Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Pregondelcorpus
Pregondelcorpus
CHRISTI
VILLACARRILLO
25 DE MAYO DE 2013
FRANCISCO JOSÉ MARTINEZ ESTUDILLO
1
El sol ya ha caído en esta tarde de mayo, cuando nos reunimos aquí, en
nuestro querido Villacarrillo, para cantar al Amor de los amores, cantar al
Señor de nuestra vida, a la luz del mundo y pan de la tierra.
Él nos dice: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy
yo en medio de ellos”1
Quiere entrar una vez más en nuestras vidas. Quizá vengamos cansados
de los afanes de este día. ¡Qué lento y duro se hace a veces el camino de
la vida! Traemos nuestras preocupaciones, nuestras soledades y nuestras
heridas. Traemos también nuestra confianza y nuestra esperanza en el
Señor.
No serán mis pobres palabras las que más resuenen en esta noche. Serán
las vuestras, queridos amigos, las que Dios espera.
1
Mt. 18,20
2
Sal 138
2
Tejamos entre todos este pregón, hecho de pequeñas oraciones, trenzadas
en una inmensa plegaria de alabanza y ofrenda al Señor al caer de la
tarde.
3
San Juan de la Cruz, Noche oscura, o Canciones en que canta el alma la dichosa ventura que tuvo en pasar
por la oscura noche de la fe a la unión con el Amado, n. 8.
3
En primer lugar, se despertaron innumerables recuerdos de mi infancia y
mi juventud, memoria agradecida de lo vivido y de las personas que han
configurado gran parte de lo que soy. De mis padres que me transmitieron
su fe y me regalan su amor; de la presencia imborrable de mis abuelos; de
mis hermanos y hermanas y de todos los suyos que son también los míos;
y de los amigos de aquí y de allí, de ahora y de siempre. Pero
especialmente, de mi esposa, con la que he ido caminando desde aquellos
años de juventud y de nuestra hija que es el regalo más preciado que Dios
nos ha hecho.
4
Lo que realmente me sobrecoge es que yo, pobre caminante en la fe, he
de hablaros de Dios, de Cristo vivo en la Eucaristía. Y es que ante el
Misterio, ante Jesús Sacramentado, solo cabe arrodillarse y quedar en
silencio.
En este año que la Iglesia ha querido llamar “año de la fe”, que el Papa
convocó con un bello texto “Porta fidei”4, si me permitís, podemos juntos
abrir la puerta de la fe. Al final de la escritura leemos: Mirad que estoy a la
puerta y llamo. El Señor está a la puerta. ¿Queréis abrir esa puerta de la
fe?, ¿queréis que la traspasemos juntos?
Así, con estas humildes alforjas, me dispongo a iniciar este pregón que
hemos de tejer entre todos. Serán vuestras palabras pronunciadas en
silencio las que Dios espera esta noche aquí.
4
Carta apostólica en forma de motu proprio Porta fidei de Benedicto XVI con la que se convoca el año de la
fe, 11‐X‐2011.
5
Lc, 24, 13‐34.
5
El relato nos habla de pérdida y de presencia, de invitación y de acogida,
de comunión y de misión.6 El acontecimiento eucarístico se revela en las
más profundas experiencias humanas, como el amor, la tristeza, la
intimidad o el compromiso. La vida que estamos llamados a vivir se
descubre en la Eucaristía. En ella descubrimos la verdad de lo que somos,
de nuestro origen y de nuestro fin.
El relato de Emaús tiene tres partes: “se puso a caminar con ellos”, es
decir, la que nos habla del encuentro; “lo reconocieron al partir el pan”, la
que nos dirige la mirada a la Eucaristía y a la vida compartida; y “se
volvieron a Jerusalén” en la que da comienzo la misión.
6
Inspirado en Henri J. M. Nouwen, Con el corazón en ascuas. Meditación sobre la vida eucarística. Orbis
Books, New York, 1994.
7
Agnes Gonxha Bojaxhiu (Uskub, actual Skopie, Macedonia, 26 de agosto de 1910‐Calcuta, India, 5 de
septiembre de 1997), llamada Madre Teresa de Calcuta, religiosa de las Hermanas de Señora de Loreto,
premio Nobel de la Paz en el año 1979 por su dedicación a los más necesitados y fundadora de la
Congregación "Misioneras de la Caridad", fue beatificada en 2003.
8
Madre Teresa de Calcuta, El amor más grande, Ed. Urbano, 2010.
6
alimento para una vida entregada; y el anuncio de lo vivido, que se
convierte en misión.
9
S. Agustín, Sermón 232
7
Mientras los dos viajeros caminan, Jesús se acerca y se pone a caminar
con ellos; pero sus ojos son incapaces de reconocerlo.
De pronto algo empieza a cambiar, sus ojos ya no miran al suelo, sino a los
ojos del extraño que se les ha unido en el camino y que les pregunta: ¿De
qué vais conversando por el camino?
10
S. Agustín, Sermón 235
8
Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura,
e, yéndolos mirando, con su sola figura,
vestidos los dejó con su hermosura11
EL SILENCIO
11
San Juan de la Cruz, Cántico espiritual (Canciones entre el alma y el esposo), canción 5.
9
El silencio nos da una nueva perspectiva para mirar la vida. Necesitamos el
silencio para llegar al fondo de nuestro ser. Porque lo esencial no es lo que
decimos, sino lo que Dios nos dice y luego lo que dice a los demás a través
de nosotros.
Qué bien sabéis, queridos adoradores y adoradoras, del valor del silencio y
de la contemplación como paso previo al encuentro con el Señor.
12
Madre Teresa de Calcuta, El amor más grande, Ed. Urbano, 2010.
13
S.S. Benedicto XVI, Audiencia general, 6 de marzo de 2012, catequesis sobre la oración.
14
S.S. Pablo VI, Discurso del 7‐12‐1965, Sesión de Clausura del Concilio Vaticano II.
10
Abro ahora el libro de la memoria y recuerdo los turnos de vela en aquellas
vigilias de oración ante el Santísimo. Recuerdo a nuestros mayores,
adoradores que nos precedieron, adoradores en Espíritu y en Verdad,
hombres recios, sencillos, con la fe arraigada en sus vidas; recuerdo la
intensidad de las miradas en el silencio de la noche, en el silencio de las
almas, con el corazón arrodillado ante el Señor de la vida.
LA ORACIÓN Y LA FE
15
Mc. 1,35
11
que manaba de lo hondo de su persona. Él nos dice: “Yo hablo lo que he
visto junto al Padre”.16
Orar implica cambiar de perspectiva y tomar empuje para actuar bajo la luz
que se ha recibido, tomar distancia respecto de la inmediatez de los
acontecimientos para percibirlos desde su fondo, para ver con los ojos de
Dios y con el sentido profundo que Dios quiere mostrar. La oración nos
cambia la mirada, nos cambia la vida.
16
Jn. 8,37
17
Ap. 3,20
18
San Juan de la cruz, Cántico Espiritual, canción 14.
12
reconocerle. Pues como escribía la santa andariega que también pasó por
nuestras tierras: “oración mental no es otra cosa que tratar de amistad
estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos
ama”.19
Un gesto hecho de tres verbos: tomar, partir y repartir. Tres verbos con un
significado profundo que puede cambiar nuestro ser:
19
Santa Teresa de Jesús, Vida, 8,2.
13
Tomar el pan implica asumirse y aceptar la propia vida. Cada cual debe
hacer suya la porción de existencia que le ha sido confiada. El pan
sabemos que contiene costra y miga, duricia y blandura, todo un rico
relieve hecho de barrancos y frondosas espesuras, abismos y cimas.20
20
Adaptado del libro de J.Melloni, El Cristo Interior, Barcelona, 2011, Ed. Herder.
14
Sobrepasados, pero sintiéndonos convocados una y otra vez, seguimos
celebrando la Cena del Señor dos mil años después, con la esperanza de
ser configurados por él. Mientras, Cristo se va formando en nosotros.21
Cierro los ojos y recuerdo ahora el día en el que me acerqué por primera
vez a la Eucaristía y quiero de nuevo soñar los sueños que soñé. Aquel
primer encuentro, preludio de muchos otros que vinieron después e inicio
de una amistad. Las manos firmes de mis padres y la compañía de mis
abuelos me daban seguridad. La inocencia y el sobrecogimiento al
acercarme a recibir a Jesús. Volver a los primeros brotes de la fe es
acercarse a la verdad de lo que somos. Aun hoy, 40 años después, ante el
misterio de la Eucaristía que me supera, solo puedo decir como aquél
apóstol de fe débil: “Señor mío y Dios mío”; y remembrando versos del
poeta granadino, pienso que yo, Señor, te miraba como Dios anclado en el
amor de la carne, brisa y materia juntas, forma breve de rumor inefable,
Dios en mantillas, Cristo diminuto y eterno; te vi presente sobre tu
Sacramento, llama crepitante, muchedumbre de luces y clamor
escuchado.22 Sentí entonces que la mirada del corazón en la
contemplación del Señor es el acto más alto y pleno del espíritu con el que
podemos soñar.23
“El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe.
El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. Y el
fruto del servicio es la paz.”
21
Gal. 4, 19
22
Inspirado en Federico García Lorca, “Oda al Santísimo Sacramento del Altar. Homenaje a Manuel de
Falla”, Odas, en OO.CC, Barcelona 1996, Galaxia Gutenberg, I, p. 463.
23
Inspirado en la citada frase de Pablo VI.
15
“Se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ciñó una toalla,
vertió agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los
discípulos”24.
24
Jn. 13,1‐5
16
“Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos
menores, a mí me lo hicisteis”25
Y añade:
Ahí es donde tú y yo entramos en el plan de Dios.
La vida nos ofrece cada día oportunidades para el amor, la mayoría de las
ocasiones en las cosas sencillas, en la familia, en el trabajo, en los
encuentros cotidianos. Y es que el amor para ser auténtico no tiene por
qué ser extraordinario. No sabemos cómo será el encuentro con el Padre al
final de la vida, probablemente no nos preguntará: ¿cuántas cosas has
hecho, hijo mío?, sino, ¿cuánto has amado?, ¿cómo has amado?
CRUZ Y EUCARISTÍA
25
Madre Teresa de Calcuta, El amor más grande, Ed. Urbano, 2010.
26
San Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Evangelio de Mateo, 50, 3‐4: PG 58, 508‐509.
27
San Juan de la Cruz, Dichos de luz y amor, n. 59
17
José Luis Martín Descalzo, que fue pregonero de nuestro Corpus, lo
expresó bellamente:
Detrás del Jueves vino el Viernes: era
necesario. ¿O acaso alguien sabría
llegar impunemente a la osadía
de amar hasta la muerte y no muriera?
La comunión con Jesús significa hacerse igual a Él, entregar la vida por los
amigos, amar hasta el extremo. Con Él estamos clavados en la cruz de
esta vida en la que se entretejen los hilos de la dicha y del dolor; luces y
oscuridades; alegrías y tristezas; con Él también yacemos en el sepulcro al
final de nuestras vidas terrenas; pero también con Él, bendita noticia,
resucitaremos y podremos disfrutar de su presencia hasta la eternidad y
acompañar a otros caminantes perdidos en su viaje.
28
Efrén de Nisibi, Himno Pascual.
29
José Luis Martín Descalzo, Testamento del Pájaro Solitario, Ed. Verbo Divino, p. 82, 1991.
18
Vuelvo otra vez a ese puñado de recuerdos almacenados en la bodega
íntima de la memoria. Recuerdo la emoción de los que hemos tenido la
fortuna de llevar el trono del Corpus sobre nuestros hombros. Suenan las
campanas de nuestra torre vandelviriana, es el día de la procesión, nos
envuelve el olor a incienso y se inician los compases del Cantemos al Amor
de los Amores. Nos miramos, y en silencio, decimos con orgullo: “Llevamos
al Señor en nuestros hombros”. Horas después, terminada la procesión,
apagada ya la emoción, brota un sentimiento y una convicción más
profunda: “No somos nosotros los que te llevamos Señor, eres Tú el que
cargas con nuestras vidas”. Entendemos entonces tu promesa: “Venid a
mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”30
Gracias Señor.
Una frase del relato de Emaús nos lleva directamente al misterio de la fe:
“…lo reconocieron; pero Él desapareció de su vista”. En el mismo
momento en el que lo reconocen, comprenden ahora que Él habita en lo
más profundo de sus vidas, que habla en ellos, que vive realmente en
ellos. Cuando comen el pan que Él les ofrece, sus vidas se transforman en
la vida de Él. Y precisamente en ese sagrado momento, Él desaparece de
su vista. Esta experiencia es vivida también cuando celebramos la
Eucaristía y nuestra vida es eucarística. Se trata de una comunión tan
íntima, tan sagrada y espiritual que escapa a nuestros sentidos. No
podemos tocarte, ni verte Señor, pero te sentimos dentro. Quizá en un
lugar tan profundo de nuestro ser que ni nosotros mismos hemos estado
allí. En aquella “soledad pensativa”, libre y cautiva, muerte y desvelo, en la
que “canta la luz herida”.31
30
Mt 11,28
31
Inspirado en “Soledad” de Federico García Lorca, Odas, en OO.CC, Barcelona 1996, Galaxia Gutenberg, I,
p. 461.
19
Pero es también la soledad de la fe, la soledad de la vida espiritual. La
soledad del creyente que sabe que el Señor está a su lado, a pesar de las
oscuridades, las dudas y el silencio, o precisamente en ellas.
¿Quién mejor que San Juan de la Cruz para expresar esta soledad de la
noche oscura? Preso en la cárcel de Toledo, escribe el poema que titula
“Cantar del alma que se huelga a conocer a Dios por fe” y que comienza
con estos versos:
“Que bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche.
Aquella eterna fonte está escondida,
que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.”33
32
S.S. Benedicto XVI, Audiencia general, 6 de marzo de 2012, Catequesis sobre la oración.
33
San Juan de la Cruz, Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios por fe (La fonte).
34
Lc. 24,31
20
Jesús Eucaristía, Tú eres la luz de nuestras oscuridades. ¿Qué sería la
vida sin ti Señor?
35
José Luis Martín Descalzo, Testamento del Pájaro Solitario, Ed. Verbo Divino, p.82, 1991.
36
Lc. 24, 32
21
Por eso, tras la celebración de la Eucaristía, tras la oración y
contemplación del Santísimo, nuestra vida no puede ser la misma: debe
cambiar nuestra mirada al mundo y nuestra forma de relacionarnos con los
demás; han de brotar el perdón y la reconciliación cuando aparezca la
discordia; ha de cambiar la manera de afrontar el sufrimiento; y se deben
de renovar nuestras esperanzas y deseos. Así, “La Eucaristía es fuente
y cumbre de toda la vida cristiana”.37
Además, los dos discípulos se han hecho amigos de una nueva manera.
Ahora les une una nueva misión, tienen que comunicar algo importante,
urgente, que no puede permanecer oculto, algo que debe ser proclamado.
El relato lo resume de forma breve: “Y, levantándose al momento, se
volvieron a Jerusalén”38.
37
Cf. CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, 11.
38
Lc. 24,33
22
No todos nos escucharán. Solo unos pocos nos abrirán las puertas de sus
casas, las puertas de la fe, pero siempre que se produzca un verdadero
encuentro que lleve de la desesperación a la esperanza, y de la amargura
al agradecimiento, veremos cómo la vida, una vez más, se abre paso en
las fronteras de la muerte.
Ser instrumentos de Dios para que la alegría triunfe sobre la tristeza, el
perdón y la reconciliación sobre la ofensa y la luz sobre el pesimismo, es
asistir a un milagro. Las veces en las que este milagro acontezca serán
suficientes para decir que la vida merece la pena.
23
“Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los
hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de
cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y
angustias de los discípulos de Cristo.”40
40
Cf. CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el
mundo actual 1.
24
nos hablaron de su experiencia de Dios e hicieron que nuestro corazón
empezara a arder en la fe.
Gracias por Aquella hija fiel de Sión, modelo de santidad para la Iglesia:
María de Nazaret, mujer eucarística, como la llamó el Beato Juan Pablo II.
María es modelo de actitud espiritual y de disposición interior a la voluntad
de Dios; modelo de cómo cada uno de nosotros está llamado a recibir el
don que Jesús hace de sí mismo en la Eucaristía. Entremos en la escuela
de María y aprendamos a vivir eucarísticamente.
L A PAZ y LA ALEGRÍA
El fruto del servicio y la misión es la paz y la alegría. “El que pierda su
vida por mí, la encontrará”41 es la promesa del Señor. Una vida
eucarística es una vida plena y el regalo de Dios es la paz y la alegría.
41
Mt 16, 25
42
Jn 14,27
25
El Señor nos invita a interiorizar el amor recibido, a irradiar el amor vivido:
os dejo la paz, os encargo una tarea; os doy la paz, os hago un don
gratuito. Tarea y don, amor y servicio en una sola cosa.
¡Cuántas veces lo hemos cantado! con voz rota y lágrimas en los ojos:
“Cristo en todas las almas y en el mundo la paz”
Sigamos contándola una y otra vez al salir de aquí, con una vida que sea
auténticamente eucarística, y como un fuego que enciende otros fuegos,
anunciemos que Cristo Eucaristía es nuestra vida. Esta historia, no
acabada, hemos de seguir escribiéndola con nuestras vidas.
26
atardecer te reconocieran al partir el pan, nos reconocieran por partir el
pan.43
Y como aquél peregrino que venía de Loyola, loco de amor por Cristo,
podremos decir:
43
Inspirada en un himno del Oficio divino de vísperas, debido a Joaquín Blanco Vega.
44
Jn. 8,32
45
Jn. 14,6
46
J. Melloni, El Cristo Interior, Barcelona 2011, Herder.
47
Lc. 24,29
27