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Ecuaciones de Maxwell

1. Introducción

En el capítulo anterior nos hemos ocupado de los problemas de electricidad y


magnetismo en estado estacionario. Aunque las técnicas matemáticas utilizadas eran
análogas, los fenómenos eléctricos y magnéticos fueron tratados como si fueran
independientes: el único enlace entre ellos era el hecho de que las corrientes que producen los
campos magnéticos tienen un carácter esencialmente eléctrico, ya que son cargas en
movimiento. Cuando consideramos problemas dependientes del tiempo, la aparente
independencia entre fenómenos eléctricos y magnéticos desaparece. Los campos magnéticos
que varían con el tiempo originan campos eléctricos y viceversa. Deberemos hablar, pues, en
términos de campos electromagnéticos más que de campos eléctricos o magnéticos. No
obstante, el significado pleno de la interconexión entre los campos eléctricos y magnéticos y
su identidad esencial solamente se alcanza en el marco de la relatividad especial. El conjunto
fundamental de ecuaciones que describen todos los fenómenos electromagnéticos clásicos es
conocido como ecuaciones de Maxwell. Estas ecuaciones están en la base de la teoría especial
de la relatividad ya que son incompatibles con las transformaciones de Galileo
(transformaciones de coordenadas en el ámbito de la mecánica clásica que relacionan dos
sistemas en movimiento relativo uniforme) y, sin embargo, sí son compatibles con las
transformaciones de la teoría de la relatividad, es decir, con las transformaciones de Lorentz.
En este capítulo se emprenderán las oportunas modificaciones de las leyes de la
electrostática y la magnetostática, que se suponen ya conocidas, con el fin de dar cabida a
campos que pueden variar con el tiempo.

2. La ley de inducción de Faraday

Las primeras observaciones cuantitativas que relacionan los campos eléctricos y


magnéticos variables con el tiempo fueron hechas por Faraday (1831) en sus experimentos
sobre corrientes en circuitos colocados en campos magnéticos variables con el tiempo.
Faraday observó que en un circuito A se induce una corriente transitoria, a) si se inicia o se
detiene una corriente estacionaria en otro circuito cercano B; b) si el circuito B por el que
circula la corriente estacionaria se mueve con respecto al circuito A; c) si introducimos o
sacamos un imán en el circuito A. Faraday interpretó que el paso de corriente transitoria en el
circuito A era debido a la variación temporal de flujo magnético que atraviesa dicho circuito.
Para interpretar de forma cuantitativa las observaciones de Faraday debemos precisar en
primer lugar qué entendemos por flujo magnético. Así, definimos el flujo de campo
magnético F que atraviesa un circuito C como
r r
F = ∫ B ⋅ n dS
S (2.1)
r
donde S es una superficie arbitraria delimitada por la curva C y n es el vector unitario normal
a S, tal como se muestra en la Figura 1.
2

r
S B
r r
n
dl

C
Figura 1.

La definición anterior es independiente de la superficie S elegida. Esto se puede


comprobar aplicando el teorema de la divergencia a la superficie cerrada S = S1 ∪ S 2
construida a partir de dos superficies cualesquiera, S1 y S 2 , delimitadas por el circuito C (ver
Figura 2).

r
n
S1 r
n′

r S2
n

Figura 2
r
De esta manera, teniendo en cuenta que ∇ ⋅ B = 0 , se deduce que
r r r r r r r
0 = ∫ ∇ ⋅ B dV = ∫ B ⋅ n dS = ∫ B ⋅ n dS + ∫ B ⋅ n dS
V S S1 S2 (2.2)

y en consecuencia
r r r r r r

S1
B ⋅ n dS = − ∫ B ⋅ n dS = ∫ B ⋅ n ′ dS
S2 S2 (2.3)

Por otra parte, la fuerza electromotriz (f.e.m.) se define como la integral de línea del campo
eléctrico recorrida a lo largo del circuito C en sentido positivo (contrario a las agujas del
reloj).
r r
f.e.m = ∫ E ′ ⋅ dl
C (2.4)
r r
donde E ′ es el campo eléctrico en el elemento de circuito dl . En realidad podemos imaginar
el circuito C como una trayectoria geométrica cerrada en el espacio sin que tenga que
coincidir necesariamente con un circuito eléctrico. Las observaciones de Faraday se resumen
en la expresión matemática:
3

r r dF
∫C ′ ⋅ dl = − k dt
E
(2.5)

La fuerza electromotriz inducida en el circuito es proporcional a la velocidad con que cambia


el flujo de campo magnético a través del mismo. El signo menos de la expresión (2.5) hace
referencia al sentido de la f.e.m. inducida en C. Éste es determinado por la ley de Lenz, según
la cual la f.e.m. inducida en C debe oponerse al cambio de flujo magnético que la produce.
Así, si suponemos que el flujo que atraviesa S se va incrementando a medida que transcurre el
tiempo, dF dt > 0 , la fuerza electromotriz inducida será negativa y, por tanto, la corriente
(que lleva la dirección del campo eléctrico) girará en sentido horario o negativo para que el
campo magnético inducido se oponga al inductor (Figura 3.). Lo contrario ocurre si,
dF dt < 0 .

dF B inductor en el instante t + ∆t
>0
r dt
B B inductor en el instante
t
r
n
I
B inducido en el instante t
fem < 0 B inducido en el instante t + ∆t

Figura 3.

Como se verá más adelante, la constante de proporcionalidad k depende exclusivamente de la


elección de unidades para las magnitudes eléctricas y magnéticas. No se trata, como podría
pensarse en un principio, de una constante empírica independiente a determinar
experimentalmente.
Las variaciones de flujo magnético pueden ser debidas no sólo a un cambio temporal
en la intensidad del campo magnético sino que también pueden estar producidas por un
movimiento del circuito C en el seno de un campo magnético no uniforme y/o por una
alteración del la forma del circuito que modifique la superficie S encerrada por él.
Para un circuito estacionario C, esto es, un circuito que no cambia en forma ni se
r
desplaza, la variación temporal del flujo sólo puede ocurrir a través de la variación de B con
el tiempo. En ese caso la ley expresión (2.5) se puede escribir como
r
r r ∂B r
∫CE ′ ⋅ dl = − k ∫S ∂t ⋅ n dS (2.6)
r
Consideremos ahora que C se desplaza a una velocidad constante v dentro de un campo
r r
magnético B(r , t ) que puede depender de la posición y del tiempo. Por simplicidad
supondremos que la forma del circuito permanece inalterada, aunque el resultado que
obtendremos será también válido cuando se admite esta posibilidad (ver, por ejemplo,
Choudhury). En ese caso, la variación del flujo magnético que atraviesa el circuito en
movimiento está dada por
4

r
d r r dB r
dt ∫S
B ⋅ n dS = ∫ ⋅ n dS
S dt (2.7)
r r
Aplicando la regla de la cadena a B(r (t ), t ) se obtiene
r r r r r r
dB ∂B ∂B ∂x ∂B ∂y ∂B ∂z ∂B r r
= + + + = + (v ⋅ ∇ )B
dt ∂t ∂x ∂t ∂y ∂t ∂z ∂t ∂t (2.8)
r r
( ) ( ) ( ) ( ) ( )
r r r r r r r r
Aplicando la identidad vectorial ∇ × F × G = F ∇ ⋅ G − G ∇ ⋅ F + G ⋅ ∇ F − F ⋅ ∇ G en
( )
r r r r
(2.8) y teniendo en cuenta que ∇ ⋅ B = 0 , ∇ ⋅ v = 0 y B ⋅ ∇ v = 0 (estas dos últimas
r
igualdades son debidas a que estamos considerando que v es constante) se deduce que
r r
( )
dB ∂B r r
= +∇× B×v
dt ∂t (2.9)

y, por tanto, la derivada total del flujo con respecto al tiempo se transforma en
r
d r r
( )
∂B r r r r
dt ∫S ∫S ∂t ∫S
B ⋅ n dS = ⋅ n dS + ∇ × B × v ⋅ n dS
(2.10)

Utilizando el teorema de Stokes podemos transformar la última integral de superficie en una


integral de línea a lo largo del circuito C, con lo que (2.10) quedaría de la forma
r
( )
d r r ∂B r r r r
dt ∫S ∫S ∂t ∫C × v ⋅ dl
B ⋅ n dS = ⋅ n dS + B
(2.11)

Pasando el último sumando de (2.11) al primer miembro de (2.5) obtenemos una expresión
equivalente a la ley de Faraday para un circuito en movimiento.
r
∫[ ( )]
r r r r ∂B r
E ′ − k v × B ⋅ dl = −k ∫ ⋅ n dS
C S ∂t (2.12)

Vemos que la expresión anterior tiene la misma forma que la ley de Faraday para circuitos
estacionarios, expresión (2.6), si admitimos que el campo eléctrico sobre el elemento de
r r
circuito dl que se ve desde el sistema de referencia "estático" o de laboratorio, E , está
r
relacionado con el campo eléctrico, E ′ , visto desde un sistema solidario con el circuito por la
expresión

( )
r r r r
E = E′ − k v × B (2.13)

Lo que acabamos de establecer aquí forma parte de un principio general de la física,


conocido como principio de equivalencia, según el cual todas las leyes de la física deben tener
la misma forma (deben ser covariantes en forma) en todos los sistemas de referencia que se
trasladen con velocidad relativa constante.
5

Para determinar el valor de la constante k podemos pensar que una carga q en reposo
r
respecto al sistema solidario con el circuito móvil estará sometida a una fuerza qE ′ . Desde el
punto de vista del observador en el sistema de laboratorio una carga q que se mueve a una
r r r
velocidad v en el seno de un campo eléctrico E y otro magnético B es, en aproximación no
( )
r r r
relativista y en el sistema MKSA, es igual a q E + v × B . Como la fuerza que actúa sobre la
( )
r r r r
carga debe ser la misma en ambos sistemas de referencia, se tiene qE ′ = q E + v × B y
comparando con (2.13) vemos que la constante k en dicho sistema de unidades debe ser igual
( )
r r r
a la unidad (en el sistema gaussiano la expresión de la fuerza sería q E + v × B c y de ahí
que la constante k sea igual a c −1 ).
Así, pues, la ley de Faraday (en el sistema MKSA) queda expresada como

r r d r r
∫CE ′ ⋅ dl = −
dt ∫S
B ⋅ n dS
(2.14)
r r
donde E ′ es el campo eléctrico en dl respecto de un sistema de coordenadas solidario con el
circuito. La derivada con respecto al tiempo del segundo miembro es la derivada total dada
por (2.8). Como subproducto de la demostración hemos encontrado que el campo eléctrico en
r
un sistema de coordenadas que se mueve a una velocidad v con respecto al laboratorio es:
r r r r
E′ = E + v × B (2.15)

Al haber considerado la aproximación no relativista para la ley de fuerzas experimentada por


una carga en movimiento, la relación (2.15) es sólo una aproximación válida para velocidades
pequeñas comparadas con la velocidad de la luz. Sin embargo, la ley de Faraday no es una
aproximación; es perfectamente compatible con las transformaciones de Lorentz de la teoría
especial de la relatividad.
La ley de Faraday (2.14) se puede escribir también en forma diferencial. Así,
supongamos que el circuito se mantiene fijo respecto del sistema de referencia elegido (para
r r
que E y B estén expresados en el mismo sistema de referencia) de manera que la única
r
variación temporal del flujo magnético sea la debida a la variación de B con el tiempo.
Entonces, aplicando el teorema de Stokes a la ley de Faraday (2.6) con k igual a la unidad,
obtenemos
r
⎛ r ∂B ⎞ r
∫S ⎜⎜⎝ ∇ × E + ∂t ⎟⎟⎠ ⋅ n dS = 0
(2.16)
r r
donde hemos reescrito el campo eléctrico simplemente como E en vez de escribir E ′ . Por
ser, tanto el circuito C como la superficie S, arbitrarios, el integrando debe ser nulo en todos
los puntos del espacio. Por tanto, la ley de Faraday en forma diferencial es
r
r ∂B
∇× E + =0
∂t (2.17)
6

En el caso general, cuando hay campos variables con el tiempo, el campo eléctrico no es un
campo conservativo. Hay que señalar que (2.17) constituye una generalización de la conocida
r
ley de la electrostática ∇ × E = 0 .

3. Corriente de desplazamiento de Maxwell

Todo lo visto hasta el presente en electricidad y magnetismo se puede resumir en las


cuatro ecuaciones diferenciales siguientes:
r
Ley de Coulomb: ∇⋅D = ρ
r r
Ley de Ampere: ∇× H = J
r
r ∂B
Ley de Faraday: ∇× E + =0
∂t
r
Ausencia de monopolos magnéticos: ∇ ⋅ B = 0 (3.1)

Además debemos considerar la ecuación de continuidad que expresa la conservación de la


carga eléctrica

r ∂ρ
∇⋅J + =0
∂t (3.2)

El significado de esta ecuación es más claro cuando se escribe en forma integral. Así,
integrando (3.2) sobre un volumen V limitado por una superficie S y aplicando el teorema se
la divergencia al primer sumando, obtenemos

r ∂ρ ∂Q
∫S ⋅ dS = − ∫V ∂t dV = − ∂t
J
(3.3)

donde Q es la carga neta encerrada en el volumen V. La interpretación de esta ecuación es la


siguiente: la carga total que abandona el volumen V a través de la superficie S es igual a la
disminución de carga neta contenida en dicho volumen.
Todas las ecuaciones anteriores se han escrito en forma macroscópica y en el sistema
MKSA. Recordemos que todas ellas, salvo la ley de Faraday, se dedujeron a partir de
observaciones estáticas o estacionarias. Por ello, no es de extrañar que algunas de ellas no
sean aplicables en situaciones en las que los campos dependan del tiempo.
Fue J. C. Maxwell el primero en darse cuenta de la incompatibilidad de las ecuaciones
(3.1). En particular, vio que la ley de Ampere, deducida para corrientes estacionarias, resulta
incompatible con la ecuación de continuidad. En efecto, tomando la divergencia en ambos
( )
r r
miembros la ley de Ampere se deduce que ∇ ⋅ J = ∇ ⋅ ∇ × H = 0 por ser nula la divergencia
de cualquier rotacional. Esto es sólo un caso particular de la ecuación de continuidad (3.2),
correspondiente a la situación estacionaria en que no hay acumulaciones de carga variables
con el tiempo, es decir, cuando ∂ρ ∂t = 0 .
Maxwell se dio cuenta de que, haciendo uso de la ley de Coulomb, la ecuación de
continuidad se podía expresar como
7

r
r ∂ρ ⎛ r ∂D ⎞
∇⋅J + = ∇ ⋅ ⎜⎜ J + ⎟=0

∂t ⎝ ∂t ⎠ (3.4)
r r r
y, por tanto, si reemplazaba el vector J por su generalización, J + ∂D ∂t , las ecuaciones de
continuidad y Ampere serían compatibles. De esta manera, la ecuación de Ampere,
denominada ahora de Ampere-Maxwell, se transforma en
r
r r ∂D
∇× H = J +
∂t (3.5)

que para fenómenos estacionarios coincide con la ley original de Ampere. A la corriente
r
∂D ∂t introducida por Maxwell se la denomina corriente de desplazamiento. Ésta juega un
papel fundamental cuando los campos varían rápidamente con el tiempo, como ocurre en los
fenómenos de radiación electromagnética. De hecho, sin esta corriente no se podría explicar
la existencia de ondas electromagnéticas. La predicción hecha por Maxwell de que la luz era
un fenómeno ondulatorio electromagnético pudo confirmarse mediante el análisis de las
ecuaciones que llevan su nombre y que reproducimos a continuación.
r
r r r ∂D
∇⋅D = ρ ∇× H = J +
r ∂t
r r ∂B
∇⋅B = 0 ∇× E + =0
∂t (3.6)

Las ecuaciones de Maxwell constituyen la base de todos los fenómenos electromagnéticos


clásicos. En algunos casos resulta más útil tener una representación integral de las ecuaciones
anteriores. Para ello, basta aplicar el teorema de la divergencia a las dos ecuaciones de la
izquierda integrando sobre un volumen arbitrario V delimitado por la superficie S y, por otro
lado, aplicar el teorema de Stokes a las dos ecuaciones de la derecha integrando sobre una
superficie S delimitada por la curva cerrada C. De esta manera se obtiene:

r r r r r r ∂ r r
∫ ⋅ dS = ∫ ρ dV
D
S V ∫CH ⋅ dl = ∫S ⋅ dS + ∂t ∫SD ⋅ dS
J
r r r r ∂ r r
∫ B ⋅ dS = 0
S ∫CE ⋅ dl = − ∂t ∫SB ⋅ dS (3.7)

En los puntos donde los campos presentan algún tipo de discontinuidad, como por ejemplo,
en la entrecara entre dos dieléctricos o un dieléctrico y un conductor, las ecuaciones (3.6)
carecen de sentido y no podrán ser aplicadas, ya que no existen las derivadas parciales de
algunas de las componentes del campo. Sin embargo, el conjunto de ecuaciones (3.7), que es
más general que el (3.6) por no contener derivadas espaciales, sí podrá ser aplicado.
Precisamente, este hecho es utilizado para deducir las condiciones de contorno para los
r
campos al pasar de un medio a otro. Así, si denominamos n al vector unitario normal a la
superficie que limita los medios "1" y "2" y que apunta en la dirección de "1" a "2", las
condiciones de contorno para los campos son:
8

(D ) (B )
r r r r r r
− D1 ⋅ n = σ
2 − B1 ⋅ n = 0
2
r r
( ) ( )
r r r r r
n × E 2 − E1 = 0 n × H 2 − H1 = K (3.8)
r
donde σ y K son las densidad de carga y corriente superficiales macroscópicas,
respectivamente. En el caso en que uno de los medios, por ejemplo el "1", sea un conductor
perfecto, los campos en su interior son nulos y, en consecuencia, las condiciones de contorno
anteriores se reducen a
r r r r
D⋅n =σ B⋅n = 0
r r r r r
n×E = 0 n×H = K (3.9)

donde se ha omitido el subíndice "2", ya que es el único medio presente en el que los campos
no son nulos.
Se ha prescindido de las demostraciones de (3.8) y (3.9), aunque éstas se pude encontrar
en la mayoría de textos de nivel intermedio o avanzado (ver, por ejemplo, los libros de
Jackson o Choudhury).

4. Las ecuaciones de onda para el campo eléctrico y


magnético

Las ecuaciones de Maxwell constituyen un conjunto de ecuaciones diferenciales en


derivadas parciales entre las componentes del campo eléctrico y magnético. Generalmente,
cuando los campos varían con el tiempo, resulta de especial interés obtener ecuaciones
desacopladas en las que sólo aparezca el campo eléctrico o el magnético. Para llegar a estas
ecuaciones es necesario suponer alguna relación constitutiva que relacione los campos
r r r r
derivados D y H con los fundamentales E y B . Para nuestra deducción supondremos el
caso más sencillo en que el medio es lineal, homogéneo y sin pérdidas, de manera que
r r r r
D = εE y H = µ −1 B , siendo ε y µ constantes (no dependen de la posición). Esta situación
será estudiada con más detalle en el apartado 11 de este tema.
r
r r ∂B
Para eliminar B tomamos el rotacional de ∇ × E + = 0 , obteniéndose
∂t

( )
r
r ∂ ∇× B
∇×∇× E = −
∂t (4.1)
r r
Sustituyendo ∇ × B por su expresión en función de E proporcionada por la ecuación de
r
r ⎛r ∂E ⎞
Ampere-Maxwell ∇ × B = µ ⎜⎜ J + ε ⎟ , obtenemos la ecuación de onda vectorial
⎝ ∂t ⎟⎠
inhomogénea
r r
r ∂2E ∂J
∇ × ∇ × E + µε 2 = − µ
∂t ∂t (4.2)
9

r
Para el vector inducción magnética B se puede obtener una ecuación similar a (4.2)
eliminando el campo eléctrico de las ecuaciones de Ampere-Maxwell y Faraday. De esta
manera se llegaría a la ecuación
r
r ∂2B r
∇ × ∇ × B + µε 2 = µ∇ × J
∂t (4.3)
r
Si en el medio está libre de carga, de manera que ∇ ⋅ E = 0 (puede haber cargas de
polarización pero la densidad de carga macroscópica ρ debe ser nula.), entonces, el término
r r r r
∇ × ∇ × E = ∇∇ ⋅ E − ∇ 2 E se simplifica a − ∇ 2 E , con lo que la ecuación de onda para
regiones libres de carga queda de la forma
r r
r ∂2E ∂J
∇ E − µε 2 = µ
2

∂t ∂t (4.4)
r
De manera similar, teniendo en cuenta que ∇ ⋅ B = 0 , se obtiene la ecuación
r
v ∂ 2
B r
∇ 2 B − µε 2 = − µ∇ × J
∂t (4.5)

En muchas situaciones de interés el medio en que se va a resolver la ecuación de onda está


r
libre de fuentes. Esto quiere decir que tanto ρ como J son nulos; en ese caso las ecuaciones
anteriores se reducen a las ecuaciones de onda homogéneas, dadas por
r
r ∂ 2
E
∇ 2 E − µε 2 = 0
∂t r
v ∂2B
∇ 2 B − µε 2 = 0
∂t (4.6)

Entre las características más notables de estas ecuaciones está el hecho de que sus soluciones,
1
como veremos en el apartado 6, se propagan a una velocidad finita dada por , que en el
εµ
caso de que el medio sea el vacío coincide con la velocidad de propagación de la luz en ese
medio, c ≈ 2.99792 × 108 m/s. Esto hecho tuvo gran transcendencia histórica y contribuyo a
ratificar que la hipótesis de Maxwell, según la cual la luz era un fenómeno ondulatorio
electromagnético, era cierta.

5. Los potenciales electromagnéticos

Aunque en casos sencillos es posible resolver las ecuaciones de Maxwell directamente,


tal como aparecen en (3.6), a menudo resulta conveniente introducir unos potenciales con
objeto de obtener un número menor de ecuaciones de segundo orden que satisfagan
idénticamente algunas de las ecuaciones de Maxwell. Estos conceptos ya nos son conocidos
10

de electrostática y magnetostática, donde se ha empleado el potencial escalar Φ y el potencial


r
vector A .
r r
Dado que la ecuación ∇ ⋅ B = 0 todavía sigue siendo válida, podemos definir B en
r
función de un potencial vector A de manera que:
r r
B = ∇× A (5.1)

Entonces, sustituyendo esta expresión en la ley de Faraday, obtenemos


r
⎛ r ∂A ⎞
∇ × ⎜⎜ E + ⎟=0

⎝ ∂t ⎠ (5.2)

El vector que hay dentro del paréntesis tiene un rotacional nulo, lo que significa que puede ser
expresado como el gradiente de un potencial escalar Φ . Así, tenemos
r
r ∂A
E+ = −∇Φ
∂t (5.3)

o lo que es lo mismo r
r ∂A
E = −∇Φ −
∂t (5.4)
r r r
Las expresiones de E y B en función e los potenciales A y Φ han sido deducidas a partir de
las dos ecuaciones homogéneas de Maxwell y, por tanto, las satisfacen idénticamente. Para
establecer las ecuaciones que verifican estos potenciales y poderlos así relacionar con las
fuentes, será necesario utilizar las otras dos ecuaciones de Maxwell, las inhomogéneas. Por
simplicidad lo haremos considerando que el medio es lineal homogéneo y sin pérdidas, esto
r r r r
es, teniendo en cuenta que D = εE y H = µ −1 B , siendo ε y µ constantes.
r r r
Si sustituimos los campos E y B dados por (5.4) y (5.1) en las ecuaciones ε∇ ⋅ E = ρ
r
r ∂E r r r v
y ∇ × B − µε = µJ y tenemos en cuenta la relación vectorial ∇ × ∇ × A = ∇∇ ⋅ A − ∇ 2 A ,
∂t
obtenemos
r
∂∇ ⋅ A ρ
∇ Φ+
2
=
r ∂t ε
r ∂ A
2
⎛ r ∂Φ ⎞ r
∇ 2 A − εµ 2 − ∇⎜ ∇ ⋅ A + εµ ⎟ = − µJ
∂t ⎝ ∂t ⎠ (5.5)

Hemos conseguido reducir el conjunto de cuatro ecuaciones de Maxwell a sólo dos, pero
todavía están acopladas. Para desacoplar el sistema podemos aprovechar la arbitrariedad
implícita en la definición de los potenciales. De la misma manera que el potencial Φ en
electrostática era arbitrario en tanto que podíamos sumarle una constante cualquiera quedando
r
inalterado el campo, ahora podemos sumarle al potencial vectorial A el gradiente de una
11

r
función escalar Λ cualquiera sin que B se altere en la transformación. Podemos representar
r
esquemáticamente la transformación para A de la manera:
r r r
A → A′ = A + ∇Λ (5.6)
r r
Es inmediato comprobar que el rotacional de A es igual al de A′ ya que el rotacional de un
gradiente es siempre nulo. Ahora bien, a este cambio en el potencial magnético debe
sucederle otro cambio en el potencial escalar, de manera que el campo eléctrico quede
inalterado. Si denominamos Φ ′ al nuevo potencial escalar, se debe cumplir que
r
r ∂A′
E = −∇Φ ′ −
∂t (5.7)
r r
∂A′ ∂A r r
y, por tanto, ∇Φ ′ + = ∇Φ + . Sustituyendo A′ por A + ∇Λ en esta ecuación,
∂t ∂t
obtenemos

⎛ ∂Λ ⎞
∇Φ ′ = ∇⎜ Φ − ⎟
⎝ ∂t ⎠ (5.8)

de donde se deduce que la transformación simultánea a (5.6) que se debe realizar en el


potencial escalar es

∂Λ
Φ → Φ′ = Φ −
∂t (5.9)

Las transformaciones (5.6) y (5.7) reciben el nombre de transformaciones de contraste.


El margen de libertad que introducen estas transformaciones a la hora de escoger una
pareja de potenciales puede ser utilizado para desacoplar las ecuaciones (5.5). Así, como
r
demostraremos más adelante, siempre será posible encontrar unos potenciales A y Φ que
satisfagan la conocida como condición de contraste de Lorentz, definida por la ecuación

r ∂Φ
∇ ⋅ A + εµ =0
∂t (5.10)

Introduciendo esta condición en las ecuaciones (5.5) obtenemos ecuaciones de onda


independientes para cada uno de los potenciales

∂ 2Φ ρ
∇ 2 Φ − εµ =−
∂t r
2
ε
r ∂ A
2 r
∇ 2 A − εµ 2 = − µJ
∂t (5.11)

A estos potenciales se suele denominar potenciales de Lorentz por haber sido obtenidos por
imposición de la condición de contraste de Lorentz.
12

Para demostrar que siempre es posible encontrar una pareja de potenciales que cumplan
r
la condición de contraste de Lorentz con una elección apropiada de Λ , consideremos que A
y Φ son unos potenciales cualesquiera que pueden o no satisfacer (5.10). Si utilizamos las
r
transformaciones de contraste (5.6) y (5.9) para llegar a unos potenciales A′ y Φ ′ , a los que
les exigimos que cumplan la condición (5.10), obtenemos

⎛ ∂Λ ⎞
∂⎜ Φ − ⎟
∂Φ ′
( )
r r ⎝ ∂t ⎠
∇ ⋅ A′ + εµ = ∇ ⋅ A + ∇Λ + εµ =0
∂t ∂t (5.12)

La ecuación anterior se cumple si Λ verifica la ecuación de onda inhomogénea

∂ 2Λ ⎛ r ∂Φ ⎞
∇ Λ − εµ 2 = −⎜ ∇ ⋅ A + εµ
2

∂t ⎝ ∂t ⎠ (5.13)

Dado que el segundo miembro de esta ecuación es conocido siempre será posible hallar una
solución para Λ .
Existe arbitrariedad incluso en la elección de potenciales que cumplen la condición de
r
contraste de Lorentz. Así, si los potenciales de partida A y Φ verificasen (5.10), la ecuación
(5.13) se convertirá en homogénea

∂ 2Λ
∇ 2 Λ − εµ =0
∂t 2 (5.14)

y, en consecuencia, introduciendo en (5.6) y (5.9) una solución Λ de (5.14) se establecerá


una transformación entre parejas de potenciales de Lorentz.
Existen otras transformaciones de contraste alternativas a la de Lorentz que no hemos
tratado aquí, como por ejemplo la condición de Coulomb. Estas condiciones conducen a
potenciales diferentes a los de Lorentz que pueden tener utilidad ciertas circunstancias.

6. Función de Green para la ecuación de ondas

Las ecuaciones para los potenciales de Lorentz (5.11) tienen la estructura básica de la
ecuación

1 ∂ 2ψ r
∇ 2ψ − = f (r , t )
c ∂t
2 2
(6.1)
r
donde f ( x , t ) representa la distribución de carga o corriente, que supondremos conocida en
todo el espacio. Para hallar una solución explícita a esta ecuación supondremos que el medio
1
es no dispersivo, de manera que la velocidad de la luz c = es independiente de la
εµ
frecuencia.
La ecuación (6.1) puede ser resuelta por medio de la función de Green siguiendo un
procedimiento similar al empleado en electrostática. Consideremos el problema
13

r r
r r 1 ∂G (r , t , r ′, t ′) r r
∇ G (r , t , r ′, t ′) − 2
2
= δ (r − r ′)δ (t − t ′)
c ∂t 2
(6.2)

Las soluciones de esta ecuación nos proporcionan una manera de obtener la solución de (6.1).
Así, la función ψ dada por

r +∞ r r r
ψ (r , t ) = ∫ ∫ f (r ′, t ′)G (r , t, x ′, t ′)dV ′dt ′
−∞ R3 (6.3)

constituye una solución de (6.1). Teniendo en cuenta (6.2) comprobamos

⎛ 2 1 ∂2 ⎞ +∞ r ⎛ 1 ∂2 ⎞ r r
⎜⎜ ∇ − 2 2 ⎟⎟ψ = ∫ ∫ 3 f (r ′, t ′)⎜⎜ ∇ 2 − 2 2 ⎟⎟G (r , t , x ′, t ′)dV ′dt ′ =
⎝ c ∂t ⎠ −∞ R
⎝ c ∂t ⎠
+∞ r r r r
= ∫ ∫ 3 f (r ′, t ′)δ (r − r ′)δ (t − t ′)dV ′dt ′ = f (r , t )
−∞ R (6.3)

es decir, verifica la ecuación de onda inhomogénea. Por tanto, todo lo que tenemos que hacer
r r r
es encontrar la función de Green G (r , t , r ′, t ′) , cuyo significado es el de un potencial en r en
r r r
el instante t creado por una fuente puntual δ (r − r ′)δ (t − t ′) situada en el punto r ′ en el
instante t ′ . En un medio que es no dispersivo, ilimitado, es decir, no tiene superficies límite
y, además, es homogéneo e isótropo, la dependencia de la función de Green con las
r r r r
coordenadas r y r ′ sólo puede ser a través de la distancia R = r − r ′ entre el punto fuente y
el punto campo y del tiempo τ = t − t ′ transcurrido desde la colocación de la fuente. La
ecuación (6.2), en función de las variables R y τ , queda de la forma

1 ∂ 2 G (R , τ )
∇ 2 G (R , τ ) − = δ (R )δ (τ )
c2 ∂τ 2 (6.4)

Podemos eliminar la dependencia temporal en esta ecuación aplicando transformada de


Fourier. Así, si denominamos g (R, ω ) a la transformada de Fourier de G (R,τ ) tenemos:

g (R, ω ) = )[G ] = ∫ G (R, τ )e − jωτ dτ


+∞

−∞
1
G (R,τ ) = ) [g ] =
+∞
∫ g (R, ω )e dω
−1 ωτ j

2π −∞ (6.5)

La transformada de Fourier de la ecuación (6.2) es la ecuación de Helmholtz no homogénea

∇ 2 g (R , ω ) + k 2 g (R , ω ) = δ (R ) (6.6)

siendo k = ω c y donde se ha tenido en cuenta que Φ[ δ (τ ) ] = 1 .


Consideremos ahora el siguiente resultado

e ± jkR 1 k 2 ± jkR
∇2 = e ± jkR ∇ 2 − e
R R R (6.7)
14

el cual puede ser obtenido fácilmente sabiendo que el laplaciano de una función que sólo
1 d ⎛ d ⎞
depende de R es 2 ⎜R ⎟ . Reordenando los términos de la ecuación anterior llegamos a
R dR ⎝ dR ⎠

e ± jkR e ± jkR 1
∇2 + k2 = e ± jkR ∇ 2
R R R (6.8)

El segundo término de (6.8) se puede relacionar con la "función" delta de Dirac. Así, según se
1
vio en electrostática ∇ 2 = −4πδ (R ) , y como δ (R ) es diferente de cero sólo en R = 0 , en
R
donde la función e ± jkR vale la unidad, podemos escribir e ± jkR δ (R ) = δ (R ) . De esto se deduce
que la ecuación (6.8) queda finalmente como

e ± jkR e ± jkR
∇2 + k2 = −4πδ (R )
R R (6.9)

Ahora bien, comparando esta ecuación con (6.6) deducimos que las dos soluciones de (6.9)
deben ser

1 e ± jkR
g ( R, ω ) = −
4π R (6.10)

La función de Green se obtiene haciendo la transformada inversa de Fourier de (6.10).

− 1 δ (τ m R c )
G (R, τ ) = Φ–1[g (R, ω ) ] =
4π R (6.11)

Nótese que la dependencia de g con ω es a través del número de ondas k = ω c . Para poder
escribir (6.11) de la manera en que se ha hecho se ha tenido en cuenta que c es independiente
de ω . Cada una de las funciones de Green da lugar a un potencial con un significado físico
diferente como veremos más adelente. Si escribimos la función de Green en términos de las
r r
variables originales r , r ′ , t y t ′ , se obtiene:
r r
⎛ r − r′ ⎞
δ ⎜⎜ t m − t ′ ⎟⎟
r r −1 ⎝ c ⎠
G (r , r ′, t , t ′) = r r
4π r − r′ (6.12)
r r
Sustituyendo G (r , r ′, t , t ′) en (6.3) llegamos a la solución de la ecuación de ondas

r r r r
⎛ r − r′ ⎞ ⎛r r − r′ ⎞
δ ⎜⎜ t m − t ′ ⎟⎟ f ⎜⎜ r ′, t m ⎟

r −1 +∞ r ⎝ c ⎠ −1 ⎝ c ⎠ dV ′
ψ (r , t ) = ( )
4π ∫R 3 ∫−∞ 4π ∫R 3
f r ′, t ′ r r dt ′dV ′ = r r
r − r′ r − r′ (6.13)
15

r
El significado del doble signo es el siguiente: el potencial ψ en el punto r y en el instante t
r r
r r − r′
depende de la fuente f en cada punto r ′ del espacio y del instante t m . Por tanto,
c
cuando el signo es negativo el efecto, ψ , es posterior a la causa, f , (potenciales retardados),
mientras que cuando el signo es positivo el efecto precede a la causa (potenciales avanzados).
Si se admite una relación de causalidad entre los potenciales y las fuentes que los producen,
únicamente tienen significado físico los potenciales retardados; no obstante, desde el punto de
vista especulativo, pueden utilizarse ambos tipos de potenciales. Por simplicidad utilizaremos
el símbolo [ ] ret para referirnos a los potenciales retardados. De esta forma, los potenciales
escalar y vector retardados están representados por:

r
Φ (r , t ) =
1 [ρ (rr ′, t ′)]ret dV ′
4πε ∫ R3
r r
r − r′
r r
A(r , t ) =
µ [
r r
]
J (r , t ′) ret
4π ∫
R 3 r r dV ′
r − r′ (6.14)

Aunque las integrales están extendidas a todo el espacio, sólo es significativo el dominio en el
que están distribuidas las fuentes.

7. Las ecuaciones de Maxwell en los medios materiales


r
En principio cabe pensar que el conocimiento exacto de las fuentes ρ y J basta para
determinar completamente el campo electromagnético. Sin embargo, tal conocimiento es
imposible cuando existen agregados macroscópicos de materia, ya que el número de fuentes
individuales, las partículas cargadas de cada átomo, es enorme y, además, las fluctuaciones
temporales de los campos que éstos producen son extraordinariamente rápidas y sus
variaciones espaciales sumamente bruscas. Además, desde un punto de vista macroscópico,
resulta irrelevante el conocimiento puntual e instantáneo de los campos dado que cualquier
dispositivo de medida efectúa un promedio tanto espacial como temporal de los campos
microscópicos. Por tanto, lo que sí resulta importante es la media del campo o la fuente en un
volumen grande comparado con el volumen que ocupa un átomo o una molécula y en un
tiempo, también grande, comparado con el periodo orbital de los electrones alrededor del
núcleo o con el periodo de oscilación asociado al movimiento térmico de los átomos y
moléculas. Para dar cuenta de estos promedios se introdujeron los vectores macroscópicos
que aparecen en las ecuaciones de Maxwell (3.6), cuyo significado exacto se adquiere cuando
se efectúan promedios adecuados en las ecuaciones microscópicas de Maxwell
r
r η r ∂e r
∇⋅e = ∇ × b − ε 0 µ0 = µ0 j
ε0 ∂t
r
r r ∂b
∇ ⋅b = 0 ∇×e + =0
∂t (7.1)

Estas ecuaciones no son otras que las ecuaciones de Maxwell para el vacío, en donde rse
suponen perfectamente conocidas todas las fuentes microscópicas de carga, η , y corriente, j ,
16

que originan los campos y que, para


r
distinguirlos de los campos macroscópicos, se escriben
r
en minúsculas. No hay campos d y h debido a que todas las fuentes están incluidas en η y
r
j . Cuando se pretende llegar a un conjunto de ecuaciones macroscópicas se hace necesario
distinguir entre las contribuciones a los campos producidas por las cargas y corrientes
macroscópicas, detectables experimentalmente, y las debidas a la redistribución de las cargas
r
y corrientes dentro de las moléculas. Además, mediante la introducción de los vectores D y
r
H se consigue que las ecuaciones macroscópicas tengan una apariencia similar a las
microscópicas, haciendo que en los segundos miembros de las dos ecuaciones no homogéneas
aparezcan exclusivamente las densidades de carga y corriente macroscópicas.
Para delimitar claramente el dominio en el que podemos esperar que sirva una
descripción macroscópica de los fenómenos electromagnéticos, observamos que la reflexión y
refracción de la luz visible se describen de modo adecuado mediante las ecuaciones de
Maxwell con una constante dieléctrica continua, en tanto que la difracción de rayos X pone de
manifiesto la naturaleza atómica de la materia. Es razonable, por consiguiente, tomar la
longitud L0 = 10 −8 m (el orden de magnitud de la longitud de onda de los rayos X) como
límite inferior absoluto del dominio macroscópico. En un volumen de L30 = 10 −24 m 3 existen
todavía, en la materia ordinaria, del orden de 106 átomos. Así pues, en cualquier región de
interés macroscópico con L >> L0 existen tantos átomos que las fluctuaciones quedarán
completamente difuminadas cuando se haga un promedio.
Debe examinarse con cuidado la cuestión de cuál es el tipo de promedio apropiado. A
primera vista podría pensarse que son necesarias medias tanto en el tiempo como en el
espacio. Sin embargo, en ausencia de correlación en las variaciones temporales de los campos
a distancias del orden de L0 o mayores, sólo será necesario un promedio espacial ya que éste
difuminará las variaciones temporales que ocurren a escala microscópica.
r
Es usual definir el promedio espacial de una función F (r , t ) con respecto a una función
r
prueba f (r ) como

r r r r
F (r , t ) = ∫ f (r ′)F (r − r ′, t ) dV ′ (7.2)
r r
donde f (r ) es una función real, no nula en cierto entorno de r = 0 que está normalizada a la
unidad en todo el espacio, esto es
r
∫ f (r ′) dV ′ = 1 (7.3)
r
La región en donde f (r ) ≠ 0 es grande en comparación con las dimensiones moleculares.
Además, es lógico pensar que la influencia de las moléculas cercanas al punto en
r
consideración debe ser mayor que las que están alejadas de éste. Por tanto, f (r ) debe
alcanzar un máximo en el origen e ir decreciendo de forma suave hacia los extremos. Sin
especificar ninguna función peso concreta podemos pensar que la forma aproximada de ésta
debe ser similar a la que se muestra en la figura 4.
17

f
a

Figura 4.

Las dimensiones moleculares, representadas por a, son mucho menores que el intervalo en el
que la función es claramente diferente de cero.
Es sencillo comprobar que las operaciones de diferenciación respecto del espacio o del
tiempo conmutan con la operación de promediado. Así, tenemos que
r r r r r r r r
∇ F (r , t ) = ∇ ∫ F (r − r ′, t ) f (r ′) dV ′ = ∫ f (r ′)∇F (r − r ′, t ) dV ′ = ∇F (r , t )
(7.4)

∂ r ∂ r r r r ∂ r r ∂ r
F (r , t ) = ∫ F (r − r ′, t ) f (r ′) dV ′ = ∫ f (r ′) F (r − r ′, t ) dV ′ = F (r , t )
∂t ∂t ∂t ∂t (7.5)

Ahora ya estamos en condiciones de deducir las ecuaciones macroscópicas de Maxwell a


partir de la microscópicas. En primer lugar definiremos los campos eléctrico y magnético
macroscópicos como los promedios espaciales de los microscópicos
r r r r r r r r
E (r , t ) = e (r , t ) y B (r , t ) = b (r , t )
(7.6)

Teniendo en cuenta las relaciones de conmutabilidad y poromediando en las ecuaciones (7.1),


obtenemos
r
r η r ∂E r
∇⋅E = ∇ × B − ε 0 µ0 = µ0 j
ε0 ∂t
r
r r ∂B
∇⋅B = 0 ∇×E + =0
∂t (7.7)

Si comparamos estas ecuaciones con las macroscópicas de Maxwell (3.6), es claro que
r r
los campos D y H provienen de extraer ciertas contribuciones de las densidades medias de
r r
carga y corriente y añadírselas a los campos E y B .
En lo que sigue vamos a analizar de forma detallada la deducción de la ley de Gauss
macroscópica a partir de la primera de las ecuaciones (7.7).
Supongamos que el medio, formado por átomos o moléculas, consta de cargas libres
(normalmente electrones) y cargas ligadas (núcleos y electrones sujetos a sus movimientos
orbitales). Si aceptamos que tanto unas como otras pueden ser consideradas como cargas
puntuales la densidad microscópica de carga será
18

r r r
η (r , t ) = ∑ qi δ (r − ri (t ))
i (7.8)
r
donde ri (t ) es el vector de posición de la carga i-ésima en el instante t.
Separando η en una densidad de carga debida a las cargas libres, η F , y otra debida a
las cargas ligadas,η B , escribimos η = η F + η B , donde

r r r
η F (r , t ) = ∑ q δ (r − r (t ))
i i
i , libre (7.9)

y
r r
η B (r , t ) = ∑η (r , t )
n
n , moléculas (7.10)

Aquí, η n representa la densidad de carga de la molécula n-ésima que, a su vez, puede


expresarse como

η n (r , t ) = ∑ q j δ (r − r j (t )) = ∑ q j δ (r − rn (t ) − r jn (t ))
r r r r r r
j (n ) j (n ) (7.11)
r
donde se ha tenido en cuenta que el vector de posición de la carga j-ésima, r j , perteneciente a
la molécula n-ésima está dado por
r r r
r j = rn + r jn (7.12)
r r
siendo rn y r jn los vectores de posición del centro de masas de la molécula n-ésima y de la
carga j-ésima, respectivamente, tal como se muestra en la figura 5.


z

r
molécula r jn qj
n-ésima

r
x´ rn r
rj

Figura 5.

El promedio de la densidad de carga de la molécula n-ésima es


19

η n (r , t ) = ∫ f (r ′)η n (r − r ′, t ) dV ′ =∑ q j ∫ f (r ′)δ (r − rn − r jn − r ′)dV ′ =


r r r r r r r r r
j (n )

= ∑ q j f (r − rn − r jn )
r r r
j (n ) (7.13)
r
Dado que r jn es del orden de las dimensiones moleculares, podemos hacer un desarrollo
r r
en serie de Taylor de la función peso centrado en r − rn , obteniéndose

η n (r , t ) = ∑ q j ⎢ f (r − rn ) − (r jn ⋅ ∇ ) f (r − rn ) + (r jn ⋅ ∇ )2 f (rr − rrn ) + K⎤⎥


r ⎡ r r r r r 1 r
j (n ) ⎣ 2 ⎦ (7.14)

Escribiendo

r 3 r r 3
r r 3
r
r = ∑ x r u r , rn = ∑ x rn u r , r jn = ∑ x rjn u r
r =1 r =1 r =1 (7.15)

de manera que

∂ ∂2
(rr
jn ⋅ ∇ ) =
3 3
r
r jn ⋅ ∇ = ∑ x rjn
∂x r
,
2
∑ xrjn xsjn ∂x r ∂x s
r =1 r , s =1 (7.16)

e introduciendo los momentos multipolares moleculares de carga

Q (n ) = ∑ q j , (tensor de orden cero)


j (n )
r r
pr = ∑ q j x
(n )
r
jn
, o en forma vectorial, p r(n ) = ∑ q j r jn , (tensor de orden uno)
j (n ) j (n )

Qˆ rs( n ) = 3∑ q j x rjn x sjn , (tensor de orden dos)


j (n ) (7.17)
encontramos que el promedio molecular de carga se puede escribir como
r r
r (n ) r r r (n ) r r 1 3 ˆ (n ) ∂ 2 f (r − rn )
η n (r , t ) = Q f (r − rn ) − p ⋅ ∇f (r − rn ) + ∑ Qrs +K
6 r , s =1 ∂x r ∂x s (7.18)

Ahora bien, el primer sumando de (7.18) se puede escribir como


r r r r r r r r
Q ( n ) f (r − rn ) = ∫ Q (n ) f (r ′)δ (r − rn − r ′) dV ′ = Q ( n )δ (r − rn ) (7.19)

que es el promedio de una carga puntual de valor Q (n ) situada en el centro de la molécula n-


ésima. De manera similar escribimos
r r r r r r
[ r r
]r r r
p (n ) ⋅ ∇f (r − rn ) = ∇ ⋅ p (n ) f (r − rn ) = ∇ ⋅ ∫ p (n ) f (r ′)δ (r − rn − r ′) dV ′ =
r r r
= ∇ ⋅ p ( n )δ (r − rn ) (7.20)
20

y
r r
( n ) ∂ f (r − rn ) ∂2
3 2 3
r r r r
∑ Qˆ
rs = ∑ ∫ Qˆ rs( n ) f (r ′)δ (r − rn − r ′) dV ′ =
r , s =1 ∂x r ∂x s r , s =1 ∂x r ∂x s
3
∂2 r r
= ∑ Qˆ rs(n )δ (r − rn )
r , s =1 ∂x r ∂x s (7.21)

Los últimos términos de (7.20) y (7.21) son las divergencias de los promedios del momento
dipolar y cuadrupolar de un dipolo y un cuadrupolo, respectivamente, situados en el centro de
la molécula.
Así, el promedio de la densidad de carga molecular se puede interpretar como una suma
de contribuciones debidas a multipolos puntuales situados en el centro de la molécula. La
distribución en detalle de la carga molecular es importante al nivel microscópico, pero queda
reemplazada, en sus efectos para fenómenos macroscópicos, por una suma de multipolos.

r r r r r r 1 3 ∂2 r r
η n (r , t ) = Q (n )δ (r − rn ) − ∇ ⋅ p (n )δ (r − rn ) + ∑ Qˆ rs(n )δ (r − rn ) + K
6 r ,s =1 ∂x r ∂x s (7.22)

Teniendo en cuenta (7.9) y (7.10) encontramos que el promedio de la densidad de carga


total es
r r r r r
η (r , t ) = η F (r , t ) + η B (r , t ) = η F (r , t ) + ∑ η (r , t )n =
n moléculas

r r r r ⎛ r r r ⎞
= ∑ qiδ (r − ri ) + Q (n )δ (r − rn ) − ∇ ⋅ ⎜ ∑ p (n )δ (r − rn ) ⎟ +

i , libre n moléculas ⎝ n moléculas ⎠
3
∂ ⎛2
1 ˆ (n ) r r ⎞ r r 3
∂ 2Qˆ rs (r , t )
+∑ ⎜ ∑ Qrs δ (r − rn ) ⎟ + K = ρ (r , t ) − ∇ ⋅ P (r, t ) + ∑ +K
r , s =1 ∂x r ∂x s ⎝ n moléculas 6 ⎠ r , s =1 ∂x r ∂x s

(7.23)
r r r r
En (7.23) se han introducido las magnitudes ρ (r, t ) , P (r , t ) y Qrs (r , t ) , su interpretación es la
siguiente:

r r r r r r r r r
ρ (r , t ) = ∑ qiδ (r − ri ) + ∑ Q ( )δ (r − r )
n
n = ∑ q δ (r − r ) + ∑ Q ( )δ (r − r )
i i
n
n
i , libre n moléculas i , libre n moléculas

(7.24)
r
La cantidad ρ (r , t ) representa la densidad de carga macroscópica. Ésta tiene en consideración
tanto a las carga libres como a las cargas netas de las moléculas. Debido a la operación de
promediado que aparece en su definición, la contribución a la densidad de carga en un punto
r r
dado, r , de las cargas circundantes, es mayor cuanto más próximas a r estén dichas cargas.

r r r r r r r
P (r, t ) = ∑ p (n )δ (r − rn ) = ∑ p ( )δ (r − r )
n
n
n moléculas n moléculas (7.25)
21

r
El vector P (r, t ) es la polarización macroscópica, su valor en un punto está influido por todos
los dipolos puntuales circundantes. Por último, el tensor de orden 2, cuyas componentes son

1 ˆ (n ) r r 1 ˆ (n ) r r
Qˆ rs (r, t ) = ∑ Qrs δ (r − rn ) = ∑ Qrs δ (r − rn )
n moléculas 6 n moléculas 6 (7.26)

es el momento cuadrupolar macroscópico. De forma similar se podrían definir los momentos


n-polares macroscópicos de orden superior, no obstante, al igual que sucede con el momento
cuadrupolar, su contribución al campo es prácticamente despreciable en la mayoría de las
situaciones prácticas.
Si introducimos la expresión obtenida en (7.23) para la densidad de carga total en la
ecuación de Gauss (7.7), obtenemos

r r η 1 ⎛ r r 3
∂ 2 Qˆ rs (r , t ) ⎞
∇ ⋅ E (r , t ) = = ⎜ ρ (r , t ) − ∇ ⋅ P(r , t ) + ∑ + K⎟
ε 0 ε 0 ⎜⎝ r , s =1 ∂x r ∂x s

⎠ (7.27)

Esta ecuación se puede escribir también como

3
∂ ⎛⎜ 3
∂Qˆ ⎞
∑ ∂x ⎜
ε 0 E r + Pr − ∑ rs + K⎟ = ρ
s =1 ∂x s

r =1 s ⎝ ⎠ (7.28)

Ello sugiere que definamos un nuevo vector, denominado desplazamiento, cuyas


componentes están dadas por

3
∂Qˆ rs
Dr = ε 0 E r + Pr − ∑ +K
s =1 ∂x s (7.29)

Los dos primeros términos del desplazamiento resultan familiares. El tercero y los superiores
están presentes en principio, pero resultan despreciables casi siempre. De hecho, si no los
tenemos en cuenta, podremos escribir el desplazamiento en forma vectorial como
r r r
D = ε0E + P (7.30)

Con la definición dada para el vector desplazamiento la ecuación de Coulomb


macroscópica se escribe de la forma

3
∂Dr r
∑ ∂x =ρ ⇔ ∇⋅D = ρ
r =1 s (7.31)
r
El vector D se ha definido para conseguir una ecuación similar a la ecuación microscópica
r η
∇⋅e = pero en la que sólo aparezca la densidad de carga macroscópica en el segundo
ε0
miembro.
22

Un tratamiento similar al que hemos empleado para llegar a la ecuación macroscópica


de Coulomb,
r aunque más complejo debido a la naturaleza vectorial de la densidad de
corriente j , se puede llevar a cabo para establecer la ecuación macroscópica de Ampere-
r
r r ∂D
Maxwell ∇ × B = J + . Una deducción detallada de ello se puede encontrar en el libro de
∂t
Choudhury.

8. Ley de conservación de la energía. Teorema de Poynting

La forma concreta que adquiere el principio de conservación de la energía en presencia


de campos electromagnéticos se conoce como teorema de Poynting. Para empezar,
consideremos el trabajo por unidad de tiempo que ejerce el campo electromagnético sobre una
carga puntual q. Según la expresión de Lorentz, la fuerza que ejerce el campo
r
electromagnético sobre una carga puntual q que se mueve con una velocidad v es
r r r r
F = qE + q(v × B) . El trabajo realizado por unidad de tiempo por esta fuerza, es decir, la
r r r r r r r r r r r r
potencia absorbida por la carga es F ⋅ v = qE ⋅ v + q(v × B) ⋅ v = qE ⋅ v , ya que (v × B) ⋅ v = 0 .
Si en vez de una carga puntual tuviéramos una distribución continua de carga de densidad ρ ,
r r r r
la potencia absorbida por la carga ρ dV sería E ⋅ v ρ dV = J ⋅ EdV , y la potencia absorbida
por las cargas contenidas en un volumen V sería
r r
P = ∫ J ⋅ E dV
V (8.1)

Esta potencia representa la conversión de energía electromagnética en energía mecánica.


Según el principio de conservación de la energía, a esta conversión debería corresponder un
decrecimiento de la energía electromagnética almacenada en el volumen V, un aporte externo
de energía o ambas cosas a la vez. Para analizar este balance escribiremos (8.1) en función de
r
los campos exclusivamente. Eliminando la densidad de corriente J mediante la ley de
r
r r ∂D
Ampere-Maxwell ∇ × H = J + , obtenemos
∂t
r
r r ⎛r r r ∂D ⎞
∫V J ⋅ E dV = ∫V ⎜⎜⎝ E ⋅ ∇ × H − E ⋅ ∂t ⎟⎟⎠ dV
(8.2)

( )
r r r r r r
Utilizando la identidad vectorial ∇ ⋅ E × H = H ⋅ ∇ × E − E ⋅ ∇ × H y la ley de Faraday
r
r ∂B
∇×E = − escribimos (8.2) de la forma
∂t
r r
⎛ r ∂D r ∂B ⎞
( )
r r r r
∫V J ⋅ E dV = − ∫V ⎜⎜⎝ ∇ ⋅ E × H + E ⋅ ∂t + H ⋅ ∂t ⎟⎟⎠ dV
(8.3)

Por último, aplicando el teorema de la divergencia a la primera integral del segundo miembro
de (8.3), llegamos a la expresión
23

r r
r r r r r ⎛ r ∂D r ∂B ⎞
∫V J ⋅ E dV = − ∫SE × H ⋅ nda − ∫V ⎜⎜⎝ E ⋅ ∂t + H ⋅ ∂t ⎟⎟⎠ dV
(8.4)
r
en donde n es el vector normal unitario dirigido hacia el exterior de V. Esta ecuación recibe
el nombre de teorema de Poynting; su interpretación, como veremos seguidamente, se
fundamenta en el principio de conservación de la energía.
r r
⎛ r ∂D r ∂B ⎞
En primer lugar, para analizar el significado del término ∫ ⎜⎜ E ⋅ +H⋅ ⎟ dV
V
⎝ ∂t ∂t ⎟⎠
vamos a considerar la situación en que el volumen V está cerrado por una superficie S infinita.
r r
En ese caso, dado que los campos se propagan a una velocidad finita, tanto E como H son
r r r
nulos sobre S y, en consecuencia, también lo es la integral de superficie ∫ E × H ⋅ nda . El
S
teorema de Poynting queda de la forma
r r
r r ⎛ r ∂D r ∂B ⎞
∫ J ⋅ E dV = − ∫ ⎜⎜⎝ E ⋅ ∂t + H ⋅ ∂t ⎟⎟⎠ dV (8.5)

donde las integrales están extendidas a todo el espacio. Si, tal como se dijo al comienzo de
este apartado, el primer término de (8.5) representa el trabajo por unidad de tiempo efectuado
por los campos sobre las cargas, el segundo término deberá interpretarse como la
disminución, por unidad de tiempo, de la energía almacenada en los campos.
Podemos llegar a esta misma interpretación partiendo desde un punto de vista diferente.
Consideremos que los medios son lineales en sus propiedades eléctricas y magnéticas. En ese
caso, se tiene:
r r r r r r
r ∂D r ∂B r ∂E r ∂H 1 ∂E 2 1 ∂H 2
E⋅ +H⋅ = E ⋅ε + H ⋅µ =ε +µ
∂t ∂t ∂t ∂t 2 ∂t 2 ∂t (8.6)

con lo que
r r
⎛ r ∂D r ∂B ⎞ ∂ ⎛ 1 r2 1 r2⎞
∫V ⎜⎜⎝ E ⋅ ∂t + H ⋅ ∂t ⎟⎟⎠ dV = ∂t ∫ ⎜⎝ ε 2 E
V

2
H ⎟ dV
⎠ (8.7)

1 r2 1 r
Sabemos que los términos
V∫ ε 2E dV
V
y
2 ∫ µ H 2 dV
representan las energías
electrostática y magnetostática, respectivamente, contenidas en el volumen V. Por tanto, si
admitimos que esta interpretación es también válida para campos variables con el tiempo, el
segundo miembro de (8.7) indicará con qué velocidad varía la energía contenida en V. Esta
variación será negativa si, como en (8.4), la integral de volumen está precedida de un signo
menos.
Finalmente, en concordancia con el principio de conservación de la energía, debemos
r r r
interpretar que − ∫ E × H ⋅ n da es flujo de energía que por unidad de tiempo atraviesa la
S
superficie límite S en dirección hacia V para compensar las pérdidas en las cargas y la
disminución de la energía contenida en los campos.
Al vector
24

r r r
S = E×H (8.8)
r
se le denomina vector de Poynting. En principio, cabría interpretar S como el flujo de
energía por unidad de tiempo y superficie transportado por los campos. Sin embargo, tal
interpretación resulta arbitraria debido a que siempre será posible construir un nuevo vector
r r r r
S ′ = S + ∇ × F , en donde F es un campo vectorial cualquiera, de manera que

∫ S ′ ⋅ nda = ∫ S ⋅ nda + ∫ ∇ × F ⋅ nda = ∫ S ⋅ nda + ∫ ∇ ⋅ (∇ × F )dV = ∫ S ⋅ nda


r r r r r r r r r r r
S S S S V S (8.9)

( )
r r r r
ya que ∇ ⋅ ∇ × F = 0 cualquiera que sea F . En vista de que tanto S como S ′ contribuyen
de igual manera al flujo total cabría preguntarse cuál de ellos debe interpretarse como flujo de
energía por unidad de tiempo y superficie. En realidad no hay una respuesta a esta cuestión,
cualquiera de los dos sería un candidato aceptable para tal interpretación. De hecho, lo único
que tiene un significado claro es el flujo total a través de S, no su densidad. No obstante, por
r r r
convenio, se suele admitir que S = E × H representa el flujo de potencia por unidad de
superficie.

9. Teorema de unicidad para las ecuaciones de Maxwell

El teorema de Poynting nos permite establecer de forma muy simple las condiciones
r r r r
que han de satisfacerse para que los campos E (r , t ) y H (r , t ) sean soluciones únicas a las
ecuaciones de Maxwell dentro de una región V delimitada por la superficie S. Consideraremos
que la densidad de corriente total proviene de la densidad de corriente de conducción,
r r
J = σE , y de la posible existencia de fuentes interiores a V, cuyo aporte a la densidad de
r r
corriente, J i (r , t ) , está prescrito en el problema. Por simplicidad supondremos que el medio
es isótropo y lineal, y está caracterizado por las constantes dieléctricas ε y µ que, en
general, serán funciones del punto. En realidad, las conclusiones a las que lleguemos serán
r r
también válidas para medios más generales que los descritos anteriormente. Sean E1 (r , t ) ,
r r r r r r
H 1 (r , t ) y E 2 (r , t ) , H 2 (r , t ) dos soluciones a las ecuaciones de Maxwell que son idénticas en
todos los puntos de V en el instante t = 0 . Deseamos encontrar el mínimo número de
condiciones a imponer sobre la superficie S que nos aseguren que las dos soluciones
permanecen siendo idénticas para todo instante t > 0 .
En virtud de la linealidad de las ecuaciones de Maxwell (excluimos todo tipo de
materiales no lineales, como los ferromagnéticos...) el campo obtenido por la diferencia entre
r r r v r r
los anteriores, E = E 2 − E1 y H = H 2 − H 1 satisface las ecuaciones
r
r r ∂D r
∇⋅D = 0 ∇×H − = σE
∂tr
r r ∂B r
∇⋅B = 0 ∇× E + =0
∂t (9.1)

La expresión del teorema de Poynting para estos campos es


25

r r
⎛ εE 2 µH 2 ⎞
( )
∂ r2 r r r
∂t ∫V ⎜⎝ 2
⎜ +
2 ⎟⎠
⎟ dV + ∫VσE dV = − ∫S × H ⋅ nda
E
(9.2)
r r r
Podemos conseguir que la integral de superficie se anule si exigimos que E × n = 0 , o bien,
r r r r r
H × n = 0 (no necesariamente las dos). De esa manera el vector de Poynting E × H no tendrá
componente normal sobre la superficie S. En ese caso tendremos
r r
∂ ⎛ εE 2 µH 2 ⎞ r
∫ ⎜⎜
∂t V ⎝ 2
+ ⎟⎟dV = − ∫ σE 2 dV
2 ⎠ V
(9.3)

El miembro de la derecha de la ecuación (9.3) es siempre negativo y, por tanto, la integral de


volumen de la izquierda define una función decreciente en el tiempo. Como en t = 0
r r r
habíamos exigido que E = H = 0 , debe ocurrir que
r r
⎛ ε E 2 µH 2 ⎞
∫V ⎜⎜⎝ 2 + 2 ⎟⎟⎠dV ≤ 0, para t > 0
(9.4)

Evidentemente, dado que el integrando es siempre positivo o nulo, la única posibilidad es que
r r r r r r r r r r r
E = H = 0 para todo instante t > 0 , es decir, E1 (r , t ) = E2 (r , t ) y H 1 (r , t ) = H 2 (r , t ) .
En resumen, los campos eléctrico y magnético están unívocamente determinados en un
recinto, si se conocen sus valores iniciales en todo el recinto y el valor de la componente
tangencial del campo eléctrico o del campo magnético en toda la superficie que limita al
recinto.
El recinto V podría ser el exterior a un conjunto de superficies Si aisladas, dado que
para cerrar V siempre sería posible tomar una superficie esférica suficientemente alejada de
las fuentes como para que los campos fueran nulos por no haber llegado a ella en cualquier
instante finito de tiempo. En ese caso, la condición de conocer los campos eléctrico y
magnético en todo el recinto V en t = 0 y las componentes tangenciales sobre S de uno de
r
ellos, es excesiva; para conocer el campo en el instante t en un punto r bastaría con conocer
r
los campos en t = 0 en todos los puntos de V que están dentro de la esfera de centro en r y
radio ct .

10. Dependencia armónica con el tiempo. El teorema de


Poynting complejo.

Una situación muy frecuente se presenta cuando la variación de los campos con el
tiempo es de tipo armónico. En ese caso resulta útil expresar esta dependencia haciendo uso
de la exponencial compleja e jωt , de manera que la derivada de cualquier magnitud con este
tipo de variación temporal resulta equivalente a multiplicar a ésta por jω . Los campos
eléctrico y magnético reales se pueden escribir en función de e jωt como
26

[ ] ( )
r r r r 1 r r r r
, (r , t ) = Re E (r )e jωt = E (r )e jωt + E ∗ (r )e − jωt
2
[ ]
r r
( )
r r jωt 1 r r r r
/ (r , t ) = Re H (r )e = H (r )e jωt + H ∗ (r )e − jωt
2 (10.1)
r r r r r r
A fin de evitar confusión se ha adoptado la notación , (r, t ) , / (r, t ) , 1 (r, t ) etc. para
r r r r r r
las magnitudes reales, dependientes de la posición y del tiempo, y E (r ) , H (r ) , J (r ) , etc.
para las complejas, que sólo dependen de la posición. Esta diferenciación sólo se tendrá en
cuenta cuando en el mismo contexto coexistan ambos tipos de magnitudes.
r r r r
Para las expresiones en forma de producto, tales como 1 (r , t ) ⋅ , (r , t ) se tiene

r r
( )( )
r r 1 r r r r r r r r
1 (r , t ) ⋅ , (r , t ) = J (r )e jωt + J ∗ (r )e − jωt ⋅ E (r )e jωt + E ∗ (r )e − jωt =
4
1
[r r r r r r r r
= Re J ∗ (r ) ⋅ E (r ) + J (r ) ⋅ E (r )e 2 jωt
2
] (10.2)

El promedio temporal de esta cantidad es

[ ]
r r r r 1 r r r r
1 (r , t ) ⋅ , (r , t ) = Re J ∗ (r ) ⋅ E (r )
t 2 (10.3)

ya que e 2 jωt = 0.
t

Introduciendo las expresiones de los campos y las fuentes con dependencia temporal
armónica en las ecuaciones macroscópicas de Maxwell (3.6) y eliminando el factor común
e jωt (o e − jωt para las ecuaciones que relacionan los campos conjugados), se llega a las
ecuaciones Maxwell en el dominio de la frecuencia
r r r r
∇⋅D = ρ ∇ × H − jωD = J
r r r
∇⋅B = 0 ∇ × E + jωB = 0 (10.4)

En estas expresiones, tanto los campos como las fuentes son funciones complejas que
dependen de la posición, pero no del tiempo.
A continuación vamos a analizar el principio de conservación de la energía (teorema de
Poynting) para campos de tipo armónico. En primer lugar consideraremos la cantidad

1 r∗ r
2 ∫V
J ⋅ E dV
(10.5)

cuya parte real es el promedio temporal de la potencia absorbida por las cargas. Sustituyendo
r
J ∗ por su expresión en función de los campos a través de la ecuación de Ampere-Maxwell y
( )
r r r r r r
teniendo en cuenta la relación vectorial ∇ ⋅ E × H ∗ = H ∗ ⋅ ∇ × E − E ⋅ ∇ × H ∗ y la ecuación
r r
de Faraday, ∇ × E + jωB = 0 , llegamos a la ecuación

ω
1 r∗ r
( ) ∫ (B ⋅ H )
1 r r r r∗ r r

2 V
J ⋅ E dV = − ∫ ∇ ⋅ E × H ∗ dV − j
2 V 2 V
− E ⋅ D ∗ dV
(10.6)
27

Aplicando el teorema de la divergencia a la expresión anterior obtenemos


r r r r
⎛ B ⋅ H ∗ E ⋅ D∗ ⎞
1 r∗ r
( )
1 r r∗ r
2 ∫V
J ⋅ E dV = − ∫ E × H ⋅ n da − j 2ω ∫ ⎜⎜ − ⎟ dV
2 S V
⎝ 4 4 ⎟⎠ (10.7)

Esta expresión es conocida como teorema de Poynting complejo. Debido a la aparición de


términos imaginarios, su interpretación es algo más complicada que la del teorema de
Poynting real. Para analizar su significado supondremos que el medio es lineal.
En primer lugar, las partes reales de las integrales
r r r r
B⋅H∗ E ⋅ D∗
∫V 4
dV ∫V 4
dV
(10.8)

son las energías eléctrica y magnética almacenadas en el volumen V. Para convencernos de


ello consideraremos el caso especial en el que el medio sea lineal no tenga pérdidas. En esa
situación, según veremos en detalle en el apartado 11, las constantes dieléctricas son reales,
r r r r
de manera que D = εE y B = µH . Entonces, las partes reales de las integrales de (10.8)
quedan de la forma
r r
⎡ B⋅H∗ ⎤ 1 ⎡µ r r ⎤ µ r r r r
Wm = Re ⎢ ∫ dV ⎥ = Re ⎢ ∫ H ⋅ H ∗ dV ⎥ = ( ) (r , t ) dV
2 ∫V
+ r , t ⋅ +

V 4 ⎦ 2 ⎣2
V
⎦ t
r r
⎡ E ⋅ D∗ ⎤ 1 ⎡ε r r ⎤ ε r r r r
We = Re ⎢ ∫ dV ⎥ = Re ⎢ ∫ E ⋅ E ∗ dV ⎥ = ( ) (r , t ) dV
2 ∫V
( r , t ⋅ (
⎣V 4 ⎦ 2 ⎣2 V ⎦ t (10.9)

donde se ha tenido en cuenta que el promedio temporal de un producto de campos que varían
armónicamente con el tiempo es igual a la mitad de la parte real del producto del campo por
su conjugado (expresión (10.3)). Según vimos en el apartado 6, los términos de la derecha de
(10.9) representan las energías magnética y eléctrica almacenadas en los campos con una
dependencia arbitraria con el tiempo que, en particular, puede ser armónica, lo que confirma
la suposición que hicimos anteriormente. Esta interpretación sigue siendo válida incluso
cuando el medio presenta pérdidas, en cuyo caso las constantes dieléctricas ε y µ de (10.9),
que ahora serían cantidades complejas de la forma ε = ε ′ − jε ′′ y µ = µ ′ − jµ ′′ , deben ser
reemplazadas por sus partes reales ε ′ y µ ′ . Supondremos, además, que existe una relación
r r
lineal entre la corriente y el campo eléctrico dada por la ley de Ohm J = σE , donde σ es la
conductividad del medio.
Desdoblemos ahora la ecuación (10.7) en sus partes real e imaginaria. Para la parte real
tenemos
r r r r
r ⎤ ω ⎛ H ⋅H∗ E ⋅ E∗ ⎞
( )
⎡1 r r∗ 1 r r
Re ⎢ ∫ E × H ⋅ (− n )da ⎥ = ∫ ⎜⎜ µ ′′ + ε ′′ ⎟⎟ dV + ∫ σE ∗ ⋅ E dV
⎣2 S ⎦ 2 V⎝ 4 4 ⎠ 2 V (10.10)

y para la parte imaginaria


28

r r r r
⎛ H ⋅H∗ E ⋅ E∗ ⎞
( )
⎡1 r r∗ r ⎤
Im ⎢ ∫ E × H ⋅ (− n )da ⎥ = 2ω ∫ ⎜⎜ µ ′ −ε′ ⎟ dV
⎣2 S ⎦ V
⎝ 4 4 ⎟⎠ (10.11)

La ecuación (10.10) establece que el promedio de la potencia electromagnética transmitida a


través de una superficie cerrada S hacia V es igual al promedio de las pérdidas de potencia
debidas a las fuerzas de "fricción" (introducidas fenomenológicamente para dar cuenta de
efectos como la radiación, colisiones entre átomos, etc.) que se oponen al movimiento de las
cargas cuando se establece una polarización alterna de los átomos o moléculas, más el
r r
promedio de las pérdidas producidas por la corriente J = σE , que se traducen en un
calentamiento del medio por efecto Joule. Nótese que la segunda integral de volumen en
(10.10) podría quedar integrada en la primera si considerásemos una permitividad compleja
⎛ σ⎞
de la forma ε = ε ′ − j ⎜ ε ′′ + ⎟ . Esta ecuación muestra que para preservar el principio de
⎝ ω⎠
conservación de la energía ε ′′ y µ ′′ deben ser positivas, esto es, que las partes imaginarias de
ε µ deben ser negativas. Por su parte, la ecuación (10.11) establece un balance instantáneo
de energía para que no se viole el principio de conservación de la misma en ningún instante
de tiempo. Esta ecuación muestra que la parte imaginaria del flujo de energía es igual a dos
veces la energía reactiva Wm − We almacenada en los campos eléctrico y magnético en V. Al
r r
vector S = E × H ∗ se le denomina vector de Poynting complejo. Según lo visto
r
[]
anteriormente, podemos interpretar que (1 2 ) Re S es el promedio temporal de la potencia
por unidad de superficie que transportan los campos electromagnéticos.
Para concluir este apartado mencionaremos que es frecuente referirse a (10.4) como las
ecuaciones de Maxwell en el dominio de la frecuencia. La justificación de esta denominación
está en que éstas son las ecuaciones que se deducen de aplicar la transformada de Fourier a las
ecuaciones de Maxwell en el dominio del tiempo. Esto se puede comprobar fácilmente
teniendo en cuenta que la operación ∂ ∂t en el dominio del tiempo equivale a una
multiplicación por jω en el dominio de la frecuencia. Las fuentes y campos complejos que
aparecen en (10.4) deben ser considerados ahora como las transformadas de Fourier de las
fuentes y campos verdaderos.
r r +∞ r r
E (r , ω ) = ∫ , (r , t ) e − jωt dt
−∞
r r +∞ r r
H (r , ω ) = ∫ / (r , t ) e − jωt dt
−∞
r +∞ r
ρ (r , ω ) = ∫ ρ(r , t ) e − jωt dt
−∞
r r +∞ r r
J (r , ω ) = ∫ 1 (r , t ) e − jωt dt
−∞ (10.12)

Normalmente, la eliminación de la dependencia temporal simplifica notablemente la


resolución de las ecuaciones de Maxwell, por ello suele ser preferible trabajar en el dominio
de la frecuencia y posteriormente, si fuera necesario, hallar los campos en el dominio del
tiempo mediante la transformada de Fourier inversa, dada por
29

r r 1 +∞ r r
, (r , t ) = E (r , ω ) e jωt dω
2π ∫−∞
r r 1 +∞ r r
/ (r , t ) = H (r , ω ) e jωt dω
2π ∫−∞ (10.13)

Las expresiones (10.13) muestran cómo una solución arbitraria de las ecuaciones de Maxwell
en el dominio del tiempo puede ser considerada como una suma continua de soluciones con
r r r r
dependencia temporal armónica E (r , ω )e jωt y H (r , ω )e jωt , cuyos campos complejos
dependen de la posición y de la frecuencia. Ésta es una de las razones de la importancia que
tiene el estudio de las soluciones con este tipo de dependencia temporal.

11. Relaciones constitutivas

El tratamiento de los fenómenos electromagnéticos analizados hasta el momento está


basado en las ecuaciones macroscópicas de Maxwell (3.6). Éstas constituyen un conjunto r de
r r r
ocho ecuaciones que relacionan las componentes de los cuatro campos, , , ) , + y / . Para
poder resolver estas
r ecuaciones hace falta conocerr las relaciones existentes entre los campos
r r
derivados + y / y los campos fundamentales , y ) . Estas relaciones, conocidas con el
nombre de relaciones constitutivas, deben tener en cuenta la posibilidad de que los campos
derivados, en un instante t, dependan del los campos fundamentales en t y en instantes
anteriores a t, es decir, que estén influidos por la historia anterior (dispersión temporal), como
ocurre en la histéresis. Y no sólo eso, puede ocurrir también que el campo derivado, digamos,
r r
en un punto r , dependa de los valores de los campos fundamentales en r y en puntos
r
adyacentes a r (dispersión espacial). Por todo ello, las relacionesr constitutivas, en el caso
r r r
más general, no podrán ser simples funciones que liguen + y / con , y ) , sino que
deberán ser funcionales. Así, escribiremos

[ ] [ ]
r r r r r r r r
+ = + ,, ) y / = / ,, ) (11.1)

donde se han utilizado corchetes para denotar las relaciones funcionales entre las magnitudes
derivadas y las fundamentales. Además, para medios conductores debe considerarse la ley de
Ohm generalizada:
r r r r
[ ]
1 = 1 ,, ) (11.2)

Si los campos aplicados no son muy intensos muchos materiales exhiben un comportamiento
lineal, es decir, la relación que liga el efecto (la polarización, la magnetización o la corriente)
a la causa (los campos eléctrico y magnético) es lineal. Una relación lineal entre, por ejemplo,
la polarización y el campo eléctrico (admitiendo que, en primera aproximación,
r r r
+ = ε 0 , + 7 ), establece una relación lineal entre el desplazamiento y éste último. Los
medios lineales en los que el vector asociado al efecto siempre tiene la misma dirección que
el campo aplicado se dice que son isótropos, en caso contrario, se dirá que el material es
anisótropo. Muchos materiales, sobre todo cristales, manifiestan un comportamiento
claramente anisotrópico.
30

En general, salvo para sistemas con variación espacial del campo muy rápidas, los
efectos de la dispersión espacial son de mucha menor importancia que los de la dispersión
temporal. Por ello, analizaremos a continuación el fenómeno de la dispersión temporal para el
campo eléctrico en medios lineales. Podemos suponer que la relación entre la componente α -
ésima (x, y o z) del desplazamiento y el campo eléctrico para un medio lineal genérico está
dada por
r r +∞ r r r
+ α (r , t ) = ∑ ∫ ε αβ (r , t − τ ), β (r , τ )dτ
−∞
β (11.3)

donde ε αβ son las componentes del tensor permitividad. Si el medio es isótropo el tensor
permitividad es diagonal con todas sus componentes iguales a cierto valor ε . En ese caso
escribiremos
r r +∞ r r r r r
+ (r , t ) = ∫ ε (r , t − τ ), (r , τ )dτ = ε ∗ , (r , t )
−∞ (11.4)

Si tenemos en cuenta el principio de causalidad, según el cual el efecto en un instante t nunca


r r
puede depender de la causa en instantes posteriores a t, el vector desplazamiento + (r, t ) sólo
puede depender de la causa, el campo eléctrico, en instantes τ ≤ t . De aquí se desprende que
r
ε (r , t ) = 0 para t < 0 y, en consecuencia, (11.4) se reduce a

r r r r r
+ (r , t ) = ∫ ε (r , t − τ ), (r , τ ) dτ
t

−∞ (11.5)

En el dominio de la frecuencia la relación anterior queda de la forma


r r r r r
D(r , ω ) = ε (r , ω )E (r , ω ) (11.6)
r r r r r r r r r
donde D(r , ω ) , E (r , ω ) y ε (r , ω ) son las transformadas de Fourier de + (r, t ) , , (r, t ) y
r r
ε (r , t ) , respectivamente. La forma en que ε (r , ω ) varía con la frecuencia depende de las
características propias del medio, sin embargo, el principio de causalidad impone ciertas
restricciones sobre esta dependencia. En concreto, se puede demostrar (ver, por ejemplo,
Jackson) las partes real e imaginaria de la permitividad compleja relativa, ε r = ε r′ − jε r′′ , no
son independientes, sino que están ligadas por lo que se conoce como relaciones de Kramers-
Krönig
r
r 2 ∞ ω ′ε r′′(r , ω ′)
ε r′ (r , ω ) = 1 + ∫ dω ′
π 0 (ω ′)2 − ω 2 (11.7)
r
r 2ω ∞ 1 − ε r′ (r , ω ′)
ε r (r , ω ) =
π ∫0 (ω ′)2 − ω 2
′′ dω ′
(11.8)

De la relación (11.8) se deduce que ε r′′ es nula si y sólo si ε r′ (ω ) = 1 para todo valor de
ω . Ahora bien, la transformada de Fourier inversa de la función constante ε r′ (ω ) = 1 es
r r r r
ε r (t ) = δ (t ) y, en ese caso, la relación (11.4) queda reducida a + (r , t ) = ε 0 , (r , t ) , que es la
que se obtendría en ausencia de polarización, es decir, en ausencia de medio material alguno.
31

Vemos que, como cabría esperar, el único medio que carece totalmente de pérdidas es el
vacío.
Un modelo sencillo que permite analizar las propiedades más importantes de la
permitividad compleja supone que las moléculas o átomos que constituyen la materia forman
pequeños dipolos cuando se les aplica un campo eléctrico. Como la masa del núcleo del
átomo es mucho mayor que la de los electrones, podemos suponer que éste permanece
estático y que son los electrones los que se desplazan por efecto del campo local. En general,
r r
el campo local, E m , no coincide con el campo aplicado, E , debido a la influencia que ejercen
las moléculas cercanas al punto en consideración. No obstante, podemos suponer que el
campo local está relacionado con el campo aplicado a través de una relación de la forma

r r v r
Em = E + P
ε0 (11.9)

donde v es una constante que depende del tipo de dieléctrico que se considere. Así, el modelo
de Lorentz (véase, por ejemplo, Fundamentos de la teoría electromagnética de Reitz, Milford
y Christy) establece que en el caso de un dieléctrico no polar e isótropo v = 1 3 . Para un
metal, v = 0 . Sin embargo, para nuestro modelo cualitativo no importa demasiado cuál sea el
valor concreto que tome esta constante.
Supongamos que uno de estos electrones es sometido a un campo armónico local de la
r r r
forma E m (t ) = E0 e jωt experimentando un desplazamiento r respecto de su posición de
equilibrio. Como consecuencia de este desplazamiento aparece una fuerza restauradora que
r
atrae al electrón hacia su posición original y que supondremos es lineal de la forma − mω 0 r ,
donde m es la masa del electrón y ω 0 2π su frecuencia natural de oscilación. Además, desde
r
un punto de vista fenomenológico, debemos introducir una fuerza de “fricción” − mγ dr dt
que dé cuenta de la pérdida de energía por efecto de las colisiones, la radiación, etc. La
ecuación del movimiento de un electrón de carga q sometido a todas estas fuerzas es
r r
⎛ d 2r dr r⎞ r
m⎜⎜ 2 + γ + ω 02 r ⎟⎟ = − qE0 e jωt
⎝ dt dt ⎠ (11.10)

La solución estacionaria de esta ecuación es


r
r − qE m
r=
(
m ω 02 − ω 2 + jγω ) (11.11)

La contribución al momento dipolar debida al desplazamiento de este electrón es


r
r r q 2 Em
p = − qr =
(
m ω 02 − ω 2 + jγω ) (11.12)

Supongamos ahora que hay Z electrones en una molécula. Si, en vez de una única frecuencia
de oscilación ω 0 y una única constante de amortiguamiento γ , hay f i electrones con
frecuencias de oscilación ω i y constantes de amortiguamiento γ i , entonces el momento
dipolar molecular será
32

r
r q 2 Em fi
p=
m
∑ (ω 2
− ω 2 + jγ i ω )
i i (11.13)

donde ∑f
i
i =Z.

Consideremos ahora que N representa el número de moléculas por unidad de volumen,


r r
entonces, si todas ellas están igualmente polarizadas, el vector macroscópico P = Np estará
dado por
r
r q 2 Em fi
P=N
m
∑ (ω 2
− ω 2 + jγ i ω )
i i (11.14)
r
Admitamos ahora que existe una relación lineal entre el campo eléctrico aplicado E y la
r
polarización P de la forma
r r
P = χE (11.15)
r r r r
Sabiendo que D = ε 0 E + P = (ε 0 + χ )E , deducimos que permitividad compleja relativa estará
dada por ε r = 1 + χ ε 0 . Comparando la expresión (11.14) con (11.15) se deduce que
r
r q 2 Em fi
χE = N
m
∑ (ω 2
− ω + jγ i ω
2
)
i i (11.16)

y, teniendo en cuenta (11.9) se establece la relación

χ q2 fi
1 + vχ ε 0
=N
m
∑ (ω 2
− ω 2 + jγ i ω )
i i (11.17)

Sustituyendo χ = ε 0 (ε r − 1) en la expresión anterior, obtenemos

ε r −1 Nq 2 fi
= ∑
1 + v(ε r − 1) ε 0 m i (ω i − ω + jγ iω )
2 2
(11.18)

Escribiendo ω p2 = Nq 2 ε 0 m y despejando ε r de la ecuación anterior, obtenemos

fi
ω p2 ∑
εr = 1+ i (ω
− ω + jγ iω )
i
2 2

fi
1 − vω p2 ∑ 2
i (ω i − ω + jγ i ω )
2
(11.19)
33

Esta expresión resulta bastante complicada, sin embargo, para materiales con permitividades
relativas cercanas a la unidad el denominador de (11.19) es casi la unidad y ε r queda de la
forma

fi
ε r = ε r′ − jε r′′ = 1 + ω p2 ∑
i (ω i
2
− ω + jγ iω )
2
(11.20)

La parte real de esta expresión es

ε r′ = 1 + ω 2p ∑
(
f i ω i2 − ω 2 )
i (ω i
2
−ω 2 2
) + (γ ω ) i
2
(11.21)

y la parte imaginaria

f i γ iω
ε r′′ = ω 2p ∑
i (ω i
2
−ω 2 ) + (γ ω )
2
i
2
(11.22)

En líneas generales podemos decir que las constantes de amortiguamiento γ i suelen ser
pequeñas en comparación con las frecuencias de resonancia ω i . Esto significa que
ω i2 − ω 2 >> ωγ i y, en consecuencia, ε r′ >> ε r′′ a frecuencias no demasiado cercanas a las
frecuencias de resonancia. El comportamiento típico de las partes real e imaginaria de la
permitividad en función de la frecuencia se muestra en la figura 4.

2
ε r′

1.5

0.5 ε r′′

1 2 3 4

Figura 4

Las regiones en las que la inclinación de la curva representativa de ε r′ es positiva se


denominan de dispersión normal, mientras que las de inclinación negativa son las llamadas de
dispersión anómala. En general, vemos que la parte imaginaria de la permitividad, ε r′′ , es
muy pequeña excepto para las frecuencias cercanas a las de resonancia, en donde alcanza
valores comparables a los de ε r′ . Es en esos intervalos de frecuencia, llamados de absorción
resonante, en donde se produce una absorción importante de la energía contenida en el campo
y disipada en el medio en forma de calor.

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