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CON F R ON T ACION E S :
L E E R A AL E J AN D R A P IZ AR N IK
por
CR IS T IN A P IÑ A
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LA ESCENA DE LA ESCRITURA
Ante todo, quiero aclarar que las presentes reflexiones no se proponen analizar la puesta
teatral que actualmente puede verse en Buenos Aires del poema Extracción de la piedra de
locura de Alejandra Pizarnik,31 sino que surgen, en cierta forma, a contrapelo de ella, y llevan a
confrontarla con el único texto supuestamente teatral que escribió la poeta, Los poseídos entre
Acerca de la mencionada puesta en escena, sin embargo, me interesa señalar hasta qué
dramática del texto. En efecto, la puesta de Guerberof mantiene, en desmedro del espectáculo
teatral, el carácter espectacular del lenguaje poético, lo cual se erige en obstáculo casi
insalvable para la incorporación del cuerpo del actor como signo teatral. Esto puede percibirse
exclusivamente a prestar su voz para la emisión del poema, limitando el poder significante de
su cuerpo a una gestualidad mínima y casi desemantizada. De igual manera, el manejo de las
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Ponencia leída en la mesa redonda de investigadores de teatro en las III Jornadas de teatro latinoamericano y
argentino del GETEA en septiembre de 1990
31
Aludo a la puesta realizada en el Espacio Giesso en agosto y septiembre de 1990 dirigida por Miguel Guerberof
y a cargo de la actriz Rosa Brill.
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Ver la sección anterior: “Obscenidad y teatralización del inconsciente en Los poseídos entre lilas.”
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luces, la música y el espacio escénico, simplemente se suman al texto poético, sin entrar en una
Sin embargo, esta puesta en escena del texto de Pizarnik me permitió captar una
escena, puesto en ese otro espacio que, respecto del espacio de la página, representa la escena,
específicamente dramáticas del poema de Pizarnik que resultan encubiertas por su registro
escrito.
Es decir que nos encontraríamos ante la paradoja de que lo teatral aparece en un texto
sentido kristeviano) tiene una magnitud tal que legitima, en cierta medida, el tránsito desde el
lenguaje como espectáculo -propio de la poesía- al espectáculo teatral, mientras que aquel texto
específicamente estructurado en forma dramática por la autora, Los poseídos entre lilas, resulta
abiertamente irrepresentable. Ello es así tanto porque la poeticidad de su lenguaje desvirtúa los
recursos y categorías teatrales, como por el peso de la materialidad misma de dicho lenguaje -
que excluye esa otra materialidad capital en el teatro que es el cuerpo del actor- y por su
demás sistemas de signos que confluyen en el hecho teatral, obtura aquellos puntos de
indeterminación propios del texto dramático que permiten su actualización en una puesta en
escena.
productividad textual del poema que permiten su relativa transcodificación teatral, y señalar
Veamos, ante todo, la singular reversión que se produce entre Extracción de la piedra
de locura y Los poseídos entre lilas respecto de las cuatro categorías básicas del texto
Si bien Los poseídos entre lilas, según lo señalé en mi trabajo anterior, cuenta con
dispositivo lingüístico básico: la materialidad del lenguaje. En efecto, en dicha “pieza” las
intertextualidad, igual espesor e importancia discursiva que las réplicas; el decorado resulta
actualizándolo concretamente en el lenguaje- así como por sus juegos intertextuales; los
Segismunda, y las réplicas, por un lado, aparecen despojadas de verdadera dimensión dialógica
y, por otro -lo cual es más importante aún- no adquieren su coherencia dramática a partir de
situaciones que se articulen en un acontecimiento. Porque, en rigor, en Los poseídos entre lilas
no pasa otra cosa que el lenguaje en su desestructuración simbólica, a raíz de lo cual el único
fragmentos de muy diversa extensión, básicamente como un diálogo entre dos voces diferentes,
las cuales, si bien son reducibles a un sujeto desgarrado cuyas diferentes posiciones (yo-otro;
yo-imagen especular; yo-fantasma imaginario) tienen una coherencia y una especificidad que
aquella que dice yo y está sometida a los sucesivos despojamientos que entraña la
decir, que de un discurso unificado en el hablante lírico, surgen los personajes de un drama
lenguaje, como genialmente lo planteó Lacan, es estructurante para el sujeto. Y esta situación
Ahora bien, ¿por qué denomino aquí acontecimiento a dicho proceso, similar al
presentado en Los poseídos entre lilas, pero donde, por el contrario, lo entiendo como puro
la subjetividad como lenguaje, por lo que se puede hablar legítimamente tanto de un crescendo
de la acción dramática -por más que se trate de una acción metafórica y negativa-, como de una
Por fin, y esto constituye para mí uno de los efectos más sorprendentes de la
actualización en una puesta en escena. En efecto, es tal la riqueza evocadora de las imágenes
del poema, tanta la polisemia de ese diálogo encontrado, tan sugerente el crescendo de
episodios de sucesivo despojamiento del yo, tal -para sintetizar-, la potencialidad metafórica
del lenguaje, que el poema mismo abre un abanico múltiple de posibles escenificaciones, ya
que los mencionados elementos parecerían reclamar la materialización del espacio y las figuras
convocadas.
contrario de lo que ocurre con Los poseídos entre lilas. Sin embargo, más allá de dicha
principio insalvable para su puesta en escena, similar pero en cierto sentido diferente al propio
Paso a explicarme, para lo cual, necesariamente, rozaré ciertos aspectos teóricos que
hacen a la especificidad de los discursos, para luego continuar con la confrontación del poema
irreductibilidad a un solo emisor -según ocurre en el caso del discurso lírico- como rasgos
especificadores de su naturaleza. Sin embargo, creo que hay que tomar con pinzas ambas
distinciones, por lo que prefiero reemplazar a ambas por la categoría de materialidad, a la que
dramaturgia shakespeareana y, para no irnos tan lejos, unas cuantas piezas de Samuel Beckett,
Oh les beaux jours, por ejemplo. En lo que se refiere a la imposibilidad de reducir las réplicas
distribuidas entre varios personajes a un solo emisor que sintetizaría a los diversos personajes,
el ya mencionado Beckett- ha demostrado a las claras que puede entenderse a la escena teatral
como escena del inconsciente y a sus figuras como fantasmas subjetivos (obviamente utilizo la
la lógica binaria, reconduciéndolas hacia otra lógica. Y dicha materialidad reclama el orden de
materialidad lingüística, pues quien mira el espectáculo teatral, perdería el lenguaje como
espectáculo.
análisis de Los poseídos entre lilas respecto del efecto anti-teatral de la materialidad del
locura no se opera simplemente el desalojo del cuerpo del actor como signo por parte del signo
lingüístico, sino que trasladar la escritura al orden de la foné implica sacrificar sus ricas
verticalidad metafórica del lenguaje poético, más que la suma de una materialidad -el cuerpo
del actor- a la otra -el lenguaje poético-. En rigor, personalmente creo que en el caso de
Extracción de la piedra de locura actualizar el espacio metafórico convocado por el poema, así
como las voces en personajes concretos, puede ayudar a la captación de ese drama central que
configurada, semioticidad representada aquí por las diferentes configuraciones del otro
imaginario.
Para cerrar estas reflexiones, quisiera sintetizar aquellas paradojas e interrogaciones que
suscitaron en mí la puesta en escena del poema. En cuanto a la confrontación con Los poseídos
específicamente teatrales como son las de los personajes, las didascalias, las réplicas y
el espacio teatral.
que dicha productividad textual, en el caso de Pizarnik, hace más teatral al texto que su
que si bien ambos textos resultarían igualmente irrepresentables, son diferentes los
Queda por último una reflexión acerca de la escritura de Pizarnik. Si, como la crítica lo
logrados de la autora, cabría apuntar que su productividad textual parece tener una especial
inclinación hacia lo dramático. Pero también, y siguiendo la definición que Julia Kristeva hace
del lenguaje poético, cabría preguntarse si todo lenguaje auténticamente poético, que pone en
esencialmente dramático, en tanto articula el combate central que da razón de todo arte.
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