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TEMA 7: EL IMPERIO CAROLINGIO Y LA FORMACIÓN DE EUROPA OCCIDENTAL

1. EL ASCENSO DE LOS PIPÍNIDAS


1.1 Los mayordomos de palacio: Pipino de Heristal y Carlos Martel
1.2 El definitivo triunfo de los carolingios: Pipino el Breve

2. EL REINADO DE CARLOMAGNO
2.1. Dilatatio regni
2.2. Coronación imperial

3. LOS SUCESORES DE CARLOMAGNO Y LA CRISIS DEL IMPERIO

El imperio carolingio es un aspecto clave porque fue capaz de elaborar la primera síntesis
verdaderamente medieval, siendo una síntesis positiva. Tras años convulsos que va desde el
Bajo Imperio hasta los reinos germánicos, se ve por primera vez una creación genuinamente
medieval y positiva que va a tener una larga vigencia. No solo es importante en el plano del
futuro político de lo que se convertirá Europa, sino también en aspectos sociales como en la
educación y la cultura, de la que se marcan las pautas. Es ahora cuando se consolida de forma
decisiva el papel de la Iglesia, que será y es uno de los ejes vertebrados de esta sociedad
occidental europea medieval. Se producirá también un fortalecimiento del papado romano.
Los historiadores no siempre se ponen de acuerdo a la hora de calificar esta estructura política
de lo que será el imperio carolingio, de manera que algunos autores consideran que este
imperio supone una estructura política claramente pública, mientras que otros por el contrario
niegan esto, apelando que el poder está atomizado y patrimonializado, desempeñado de
forma particular por la aristocracia, privatizando el poder. Hay otros autores que intentan
buscar un punto medio entre estas dos posiciones, defendiendo que durante esta época se
crea una sociedad política que acepta la existencia de un principio teórico de autoridad
política, pero que en la práctica este ejercicio se desempeña por aristócratas.

Otra cuestión importante es la aparición del concepto Europa. Originalmente, este espacio
ideológico se concibe por medio de la Iglesia Romana Universal, denominándose
“Christianitas” para englobar una serie de ideas a nivel de civilización y unos valores que había
que defender frente a enemigos externos, llegando incluso a extender estas mismas ideas. Se
producen fenómenos de colonización, evangelización y ampliación de este concepto
primigenio de Europa. Estos pueblos no solo se van integrando en una nueva concepción
política, sino en una nueva civilización de valores comunes. Esto se produce al mismo tiempo
que se están definiendo las otras dos grandes civilizaciones medievales: el mundo bizantino y
el mundo islámico. Los límites geográficos de Europa aún no están plenamente definidos, pero
es esta Christianitas, el espacio que fundamentalmente está bajo la potestad de Roma, lo que
conlleva que exista un pueblo o civilización dispuesto a escuchar una Iglesia Romana Universal.
1. EL ASCENSO DE LOS PIPÍNIDAS

Durante la primera mitad del S.VI, la zona de la Galia había sido paulatinamente conquistada
por los francos. Desde mediados del S.VI y durante todo el S.VII, el reino franco vive una
situación difícil y de cierta decadencia, sobre todo de índole interna. Es cierto que en el plano
exterior, los éxitos conseguidos habían sido notables, pues habían conseguido anexionarse la
región de Provenza y por lo tanto la salida al Mediterráneo, y también consiguieron anexionar
el reino burgundio.

Sin embargo a pesar de estos aparentes éxitos exteriores, en el plano interior la situación era
crítica. Los aspectos detrás de esta situación se componen por un lado en que el reino franco
resentía de la continua lucha entre el principio electivo y el hereditario sobre la cuestión
monárquica; por otra parte permanecía vigente la concepción germánica según el cual el reino
es patrimonio personal del rey, y como tal, este puede dividir el reino y repartirlo entre sus
herederos. Esta situación conduce a una reducción territorial y a una situación de debilidad.
Estos dos aspectos entre la cuestión monárquica y la vigencia de la concepción patrimonialista
del reino, condicionan la vida política del reino franco, un reino que en el S.VII sigue siendo
gobernado por los herederos de Clodoveo, la dinastía merovingia.

Sin embargo, esta dinastía atraviesa entonces una importante decadencia. Se suceden una
serie de reyes con escasa calidad política, se incesan de los asuntos de gobierno (“reyes
holgazanes”). Esta decadencia dinástica, va a permitir el desarrollo de un fenómeno política de
gran trascendencia futura: el ascenso y el poder de los mayordomos de palacio. Estas personas
son unos delegados en el que los distintos reyes tienden en dejar en sus manos las cuestiones
políticas de Estado. Se debe tener en cuenta además una idea importante, y es que, siendo
cierta la situación de crisis interna, también es cierto que se fue cristalizando dos territorios
donde el poder regio era más fuerte y sólido: Neustria y Austrasia.

Durante el S.VII se aprecia una cierta supremacía de Neustria, sin embargo, al final de este
siglo y durante el S.VIII se produce una basculación del poder hasta Austrasia, que se produce
sobretodo gracias a la labor desarrollada por los mayordomos de palacio de Austrasia: los
pipínidas.

1.1. Los mayordomos de palacio: Pipino de Heristal y Carlos Martel

El primer mayordomo en destacar es Pipino de Heristal (680-714), quien actúa en la práctica


como si verdaderamente fuese el rey, aunque siempre gobernó con el poder y título de
Austrasia. A final de su reinado utiliza el título de “dux et princeps francorum”. Su gobierno es
importante porque encabeza esa recuperación de energía del poder político desde Austrasia,
haciéndolo en buena medida con una política interior marcada por una aproximación a las
grandes familias austrasianas. Pipino de Heristal decidió desginar como titulares de las sedes
epicospales y abadías a hombres de su círculo. Utiliza la dimensión política de los cargos
religiosos para controlar Neustria. En el plano exterior, intenta dar continuidad a las
principales líneas directrices que habían dirigido los monarcas merovingias, cuyas primeras
preocupaciones compartieron con los mayordomos de palacio, centrándose en la frontera este
del reino. Van a tender a perfilar una frontera que separara con claridad la parte oriental de
Austrasia con los vecinos pueblos germanos y eslavos. Con este fin de delimitar una frontera
nítida, Pipino de Heristal llevó a cabo diversas campañas militares contra los sajones y los
alamanes. La obra más importante del plano exterior, fue la primera conquista y el inicio de la
evangelización de Frisia (actuales Países Bajos). Esta conquista se efectuó entre los años 690 y
710. En esta conquista fue fundamental la ocupación de Utrecht, que se convertirá en sede
epicospal y allí se establecerá el eje central de la zona.

Realmente, las bases que sustentaban el poder de Pipino eran débiles e inseguras, de manera
que cuando este muere, se producen revueltas alamanas, y se van a producir además una
reacción de las aristocracias de Neustria contra la hegemonía de Austrasia. Lo que
condicionaría el futuro es que Pipino de Heristal consiguió reunir los poderes de mayordomía
de Neustria, Austrasia y Borgoña. A su muerte, la mayoría de los francos lo consideró el
verdadero jefe de la monarquía. Aún así, no evitó que tras su fallecimiento en el 714 se
volviera a abrir una etapa de debilidad.

Carlos Martel (715-741) va a desarrollar una política fundamental no solo para el futuro reino
de Francia, sino para toda Europa. Va a conseguir ser la primera cabeza política de todo el
continente, consiguiendo apaciguar las aristocracias exteriores planteando a las mias unos
objetivos exteriores claros y ambiciosos, que sirvieron para ampliar territorios y canalizar las
tensiones políticas internas en conjunto del reino franco.

Hacerse con el poder fue dificultoso. Cuando muere su padre Pipino, Carlos Martel era
prisionero y consigue aprovehcar este desconcierto para escapar de la misma, y encabeza la
reacción de Austrasia, consiguiendo el poder político y militar de la misma y plantea una
batalla que hace frente a las fuerzas de Neustria en el año 717, Victoria en Vichy. A partir de
ese momento, Carlos Martel comienza a dar muestras de su gran capacidad política. Pudo
haber seguido avanzando, pero decide regresar a Austrasia para ser designado mayordomo de
palacio y convencer a la aristocracia de Neustria antes que imponerse por medio de las armas.

La tarea de Carlos Martel era ardua, pues había que restablecer la situación de anarquía que se
había propagado tras la muerte de su padre, y consolidar el reino franco. Lo que primero hará,
es fijar su atención en el limite oriental del reino, llevando a cabo una doble política: lleva a
cabo importantes obras arquitectónicas, sobretodo en la construcción de fortalezas e
infraestructuras. Impulsó la colonización franca, comenzando en el valle del Main, siendo esta
el origen de una región que será Franconia. Para Carlos, la defensa de los colonos francos al
este del Rin sobretodo, fue fundamental, que se convirtió en una especie de deber primario,
no solo en cuestiones de colonización, sino para realizar campañas militares. Particularmente,
estas expediciones se hacen frecuentes a partir del 719, estando destinados a los pueblos que
dominaban en Hesse y Turingia.

Para estas expediciones, Carlos Martel llevó la misma dinámica que su padre, continuando con
la política de conquista, colonización y evangelización, atacando y acabando con los restos de
paganismo de estos lugares periféricos. De esta manera, se va produciendo una dilatación de
Europa y la idea de Christianitas se va incrementando.

A partir del 722, Carlos Martel intenta iniciar una aproximación al papado. Aún sería muy
somera e incipiente, pero era importante que ya proyectase una serie de relaciones pacíficas
con el pontificado, relaciones que jugarán un papel fundamental para legitimar la instalación
de esta dinastía en el trono franco. Son unas relaciones que también beneficiarian al propio
papado, puesto que debido a esta buena sintonía, amplió su prestigio y su influencia en el
cojunto de la primigenia Europa.
Lo destacable de sus años de reinado, son sus ambiciosas políticas exteriores. Lleva a cabo una
serie de acciones militares contra los alamanes y bávaros, que los desgastaran. Es a finales de
los años 20 que se incorpora la región de Nordgau (futura Alsacia) y al mismo tiempo, Carlos
Martel propone a los bávaros una nueva versión de su legislatura en favor del rey franco. De
forma paralela, también se preocupa por Neustria, donde lleva a cabo una labor destinada a
controlar el territorio. Para ello, modifica los cuadros políticos y administrativos de la región,
nombrando a personas de su más estrecha confianza para ocupar los cargos disponibles de
Neustria, recurriendo incluso a la destitución de personas que ocupaban cargos en virtud de
nombramientos anteriores.

Otro frente de atención fue el Norte, Frisia. A pesar de las campañas de su padre, Frisia
también se había sublevado, y Carlos Martel va a plantear y conseguir una verdadera
reconquista del territorio. Dirige sus tropas al corazón de Frisia, planteando un ataque anfibio,
que culmina en la incorporación de Frisia al reino franco.

La victoria contra los musulmanes en el 732 le supone un incremento de su poder y de su


prestigio en su dinastía sobre todo. Después de esta gesta, Carlos Martel actua de hecho como
un aunténtico rey, ya que con él, se consolida el éxito de los Pipínidas. Se sumó la debilidad de
la dinastía merovingia con el apoyo militar de la aristocracia.

La compra de favores y servicios hizo que se incrementaran las necesidades financieras. Son
estas necesidades lo que provoca que Carlos Martel tome una medida de gran importancia
futura, confiscar bienes de la Iglesia para entregarlos y compensar los pagos a la aristocracia.
Tanto era así que la cuestión más espinosa de la política de sus años de gobierno, la causa de la
imagen negativa de Carlos Martel se refieren sobre todo a sus relaciones con la Iglesia.
Determinó la secularización de parte del patrimonio eclesiástico.

En Roma había una difícil situación interna de los pontífices, por lo que no convenía tener una
mala relación con el reino franco. Gregorio III evita la conflictividad con Carlos Martel debido a
la tensa relación con el emperador bizantino León III y el avance lombardo sobre Italia.

Antes de su muerte (741), Carlos Martel decide compartimentar el reino y repartirlo entres sus
tres hijos: Carloman (mayordomía palacio Austrasia, Alamania y Turingia) , Pipino (mayordomía
Neustria, Borgoña y Provenza) y Grifón (territorios dispersos por todo el reino).

Esta división pronto será modificada por sus hijos, pues Carloman y Pipino encierran a Grifón
para repartirse la herencia del mismo. La posición de Pipino y Carloman es diferente a la de su
padre, debido a la compartimentación del reino. Carloman es simplemente mayordomo de
palacio en Austrasia y Pipino es mayordomo de palacio en Neustria. Utilizaron a Childerico III
para restaurar la legalidad y legatimidad de los mayordomos de palacio.

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