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Álef Guímel Ramas y nidos
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Ramas
y
nidos
Álef Guímel
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Álef Guímel
2012
Publicado por:
Escritores Teocráticos Ediciones
www.alefguimel.net
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Álef Guímel Ramas y nidos
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ÍNDICE
1. Entre nosotros
2. Ramas y Nidos
3. Ciudadanos del Silencio
4. Privilegio
5. Carta abierta
6. El ansiado mañana
7. No tires esa llave
8. El Nombre que tanto abarca
9. La deuda vertical
10. Tienes que estar allí
11. La Estatua de la Libertad
12. Flashes del futuro
13. Pañuelo de papel
14. A una amiga que ha dejado de congregarse
15. Ora también por mi
16. Hijo pródigo, escucha...
17. La familia
18. Carta de una madre cristiana
19. Corazón
20. Correspondencia
21. La muerte de los leales
22. La Tía Belén
23. Viaje aniversario
24. Colombia
25. México
26. Un doble amanecer
27. Definiciones
28. Este largo silencio
29. Carta de renuncia
30. No te alejes esperanza
31. Paz
32. Tucumán
33. A una muchacha triste que no puede caminar
34. La primavera siempre vuelve
35. Ayer se fue un amigo
36. Dividamos el camino
37. El indio que está a mi diestra
38. El origen del gaucho uruguayo, su vida y sus costumbres
39. Siluetas
40. La máxima sentencia
41. Teatro familiar
42. Noticias de última hora
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ENTRE NOSOTROS
Querido lector que desde hace varios años te asomas en mi vida interior y la
escudriñas; una vez te dije:
Me encuentro y me reconozco cada vez mejor con esa imagen. Cada ramo
del árbol es un certificado de madurez. Es un logro que muestra que la pujanza
interna de la savia se traduce en acción y vida.
Extiende por favor tus ramas, y deja que algo de lo que te traigo anide en
ellas.
Alef Gimel
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Álef Guímel Ramas y nidos
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RAMAS Y NIDOS
El árbol, que en otoño debe ser despojado,
suelta al viento sus hojas con gesto resignado,
y espera ansiosamente que broten los retoños.
Luego viene el invierno, que su altivez sacude,
pero las ramas guardan contra el viento transido,
como implorando gracia, la impotencia del nido.
Alef Gimel
- 1993 -
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La palabra de Dios, más aguda que espada de dos filos, como la describe el
apóstol Pablo, en algunos casos debe abrirse paso hasta el corazón luchando
contra serios impedimentos.
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PRIVILEGIO
No me alabes, amigo,
por esas pocas cosas que hice a tu favor.
Fue gran misericordia de Dios para conmigo
darme oportunidades para mostrar amor.
Este es un privilegio
que no todos persiguen y atesoran.
Algunos han deseado acoplar su memoria
a las obras más nobles que el hombre concibió,
pero las oportunidades fueron pocas y esquivas
y el que pudo abarcarlas no las aprovechó.
Alef Gimel
- 1989 -
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CARTA ABIERTA
Respetables jerarcas en el gobierno ruso,
que ayer fueron estrellas en el Politburó,
¿qué pasó con las máquinas de fabricar ateos?
¡No están saliendo en series, moldeados y pulidos!
¿Ya no sirve la fórmula? ¿Qué ingrediente faltó?
Alef Gimel
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EL ANSIADO MAÑANA
Alef Gimel
- Julio 1993 –
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Alef Gimel
LA DEUDA VERTICAL
Se agitan las naciones sobre la deuda externa.
Pesa sobre los pueblos carenciados
una inflación que roe la reserva en metal.
Siguen pidiendo créditos a las naciones ricas,
porque el obrero exige un salario vital,
poder adquisitivo y ventajas sociales.
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Alef Gimel
- Octubre 1993-
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Salmo 98:5-9
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Salmo 46:1-3
Alef Gimel
- Octubre 2003 -
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A LA ESTATUA DE LA LIBERTAD
Señora de mármol,
ya estarás cansada
de alzar esa antorcha
que no alumbra nada.
Tu historia está llena
de siglos sombríos.
Tu antiguo mensaje
cayó en el vacío.
Te han cantado loas
en todas las lenguas,
sin tener en cuenta
que antes graves fallas
tus poderes menguan.
Para defenderte
se ha donado sangre,
se ha sembrado muerte,
mancillado tierra
y amasado odios
para nuevas guerras.
Para que tu nombre
no sea honrado en vano
nos hacen conscientes
del enorme alcance
del derecho humano.
Pero comprobamos
cuán poco se aplica.
Sus logros mezquinos
no te justifican.
Hay pueblos enteros
que están marginados,
clamando y sufriendo
sin ser auxiliados.
A los hombres libres,
solo el pan del día
les exige empeño.
Duermen entre rejas
que amparan su sueño
Sus hijos no pueden
jugar en las plazas
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Alef Gimel
- Marzo 1994 -
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Alef Gimel
- Abril 1994 –
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PAÑUELO DE PAPEL
Había en la vidriera un seductor despliegue,
entre tantos productos de la industria fabril,
de unas pequeñas cajas que atraía la vista
—“Cincuenta guardanapos de papel de Brasil”
Alef Gimel
- Febrero 1994 -
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Hoy nos enfrentamos a la etapa final y decisiva de una guerra que empezó
hace seis mil años por la soberanía universal. ¿Es sabio entonces declararse
desertor del ejército que ya tiene la guerra ganada, pues sólo le falta sofocar la
rebelión en esta minúscula Tierra, que es apenas un punto en medio del inmedible
universo?
¿Crees que vas a encontrar afuera algún sustituto aceptable del cuidado
amoroso de la organización de Dios, y del cariño intenso y sólido de los que somos
tus hermanos espirituales?
Alef Gimel
– 1994 —
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Yo también necesito
que otros mencionen ante Dios mi nombre,
que no ha adquirido brillo por sí mismo,
y sólo tiene rasgos muy leves de bondad,
escaso de valores esenciales
para estar en los libros que está haciendo Jehová.
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Alef Gimel
- Septiembre 1994 –
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LA FAMILIA
Eres punto de arranque de todas las ternuras,
objetivo mayor de las nostalgias,
puerto anhelado en horas de premura,
incentivo que avivas los recuerdos;
el más hondo vacío cuando faltas...
Si te hemos defraudado, un dolor siempre acerbo;
si te hemos traicionado, una espina que escarba.
Alef Gimel
- Septiembre 1994 -
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Alef Gimel
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CORAZÓN
Hace ya tantos años que caminas conmigo,
y aún me embarga el gozo de sentirte mi amigo.
Antes que yo entendiera la sístole y la diástole,
en la niñez lejana, repleta de ilusiones,
sentí que te debía los momentos más gratos
y quise alimentarte con dulces emociones,
grabando en ti paisajes, pensamientos profundos
música inspiradora, propósitos honestos,
y lo poco de noble que aún se encuentra en el mundo.
Alef Gimel
- Septiembre 1994 –
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Álef Guímel Ramas y nidos
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CORRESPONDENCIA
Amigos que la pluma me acerca desde lejos,
que buscan mi respuesta con afán dadivoso,
y mi inquietud reflejan con fieles espejos.
¡Cuán sol han traído a mis inviernos grises,
cuánto calor de lumbre y auténtico sentir,
aliviando las cargas con ráfagas felices
en tantos días austeros del áspero vivir!
Alef Gimel
- Septiembre 1994 -
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Siempre nos favorece usar la imaginación, ese invalorable sistema con que
Dios nos dotó para que podamos convertir bosques oscuros, imprecisos, en
cuadros reales, iluminados llenos de colorido y palpitantes de vida. Podemos
hacerlo sin necesidad de crear leyendas, sino adquiriendo el punto de vista de Dios
sobre las realidades que nos duele aceptar.
¿Qué se hace con las cosas de gran precio que han de guardarse por tiempo
indefinido? Primeramente, se les asigna un lugar seguro, donde no puedan ser
dañadas o robadas. Jesús habló de la importancia de acumular tesoros en el cielo,
donde el moho o la polilla no destruyen, dónde los ladrones no pueden llegar
(Mateo 6:20).
La muerte de los que permanecen leales a Dios hasta el último aliento, es
preciosa a sus ojos, y esto mueve una cadena de acontecimientos en el cielo.
Primero, ese nombre tiene que ser grabado con honor en el libro de recuerdos que
se está haciendo en la presencia de Dios, como menciona el profeta Malaquías en
el capítulo 3:16. Allí se registran las obras meritorias de los siervos de Jehová. Los
que cierran los ojos para el sueño duradero, ponen punto final a su registro. Ya
nadie puede añadir algo más, ni bueno ni malo. Será imposible borrar o anular lo
que allí se ha asentado sobre su nombre y sus hechos.
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rangos hereditarios que le corresponden. Junto con esto, se registrará la parte más
valiosa de la historia de uno, una reproducción exacta de su mente, sin la cual
nunca podríamos volver a ser nosotros mismos, ni saber quienes fuimos. Cada
recuerdo, cada habilidad, cada fecha, cada emoción estará en el lugar para que el
que vuelva a vivir y a tener conciencia de sí mismo, se sienta dueño de su mente y
de su pasado.
Un orador, hace mucho tiempo, explicó la resurrección con una ilustración que
he atesorado siempre, porque me ha ayudado a explicar, mejor este milagro, que
para la mayoría es un misterio difícil de desentrañar:
No hay ningún Caronte que nos lleve inconscientes, remando su barca a una
tierra donde no queremos ir. Pero existe un decreto irrevocable del Gobierno
Teocrático, para transportarnos refugiados y residentes legales a un mundo justo,
con la perspectiva de ser herederos eternos del planeta que fue creado para que
nosotros los humanos, lo habitemos y lo cuidemos.
Alef Gimel
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LA TÍA BELÉN
El matrimonio Montes siempre había tenido la Biblia en su biblioteca, lo mismo
que los abuelos. Aunque no la leyeran mucho representaba su fe en Dios y su respeto a
todas las personas ejemplares que habían vivido en las eras patriarcales.
Belén y Betania Montes eran dos hermanas que se querían entrañablemente. Sus
juegos de la niñez y sus sueños de la adolescencia armonizaban. Muchas veces se habían
prometido una a la otra: —“Seremos más que hermanas, seremos las mejores amigas del
mundo siempre. Nunca permitiremos que algo nos divida. Trataremos de vivir cerca la una
de la otra, para ayudarnos mutuamente. Nuestros hijos crecerán juntos y procuraremos
que estén unidos por un gran cariño.”
Pero hay sucesos imprevistos que nos salen al encuentro y reducen a cenizas algún
“siempre” o “nunca” que hayamos pronunciado con la intención de hacerlos valer por
tiempo indefinido.
Belén era sosegada, tranquila, muy confiable para cualquier deber que se le
asignara. No hablaba mucho, pero sentía las cosas profundas. Betania era alegre,
conversadora. Tenía una voz rica en matices y cantaba casi todo el día. Parecía que su
presencia llenaba toda la casa
Desde muy niño, Fernando había sentido una gran atracción hacia Belén. Le
gustaba hablarle de sus proyectos futuros, de sus sueños de ser un buen arquitecto y
también de los problemas que surgían con otros chicos en la escuela, porque ella siempre
tenía unas palabras de consuelo y comprensión. Betania en cambio, tomaba todo a la
ligera, le restaba importancia a todo. Prefería contestar con una broma antes de
simpatizar con la persona dolorida. Ese compañerismo basado en las excelentes
condiciones de Belén, llegó a ser algo muy importante para Fernando. Los padres de
ambos observaban complacidos, pensando que se estaba poniendo el cimiento para un
matrimonio que sería un gran acierto. Los Brates de tanto en tanto le mencionaban a su
hijo cuan felices serían si algún día Belén entrara en la familia como una hija más.
Sin reparar en ellos Fernando dejaba que influyeran en sus sentimientos y en sus
planes, como e la niñez sabiendo que los que sus padres deseaban sería para bien. Así,
sus demostraciones de amor hacia Belén se hicieron cada vez más significativas y echaron
raíces profundas en el corazón de aquella muchacha callada y serena.
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Un día en el que el cielo parecía más iluminado que nunca, Fernando le dijo: —“Yo
quisiera que nuestro cariño se hiciera fuerte y durara para siempre”. Y Belén contesto: —
“Yo quisiera que no te alejaras de mí nunca”.
Fernando emprendió con entusiasmo la arquitectura. Su hermana Alicia había
seguido Corte y Confección y estaba trabajando en un taller de alta costura. Belén se
dedicó con amor al magisterio porque le encantaba tratar con niños. Betania con bastante
trabajo, al fin convenció a sus padres para que la dejaran concurrir a una escuela superior
de canto. No quería que nadie la desanimara de usar su hermosa voz, que parecía un don
del cielo. Ellos le explicaban pacientemente que no estaban en contra de que cantara, ni
pretendían que desperdiciara su voz, pero que temían las asechanzas de ese ambiente
lleno de tentaciones, en que muchas muchachas escalaban posiciones sacrificando
virtudes.
A fin de protegerla dispusieron que Belén la acompañara a los ensayos de una
zarzuela que iba ser representada el invierno siguiente por un grupo de nuevos cantantes
en uno de los principales teatros de Montevideo y luego en el interior. Varios de los
muchachos que integraban el conjunto se disputaban la simpatía de Betania, pero ella no
había demostrado predilección por ninguno.
Cuando llegaron los fríos rigurosos, Belén cayó enferma con cogestión pulmonar y
se vio obligada a permanecer en cama bastante tiempo y a hacer luego una cuidadosa
convalecencia. Vivían en Carrasco, cerca de la rambla, donde la humedad del río y el
viento invernal se hacen sentir.
—“Yo quisiera que nuestro cariño se hiciera fuerte y durara para siempre”. Y Belén
contesto: —“Yo quisiera que no te alejaras de mí nunca”.
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acostumbran por tantos años a estar juntas, que luego les parece que no sabrán vivir la
una sin la otra, pero el simple hábito no es una base sólida para un matrimonio exitoso.
Ya fue bastante difícil decir todo eso; no tuvo el coraje necesario para mencionar el
nombre de la persona que lo había puesto en la disyuntiva de analizar sus sentimientos.
Raúl Montes tuvo una larga conversación con su hija Belén después de haber
recibido la correspondiente explicación de Fernando. Con su ternura de padre, trató de
derramar bálsamo sobre la herida. Le comentó que ese problema se presentaba
frecuentemente entre los jóvenes. Le aseguró que a él le había sucedido lo mismo antes
de conocer a Adelina, con quien se casó cuando estuvo seguro de que quería vivir y morir
a su lado. Le dijo lo que comúnmente se dice acerca de estos triángulos: “Es mejor que
haya dos felices y no tres desdichados”.
—Es mejor que esto suceda ahora y no después, cuando el daño sería mayor.
—Una cosa más quiero decirte, Belén. Tu madre y yo haremos lo que esté a
nuestro alcance para verte feliz. Ellos quieren casarse a fin de año, aunque a Fernando
todavía le falta un año para recibirse. Este episodio nos tiene mal a todos, pero tampoco
podemos oponernos a esa boda. Algún día tú también encontrarás la dicha verdadera,
estoy seguro. Aunque tu personalidad es tan diferente a la de tu hermana, tus buenas
cualidades saltan a la vista y alguien las apreciara como es debido.
Pasó aquel invierno largo y difícil. Belén había abandonado por tanto tiempo sus
estudios que tuvo que dar el año por perdido. Betania había intervenido con éxito en la
zarzuela y pensaba que tenía una carrera próspera por delante. Al mismo tiempo estaba
muy ocupada con los preparativos de la boda, buscando un apartamento para alquilar,
comprando cosas para la casa y todo lo que se requiere en esos casos.
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adolescencia: -“Seremos las mejores amigas del mundo siempre. Nunca permitiremos que
algo nos divida.” Ahora comprendía que el “siempre” y el “nunca” no nos pertenecen.
Betania, en cambio, pasó muchos años sin volver a pensar en aquellas palabras.
Era muy feliz. Prefería venir a visitar a sus padres en las primeras horas de la tarde,
cuando Belén estaba en su escuela dando clases. Cantaba en su casa, haciendo sus tareas
y ocasionalmente, en ruedas de amigos y reuniones sociales.
Celia se mostró buena y servicial y se hizo querer. Era una muchacha del interior a
quien su madre la había dejado en una casa donde trabajaba, en Melo, mientras venía a
Montevideo a sacar sus documentos. Pero nunca había vuelto a buscarla. La habían hecho
trabajar mucho en su niñez y su adolescencia, con mala alimentación.
Cuando tenía dieciséis años vio la oportunidad de escapar con una porción
miserable de dinero que la dueña de casa había dejado olvidado en un cajón de su mesa
de luz. Fue suficiente para sacar un pasaje a Montevideo y comparar algunas facturas de
panadería por dos días, hasta que encontró trabajo.
Cambió varias veces de casa, buscando justicia y consideración humana. Al fin dio
con una pareja de checoeslovacos de mediana edad y sin hijos, que se compadecieron de
ella y la tuvieron cinco años a su servicio. Allí se repuso de su desnutrición y hasta tenía
un poco de dinero propio para gastarlo en lo que quisiera cada mes. Viviendo en esa casa
conoció a Iván Petrovic, el padre de Danilo.
Iván había sido marino desde la adolescencia. Tenía entonces casi cuarenta años y
deseaba dejar el mar, porque estaba cansado de esa vida dura, y enfermo de artritis.
Sabiendo que había parientes de su madre en Montevideo, los visitó cuando su barco
permaneció unos días en el puerto descargando algunos productos. Les expuso sus
deseos de vivir en tierra y cuidar su salud. Ellos le ofrecieron su hogar bondadosamente, y
el barco partió sin él. Pasó casi tres años en la casa de los Dimitriov, trabajando en
distintas ocupaciones, pero entonces ellos decidieron volver a Checoslovaquia. Iván
también quiso ir con ellos.
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Danilo era un bebé de tres meses entonces. Él lo había reconocido y le había dado
su nombre, pero no se había decido a casarse con Celia. Cuando se despidieron le dijo:
_”Trabajaré en Checoslovaquia y cuando pueda ofrecerte un buen lugar para vivir, te
enviaré un boleto de avión para ti y el niño.” En este pasaje de la historia, el maestro de
piano de la escuela de música donde iba Betania, un checo amigo de los Dimitriov, les
recomendó a Celia. Sus anteriores patrones partieron con la satisfacción de saber que no
quedaba desamparada.
Las secuelas de adolescencia triste se hicieron sentir después del nacimiento del
niño. Los Montes la veían siempre cansada y ojerosa. Rendía poco en el trabajo, pero por
humanidad, no pensaron en ningún momento en despedirla. El médico diagnosticó una
anemia bastante pronunciada.
Sabían que no había familiares a quienes recurrir, y no tenían idea de cómo ubicar
a Iván Petrovic. Nada se podía hacer, excepto criar a Danilo y darle todo el amor que
necesitaba. El niño, al sentir la ausencia de su madre, se apegó a Belén, que era la que
más lo mimaba. Ella siguió criándolo como un hijo y le enseñó a llamarla “tía”. Se ocupó
de su bienestar y su educación. Cuando tuvo suficiente edad para entenderla, le contó la
breve historia de su vida y todo lo que sabía de aquellos dos nombres que figuraban en su
partida de nacimiento. Danilo era un niño dócil, cariñoso, y tuvo una niñez feliz en la casa
de los Montes. Muchas veces dijo: -Tía Belén, yo quiero estar contigo siempre. Que nadie
me saque de esta casa nunca.
Cuando Danilo tenía diecisiete años, por primera vez recibió noticias de su padre.
Una agencia internacional dedicada a localizar personas, tenía la comisión de hacerle
saber a Celia Suárez y a su hijo Danilo que Iván Petrovic quería comunicarse con ellos.
Casi un mes después de entregar todos sus datos a esa agencia, Danilo recibió una carta
de su padre en español entrecortado. Le pedía que aceptara el pasaje de avión que quería
regalarle para que viniera a visitarlo y a conocer su país.
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Raúl y Adelina también se pusieron muy tristes. Danilo era un nieto adoptivo que
había llenado muchos vacíos, ya que los hijos de Betania estaban lejos. Un día, lo
acompañaron todos al aeropuerto y lo despidieron con lágrimas y muchas interrogantes
en la mente. Belén recordó que Danilo era la tercera persona que le había dicho que
quería estar cerca de ella siempre y no alejarse nunca.
Más o menos un año antes de la partida de Danilo, Belén había recibido un llamado
de teléfono que fue una gran sorpresa. Mercedes Raffo una de las alumnas que había
cursado tres años de escuela primaria junto a ella, a la cual no había vuelto a ver desde
aquel tiempo, la había localizado por medio de la guía telefónica y quería visitarla.
El encuentro fue muy cordial y realmente provechoso. Después de relatar cada una
su vida a grandes rasgos desde que dejaron de verse, Mercedes y Belén entraron en
temas de valor espiritual. Mercedes había pasado por un período de depresión profunda
después de perder un hijo adolescente en un accidente de tránsito. Los esfuerzos hechos
por un buen siquiatra y os medicamentos recetados, habían sido de escasa eficacia. No
conseguía dominar la angustia mental que se apoderaba de ella, para torturarla enfocando
siempre aquella enorme pérdida, aquella ausencia que nada podía compensar.
Mercedes entendió bien la ilustración. Sus precarios conocimientos de religión, una religión
edificada sobre tradiciones, fechas y costumbres, pero no sobre verdades bíblicas, la
habían convertido en un barco que iba a la deriva frente a la tempestad.
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Mercedes siguió visitando a los Montes, semana tras semana. Danilo participaba en
el estudio bíblico, mientras Raúl y Adelina escuchaban complacidos. Aquellas horas
edificantes llegaron a tener una importancia especial en la vida de la familia. Cuando
Danilo estaba por viajar a encontrarse con su padre, le recomendaron que no perdiera la
oportunidad de seguir estudiando la Biblia cuando conociera a algún proclamador de las
Buenas Nuevas.
Luego, Belén quedó sola con sus padres en la casa que la había visto nacer. Betania
había escrito en cuanto a los planes que tenían de volver definitivamente. Belén decidió
dejar el magisterio y dedicar todo su tiempo y atención a cuidar de sus padres
envejecidos.
Mientras tanto en Chile, Betania, Roberto y Pamela, estaban embalando las cosas
que querían llevarse y se preparaban para entregar la casa a sus nuevos dueños.
Fernando, por su parte, decidió hacer un viaje rápido en su auto a suelo argentino, con el
fin de cobrar algunas deudas pendientes y girar el dinero al Uruguay mediante algún
banco. Los Andes nevados aparecían majestuosos , llenos de impresionante belleza al
cruzar la cordillera. Pero, esos gigantes estáticos pueden tener sus días de agresividad
cuando el clima los desafía, y aquel era un invierno riguroso. De tanto en tanto, se forma
un alud que no da tiempo a nada. Arrasa viviendas en las faldas de las montañas y sepulta
vehículos, o los arrastra hacia los ríos. Esa fue la razón por la cual el arquitecto Brates no
volvió con los suyos.
Betania y sus hijos llegaron a Montevideo algunos días después, para enfrentarse a
un panorama distinto, a un futuro no previsto, sin angustias económicas, pero con el gran
vacío de la viudez y la orfandad. Los cuatro abuelos sacaron fuerzas de su propia flaqueza
para consolarlos. La tía Belén no podía hacer menos. Su instinto maternal insatisfecho, y
su natural ternura, encontraron recursos escondidos para prodigarse ampliamente.
Betania se alegró íntimamente. Por muchos años se había sentido culpable del
distanciamiento y había pensado que nunca volvería a sentirse tan cerca de su hermana
como en la niñez y la adolescencia. Pero ahora, aquel planteo que se había presentado sin
que lo buscaran, sin que ninguno de los tres deseara dañar a otro, ya no existía.
Poco a poco, las dos hermanas fueron acercándose de nuevo. Un día lloraron juntas
recordando juntas el tiempo en que se proponían vivir siempre cerca una de la otra y
ayudarse mutuamente en todo.
-Yo aprendí, Betania, que los humanos no podemos usar las palabras “siempre” y
“nunca” en todo su alcance. Dios es el único que puede hacerlo. Él ha sido generoso al
darnos la oportunidad de ver cumplido ahora, ese deseo de la niñez. Ya no tendrás
motivos para alejarte de nosotros. Tus hijos, al sentirse queridos por todos, se
repondrán más fácilmente de la pérdida sufrida.
Hacía ya siete años que Danilo había partido para Checoslovaquia. En todo ese
tiempo habían recibido algunas cartas de él. Pero era evidente que muchas no habían
llegado a destino. Aquellas espaciadas cartas, trazaron un panorama bastante claro de la
situación. Iván se había casado cinco años después de volver a su patria, pero no habían
tenido hijos. Por eso, el niño que había dejado tan lejos, en las costas del Uruguay, siendo
su único retoño, llegó a ser en su vejez la persona más querida y más deseada. Iván había
ido al aeropuerto a buscarlo, apoyado en un bastón y caminando con gran dificultad. Sus
pies y sus manos mostraban el avance implacable de la artritis deformante. Su esposa lo
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pueda hacer ir a otro lugar de la tierra. Espero quedarme cerca de ustedes mientras
Dios me permita vivir.
- Lo mismo digo yo, Danilo. – añadió Betania.
El corazón de Belén estaba rebosante de gozo. Dos de sus más arraigados cariños,
dos que habían dicho “Siempre” y “Nunca”, volvían a ella.
La década de los 80 estaba finalizando. Betania y sus hijos vivían en una linda casa
que habían comprado a pocas cuadras de los Montes. Todos formaban parte de la
congregación local. Mercedes venía de tanto a verlos. No podía olvidarse de ellos, que
habían sido una de sus más queridas experiencias en el ministerio cristiano.
Una tarde en que Belén y Pamela estaban a solas entraron en un diálogo muy
significativo.
-Tía Belén, ahora que te conozco mejor, a veces pienso, ¿cómo es posible que una
persona tan buena como tú no haya alcanzado la felicidad? ¿Por qué nunca te casaste?
¿Nunca estuviste enamorada?
Belén buscó la manera de responder a sus preguntas sin mencionar los hechos antes
de la boda de su hermana:
- Tuve oportunidades, Pamela, pero ninguna me convenció del todo. Tal vez el
peor obstáculo haya sido el concepto que yo misma forjé del matrimonio, del
compañerismo perfecto, de la afinidad intachable que deseaba lograr. Ahora que estoy
en la tercera edad, observo los matrimonios de los demás, que necesitaron mucho
esfuerzo y buena voluntad de ambas partes para mantenerse unidos, y entiendo que,
lo que yo esperaba rara vez se produce en este siglo, cuando la imperfección humana
está tan avanzada. Pero, quiero analizar tu pregunta. Dijiste que yo no alcancé la
felicidad. A mi edad, la felicidad se ve de una manera distinta que en la adolescencia,
querida. Ustedes, los jóvenes, suelen describir la felicidad como una combinación de
acontecimientos que la providencia señala, y que deben presentarse en cierto orden.
Yo también tuve tu edad, Pamela, y en mis sueños de felicidad no podía faltar una
linda casa, hijos hermosos e inteligentes, un auto nuevo, una cuenta bancaria, ropa y
muebles a la moda, fiestas agasajos, viajes...todo eso no proporcionaría el mismo
placer si un no tuviera una rueda de amigos en el mismo nivel social, entre quienes
lucir y disfrutar las cosas valiosas que se poseen, sin sentirse disminuido ante tal grupo
selecto. Aunque uno no se dé cuenta, esa metas convierten la vida en una carrera de
competencia. Para ustedes, los jóvenes, la felicidad es una serie de logros visibles. Para
mí en cambio, es un capital de bienes intangibles. Es una empresa en la que cada uno
debe comprometer su mente, su corazón y su constante esfuerzo. Jesús de Nazaret
sabía que la felicidad es algo en lo cual los humanos pensamos mucho y por lo cual
corremos con afán toda la vida. Por eso, les dio a sus discípulos un enfoque distinto al
describirla como un estado mental, una satisfacción de conciencia, una seguridad
interna de haber hecho lo mejor que uno podía dentro de sus limitaciones. Creo que
eso es lo que está envuelto en aquellas palabras de Jesús tan citadas, que encontramos
en Hechos 20:35: “Hay más felicidad en dar que en recibir”. Esa felicidad sí, la conozco,
Pamela. Tienen que ver más con lo que la persona tiene adentro, que con lo que viene
de afuera. Es un don del cielo, que te compensa plenamente por aquellos logros que te
hayan sido negados.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Mientras Belén hablaba, hubo una sucesión de escenas queridas, como telones de
fondo, pasando por su mente: Sus años en la escuela moldeando hombres y mujeres del
mañana; el amor de madre prodigado a Danilo; el tiempo dedicado a su padres en la
vejez; la constante búsqueda de nuevos adoradores en el ministerio cristiano; y
últimamente, el consuelo que podía brindar a Betania, afligida por la viudez, y a sus
sobrinos, que podían haber sido sus propios hijos.
Ahora, lo que estaba por encima de todo en su genuina felicidad, no eran el
“siempre” y el “nunca” que pudieran pronunciar labios humanos, sino los que había
pronunciado el Creador. Se complacía en repasar mentalmente algunas de esas promesas
imborrables:
Si siguen haciendo estas cosas no fracasarán nunca.
(Pedro 1:10)
El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
(1 Juan 2:17)
Belén había hecho la firme decisión en su corazón de servir a Jehová para siempre y no
fallarle nunca, confiando en que el Dueño exclusivo del “siempre” y el “nunca” le ayudaría
a lograrlo.
Alef Gimel
- 1991-
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Álef Guímel Ramas y nidos
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VIAJE ANIVERSARIO
Medio siglo he pasado en tus fieles rebaños,
desde que me llamaste, Dios nuestro , en tu bondad.
Hoy estoy recorriendo sitios en que te invocan,
miro atrás al cambio, los años dedicados,
los primeros cincuenta, frente a la eternidad.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Alef Gimel
Noviembre de 1994
COLOMBIA
Antes de la llegada de los españoles, Colombia estaba habitada por diversos
pueblos indígenas. Los más importantes eran los caribes, los guajiros, los quimbayas, y
especialmente los muiskas que eran buenos agricultores y excelentes orfebres. El Museo
del Oro, propiedad del Banco de la República, consiguió reunir un fabuloso tesoro de
imágenes que muestra la habilidad de aquellos primitivos orfebres para trabajar en
metales preciosos.
Al recorrer la parte más antigua de Bogotá, uno se asombra del nombre que tenían
algunas calles y que aún lo conservan, grabado en azulejos: Calle de las Culebras, y
probablemente refiriéndose al camino de Cristo hacia el Gólgota, Calle de la Fatiga y Calle
de la Agonía.
El hermoso Betel nuevo está en Facatativa, lugar alejado de la capital, que lleva el
nombre de un antiguo cacique indígena. Está construido en un predio de 26 hectáreas.
Tiene un horizonte de montañas que lo respalda, un lago con patos que se desplazan en
él, muy complacidos, frente a las ventanas del amplio comedor para 500 personas, usado
ahora por 250 miembros de Betel. Al fondo, aparecen estacionadas 12 camionetas de la
Sociedad y un bus que lleva a los de la familia al Salón de reuniones, en la misma
propiedad y a la ciudad más cercana, Facatativa, cuando es necesario. Los dos grandes
edificios de viviendas están preparados para hacer frente a probables sismos, pues sus
paredes externas están construidas de modo que caigan hacia fuera. Las paredes internas
son incombustibles. Hay un espacio de 60 cm entre ambos edificios que permiten la
oscilación si se bambolean. Ocho mil cartas mensuales se despachan desde allí a otras
partes del país. El papel que usa la imprenta es enviado desde Canadá.
Colombia usa 190.000 revistas mensuales pero produce 500.000 y surte a Ecuador,
Venezuela y Perú. Manejan 300.00 suscripciones. El país tiene actualmente 46 circuitos y
4 distritos.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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En un lugar llamado Córdoba, los guerrilleros acostumbran robar vacas a los más
acaudalados y repartir carne a los pobres. Un día quisieron regalarle carne a un Testigo,
pero este la rehusó sabiendo que era robada. Eso los disgustó, y a los pocos días entraron
en el Salón del Reino y anunciaron que al siguiente domingo iban a matar una vaca en la
puerta del Salón y repartir la carne, y al que no la aceptara lo iban a matar.
Alef Gimel
UN DOBLE AMANECER
Julio Ronsard se despertó aquél día con las primeras luces del alba., como sucedía
habitualmente en verano.
Solía dejar las cortinas de su ventana un poco recogidas para que la claridad del
amanecer lo llamara a las tareas diarias. Antes de acostarse, daba una última mirada a las
estrellas que eran un constante recordatorio de la inigualable obra del Creador, como
dicen las palabras de apertura del Salmo 19: “Los cielos están declarando la gloria de
Dios...”
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Álef Guímel Ramas y nidos
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El médico buscaba los mejores argumentos para ayudarla: - Señora, la vida tiene
que continuar. Quedan tres hijos más que necesitan sus cuidados. Toda la familia se
siente muy mal a causa de esta desgracia, pero usted debe ser fuerte y ayudarlos. Usted
no puede ensombrecer la vida de esos tres niños indefinidamente. Ellos necesitan verla
recuperada. Ellos necesitan una dosis de alegría tanto como el pan de cada día.
Isabel hacía grandes esfuerzos por recobrarse, pero continuamente recaía. Una
tarde, cuando Julio volvía de su trabajo, una muchacha estaba llamando a su puerta. Ella
le habló del valor de la Biblia para dar un propósito y un norte a la vida del hombre.
Así entró el poderoso mensaje de Dios en aquél hogar abatido, y como una lumbre
cálida, fue llamando a su alrededor a todos los miembros de la familia para reconfortarlos
y devolverles gradualmente el ansia de vivir.
Julio Ronsard muchas veces repasaba mentalmente aquellos acontecimientos
expresando su profunda gratitud porque la mano de Jehová se había hecho sentir en sus
vidas en el momento oportuno, y no los había abandonado desde entonces.
Por esa razón estaban todos allí, en el nuevo mundo que habían esperado tanto.
Cada amanecer era una promesa segura, porque cada día traía trabajo constructivo y
logros gratificantes.
Julio amaba el silencio y la paz de esas horas tempranas, cuando los primeros
reflejos del sol levantaban la sábana de tul del rocío, que la noche había usado para
embellecer su lecho. A esa hora, sus ojos se deleitaban largamente en el paisaje.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Pero esta mañana se detuvieron con sorpresa en una imagen inesperada. La figura
de un niño se perfilaba entre el brumoso rocío. Sus ropas no eran las comunes que los
niños estaban usando...tenía un saco sin mangas, largo y suelto, como el que aparecía en
los dibujos de los libros de estudio, que representaban a los niños de los tiempos bíblicos;
algo muy parecido al que hacía Ana cada año, para llevarle a Samuel cuando ministraba
en el Tabernáculo en Siló.
En ese momento se oyó el ruido de un vehículo que pasaba por la ruta. Joaquín
tembló y se aferró a los brazos de su padre.
Y ahora hijito querido, vamos hacia la casa. Ya verás qué grande y linda es la casa
que Jehová nos dio. Toda esa tierra que la rodea nos fue dada también. Tu llegarás a ser
un hombre fuerte y me ayudarás a cultivarla.
-¿Ya están los nietos de los González por allí, tan temprano? –preguntó su esposa,
pensando que se trataba de los vecinos.
-¡No, Isabel, no se trata de ningún niño del vecindario!- respondió Julio tratando de
contener las lágrimas. Tenemos vista especial. ¡Tienes que preparar el desayuno para
Joaquín! Ahora tenemos que enfrentar la tarea de terminar de criarlo.
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Alef Gimel
– Enero 1995 –
DEFINICIONES
Es fácil explicar qué es un poema y cómo componerlo, pero es muy difícil explicar qué
es poesía, cómo aflora, y cuáles elementos la producen.
Como en el caso de la música, es muy importante hallar el intérprete diestro que le
dé la expresión exacta, pero el instrumento que vierte también tiene que estar en buenas
condiciones para transmitirla.
El poeta tiene que tener la sensibilidad afinada para percibir el mensaje maravilloso
que las cosas existentes irradian. Debe captar, reproducir y definir lo que le llega, y
trasladarlo en esencia a otros corazones receptivos.
Eso envuelve una sensación recompensadora, que nos hace pensar que todo lo
que existe se comunica con nosotros, porque tiene un mensaje que la mayoría de la gente
no distingue, porque mira con ojos ciegos y oye con oídos sordos.
Aunque el poeta no sea más que un ser anónimo en el mundo, se siente muy
privilegiado porque todo lo creado tiene algo que decirle. Su corazón es un arpa en que
las manos del tiempo ensayan nuevos temas y convierten en música el ayer, el hoy y el
mañana, la distancia y la ausencia, lo posible y lo imposible. Al final de sus días, quizá
compruebe que todo lo que pasó por su camino se ha esfumado, sin dejarle anda más que
el gozo de haber consolado a algunos y de haber recogido sobre su hombro algunas
lágrimas que otros necesitan derramar.
Pero, ¿quién le quitará la satisfacción de haber dialogado íntimamente
con todo lo que existe, aún con la tierra y las semillas que luchan por brotar, aún con los
pájaros y las distancias inmedibles que intentan cubrir? ¿Quién podrá borrar de su mente
la emoción de haberle tomado el pulso a la vida y haber percibido su inefable sinfonía,
cuando tantos pasan de largo sin detenerse a escucharla?
Algunos han hecho buenos esfuerzos por definir la poesía. El poeta español León
Felipe escribió:
Sí, la poesía es algo que queda flotando en el ambiente, más allá del estilo, de la
forma, de la rima y la galanura de las palabras. Es eso que se desprende de los elementos
que la producen y del envase que la contiene, para llegar mucho más lejos, como los
perfumes magistralmente elaborados.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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He guardado desde hace muchos años el recorte de una revista que reproduce la
definición de un poema, hecha por Robert Duncan:
“El poema, instrumento musical construido a partir del lenguaje del hombre, tiene
tanta hambre de vivir, de ser verdad, como las matemáticas, por ejemplo. La poesía
significa la vida del lenguaje y debe ser encarnada en un cuerpo de palabras, sintetizarse
para cobrar vigor, cláusulas que son como tendones, versos que pueden ser tensos o
flácidos, según el movimiento mental.”
También quise conservar la hermosa definición del placer de tener un libro noble y
edificante entre las manos, como la describe la escritora uruguaya Silvia de Oyenard:
¡Cuánto deseo ser para mis amigos genuinos, lo que persiste cuando lo material se
desvanece!
Después que el piano calla, su melodía sigue llamando a las puertas del corazón.
Después que el arpa duerme, su mensaje sigue balbuceando ecos en nuestra mente. Si
algún día tengo que partir inexorablemente, y despedirme hasta la resurrección de ese
amado grupo que me comprende y me acepta como soy, espero que lo mejor de mí aún
siga acompañándolos. Más allá de todo lo vulgar y lo grotesco que aturde al mundo con su
insolencia, quisiera estar junto a ustedes como un perfume, o como una melodía
vigorizante, que no pide permiso para entrar, ni tolera que la detengan.
Alef Gimel
–Mayo 1995 –
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Alef Gimel
–Julio 1995–
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CARTA DE RENUNCIA
Señores sacerdotes del templo de mi barrio,
ya no los llamo padres ni integro la hermandad.
Me voy a unir a un Padre con un Reino en el cielo,
que jamás cede a nadie la patria potestad.
Cuando me derramaron el agua del bautismo,
en una ceremonia simple y superficial,
nada entró en mi cerebro ni lavó mi ignorancia;
me llamaron “cristiano” y todo quedó igual.
Cuando hube de tragarme el sintético cuerpo
de Cristo, transformado en bocado fugaz,
no me sentí más santo ni quedé redimido;
mi corazón no tuvo más visión ni más paz.
Ustedes me conocen, obediente y tranquilo,
nunca me uní a las turbas destructivas y fieras.
Hoy me alejo de ustedes sin pedirles permiso,
es un derecho humano buscar la fe certera.
Con la mente vacía integré sus rebaños.
Entre las procesiones yo era un eco sin nombre,
yendo tras las imágenes con actitud mecánica,
sin entender del todo si era un robot o un hombre.
Después de tantos años de diezmar mis bolsillos,
y de apoyar sus misas siempre diciendo “amén”,
van a notar mi ausencia al pasar la colecta,
pues encontré una forma mejor de hacer el bien.
Por eso, sacerdotes, bórrenme de su lista,
ahora tengo un buen Padre que siempre anda conmigo,
tengo un nuevo bautismo, otro norte, otras metas:
en la causa sagrada, ahora soy un Testigo.
Por fin siento y entiendo la fe del Padre Nuestro.
Digo: “Venga tu Reino”, y sé cómo vendrá.
Anhelo ese gobierno, mientras ustedes dicen:
-“¡No es preciso que venga, iremos para allá!”
Alef Gimel –
Septiembre 1995
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Alef Gimel -
Junio 1995
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PAZ
Princesa mancillada por la ambición humana,
te han ofendido mucho, te han arrojado afuera.
Han ajado tu frente seis mil años de angustia.
Han sufrido tus plantas seis mil años de espera.
(Isaías 9:6)
Alef Gimel
Noviembre 1995
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Tucumán
Tucumán floreciente, jardín de la Argentina,
también jardín teocrático, tus celosos ancianos,
cuidan con gran desvelo del valioso plantío
que con plena confianza Jehová puso en sus manos.
Alef Gimel
Tucumán-Nov/95
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¿Por qué con gratitud y amor?, te preguntarás. Porque tu prueba nos está
enseñando mucho a todos, y eso nos hace bien. No sólo el que sufre en carne propia está
a prueba, sino todos los que lo aman y se acercan a él, pues son tocados profundamente
en sus convicciones y movidos a escudriñar su propio corazón y a preguntarse: -¿Cómo
reaccionaría yo en las mismas circunstancias? ¿Sería capaz de sufrir así sin culpar a Dios?.
El barro se ablanda con agua. El barro humano se ablanda con lágrimas. No sólo el
que las llora se hace más fácil de moldear en las manos del gran Alfarero, sino los que
están a su alrededor también.
Te duele que otros estén siempre ocupando tiempo y esfuerzos para ayudarte y no
puedes retribuirlo. Job, sin duda se sentía igual, con su cuerpo herido, llagado y
maloliente. Como un azote adicional, su esposa, que no lo abandonó ni le fue infiel, se
convirtió en una herramienta de demolición cuando perdió la fe y lo incitó a la apostasía
diciéndole: ¡“Maldice a Dios y muere!”.
Es probable que él también pensara que estaba muy endeudado con los que le
servían. Pero, qué gratitud le debemos todos, en cada generación, por que proveyó una
maravillosa historia, que hoy es parte de la Biblia y ayuda a millones a guardar integridad.
Se sentirá muy feliz cuando lo sepa, al recibir su mayor galardón.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Jonás tuvo que ser reprendido porque usó sus piernas para huir de la misión que le
había sido encomendada. En otros casos, usar las piernas para escapar es meritorio, como
al huir de Babilonia la Grande. A veces lo más difícil es dejarlas quietas, frenar sus ansias
de andar, porque se les ha asignado la prueba dura de la invalidez.
Mas tarde, cuando saltes y corras gozosamente en los caminos del Paraíso, te
acordaras con indescriptible emoción de estos días en que tu barro frágil y dolorido,
lubricado con lágrimas, era moldeado lentamente entre los dedos magistrales del Alfarero
eterno.
Alef Gimel
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Las últimas palabras del orador dejaron un eco persistente en aquel auditorio
apreciativo:
-“El bautismo nos dio un pasaporte sellado, sin el cual no seríamos reconocidos
como integrantes de la gran muchedumbre que está de pie delante del trono de Dios, lista
para entrar en el nuevo mundo, habitarlo y poblarlo.
Hay delincuentes que buscan la oportunidad de apoderarse de pasaportes ajenos
para usarlos en sus tratos fraudulentos y cubrirse de delitos haciéndose pasar por otra
persona. Hay escépticos que se esforzarán por hacernos creer que nuestro pasaporte no
es válido y no nos servirá para entrar como residentes autorizados a un nuevo mundo.
Otros harán todo lo posible por arrastrarnos de vuelta al resumidero de basura del viejo
mundo, a fin de que seamos rechazados por sucios y sospechosos, y nuestro pasaporte al
mundo futuro quede invalidado.
Defienda su pasaporte teocrático; no lo manche, no lo arruinen, no permita que los
falsificadores se lo quiten. Debe entrar con él en alto, exhibiéndolo como un documento
inmaculado de ciudadanía post-Armagedón, para transitar con autorización divina las
sendas de la vida eterna”.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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De allí venía nuestro sustento, y él se sentía un benefactor. Él sabía que yo tenía que estar
solo en casa algunas horas al volver de la escuela, hasta que mamá llegara, dos o tres
horas antes que papá. Mi hermano mayor estudiaba, y sus horarios no coincidían con los
míos. En ese intervalo, el personaje rico venía con su auto, para hacerle a mis padres el
triste favor de entretenerme. Me paseaba un poco por la ciudad, me llevaba a su
apartamento, me llenaba de golosinas y regalos, y así me pagaba por los abusos que
cometía después. Eso sucedió durante varios años. (Florencio lloraba y estrujaba un
pañuelo entre sus manos.)
Un pesado silencio, lleno de dolor, apagó la conversación. Onésimo comprendía
todo, y buscaba en su mente algo tranquilizador que decir.
-Florencio, tú sabes que Jehová mira con compasión y ternura alas víctimas de la
iniquidad y a los que fueron atrapados por seductores astutos más fuertes que ellos, a una
edad en que no sabían defenderse. Se deduce que no tuviste una preparación que te
alertara si se presentaba tal situación. Algunos padres tienen la idea de que, prevenir a un
niño contra tales perversidades es arruinarles la inocencia demasiado temprano. En
cambio a mi me hicieron entender que sólo ellos, mis padres, tenían el derecho de ver o
tocar las partes pudendas de mi cuerpo cuando me bañaban. Cuando aprendí a bañarme
solo me dijeron muchas veces que no debía permitir que ningún extraño descubriera mis
partes íntimas ni las palpara, porque los órganos genitales no son juguetes ni para su
dueño ni para los extraños. Ni bien pude entenderlo, me explicaron que en ellos estaba la
simiente de la vida, y que eran dádivas de Dios para usarlos apropiadamente después que
llega la madurez y el tiempo de la procreación. Me hicieron prometer varias veces que si
alguien intentaba divertirse con mis órganos genitales, se lo diría a ellos sin demora para
que me defendieran.
-Mis padres nunca me hablaron así. Me hubieran hecho un gran favor si hubieran
dejado de lado los temas tabú y me hubieran preparado para rechazar la iniquidad.
-¿Nunca hiciste el intento de sincerarte con tus padres o tu hermano mayor?
-No. El hombre me amenazaba con cerrar el restaurante en que trabajaban mis
padres, porque no los necesitaba. Era una complicación inútil según él, una molestia que
la soportaba para hacernos un favor a nosotros. Así me corrompió, me envició, y yo no
sabía defenderme. Él me enseñó a desear desviaciones que Dios condena en su Palabra, y
me quitó las fuerzas para resistir más tarde, cuando otros buscaron lo mismo de mi.
-¿Nunca hablaste de esto con un confidente que te aconsejara, o un médico?
-Nunca hablé con alguien, pero he leído un libro excelente de un psicoanalista
sobre el tema. Da un consejo muy útil; insiste en que las víctimas de abusos sexuales en
la niñez no deben enterrar sus recuerdos, sino sacarlos a la luz, aunque eso imponga un
gran dolor, y analizarlos para almacenarlos en la mente con la mayor claridad posible.
-Es sorprendente. Lo primero que uno le diría a tal persona es que haga un
esfuerzo por olvidar.
-Si olvidar significara borrar esas experiencias de la mente inconsciente, como en
un caso de amnesia total, podría ser provechoso. Pero esa clase de olvido es imposible, y
las cicatrices son imborrables. Esos recuerdos, olvidados a medias, forman un fondo
oscuro que siguen torturándolo a uno con sentimientos de culpa. Uno llega a ser un juez
muy severo de sí mismo que se reprocha continuamente: -¿Por qué lo permitiste? ¿Por
qué no tuviste fuerzas para terminar con eso? Sólo a través del proceso doloroso de sacar
a luz los hechos, yendo tan lejos como la memoria lo permita, para aclarar cómo y cuándo
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empezó todo, uno deja establecido que no fu responsable de tales prácticas malsanas, y
que le fueron impuestas a una edad en que no podía medir las consecuencias ni ponerse a
salvo. Luego, cuando uno está en la verdad, entiende que es un designio de Satanás, que
maneja las cosas así para esclavizarnos a las exigencias de la carne caída...¿No lo estoy
cansando demasiado, hermano, con esta charla triste?
-Gracias , hermano Vargas. Sus palabras son el bálsamo que tanto necesitaba. Es
la primera vez que he podido hablar así, abiertamente, y me ha hecho mucho bien.
Cuando aún era un niño, me sentía inhibido por las amenazas de este inicuo. Después, me
aterraba la idea ser juzgado y despreciado por los demás. Estaba hundido en el pecado, y
peor aún, acostumbrado a la situación. Pensaba que nunca iba a aprender a vivir de otra
manera, hasta que me llegó el mensaje de Dios. No se imagina, hermano Onésimo, cómo
llegué a odiar a ese hombre, con “odio completo” como dice David, (Salmo 139:22). Él me
despojó de algo que nadie puede devolverme: el gozo de la niñez. La Biblia nos asegura
que la juventud va a volver y la disfrutaremos de nuevo, pero la niñez jamás se recupera.
-Sí, hermano, hoy estoy mucho mejor que el sujeto que me arruinó la vida. Él
murió en un choque, hace algunos meses, aplastado como una rata dentro de su auto. Yo,
en cambio estoy vivo, y conozco a Jehová. ¡ Eso significa mucho! Entiendo que no debo
permitir que esos recuerdos sigan torturándome. Pero cada vez vuelven con menos
frecuencia.
-Así debe ser, Florencio. El rencor es una de las emociones humanas más difíciles
de dominar. La mente vuelve casi inconscientemente a hurgar en las experiencias que
más nos han hecho sufrir. Entonces nos estremecen fuertes ráfagas de resentimiento,
pero no debemos permitir que el rencor se convierta en una obsesión enfermiza. Esto
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Álef Guímel Ramas y nidos
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puede suceder porque no tenemos el dominio perfecto de la mente, como lo tiene Jehová,
quien recuerda lo que vale la pena recordar y olvida a voluntad lo que no merece ser
recordado.
Esos pensamientos que te hacen sufrir, Florencio, se irán borrando a medida que el agua
de la verdad te lave y te restaure. Tú sabes que cada experiencia que tenemos crea un
circuito mental en el cual se asocian recuerdos, impresiones, imágenes y sensaciones. Por
ejemplo, si vuelves a pasar por un lugar donde tuviste un accidente de tránsito, todo
volverá con nitidez a tu mente, y aún sentirás reflejos del dolor físico que te produjo. Pero,
el devenir del tiempo lo irá borrando. Por eso los que se aferran a la organización de
Jehová van experimentando gradualmente la curación de cualquier tacha o herida mental
que le viejo mundo les hubiera dejado.
-Lo entiendo y lo creo, hermano. Pero, dígame, ¿por qué, a pesar de mi apego a la
organización, lloro siempre a solas? ¿Es porque todavía no he llegado a ser
completamente un hombre, aunque tengo treinta años?
-¡No, Florencio, no pienses así! La razón es que tus emociones han sido abusadas y
descontroladas en la niñez. Inicuamente, alguien te introdujo por la fuerza en las cosas
profundas de Satanás. Tu cuerpo de niño fue obligado a experimentar sensaciones que no
le correspondían, ni estaba capacitado para soportarlas. Es el mismo caso que se ha visto
últimamente en las guerras de Asia. Se les ha enseñado a los adolescentes, casi niños, a
manejar armas mortíferas y a participar en las matanzas. Forzar a un niño que ama la vida
y no entiende la razón de la guerra, a hacer el papel de un soldado, es despertar en él
emociones nocivas, que no está preparado para amoldarse a ellas. Los que sobreviven a
esas experiencias también enferman síquicamente, y a veces lloran durante el resto de su
vida.
Leyendo sobre las costumbres de los aztecas y los mayas, me enteré de que
también sacrificaban niños, porque creían que sus lágrimas eran muy aceptas a los dioses.
Hoy, los mismos demonios que respaldaban las religiones paganas del pasado, siguen
teniendo una sed morbosa por las lágrimas de los niños. Los dejan desorientados,
indecisos ante los desafíos de la vida. En muchos casos, tienen una personalidad turbia,
no aciertan con su vocación, no confían en sus propias habilidades, y no saben ponerse
metas razonables.
-Tú sabes, Florencio, que Jehová es el gran Alfarero, y nosotros somos el barro con
el cual trabaja. Tenemos que darle tiempo para hacer lo que se ha propuesto con
nosotros. Y nunca debemos pensar en darle la espalda después de haberle dado el
corazón. Tienes que tratar con todas tus fuerzas de vivir el presente y no dejar que tu
mente vuelva tanto al pasado. Tienes que tratar con todas tus fuerzas de vivir el presente
y no dejar que tu mente vuelva tanto hacia el pasado.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Quizás alguna vez hayas hecho una excursión para visitar ruinas. Hay gente que
viaja a Grecia, un viaje largo y caro, para visitar lo poco que queda de los templos de los
dioses mitológicos. Eso es instructivo. Las ruinas tienen mucho que contar. Pero, ¿qué
pensarías de alguien que se apartara de los otros excursionistas y decidiera quedarse a
vivir en ellas?
-¡Claro, sería un loco! Ya entiendo dónde quiere llegar con su ilustración, hermano.
-Me alegro, Florencio. Una vez que hayas definido y catalogado los recuerdos para
que no puedan seguir levantando acusaciones condenatorias y te dejen en paz, debes
darle la espalda alas ruinas del pasado. . Jesús lo ilustró de otra manera cuando dijo que
no se debe poner la mano en el arado y mirar hacia atrás. Hoy, en vez de hablar de
arados, podríamos hablar de automóviles. Uno no se sentiría seguro manejando un
vehículo que no tuviera un espejo retrovisor. En nuestro tránsito por la vida, también
necesitamos echar una mirada retrospectiva de tanto en tanto, pero sin perder de vista lo
que está delante de nosotros. Si solo miráramos al espejo retrovisor y dejáramos de mirar
hacia el frente, también podríamos producir mucho daño.
-Es evidente que tengo mucho que aprender todavía, hermano Onésimo, y le
agradezco todo lo que me ha hecho ver hoy.
-Todos tenemos que mejorar nuestra estatura espiritual, Florencio. Es como dijo
Pablo en Romanos 3:23...”todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios.” Unos por
las cosas que han hecho; otros porque se sienten vanidosamente superiores por no
haberlas hecho...todos fallamos en algo. Tú ya saliste de esa clase tristemente confundida
que menciona Isaías, los que dicen que lo malo es bueno, los que ponen la oscuridad por
luz y la luz por oscuridad. (Isaías 5:20) no mires a las marcas del pasado como un tatuaje
que no se puede borrar. Jehová tiene un disolvente espiritual al que ninguna mancha se
resiste. Los valores permanentes que están en tu corazón no han cambiado y están
manifestándose. Como en el ciclo de las estaciones, para los que se refugian en Jehová la
primavera siempre vuelve con una nueva floración. Debemos procurar que no nos
encuentre como tierra agotada, claudicante, que no quiere resurgir.
Alef Gimel
— Agosto 1995 —
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Alef Gimel
- Nov. 1995
DIVIDAMOS EL CAMINO
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Alef Gimel –
Dic. 1995
Lo conocí en mi niñez
domando potros salvajes
en silencioso ostracismo.
Me ofreció su guía sabia
para descubrir el mundo.
Me ayudó a nombrar las cosas
y a definir mis deberes
con un aprecio profundo.
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Alef Gimel
- Enero 1996
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como los indios, armas de piedra, como las boleadoras, dos bolas de piedra unidas por
lonjas de cuero, que servían para cazar aves zancudas como el chajá, y para enredar las
patas de los caballos de un enemigo en una batalla, o para dificultar la huida de un
malhechor que quisieran capturar.
Los gauchos todavía existen en el Uruguay y la Argentina, aunque el avance de la
civilización los ha hecho cambiar en ciertos aspectos, pero conservan algunas de las
antiguas costumbres. Muchos uruguayos se sienten gauchos una semana al año y arman
tiendas en el campo o en los parques para dormir sobre el suelo, cocinar a la manera
primitiva, y cazar animales, mientras disfrutan de la naturaleza. Esa es la semana santa
que allá se llama “semana de turismo”.
Al mismo tiempo, muchos gauchos de hoy viven en hermosas casas, tienen los
mejores automóviles, equipos de audio y toda clase de electro-domésticos.
Hay asociaciones gauchescas que se han propuesto no dejar morir la tradición y en
las fiestas patrias recorren las calles de las ciudades a caballo, vistiendo las ropas gauchas
y tocando la guitarra y cantando canciones típicas del campo.
No sabemos cómo ni cuando, se originó una costumbre que ha perdurado hasta
hoy en Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, que cada vez tiene más adictos. Se trata de
la bebida nacional, EL MATE.
Dos diferentes plantas se combinan para producir lo que para el gaucho de ayer y
de hoy, y muchos que no son gauchos, constituye un deleite que se echa mucho de
menos si uno está en un país donde no puede obtenerlo. La planta de mate produce estas
pequeñas calabazas, de todos tamaños y de bonitos diseños a causa de sus manchas. A
éstas se les hace un orificio y se las usa para poner en ellas una porción, que no debe
llenarla más de la mitad, de yerba mate. Esa es la segunda planta que entra en juego. Sus
hojas se muelen muy fino y esa es la “Yerba Mate”. La pequeña calabaza debe ser curada
dejando la yerba en ella por lo menos 24 horas después de mojarla en agua caliente, de
modo que se impregne del gusto. Después de este primer paso uno puede usarla
interminablemente para tomar mate en ella.
Otros ahora prefieren mates de vidrio, de porcelana o de acero inoxidable. Las
bombillas, que se usan para sorber el líquido, pueden ser de diferentes metales. Las más
caras son de plata con la parte superior de oro.
Últimamente, se está abandonando la costumbre de tomar mate en rueda, a causa
de las muchas enfermedades que azotan a la gente. Los médico y los maestros han
insistido mucho en que el mate debe ser individual para ser saludable.
En tiempos pasados, el mate tenía su propio lenguaje. Para el hombre de campo,
no había mejor bienvenida que recibir un mate caliente y espumoso de la mano de la
madre, la esposa, la novia, o el amigo a quien se visitaba. Los hombres lo preferían
amargo, las mujeres lo tomaban y lo toman por lo general, con azúcar, con una cascarita
de naranja o limón entre la yerba, o con una rama de cederrón en el agua. Si uno recibía
a una visita con el mate medio tibio y la yerba lavada, sin espuma, esto indicaba desprecio
y frialdad. Posiblemente sucedería esto cuando una muchacha tenía que atender a un
pretendiente que no le caía bien.. cuando el mate toma este aspecto, se le saca un poco
de la yerba usada y se le pone nueva yerba. Entonces es una expresión de bienvenida. Se
le atribuye a la yerba mate la vitamina K que es muy escasa y se le asigna el mérito de
fortalecer la cabeza. En el lenguaje popular, se le llama “mate” a la cabeza. Si usted va al
Uruguay o la Argentina más de una vez va a oír decir, por ejemplo: “¿Cómo se te metió
esa chifladura en el mate?”.
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El mate, como se toma por sorbos y se vuelve a llenar muchas veces, lleva tiempo,
permite pensar en cosas que uno quiere resolver, o recordar cosas en que la mente desea
espaciarse. Por eso se dice que el mate acompaña, llena la soledad.
Para el que no lo tomó desde la niñez o la adolescencia, para los recién llegados al
país, no es agradable cuando lo prueban. Lo encuentran fuerte, amargo, extraño al
paladar. Pero si llegan a acostumbrase a él, lo extrañan cuando no lo tienen. Muchos
extranjeros al volver a su país temporalmente, llevan consigo la yerba para disfrutarlo allá
también. Es un estimulante que ayuda a estar despierto.
El gaucho era conocido por su buena disposición para hacer favores, por eso e s
muy común oír a alguien cuando pide un favor, decir: “¿Puedes hacerme una
gauchada?”, o, hablando de una persona servicial, se suele decir: “Es muy gaucho”.
En la vida campestre, que es para él la verdadera vida, los grandes amores del
gaucho eran su compañera, que él llamaba “mi china” (no se sabe el origen de esta
expresión), su caballo, su perro, su rancho de paja y tierra, y su guitarra.
La guitarra, que también llamaban vihuela, era la compañera de sus horas de
descanso. Algunos tenían mucha habilidad para componer melodías simples y para
improvisar relatos en verso ante grupos de oyentes muy atentos. A tales improvisaciones
se les llamaba payadas. Hasta el presente, se acostumbra en fiestas de tipo campestre o
en audiciones de radio y televisión, tener payadores narrando en verso el acontecer del
día en el país, o los pormenores de la fiesta a la cual asisten.
Algunos han sugerido que no era difícil hacerle confidencias a la guitarra y contarle
sus penas y sus sueños, porque la guitarra tiene forma de mujer.
Un ejemplo de esto lo hallamos e la primera estrofa del famoso libro clásico de la
Argentina, “Martín Fierro”, que cuenta la vida, las costumbres y el sentir de los gauchos
argentinos, casi idénticos a los del Uruguay:
“Aquí me pongo a cantar
al compás de la vihuela,
que el hombre a quien lo desvela
una pena extraordinaria,
como el ave solitaria,
con el cantar se consuela.”
Este libro, Martín Fierro, está lleno de máximas, moralejas y consejos de
indiscutible sabiduría. Han sido citados por innumerables autores y siempre vuelven a
aparecer en canciones, en espectáculos populares y en posters. Una estrofa muy famosa
es aquella que dice:
“Los hermanos sean unidos,
porque esta es la ley primera,
pues si entre ellos pelean,
se los comen los de afuera.”
Alef Guimel
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SILUETAS
¡Cuántas ansias y sueños en la espera
viendo pasar los meses del invierno!
La más deseada de las primaveras
estaba cerca ya. Los brotes tiernos
anunciaban los frutos promisorios
que pesarían en la rama henchida.
Como parte del cuadro ella aguardaba
mientras cargaba un fruto de la vida.
Cantaba ante la cuna preparada
numerando los meses y los días.
La realidad del sueño se acercaba,
en ella palpitaba y se movía.
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LA MÁXIMA SENTENCIA
Alef Gimel
- Mayo 1996 -
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TEATRO FAMILIAR
PRIMER ACTO
Personajes:
Ernesto, el padre. Hombre robusto, de muy buena presencia, cabello gris; culto,
bondadoso. Tiene más o menos 60 años.
Míriam, la madre. Mujer bondadosa, muy dedicada a su hogar. Representa algo más de 50
años.
Los tres hijos mayores, enérgicos, dinámicos, no toman parte en los diálogos.
Benjamín: - Papá, mamá, ustedes saben que yo los quiero mucho y estoy muy
agradecido por todo lo que han hecho por mi. Esta discusión de hoy con
mis hermanos ha agotado la poca paciencia que me quedaba para
tolerarlos. Acabo de hacer una decisión y no voy a cambiarla. De aquí en
adelante no me sentaré más a la mesa con ellos, ni estaré presente a la
hora de las comidas.
Míriam: - ¿Qué estás diciendo, hijo? ¿Vas a comer las sobras, solo en la cocina, como
si no fueras parte de la familia?
Benjamín: - Mamá, este no es el único lugar donde se puede comer. Si uno paga, puede
comer en muchos lugares donde se vende comida.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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(Unos pasos más atrás, Míriam está enjugando sus lágrimas con un pañuelo.)
Benjamín: - Papá, mamá, ustedes oyeron la discusión de hoy. Ni la comida le cae bien a
uno cuando tiene que levantarse de la mesa en ese estado de ánimo. Mis
hermanos siempre están haciéndome notar mi falta de capacidad para
emprender cosas. ¡Yo tuve la desdicha de tener tantas enfermedades
infantiles! Cuando ellos estaban haciendo cursos de capacitación para
tantas cosas, yo siempre estaba enfermo de algo y perdiendo mis clases.
Yo sé que no tengo la inteligencia ni la energía de ellos y que no soy capaz
de emprender ciertas carreras. Ellos fueron los grandes logros de ustedes.
Yo ni debía haber nacido. Me hacen sentir como un muñeco hecho de
retazos de trapo; algo que se hace con lo que sobra, por no tirarlo.
Hoy dijeron que debo hacer planes para estar siempre con ustedes y
acompañarlos en su vejez, ya que no puedo hacerme ilusiones de triunfar
en ninguna carrera. En otras palabras, ellos van a seguir aumentando el
capital de la familia, yo solo sirvo para consumirlo.
Míriam: - Hijo querido, tu padre y yo conocemos demasiado bien tus problemas y tus
limitaciones. Nunca nos hemos burlado de tus debilidades ni te hemos
depreciado por ellas. Tus hermanos son jóvenes, llenos de vida y energía, y
no tienen la madurez que dan los años. Algún día, puede ser que ellos
mismos tengan un hijo enfermizo, y entonces comprenderán tu situación.
Quizás ni se han dado cuenta de cómo te han herido. Tenemos que
reprenderlos para que no sean tan agresivos. Todo esto es muy triste, pero
no es razón para que rehúses sentarte a la mesa con tu familia. Ese lugar es
tuyo. Tu padre y yo te lo hemos asignado con amor. Por favor, no lo
menosprecies.
Ernesto: - Es cierto, Benjamín, que tus hermanos han hecho un trabajo importante
llevando nuestros productos a otras provincias, pero eso no significa que tú
has sido un hijo inservible. Para tu madre y para mi ha sido un gozo tenerte
siempre cerca. Además, tú has escrito cientos de cartas que se necesitaba
enviar a nuestros clientes, has atendido el teléfono contestando preguntas
importantes. Todo eso ha sido un trabajo apreciable.
Benjamín: - Creo que ha llegado el momento en que yo también tengo que probar que
puedo mantenerme solo y dejar de ser el niño enfermo sobreprotegido.
Buscaré trabajo en algún restaurante, donde pueda servir mesas y lavar
platos. En esos lugares el salario es bajo, porque la comida está incluida, y
yo mismo veré cómo la hacen.
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SEGUNDO ACTO
En el mismo escenario. La mesa está puesta para una comida, con su impecable
mantel blanco y flores en el centro. Suena el cántico 91: “Siendo enseñados por Jehová”,
como música de fondeo.
-El obstinado alejamiento de Benjamín duró solamente un mes. Fuera del hogar
comprobó la frialdad y la indiferencia del mundo. Le sucedieron cosas que no había
calculado. Algunos días sintió los aguijones del hambre. También recibió propuestas
inmorales. Vio muchas cosas difíciles de entender para alguien que había vivido siempre
en el ambiente sano y limpio de su hogar.
Benjamín ignoró la propuesta, y no aceptó ninguna cita con él. Ernesto y Miriam se
enteraron de todo. Ahora los vemos escudriñando el camino que lleva hacia la casa.
Benjamín los llamó pidiéndoles perdón y preguntándoles si lo recibirían de nuevo. Ahora
podemos presenciar el emotivo encuentro. (Se oye con más volumen la música de fondo,
el cántico 91).
Benjamín llega. Sus padres lo abrazan y lo besan con mucho amor. Los tres se
apartan hacia la izquierda y se sientan en un grupo de sillas, quedando en penumbra.
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Un poderoso foco de luz blanca ilumina la mesa tendida, en segundo plano, lista
para recibir a los comensales. Desciende el volumen de la música mientras el narrador da
la conclusión:
-Todos conocemos a alguien que una vez se sentó con nosotros a la mesa del
Señor y luego abandonó su lugar, desalentado por ofensas imaginarias o reales,
desilusionado por fallas humanas, que no creía encontrar en la casa de Dios. A veces, las
cosas que ciertos hermanos hacen o dicen, pueden abrir heridas dolorosas. Nosotros
mismos, en momentos en que hemos estado bajo ciertas presiones, tal vez hemos
albergado la misma idea, inspirada por el antiguo adversario de Dios, de abandonar
nuestro lugar en su pueblo, pero felizmente no sucumbimos a ella. La mayoría de los que
se han ido, andan por el mundo con la cabeza vacía y el corazón insatisfecho. Algunos, al
irse al expresado la absurda idea de que Dios puede protegerlos tanto afuera como
adentro de su organización. Dios no tiene la obligación de seguir los pasos de los que
abandonaron sus caminos, ni tampoco de ponerles comida en la boca, como hacen los
pájaros con sus pichones, a los que rehúsan seguir comiendo a su mesa. Nosotros
seremos siempre los perdedores si abandonamos nuestro lugar porque estamos ofendidos
con otros. Rechazar la mesa de Jehová no puede ser jamás la solución de ningún
problema, pero ciertamente es la forma de abrirle la puerta a problemas muy graves.
Algunos se han portado como hijos ingratos, pero no han llegado a ser apóstatas,
sentándose a la mesa del enemigo. Para ellos, la puerta de la casa de Dios aún está
abierta.
Recordemos que, ninguna herida mental o emocional que un hermano nuestro nos
cause, puede convertirse en una herida mortal. Dios está permitiendo estas cosas para
probar nuestro corazón, porque de todas estas experiencias aprendemos algo positivo. El
resultado de este aprendizaje será sorprendente, como leemos en Isaías 54:13. se nos
asegura que Jehová enseñará a sus hijos y la paz de ellos será abundante.
Para los que siguen alimentándose de la mesa de Jehová, eso significa que los
enemigos circunstanciales de hoy serán los amigos eternos del mañana. Oremos que, a
pesar de todos los desalientos que la imperfección de otros y la nuestra propia nos
produzcan, el fin nos encuentre sentados a la mesa de Jehová.
FIN
Alef Gimel
– 1996 –
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el sueldo es insuficiente,
saben que de todos modos
siempre sobran delincuentes.
Alef Gimel
-Agosto 1996-
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EL CONEJITO ANDARIEGO
Para Dámaris, mi querida amiguita tucumana.
L.B.
En el mundo social de las palomas, Diamela es un dama muy fina y muy virtuosa.
Ha criado muy bien a sus pichones, y es tierna y comprensiva con los hijos pequeños de
otras especies del Reino Animal.
Un día, mientras volaba de árbol en árbol en una pintoresca región rural llena de
granjas, vio un hermoso conejito blanco que parecía desorientado, sin saber qué camino
tomar. Su instinto maternal la movió a descender y averiguar en qué podía ayudarlo.
- Buenos días, conejito. ¿Cómo te llamas?
- Ah...Así le llaman a esas pequeñas flores silvestres que le dan tan lindo aspecto al
campo en primavera. ¿Dónde vive tu familia?
- Con seguridad que ella no te dio permiso para salir solo y apartarte de la
familia.¿No pensaste que ella debe estar muy preocupada y buscándote por todas
partes? Tal vez está pensando que un animal más grande te mató y nunca te
volverá a ver. Tienes que volver a tu familia. ¿Cómo puedes volver lo antes posible
a la casa de don Pedro?
Macachín bajó la cabeza avergonzado y dijo:
- En realidad no sé cómo volver. Yo me salí cuando estaba amaneciendo, porque vi la
puerta un poco abierta y pude pasar. Pronto empecé a cruzar un campo grande.
Macachín se sintió muy complacido de tener una amiga tan dispuesta a cuidarlo y a
hacerle bien. Entonces le dijo:
- Si vas a ser mi amiga, yo también quiero saber tu nombre.
- Me llamo Diamela.
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- ¿Qué es Arabia?
- Es una tierra donde viven los pueblos árabes. Tiene un gran desierto de arena que
sólo se puede cruzar en camello.
- Yo los vi sobrevolando el zoológico. Son más grandes que los caballo y tienen dos
jorobas que se llenan de agua cuando beben. Por eso pueden andar muchos días por
lugares donde no hay agua para beber.
- ¿Ves, Diamela? Yo no sé nada de esas cosas. Por eso quería conocer más del mundo.
- Ustedes, los niños, siempre tienen ansias de aventuras - dijo Diamela. Creen que todo
les va a salir como lo piensan.
Macachín tenía hambre, y se acordaba de las lindas zanahorias que don Pedro les
llevaba cada mañana al jaulón donde vivían los conejos en familia. Sólo había comido
algunos pastitos desde que había salido de su hogar. De pronto vio unos hongos muy
lindos, con pintas de colores, y se dirigió a ellos. Diamela se alarmó y empezó a revolotear
a su alrededor, indicando que no debía comerlos, porque eran hongos venenosos. Lo
animó a seguir andando un poco más porque desde la copa de los árboles se veía una
casa con una huerta, donde podría encontrar lechuga, espinaca y otros vegetales.
- ¿No será esa la casa de don Pedro? – preguntó la paloma.
- No, Diamela, no puede ser, porque yo caminé mucho. En la granja de don Pedro hay
tres casas, porque los hijos viven allí, y los niños nos visitan cada día y se divierten
con nosotros.
- Ese es un dato importante, Macachín. Por ahora no se ve ningún grupo de tres casas.
Ahora, lo más importante es que te acerques a esa huerta y comas vegetales para
tener fuerzas para continuar el viaje.
- ¡No Macachín, no bebas del río! Desde arriba se puede ver que el agua está negruzca
y brillante. Trae petróleo, eso sería fatal para ti. Se ve una finca cercana, sin duda
habrá algún lugar allí de donde beben los animales. Mejor que aguantes un poco más
la sed.
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Apenas habían andado unos minutos más, Macachín siempre por tierra y Diamela de
árbol en árbol, cuando el oído fino de la paloma distinguió unas pisadas enérgicas que
quebraban las ramas secas en el suelo. Pronto confirmó lo que sospechaba, un puma
andaba por la orilla del río sin duda buscando una buena merienda.
Diamela, sin perder un minuto, descendió y aleteando agitada, casi empujó a Macachín
hacia un grupo de espesos arbustos, y los dos se refugiaron allí sin hacer ruido. Macachín
temblaba de miedo, y Diamela lo abrigó con sus alas, y trató de inspirarle confianza. El
puma pasó de largo, y cuando ya no se oyeron más los pasos pesados que quebraban
ramas secas, salieron del escondrijo, y Diamela dio gracias a su Creador.
El sol estaba declinando; apenas quedaban dos horas de luz y Diamela estaba
preocupada por Macachín y por su esposo que no estaba acostumbrado a que ella faltara
tanto del palomar después de la caída del sol. De pronto aleteó con gran alegría, porque
desde la copa del árbol en que estaba situada, veía una granja con tres casas. Bajó y le
comunicó a Macachín la buena nueva. Le dijo que, además de tres casa se veían dos
piletas de natación, una para los niños y otra para los mayores. ¡Esa sí era la granja de
don Pedro! Pero, en vez de alegrase, Macachín se puso a llorar desconsoladamente,
porque estaba agotado de tanto caminar, y no le quedaban fuerzas para hacer el último
tramo.
- ¡No llores Macachín! Nuestro creador nos salvó de varios peligros en este viaje, y
nos va a dar algún medio para llegar a tu casa. Quédate así, descansado contra el
tronco de ese árbol. Yo volaré a la casa de don Pedro en pocos minutos y trataré de
conseguir ayuda.
Cerca de la entrada, la paloma vio un potrillo todo negro con una mancha blanca cerca
de la oreja derecha, que parecía una flor adornando su piel oscura. Los niños le llamaban
el morocho. Diamela se paró sobre su cabeza y le habló al oído, explicándole el problema
que se le había presentado. El morocho estuvo muy contento de cooperar porque conocía
muy bien a la familia Conejidez. Todos ellos, igual que él, habían nacido y vivían en la
misma granja. Llegaron pronto al lugar donde el conejito los esperaba, casi desmayado de
cansancio.
El potrillo se acostó y estiró la pata delantera izquierda formando un puente para que
Machain subiera a su lomo. Luego se incorporó muy lentamente. Diamela se posó detrás
del conejito y lo cuidaba. Pronto llegaron al jaulón de los conejos. El morocho se hincó en
tierra suavemente, para no dañar su delicada carga, y luego inclinó un lado de su cuerpo
para que Macachín se deslizara como en un tobogán.
Al ver que el morocho traía a Macachín sobre su lomo, y que parecía tan decaído,
los conejos se apiñaron alrededor de la entrada.
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Las zanahorias que don Pedro les había traído a la mañana estaban intactas, nadie
había podido comer durante el día a causa de la ausencia injustificada de Macachín.
Invitaron a Diamela a quedarse un poco de tiempo con ellos, pero ella estaba ansiosa por
volver al palomar donde su esposo la esperaba.
- Yo pasaré por aquí de vez en cuando para ver cómo están. – les dijo. Le he tomado
gran cariño a Macachín y me gustará ver cómo está creciendo.
- Jamás podremos pagarte lo que has hecho por Macachín.- le dijeron todos.
Para los buenos de corazón, la mejor recompensa para una obra de amor es el
privilegio de haberla realizado, y guardarla entre sus más queridos recuerdos.
Alef Gimel
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Han pasado tres años desde que dejaste tu lugar. Ya me acostumbré a mi papel de
madre-padre, a hacer sola mis propias decisiones y a demandar la obediencia indivisa de
los niños. Con la ayuda de Dios no ha sido tan difícil adecuarme a lo que exigen mis
responsabilidades ensanchadas.
Alguien me mencionó que tienes un hijo con tu nueva esposa. Quizá un día
cualquiera nos crucemos en la calle y lo vea en tus brazos. Estoy segura de que de mis
sentimientos muertos y enterrados no brotará rencor ni dolor, ni me perturbara el simple
cálculo de que ahora existe uno más para consumir tus recursos, que te hará diezmar lo
que tienes que darle a los hijos que dejaste atrás en tu camino. Ellos también se han
resignado a la mísera porción que les das de amor y de tiempo.
Tu desamor, tu traición y tu desprecio, ya casi no me duele. Son hojas secas que el
río del tiempo se llevó.
Hoy puedo analizar serenamente los hechos que produjeron el sentimiento que nos
atrajo con tanta fuerza. Tú me decías que estabas demasiado solo y necesitabas alguien
que te ayudara a edificar tu felicidad. Yo también tenía un vacío viejo y profundo para
llenar. El hecho de no haber conocido a mi padre me hizo desear siempre la atención y
protección de un hombre. No me importó que nuestras personalidades fueran tan
diferentes.
Hoy entiendo mejor que nunca las palabras de Jeremías 17:9: “El corazón es más
traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo?” Sí, es
traicionero porque a veces rehúsa entablar un diálogo serio con la mente. Teme que el
análisis razonado de los hechos mate su ilusión y enfríe el entusiasmo loco con que se
lanza a lograr sus objetivos sentimentales. También es desesperado, como dice el profeta.
Es un niño que no sabe esperar. Se apresura enceguecido en busca de ternura y
comprensión. Cree que el hecho de estar buscando algo que de veras necesita es una
garantía de éxito. Quiere apagar su sed bebiendo en espejismo y piensa que lo va a
convertir en agua.
Nos hemos defraudado mutuamente al esperar una unión perfecta a pesar de
nuestras diferencias. Frecuentemente han vuelto a mi mente las acertadas palabras de
Khalil Gibran, el celebrado poeta de la India, refiriéndose al matrimonio:
“Cantad y danzad juntos y sed alegres, pero permitid que cada uno se sienta solo.
Así como la cuerdas de un laúd se encuentras separadas aunque se estremezcan con la
misma música”. Ciertamente, las cuerdas de un laúd no pueden fundirse en una sola, pero
separadas pueden producir la misma melodía.
También las palabras que él escribió sobre los hijos me han dado un enfoque
diferente y algo en qué pensar:
“Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la Vida, deseosa de sí misma.
No vienen de ti sino a través de ti, y aunque estén contigo, no te pertenecen.
Puedes darles tu amor pero no tus pensamientos. Puedes abrigar sus cuerpos pero no sus
almas, porque ellos habitan el mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños.
Ustedes son los arcos de los cuales sus hijos han sido lanzados como dardos vivos.”
Aunque es muy poco lo que tengo que agradecerte a ti personalmente, siento una
gratitud inmensa hacia la Vida que se sirvió de ti para multiplicar sus dones y concedernos
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Alef Gimel
– Diciembre 1996 –
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Y si es preciso un día
que despidas de ella por ahora,
prométele un abrazo conmovido
cuando te alce del polvo,
tendiéndote su mano bienhechora.
Alef Gimel
– Dic. 1996 –
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Alef Guimel
México, Mayo 8 – 1997
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Colombia en Abril
Colombia generosa, te veo estallando en flores.
El cielo nunca olvida las lluvias merecidas
Que le dan a tus campos esa alfombra esmeralda,
Bendicen tus plantíos y nutren tantas vidas.
Ha inundado tu tierra
Una absurda marea de iniquidad y vicio.
Crecientes multitudes embotadas
Se dirigen a un hondo precipicio.
Alef Guimel –
Colombia, Abril de 1997
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México en Mayo
Déjenme entrar amigos,
vine a comprar recuerdos
para un archivo inmaterial guardado
en recónditos fueros de la mente.
Allí recurriré frecuentemente,
buscando los genuinos sentimientos
que renuevan el gozo de estar vivo
en horas de pesar y agotamiento.
Alef Gimel
(Lira Berrueta)
México, Mayo de 1997
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El sábado, ella nos llevó con su auto a Facatativa, el nuevo Betel que es un anticipo
del Paraíso- allí la primavera estaba en su apogeo. Sábado y domingo fueron días muy
propicios para recorrer los lugares más hermosos de los alrededores. Volvimos al Río
Neusa con sus paisajes agrestes y a la Cabaña Alpina, con sus exquisitos lácteos.
Fue pintoresco el descenso, porque el aeropuerto está a la orilla del mar. El grupo
nos saludó efusivamente, y muy poco después estábamos en un apartamento en la playa
El Rodadero, que ellos habían alquilado para que estuviéramos más cómodas. Pertenece a
una hermana que se ocupa en preparar y alquilar apartamentos para turistas, y este
estaba en los altos de la casa de ella, de modo que era muy fácil bajar y pedirle prestado
cualquier cosa que necesitáramos. Allí pasamos 5 días con Laudy Bustamante, una
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CARTAGENA
El aspecto colonial antiguo se conserva sin cambios. Los frentes de las casas
pintados en vivos colores y su balcones de madera y barandas en colores contrastantes,
siempre de buen gusto, desbordando de flores, tiene un encanto especial. La ciudad
amurallada, los castillos, algunos enclavados a gran altura, como el Castillo de la Popa,
que iluminan de noche, todo representa un pasado que da mucho en qué pensar,. Los
enormes conventos con sus patios interiores llenos de plantas tropicales, hoy han sido
convertidos en hoteles de turismo. Nada ha sido cambiado. Aún los antiguos faroles
amecha hoy son los mismos, convertidos en faroles eléctricos. En el hotel “Santa Clara”,
hay una placa de bronce que dice que algunos personajes célebres fueron encarcelados
allí. Junto a éstos edificios tan cuidados y bien conservados, hay uno de deplorable
aspecto, que jamás se pinta ni se renueva, en señal de repudio a lo que representa. Es el
edificio de la que fue llamada “La Santa Inquisición”. Además de sus cuartos de tortura
contenía hasta hace poco cuadros que herían la sensibilidad y otros muy inmorales que
fueron sacados porque ahora llevan niños de los grados superiores de las escuelas para
enseñarles la dura lección de lo que fue el pasado. La calle del costado se llama “Calle de
la Inquisición”.
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Otra edificación es un testimonio condenatorio para lar religión falsa que estaba
atrás de todo lo que se hacía entonces, son las bóvedas, hoy convertidas en puestos de
artesanías, objetos de arte, ropa y cosas atractivas al turista. Fueron construidas para
servir como lugares de ejecución para miles de esclavos negros que luchaban por su
libertad. Los habían cazado como fieras en África y los traían a Colombia para trabajar
para los españoles. Cuando se multiplicaron mucho y querían ser libres, los encerraban
por cientos en esas bóvedas donde no se ve una ventana. Allí, sin aire, sin luz, sin agua
un comida, morían en desesperación detrás de una puerta metálica cerrada con trancas y
candados, que a la fuerza de todos juntos jamás podría abrir. Una de esas puertas
permanece así, cerrada con un gran candado, para que el público vea el origen de esas
funestas bóvedas. La parte moderna de Cartagena es muy llamativa, con hermosos
hoteles y edificios. Dalí no hay invierno, un intenso calor domina las horas del día. A la
noche sopla un viento fresco del mar y se puede descanar bien.
Un día muy singular fue el domingo, cuando hicimos la excursión a la isla Barú. Es
el paseo predilecto de los turistas y los cartageneros. La isla está mar adentro como una
hora y media de viaje. Se pasa ante otras islas en el camino, dirigido por boyas. La razón
de estas es que hay obstáculos que fueron colocados en el fondo del mar por lose
españoles, a fin de que encallaran los piratas que venían a robarles el oro. Al encallar,
eran cañoneados desde las fortalezas y se hundían sin lograr sus fines.
La isla Barú, con sus plagias de arena muy blanca, especialmente en la parte que
llaman Puerto Nahito, está llena de quinchos con perezoso y sillas para que el turista pase
un día cómodo de descanso. En el precio del pasaje van incluidos bebidas a bordo a
elección, almuerzo en la isla, y toda la bebida y fruta que uno quiera consumir.
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Hacia México
El martes 6 de Mayo, temprano en la mañana, estábamos de vuelta en el
aeropuerto, saliendo para Bogotá con Avianca, para combinar con la salida del avión para
México tres horas después.
Así dejamos atrás Cartagena, ese cautivante conjunto de islas del Mar Caribe, con
cuatro siglos y medio de historia. Cartagena, conquistada y defendida por ardor por los
españoles, oprimida por la religión mundana, amenazada por los piratas, enriquecida por
los esclavos negros, perdida con dolor por los indígenas, y al fin abandonada en derrota
por los prepotentes españoles que dejaron en ella valioso edificios y muy malos recuerdos.
En Betel, ocupamos una pieza muy bien decorada, donde se alojan ocasionalmente
los miembros del cuerpo gobernante. Tenía una pequeña heladera bien provista. Sobre la
cómoda había varios paquetes de deliciosas galletas y maníes. Estábamos muy cerca de
Ernesto y Leonor, sólo dos puertas de por medio, y ellos venían a buscarnos a la hora de
las comidas y estaban muy atentos a hacernos cualquier favor que necesitáramos. Con
ellos fuimos a ver la fabulosa construcción cercana, para la cual fue rellenado e l lago
Texcoco. Ya está completa en un setenta por ciento, con nuevas viviendas para aumentar
a dos mil el personal de Betel. Falta edificar y trasladar la imprenta, que seguirá surtiendo
con literatura, no sólo a loa once mil congregaciones de México, sino también a otros
nueve países.
En una de las tantas vueltas por la capital, un hermano nos hizo una gran plaza
arbolada, y nos dijo: “Esa es la alameda, donde ejecutaban a la gente durante la
Inquisición” – En muchas partes hay un dedo acusador señalando a Babilonia, para que
sus crímenes no sean olvidados.
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GUADALAJARA
Héctor Silva (hijo) es el más fiel de mis corresponsales en México. Era muy joven
cuando me escribió por primera vez a fines de 1981, solicitando mis libros, que un
hermano argentino le había dado a conocer.
Nuestro hospedaje estaba en casa de Juvenal Núñez, muy cerca de los Silva.
Teníamos un dormitorio para cada una, y disfrutamos mucho de la amorosa disposición de
Lupe, la dueña de casa, y de su hijita menor, Anita, de once años, la única que queda en
casa. Desde que uno entra, tiene una prueba evidente de está en un hogar teocrático, si
se acerca a la jaula de una lorita y la saluda. La invariable respuesta del ave es: -“Jehová
es mi pastor”.
Héctor y Aída habían arreglado sus vacaciones para esa fecha y nos dedicaron
mucho tiempo. Volvimos a recorrer Guadalajara y a apreciar sus muchos edificios y plazas
antiguas, con sus rasgos coloniales. El nombre de la ciudad, la segunda de México,
significa – “Agua que corre sobre piedras.” Tiene 9 millones de habitantes, 290
congregaciones y 14 circuitos. Esto le da a Héctor Silva la oportunidad de usar su vasta
experiencia, sustituyendo a algún superintendente de circuito cuando hay necesidad.
La agradable visita de Rafael Jaimez que había viajado desde Zacatecas, fue otra
nota especial de esos días en Guadalajara.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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El jueves 15, toda la congregación fue invitada a una reunión social en casa de un
hermano, y allí hubo oportunidad de relatar más experiencias y disfrutar de edificante
compañerismo.
El domingo 18 salimos para la capital después del desayuno, con Héctor y Aída en
su auto. Las carreteras en México se mantienen impecables. Hay equipos arreglando
cualquier pequeño desperfecto. Cada pocos kilómetros hay un teléfono, en caso de que un
motorista tenga que pedir auxilio, y un manantial del que puede extraer agua para el
motor o cualquier otro uso, menos para beber. La gente en México bebe solo agua filtrada
o agua envasada y purificada, lo mismo que en Colombia.
ACAPULCO
Llegamos a la capital después del anochecer y fuimos a hospedarnos encasa de los
hermanos José y Josefina Vieyra, ambos oriundos de Acapulco, el famoso balneario donde
tantos multimillonarios norteamericanos tienen sus casas de veraneo. Ellos planearon una
excursión rápida a Acapulco para que conociéramos el lugar, y a la familia de José, padres
de diez hijos, todos Testigos. Los mexicanos en general tienen familias muy grandes. Esa
es n parte la explicación del fenomenal crecimiento de nuestra obra en México. Los hijos
siguen a los padres y ayudan a formar congregaciones rápidamente. México tiene
actualmente (1997) once mil congregaciones y casi medio millón de publicadores,
organizados en 511 circuitos y 36 distritos. La población del país está muy cerca de los 95
millones.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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BALBUENA
Surgió varias veces la pregunta: -“¿Cuándo vendrás a México otra vez?” – “Poco
después del año 2000”- era la única respuesta posible, teniendo en cuenta la esperanza
segura de un pronto cambio en la historia de hoy.
Aquel amoroso grupo que nos acompañó al aeropuerto pasó a ser una querida
imagen más en nuestro archivo mental.
El regreso con Lan Chile fue placentero y sin inconvenientes, como fueron todas las
etapas del viaje. Llegamos a Santiago a las siete de la mañana del viernes 23. a las 14:50
volví a salir en camino a Montevideo. Había hecho mucho frío en Chile unos días antes. La
cordillera de los Andes estaba completamente nevada. Era un espectáculo hermosísimo.
La puesta del sol entre nubes de tormenta, vista desde la altura, también fue algo fuera
de lo común.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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los ojos plenos de amor de Jehová velan sobre todo su pueblo. Cuando Labán y Jacob se
separaron por tiempo indefinido, expresaron la misma confianza en Génesis 31:49:
“Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando estemos situados sin vernos el uno al otro”.
V.NM.
“Atalaye Jehová entre mí y ti, cuando estemos ausentes el uno del otro”
Versión Moderna
Montevideo, Junio1997
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EL ESPEJO ENTERO
Mi querida Astrid:
Aquí estoy una vez más, con algunas hojas en blanco delante de mis
ojos, contándole al papel muchas cosas que me gustaría conversar contigo cara a
cara. Pero, todavía nos separan miles de kilómetros. Todavía falta un poco para
romper esa ausencia de cinco años y volver a gozar de la mutua compañía.
Me siento muy feliz porque el fin violento del aborrecido viejo mundo te
encontró firme en tu lugar, sirviendo fielmente a Dios junto a tu buen esposo, en el
lugar donde los dos tanto deseaban estar, África.
Esta es para mi un maravillosa compensación por la ausencia, la distancia, la
nostalgia y la lucha por superar la soledad, que es comúnmente la porción de los que
hemos envejecido. Tenemos que mirar con una extraña mezcla de gozo y pena a los
hijos que se van de casa porque la vida les señala sus caminos, asignándoles logros y
privilegios que sólo podemos disfrutar con ellos desde lejos.
¿No te parece un sueño, Astrid, que ya haya pasado lo que tanto
esperábamos?¡ Qué inolvidable experiencia haber sido testigos de la ira de Dios contra
un mundo que difamó Su Nombre y causó daño a Su pueblo y a Su obra manual, la
tierra?
El haber visto la furia de los elementos naturales desatada contra los inicuos y
a la vez sabiamente controlada para no dañar a Su rebaño humano, fue muy
conmovedor. ¡Cómo cobraron relieve aquellas penetrantes palabras que Jehová dio a
Job, en el capítulo 38: 22 y 23: - “¿Has entrado en los almacenes de la nieve o ves
siquiera los almacenes del granizo, que yo he retenido para el día de pelea y guerra?”.
La intervención de los ángeles, cuidándonos y guiándonos en todos los
momentos claves, es algo que nos une a nuestro Creador con un lazo de gratitud
eterno, indisoluble, más allá de todas las palabras con que pudiéramos intentar
describirlo.
La justicia de Dios, como un poderoso rastrillo, se ha llevado la cosecha de la
iniquidad que plagaba la tierra, y nos ha dejado a nosotros sus siervos como rebuscas
marginadas.
No éramos tanto mejores que otros den el mundo. Imperfectos, inestables,
indecisos en algunas cosas, olvidadizos y mal agradecidos en otras. ¡Menos mal para
nosotros que Dios tuvo un solo requisito inexcusable como vara de medir: nuestra
lealtad a Su soberanía universal! Ese requisito invalorable obró como el eje
estabilizador que sostuvo en su lugar las demás cosas: la moral, la honradez, la
bondad para con el prójimo, la diligencia en el trabajo, y el cuidado de la salud todo
era necesario relacionarle con el Reino. Todo valía la pena por el Reino. Toda la
adversidad se hacia soportable por la esperanza del Reino.
Hoy, el corazón vibra de gozo porque el amado sol ya nonos daña; porque el
ozono ha sido restaurado; porque los árboles recobraron la salud; porque los ríos y los
mares han vuelto a ser cristalinos; porque la tierra nunca dejará de alimentarnos, y
más que nada, porque el Cielo nos mira con favor y ternura.
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Me invadió una gran alegría cuando nos anunciaron que el correo ya estaba
mundialmente reorganizado, y que cientos de miles de kilómetros de líneas telefónicas
ya estaban siendo reparados. ¡Ahora estaremos en contacto directo con tantos amigos
queridos! Pronto nuestro nuevo mundo feliz estará estrechamente unido por los
medios de comunicación.
Hoy, como te decía antes, es un día en que siento un gran deseo de tenerte a
mi lado. Nunca pensé que pasaríamos cinco años sin vernos. Problemas económicos y
de salud me impidieron viajar para verlos o reunir el dinero necesario para invitarlos a
venir. Pero, ¡qué gran felicidad es saber que de aquí en adelante todo lo bueno será
posible y nunca ,más habrá proyectos frustrados!
Hoy necesito conversar contigo. Mi amor de madre nunca podría darle tu lugar
a otra persona. Han estado reviviendo en mis recuerdos los momentos emocionantes
en que entraste en mi vida. Te lo he contado en diferentes ocasiones, porque nunca te
oculté que eras una hija adoptiva que fue recibida como una bendición de Dios.
Aquél día, yo estaba entretenida trabajando en el pequeño jardín de nuestra
casa, cuando se acercó a la verja una muchacha joven, pobremente vestida, con un
bebé en los brazos. Me saludó y me rogó que la escuchara un momento. Cuando me
acerqué para oírla mejor, ella vio lágrimas en mis ojos. Me dijo:
-Se ve que usted está triste como yo.
-Hoy hace tres años de la muerte de mi madre, y esta fecha me pone
sentimental, porque la extraño mucho.
-Comprendo, señora. Se ve que usted es una buena persona. Hace horas que
vengo caminando y tratando de hablar con alguien, pero nadie tiene tiempo para
escucharme. Mi nena tiene seis días. Les rogué en el hospital que me dejaran quedar
un poco más, porque no tengo dónde ir, pero esta tarde me dijeron que no podían
tenerme más tiempo, porque necesitaban el lugar. Tengo parientes en el interior, pero
hace años que no los veo, y no sé bien dónde viven. Tendré que andar de acá para
allá, haciendo averiguaciones, por eso estoy buscando alguien que me haga el gran
favor de tenerme la nena por unos días. Soy anémica y me siento muy débil.
-¿No tienes parientes en la capital?
-Tengo a mi padre, pero él está furioso conmigo porque soy soltera, y me dijo
que no volviera a casa cuando saliera del hospital. El padre de la nena se cambió de
barrio y no sé dónde encontrarlo. Quiero pedirle un favor, señora. Ponga un poco de
leche tibia en esta mamadera, rebajada con agua, para que no le caiga mal a la nena.
Hace varias horas que no come nada, y yo no tengo buena leche para darle. Me he
alimentado mal últimamente.
Era imposible no atender a su ruego. La hice pasar a la cocina y le serví un café
con leche caliente a ella, y una merienda. Mientras ella comía, te tomé en mis brazos y
te di la mamadera.
Un raudal de sentimientos reprimidos inundó mi corazón, como si realmente
meciera en mis brazos a la hija que nunca había tenido. No pude menos que pensar:
¿Qué bueno si Dios me enviara una criatura así, para llenar en parte el vacío que dejó
mi madre!- Y así resultó ser.
La muchacha preguntó directamente:
-¿Sería usted tan buena de tenerla por unos días hasta que yo vuelva?
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-Sí...no sería una carga para mi. La cuidaré muy bien. Apúntame tu nombre en
ese papel. Yo te daré una tarjeta con mi nombre y el de mi esposo y nuestra dirección
para que sepas dónde encontrar a tu hija cuando vuelvas.
Ella anotó: Juana Medina – y agregó: No puedo darle ninguna dirección porque
no sé en qué parte voy a estar, pero en cuanto esté ubicada volveré. Las lágrimas
inundaron sus ojos cuando te besó al despedirse. No era fácil evidentemente, dar el
paso que estaba dando.
Esa noche, cuando Eduardo volvió de su trabajo, le conté la historia. El miró
con pena, pero non desaprobación, y simplemente dijo:
- Vamos a ver si vuelve.
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ministerial. Los cuatro estábamos convencidos de que nada que el mundo pudiera
darnos podía compararse con el tesoro de la verdad.
Era lo que yo había buscado siempre, con un hambre espiritual abrumadora,
escudriñando libros limpios y nobles, con la esperanza de hallar explicación a la razón
de la existencia y la manera de saldar nuestra incalculable deuda con el que nos había
dado el ser. Tenía la ilusión de que algún pensador en el mundo hubiera llegado más
lejos que yo en la agotadora tarea de definir lo que somos y por qué estamos aquí.
Sentía que los humanos debíamos tener una responsabilidad imposible de
medir para con el Autor de todo lo creado, pero no sabíamos cómo enfrentarla en
nuestro limitado radio de acción.
En un libro de un poeta español de los últimos tiempos, Salvador Espriú,
encontré una ilustración que nunca se borró de mi mente. El autor escribió: - El espejo
de la verdad se rompió en trozos en el Origen, en fragmentos muy pequeños y cada
uno de estos pedazos, recoge sin embargo, una pequeñísima parte de la auténtica luz.
Así anduve yo por el mundo más de cuarenta años, juntando los pedacitos del
espejo donde los hallaba, sin poder formar nunca el espejo completo que reflejara
toda la verdad. La Biblia por fin vino a ser ese espejo que yo contemplé deslumbrada,
con la fascinación y el asombro del que ha cavado mucho por un tesoro de inmenso
valor, y por fin lo tiene ante sus ojos.
La visión profunda de la verdad me dio fuerzas para seguir viviendo después de
despedirme de Eduardo hasta la resurrección. Entonces, tú y Jorge fueron mi mayor
consuelo y apoyo. Sin embargo, no salió de mi una sola palabra que debilitara la
decisión de ustedes cuando el espíritu de Dios los motivó a ofrecerse para servir en
otro continente, donde había mayor necesidad de ayuda.
¡Cuánto le agradezco a Jehová que me haya dado la fortaleza necesaria para
enfrentarme a estos cinco años, los más difíciles y solitarios de mi vida, con el gozo
íntimo de haberle dado hasta el fin todo lo que mi flaqueza humana fue capaz de dar!
Conocí esa felicidad especial, amasada con lágrimas, ese extraño regocijo que
produce el darle a Dios, no lo que sobra, sino lo que se arranca con dolor.
Espero encontrar un día entre los resucitados, al autor de esa ilustración y
decirle: -Señor Espriú, ¿cómo se siente en las filas del pueblo de Dios como ciudadano
del nuevo mundo¿ ¿No le parece maravillosos que ya no tengamos que usar
fragmentos de espejo para perseguir algunos reflejos de luz? ¡Dios nos ha dado el
espejo entero para captar todos los matices del arco iris, y todo el deslumbramiento
de la luz y la verdad!
Alef Gimel
– Julio 1997–
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La soledad ha sido casi siempre, la porción de la tercera edad. Una porción ácida al
paladar, y difícil de digerir, agravada frecuentemente por la impresión de ser una cargapara
los demás, algo que los retarda en sus caminos y dificulta algunos de sus logros, aún en el
caso de hijos amorosos y considerados, dispuestos a cumplir con sus deberes hacia la
generación que los precedió.
Yo en cambio, he preferido tratarla y evaluarla como alguien que me ayuda; asignarle
deberes de institutriz, para que pueble mi vida interior de cosas valiosas que me compensen
por lo poco que ven mis ojos y lo poco que recogen mis oídos, y por lo que tiene que dejar
atrás mi paso retardado. Por lo tanto, no la miro como una enemiga. He preferido llamarla:
―HERMANA SOLEDAD―
Siempre me tonificas y me animas
cuando vienes con flores en el pelo
y con fotos antiguas de tonos diluidos,
probando que no todo se esfuma y se diluye,
rescatando el impacto de momentos queridos.
Retengo la dulzura que dejas en mi boca,
y el eco persistente de tu voz armoniosa
que suena como el agua saltando entre las rocas.
Me llamas desde adentro,
aún cuando el bullicio continuo de la gente
obstruye la expresión del pensamiento.
Amortiguas los ruidos exteriores,
y te oigo cantar serenamente.
¡Cuánto aprecio y disfruto
tus mantos de silencio iluminado,
tu obsesión de ser útil,
tu álbum de recuerdo constructivos
que reciclan las horas del pasado!
Tus íntimos coloquios con la lluvia
desbordan de consuelo persuasivo.
Tus ojos horadando las distancias
van en busca de temas sugestivos.
¡Qué bueno que aprendiste a acompañarme
y a convertir en música lo que hiere y asombra;
a discernir mensajes que son sólo un murmullo
de voces que se esconden en dobleces de sombra!
Precisamente ahora, cuando los días son lerdos
y se van deslizando desprovistos de acción,
para los ojos miopes es realidad el mañana
mientras sigue latiendo cansado el corazón.
Alef Gimel
– Mayo 1997–
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EL RÍO Y EL MAR
Pero, había un tramo de la costa en que el río y el mar se encontraban, y ese era
un rincón maravilloso en medio del paisaje variado de la tierra. Allí uno podía disfrutar del
ánimo meditativo del mar y también de la disposición cantarina del río. Nadie podía decir
que chocaban o que alguno de los dos se resentía por la presencia del otro.
Pero, alguna gente iba allí a propósito, para disfrutar del encuentro del río y el
mar. Los crepúsculos y los amaneceres alcanzaban en ese lugar una belleza particular, con
su doble juego de reflejos. Las aves marinas se cruzaban en su vuelo con los pájaros
amigos del río. A la gente que amaba la belleza le gustaba el lugar para meditar o para
hablar con otros de cosas confidenciales. A los niños les atraía bañarse en esa mezcla de
agua dulce y salada. El río había ganado en serenidad y el mar en dulzura. El río había
depuesto su insaciable ansia viajera y el mar su antiguo gesto austero.
Más allá de los médanos y los bosquecillos que bordeaban la playa, se levantaba la
pequeña población de aproximadamente ocho mil habitantes que debía a este paisaje su
descriptivo nombre: Playa Plácida.
Cuando el día despuntó un hombre joven abrió los ojos somnolientos y contempló
el dorado levantamiento del sol sobre aquél ángulo azul que formaban el río y el mar.
Había dormido bajo los árboles. Playa Plácida suponía para él un nuevo intento y
posiblemente un nuevo fracaso. Sus ojos tristes y sin brillo abarcaron el grupo de casas
más cercano a la costa. Desde aquél lugar alcanzó a leer un letrero: FÁBRICA DE
AZULEJOS MAR Y RÍO DE PEDRO LABORDE.
Al salir en libertad parecía que nada tenía sentido ya. Familiares, si quedaban
algunos en Italia, no los conocía. Amigos de la infancia, habían quedado muy lejos, en
aquella provincia norteña de donde él y su madre habían salido para venir a reclamar una
herencia que no llegó a las manos de ellos. ¿Volver allá? Eso no cambiaría las cosas;
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Al llegar, preguntó por el dueño, Pedro Laborde, como había leído en el cartel. Lo
condujeron hasta un escritorio donde un hombre de rostro bondadoso, que representaba
unos sesenta años, estuvo dispuesto a escucharlo, y lo invitó a sentarse frente a él.
Pedro no tardó en deducir que Roberto Dellfiori había pasado por un gran
problema. No era normal que un joven que se expresaba correctamente estuviera
dispuesto a hacer cualquier trabajo y pidiera un lugar donde dormir en cualquier rincón de
los galpones, porque no tenía dónde ir.
Cuando Pedro le preguntó cuánto deseaba ganar como salario, contestó:
- Lo que puedan darme.
Con su aire paternal y su experiencia, Laborde no tardó en llegar al fondo de la
historia. Roberto y su madre habían venido desde el norte del país para recibir como
herencia los campos de su abuelo italiano y la vieja casona en que su madre había pasado
la niñez. El abuelo les había escrito que su salud había decaído mucho y esperaba vivir
sólo unos meses. Deseaba ardientemente que su única hija, ahora viuda, y su nieto
estuvieran cerca de él en sus últimos días.
Ellos habían decidido arreglar sus asuntos para volver definitivamente, pero alguna
cosas demoraron la vuelta. Había que conseguir la anulación del contrato de alquiler, para
no tener que pagar los meses que faltaban para cumplirlo; había que tramitar el traslado
de la pensión que la madre recibía como viuda, vender algunos muebles y reunir algo de
dinero extra para el viaje.
Cuando llegaron, hacía una semana que el abuelo había dejado de existir. El
administrador se había encargado del entierro y allí estaba la cuenta, junto con la del
médico. La casa les produjo una impresión muy deprimente, desolada, fría y sucia.
Faltaban los cuadros y algunas cosas de valor que el abuelo conservaba con mucho
aprecio. Prefirieron ir a una pensión mientras se arreglaban las cosas y luego pintar,
limpiar, y hacer de la casa un lugar grato para vivir. Ellos eran los únicos herederos, pero
había problemas serios que enfrentar. El abuelo Luis había despedido a los dos peones
que trabajaban en el campo porque no rendían y se llevaban la mayor parte de la fruta
para venderla para su provecho. El administrador no había pagado por largo tiempo los
impuestos y las contribuciones inmobiliarias. La luz eléctrica estaba cortada porque no se
pagaba. Era necesario buscar un abogado que pusiera todo en orden para disfrutar luego
de lo que quedara, libres de deudas. Una vecina les recomendó a su tío, el doctor Albetini,
hombre serio y de mucha experiencia en manejar casos difíciles.
-Después de muchas idas y venidas, y firmar toda clase de papeles, el abogado nos
presentó en detalle las deudas a pagar. Se necesitaba una cifra abultada para pagar los
sueldos del administrador y los dos peones que no habían cobrado por varios meses.
Había una deuda de impuestos y contribuciones con el gobierno. Para que fuera menos
molestia para nosotros, el abogado se ofrecía bondadosamente a pagar todo, para luego
cobrase con una parte del campo.
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Evidentemente, todo era un fraude. El abuelo Luis pagaba puntualmente a los que
trabajaban para él. Los recibos que les habría hecho firmar no aparecieron. Tanto el
administrador como los peones no eran la clase de personas que hubieran seguido
trabajando sin cobrar. El abogado había tejido una fábula y estaba sobornando a esa
gente para que dieran falso testimonio. Al fin nos informó que, una vez saldadas las
deudas y los intereses, sólo nos quedaría un poco de dinero.
Cuando me enteré de eso, señor, la sangre se convirtió en fuego en mis venas.
Aunque jamás había pensado en matar a nadie, compré una pistola en una armería.
Asumiendo un aire de indiferencia, me presenté en la oficina del doctor Albertini. Ése fue
el último día en la vida de él, y el último día de vida normal de vida para mí.
Lamentablemente, también fue el último día de tranquilidad de mi madre.
- Por supuesto, no se puede felicitar a nadie por tomar la justicia en sus manos,
pero, para que te sientas mejor muchacho, te diré que cuando se difundieron las noticias
de la muerte de esa rata, mucha gente dijo: -¡Al fin alguien tuvo el coraje de darle lo que
merecía! ¡Lástima que no sucedió veinte años antes!- Una tía mía tuvo una experiencia
muy parecida a la tuya. Unos terrenos cerca de la terminal de autobuses, que el gobierno
le compró a él para hacer allí la plaza de juegos infantiles, pertenecían a mi tía viuda,
herencia del abuelo de su esposo. Ella tuvo la mala idea de ponerlos en manos de él para
que tramitara la herencia, y él terminó haciéndose dueño de todo, como hizo con las
herencias de tantos otros.
¿De qué le sirvió? Ha descendido a la tumba con un mal nombre, sin poder llevarse
nada de su fraudulenta fortuna, dejando detrás de sí el clamor de los que aborrecen su
nombre y aplauden su muerte. Yo estudio la Biblia, ¿sabes? Y también predico lo que
enseña, porque allí está la verdadera sabiduría. La Biblia dice que un buen nombre es
mejor que el buen aceite. Antiguamente, la gente pagaba mucho dinero por los
ungüentos, o aceites perfumados que hacían más agradable su presencia, como sucede
hoy con los buenos perfumes. Pero, el buen nombre de una persona esparce un olor grato
aún en su ausencia. Es el mejor adorno, un lujo que no se puede comprar con dinero.
-Entiendo, señor. Yo eché a perder mi buen nombre, y tal vez nunca vuelva a ser
bueno.
-Te equivocas. Te queda una posibilidad que aún no has explorado: Hacerte un
buen nombre para con Dios.
-¿A usted le parece que Dios tendrá interés en mi después de lo que hice?
-Pienso que es tu falta de conocimiento de la Biblia lo que te hace ver todo tan
negativamente, Roberto. Si te quedas con nosotros y permites que te enseñemos la
verdad, te vas a maravillar del alcance de la misericordia de Dios. No debe ser simple
casualidad lo que te trajo hasta aquí. Probablemente, este es el momento señalado por
Dios para que tu vida tome otro rumbo y te acerques a la salvación que Dios ofrece a
todos los humanos.
- Cuando uno pierde el amor propio y el respeto por sí mismo, pierde también el
interés en el futuro, y ya no sabe qué esperar. Este año de andar de acá para allá sin
rumbo fijo, como si estuviera huyendo de lago que yo mismo no sabía definir, me ha
desorientado. A veces tengo que luchar contra la idea de cometer un acto delictivo como
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el anterior para que me metan de nuevo a la sombra. Por lo menos allí tenía techo y
comida, y algún trabajo para hacer.
-No Roberto, no permitas que esas ideas te dominen. Aquí vas a cambiar tu
manera de ver las cosas. Si me dejas que te ayude a recobrar tu verdadera personalidad,
vas a volver a tener paz y alegría de vivir. No sólo yo, sino varios de mis empleados que
también viven de acuerdo a las leyes de la Biblia, te ayudaremos a recobrarte. Te
pondremos un catre, una mesita y una silla en el galpón donde almacenamos los azulejos.
El sueldo será modesto para empezar, pero te daremos también la comida. Si te sientes
bien con nosotros no tendrás necesidad de irte pronto, como hiciste con los otros trabajos.
Los lunes de noche yo estoy siempre en mi escritorio. Es la noche que dedico a leer
literatura bíblica. Puedes venir después de la cena y conversar conmigo de estos temas.
Verás cuánto bien te hará, y poco a poco renacerá tu optimismo.
Pedro hizo un plan de estudios sobre temas especiales para ayudar a Roberto. Una
noche estudiaron sobre las ciudades de refugio en el antiguo Israel. Roberto tenía una
mente ágil y no necesitaba muchas explicaciones. Entendió que era una provisión
misericordiosa de Dios para refugiar a los homicidas involuntarios a fin de que no se les
aplicara la ley de “vida por vida, ojo por ojo, diente por diente”.
-Don Pedro, yo no soy un homicida involuntario. Lo que hice fue planeado en
detalle. Tuve tiempo para recapacitar y arrepentirme, pero no tuve fuerzas para renunciar
a la venganza.
-hubieras visto todo de otra manera si hubieras conocido la Biblia en ese tiempo.
Mira lo que dice Dios en Deuteronomio 32:35 : “Mía es la venganza y la retribución”. Ese
es un privilegio que Jehová reserva para sí mismo. Pero en cuanto a lo que dijiste antes,
que no podrías ser catalogado como un homicida involuntario, vamos a analizarlo un
poquito. Cuando eras un niño, ¿alguna vez pensaste que te gustaría probar la emoción de
matar a alguien, o preparaste tu mente para hacerlo, amortiguando las objeciones de tu
conciencia?
-¡No! Al contrario, me estremecía si veía sangre, no podía pensar en derramarla
apropósito.
-¿Ves, Roberto? Fue la gran injusticia cometida contra ti y tu madre lo que te
envalentonó a vengarte. No olvides que el Diablo está listo para sacar partido de nuestra
ira, aunque sea justificada. Ese ha sido el caso de muchos que están en las cárceles,
pagando su deuda a la ley y a la sociedad. Por eso no debemos darlos por perdidos. Se
hacen esfuerzos para que el mensaje de Dios, que ha cambiado tantas vidas, los alcance a
tiempo. Algunos se han bautizado mientras cumplen su condena y dedican muchas horas
al ministerio cristiano, conduciendo estudios bíblicos con otros en prisión. Jehová no los
rechaza si quieren ser Sus Testigos.
Pocos meses después, Roberto ya no pensaba en irse. Era diligente en su trabajo,
y estaba capacitándose para tener mayor responsabilidad. Pedro creía en la bondad
genuina del joven. Ahora tenía paz en su mente y en semblante. Concurría regularmente a
las reuniones y disfrutaba de la predicación; además, estaba pensando seriamente en
bautizarse. Ya no dormía en el galpón. Tenía una pieza en la casa.
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Un día Pedro le dijo: -Tú has sido como los ríos, inquieto, movedizo, un
correcaminos. Pero, tienen una característica que deberías copiar: los ríos nunca vuelven
atrás.
-En cambio usted, hermano, es como el mar. Nunca sale de su lugar.
Estos dos hombres, que tiempo atrás habían sido tan diferentes, se sintieron
unidos por una firme amistad. Por eso Pedro no levantó ninguna objeción cuando veía a
Roberto conversando mucho con Graciela, una de sus sobrinas. Graciela tenía los ojos
llenos de lágrimas cuando Roberto se bautizó. No fue una sorpresa para nadie cuando
anunciaron su noviazgo.
Una tarde luminosa de otoño, la congregación de Playa Plácida concurrió al Salón
del Reino para escuchar la conferencia de boda. Luego todos participaron en la gozosa
fiesta en los galpones de la fábrica de azulejos “Mar y Río”, pintados de nuevo y adornado
con plantas artificiales.
Afuera, parecía que el viento otoñal estaba ensayando coplas entre las ramas de
los árboles:
El río encontró sosiego de su inquieto trajinar,
al volcar sus inquietudes en la plenitud del mar.
El mar, abrazando al río le ha enseñado a tener paz,
a refrenar sus andanzas y nunca volver atrás.
Alef Gimel
- Agosto 1997
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Alef Gimel
– Octubre 1997
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Alef Gimel
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Cuando un enano se pelea con una persona de estatura normal, lucha con golpes
bajos, porque su tamaño no le permite otra defensa.
Lo mismo sucede con los enanos espirituales. Nunca han alcanzado ni siquiera el
borde de la “medida de estatura que pertenece a la plenitud del Cristo”, como leemos en
Efesios 4:13. Esto se ve en su manera de luchar para lograr algo.
Alef Gimel
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Alef Gimel
–Junio 1997–
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Alef Gimel
–Diciembre 1997–
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Alef Gimel
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Alef Gimel
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AEROPUERTO
Gente que va y que viene;
valijas con rueditas y bolsos multiformes.
Emoción en el aire; anuncios entre ecos;
latidos que se anticipan a la hora señalada;
relojes exigentes que van señalando límites
para separar del cuadro a las personas amadas.
Alef Gimel
―Marzo 2000―
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Amada primavera
¿Podré decirte algo que ya no te hayan dicho?
¿Existe una alabanza que nadie te haya cantado?
Hoy te veo abrazando los troncos ateridos,
dando calor de vida a las ramas desnudas
que aún no se reponen del despojo sufrido.
¡Con qué emoción la tierra tu aparición espera,
y parece que todo dulcemente te nombra
suplicando tu gracia, amada primavera!
Alef Gimel
Septiembre 2000
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Álef Guímel Ramas y nidos
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AÑO NUEVO
¡Cuánta absurda alegría! ¡Cuánto bullicio hueco!
La mayoría festejan con sidra y con turrones.
En cambio los más pobres, con pan dulce barato
tratan de consolarse, hilvanando ilusiones
para adornar la charla que hace pasar el rato.
Hay hogares sombríos pues falta alguien amado.
¿Estará vivo o muerto? Lo atrapó a guerrilla.
En otros quizás lloren a un niño secuestrado.
Alguien recién despierta, se sorprende y se agita;
añora el fascinante despliegue de colores
y quiere que la dosis de droga se repita.
África está gimiendo su hambre y su infortunio.
Enormes campamentos de gente despojada
que lo ha perdido todo, añoran su terruño.
Miran con ojos tristes el año que comienza.
Sólo aquellos que entienden que Jehová es Soberano,
se aferran al consuelo de una dulce esperanza
que es el cimiento firme de su tenaz paciencia.
¿Qué solución ofrece el mundo tambaleante?
Su borrachera espiritual lo ciega.
“Todo se ha de arreglar más adelante”,
dicen sin fundamento, con forzado optimismo.
Afirman que así siempre ha de seguir el mundo,
por lo que se deduce del tiempo que pasó,
pues siempre que ha llovido se sabe que paró.
El champán y la sidra de esta noche aturdida,
serán sólo una leve pesadez en sus párpados.
Como perros hambrientos les saldrán al encuentro
las deudas, los deberes, los sueños malogrados,
mañana, cuando vuelvan a la diaria rutina.
Se aquietarán de nuevo los viejos cascabeles
sin lograr más efecto que una simple aspirina.
Quizá en el año nuevo la advertencia sagrada
llegue a tener sentido para algunos cautivos
que arrastran con angustia sus cadenas pesadas,
y entiendan que un rescate ya se pagó por ellos
con la sangre más pura que ha sido derramada.
Alef Gimel
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Álef Guímel Ramas y nidos
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ASÍ SEA...
Hay nombres que siempre viajan
en las ondas del sonido.
Porque son nombres queridos,
mi corazón los impulsa
hacia el trono de Jehová.
Alef Gimel
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Alef Gimel
– Julio 2002–
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Alef Gimel
– Nov.1999–
Alef Gimel
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Alef Gimel
– Agosto 01–
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DIBUJOS ANIMADOS
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El propósito era evitar que los patitos recién nacidos que caminaban a la
orilla del lago o dormían al sol, fueran dañados por la gente que andaba por allí,
que podía pisarlos inadvertidamente.
Pedrito, su primo, era muy alegre y juguetón. Roberto, en cambio, era más
serio y formal. Parecía tener mejores cualidades para ser cabeza de familia..pero
ella sabía que al lado de Pedrito no iba a estar aburrida.
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Las cosas quedaron en su lugar, pero, por las dudas, el abuelo Facundo citó
a la congregación palmípeda para hablarles a la caída de la tarde. La brisa traía
las estrofas de un cántico de alabanzas al Creador, procedentes de un salón
cercano. Conmovido por el paisaje, por el crepúsculo, y por aquella música de
fondo, don Facundo, que era medio poeta, empezó diciendo: - Cuando el día ha
cumplido su término y se arrodilla entre las montañas dando gracias al Creador
porque ha logrado su propósito, nosotros también debemos estar agradecidos por
el lugar que ocupamos en el arreglo de Dios. Estamos en una posición privilegiada.
Aquí nadie nos amenaza. Nos cuidan y nos alimentan. Los niños no traen hondas
ni piedras. Nadie arroja basura en estas aguas para contaminarlas. Mi abuelo, que
se crió en un parque de diversiones, contaba historias muy diferentes. Ya que
Dios nos ha favorecido tanto, debemos mantenernos en paz, respetando los
derechos de los demás, y también los sentimientos ajenos. (Pedrito dijo para sus
adentros: -Esa indirecta es para mi.)
Alef Gimel
–Junio ´99–
Éramos una familia cristiana con una rutina espiritual que dejaba poco lugar para
otras cosas, aparte de nuestras reuniones de congregación, el estudio personal y en
familia, y mucha actividad de predicación.
Desde el mismo principio, papá se mostró fascinado con este nuevo conocido.
Como muchos de nuestros amigos lo recibían en sus hogares y lo veíamos en tantas
reuniones sociales, pronto a papá le pareció invitar a este encantador extraño a vivir en
familia con nosotros. A nadie le cayó mal verlo ocupando un lugar en nuestro hogar.
Papá y mamá eran entonces nuestros instructores. Mamá nos enseñó a amar la
Palabra de Dios, y papá nos enseñó a obedecerla.
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Pero, el extraño era el que nos contaba toda clase de historias, aventuras,
misterios, y también cosas divertidas. Él tenía la virtud de atraparnos y mantener a toda la
familia fascinada cada noche.
Mamá en cambio, se levantaba sin decir nada y se iba a su pieza a orar o a leer la
Biblia, mientras la familia permanecía allí, deslumbrada por alguna historia de lejanas
tierras.
Sospecho que alguna vez habrá orado para que el extraño abandonara nuestra
casa, o por lo menos, tuviera un lugar menos importante en ella.
Papá siempre hizo hincapié en sus convicciones morales al dirigir nuestra familia,
pero el extraño no le hacía ningún honor a sus ideas. Nunca nos permitió usar lenguaje
profano, pero a veces el extraño usaba palabras que me quemaban los oídos. Que yo
sepa, nadie se lo reprochaba ni lo corregía.
AUTOR ANÓNIMO
Traducido del inglés
L.B.
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-“Yo hablaré primero, y ustedes deben tomarme en serio, porque estoy aquí desde
que se fundó esta compañía teatral. Todos ustedes vinieron después. Algunos ni sabían
caminar con paso firme hasta que yo los entrené y les mostré cómo actuar. Por lo tanto,
me considero con derecho a intervenir y a hacer algunas sugerencias también si es
necesario.”
Luego entró el Fraude con su cuerpo sinuoso como el de una víbora. Dirigiéndose
al comandante Z le preguntó: - “¿Qué puedo hacer yo para ser más eficaz en mi misión,
ya que el mundo está cada día más complicado y la gente toma tantas precauciones para
eludirme?”
La respuesta fue: -“En pequeña escala has actuado con bastante éxito. Has
causado que mucha gente se enojara con Dios y le hicieran grandes reproches cuando
recibieron grandes desilusiones de aquellos en quienes habían confiado. Donde debes
esforzarte más es en las luchas que efectúan naciones enteras. Es bueno que se
enorgullezcan cada vez más por esos logros que se consideran la gloria de un país. En la
gloria, la soberanía y la independencia de los pueblos, está el semillero poderoso que
produce las guerras que tanto nos entretienen y nos divierten.” (La Iniquidad aplaudió
frenéticamente.)
Después del Fraude entró en el escenario su abuela, la Mentira, y dijo: -“Yo sé que
mi papel principal es cambiarle el gusto, el color y el aspecto a las cosas. Dicen que mi
antigua enemiga, la Verdad, es clara como el agua. Yo pienso que al agua hay que
agregarle algo para que no sea tan desabrida. Uno de mis problemas es que, cuando me
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-“Tu misión es hacer mucho ruido, para disimular los huecos y las carencias. Debes
intervenir con fuerza en la música popular. Cuando no haya motivos verdaderos para reír y
gozar, fabrícalos. No necesitas un fundamento profundo. Tú vas a abarcar más radio de
acción si te mantienes en lo variable y lo superficial.”
A la Envidia se le recomendó que hiciera más hirientes sus aguijones. Fue cálidamente
encomiada por su capacidad para crear enemistades entre la gente, aunque no
existiera una causa real.
A la Codicia se le instó a hacer las cosas más deseables, exagerando su brillo y
valor, para tentar a los que lanzarían a una carrera desenfrenada por alcanzarlas.
La Depresión, que se había quedado quieta y callada al fondo del escenario, dio
algunos pasos hacia el frente y dijo: - “Yo muchas veces me pregunto qué valor tiene mi
actuación en los asuntos humanos”.
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-“La misericordia es una hija minusválida del amor que merece desprecio. Los cómodos
recurren a ella para resolver asuntos intrincados sin analizar mucho...Ni yo ni los
ángeles idealistas que son nuestros aliados esperamos nada de ella, ni vamos a rogar
que nos la concedan.”
La Duda, que estaba escuchando, preguntó: -“¿Qué hacen cuando alguien les pide
ayuda?”
El comandante Z respondió: -“Si confían en nosotros y desean ascender a cierta
posición o triunfar en una causa, los llevamos lo más alto posible, pero luego nos
damos el gusto de darles un empujón para verlos descender de golpe. Esa fue nuestra
experiencia; con nosotros no se usó ninguna ternura al arrojarnos desde las mayores
alturas a las inmediaciones de la tierra. Pero, no todas fueron pérdidas, ya que tuvimos
el placer de adueñarnos de muchas mujeres atractivas y disfrutarlas antes del diluvio
universal. Además, tuvimos el privilegio de la paternidad, engendrando gigantes muy
superiores en fuerza y capacidad que esos debiluchos de la Creación de Dios.”
En este punto de su disertación, K y Z alzaron los ojos y notaron que un pesado telón
negro empezaba a descender sobre el escenario. Los dos se levantaron como movidos
por un resorte. El coronel K dijo: -“Tengo la impresión de que este es el fin de esta
comedia. Con seguridad que el jefe espiritual de Magog está convocando a sus aliados
y debemos presentarnos ante él.”
El comandante Z improvisó un pobre discurso de despedida: - “Camaradas, parece que
llegó el momento de separarnos, tal vez definitivamente. No vamos a darles las gracias
por sus servicios. Ustedes son los que tienen que darnos las gracias a nosotros porque
los hemos ayudado a definirse y a usar sus habilidades. Tampoco vamos a decirles que
los queremos mucho. El sentimentalismo es cobardía y flojera. Si están arrepentidos de
habernos seguido, la culpa fue de ustedes por habernos tenido en cuenta. Si podían
haber sido más útiles en otra causa, ustedes se lo perdieron. No necesitamos lágrimas
ni compasión de nadie. Si tienen ganas de llorar, lloren por ustedes mismos. No les
digo adiós, porque esa palabra significa “vaya con Dios”y yo no animo a nadie a seguir
el camino que abandoné.”
El pesado telón negro siguió descendiendo hasta tocar el piso. Ningún actor de la
comedia descabellada tenía dientes para roerlo, ni uñas capaces de rasgarlo. Trataron
de escurrirse por abajo, pero fue imposible. En medio de la confusión, sobresalía la voz
de mando de la desorientada Iniquidad: -“¡Ataquen! ¡Ataquen! ¡No se den por
vencidos!” Una fuerte descarga de granizo pesado cayó sobre el escenario y aniquiló a
toda la compañía.
Más allá del telón negro, un mundo maravilloso estaba amaneciendo. Allí las dudas no
tenían lugar, porque todo era incuestionable y exacto. La luz nunca podría confundirse
con la oscuridad; la Verdad no tendría jamás dobleces; la paz no podría ser acribillada
por la agitación. El hoy no estaría suspirando por ser ayer, ni el presente desando
convertirse en mañana.
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Bajo la mirada amorosa de Jehová, cada criatura viviente y cada creación inanimada
estarían en su lugar y cumpliendo su propósito. El Dios de amor se sentía feliz, y la
creación entera festejaba el triunfo de la misericordia y el resultado final del rescate
pagado con sangre de incalculable valor. El telón negro había puesto fin a la comedia
descabellada después de sesenta siglos. Una muchedumbre regocijada, liberada de una
pesada condena, estaba descubriendo nuevas connotaciones del verbo descansar.
Ahora y para siempre, el descanso del hombre estaría ligado al descanso de Dios. Los
ojos de Jehová, demasiados puros para mirar el mal, como bien dijo Habacuc (Capítulo
1:13), descansaban sobre el cuadro brillante del paraíso en expansión. Su corazón,
antes herido por reproches injustos, insultos y blasfemias, descansaba en el amor y la
infinita gratitud de sus hijos terrestres.
De vez en cuando, como una lección que era bueno tener en cuenta, revivía el
recuerdo triste de algunos que habían respondido a la predicación y habían empezado a
cumular tesoros en el cielo y de pronto los despilfarraron para correr tras las ofertas
fraudulentas del viejo mundo.
La incalculable pérdida de ellos estuvo resumida brevemente en la incambiable
sentencia de Dios: -“No entrarán en mi descanso.” (Hebreos 3: 10,11)
Alef Gimel
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EL HIJO DE AGUSTINA
Querida mamá:
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¡No puedo dejar de pensar con amargura, qué distinta hubiera sido mi vida si mi
madre hubiera sido más valiente para luchar por sus derechos de amar y servir a Dios!
Pero, no quiero ser tu juez ni tu acusador. Eso le corresponde a Dios. Comprendo tu
ansiedad por encaminarme ahora en la fe que recuperaste. Puede ser que yo también la
recupere, si Dios tiene lástima de mí.
Si puedes ayudarme a creer y a confiar, y a mirar el porvenir con esperanza,
podrías hacerme mucho bien. Perdóname por esta carta amarga, es un deshogo de cosas
reprimidas durante muchos años. Me he expresado libremente porque no tiene que pasar
por la censura, te la daré el domingo cuando vengas. No pienses que no te quiero.
Te quiere siempre,
Arnoldo
Esta pequeña historia es real. Sus protagonistas tienen otros nombres. Felizmente cuando
Arnoldo terminó su condena llegó a formar parte del pueblo de Dios. Poco tiempo después
se casó con una joven creyente y empezó una nueva vida, dejando atrás un doloroso
pasado, que no hubiera sido difícil evitar con la ayuda de Jehová.
Alef Gimel
–Octubre 2000–
EL ÍDOLO LISIADO
Nació en la cuna de oro que mece la codicia,
y es hermano menor de la ambición.
Fomentó desde joven la peor competencia.
Para lograr sus fines fomentó el desafuero.
Le pusieron un nombre que lo hizo famoso;
lo llamaron DINERO.
Fue loado por todos, y buscando su amparo,
forjaron los peores crímenes de la historia.
Los que lo acaparaban aplaudieron los medios,
aunque viles y sucios, de su efímera gloria.
Hoy está en los umbrales de la postrimería;
su pedestal raído apenas lo sostiene;
su manto apolillado malamente lo cubre.
Su arrogancia es ficticia;
va perdiendo el encanto que con vigor lucía.
Quiere abrazar a todos sus fieles seguidores
y afianzar el prestigio del tiempo que se fue;
pero no puede hacerlo pues tiene un solo brazo;
quiere correr tras ellos, pero le falta un pie.
Alef Gimel
– Febrero 02–
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Alef Gimel
–Agosto 99–
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EL ÚLTIMO LABERINTO
Alef Gimel
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No me hables solamente de las mejores cosas que llenaron tus días de gratas
emociones. Cuéntame de los tristes eventos imprevistos que hunden en el polvo las caras
ilusiones. Déjame compartir lo que te oprime. Yo te hablaré de la esperanza cierta y del
futuro eterno que está ante nuestra puerta, dádiva invalorable del Dios que nos redime.
Alef Gimel
FRENTE A LA ETERNIDAD
TABOBÁ amaba especialmente aquella hora del crepúsculo, cuando el sol llenaba
de reflejos el agua de los ríos, antes de esconderse detrás del horizonte. Volviendo a
caminar por aquellas playas, estaba recobrando muchos de sus antiguos recuerdos, y se
sentía inmensamente feliz por haber recuperado la vida, que era sin duda, la más valiosa
posesión que había tenido en su pasado pobre y semi salvaje como charrúa.
Los llenaba de gratitud saber que el dios malo, que los charrúas llamaban AÑANG,
había sido arrojado a un abismo y estaban libres de sus acechanzas, y del poder de la
muerte con que él buscaba destruir a los humanos, porque eran la obra manual del Dios
bueno, y amados por Él.
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Deseaban si podían vivir juntos como tribus en regiones desiertas, pero se les
explicó que ahora Dios quería una familia humana unida, y tendrían que aprender a
convivir con los demás y a aceptar las costumbres teocráticas en todo. Además, tendrían
que ir a la escuela, aprender a leer y a escribir, y hacerse diestros en el manejo de único
idioma que ahora se hablaba en toda la tierra, para borrar la maldición que había
frustrado la construcción de la Torre de Babel, cuando Nemrod quiso ser el único dictador
en el mundo postdiluviano.
Cada paisaje era una fiesta de color. Las fieras temibles de antes, ahora lamían las
manos de la gente, agradeciendo sus caricias, porque Dios había borrado todo
antagonismo entre los hombres y los animales.
TABOBÁ se había sentido muy feliz al reencontrarse con sus hijos y las madres de
ellos, y con sus mejores amigos de antaño, especialmente los pacíficos CHANÁS. Muchas
veces había caminado días enteros, en el tiempo de los soles largos, para disfrutar de la
hospitalidad de ellos, que vivían un poco más al norte de donde el Paraná-Guazú se
encontraba con el Río Uruguay.
Esa había sido otra hermosa sorpresa, descubrir que el nombre que ellos le habían
dado a los ríos y a los árboles había prevalecido por siglos. El Río Uruguay, con sus
pintorescas barrancas, había seguido llamándose Río de los Pájaros. El enorme árbol de
bienhechora sombra, había seguido llamándose Ombú y los decorativos árboles de flores
rojas en la ribera de los ríos, conservaron el nombre de Ceibos, siglo tras siglo, como
también el ave grande que ellos llamaban Chajá, imitando su grito.
Fue remunerador para los guaraníes descubrir que la gente seguía tomando mate
con deleite, una costumbre que ellos habían impuesto, y que aún le llamaban con el
mismo nombre: Mate. Sin duda había sido el Dios bueno quien los había inspirado a
probar el gusto de las hojas de esa planta, y luego secarla y molerla para convertirla en
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una bebida caliente, muy estimulante y beneficiosa, que más tarde llegó a ser
indispensable para los gauchos.
TABOBÁ siempre había mirado con pena a las mujeres blancas que otros charrúas
secuestraban y llevaban a sus tiendas, gloriándose de ellas como un trofeo, un premio a
su bravura. Era común verlas llorar siempre añorando a sus seres queridos, y sintiéndose
esclavas de los salvajes. La leve esperanza de que un día los españoles volvieran a
liberarlas, era sólo un frágil sueño que no las consolaba. Morían jóvenes, vencidas por la
tristeza. El único consuelo era el amor que volcaban en sus hijos, y el esfuerzo por
hacerlos personas buenas y aceptables a Dios. Esto dio su fruto, como muchos de los
rasgos loables de los gauchos lo evidenciaban.
Las mujeres charrúas crecían con la certidumbre de que debían ser esclavas de los
hombres, junto con las otras esposas que poseían, y debían servirlos sin rebeldía. Ellas
armaban y desarmaban las tiendas cuando trasladaban sus campamentos.
A medida que iban progresando en el dominio del idioma mundial del nuevo
mundo, los charrúas entendieron que Jehová no miraba como inferior a la compañera que
había creado para el hombre. Se les informó que un gran número de mujeres habían sido
elegidas para reinar con Cristo en el cielo. En la tierra, no habían tenido privilegios de
presidir congregaciones como os hombres, pero habían colaborado en hallar a los que
debían completar el número de los 144.000 que formarían el gobierno celestial y los
habían iniciado en el camino de la Verdad Bíblica.
Entre sus primitivas creencias, existía la idea de una posible resurrección, por eso,
enterraban a sus muertos en cuclillas, rodeados de sus armas, por si las necesitaban al
volver. Las tumbas estaban sobre los ceros y colocaban como señal un promontorio de
piedras sobre ellas.
Fue una emoción nueva oír música y canto, algo que los charrúas no habían
conocido en su vida anterior. Se maravillaban cuando les enseñaban que por medio de un
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televisor podían ver los trabajos que se hacían para extender el paraíso, con sus plantas y
sus flores, a todos los confines del planeta.
Allí estaban los indios patagones, llamados así porque habían vivido en las regiones
polares y se envolvían los pies con muchas bandas de tela para caminar por los hielos y
aguantar el frío.
Eso producía la impresión de que tenían pies enormes. La región en que habitaban
fue llamada PATAGONIA por causa de ellos y conservó su nombre por largo tiempo. Ahora
podían ver por medio de la televisión que el hielo de los polos ya no existía y era tierra
cultivable, como antes del diluvio.
El Dios Todopoderosa había causado que el agua del diluvio fuera atraída hacia los
polos por la fuerza de la gravedad para que no inundara la tierra nuevamente, y allí se
congelara; pero ahora, el Creador había eliminado ese obstáculo también.
Las mujeres indígenas recordaban con gratitud cuánto habían disfrutado de las
telas tejidas en telar por los industriosos guaraníes, que llamaban TIPOY. Todas las otras
tribus habían aprendido mucho de ellos sobre agricultura y diversas actividades que
enriquecían la vida.
Los instructores dela escuela les explicaron que eran descendientes de Cam, el hijo
de Noé de piel oscura, como también lo son los negros. Aprendieron que, a partir del
diluvio global, toda la población del mundo descendió de los tres hijos de Noé.
Eso justamente había sucedido y aún los mares habían cambiado de forma, al
volcarse en ellos algunos tramos de cordilleras.
En los mapas antiguos podía verse, que muy cerca del Monte Ararat, donde el Arca
de Noé había encallado, estaba lo que se llamaba entonces “el Estrecho de Bering”, una
franja de tierra que entra en el mar. Allí, el agua tenía muy poca profundidad, se podía
cruzar con las frágiles canoas que construían sus antepasados, y alcanzar con facilidad el
continente que antes se llamaba América del Norte, y desde allí se habían extendido a lo
que se conoció como América del Sur. Con su vocación de exploradores de regiones
desiertas lograron que aquellas tierras tuvieran vida. Una vez más la sabiduría del Autor
de la Creación los había guiado, ya que su voluntad era que sobrevivieran y poblaran la
tierra.
El avión había aparecido justamente a tiempo para que los ungidos de los últimos
días pudieran viajar aceleradamente a cualquier lugar poblado, estimulando el
recogimiento de los que heredarían la región terrestre del Reino.
Ahora, les tocaba a ellos conservar lo aprendido y mostrar gratitud y obediencia al
Dios bueno, TUPÁ que tanto habían deseado conocer. Ahora, les tocaba a ellos responder
y elegir su destino frente a la eternidad.
Alef Gimel
―Noviembre 2002―
Fuentes de información:
• Diccionario Enciclopédico U.T.E.H.A. - Impreso en México. Edición 1968
• Compendio de Historia Nacional, de Eduardo Thomas, edición 1957
• Apéndice del libro Tabaré, de Juan Zorrilla de San Martín.
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INQUIETO COLIBRÍ
Recuérdame la esencia de
aquello que está escrito
y abreva en los filones
del saber infinito.
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En el libro “ Pan sobre las aguas” uso al colibrí como un símbolo de la inspiración,
porque es el único que puede volar hacia atrás.
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JERUSALÉN, ESPÉRANOS...
Viajaremos soñando con el ansia de verte.
tu manantial de historia jamás se secará.
Feliz, como una reina que recupera el trono
narrarás tus recuerdos que no perecerán.
Nos seguirán bandadas de aves cantarinas,
en plena acción de gracias desde la lejanía,
celebrando tu triunfo como ciudad amada,
a la cual Dios restaura brillo y soberanía.
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PERSONAJES:
Felipe Estrategia: Publicador bautizado desde hace dos años. representa unos 35
años.
El tentador: Joven de aspecto atractivo, muy moderno. Podría vestir blue jeans
y una camisa de colores chillones. Podría tener un clip dorado en
una sola oreja, o cualquier detalle parecido, que lo identificara con
los jóvenes de ahora. Entra en el escenario con una bandeja con
varias copas servidas y una jarrita llena de cerveza.
ESCENA PRIMERA
Felipe está sentado en un sillón a la derecha, con la cabeza entre las manos,
abatido y avergonzado.
La Conciencia viene desde el foro, con su larga túnica blanca.
Algunas manchas oscuras afean su aspecto. Se acerca a Felipe y le dice en tono de
reproche:
Conciencia: - ¡Qué bien que los ancianos hayan venido a visitarte temprano en la
mañana! Anoche tuviste uno de tus deslices, pero a esta hora no hallaron
rastros de olor a alcohol en tu aliento, y estabas bien despierto, porque ya
habías tomado café.
Felipe: - Me dio vergüenza, después de tantos textos bíblicos que me han leído, y
de tantos consejos amorosos, confesarles que no han tenido todo el éxito
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Conciencia: - De todos modos, debías haberlo dicho para que fortalecieran tu decisión..
Cada vez que bebes una copa estás violando tu integridad., aparte del daño
que te haces. ¿Recuerdas aquella vez que visitamos juntos una exposición
de figuras de cera? Nos detuvimos con especial interés en una que se
titulaba: "El hígado de un bebedor empedernido". Tenía el color de un
hígado hervido a o asado, y la leyenda explicaba que el hígado literalmente
se cocina a causa de tanto filtrar alcohol. Luego, está listo para
desintegrarse, o se presenta la cirrosis, que lleva a la persona a una muerte
prematura. Recuerdo que cuando leíamos la explicación te sentí temblar. La
verdad llegó a tiempo para alejar a la muerte de tu camino. Pero queda en
pie la otra amenaza, el hecho de que estás violando tu integridad.
Felipe: -Hoy estás muy severa y exigente. ¿Qué me recomiendas que haga para
que te sientas mejor?
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Conciencia: -Vuelve a llamar a los ancianos y diles la verdad. Ellos pueden aconsejarte
mejor que yo. Puedes decirles que yo te he estado molestando bastante
últimamente. Les va a gustar oír eso. Y resuélvete en tu corazón a no
seguir justificándote con estrategias y disimulo.
Leonardo: - Nos sorprendió tu llamado, Felipe. Ayer nos fuimos contentos después de
comprobar que estabas tranquilo, seguro de haber logrado la victoria sobre
tus antiguos problemas. ¿Qué es lo que te inquieta ahora? ¿Algún problema
nuevo?
Leonardo: - Tengo una curiosidad, Felipe. Tú nos aseguraste que habías regalado
todas la botellas alcohólicas y que jamás volverías a comprarlas, entonces,
¿cómo se explica que hayas estado bebiendo una copa de vez en cuando?
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Leonardo: - Tenemos que marcharnos ahora, porque queremos hacerle una breve
visita a la hermana Gómez, que está enferma. Vuelve a llamarnos cuando
tengas necesidad de apoyo espiritual.
(Se saludan estrechándose las manos. Los ancianos se van.)
Tentador: - ¡Mira, Felipe! Aquí te traigo algunas delicias que en otros tiempos te
ayudaron a vencer problemas y estados depresivos. Elige la copa que
quieras. Tienes whisky escocés; una copa de vino borgoña, añejado en
roble por sesenta años, o un vaso de vodka, la tradicional alegría de los
rusos.
(Felipe se tapa la nariz, mostrando que no quiere probar ni oler ninguna bebida.)
El Tentador vuelve a reír con sarcasmo y dice:
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Conciencia: - Este día ha valido por muchos de mis mejores días, Felipe. Tener paz con
Dios es algo maravilloso. Es el camino seguro hacia la verdadera salud
mental, como lo dice la Biblia en la carta de Pablo a los Filipenses: “...y
la paz de Dios, que supera a todo pensamiento, guardará sus
corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús”. (Cap. 4
:ves. 7). ¿Ves, Felipe? Cuando la mente descansa en la paz de Dios, las
perturbaciones de afuera no la enferman ni la desorganizan. En otras
palabras, la paz de Dios asegura el buen funcionamiento de las
facultades mentales, como dice el apóstol pablo.
Ahora, tú y yo tenemos que ponernos de acuerdo. No puedes seguir
defraudándome. Yo quiero cumplir con mi asignación como guía y
consejera tuya, pero tus contradicciones y tus estrategias me han
hecho sentir muY mal. Tenemos que ser amigos y cooperar juntos en el
trecho que falta hacia el nuevo mundo.
Felipe toma las manos de Conciencia y las besa con emoción. Luego deja que su
cabeza descanse sobre ellas, mientras suena la música del cántico 159.
FÍN
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Alef Gimel
–Noviembre 2001–
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Las huellas del Hijo de Dios en la historia fueron tan profundas que dividieron dos
eras, de modo que, cualquier acontecimiento importante se marca como ¡antes de
Jesucristo” o “después de Jesucristo”.
Él nos aseguró que, a pesar del odio ardiente de Satanás y su mundo, no perecería
ni un cabello de nuestras cabezas. (Lucas 21:17,18). Eso indica que Jehová tiene el
control absoluto sobre sus siervos fieles.
Jesús también nos enseñó la manera correcta de evaluar las cosas, ya que todos
los reinos del mundo, cuando le fueron ofrecidos, no eran una moneda de suficiente valor
para comprar su adoración.
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Ese Reino sólo podía ser posible si se removía la condenación de muerte heredada
por los descendientes de Adán. Se necesitaba el sacrificio de un hombre perfecto que
donara su derecho a la vida para cubrir la deuda que Adán dejó ante la justicia divina. Eso
causó que Dios enviara a su Hijo en forma humana, aún sabiendo que el odio de Satanás
se manifestaría violentamente contra él, causándole la muerte más dolorosa y humillante,
que se daba a los peores delincuentes.
Alef Gimel
Crucifixión (O LA MUERTE EN EL MADERO)
Traducido del diccionario bíblico de Smith (en inglés)
“El momento más doloroso llegaba cuando el cuerpo debía ser elevado al madero
que yacía en el suelo. Las manos y los pies eran traspasados con clavos largos, de hierro,
que adherían el cuerpo al madero. Así, el cuerpo pendía de cuatro heridas, sostenido
solamente sobre una pieza de madera saliente, a manera de asiento, que se elevaba en el
centro del madero, para evitar que la carne se rajara en las manos y pies y el cuerpo
cayera.
Esta clase de muerte parece incluir todo lo más horrible que el dolor y la muerte
puedan incluir: mareos, calambres, sed, hambre, somnolencia, fiebre traumática, tétano,
vergüenza pública, tormento continuado, la intensa mortificación de las heridas; todo esto
estando consciente de lo que sucedía alrededor, pues no era suficiente para aniquilar el
cuerpo en la inconsciencia. Las manos laceradas y los tendones traspasados, las heridas
engangrenándose gradualmente, las arterias, especialmente las del estómago y la cabeza,
hinchándose oprimidas por la supe afluencia de sangre, y todo esto se unía el sufrimiento
de una sed ardiente y devoradora”
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Esta fue la muerte que nuestro amado Rey del nuevo mundo aceptó y sufrió para
redimirnos.
Alef Gimel
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Álef Guímel Ramas y nidos
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LA PUERTA INHÓSPITA
Sofía había quedado viuda con cuatro hijos cuando tenía solo treinta y cinco años.
Pocos meses antes de la muerte de su esposo, una publicadora del Reino había iniciado un
a ruta de revistas con ella. Al enterarse de la triste noticia, la publicadora empezó a
detenerse y conversar sobre las verdades bíblicas con ella cuando le llevaba los nuevos
ejemplares. Pronto estableció un estudio bíblico incluyendo a los niños, el cual era
esperado y disfrutado por todos.
Los años pasaron trayendo cambios, progresos y sorpresas, como es natural que
suceda. Sofía y Boris, el mayo, se bautizaron en la misma asamblea. Marta y Amalia se
bautizaron un año después, y luego emprendieron el precursorado regular juntas. Aurelio,
el menor, el menos comunicativo y equilibrado de los cuatro, el que parecía estar lleno de
complejos y reservas mentales, se bautizó a los diecisiete años. Sofía no estaba segura de
que su decisión viniera del corazón. Daba la impresión de que quería seguir a la familia, y
no desentonar con la posición firme y decidida de su madre y sus hermanos.
En uno de los estudios de libro que tenían lugar en casa de ellos, el conductor
había comentado que el principio “Dios ama al dador alegre”, no se refería solamente a
dar cosas materiales con alegría al que las necesitaba, sino también a darse a uno mismo
con gozo Dios. Aurelio se había quedado pensativo, como si estuviera autoanalizándose.
Otro detalle que a Sofía le preocupaba era que Aurelio siempre deseaba estar en
otra parte, como si estuviera huyendo de algo, o buscando algo que huía de él.
Poco antes de su bautismo, Aurelio había buscado la oportunidad de tener una
conversación muy confidencial con su madre. Necesitaba hablar de algo que pesaba en su
conciencia. En casa de sus tías, dos hermanas mayores que Sofía, trabajaba una
muchacha joven, Rosaura, que se encargaba del quehacer doméstico. Aurelio se había
fijado en su inocencia, en su falta de malicia, y empezó a cortejarla, no porque estuviera
enamorado de ella, sino para probar sus aptitudes como galán. Rosaura, en su falta de
experiencia, lo había tomado en serio. Sabía que ella no era atractiva como tantas jóvenes
modernas. Su ropa, casi siempre regalada por sus primas porque estaba muy usada o
pasada de moda, no le daba ningún realce a su figura. Ella no se sentía capaz de atraer la
atención de un joven de buena presencia, que se expresaba con fluidez, como Aurelio.
¿Sería esta novela de amor un regalo de esa fuerza poderosa que la gente llamaba
destino? ¿Sería una compensación del cielo por su pobreza, por su falta de escolaridad, y
lo poco que su familia había podido brindarle? Si huía de él, ¿no estaría despreciando la
mejor oportunidad de su vida?. A medid que pasaba el tiempo, esos pensamientos e
convirtieron en herramientas de demolición que fueron reduciendo a la nada su
resistencia, y al final terminó entregándose a él sin más reservas.
Salieron juntos varias veces en el día libre de ella. Aurelio empezó a asustarse de la
intensidad de los sentimientos de la muchacha, y comprendió que era mejor, aunque
cruel, empezar a retroceder, y al fin, desengañarla del todo. Un día le dijo francamente,
que le pedía perdón por el daño que le había hecho, pero que quería dejar en claro que
esa relación había sido para él simplemente una aventura, un escape que habían tenido
sus impulsos juveniles, un entusiasmo pasajero, sin verdaderas raíces.
Después de eso, Rosaura había estado enferma con una depresión grave que no le
permitía seguir trabajando. Las tías, seguras de que él era la causa, fueron a visitar a
Sofía para hablar muy en serio con Aurelio. No perdieron la oportunidad de recalcar que
Sofía y sus hijos habían abandonado el catolicismo porque, según decían, no habían
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encontrado allí la verdad, pero, pero la conducta de Aurelio no le hacía ningún honor a la
nueva religión de la familia.
Sofía se preocupó por la situación de Rosaura. Sabía que su familia era muy pobre.
¿Cómo se las arreglarían sin el sueldo de ella?
Una de sus hermanas dijo: - El sueldo lo van a tener igual, porque la madre, a
pesar de tener mucho trabajo en casa con los hijos menores, se ofreció para ocupar el
lugar de Rosaura hasta que ella pueda volver a trabajar. Pero van a tener gastos extras,
visitas al médico y medicinas. Sería muy bueno si ustedes cooperaran para ayudarlos.
-Por supuesto, así lo haremos. Aurelio está muy arrepentido. Sé que no puede
decir nada que lo disculpe. Pero él no es un indolente de conciencia atrofiada; admite que
ha procedido mal. No buscó consejo ni guía en nuestros anciano de congregación antes de
cometer el daño. Simplemente se dejó llevar por sus alocados impulsos juveniles. Le faltan
madurez y equilibrio.
Después de esto Aurelio habló con los ancianos. Ellos vieron su sincero
arrepentimiento y trataron de calmarlo asegurándole que su grado de responsabilidad no
era tan grande como el de alguien que ya se hubiera bautizado. Le dijeron que pidiera
perdón a Dios fervientemente y confiara en su misericordia. Uno de ellos comentó: - te
hubieras ahorrado muchas penas si no le hubieras dado tanta importancia a tus gana de
vivir y de sentirte hombre.
Otro le dijo: - si estuviéramos viviendo en los días de Moisés, cuando el pacto de la
ley estaba en vigencia, no podrías haber abandonado a es muchacha, porque el hombre
que se adueñaba de una mujer virgen tenía que casarse con ella y no se le permitía jamás
divorciarla., porque la había humillado. Puedes leerlo tú mismo en Deuteronomio 22:29 ( y
le extendió la Biblia abierta en ese capítulo).
- Es verdad Aurelio, la culpa no puede ser sólo tuya. Uno siente lástima por ella
a causa de su humildad y su falta de preparación para luchar y hacerse valer.
No resultó ser un muro firme, como la sulamita la resistir el asedio del rey
Salomón, sino una puerta sin tranca que uno la empuja y lo deja pasar, como la
ilustración que usan los hermanos de la sulamita en el Cantar de los Cantares.
(Cap. 8:9)
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- Otra vez estás en planes de viaje, Aurelio. Parece que hay un desasosiego dentro
de ti que siempre te quiere llevar más lejos.
- Tengo veinte años, mamá. Es natural que desees conocer otros lugares, otros
paisajes. Eso no quiere decir que estoy huyendo de la familia. No tardaré en
volver.
- Dijiste que si encuentras allá un trabajo que te guste te quedarías un buen
tiempo.
- Sí, lo dije, pero no debes preocuparte tanto. Ahora hay congregaciones en
todas partes, y mucho territorio para servir a Dios.
- Es verdad, Aurelio. Pero, lo que más me inquieta es que das la impresión de
estar haciendo todo maquinalmente. Te falta gozo. Ese es el segundo de los
frutos del espíritu, y si no lo cultivamos no nos sentiremos bien en ningún
lugar. Pienso que no lo tienes porque no te has librado de los malos recuerdos.
En el libro de Isaías dice que, aunque nuestros pecados sean como escarlata,
pueden volverse blancos como la nieve.
- No sé si uno puede librarse del todo de los malos recuerdos, mamá. Con el
pasar del tiempo duelen menos porque la herida cierra, pero la cicatriz queda.
- Probablemente, la causa principal de tu desasosiego, Aurelio, es que no te has
entregado a Dios; no estás confiando en su perdón. Por eso has dicho a veces
que no te sientes limpio ante Jehová.
- Hace tres años, cuando me bauticé, pensaba que le estaba entregando el
corazón a Dios, mamá.
- El bautismo muestra que deseamos que Dios disponga de nosotros y nos use
según su propósito. Es una demostración externa, pero a la vez debe suceder
algo interno, una resolución íntima que estabiliza nuestra relación con Dios. Eso
es en verdad nuestra dedicación.
- No caviles tanto, mamá. No tengo la intención de descarriarme de vuelta, ni de
apartarme de Jehová. Tengo mis luchas, pero no me doy por vencido. Te ruego
que ores por mi y esperes. Algún día voy a madurar como cristiano. Lamento
no tener una fe tan bien fundada como la tuya.
Sofía no pudo seguir hablando. Dijo “hasta mañana” con un nudo en la garganta.
Comprendía que Aurelio estaba en un posición peligrosa, guardando apenas el equilibrio
espiritual. Pronto estaría a varios cientos de kilómetros, y no sería fácil seguir ayudándolo
y estimulándolo para todo lo bueno. La tranquilizaba la idea de que estaría alojado en un
hogar teocrático y en buena compañía. Pero, allá sería el mismo muchacho retraído, que
daba la impresión de estar haciendo todas las cosas sólo con la mitad del corazón. Estaba
desvelada, su mente trabajaba sin descanso volviendo una y otra vez a los mismos
pensamientos. Decidió decirle a Aurelio en una carta, lo que le sería difícil decirle
personalmente, y esconderla en su portafolio para que la leyera cuando estuviera lejos.
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Querido hijo:
Mañana, cuando salga el sol, te irás de nuevo, no sé por cuánto tiempo. Te voy a
extrañar mucho, como las otras veces. Aunque eres el más callado y retraído de los
cuatro, el solo verte en algún rincón de la casa, leyendo junto a una lámpara, es para mí
una compañía. Aunque no hables, tu presencia me hace bien.
Quiero contarte una anécdota que leí en una revista de arte. Contiene una lección
que te puede ayudar. Se trata de un pintor contemporáneo que presentó un sugestivo
cuadro en una exposición, que se titulaba acertadamente, “la luz del mundo”.
Representaba a Cristo en un jardín a medianoche. Jesús está sosteniendo una lámpara
encendida con la mano izquierda, mientras con la derecha llama a una pesada puerta. El
día en que se presentó la obra, había varios críticos de arte presentes. Uno de ellos se
acercó al artista y le preguntó:
El pintor contestó:
-Está terminado.
El artista explicó:
- Esa es la puerta del corazón humano, que sólo puede ser abierta desde adentro.
ha perdonado. Pero no tiene autoridad para hablar más alto que Dios. En 1 Juan 3: 19 y
20 leemos: -“” En esto conoceremos que nos originamos de la verdad, y aseguraremos
nuestro corazón delante de él en cuanto a cualquier cosa en que nos condene nuestro
corazón, porque Dios es mayor que nuestro corazón y conoce todas las cosas”.
¡Cómo deseo algún día, verte lleno de gozo, confiado en el perdón de Jehová, con la
seguridad del hijo que se siente amado por su Padre celestial, y aceptado sin reservas!
Tu madre
Aurelio llamó a Sofía por teléfono para decirle que había llegado bien, que le
gustaba mucho el campo y que iba a ser un placer participar en las cosechas. Al
despedirse le dijo: - Muchas gracias por la carta, mamá. Fue una linda sorpresa.
Cada tantos días volvía a llamarla y preguntaba por todos. Siempre les decía que
los extrañaba y que no se quedaría lejos mucho tiempo. Un par de meses después de su
partida, Aurelio le envió a su madre una respuesta escrita a la carta de ella.
Después de alguno comentarios sobre el trabajo del campo, decía:
“¡Gracias mil veces por tus palabras, mamá. Siempre das en la tecla!. Me has
hecho ver claramente que yo soy el único responsable de que mi relación con Dios haya
sido fría y lejana. Lo he hecho esperar abusando de su misericordia, delante de una
puerta inhóspita, que sólo podía abrirse desde adentro. Le estoy pidiendo perdón en mis
oraciones por haberlo tratado durante tantos años, no como un amigo íntimo, sino como
un simple conocido al cual uno no sabe bien si es prudente dejarlo pasar más allá del
umbral.
He llegado a comprender como nunca antes, el alcance de las palabras de 1 Juan
3:21: “Amados, si nuestro corazón no nos condena, tenemos franqueza de expresión para
con Dios”. Y las significativas palabras del versículo anterior: “Dios es mayor que nuestro
corazón y conoce todas las cosas”.
Hoy veo claramente que cuando Dios nos asegura su perdón, pero el corazón sigue
hablándonos en tono condenatorio, debemos escuchar a Dios porque Él tiene el derecho
de decir la última palabra y a hablar con más autoridad que nuestro corazón imperfecto.
Por fin siento que la comunicación con Jehová es un privilegio cálido y consolador.
Te agradezco mucho esa carta que me ayudó a mí mismo a mirarme por dentro, y
reprender el corazón cuando intenta convertirse en un verdugo.
Le haces honor a tu nombre que significa “Sabiduría”.
Volveré a casa dentro de un mes. Los quiero mucho a todos, y la ausencia me ha
ayudado a comprobarlo una vez más.
Aurelio
Alef Gimel
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Hubo una frustrada rebelión en Costa Dorada, desafiando al gobierno legítimo, que
fue largamente recordada por sus lamentables consecuencias. Después de eso, el nombre
de Apolo Espinosa, el insensato cabecilla de la sublevación, llegó a ser una triste leyenda,
un tenebroso proverbio que andaba de boca en boca en una extensa región.
Apolo Espinosa estuvo varios años escapando de los que buscaban su vida; lejos
de su familia porque la tenían vigilada; lejos de los que habían apoyado el fracasado
intento. Obligado a ir cada vez más lejos, porque siempre surgía alguien que lo reconocía,
envejecido y enfermo, una noche se envolvió en su poncho y se acostó bajo un árbol para
no volver nunca a levantarse.
Llevó el nombre del dios del sol en la mitología griega, pero ningún sol disipó las
tinieblas de su mente. Su apellido resultó profético, porque la senda eligió resultó
realmente espinosa.
Sus hijos, José y Pedro, se sintieron casi anulados bajo la fama triste de su padre.
No tenían mucha ambición de emprender cosas o de triunfar en algo. Cuando la gente leía
ese apellido muchas veces preguntaba:
Pero el tiempo desgasta y aquieta las cosas. O, como dice el refrán, se asienta la
polvareda.
En la siguiente generación se hablaba muy poco de Apolo Espinosa. Pero los dos
hijos varones de José y los tres de Pedro, tenían la obsesión de irse lejos de su provincia,
donde el recuerdo del polémico abuelo y de sus frustradas ambiciones no fuera un
obstáculo que les ensombrecieran la vida.
Pero, no fue tan fácil como ellos pensaban. Cuando buscaban trabajo, la gente
mayor reparaba en el apellido y les hacía preguntas.
-¿Ustedes nacieron en Costa Dorada? ¿Hay gente por allí que todavía se inclina por las
ideas de Apolo Espinosa...¿ustedes piensan que algún día se formará un partido político
que imponga las ideas de él? Si así fuera el caso, ¿volverían ustedes a Costa Dorada para
ayudar a lleva al triunfo los ideales de su antepasado?
Apolo Espinosa no había llegado muy lejos con sus planes subversivos, pero su
sombra se había extendido sobre una vasta región. Sus nietos anduvieron mucho, pero
sólo conseguían trabajos temporarios y mal pagados. Algunas personas los miraban con
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Al salir de un pueblo donde nadie les dio trabajo, tuvieron que hacer un largo
rodeo para llegar al próximo, porque unos campesinos les advirtieron que en el camino
habitual había dos perros rabiosos que se escondían entre la maleza y atacaban a los
caminantes.
Los nietos de Apolo Espinosa apenas habían conseguido dinero para sobrevivir en
aquel largo peregrinaje infructuoso. Desalentados y deprimidos, se alejaron de aquella
frontera. Cerca, se veían algunas granjas muy bien cuidadas. Uno de ellos dijo:
-Los campesinos son por lo general, gente hospitalaria. Podríamos explicarles nuestra
situación y pedirles que nos permitan descansar esta noche porque no estamos en
condiciones de seguir viaje después del esfuerzo que hemos hecho para llegar hasta aquí.
Escucharon con interés la historia que los había inducido a abandonar su provincia
y a lanzarse a la aventura por los caminos del mundo, por demás hostil e indiferente.
Aquella buena gente creyó en la sinceridad de ellos y les dieron el mejor consejo que
habían recibido hasta el momento.
El patrón les dijo:
- Lo que ustedes deberían hacer es pedir refugio en Reino Invicto. Allí viven mis dos
hijos y varios conocidos nuestros que recibieron grandes desilusiones en este mundo. Es
un país único, bendito de Dios. Allí no le exigen dinero al inmigrante, pero quieren
asegurarse de que no están refugiando gente indigna. No les interés tanto lo que uno fue
o lo que hizo en el pasado, pero sí lo que quiere hacer de allí en adelante. La dirección de
inmigraciones cuenta con el servicio eficaz de varios sicólogos que tienen varias
conversaciones privadas con el que quiere radicarse, Durante algunos, meses una persona
está asignada a estudiar la Ley y la historia del país con el futuro residente. De esta
manera escudriñan la sinceridad y los motivos que lo llevan a uno a querer ser un nuevo
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-Me imagino que nadie deseará abandonar su lugar en esa tierra, - comentó uno
de los muchachos Espinosa.
- Eso sería lo más sensato, -dijo el patrón. – Pero, sin embargo, algunos salen y no
vuelven. Les parece que el mundo afuera tiene mucho que ofrecerles y se lo están
perdiendo. Dejan un maravilloso jardín de paz y se condena a seguir andando en sendas
espinosas. Nosotros vamos a ver cada tanto a nuestros hijos y amigos, y les llevamos
algunos productos de la granja. Tenemos un viaje planeado para dentro de días. Si
ustedes quieren explorar esa excelente posibilidad, pueden venir con nosotros en
nuestros coches tirados por caballos.
-
Llegar a la anchas puertas de Reino Invicto, fue el punto de viraje tan deseado en la
vida de aquellos jóvenes. Allí, la sombra del conspirador perdió su nefasto poder. Todos
lo que les habían anticipado resultó ser verdad, una magnífica compensación por tantas
desilusiones anteriores.
UNA PROFUNDA GRATITUD HACIA EL Creador de todas las cosas rebalsaba el corazón
de ellos. Por fin sabían lo que significaba el gozo de vivir.
Ustedes, adolescentes y jóvenes, son los últimos retoños del peor conspirador que
ha existido, Adán, quien quiso cambiar el arreglo legítimamente establecido por Dios en
la tierra, y nos dejó desheredado, sin derecho a la vida, por ser los hijos de un
condenado a muerte.
La prole de Adán ha vagado seis mil años por la tierra, experimentando todas las
desilusiones y todos los fracasos. Sólo unos pocos han tenido el gran beneficio de ser
amigos de Dios y disfrutar de la invalorable paz con Dios. A pesar de estar en un mundo
hostil, llegaron a ser ciudadanos de un reino invicto que gobernará la tierra para siempre
y jamás será derrotado ni sometido a esclavitud por un gobierno enemigo. Ese reino, es
el mayor regalo que podemos recibir de nuestro Creador, basado en el sacrificio de
redención de su Hijo, que entregó una vida humana perfecta para cancelar la deuda en
contra de nosotros, dejada por aquel Adán, hermoso y fuerte como el Apolo ideado por
los griegos, y librarnos de las sendas espinosas que el trazó.
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Como descendientes del rey David, José y María tuvieron que ir por un
censo a Belén, donde estaban los primitivos registros de la familia. La ciudad
estaba repleta de visitantes que habían concurrido a Belén para censarse y no
había alojamiento disponible.
Sus padres terrenales eran pobres. No pudieron ofrecer una oveja una oveja
en sacrificio a Dios por el nacimiento del primogénito, como pedía la ley de Moisés.
Ofrecieron dos tórtola en cambio. (Levítico 12:6-8)
Jesús celebró la última cena en un simple cuarto, de una casa común. Allí
instituyó el memorial de su muerte, y dejó claro el inmenso valor del rescate que
se disponía pagar.
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Pan y agua son dos palabras que, aunque no tienen mucho significado literal para
los ángeles, pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte para los humanos.
Pan y agua son dos palabras maravillosas para nosotros, tanto en su significado
literal como simbólico. La palabra pan en la Biblia se refiere a toda clase de alimento
material. Millones que ahora rehúsan el pan espiritual y el agua de la verdad, son
simplemente muertos que andan. Al maná que mantuvo vivos a los israelitas en el
desierto, en camino a la Tierra prometida, se le llamó “el pan del cielo”. Jesús, el Hijo de
Dios que nos mantendrá vivos para siempre mediante el pago del rescate que nos libra de
la condenación adánica, habló de sí mismo como “el pan de la vida” y “el pan del cielo”
que Dios nos enviaba.- Juan 6:32-35
David, como todos los reyes, tuvo sus Paniaguados. Uno muy querido por él fue
Mefibóset, hijo de su entrañable amigo Jonatán y nieto de Saúl. Cuando llegaron a
Jerusalén las noticias de la muerte de Saúl y sus hijos, la nodriza de Mefibóset se llenó de
pánico, pensando que también buscarían al niño para matarlo, y huyó con él. En la huida,
el niño, que entonces tenía sólo cinco años, cayó y quedó definitivamente lisiado de
ambos pies.- 2 Samuel 4:4
Pasados algunos años, David quiso mostrar bondad a cualquier descendiente que
quedara de Saúl. Entonces, trajeron a Mefibóset ante el rey y él le asignó los campos que
habían sido de Saúl, su abuelo, y los siervos que los seguían cuidando y cultivando.
Aunque Mefibóset ahora no era un hombre pobre ni desamparado, David quiso tenerlo
ante él, en su casa real hecha de cedros, sentándose a la mesa con sus hijos, en honor a
la amistad que lo había unido a su padre, Jonatán.
Cuando Jehová llamó a Moisés a la cumbre del Sinaí para darle los mandamientos
de su pacto con el pueblo de Israel, Moisés tenía ochenta años. Él no preguntó si habría
agua para beber es esa altura, o si habría alguien allí preparando pan para que él no
muriera de hambre. Sin embargo, realizó el agotador ascenso hasta la cumbre y
permaneció allí cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber, sustentado por el
poder milagroso de Jehová. Es una experiencia que ningún humano se atrevería a intentar
en sus propias fuerzas.- Éxodo 24: 16-18
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sentir lástima de sí mismos, y por lo que habían dejado atrás. Añoraban el sabor fuerte de
los pepinos y los puerros, los ajos y las cebollas que eran comunes en Egipto. El maná, de
gusto suave y dulzón, no les producía las mismas sensaciones. (Números 11:5,6). Parecía
que la esclavitud con comida variada, reamas deseable que la liberación solo con maná.
En todos estos casos, vemos que Jehová no premió la fidelidad y el aguante de sus
siervos con una abundancia de alimento para mimar la carne. Lo mismo podemos
observar cuando su pueblo sufre por desastres naturales, o al verse rodeados por
conflictos bélicos. Tienen que soportar privaciones y escasez de las cosas necesaria., pero
la mano amorosa de Jehová se hace sentir a favor de ellos.
“Y en aquél día tiene que ocurrir que las montañas gotearán vino dulce y las
colinas mismas manarán leche y los cauces mismos de Judá manarán agua. Y de la casa
de Jehová saldrá un manantial, y tendrá que regar el valle torrencial de los Árboles de
Acacia”.
En ese tiempo feliz, los paniaguados del Rey de la Eternidad evocaremos con gozo
estos días de bocados sobrios y medidos, y nos regocijaremos profundamente por no
haber estado entre los inconstantes que abandonaron la mesa de Jehová para ir de vuelta
al mundo en busca de sus últimos ajos y cebollas.
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Llegamos con muy poco equipaje. Un ángel de mirada tierna nos señaló la entrada.
Su misión era vigilar las sendas espinosas de acceso, por donde llegaban los que buscaban
refugio.
El aire era puro y limpio adentro. Evidentemente, la gran marea de corrupción que
estaba envolviendo al mundo, había quedado más allá de las fronteras. Algunos nos
gritaban desde afuera: –No se puede vivir de ilusiones. Ustedes le están dando la espalda
a la realidad. Allí, como en todas partes se hablan palabras vacías. Van a volver con mayor
confusión y desilusión que antes.
El habla necia se diluía sin dejar huellas en nuestra mente. Medio siglo ha pasado y
la verdad, tan genuina como el oro, sigue siendo verdad.
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Un profundo sentido de gratitud nos ayudó a echar raíces en la tierra bendita del
futuro, con el ansia de habitarla para siempre.
De tanto en tanto, alguno se petrifica espiritualmente mirando con anhelo las cosas
que abandonó, como la esposa de Lot. Olvidan la sabiduría de Jesús, que nos enseñó que
no se puede arar mirando hacia atrás.(Lucas 9:62).
Aquella limitada colección de recuerdo que traíamos al llegar, ahora llena varias
estanterías, y representa una riqueza incalculable que el paso del tiempo no puede
deteriorar.
A través de los años y las décadas de este medio siglo, muchas veces hemos
comprobado que todo lo innegable, lo noble y lo beneficioso, lo que nunca cambia, gira
alrededor del nombre de Jehová, el que dio principio y razón de ser a todas las cosas.
Alef Gimel
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La Rana y la Garza
Hay que tener el temple de esta rana
que ante la adversidad no se desmaya.
Severas pruebas nos traerá el mañana,
hay que tener fe, no sólo agallas.
Es mucho lo que Dios ha prometido,
si sabemos ganarlo con aguante
lo tendremos por tiempo indefinido.
Alef Guimel
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Oración Matutina
Gracias Jehová por otro día de vida
y por las oportunidades de hacer tu voluntad.
Gracias por la esperanza certera y oportuna,
de todo lo que encierra el feliz más allá.
Alef Gimel
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PAISAJES COTIDIANOS
Ya ha ascendido la luna;
sus manos señoriales
enjoyadas de estrellas, se hunden en el mar,
donde lava sus mantos de plateados destellos.
Día y Noche conocen su misión asignada
y el tiempo irreversible para su trajinar.
Alef Gimel
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Señora Felicidad
Señora Felicidad
¡cuánto te hemos exigido!
¡Con cuánto reproche injusto
los humanos te han herido!
Dame tu sabiduría
y esa grata paz que siento,
desde que Dios me ha enseñado
a no correr tras el viento.
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Álef Guímel Ramas y nidos
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En el mundo venidero,
siempre unida la virtud,
como un don del Dios eterno,
te darás en plenitud.
Tú nunca envejecerás
ni se aflojarán tus manos.
Tus encantos serán múltiples
en invierno y en verano.
En el hogar, en el campo,
en la pampa o junto al mar,
tus pasos firmes, constantes,
nos seguirán al andar.
Alef Gimel
Noviembre 2002
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UN ADIÓS INDESEABLE
Carmen:
En estos ocho meses que he ido a tu casa, semana tras semana para
nuestro estudio bíblico, he llegado a conocerte lo suficiente para saber que
no serías capaz de cometer un pecado grave desde el punto de vista de
Dios.
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Tal vez un día te apenes por lo que has perdido y desees retomar el
camino de Jehová que hoy estás abandonando. Quiero asegurarte que, si
ese día llega, me hallarás como siempre, dispuesta a ayudare y
comprenderte, y te recibiré con un cálido abrazo de bienvenida.
Marta
Alef Gimel -
Julio 2001
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Álef Guímel Ramas y nidos
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En una práctica de equitación, cuando tenía dice años, Ananí se había caído del
caballo en un momento en que trotaba fuertemente, y se había fracturado una pierna. Fue
necesario enyesarlo y obligarlo a estar quieto por un tiempo.
El abuelo Oliverio se propuso hacer lo mejor posible para entretenerlo en esas
horas en que tenía que estar solo, cuando los padres atendían cada uno a sus quehaceres,
y sus hermanos y compañeros de estudios estaban en sus clases.
Una tarde de invierno, cuando la lluvia azotaba los cristales de la ventana, Oliverio
le trajo una emocionante propuesta:
- Hoy me gustaría que hiciéramos juntos una excursión al infinito. Vamos contemplar
con los ojos de la mente el tiempo en que Jehová ere el único habitante de la eternidad.
- ¿Cuánto tiempo estuvo solo, abuelo?
- Todo del tiempo antes de la creación, porque no huno un tiempo en que Dios no
existiera.
- Mamá y papá me explicaron eso. Muchas veces oí decir que Jehová no tuvo
principio, pero yo no puedo entenderlo.
- Ningún humano puede entenderlo, Ananí. Todo lo que nos rodea y forma parte de
nuestra vida tienen principio y fin, incluso nosotros mismos.
Sólo conocemos dos cosas sin principio ni fin: el tiempo y el espacio.¿Sería lógico
decir que alguien descubrió el lugar dónde empieza el espacio?¿Sería razonable que
alguien dijera: “Hubo un tiempo en que el tiempo no existía?. La eternidad de Dios es un
hecho irrefutable que tenemos que aceptar sin discusión, como lo aceptan los ángeles.
Un día que nosotros no podemos ubicar en la corriente del tiempo, un día único y
maravilloso, Jehová comenzó la creación de las criaturas espirituales. La definición más
abarcadora de Él que da la Biblia es : “Dios es amor.”
El amor, Ananí, es una fuerza que conduce a la acción. Necesita obras para
justificar su existencia, porque un amor ocioso, improductivo, está negándose a sí mismo.
Por eso Jesús le dijo a sus discípulos: “El que tiene mis mandamientos y los observa, ése
es el que me ama.” .-Juan 14:21
Si Dios hubiera permanecido solo, Ananí, el amor que llenaba su corazón no habría
tenido a quien manifestarse, no habría tenido razón de existir ni material con el cual
trabajar.
-Entonces, Abuelo, ¿cómo empezó todo?
-El primer versículo del Génesis te lo dice con diez palabras solamente: “En el
principio Dios creó los cielos y la tierra.” Jamás podríamos combinar otras diez palabras
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diferentes que abarcaran mayor significado que éstas. En ellas está le esencia y el punto
de partida de todas las historias verídicas que pudieran escribirse.
Jehová empezó su obra creativa copiándose a sí mismo en la persona del primer
ángel, en el principio llamado la Palabra, el Logos en griego, representa, no sólo lo que
Dios es, sino lo que Dios siente y piensa.
Fue la primera persona existente a quien Dios le dirigió la palabra y recibió una
respuesta. Y Dios dispuso que ese ángel sería para siempre el primero en oír su palabra y
ponerla por obra. Fue muy apropiado también que el primer ángel llegara a ser un
dirigente encumbrado de todos los ángeles, y llevara un título exclusivo: Arcángel.
-Es cierto, abuelo. Recuerdo que hemos estudiado que Jesús es el Arcángel Miguel.
-Es verdad, Ananí. Pero el nombre Miguel lo recibió más tarde, cuando surgió un
adversario, y se necesitó un vindicador. Miguel significa: “¿Quién es como Dios?”. Cuando
Dios no tenía ningún rival no era necesario demostrar que nadie podía ser como Él. Ahora
sí, Jehová necesitaba un vindicador, y le dio ese privilegio a su hijo unigénito. También le
asignó la misión de redimirnos de la condena heredada de Adán, a costa de su sacrificio
personal, al aceptar que se le rebajara a la naturaleza humana, para ocupar el lugar de
Adán nuevamente y revertir la historia.
Por favor, Ananí, no dejes de notar algo muy significativo. Jehová podía haber
enviado a la tierra a cualquiera de sus ángeles a cumplir esa difícil misión. Podía haber
elegido a alguien cuya ausencia fuera más soportable para Él. Pero, envió al único ángel
insustituible, al único arcángel.
Te quedaste pensativo...¿tienes alguna pregunta?.
-Estaba pensando que hubiera sido más fácil destruir a Adán y Eva y crear otra
pareja, ¿verdad abuelo?
-Sí, hubiera sido más fácil, pero no tan glorioso. Jehová hubiera perdido la
oportunidad de enseñarnos una lección invalorable. Cualquiera destruye, pero no
cualquiera restaura lo perdido. Un niño con una honda y una piedra puede matar un
pájaro. Pero no puede resucitarlo ni crear otro igual. La salvación de la humanidad podría
compararse a una joya perdida, que quedó enterrada en el barro seis mil años, corroída
por el pecado y oxidada por la ignorancia. ¿No es más glorioso para Jehová, buscarla,
limpiarla, y devolverle todo su esplendor, que abandonar la búsqueda y crear otra igual o
parecida?. La triste vocación del adversario de Dios es arruinar y destruir, pero sólo
Jehová merece el título de Restaurador y Recomprador.
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-Suena ridículo, ¿verdad Ananí?. Más absurdo aún es pensar que cada uno de
nosotros necesitamos un ángel que nos cuide. El poderío de ellos es incalculable para la
mente humana. Dios envió a un solo ángel para ejecutar la décima plaga sobre Egipto,
que fue la muerte de los primogénitos de hombre y de bestia.
Aquella noche histórica del 14 de Nisán, cuando tenían que salir libres de la
esclavitud en Egipto, la plaga comenzó a la medianoche.
Alguien podía pensar que se necesitaba una legión de ángeles para recorrer todo el
país aplicando el decreto de Jehová en cada casa que no estuviera señalada con la sangre
del cordero o la cabra que debía sacrificar y comer después de la puesta del sol. Ni
siquiera el palacio real fue pasado por alto, de modo que, el mismo Faraón, al hallar a su
primogénito muerto, envió a un portavoz para rogarles que salieran de Egipto y fueran a
adorar a su Dios en el desierto, como habían pedido, por temor de que todo habitante de
Egipto pagara con su vida por el maltrato dado a los hebreos en la esclavitud.
¿Quieres ver en tu Biblia que fue un solo ángel el que ejecutó la plaga? Busca, por
favor, Hebreos 11:28.
Ananí lee: “Por fe había celebrado la Pascua y la salpicadura de la sangre para que
el Destructor no tocar los primogénitos de ellos”.
-Hay otro hecho histórico muy notable, en que un solo ángel fue comisionado para
actuar. Cuando el buen rey Ezequías pidió ayuda a Jehová porque había 185.000 asirios
acampados cerca de Jerusalén, listos para invadir, Isaías nos dice en el cap.37, ves.36: “ Y
el ángel de Jehová procedió a salir y derribar a ciento ochenta mil hombres en el
campamento de los asirios. Cuando la gente se levantó muy de mañana, pues, allí estaban
todos, cadáveres muertos.”
-Abuelo, ¿tú crees que bien al principio cuando los humanos no sabían muchas
cosas, Dios usaba a los ángeles para ayudarlos a descubrir lo que necesitaban?
-Yo pienso que sí, Ananí. El hombre recibió desde el principio mucha ayuda
indirecta, que no estorbaba su libre albedrío, por ejemplo, era necesario que descubrieran
el fuego, que tiene un lugar tan importante en la vida humana y en sus actividades. Nadie
explicó nunca cómo se encendió la primera llama, ni cómo aprendió el hombre a producir
el fuego y usarlo. Hay una cantidad de alimentos que, evidentemente fueron creados por
Dios para que se comieran cocidos, y a su debido tiempo el hombre tenía que aprender a
hacerlo. En cosas así, parece que los ángeles actuaron indirectamente. En cambio, en los
acontecimientos más trascendentales, los ángeles se presentaron en forma visible y se
identificaron. Podemos señalar a los querubines con espadas de fuego que les indicaron a
Adán y Eva que su relación con Dios estaba definitivamente dañada, y que jamás volverían
a vivir en el paraíso. También debemos recordar que tres ángeles materializados llegaron
como forasteros ala s tiendas de Abraham para anunciar el nacimiento de Isaac, el hijo
legítimo de quien descendería la nación de Israel.
Todo eso en cuanto a los tiempos antiguos, Ananí. Pero hay muchas cosas para
señalar en cuanto a los tiempos modernos, que muestran la innegable intervención del
cielo en el desarrollo del propósito de Dios.
Como se ha indicado oportunamente en conferencia y en publicaciones de la
sociedad, los logros más asombrosos de la tecnología, aparecieron justo a tiempo, cuando
se necesitaban. El muy celebrado invento de la imprenta apareció cuando se iba a
necesitar imprimir miles de millones de páginas con el mensaje de Dios para cubrir la
tierra con ellas. También era el tiempo conveniente para que cada adorador de Jehová
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En el tiempo difícil que todavía nos falte vivir antes del fin, cuando te sientas solo,
recuerda que los ojos de Jehová y de los miles de millares de tus hermanos mayores, los
ángeles, te miran desde el cielo.
Cuando te sientas pobre y desvalido, recuerda que tu Padre celestial jamás será
pobre, y que puede usar siempre algo de su incalculable riqueza para socorrerte.
Cuando te enfrentes a la incomprensión de los que te atribuyen motivos erróneos,
recuerda que en el cielo hay una radiografía de tu corazón que muestra la raíz y la rama
de cada sentimiento tuyo.
Cuando te sientas débil e impotente ante la oposición de los más fuertes, o ante
enconadas amenazas, recuerda y renueva tu visión mental de los ejércitos celestiales que
apoyan a los siervos de Dios sobre la tierra, como se le mostraron al ayudante de Eliseo
cuando flaqueaba, y repite en tu corazón muchas veces las memorables palabras del
profeta, “son más los que están con nosotros que los que están con ellos.”
Puedes volver a hacer esta excursión al infinito en cualquier momento en que tu
debilidad humana parezca estar desfalleciendo.
Silenciosamente, con el temor que infunde lo sagrado, y consiente de tu pequeñez
ante Dios, vuelve a visualiza el trono más alto del universo. Acércate a él y recuerda con
profunda gratitud, que el Soberano Supremo reconoce tu nombre como integrante de su
pueblo, escucha tus oraciones, y te ha concedido el privilegio invalorable de llamarlo
Padre.
Alef Gimel
- Julio 1998
El Soberano Todopoderoso
que diseñó las órbitas que marcan los planetas,
que ordenó las estrellas como huestes,
que calcula las cifras asombrosas
que abarcan lo inmedible del espacio celeste;
que moldeó con sus manos industriosas
la grandeza sin par del macrocosmos,
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Alef Gimel
Abril 1998
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MINISTROS VIAJEROS
Alef Gimel
– Agosto 99–
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Álef Guímel Ramas y nidos
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Entonces sentiremos
que nos envuelve una preciosa calma,
y que reviven los deseos puros
que significan mucho para el alma.
Alef Gimel
Noviembre 2001
VISLUMBRES
¡Cuánto anhelamos los perfectos días
en que no haya canciones que con lúgubre acento,
nos hablen de una dicha que aniquiló la muerte
o de un amor que terminó en traición.
Será verdad entonces todo lo que se diga;
todo lo que se haga tendrá sana intención.
Alef Gimel
- Enero 2002
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Álef Guímel Ramas y nidos
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VOLVERÁN UN DÍA...
Almas inquisitivas vivieron y murieron
con preguntas punzantes taladrando su mente
sin hallar las respuestas que tanto persiguieron.
Alef Gimel
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