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Nicolás López Quiñones

Pensamiento Antropológico

El fútbol en pandemia, ¿realmente es prescindible el fútbol?

El fútbol es el deporte más popular del planeta, siendo jugado en los cinco continentes y teniendo
una importancia fundamental en muchos países, tanto así que muchos de estos basan su cultura
con la cultura futbolística. La popularidad del fútbol se debe a su facilidad para ser practicado, es
decir, no hay necesidad de una gran cantidad de implementos deportivos de gran costo,
simplemente pueden ser dos piedras y una botella plástica o una caja de tetra pack, a diferencia de
deportes como el tenis, basquetbol, golf, tiro con arco o voleibol, en donde cada uno de estos
deportes mencionados necesitan algo especial para ser practicado, ya sean mallas, dianas, aros,
palos, raquetas o un tipo de balón o pelota especial.

Es tanta la popularidad del fútbol que cada cuatro años, por los meses de junio y julio el mundo se
“paraliza” para poder apreciar el mundial de fútbol, este acontecimiento mueve no solo a los 32
países con sus selecciones participantes, sino también a los otros 166 países que por diferentes
medios están pendientes de la cita mundialista; con cifras oficiales de la FIFA, el último mundial
(Rusia 2018) fue visto por más de 3 millones de espectadores alrededor del mundo, superando así
con creses eventos como el Superbowl o Wrestlemania.

El futbol en Colombia es considerado el deporte nacional, más allá que el tejo sea más antiguo, el
ciclismo y el patinaje, hayan traído más medallas y logros al país y que poco a poco se vayan
integrando más deportes en los cuales Colombia comienza a destacarse. Su versatilidad y
capacidad de unión social, como ya se ha expresado, lo hace ser el deporte más importante para la
sociedad colombiana desde hace mucho tiempo.

La liga colombiana de futbol cuenta con dos categorías, A y B o nombradas de otra forma como
liga Águila y torneo Águila, la liga Águila según una clasificación de la IFFHS está como la 6ta
mejor liga a nivel mundial por encima de países europeos como Holanda y Alemania y a nivel de
selecciones, nuestra selección se encuentra en el puesto 11 por encima de selecciones como
Alemania, Argentina, Holanda e Italia. Las principales zonas con más equipos de fútbol han sido
Valle del cauca, Antioquia y Bogotá, cada una de estas, cuenta con un mínimo de 3 equipos que
compiten en la máxima categoría del futbol colombiano.
Para entender el fenómeno social y la posterior inconformidad del fútbol y como se han
desarrollado diferentes tesis ciudadanas como “el fútbol es prescindible” o “¿si ven que si pueden
vivir sin fútbol?”, todo esto para demostrar un serio problema de desconexión entre dirigentes y
ciudadanía, hay que recorrer la influencia primaria que tuvo la inserción de este deporte en la
sociedad colombiana.

Teniendo las primeras practicas registradas en Bogotá por medio de las élites que eran los que
principalmente practicaban el deporte, los estudiantes del gimnasio moderno, del colegio de San
Bartolomé de Bogotá y de escuelas militares, fueron los primeros en hacer rodar la pelota, en
poderse apropiar del juego y tener disputas deportivas o “Match” en las zonas que fueron
establecidas para ello, por ejemplo, el Polo Club de Bogotá.

Por ese entonces, el futbol en Bogotá era una cuestión netamente de elites, muchas veces, esas
elites, que habían viajado al viejo continente, a Inglaterra, para estudiar y volvían con el deporte
inculcado en sus estilos de vida. De igual forma, al ser un deporte principalmente de élites, los
implementos deportivos eran importados, guayos, balones, uniformes y demás artículos deportivos
eran traídos de España e Inglaterra. Un ejemplo de esto es que el equipo del colegio San
Bartolomé por la copa Mayor Bartolina, contra ABC; importo uniformes e implementos
deportivos desde España.

La clase dirigente poco a poco industrializadora poseía las fábricas, en este momento, ya se había
cambiado el despertador del campesino por medio de las campanas de iglesia, por pitos y sirenas
de las fábricas en las que laboraban. El ideal de las élites era mantener a los trabajadores ocupados
para que no cayeran en los vicios y en las malas costumbres, como lo son las apuestas, las peleas
de gallos, actividades deportivas que permitieran la ingesta de alcohol o peor aún, que los
trabajadores pudieran caer en la tentación poco moral de la prostitución.

En el caso de los deportes en los que se permitiera la ingesta de alcohol, el tejo, como abanderado,
era algo que hacía preocupar a la clase dirigente, puesto que, en esta actividad, la ingesta de
alcohol se hacía como forma de unión social, lo cual, la élite quería atacar, de igual forma, en
consumo de bebidas embriagantes se debía principalmente a que los trabajadores muchas veces
departían con el capataz o simplemente bebían para poder mantener el ritmo de trabajo que se les
exigía.
Las élites para prevenir que se malgastaran las horas de en deportes y actividades bárbaras, y se
dedicaran en algunas que permitieran el máximo aprovechamiento de los obreros en sus vidas y
que los hiciera acatar las normas de las fábricas y empresas donde trabajaban, y donde, también
pudieran seguir el ritmo del sistema industrial al cual Colombia se estaba incrustando

“El desarrollo capitalista ofrece el uso del tiempo libre ligado a la ganancia, la prosperidad y el
desarrollo, una forma determinada de calcular una particular clase de tiempo descontado de un
tiempo de trabajo y empleado en la satisfacción de las necesidades físicas esenciales, pero sólo en
la medida que dichas necesidades estén ligadas al trabajo”1.

Así fue como para los años 20, se desarrollaron ideales para las prácticas sociales de ese entonces,
mediante las acciones para que las clases medias y bajas empezaran a practicar algún deporte. Las
élites necesitaban realizar un proyecto, mediante el cual se pudiera dar una inserción del trabajador
a la modernidad, volviéndolo en un ente más sano, vigoroso y mucho más trabajador, es decir, se
tenía el ideal de que el deporte y demás actividades culturales fueran sinónimo de sano
esparcimiento y de sana diversión. En la medida en que el fútbol penetraba las esferas sociales más
populares, fueron apareciendo los clubes, donde actividades como el polo, el tenis y el golf
comenzaron a ocupar el espacio dejado por el balompié.

Muchos dicen que la popularidad del fútbol en Colombia, se le debe a la clase obrera, pero
también hay que resaltar el papel de las élites como entidades de gestión, puesto que, a pesar de
dejar la práctica de lado, continuaron con el apoyo del deporte, como dirigentes y más adelante lo
utilizaron como herramienta para ocupar el tiempo libre de los obreros de sus empresas. El
objetivo de las élites fue alejar a los trabajadores de actividades como las peleas de gallos o
corridas de toros, actividades que normalmente se mezclaban con alcohol y riñas.

“Diversiones como el cine y el teatro seguían siendo costosos, requerían de tiempo libre los fines
de semana o en las vacaciones, privilegios que aún no se habían conquistado para muchos sectores
obreros. Se necesitaba una diversión que no implicará tantos costos y que se amoldará tanto a las
jornadas de trabajo como a las condiciones especiales de las ciudades, es decir, que se pudiera

1
Juan Camilo Rodriguez, Tiempo y ocio. Critica de la economía del trabajo. (Bogotá: Universidad
Externado de Colombia,2002), 79.
practicar cerca a los sitios de trabajo. La respuesta estaba en algo que era privilegio de las élites
hasta el momento, el deporte”2

Un punto importante en la influencia que tiene el futbol en Colombia fue el cambio que empezaron
a sufrir las ciudades, que, en la búsqueda de adaptarse a la llegada de la industrialización,
encontraron en el fútbol un escape perfecto para consolidar sus nuevos procesos arquitectónicos y
urbanistas. Con la llegada de las industrias, el número de habitantes empezó a crecer de manera
nunca vista y las necesidades de crear espacios para los obreros impulsaron la construcción de
parques modernos, espacios donde no sólo se pasaba el tiempo, sino que ya tenían juegos y
canchas deportivas.

Actividades como el cine, el teatro y caminatas también fueron empleadas para “civilizar” al
obrero, claro está que ninguna logró adaptarse al presupuesto de los dueños y al gusto de los
empleados como sí lo logró hacer el fútbol.

“La popularidad del fútbol es originada en la expansión del fenómeno deportivo como un todo. No
se puede por lo tanto, pensarlo por fuera del contexto de las transformaciones generales ocurridas a
lo largo del siglo XX, y particularmente de aquellas que contribuyeron a la consolidación del gusto
por los deportes, entre estas últimas, se incluyen el aumento del tiempo libre de trabajo, la
expansión de los medios de comunicación y la emergencia de la industria del entretenimiento”3

“Uno de los parámetros de la educación Colombia en los 20 fue la lucha contra el analfabetismo
ligada a las campañas por el saneamiento físico del pueblo. Por ello, se hablaba de reformas
instruccionistas, de las cuales se derivó el impulso a la educación física y a la gimnasia, y que se
evidencia en las leyes aprobadas en aquellos años en Colombia”4

Para la década del 20, el deporte recibió un gran apoyo por parte del Gobierno, que se encargó de
aprobar en noviembre 18 de 1925 la ley 80, con la cual se daba vida a la Comisión Nacional de
Educación Física; con la creación de este ente se logró dar por primera vez un apoyo o patrocinio a
los diferentes deportistas que fueran en representación del país; además se logró la construcción de
reglamentos oficiales y centros deportivos que cumplían con las especificaciones internacionales,
2
Mauricio Archila, “El uso del tiempo libre de los obreros 1910-1945”, en Anuario colombiano de historia
social y de la cultura. (Bogotá 2004), 182
3
Ariel Damon y Rubén Óliven, Fútbol y cultura. (Bogotá: Editorial Norma, 2001), 75
4
Zuluaga Ceballos Guillermo, Empatamos 6 a 0: fútbol en Colombia 1900-1948, Medellín: Divergráficas
Ltda, 67
por último la ley permitió la creación de las ligas regionales, lo que a la postre determinaría la
realización de los primeros juegos nacionales.

De esta forma los barrios populares contaban con canchas en las cuales tanto grandes como
pequeños se podían reunir para poder jugar una partida de futbol, siendo así un símbolo de unión
en la sociedad colombiana de ese entonces. De igual forma, la construcción de estadios dignos
para la realización de esta actividad fue un hecho importante, puesto que así se podría llevar la
práctica de esta actividad a un punto más allá de una simple partida entre dos equipos por defender
a su barrio; la construcción de estadios permitió que finalmente el deporte se pudiera hace un poco
más organizado a pesar de que posteriormente la instauración de la liga de futbol se encargaría de
organizar por solo un tiempo la actividad.

De igual forma esta organización permitió que el jugar futbol se pudiera convertir en una
profesión, para intentar mejorar el futbol colombiano, se estableció la profesión de jugador de
fútbol para que así el deportista se pudiera centrar en un 100% en la actividad y no se tuviera que
preocupar de llevar dinero a la casa por medio de otro trabajo o que tuviera que estudiar; el ideal
de esta propuesta era establecer equipos perfectamente alineados y preparados para poder competir
con pares extranjeros y poder asistir a torneos fuera del territorio colombiano.

Otro aspecto clave de los años 20 fue el cambio que empezaron a sufrir las ciudades, que en la
búsqueda de adaptarse a la llegada de la industrialización, encontraron en el fútbol un escape
perfecto para consolidar sus nuevos procesos arquitectónicos y urbanistas. Con la llegada de las
industrias, el número de habitantes empezó a crecer de manera nunca antes vista y las necesidades
de crear espacios para los obreros impulsaron la construcción de parques modernos, espacios
donde no sólo se pasaba el tiempo, sino que ya tenían juegos y canchas deportivas.

“En los años 20 surgieron una gran cantidad de equipos en la capital colombiana, lo cual está
asociado al creciente número de vías de comunicación y al aumento y a la diversificación de los
medios de transporte. Pero sin duda, el mayor impulso al fútbol se debió a los procesos
industrializados de la industrialización que condujeron a la creación de barrios obreros en donde se
empezó a practicar como una posibilidad de entretenimiento en el tiempo libre”5

5
Zuluaga, Empatamos 6 a 0, 74.
De esta forma los barrios populares contaban con canchas en las cuales tanto grandes como
pequeños se podían reunir para poder jugar una partida de futbol, siendo así un símbolo de unión
en la sociedad colombiana de ese entonces. De igual forma, la construcción de estadios dignos
para la realización de esta actividad fue un hecho importante, puesto que así se podría llevar la
práctica de esta actividad a un punto más allá de una simple partida entre dos equipos por defender
a su barrio; la construcción de estadios permitió que finalmente el deporte se pudiera hace un poco
más organizado a pesar que posteriormente la instauración de la liga de futbol se encargaría de
organizar por solo un tiempo la actividad.

De igual forma esta organización permitió que el jugar futbol se pudiera convertir en una
profesión, para intentar mejorar el futbol colombiano, se estableció la profesión de jugador de
fútbol para que así el deportista se pudiera centrar en un 100% en la actividad y no se tuviera que
preocupar de llevar dinero a la casa por medio de otro trabajo o que tuviera que estudiar; el ideal
de esta propuesta era establecer equipos perfectamente alineados y preparados para poder competir
con pares extranjeros y poder asistir a torneos fuera del territorio colombiano.

Aquí fue donde las empresas y los dirigentes veían al futbol más como un aparato de coerción
social, como una forma de recibir grandes cantidades de dinero gracias a la publicidad en los
equipos de futbol y en los estadios

Gracias a esta euforia colectiva acerca del fútbol, los dirigentes se propusieron volverlo,
finalmente un deporte de espectáculo y la contratación de extranjeros impulso esta idea. De ahora
en adelante el ideal era asegurar un espectáculo para el ciudadano para poder cobrar mejor la
entrada; de este momento en adelante, el ideal del fútbol ya no fue la conservación de los cuerpos
del ciudadano bogotano, sino el ideal era demostrar que equipo era el mejor en el campo de juego.

Varios equipos profesionales se formaron a lo largo de las décadas del 30 y el 40, equipos como
Los Millonarios, Independiente Santafé, Deportivo Cali, Boca Juniors de Cali, Junior de
Barranquilla, entre otros. Los cuales participaron en competiciones a nivel nacional y pocos, a
nivel internacional, dando así importancia a sus plantillas, teniendo muy en cuenta que entre más
dinero ingresaba, mejores podrían ser las incorporaciones en su equipo para poder ganar tanto las
competencias nacionales, como las internacionales.

Además de equipos de fútbol profesionales, se crearon escuelas de formación deportiva para que,
principalmente los niños, pudieran tener un proceso formativo deportivo para una quizá futura
proyección profesional. Una cara de la moneda era los jóvenes que intentaban salir adelante con
una carrera futbolística, la otra, eran los mayores, los cuales consideraban a los jóvenes dedicados
al fútbol como vagos, por dar excusas para no trabajar ni estudiar.

Esta pación futbolera de las clases bajas iba creciendo poco a poco, pero aquí comenzó un
problema, los implementos deportivos; aunque el futbol no requería utensilios extravagantes y
especiales, si eran importantes por lo menos contar, con un buen par de guayos y un balón de
fútbol decente para poder practicar. Aquí es donde se presenta uno de las primeras oportunidades
para los zapateros y artesanos colombianos, ya que la importación de materiales era una acción
casi imposible para lo ciudadanía del común; los zapateros bogotanos se idearon la forma de poder
hacer guayos sin mucho problema, aunque no fuere la mejor calidad y mayor comodidad para los
jugadores, solventaban de cierta forma una necesidad para la práctica de este deporte.

Mientras que las clases populares se ideaban formas para tener implementos deportivos mínimos
para la práctica, equipos profesionales como Millonarios ya tenían en sus filas deportivas a varios
argentinos y extranjeros, pagándoles a ellos y a demás jugadores afiliados un aproximado de 100
pesos por partido.

Ya para este momento, el fútbol como herramienta civilizatoria comenzaba a rendir frutos, tanto la
clase popular como las élites consideraban al estadio con un punto de encuentro para mostrar
dónde se debía exponer lo mejor de cada uno, de ahí que la vestimenta y el comportamiento sea
tan diferente al que hoy en día se ve en las canchas, los trajes de saco y corbata, los sombreros, los
zapatos elegantes y claro está, la amabilidad y cortesía con los jugadores predominaban en las
tribunas del Campín.

E en la capital de la República se evidenciaron diferentes tendencias en los dos equipos que para la
época empezaban a ser los más representativos, por un lado, deportivo Millonarios, que se
nombraría así por una indirecta a sus dirigentes, los cuales habían obtenido grandes cantidades de
dinero a costa del equipo, su nómina era mayoritariamente extranjera, sus partidos colmaban las
tribunas y su dinámica se parecía a la de un afamado circo que contrata a los mejores malabaristas
para engrandecer su espectáculo.

La otra cara de la moneda, se hallaba un equipo modesto, que al no tener grandes sumas de dinero
se dedicaba a buscar jugadores bogotanos para formarlos, allí la mayor motivación no era el
dinero, su inspiración no era otra que defender sus colores, este conjunto llevaría por nombre la
misma distención que los españoles le darían a la capital: Santa Fe, o como mejor se le conocería
Independiente Santafé.

Es este caso, la creación del nuevo equipo capitalino, abriría aún más la brecha en las discusiones
si el fútbol era un deporte, por la pasión, el corazón y la entrega de los jugadores para poder ganar
partido a partido y agradar a la afición o si bien, el fútbol había que verse como un espectáculo
para el mejor postor, uno donde no se disfrutara del ambiente sino más bien se disfrutaba de los
jugadores. Acá, por parte de los capitalinos, cada cual comienza a tomar partido, si bien se escogía
al fútbol de estrellas de la élite o el fútbol de los obreros, en este momento es donde los uniformes
de aquellos dos equipos se definen y esto se vio aún más en el clásico capitalino.

Pero ¿por qué hacer todo este barrido histórico? En general, el explicar las cuestiones
sociopolíticas y socioculturales del fútbol es una cuestión un tanto complicada, porque la mayoría
toman esta cuestión del fútbol como una pantalla que utilizan los gobiernos para poder
“hipnotizarnos” y así poder pasar, por debajo de la mesa, proyectos de ley o “chanchullos” que
generan un beneficio para la oligarquía. De esta forma, se tiene en una connotación negativa al
fútbol, como si fuera creado específicamente para servir de taponera o pantalla para los problemas
de la sociedad.

Partiendo de esta creencia, es que se fortaleció la idea en la pandemia, que, el futbol es


prescindible e incomoda para el desarrollo de una sociedad mucho más cohesionada y social y
políticamente activa y propositiva. Pero el problema no es el fútbol, ya que este, como se ha
revisado en este mismo trabajo, comprende una cuestión mucho más socialmente incluida a la
realidad política nacional.

El problema ha sido el uso de este por parte del gobierno, un gran ejemplo de esto ha sido la
ferviente politización, por medio de la DIMAYOR que este gobierno le ha dado al fútbol
colombiano. El tema de “#lopagarásumadre”, siendo una critica directa y por redes sociales al
nuevo Canal WinSports+, “el canal de todos”, pero más que hacia el propio canal en la
profundidad de ese ‘#’ está presente un descontesto a como se ha vuelto más un negocio que como
un deporte en si, lo cual se suma a la problemática de la mediocridad del fútbol colombiano. Esto
sumado a los diferentes problemas con barras bravas de diferentes equipos, la precarización de los
estadios y la falta de inversión social al deporte han encontrado su válvula de escape en
“#lopagarasuMadre”.
Por medio de redes sociales, son evidentes las cuestiones de critica al sistema futbolistico en
medio de la problemática del COVID; tanto así que muchas revistas, portales de noticiar y
ciudadanos del común se preguntaron, ¿es 100% necesario vivir preocupados por el fútbol? Y la
respuesta es NO, realmente no es una necesidad imperiosa el fútbol, pero si, hace parte de la
sociedad.

Lo que el descontento de la gente muestra es la cuestión desconectada del fútbol con la sociedad
civil, esa desconexión que se hizo evidente en la pandemia. La cuestión de cobrar más por un
canal que ahorita no solo es inútil, sino volver aún más un negocio mal hecho el fútbol, genera en
las personas una forma distinta de poder entender y volverse a relacionar con las bases que le
enseñaron del fútbol, esa pasión, ese querer desarrollar un estilo de vida, incluso tenerlo como una
forma de salir adelante, todo eso, poco a poco se ha trastocado y la gente comienza a ver lo que en
su momento fue para las personas de base, para el pueblo, algo netamente que beneficia a las élites
y no a la ciudadanía. Por estas cuestiones, por ejemplo, es que para muchas personas el fútbol
sobra, porque ya no es visto para el pueblo sino para las élites, con el canal, esa forma de
utilizarlo, o incluso en que los futbolistas cuando opinen de algún tema trascendente lo hagan a
favor del poder segmenta aún más la población.

El fútbol históricamente ha sido un mecanismo del cambio, que se utilizaba para mantener en
forma a los jóvenes, pero se ha transformado para poder ser una forma de “relacionarse” con las
bases sociales, pero al mismo tiempo separarlos, las entradas, los derechos deportivos de las
transmisiones y la desconexión de los jugadores y dirigentes con la ciudadanía, que a diferencia de
otros países, aquí los entes deportivos no ayudaron de a mucho, propicio para que la gente poco a
poco se meta en la cabeza que el fútbol no sirve y estorba. Pero no, en realidad es muy útil, más
que nada por las cuestiones sociales que aún mueve, los deportistas pueden ser una gran motor del
cambio para poder igualar la cancha en tema de sentimientos y entender que a todos los tocan los
problemas del país, el fútbol puede aportar de una manera muy importante, históricamente está
comprobado, pero falta que nosotros(as) mismos(as) nos demos a la tarea de reformular el fútbol,
de volver a darle el sentido social y popular que ha perdido, retomar las riendas y la pelota, para
poder jugar para nosotros y por nosotros.

Bibliografía

- La gran historia del fútbol profesional colombiano. Guillermo Ruiz


- Crónica de goles y autogoles: Colombia 1903-1998. Alberto Galvis Ramírez
-Santos Molano Enrique, Una pasión incontenible. En: Revista Credencial Historia. (Bogotá -
Colombia). Edición 185, mayo de 2005.
- Martínez Luis Ignacio. “Surgimiento del tiempo libre y el deporte en Bogotá 1880-1920. Tesis de
grado. Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá, 1997
-Archila Mauricio. El uso del tiempo libre de los obreros, 1910-1945, en anuario colombiano de
historia social y de la cultura. 2004.

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