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Diagnostico Iglesias Colombia
Diagnostico Iglesias Colombia
Reporte de investigación
Elaborado por:
PAZ Y ESPERANZA
PSO TEAR
1. Introducción
La presente investigación intenta dar cuenta de las percepciones del liderazgo
evangélico colombiano respecto la relación entre la misión de la iglesias y la acción
social.
El referido estudio cobra relevancia por dos razones. Primero, las iglesias están
experimentando intensos procesos de transición en cuanto a sus modos de mirar la
realidad y ejercer su misión en la sociedad; segundo, los estudios socio-religiosos dan
cuenta que las iglesias evangélicas han empezado cada vez más a visibilizarse y a
empoderarse en la esfera pública.
Por otro lado, a principios de los 80s tuvieron una significativa repercusión en la
región dos organismos evangélicos que agrupaban a denominaciones y organizaciones
en torno a la misión de la iglesia: El Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y la
Confraternidad Evangélica Latinoamericana (CONELA). Ambos organismos
establecieron vínculos con iglesias o denominaciones en Colombia. De igual modo,
hicieron acercamientos con CEDECOL, pero sus líderes optaron por desarrollar
relaciones cordiales solamente.
En lo religioso el crecimiento de las iglesias afiliadas a CEDECOL y las no
afiliadas ha producido una visibilidad notable de las iglesias en Colombia. Este
empoderamiento público ha generado ciertas tensiones en el liderazgo evangélico,
especialmente debido a que determinados sectores ligados al gobierno han intentado
usar esta plataforma para fines electorales.
Por otro lado, es importante mencionar que desde CEDECOL se han creado
esfuerzos a favor de las víctimas en medio del conflicto armado. Un ejemplo notable es
la formación de la Comisión de Paz y Derechos Humanos a iniciativa de la Iglesia
Menonita de Colombia. Iniciativa de este comité ha sido la participación de CEDECOL
en la Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz que se constituyó en una
expresión ciudadana alternativa no armada en medio del conflicto.
3. El contexto colombiano.
El contexto colombiano está aún marcado por el conflicto interno armado que
tiene ya casi cuatro décadas de duración. En esto inciden fundamentalmente factores de
orden estructural que hunden sus raíces en la configuración histórica del país, que han
dado como resultado estructuras socioeconómicas y políticas excluyentes que impiden
el ejercicio pleno de la ciudadanía por parte de una buena parte de la población (Vargas,
2003).
En este sentido, Gonzalo Sánchez, sostiene que el contexto actual nos permite
hablar de una suerte de “cultura de la violencia”, la misma que tiene que ver
Por otro lado, en medio de los esfuerzos por combatir a los “guerrilleros” y para-
militares, la atención integral a los refugiados y desplazados, aparece el desafío social y
político para incidir sobre las causas estructurales del conflicto y la miseria.
Por un lado, los gestores de la fe cada vez más están incorporando en su agenda
los temas ligados a la participación en la gestión pública. Por otro lado, se pude
observar en el contexto Colombia lo que algunos teóricos y actores del desarrollo
reconocen hoy que el capital espiritual es uno de los componentes fundamentales para
generar procesos de concientización personal y colectiva, así como impulsar desarrollos
sostenibles y promover culturas de equidad o inclusión, sobre todo en aquellos
contextos en donde existen aún hondas fracturas sociales y heridas colectivas producido
por estructuras de violencia y sistemas marcados por culturas de autoritarismo.
Los estudios rigurosos sobre desarrollo dan cuenta de la importancia del capital
espiritual y de los actores religiosos en los procesos de cambio social. A este respecto,
Norbert Lechner, quien junto a otros investigadores realizó una serie de estudios sobre
Desarrollo Humano para el Programa de la Naciones Unidas (PNUD) en Chile,
encontró dos datos significativos: a) "Las personas tienden a expresar aspiraciones
referidas así mismas o su familia, deseos de cambio social, pero al mismo tiempo de
superación personal, de poder ‘ser sí mismo’ y tener ‘una vida espiritual más plena”. b)
Las iglesias y grupos religiosos constituyen un importante capital que logra conectar el
mundo subjetivo de la gente con las demandas sociales. A partir de esta constatación,
Lechner reflexiona: "[Hoy] ya no se trata de "cambiar el mundo" como en los años
sesenta, sino de "cambiar de vida". Este planteamiento contrasta claramente con las
opciones economicistas de la modernización y el desarrollo que no tomaron en cuenta
las dimensiones subjetivas del cambio.
Por otro lado, diversas investigaciones dan cuenta que las comunidades de fe o
movimientos religiosos constituyen espacios importantes desde los cuales se construyen
relaciones de confianza tanto a nivel personal como social, procesos de reciprocidad y
compromiso cívico. Precisamente, son estos factores los que permiten la construcción
del capital social, el cual –como sostienen teóricos como Robert Putnam o James
Coleman–, constituye un factor fundamental para la sostenibilidad de los proceso de
desarrollo y gobernabilidad democrática.
En ese sentido lo que observamos es una tendencia cada vez más marcada hacia
una suerte de “ciudadanización” de las espiritualidades y una forma
de espiritualización de las prácticas ciudadanas. Sin embargo, lo que es más interesante
observar hoy son los presupuestos o formas de entender la espiritualidad pública desde
los cuales los sectores religiosos construyen sus discursos sociales y desarrollan ciertas
acciones ciudadanas.
4. Metodología
Este estudio corresponde a una indagación de carácter básicamente cualitativo
debido a que el interés de la misma está enfocado más que a construir un mapa
cuantitativo de la realidad eclesiástica colombiana, de lo que se trata es de mirar el
contexto y sus actores a partir de la percepción y las preocupaciones de líderes claves de
la comunidad evangélica en Colombia.
En ese sentido, desarrollamos la información para el análisis se consiguió de la
siguiente manera:
Los más identificados por los líderes de iglesias son aquellos que podríamos
ubicarlo en la categoría de problemas vinculados a algún tipo de moralidad personal
o familiar, tales como la desintegración familiar, el maltrato infantil, la drogadicción, la
homosexualidad, la idolatría, etc. En un siguiente nivel mencionan los problemas que se
ubican en la categoría de lo que podríamos llamar la falta de acceso a la justicia o
abuso de autoridad, como por ejemplo, la corrupción política, el desempleo. El tercer
lugar, se mencionan aquello problemas de carácter social y cultural, tales como, el
racismo, la indiferencia ante los necesitados, el consumismo, etc.
Es importante notar que los problemas vinculados a la moralidad personal o
individual tienden a ser mencionados en primer orden. El discurso alrededor de estos
problemas tiende a vincularse de manera cercana con la carencia de los valores
cristianos.
Por otro lado, los líderes identifican a la drogadicción como un problema muy
relevante en sus comunidades. Hay un claro consenso en el sentido de que el quiebre
moral de la sociedad conduce al uso y adicción a las drogas. Por otro lado, se menciona
que este problema está vinculado también a flagelo del narcotráfico.
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Esto coincide con lo que algunos de los medios de comunicación colombianos han venido sosteniendo.
Por ejemplo, el 11 de julio del 2010 el Diario del Tiempo de Bogotá, sostuvo: “El año pasado, 29.433
personas murieron en Colombia en forma violenta, de acuerdo con el más reciente análisis del Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Según el informe 'Forensis', sobre las lesiones fatales y
no fatales que se producen en el país y sus causas, en el 2009 se presentó un aumento cercano al 10 por
ciento del número de muertes violentas, con respecto al 2008. Dos fenómenos inciden mayoritariamente
en este preocupante crecimiento: con 17.717 casos, los homicidios registraron un incremento del 16,2 por
ciento, y las muertes violentas por motivos indeterminados subieron 19,4. Asimismo, los 1.845 suicidios
aportan su parte, lamentablemente, a la estadística”.
A partir del surgimiento de las nuevas expresiones de violencia se genera un
problema social paralelo como es la falta de acompañamiento a las víctimas de estas
otras violencias.
Por otro lado, se identifican problemas relacionados al mal uso del poder y de la
corrupción.
En el caso de Pasto, los líderes coinciden en señalar que una de las causas de los
casos de suicidio es la falta de recursos económicos que devienen en una situación de
desesperanza en la gente.
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La idea de este concepto está referido al hecho de que la pobreza es concebida como un problema de
mentalidad. Esto contrasta con el enfoque estructural de la pobreza. Desde esta cosmovisión, muchos
líderes asumen que la gente es pobre porque no han superado aquella mentalidad que no les permite salir
de la situación de miseria.
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La denominada crisis o escándalo de las pirámides son los nombres dados en Colombia a una serie de
acontecimientos ocurridos en 2008 dados a raíz de la quiebra e intervención estatal de varias empresas
que, bajo diferentes figuras, ofrecían grandes retornos de inversión a sus clientes y que han sido acusados
por las autoridades colombianas de actividades ilegales tales como esquemas piramidales, captación ilegal
de dinero y lavado de dinero.
El desplazamiento forzado es aún un problema latente. Se menciona que la
iglesia se encuentra con muchas familias que tienen serias dificultades de inserción en
las comunidades a las que se han desplazado.
Tomando en cuenta que hay una fuerte tendencia de casos de violencia contra la
mujer en América latina, se esperaba que este flagelo apareciera con mayor fuerza. Sin
embargo, ésta no apareció entre los primeros problemas sociales mencionados
inicialmente. Pero, es importante mencionar que cuando logramos una mayor confianza
con los entrevistados, se menciona a la violencia domestica como un problema relevante
y crítico. Una posible explicación es que esta violencia es invisibilidad por otras
violencias.
La violencia contra la mujer y los niños es un problema muy fuerte pero muy
oculto. Es un tema muy difícil porque también leemos que esto ocurre casos de
violencia entre las parejas pastorales. Jenny Neme
Algunos líderes entrevistados sostienen, en el mismo sentido, que este es uno de los
problemas “que la iglesia no quiere ver” 4.
Focus group-Pasto
Otra de las causas está relacionada con la crisis familiar. Igual que en muchos
otros países de la región, la iglesia colombiana prioriza el bienestar de la familia como
un eje central del desarrollo de la sociedad. En ese sentido, la integración familiar es de
suma importancia. Las distorsiones y quiebres en la familia nuclear compuesta por un
padre, una madre e hijos es visto como una de las causas de todo problema social.
Desde esta lógica, una mala formación moral resulta trae consigo un sociedad
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El reconstruccionismo es una corriente teológica cuya propuesta fundamental es la reconstrucción de la
Teocracia en la sociedad moderna. El reconstruccionismo es una teología política nacida en los Estados
Unidos en los años 60, pero adquirió fuerza en nuestros países latinoamericanos a partir de los años 80.
La esencia de su metodología, según el teólogo Bernardo campos, consistió en reemplazar la visión
pesimista de la escatología pre milenarista que imperaba en los sectores evangélicos, por una visión más
optimista de las realidades terrenales, partiendo de una perspectiva de tipo post-milenial. A partir de una
particular lectura de Génesis 1: 26, los, también denominados, teólogos del dominio creen que Dios
comanda a los cristianos a traer a todas las sociedades, alrededor del Mundo, bajo el imperio de la palabra
de Dios.
ciudadanos y ciudadanas sin los valores necesarios construir una “sociedad
espiritualmente saludable”.
Por otro lado, se menciona que muchos de los problemas que experimentan los
colombianos tienen su raíz en el mal uso del poder especialmente por parte de las
autoridades gubernamentales. Se reconoce, en ese sentido, que el poder usado
injustamente puede contribuir a extender las iniquidades y las brechas sociales y
económicas. Se menciona, en ese sentido, que esto se puede observar en situaciones
como la falta de acceso de ciertas personas a la educación, salud, seguridad y otros
derechos básicos. También se puede observar en hechos como la priorización de
familiares o amistades para beneficiarlos con los programas gubernamentales de
asistencia social, pero también incluye la formación de políticas del estado que
favorecen a algunos y marginan a otros. Ha sido recurrente la mención, en ese sentido,
que desde el Estado se observa muchísimo favoritismo político y tráfico de influencias
en la administración de los programas sociales.
Por otro lado, se reconoce que otra de las causas es la pasividad o la falta de
influencia de la iglesia en la sociedad y más específicamente en la esfera pública. Se
afirma que esto se debe, entre otras razones, por falta unidad en la iglesia.
Somos la iglesia del Señor, pero creo que nuestro impacto es muy
poco en la sociedad porque creo que el diagnóstico es muy triste….
Hemos trabajado, pero ha sido de una influencia muy poca a la
sociedad… porque nos ha faltado la unidad… ha habido confusión en
las doctrinas y nos hemos encerrado en eso. Por qué es que vemos la
violencia y la inseguridad y no estamos haciendo más
Rolando Rincón
Cristo para la Ciudad – Bogotá
Sin embargo, hay algunos líderes que empiezan a plantear una mirada crítica a
esta lógica de la participación pública de la iglesia
Carlos Sanchez- Pasto
Por otro, lado este sector asume la incidencia a este nivel desde un
enfoque ecuménico, en tanto que asumen que el cambio social no depende solo
de los cristianos o de las organizaciones eclesiásticas, sino del concurso de los
diversos sectores sociales.
Antes los líderes pensaban que la acción social no era tarea de la iglesia.
Antes nos miraban con desconfianza y sospecha. Una explicación de
este cambio es el hecho de que la realidad social empuja y atropella. La
guerra no respeta el color político, situación económica, el nombre de la
iglesia. Esto hace que la gente busque herramientas teológicas para
responder a esto... Allí es donde eempiezan a surgir otras maneras de
leer la escritura”.
Pedro Stucky
Segundo, encontramos otro sector marcado, más bien, afirmar el rol profético de
la iglesia, que implica hacer denuncia de los pecados estructurales.
En ambos sectores, con todas sus obvias variantes, es posible observar
estrategias diversas para visibilizarse en la esfera pública, intervenir en los proyectos
educativos o sociales, tener una voz menos marginal en las agendas que promueven la
ciudadanía y movilizar a los “creyentes” a fin de responder a las demandas sociales,
controversias morales, proyectos políticos y necesidades específicas en la sociedad.
Pero, lo que es interesante es ver cómo estas dos visiones conviven en un espacio
como CEDECOL, que se constituye en un referente para otros espacios
interdenominacionales locales. Fue muy interesante presenciar, como motivo del
aniversario de la referida entidad interdenominacional, el reconocimiento a uno de los
senadores evangélicos que representaban al “uribismo” en el parlamento y al mismo
tiempo el homenaje al pastor Ricardo Esquivia por su defensa profética a favor de los
derechos humanos.
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La investigación sobre la acción social de la iglesia en Colombia, realizada por Fabio Lozano, ha
encontrad que de cada 10 proyectos existentes, aproximadamente 5 están dedicados a la atención de niños
y niñas.
Con respecto al énfasis temático o el enfoque de la acción social, se prioriza la
atención directa a las necesidades básicas. En contraste, se observa un nulo o poco
énfasis en proyectos vinculados a la “reivindicación política” de los derechos o a la
incidencia pública para generar cambios en las agendas políticas sobre los problemas
estructurales. Sin embargo, ha habido esfuerzos significativos desde ONGs y redes
evangélicas o ecuménicas mediante la participación en campanas o iniciativas ciudanías
para denunciar el atropello, especialmente vinculado a la violación de los derechos
humanos en el marco del conflicto armado interno.
a) En primer lugar, esto nos están indicando que la situación de pobreza y desamparo
está cobrando nivel de criticidad que hace que las congregaciones hayan optado por
responder de manera más organizada. Esto tiene relación con el hecho de que los
líderes tienen menos resistencias para hablar de la acción social, de la dimensión
profética o el servicio diaconal entre los carenciados.
b) En segundo lugar, estos esfuerzos de acción social no están acompañados de ningún
tipo de análisis de contexto. Se atiende a los necesitados porque la los lideres
asumen que la iglesia no puede anular la misericordia y la compasión en su agenda
de misión. Pero, hay una ausencia notable sobre las dimensiones estructurales de la
pobreza, de la miseria y la indigencia.
d) En cuarto lugar, Muchos de estos proyectos sociales dirigido a los niños y niñas está
vinculado a los programas de formación espiritual. En ese sentido, se asume la
acción social como una estrategia para intervenir en la formación moral de la
comunidad.
Allá en el cielo habrá la orquesta celestial, los ángeles, pero mientras que
estemos en la tierra necesitamos recursos y tenemos que hacer el trabajo.
Tenemos que hacer un trabajo integral. No podemos ser la iglesia cristiana
del aire, como fue un programa hace muchos años. La iglesia cristiana del
aire que no tiene los pies ni en el cielo ni en la tierra. Necesitamos una
iglesia coherente con las necesidades de nuestra gente, las necesidades de
la comunidad.
Barreto Gonzales
En segundo lugar, hay un vasto sector, representado por las iglesias carismáticas y
neo pentecostales que asocian el impacto público con el hecho de tener representaciones
evangélicas a nivel del Estado y otras instancias del poder político.
La gente está en la acción social pero siguen con su teología dualista, Milton Mejía
Por otro lado, es importante tomar en cuenta los seminarios y centros de formación
teológica como espacios estratégicos para desarrollar procesos pedagógicos que ayuden
a insertar en la agenda pastoral y misiológica de las iglesias desde la perspectiva de la
misión integral. En ese sentido, los centros que podrían incorporar en su currículo
materia o cursos en esta línea podrían ser:
En general se observa que los líderes y grupos construidos desde la iglesia han
desarrollado pocos esfuerzos sostenibles de inserción en las redes de la sociedad civil.
Algunas ONGs han se han insertado en la sociedad civil en temas vinculados al
conflicto armado interno, pero no se puede apreciar esfuerzos articulados de manera
sostenible en otros campos.
Nuestra indagación da cuenta que los líderes de las iglesias insertadas en el mundo
más provinciano, más local, tienen menos resistencia para animar procesos de
incidencia en la realidad de la gente. Incluso es interesante observar que las
congregaciones vinculadas a denominaciones que han optado por una incidencia en la
perspectiva reconstruccionista, tienen un nivel de apertura para pensar en las
dimensiones proféticas del servicio.
REFERENCIAS
Bastian, Jean Pierre. (1997). “La mutacion religiosa en America Latina. Para una
sociología del cambio social en la modernidad periférica”. Mexico, Fondo
de Cultura Economica.
Moreno, Pablo y otros (2009). “La acción social de las iglesias evangélicas en
Colombia. CEDECOL, Bogotá, Colombia.
Zapata, Patricia. (2001). “Reporte del estudio sobre la acción social de las iglesias,
organizaciones y agencias cristianas autónomas en Colombia”. CREAS;
Buenos Aires, Argentina.