Está en la página 1de 18

13.

Guión/Índice que se seguirá en el PF:


INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1: ENCUADRE DE LA PROBLEMÁTICA

1.1. Planteamiento del problema


La mitad de la población rural del Paraguay está compuesta por mujeres
(Ministerio de la mujer, 2014) y al igual que en el resto del mundo, éstas
participan activamente en el sector agrícola del país y desempeñan una función
clave en la producción de alimentos y en la generación de ingresos para sus
familias y comunidades.
Sin embargo, la sociedad en su conjunto no valora la contribución de la mujer
rural en la economía ya que ellas, a la par de su responsabilidad en las
actividades domésticas, forman parte de la fuerza de trabajo agrícola en la
finca, rol compartido con los hombres y otros miembros de la familia.
Al respecto Riquelme (2019) menciona que las múltiples tareas que las mujeres
realizan no están contabilizadas como aporte económico para el Estado, con lo
cual quedan así invisibilizadas social y económicamente.

1.2. Formulación del problema

PG: En términos socioeconómicos… ¿De qué manera las mujeres rurales de la


APAM aportan al desarrollo de la economía familiar?
PE1: ¿Cuáles son los roles que cumplen las mujeres rurales?
PE2: ¿Cuánto tiempo dedican las mujeres en el cumplimiento de los roles?

1.3. Hipótesis

Las mujeres rurales de la APAM aportan significativamente al desarrollo de la


economía familiar desde sus múltiples roles sin embargo son poco reconocidos
sus aportes por la escasa formación en perspectiva de género en la familia y en
la sociedad.

1.4. Objetivos de investigación


1.4.1. Objetivo general
• Analizar el aporte socioeconómico de las mujeres rurales de la
Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones “APAM” a la economía
familiar para contribuir a la visibilización y valoración de las mujeres rurales.

1.4.2. Objetivos específicos

 Identificar las actividades sociales y económicas realizadas en el hogar


por las mujeres rurales de la APAM, relacionados a sus roles de
cuidado, producción y reproducción.
 Describir el impacto social y económico que genera en la sociedad el
aporte de la mujer rural en el rol de cuidado en la formación de los hijos
e hijas.
 Analizar el tiempo que emplean las mujeres rurales de la “APAM” para el
cumplimiento de las actividades relacionadas con los roles.

1.4. Justificación
Con esta investigación se busca evaluar las actividades socio económicas de
las mujeres rurales socias de la APAM, relacionados a sus roles de cuidado,
producción y reproducción, la carga horaria que se emplea en tales roles y la
generación de ingreso económico consecuente a tales actividades.
A nivel local no se cuentan con datos precisos y confiables que demuestren los
aportes socioeconómicos de las mujeres rurales en la unidad familiar para
responder a los grandes retos que se presentan en materia de tecnologías,
capacitación, asistencia técnica y apoyo, de tal forma que las mujeres puedan
seguir contribuyendo al desarrollo (desde lo rural), con mejores condiciones y
mayores posibilidades; visualizando el desarrollo agrícola y rural en una nueva
dimensión que incluye también la perspectiva de género y la atención especial
a las mujeres rurales.
Además se desea ofrecer información válida sobre la situación real de las
mujeres rurales, de modo a concienciar a la sociedad sobre el gran aporte
socioeconómico en la economía familiar y como herramienta en la
implementación de programas de cooperación de organismos públicos y
privados, así como en la promoción del enfoque de género.
1.5. Límites
La unidad de estudio corresponde a socias activas de la APAM, mayores de
edad, madres de familia que se constituyan en miembros de núcleos familiares.
Las 40 socias de la APAM a ser encuestadas se encuentran distribuidas
geográficamente en las comunidades rurales de San Juan Potrero, San Blas,
San Javier, Ka`a Joha, Avay y Colonia Uruguaya del distrito de San Ignacio,
Departamento de Misiones.
El tiempo previsto para el desarrollo del trabajo de campo comprende desde el
10 de mayo hasta el 15 de mayo de 2021.
En vista de que no se cuenta con registros de actividades realizadas por socias
dentro de la organización, así como también las mujeres no registran sus
ingresos dentro y fuera del hogar ya sea por la venta de productos agrícolas y
pecuarios como por servicios prestados, se tendrá por única fuente las
informaciones recabadas en las encuestas y entrevistas.

CAPÍTULO 2: MARCO CONCEPTUAL


2.1. Marco teórico
2.1.1. Mujer Rural
La Ley N° 5.446/15 de Políticas Públicas para mujeres rurales sancionada por
el congreso de la nación paraguaya en el Art. 2 define a la mujer rural como
aquella a quien su medio de vida e ingresos, está directa o indirectamente
relacionado con la agricultura, la ganadería, artesanía u otra actividad
productiva que se desarrolla en el ámbito rural y que se encuentra en situación
de vulnerabilidad social, económica y cultural.

2.1.2 La Mujer Rural en el contexto mundial


Según la UNICEN (2020), las mujeres que viven en el campo se caracterizan
por la diversidad: son indígenas, afrodescendientes, campesinas, pescadoras,
artesanas, migrantes, jóvenes y adultas. En América Latina y el Caribe viven 60
millones de mujeres rurales, de las cuales 17 millones están registradas como
económicamente activas y solo 4,5 millones son consideradas como
productoras agrícolas. A pesar de que muchas son grandes productoras,
exportadoras y líderes de organizaciones, todavía se las considera “la esposa
del productor” o una “ayudante”, relegándolas a un rol subordinado.
La misma fuente refiere además que en el mundo las mujeres producen la
mitad de los alimentos, pero siete de cada 10 personas con hambre son de
sexo femenino. Las mujeres poseen menos del 15% de las tierras y menos del
2 % de las propiedades en los países en desarrollo. Además, reciben solo el 10
% de los ingresos en el mundo pese a realizar dos tercios de todo el trabajo.
De 800 millones de personas analfabetas, las mujeres rurales constituyen
hasta dos tercios y representan el 43 % de la mano de obra agrícola en el
mundo.
La UNICEN (2020) puntualiza además que más del 60 % de las familias más
pobres están encabezadas por mujeres y viven en tierras marginales, sin
acceso a los avances tecnológicos.

2.1.3 Situación de la mujer rural en el Paraguay


El Centro de Documentación y Estudios del Paraguay (CDE Py, 2018) en su
página digital expone que la preparación de comida, el lavado y planchado de
ropa, el cuidado de niños/as o personas con algún tipo de discapacidad o
enfermedad no son actividades “productivas” cuando las realiza una persona
en la casa que tiene un vínculo afectivo. Si estas actividades se adquieren en el
mercado, entonces tienen un precio y son contabilizadas y valorizadas.
Por su parte, el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya,
CADEP (2018) sostiene que la sociedad ha otorgado a las mujeres la
responsabilidad casi exclusiva de la ejecución de estas tareas. La división
sexual del trabajo asignó al hombre el rol de “proveedor” y de “cuidadora” a las
mujeres. Así, por un lado hay una sobrevaloración del trabajo “productivo” y por
otro, una desvalorización del trabajo “reproductivo”.
La misma institución añade en su documento que la evidencia empírica
muestra que las mujeres contribuyen de manera significativa con sus ingresos
a la reducción de la pobreza y a la calidad de vida de la familia. Muestra
además que los bienes y servicios que produce, sin remuneración en los
hogares, son fundamentales para mantener el poder adquisitivo de los ingresos
y el bienestar material y psicológico.

2.1.4 Roles de Género


Para Macía y otros autores (2008), los roles femeninos están relacionados con
todas las tareas asociadas a reproducción, crianza, cuidado y sustento
emocional de la familia y están inscritos fundamentalmente en el ámbito
doméstico o privado, mientras que los roles masculinos están asociados a las
tareas que tienen que ver con la función productiva, el mantenimiento y el
sustento económico, principalmente desarrollados en el ámbito público.
Son las responsabilidades sociales, pautas de comportamiento, valores,
gustos, temores, actividades, expectativas, que la cultura asigna en forma
diferenciada a hombres y mujeres; es el modo de ser hombre o de ser mujer en
una cultura determinada. De allí se derivan necesidades y requerimientos
diferentes de hombres y mujeres para su desarrollo y realización personal
(Echauri et al. 2018).
En tanto, Ramírez y Torres (2014) describen los roles de género como un
conjunto de comportamientos que se esperan de una persona al considerarse
adecuados por el hecho de ser hombre o mujer. Son las funciones asignadas a
hombres y mujeres. Describen qué hace cada uno, los lugares que ocupan y
cuál es su participación en el reparto de los recursos y de los resultados.
Rojo y Blanco (s.f) describen en su guía técnica para técnicos y técnicas
rurales de la Argentina lo siguiente: las conductas “esperables” son los roles de
género y conforman lo que llamamos orden de género, que son las reglas que
regulan las relaciones entre varones y mujeres en los ámbitos familiares y
públicos. Este orden está sostenido en un sistema jerárquico que asigna
valores a las conductas esperables de varones y mujeres, sobre los cuales se
construyen relaciones de poder entre los sexos. Esta jerarquía coloca a los
varones en lugares de poder, decisión y de manejo y distribución de recursos.

2.1.4.1 Los roles asignados a las mujeres rurales


Las mujeres campesinas cumplen múltiples roles como agricultoras, madres,
vendedoras, cuidadoras, administradoras, organizadoras, etc. En el
sostenimiento de sus comunidades y el cuidado de la vida. Su trabajo en las
huertas familiares y la preparación de las comidas es vital para la seguridad
alimentaria de las familias (Lahoz, 2006; Masulli et al., 1996; FAO, 2008).
Es así que se destacan 3 principales:
a) Rol Reproductivo:
Echauri et al. (2018) refieren al respecto que la maternidad, la cual es un
atributo natural de las mujeres, mientras que el cuidado de los hijos, de las
hijas, de las familias y el trabajo doméstico son roles asignados a las mujeres
en el proceso de socialización, y dependen del contexto y de la cultura. De tal
forma que, las distinciones entre feminidad y masculinidad y los roles
asignados, no son naturales, sino construidos según las culturas, los contextos
sociales, los momentos históricos y los distintos intereses y propósitos que se
plantea una sociedad.
Según Moreno (2003) históricamente la mujer del medio rural se encargaba de
la casa y de las personas dependientes de manera que básicamente realizaba
una labor de sostenimiento de la unidad familiar «colaborando», siempre que
fuera necesario, en la actividad productiva, estaríamos pues ante situaciones
de pluriactividad femenina y diversificación ocupacional y no de inactividad
como las estadísticas recogerían. Adicionalmente, cabe destacar la condición
que tradicionalmente ha sido adjudicada a las mujeres en el medio rural en
términos productivos y que se refiere a la denominada «la ayuda familiar». El
mismo autor destaca además que estaríamos ante la producción en el ámbito
de la reproducción, y por lo tanto se consideran población activa aun cuando su
trabajo es subsidiario, dependiente y de menor importancia que el del
trabajador principal; pero además se vincula a una relación familiar y no tanto a
una actividad profesional.

b) Rol de cuidado:
Ballara y Parada (2009) consideran que el trabajo del cuidado, también ha sido
considerado como un trabajo no remunerado de las mujeres. Aunque en
algunas ocasiones se pague por realizarlo, mantiene la connotación de no ser
valorado socialmente. De acuerdo, este tipo de trabajo comprende tanto el
cuidado material como inmaterial, o sea el vínculo afectivo en el cual
intervienen aspectos relacionados con las emociones, los sentimientos y el
afecto. El hecho de que estas actividades involucren vínculos y sentimientos,
no implica que se puedan considerar como acciones que no requieren un
esfuerzo físico y emocional, no son “naturales o sin esfuerzo porque en el
cuidado ponemos sentimientos, acciones, conocimiento y tiempo”.
De acuerdo a las mismas autoras el cuidado se puede clasificar en dos tipos: el
que se brinda a niños, niñas y adolescentes; y de otro el que se brinda para
atender enfermedades crónicas o agudas.
c) Rol Productivo:
Según el PNUD (2011) la participación de las mujeres rurales en la agricultura
familiar oscila entre trabajo productivo y reproductivo, con mayor presencia en
las actividades de tipo reproductivo no remuneradas, lo cual hace que se
invisibilice la sobrecarga que esto genera para ellas, al igual que el aporte que
realizan tanto a sus hogares como a la economía del país.
Mientras que Portillo (2005) expone al respecto que la mujer
independientemente de su posición de jefa de familia o esposa, realiza cada
vez más trabajos productivos, como tareas generadoras de ingresos, tales
como floricultura, horticultura, pequeñas industrias de productos alimenticios y
otros, y como feriante de productos agrarios y artesanía. Esto le permite
potenciar la capacidad generadora de ingresos, cuyo aporte económico
constituye un medio por el cual su trabajo es valorado y visible, adquiriendo así
significación real de su poder de negociación en el sistema familiar llamado
finca y el ámbito comunitario.
FAO (2014) a su vez refiere que en el sector de la pequeña agricultura familiar,
un importante número de mujeres desarrollan actividades productivas
vinculadas a la producción alimentaria y extra agrícola, orientadas ambas al
autoconsumo familiar y/o al mercado. Sin embargo, los diagnósticos y, en
especial, las acciones dirigidas al mundo rural, focalizan hasta ahora su
atención en el rol del denominado “productor agrícola” o “campesino”,
generalmente asociado a la jefatura de hogar masculina, desconociendo,
subregistrando y marginando de las políticas sectoriales a las mujeres rurales.

2.1.5 Importancia de la labor social de cuidado de los hijos e hijas

Para Lahoz (2006) el trabajo no remunerado de las mujeres y sus aportes a la


economía quedan invisibilizados cuando se dice que es “inactiva”
económicamente. Las labores del hogar y los “motivos familiares” (que
posiblemente comprendan las tareas de cuidado) tienen una naturaleza
profundamente económica y social; son fundamentales para el sostenimiento y
la reproducción de la vida y de la fuerza de trabajo.
La FAO (2014) ha comprobado que el nivel de salud y seguridad alimentaria
mejora considerablemente cuando los ingresos familiares están en manos de
mujeres, al mismo tiempo, la seguridad alimentaria está estrechamente
relacionada al cuidado de los recursos naturales, ya que la selección de las
semillas tiende a ser una actividad predominantemente femenina. De esta
manera, las campesinas contribuyen al mejoramiento de recursos genéticos y a
la conservación de la biodiversidad local. A esto se suma su rol en la
preservación y transmisión del conocimiento de plantas medicinales, por sus
tareas de cuidado y educación de los hijos.
Muñoz y Rodríguez (2017) refieren que el aumento de la proporción de hogares
con jefatura femenina, así como la masiva incorporación de la mujer al
mercado laboral, han inducido importantes modificaciones valóricas y de
comportamiento en el interior de la familia al flexibilizar los patrones y modelos
de las relaciones familiares y de género, fortalecer la autonomía de las mujeres
y modificar las identidades masculina y femenina.

2.1.6 Desigualdades y Género en el área rural en Paraguay


Ruiz (2012) sostiene que en el medio rural todavía se mantienen escenarios de
desigualdad entre mujeres y hombres en un grado más acusado de lo que
ocurre en el medio urbano y agrega además que abordar las desigualdades y
reducir las brechas que afrontan las mujeres rurales requiere conocer la
situación que ellas viven todos los días como productoras, reproductoras e
integrantes de organizaciones.
Echauri et al. (2015) expresa que la situación actual de las mujeres y las
brechas con respecto a los hombres expresan la necesidad de
transformaciones culturales, sociales, económicas y políticas para acortar las
brechas de género. Dado su rol de garante de derechos el Estado enfrenta el
desafío de crear condiciones efectivas para disminuir las desigualdades de
género, a la par que reducir otras desigualdades como la económica, o las
derivadas de la edad, etnia, área de residencia y orientación sexual.

2.1.7 Las mujeres en las organizaciones sociales


La Conferencia Mundial de Reforma Agraria y Desarrollo Rural, organizada por
la FAO en 1979, elaboró un Programa de Acción cuya declaración de principios
(ítem XIV) establece que "la mujer debe participar en igualdad de condiciones
con el hombre en los procesos sociales, económicos y político" del desarrollo
rural y compartir plenamente los beneficios del mejoramiento de las
condiciones de vida de las zonas rurales", de esta manera se plantea que, para
lograr la integración de la mujer al desarrollo de los países, es fundamental el
apoyo a su participación organizada. Esto implica transferirles el poder político
necesario, que conduzca a su participación en la toma de decisiones en la
familia y en la comunidad, en defensa de sus intereses individuales y
colectivos. Como siempre, lo clave es saber cuánto de dichas orientaciones se
ha traducido realmente en un cambio de la realidad (FAO, 2014).
Según la FAO (2019) los análisis sobre la participación de la mujer rural en
actividades ajenas al ámbito familiar y doméstico concluyen que, en general, la
mujer no siente mayor interés en participar, por cuanto estima que ello la aleja
de su ámbito central que es la casa. Cuando se involucra en el plano local,
tiende a proyectar su rol doméstico en forma ampliada. También se ha dicho
que la doble jornada a que está sujeta la mujer campesina hace que le resulte
muy difícil participar en organizaciones, ya que no le queda tiempo ni energía
para desarrollar otras actividades que no sean las domésticas y productivas.
Además, el rol secundario que desempeña en la sociedad hace difícil que la
comunidad le otorgue un espacio de participación.
Al respecto la CEPAL, FAO e IICA. (2013) coinciden en que en América Latina,
la participación de las mujeres rurales en organizaciones sociales presenta
algunas características comunes:
a) se ha ampliado levemente la participación en la base de las organizaciones
campesinas, pero existen problemas a nivel de dirigencia, particularmente en
organizaciones mixtas o complejas (cooperativas, asociaciones de producción,
asentamientos);
b) la mujer rural tiene escasa participación en las instancias de decisión de su
comunidad, donde predomina la idea de que la familia debe ser representada
por el jefe varón;
c) en muchos países han surgido organizaciones de mujeres rurales, muchas
veces en respuesta a necesidades económicas y búsqueda de soluciones a
problemas comunes. En estas organizaciones la mujer ha aprendido a
valorizarse a sí misma y 8 su trabajo y ha ganado espacios de participación en
la familia y en la comunidad.

2.1.8 Empoderamiento de la mujer rural


Como lo plantea Schuler (1997) refiriéndose al empoderamiento: Proceso por
medio del cual las mujeres incrementan su capacidad de configurar sus propias
vidas y su entorno, una evolución en la concientización de las mujeres sobre sí
mismas, en su estatus y en su eficacia en las interacciones sociales.
Montaño (2003), reconoce las siguientes condiciones para que haya
empoderamiento:
 Creación de espacios institucionales adecuados para que sectores
excluidos participen en el quehacer político público.
 Formalización de derechos legales y resguardo de su conocimiento y
respeto.
 Fomento de la organización, de modo que las personas que integran el
sector social excluido puedan, efectivamente, participar e influir en las
estrategias adoptadas por la sociedad. Esta influencia se logra cuando la
organización hace posible extender y ampliar la red social de las personas
que la integran.
 Transmisión de capacidades para el ejercicio de la ciudadanía y la
producción, incluyendo los saberes instrumentales esenciales, además de
las herramientas para analizar dinámicas económicas y políticas
relevantes.
 Creación de acceso a y control sobre recursos y activos (materiales,
financieros y de información) para posibilitar el efectivo aprovechamiento
de espacios, derechos, organización y capacidades, en competencia y en
concierto con otros actores.
Una mayor participación política y ciudadana de las mujeres es muy
importante. Para eso se debe prestar atención al cambio de normas legales y
culturales que actúan fomentando la exclusión e impidiendo que las mujeres
lleven una vida decente. Se trata de combatir lo que Carreño (2017) denomina
inclusión desventajosa de las mujeres que forman parte de una comunidad con
derechos reconocidos, pero recortados, donde persisten usos y costumbres
que postergan sus derechos y que son el motivo por el que se mantiene
vigente el uso retórico del concepto de feminización de la pobreza.

2.1.9 Visibilización de las mujeres rurales


En cuanto a la privación de la desigualdad entre mujeres y hombres, el enfoque
de Montaño (2003) concentra el problema a la incapacidad de poder ver a la
mujer como un agente activo de cambio, es decir, como promotoras de
transformaciones sociales, lo cual se ve reflejado en su bienestar, como por
ejemplo la incapacidad para conseguir un trabajo digno y adecuado o tener
reconocimiento de sus derechos.
Carreño et al. (2017) plantea que “La visibilización moderna de las mujeres, la
participación social ampliada y la propia reivindicación humana, han puesto en
crisis el paradigma del mundo patriarcal” pues aunque “las mujeres no tienen
los mismos derechos de acceso a la educación, lo que les permitiría mejorar su
posición en las escalas social y económica; que de los, aproximadamente, 550
millones de personas trabajadoras pobres del mundo, un 60% son mujeres, o
que las mujeres tenemos unos ingresos de entre un 30% y un 60% menor que
los hombres”; se requiere una transformación social para lograr la equidad.
Montaño (2003) plantea que diferentes documentos que analizan la
participación de las mujeres en la agricultura familiar, coinciden en identificar
que la división sexual que se da en el trabajo en esta actividad y la
invisibilización de las labores que ellas desarrollan. Generalmente las
actividades de las mujeres son consideradas como ayuda a los varones y están
incluidas dentro de los trabajos que se asignan a los hombres o jefes de hogar.
El mismo autor sostiene que entre las actividades realizadas por las mujeres en
el campo están:
 Las actividades agrícolas de venta de productos a pequeña escala y
labores domésticas que en ocasiones pueden ser además de las propias,
para otras familias;
 Las actividades reproductivas como preparación de alimentos, cuidado de
las y los niños y ancianos, lavado de ropa, recolección de leña, de agua,
etc;
 Cuando hay contrataciones temporales en los hogares las mujeres además
de cumplir con sus responsabilidades en la producción agrícola, también
deben garantizar las condiciones (alimentación, lavada de ropa, aseo de la
vivienda) para que quienes se contratan puedan cumplir con sus labores;
 Todo el proceso de la producción de alimentos desde la siembra hasta la
cosecha, pero esta participación es considerada como apoyo a los
hombres;
 El procesamiento artesanal o casi artesanal de alimentos para la venta y
distribución de éstos.

2.1.10 Perspectiva de género


Para Campos (2016) Uno de los grandes retos en cuanto a la identificación de
las áreas prioritarias de políticas públicas es la utilización de la perspectiva de
género en su diseño, formulación y operación, a fin de apoyar la toma de
decisiones en materia social y económica en los más altos niveles de
planificación del desarrollo. Asimismo, la evaluación de la instrumentación de
las políticas y la medición de su impacto permitirán conocer su alcance sobre la
mujer rural para reorientar, reformular o continuar ejecutando y materializando
esas políticas a través de planes transdisciplinarios, intersectoriales y
participativos que favorezcan la inserción laboral de las mujeres rurales y sus
opciones de desarrollo individual y colectivo.

2.1.11 Políticas públicas para mujeres rurales en el Paraguay


La CEPAL (2018) sostiene que la mujer rural merece ser tomada en
consideración para que las oportunidades que la equidad de género puede
brindarles sean efectivas. Es necesario considerar su peso en el nivel de
compromiso que los gobiernos y la comunidad internacional en pleno adoptan,
mantenerlos y hacerlos válidos. La mujer es un elemento multiplicador del
desarrollo. Se requieren políticas públicas que, orientadas hacia las áreas
prioritarias identificadas para apoyar a la mujer rural, permitan su plena
participación en forma eficaz y eficiente.
Campos (2016) sostiene que las políticas públicas señalan la importancia del
enfoque de género para el desarrollo rural, para la seguridad alimentaria, para
los procesos de toma de decisiones y para la mejora sustantiva del modo de
vida en el ámbito rural. El enfoque de género, entonces, debe permear a todas
las actividades vinculadas a las políticas públicas para el desarrollo rural
La misma autora refiere además que una de las principales consecuencias de
la “invisibilización” del trabajo productivo de las mujeres rurales es la falta de
desarrollo de políticas públicas que consideren el rol actual y potencial de la
mujer, así como del resto de los miembros de la unidad de producción familiar.

2.1.12 Economía Familiar Campesina


El Pacto Social por la vida y el Ecuador (2020) entiende por esta agricultura los
sistemas de producción e intercambio fundados en el trabajo familiar dirigido
por un jefe o jefa de familia, con el objetivo de asegurar la vida de la familia.
Esta agricultura también puede ser comunitaria. La producción suele estar
orientada al autoconsumo y al mercado. Se trata de una unidad de producción
biodiversa que mantiene el equilibrio del ecosistema del que forma parte. Esta
agricultura es una salida a la crisis actual porque puede producir bienes
agropecuarios inocuos y, al mismo tiempo, asegurar el equilibrio de los
ecosistemas naturales.
Para la FAO (2014) La agricultura familiar campesina se revela como una pieza
clave del sistema social. Es el espejo en el cual pueden reconocerse unos a
otros todos los sectores que componen el pueblo, desde los movimientos
campesinos hasta las organizaciones de defensa del consumidor, pasando por
las universidades, el movimiento indígena, las organizaciones ecologistas, la
industria de producción de alimentos y comida, grupos exportadores, el
movimiento de mujeres, las ONG de desarrollo rural, el movimiento
cooperativista de ahorro y crédito, la clase media urbana, el movimiento
sindical y los jóvenes rurales.
La misma fuente señala demás que la falta de conocimiento que tiene la
sociedad en general respecto a las dificultades y malas condiciones que
afectan a esta agricultura van desde el equivocado concepto de que es una
agricultura ineficiente y poco productiva, hasta las malas condiciones de vida
de las familias campesinas. Con respecto a lo primero, igual que en otras
partes del mundo, la agricultura de pequeños productores campesinos es más
eficiente y productiva que la agricultura convencional de grandes extensiones y
monocultivo; además que esta agricultura familiar es considerada de
importancia fundamental en la preservación de la biodiversidad y en el
mantenimiento de los agroecosistemas.
2.1.13 Desarrollo económico rural
Según la FAO (2019) El desarrollo rural está definido como “un proceso
localizado de cambio social y crecimiento económico sostenible, que tiene por
finalidad el progreso permanente de la comunidad rural y de cada individuo
integrado en ella”.
A su vez, Sancho, Martínez & Martín citados por Echauri y Serafini (2015)
definen el desarrollo rural como: un proceso porque es una acción que tiene
una duración y abarca un tiempo determinado. Las características se pueden
clasificar como global, participativo, endógeno y subsidiario; y por otro lado
tiene unos contenidos: fortalecer la formación del agricultor, potenciar la I+D,
mejorar las condiciones de vida, crear empleo, diversificar los recursos
económicos y hacer compatible todo ello con la sostenibilidad del medio
ambiente.
Para el IICA citado por Echauri y Serfini (2015), queda establecido el principio
de que no existe desarrollo rural sin la activa y protagónica participación de las
mujeres, refiriendo demás que si la igualdad e inclusión de género considera
que las agricultoras tuvieran los mismos derechos, oportunidades y condiciones
laborales que los hombres, podría reducirse en 100 y 150 millones el número
de personas que sufren hambre en el mundo, considerando que las mujeres
desempeñan un papel importante en la economía rural como agricultoras,
asalariadas y empresarias.

2.2. Antecedentes
 Artículo IICA: El aporte de las mujeres rurales al desarrollo – Instituto
Interamericano de Cooperación para la Agricultura- 1999 Disponible en
http://repiica.iica.int/DOCS/B1790E/B1790E.PDF
 Tesis: La contribución de la mujer en la economía rural de Castilla y León
Margarita Rico González y Jesús María Gómez García
file:///C:/Users/User/Downloads/14257-Article%20Text-42077-1-10-
20111014%20(1).pdf
 Artículo: Mujeres rurales y autonomía económica. DECIDAMOS Py.
Asunción - Paraguay.
https://www.decidamos.org.py/wp-content/uploads/2020/01/Mujeres-rurales-
y-autonomi%CC%81a-econo%CC%81mica.pdf
 Aporte de ingreso económico de las mujeres rurales a sus hogares. Fondo
de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM). Santiago de Chile- 2010.
https://www.sudamericarural.org/images/en_papel/archivos/aportes_ingreso_
economico_mujeres_rurales.pdf

La mujer rural:
2.3. Marco normativo
 Artículo 48 – De la igualdad de derechos del hombre y de la mujer.
Constitución nacional de la República del Paraguay 1992.
 Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW). Ley Nº 1.215/86
 Ley N° 5.446/15 Políticas Públicas para Mujeres Rurales República del
Paraguay.

CAPÍTULO 3: DISEÑO METODOLÓGICO


3.1.1 Introducción
Con el fin de analizar el aporte socioeconómico de las mujeres rurales de la
Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones “APAM” a la economía
familiar, en el trabajo de investigación se utilizará el diseño no experimental,
tipo proyectiva, la modalidad de diseño será transaccional o transversal.
Utilizando el enfoque cualitativo basado en el nivel de investigación descriptivo,
detallando cómo es el fenómeno o problema en estudio, lo que permitirá
conocer los aspectos y/o características más relevantes del problema,
señalando cómo es el aporte y la participación de las mujeres de la APAM en la
economía familiar.

3.1.2 Universo y muestra


La población de estudio está dada por 80 (100%) mujeres rurales socias de la
Asociación de Productores Agropecuarios de Misiones “APAM”, de la cual se
toma una muestra poblacional de 40 (50%) mujeres rurales integrantes de
núcleos familiares.
3.1.3 Variables que definen al problema
Las variables que definen el problema son:
 Carga de trabajo en el hogar:
Corresponde a la cantidad de horas
trabajadas en el hogar
 Generación de ingreso económico:
Corresponde al ingreso monetario
generado en el hogar de parte de los
integrantes de la familia,
discriminando los ingresos que
genera la mujer a partir del ejercicio
de sus roles.
 Actividad socio económico: Corresponde
a las distintas actividades que realizan las
mujeres rurales en el hogar y en la
sociedad.
Instrumentos de
Variables Indicadores Técnicas
medición
Cantidad de hora Registro de
Carga de trabajo
trabajada en el Encuesta actividades
en el hogar
hogar laboral y hora
Monto de ingreso
Generación de generado en la
Registro de
ingreso unidad familiar Entrevista
ingresos
económico administradas por
jefa del hogar.
Actividades
realizadas por las
mujeres en el hogar
que generan
ingresos
Actividad socio económicos Registro de
Entrevista
económica Actividades actividad
realizadas por las
mujeres en el hogar
y en la sociedad sin
compensación
monetaria.

3.1.4 Técnicas e instrumentos de medición


Se emplearán métodos para la compilación de datos de fuentes primarias:
mediante encuestas y entrevistas personales a mujeres socias, así como
también se recurrirá a fuentes secundarias como publicaciones de rigor
científico, artículos de publicación institucional, etc. Una vez recabados los
datos, éstos serán descritos y analizados con el fin de interpretar, discutir,
concluir y responder a la hipótesis planteada.
Es así que para responder a cada objetivo específico será utilizado:
a. Análisis-síntesis: donde el análisis es procedimiento mediante el cual nos
permita descomponer el objeto de estudio en sus partes constitutivas con el
propósito de descubrir los elementos esenciales que lo conforman.
En lo que respecta a la síntesis, esta nos permitirá la integración de los
elementos esenciales del objeto de estudio con la finalidad de fijar sus
cualidades y rasgos inherentes al objeto también emitir juicios y conclusiones.
Del mismo modo posibilitará la sistematización del conocimiento
b. Encuesta: tiene por objetivo obtener información estadística, para la
investigación se requiere una información clara y precisa, de ahí que las
encuestas son necesarias de aplicarlas a la población en estudio con la
finalidad de obtener datos necesarios para un buen análisis del tema. La
encuesta abarca el 50% del universo de la población en cuestión.
c. Grupo nominal: para generar ideas y análisis del problema, para analizar
las situaciones individuales. Permitirá la identificación y jerarquización del
problema causa planteadas por las mujeres relacionadas al caso de
investigación.
d. Entrevista: interacción la protagonista para comprender objetivamente la
situación de mujer en un ambiente de confianza y entendimiento.
e. Revisión Documentaria: técnica de investigación que se caracteriza por
un conjunto de instrumentos bibliográficos, cuyo objetivo es registrar
información de los archivos institucionales y teorías acerca del tema de
investigación.
f. Técnicas de Procesamiento de Datos: la información recogida mediante
el cuestionario aplicado a las 40 mujeres rurales, serán procesadas y
plasmados en gráficos estadísticos (barras), utilizando el programa Microsoft
Excel, además presenta el porcentaje y su respectivo análisis.

3.1.5 Procedimientos
a. Se elaboran los instrumentos de recolección de datos: cuestionario para
la encuesta y el temario para la entrevista.
b. Se concurre hasta la población de estudio y se solicita formalmente la
autorización a la presidenta de la APAM para realizar el estudio a las
socias y hacer mención de la organización en el trabajo de investigación.
c. Una vez obtenida la autorización se aplican el cuestionario de encuesta y
entrevista a la población muestra.
d. Los datos obtenidos son tabulados y analizados con rigor y
confidencialidad
e. A raíz del análisis se trascriben los resultados de la investigación.

CAPÍTULO 4: RESULTADOS
CAPÍTULO 5: DIAGNÓSTICO
CAPÍTULO 6: PROPUESTA
6.1. Presentación
6.2. Justificación
6.3. Objetivos de intervención
6.3.1. Objetivo general
6.3.2. Objetivos específicos
6.4. Componentes
6.5. Estrategias de acción
6.6. Factibilidad y viabilidad

También podría gustarte