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Minuchin entre los años 1965 y 1970, como director en la Clínica de orientación infantil de
Filadelfia, crea un enfoque terapéutico centrado en la estructura* familiar, La terapia estructural
asume que la modificación de las reglas concernientes a los límites y las jerarquías impacta en las
transacciones familiares, produciendo un desequilibrio en los patrones de interacción que
contienen y mantienen el síntoma. Tales alteraciones obligan a la familia a reestructurarse sobre
bases menos patológicas.
A. Evaluación
La evaluación parte de una serie de hipótesis sobre la interacción sistémica entre el contexto
familiar total y las conductas sintomáticas de sus miembros individuales y continúa poniendo a
prueba dichas hipótesis mediante un proceso interaccional del terapeuta con la familia
denominado «coparticipación», que permite crear una fuerte relación terapéutica.
La coparticipación se inicia tomando contacto con los miembros individuales, los integrantes del
grupo familiar responden al contacto de acuerdo a sus pautas de conducta habituales y aceptando
o resistiendo la aproximación del clínico.
La coparticipación implica que, más avanzada la entrevista, el terapeuta intente alterar las reglas
familiares y observe las reacciones de cada una de las personas a la modificación (Minuchin,
1984a).
Las variables que el terapeuta evalúa son: el momento del ciclo evolutivo que está atravesando el
sistema familiar y su rendimiento en las tareas apropiadas a ese estadio; las interacciones que sus
integrantes despliegan en la entrevista; las alianzas y coaliciones familiares; los problemas de la
distribución jerárquica del poder; el tipo de límites intra y extrafamiliares; las pautas de
transacción alternativas disponibles de acuerdo a la flexibilidad del sistema al cambio; las fuentes
de apoyo y estrés dentro y fuera del grupo familiar, y, finalmente, la forma en que el síntoma es
aprovechado por la familia para mantener sus pautas transaccionales.
Las relaciones familiares se consideran patológicas cuando existe un patrón de desviación del
conflicto y cuando se crean coaliciones intergeneracionales permanentes (Minuchin, 1984a).
Finalmente, la terapia estructural postula que el síntoma se mantiene por la tendencia
homeostática del sistema familiar a permanecer en el statu quo.
B. Intervención
La intervención tiene lugar a lo largo de toda la sesión, haciéndose difícil distinguir los momentos
de evaluación de los momentos de intervención y es allí donde el terapeuta se interesa por
conocer la disposición de la familia para efectuar un cambio.
Son recursos técnicos que tratan de cambiar la estructura familiar, de los cuales los más
importantes son la fijación de límites, el desequilibrio y la enseñanza de la complementariedad.
El terapeuta puede cambiar los límites del sistema familiar haciendo que exista mayor
acercamiento y contacto entre individuos y/o subsistemas, o aumentando la distancia existente
entre los mismos.
B.3.2.2. Desequilibrio.
Su finalidad es modificar la jerarquía familiar, para lo cual el terapeuta se alia con miembros de la
familia, ignora a determinados integrantes del sistema o se coaliga con una persona o con un
subsistema en contra de otras personas o subsistemas.
Se define como la capacidad de ver el problema formando parte de un todo más amplio y de
mostrar puntos de vista alternativos a la forma habitual de concebir el síntoma y a la creencia de
que el paciente identificado puede controlar el sistema mediante su conducta (Minuchin, 1984a).
Afectan la percepción de todos los miembros con respecto al síntoma, para lo cual es preciso
configurar nuevas modalidades de interacción entre ellos mediante técnicas como: la modificación
de los constructos cognitivos, las intervenciones paradójicas y la identificación de las facetas
fuertes o competentes de la familia.
B.3.3.1. Modificación de los constructos cognitivos.
El terapeuta altera los constructos cognitivos familiares, presentando una visión del mundo
diferente.
Se trata de técnicas basadas en una postura de oposición por parte de la familia, puesto que se
espera que ésta se oponga al componente del mensaje referido a su imposibilidad de cambiar.
Es una forma de utilizar la connotación positiva y se basa en que en la familia existe una parte
potencial de cambio que no vemos, lo que vemos es el síntoma.
Comentario
La terapia estructural es un tratamiento breve, que se suele desarrollar a lo largo de tres o seis
meses con entrevistas semanales. Se centra en variables estructurales como son los límites y las
jerarquías. Su evaluación encuadra los síntomas dentro del ciclo vital de la familia, considerando
que debido al estrés provocado por las transiciones evolutivas, el sistema familiar se adhiere a
pautas anteriores de conducta que no se adaptan a las exigencias de la etapa actual. El objetivo
terapéutico es adecuar las pautas transaccionales a las necesidades de los contextos evolutivo y
social, para lo cual se induce una crisis que obligue a la familia a reequilibrarse sobre otra
estructura más adecuada.
En conjunto, la finalidad del tratamiento es ayudar a la familia a desarrollar sus propios recursos
-valiéndose, si es necesario, del apoyo de otros sistemas privados o públicos- para enfrentar con
éxito las exigencias de la etapa del ciclo evolutivo que esté atravesando. De esta forma el síntoma,
que no se considera como una solución protectora sino como una reacción del sistema familiar
ante la tensión del desarrollo vital, desaparecerá cuando sus miembros sean capaces de adaptarse
a un contexto necesariamente cambiante.