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TEMA XXI
La novela pastoril, morisca
y bizantina
Esquema/Resumen

Precursores, origen y car'acteres del género.


Encuadramiento histórico-literario y Iimites crooológicos de
Ia novela pastoril.
El aulor.
Ediciones y difusión.
iA NOV Et-,\ Estructura exleln:r
PAS'I'ORI t, I]SP,\Ñ()I,A I-A DIANA Visión del mundo.
Mitología e Historir.
Creación y Dúblico en La
Diana.
Cr¡ntinuaciones de La Diana
Evolución y cl¡rsificación de la novela pastoril.

Componentes y concepción clel género,


t,A NOVELA Sobre la génesis y los ca'.acteres de la novela oorisc¿.
t,{oRtscA Cl¡sificación y etapas.
' ,i2

Ln cue,iliri¡ tc \ tLl.rl.
El fondo hi\t,tr¡.(,
Estruc¡um
EL ABENCI:tlRAJE Visión del nrrrrLIo.
Otros aspcclo\ de El Aben-
cerraje.
LA NOVEI-A
A,I ORI SCA
OZMIN Y DARAJA
Fuente\-
LAS GUERRAS CIVILES lnterés e inllurnriirs.
DE GRANADA Novel¡r <le nor ell¡s rnoriscas

Los oríBenes del gé¡ero.


LA NOVELA Crracterísticas del género.
I]f ZANTINA Los dos pioneros.
El final det género,
L¡d NOVELA PASTOIUL ESPAÑOLA
Los jüicios crílicos que se han em;tido acerca de /a noyelo pustotil española han
sido- d!sde ¡ntiguo. poco hvorables. Ivlenéndez I'elayo, Rcnnert y W. Atkinson
lildtrron de anílicioso, insinccro y decadente a este género, qL¡e cuentr entre srs
cultiv¡dores a Ccrv¡ntes y l-ope de Vega y, sólo por eso, er.l merecedrn'de mds
ponderatlar opinio»es. Ha sido necesario esperar a que aparecier'arr las inveslitsaciones
de A. C¡.t¡o. J. lJ. Avillc-Arce, E. Moreno Báez y F. López Eslrada p¡,ir tener u¡á
idea ñás c¡bal Jr .justa de estas narraciones pastoriles.
En reirlidrd, l¡ causa de esla infravaloración reside en el hecho de que nuestras
novelas h¡n peror¡nccido incomprendidas durante l¡rgo t¡empo, porque los cstudiosos
del siglo xr\ ! p¡incipios del xx no fueron capaces de captar la íntima relación que une
lor pr-incipios esrélicos y., filosóficos, al Do tener en cueflta l¡ necesidad de conocer lít
vi\¡ón dcl nrundo úe una época para caplar' Ios principios en que se basan sus cl e¡ciuncs
artíslicus. Como hien scñala Moreno lláez, néstc cs el caso de las pastorales del
Ron¿rcimie0to. dc cr¡)a arliliciosidad se hacen lenguas los críticos sin darse cuenta de
que su hel¡eza ert|iha en lo que eilos señalan como dcfecto capital del género".

l'recursores. origrn y caracteres del género


Sobr!do sr)rrouidu es Ia relación quc desde anta¡io se eslirblece entre 14 pastoril
itali¿lna ¡ la e5plrio¡ . especia¡mente basada en la influencia de L¡r árcadi¿¡ dc Sanna-
z:rro, ¿ruDque hrlil que tcner presente el Nínfale Fiesolano de Boccaccio. l¡mbién es
evidente que los /,/i/I¿s de feócrito y las Eglogas de Virgilio fueron l¡ base de Ia
pastoral e\p¡ñoll t curopea, que tienen siempre presente la concepcjón clásica del
bucolisnro. Sin enrhrrrgo, a pesar de las raices italianas y latinas de Duestro pltstorilismo,
no podemo. olyidirr ir los precursores españoles que desde Feliciano da Silva y Alonso
Núñcz de Reinoso. hir\la Villegas, A. de Torquemada, Juan del Encina y Carcilaso de I¡
Veg crc¡n unLr floreciente tr¡dición autóctona de bucolismo y de pastores literilrios que
deja clara huel¡a x¡ Lu D¡(na de Montenlayor, prime|a novela del género.
No oL1\rantc l¡ r er"cid¿rd de esta fili¿ción, debemos consider r que no sólo influyen
factores pu|anrentr li¡erarios en la aparic¡ón de ¡a novela pastoril, pues también marcan
su inrp¡{:orir lunilrrnental- elementos filosóficos e hislóricos. Me refiero al neoplato-
nismo ren¿rc.nli\r¡ (lilundido en Europa a partir de ¡¿rs traducciones de Marsilio Fisino y
sus anriÉlo5 que. (lchiJo a su concepción del rnundo, según la cual el alma huñana, conlo
I TFiA D€ LA LIfEFAfUFA i

ha vivido en el mundo supraceleste de las nldeas" puras, cllnrulo\ cle bellezrr y


perf'ecc¡(in, tiende lógicamentc hacia ellas y trata de reco¡rslnlir rn lir \ida csos
arqr¡elipos celestes mediar¡te un proceso de ¡bstracción, que sc lo!,ir tlcpu|ando rr la
nalrl,'aleza terreslre de rcdo lo feo, corrupto c inmoral, delernlir¡ l¡¡ r i'itln ) re¿iiizacion
de lo pastoril. Cota ahí lA artificiosidad de que hablaban los crÍticos. v qre el platonismo
exp¡¡ca y justifica perfectamente. De ahí que los personajes de l! novela firstoril scan
sic¡npre autént¡cos arquelipos de v¡rtl¡des y belleza [ísic¡; de ¡hi qu. lir\ conslantL'li
descripcioncs paisajíslicts sean también modélicas y ¡rLry scnlei¡nre\ !rn¡\ a otrirs.
sigl¡icfldo el tópjco clísico del nlocus amoenus", cuyos elenrenlos c¡lrcleli! cu\ no
fa¡tan nuncir de una fuente, río o ¡ago. árbo¡es frondosos. ¡rra(lo\ r'erdcs. flo|e.,
p¿ijaros-; dc -agua
ahí que el principal recurso estilístico de ertas n:rrr¡cionr-s se¿ l¡
utiliz¡ción del epíteto, porque el adjetivo antepueslo subraya l¡s cuuliLlarlcs ar quetípicas
de c¡da objeto, Sirva este ejemplo de Montemayor: .Plega Lr Dios quc ur)les q!¡c el
clesub clo ¡n\ietoo desnude el ve¡'¿,I¿ prado de.r?§c¿¿r y (r/or?sr-! l(n es. ) cl \r¡¡eanleno
f

de la ¡ ?nndd hierba. y los árboles so¡rbríos de su e¿¡.¿¿ hoj¡..."


Inlerpretar la novela pastoril como una creación IIena de ¡rtillciosiclrrtl supone r¡na
f¡ltr absoluta de perspcctiva históric¿r, pues equivalc a enjrricirula rlcsdc nreslr'os
presupuestos cstéticos. y no desde ¡os suyos, Ios del neoplarcnisnr(, r.rr cenlilta. Est¡s
coo,'den¡das h¡stórico-filosóficas son las que dete¡-nlinan I¡ pecr¡l¡aridrd de n e\lro
géncro, ya que por ell¡s se diferencia netamente de l¡s paslor¡les cl:i\icxs. en las que
abund¡n det¡lles costunrbristas acerca de la vida c¿uDpesina e ingredienles de ¡mo[
carnal, ambos totalmenfc sLlprimidos en las p¿rstorales ¡enacenfist¡\. eu\{)\ prolagonis
tas, lejos del zalio pastor le¡fral, son cullos. refinados y nrelancrilic()s zrr¡le\. fruto (¡e
la ide¿llización.
Por los mismo! motivos, el amor es el motor princip¡l de estos relatos. porque también
es l¡ fue¡za principal que impulsa al hombre hacia el nrundo de ¡irs ldeirs S¡rpracelcsrcs.
seglin cl platonismo. Arnor, ademris. depurado, honesto y viuoso. qu. co¡sider¿r Ia ca\-
lidad como u a virtud y encarece el decolo en la mujer. Amordcraíz purxñenle e\firi-
tual, di,'erente. por lo ta¡to, al que plasman los libros de c.rballeríit5 -v sentir)cntales, corl
su\ nmatrimorios secrctos» y su base claramente pasional.
Aunque novelas sentimenlales y pastor¡les ticnen indudabler' p¡¡ ecido\. sobre ttxlL)
en cl hecho dc que cl ¡nál¡sis del senlinlicuto ¡moroso es el otrjelo fr¡ndiLnentill alr vr
alcrrCión. sorr totalfienlc difercnle5 rrrs conccPcioner lrrnr,r(,\ir\. l)rr(jrl,' quu ri pa|ticipan
del mismo clima genelal de dolor y lágrimas, difieren cn Ia visirin. qrr: cs ¡¡bt¡¡rasc¡rlii.
lotntentosa y casi infern¡ en lils sentimentales, mientras que se m¡nifiesta conro
«serc¡a nlela¡lcolía, donde hasla lrrs láglimas son melodiosas y esl¡ín somlrlidas a rilnro
y comp¿ís. co,r1o el verso y la música" (en palabras del profesor Iiforeno lliíez) en l¡s
pastor¡¡es. Los Pi§Iores. ¡ pesar de sus cuilas y lrislezas. con)pillen \u\ penas y las
co,¡suelitn cantando versos al sot de zampoñas y rabel§s: no se suicid¡n ni §e
dese$pe¡an. EI aspecto poético y musical que les confiere pecu¡ill¡id¡d versos soD
-los
muy ¡bund¡ntes corr e¡ fin de inlrodr¡ci¡nos en un marco de reilnamienlo liri\mo. \' y
pa¡a que el lector desc¿rnse de las largas parraf¡das en prosa- llev¡ ifiplícilo un sentido
menos palético de Ia existencia. EI optimismo renacentista, su c(rnfia¡za en el hombre,
en la vida y en la nalülalcza hacen difercntes a nuesfras p¡sloritlc\ (lc los rel¡los
amo¡o§os medievales.
Junto al lirismo y Ia musicalidad, junto al opl¡mismo, o1¡1) eleorenk) típicamcrrtc
re acentista da originalidad a las pastorales. Me refiero al amor 1l la naturaleza, a sus
continuas descripciones. elogios¡s y bellas siempre, a la vivificttción (le los elemenlos
paisojísticos. que escuchan y lamentan el dolor de los paslore§ que le\ cuenian tus
cuitas. Nos encontraúos así ante los mitos animistas del Renaciñienlo. merced a los
cuales los árboles, ríos y piedras participan dc los sentimientos humanos. Esle culto ¡ la
naturaleza explica que los protaSo,listas sean pastores y el campo su espacio vilal ¿Por
I]ISTL']Ii A IA IfFRAfIIRA I
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qué l Sencill¡nrenle porque cn esta épota sc l esuc¡ta la añoranz¿r clásica por la nledi¿rnía
!' l¡ sencillez c:urpesinír, por el ibeatus illc, v el "ar¡rea medioclitas". La naluraleza y
jrl c¡rlrpo sc vcÍ;rn con)o clr¡as seguras de pürcza y veklad frentc al vicio cor-upto de l¿s
i tifici¡les urlrcs. scgú0 el no mcnos clásico y renaccnlista lópico del oM?nosprca¡rt c¡e
co e ¡ ulahtrttut de uldc«', quc inmortalizara e¡ España Fray Antonio de Guevara.
Sir !¡n de .ienrplo eslir\ ptllnbüs de Sireuo en La Dian ¿e Monlemayo!:
"No se nretía
el pasto¡ cn l¡ consielcración de los malos o buenos srcesos de la lbrtuna ni e¡ la
nur.ianza ¡ !iuinci(in (lc los tiempos; no le pasaba por el pe¡rsamienlo la diligenciu y
codicia dc1 irrll¡icioso co(esano ni la conllanza y p¡ esunción dc la damk celebr'ada por'
si)lo L, \ol(, \ ¡rirc\cer de sus apasionados; tampoco le daba pena la hinchazón y
,lescuido del orEulloso privado. En el campo se cúó, en el campo apascenlába su
ganrrdo, y lr\Í no sillÍ¿ru del campo sus pensamientos, hasta que el crtrdo ánlor tomó
aquella pose\i(')n de su ¡ibertad que é¡ suele tomar de los que más libres se imlrginxn. -
El mi.I¡o hech,r¡ .lc elegil el rñiro de l,\ Edad dc Or? de los clásicos, que vc eD el
cilnrpo el [rsirr iLleal. sin vicios, ni cgoísmos, ni desconfianzas, ni enemistades; es dccir,
ir vuclla ul ¡rirsiLrlo en busca del bucolismo ideal, puedc estar predispueslo por la
nrLirima plrrt,'niea scgLin Irr cual conocer es recordnr.
De cur¡lllicr nr,rd(). de lo qr¡e no hay duda posible es de qre nos encontra¡nos ¡nte
un género literrr|io nlr¡irnrenle rcnacen!ista y neopl¡tónico, pues lanlo su coyltntura
hislórico eulttll.lrl corro s0 filosofí exp]ic n y delelmi¡an sus rasgos ás peculiares.

f,lncuadr!nrir¡to hist(ir¡co-litcrario y línritcs cronológicos


de la no\oh pastoril

Un¿Ls p¡lirh¡.rs (lc.luirn Ilatrlisla Av¿rllc-Arce cxp¡ic¡n perfectame¡lle,¡ Srandes


r.Ls:ros cor li,.
) 'ul\c(li',-les
que se pueden dedücir de lo expueslo anteliormente acerca
de 1¡s norcl,r' :cntinrcntirles. la sil ación qlle Ia novela p¡sknil ocupa en nuestra
hirlr¡iu litrr.,rir: "lrr ¡ovela scnti,nental... liene su razón tlc ser en l¡ expresión del
i,or,)r hunr¡rr)-.,,urcl.i(lo dcnlro de la tradición coltesana de riiigambre lro\'.{do¡-esco-
p¡lirrqui\r.r \pLrrrr¡(lir ir lirl lin..., c¡'ea un mundo irrt;ficial de c¡racteaíslicas alines al de
l.r plrtoril. l:l or'l)e n!)vclis!ico gira aquí tambiéo ¡lrededor del amor, que subor'(lina
lod!)5 ¡o! (iIt¡' \cnrinrierllos y constituye el norte de las vidas de Ia ficción. Los
pcr\onaje-\. i,l.rni,.:r.r(1,)\ por l¡ pasión, v¡ven en su ensimisl¡rrmiento ag|idulcc y en
hLrida de l¿ roiirtlarl. que no sirnciona este amor omnipolente. Las circunstancias de
e\t()s vi\irc\ ¡i¡rclc.iLr: sí son distintas cn ambos 8éneros, pt¡csto que el sentimental
¡rri,ncr dcl (,,1,.,11ci.,.o. mienlr¡s que e¡ prstodl no. l-a novela sentimcntrLl nl¡r'cx un
LlesDl¡zrnrie¡,1() (l!l (iu de rtrnccia)n de la novela de cab¡llerías: de l¡ pcril.ecia
crh:rllcresr:¡ irl ri¡sr¡.Irri¡r¡so. cle l¡r acció¡ al sentin1iento. A lirl efecto, las circunstan-
üir\ novelístillr\ no rcccsitan ser'lrocadas, sino sólo reajustadas, a su nuevo eje. Hay
lro cilmbio d! n.¡ \pc.ti\ lr. pero el mundo de la ficción sigue s,cDdo el mismo. La novela
J¡¡stor¡1. an cirnriri¡. nr.u'ca un nr¡evo desplazamienlo, pero respeclo a la novela
s.'nLimentirl In .\rir últin]¡ el ¡mor est¿í presentado dentr'o de la est,.rlctur¡ de la
rociedld. \i lllen cn conllicto con ella, mientras que en ¡q!¡ella lo está cn eslado de
nirltlrirlez¡. pr L'\ io r l¡ lin filul¿lción social. El caballero, que todavía puebla la senti¡nen-
t:.1. ticn¿ qu. .('(l.r el ¡irso. por lo tanto, al pastor, el hombrc de la vida innredirla a Ia

tjl géncro lllcrir io que nos ocupa no fue de larga vida, aunque sí dc colsiderable
cr.iro i grr,n (lilu.i,in. r\l igu¡l que en el c so de la ¡ovela nlorisca, es posible que la
prinrcr crc.,.illn \!'ir l¡ mejor: La D¡ana ¿e Montem¡yor, cúyir primera edición es tlel
¡iio 1559. Firrlre c\lir Irch¡ y 1a de 1633, año en que Conzalo de Saavedra publicó ¿os
prt',torcs Lltl /j.//\ (li.cIrre Ia llam¿rda novela pastoril cspañol¡, a ¡a que dan relumbre
lirurirrio. por cl pr.'tigio de \us autores, La Galatct y La Arcadia.

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IIISTOF A DE LA LITERAfUAA I

LA DIANA
El autor- lorge de Montemayo¡ nació en Monternor-o-Velho. cer.ca de Coimhra.
hacia 1520. Portugnés de nacimiento, se hizo castellano de adopción ), plrblic(i e¡
nueslro klioma sus obras p ncipales, aunque nunca dejó de serfiel I Porlug¿1. Homhre
de árm¡¡s y letras, típicamente lenacentista, si bien no muy cullo, sir\ i(i al emperador
Car¡os V y a Felipe It, al que acompañó a Inglaterra cuando fue a c¡{arse con MArííi
'[udor. Intel\,ino en la g¡rerra de Flandes y regresó a España en t559. para morir dos
años más t¡rde en ltalia, al parecer e¡ una reyerta a causa de celos. Sr¡9 obra!
prin.ipalcs non el Cahc¡onero (Amberes, 1554) que contiene sus poesír\ rctigiosas ;r
profa0as, tradicionaies y petrarquistas, y La Diana, ¡ovcla que le l¡a irrmort¡lizack¡.

Ldíci(1nes \ düusión. Los sic¡e libtos de la l)iuna es el tírulo de h pr i,Dera cdici(i¡


quc ¡pareció en Valencia cfl 1559. Su éxito fue desbordantc y dL¡llti]cri. v,r (tir€ \,1
hicieror más de veinte ediciones españolas entre los siglo\ x\,t \, \v --uifcu .n
Anllreres y el resl\) en otras ciudades españolas-, quince de l¡¡i cuulc\ son iinle¡ ¡oraji ¡
16{)0. Apnlte dc süs conlinuaciones, fue tmducida ¿I francés eD 1578 } ¡¡ ins!¿r en 159S,
si bien co, la Segunda parie de A)onso Pétcz y La Diona enahorddt¡ lle C¿,iDaI Cil
Polo. Co¡ su extráordintl a difr¡sión del)tl'o y fuera de nuestriLs frontetirs. ¿rl Did r rr
convirtió en la cleadora dc la novela pastoril en toda Europa.

Estruclura e\tenfi. En prinrel Iugar', h¡y que distinguir u¡r /l'./¡lrr¿¡i{/ o iotro-
ducción que ocdpa únicamente las breves líneas tledicadas a expollcr lo quc el autor
denonrin¡ «a¡gu¡)ento dcste libro,, que en acalidad es un prólogo que narra los
antecedenles de lír acción. cxplicando qüe Sireno y Diana se iinlaban. él tI\o necesid¡Ll
de partir, y al regresar ahora para saber de su pastora conoce que sc hii círsiido durxnte
su ausencia con Delio. Aquí comie¡za verdaderamcnte el relato. F.\tanro5 á Lrs oril¡as
del Esla, e¡r lierr¡s de León.
La Ilistoriu, cl relalo, está divid¡do en siete libros que conforman lre\ ln¡ les1 como
veremos lüego. Ahora resumamos cl argumento.
Libro I: Sireno, el ¿mante otrora favorecido, une sus I¡rne¡los a lt¡s Jc SillaIo,
también enamomdo de Di¡0a, pero siemprc desdcñado. Cuando estiín huh¡urllo llpxrece
Ia pastüa Se¡vagia, igualmenfe triste y cuitada, que cuenta su hislori¡ dc\xforlun¡LI¡-
seg¡in la cua¡ se enamoaó de A¡anio en unas fiestas pastoriles de su lie|l a lrrsitan¡
verdad, Ia qüe dÜo ser Alanio era Ismenia, pastora enamorada de é1. que se p.ucJiiL -en
tanlo en sus r¿sgos fisicos al pastor, que sólo se diferenciaban c el se\(F-. Ismenia
contó Ia lrurla a su amado, pcro éste se eoamo¡ó realmente de Sclvegia. Isnrer]ia, po¡
darle celos, acepté Ios scrvicios de Montano y ter¡linó an1ándole aparionarlamenle.
Alanio, aDte ello, volvió a Ismenia y, pa¡a complicd más el entranla(lo de los deseos
amorosos sin co espondencia. Mo¡tano se enamoró de Selvagia. De modo rtue SelvÍrgio
seguía a Alanio, éste a Isñenia, clla a Montano y él a Selvagia. Finalnrente. Nfontano e
lsnrenia se casaron y Alanio estaba eÍ trance de hacerlo con lrDa frrinl suyir, dcsde-
ñando tofalmente a Selvagia que, por ello, se encuent¡a descon§(,lirLllr \ !¡irle po¡que
siSue persevcrcndo en su amof,
Libro II: Reunidos Sireno, Silvano y Selvagia, ven a tres ninl¡r - Ilo|iLla. Poli¡lcr¡
y Cintia- que son atacadas por tres extraños salvajes. Los pastoes inlrr!i(:nen, pct(,
no pueden contenerlos, cua¡do aparecc una pastora con arco y flech¿s qDe d¡ muer'le a
los tles. Se trata de Felismena, que relata su vidai en su ciudad nirtal. Sokl¡niil
con Sevi¡la-, y trrs diversos avatares, se enamo¡-ó de dr»¡ Iréli\. Este tu.
-identificada
enviado a la corte y c¡la quedó Jligida en su espera. No águantan(lo mIs. decidi(i
vestirse de hombre y mi¡¡char tras é1, llegó a la corte y vio cómo su a¡liguo enamo¡-ado
cortejaba aho¡a ¿1 Celi . Felismena logró entrar como paje al servicio rl(] su antiguo
amante, y con grar dolor tuvo que servirle de intermediaria, llev¡ndo sus nren:a,irs

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HISIORIA DE LA LITEFAfUBA I

amoroso\ ir Celiir. PeIo sucedió que ésta sc prendó del guapo galán Valedo
vestid¿ de homhre- y, como é¡ no Ia cortejara, acabó mllriendo, originando -Felis¡nena
con ello la
huida dc t'ólix. l-i¡ d€sgraci¡da Felismena salió en su bÚsca en hábito p¿rsloril y en este
punlo encr)ntr(i ir nue\tros p¡stoi-es. Las ninfas proponen ir al palacio de la sabia Felici¡
pilr'¡ ver si se püeden temcdi¿lr sus penas de anror.
t-ibr'r¡ lll: (ir:r¡rlo Si¡-eno, S¡lv¡no, Selvagia, Felisnrcna y Ias tt-es ni¡lfits viln (itmino
del palircio. cnl,Licnlr'¿rn en una isleta solil¡ria a una pAstora llamadir Belisa que ltor.a
¡llir¡g¡¡¡!nlc. ¡lllir cucnta su hisloria: Arsenio se enumoró de e¡l y la cortej(i con
po€sías eserilii\ por sLr hijo ANileo. co¡ lo t¡ue Belisa tc¡-minó amando a esle. Dcspués
rlc collocerst. (lrre(l:rn)n citirdos unit nochc y Arsenio pasó ccrca, ¡os vio, disp¡ró su
!r-co conllir 1r':rlco rlii¡¡tlole mue¡te. cL¡ando descubrió que era su h¡.io, se suicidó con sl.¡
espada. l)c ahí cl nrolirndo desconsLlelo de Belisa.
t-ibro lV: 'l o(lo\ unidos inician cl canrino h¡cia el palacio de ¡a sabia Felicia, llegan,
son aga¡iriirdor. \c Llescribe pormenorizadamente una imaginaria y fantástic¡ mansión de
rlr(tuitecturir rcnircc'nli\llL y Felicia promete su ayuda,
Libro \: LLr irrtcr!cnci(')n de Felici¡ y su agu^ encanlada solucion todos los
problemas (ic Lrnir m¡nera cscalonacla. Ptimero bebe Sireno, que, tras n sueño, se
c cucnlru lihcrl(l(¡ Je \u am(x' a Di¡na, co¡¡ lo que recobra su alegrí . Después bebe¡ e¡
el nrismo !ir\o Silrrrno 1 Selvlgia, que ¿tl desperlar han otvidirdo sus a¡liguos itmores
Dian¿ ) \lo¡tlLn¡- y se lrnran desmesul'adamente. Belisl se qr¡eda en el palacio.
olienirr\ F.li\Drcrrr pr()sigue sx peregÍ¡nación cn busca dc Fél¡x. Esla encuentra
c¡suulmcl(c ir .\r'sileo. u quien tr¡ta de consolar la p¡stora Amarílida, y conoce.rsi que
no nu.ieron rri él_[r¡s ni su padre y todo fue p¡rducido por un encanta¡nienlo del celoso
h.chicero .\llr,'. ¿nterarse, le dice cómo Belisa está do¡iente en el p¡hcio, Arsileo
se enc¡¡rinir irllí ! lanrbién e¡lcuentran l¿r felicidad.
Micnlrir\ t;¡nlo. !rltra en csccna la pastora Dian a quien no h¡bírmo\ r,isto
¡odirvía-. qLrc sc Lluciir de malmaridada y de los celos de su marido. E¡ unión de
Sih,rno. Seli.,girr ) Sireno vuelve a la aldea, excusando su culpa ante es1e, diciendo que
su padre le rrbligri i, c¡sirrse y tuvo necesidad de olvidarle por lo que tocabir a su honra.
Lib¡r¡ VI: I-L:lis¡rcnrL act!la como.juez en las tlesavenencias sulgiclas enlre Anllrrílid¡
! Iril!rn¡ii .r cr,n\!c¡¡enciil de los celos de esle por cl largo tiempo que ell:r pesó
consolir¡(l() r.\r':ilco. l'or sl¡ parlel Diana, Siteno, Selvagia y S¡lvano continLiJn sus
reunione\.
Lihro \ Ilt Fcli:nrena entra en Poriugal y presencia el debate enlre IaJ ptsloras
Ilu¡rda \ .\rnri¡l,ir. ¡ cuusa de que la pdmera desdeña a f)a¡leo porque se c¿tsó ctJ¡r oü¿l
hi:¡t¡iénclo:ci., Fromcrido a cllá. En eslo, Felisnrena contempla cómo lres cabal,eros
acomelcll ]r Lllro. qr¡e log¡ a deshacerse de uno dc sus encmigos y va a perecer a manos
de Ios otr,,.. cuirndo Felisnrcna interviene mat¿índo¡es con sus flechas. El c¡brllero
rc\ulta \er don Félix, malhe¡ido en el combate. Llega la ninfa Dorida con cl agua
encrnt¿(h. le culil. y se produce la reconciliáció¡ de ambos enamorados con sus
r.\pecli\o\ au¡ttr ios cle felicidad.
La ohrir c()nclLryc anunci¡ndo una segunda partel nunca realiz¿lda, que tlataría de
h\ prohlenrlls de Diirna-Sireno y Duarda-Danteo.
Tr¡s c\tc rc'lr cn ¡rgument¡l podemos comenz r el irndl¡sis de los pI.oblemas
eslrucluftrle\ qre plultea Lu Diana,
En primeI lug¡r, §alta a la vista que no existe una acción p¡-ineipal y o0-as
s bordinird¡\ _cofio cn el Qujok, pot ejemplo-, porque las peripecias de Diana y
Si¡eno no son nris inpo¡tanlcs que las de Felismena, SnlvagirL o Belisa, ni su nalrrción
ocupa mii\ cspircio. En realidnd, las cualro histo as l¡enen una impo¡tancia similar, por
lo qLre no h¡y s|hordinación dc unas a otrirs, sino coordinac,ón convergente de todas
cllits en .l pi¡¡r¡.ro dc lil slbi¡ Felicia, que se coüvierte, de estc modo, en el eje sobre e¡
que descan\it l;r eslflrclura de la novela.
xxl I HISÍOFI/X OE LA LIfÉ¡ATUTIA I

La composición estí clararnente dividida en tres partes. La primer¡ c(¡t\t¡ de los


tres primeros libros y se caracterizu por cinco e¡emenios c¡istin(¡vo\r ¡ rlher:
1. Hay uoa hisloria conduclora. si no principal, que füncion¡ agfurtin¡ndo en lorno
¡ sÍ las dcmiÍs: es la de Sireno-Diana-Silvano.
2. Cacla Iibro inlrodr¡ce succsivamente una nove¡ita nuev¡. El pr¡mr'ro la de
Selvagia, el segr¡¡do ¡a de Felismena y el tercero la de Uelisr.
J. Todas las histolias son de pastoras igualmente desgraci¡dlls ¡ ci[tsu del amor.
4. L¿ collstrucció¡ de las lres es para¡elístic¡, ya que se inlrollt¡cen de lir nrism¡
l¡anera: encuentro con el grllpo y narración aulobiogr¿íficll dc su histori¡ a
cargo de la p¿slora respectiva.
5. l,a p¡(e. en bloqtre. es lineal y se va fraguando por lu slrntir \ucc\iva de los
person4jcs que van apareciendo. Al fina¡, todos junlo\ \'iro ir lir suntuos:t
nlansión de la diosa Diana que regenta ¡a sabia Felici¿r.

l-a seglrndn parte estri compuesta por el lib|o IV y se constiluye en el c.n1ro a\ial
de la novel¡ toda, Ya no hay hislorias nuevas, ni aparcce autohiogr'aiiir lrluuna. sino que
to(lo se naua en tercera persona, Tampoco hay acción, y es un citpfülo lh\()lutament€
descriptivo, centrado e¡r el fabuloso palacio, en sus depcndencias s ntu()\ir\ \ f:rntásti-
cos habitantes. En él se da solución a todos los conflictos amo¡-ocos
La telcera parte está formada por los tres últimos libros y tiene. pilr¡ J('Isliruir\c
como tal, los siguientes eleme¡tos diferenciadores:

L No hay ya una historia en cada libro, sino que la corrposicirin cr ;¡i1¡¡¡ ¡ ¡¡,,.¡
de avcnluras p¿lra¡el¡s, por lo que se co¡rcenh-an va¡-ias en crrclu unr¡.
2. Todlrs las acciones se ni¡rr¡n en tercera persona, porcllrc la\ histi\ritrs r¡ev:lr
que apa,ecen (Filernón-Amarílida y Duarda'Armia-Danteo) \c .uL'ntan me-
diante ún di¿ílogo en el que participan tres personas §uirn(lo nrü¡r,rs
3. Todos los confl¡ctos plante¿idos en la pdmera partc encuc,rtri,n.ohr(i(in, \ ¿!l
finrl se reúnen (-¡ el pal¡cio de Fclicia, igu¡¡ que ul nrincipio. sirrn(,. sel\ragia.
Silvaro, Felismen¿i y Belisa, eslas dos aconp!ñ¡d¡s de \u\ pirstdre\ F'ólix j
Arsileo.
4. Apalcce Diana, el personaje que d¿r título al libro y que, ju¡t(, con Duarcla y
Danteo, permanece afligida, eñ compás de espera polque ln rcgurrdr prrte
prometida por Montemayor nunca llegó a ser efecluada.
5. L¿r dirección dc las aventuras sigue un viaje de ida y vue¡r¡ ril p¡lrcio. nri!'nlrr\
que en la p ñera parte era sólo de ida. i

De modo que podriamos hacer un esquema global de la eslructlr¡ tle t.u t)i¿¡tu da l
lc siguiente mlnera:

1 Prehistoria: «a!gumento deste libro"


t.a LiL l.¡
ll Historíu: I-tl-ltl IV V.VI.VII

Asl pues, la narración se divide fundamentalmente en lÍes partes. d(}\ (le [Ls cu¡les,
a slr vez, constan de tres libros cada una, con lo que saita al primer plano_la imporlancia
del número tres en esta estruclura, máxime cuando vemos que lambién son tres Ias
historias introducidns Salvagia, Belisa.-, trcs las ninfas y lr es l(.,5 salv¡jes.
-Felismena,

ir
i
l
rii
,llll
fri I¡ISTOFIA DE tA L fERATI]FA ]

Aunque cste nún)ero cstaba dotado de carácter simbólico en la Edad Media, diúge aquÍ
Ia tlisposieir'rn dc los elementos por otra razón, cual es que las n¡r¡aciones tblklór'ic¡rs
suelcn e5t ¡'eslrucrür'adas en lres partes, y la composición de ¿.¡ Di.¡rú eslá toi¡¡menle
mcdi¡lizallo por cl folklore, ya que su primera pane sigtre pe¡fectamente el esquema del
virrjc haciir un l¡rgir' conc¡cto, guiado por el afán de me.iorar de silt¡ación, cn cl
l[rnscursr) dsl .r¡¡l su van ¡rgreg¿rndo rr¡cvos viajeros (lue ctlcntan sus historias, estc
modclo c{)nstnrclivo. qrre ya se halll en el Pélérinage Renarl del sjglo xlt o ea El n¡ago
¡lr'()¿ dc rrtlcsrros (li;r\, cs l¡picamcnte lblklórico y eslá reseriado ci el Motil:l der ¿c
Slilh 'l honlp\or bien señala Avalle-Arce--. De modo que podemos explicarnos
-eomo ¡as tres partes en que se engarzan ¿¿,s síele libtos de h Diana,
por los cucntos lirklóricos
Sin emh¡rgo. quedti algo por explicar, y es que esle esquema se rompe a paltir del
libro tv, que, conro ya sabemos, en nuest¡a obra se constiluye en el e.je de lo que le
antccede ! le \igue, de lal mancra que el conjunto de la estructur-a es siírétrico.
conforme rl e\(luemr que realiz¿íbamos más ardba, con el lillro IV como centro
fü cionü1. \ignilicr¡ivo v lanlbién matem¿itico de Ia composición- La causa de esto es
ob!ia: l¡ \inretr:r. el eq ilibr'io. la mesura, la armonÍa, son los coDceptos bisicos de la
cullura rc¡rccnlisl¿1. [-uego no es extraño cncontrarno5 con una estructul.L simétrica en
un oblr li{n rcn|e\enrirtiv¡ de este momento histórico como la que nos ocupa.
Así prre'. cl conjünto de la estructura se explica po| la confluencia de dos
trtdicionc' rlilrrcn¡er: los rclatos del lolklore y la filosofía ¡enaccntist¡-
Otrrr eucrti,,n L'\llr¡ctur'irl es ln que pl ntea el cambio constluclivo qrc sl¡pone lu
ler.cra nirrtc. r,rr sLrs ucciones p¡ralelas y sUS n cvos Conflictos quc acah¡rn Sin
solución. Iisl. rllli,r() irspccto tiene fácil explicación, pucsto que la novel¡ queda
incr¡nchrsa. i\fii,i intere\ant€ es, sin cmbargo, el hecho de qlle las ¿cciones s€¡n prralelas
_! (lc que ¡:.rli\nr!'na se ct¡nvicrta, aho¡-a sÍ, en protagonista de Ia acción princip:tl. pues
que sulgcr'r suhr¡r'rlini¡t}rs a elllr las de An¡¿trílid¡ y Duarda. En mi opinión, con la nueva
f(irnrula cons¡ rctivir Monrcnrltyor intent¿t evoluc¡onar su concepción de l¡ novela. Lfl
p:imera pirrre tlc su obra es line l, paralelística, y se fr¡gl,¿r por la simple idición de
historias oriBini,le\ .n Lrn débi1 hilo conductor ol¡ecido por el folklore: no cs, pUcs, nada
complejir y \Í plcnamcnte Ienncentista. L¡ tercera partc, en crmbio, hace que Felismen¡
juzgue un pr oblarn¡ quc no es et suyo, inlelvenga en su solución y sc inmiscl,),a c¡ otro,
con ¡o quc ¡unrcn¡¿r lll complejidad *si bien, tcnuemento-, ya que estas novclitas se
suholdinir¡t ir \Ú ircción. Aunque muy tímidumeDtc, estamos preludiando la complcjidad
conslruclivn dc liL novl.la batroca,
M¡ry intercs:rorc cs el hccho de que no todas las novc¡itas que forman p¡rte de
nucstra ohrir son pristoriles, pues la histori¡ de Felismen¿ es de claro ambiente
corlesano. po1clUe la ucción trunscurre cn ciudades y los personajes son clamas y
caballetos que \c sirven de Ins criadas ¡l principio, cn Soldina- o .le los pajcs
corno intermedilllios. Hay torneos, bailes, -llosina
r-ondas nocturnas, ostentación de irstuosos
veslidos en d¡nrirs ! cab¿¡leros o ¡ibreas magníficas en los pajes y sirvienles, etc. La
coslumbre inicilda rrqui de incluir un relato cottesano dent¡o de una narración gene|al
pastoril no c:r,(i en s¿rco roto, al continuarla Gil Polo y Cervantcs.
De ol¡i) Ll!lo c\ irnpor¡irnte des¡acar cl estalisolo quc presi(lc I¿ls avcntütirs de eslos
pnstores. cn I¡\ que apenas hay acción y movimiento. Como ha señalado Moreno Báez,
nlestros p¿l\torcs se sienl¿lr cada vez que dialogan, canlan o narran una histo¡ia;
sicnrpre esliin \cntados. Lo que unido al uso ireclrcnte de gerundios e imperfe€los
prrrcluce una inrpre:ión de quietud y sosiego, probableme¡te husc¡d¡ por N{ontemayor,
porqúe rl e\t¡ri\mo e,r un rasgo que se suele atrihuir itl Rellacimienlo, frente al
dinamisnro que ciu¡cle¡iza las creuciones del IJ¡rroco.

Vi!¡ó ¿el n¡||¿ü. Uno de los ca¡actcles que m¿Ís h.r llanrado siemprc l¡ atención
de los crí1icos hir .ido lü desproporción existentc entre lo fópico v esquemát¡co de todas

75
HIS1OFIA TTE LA L IEAAfURA f

lus descrjpciones paisaiístic0s y la profundidacl psicológica dentosttaLi¡ cn el Ltnrilisis dc


los sentimienlos ¡morosos. Esto es debiclo, lógicamcnte. ¡l
deseo tlel aUtor, esld )
íntimamcnte relacionado con el estatirño que preside el <lcsarlollo rle lrr nru rrrcirr¡. t¡ucr
su lentitud lermile y f¡vorcce ¡a pe¡elrac¡ón en l¿ intimidad de ios p¡\l(rc\. ¡\bunli¡n,
en Ld Diona,las contrildicciones amorosas y las situaciones par'atl(Liicrr.. por ntcdio dc
las cuales lúontemayor pl-etendc ahoodar en el anrilisis de los efectos que ,rcasiorra cl
ciego lirano. Uno de los episodios mís complicados y dcsf¿rcnblcs er c] quc narra cl
encuentro de Selvagia e Isoenia en el templo de Minerva, cuy¡\ rrirlcionu\ Jnle l¡\
miradas primc¡-o, y ante los ¡ecuestos después. originan Llna ¡trácci(-)Ir errli! r,¡rl)i¡s qt¡c
rozi¡ claramente cl honlosexl¡alismo, pa¡-a hac€r más tarde que Selvirsiir cnantrl e tlc
quien Isften¡n simulx que es: e¡ paslor Al¡nio. Sub¡aya Moreno qri. -lir'cnr.m:r flnurir
psicológica hallamos en cl lel¡to dc Felisn¡ena. quien ¡l contirrno\ .(,nro rcclrazLi l¡r
primc,-a c¡rta dc don Fé¡ix. nos dice que luego se vio constreñicllt. (ll' un l¡d() po! cl
deseo dc que su criad¡ sc la volviera otra vez a dxr, del otro po, LL reLgúrrrzrr quc li:
impide pedírsela,. También se pate¡tiz¡ en l¡ noveliti¡ de Felisr¡¿ni, uI rntc¡eiii¡r'rlc
dilenra, ¡rues irl hacersc pasar por'el paje Valerio y haccr quc Cclir! prirrrle rle ellir
'r
lo qL¡e se vtlelve a exponer el homosexuaiismo que sl¡hr¡!'c . irlr:rr.r. ltcrio
-con
nes-, dulla enlre descubirle su verd¿ldera pcrso¡alidad. pues co cll,r h¡rLir quc Celill
volviera de nuevo a don Féli\, o fi¡gir que la ama para qr¡e ¡i(gltc \r¡. l.,r{)ter.rl
caballero, quc enlonces clla poclrí¿1 recupc¡-ar de nuevo.
Bn rcali(ird, toda Ia novela tiene como objeto fundrmentill tle ¡rr,ltir¡r¡ ir,\ !fecto!
conlr c¡ictorios que produce el anio¡. PcIo lo miÍs inle.esxnlc no ü\ c\lo. sino lir
concepción misma del amor'y los problenlas que pl¿nle¡. Como vil rlúll1.\riu¡ [.ópcl
Estr'¡lda. nos cncont¡aDlos ante una visión neoplatónica cn l¡nl(i\ i¡spcc-
tos con el «¡rnor co¡lés»- qr¡e en ocasiones -coi¡lci(ierrlc
pal¡fr¡sea frxgrnc¡lr)\ cftaros (le los
Diálogo: de A¡1or rle l eón Hel'reo. Se trala de un ¿rmor pu¡'r). h,¡rc'¡rr iirtL¡os,.'.
encami¡ado al mutdmonio. q!¡e como cl anror corlesrno llevrr rpir rjir(lr)\ (lolor i
congoj¡.j¡rnlo ai gozo, por lo cuxl ¡os pastores no anhelan la posc\i(;¡¡ ,lc 1,, ,,mrrLl¡. Lr¡.
mujeres son igtralmentc c?rpaces de sentir cstc ¡mor cn k)d¡ su inlrf\rtliL(i. \ r.irr(en r¡n
papel ilctivo y no sólo p:rsivo cslo se ap¡r'ta cl¡,amenle il( lr erincepaion
-en el a¡ror n¡ce de l¡ nrzlin couno:Lirir¡. prr,r
t¡'ovadolesca medieval*. Según Felicia.
inmediatamente después se independiza y es él quien domin¡ l¡ \ (rLrnr. ) el entendi-
miento del hombre, y no a la invers¿r. No sirven quejas ni llantos. .(;lt) el tiempo y ¡
for tuna pt eden ¿icabarlo; es decir, puede exislif olvido a cáusa (le l¿r xrr.errei¡
don Félix--, o cambios debidos o Ia fortunr Alanio-- pc, o li cr rr de -¡),an:r.
e\o. una
-lsmenia,
vez adüeña.1o {le I¿r voh¡nlad human¡r. es in¿rmovib¡e de ella. Es ull \cnrinrierilo ncble.
por lo que es mejor p¡decer penas infi¡it¡s sin esper¡rnz¿r rriglrrrir (le glllirr¡un. cun)Lr
Silvano. c¡ue no sentir amor ni ser anrado. conlo Sireno ¿ll final. porqtrc c'io rs plopio rle
una condición i¡rferior. Lo más intercsanle de osta concepciínr anroro\r e\ qr¡e. ¡ pes¡r
del pacleciDicnto que llev¡ inrplícita. el hombre no intenla aplulrrtsc rlc ell.r. Arí, clice
Silvano. el nr¿ís cApacitado para hablar de esta paradójic¡ situlcirin: "\' lo quc m.rs Dre
maravilla es que, siendo este amor tan i¡tolerul)le y extrenrado en cruel(lird. no e\pere cl
espiit apurtarse de él ni lo procure, D'rxt ¡llrtes lenE.r p0r cr'corir,' ,¡rricn sc Ir
aconscjtl.»
El anor, así cotlccbido, es e¡ motor-plincipal que impttlsa rr k's ¡rrslorur rle l,,r
Dürno, que, pese a sus diversils problemílicas i¡riividtrllcs, c,)inci(lcñ 1o(los er) urr
hecho: un¡ vez que el amor ha nacklo, nnda puede hacerlo desapareccr o crrnrt iur-. por'
I

lo que -scBún cl neopllrlonismo- e¡ in(lividuo conlintlirrii crt cs( (\tir(1,) hrrsltt str
mL¡crte. Corno son amores siD cspcrafiza, cl linal exigickr por Lr c(,¡rcr(,r.irr (llj e\¡ir
visión es l¿r muefte dc esos paslotcs ena,llotacios. q(re no tiencn volunlir(l p¡ril uscapil¡'
dc Ia tramp¡ que el amor lcs ha tenrlitio. Resulla así que Monlenl¡yor se encuenlra en
ul callejón s¡n salida bien ha explicado Avalle-Arce-, Porqtre si \e m¿Iiiicrrc
-como
76
HISTORIA OE LA LIfEf]ATUñA I

consecuentc con el psicologismo neoplatónico, debe hjal a sus pe!sonajes parfl sienrpre
con Ia orisn¡¡ ¡ciilüd vita¡, ¡o que conllevaría un acalto¡amiento excesivo de los
nrisrlos, u¡a lipjllcirci{in, y, además, la muerte como única. salida posible, ya que no
solución. iPiIir srli¡ dcl brete que impl¡ca la intención de aun¡r el psicologismo
tieoplatónico con el dinamismo novelíslico, a Montemayor no ¡e queda miís que un
¡ec rso: apel¡r a lo sobrenatural. Se imponc asÍ la necesidad dc la presencia de la sabi¡
liclicia y su agu enc¡ntada que hace olvidar a los pastores sus viejas püsiones y les
clcspicrlu otras nrr€virs, palabras de Avalls-. De modo que Montemayor optó por
-g¡
una salida de compronriso ent¡-e la coherencia conceptual y Ia neccsidad dinri¡rica de la
novel¡r. Sin embrrgo, creo que hay otro factor de impoltancia capital que llevó a ruestro
autor a ¡nlroducir un .deus ex machi[ír" como única solución; y es que, de no h¿rberlo
hecho así y haber puesto en juego sol¿rmente las existenci¡s vilales y los nróviles
n¡turales. sin inlcrvención de lo sobren¿rtLlEl quería Ce¡-vantes, que en el
cscrul¡nio del Qruir¿ opinó que debÍa sup mirse -como todo lo referente a la sabia Felici¡ y su
aguit encantada-. el dolor de Sircno, Silva[o, Felismena y Belisa hab¡ía acabado
con sú muerle. Y csto r¡o se lo permití¡ el optimismo y lá plenitud vital de¡ Ren¡ci-
mienlo. que favorccí¡ r¡nir conclusión te¡iz, aunque fuera neccs¡¡'io introducir rrraigi(os
hechizos.
No hriy dud¡ de que el episodio de Felicia y su agua encanlada es uo ¡:lsire. desde
ll pcrspecliva de Ia novela moderna, pero no desde el punto de vista del Renaciñiento
¡nismo. Sobre todo cs coherente si pensoulos que este episorlio l ntástico es cl c.ie de Ll
nifrirción que coorliir]ir Iis diversas novelitas qt¡e aparccen;es l¡ clave de Ia ¡lovelir, l)e
r)rodo que se ¿Lunir¡r ¡Dlporlancia estructural y semántica, pucs en mbos casos todos los
hcchos se explicu por é1, cenl¡-o además de un esquenr¿l pe¡fect¡mente sinrétrico
Io ol\idenros. porq!e cllo demuestra una nítida conciencia de lo que se estií hrciendo--. -r1o
Y u\ que cn esre n¡r¡ndo del resuigi!-mitol(igico clásico, los mitos se hirccn vida y cl
prrlacio rlc Diana, lir pr()tectora de los pasloles! es el único qilc pucde dar teliz y, nrrigicr
s¡lrrcirin a los conilict()s planteados. EI simbolismc de Ia ntnsión es cla,-o, y¡ (les(le su
rrrisrna dcscripciirnr ft)r'nras arquitectónicas [cnaccnfistas de pulecto cl¿rsicismo, suntuo-
si\l¡d eo sus ol¡gnÍfiro\ materiales. todo oro, plata. márnrol,jaspe. piedras precrosas...
Si hirceño\ rbstl1rcci(in de su factura plenamcntc renacenlislir y lo dej¡mos reducido a
\!¡ cscncia. po(lcnro\ r'er que se tralo obviamente de un p¿rl¡cio siftl¡(iiico. como
dc¡rrreslra¡: los vcrros g¡abados en su entr¡da, que le convierten eñ rctirgio m¡l¡8roso
nitra lodo\ los c sros ¡rn:rdores, pues quc Dinna es dios¡ de l¿r ctlslidad. E,r eitc mlrndo
virginal qre reprol[rue cl mito de Ia Ed¿rd de Oro, Ios dioses olÍmpicos ruelven a
dclenlier ! \us prefcrirlo5, por lo quc Diana protege a los cirstos; y lo so los cinco
¡irst(n c\ que ing|eslrn en su templo. No djsuena, en el ambicnlc creado, iir inlcrvcnción
sobrenlLlr¡ral. pucs !ir ¡nles habíe ap¡recido el predeci¡ Ve¡rus a la madre de FelisnreDu
quc rur hijos \críirn desgraciados en amor, y Palas que ser'íau dicstros en arnras. Creo
cpc. si rrccplrroros lil convención, debernos haeerlo con lodas sus conrecucnsiil: es
nittur'ill qu.- cn el m;rlco mitológico de nuestlr obra los dioses grecolarlinos re¡pir¡'ezc¿tn e
inielvcngan l¿!\'or ¡blemente en los conflictos planteadolj, irunque no gustara a CeIv¿lotcs
ni ¿r nosoIlo5.
De otro l¡{.1o. Irelicia pertenece a la Iradición de la Urg¿r¡d¿r del A/rrr&llr y su agua
!incanladr licne concrio¡cs con Ios abundantes elixilcs 0r¿igicos de ¡os Iihros de
c¡b:rllcrírs Lir ir|rrpcirin de un palacio y su pormenorizada descripción de medio cle u¡
parco p:rsloril ricnc rrr ciaro precedente en la urna de la Egloga II de Gdrcilaso.
LLr fldelidu,l i¡ 5u1 propi¿s convencioDes es quiz¿i la caraclerística más acus¡d¡ de
cstr cohcr!'nlc no!cliL 'l_odos los elemenlos se explican pert'eclamente desde dentro de
elln mismx. inelLr.o ll irlupción en escenA de unos extraños salvajes, que pretenden
r¡plar a las ninfiLs ! son muertos por Felismena, tiene su expliciición. Veamos anies su
curiosa y irl[t]cnle (l!_sctipción: "Salielon de entre unas rcliln)irs altas. a mano clc¡'echa
rlC,FIA OE rA ITIEB,ATUnA I

del bosque, tres salvajes de extraña grandeza y fealdad. Vení¡n ar mirdo\ (le ci¡\rlctes y
celndas de cuero de tigre. E[an de tan fea catadum que poní¡n espuntoi lo\ co\cletes
1raían por brazales unas bocas de serpientes, por donde sacaban Io\ hlrzos que SrLleso§
y vellosos prrecían, y las celadas venían a hacer encinla de la frente u¡r,. c\p¡ntirbles
cabezas de leoncs; lo demás traían desnudo, cubierto de espeso y lirrgo vello. unos
bastones hertdos de muy agudas pú¿rs de acero. Al cuello t:-ai¡n sus ¡rco\ ! Ucch s: los
esclrdos cmn de unas conchas de pescado muy fuerte.» La descripción ticre claros
precedentes en la iconografín medieval y en el folklore, y¿r desde Ch¡éli!.r1 de froyes,
h¡sla el Palnterín de Inghtterra,lit Cárcel de Amor o El lnfanúklo¡. I radicionalr¡rente cl
s¡lvaje es símbolo de bn¡talidad y fealdad tanto en lo físico comr) e| lo serLrall se Ie
utiliza para encarnar el amor puramente catn¿I.
Por otra parle, en La Di«na significan también la vioiencia. Ia \lrnsrr. ) lr rnlerle.
hcchos todos conden¡bles en el ¿imbito pastoril. según la indi\culihlr irrrl¡rri(l¡d de
Fernando de Herrera: "La maleria desfa poesí¡ es las cosas y ohrlr. d. Lr. p:rslore\,
mayo¡-nlelrte sus amorcs, pero simplcs y sin daño, no funeslos con [rl.ilr ¡L'eelos. no
manchádo\con¡dulterios;competenc¡asderivalesperosinmuerrclsirnl]ra.ll{decir.
quc aparentemenle Montemayor ha tfansgredido una norma li¡ndanrcnlirl Lh l.r Iir\lor¿1.
pero solo aparenten,ente, y¿r que Ia brusc¡ aparición de Ios tres srlrrrie: es uno de los
milyores acie.los de ¡:¡ obr¡, pues, como scñala \¡/a!'dropper, inlrorhrc..n lr h¡ul¡lid¡d )
la más horrible fealdad, cosn neccsaria como contL¿nunto il la ri¡nnrnírt ] hclloza de
lodos Ios pasto¡es y pastoras de¡ relato. Así queda rea¡zádat esl¡. Irrr() fi\irir uonro
espiritualme¡te. Los salvajes quieblan el idilio pastoril y por e'lo su ¡Irrrle L'1 justa.
Pero adeDlds. también atentan contra la conccpción FliLlónicir qüc pre\i(le lodas las
acciones, puesto quc pretenden violar a las ninfas, de modo que ¿rl¡c:¡rr ¡r la ¡tntoniu
universrl del amor plalónico, casto y puro en su esencia, incluso diviniziL.lo. Ari pues,
por atenlar cont¡a ia casuística platónica que detiende apasion¡danrente lir ohrir. Lieben
ser castigados con la muerle. Su función es, pues, presentar un c¡so tlc-,rt¡or on,»tnul,
que sirva (le contrastc co¡ cl amor rorr¡al quc sienten todos los denrds pe|sonrier de lzr
creación de Monteñayor-

Mitologn e Historie. I-a extraña mezcla dc elen¡cntos mitokiSicos ! rlc lir.e¡lidad


española es uÍa de las cua¡idades que más se han deslacado en nuestra Io\,rLr. )'ir desde
Menéndez- Pelayo. Y es que junto a dioses y ni¡f¡rs dl] l¿r antigiied¡d greco-lirtina,
aparecen elenrentos de Ia España rcnacertista, si bien tran§mulados p¿rslori¡úe¡te: lIl
acción discurre por las tierr¡s ¡eonesas de ias orillas del Esla, o en zonrs de An(lilluci¡
seglin l¿ ocultación cr¡ltista-, conc¡'etamente en Scv¡¡lr (sol(l¡niir en la
-Vanrlali¡
obra),oenCoimbraysusalrededores.Dianaesunperson4iereálquevi!i1:llon.1rriejir.
Felipe III y doñ.¡ Margarita en su residencia de valencii de Don .htan. en los ¡rinteros
años del siglo xvtl. S¡'eno debe representar a Lln caballero que acofipilñ(i ¡ Felipe lI ll
Inglaterra con molivo de sus desposorios con María Tudor, y un largo elcélera.
La funcitin de est¡ curiosa mezcla, aparte de ser muy ren¡tcentistl por lo qL¡c
supone de resulgir- mitológico y de exaltación nacionitlista .asg()5 defiDidorc\
-ambos
dcl Ren¡cimie¡to-, ¡eside en el deseo de presligiar a Españll conlo m¿rrco Perfeur,, pitrir
el desxrro¡lo dc l1 bucólica pastor¡I. s¡rvc llrmbiéD pxr¡ cotrf¡r¡r v,rrictllrd l'
o|iginllidad a lirs succsiv¡ls etapas de l¡
^demds,
n¡rración y cvit?Ir ilsi llr posihle monoloní1.

Creuc¡ó¡t ! ptiblico ett La D¡ana. Todavía nos lcsta uÍ,it in¿cl'estlnle cueslión por
phntear; me refiero al anllisiri de las causas del rotundo éxito de rlLestril obra.
Tmdiciorlrl¡rer¡te estas se han cifrado en ¡.r oriSinalidad de dos fen¡as: amor pl¡kinico y
mito pastori¡. Pero (sigu¡errdo a Maxime Chevalier) resulta que las nt¡metosas etliciones
de'Jc¡nte- que registra la obra en cincuestÍr años no se pueden explicur sólo
-pasan
por el gusto del público hxcia esos temas, ya que est¿í fL¡era de tod¡ düda que las obr?s

78
I'IISION A DE LA LIfEFATIJBA I xx , '13

que más gLrst¡ban eran los libros de caballerías, totalmente cliferentes, Los cortesanos,
en general. palirdeaban las hazañas de Ios caballeros por conseguir el amor de una danra,
pero cl mito plstoril y cl platonismo únicamente agradaban a un sector culto y refinado
ü1lry pcqueño. De nloclo que podcmos aceptar su influencia en el éxito deLa Diufia,
pero no qirc esle se dcba sólo ir esos dos temas,
N4ris intclcs]nte es buscar otras explicaciones, como el hecho de que los conlcnlpo-
rilneos interpret¿1ban nuestra novela como una obra de cldr¿ es, según el esludio
recicntc de Jern Sub¡'ats-, ya que los libros IV y V de la novela -quese¡-ían una rccl'circióir
de l¡s fiesils q!¡e i!1arí¡ de Hungría ofreció al príncipe Felipe cn Bins, en 1549. Felicia,
se::ún cs¡o. \eriil la p¡opia lvlarí¡ de Hungría; sL¡s ninfas, !¿s tlamas de Ia nobleza
cspañola que pill ticipu¡'r'¡n nrasivamente en esas ce,eb¡aciones, y el palacio, e¡ caslillo de
Bir)s. Si eslo lirera ¡sí, podría cxplical'se perfectamente la irruIción de los sa¡v¿rjes conro
una especie de mascirrada o baile de disfr¡ces celebr¡do en csas fiest¡s. Todo esto
podrÍ¡ h¡bcr r enr¡do el interés del público.
Si a ello !rnimos qre Moniemayor uliliza abundantementc la magia y los hechizos
el ¿i!!ua encrnlada de la sabia lielicia, las profecí¿rs de Palas y Venus o el
-¡rcdianle
enciLnlamielrto del orago Alfeo-, cslaremos captando uilo de Ios principxles nlot¡vos de
su éxito. puc\ro que ll apar ición de magos y hechiccros es uno de los ingredicntes que
nliis contribuycron xl éxi¡o de las novelas de caballerías. de l¿rs que lo toma evidente-
rnente Monrenrn),or'-recuérdense los ungüentos de Urgando o el Bílsrmo de l.-iera-
hrá:-, que ¡dcfil¡í\ pre\enta el comb¡te entre don Féli¡i y trcs caballeros conro un
alicicnre mii\ que pr'oviene dc esa lileraluflr.
I)or o1(r llrdo. hny que lencr presente que no todo es pasioril. ya que la hislori¿r de
Felismen¡ es cor les¿nir. con el misnro amb¡cnte que luego aprtecerá en taotas ob¡'as de
l-ope de Vcgir ! en [r llamada Novele Cofiesana, por lo quc se constituye en o1¡o
e,enrcnlo imp(,r1unle u I¡ horr dc explicar su aceptac¡ón entrc el público.
/.a Il¡¿r¡¡r, arl,:nriis e\ un¡ nrczcla de prosa y verso con ¡br¡ndantes compo¡iciunes
polinrét¡ici1\. q(re no r'rjld cr¡nfieren lirismo a la narración, sinr) que pueden scrvir de
¡enrirnso rnte lir nlouol(,ní¡ de l¡ prosa, con lo que el vc¡so sc const¡tuyc cn un itlicien-
l,l nriís,
Dc modo r¡uc'rs el cnt¡elazado de una serie de factores *p¡strJriles, pl¡tónicos,
cluves relle\. rli:lr¡rccs o masclrradas, elementos caballerescos, m¿ígicos y r¡itohigicos,
no\ clit¿L\ dc illrlricnrr cort!-sano e intercalación de !c|sos- lo que expl¡cir el aplrstante
éxilo que I¡ n()\ clr de ¡!,lonte¡rayor tuvo enh-e el pí¡blico, y no sólo el bucolismo ni el
neoplaloni\¡r(r. Lnu prueba indirecta de ello nos lo oñece cl hecho dc que L¡n edilor
rvisprrclo intcrurrl:rrrr por,teriormcnte El Ab?nceüd(, como un seguro ing.cllientc de
irreptación tlchit[, ¡ su condici(in caballcresca.

ContiDüaci{{(,s rle .l,u Diana"


El hech,r,lc quc Ilonte¡nryor dejara su obra i¡rconclusa nlotivó la pronla rfüricióD
dc varios cr,nti¡uadL¡rer de Ia nrisma. El primero fue Alonso Pérez, quc publicó su
segunria /)ir¡l?rr cn Vulencil (1561), introducie¡do grandes Dovcdades en la conccpción
ilel am.tr. il lir quc tlespojó de su ideulismo platónico, convirtiéndola casi cu un
senlirnienlo releirloso. 'l-irmbién dio más inpor-tancia a la ¡nitología clisica y il los
nlotivos grc(()liLlinos. qrizí con el sólo deseo de mostr¡r su cr¡ltura humanísiica,
supcrior' a lll dr llfonlcnrIlyor.
Si e:t¡ L'h¡;r h¡.i(lo siemprc objeto de duras críticas, ¿¿¡ Diana cntntor«la de
Crsiliü Cil l'ol(). pulrlie¡lla cn el mismo lugar un año después, en cambio, h¡ recibido
sienrpre ju\l()\ ! elogi(¡sos juicios. No hay duda dc que estii sigue nr¿ís de cerci¡ el
modclo de I,fonrcorir) rn' , consiituye una auténtica continuac¡ón, que tral¡ de solucionar
cl problema d. lir pir.l(,rir l)¡anü que el portugués había dejado en cl aire, Su argúmento
,, DE LA LIIERAÍUFA

es el siguiente: Diana sc queja de su situación de malma¡ iditda, cuitnd() ufrrecen Alcida


y Marcelio, que narra su desventurado amoa por Alcida. Deciden ir al palircio ,Je la sabia
Felicia y cn el camino enóue¡rtra¡ a Ismenia. que rrarra su desgraci¡do ¡mor con
Montano y ie une a los ohos, Después aparece[ Polidoro y Clenardr. hcrnrlrnos de
Alcida, quc cuentan st¡ historia y se unen a la comitiva. Finalmente. ]t sabia Felicia
soluciona felizmente todos los conflictos y la obra concluye con las h(x[is generales y
sus con§iguientes fi estrs.
Jerónimo de Tejeda publicó en París en 1627 Ia que él llam¿l terccra plrte de ¿a
l)iar¡¿¡, pues co¡iidera a la de Alonso Pérez la segunda y no cila, en cirmbkr. la dc Cil
Polo, cuando ia plagia de una manera escardalosa, copian(lo incluso liler¡lmente
párrafos enteros. Su valor es nulo.

Evohrciór¡ y clasificacióD de La Novela Pástolil


SigLlie do el exoelente estudio de Aval¡e-Arce, podemos dislingrir. en primer lusar,
cuatro nar[¡¡ciones pastomles en las que el elemento aütobiogláfico. p¡c\eute en todo ei
género, sc acentúa hasta cl punto de que lo pastori¡ pasa a un scgun(lo término.
cediendo p¡so al autobiografismo, que disfraza así bucólicamente ¡¡s v iv enc i¡\ irlimas y
peGona¡cs de cada autor, exactamente igual que los romances pastoril.s. [-ir mejor (le
estas narraciones es La Aftodio de l.ope de Vega, cuya importancia rlrreccl,r unirj
p¿Íginas que obviamos por esto'ya analizada en el temir cofl'espondienle ¡ Lope ¡.le
Vega, que debe co¡rsultar cl alumno. Las otras tres son El pu¡-tor la fihrr (lua(l.id,
1582) de Luis G¿ilvez de Montalvo, El pastar de Ióe,¡¿l fScvilla. l59l).le Iicr¡ardo.lc
Y ega y El pfttlo ¿e Valenciu (Valcncia, 1600) de Gaspar Mercader.
OtLas nrrraciones so¡ de dificil encasillírmiento el Ia pllslodl. pin lo qLIe sL{s
autores ptredcn ser llamados lor rírror. Enhe eihs se inclüycn ias sigüicnle\: J,(rr r/i(:
líbros de k¡ Fott na de Arror (Bar-celona, I573) de Antoñio de L,o'it ¡stt. De\?nleila ¿.
c?lor (Madrid. I586i de B¿:tolo(né [-ópez de Enciso, Prim?tu pat¡? le !n.¡ rinlit¡ t
pustor$ de llena¡es (Alc'¿lá, IJS?) de Bernardo Oonzález dc Bobadilla I l.,r cir;c..
libros i,ü¡tulados la enanorada Elir¿r, (Valladolid, 1594) de Jcró¡i¡io de C(rv¿rrrubir!
H€rrera. El denor¡¡nildor conlún de estos cual'o ¡elatos es su tolol care¡ici¡ de inrerés y
de valores ¡rtísticos, adcmás de la nrezcla dispa¡at¡da de epi\oLlios p storiles y
cortc§a0os según gusto§.
Un últir¡lo apartado está compuesto por aquellos alltores que, separ iínrlose crda vcz
n¡ás dcl nlodelo irricial de Montcnr¡yor, registran. r¡n inflqio craci('nlc (llr lir paslor,rl
iluli¿rn:r, espcci¡lorenle dc San¡azaro, por lo qlre puc(lcn scr clc¡onri¡rrrhrs il¿¡lürni-_¡r¡r¡¿'.r
f_igurru ¡rqul Ias siguientes r¡ovclas: Ir¿rg¿rl¡r.¡s de Amor lu¿tlticl. 1607) dc Jurn /\¡ze
Solórzeno. q¡¡e no tiene otro interés que incluir al final de la narración unas " {legorias,
en l¿ls quc se explica el ¡rgumenlo desde una perspect¡va moralizantc, cn lo que rcsiilr¡
un claro inflrúo de ¿n Pícaru lustina. El Siglo de Oro en kts selvls rle Eri.fila \Madrid,
1608), cle Bern¿¡rdo de llalbuena, cuya ca¡acterística esencial es que no hay pxra-ie que
o cstó tomado de S¡nnaz¡ro o de la bucólica clásica, Virgilio e\pc§i3¡nrente- .¿,¿
(onstafite Ana|¡lis (V¡lencia, 1609) de Cristobal Suárez de Figuetoa y 1-or ¡aslor¿s r/cl
¿"lir (Nápoles, 1633), última novcla del género, cierran este ap¡rlxde.
Sólo os restaría habl¡f de unr de las mejores cre¡ciones del gén {o. l,/t (;!lat(d óe
Cervanles, pcr'o ya está estudiada en el tema correspondicnte 11 (licho autor . vél§e xfli.

LA NOVET,A MORISCA
Componenles y concepc¡ón del género
Podemos encuad¡ar b4io el rótulo genérico de novela mor isca las siguicnrc,
narraciones: ¡r¡.ero,id del Abencerraje y de.laifa \l.a ed. en el /nr¿/¿klrid de Villeg,,;.

80
1.]ISIORIA DE LA LITEFATURA I xxt 15

¡probado en 155¡), ¡¡s Oa?,?.rr civiles de Grafid.la, de 6inés Pé¡ez de Hita p¡rte
co Zrragoza. 1595, l.a parte en Cuenca, 1619- y la H¡stotia .!e Oznin -l.rt y Daraja,
inlcrcal¡dir cn el Oni.t¡¡in fu Alfarache de Mateo Alenl¿ín, l.t¡p¿rte, libro I, capítulo
Vlll. Ivlaclr itl, 1599.
I-uis Mor¿rles Olivcr incluye en el género otras muchas ¡ovelitas y cuenlos
intercalaclos en difercnlcs n¡rraciones, como la f1¿r¡orid de Tinbio j de Nis¡(la de Lct
ii Odlr¡f«l cer!antinri. lit II¡.ttot¡a dcl caulivo del QuUote, LosJitlsos <autivos del Pe¡s¡/¿s,
y ollirs semljirnles cluc ¡parecen er' El esp iiol Geraft!() y El solclado Píndato de
Céspeclcs y lUeneses. () cl Marcos de Obregón de Espinel, El petegti o e,t s pott'¡a .le
l-ope de Vegr- etc... SiD efibargo, creo que todos estos,"e/¿¡tor d¿ c¿xrríyo no deben
Ii ¡nclirirse en nu!'\t¡o Séneto, pues sus tenras, motivaciones y eslruclrr¡-a so¡¡ nruy
diferenles: l-os prol¡goDiilns no son generalmente moros, si¡o cristianos cautivos; las
flt
II rellrcio¡les enúc nroros 1 clislianos no son, ni mucho menos, de amistad cor-tlial, sino
todo lo conlr¡rio: lo\ iLrno¡es no tienen lugar eotre moriscos, sino entfe crislianos o
fil enl¡e espirñole\ y nr\)rir\: su situación hist¿)riciL nada tiene que vcr con I¿1s gr¡cr¡iis de
Cr¡¡nad¿r ni con la rchclión morisca de Las Alpujarras... Creo que si queremos qlle la
denomin¿rci(ln no\ei., nror¡scil conserve su valor histórico-lilctilr'io denotativo y re\-
pondt! re.rlmen¡e a Lrn género singularizado y específico, no (lebcnlos inclui[ en él más
q!c la: ¡res n¡r|i,eiorcs cit¿tdas en primer término.
Sobrc la génesis v los cirracteres de la novela nrorisca
Nos errconl|i,nrr¡' iLnlc lrn génelo n¡rrativo de indudahle r-rrigtrmble hispana, rlebido
rl quc 5u Frir)(iprl (irLr\ir nrolriz rcside en las cilracter ísticas peculi¿lles de L,n determinudo
¡roDlcnlo lrit¡()ri.r) c\p¡¡iol: ln f.olongad¡ duración de la guerra Lle Cran¡dr, lr'us !'r¡'i!)s
\iglos (le lLrchri\. \ l.,frhiLrn de convivencia, dio h¡gar a una sitr¡ ción especial en ln qUc,
¡l m:llgen Lle lo\ Lr)olhirlc: guerreros, las relaciones fronterizas enue moros y cristianos
podÍirn lleg¡r inelLrso.r llr ilnristad fr'anca. Estc marco es el que lccrean los relirtos que
virnro¡ a an¡liur,r. (1. tirl modo que, en parte! al menos, son novelas hislóriclts. flr¡es
ill]Dque liLs nc(ir)n.\ Iür(lrLnen¡irles no Io sean, sí se desafiollan e¡t ún ambiente prcñ¿rdo
rlr- ¡lLrsioncs hi\l(jri.r\ --cl confliclo dc los AbencerrÍúes con cl Icy de Cranadlr. las
Iuchrs tle lo. 7.grir'. lLr corrquista de algunt plaza por un c¡bu¡lero cristiano o moro
hi\li,rico. l¡ rcir,ir!i,'r (lc (i¡'anada a ¡os Reyes Católicos, etc.-. sobt'e todo en l1r obru
d! Cinús I'ér(,, rlc llrr.r \luchos de ¡os personajes son lanrbién h¡stóricos, ¿rsi conro el
lilrnpo en el qre Irlrr\currc la acción y el lugar de los sucesos (que tienen logtr en
Olir¡rirrl¡. {1,,r,. ('iirrirrnl, Loja. etc..., l¡¡calidades bien conocidas de la zonr gla-
nlrdini¡. La hi.tir'lir. rrsi. se convierte en uno de los factores quc mejor nos cxplic¡n
l¡ novela ¡rori\i:ir. I rl¡lcla en gran medida a los romances liontcrizos. Pero junto .r
a\los elenrentLJ\. quc (iilcrcncian a nue§tfo género de otros inmedia(amente anleriore§ o
.o,llcrnpo¡iin¿,'\. co¡¡rr lir novcla sentiment¡l y los libros de cabállerías, h¡y ol¡-os qLte
per¡¡rirñecuñ ini,»nprcnrliilos. si no los relacio a¡¡os con olras series literurits.
[:n esle '.Drillo. Iirrcee evidente que Ia concepción sublit¡ada de lo heróico cstti
r¡rirnamen(e r.l¡(i,)ni(lir con la de Ios librcs de caballerías, aunquc las luch¡s y to,neos
rlu lir novclu Il()ri\cir l)ucdlrn tener una tLente histórica y l¡ idealización de est¡s
r/irlu,i!s guer er,\ lc giL iLlgo quever con cl pl¡tonisno renaccntista. Por otro lxdo, I¡
.oncepcia)n ¡ri\¡lir !lcl rLflor, lema púncipal, es relacionable con la existenle e¡l la
ro!cla senlim¿nlrl. si hie¡ menos determin¡da quc ésta por el código cortós, ¡nlis
hü¡rrna nruier rt' (\ sólo obje¡o, sino también sujeto del ¿rmor: sirv¡ el ejenrplo
-lir
.lr,iilrF- ) ni'(lt, llri!ir.r rri liustr¡nte, sino optimisla y de feliz conclirs¡ón. No obst:rnte,
coincidcn cn la iLlell¡z:reii,n del amor, en la fidelidad, en la g¡-Ílndeza de sus propor'cio.
lr.\. en el iLri\locrirti'rro r.le los irmadores, en su belleza física, cn sus virtr¡des. elc.
Iln cu¡nto ¡ lu conccpción de la novela, nuestros r-elatos ¡Doriscos están míi5 cercr
rle los sentimrnr.,lcs qlrc de los cabailcrescos, pues como irquéllos son d() corlir
,T
HrSraA;r t:i LA LIfEBATUBA I

il

cxteosión (concebidos gener'almente para ser interca¡ados en noveLr\ fiií\ lru'gas. pue\
inchrso cn la obra de Ginés Pérez de Hita funciona este rasgo, yx qL¡c nrii\ que unn sol¡
arración es un coljunlo de peqr¡cñas histori$ engarzad¡s). ) ¡os e¡frenriinrientos
bélicos tiencn ¡r¡gar entre hombres siempre, no conha giganles. ni non\lrr¡os ni
hechiceros.
I-os hcchos históricos que constituyen el telón de fo¡do de lir novela otorisc.r
cxplican que se diferencie clarilmeole de ¡os otlos dos géneros. pue,it() qUe c\rgen un.r I

localización concrcta ).. un ¿iernpo histórico específico. que se distingue de los luglres
exóiicos y el tie¡npo miigico rle los rcl¡tos idealistas de qüe venimos htlblitnJ().
En gr¡n niedida, la novcl¡ morisca a ,a pastoril. por lo quc n() hirbl¡mo.i
-anterior
de ella- srrpone la supcración de Ios libros de c¡ballerías y sen(imentirlc\. Lroique no
hace que ils u¡'nrfls sc¡n un me!o pretetto pt¡-a el amor. conto ¡iis sen{ir¡cnlirles. ni
viceversa. couro Ias caballercscas, y man¡icne un equilihrio entre anrho\ tcfta\ funLlir
nrenilllcs" lxnlbia'¡ e\plicable Io¡ su fondo ltisiórico.
Uno de los r¡sgos mís caraclerísticos de eslas novelilas es ¡a idcirlizrcion (ot , quc
p|eside su visión del mundo: el tftor es sicolpre virluoso, fiel, honesto c ioquet'r¿tnt¡-
ble; lcs c¡b¡lle¡os son valicntes hosta el heroismo, gencrosos har¡¿¡ ¡rr rrrqnlniúid¡d.
leales a las nornras del ho¡o¡' ioclrrso a costa de su añor... Esle ideuli\nro- que ,t\enrei.r
los gónelos morisco, pastoril y bizantino, ptocede sin duda del plitloiri:nro,'cn.rcenlisl¡r
por el que se explica que los person¿Úes se¡n verdaderos arquelipo5 de ncrleccione\ !
cualidades. sin una so¡u tacha.
Al igu¡l quecD los romanccs fronterizos,la mokroftli es ott:r con\liLr)tc peculiarrle
nuest¡-os relatos. porque en ellos los moros son tr¿ltados cn un Divel dc iBUnldad con lo§
esp¡ñoles. sin quc haya prrcialidad ni encono en sus descripciones. l-us cu¡lidades,
guerrelas o no, hrillan por igual en los de una u otra razat cor¡o se Ie en Lr\ _iu\rir{,
lorncos o e¡frentamientos bélicos, en los que e¡ \,encedor es genero-ro con el vencido ),
llega incluso a ayudarle en sus cuitas ¿¡morosas, como hace llodrigo Narváez en ¿l

Olra característica peculiar es su dnr¿.r'on¡., ¡n o , ya qüe las costun¡b¡es ! h¿ibitos dc


l,rs moros brill n pol sr¡ ausencia, porque éstos se compoÍtan en lodo cr¡ctxn]enle igulrl
qlre ún cal)allero esp¿rño¡ cr'¡sliano. Haciendo la salvedad de ¡lgünits ¡tr!ocilcioncs a Al¿Í.
son noh¡es españoles vestidos a la Lrsanza morisc¿r, que guardlLll un tlmor fiel c
imperececlero a unit sola dama que aparezca casi nunca ¡a poliganriir m¡rsulmana-
y aluden ffecuenteme¡fe a diversos -sin dioses de ¡a mitología grec(r¿rti¡ri¡. Nr) ha)'¿rpen¿rs
perspectiv¡ ni penelr¡ción en el mundo árabe. sino español¡zac¡ón y cri\lii¡niz¡ción del
tuisrno. Ahor¡ bien, no es que los auto¡es de nuestras ob¡as no conocieriÚl o de'preciir
ran las reltlidodes de l¡ cultura árabe, sino que Ios fund¿rmentos renacentisln\ inrnonen
cl resr.rrgiI mitológico, y su neoplatonismo impide Ia existeñcia de l¡ fo,igir¡r1ia. Es,
pr¡cs. s fuerte r'enacentisnlo el que, en principio, explica sü an¡croni(rno. De orDdo
quc, en gl¡n medid¿r, podríamos considera¡ a la novela modsca c(r¡to un¡ sínlesis
cab all e¡ esco-s enlimenial llevada al mundo árabe español del rein\) gr¡I¡Llino en cl
siglo xvl
LA acción no sufrc interrupciones, ni hay digrcsiones mo¡¡lizaole.. corno sucedia
cD Id nove¡a sentimenl¿rl. Las narmciones moriscas eslán rnucho oiii\ cercir de lr
concepción nlodcrna, lcjos ya del pesado hatadismo me(liev¿rl- l-a c\rru(lIirt es li¡eal v
plenamcnte rcn¿rcentist¡, sin que haya cornplejos cnt¡'elazir(los
- eollr(¡ cr cl Ilirrroco -
ni pesadas p¡rrafad¡s teóricas.
Del mismo mo(lo que en las novelas idealistas c¡hrrllcrcse:r. \rntimcnlirl.
-léirsc
pasloril y bizantina- el hé¡-oe es sicmpre maduro, permaneciendo sin c¡r¡rhio desde cl
principio hasta el fina¡ del relato, manteniendo así la intemporalid¡¡ pronitl Lle la épica
quc sólo lograrl s/Jpeftt el L«zarillo.
L¡ concepción formal de estas novelas procede de la .novell¡"
a2
it

l
HISfONIA DE LA LITEBATUBA I

pe¡'sonat au¡que un¡ huena parte de el E/Abencerrqje está narrada en primcra pe6o¡¡a;
lo que no es r'¿rro, si observamos que se pttblicó en un momento de gran prúanza en la
ütilizacjón (lcl "yo" iiulobiogr¿ífico como molde narr¿l(ivo-véase el tema XVI.
Uno de los nriryoles aciertos de estas novelilas es la utilización de un lenguiúe
cl¡\icislá, \in e\ue\o\ reló,icos ni latinismos, de gran contenció¡¡, equilib|io y sencillez,
\cgún las ¡l)r'nrr\ qrc propugoirran Juan dc Valdés y Carcilaso. Dentro de é1, destac¡,
(omo rasg() plopi,.r. lir aparicirin liecuente de arabisntos, cosa l(rgica, ya que estanios
(o!rl¡nui¡r¡r!¡rlc e\(ll(lliIl(lo dililogos de labios moros. Así¡to es exll'ilño enco¡llrar palrhr¿rs
eamo nurl()tn. ulbtt|ttr., a¿urya, cinitatto, algarubh, ,br¡e, etc...
Abtlndi¡n ]ir\ d!\c[ipcroncs de juegos, fiestas, torneos, járdi¡les y vesti(luras
cn cambio. de lir niLlurirlcz¿r-, llenas de b¡-illantez y colorido, minuciosas y con-no, todo
Iuj() de Jctirllr'- lo qrre ciiferencir clar-anlerle r nuest¡-¡s novel¿s de ¡as senlinlentales, e¡1
li¡s que to¡»co'. hirrirllls y asedios apenas eÍan descritos brevemente y, desde luego.
_jrnrás sc (llrlrnÍln rn lir pintur¡ pormeno'izada y rica, pu¡to poa pUnto. de una
i indumenlrrrir cor)lplcrr, como sucede con la de Abinda¡T¿iez al co¡r1ier¡zo de ¿l Ab¿xc.-
I

I
Clasificación t elap¿rs
Segúo lir di.linlr¡ temátic¡ de las n¡rraciones y su lecha de aparicii)n, podenros
(listinguir d(,\ !liln:r\ en la e!ohrción del géncro:
l) Prinrürr Ltpo.iri temátic¡ fronleriza anter¡or ¿t lJ8l.
?) S.gL|r(l¡ ópL)cI: tem¡ilica centrad¡ en la época cle ¡os Ileyes Católicos y en su
conquisla rlc (jllrnirrlrL; ¿runque puede ampliarse a los coni-lictos moriscos.
L¿r c¡onol()gír de los hechos narrados va, pnes, desde 1,110 hasta 1500
-puede
hacerse al.r|g.'r hr\l:r 1610, aunqt¡c sólo para la segunda parte de la obr¿t de Pérez de
ui|lt----, nrirntri(s quc h de los nilatados conlienza en 1551. fech¡ de El Abenccrruje, y
cDncluye cn l6l9 a()n l¡ irplrlición dc la segund¡ parte de las Guer¡as cit,iLes de
(i¡unufu. l¡. ¡l¿i\ \ignificirtivo de esta dalación, ademds de la necesaria perspcclvu
hi\t(iricn ertr( lo. t¡c(¡¡tlccimientos y su novclizac¡ón, es que la d¡ferenciación t(.inític¡
coincirle con lir crontrkrgica, y otienlras la primem novela, esenci¡lmenle,.cnacenti5tir,
\e centra (n .l lcnl¡ fronterizo, l¡ de Pérez de Hita y M¡teo Ale¡tiín, ya barrocxs (1595,
1599) lritti¡n el tcrDir en la época de Isabc¡ y Femando. Esta evolución cronojógica y
r.m:í¡icri cotille\¡. arlont¿is. un inrportante cambio en l¿l visión dcl mundo: todo el que
h;ry entrc .;l optimi\mo confiaclo e idea¡ista del Renacimiento fálr.r¡cerrrle) y la visióD
|ealistu 1 rlcsengrLñrLclora del B¡ ocoi Ozntín y D«rtitt, ya quc on la novela de Ale[]¿in
el héioc no e\ l¡n pl]lo como Abindarr¿íez, y tiene qulr engañar, mentir y fi gir p.ll
logt'ar a Dlrrl ja.

LL ABEN('ERI?AJE
L¡ H i: torfu lL k¡s antotes de Abindarníez y Jai.fl, creadora del género. es sin dr¡da
lI novela nrií\ r'eprc\e¡liLliv¿r dcl mismo. Su magistral factura hu merecido siempre los
c¡ogios dc la crític¡. desde Callardo y Menéndez Pelayo hasla López Est¡¿rda y Iúarcel
llr¡fl illon.
La cu(5ti<in ¿..\r//¡¿l. Aunque hay varias versiones, se supone que debió existir un
lc\{o ba\e o un rcl:rto or'¡l arquctípico, hoy desco¡oc¡do, del quc derivaríhn los de¡r¿is
lcr{tos. El problen)ir es h¿¡llar kr filiación de unas versiones con otras. Veánlos¡o.
:iguiendo pirra ello n L,ópez Estrada. Las vcrsiones mds antiguxs que conocenlos hoy
son las s,sLliente\:
',rl Tolcdo, /5ól. Se terminó dc imprimir el 12 de Oclubre en cas¿r de L{igucl
I'cr,fer. El cjempli¡¡-eonservatlo denota una impresión pobre, hecha con caracte!cs
cnvejecido\. de lipo Bi)tico.
HLt ,\ DE LA LITEnAÍUFA I

b) La de Medinacel¡. Llamada así porque en ¡a biblioteca de lllerlinaceli es


donde se conscl-va. Texto mr¡y semejarite ill de la de Tolerlrr. de fecha y logiu-
dcscooocidos. Ta¡¡bién es un¡ edición hecha con caiacletcs e¡vqiecidos y lormas
descuidad:ls. Al ejemplar conservado Ie falf¡n las úllimas piigilirs: lir nillrirci(i'l termin.r
cuando, tlas (lej¿rrlc en libcrlad Rodrigo N¡¡viiez, Abi¡da¡r¡íez.e |crl¡c con .l:rrifa cn
Cotu.
c, Medina ¿el Conlpo, .1J5,i. Es Ia primera edición, publicrdr por /\nlo¡io (le
Vil¡e8as en su ¡ibro ir¡isceldneo llatn¿\Llo Inventario, Aunque se public(i cr 15h5. el texto
estaba ¡probado p¡ra la imprentt en 1551.
d) Vttllalolí¿, 15ó 1. Versión inte¡'calada por el in:presor Franci.co Fsrniindez de
Có¡doba al fi¡al del libro lY .le I-o Di«na.
c) La Biblioteca Nacion¡l consetva un fmgmento de urr¡ versi(-¡o nlirnt¡\crit.r.
I-as ve¡'siones de loleclo y Mcdin¿celi n1t¡eshar un estilo ¡rcrli,/irnlu. con r:tsgos
del español vulgar que puedeo ser del habla colidi¡na del arrgoné{. f.l l.\r() Je Villeg¡.
es el mais log¡ado desde el punto de vista eslético, la¡lto po¡ l¡ cst[uclLr¡.r dcl relalo
corno por Ia equilibr¡da expresión. Y, sin duda. parcce ser. hoy por h(lv. ,ll rc\to m¿ie
ceiciroo al supuesto arquetipo desconocido y la b se de lor dcniis. l-ir ve¡si(in (le
Volhdolid es u¡a adaptación a Ia novela pastoril en I{r quc se;¡c,ut.c. por lo que
contiefle algunos versos ¡uevos y, en ge¡er¡I, supoíc unu .irnrplilicirril, rcr(,r¡ci\l¡
sobre el tcxk) de Villegas, más sobrio y contenklo. La versión dcl mirnrr.rrito ¡rrdo scr'
un¿l tcmpr¿rna c¡aboración de I¿ anécdota, plocedenle de una vef\irln ori,l o ile alqurlu
rel¿ción.
De cualquier modo, Ia versión que más influyó cn st¡ difu\i(in lire .in dtt a l¡
incluicia en L« Diana, deb¡do a la extraordinaria difusiírn qtre ulc¡¡z(, ist l.os Ie¡tr,\
dc -¡-oledo y Medinace¡i scrírn coltas tilad:rs de ¡lc¡nce locx¡ I i¡ d¿ Villegas se
exterdcría entle el lector cullo y co¡'tesano.
Elfondo histórico. EI texto nos dice que l¿ acción sucede (en li.r'¡t ¡ dei inlante
D. irernan(lo, que ganó a Antequerao, en el cual vivió ruu crb¡11.r(r qlLe \e llil¡lró
Rodr¡go de N¿rv¿íez», con lo que nos ofrece datos suficientes para !'Inriiruxrlo hislór'i-
canlcntc. El fi¡turo rey dc Ara€Íón ¡lamado Fernando de ,\nleqllcr.i conqui\ld e\l¡r
ci¡.rdad en 1410, por io que habría que s¡luar lás peripeci¡s e¡r cslc r)r,ro)cnt(), o a lo
sunlo ¿lntes de 1416, fecha de su muerte. Rodrigo de Narváez. héroe cr i\riirno (iel rclxto,
es u¡ person.\ie h¡stórico. conqui§tador lambién y más t¿lrde alcni(l§ (le.\irlcqrrr-rir. hri(l¡
su muerte en 1424. Dc modo que enfre esta fecha y 14l0 hahtí:r quc cÍr¡irrcirr los
hechos. Pero sucede que en Ia novela Narváez es alcaidc de Alo¡1. , cstir cirrdird nr) flre
domeñada hasta 1484, con lo que se demrestra que hay er'rorcs en r'l f(¡nr¡o hi\1(irico (le
¡a misma. Abindarráez, por su parfe, es descendiente clc los r\hencrll¡irs. nohle y
podcrosa fumilia del reino granadino.
Si la srstancia hislórica no es absolutamente re¿ll es porq¡re lir hi\I,)riir ccdE p¡so a
la imagin¡ción poélica y sólo sirve como te¡ón de fondo pára unr l'i(ci,jn lilcraria. I-rL
obm es una ¿¡divinación poética de la conrpleja v¡da de ¡a fronte¡ il cr'i\tilrnr ron el ¡ eino
de (iranada. I-os trabajos de J¡ran Mi¡ta y otros h¡storiador es mue\tr¡n Lr or iginrrlirlrrd rle
estas relaciones eÍtre las genles de leyes c¡istianas y moras. Se rr¡ !ri\tirnr) (! ,noro .in
que pL¡diese¡ darse s¡tuaciones intermedias en cuanlo a religir'rn. lirrrrilirr y lrflli) \ociirl.
La fronter¡ constituyó nn án)Lr¡to rinico que alrajo Ia imaginircirin (lül nuch¡o c\l)añol.
Sin abandonar la condición de combalieítes enemigos, en ocirsioncs \e.srul.lecieron
comunicaciones cordia¡es entre ambas pa¡-tes.
Pot otra p¿rte, el c¿l¡allero quc vivía cn la ¡nisma frontcrr prrrlo c,n,rrer nrejor rrl
moro y tlrvo ocasión do tmtarlo mís de cerca, lanlo e¡ la Suer¡'lr crrrno c¡ lir p¡rz de I¡!
lreguas; y, a(lemiís, por eslar Iejos de la corte, pudo adoplar uo¡ po¡ílicit pr()piil en cü¡Dlo
a ias relaciones cor el que era enem¡go y vecino al nlismo tiel¡po. ], aún ptr(lo actu¡r er
folrna independierrte, debido a su aislamiento y forzosa vecindad. I:slo p(nlrín explic¿tr

84

',1 ,i1,. tl
HISTON¡A DE LA LITEAATURA I xxt 19

l¿1s y cxballerosas relaciones entre moros y ctistianos e\ El Abenceftoje,


peculiarcs
Estru.tuút. [-¿t novela tiene una composición lineal con una so¡a acción que se
tlcsarrolla pr ogr'criv mente sin inletferencias de otras.
La estruclura está clarame¡te dividida en tres partes perfectanlente marcadas pot.
los dos ercrrenlros entre mo¡-os y cristianos, o mejor, entre Abindarriez y Rodrigo
N rváez, ll)s (los pe¡sonajes principales de Ia narración. Veanros ün esquema:

1écnica narrativa: terce¡a persona.


- ¡ugar: Alora y sus alrededolcs.
H l sl () l{..1
- personqjes: Rodrigo NaNáez y sus guerreros crislianos.
- función: "presentación".
Acción: deseo de lucha para ganar honra y dinero. Narváez
- sale de noche con diez hombres.

técnica narrativat tercera person¿.


- lugar: Aiora y sus alrededores.
I, ENCUi:.\'7'RO
- personaje nuevo: Abindalráez (dcscripción).
- Acción: luchr l¡ el nruro derrola ¡ cinco cr¡sli¡¡nos.
- 2) Narváez Ie derrota a é1.
-
técnica narrativat pimera persona.
- Autob¡ogrufía de Abindarráez: El moro, uno dc los últinros
vdstagos de los Abencerrajes de Granada, fals¡meote acusa-
dos y ejecufados por el rey, file educado por e¡ alcaide de
1.,. PREtItSll)Rt.\ Cártama, se crió junto a su hija Jadfa y se enamo.ó de ell¿. El
alca¡de fue trasladado a Coín, y Abindarráez quedó en esper¿r
de un ¿rviso de su amada. Cuando ella le llamó y él acudíii fue
apresado por Narváez.

técnica narrativa: tercera petsona.


- lugar: Alora-Coín-Alora.
- personaje nllevo: Jarifa.
L:. IS7 0) A - Acción: libertad bajo palabra de que vuelva ¿rl cabo de tres
- días. Reunión con Jarifa y boda secreta. Vuelta a prisión de
Abinürrráez cn compañia dc su mujcr.

técoica narlativa: terceta pelson¡.


lugar: Alora.
pcrsonajes: unión de Abindarr¿iez, Jarifa y Rodrigo.
II, ENCUENT IIO Acción: perdón total sin rescate de ambos e i¡lterccsión Ante cl
pad¡c de Jarifa para que les perdone por su boda secre¡a.
Agradecimiento dcl moro. Correspondencia delcristiano, quc no
accpt¡ los reg¡lOs que leenvi¿ln,

Este esqo(ol¡ no-\ denrucstla peffect¡mcnle ¡a equilibrada cotnposición que lie»e l¡


,rovc,a, con uoil tc,trl correspondencia entre ¡a estruclu¡.a y Ia visió¡ del mundo, y¡l q c
¡ un cambio r.le cnli4ue ( HISTORI A-Pl{tiHISTORIA-H ISTOIiIA) coi.resp.r¡rde un
c,rmbio en la técnica narrativa (3.a persona-1.¡ persona-3.. personá). Adcmás, Ias dos
li¡1es que den,Jntinamos HISTORIA estfín magistralmente divididas en dos por los
cncuenlro! entre Ahind¡rriíez y Rodrigo, que forman la verdade¡a clave constl.ucrivü )
signific:iti\ u (l('l nrl,rt,). f-ir c\lr'!¡clura es ¡ineal y en progrcsión perfecta, pues se lleva I
I'I5'OIiiA DE LA L TEFATURA

efecto nrediarrte Ia gradual enfrad¿ en escenit de los personajes fu (larncntirles y su


t¡nión final: l.o Narváez 2.o Narváez-Abin dartáez (icz-Jr ifa
Narv¿iez-Ab¡ndarráez-Jat ¡f¡.- - 3.o A hintlllr - 4.c
l.,os dos cncuentros son fundantentales para captar el seÍ¿iclo írtlegro rle h n¡rráción.
Por ellos nos damos crrenta de que el personaje fundamental es Rodrjs,) de N:rr\,áez-
nrás jncluso que el Ahencerr¿úe, ya que el cristiano es el ntotor quc inrpulsa hace
¡,
posible la felicidad fina¡ de los enamorados con su magnanintiditd y le¡erulidlld. [_a
protccción dcl c¡bnllero cdsti¡no cs lo más inrportante.
I)e otro lado, l¡ esl, uctilra inte¡.I1a nos ¡nuestla que sr¡ clave es irl!o ni, rJa,iica. puc\
se puede esquematizar en i¡ ecuación siguientel
PRISION = FELfCID^D. Que se pone de manifiesro cn dos
¡) I'rinlera p¡isiór¡= Abindarláez se reúnc con Ja.if¡, por vcz l)¡ir.(r¡ (on\umiin
su anlo¡ en Secreto.
l¡) Scgund¡ prisión: Abi0darráez y Jrrifa consigüen el pc¡(t(lrr (t. :rr ¡rntrc v la
felicidad total.
Viskin ¿?t t¡úD¿o. Dc todo lo que acllbamos de cxponet.sc'rlcrlr¡L Il ririrrn dcl
nlundo dc esta joyita literaria, ¡:or-que si la pr.idsión siguilica par.atlóiirrrrrrcnlu i¡iic¡dird
pa¡ ¡ el ñoro. es grAcias al carcelero, Rodrigo de NaN¿iez, conver ¡ido ri\Í c¡ lri eie de la
no!ela.
Esto vicne ¡ dcmostrar'¡1os quc, a pesar de la maurolilia. a pc\rt {ir l.r iltitchuble
condücta del Abencerrqje, el anóninlo autor de la novela ¡o pudo soslrLr.rr rrtirr nrirlr,r
simputía hac¡a el bando cristiano, y:r qüe el moro cs vcncido y ¿r1udi¡(l() J1,¡f cl clprñol.
que irsí sc muestra slrpelior- Con todo, el equilibrio es indudrhle. \,Lr\ vir'tudcs (¡cl
Abencerrajc gr¡nadino no son orenores que las dcl noble esp^ñr)|. p €, \r éstc Is dcj¡
benignarnente en ¡il)eil¡d. cl ¿úabe no cs nlenos y. no ohst¡nie srr tl¡ri¡,r rlclve r la
prisi(in corro profteli(i. lrcoorpañndo además de Jarifa: si finltlnlcnle Nilrv:iez ics
concede Ia l,berlad tolai sin pedir rescate alguno, ellos, ya libres, nrrndxn ricor. prL'\en1es
¡l noh¡e cristiano eu tal canliclad, que supera co¡ mucho un hipo(ótic(t rc.(rl('. L\ dccir.
Rodrigo. Jrlrifr y el Abcnccrrilic están unidos todos los person:ric. (ic la corla
novclt, pucs no hay ningu¡o innoblc o deshonesto- -comopor Ia virlud quc prcsirlc loclas srrs
¡cluncione\ clr l¡ vida cortcsan¡, c¡ amor y la guerm. Valo¡, noblclr¡. ]r(nror. iel,,tad y
Senerosid¡d son cuulidudes qt¡e adornan a todc,s por i¡rual, de lo LIL¡c \e deduce
ficilmcnte quc ¿14¿re aerrrie io pretcnde ensalzár al cristiano ¡ri ¡l Ir,rr). .ino ir l(rdos
por igua¡. Pcro no se trale de una !¡era idealizrción, sino que s¡gnilirir ílyo nrris hondo:
I) Bn prime[ lugar, creo que el autor pretende ahondar poéticamente er] lr\ rel¡cio es
ent¡e moros y crisliános dtrrante ese pcríodo flonterizo.2) En segu¡llo l¡rmino. ! nrr\
profundamcnle, me parece quc I¡ visión úllima del mundo que pl:rsrrr:r ll ohr'I es l1r de
una especie de conJíanz« total y absolut« en el hombre, en sus v¡lorc\ c\pirilu¡lcs. an
sus ¡ctos, en todo. Cu ndo hay viltud y noblczx en toJos los hoDLhre.. ru.rlqUie' suce:\o
concluye s¡cmpre felizmente, por muy adversas que sean las ci¡clrn\lrroci:r\: :r pesa[ de
las guerrrs. de las prisio¡res, de las oposiciones paternas, to(lo lerninu en paz y
concordi¡, merced a Ios valores humanos, sin más intcrcesión. sin neccsiLlird (le !cudir a
Ia divinidad.
[,4 novela es, pues. de afirmación reoacentista, de optimisnro. (lc c()nl-illnz¡ e¡ dl
honlbrc y en sus posibilidades. Es, c definit¡va, un tiiunfo absolútodsl h(,oroccnt,isnro
fenacentista.
Otros ttspccto.r de nEl Al¡encerrojeo. l,os perso[ajes, ll consccucnciir rlel claro
neoplatoúismo renacentista, son arquetipos, dechados de virtudes y perfccciones, y, p(n-
ello, litcrariamcnte acaltonados, tipificados, de una sola pieza, sin in¡lividu¡lidnd.
El an¿cronismo sabemos que no es tal, realmente, sino más bien /cr¡¿c?x-
rljl¡ro- es o,/identei-ya
¡a desclipción de Jarifa responde al modelo petriü'quista: pelo

86
t
t
HIs¡ONIA DE LA LITEBAfUFA I xxr21

II
n¡hio, ojos clalo\, lcz bl¿rrca... Abindardez se comp¿lra con Narciso y a su am¡da con
li Vcnus cofio r,i de un cot'lesano cristiano se tratase-
Ll¡ro rlc Lrs poc{)\ (lirlos (lc ambient ción mot'isca que exisle cs la reacción de Jilrifa
cu¡rrrlo. irl rer l \u ilnrildo suspirando y tliste, le dice que est¿í (lispucsta a servir ir quien
¿l irme. l) que implica Iu posibilidad de la poligamia musulm¡n¡.
l-ir conucpeirirr tipicir de la caballelosid¡d que encarnan Nr¡rv¿iez y Abindar'r'iicz,
según l¿r cLllrl l¡ connriser'¡cirin y la generosidad con el vencido es debel del guerrero,
rc:porrde a !nr renltc¡cia doctrinal de épooa, como mucstrtt el 7)?.1d¿1o ¿el ?!.fut'tzo
bélic*herL¡it:o (SrLlr¡rillrca 152.1) del doctor Juan López de Palacios Rubios, par¿r el cual
lii\ virtudc\ dc la forlirlcz¡ heróica son gener-osidad, temphnzir y grandeza de co¡ azón o
ollrgn nimid¡d.
l-l¡ influenci¡ drrecla de los ¡el¿rtos caballe¡'escos se hace palenle en el mirllinrurlio
sccreto. lípico lle ellos. del mismo modo quc la lec¡rra de los relatos sentimcnlirles
explicir que el '¿utt)t \le ¡:l Abe¡lcen'aie le haBa narrar su histori¡ amoroso-sentimcnl¿¡l en
primcr¡ Perso¡4.
lttllttio: u l to\¡?titl 11. Cervantes conoció, clrando menos. la versión incluidll cn
LrL L>¡« u, púes I)on Quijotc en la primera vuelta a st¡ aldea se sicnte transfiSur do en
Abindurftiez y rc\po¡dc al l¡brador que lo lleva co¡ "las mesmas palabras y r¿¡zoncs que
cl c¿rulivo -{he¡cc¡.liÜe ¡espondía a RodliSo cle Narváe2..." Lopc de Vega, por su p rle,
Ia ad¿¡ptó plrr l¡ e\ccna en sus otiernos años". La corred¡a quc se cita en la lelación de
Ll ptregrino en tu pdt t'kt , lli\m^da Abinda, iíez y Na)tóez es, scguramente, con algunos
retrxtues ¿-l ¡'enttdk¡ ¿n l« desdicha, publicada en 1620 y dirigida a su hija Mnrccla.
tirera de F,tp¡riir. nr¡cslr¡ obra gozó de glan dif¡sión en las corles de Francia e ltirli¿,
rlchi,.lo ¡ su c\orisnro. y dio lugar, en este Írltimo país, a la ¡,{i.\l¿r'¡d de los annr¿s Llel
yalcr,¡s,t »tt»t¡ Ab¡tx|? Ató«, poema épico en diez cantos publicatlo en lr,filín en 1593
nor Iir¡¡ci\co ts¡¡lvi de Couegio. F¡nalmente, me.ece deslacarse Ix ¡ománlicr versirrn
quc escril-.ierir (-h¡teirr¡briand en I826 con el título de Lcs ot'¿'1¡tut'es du darni¿r

().!T,1IN Y D,IItA.JI\

[f\tLr nolcl.r \c public(l intercaladit en cl Guz,t1ófi tle Al.fárache de 1599. don(lc l¿!
cLrent¡ ún clú¡igo. crmino de Cazalla. al final del libro L Con clla Mateo Alem¿ín se
cri¡\ugr'¡ conro el crcudor de una de las mejores novelitas moriscas españohs.
l.a arcirir: ticne lugar eDlre la toma de Baza ( 1489) y Ia rendición de Crana(li¡ ( 1492),
! !.n ell¡ af:,recco cor¡o personajes activos los Reyes C¡tólicos y ot¡'rs figü¡¡s de
r.lieve hi\tórico. conro don Luis de Padilla y es posible que hnsla los propios Oznrín y
I)irr'rrjir. lorbos clescsndicntes de reyes granadinos.
Ln nri opinión. podrílLmos definir la novelih de Alen'lán como Ia barroquizlrci(i¡ (le
l:l /\b(ntt,t't'uj? qLrc incluye la incorporaci(in de algún elcmenlo de influenciir lerlr¡1.
l-a compo.ición de esta noveia sigue a grandes msgos, únicamerte en sus lÍne¡s
¡r¡ijslr'¡s. ir h tlc L.l .lhoternje, ya que complica infínilamentc m¿is la trama ¡r8un)en-
tal. Ill co¡nicnzo cs cirsi igurl: HISTORIA: Descripción del marco hiskiico esp¡ci¡lcon
l¡s luchrrs plr'a tomar llirza. la aparición de Daraja, hÜa del alcaide de esa ciudarl, y el
intcr-és que la ¡ ein¡ Isabel sc loma por ella coD atán de cristianizirrla, por lo que la cnvía
ii Scvill¡ con don I-Lris rlc Patlilla. PREHISTORIAT narración dr: Ios amores de Ozmh y
l)irririr Llc.(lc pequeños, con sus cualidades de fidelidad, honradez, fin matrimonial.
!'ra... Aunq e irhorir [r nurr¿rción se efectúa en tercera person . HISTOR]A: Ozmín no
puelle sopo.lrr lu scpllación y, como habla perfeciamente castellano, decide ir a
Sevill:r. Allí losr'l enrltlr en lil casa dc P¡d¡lla como albañil y ja¡dinero. haciéndose
llri¡¡r Amhr(i\io I)escubierto, es salvado por ella, quien afirmt que es un c¡isli¡no ¡l
qulr c¡uli\,¿ron l,rs nrorts dc pcque¡o ahÍ que hablara en ar¿ibigo con cllx, nl(rtivo
-de
il
xxl 2: H]STO¡ N f]E LA LIIIFATUNA ]

cle las sospechas-, por Io que don Lt¡is Ie deja libre. EI hijo de estc cirhallero, don
Rodligo, prete¡de conseguir el amor de Daroja. Otros cabal¡eros hacen lo pn)pio, con lo
que sc organiza un torneo cn e¡ que participan todos para lucirse rnt!'ellir. O¿ñín sc
convierte ahorá en don Jaime Vives, caballero aragonés, y eng¡¡i¡ r rlon Alonso de
Zúñiga, que también pretende a Daraja, diciéndole que él intent¡ t'l ,'rrr'¡ de Elvira, hii¡
de don Luis de Padil¡a. Ambos se asociarr para llegar a ellas, que 'r lr,!hiilr lrasladado ir
un¿t finca cercana a la ciudad hispalense. Allí, nuestros dos ciLl,,rlluros las rondan,
cuaodo aparecen unos v¡llanos y les apedrean, la cosa degenera en luch¡ r huv vrrrios
mue¡'los, a consecuenci¡ de lo cua¡ nuestro héroe es juzSado y condrnit(lo ¡ mrrcrle.
F¡nalmenlc, la intcrcesi(,n de don l-uis de Padilla y, sobrc lodo, tle l¡ propia D:uaja,
logla el perdón real, y amlros lerminan uniéndose felizmcnte, trlrs h:r.!r\e cristiirnos
me.li¡ntc el b¡utismo.
I)esde tlna Ferspectiva cstr-uctliral, es clara la complicación de l(,\ r)h\rriclrlos que se
oponcnrl feliz lé¡ nlino de este amor. Hay unaseriede eleme¡rlos nre\o.: l(r\ari.lirno!
(lue puSnan por e¡ amor de D¿raja y se coflvierten en oponente\ ¡o c\i\tíirn e¡ E/
en cl qrre lrmpoco era necesario que el héroe c¡mhirse Lle ner \onrilidad dos
veces, y, ademíis, infrucluosamente. La mayor complejidad llegir ir \u culmeil en el
^bct¡ceü«je,
momento dr¡mático en el que Ozmín es condenado a muerte: hr\, (rn consid€rable
aumento de draoratismo. pues casi se roza Ia h agedia, ya q!¡e el pertlón tar da en llegar.
Todo ello ocasiona que la visión del mundo sea nluy distinta y !¡ p¡enamenle
bar¡ oca. pucs aunque el amor entre Ozmín y Daraja permanece sienlpre corl cilracteres
pLr.o¡i y honestost los medios de lograrlo son distintos. Ahora el engrño y cl fineinlienlo
ocupan el primer plano. cuando eran inexisfentes e¡ el anóoimo inicirl Llel género. !
Ozmín finge ser Aolbrosio y Jainre Vives, eÍgaña a D. t-uis de P¿dill¡ y r Il. Alonso de j
Zúñiga, y l¡ega ¿r matar y a ser conden¿ldo a rnlrerte como un crinrinll D¡riúa tambiér i
engaña a sL¡ lrenefactor. E¡ mundo de la mentiü y la falsed¡d ¿¡parecc irqui con lodo sü
esplendor porque estamos situados en una cosmovisión b¡rroca y. por cllc). dr'\enBairx-
(lor¿i y pesimista, auÍque también más cerc¿lna a l¿r realidlld \,ivr. F.l oprimi\md
reni¡cenlist¡ y jo,viirl de El Abencer??Ue lenía plena confianza en el h(rnlhre ! en que sus
cuaiidades so¡r¡cionarí¿r¡i todos Ios obstaículos. Ahora l¿r solttcitln se eDcuenlrir merced n
una seiie de t¡amlrAs y trucos falaces que ponen de manifieslo tollo lo cor¡lr¡rio: la
tlesconfia¡za delhomb'c con el hombre.
Otro elemento típicanrc¡te barroco es la cristianización qLre hace neces^ri¿L Ilr
convcrsión linirl de a¡nbos moriscos. pnra qre sea posiblc unr sokrcir;D fcli/. Lr)s sc,c\
de la pr'inrcra novclir ¡loriscil no ncccsiiab¡n co vcr-lirsc pa¡.a str rliclrriso.. rtl,o¡tr si ui
inpr'cscindihlc ¡a r¡yud,r de Dios, del I)ios de los cristianos. lislurllos plenamelrle
iIn]ersos en el mundo poslr'identino de la Contrarrelorma hispana.
Por otro lado, quicro dest¡car la influencia de¡ tealro, concrelamenle tle l¡ llanr¡rla
conrcdia espoñola e§, el teat¡o creado por Lope de Vegr- en nueslrn nrrr,tcion.
-esto
y¡ que hay una seguflLlÍr acciór mililflr, colno cn ¡antas obr¿ls clc Lope y su\ scgtri(lores.
que cs fun(l ficDlal plr[ir le p mera. pues Sracias ¡ el¡a los Reyes C:rtólicos son los qt¡c
xi final haccn posible uúrL conclusión justa y complaciente. Esta aclu:rciarn -ju\ticiera de rl
los reycs, así como el ¡mor dc un crisliano pol'una mora, son elcmenl(,s leillr¡lei qtlr)
incor'pola nrrrgisllalnrenlc l\4ilte() Alcrrrli¡. innov¡lndo ls¡cl géncro. l

T,AS G{]ERRAS CIVILES DE GRANADA


La obra de Gi¡és Pérez de Hita ( I544- I6l9) apareció dividida en dos p¡rtes. Ia primc-
raenZrrragozaenl59J,conellítulodellirloriadelosBandosdelosZegríes.¡-Ábencerra-
¿le Grunadd. Narra pormenori-
.l¿s, aunque Ia novela sc conoce como ¿dr gue¡ras civíles
zadamente Ia conqlrista del reino desde la toma de Alhama llnles se hala
-aunque
86
HIS-IOFIA DE LA LIfEFATUBA I xx,23

Ienrontado rlgr¡nos sucesos impo anles del reinado de Juan II-,


hasta su caíd¡ en
1492. Es!¿r primera parte! ¡ pesar del consistente fondo histórico, concede ¡nás impor,
lanci¡ a lr)s epi\(xlios pur¿rmentc novelcscos e i¡naginalivos. l-a segund¿t, en canlbio,
licnc mcn(,s i¡tcrés litc¡¡r-io porque sigue rnás fielmentc Ia historia, y los episodios
r¡ovclescos son nrÍs rrccitlcntales. Esta se ptrblicó en Cue¡c¡ en 1619, y su temátic¡ cs la
|ct¡clirin tlc lrs nroriscos cn l-as Alplú¿rras y srl postcrior (lomeiirción y rcdistribucióu
p¡)r toda I-:\pxn¡. I-¡ dit¡rencia entre ln caraclc¡izac¡ón liter¡ria de ¡¡nbas partcs
po(lLr os urrti/iIlr con p¡lirbr¿s de ]\4enéndcz Pelayo, dicicndo q(lc micntrils lii nrinrera
!'s una,r,n¿r¿ hiyt¡rica, h segunda se dctlne conlo historfu anoyclada.
¡rr/.nr¿.1. Aunque I'ércz de Hil¿r nos confiesa que su princ¡pal fuentc de iufo¡¡nit
ción es h er(inic¡ iirirhe dc un tal Abén Hirmín, esto no es m¿is que una ficción litcr¡ria
ienrejante ir la dcl Cide H0mete Benegele del Qu¡jote, y la rcalidad es que sc apoya cn
obra:i mut \eEUr:r\. coño el Cotnpendio histó co de Eslcban de Caribay y lttCrónica
le lr» ntt¡ nlto:i \ ¿sclurecí¿los Reye! Católico\ de Hern¿rndo del Pulg¡r. Parx los
nonrbrcs siuoió de cerca I! Iharha de Abét1 Aljatib, obra fbrmada por la bioglatie cle
p(r ronrúes que vivicr-on en Granadá. Además, utilizó, sin dl.r(la, l^ Hístoia de loi Re!-es
C¿tólicos <le Andrés IlernrÍldes, y las Rela.:iones de Hern¿rndo de Baeza, el hombre más
cirn¡citaLlo I1.la hirblar dc Bo¡bdil. Junto a estos meclios hisiórjcos, hoy quc tener
prcsenle p(,r srr gr an inr¡rrtancia en ¡a obra los romances 1forllcrizos, pucs en ocusione5
lx (lcscripci()n de Lrrr.r ba¡rlla no €s más que Ia prosificación de uno de cllos.
Enl'¡.\t'tt! lu pattctlt la.¡ Gucrtas (:¡riles dc Granadt, adenlás de volver a citlr a
C¡ribxy. urilir¿r l,tl¡üefl4le Ctunddo de D. Diego Hurtado de Mcfidoza y Lt Aus .i da
ric Juan lir¡l(). Lirro rle los lirctorcs qüe segu¡amentc hacen n1ás veraz e históric¿r es{a
pi 'te posrrcrr cs .l hecho de que el propio Ginés Pérez de I'lita participara en la
c¡irp¡ña contrir bs n¡o¡iscos [ebelados en Las Alpujarr¡s a las órdenes de don Luis
t:iúir,do, , 5u iorprc'ión dir-ecta de Ios hechos condiciona no sólo el cambio de lema,
\ino 1¡mbicn (lel \i!nitlcrdo y la convención novelesca de esl¡ parte.
lnterLtt t, in.llttcatias. Lá novela está muy poco estudiada. pues como dice
¡:llirnchard I)!'nou8c. "¡iu-:rmeflte se oct¡paro¡ los críticos de C¡nés Pérez de Hitx y,
cu¡ndo lo hirn hcuho. hr sido para desdeñar su obra: los liter¡1os por su parte histórica y
los histo|irtli¡rc's por lo que dc literatur¿1 tiene". Sin embargo, Ia obra c¿usó tsran
ir¡pacto dcnt¡'o \ lircrir de Esp¿rñ¡, debido a la vitalidad épic¡ de ¿llgunas dc sus paÍes, a
la ingeniosa nrr/rlir de prosa y pocsía, al prestigio de los nombres y de los recuerdos
lr¡(licion¡lcs. lr lir er circiti¡ dc car¡c1c¡ es novelescos de gran tal¡a, a Ia fuerza descriptiva
rlc las ac:ionr: rlrrsrrL'¡ir\. a los sentimienlos de nobleza e hid¡lgr¡ía y al espi¡'itr¡ de
toltriLncrir y hurrlilItLlrd co¡r los cnemigos.
No ohsrr¡r)le. [r ()llrir nrucslra ro conocer bien Ia lengua y las costünlb¡-es Írolirs. lo
qua Ie llülil u c,inrctcr' ¡nucronismos, aulque ya sabenros que esto puede ser unir
collVenci(lrl tlcl gcncrrr. Sin enbargo. Io que m¿ís ha gusiado a los lectores no es la parle
histirric¿. -r¡o lo: clrplrlos novelcscos de flestas y omo¡-es. Veanlos, ahor¡. su inlllüo:
Obras c:panolirs in\p¡radas en las G eüas:
-_ [-ol)c dc Vcltr l.d envi¿kt en lu noblezu, Garcilaso cle kt Vega o Cet.o de
So !u Ft. l.r prisitln cle los Abenccr¡ajet, Los hechos de Garcilaso...
.4»tor ¿cspués de h tiuerte.
--- Cr¡lrlerL;n:
lor¡iirr: 1¡(\td ¿t: torot eñ Madticl (poema).
illorarifl- I crrndro: l,u tona de Granada.
._ i\lirrlifi,rz tlc lrr Ros¡: Ab.'n-Humeya y Motaimu.
Pe¡ro \ntoni,) d. Alarcón: La Alpujaüa.
-También e.ierció \u influencia en la lileralura no¡-teamelicana (W. Irving), i0glesa
f Waller Scoll). \ lli,ncerir: Scudery, La Fayette, Florian...
Novth l¿ nt¡rlts ttbtiscas. Las Cuen'as civiles de Gran«da responden a una
\isión de Iir ¡rrrrrli\rL (litcrente u las que hemos analizado husta ahora. La novela
rll
H]STON ' 1 L¿ LIIEP,ATUNA I
ll

morisca es un relato de corta extensión, en cambio nuesf-¿r obra cs m¡¡ l¡¡g¿r. porqlre.
en realidad, eslá formada mediante el cngarce de muchas novcl¡s nroriscas. y ello
porque se atiene al concepto de la novela barroca por interpolacionc\. qLre trn iluslres
ejemplos hr dado a la literatura española, como el Quijote y el G .t,1tit1 le Alfo'aclrc. l
Mateo Alernán intercaló unu novela morisca otras- en una n:rr l'riol pitrrcicr.
-cntre dentro de una narrrción histórico-
Pérez de I{ita ioterpola muchas novelas moriscas
fronteriza, con lo que el engarce se hace mqior y con más facilid¡d.
li

LA NOVELA BIZANTINA
Los orígeles del género
EI Renacimiento desentcrró entre tantas obras de la anligúednd dos novelu. gricg;rs
que iban a originar un gónero narrativo de no muy extensa, pcro sí intensa. r'cpercusión
en la novela europea, espccia,mente en lo que atañe a la estruclurir na¡-r:rtiva. La
primera es obra de Heliodoro (siglo UI de nuestra era), la segunda dc Aquiles Tlcio
(siglo v).
La novela de Heliodo|o fue traclucida ¡ principios del siglo \vt por el buen
humanista F-¡ ancisco de Ve¡ g¡l a, rL¡to¡ de la primera Cramtítica grieg¡ d! mrt or espa¡iol.
D[dos los conocimientos de Vcrgala es más quc un tópico se viene |epitiendo
desde Menéndez Pelnyo- decir que es lamcntable que -que
est¡ traducción temprana
quedase manusclita y después se perdiese. Su Iítulo selí¡ llístoriu Ltitipica de los
aDlotes ¿e Te/igenes y Cariclea. E¡ 1554, e¡ Amberes, un anónimo puhlica sr Híslot,io
etiópica, traslacluda tlc francés en vulgar co:;tellano, por un secrero untiBo l. !u patti,,
cott¿gi¿.l, según el gtiego, por cl Dtis¡tto. Es ésta un¡ trallucci(in scrvil v nr¡lil dc la
vers¡ón flancesa de hcobo Amyot, el gran t¡llductor fráncés de Plulirrco- En l58l el
toledirno Fernando de Men¿r pub¡ica olra versión. esta vez desde cl Ialin, tit luda
Historia de los leales amatücs Teá¡.¡enes y Cariclea, que fue r'eeditad¡ virr ias vece!. ¡na
er¡ P¡rrís en 1615. relocada por César Oudin. Y aún se reedililríir rr linales del siglo
xvrr, en I787.
I-a novela de Aquiles '[acio, Etotika o Clbort l y Letcípe no fie (rrducida eñ
España, sino que se conoció a ravés de una relundición de Ludovico Dolce en sus
Anorosi tagíonantetÚi (1546). Quevedo había traducido la novela de lacio. pero esta
vers¡ón se ha pcrdido.
La verdadera fa¡ra de estas novel¡s ha sido discutidu rccientenrcnte por Carlos
Romero, quieÍ con rnucha se¡satez pone en dud:l qtle hubiesen sido conocidas en el
siglo xvf y principios del xvll cie una forma exlensiva, hasta hacerse populales.
Romero cree que su fama fue muy intensa entre humanistas y escritores. estando
inchso de mod¿ al citarlas, como hace Lope en La da»ú bobo.
Los novelistas, y hasta los dramaturgos (Caldcrón, Montalhtin) y los liicos (Co-
llado del Hierro) sí que aprendieron mucho de estas novelas biznnlin¡s. erpocialmcnlc
en ct¡anto ir cre¡r' un clim¡ de suspense y conrplicar cl afgumenlo. 'li)(lo clli) cru muy
propio del amb¡ente manierista, cn e¡ que est¿¡s novelas se divulgaron cn l:sparia.

Características del géne¡o


El profesor Ynduráin distingue dos elementos fundamenlales cn esle lipo dc
novelas: uno di árnico quc forman las «aventüras cntre reales y marlvillosirs qr¡e se
succden en pe pecias sorprendentes y peligrosas para los protagonistas"l y ot¡'o en
cuanlo a los afectos en los que «se nos presenta un amof puIo, ¡p¡sion¡(lo y sometido ¡ ili
¡I
90

iiil¡
I
li¡,i
H STONIA DE LA I.ITERAfURA I

dil¡ciones y lejirm¡entos que impone la aventu¡I1 o ¡a continencia que exige l¡ amada,


hasla el matrimoDio, en las contadas ocasiones de respiro que concede su ase¡dereado
Peregrinar».
I'odcnros distinguir, ent¡e los diversos problemas que p¡antea toda novela: el
llrgu¡renlo. el tema. los pelson¿úes, el ambiente y la técnica. En cuanto al a¡'guDrento, el
principal recurso es l¡ complicación hiperbólica de las avenluras; en cu¡nto al temi¡, Ios
problem¡5 planlcados son los de fortuna y providencia, amor y castidad, con f¡'ccuencia
en Ia Clontla¡-¡-cforma- con Lln sentido cr¡stiano, incluso simbólico, como en
-ejLamos
cl Pe¡síle:;, y con cicrtos loques místicos, como er\ l^ Selva de aver¡l!¡trs de Contreras.
El ambicnte es variirdísimo y po¡e de manifiesto costumbres, cultu¡as de ¡nuchos
lugares, ) el inlcrés por la geografia y por la historia de los hombres baarocos. Se presta
i¡cluso a unir rglofir.ración de datos erudi¿os, en lo quc es p¿rralelo a ciertas noveiiis
p¿storiles, cor¡¡o L« Arcor{iu de Lope. Los personoje§, generalmcntc una parej:r, son
ji¡ndamentale\ en e5te lipo de novela, donde se describen efectos, pen¿s, trabajos, en
una rica Sanrx psic¡)lógicir que parece un acercamicnio a l¡ vida de toda la vena de la
lí¡'ica cancioneril ) peu'uIquis1a de que estaban imLruidos los bar¡-ocos
Creo que e\ cn la técnica en lo que estas novelas significaron n)ás, dldo cl
nromento en qu. lpill eccn cn España la época de ¿d Dfuna al Persiles-. petíodo
de trn grnndc prcocl¡p¿ción por -de
romper Ia monotonía cror¡oló8ica de la novela medieval
y po¡ crear suspenre y nuevas pelspectivas de narraaión. Tres son Ios ¡ecursos
Iirndamcnt¡lcs dc e\lir ¿rportación: l.o)El relato etnpieza "in mediare", con la lrpelición
tlcl ploblema o peligroso-- de un personaje, par'a luego ii desentrañando al
-xm(n'osoe ir dándole cuenta del pasa(lo de l¿l historia. 2.o) Pcro, ¡l mismo
ll'clor lor anleccdeDles
lie¡rpo, va.re nLlo un p¡esenle, con lo que se prod!¡ce una típica dualid¡d tempor¡l
hürroca. J.() .1 lil \iluac¡ón del presente, se une la del futuro y el pasado, con lo que se
p|crrluce. anlc cl !i,rn)pre desconce|tanie porvenir, el evidente suspense y la evidcnle
!u¡iosiclad (lel lcttor. que tiene que mantener, de esta forma, su inieligencia despicrta en
pos de l¡ l¿illnli¡ qr¡c .s conrpleja, y su corazón preparado para rccibil los sent¡mien¡os
\lc los protirgoDi\la\
E\t¿r co[rplic¡(iinr ri¡rlilliva liñó g,-andes zonas de la novel¡r española fueru del
!éfl('r'o propiirnren¡c hizirn¡ino. Sipensamos en el au¡nento de arliñcio en la su¡rd, ma\ o
¡nenos h¿ibil. dr Io\ cla\ corlas interpoladas en otros relalos de mayor exterrsión. que v:1
desde Lu Diu¡ti ¡ I u Galt «t, y desde ésta al Q¡¿¿¡¿rle, tendremos una cl¡ra idca de que
la rrovelir bizirnlin.r- r enrís de un género, es u¡la técnica lundámeÍlal en la milyol parle
rlu l.r nt'r"1., ,lrl s.. , .ie l)ro esp¡¡iol.

I-os dos pionet-os


La novelll pr opi¡nrcnle bizantina emp¡eza en España con Alonso Núñez dc Reinoso
), su ¡1¡.§/¡rri¿¿ rlc l¡¡: utnora!; de Clareo y Floñsea y las ltisteaas y trab¿Úos .l? lQ sin
¡er,turu lsat, n4trrul ¿c E!¿so (Venecia, 1552). Reinoso habíl nacido en Guaditlajara y
vi\.ido en Ciudird tlodrigo, donde tuvo amiSos y protectores, y e¡ ltalia, dondc conoció
a Dolce. cut,a rcr.iiin r.te Aquiles Tacio tanto iba a influir en el español. E¡r cse nrismo
r,ao y ciud¡d püblic(l t¡n lomo de poesías de poco valor. Dos años después la novel¿r fue
r¡rdLrcida ¡l irrrncér por Jacques Vincenl con el título de La plaisunte hi!toír? ¿?s
ttnours ¿. F'lot¡sL.? ct ¿e Clareo, et aussi de la peu fortunée Isea.
[-a fucntc dc Ilcinoso es la adaptación de Leucípe f Clitofonte de Aquiles Tacio
hecha por Dolce ct stt\ Ragiotla¡ienli. El propio Reinoso lo explica así en una carl¡ a
.luan Nlica'. at ,renrc !le Ia novela: "Habiendo en cas¡ de un librero v¡sto e¡l[e algunos
libros uno qu(' Ut¡.|)rd¡rt¡enlo de a úr se l¡ama, me tomó desco, viendo tan buen
xonrbre, dc leer ¡l8o cn él: y leyendo una carta que al principio eslirba, vi que aquel
libro hirbí¡ sirjo escrito prinrero en lengua griega, y después en ¡alina, y úllimamente cn
losclna: p¡\iin(l() adc¡¿nte hallé que comenzaba en el quinto libro. El haber sido
'
T
xxl26 ]STORIA OI LA L TEFATURA ]

escrilo e¡ tantas lenguas, el faltarle los cuatro primeros libr'os fue causa qtte ntes
cLlliosamente desease enlender de qué trataba, y a lo que pude jt¡zgilr, tl]c p:rrecio cos-i
dc gr-an ingenio y de viv¿r -v agraciadr invención. Por lo cual acordé de. initrrnclo y no
rLr¡n:rnzando. escrebir esla mi obra..., en la cual no uso ntás quc de l¡ in\cnción \
rlgunils palal)ras de nquellos razona,nientos.»
En cfccto, de los ocho libtos del Leucipe, Reinoso §ó¡o dispuso de los cuatro
úllimos, ¡ los que init:r clesde el capÍtulo t hasta el 19, siguiendo luego libremente hast¡
cl 32 en que auaba i¡ novela. De esta forma liene que invenl¡rse los alrlcceden¡es de sl¡
nalütr:ión y lodos los úli¡mos capítulos. Además. ya en Ia primera pRrtc lnri: inrit¡li!¡,
ilventa cpisodios conlplelos, como el de I¿L ÍnsülA de la princesa Narcisirrnlr. ¡, curnienzrl
dcl c¡pítulo I[. A veces. traduce trozos, conlo é¡ mis¡no ¿]dvierte cn li¡ clrlit. UliliTir l¿r
at¡tobiografía, a¡ poner lir narración cn boca de l§ea, gan¡ndo coll ello esLe pers,tnie. )
l¡ n¡rración en perspectiva. Ennoblece el carácfcl de Clareo. quita ohsc!niLl¡d al rellLto.
suprime digresiones y uliliza olras fitenies c¡ue redondcan su novela. crlmo la /ir?l¿la,
Séncca, Ovidio y Mateo Brnde¡lo.
Iil argumenlo es el siguiente: Clareo y Floriseir, prorretidLrs, lleg¡t1 Li Al.'iandría.
viviendo cqno hermanos, pues es(c voto habÍ¡ hccho él antcs rle ca¡irrst'con ell¿r.
Menelao rapta a Florisea y fingé haberla decapit¡do relllided corlir la c¡heza a una
csclnva- y huye. Desesper¡do, Clareo cs requerido -en cn matlimonio 0or lse¡. ¡l parccer
viuda. EI, bajo p,'esiones, ¡ccede, pero nocor'lsuma cl malrimonio. An¡recc el marido.
Tesiandro, que no habío mue¡to, y malt¡-ai¿r y encierm a Clareo. Se e¡cuentran asi los
(los amantes. pucs Florisca aparece como esclavn de Isea, en Poder (le 'l c\iirndl o el cual
se enaolor¡ de Florise¿ y la csconde, h¡cicndo colrer lll voz de que hll \ido a\cs;n¡da.
Clarco sc decta¡a ct¡lpable de este fxlso asesinato y acusa de complicid¡d f¡lritmente ir
Isca. La aparici(rn de Florisea acaba con el emblollo, volvielldo a lJizilnrio los dos
amaDtes y casándosc. Isea. en cl úllimo capítulo, "llegó a trna ciudad (le ll\pirü.t. a un
mon¡sferio (te nro4ias, y colno no qucriéndol¿ allí recihit pol moll.irl. \a toth¿rcó y
¡portó a la ínsulo pilstoril, rrlonrle la par'eci(t esclebir csla su ohtil" (irn)r) )ir ¡dvirli(i
ñlcnéndez l)elnyo, cste final anl¡clerical es muy curioso. pues e¡ ftrerle rrlxqLrc conlra Ias
mon¡as entr\»1cl¡ a nueslra novcla con las corrientes erasnlista§ del Rcrracinienlo y l¡
sepala de la.t¿lvr ¿/e ¿te luras odelPetriileri,
El otro pionero de la bizanli¡¡, del que también sábemos ¡11u) poct'- cs Ccr-ónimo
de Conlleñls. c¡pit¿in, que también vivió en Italia y fue poet¡ y prosi\la. Ptrhlicó en
Barcelofla, en 1565 sll Selva de tventuras, que se impr¡ñió bast¡nles \eces. F_uc
haducid.r ¡t frarcés en 1580. Si Clarco y Florisea ha influido en el Pet'1i|.\. la .9¡/r'¿¿ ¿/r'
arenturas sirve de precedente i\ El percqt¡,ú c su pufria de LoPe.
Contreras nos cuenta como el caballero sevillino Luzmán y la (lonrell¡ Arbole¡,
íntimos desde la infancia, están enamorados. Pero elia ha pror¡letido h¿rcerse nrnnj¡r. )
cua0do él Ie declara st¡ amor Io rechaza. MArcha a Italia, busc¡nclo olviclo e¡ llr
auscncia, en hábito de peregrino, y en este viaje se encuenlra y c()nvcf\¡ con divc.sas
personas. a las que pide y da consejos y que Ie cuenten sus v¡das. hcch(t e\le ú¡tinro
ilndament¡l en la novela barroca a Ia hora de intercalar novelils con llLcilitl¡rl. l-as
historias que se cuentan son mlly interesantes, ya pasloriles, ya c(nlt'\rrnirs. c'\llin nrá\
cerca de l¡ realidad del momento que del mundo bizantino Un{ lle cll¡s. ll linxl.
es el cautivedo de Luzmán en Argel, con lo que la narr¡ción se hirc§ rcl¡t(r de cau-
tivo, tan frecucnte poi estas fechas Por fin, vuelve a su patri¿r. sc enlcra dc qttc
Arbolea es ya monja, la visita, regresa a casa de sus padres dr)ndc cen r sin
qe|
recohobido. y, tras abrazarios, decide haccrse ermitaño cercit tlel colrvento dc
Arbolea.
Esta novela, llena de grandes sentimientos y de reliSiosidad fue. sin embargo.
colocada en el índice expurgatorio por ta Inquisición.
Contreras regist¡a un influjo directo de La Diana de Montemayo. pres inte¡_cala
ri I

ü
I]LSTOFIA DE LA LJTEI]ATUFA I t:< r-

versos, como ellil. y divide su narración, exactamente igual, en siete libros. Su prosa es
csmer'¡dr, y lr nr)velir breve e interesante.

El finaltlelgtincro
Tend.íamos que haber hablado antes de la culminacióD <1e El peregrito en
tu purrit <le [.ope 1 cl PcrsiTes, ésta sobre todo, de Cervanles, pcro ya est¿Ín anllizxrlas
lnrbas en los rcflrir\ d. sus r'cspectivos autores- Véanse ¡llí-
Lll foftuna (lrl /1,rrr1¿r lle rnmensa. Se cditó seis veccs er el mismo año, ¡617. Iin
I6l8 se plrtrlic¡ ij¡ ll¡uselas en español, y ese mismo año se trarduce dos veces al
l|lncés. ED I6l9 \e tlirduce al inglés y en 1626 al ilal¡ano. Rojas Zorrilll escribe irn
.lrirrna titul¡(lo Ptts¡l.r' t Scgís,]/ n¿./«; Bcaunlont y Fletcher escriben en inglés L¡na
comerlia influidir p,rr ün cpisodio delPerl¿1er.
El géna¡o. dc\p ús de Ce¡vantes, no volverá a producir obras maestr¿s y s!¡s t¡es
últimascreacioner,ef.cluad¡sbajolainflue¡ciadelP¿,'r¡-ler,sonmerasobrsdcépoca.
So traln de )¡ Hitrt¡rir le Hipríl¡to )t Aminta de Francisco de Quintal¡ (Madrid, 1627),
Etttor!:io \' (;loriltn¿ Lle Suírez de Mcndoza (Madrid, 1629) y la flrs toia ¿c Se»vt¡lis !
A¿n»todanr¡ dc Jr¡rLn Erríquez de Zúñiga (Madrid, 1629).
Tenenror ir\lcrnii\ que indicrLr que, en Io que tiene de nalrativo, el Cit¡ctit de
Cr'acián es. en irlguna mancra, una novela bizantina por las técn¡cas que utiliza.

:3
ünie¡lflacii¡ra bfi bniognáfüca

I, LA NOVEI-A PASTORIL
._ Juan Baulisla Avalle-Arce: La novela pastoril española. Madrid,Istmo, 1974.
2.a ed. coregida.
-_ F. l-ópez Estrada: ¿or líbros de pastores en la l¡teratura española. Mad¡i¡l,
Gredo§. I974.
II. LA NOVÉT-A MORISCA
- Lui5 lvforales Oliver: ¿ul novela mori¡ca de tema granadíno. Madrid 1972.
Libro ésle especialmente inútil.
ut. LA NO\TELA I]IZANTINA
N{. Nlenéndez Pelayo Orígenes de la nov¿la, U. Madrid, NBAE, 1910.
IV. -GENERAL
-_ M- Ménendez Pelayo: Orígenes de la noyela.

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