplio, de info1:1_:1~ción gC:_<?~!i_c_a: sobre países y tenitorios, ya sean conflictos de principios del siglo pasado y de los apegos ancestrales al tenitorio: e!~ci-
]os propios, ya los lejanos y exóticosfOrtega Valcárcel. 2000: 488 y ss.). miento, muchas veces, de antiguos P..~§...Q_r~gjgn_~ . de regiones históricas o etnoculi:urafes
En el plano económi\:O, los acicates son varios. De un lado, la crisis económica general que haoían qúedado aparentemente diluidas u ocultas en algunos de los aglomerados fede-
que experimentó en la década de 1970 la mayotia de los países capitalistas incentivó en rales surgidos rras la Segunda Guerra Mundial; «la recuperación -ha señalado Ignacio Pla-
ciertos ámbitos -particularmente en el Reino Unido-- el interés por la diversidad de res- za ( 1997: 277}- de una geografía regional históricamente olvidada", o más aún . .,eJ regreso
puestas locales y regionales en el interior de cada estado, impulsando los denominados «es- -en palabras de David Hooson ( 1994}- de la Historia y de la Geografía•.
tudios de localidades•. Por otra parte, la globalización y la movilidad creciente de los facto- Junto a estos estímulos externos, grosso modo, a la disciplina geográfica o a la comunidad
res de producción hán reducido la capacidad de control de los estados sobre la economía y académica en general, cabe citar otros de tipo «interno•. La difusión del ideario filosófico
presionan en dirección a ampliar las diferencias de riqueza no sólo entre los países, sino postmoderno entre las ciencias sociales ha contnOtiiao;-por ejemplo, a legitimar la recupera-
también dentro de sus respectivos tenitorios (Cox, 1997; Knox y Agnew, 2004). ción de la sensibilidad regional: el postmodemismo ha puesto en cuestión la importancia, e
En ese proceso. el papel de otros actores económicos o tenitoriales, como las empresas irn;:luso la posibilidad. de los "metarrelafos»o"sistéfíias aepensam1ento . toiales("oorrfolos
multinacionales, las organizaciones supranacionales, las regiones subestatales y las grandes positivismos o los ma.rxismos1; ñarenegado·de·los1mnt<5s·de vista centrales y·de las interpreta-
ciudades se ha inc1·ementado considerablemente. De un lado, en el último decenio y medio ciones unitaristas y eurocéntricas de la histo1ia, caracte1isticos de la modernidad; y ha celebra-
se ha multiplicado la creación de bloques o alianzas geoeconómicas de escala pluiiestatal do, por el contrario, la valoración de la diferencia, de los contextos locales, de las minorías. y en
(tales como el Tratado de Libre Comercio de América ael Norte, efForo Asia-Pacífico o general de las «voces» v "relatos» olvfda"dus-porlos ilisccrrs·o s·hegerrlc5ñlcosanteñores(Vart:fmo.
Mercosur) que tratan de competir en el espacio mundial articulando mercados amplios y 1994; Coscüela:1994; ~ 'vtiñca, 200°1 )."Dermi'smomoao";'los es"tüélios regionales nañeñcontrado
estrategias conjuntas, en la estela del modelo europeo. De otro, en el interior de muchos eco en las llamadas a recuperar la unidad de la geografía y mitigar los riesgos de fragmentación
países, y en paralelo con ese «megarregionalismo» de alcance supraestatal, las regiones y las interna. La geografía regional ha aparecido ante muchos, ya nostálgicos. ya renovadores. como
ciudades de mayor entidad, conocedo1-as de los límites de-las políticas de cohesión y el lugar adecuado de encuentro entre la geografía física y la humana, la alternativa ~ estallido
reequilibrio impulsadas a nivel nacional o supranacional en un mercado progresivamente de la disciplina en múltiples ·ramas de carácter especializado, con objetivos dispares, o peor
globalizado. compiten cada vez más entre sí para atraer capital, empresas, tecnología y tra- aún , sin un objetivo común definido (Ortega Valcárcel, 2000: 491 y ss.).
bajadores cualificados; intentan explotar sus ventajas comparativas; o se afanan en estable- Se planteen desde posturas teóricas explícitamente innovadoras o desde lógicas más
cer marcos regulatorios y de asociación propios y diferenciados (Rodtiguez Pose, 1998). tradicionales y continuistas. parece evidente que la globalización y los cambios sociales y
Los «estilos regionales ,. de hacer política económica y social se han multiplicado, y geó- geopolíticos asociados al final del siglo XX y los primeros años del actual propician nuevas
grafos y economistas \ienen señalando «la reemergencia de las economías regionales» (en este configuraciones y procesos tenitoriales que interpelan a una de las tradiciones y sensibilida-
caso subnacionales) como uno de los elementos clave de la nueva estructu1-a espacial de los des mas longe\·as de la geografía: la que persigue dar cuenta de la diferenciación y la diversi-
países más desarrollados (Storper, 1995; Omahe, 1996; Benko y Lipietz, 2000; Agnew, 2000a). dad regional del mundo. -
Ese •nuevq_r_egionalisJJlQ.» (de carácter económico o funcional) y, sobre todo, esas nuevas - Esta ti=adición, que ha recibido diversas denominaciones a lo largo de la historia, ad-
lógicas de organización económica, reflejan y se traducen, asimismo, en configuraciones, con- quiere desde finales del siglo XIX, coincidiendo con la institucionalización académica de la
ceptos e incluso metáforas territoriales novedosos que enriquecen el lenguaje del análisis geo- geografía, el calificativo de regional, y llega a configurarse, en muchas de las principales
gráfico regional: ejes, diagonales o arcos de desarrollo,_redesL~egiones_pivotal~y Eegi_ones escuelas nacionales, como la orientación dominante de la disciplina. a la que otorgaba un
\'Írtllales, ciudades globales o c1udaáes-región gl~)?-~~, etc. (Plaza, 2000; Boisier, 1994, 1999). objeto específico (la región), un progra ma ele traoajo (la ia'en.tific-ación y descripción explica-
- - Pero en-el· renacer ·de los estullios regionales no son menos relevantes los estímulos de tiva de regiones) y unos p1incipios metodológicos (coronados por el afán sintético e integrador)
tipo político o ideoló~. En Europa occidental, la mayorla de los estados ha experimentado capaces de garantizar, para muchos, la unidad entre las ramas física y humana de la geogra-
énlos últimos dos decenios procesos de descentralización política o administrativa. bien es fía. Un potencial que se suele invocar hoy, precisamente, cuando se diagnostica la pulveriza-
eieno--que-en- graa"5"'JJ'ley'~~ceugfüíñr--2001-r.-°E-i::róitaleaimieñtó-cl;, 1~:-iiitegración ción-- interna-de-la- discip Jirra..y-·cuando-e:leterminadas L-uestionesacruciales-, c:omO"las-qoe-deri-
continental no ha sido en modo alguno ajeno a esta dinámica, sino todo lo contrario, pues las van de las relaciones entre las sociedades y la naturaleza, adquieren la categotia de problema
instancias centrales de la Unión Europea (muy especialmente la Comisión Europea) han esti- -o incluso de crisis- .. global» .
mulado la regionalización de los países miembros, al tiempo que ellas mismas han regionalizado El presente capítulo aspira a presentar, desde la perspectiva necesariamente sintética
progresivamente buenaprute de suspolíticas y ha dado cabida en sus órganos a las institucio- que impone este tipo de contribuciones, el p~orama reciente y actual de la geografía regio-
nes locales y regionales. El regionalismo funcional se superpone_y_hasta se potencia, en mu- nal, así como a recordar los elementos definitorios de la ~dición regfonal de la disciplina y
chos casos, con los regí_qnalis~ge_Iip_o·culturafo"_j~ñtitilio (Harvie, 1994; Keating, 1998). a ret1exionar sobre ciertos retos presentes y de futuro. Eri--é l mismo se seguirá un orden
En Europa central y oriental la caída del muro de Berlín dio paso a un r~~_rgir, cruento esencialmente -aunque no íntegramente- cronológico. El primer apartado repasa las cla-
en _muc_~os_casos, ~e los nacionalismos y a una espectacular reconfigw·ación del rnapa.polÍ- ves que caracterizaron la llamada geografía regional «moderna» o «clásica». asi como su
tico estatal vigente aürañté fa g¡Jérra· fria. A la crisis de los regímenes socialistas ha su'cedido crisis Y replanteamientos posteriores, para considerar, finalmente , algunas relecturas recien-
el retomo de otras viejas ideologías e identidades: la explosión de movimientos nacionalistas tes que reivindican el \'alor y la actualidad de algunos de sus p1incipios. El segundo y p1inci-
(o en muchos casos micronacionalistas) basados en la religión, lós lazos étnicos o el tenito- pal resume los planteamientos teórico-metodológicos generales de la llamada .. nueva geo-
rio (Ciechocinska, 1992; Taibo, 1998; Sagan, 2004). Si la ca¡da del muro habla hecho pensar grafía regional ». desarrollada a los largo de los últimos veinte años, así como de sus principa-
a algunos en «el final de la Historia » (Fukuyama, 1992-), lo ocunido posterio1mente en este les tendencias o modalidades. En el tercero y último se reílexio na sobre :tlgimos p1in.:ipios y
sector de Europa parece haber supuesto justamente lo contratio: el regreso de los viejos problemas recun-entes en relación con la geografía y el concepto de región y. en panicular.

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Jacobo Garcfa Álvarez Geografía regional

sobre los retos y perspectivas que se abren en ambos terrenos en el marco del proceso de mer tercio del XX convivió en muchos países. sin ostentar una posición dominante en el uso ,
globalización. con otras voces sinónimas o parecidas. 1
El apogeo de la geografía regional llegarla, como es sabido, en ese mismo tercio v se
prolongarla hasta mediados del siglo XX en las «escuelas• nacionales de más proyec~ión
1. La tradición regional en geografía: apogeo, crisis y revaloración internacional (incluyendo, junto a las ya señaladas, los Estados Unidos) y durante algunos
decenios más en numerosos países, influidos, en más o menos medida, por algunas de esas
Las personas mayores me aconsejaron que dejara a un lado los dibujos de escuelas.4 Sin perjuicio de la existencia de otras fonnas coetáneas de entender la disciplina.
serpientes boas abiertas o cerradas y que me interesara un poco más en la la geografía regional llegarla a coru;iderarse en aquel momento la quintaesencia y la corona-
geografía, la historia, el cálculo y la gramática. As{ fue·como, a la edad de ción de la misma, al amparo de la opinión y el influjo decisivo de algunos suspriñcíp.ales ae
seis años, abandoné una magnífica carrera de pintor. [ ... ] Debí. pues, elegir teóncosy maestros (como PauJ Vida! de la Bl¡tche en Francia, Andrew Herbertson en Ingla-
otro oficio y aprendí a pilotar aviones. Volé un poco por todo el mundo. Es terra, Alfred Hettner en Alemania o Richard Hartshorne en los Estados Unidos).
cierto que la geografía me sirvió de mucho. Al primer golpe de vista estaba La geografía se definía entonces como «la ciencia corológica de ~5_1,!.Q.erficie terrestre•.
en condiciones de distinguir China de Arizona. Es muy útil si uno llega a es decir «la ciencia de la superficie terrestre seg¡fusus-cíirereñcias regioÓales. entendida
extraviarse durante la noche como complejo de continentes, países, paisajes y lugares» (Hettner, ! 905); •la ciencia de los
ANTOINE DE SAIITT- EXUPÉRY, El principito
lugares, no de los hombres », cuyo objetivo primero era «estudiar las expresiones cambiantes
que adopta según los lugares la fisionomía de la Tierra (Vida! de la Blache, 1913 ); el estudio,
sobre todo, «de la diferenciación espacial del mundo» (Hartshorne, 1939); o, en palabras de
uno de fundadores de la escuela española de geografía, «la descripción razonada y explicati-
1 .1 . El mundo como mosaico: antecedentes y señas de la geografía regional clásica va de los paisajes terrestres» (Terán, 1960). Un planteamiento eminentemente corológico e
•iaeográfico de la disciplina, aunque en modo alguno incompatible con el concurso de la
La historia es bien conocida, aunque el recordatorio, por sumario que sea, convenga en este geografía general. imprescindible como antesala del estudio regional. Considerada de esta
capítulo para situarse y entender determinados elementos del contexto más reciente v ac- fonna, no extraña el que algunos autores hayan bautizado a esta etapa como la de «gi geogra-
tual. Ya se ha aludido a la antigüedad de la tradición regional, que nace con los pri~eros fía regional.ista », • en cuanto que la región se contempla como eloojefo por excelencia cte la
esfuerzos de representación geográfica de la Tierra, articulados, en el caso de Occidente, por geogra_fí_a y el llamado método regional como el procedimiento propio de la geografía para el
la Grecia y la Roma clásicas. Las descripciones de los pueblos y lugares del mundo conocido estudio de la superficie terrestre» (Ortega Valcárcel. 2000).
efectuadas en aquella época, en las que fácilmente puede identificarse el germen de dicha En el marco de estas coordenadas, la geografía «clásica• -utilizando otro de los califi-
tradición, formaban parte (igual que lo formaban otras tradiciones , como la cartográfica) de cativos que destacados historiadores siguen atribuyendo a esta fase de la geografía moder-
lo que en la cultura greco-latina antigua se denominaba geografía. A este género de evidentes na- privilegiará l.:i1identificación, la delimilación y e!._:studi~n':5..!.·concebidas en
utilidades prácticas (comerciales, políticas y militares) algunos autores clásicos lo distin- buena medida como uniOades veraaderas, esto es enndaeíesfü~a~ tangiDles u objetivas co n
guieron incluso con un término. el de corografia, que aparece yá en obras del siglo 1 y qu e . caracteres propios cuya singularidaa(o,;"persona lidad», como tam6íéílsedec:Ta-ento-nces)
hasta bien entrado el siglo XIX siguió siendo utilizado de forma principal. en el mundo occi- debfaaesentranar el-géográfci. La analogía del mundo como puzzle, rompecabezas o mosai -
dental, para referirse a los estudios, enumeraciones y descripciones geográficas referidos a co (mosaico en el qúé Ías regiones , como piezas o teselas, encajarlan idealmente. y a cad::i
parcelas concretas de la superficie terrestre , ya fueran localidades y partes de países. ya de escala. unas con otras), aunque exagerada, ha sido utilizada a menudo, de hecho, para resu-
mir la cosmovisión implícita en esta concepción de la disciplina.
países enteros o regiones de magnitud continental. ✓-- Por otra parte, en la formulación dominante en los primeros decenios del siglo pasado ,
La Geographia Genera/is de B e ~ ~9J publicada en-1650, que suele considerar-
se..el.p¡jnc¡pal.esEuer;zo teórico de sistematización del saber geográfico realizado en la Edad impregnada todavía de un marcado ambient:i.lismo. la región geográfica se identific~ba, so-
Moderna: ;efl~jaba _y:~o¡'.;;Ii,óriíITa' ~~ñciao~gran·d es- ñuffls-e-rH:rcttscrpHnn~ 1:i bre rodo, con fa regi011 narural(qúe ño fífü:a sensiís(ñ.cto ). co nceOiOacomO resUltacfocte la
gen·erol, éfodicada al estudio de las caracteristicas generales de la Tierra como cuerpo celeste,
y la ?5pe~ial, ocupada de la diversidad tt;.tJi.torial..de.la) iiJQ!;!fifie ~~!T!a.~~e y asimilable-"--por 3. End ámbito lingubuco csp;1ñol. por cj'-=mplo, cab: re.:orcbr. l!mn: olr.l.S c..wresiones. l:i.s dt! grogr:ifb - corog:r:\fie>: ,..
tanto:aTa longe,¿a_u:adició~orográfica (Varenio, 1974). Pese a la· antigüedad del término ◄ especia.J., • topogr:ific.a ■ • acorológica• , •descnptiva• , .. uni\"ersal . y • panicul:ir• , algunas d~ las cual~s no hnn des.i.p:i~
regÍón!la~presión geografía regiona íño apareció de hecho hasta el último decenio del siglo recido por completo. Por lo qu~ toca al origen de l.:i di:no minació n que aca ba.ria convirti éndose en hc:gcmóruc:i. parece
XIX en el marco del proceso de institucionalización universitaria de la geografía en algunos haber sido el franc.!s Be rtrand Auerbach , alumno de Vidal d~ la Blaché y cntedr:itico de geograffa en la Universidad de
Nancy, el primera en utiliurla en u~ monografía acad¿mica (l.,.¿ Plateau lorrai11: t.SSai dtt ~graphie rigiorrale . l 893 ). A
Estados europeos (particularmente en Alemania, Francia y el Reino Unido), y hasta el pri- fines del s ig lo XIX el l¿rmino 1.!Slaba ampliami::ntc c::,;tc: ndido e n b g~gr.i ffa. fr-:inct!Sa (t! n los primeros decenios dd X"\.
también se consolida en los pat.sc"s anglosajones), mienlra.s que: en AJiemani.i s~ idc:,uifkaba mayoriu ri.:imentc con l:i
expresión • Llnderkunde •, usada y:, desde el siglo ,\.'VIO. aunque hoy dla prct<rida porla de , né g,ooale g¿o¡¡raphie •.
4. Así ocurre, po r eje mplo. en d caso de los pafses de la Península lbéric.i, de ltalb y de aJgunos pa1Ses latinoame-
---
2. El vocablo latino (•regio• ) parece haber signific ado onginariamente .Jirecció n• y • linea limite •, ;,si co mo ricanos (como Argentina , Vene zuela o ¡\\l!.,ico ), Jonde los planteamiientos corol ógicos de: tradición fr.mce-sa siguieron
•área• , •zona• o .división espacial•. en sentido ampüo. Posteriormente asume también -en asociación con d predominando. grosso modo, hasta la dL'<:ada de 1960. A este resp<eto resultan de es pecial utilidad los trabajos de
verbo reger• (gobernar>- un significado poliuco o administrativo, utilizado tanto a escala intraurbana como pa r:i historiografía compar:ida d,: la disciplin;i (como los de Peña y Sanguin. 1984. y Martin y Jam<S. 1993; o lo:s editados por
designar las trece unidades en las qué el Imperio Romano o rganizó la provincia de Italia a efectos fiscales y censales. Johnston y Claval. 1986, v Dunbar. !001 ). ParaAméria Latina. además. los balances de Rebor:i<ti l 1984). Vui l 1986) v
La polisemia del término arranca , pues, desde pr.lcticamcnte su origen, y permanece cuando se traslada a las le n- '
,al Becke r ( 1986). éSte últir,;o referido sólo a Brasil; y para Espai\a la síntesis de Vil:i ( 19901.
guas europeas m odernas.

28 TRATADO DE GEOGAAFiA HUMANA


,., TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA
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¡~-
Geografía regional
Jacobo García Álvarez
geografía
1.2. De la región-objeto a la región-método: crisis y replanteamientos de la
interrelación secular entre la naturalez a y la sociedad y reconocib le sustancial mente por la
5 autores de este regional
homogene idad de sus rasgos, perceptibl es a la vista. Más aún, para muchos
a entenders e como el área de extensión de un paisaje--<> , como así como la
periodo. la región llegará A partir del decenio de 1940, los planteami entos regionales de la geografía clásica.
de paisa-
precisara Max Sorre (1958), •el dominio de un paisaje o la combinac ión definida hegemoní a de las concepcio nes corológic as de la disciplina , iniciaron, en los ámbitos naciona-
relación histórica
jes•-. y el paisaje como la fisonomía o expresión visible y sintética de esa les de mayor proyecció n internacio nal, una etapa de agotamien to, puesta
en cuestión y crisis
la individual idad regional. Un tipo de concepció n particular- dos decenios de
sociedad-m edio explicativa de que se ampliaria posteriorm ente a otros contextos (en algunos casos con
nes cam-
mente aplicable a los territorios de la Europa preindust rial (o al de otras civilizacio retraso) y se prolongar la, a grandes rasgos,_hasta finales del decenio de 1970.
Los factores que
), resultado de adaptacio nes y de equilib1io s remotos y relativame nte esta- los.
pesinas históricas
a. para la inmensa mayoría de la pobla- propiciaro n este declive son muy diversos y apenas hay lugar aquí para enumerar
bles en el tiempo, en los que la vida apenas traspasab , conviene recordar las críticas de carácter epistemol ógico,
Entre los de orden •interno•
ción, los reducidos círculos de la localidad y la comarca. vinculada s a la emergenc ia de las corriente s analíticas , partidaria s de
una concepció n
esta etapa
Porque, en efecto, si es cierto que las regiones atendidas por los geógrafos de nomotétic a de la disciplina (postura simboli1..ada por el polémico articulo
de Fred Schaefer:
conjuntos
existen y se reconocen a varias escalas (de la pequeñas comarcas a los grandes p;:;-bÍicado én 1953): las criticas de quienes cuestiona ban la relevancia social de los plantea-
que tales geógra-
continenta les o transconti nentales . pasando, obviamen te, por los países) y mientos coro lógicos dominant es y su utilidad para competir en el campo
profesion al aplica-
nte los paisajes urbanos e industrial es, también lo es que su im- holistico de los
fos no ignoraron enterame
de un cieno do (caso de Edward Ackennan , que en 1945 exponía cómo el planteam iento
pronta naturalist a y su marcado empirism o metodológ ico (al lado, en ocasiones, estudios regionales maniatab a las investigac iones sistemátic as e impedía la especializ ación
en cienos ám-
•paseismo • o ruralismo ideológico) les condujero n a privilegi ar-sobre todo nccesa1;a para insertarse en otrns sectores ajenos al académic o): las que percibían
un riesgo
investigaciones
bitos , como el de la escuela vidaliana y sus prolongac iones exteriore s- las de detennini smo ñsico, de fonna explícita o implícita, en los concepto s
regionale s y en los
y. en menor
de ámbitos rurales y unidades de es_c alas m~d-~a_y gran_«;!~ ~!ocalidades, comarcas procedim ientos descriptiv os más generaliz ados (empezan do por el hábito de comenzar la
as en la elabora-
meoida, áreas s üpracornarciiles o partes de regiones histó1icas), concretad presentac ión regional por el análisis de los compone ntes ñsicos); o , en fin
, las de quienes se
ción de monograf ías. . En esta últi-
nes centraron en los problema s metodoló gicos y conceptua les del «relato regional»
Estos estudios, que presidiero n la formación doctoral de numerosa s generacio ma línca. autores como Gcorge Kimble ( 1951 ), Roger Minshull ( 1967) y John Paterson ( 1974)
un modelo
de geógrafos y dieron algunos frutos memorab les, generaliz aron también subrayaro n y cuestiona ron de manera lúcida las dificultad es y limitacion
es asociadas a la
xa de c-a-pítulos
expositivo relativam ente rigido , basado en la sucesión a menudo incone. polisemia dt:I concepto de región y la het erogeneid ad creciente de fonnas
de regionaliz ación;
temático·s genérales -que cuirnañcl etalladam ente el análisis de los diferentes componen -
de sus diversas la cristalización de recetas. como las de las monograf ías al uso, progresiv amente rigidas y
. tes físicos y humanos de la región estudiada , así como la identifica ción monótona s, que, pese a las loables declaracio nes de intención . degenera ban de hecho en una
culminar en la síntesis explicativ a de la singularid ad regional. sin interco-
unidades espaciale s, para
Schema, y suene de «doble monograf ía• (esto es. de geografía física y de geografía humana.
Una suerte de receta que en Alemania se conocería corno el lii.nderktmdliche nexión ni síntesis alguna); y la ambición inherente al enciclope dismo de dichas recetas, que
res). repeti-
en Francia , no sin cierta ironía, como el plan a Jiroirs (es decir, de archivado enfrentab an al investigad or a la difícil -cuando no titánica- tarea de recopilar.
analizar y
justificac iones
da hasta la monotoní a aunque cargada, al mismo tiempo, de poderosas sintetizar individua lmente informaci ones considera blemente diversas, con
el consiguie nte
1 científica s. riesgo de amateuris mo y falta de originalid ad.•
en general
Pues, si desde el punto de vista político y social los estudios regionales Factores y argument aciones a los que cabe sumar, una vez más, los de carácter
•exter-
importan te en determin ados procesos y debates cruciales en la tecnológic as ope-
encontrar on un estímulo
s al regionalis - no•, es10 es, los aparejado s a las transform aciones económic as, sociales y
é poca (como los coloniales , los de construcc ión nacional o los vinculado radas o intensifica das a partir de la S~gunda Guerra Mundial: procesos corno
la despoblac ión
el punto de
mo polftico y la cuestión de la organizac ión territorial del Estado). desde rural , el crecimien to urbano o la nueva revolució n de los transporte s y comunica ciones ~in-
l_:,gr.ot_oco lo • de las monogpi,f .ía§ persegµía, . entre otros éiótr'de las
vi~ta_dj dá1=_tico o e_
p.ro,p_ déutiq¡__s:
geógrafo en las diferentes ra mas general es cuhi.da: a· 1a-difüsmr nteYáutom 6vil" y ta aeron:!uti ca aceleraro n· ta cnsis y d~:rpañ
, objetivos , garantiza r el aprendiza je del joven regionales caracte1ís ticas de las sociedade s u-adiciona .les (en espe-
r-median te la formas de org¡mizac ión
'- de la disciplina y, al mismo tiempo, ejercitar su capacidad pa.-a relaciona c1_al la n~ción de 1·egión natural . homogén ea, autosufic iente, de dimensió
n local). que tan
s. De ahí
síntesis- fenómeno s muy dispares , tanto naturales como histórico -culturale bien hab1a '.·ecreado la geografía regional clásica, y articularo n otras nuevas
(como, en parti-
regional la mejor vfa de garantiza r la integració n entre también una
que se considera ra a la geografía cular. las vinculada s al proceso urbanizad or) frente a las cuales se requetia
disciplina , uni-
la geografía física y la humana y, por ende, de preservar la unidad de la metodolog ía renovada. En tal sentido afirmaba Kiinble que «la era de la aviación• volvía
arnbienta listas
dad amenazad a progresiv amente, conforme declinaba n las concepcio nes obsoleta la idea de regiones autó nomas funcional mente y claramen te delimitad
as, v Charles
d geográfic a estimulab a la diversific ación y la especiali- de 1~ Revolu-
y el crecimien to de la comunida W'.,gley ( 1965) que "el modelo clásico de la geografía regional era una ,íctima
zación interna. el campesin o, la sociedad rural. el caballo y la comunida d aldea-
c10n mdusttia.l tanto corno
Guerra i\lundial y
na .. . El propio orden geopolític o ir,temacio nal instaurad o tras la Segtt;,da

curo pca (que t: n iruc10 JcsignabJ


5. So bre el ori gen y ~vo lución dd co ncepto de rt!!; iOt1 na.tu ra./ c:n lil geograHa
di,,is1onc:s cstnc tamcnre Hsic.:l.) , co mo las hidrogra.fica.s o las g;eo ló ~ c;c, , par.a
d.:~pués ir llcn{indosé' de contt:ntdo hu - "º
~- P,ra d ciso de 1, geograffa regio n>I esp:u1o la d periodo 1940-1 970, ,i-=
.-\sociació n d e Geógrafos E.,,p.:uiob
Lucien Ga.Uo1s (RJ!gions 11au1rdlt'..s et 11011 u ,h i,. Cb ,·al ( 1998· .:60- 239): y p>r.:i d de
mano). siguen siendo i:5-c:nciaJes, pese a su anugüedad , los cS tud ios de: (1980), Oncg, V>lc:ircd ( 19SS ) y Gómez Mendoza ( 1997): pa.ra d de Franc
puede verse G>rcfa Ah•,rcz (2002 ). Ponu g,I , Oave, u ( 1987).
pal's , 1908) y Richard Ha.iuho mc (1 939). P,r.:i d ca.so de Espurla,

30 TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA 31


Geografía reg,onaJ
Jacobo Garcia Átvarez

ales
asimi smo, al declive de las vision es region
coron ado por la guerr a hia pudo contr ibuir, destac ada espec ialista , «la geo-
ha suger ido una
anteri ores, en la medid a en que, como bien anula ba
sustit uir[ .. .] a la de las grand es poten cias,
grafía de los bloqu es, que había venid o a auton omía a los funci ónam ientos
edias y restab a
la:, region es, borra ba las escala s interm
2001a ).
tenitm ;ales singu lares" (Góm ez Mend oza, en
al clásic a suscit ó difere ntes respu estas:
El cuest ionam iento de la geogr afía region
algun os ámbit os y sector es, la visión coroló gica de la discip lina y
s, se mantu viero n .con apena s modif icacio
de sus mode los descr ipti-
nes; en ~
vos. consi derad os esenc ialme nte válido «refor mistas » que, defen diend o la ·~
n soluc iones
nume rosos casos , en camb io; se propu gnaro
contin uidad del géner o como objeto
y eleme ntos de innov ación sustan ciales ; mient
princ ipal de la discip lina, introd ujero n modif icacio nes
ras que en otros, empe zando por los adalid
os para abraz
es
ar
º<".~; ~:J;;~
tamen te con los patrÓ nes clásic
de la geogr afía analít ica, se romp erá abier
una vía revolu ciona ria. La
dos me parec en espec ialme nte releva ntes.
Entre las .1!!._t~ ativa s de_tip o ref9rm ista, de nuevo s conce ptos region a-
lación y difusi ón
prime ra vendr ia repre senta da por la formu 11a l..(o polari zada, o nodal , o
pto de ,:egión fu11cio
les, como , muy espec ialme nte, el conce introd ujo plena mente a la geogr a-
ién se denom inó) , q ue
simpl emen te urban a, como tamb ~ ,' ~ .
te su

---
de urban izació n y renov ó consi derab lemen
': ·- •J ~" fía en el estud io de los proce sos mode rnos el desar rollo de una defin ición
La segun da , por
léxico y sus herra mien tas de anális is. en la visión d~e gio n
'·'
,
u metod ológi ca» de los
objeto s de la geogr afía region al, asent ada
como una herra mien ta conce ptual del
inv~~Q g~<!9.r
e conci ben
, .i:.~
las
~ontr
régioñ
aposi
escom
ción a las defi!lJS:!Q.l)e s
Oreál i'dade s evide n-
~ -.
¡,_o/ :b--;: ~-,..~.a .- ·.¡;,./'f
tc--I.~
) • ~ ~,j_'-r .. d~-w: :.\:
«onto lógica s » o «reali stas» (es decir .lasqU las lógica s funcio nales como la
nal clásic a. Tanto
tesl:·t an- frec: u'i! ntes en la geogr afía regio adas, cierta mente , por la comarca natural (A), la comarca geogra hca (8 ).
rucci ón menta l había n sido apunt FIGURA 1.- Represenlaciones paisajísticas modélicas de la (2001 a) . Adviértase que el auror emplea
lc1
idea de la regió n como const tercio (O). según Onotre Aullan
7
pero no es hasta bien entra do el segun do la reglón urbana (C) y la región difusa unidad organizada esenciaJ-
geogr afía dd prime r tercio de siglo x.,x, concr etan en progr amas de expresión ucomarca na1ura1 .. (A) en su acepci ón más estricta (esto es. como
geografi2
cuand o se sistem atizan desde el punto
de vista teó rico y se la práctica este concepto se usó ramblén. en la n esta-
mente por los elemen10s naturales). aunque en fica por excele ncia (8). resultado de una relació
o de la región geográ
inves tigaci ón sólido s y colec tivos. super ar las conce pcion es centra das en la
ho- regional clásica , como sinónim humanos. en el conrexto de una sociedad em,nenteme11 o
1e
El conce pto de regió n funcio nal perm itió de los proce sos de orga- ble y equilibrada entre los factores naturales y los tes represe ntan'an sucesivos estadios en el proces
jes) y abord ar el estud io Los dos model os siguien
moge neida d de carac teres( mctus o· de paisa por la agropecuaria y preinduslrial. considerarse variantes de las regiones de tipo funcion ,on
al: ta
urban a e indus trial , escas amen te tratad os histórico de artificialización del paisaje y pueden
nizac ión espac ial vincu lados a la socie dad o se puso, no en la forma s a por el área de influen cia de una ciudad y producto histórico de la revoluc
(Figu ra 1). A partir del mism o, el acent región urbana (C). definid las conurbaciones, que se vincula a la lerc,arizac,én
y a ta
geogr afía region al clásic a la idea industrial; y la región di lusa (O), característica de
r, en su paisaj e o aparie ncia visible), sino en la separación lisica de funciones (amci.,-
que singu lariza ban los territo rios (es d eci entre las partes comp onent es globaJización y se define por la discon tinuidad formal , asi como por
ccion es horizo ntales ladas por una densa red de carreteras).
de «orga nizac ión espac ial » y en las intera sus núcleo s organ izado res. Los estu-
de las funcio nes desem peñad as por
de la.reg ió n, reílejo que
de influi.:ncia urb,in a; las relaci ones o flujos , que impul saron innumer::ibl es c:s1udios de rcgi on:ili z:ició n
dios region ales pasar on a estud iar las áreas as.que comp onían t¡¡.les relacio!'}eS nal caract eristic as de la époc::i - -
y los_s istcm os .
ias ven ebra!San, a dffere nres esarla s: la~
redes orienráétos p·o·r éales· cñiéñ .r
conce p-
dicha s redes st: est ructur aban . Las nueva s a d.:, la re gión. es to es. ::il enten dimie n to J.,
v núcle os; o, en fin, las je rarqu ías con que decisi vo en los plante amien tos de la Por lo que Loca a la canee ción metod ológic :11;0 para dc:scribir y :inalizar
on, adem ás , un apoyo teóric o conce ptua e invest igado r. ncces;
~ione s funcio nales hallar ico la región como 'i nstrum ento
ciencia re¡:io11al) y un estím ulo extraa cadém
econo mía region al (e n espec ial en la nac iente ación y desarr ollo econó mico regio-
icació n, orden
notab le en las polític as estata les de planif H:.ac:io n J.: lcis polüica s d~ .ksarrol/o 01 .-lmt'nc.
i L..:w1~ . impu.b.1Jos p,¡...,r d
8. Los diverso s s~mú1ario.i .;obn: &gioua. OrgnnizaciUn di! Estado..,¡ ,•\mcn nno~ .
Histori a. organis mo espci:1ali2ado de la
lnstinu o Pa.rumeric:ino de Geogra fía e m.:nc;in:i de lus 3ñ c~ 19ó0 y 19 70
.ncia d e c::sta 1cmalica en la g.:ogrnffa lau.nua
reflejan bien b. proyecc ión y la impona a posta-io n com o d mc.u Q.no A.nsd Ba.s.so b o d
br.uUc:1k1
:!). Gc:ógr.ifo.s tan signi6.: :idos
(por ejemplo , W .A.A . 197 o,,fa . .1.).inu.smo. 1.·1.:m
de sus inn:srig ado ni:s di! cmoncc :s a ~l:l ..:uc.suun, t..:ompar
cxplícitaJTh!ntc tanto c:n H..:ttnt:r Milton Santos consag raron buen.a. parte:
1 ón c:ntrc: lo.."'i :;C'Ob11-:Ú~ (ca.·HJ J1.• f .:hile
no
co nsu-ucc ión mental y subJ',!tiva apa.r1::cc
7. En decto, la idc:a dt: la rc:g1l'.m comu dl! Patric k algunos c:conom isus region3.les cuya
o bra hn ri:nido una cons1dcrabl1! pro~c:cc
o nal se: pn:fig:ura , po r r.:jc:mplo , t:n la obr.:i i~ . en d ..:ampo Je la ~t:""Ogr.u n
com o c:n Hnruh omc, mii:ntra .s que d c o rn.:cpto de regió n funci Co raggio) . En la misma Unc:u mcn.."Cc ~ordi
c..xpucstas por Vidnl de la Blache con pos
tcriurid ad a 19 10 S~rgio Boisier o del nrge ntino José Lu is numero .sos cs tudi o.s Je 1,·
. isús.
de: region,1 li 1.adón 1..h: Fr.incln result.ado de: un coloqui o tnh:ma.:100:U , .:on
Gt!dd~ o c: n las pro puestas
o tercio Jd siglo, co nvic:01.: n:corda r fr.incóf onn. el libro de JuiUard et al. ( 1976). 1c n UI\1 ~ 1." '\.l.Ucb c:ien ·c-.scend-1
alc:s teórico s y p1umot o n.:s en el segund JI! 1,.."UOo econ ó mico y fundun nl nl \'O t.:1mb
1Robic, 1998 ; Taafc. 1997). Entre: sus princip frances .:s Elie nne Juillord . En la España franqui sta , d n:g1ona.Hsm0 c:n d que ~e 11'\S..:ntk:n nun\;:ro.:.v..'i t.-.J.b.1J();
:)
es Robe n Plau y Chaw,c y Harns . al británico Rob.:rt Didunson. a lus lli..smo (Gan::1n ,•\J\'art! 2. ~00.2 : JSJ.J90), i:on t.:, tu
J los esLado unidens
como los econom isl.3s FrJ.nc;ois Pc1TOlL '( y Ja~quc s dur.inte d Ua.mt1d o Jc:.sirro
Ju.!,.: ,\bnud C:u~ Torre~. din.~tor Jcl ml)oín
\').,
lean Laba.sse, Michd PhJippo nncau y Mic
hd Rochd on (a.sí
Vl.ncufaJos al Instituto dl: Gc:ogr.ifi.:i AplkaJ :i o a 1~ clbdpu1 o!I de
Boudc vi ll t), al ah:m:i n Waltt!r Christ
all-.:r o .il sueco Tors tc:n H!lgcna rand.
33
TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA
TRATA DO DE GEOGR AFIA HUMAN A
32
Geografía regional
Jacobo Garcfa Alvarez

la realidad (o para organizar, en definitiva, la información geográfica), 1·esponde en buena nativa «verdaderamente científica» a la geografía regional clásica impulsó incluso la acuña•
medida a los intentos de «liberar• a la disciplina del problema ontológico de la región y de ción y el uso de una denominación nueva, la de Análisis Regional (Berry, 1964), que se
sus límites, así como de ampliar significativamente el ab~c.9 de temas y ámbitos espaciales extendetia rápidamente, con variantes, aun en países donde los planteamientos analiticos
susceptibles de estudio, allap""faifdt>lb"s a: problemas actÜales y relevantes. Elaboraciones con- llegaron tardíamente y no pasaron nunca de una condición minoritaria.'º
ceptuales audaces en esta línea, como la idea de compage , propuesta por Derwent Whittlesey,•
permitieron imaginar nuevos modelos de escrirw-a regional, a la vez que defendieron la
oportunidad de entender la g ~ a regional como un método, un punto de vista específi- 1.3. Releyendo la tradición: actualidad de la geografía regional clásica
co, válido por encima de la relativioacfoae la obsolescencfa-del concepto -clásico dé r egión.
Eñ-Ia opinión de algunos autores afines a este tipo de planteamiefltos, ampliamente extendi- Ya se ha apuntado cómo desde mediados de los años ochenta la geografía regional clásica, y
dos hoy día, el geógrafo no precisaría estudiar regiones predeterminadas o claramente deli- más ampliamente, la tradición geográfica moderna, ha sido objeto de notables y sustancio-
mitadas, sino, sobre todo, problemas significativos social y territo1;almente en espacios con- sas relecturas recientes en diferentes países y contextos. La celebración de centenarios u
creros; problemas regionales que se pueden estudiar -<:orno apunt11-ba, en 1971, Pierre otras efemérides significativas en relación con la configuración de las distintas escuelas na-
Gourou-, «según el método y el espíritu de la geografía regional », presididos por la mirada cionales ha dado pie a congresos y estudios biográficos o de conjunto, a trabajos de
comparativa, dialéctica e integradora. historiografía comparada, a antologías y reediciones de autores y obras emblemáticas, o
Finalmente, desde--las posiciones.más pretendidamente revolucionarias, como las 1·e- incluso a la formación de archivos o centros de documentación de naturaleza institucional y
presentadas por las:corrientes analíticas, no faltaron tampoco los intentos de plantear alter- personal, que, además de mejorar sensiblemente el conocimiento de estas etapas y recuperar
nativas propias a lageografía· regional clásica. Su punto epistemológico de partida resulta, la memoria de un género relativamente olvidado en los últimas decenios, han redescubierto
en todo caso, diametralmente opuesto, por cuanto, para los partidarios de este tipo de enfo- el valor de algunas de sus señas y reivindicado la oportunidad-para algunos necesidad- de
ques, la región no sólo se concibe como una herramienta de clasificación de la información resucitarlas." Llamada a la que se han sumado ensayos o aportaciones mucho más persona-
geográfica (dependiente, por tanto, de los objetivos del investigador), sino, sobre todo, como les, procedentes, en algunos casos, de reconocidas figuras académicas (Hart, 1982; Lewis,
un área en la que examinar la combinación particular de las regularidades y leyes generales 1985; Stoddart, 1994; Ortega Cantero, 1987).
que rigen la organización del espacio» , objetivo prioritario que debía perseguir la disciplina. Sin espacio para una exposición detallada, conviene retener algunos de los argumentos
En este sentido Sc~(~r ( 1953) asignaba a la geografía regional la íunción de convertirse en en que se han movido estos pronunciamientos, a saber:
«el trabajo de laboratorio de un tema esencialmente teórico», y el «primer» William Bunge
-el Bunge neopositivista de la TT1eoretical Geography, publicada en 1962- proponía enten- - La percepción de la fragmentación creciente de la disciplina y la necesidad de recuperar
der la singularidad regional como una cuestión, no de «unicidad», sino de individualidad, lo la unidad perdida apelando al sentido integrador del punto de vista geográfico. En efecto, la
que implicaba, a su vez, generalidad (Bunge, I 994 ). mayoria los autores que a lo largo de estos dos decenios han defendido la recuperación de los
Numerosos-geógrafos de la llamada revolución cuantitativa se sumarian , en todo caso, valores de la geografía clásica parten de un diagnóstico moderadamente critico de la situa-
a la emergente Ciencia Regional, liderada por el economista Walter Isard a partir de la se- "-.. ción actual. Preocupa, sobre todo, la creciente dispersión y fragmentación temática v
gunda mitad de ladecada ..del 950 con vocación de constituir un campo interdisciplinario en :_ '·"Se_, epistemológica de los geógrafos, la separación y la incomunicación creciente entre la g~
torno a las cuestiones regionales, aunque desde supuestos marcadamente distintos a los de · '!_ ':t '·l grafía física y la humana, la de los propios geógrafos físicos o la de los geógrafos humanos
la geografía regional clásica. El prestigio de que gozaba la economía entre las ciencias socia- (,_. ·f' : entre sí, así como la escasa proyección pública de la disciplina. Como bien ha precisado
les del momento, la prioritaria atención dedicada por la ciencia regional a los temas de la David Stoddart, lo inquietante del panorama actual no es tanto la especialización en uno u
localización productiva, su abundante utilización de técnicas matemáticas y modelos teóri- otro campo (que no se cuestiona en absoluto), sino la creciente tendencia a W1 ,especialismo»
cos (empezando por la conceptualización isotrópica del espacio), su preocupación por las académico en el que las partes emigran progresivamente hacia on-as ciencias (físicas o socia-
cuestiones de la ordenación y el desarrollo regionales (incluidas las relativas a las regiones les) )L Se vuel,,;e., eada -.•ez- más difü:il idenrifieaF- Wr-ll'Onco.disciplinaF común. -Ror.¡ue- las
nodalesr;erc:, atrajeron- a bastantes-paladines y seguíl:fores de· la geograña neopositívista,
primero en el contexto anglosajón, luego en muchos otros ámbitos. El deseo de marcar
distancias y la presunción , entre algunos de estos geógrafos, de estar practicando una alter- 10. Es el caso d< España . por ejemplo. dond< se optó por la e.wrcsión , An:ilisis Geogr.ilko Regional• para desig-
nar a una de las tres áreas de conocitlti<nto (las otras dos son la de Geografía Física. y la de Geografía Humaru,,) en que,
desde 1985, se estructura la disciplina en d nivel uni\'ersitario. Esta división aip'1nit.:l.-<¡ue no e.,me, ha.su donde sé.
en ningún otro pais <W-Opeo y en cuya nomenclatur.\ pesó sin duda. junto a otros f.lctores . d descrédito de la g<egnfía
9. Frenie a la región u-adicional (la ,región total, . según d autor), Whittlesey, a la sazón ca1edrático en Harvard y regional tradicional- regula toda\'Ía hoy los concursos de acceso a los cuerpos docentc:s univcrsil.3.rios. isi como la
presidente de la Asociación de Geógrafos Americanos. propuso en 1954 d concepto decompage (traducible, aproxima- distribución de las asignaturas ,inculadas a las titulaciones con presencia de la Geografía, y en cima.s Universidades.
damente, por •región compac1a, ), unidad cuyo análisis debía ser abordado paniendo de un tema o una variable pnn- ha orientado la separación en distintos Departam<ntos. Sobre es1a cuestión. \'ea.se Casnllo ( 1993 ).
ci paJ , es decir; de un asunto o un problema-director con rele\·ancia y LraScendencia significativa en el funcionamiento 11 . La lista de estas aponaciones <s amplia. A modo de e¡emplo. y por citar simplememe las •obras de conmemo-
del espacio analiudo. El estudio delcompag, debía pri,ilegi:ir. además, el núcleo y el car.icterdel espacio analizado (en ración, . cabe recordarlas suscitadas. en Francia. por el centenario de la publicación del Tableau J, lw G.iosraphie dda
lugar de la fonna); definir los limites en función de la exten sión de la \'ariable principal considerada (abandonando la France de Vidal, en 2003, o por el del fa.llecimiento de Élisée Reclus, en 2005; el centenario. en 1987 . de la creac,oo en
obsesión porque los Umites de las \'ariables princi pales coincidan); prcsenta.rse mediante un fonnato abieno v flexible la Universidad de Cambridge de la pnmera plaza docente pennnnente de Geografia en el Reino Unido. oc-upad..i ¡,,., r
t! n d número y orden de los temas tr.uados, a.sí como en d ~nía.sis dedicado a cada uno (frente a la 11gida li sta Ít:mitica Halford Mackinder, a.si como el de la creación de la primera c:1tedra universitaria de Geografía ,:.n PonugJ.!. quo d.:scm•
de la monogra fía trJdlcional); asumir un c:u-:lcter selectfro (huye ndo de wdo enciclopedismo): y dedicar menos ,11en- peñara Francisco Xa,~er da Silva TeUcs. en 2004; los diversos actos y libros de homenaje dedicados a Orlando Ribci ro
ció n al marco fislco y m:ís al fact~r humano. El brit ánico MinshuJJ ( J 967) profundizó en esta noción en su sugerente en Ponugal o a Manud de Tor.i.n en España; o la estimulante ,re\"isita• de la figura de Ho.nshomc, quo dio lugar. en
manual de geografía regionaJ Estados Unidos, el cincuentenario de la publica.:ión do nie Narure o(C.,ograpl,_v . e n 1939.

34 TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA 35


Geografía regional
Jacobo García Álvarez
1
durante largo
de informaci ón ha dicho, de caer en «el didactism o estéril de cabos y golfos» que ha persistido
1 unas sociedade s urbanas que demanda n y consum'e n un volumen creciente tiempo en la imagen pública de la geograffa escolar, ni tampoco de limitarse
a mostrar y
nto, en los últimos veinte años , de las geografía s de países e incluso puedan • identifi-
territorial . tJ El florecimie
como en el anglo- describir las diferencia s entre los lugares, sino de que tales descripci ones
de las geografías universale s, constatad a tanto en el contexto francófon o car los grandes problema s geográfico s producto de la relación entre el hombre
y el medio
y de viaje, paten-
sajón, así como la expansión extraordi naria de las revistas o guías turísticas dentro de las regiones" (Stoddart , 1994: 539). Una Uamada que enlaza directame nte con la
países, se inscriben claramen te en el seno de una demanda social cre- con la tradición
te en muchos otros
, 1998). «tradición ecológica o ambiental n de la disciplina en general. pero también
ciente (Pitié, I 987; Riudor, 1989; Méndez y Molinero La difusión
regional moderna, en ciertas fases o escuelas íntimame nte vinculada a aquella.
y la sociedad civil de una concienci a ecológica , preocupa da por
la tradición geográ- entre las instancias políticas
- La mirada hacia lo mejor de la tradición geográfic a regional, o hacia la explotació n abusiva de ciertos recursos y por los desequilib rios medioam
bientales , esti-
destacado también, por último, la riqueza y actualidad de algu- de viejos temas y
fica moderna en general. ha
s es, sin duda, el mula el acercamie nto de los geógrafos físicos y humanos y la recuperac ión
nos de sus valores formativo s, educativo s y éticos. Uno de los principale problema s sobre los que disertaron extensam ente los clási cos. aunque fuera en un contexto
geografía regional
valor cívico. humanist a, que pueden aportar la lectura y la enseñanz a de distinto en muchos sentidos del actual (Thomas, 1956).
y sociedade s del
al conjunto de la sociedad. El conocimi ento de los diferentes territorios La paralela reivindica ción del valor formati vo y ético del trabajo de campo.
de la obser-
el aprendiza je
planeta, desde los propios a los más alejados y exóticos , o lo que es lo mismo, vación directa, del contac to personal con los lugares de estudio-e spléndid amente compen-
y la enseñanza de la diversida d regional de la lierra, no sólo
pueden y deben excitar o satis- ente con
cultura y las des- diado en el lema «go out and take a look » (Lewis. 1985 )-, se relaciona estrecham
facer las curiosidad es geográfic as de la sociedad, así como incremen tar la estas inquietud es, con profunda s raíces en la tradición moderna. Gua rda clara
conexión con
alumnos, en el sentido más purament e enciclopé dico. Pueden y como escuela de
trezas memoríst icas de los el acercamie nto de algunos de sus fundadores a la na tu rnleza . al pa isaje,
más de un siglo
deben servir también para inculcar y fomentar. como ya defendier an hace instrucci ón o . mejor aún, de educación integral de los seres humanos , profunda mente
actitudes de com-
autores como Elisée Reclus , Piorr K.ropotkin y Paul Vidal de la Blache, enrai zada en la geografía clásica .
y tolerancia hacia los grupos, culturas y sociedade s distintas de la propia.
prensión. respeto
cercanos, desde
Una potenciali dad odesidera tum que han subrayado en tiempos mucho más
Stoddart ( 1994:
adscripcio nes ideológica s dispares, autores como Dov Nir ( 1990: 165), David
Hart (1982), quien ha escrito pá1nfos apasionad os sobre la 2. La evolució n reciente: las nuevas geografía s regionale s
54 2) o el mismo John Fraser
ofrecer la geografía regional del mundo a una educación liberal. Y
contribuc ión que puede Hart a nte la Aso-
apartado de En 1983, poco ti empo después del enjundi oso di scurso presidenc ial de
qu e conserva plena vigencia y oportunid ad - volve1·emo s sobre ello en el último Th ri ft en fa vo r
s y tensio- ciación de Geógra fos American os , apa recía un a rt ículo de l bri tánico Nigel
este capitulo- - en el contexto más reciente y actual. ante determin adas novedade geografía regiona ln o «geogra ffa regional reco nstruida » (Thrift , 1983). El
vinculada s a los procesos de mundializ ación. de una • nu eva
nes geopolític as y culturales y divulgado en los círculos académic os angl oa-
de lugares no artículo en cuestión fue bastante celebrado
Claro está que los temas en que se centren las descripci ones de países y to fundaci on_¡:iJ .
mericano s y suele considera rse en cierto modo como un pequ eño manifies
I'
recuperac ión del
son una cuestión irrelevante. Stoddart, por ejemplo, ha abogado por que la perfiles teóricos .
e preocupa da y aunqu e de hecho las llamadas a pla ntear una geografía- regi onal de
espíritu de la geografía regional clásica se haga desde una posición éticament te máticos alejados de los patrones "tradicion a les » co ntaban con
problema s actuales de la supe1vive ncia humana. No se trata, metodológicos y hasta
comprom etida con los grandes
importan tes precedent es .
Pudup ( 1988)
¡· Los balances pioneros efectuado s por Anne Gilbert ( 1988) y Mary Beth
ente de un repertorio la rgo, de más de ciento cincuenta publicacio -
ilustrativos de las tendencias principales de Ja disci plin:i en este espacio,
celebrados desde 1987 con periudicidad daban cuenta conjuntam
as reconocibles
bianual. refl ejan bien el predo minio. entre las co nuibucio nc:.s de tipo
reg ional. de los te mas socialme nte relevan tes: nes, e tncluso intentaba n ordenar y sistema ti zar la diver.;ida d de tendenci
para la plarüficnció n y el desa 1To ll o, » parecía, ya
daudios sobre desequil ibri os intc n.erritoriaJcs , propuestas de regi ona.Jización
a!Cs de las crisis y procesos de reestruc tura ción
bajo el nuevo calificativo : la emergenc ia de una «Nu eva Geografía Regional
;J.I1;iljsis de • regiones problema•, evaluación de los impJctos e spaci
. unn...,ealid.Ld. censolida da. )'•en. crecimi<!I Uo.. E~el--com e.'\to-e.spa ñol, dE>fldo--. tl
_ entoru.e.s,
produ ctiva recie ntes en áreas concre tas , eLC. s ha sido bas tam e
·1:;; En su ó:úaó"ce=ae ra-siñiié:íona e fa geograña noneameric ana a principios
aé la década pasoda, Ronald Abler. igual que en el á mb ito la tinoam eJica no-- el impac to de tales tendencia
1989; Albet. 1994;
limitado, las primeras noticias y bala nces (Gómez Mendoza, 1989; Ne gué,
co ntraste no poco significativo e n este sentido : la c: scasa
Mc hy'TI Man:u.s y Judy Olson llam aban a reflexionar so bre un
) de las más de 1.000 publicacione s acadé-
proyecció n pública (prác ticamente nula fuera de los c{rculos univers itarios Mata, 1995 ), tampoco tai·daria n en Uega r.
m ic.:is de geograffa exi stente s en Estados Unidos y el incontes table
éxi to popular del National Gcograpl,ic ,Haga:_ille ,
y de los inten tos
1.."\Jy.:, ti rada mc:ns uaJ superaba , e n aquel c:nto nces. a ni\'el
mu ndiaJ. los diez millones de i:j emplan:s, y se manti ene A pesar del tiempo transc LuTido desde las citadas proclama s iniciales
deli m itar u nas
ac tualmen te, según los da tos de 2003 de la Fderación Internacional de Prensa
Peri ódi ca, en los 9,5 millones (de los
llevados a cabo co n este propósito , lo cien o es que todavía hoy resulta di ficil
de 2004 la revista se publica ba ya en 27 d califica-
que 8 corespo nderia a suscri ptores) (Abler. Marc us y Olson, 1992). A fec ha señas compartid as por las tendencia s de la geografía regional que se ha n an·ogado
del inglés suponlan un 25 % del to tal):
idin ma.s, incluido el castellano (las ventas de las ediciones en Idiomas distintos o han sido calificada s con el mismo. El mismo califica tivo de «nuevo• , es
y d canal de teb'Ísíón de la mis ma Sociedad Ge.o gr.lfi ca, especial i1~,do en documental
es. se recibía en 160 millones de tivo de «nueva ..
en duda por m:is
hfJ garc:s (C.:ibell o , 2005 ). En tado caso, y s in ánj m o de asimilar los fines
yc o menidos del mundo acad~m ico a los dd decir. el grado de original idad de algunas de esas pro puestas, ha sido puesto
entre la geograf1a prac ticada en la que ca be ::liiadir,
p<:ri odismo •g<ogr.\fi co. , Abler, Ma rcus y Olson resaltaban "1 el'idente desfase
n sa lvarl o, e ntre o tras es trategias, mi:dionte la
de un autor (Holmen , 199 5). En todo caso, balances co mo los ci tados (u los
u11i,·~rsidad y la deman da e.'< terna de saber geo gráfico y pro po nía ente, los de Ga rcía Álvarez, 1998 , 2002: 27-80 , 2003a; Gó mez tvlendoza , 2001 ,
re\i la.li1.ación de l género regional. En el ámbiro español, Horacio Capel
( 2003: 102) se lamentaba r(.cientem c: nt c: dt'.' qu e: más recientem
redud do de manera no table el peso de la 2003), toma ndo cu mo referencia ptincipal los tr.ibajos en len-
luit Jó,·enes li i.:t'.' nciados de geobrrnfia, íorn1ados i:: n unos pi unes que han Farinós , 2001 ; y Paasi, 2002,
de .. pr~ c:nta r rápi do mc: m e y de: un a fo nna a u-:ic - de t::tles con it: n tes
tradlc iún hu manis ta, hu bienn pe rdido, po r lo ge ne ral , la ca pacidad
enen uno fo011ació n cada vez más cs pcciu li z.s-
gua in glesa, ha n apuntado los sigu ientes e!t:mentos com un i::s y dis ti.ntivos
11 va para el pllblic o cultn [ ...l info m1aci ones :,.obre un paí'.i [ .. . J, porque ri frenti:: a los pla nteamient os corológic os cl::isicos:
nte no suben .:scri bir• , relegand o ca Ja ve¿
da, porque carecen muc has veces de c uhura @encral y porque frecucnicme
de lu geogra fía regio nol.
má!. es te ti po de fu ncic, ncs :1I peri odismo y red ucie ndo la .. visibilidad pú blica•

39
38 TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA
Jacobo Garcia Alvarez
/ - ; ¡,_ :,,_ , .¿?:
,_,,,... _._
¿: ,-.,::' GeograJia regional

- La abierta consideración de la disciplina como ciencia social, que se refleja, entre otros
datos. en la escasa a-teñc1ón manifesfada--a losélemeñt6s ae1ipo físico naturales; en la N><,r- capítulo, de varias nuevas geografías regionales, o de nuevas tendencias en los estudios 2:eo-
tura teórica consciente hacia disciplinas_típicamente sociales, como la sociología, la antro- crráficos regionales, definidas y diferenciadas, bien por sus planteamientos teóricos v
pología, la e~<?:1º11:~ª· _las ciencias políticas; o en la propia conceptuación del hecho regional, :;,etodcilógicos';oíen por los ternas objetos de su atención, o por ambas cosas a la veL Trascu'-
como-se expone inmediatamente. rridos más de quince anos desde los primeros balances efectuados al respecto, algunas lineas
- El uso de concepciones prioritariamente sociales de los hechos regionales. En las nuevas o tendencias se han perfilado de forma relativamente nitida y adquirido un desarrollo espe-
corrientes, los-elementos -cfue defiñ'énla 'éspecifü:iaiii:lr egional cóñsisten, sobre todo, en rela- cial, corno las vinculadas a la economía política, las tendencias político-culturales o. en el
ciones sociales-mediadas , a la vez que influidas, por el espacio particular en que se desen- caso de Francia, la llamada geografía .~ . quet u-vo· amplia difusión en los dece.nios
de 1980 v 1990. A resumir tales líneas dedicaré el espacio restante de este apartado.
vuelven. Las{_egiones se entienden, así, corno est~cturas Y...Ec:?~o__erocesos que se articulan
--que se «construyen», en la expresión preferida por un número creciente dé autcire~s o- La ~xtensión limitada de este balance obliga, en todo caso, a ob~iar la continuidad y el
vigor de otras lineas de investigación regional tradicionales y sólidas, como por ejemplo.
cialmente, a tz::avés 9~~~~ instituciones, unos_n:iodos de producción, etc. En palabras del
finlandés Anssi Paasi. uno de los-rr1áx.irnosexponentes ·a niveríntemacíoña.i de la renovación los estudios del paisaje. (Olwig, 1996; Skanes, 1997; Lugin\>ühl, 1996; Cabero, 2004 ) o la
de la geografía regional. frente a la tendencia tradicional «a conceptualizar fenómenos y geografía económica regional de corte «neoclásico» (Agnew, 2000a: Sánchez Hemández.
procesos que ocurren dentro y entre las regiones», los geógrafos deberian esforzarse tam- 2001), que también han experimentado un significativo proceso de renovación teórica y
bién en «teorizar sobre las regiones como parte de esos procesos» (Paasi, 2002). metodológica y un impulso notable al calor del creciente interés político y social , particu-
lannente claro en la Unión Europea . Como tampoco cabe detenerse aquí en la persistencia
- La voluntad de info~~!:5~_t_e.9ri9-rni:!1!~.Y..fonnular~explícitam_el}!e tales supuestos teóri-
de ciertos modelos de escritura regional estrechamente anclados en la tradición, como las
cos. Lo que contrastaría, de acuerdo con los rnentor:es_de _est;is nuevas tendencias, con el
carácter eminentemente empírico de la geografía regional clásica'!y con su relativa «ende- geografías de corte descriptivo referidas al con1unto del mundo, a estados concretos o a
territorios político-administrativos en el interior de los estados: geografías de paises o de
blez» y «pereza» teóricas. Las investigacioñes de la nueva geograñaregional sueleñpartir," en
regiones político-administrativas (caso de las Comunidades Autónomas en España) que
este sentido, de un capitulo o capítulos de contenido esencialmente teórico-metodológico
conforman obras colectivas o individuales de síntesis bibliográfica y que, salvo excepcio-
para pasar después al correspondiente estudio empírico o de caso.
nes, mantienen con apenas cambios la estructura a tiroirs típica de las monografías clási-
- En relación con este último aspecto, la atención prestada a las relaciones entre los proce-
cas, compuesta por capítulos sucesivos dedicados a los diversos aspectos de geografía físi-
sos de distinta escala. Se aspira a hilvanar teorías que permitan la interpretación de lo espe- ca y humana (Ortega Valcárcel, 2000: 488-491 ).
cifico y particular de cada región en el marco de mecanismos de escala más amplia (en
Las «nuevas geografías regionales » han tenido, de hecho-conviene insistir en la adver-
especial, estatales e internacionales). así como a profundizar en las relaciones entre las es-
tencia-, un impacto limitado fuera del contexto lingüístico anglosajón y francés y en todo
tructuras (institucionales) v las acciones (individuales), aunque evitando, en ambos casos,
caso conviven, tanto dentro como fuera de tales ámbitos, con otras aproximaciones regiona-
lecturas unidireccionales. El estudio de la singularidad regional cobra, pues, como ha adver-
les, más o menos renovadas y actualizadas, de origen muy anterior.
tido recientemente Noel Castree. un sentido bastante distinto del que tenia en el plante::i-
miento corológico clásico:

La diferencia geográfica importa no sólo por sí misma , sino también porque tiene efoctos
2.1. La perspectiva de la economía política
constitutivos sobre los procesos, normas y regulaciones que se despliegan sobre amplios
espacios y tiempos. El estudio de caso[ .. .) muestra que el mundo es continuamente dive r- Los estudios regionales de inspiración económico-política conforman una de las tendenc ia..,
so, [pero también que) esta diversidad no emerge mi ge11eris, sino a partir de relaciones de principales de la nueva geografía regional. Se· desa1Tollan -fundamentalmente en los pais<'s
escala múltiple (Castree, 2005 , traducción propia). anglosajones, bajo el impulso de autores de reconocidos antecedentes o filiaciones rnar.ds cas
Y aun neopositivistas: los británicos Doreen Massey, John Um,, David Allen, Phi! Cooke,
- Finalmente;~la-asum:ión.-.dt!,,un.,;;empi;omiso.,dedarado.,,con. la.,~ClllilQQ.U. :LO\;,__i.al o ~~~Tu;for.. d c:it.a.d~\!igcl.l lu;ili~ü incluso-Da~id f-fon.-ey,,,..0 sl~tadeu~Richare-
ulilizando la terminología -de la Escuela de Franckfurt, el desplazamiento desde un interés Peet, Edward Soja, Anne Markussen v Bamev Wharf, entre otros. Se centran en las cuestio-
técnico del conocimiento hacia un interés emancipatorio. Como ha ilustrado bien Paasi : nes relacionadas con el desarrollo ec~nómico" y, de modo más concreto, con el llamado desa-
rrollo desig};Jal; aportan una perspectiva regional preocupada por las desigu:ildades y
No se trata simplemente de recolectar información sobre los hechos del mundo objetivo desequilibrios socio-económicos y espaciales asociados al sistema capitalista.
(para explotarla como un aparato técnico en el control de la naturaleza y la sociedad), sino Parten, en gran medida, de la llamada «nueva economi::i política• o •economía polirica
de comprender las dimensiones espaciales de las «cadenas" sociales y psicológicas que radical» (Curbelo ttr al ., 1989), que critica lospóstulados de las teorías neoclásicas del desa-
limitan a la sociedad, y de este modo, ayudar a controlar dichas cadenas y a que las perso- rróllo- (y en general de las lla madas • teorías de la convergencia») y su tendencia a ob~i::u- o
nas se liberen de su control. [Se rrata, ha añadido, de esclarecer, desde posturas explícita- minimizar el peso de las dimensiones espaci::i.les. También reaccionan frente la «::i.-cspuci;:Üi-
mente criticas] las relaciones de poder derivadas de las prácticas individuales e ins- dad » manifiesta de buena parte de las teorías marxistas tradicionales, de cuño esm.ictural..ista:
titucionales (Paasi, 1986: 107, traducción propia). uno de los primeros manifiestos de esta corriente, el libro colectivo editado por M:1s$ey Y
Allen en 1984, llevaba el enfático y significativo titulo de Spactt macurs.1
Más allá de estos rasgos eminentemente generales, el panorama de los estudios regiona- Los representantes de estas tendencias tratan de incorporar, asirrúsmo, otros sustratos
les de nuevo cuño rezuma, indiscutiblemente, pluralidad. De modo que, mejor que de wrn teóricos , extraídos de la sociología (como la teori:1 de la estructuración, de Amhony Giddc::ns,
nueva geografía regional. quizá sea más correcto hablar, como advertía a comienzo de este Y la del habitu.s , de Pierre Bourdieu) o de la filosofía de la ciencia (como el realismo critico de

40 TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA ,." TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA 41


Geografía regional
1
1 Jacobo García Á/varez
ión en un lugar y tiempo dados, o
como la articula ción concret a de las relacion es de producc
ralista con otros más próxi- los proceso s sociales asociad os al modo de
Rov Bhaskar ), así como concilia r los enfoque s de signo estructu dicho de otro modo, «la organiz ación espacia l de
ológicas , es decir, a las leci:w-as del temtori o en n hablar más que de regione s, de «sistem as sociales
m¿s a las coment es humaní sticas o fenomen
colectiv as (Peet, 1998).
producc ión». Algunos autores prefiere
en la respues ta local específi ca a los proce-
término s de intencio nalidad. vivencia s y represen taciones regionalizados» (Albet, 1993: 253), que se revelan
a la econom ía política es
El lioiii:onte de las aproxim aciones geográf icas vincula das sos capitali stas generale s.
.!Y!.od_alidades o lineas de iny~ti- desde este punto de vista,
plural, aunque en él caben distingu ir, a grandes rasgos, do~_ Por otra parte, como categor ía de estudio, la región no tiene,
: de un lado, aquella definida , en un primer momen to, por los llama- s: «los lugares se concibe n mejor como redes <!_e-:r-~ laciones sociales y
gación de mayor entidad fronteras fijas y absoluta
, que ha derivad o posterio rmente hacia otros endo del objeto que se quiera estudiar : el mercad o
dos estudios-de locilictá des (locality studies) sus fronteras geográficas varían dependi
la teoría o enfoque del sistema - Los estudio s de localida des se
temas y ejes priorita rios;· de otro, la a11iculada en tomo a inmobiliario, las relacion es de género, etc.• (Massey, 1993: 145).
trabajo (o •cuenca s de empleo» )
mundo (world-systems approac h). han centrado , bien es cierto, en el análisis de los mercado s de
s por la crisis; en cómo éstos han reaccion ado a la crisis
en zonas industri ales o rurales afectada
de estas líneas -los estudios de es locales, de los vínculos de
a) Los estímul os y proyect os que impulsa ron la primera económ ica global, y han resaltad o la importa ncia de las relacion
lugar, en un contexto histó.-ico y ión en los proceso s sociales de estas áreas.
localid ades- se enmarc an, como ya se ha avanz:id o en otro vecindad como factores de resisten cia y de adaptac
s de 1970 y 1980 y sus des- en el decenio de 1990,
geográfico concreto : la crisis económ ica mundia l de los decenio Los enfoque s económ ico-polí ticos han prosegu ido con fuerza
, 1989). El hundim iento de de localida des y regione s en el
iguales impacto s lucales y regional es en el Reino Unido (Massey centrad os en el inagotab le tema del crecimi ento o declive
se acompa ñó, a nivel local. de y la facilida d crecien te del capital
las bases económ icas de las grandes metrópo lis industri ales contexto de una econom ía cada vez más globaliz ada .de
especial a ciertos ámbitos de la.s 993, 1998) y Peet (1998: 180 y ss.)
cambios internos conside rables, que afectaro n de manera internac ional para desplaz arse en el espacio. Thrift (1990-1
o regional . de importa ntes proceso s de relocali zación la evolució n reciente de este enfoque , mientra s que
ciudade s centrale s; a nivel subesta tal han ofrecido nuevos balance s sobre
naciona l, de la modific ación l quizá más relevant e e ilus-
industri al hacia algunos espacio s rurales y periféric os: y a nivel Allen. Massey y Cochran e ( 1998) han dirigido el estudio regiona
s emergen tes con una base Una brillant e disecció n de las
de las jerarquí as urbanas y la aparició n de nuevos ejes y regione trativo del mismo en el último decenio : Rethink ing che region .
nal. región del sureste de Inglater ra, en la que el análisis espa-
industri al muv distinta de la tradicio transfor macione s reciente s de la
ncia y diversid ad de las ral de desarro llo se combin a
La crisis- económ ica puso de manifie sto también la importa cial de las desigua ldades sociales vincula das al modelo neolibe
suscitó un debate académ ico lo promue ven y reprodu cen.
respues tas política s e instituc ionales de ámbito local, con el de la simbolo gía y las represe ntacion es regional es que
proyecto de investig ación
interdis ciplinar io muy amplio y dio pie, entre otros, al célebre
), dirigido por el citado Cooke, en el que parti- de inspirac ión económ ico-polí tica
CURS (Cha11gi11g Urban and Regiona l Systems b) Otra modalid ad significativa de la geografí a regional
del mismo fue examin ar los ), que tiene su núcleo teórico
ciparon de manera destaca da algunos geógraf os. El objetivo es el llamado «análisis del sistema -mundo , (world-S\•stem anal_vsis
ciudade s británic as y asesora r al tein y del equipo diri-
efectos de la reestruc turación económ ica y social en siete de partida en los trabajos del sociólog o estadou nidense Inmanu el Wa.llers
istracio nes afectada s en las política s a adoptar : de ahí los a la Univers idad del Estado de Nueva York. El
gobiemo ya·fa.s élistin7as-adrriin gido por él en el F~ma.nd Braudel Center: adscrito
n empíric a de esta coment e en sus pri- Terlouw ( 1992, 2001) han
citados «estudios de localida des• . principa l expresió inglés Peter Taylor ( 1988, 1994, 1996 y 1999) y el holandé s Cornelis
y 1990). falten importa ntes obras colectivas
meros años de andadu ra (Cooke, 1989
modos en que las relacio- sido sus principales adalides dentro de la geografía. sin que
La perspect iva de la econom ía política pone el acento en los n, 1996; Johnsto n, Taylor y Watts, 2002). Por lo
afectan a lugares con- en la misma linea (Douglas, Huggett y Robinso
nes sociales de producc ión, plasmad as en cada área y en cada época, pretend en establec er un marco
de esos lugares. Cada modo demás , convien e recorda r que las teorias de Wa.llerstein
cretos y, a su vez, se ven afectada s por las caracter ísticas propias nadas ciencias sociales, como la
nadas estructu ras espacia- interdisciplinario y han tenido una enorme difusión en determi
de producc ión o sistema económ ico general genera unas determi ía Las revistas Review (fundad a en 1977) y Joumal o(World
por Massey ( 1984). una historia. la econom ía y la sociolog
o utilizan do la expresió n popular izada les velúculo s de difusión .
les de la actividad económ ica,
o generale s se manifie stan Systems Researclt (en 1995), constitu yen dos de sus p1incipa
determi nada división espacial del trabajo . Los proceso s globales n--cle- ti~glQ ..~eent ra<la
ó 'áiñplio de fácfo res-:-ño soto de Estamos-,·comcr scr nombre-indica;-anre-urnra-ero;rimaeió
cíe'míi.ñera~wuc a en cada lugar <Fe'acu€Fáo con un nu~ del sistema mundia l. Sus supuest os básicos , fuertem ente
en interpre tar el funcion amiento
producc ión, sino también cultural es, político s y de otro tipo. subdesa rrollo, son conocid os: el mundo con-
la termino logía de Massey, influido s por las interpre tacione s marxist as del
Entre ellos cuenta, por supuest o, la dimensi ón tempora l: en neo se contem pla como un único sistema cohesio nado por la extensió n global del
de inversió n " (round o( temporá
cada momen to históric o, cada ciclo económ ico, cada «tanda proletar iado por la bw-guesfa y
» o «capa • (/ayer}- que se capitalis mo, que opera a través de una doble explotac ión, del
nt), genera una división espacial -una suerte de «estrato i,-ollado s) por el cenrro (los países más desarro -
investme
es y posterio res, eruique cien- de la periferi a (en esencia, los países subdesa
imbrica ineludib lemente con las divisiones o estratos anterior Uados ): "Esta explotac ión -a.firm a Terlou w- es reforzad
a por el poder político de Estados
del lugar viene a ser, en esencia, la de los distinto s es instituc ionaliza da a través
do la especificidad del lugar. La historia del centro en el sistema internac ional de Estados , pero también
l o intemac ion; I de la división
papeles que ha cwnplid~ n.el contexto regional, naciona de la débil estructu ra económ ica domina nte en los Estados periféri cos» (Terlouw, 1992: 12 ).
en la analogía de Massey, de la
espacial"ael-trab ajo; constitu ye el product o, por abunda r A las dos grandes piezas del sistema , expresió n de la división
espacia l del trabajo a nivel
tiempo de capas diferent es de activida des product ivas, cada los Estados de la semiper iferia.
•sedime ntación•» a lo largo del mundial , se añadiría w1a tercera de tipo interme dio: la de
cual con su organiz ación espacial correspo ndiente. Taylor conside ra que el análisis del sistema -mundo proporc iona una base teórica nueva para
. esto es, «en lugares
Los proceso s de circulad ón de capital operan en lugar es distintos una geografía regional renovad a y plantea un original modelo
basado en el reconoc imiento de
as» (Ma.ssey , 1993). En palabras de la autora, •el
que tienen caracter tsticas sociales específic mundia l o de la realidad. sobre b
pero además las relacion es sociales se constru yen sobre tres grandes esferas empüic as y escalas espacial es: la escala
"spacio es una constru cción social, o; la escala de la ideologí a, represe ntada actualm ente por el
esta perspect iva , se concibe n que opera el capitalis mo modern
el espacio, y eso marca la diferenc ia ». Las regiones, desde
43
TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA TRATADO DE GEOGRA FÍA HUMANA
1
42
'W._____, ·e •
Jacobo García Álvarez Geografía regional

Estado-nación. como esnuctura política dominante en la economía-mundo; y la escala local o marxista y una línea temática algo distinta, como es la de la geopolítica de los conflictos
de la experiencia, el ámbito de la vida cotidiana de la mayoría de la población (Taylor, 1994 ). (Giblin, 2000).
En el capitalismo moderno es la esfera económica mundial la que ejerce un papel prepon- Los enfoques politico-culturales aceptan, a grandes rasgos. el concepto fenomenológico
derante sobre· las-demás, que pueden, no obstante, mediar y hasta contrapesar sus efectos. El de región: la ~gij n c.9i:r10 centro de.intención, la región como espaci?,d~ ~-~ y espacio
Estado, por ejemplo, actúa como un filtro clave en las interacciones entre la escala global y la vivido por y ~_!;d~ el$ujeto. Su atención se concentra, sin embargo, no en las dimensiones
local. reduciendo o potenciando, según lo casos, las influencias de los procesos globales sobre iñc!Ívlc luales de esa vivencia, sino en las colectivas: lo que interesa, sobre todo, e s TaregÍón
la escala local. Las aproximaciones geográficas en esta línea inciden sobre todo en explorar las comoTefñtoño-scicialmente ~ignificativo, o más e xactamente, como foco de identificación
interrelaciones de las distintas escalas -las formas en que las lógicas espaciales globales del social, como ámbito de id~i;:itigad colectiv_a, Más aún, interesan las regiones con contenido
capitalismo actual actúan sobre los estados y sobre las localidades, y viceversa- así como en político, o en realidad, los modos en que esas regiones se han construido socialmente, esto
delimitar y cartografiar la posición, históricamente cambiante, de cada lugar en el modelo es, los mecanismos mediante los cuales se han convertido en ámbitos de identificación co-
temario de las tres grandes divisiones señaladas: centro, periferia y semiperiferia. lectiva en un momento determinado de la historia; cómo han adquirido sus límites, sus
Las aportaciones de Terlouw resultan, en este sentido, especialmente valiosas: selec- símbolos, su identidad; cómo éstos se mantienen o reproducen en el presente; cómo pueden.
ción de indicadores estadísticos pertinentes, cartografía de las divisiones espaciales aludi- asimismo; éxtinguirse y dar lugar a otro tipo de regiones e identidades regionales (Figura 2).
das, análisis de sus rasgos constitutivos y estudios de dinámica a escalas históricas amplias.
Además, los modelos analíticos originales, como el de las tres escalas citadas, se han ido
enriqueciendo progresivamente para incorporar el análisis de los procesos y organizaciones
interestatales y transnacionales en el marco de la globalización. · Forma conceptual
Por otra parte, el vocabulario acuñado por esta corriente, más que sus métodos y sus o simbólica
formulaciones marxistas, se ha difundido ampliamente, a partir del decenio de 1980, entre
las geografías descriptivas del mundo, tanto en los países anglosajones como en los ámbitos
francófono e hispano. Pero sus limitaciones o sus olvidos son evidentes, y hasta sus propios
defensores han reconocido la falta de estudios comparativos en las escalas regionales Forma territorial Forma institucional
subestatales y el sesgo economicista que arrastra postergar a la mínima expresión las cues-
tiones relativas al medio físico, la morfología o los factores culturales (Taylor, 1996).

2.2. La perspectiva político-cu/tura/ Rol establecido

Convergen en este enfoque .~os corrientes distintas: las de cuño fenomenológico, centradas
en las dimensiones subjetiv·a s del espacio, en el estudio del espacio desde la vivencia y la
percepción del individuo (esto es, en el lugar o la región vivida, en la terminología preferida FIGURA 2.· Las diferentes facetas del proceso de institucionalización de las regiones, según Anssi Paas,
por estas corrientes); y las preocupaciones de determinados geógrafos políticos por la di- (1986).
mensión ideológica de determinadas prácticas y representaciones espaciales. Su eclosión El concepto de institucionalización regional alude al proceso mediante el cual una unidad territorial emerge
tiene que ver también con la difusión en nuestra disciplina de determinados planteamientos como una parte de la estructura espacial de una sociedad y se convierte en una entidad establecida y
reconocida claramente en diferentes esferas de la acción y la conciencia colectivas. A efectos analíticos. el
postestructuralistas y postmodernos, como los inspirados por la obra de Michel Foucaull,
proceso de institucionalización de una región puede ser dividido en cuatro fases o facetas, que se
eon,sU'l!ensibHitlad-,¡¡,or..l a . n . a ~ . . . . . s . o ~ e ~~ ~JQ~<;_Y-[~li....Y.&sl_lt,g,_Q.Ú~s ,nrerreracromfrfy plfeoen~clarse en clíverso Óráeñ,de10rma parcíaf.e!c.' -· · • · ' ·.. ~ ~ · '
espaciales y por las relaciones entre el saber y el poder. Seasocia'7asimis mo, ·en buena parte, a) La asunción de la forma territorial comprende las prácticas por las cuales la región aáquiere unas lronte-
al notable resurgir de la geografía política desde fin ~ ~s del decenio de 1970, y encuentra otro ras o límites exteriores (ya sean fijos o difusos , maleriales o mentales), una división u organización territorial
estímulo decisivo en el contexto europeo reciente, con el avance y multiplicación que han interna, un sistema de asentamientos estructurado funcionalmente (con sus capitales, su jerarquía, etc.).
tenido, en muchas partes del subcontinente, los movimientos políticos de signo nacionalista b) El desarrollo de la forma conceptual y simbólica supone la adquisición de unos símbolos territoriales que
hacen tangible la existencia de la región para sus habitantes, tales como el nombre regional. la elaboración
o regionalista (Agnew, 2000b; Paasi, 2003). de los himnos y enseñas con contenido espacial, la construcción de paisajes y lugares emblemáticos (como
El repertorio de autores y de trabajos vinculados a esta perspectiva de la nueva geo-
símbolos de identidad colectiva), la Identificación de un •otro• o de unos •otros• que actúen como referente
grafía regional, en especial en el contexto anglosajón, es ya muy amplio, y entre ellos se de alteridad y estimulen la movilización de la identidad propia, etc.
cuentan obras colectivas como las de Johnston et al. ( 1988), Dirven et al. ( 1993) y Herb y c) El desarrollo de una forma institucional alude a aquellas prácticas que crean, reproducen y di!unden. a lo
Ka plan ( 1999). En todo caso siguen resultando paradigmáticos, a mi juicio, los estudios largo de generaciones. la imagen de la región, tales como la literatura y la prensa regionales, las organiza-
empíricos de Alexander Murphy ( 1988), sobre Bélgica; Anssi Paasi ( 1996), sobre la Karelia; ciones, administraciones y asociaciones que usan símbolos regionales, la enseñanza de la geograiia Yde
Allan Pred ( 1986), sobre el sureste de Suecia; o John Agnew (2002), sobre el caso italiano . la historia de la propia región, etc.
d'¡ El establecimiento o reproducción de la región como parte del sistema y la conciencia socio-espacia.les_se
Tampoco quedan lejos de esta perspectiva algunos de los trabajos vinculados al grupo
refiere a la continuación del proceso de institucionalización una vez que la región ha adquirido ~na p!asmaaon
nucleado, en Francia, desde mediados del decenio de 1970, alrededor de Yves Lacoste y de y un reconocimiento claros (con Independencia de que obtenga o no un estatus administrativo propio).
la revista Hérodote, aunque éstos se sitúen en un horizonte ideológico predominantemente

i TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA


45
TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA
44 -~
'i
-- . - --------~
r
Geografía regional
Jacobo García Álvarez

Ha abundado también en el estudio de los discursos de los agentes e instituciones_gue


Los investigadores próximos a estos planteamientos se hacen preguntas del tipo: ¿Cómo modelan más poderosamente la conciencia y el ·imaginario temto riai" de ciudadanos,ios
y cuándo surge una región ? ¿Porqué una región que no existia se vuelve, en algún momento, cÓmo,poi'ejem pío;laeñs-efianza esc-ólar-de la historia y la géografía (Meíjer. 1997;-Schulten ,
objeto de identificación social? ¿Que procesos influyen más directamente en la construcción 2001; García Álvarez y Marías, 2002; Qu intero, 2002', 2004í.fran desvelado los sesgos cultu-
social de la región? ¿Cómo es vista la región por parte de sus habitantes? ¿Cómo evoluciona rales, ideológicos y políticos que entrañan determinados esquemas de división regional am-
ese entendimiento con el tiempo? ¿En qué medida afecta la existencia de esa unidad regional pliamente asumidos desde el pasado («las metageografías• . a través de las que las personas
y de sus límites a la organización espacial de la sociedad que la habita? ¿Existen, tanto ordenamos nuestro conocimiento del mundo) , empezando por el mito de los continentes o
dentro como fuera de la región estudiada, otras divisiones regionales, otras regiones social- las no menos difundidas contraposiciones entre Norte y Sur, u Orientey úcé:ídeñte (Léwis y
mente significativas que la cuestionen y puedan amenazarla? Wigen, 1997; Figura 3). Han añalízado-;-asimismo , lós s·ímbofos ierritoriale,¡ que contribuyen
· Las investigaciones efectuadas desde estos enfoques ponen énfasis en la historicidad de a hacer tangible la identidad nacional y regional: nom6res de fügar, paisajes, monumentos ,
las regiones. «Las cuestiones relativas a la esencia de las regiones se convierten en cuestiones e tc. (Lowenthal, 1994; Johnson, 1997; Storey, 2000).
relativas a su origen, emergencia y desaparición » (Paasi, 1986: 120). La región no es sólo, en
tal sentido, una construcción social: es un proceso históricamente contingente y permanen-
temente abierto, inacabado y en transformación. En palabras de Allan Pred (1984: 279), las
regiones, más que ser (being) , están constituyéndose (becoming) continuamente a través de
las prácticas materiales y culturales de la sociedad. Este interés o enfoque genético, diac1·ó-
ni co, explica la atención concedida a determinados agentes, escalas,_momentos o procesqs.
Los estudios de la nueva geografía regional se han ce ntrado en los t erritorios de es~ala
media, y en especial en los de tipo administrativo: provincias, divisiones subestatales, Esta-
dos ... La preferencia no es casual, pues es a estas escalas (o las de tamaño superior) donde
entran más directamente en juego los aparatos institucionales, ideológicos y discursivos
vi.!1culados a la consuucción de las identidades territoriales.
Aunque a menudo expresen, en mayor o menor grado, diferencias socio-espaciales ob-
jetivas, naciones y regiones son, en la feliz expresión de Benedict Anderson ( 1993 ). «comuni-
dades imaginadas», 14 y resulta pertinente averiguar cuáles son los mecanismos que crea n ,
difunden y reproducen esos imaginarios colectivos. Algunos de ellos parecen especialmente
-~ '?'"'~~
relevantes en la historia que da origen a la región y han requerido de los investigadores de
esta línea una atención privilegiada: el trazado de las fronteras políticas, el establecimiento
de divisiones territoriales, el papel de las ideologías y movimientos políticos regionalistas y
nacionalistas, etc. FIGURA 3.- Variaciones en la delimitación geográfica de los conceptos regionales de Este» y .. oriente" en
0

Como ha señalado James Anderson ( 1988), los nacionalismos y_ los regionalismos cons- la uimaginación• de los europeos occidentales, según Martín Lewis y Karen Wigen (1997). Aunque los dos
tituyen auténticas «ideologías territoriales », e n 1a:·iñeciiaaenque eiñ°ergeri° éñ-búerui parte de términos han sido utilizados a menudo como sinónimos, los autores los han diferenciado aquí en función de
las connotaciones con que se han usado históricamente, más culturales en el caso del uOriente• , y más
losa pegos emocionales a úñte~tori-;-dererm inado y, al mismo tiempo, clasifican a las per- geopolíticas en el del .. Este .. .
sonas en función de su pertenencia al mismo, por encima de otros criterios de identificación. - En la historiografía europea previa a la aparición del islam, el Oriente denotaba originalmente la región de
Con independencia de que, en muchos casos, puedan apoyarse en hechos diferenciales más Egipto y el Asia Menor (.. oriente 1 .. ). Posteriormente, el término se volvió sinónimo del islam y se extendió
o menos objetivos (como una lengua, una religión , unos_caracteres étnicos o una historia hacia el este y el oeste para incluir a todas las áreas no europeas de la civilización euroasiática (• Oriente
in.sti!.Y&.ÍPnal.si,ng¡.¡lar.sobi:e<un....t emtono<da,doJJ._g_~M.® .nalis ~,egionalisrn.os..han.teni, .2i>}...-Coa-la.Wt.pansió[1.col0niakew.CQ._ea.eo,fil,_~ elm.aJ,.Q.gJ_~~Ú9!9Q fil,, \!.l.~l.'.ce..e,t2..§l!iR4.i e_i:g
do y siguen tenie ndo un papel esencial en el proceso mediante el cual comunidades que connotaciones raciales y se desplaza hacia el este, fuera de su núcleo original, para abarcar sólo Asia
oriental, Asia del suroeste y el Asia central oriental (.. oriente 3• ). El Oriente posterior a la Segunda Guerra
pueden ser social y hasta culturalmente muy heterogéneas se imaginan a sí mismas como Mundial (• Oriente 4°) es virtualmente idéntico al «Oriente 3• , aunque se hacen algunos ajustes para reile-
partes de una entidad ñaéionat"comun: jar las pérdidas territoriales japonesas.
-· Las perspectivas poÍítico ~u.u:;J~ de la nueva geografía regional han incidido en la faceta - El término Este en el sentido más geopolítico antes señalado, se refería originariamente al corazón
0 0 ,

narrativa, retórica o discursiva de la región. Ciertamente las regiones son, en parte, relatos, del Imperio Romano Oriental, centrado en Constantinopla e identificado con la Iglesia ortodoxa oriental
narrac16ñes, en lam edida en que se «cosifican», se hacen visibles y se comunican a la comuni- (·• Este 1°). A partir de la Edad Moderna, Rusia pasó a convertirse en su núcleo (u Este 2°): las representa-
dad a través de d_eterminados discursos (Bhabha, 1990; Tuan, 1991; García Álvarez, 2003; Ortega ciones dominantes en la Europa occidental durante la Ilustración y el siglo XIX consideraban a este imperio
una parte del Este usemibárbaro», por contraposición al Oeste ucivilizado•. La fi jación de los Urales como
Cantero, 2005). Los enfoques políticó-culturales han realizado un importante esfuerzo por clari- • frontera natural" oriental de Europa, planteada desde el siglo XVIII y arraigada fuertemente en el imagina-
ficar el contenido territorial de algunas de estas reglas o estrategias retóricas: la _rg__l1,!gilizació n , rio geográfico contemporáneo, respondió en parte a los intentos de los intelectuales rusos más europeístas
la territorialización, el presentismo, la utilización de referentes de alteridad, etc. (Paasi, 1996 ). de contrapesar aquella visión prevaleciente en Occidente. El mapa 3 muestra la expansión hacia Occidente
de la Idea del Esle, tanto por la utilización, a partir de fines del XIX, de criterios raciales (que motivó la
inclusión de los pueblos eslavos), como por el creciente rechazo de los regímenes occidentales a la Alema-
14. Son imaginadas en el semi do de que "ni siquiera los miembros de la nació n más pequena co noct!rñn jamás " nia nazi: en el periodo de entreguerras el Estado alemán se llegó a percibir como parte de esta región
la 1:tayorla de sus compa Lriot.a.s, no los verán , ni o irá n s iquiera hablar de e llos, pero ~n la meml! d~ cad a uno vive la conceptual {uEste 3u), uEste 4• refleja el uso típico del término durante la guerra fria, cuando se asoció a la
imagen de su comunió n• (Anderson . 1993: 23-24).
Europa comunista y se contrapuso a un .. oeste" identificado con las democracias capitalistas.

46 47
' 1 TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA
1 1

;J
Jacobo García Álvarez Geogral ia regional

Y, finalmente, han recalcado y estudiado la influencia que tienen los limites y divisiones ques muy diversos en tomo al estudio de la región: por ejemplo. los elementos fun cionales. y
territoriales en la organización espacial de la sociedad:·siri di.icfa-las regiones son resÜltado , en l<JS'cúltúra!ef.&[efementos materiaíes'G cuantificables) Ylos efemenfosme n(al'a-;- súójeti-
parte.ae ·ae térrñiifafüis diferen•c ias•·e spac ia.les y sedales: pero también las.regiones mismas, v'Osy sÍiñbóhcos; !Os enfoques _so:io-e~ n6m1cos ylos numarustas. ·
una vez institucionalizadas, pueden producir nuevas diferencias, o ensanchar las preexistentes. En segundolü.gar, y en relacioncon1o anterior. el enfoque sistémico defiende un enren-
El trabajo pionero de Alexander Mw-phy sobre la génesis y las consecuencias geográficas de la di~11tq i11~J:!.eiar~gi~ñ°:Más atÍñ:~r_a_:i¿-.;o
~ sus-princíia!_e~-f~6ricos: efísraeli Dov
división política de Bélgica en tres unidades de acuerdo con las líneas de separación lingüística Nir, la auténtica «región sistem.!_ca» (el «holon• de AriñurKiiestler. 1969: el •geón • de Brunet.
(dos monolingües. Flandes y Valonia: más la demarcación metropolitana y bilingüe de Bruse- 1990) ~ ivaldtia, en cíertci mocl6, a la «región total» -utilizando el término de Whinlesev
la.s) resulta ejemplar en ese sentido: la institucionalización política de esas regiones ha acaba- ( 1954 )- de la geogral-fa regional clis'íea,aunque¡iTanteada en orros-iénñíñOs. Nirdefi'ñ~
do modificando no solo el modelo y las maneras de-percibir el estado belga, sino la organiza- aquella' cómo · :;unapor'ci6ñ deHí s"upe rfic ie teJresire dondei.CP? b[aclóil. º!"¿ _nizada en ¿
ción espacial de numerosos hechos sociales, culturales, políticos y económicos: seno de ciertos ffii'.ii tes administrativos, políticos o sociales, encara unos retos naturales .
sociales , políticos y económicos[. ..]'. Lo- qi.íeñace-a la reg'íCS-n- uiíae riti&íifíñte~cta~ U:ñ'a
Las regiones ~oncluye Murphy- son el producto del regionalismo y al mismo tiempo la t§tctacl, es lasu ma d e lás reL~ci ~ ~inte! icc ic;-;:¡es cµi'e se~t; -b~ ;;tre \2s rnt:!l!!i!;~
creación de regiones sirve para fomentar el regionalismo[ .. .]. El regionalismo es el proce- elementos de la misma », o más exactamente, de los elementos más relevantes en su estruCt!k..
so por el cual las regiones son creadas, así como el resultado de su creación ( 1988a: 32-33 ; ~~: 1990: 66, craducci ó;propia). - ----- ~- __ "' ____ ... - .. -
mi traducción). / _L_a_r~gjónaparece, así.como una realidad objetiva -aunque susceptible de generar. ob-
/ viamente, rep 1~éñ tacioriessuoje tÍva.s..::Ypúecteeñieñderse como un Sistema espaciar(o-so-
Provistos de un aparato conceptual y metodológico renovado , los estudios geohistóricos
recientes sobre la formación de las divisiones territoriales contemporáneas han supuesto, en
~ a_moi~-~~'.1:1»: ~~Ja ,e~~reslón' p~~I.:ri~~ ~<::-.~~~ a_~ .:!_~Y ~~ñ~~co, es~cturaoo E?.r ~1 ;;.
/ c10nescle llpo verftcal (esto es, entre ef medio físico, la sociedad, fa c~ os modos v relacio-
efecto, una de las líneas más fecundas de la nueva geografía política-regional (García Álvarez, n ~ ~ pr~d..1:!~~~~::-~~5.: l _y por re.f~}onés de tipo-horiz'Zirilai( esto es. entre lu~ y entré
2003a), en la medida en que estos procesos movilizan estrategias, discursos y representacio- personas, que conforman redes).
nes del territorio muv diversos (políticas ,- acaáémÍcas: pop~lares . .'\ expoñen -a la ; i:íperfi.de \
identiaades y sentimientos territoriales que de otro modo permanecerían ocultos o disimu-
\ ,- ~...::..ª1~ si~te~ a .=! p-~~!.bl=. detecta_r.:. e_i:i~ al~ r ~ o. lml\~_tp~c-~ ~ g!_q~?•- un
/ asunto o problema central (o, a veces, más de uno) que actúa como base de la regionalización.
lados, y reflejan y permiten identificar aspectos claves de la organización espacial de la épo- f .mientras Iás es tructu ras· resta nÍ~s-funcion á n co;;;o°"ele~-;;tos -~{Is~~~~s-seru nc4rtos o
0

ca (por ejemplo, los relativos a la red urbana y de comunicaciones), sin olvidar, en fin , que el
establecimie~-t ~ ~a._diyjsión polític_a._incid~ .2 eued1:_i!1: ic!ir_i~-m_an~ra dt:~e_t~~ante, a
l cpmpl~mentarios: el e~tendimi en'tó frítégral de la region no equiva.le.rÍeces~a~e;;te a. un
me010a que se consolida en el tiempo y se dota de conteniao funcional. sobre la articulació n
, I ~5,.~9.Í.\J e} h~usü.vp g_e_t~gos sus. com!:?_n~c:_n~:_s·_~?:.otra_ ~art::_
no : -"i_st': Liñ-tmico sistema.. co n
; una sola escala. smo mult1plcs sistemas espaciales fünc1onando a. disnntas escalas, ca.da cual
del territorio en cuestión (Ozouf-Marignier, 1989; Burgueño, 1996; García Álvarez, 2002). \. ·c;g_!)E lógis~.4.e-~frga.~¡-~~cióñ' pai'tt ctiíar : aesde fos1uga·ren,· rasr'egionesaé pc:quef;~-;;:-m-;-J\o
hasta el sistema-mundo en su conjtinto. · ~ ~-".---.- · - · - ··
e,·_ Ciertamente 'los inteñi'c;;tpo r--d efinir una región sistémica típica ha n diferi do bastante
2.3. Perspectivas sistémicas y geografía coremática entre los autores (a título de ejemplo, pueden verse Brunct, 1990: Cunha . 1989: Nir. \ 990),
pero siempre en el marco común de esa voluntad holística e integradora. Los Lrabajos del ya.
La utilización de enfoques sistémicos en la geografía se remonta, como es sabido. a la década citado Nir (en especial. Nir, 1990; un buen resumen en ~lata Olmo. \ 995) y los vincu bdos. en
de 1960 (Gómez Mendoz.a et al., 1994: 11 1-127). Se trata, además, de un tipo de planteamiento Francia, a la obra de Roger Brunet y la llamada,coremátiq_constituyen. sin duda , dos de las
que parte de un marco teórico de aplicación plurid.isciplinario o incluso transdisciplinario (la propuestas de sistematización más elaboradas enesta línea en los últimos decenios. aunque
Teoría de Sistemas). y que dentro de la geografía ha sido utilizado. no sólo en ramas y especia- aquí nos detendremos únicamente en la segunda de ellas.
1.ida d es muy_d.i [cre n_tes de la disciolina (tanto físicas como humanas), sino también en líneas La corem ~tica (9 «geoernfia coremática .. , como tambi<! n se la ha denominado! consti tu-
tem á ticas e incÍ~; o pla ;.;-teami~ntos epist~mológi"é:os muy dispares:-éuaTitativost«o Efa ñclos n, yó la~7n°cia1f'"~:-m~ t~<f~i'ca~cis'~leva11t.? ctela.~Gc:~:1 ~fti"re'glona l ~~
en la terminología anglosajona) y cuantitativos (o «duros »); análisis de paisajes y análisis de lc)scteCwTosde 1980 V 1990. Vi~ct tl;a; muv e; trech;mem e.- co';,, ;y:.i~ ha apuncado,7\a -
regiones; enfoques morfológicos y enfoques próximos a la economía-polltica, entre otros. ~aüfucle RogerBrun~t. alca ~=z'.'ó u·~a rápid::t_y" notable difusión eñtre los medios ácad¿micos ?-
La oportunidad del paradigma sistémico en geografía regional ha contado con destaca- ~ e i ~ c ~ g _ ~ xe_resiónimpuls.w ~ rcit~-:illtOr~ rñpeEñ§~~la
dos panidarios tanto en el ámbito anglosajón (Haigh, 1985) como en el francés (Dauphiné, E:_stigiosa .:_e~~~a L'~_9!ogrnp~iq11(;dae la que Brunetna s1do_d~t~r desde: su :_c;i;~c10n,
1979; Auriac, 1986; Dollfus, 1990; y, sobre todo, Brunec, J979, 1990), y no han faltado tampo- en 1972, hasta 2002) y_ s1gu1endo , so re t o, por el Grupo de lnteres Público RECLU.:, \cre:i-
co en otros contextos, como el español (Méndez y Molinero, 1998), el lusófono (Cunha, 1988; do en 1984 y desaparec1doeñT9'97 , quec!ruru:Tamgfó- nasta 199 1l.yn.,i~_pé5de~ -~ ~ ~e
Christofoletú, 1989) o el italiano (Vallega, 1995). Para estos , la teoría de sistemas aporta Áfil:~SJ.igat;i..ó.n.§J..r~bam.eut~ c;_onec~~'l-~con los organismos públi-:os fr.:uiceses de plaruoca-
elementos muy valiosos para el entendimiento y análisis geográfico de la región y permite
superar muchos de los problemas metodológicos clásicos. _. -- -- -·--
... ---- _,_---
ción certitorial y beneficiaria dé! medios técni2os y- dotaciories p resupue~,:uia.s considerables.
.... -·-- ,, . . -- ..,._ ..
Es tamos, en primer lugar, como ha recordado Rafael Mata ( 1995: 112), ante un enfoq ue
«que sigue retvtmitc:amlo-atni--tmr,en nempos de pocas cerhdumbres, un 1erreno común
lS . El acrónimo signifü..-:i.ba , lil~r.llmi:ntc: , Rt!.sl!au J'¿a Hif!l Ji:s .:J1¡111~c: mcmJ.S da,LS /¿s l,x-cl.!..).in...ms ~l !w !mt.:C..l
geograficoy;-~roüe aquel. ~n terreno e:pedfica1;1~n~7,f,~9n~» :..tJ!:_~nf<?g_ !-!,~ ~ S. h~ a la vez que cvocab:i, de fo rrn n intencionada. d apellido o.Id cdebre geógrafo Erand s.
,-pt.U"..ali!.3,

( ~ ~mfesf:1~o_a~1e_~ mente su m teñCíOn'CieVJnrular y corn~1ementar sensibilidades y enfo-

TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA


49
48 TRATADO DE GEOGAAFIA HUMANA
~

_:¡¡
Geogralfa regional
Jacobo García Átvaraz

De este Grupo surgieron, precisamente, los cuatro grandes proyectos editoriales que, Punto Linea Área ··- • 1
A
junto a la mencionada revista, dieron a conocer más ampliamente los peculiares plantea-
mientos y visiones de la geografía coremática, a saber, la revista Mappemonde (creada en
Oi,is ión
l<mtnnol
lmo,//og,I \
..•·:··- .
....
•._..-
..: . l. ,___'_,_,___ \._ •- ___ \......,?:;1,..,;, 7
1986 y también dirigida, inicialmente, por Brunet), el diccionario Les Mots de lo. Géographie
l
~~~:~'~;!;t• -~-
¡
(Brunet, Ferras y Théry, 1992), el Arlas de France (Bmnet, Awiac y Saint Julie11, 1995-2001),
, y sobre todo, la Géographie Universelle.(Brunet, 1990-1996).
Sobre los priñcipios teóricos-met~~lógicos y la proyección académica y extra-acadé-
mica de la coremáticane escnto con ciertc:icletalle en otro lugar (García Álvarez, 1998), y no c.ttoal de red I '
r=~==•~""~-+,;=ñ-r~~-tr~=.
procede aquí más que un breve recordatorio. Uno de tales principios es, J?J:edsamente, la
perspectiva sistémica, de la que Brunet ha sido -según se ha recordado antes- uno de.los
~cipales mtroductoresenJ:r:a!\9.e.. Lo.t2tro~ rr1:s '-'.Íeñeñ""daclo's, _a ~IJ17 ;"i;;jo: ;.'?r _un 1
¡'""""'" t•' ,.__,.
----- ··-· . " ··-·.. -.... ~..i.. ....... '='"' .,,,,,...,...
"• 1

n~of>?.sitivi~mo _s~cializant_e , ~i bien d~ carácter «bl~J.1.9º_",_qu_e sostien_e l~~.JC}~!~~5ia ~;_leyes


I , en la orgaruzac1on del espacio geografico, aunque no siempre reducibles a fórmulas mate-
_sob.:e t<?do, ~~r~l
Con11c10

~l'lcas;pore l em__ p. leo- -~ ~§Joq.~ues_s~!i!_ó~~.<1-~r¿.r,i_al-og~á;l~_"gü1~t~ ; Y


~f#~ en l! c_?n~~ ~~~~1e ~<?~~~?.:i g_rai!~t_sarto~fí~~~~c.m"'}_os ~u;..\nte_~1;>~t~~.Y re-
\ ~~n~ las ~~C}f~ es~ c2_al~~-de l_~S_P_:;'C~~~s o__á_m~f~os~ ~ni~orial~s. · 1
•·- ( Sm eluda spn esto7"áos últimos ras gos· -el enfoque semiológico-lingüístico y la j Tn1ri.uno

.,,.~ molelizació·ñ ~fica- los que han tenido más origmalicl'aa y proyecc1oñ.ne acuerdocoñ la ----\
teón7i."2oremática, sistemauzada Cletenia5mefftr pof Brunet en 'el vol~men introductorio de C'CII\IU.le ■ U'IC,

\-- f la citada Géographie Universelle (~~1.'.. 1_~90), el ~sp~_ci o g~ográficg_J;~t'\c:;s_~.!!!.!!.9Qc a O iniin1~.1


· , diferentes escalas o mveles espac1ales_._por ciertos signos que ~:-.presp. n_l ~?.J_qg1~as Q.5!!!trate- FIGURA 4-A . Dos ejemplos de representa•
~ , l gias fünaamentales con los que las sociedades lo han organizado: divisiones territoriales, ,crr;inri,I I nol::;~ ,. .,_
\,1,:: ,..,.-- ¡?.:;!?.:..~.
1 -~C'\ ciones corematicas. En la pane superior
-:__ / ·redés-decomúñicación,_§}o?éione~.:59~-~@~~. é~~ E.~~~~s ign~ . o ef trnct~r:a5 elen1..exit~-
...... (A), la tabla de los 28 coremas de base (o
~ ¡ !~..fle or¡¡~ciC2_1!,,~ I ~acio s_onJ os coremas, que, aunque existen en número rell\~iva-
' :;:: 1 PJtJ;l~~-do (_ e nrr; 20 y 30, según Bnmet), pueden combinarse ad in{,11iltm) e~tre si para \1 k"""'"' o @ o o~
oo º o o • --:
l.,,O(;)
).--"
<,~ ..
.. zócalo de la corematica» ), obra de Roger
8runet , en la versión incluida en la
~-L

,_
\ formar estructuras r~~~~ complejas de todos los tamaños (desde los espacios más inme-
qja to,M.!e.~\:i~)gs.{? el_planeta entero): · • · · ·- · --
1,mulkto. .uhlno i
,!I lnrma O/Jm1• out>con,un10 111:iJ nwJla&la
Géographie Universelle dirigida por este
autor (8runet. 1990).
En puridad cada lugar o región -producto de la combinación de esas estructuras ele-
mentales- se com idera única e irrepetible, aunque exista!l formas· rel'!J..!}:'.iroeñte.r.é.CJ.IU!!D.:,,.

.
B-1 B-2

, ('~ ~~"'r
tes que .CoñSt1tuyen, de algüh1í"fcmna, moaelosregi§E_~j~=-la ciudad árabe, la ciudad del .- ; ·-.,:·
"le~unil.o:lasmegálópolis muncliáles,Íos espacios de estuarios y deltas, las hoyas andinas, ··/ --·· ·· 1, 1.otdol 4.0ot.20NIMI~
-Tr~ou10(• )
.J ~"'
.e:L--~
-• ,•=W•~·
las islas tropicales, etc. Las individualidades regionales se intentan explicar y presentar de
' 1,, ~ .- 3 / 1~.,,--·
0 ~Ol~t - )

·-
~ .. 2..Cmiial'OI
iu.a
este modo por relación ateorías ;;-¡;odelos supÜestamente-ün.ivers·a1eso generales, de"ácuer-
~..§filaviej¡¡.~ ambicipsa:'"cisp~gQE_.~':!_eEdid~ ~~~~a_g¡ent.e .por..Brnnet, de construir una
• ~ . a. r~gig@,l_co_rr,u:i,~d!-.'.'!2/~na geograña regional g~!l~ral .. LB,rn~:,t, 199,7).
~ Otra..,.pane..los caremas ~Cep.i-esentár.-gráficamento •a--iravés- de·figums o -
modelos gráficos, a los 9-ue tam bién se les denomina coremas. El propio Brunet elaboró una
- ✓
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' ' .,¡. :.-etflcto,,.,._
~ l l l n ele la awG1itfU
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tab!a_ie-l s cor'eiñasOáslcosí tañfoscoiñóJ_aI]_ ~ .d.e~~~.z~E'~?p _eto), utiiiz_a--ª._a c~~ guía
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E efei:_1;,~e ':_S~~~L~eJq_~ tr~baj_9_s ~~t:lad_~ Y,-~s ta cor;ient~ _(Figura 4-A)_.E·1-objetivo ceñ- ) ~
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\o . § l ~ ~oq'::~ ~ ~o estriba j:15_ ~:~c~ en ~laborar m_~ l;!~~º'"?:l~~~e w


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1

½1 ,· JIJ'09'UTIG~
_m_e ?~ es a-=. ~r~~ ~c1ón-~}_e~~~- un_ espac~? co~cre_~o ~por ejemplo, Francia)~_b¿; n ~~1: _) ;, 1 Apr~OC1~~-
i::.tl~~QIIOI • c....•-•Ul- 1
ll _
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1

fui§i!_n_o_E~JC~ _@ r _!:J~mplo, la mdus{n~ en Fran_cia_L!,i;itre ~!rs é .! n.!f .~l!.r.ªS, To_~ lllQ· , t'- ., -G1rni1 cn.1Uil f ~
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delos coremáticos suelen ten~; pr~ e,_~e_jC:._rrip!o, _L~ situacj1!!~~1?2~j9,2,fa.Q9 meno ._¡ / - :- ;:=:::.-- .:, ~.:.":"C.-
estuc:Gado en relación con otros espacios y escalas más amplios (en particular su encuadra- ·. ,.,__
°ñjjenºio e·ñ ejes- ozonasm ás o rrieñosciínamicas- descieel~púnto dé vista ael desá;~~). ~l 1 !1
1..: m~l~ fisico·, elsisÍema y la jera.rqulá de los asentamientos, la -distribución· de los usos del ,~
FIGURA 4-8. En la pane Inferior, un ejemplo de modelización aplicado al terntorio colombiano: la identifica-
_i'[~lo, la existencia .:f.~ di".'Í5i~nes etnoc,~10 r~ es~o~~:~ci'tc~ - ó_~ i~cas;-"etc.-_([ f~_ra 4'.B). _ /\ JY \ cr( ción de seis coremas de base (8· 1) precede al trazado del mapa-modelo (8·2) que sintetiza los rasgos
'<...l t l" J

j
La s1mbologfu.QD:Jllát1c:a..adQD.La.J,ifuu9_g1cp,.~m1ñeñtemenltFométncaa l \m'.estiga- J fundamentales de la organización espacial del pais, según Jean-Paul Deler (en el vol. 3 de la citada Géographie
~ r e!Íge -~na.superficie de trabajo simple_(s_(_rcu_!os, c~~~1~~~• r:f~~~~::. e,:C,}l'_: a.d.~n_~~,s ~ O , {)C¡ l
Universal/a, 1991 ).

51
50 TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA
Jacobo Garc:ia Alvarez
\'- Geografía regional
·---s de la simbología convenciona ! (~r~ s_para repre~entar asentamient os, líneas para límites o
-.__: ción dada al término por el Franklin Language Master Dictionary and Ihesa.J.tms: •Region =
~ .i kc2m@ic¡¡_ció,n, etc.), se sirve_coñfi-~ cueñcfaclflle"cnas·ij)a_raex presarflu10s Ydireé:- indefinitely defined area» (Wannop, 1995: XIII).
~ ciones), isolíneas .(para zonac;!q__q_e_~.•Y.fil~!ill!mtes), círculos (para aUreolas de ati_:~ili!J' .n-
La historia de este debate resulta, sin lugar a dudas, apasionante, pues se entrelaza y hasta
~ bolos positivos o negativos (para procesos de polarización -repulsión, así como de crecimien-
se confunde inseparablemente con el problema de la definición de la disciplina; con el de la
~ to-decrec1m1en to )_._~~~~ra a~bI~§s-d~E~.i:a.s1frQ5.lfi'JJ,l,c:@J1r"¿'tc.'Q.n' ~sg~ ti'sm.ó.que búsqueda de un objeto propio en el sistema de las ciencias; con los procedimientos con que
--... pretende comunicar con figuras elemeñtales estruc~ras com,e!ejas y que se ha con.vertido, a
abordar el estudio y la descripción de los hechos geográficos; con el dilema. no menor. de la
favez7 eñuno ae·1os principales blancos de fosctetract;;:'es cte1.í'~ore~ ática _y en una cÍe las
\3 ra'iones ae·su ~;(§j,_;e,royecéión ºmás allá"cte !Os· círCi.tl~~- ~cadé~ic~s. . --·
unidad entre la geografía física y la humana; y en muchos casos también con algunas de las
~ Qe;'eñelecto .Tos _moaeiosc'óreiilát~ lJ~ ~~ili:@°i~JJJ!:!
ámbitos e;1E110s a la a~ademia unive~~3.Ji-~if..~.S~.!1.i f,'?!!12•,P2.tej_~pl~ __la o.r~e.!1acjó!_I del
~~~ '! fa,.;nseñ~Y!. R.11Pªri~ y 1_~.~MU~~<!-_9,e _fil.g~,ggra_fü:1.
A partir de su profusa utilización en los estudios prospectivos encargados al Grupo
-
c;ijfu sión en Ot!:OS
f?r
e_ /
grandes cuestiones de la sociedad contem~rán ea, corno las relativas a la regio~zació n (Claval.
1993; Costa, 1995; Agnew, I 996; García Alvarez, 2002). Muchas de esas cuestiones no han
perdido en absoluto su vigencia y conocer su genealogía y sus líneas directrices ofrece un
patrimonio enormement e rico para la formación de geógrafos. Sin apenas espacio para dete-
nerme, he querido dedicar este apartado final del capítulo a plantear, a la luz del contexto
RECLUS por la DATAR y otros organismos de planificación franceses, los mapas, gráficos y reciente, _cinco asuntos sustanciales en relación con la geografía regional: la cuestión de las
mensajes coremáticos se han introducido con fuerza en los documentos de ordenación de tipologías.régionales; la de la ontología de la región; la de los modelos narrativos del género
dicho país (tampoco han faltado, por cierto, en los de otros países, caso de España) para regional; el papel de la naturaleza en los estudios regionales; y las implicaciones y retos susci-
representar estructuras, relaciones o dinámicas territoriales. Algunas de esas representacio - tados. desde el punto de vista de las escalas espaciales, por el fenómeno de la globalización .
nes, como el esqu·erria sobre la estructura regional europea presidido por la llamada « banana Buena pane del debate geográfico sobre la región y sobre la dimensión regional en geo-
azul» Oa gran dorsal o megalópolis europea que atravesarla el continente desde el sureste de grafía se ha desarrollado en dos sentidos, estrechamen te imbricados: de un lado, la elabora-
Inglaterra a la Toscana), han adquirido, incluso, notoriedad internaciona l entre los expertos ción de taxonomías, tipologías o clasificaciones, cuestión eminenteme nte metodológica ; de
y los políticos, suscitado intensos debates e influyendo directament e en algunas de las orien- otro, el problema de la existencia, de la ontología del concepto regional. Desde el punto de vista
taciones de la política regional y ordenación del territorio de la Unión Europea: la célebre taxonómico, a su vez, se han avanzado tipologías de diverso orden, basadas, bien en el número
división en «conjuntos transnaciona les» recogida en los documentos Europa 2000 y Europa de variables manejadas (regiones de una, de dos o más variables, incluso regiones "totales• ):
2000+ ( Comisión Europea, 1991 y 1994 ), los estudios de prospecúva regional a que dio lugar bien en el objetivo o elemento definitorio principal (regiones históricas. regiones políticas o
y las iniciativas de cooperación territorial organizadas sobre la base de tal división -como administrativas, regiones naturales, regiones formales, regiones geográficas. regiones econó-
algunas de las INTERREG - constituyen quizá los ejemplos más claros en este sentido. micas homogéneas , regiones funcionales: regiones-sistema: regiones mentales o perceptivas.
aunque ni mucho menos los únicos. regiones plan, regiones problema, regiones virtuales, regiones propaganda .. .); bien en la .-.:scal::i
Conceptos rnacrorregio nales ampliament e utilizados hoy día en la terminología geo- o nivel espacial de análisis (mundo, zonas. dominios. provincias. comarcas. localidades: o,
gráfica y ordenancist a europea (y en ciertos casos institucional izados en calidad de lobbies o dicho en otros términos: megarregiones. macrorregiones, mesorregion es, microrregio nes ...).
redes de cooperación ), como el de los Arcos (atlántico y latino), partieron en origen de las Philippe y Genevieve Pinchemel han incidido en la riqueza semántica del término y la plur:tli-
interpretacio nes coremáticas y siguen encontrado amplio eco entre políticos, tecnócratas y dad de las interpretaciones que suscita:
medios de comunicació n, qu e los encuentran enorme mente cómodos, directos y sencillos de
entender. Sencillez que sus críticos tildan en r~~lid~ ~ j~g~[;~~~Y...~-~~ ,d~e~~gor. 'i que Las regiones son un m.:dio de funcionami ento, de gesción [ ... ], un medi0 de acción, de

1!jgfco, como algunas de las planteadas desde las pagmas de la revista'1lerodo1e ( 1995 ).
ª:
tampoco tia estado exenta de ma~ 1:1~<:!º~ ::..d ~ cu~~-n:: e_i~~~piac_io_~~s c_arácter ideo- intervención, de dominación. de control. Son un medio d.: conocimiento, dt: :in;ilisis, de
diagnóstico. Son una identificación . una representació n, una pertenencia. También, una
- . . :;.- -----=- -----·-- -- --- - ~~ --- - -- .. expresión de la humanización de la 1ierr.1 [ ... ] [en la medida en que] el hombre es un
animal territorial [ ...] y la territorialidad afecta al comportamiento humano a todas bs
3. Regíón y-geografía regronal en la-era de·la· globalización escal~ de la actj','idasl .!i.ocial (P. y_ G. Pinchemel, l ~.9_i: l9ó.-39.?,.tt:aducc.ió,!\. pxo¡;,ia.).,

Parece claro, observa en el mismo sentido Olivier Dollfus. que:


Como ha señalado Brunet (1990), «la región es probablemen te la palabra más oscura y controver-
tida de la geografía». Y quizá haya sido también el concepto más debatido en la historia contem-
No hay una sola regionali zación para una extensión dada, sino muchas posibles en fun-
poránea de la disciplina. Al lado de otros temas centrales, tales como el paisaje o las relaciones
ción de los objetivos que se fije . de los criterios adoptados, del sistema refe rido co mo
entre la sociedad y la naturaleza, las ideas relativas a las regiones y los lugares han figurado en el organizador del espacio entonces identificado. Una extensión puede estar dividida en «n:-
corazón del discurso geognífico desde su institucionalización académica. La región ha constitui-
do un problema conceprual y un motivo de debate permanente para la geografia, y ha suscitado,
1 giones naturales» o «regiones culturales• o regiones a partir de una red urbana o una
actividad económica dominante (Dollfus. l 98ó: 257, traducción propia).
suscita y suscitará seguramente en el futuro una ingente bibliografía teórica y metodológica .
Ninguna de las principales tendencias epistemológ icas modernas de la disciplina ha deja- ill De ese esfuerzo de regionalización surgen. naturalment e, tipologias distintas. construi-
do de teorizar sobre su significado. Del recorrido por la historia del pensamiento geográfico das sobre criterios heterogéneos , y lo que es más importante, que «no reflejan todos los
emerge la evidencia de la falta de una definición universalme nte válida y aplicable de región. mismos niveles de realidad » (Claval. 1993: 41 ). L:l variedad de esas o pciones Y realidades
Bernard Kayser (1990) hablaba, en tal sentido, de la «inasible región», y el urbanista Urlan regionales abordadas por la geografia y por otras ciencias territoriales modernas, como -:S
Wannop comenzaba su notable estudio sobre la planificación regional con la irónica defini- sabido, es muy ampli a. Ensayos de sistematizac ión recientes, corno los de Mata Olmo ( 199:,)

52 TRATADO DE GEOGAAFIA HUMANA TRATADO DE GEOGAAFIA HUMANA 53


:i
Jecobo García Álvarez
Geograffa regional

y el mauimonio Pinchemel ( 1997), han identificado cinco grandes lógicas de regionalización


no significa, como se ha expuesto anteriormente. que es ta misión - reconocida y enaltroda
(la natural. la de la homogeneidad y uniformidad humanas, la de la polarización , la de la ·
hoy día por determinada demanda social- deba ser despreciada o reducida , por quienes b
territorialidad y la de la econonúa política regional) , cada una con sus variantes, aun acep- retomen, a los esquemas descriptivos del pasado. Desde la crisis cieTág eografía regional clásica
tando que toda porción de la superficie terrestre presenta, en cualquier momento, caracte- se ha: 1 planteado y plantean, según hemos visto en los apartados previos de este balance. alter-
risticas que la relacionan con una u otra lógica. nativas a este respecto, con sus correspondientes estilos o modelos de escritura. Cienamente,
Cualquier espacio geográfico conforma simultáneamente, dependiendo cómo se contem- el modelo narrativo de la vieja monografía regional, fundado sobre la yuxtaposición de capíru-
ple:, ún paisaje, un tenitorio, una región, un espacio geométrico, un punto en una red más los sistemáticos dedicados a as·pectos físicos y humanos muy distintos y aplicado de manera
amplia de relaciones, un centro o una periferia en la división espacial del sistema político y uniforme al estudio de los espacios más variopintos, sigue teniendo vigencia por inercia. co-
económico.Lo esencial, por lo tanto, estriba en dilucidar la lógica más adecuada para el obje- modidad y eficacia en las obras descriptivas de género divulgativo o en detemúnadas expresio-
tivo concreto que persigamos. Aunque algunas de ellas se hayan postulado como alternativas a nes de la geografía aplicada, pero convive cada vez más con otro tipo de estilos (Figura 51.
la geografía regional clásica, lo cierto es que, en rigor, las conientes y paradigmas que se han
sucedido desde entonces no han excluido del núcleo de la geografía el estudio de las diferen-
cias regionales, sino que más bien han ofrecido lecturas diversas de esas diferencias, aproxi- TERÁN . Manud de (19 52): DERRUAU . Ma..c ( 19ó5l. E1 ,ropa . \ JORDAN , Terrv (19'96) n,, E!.tropt>.a"
mándose a ellas en términos, bien de combinaciones localizadas e individuales dé leyes gene- • Europa• (parte ~c:ncrall. en Bnrtel on:a , l.....lbor. s.i .l pp. cul rurr arta. .4 .rvs rr rnalte Grograp}ry.
/ma,;o .\1 1111 di: gt D'1,'Ta(ia u11iv,nal, On¡;:: 1nal en fr.inc6 : I Q5 ~. NucV":J York. H=irpc:r Co lh ru. J." e-oL
rales (caso de la geografía analítica), bien de desequilibrios o desigualdades socio-espaciales 1\fadrid . Atlas . vo l. 1. r,p. 7-45 . .no pp . 1.• cd.~ JQi3 1

(caso de los enfoques radicales), bien, en fin. de lugares o regiones vi\~das (caso de de los
l. Fi~ur.s y pcn,o nal1Jo1d 1. fatructun y rcl ir:vc . 1. fuJrop.l d.eñru<h.
¡
enfoques fenomenológicos). Y si, por encima de la adscripción a una u otra tendencia teórico- ¡;cnG,rj, fic a Je Europa . 2. Los cl imll 'f la \'C"gCl 3Ción. 2. Ecolog.i.1.
metodológica. se concibe la geografía como un estudio de problemas regionales, esto es, de 1. Ws fo rm:u del relieve. - ~ • MU.,, sucios.
4. La oc up:.clón del suelo.
3. Religión.
J. El m;u- '! la confi¡;ur.i.ción -' . CcolincuistJca.
cuestiones que afectan de fo1ma significativa al funa-i onamien_to de un tenitorio y una socie- litor.:il 5. C cogen~ti c-J..
6. Demogr.di.:1..
dad determinada, el viejo debate sobre la n aturaleza y los límites de la región deviene en buena 1
-& . Clima , ,,c gc:t:ic ió n.
5. La n,.' d hu.Jroe~ík a Je Eunipa.
ISi 1,.-ucn los o pl1ul~ rc:g1o~e. .
que ocu pan .a ::? O pf' .) 1i. GcopoUuo.. 1
parte, como exponía recientemente Gerardo de Jong, una cuestión secundaria: «los límites d'e 6. La pobl.:lClón. 3. ,\gricultur.:i..
7 Los rL-c u1-:,.os v la acti,·ic..lad 9 . P;i 1~¡0 n.ir:alo .
la región no son otra cosa que el resultado.deJa comprensión de la problemática analizada. [... ] ..:cc,núm10 J~ Euro pa . 10. Ci ud:ido.. 1
Los límites son un pro_duate-ysno-.un.ea.v.GltoriQ2!..(J;9ng.200.U .2l l l. lndU!,,tri u pn mJ. n:is ·,·
( Sil:ucn lo ~ c;i, pi1ulos region ales. , .:cunda.rus..
Esa variedad de:!Qgicas o formas Posibles de regionalizaci§)ha remitido a menudo al \ que ocup:rn o tr.a.s 320 pp.) 12. 1ndu~a ri :u de ,;ervlt' 1~ \
segundo de los dos grandes debates apuntados: el de la ~ ~gi~_de la región. ¿Es la región un 1 IJ. Regio nes.
ente objetivo, existente en el espacio, que el investigador debe descubrir y estudiar? ¿O es, por 1
LOPEZ PALOMEOUE, Fr.m c 1!.co (c:vord. ) (:!000): c~~m f1,.1 J~ fun,:,a. 8.."lrcd o na , ..\nd. 019 pp..
;, el concrano.Üna estruc~ mental, un instrumento subj~!_i_VQ_!:legj_d o por el docente o el inves-
I tigador para describir y explicar el mundo? La co n.troversia es relativamente antigua y ofrece P-\RTE l. E u ROf'A , REALIDAD C. EOC R.An CA
l. Los conceptos Je Europa y IJ. geogra ífa regio nJ.I.
I
numerosos ejemplos de tomas de posición explícitas y decididas en una y otra dirección, así
/1 como de actitudes co · · cada vez más num sas tendientes a admitir ambas posibi- P.U.TE u. C OMPONENTES y FACTORES CON.nGURAOOllES DE u o a C-A.....lU.CION ES l" ACL\L EUk Ol"EA

i
(¡ ,. 2. l...l. estructura ffsic.: posibilidades , conLingi:nc i~ y dh·ers 1d.l d de lm p.3i.!..:Ljes rutura li:s.
lidades. Porque el debate sobre la ontología de la región, que tuvo su semi o en e seno e una J. l...3 configuración histórica dc.l territorio C'\J ropco,
·l. La es.1.ructura polldca: un m;¡pa ca.mbian1c e m :1cabado.
polémica más general sobre el estatus científico y filosófico de la disciplina, resulta hoy día, en
buena parte, un falso dilema, una dicotomía innecesari_a y desafortunada: como ha resumido PAR.TE m. Út.18105 OE..\IOG RAflC OS Y MODl:.LOS U GIOS .\LE.S DE LA Us1os EL' !l.Oi" E.,
S. Evolución y dtsuibuaón esp.ici:11 de J¡ población.
Agnew ( 1999: 93), •las reg10nes son tanto la materiálizacion de lasaí. ie~ e,~ ~ !!!~s so§.re ó. Din;im1a de l.1 po blación curopc.3: din.im ic:a natu r.1 1 ~ d1 n.:um~ m igr..1 1..:in=i.

~J\1.a~
7. Car.i.cteristlcas C5 tructuralcs '! soc ux..: onómic:LS Je b pobl 1o,:1ún.
)1 la superfic;ie terrestre como las ideas que la:s¡J'ersona.s"sfforrñan sobre esas ditérencias ». Limi- 1
a, u¡:ia_\j sión~pai=;:-íal. Aíl:i::.9.JJJWYJi§~qíii.ttt§.61lf..K~~ ™ en:posiciones 2.uil:. l\1..-E.mucwa.~ ~ H+F IO:HF S OSI ~QJIJ.Q.E.l..i,.WtE.:l-
lS . Slstc:rTU de ci udades v c:,tructuru 1cmton al.
extn:mas - va de carácter realista o materialista, ya de tipo idealista o constructivista- que 9. La ci ud:id: es-p3cio d~ prod ucc 16n. esp:icio de coru-um.>
desprecien 1~ importancia de unos u otros factores, sólo puede tener efectos empobrecedores, 10. Tran.sfonn.r.cioncs de W a.cuvid.3dcs fabriles ,. nuC°'':b 1c:nd.: nc1.u. en b. l.x·al..iud on tndt.!3Ln.:ii
11 . El c~cntc prot.agonl.smo de los SCf'•ia os en· la :uucubca-) n del tcmtorio c:urop.:o.
como han advertido los partidarios de unas u otras conientes. 1:!. Acuq dadcs y espaoos 1wisucos: hacia b. so.:1eJad J)l:u,andllitn.U .
Nicholas Entrikin, autor de un lúcido ensayo sobre la compleja ontología de los lugares, 13. Ca mb ios y pcrma.ncm: ws en d C:i pad o run.1.

ha afirmado en parecido sentido: uComprender el lugar requiere que accedamos a una rea- PARTE V CONT!l.i\STES, TE..."'I SIOS E.S )' l' OUTI US OE lNTE.R VE:-:ciu...;
lidad objetiva y s ubjetiva a un mismo tiempo » (Entrikin, 1991 : 5). Requiere entender las 14. Des1gu.1ldJJ.dc.s. soc ial es y dcscqutli brios lcn"l lúriu.lcs.
15 . De.scn.:w: at roi; , ..:ontlic tos y 1.:onfrontr:moru:.s: fnctur.u ~0-: 1.Uc.s ~ bc fü:.:u ~n Europa.
relaciones y localizaciones generales en que se sitúa, pero también los significados que ema- 16. Problemas ambl tm:\les ~ co1ucrYac 16 n Je b ru tu1.1le.u.
nan del sujeto; adoplar simultáneamente la perspectiva descentrada del científico y la visión PAR lli VI. E UROt'A e..N EL ESce..-.,i w o ,'<IUN OIAL
subjetiva del narrador. • El lugar es, a la vez, un centro de significado y el contexto externo de 17. Lu rd :i.d un cs ~ lntc: ro.mbios de E.urop.i. con l:u r.:g1onc, Jd munJ.:,_
18. Ru, 1:i. , el ,istc:ma tcrri to na.l m!l.S l!.,ten10 del mundo .
nuestras acciones» y, por tanto, «se contempla mucho mejor desde los puntos (epistemo- l 9. Ul Uni on Europea= formol y r ro.:cso de intc¡;rac1l'l n p,olJna ,. e,,:ouomh.:..1.
lógicos) intermedios~ (Entrikín , 1991 : 7).
Desde hace varios decenios, es evidente que la concepción corológica de la geografía, esto
es, la idea de una geograffa centrada en la misi ón de describir y explicar lugares, constituye FIGURA 5. Diferentes Indices de manuales de geograt(a de EuíOpa. Adv,énanse las diferencias antre los
planteamientos de las obras de Terán y Derruau, Ilustrativas del modelo descnplÍIIO regional clásico, y los de
simpleme nte uno entre los much os enfoques posibles de concebir el estudio region al. Pero ello
los otros dos manuales seleccionados. representativos de enlcquas alternativos al antenor.

54 TRATADO DE GEOGRAFIA HUMANA 55


TRATADO DE GEOGRAFI A HUMANA
J
i Geografía regional
Jacobo Garr:ia Álvarez .l
1 del mundo y de la diferenciación regional, lo mismo que en el decenio previo lo fuera el
Provectos editoriales recientes tan ambiciosos como la Geografía Universal impulsada posmodernismo (Kelly, 1'999):-Auñqü"e;c omo es obvio, escapa al objetivo de este balance el
por el G~po RECLUS han partido del principio de que el tratamiento de las diversas regiones pretender bosquejar siquiera los usos y repercusiones que la palabra globalización y el fenó-
puede y debe ser selectivo y heterogéneo, ya que ha de reflejar W1os rasgos, un funcionamiento meno que designa han tenido en la disciplina, no me parece de más, en cambio, el intentar
y unos problemas diferentes. Se trata, como exponían algunos de sus autores, ude destacar en resaltar algunas de las consecuencias, reflexiones y desafíos que este proceso ha planteado v
cada caso los elementos motores y significativos», de articular el análisis en función de esos plantea para el entendimiento de las regiones y de la geografía regional. -
indicadores (Comités de Rédaction ... , 1993: 258). La misma postura que han adoptado y desa- La gl~b~cjón parece haber inducido, como se advirtió a comienzos de este trabajo.
rroUado otras geografías regionales del mW1do de considerable éxito editorial en el contexto una efervescencia de las es_Ceal~-"regjpnal«:S» por excelencia, esto es. de las llamadas escalas
académico anglosajón (Blij y MuUer, 2005) e hispano (Méndez y Molinero, 1998): inrertñeclias (lassituadas entre la localidad y el estado). aW1que no sólo de ellas, y un estímulo
para la recuperación de la geografía regional. En efecto, a principios de la pasada década (o
En cada región [ ... ]-afirmaban, en este sentido. los autores de una de estas obras- habrá incluso, aW1que de manera más aislada. en el decenio anterior), la generalización del modelo
de darse prioridad al análisis de las estructuras básicas o dominantes , las que justifican lo capitalista a escala mW1dial y la «compresión espacio-temporal» amparada. entre otros he-
esencial de su organización y dinamismo. dejando en un segundo plano aquellas que cuen- chos, por la aceleración y la liberalización progresiva de los intercambios y de la circulación de
tan con menor valor explicativo. Así, por ejemplo, mientras en regiones como Europa los
personas, ~1:rcancías, capitales e informaciones, fue percibida por algunos autores, empezan-
procesos de industrialización y urbanización son el motor esencial de las transformacio-
nes acaecidas en el último siglo y de las estructuras vigentes hoy, en otras como el África do por el arquitecto y filósofo Paul Vuilio. como el principio del "final de la geografía» (enten-
subsahariana las herencias vinculadas al modelo colonial de explotación junto al papel dida ésta, vagamente. como sinórúmo de espacio o territorio), dada la aparente desaparición
ejercido por un medio tropical contrastado que imponen aún su rigor sobre unas socieda- de las dista!1cia.~__tí_si~as en La economía y la intensificación de las tendenci~9rriogeñe.~d oras
des con escasa capacidad técnica. económica y organizativa. pasan a ocupar un lugar en la ~tura y l9s_Q.<!_U:ones. _de:._vlda_.(013rien. 1992). Pero lo" cierto·es que, al lado de esas
preeminente. La geografía regional del mundo se define así como un estudio de carácter ienclencias unificadoras y parcialmente «desterritorializadoras» . la globalización ha
selectivo y sintético, frente a las pretensiones de exhaustividad que han caracterizado bue- incrementado la importancia de ciertos factores territoriales, avivado algunas diferencias es-
na parte de las geografías descriptivas al uso (Méndez y Molinero. 1998: 25). paciales de génesis muy anterior y generado nuevas formas de diferenciación espacial.
Desde el punto de vista de la cultura. el poclec..deJa_identidad (es decir, de los lazos del
El papel del medio natural en el estudio regional se replantea también sensiblemente individuo o la comunidad con el territorio. con la historia, con la lengua. con la religión. incluso
con respecto a los enfoques tradicionales, en consonancia con esa «migración », insólita en el con la etnia) no parece haber desaparecido en la era de la información, sino que, por el contrario.
mundo académico. experimentada poi· el conjW1to de la disciplina a lo largo del ultimo siglo en muchos ámbitos parece haberse reforL.ado como fuente en·1a·q~1~ muchas personas buscan
(Gómez Mendoza, 2001 b ): de ciencia prioritariamente natural a ciencia predominantemen- un sentido a sus vidas (Castells . 1997). Desáe el punto de vista de la administraéión y la política.
te social. de unos razonamientos geogr:í.ficos que naturalizaban la sociedad -a o ~ os que so- los procesos descenu-ali;,.adores acontecidos en numerosos estados de Ewupa. la regionali1..ación
cializan la naturaleza, es decir. que abordan la naturaleza, prioritariamente. como un com- impulsaaaáescfe las instancias rectoras de la Unión Europea en determinados campos (como, en
ponente de la sociedad: particular, el desarrollo regional) y la difusión del concepto de "gobemanza,., entre otros facto-
res, han reforzado la cooperación entre los diferentes escalones territoriales y fortalecido los
Rccur.;os, deterioro ambiental. pn:scrvación. riesgos naturales. alteración. cambio dimá1ico. niveles subestatales y supramunicipales en un intento por ajustar las políticas a la realidad teni-
son conceptos y fenómenos de orden social. en la medida que constituyen probkmas so- torial diversa, incentivar una mayor participación pública y mejorar las oponunidadcs de tales
ciales. problemas que se plantea la sociedad actual. Forman parle del espacio que se pro- territorios en un contexto de competitividad global (Plaza et al.. 2003 ). L'\S políticas y los princi-
duce socialmente. tienen que ser abordados y pueden ser abordados desde esta perspecti- pios teóricos impulsados desde comienzos del decenio de 1990 por la Comisión Europea, desde
va social [ ... ]. Las cuestiones físicas sólo adquieren sentido gcogr.:ífico en el marco de l.i los citados documentos Et1ropa 2000 y Europa 2000+ hasta la Estralegia Territorial Emopea apro-
lransformación de la naturaleza por la acción social (Onega Valcárcel. 2000: 544-545 ). bada en 1999 (verdadero paradigma para las políticas territoriales o con incidencia territorial
Ell_o.po, ~ignili_ca .._c::_.n._(!i_ng\iil.,iffilÍ.90 7 sejiJllab<!.,.poc; e~mpJo,,..RqbenJ3!JJ nct eu c:J. vo lu ruc:n que.s.e.planteen.en.tll'utumcderuro.clc..-la,UniónE.uwpc;.u!.llél1'¡uie=la},.hao,i11s&ia u;;ifl~
introductorio de la Geografía Universal dirigida por él-. que el análisis dd medio natur~I formulas de cooperación y desarrollo no\·edosas. tanto a nivel interfronterizo y transnacion:!.l
no tenga interés y pueda ser evacuado de la geografía. Simplemente que és te debe ser (como los vinculados a la Iniciativa Comunitaria lNTERREG), como a nivel supramunicipal
hecho con otro espíritu [ ... ). La geografía se vuelve a centrar sobre las obras humanas. y (caso de la Iniciativa LEADER, de desarrollo rural). que no cubren todo el tenitorio. que tienen
sobre las organizaciones del espacio de la sociedad. Encuentra allí. de muy distinto modo. una duración dispar y que, solapadas a orras figuras y lógicas territoriales, contribuyen a perfilar
la Naturaleza. Pero la Naturaleza del geógrafo no tiene nada de ,, natural .. (Brunei. 1990: un mapa de geometria cada vez_rn?S compleja, variable y flexible (Farinós, 2001).
261. traducción propia). En el terreno de la economía:· en fin. el fenómeno de la globalización genera varias
dinámicas. estrechamente imbricadas. En primer lugar. la mundialización ha incrementado
Pero quizá sea el fenómeno de la globalización el que viene suscitando los interrogantes, la competencia entre los distintos niveles territoriales por atraer y fijar un capital de movili-
cambios y retos de mavor eco en el último decenio. Desde mediados de los años noventa el dad creciente, competencia en la que resultan claves las ventajas comparativas asociad~ al
té11T1ino globaJización (o mundiaJización,.probabl emente más apropiado) se ha convertido, tenitorio. tanto de carácter fijo como, cada vez más, de tipo dinámico (cultura ernpresa.nal.
de hecho, tanto para la geografía como para muchas otras disciplinas sociales, en una suerte formación y capacidad de innovación, cohesión social . identidad regional ... ). ~ se~do
de manrra (,,el nuevo mantra de nuestro tiempo », ha señalado Philip Keily). es decir, en una lugar, la globalización parece haber ampliado la desigual~ad a varias escalas, n~ solo a ruvel
palab~_litúrgica y, a la vez. un instrumento de pensamiento; el objeto que concentra y el macrorregional. entre estados ricos y pobres. sino también a escala estatal. regional Y local.
punto de vista que filtra de ·máne raºmas poderosá' Jás "iñterpretaéió"ñés-recient es ~ctu~les y
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TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA
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Geografía regional
Jacobo Garcfa Álvarez

munidades tradicionales del pasado, basadas en el contacto directo, se superponen colecti-


En tercer lugar, la globalización introduce no sólo nuevas configuraciones espaciales, sino
vos O comunidades (con sus propias espacialidades) que basan su sentido de identidad en
también nuevas formas de relación entre los lugares y entre las diferentes escalas. El enten-
elementos intangibles o simbólicos o en el consumo de cienas mercancías Y estilos de vicia
dimiento de la región y en general del espacio geográfico se transforma y renueva al impulso
que han sido fabricados desde ámbitos remotos y que --en virtud de 1~ crecier;te mo~dad
de esos mismos cambios.
En el marco de la globalización, los Estados pierden ciertos poderes (en particular, en el de los factores de producción y distribución, así como de los mass media Y las tecnologias de
orden económico), aunque retienen otros igualmente importantes (por ejemplo, en el orden la información- alcanzan una difusión prácticamente global (Albet, 2001).
político, ideológico e institucional) y tratan de adoptar nuevas estrategias para recuperar su En ese mundo crecientemente globalizado, la geografía en general, y la geografía regional
r:apacidad de intervención. Las corporaciones multinacionales se perfilan como actores cada en particular, encuentra sin duda terreno para aplicar viejas destrezas y sensibilidades
vez más decisivos, las organizaciones supranacionales se multiplican, y emerge una red de metodológicas, como explicación de las diferencias y de problemas territoriales socialmente
metrópolis mundiales--0e «ciudades globales", en la expresión acuñada por Saskia Sassen; relevantes con una perspectiva integradora que tiene en cuenta la historia, los recursos natura-
o de «ciudades-región globales•, según prefiere Allen Scott (2001 )- que concentran el poder . les y los humanos, así como la relación entre escalas. Pero también lo encuentra para diseñar
económico y político y actúan como ámbitos de sociabilidad y como nodos de enlace entre e incorporar otras de carácter novedoso. La fecunda reflexión llevada a cabo en el último
las redes urbanas nacionales y las internacionales, a la vez que presentan considerables con- decenio y medio sobre el concepto de escala ejemplifica bien el estimulo que la globalización
trastes internos. En todo caso, las respuestas a los procesos globales difieren local y ha tenido en los modos de percibir el espacio. La máxima, desde hace tiempo asumida, de que
regionalmente. Junto a las citadas c;!_l:lda1es-regiones dinámicas, sobre las que parece orde- «la región se lee y se vive a varios niveles» y el punto de vista geográfico exige «una aproxima-
narse la globalización, coexisten otra,; menos dinámicas y otras que decaen y pierden pro- ción interactiva o dialéctica entre las macroescalas y las microescalas» (Nonn. 1985), parece
gresivamente capacidad de insertarse en el sistema-mundo o permanecen en la marginalidad. cobrar hoy más sentido que nunca en el marco de la mundialización creciente. Más aún,
El sistema-mundo no anula, en modo alguno, lo local, ni tampoco las escalas interme- algunos autores han llegado a afirmar que, en el mundo de hoy, la cuestión central para un
dias, Jiero cambia el régimen de relaciones entre las distintas escalas, intensificando sus proyecto de geografía moderna estriba en explorar la dialéctica entre lo global y lo local; en
relaciones e interdependencias. «Los procesos globales no se superponen, sino que se con- explicar cómo los procesos generales que operan a escala planetaria configuran los espacios
funden con los que tienen lugar a otras escalas. Localidades, ciudades, regiones, Estados, particulares, a la vez que éstos tratan de influir en aquellos; en aclarar cómo tales procesos, que
forman parte de esa malla geográfica» (Ortega Valcárcel, 2004)." Las regiones «tradiciona- están creando una «aldea global» , estimulan un paralelo y sólo en apariencia paradójico desa-
les» (continuas, claramente delimitadas, más o menos autónomas funcionalmente) no han rrollo de lo local y lo regional. o el incremento de los sentimientos de identidad asociados a las
desaparecido del todo, pero dependen cada vez más de factores exteriores (es decir, son cada culturas territorializadas; en desentrañar, en fin , es¡¡ compleja y estrecha imbricación que los
vez menos autónomas) y en todo caso conviven con otras formas de organización de límites autores anglosajones han venido a denominar lo «glocal», o la «glocalización», expresiones
menos precisos, o incluso discontinuos (como las de las multinacionales, o las del citado acuñadas por ~aul Virilio (Johnston, Taylor y Watts, 1995; Cox, 1997).
archipiélago metropolitano). En los últimos años. por otra parte, el concepto geográfico de escala se ha diversificado
En efecto, los medios de comunicación posibilitan la intensificación .de.los vínculos y ha ganado en profundidad teórica (Reboratti. 1999; Gutiérrez Puebla, 2001; Paasi, 2004 ). A
esp~iales.a~~ c;ia (las «verticalidades», en la expresión de Mil ton Santos) y generan la idea tradicional de escala, en el sentido de tamaño u orden de magniwd, y a la idea de la
una organización territorial en red fonñada de puntos discontinuos (caso de las grandes escala como nivel jerárquico, en el sentido de territorio provisto de más o menos poder (como
ciudades- d~rsístemamuñi!ia l) ·c:¡úe, a la vez que se articú"iañ· estreffiamente entre sí, restan ocurre en las mallas administrativas), se han añadido otras dos concepciones importantes,
importancia a la conexión con sus entornos territqi:j_ª1~- Pero esa organización en red o en que indagan, de manera distinta, en el entendimiento de la región como construcción social:
archipiélago convive· conía de los territorios contiguos que se relacionan mediante la escala como red y la escala como relación .
«horizontalidad ~ecir, mediante V1nculos- con las áréas vecinas (SantoS:-f994). bel La primera de estas dos concepciones ha sido desarrollada, particularmente, por Kevin
mismo modo, y utilizando los términos de Manuel"Castells (1996), en la «sociedad red » Co;,¡ (1998) . en el deseo de superar la tendencia habitual a pensar que cada nivel político-
~~~~ ~L:~~gacio de los flujos (de co~o~ Ipi_eQ__t_o~~Í!!fuml~iQ.n)._q_~QRel:a.a.escala.global y terrirona1'tiene-mr·á rea'cerrada·a ta-que'Stlsactores-se'ajustarrperfeetamc=nte-festcres; c¡a-e los
ocup·a parcClas cada vez más importantes de la experiencia humana. coexiste necesariamen- políticos locales actúan sólo a nivel local, los nacionales a nivel nacional, etc.). Para este
te con el espacio de los lugªr:_I!§_, de los espacios tangibles y cargados de significado, que autor, la escala se concibe mejor como una red de asociaciones o de agentes sociales cuyos
siguen representando el ámbito principal de experiencia para la inmensa mayoría de las límites de actuación son porosos, pues no cubren enteramente todo su marco político y
personas. Los actores que modelan los espacios subestatales y locales se multiplican, en suelen extenderse más allá del propio nivel, en la medida en que. por ejemplo, los agentes
especial los externos (Marchand, 2001 ). Las propias formas de identidad social cambian locales se ven influidos por-e influyen en- fos agentes nacionales, etc. Cambiar de escala,
como expresión de esa tensión creciente entre homogenización y fragmentación: a las co- en esos términos, equivale a cambiar de estrategia política, esto es, a tratar de influir sobre
otras escalas, o en realidad, sobre los agentes de esos niveles.
16. Desde el punto de vista de la globaliz.ación, la región aparecería como una red o aglomerado espacial, por debajo
La idea de escala como relación, propuesta recientemente por Richard Howitt (1998.
del Estado, por encima de lo local, compuesta •de localidades, infraestructuras, soLidaridades económicas y sociales , 2002 l. puede enunciarse de la forma siguiente: cuando se cambia de escala, los elementos que
sentimientos de pcnencncia, \'Úlculos productivos. relaciones intelectuales y saber hacer técnico•. esencial para inscnar- se contemplan pueden ser, esencialmente, los mismos; lo que cambia es la relación entre ellos
se en las mallas de comunicación e intercambio a escala internacional y mundial (Ortega Valc:ircel. Z004 ). Una perspec-
Y el peso relativo de cada uno. Como ejemplo ilustrativo, Howitt ha expuesto con detalle el
tiva que remite .a las tendencias de 1a geog:r.úfa regionaJ de orientación c:conómlco-politic:i, para las cuales, según vimos
en el apart3do previo, la región se concibe como un resultado del proceso de acumulación del capital. diferenciado en el co_nflicto suscitado entre los diversos agentes e intereses implicados en la construcción de una
espacio de acuerdo con la distribución de los recursos físicos y hwnanos; como un área, c:n definiti\'a, di:: desar:roUo o mina de batLxita en un territorio australiano propiedad en buena parte de comunidades aborí-
acumulación capitalista. que es distinta y que puede coincidir o no con los territori o s o regiones po lítico-ad minis trativ.is . genes: a nivel local aflora el problema de los intereses de los aborígenes: a nivel nacional pesa

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Jacobo García Alvarez Geografía regional

la importancia de la industria del aluminio para la economía nacional, y a nivel global lo que ción global. resumido en el eslogan. ampliamente difundido, de •pensar globalmente . actuar
domina es la estrategia de las multinacionales. Los elementos son los mismos, pero las relacio- localmente». En parecido sentido, se viene hablando mucho. utilizando los términos de Ade-
nes entre ellos, la primacía de unos intereses y problemas. varían de una escala a otra. la Cortina, del reto de formar un •cosmopolitismo arraigado .. (Sanz. 2001). Y dentro de ese
Pero, n,1ás allá de los retos teóricos y metodológicos del tipo de los enunciados, eminen- reto, con independencia de otras orientaciones posibles. las potencialidades de nuestra dis-
temente circunscritos al ámbito académico, la globalización plantea o intensifica también ciplina parecen incuestionables.
una serie de desafíos culrurales , educativos y éticos en los que la geografía regional puede La comprensión del sentimiento de pertenencia y de responsabilidad respecto a la propia
prestar una aportación esencial. La mundialización de los flujos migratorios, la diversifica- comunidad no excluye la comprensión de - y la preocupación por- los problemas de o tros
ción de los orígenes de esos flujos y en las principales regiones receptoras, la sustitución del territorios. o mejor. de las interdependencias de los pueblos y de la necesidad de cooperación
predominio de los europeos por ciudadanos de Asia, África y América Latina , entraña la entre los mismos. La geografía regional puede contribuir a explicar • porqué existen espacios
formación de sociedades multiculrurales y pluriétnicas, frente a la relativa homogeneidad y sociedades distintos entre sí. pero enfrentados a problemas comunes» (Riudor. 1988: 88);
previa de los Estados-nación. En ellas, el acomodo o la integración de los inmigrantes genera puede ayudar también a una mejor relación entre el hombre y la naturaleza (Nir. 1985); puede
en muchos casos problemas de convivencia, así como reacciones de rechazo.o de temor. La ser un modo , no sólo de conocer «la prodigiosa capacidad creativa-y añadamos. destructiva-
propia globalización cultural bajo patrones occidentales encuentra una contestación rotun- del hombre » (Pinchemel. 1989), sino también de «comprender y honrar» otras culturas; puede
da en ciertas áreas o comµnidades, que reaccionan reforzando o incluso radicalizando su servir. en fin. como un vehiculo de entendimiento, acercamiento, tolerancia y respeto. en sen-
identidad étnica y religiosa: los cruentos atentados terroristas en Nueva York (2001 ), Madrid tido amplio, hacia o tras formas de organización social y de aprovechamiento del medio. y un
(2004) y Londres (2005), entre otros episodios, han traido la cuestión del fundamentalismo instrumento para fomentar la cooperación y el entendimiento internacional (Graves, 1985;
islámico al primer plano de las políticas de defensa y seguridad de numerosos países (occi- Johnston. 1997; Willis, 2004). La geografía regional del mundo, en especial, puede mostrar
dentales y no occidentales); mientras que la teoría del «choque de las civilizaciones» de cómo diferentes civilizaciones han tenido también una manera diferente de organizar el espa-
Samuel Huntington (1998). una de las más influyentes en relación con el orden geopolítico cio y que cada manera puede entenderse y, por lo tanto, respetarse. Y esto. como señala Phillippe
internacional posterior a la guerra fría, ha augurado un futuro marcado por conflictos que Pinchemel ( 1989: 19). resulta una elección • vital en un mundo que tiende a organizarse según
tendrán su raíz principal en las diferencias culturales. el modelo de las sociedades postindustriales de Occidente». 17
En ese contexto, los valores educativos de la geografía en general. y de la geografía Claro está que la tolerancia no debe ni puede excluir el juicio critico ante determinados
regional en panicular, encuentran un reto y una justificación particularmente relevantes. valores y actuaciones . como tampoco minimizar el carácter universal de muchos de los
Como producto institucional. la enseñanza pública de la geografía ha sido, ciertamente, problemas y retos del ser humano. Co mo ha reclamado Stoddar1 parafraseando el memora-
desde el siglo XIX. vehículo para la socialización de las ideologías territoriales dominantes . ble articulo de Kro potkin ( 1885 ), la geografía:
objetivo del que tampoco se ha separado hoy día. En la mayoría de los países occidentales.
durante el siglo XIX y buena parte del XX esta enseñanza sirvió sobre todo para fortalecer los .. . debe se r un conocimiento que suministre medios p::ira engendra r sentimientos dignos
vínculos emocionales y políticos del ciudadano con el Estado propio (contribuyendo a dota r de la humanidad: debe luchar co ntra el racismo, la guerr..i, la intolerancia y la op resión:
de contenido nacional a esos Estados). proporcionarle informació n so bre los recursos rea les debe des mentir las falsed::idcs que resultan de la ignorancia. de la opresión y del egoís mo
o potenciales del país, o incluso legitimar, en ciertos momentos. situaciones geopolíticas (Stodd art. 1994: 542-543).
internacionales claramente desiguales, como el orden colonial. Y tanto en aquellos pa íses
como en muchos otros ajenos a la cultura occidental. la educación geográfica represe nta, Desde esa perspec ti va , el objetivo de a preciar la di versidad no puede co ns id erarse in-
todavía hoy. un instrumento esencial en la formación de identidades sociales y territori a h.:s, compa tible co n d dt: cuestio nar y c.lo::nunciar las crec ienu:s des igualdades soc ioeconó m ica:; a
en especial a escala local, regional y nacional , un objetivo que justifica en bue na parte su nivel mund ia l y promo ver, desde las aulas , el idcal de una mayor justicia social y ambiental.
inserción y continuidad en los sistemas educativos nacio nales. El respeto de la dive rs idad no ha de confundirse , tampoco. co n la defensa de un relati\is mo
Es evidente que la enseñanza de la geogra fía se ha utilizado y puede utili za rse para extremo y, a la pos tre, neoconse rvador. este es uno de los riesgos éticos más no tables y más
alimentar ~ ismos :,., A-aGio miHsm 0S-e1!duyen tes, asi, cem e•para-jusrifiear un orden -inter- dn ramerne-crim:-ados de--ciertas-actftude:rpos u,,ode, ,ms-·t'Martlon~r99-l<)o:- i:;a<ememtRZa-de
nacional des igual . Pe ro también que se ha usado y puede usarse al servicio de co ncepcio nes la geografía n:gio nal de be contribuir a la difusión de valores y derechos de vocación absolu ta
nacionales mucho m ás cosmopolitas, liberales, integradoras, pluralo::s y solidarias , que fac i- y universa l. así como ayudar a clarificar ideas y propon~r solucio nes a nte problemas que nos
lite n al ciudadano identificarse simultáneamente con diferentes escalas socio-espaciales , compete n a todos . co mo el ha mbre y la pobreza. las amenazas y conflictos bélicos o las
tomar conciencia de su interrelación y sentirse parte activa e implicada de los problemas que co nsecuencias de una explotació n a busiva de la naturalo::za . Y en la medida de lo posi ble. a
at a ñen al conjunto de la humanidad. Porque, como se ha recordado recientemente: utilizar el conocimiento geográfico para reducir ta les realidades, si no pa r.i erradicarlas.
Porque. co mo apuntaba Stoddart ( 1994: 539). «la geografía regiona l ayuda a identificar Y a
El sentimiento y apego a una tierra, que algunos llaman pa triotismo, no está en contradic- especificar esos problemas: es . sin embargo , el principio . m ás que el final ».
ción con el hecho de a preciar la alteridad , es más, llegar a comprender que el mundo es un
entramado de sistemas imbricados significa darse cuenta de que no existen soluciones
aisladas a los problemas (Villanueva. 2002 : 8).

En los últimos años se ha insistido, precisamente, desde contextos geográficos y acadé- 17. ld!!:i...-. p.1r~d <li, , .1u nqu c plantt:acb.s a otra l!SC"J.ia g~ ~fk -.1, han mJw.:1Ju lo:.-. pronuncia.mh!ntos de los prind •
pales órganos político.s de 111 Unió n Euro pc::i, as í c o mo di: b Comisió n Europén. c" n pro de refo rz.J.r la pres~nda de la
micos muy diversos , sobre la conveniencia de apreciar lo local con conciencia y preocupa- dimens ión curo¡xa en los distintos n ive ll!s cduc-:it ivo s de los pabl.'s m it: mbros (Villa nuc-..-a. 1995).

60 TRATADO DE GEOGRAFiA HUMANA 61


TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMAN A
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TRATADO DE GEOGRAFÍA HUMANA

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Haggen (eds.), Frontiers in geo¡:;raphical teaching, Londres, Methuen, pp. 678-706. ¿Es posible hacer una síntesis de la geografía rural internacional? Es un interrogante que
Zomo , Florencia ( 1998), «Geografía y ordenación del tenitorio », lber, Didáctica de las Cien- surge ante la dificultad de encontrar ejes o hilos conductores en el propio desarrollo de la
cias Sociales , Geografia e Hisro,ia . n." 16, pp. 19-31 . disciplina, más allá de los obviamente advenidos por el análisis de una subdisciplina netamente
espacial. En todo caso, son tantas las salvedades, los diferentes ritmos, la superposición de
escuelas, la dificultad de encasillar muchos trabajos en alguna tendencia. la dificultad de
encontrar centros (conceptuales) y periferias (aplicadas) que todo ensayo de revisión inter-
nacional es difícil que pueda ofrecer una completa riqt1eza de opciones. -A·menudo los pro-
piostrabajos de revisiónconcepÜiá.Isuelenestarfoñdado s enla propia dinámica o en escue-
,1 las nacionales. sobre todo donde existe una cierta tradición en la investigación.
En un esfuerzo de síntesis de los ejes vertebra.dores de la evolución de la geografía rural
internacional pesan, de una forma permanente, dos grandes factores: por una pane, una
tendencia a aislar su objeto de estudio; ello provieñ"edel carácternefüiñente espacial de ~a
subdisciplina ~ógraficanoñz.ciñialque , a menudo, lleva a considerarse como un mero con-
tenedor de hechos o fencfmenos. PÓr otra pane. también interviene una permanente influen-
cia de las tendencias teóricas y metodológicas generales de la geografía y en much~;;io-
nes cte laspropiasfüncias-sociales:-- ,- - - - - .. -~ - - - -· - -
\ . . Esto; ~os:E~l~ ~i~_n d_e~l~ ge~~:_~ tiene-ndife_rentes velocidades en 13:5
, distintas areas geogra6cas y c1ent1ñcas que puaiesemos-acürutlr.--arrglosajbmr,'mmcesa~tatr-
n9americana o del sur de Europa , lo que determina una notable variación de enfoques.
• También es ftuto de realidades sociales , ambientales y propiamente espaciales diferentes.
Esta variación espacial en el desarrollo de la geografía rural pone de manifiesto el carác-
ter eminentemente aplicado de la disciplina. Los problemas en cada área varian y en relación
es
a ellos preciso introducir camoios en los enfoques y en la agenda de investigación.
Este capitulo se estructura en las tres ptincipales fases de la g_eografia rural.~Una prime-
ra et; pa hasta los años sesenta, ·en la que la geografía rural queda ligada a la geografia regio-
nal , una segunda etapa de renovación y autonomía de la disciplina desde los años sesenta-
setenta ligada al positivismo y la relevancia del estructuralismo, y finalmente una tercera
que se desan·olla en las últimas dos décadas de manera asociada a la influencia de las co-
mentes ambientales y ético-reflexivas.

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