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Resumen Primer Parcial
Resumen Primer Parcial
PRIMER PARCIAL
Hoy en día, la prisa empuja al sujeto a retornar cuanto antes a la velocidad productiva.
No hay tiempo para el psicoanálisis.
1) Aspectos semiológicos
2) Patogénicos
3) Etiológicos
4) Las nosografías psicopatológicas
- Psiquiatría
fuentes privilegiadas de recolección de datos empíricos
- Psicoanálisis
Es importante conocer los límites de este trípode: psicopatología, psicoanálisis,
psiquiatría.
- Enfoque descriptivo
- Enfoque interpretativo
- Enfoque estadístico.
Enfoque descriptivo
SXVIII: Francia, Pinel y Esquirol (discípulo y continuador). La locura pasa de ser
sometida al encierro - un desorden a ser controlado- a convertirse en un
objeto del saber médico.
Para Condillac (padre ideológico de Pinel) la ciencia es una lengua bien hecha, y
una lengua que funciona bien es la que nombra lo real.
- causas físicas,
- herencia
- causas morales (pasiones intensas, contrariadas o prolongadas, excesos).
Si esta era la clínica sincrónica (Bercherie), luego vamos a tener acceso a una
Falret prepara las bases para la construcción de una nueva clínica: estudia la evolución
de la enfermedad, pasado y porvenir del enfermo, compila signos negativos, presta
atención a signos secundarios, diferencia entidades que antes (Pinel y Esquirol) se
▪ Pura observación
▪ Separada de consideraciones respecto de la etiología o prácticas
▪ Consideraba a la locura como un género unitario, homogéneo, cuadros
sincrónicos
1) La alienación mental
2) Las enfermedades mentales
3) Las estructuras psicopatológicas
Crisis paradigmática se produce a mediados del sXIX con la obra de Falret (discípulo de
Esquirol). Artículo: De la no existencia de la monomanía. La enfermedad mental ya no
es única sino que está compuesta por un conjunto de especies mórbidas. Estas son
distintas, caracterizadas por un conjunto de síntomas y una marcha determinada.
En este paradigma se constituyen las grandes nosografías tal como las conocemos
hoy.
El campo de la psicopatología
PSIQUIATRÍA
PSICOANÁLISIS
Clínica sincrónica:
“La alienación
mental”
“Las grandes S.Freud
estructuras
Clínica diacrónica psicopatológicas”
“Las enfermedades
mentales”
Actualmente vivimos una crisis paradigmática, en gran medida a causa del boom
psicofarmacológico. Se abre el interrogante de si esta crisis ha conducido o no a un
cuarto paradigma, en función de lo que representa hoy en día el auge de los manuales
DSM, cuyo modelo sindrómico pretende ocupar el lugar central de la práctica
psiquiátrica.
Enfoque interpretativo
Con Freud, la invención del icc y sus tópicas, se inaugura una nueva perspectiva en las
consideraciones etiológicas: aporta una nueva teoría del aparato psíquico de la que se
infiere un Sujeto descentrado de la conciencia y una nueva perspectiva terapéutica: la
cura por la palabra.
Asimismo, señala que existe toda una psicopatología de la vida cotidiana que
desdibuja las fronteras que separan lo normal de lo patológico.
Enfoque estadístico
Este último es el que sostiene la clasificación CIE de la OMS. Más conocido como DSM.
Sostiene la causalidad anátomo-fisiológica de los síntomas, tiene un sello fuertemente
neopositivista y de reduccionismo biológico.
- Real
- Simbólico
- Imaginario
“Se los dí para que supieran orientarse en la práctica”. Son esenciales para dilucidar
cómo se estructura la experiencia analítica. Constituyen para Lacan una orientación en
el estudio del psicoanálisis y SON LOS REGISTROS ESENCIALES DE LA REALIDAD
HUMANA.
Novedosa es no solamente la introducción de los tres registros, sino el modo de
articulación entre ellos: el nudo borromeo, donde cada uno de los registros está
representado por un redondel de cuerda que se anuda a los otros dos. Y de ese modo
constituyen la estructura.
“La definición de nudo borromeo parte de tres (es distinto de la cadena, por ejemplo), a
saber que si de tres ustedes rompen uno de los anillos todos los otros están
Lo imaginario
- Lo imaginario es el reino de la imagen. Es el registro de la impostura, del
señuelo, de lo ficticio en la relación intersubjetiva. Se incluyen aquí todos
los fenómenos de fascinación, de seducción, de ilusión.
- Concierne a la proyección imaginaria de uno sobre la pantalla que
deviene el otro, el semejante.
- Es el registro del yo (moi) con todo lo que este implica de desconocimiento, de
alienación, de agresividad. Se trata de una relación dual/especular entre a y a´
(yo y mi semejante). Se trata siempre de “o yo, o el otro”. Hay una relación
evidente de la libido narcisista con la función enajenadora del yo, con la
agresividad que se desprende de ella en toda relación con el otro, aunque fuese la
de la ayuda más samaritana.
El estadio del espejo es una identificación (primordial): Esta forma -yo ideal- será el
tronco de las identificaciones secundarias
Por eso Lacan afirma que el estadio del espejo es un drama cuyo empuje
interno se precipita de la insuficiencia a la anticipación. Para el sujeto,
maquina las fantasías que se sucederán desde una imagen fragmentada del
cuerpo hasta una forma ortopédica de su totalidad – y a la armadura por fin
asumida de una identidad enajenante, que va a marcar con su estructura
rígida todo su desarrollo mental.
De allí en adelante quedará fijada esa función como preeminente para la imagen. La
forma total del cuerpo, no le es dada al sujeto sino como Gestalt, y esto se
opone a la turbulencia de movimientos con que se experimenta a sí mismo
animándola. Esa Gestalt simboliza la permanencia mental del yo al mismo tiempo que
prefigura su destinación enajenadora.
Esta forma sitúa la instancia del yo, aun desde antes de su determinación social, en una
línea de ficción, irreductible por el individuo solo. La función del yo en la
experiencia que de él nos da el psicoanálisis nos opone a toda filosofía
derivada directamente del cogito (frente al “pienso, luego soy” de Descartes,
Lacan va a plantear: “soy donde no pienso, pienso donde no soy”).
La sola visión de la forma total del cuerpo humano brinda al S un dominio imaginario de
su cuerpo, prematuro respecto al dominio real. Esta formación se desvincula del
proceso mismo de la maduración, y no se confunde con él.
Es ésta la aventura imaginaria por la cual el hombre, por vez primera, experimenta que
él se ve, se refleja y se concibe como distinto, otro de lo que él es: dimensión esencial de
lo humano, que estructura el conjunto de su vida fantasmática.
La relación con el otro es reflexiva. La estricta equivalencia entre objeto e ideal del yo en
la relación amorosa, es una de las nociones más fundamentales de la obra de Freud. En
la carga amorosa el objeto amado equivale, estrictamente, debido a la captación del
sujeto que opera, al ideal del yo.
Por esta razón existe en la sugestión, en la hipnosis, esa función económica tan
importante que es el estado de dependencia, verdadera perversión de la realidad por
fascinación ante el objeto amado y su sobreestimación. El amor es, como Freud lo
describe, función imaginaria en su fundamento.
Los objetos reales, que pasan por intermedio del espejo y a través de él, están en el
mismo lugar que el objeto imaginario. Lo propio de la imagen es la carga por la libido. Se
llama carga libidinal a aquello por lo cual un objeto deviene deseable, es decir, aquello
por lo cual se confunde con esa imagen que llevamos en nosotros, de diversos modos.
Cuando se está enamorado, se está loco. En el amor se ama al propio yo, al propio yo
realizado a nivel imaginario.
Lo simbólico
Trenzo íntimamente el interjuego de los dos registros (Simbólico e Imaginario). La
articulación del sujeto con el otro con minúscula y la articulación del sujeto con el Otro
con mayúscula se encuentran íntimamente imbricadas.
Situamos a través del intercambio de símbolos, nuestros diferentes yos los unos
respecto a los otros: usted es Mannoni, y yo Lacan; estamos en determinada relación
simbólica que es compleja, según los diferentes planos en que nos coloquemos, según
estemos juntos en la comisaría, en esta sala, o de viaje.
El ideal del yo dirige el juego de relaciones de las que depende toda relación con el otro.
Es simbólico.
Ese Otro sitio es el lugar, presente para todos y cerrado a cada uno, donde
Freud descubrió que sin que se piense, y por lo tanto sin que ninguno
pueda pensar en él mejor que otro, “ello” piensa.
Pensamientos que, si sus leyes no son del todo las mismas que las de
nuestros pensamientos de todos los días nobles o vulgares, están
perfectamente articulados. No hay ya modo de reducir ese Otro sitio a la
forma imaginaria de una nostalgia, de un paraíso perdido o futuro, lo que
se encuentra allí es el paraíso de los amores infantiles, donde pasa cada
cosa…
“Dios es el decir. Diocir hace que la verdad sea. Basta diocir como yo. Es la
verdad, no hay escapatoria. Si Dios me engaña, da igual, es la verdad por
decreto del diocir, la verdad de oro. -Yo, la verdad, hablo”.
“Hay uso estricto del significante a partir del momento en que, a nivel del receptor, lo
que importa no es el efecto del contenido del mensaje, no es el
desencadenamiento en el órgano de determinada reacción debida a la
Lo real
- Lo real se opone a la realidad (pertenece al registro I).
- Es lo que vuelve siempre al mismo lugar. Designa la repetición. Nos
sirve para designar “Eso” que reaparece aunque yo no quiera que
aparezca, aun cuando perturba mi homeostasis, vuelve.
- Es inalcanzable por el psicoanálisis por su exterioridad a la palabra.
Es lo que no puede ser simbolizado en la palabra y entonces no
cesa de no escribirse y es, a la vez, inapresable en una imagen (no
puede imaginarse). No existe la menor esperanza de alcanzar lo R
por la representación. Lo Real es lo que es estrictamente
impensable. Hace agujero. El inconsciente tiene como eje de su
estructura el punto de real como imposible.
- Lo real es lo que anda mal, lo que se pone en cruz ante la carreta,
más aún, lo que no deja nunca de repetirse para estorbar ese
andar. El psicoanálisis es un síntoma. Llamo síntoma a lo que viene
de lo real.
- Lo real es lo imposible. Un punto que no es posible de ser resuelto,
que no tiene solución. Lacan lo equipara con el ombligo del sueño
de Freud.
- Lacan trata el punto de imposible como la consecuencia de un
sistema lógico: no hay inscripción de la diferencia de los sexos en el
inconsciente, sólo hay fálico o castrado; punto de imposible
freudiano.
“El sujeto parlante habla. ¿Por qué sigue hablando? ¿Por qué no termina de decir? Si
hablar fuera sólo un hecho instrumental para comunicar a fines de una respuesta, de
una tarea, habría un momento en el que el cumplimiento dejaría al sujeto mudo,
aunque más no fuera, por un instante.
Pero resulta que hay algo que no puede terminar de decir. Habla porque no puede –
sino- decir. Sigue hablando de algo que no puede decirse. Si pudiera decirlo de una vez
por todas, dejaría por fin de hablar, pero no, ¿de qué habla el sujeto que habla? De
eso que sigue quedando mudo.”
Veamos un recorte clínico presentado por Freud: Hace un año le llega una carta
anónima a una mujer de 53 años que le denuncia que su marido tenía relaciones con
una muchacha joven, y ella le prestó crédito en el acto; desde entonces quedó destruida
su dicha. Esta mujer, anteriormente, le había comentado a la mucama –quien tenía una
relación de odio y rivalidad con la supuesta amante del marido-: “para mí sería lo más
terrible enterarme de que mi buen esposo tiene también una relación”.
Al día siguiente recibió por correo una carta anónima que le comunicaba eso mismo que
ella había conjurado. Extrajo la conclusión de que la carta era obra de su maligna
mucama. Pero aunque se percató enseguida, y había vivido sobrados ejemplos de la
poca fe que merecían tales denuncias, esa carta la hizo derrumbarse al instante.
Quizá no sea indiferente que fuera el joven marido de una hija quien deviniera objeto de
este enamoramiento patógeno. Un fuerte lazo erótico con la hija, que en su último
fundamento se reconduce a la constitución sexual de la madre, a menudo halla el
camino para seguirse en una trasmudación de esa índole.
Resumen:
¿Cómo orientarnos hacia lo real del sufrimiento que conlleva el síntoma –“cifra
de saber y de goce” según Lacan - en una civilización donde el artefacto de las
clasificaciones, está cada día más presente como una evidencia?
Hoy en día partimos de la inscripción de un sujeto en una clase de tipos de síntomas.
Partimos de la generalidad de las descripciones nosográficas para obtener lo más
singular de su síntoma. Partimos de una neurosis obsesiva para obtener “el hombre de
PPIO DE PLACER. Principio económico, basado en PPIO. DE REALIDAD. Principio regulador del funcionamiento
disminuir los niveles de excitación del aparato al mínimo nivel psíquico, aparece secundariamente como una modificación del principio de
posible. Se trata de un mecanismo de regulación automática, placer, que en los comienzos es el que domina; su instauración corresponde
según el cual el aparato psíquico se regula por la evitación o la a una serie de adaptaciones que debe experimentar el aparato psíquico:
evacuación de la tensión displacentera. Según este principio, las desarrollo de las funciones conscientes, atención, juicio, memoria;
pulsiones buscarían descargarse por los caminos más cortos. sustitución de la descarga motriz por una acción encaminada a lograr una
Progresivamente efectuarían el aprendizaje de la realidad, que transformación apropiada de la realidad; nacimiento del pensamiento, el
es el único que permite, a través de los rodeos y aplazamientos cual se define como una “actividad de prueba” en la que se desplazan
necesarios, alcanzar la satisfacción buscada. pequeñas cantidades de catexis, lo que supone una transformación de la
energía libre, que tiende a circular sin trabas de una representación a otra,
en energía ligada. El paso del ppio de placer al ppio de realidad no suprime,
sin embargo, el primero. Por una parte, el principio de realidad asegura la
obtención de las satisfacciones en lo real; por otra parte, el ppio de placer
continúa imperando en todo un campo de actividades psíquicas, especie de
territorio reservado, entregado al fantasma y que funciona según las leyes
del proceso primario: el icc. Una parte esencial de la predisposición
psíquica a la neurosis está dada por el retardo con que la pulsión sexual es
educada para tomar nota de la realidad. La sustitución del ppio de placer
por el ppio. De realidad no implica el destronamiento del primero, sino su
aseguramiento. Se abandona un placer momentáneo, pero inseguro en sus
consecuencias, sólo para ganar por el nuevo camino un placer seguro, que
vendrá después.
PROC. PRIMARIO. Se define en términos económicos. PROC. SECUNDARIO. Inhibición, aplazamiento de la satisfacción,
Supone la descarga inmediata de la energía. Según el proceso desvío. La energía es primeramente “ligada” antes de fluir en forma
primario, la energía fluye libremente, pasando sin trabas de una controlada; las representaciones son catectizadas de una forma más estable,
representación a otra según los mecanismos de condensación y la satisfacción es aplazada, permitiendo así experiencias mentales que ponen
desplazamiento; tiende a recatectizar plenamente las a prueba las distintas vías de satisfacción posibles. Pueden describirse como
representaciones ligadas a las experiencias de satisfacción procesos secundarios las funciones clásicamente descritas en psicología
constitutivas del deseo (alucinación primitiva). Freud descubre como el pensamiento vigil, la atención, el juicio, el razonamiento, la acción
este tipo de funcionamiento mental (son sus mecanismos y leyes controlada. El proc. Secundario busca la identidad de pensamiento. El
• Sueños
• Lapsus
• Chistes
• Síntomas
Se trata de un supuesto
• Cada instancia del aparato psíquico tiene una función y características propias.
• Estas instancias están separadas y dispuestas entre sí según un orden determinado.
Esto permite considerarlos metafóricamente como lugares psíquicos de los que es
posible dar una representación espacial figurada. Representación que no se condice con
ninguna localización anatómica.
INCONSCIENTE
PRECONCIENTE
CONCIENCIA
El ser humano enferma a raíz del conflicto entre las exigencias de la vida pulsional y la
resistencia que dentro de él se eleva contra ellas, y en ningún momento habíamos
olvidado a esa instancia que resiste, rechaza, reprime, que coincidía
justamente con el yo de la psicología popular. Dirigimos ahora la atención a lo
represor; entonces nos enfrentamos a ese yo.
El yo puede tomarse a sí mismo por objeto, tratarse como a los otros objetos,
observarse, criticarse, y Dios sabe cuántas otras cosas podrá emprender consigo mismo.
Para ello, una parte del yo se contrapone al resto. El yo es entonces
escindible, se escinde en el curso de muchas de sus funciones, al menos
provisionalmente.
Los paranoicos son enfermos que padecen el delirio de ser observados. Se nos quejan
de que sin cesar, y hasta en su obrar más íntimo, son fastidiados por la observación de
unos poderes desconocidos. ¿Qué tal si estos locos tuvieran razón, si en todos
nosotros estuviera presente dentro del yo una instancia así, que observa y
amenaza con castigos?
El superyó, en una elección unilateral, parece haber tomado sólo el rigor y la severidad
de los padres, su función prohibidora y punitoria, en tanto que su amorosa tutela no
encuentra recepción ni continuación algunas. Si los padres ejercieron de hecho un
severo gobierno, creemos lógico hallar que también en el niño se ha desarrollado un
superyó severo, pero la experiencia enseña, contra nuestra expectativa, que el
superyó puede adquirir ese mismo carácter de rigor despiadado aunque la
educación fuera indulgente y benévola, y evitara en lo posible amenazas y
castigos.
La base de la trasmudación del vínculo parental en el superyó es lo que se
llama una «identificación», o sea una asimilación de un yo a un yo ajeno, a
consecuencia de la cual ese primer yo se comporta en ciertos aspectos
como el otro, lo imita, por así decir lo acoge dentro de sí.
Espero ya tengan la impresión de que nuestra postulación del superyó describe real y
efectivamente una constelación estructural, y no se limita a personificar una abstracción
como la de la conciencia moral. Mencionaremos todavía una importante
función que adjudicamos a ese superyó. Es también el portador del ideal
del yo con el que el yo se mide, al que aspira a alcanzar y cuya exigencia de
una perfección cada vez más vasta se empeña en cumplir. No hay duda de que
ese ideal del yo es el precipitado de la vieja representación de los
progenitores, expresa la admiración por aquella perfección que el
niño les atribuía en ese tiempo.
Resistencia
Ustedes saben que en realidad toda la teoría psicoanalítica está edificada sobre la
percepción de la resistencia que nos ofrece el paciente cuando intentamos
hacerle consciente su inconsciente. El signo objetivo de la resistencia es que sus
ocurrencias se le deniegan o se distancian mucho del tema tratado. El mismo puede
discernir la resistencia también subjetivamente si registra sensaciones penosas cuando
se aproxima al tema.
Las leyes del pensamiento, sobre todo el principio de contradicción, no rigen para los
procesos del ello. Mociones opuestas coexisten unas junto a las otras sin cancelarse
entre sí ni debitarse. En el ello no hay nada que pueda equipararse a la negación,
espacio o tiempo. Dentro del ello no se encuentra nada que corresponda a la
representación del tiempo, ningún reconocimiento de un decurso temporal y ninguna
alteración del proceso anímico por el trascurso del tiempo. Mociones de deseo que
nunca han salido del ello, pero también impresiones que fueron hundidas
en el ello por vía de represión, son virtualmente inmortales, se comportan
durante décadas como si fueran acontecimientos nuevos.
¿Ven ustedes que estamos en condiciones de indicar para el ello otras propiedades y no
sólo la de ser inconciente?, y ¿disciernen la posibilidad de que partes del yo y del
superyó sean inconcientes sin poseer los mismos caracteres primitivos e
irracionales?
El yo
El mejor modo de obtener una caracterización del yo es considerar su nexo con la
más externa pieza de superficie del aparato anímico, que designamos como
el sistema P-Cc {percepción-conciencia}. Este sistema está volcado al
mundo exterior, media las percepciones de éste, y en el curso de su función
nace dentro de él el fenómeno de la conciencia.
Para cumplir esta función, el yo tiene que observar el mundo exterior, precipitar una fiel
copia de este en las huellas mnémicas de sus percepciones, apartar mediante la
actividad del examen de realidad lo que las fuentes de excitación interior han añadido a
ese cuadro del mundo exterior. Así, el yo ha destronado al principio de
placer, que gobierna de manera irrestricta el decurso de los
procesos en el ello, sustituyéndolo por el principio de realidad, que
promete más seguridad y mayor éxito.
También el vínculo con el tiempo, tan difícil de describir, es proporcionado al yo por el
sistema percepción. Ahora bien, lo que singulariza muy particularmente al
yo, a diferencia del ello, es una tendencia a la síntesis de sus
contenidos, a la reunión y unificación de sus procesos anímicos, que
al ello le falta por completo.
Un refrán nos previene que no se debe servir a dos amos al mismo tiempo. El pobre yo
sirve a tres severos amos, se empeña en armonizar sus exigencias y
reclamos. Estas exigencias son siempre divergentes, y a menudo parecen
incompatibles; no es raro entonces que el yo fracase tan a menudo en su
tarea.
Por su origen en las experiencias del sistema percepción está destinado a subrogar
los reclamos del mundo exterior, pero también quiere ser el fiel servidor
del ello, mantenerse avenido con el ello, recomendársele como objeto,
atraer sobre sí su libido. Por otra parte, el riguroso superyó observa cada uno de
sus pasos, le presenta determinadas normas de conducta sin atender a las dificultades
que pueda encontrar de parte del ello y del mundo exterior, y en caso de
inobservancia lo castiga con los sentimientos de culpa.
Así, pulsionado por el ello, apretado por el superyó, repelido por la realidad, el yo
pugna por dominar su tarea económica, por establecer la armonía entre las fuerzas e
influjos que actúan sobre él, y comprendemos por qué tantas veces resulta imposible
sofocar la exclamación: «¡La vida no es fácil!».
Llamamos «preconciente» a lo
inconciente que es sólo latente y deviene
conciente con facilidad
Lacan no cesa de indicar que este proceso se lleva a cabo en y por la transferencia
analítica: “por la mediación del otro, o sea por el analista”. Es decir que no es mero
recuerdo, es hablando que se hace historia, hablando al Otro, algo habrá sido. La
asunción por el sujeto de su historia está posibilitada por la estructura misma de la cura
en tanto que constituida por la palabra dirigida al Otro.
METÁFORA PATERNA Y CONSTITUCIÓN DE REALIDAD EN LA
NEUROSIS (ESQUEMA R)
El nombre del padre sustituye el deseo materno e instaura con ello
la significación fálica para darle una razón, un contenido al deseo
enigmático de la madre. El deseo materno es una de las formas
que puede tomar el deseo del Otro.
El significante nombre del padre opera sobre una versión particular del deseo materno:
su versión caprichosa (no se sabe qué quiere, pero lo quiere).
Se expresa muy fuerte en mujeres que quieren “ser madres”. No se sabe qué bicho le
pica, y de repente cierra la boca y devora al hijo
NP DM NP (A)
DM x falo
ESQUEMA R
Esquema que él trabaja en la Cuestión preliminar (2) para pensar la estructura de la
realidad en la neurosis.
deseo
Lacan define la estructura del esquema “R” como un “[...] doble temario […], (16) el
ternario simbólico MIP y el ternario imaginario ‘aa’. La relación entre ambos ternarios, el
imaginario y el simbólico, es definida por Lacan como una homología. Que el triángulo
imaginario “aa ’” sea homólogo del triángulo simbólico “MIP”, debe ser entendido como
que el triángulo simbólico cubre el imaginario, mejor dicho, cada elemento del ternario
imaginario es
recubierto por cada uno de los elementos simbólicos correspondientes
Del lado deltriángulo imaginario, Lacan escribe tres letras. Estas dos (m—i)
tienen que ver con la cuestión del estadio del espejo. Lo que Lacan
plantea es que la propia imagen se constituye alienándose en la
imagen del otro. Lo que eso establece es una superposición entre la propia imagen
y la imagen del otro. Lo que sostiene Lacan es que si nos quedamos en ese nivel hay
algo mortífero en esa relación imaginaria. Porque, o queda
anulado lo propio, o hay que destruir al otro, que es una lógica
esencialmente paranoica.
El término que de alguna manera regula eso, y hace que no sea una
relación completamente mortífera, es φ, que es el falo imaginario.
El falo establece una regulación de la relación narcisista.
La eficacia de este elemento se sostiene también en P: es el Padre
el que pone en funciones al falo como elemento regulador.
1Freud pregunta: “¿En razón de qué se ve compelida la vida anímica a traspasar los límites del
narcisismo y poner la libido sobre objetos?”
“El aparato anímico tiene una tarea fundamental: Dominar y tramitar
excitaciones. Si estas excitaciones sobrepasan cierta medida sin
encontrar una descarga adecuada, se producen efectos patógenos.
Freud refiere en este sentido: “Un fuerte egoísmo preserva de enfermar, pero al final
uno tiene que empezar a amar para no caer enfermo, y por fuerza enfermará si a
consecuencia de una frustración no puede amar.”
Hay algo de nuestra posición objetal que persiste en nuestra vida subjetiva
adulta: eso es el narcisismo, y va a ser absolutamente determinante en
nuestras relaciones con los demás. Recuerden que al principio el sujeto es un
objeto. Objeto del deseo, de las miradas, de las palabras del Otro.
Surgen en la concepción de Freud dos clases de LIBIDO según cuál sea el OBJETO
investido.
YO OBJETOS (LIBIDO
OBJETAL)
(LIBIDO YOICA)
NARCISISMO PRIMARIO
El yo no es para Freud algo dado, originario, sino algo que hay que alcanzar,
que hay que desarrollar.
Elección de objeto
Autoerotismo Narcisismo
• La lógica freudiana nos indica que, en gran medida, para dirigirnos al objeto
debemos renunciar al narcisismo. Es decir, para ser sujetos del deseo,
renunciamos a la posición de objeto de amor del otro. Pero algo en nosotros
persiste como “residuo” de esa posición objetal que es un paso necesario en la
estructuración del psiquismo, y que aportó a la pulsión numerosas satisfacciones.
“Aquí, como siempre ocurre en el ámbito de la libido, el hombre se muestra
incapaz de renunciar a la satisfacción de que gozó una vez.” Así pues, este lugar
que ocupamos inicialmente en la trama del Otro, va a dejar huella en nosotros, en
la formaciones intrapsíquicas del yo ideal y el ideal del yo.
Yo ideal: Designa la primera forma en que el yo se aliena, que es la unidad del cuerpo en la imagen.
Es el punto de partida del yo, y permanecerá como exigencia formal de perfección y
completud. Desplazamiento del narcisismo perdido de la infancia; en aquel
entonces él mismo era su propio ideal.” Identificación con el narcisismo de sus
padres, por cuanto el niño tiene la potencialidad de cumplir todos los sueños de ellos.
Ideal del yo: es el punto desde el cual, en el nivel del fantasma, el sujeto es
mirado por el Otro simbólico de su historia. El lugar donde se le dice qué y cómo
debe ser para alcanzar esa “perfección” que corresponde al yo ideal. Resulta de la
convergencia del narcisismo y las identificaciones con los padres, sustitutos y los ideales
colectivos.
Si uno conduce su auto a toda velocidad, podría deberse a que ha asumido la imagen de
NARCISISMO SECUNDARIO
“De nuevo tendremos que colegir la simplicidad aparente de lo normal
desde las desfiguraciones y exageraciones de lo patológico”.
Freud llama narcisismo secundario se produce una vez que ya se ha constituido el yo como
instancia.
La retirada de la libido desde los objetos hacia el yo explica fenómenos como los
delirios de grandeza, la hipocondria, la esquizofrenia y la
parafrenia y destaca dos rasgos fundamentales:
- Delirio de grandeza (megalomanía) o insignificancia (melancolía)
- Extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior (personas y cosas).
Parafrenias
Enfermedad orgánica
Vías de acceso al Narcisismo
Hipocondría
Freud destaca que existen en el hombre DOS MODOS DE AMAR. Todo ser
humano tiene abiertos frente a sí ambos caminos para la elección de
objeto.
En la elección de objeto de tipo anaclíctico (por apuntalamiento) las
personas encargadas de la nutrición, el cuidado y la protección del niño devienen los
primeros objetos sexuales: la madre o su sustituto. Por lo tanto, constituyen el modelo
para elecciones futuras.
En
Existe desde el psicoanálisis una disyunción fuerte entre madre y mujer.
ocasiones se presenta como una certeza muy impresionante
que una mujer desea hijos. Ahora bien, para Lacan este
deseo de la madre obtura la pregunta por la femineidad.
Sigue en esto a Freud, quien señala que la pregunta “¿Qué quiere una
mujer?” insiste incluso luego de que se haya respondido a partir del deseo
de ser madre.
La metáfora paterna
Lacan en su obra cambia el énfasis puesto en la relación madre-niño (lo
preedípico) para ponerlo en la función paterna (el complejo de Edipo),
desplazando así el acento de lo imaginario a lo simbólico.
Hay en este dibujo una relación de simetría entre falo (vértice del
ternario imaginario), y padre (en el vértice del ternario simbólico).
La posición del significante del padre en el símbolo es fundadora de la
posición del falo en el plano imaginario, como objeto privilegiado y
prevalente. La primacía del falo ya instaurada en el mundo por la
existencia del símbolo del discurso y de la ley.
Es decir que la relación del niño con la madre supone una triplicidad
implícita, pues no es ella lo que él desea sino su deseo. Esto ya es una
relación simbólica. El padre aparece en este tiempo, aunque velado.
Segundo tiempo
Entra en juego aquí el más allá de la madre, constituido por
su relación con otro discurso, el del padre. Es la función del
Nombre-del-Padre y del falo simbólico la que mantiene, como
un bastón, bien abiertas las mandíbulas del cocodrilo materno.
Tercer tiempo
Finalmente, en el tiempo de su declinación, el padre se hace preferir a la
madre, encarnando para el niño el significante fálico.
Tengan presente, dice Lacan, a los padres –como el de Juanito- que aman
mucho a sus esposas (dan lo que no tienen), con las consecuencias que eso
implica para el niño.
¿Tiene esto que ver con el hecho de que, como dice Lacan,
“la ley no ha llegado de esta forma (simbólica) a oídos de nuestros
neuróticos. Incluso por lo general más bien la han dejado en la
sombra”?
La amenaza de castración es, entonces, la intervención del padre REAL con
respecto a un objeto IMAGINARIO. R.i. puesto que nunca sucede que se lo
corten realmente.
FRUSTRACIÓN:
La madre en cuanto objeto, es suya, no es del niño. El padre frustra al
niño de su madre. He aquí otro piso, el de la frustración. El padre
interviene como provisto de un derecho, no como un personaje real.
Aunque no esté ahí, aunque llame a la madre por teléfono, por ejemplo, el
resultado es el mismo. Aquí es el padre en cuanto simbólico el que
interviene en una frustración.
Acto imaginario llevado a cabo por un Otro simbólico (la madre) que
concierne a un objeto real, la madre, en tanto que el niño tiene necesidad de
ella.
PRIVACIÓN
Interviene en la articulación del C.E. Se trata del padre en tanto que se
hace preferir a la madre, dimensión que interviene en la función
terminal y conduce a la formación del ideal del yo. El padre se
convierte en un objeto preferible a la madre, por lo que puede establecerse
la identificación terminal.
Habíamos dicho que el sujeto mítico partido de la necesidad iba en busca del
objeto de su satisfacción; también dijimos que debía pedirlo. El punto c
indica el lugar donde se encuentra con el lenguaje como obstáculo al
hallazgo del objeto, esto lo desvía hacia el punto M, donde el mensaje (el
pedido) se produce.
Dicho de otro modo, lo que era discreto aparece continuo porque hay una
unidad de sentido. Pero ¿cómo es que se produjo el mensaje? Para explicarlo
Lacan emplea el punto de almohadillado que nace en tapicería como
capitoné.
Un hombre.
Un hombre bien.
Un hombre bien parecido.
Un hombre bien parecido al mono.
Otro ejemplo: "Un dulce lamentar de dos pastores" (verso de Garcilaso) que
escandido según la regla del endecasílabo
da: “Un dulce lamen tarde dos pastores”. Este último ejemplo ilustra mejor el
efecto de a puntuación, que se produce cada vez que alguien sanciona un
mensaje como tal.
Volvamos al grafo: un sujeto mítico parte de ∆, se encuentra en C con el
tesoro del significante, produce un decir en M que tiene que llegar a un
interlocutor en C para ser sancionado como mensaje. La sanción del mensaje
es la línea superior que va de C a M.
Creemos que ya se advierte claramente que esto ocurre porque se trata del
significante y no del signo. Por lo dicho, Lacan sustituye el Código por
“tesoro del significante”, anotado con la letra A.
De aquí se deduce que así como Lacan tuvo que reemplazar código por A y
mensaje por significado del Otro, será necesario sustituir la intencionalidad
del sujeto por el sujeto barrado.
No existe el sujeto mítico desde el vamos, sino que aparece formulado por
un efecto retroactivo. Incluso antes de que hable está barrado en tanto el
lenguaje lo preexiste. Por eso en otros grafos Lacan pondrá, en el punto de
partida, al sujeto ya barrado.
LAS TRES GRANDES HIPÓTESIS
PSICOPATOLÓGICAS FREUDIANAS
Opacidades del diagnóstico en psicoanálisis -
Muñoz
- El DSM es ateórico, pragmático: un código único y consensuado que
establece una nosología universal que se actualiza periódicamente. Su
modelo se desentiende de la consideración de la etiología, y de
hipótesis acerca de los mecanismos implicados en cada estructura. Su
afán clasificatorio se limita a describir hechos observables. Está más
cerca de Pinel y Esquirol, que de Kraepelin.
- La ficción lacaniana nos propone que hay tres grandes “estructuras
clínicas” que abarcarían toda la clínica freudiana y habrían resuelto los
impasses psiquiátricos y posfreudianos, dotándonos de un sistema
clasificatorio superador, en tanto las estructuras no interesan entre sí.
Sin embargo, es imposible una formalización universal totalizante sin
resto. Ese sería un efecto de psiquiatrización del psicoanálisis.
- El interés por trazar las fronteras que distinguen
modalidades del padecimiento humano, patologías, no es
propio del psicoanálisis sino que éste lo hereda de la
práctica médica.
- El autor se opone a “la exaltación frenética del diagnóstico diferencial”.
La estructura subjetiva no es una modalidad de la enfermedad mental
(difundida como “estructura clínica”) sino la determinación del sujeto
en un discurso a partir de las incidencias del lenguaje.
- No acuerda con la idea de un diagnóstico que se plantee desde la
perspectiva del ser: qué es aquel que nos consulta por su padecimiento
(psicótico, neurótico, perverso?) y nos emparenta con la psiquiatría. Se
revela una concepción del sujeto consistente, uno. No es el ser el que
cae bajo la operación diagnóstica, sino la estructura subjetiva.
- En la dinámica efectiva del análisis, sostener la “estructura clínica” es
un obstáculo. El furor categorizandis excluye lo singular del caso y se
limita a reconocer lo que de él se parece a otros. Debemos considerar
que la experiencia es ama, enseña mucho más de lo que a veces
suponemos, y debemos estar abiertos a la sorpresa, al hallazgo, no
ahogándolo con nuestros saberes previos.
- Lacan en sus inicios recurre al estructuralismo para desplazar al
sustancialismo, para vaciar de consistencia la sustancia subjetiva. El
sujeto no es causa sui, sino efecto del lenguaje. El concepto de
estructura en Lacan tiene, en última instancia, el valor de nombrar
ciertos efectos irreductibles del significante. El sujeto está determinado
por la estructura del lenguaje. Las propiedades de los seres no son per
se, sino que se derivan de las relaciones con otros elementos del
sistema.
- Lacan llega a decir que la mayor dificultad existente en la concepción de
la subjetividad es la entificación del sujeto, esto es, proponer que “el
sujeto es nadie (personne)”. Personne en francés significa nadie, pero a
la vez persona. El sujeto no es la persona, el individuo, quien tenemos
delante.
- A veces pareciera olvidarse que el valor del diagnóstico no se asienta en
el saber psiquiátrico ni en las categorías psicoanalíticas sino en la
investidura. Que ya no se trata de moral, sino en la que provee la
transferencia.
HIPÓTESIS N°1
Las Psiconeurosis de DEFENSA
PSICONEUROSIS de DEFENSA = Mecanismo psíquico nuclear de
En ellas juega un papel preponderante el conflicto defensivo. (Las contrapone a las neurosis actuales). Estas
afecciones constituyen la expresión simbólica de los conflictos infantiles.
Son afecciones que producen un daño permanente en el yo, tienen un mecanismo en común –la defensa- y en
su etiología una vivencia:
- De índole sexual.
- Ocurrida antes de la madurez sexual.
VIVENCIA
2
Por eso decimos que el tratamiento psicoanalítico consiste en una revisión –acorde a la ratio- de las operaciones
defensivas estructurales del sujeto.
Factor Factor
REPRESENTACIÓN AFECTO
ideativo cuantitativo
Independencia relativa
ABREACCIÓN
Se conseguía que desaparecieran los síntomas penosos si la paciente lograba recordar, con la correspondiente
expresión de afecto, en qué ocasión habían aparecido los síntomas por primera vez. Los pacientes histéricos
padecen de reminiscencias y sus síntomas son residuos y símbolos mnémicos de experiencias traumáticas
particulares. En casi todas las situaciones patógenas la paciente se veía obligada a suprimir una emoción intensa,
en lugar de permitir la descarga de la emoción.
PSIQUISMO
ICC PRCC-CC
El YO (conj. de representaciones)
“Representación patógena/ (“Esfuerzo de desalojo”)
inconciliable”3
Constitución de
Se liga a otras RI
ESTADOS HIPNOIDES Inervación somática (H)
Siguen operando de manera activa y eficaz bajo la forma del SÍNTOMA Autorreproche (N.O.)
Se le brinda al afecto
sofocado un “puente”
“Los histéricos padecen
CATARSIS para descargarse por los
de reminiscencias”
caminos normales.
Consistente en:
De esto se ocupa el
PSICOANÁLISIS
3 Freud dirá que “la representación se vuelve patógena justamente a causa de su exclusión”.
Las neuropsicosis de defensa
- La trayectoria de las psiconeurosis de defensa comienza con una vivencia sexual prematura
traumática que se reprime.
- La represión de la vivencia sexual traumática prematura se produce a raíz de una segunda
vivencia que despierta su recuerdo.
- Luego observaremos un estadio de la defensa lograda, semejante a la salud, salvo que existe un
síntoma primario.
- Por último, las representaciones reprimidas retornan, y en la lucha de estas contra el yo forman
síntomas nuevos, los de la enfermedad propiamente dicha.
Se resignifica luego del periodo de latencia, amnesia psíquica, con la entrada a la madurez sexual.
HISTERIA
- La VSPT es pasiva.
- Predomina en las mujeres.
- El representante se reprime y el afecto forma una representación frontera: toma el
cuerpo, a través de la conversión.
- Las vivencias posteriores a la pubertad reaniman su recuerdo y provocan el
desprendimiento de displacer, se formará en este caso una laguna psíquica.
NEUROSIS OBSESIVA
- VSPT también pasiva, pero llegada la madurez sexual se producirá una
segunda escena ejecutada con placer donde el sujeto es activo
sexualmente y se producirá un plus de placer.
- Predomina entre varones.
- Esto formará la escrupulosidad de la conciencia moral y el autorreproche.
- El representante se reprime y el afecto forma un falso enlace. Se desplaza a otra
representación, la obsesiva: escrupulosidad de la conciencia moral, representaciones
obsesivas o afectos obsesivos.
PARANOIA
- VSPT también pasiva, pero llegada la madurez sexual se producirá una
segunda escena ejecutada con placer donde el sujeto es activo
sexualmente y se producirá un plus de placer.
- Esto formará la desconfianza y las imputaciones (reproches).
- El representante y el monto de afecto no se divorcian, sino que son expulsados de la
cadena de representantes psíquicos formando las ideas delirantes. No se forma
ningún reproche luego reprimido, sino que el displacer que se genera es atribuido al
prójimo según el esquema psíquico de la proyección, generando el síntoma primario:
desconfianza.
- Alucinaciones sensoriales, acompañadas de una pequeñez del yo o un delirio de
grandeza.
HIPÓTESIS N°2
Neurosis de transferencia vs. Neurosis narcisistas
TRANSFERENCIA
- La situación analítica proporciona una ocasión
privilegiada de manifestación y
observación de fenómenos que se observan también en otras
circunstancias.
o Actualización del pasado
- ¿Qué se transfiere?
La realidad psíquica: lo esencial del conflicto infantil, esto es: el deseo icc. y las
fantasías con él relacionadas.
“Todo ser humano, por efecto conjugado de sus disposiciones innatas y de los influjos
que recibe en su infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercido de
su vida amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones
que satisfará, así como para las metas que habrá de fijarse. Y si la necesidad de amor
de alguien no está satisfecha de manera exhaustiva por la realidad, él se verá
precisado a volcarse con unas representaciones-expectativa libidinosas hacia cada
nueva persona que aparezca. Esa investidura se atendrá a modelos, se anudará a uno
de los clisés preexistentes en la persona en cuestión o, como también podemos
decirlo, insertará al médico en una de las «series» psíquicas que el paciente ha
formado.”
NEUROSIS DE VIDA
ENFERMEDAD
TRANSFERENCIA
En la neurosis…
El yo se ha puesto del lado de esos poderes, cuyos reclamos
poseen en él más fuerza que las exigencias pulsionales del ello, y el
yo es el poder que ejecuta la represión sobre aquel sector del ello,
afianzándola mediante la contrainvestidura de la resistencia.
NEUROSIS: El yo ha entrado en conflicto con el ello, al servicio
del superyó y la realidad.
En resumen:
Otra analogía entre neurosis y psicosis es que, en ambas, la tarea que debe
acometerse en el segundo paso fracasa parcialmente, puesto que no puede
crearse un sustituto cabal para la pulsión reprimida (neurosis) y la
subrogación de la realidad no se deja verter en los moldes de formas
satisfactorias. (psicosis)
CARTA 69
En esta carta Freud anuncia por primera vez sus dudas acerca de la
etiología traumática de las neurosis.
Las fantasías pueden obrar con toda la fuerza de las vivencias reales.
Prepara el terreno p/ el
descubrimiento de la
IMPORTANCIA DE LA REALIDAD PSÍQUICA, POR SOBRE LA REALIDAD MATERIAL SEXUALIDAD INFANTIL
Según todo esto quedaría una solución: la fantasía sexual se adueña, casi siempre, del tema de los padres.
Los neuróticos han creado esas escenas en la fantasía, y esa realidad psíquica exige ser tenida en cuenta al igual que la realidad
práctica. Estas fantasías estaban destinadas a encubrir y embellecer a una etapa más elevada del ejercicio autoerótico de la infancia, por
lo tanto, nos dicen mucho acerca de los puntos del desarrollo psicosexual en que el Sujeto ha quedado fijado.
De vital importancia en
La realidad psíquica es eso que en el psiquismo del sujeto presenta una coherencia y
una resistencia comparables a las de la realidad material; se trata fundamentalmente
del deseo inconsciente y de las fantasías con él relacionadas.
En varias ocasiones Freud insistió en la idea de que los afectos aparentemente menos
motivados, como, por ejemplo, el sentimiento de culpabilidad en la neurosis obsesiva,
se hallan plenamente justificados, por cuanto se basan en realidades psíquicas.
CONFERENCIA 22
Freud analiza la importancia de la función libidinal (pulsiones sexuales) en la
etiología de las neurosis. Lo analiza en términos de fijación libidinal en
CONFERENCIA 23
No es lo mismo síntoma que enfermedad. Tras eliminar los síntomas
lo que queda de la enfermedad es la capacidad de desarrollar
nuevos síntomas.
Los síntomas son inútiles para la vida en su conjunto. Su principal
perjuicio consiste en el gasto psíquico que cuestan y el que se
necesita para combatirlos.
TODOS ESTAMOS ENFERMOS, o sea, todos somos neuróticos.
Los síntomas neuróticos son el resultado de un conflicto que se libra
en torno de una nueva modalidad de satisfacción pulsional. LAS
DOS FUERZAS QUE SE HAN ENEMISTADO VUELVEN A
COINCIDIR EN EL SÍNTOMA, SE RECONCILIAN. POR ESO EL
SÍNTOMA ES TAN RESISTENTE: ESTÁ SOSTENIDO DESDE
AMBOS LADOS.
Una de las dos partes envueltas en el conflicto es la libido
insatisfecha, rechazada por la realidad.
Esto quiere decir que podemos asignarles a los órganos de nuestro cuerpo
dos usos bien diferenciados: el autoconservativo, que hace al
funcionamiento “adecuado”, vital, funcional de nuestro soma. En este
sentido, los
El cuerpo humano está en su totalidad atravesado por este Otro que lo preexiste. Otro
que satisface las necesidades vitales del “cachorro humano”, pero también: Otro sobre
el cual se apuntalan una serie de impulsos sexuales que están destinados a la
represión por ser de carácter incestuoso.
Allí es cuando se produce el conflicto que atrofia el uso del órgano: Si hay una
representación asociada al VER que entra en conflicto con el grupo de representaciones
que hacen al YO, por ser éstas de carácter sórdido, inadecuado, el yo se defenderá a
toda costa de tales mociones, aunque para ello tenga que perder el imperio del órgano,
que ahora se pone por entero al servicio de la pulsión sexual reprimida. Para salvar su
integridad QUEDA PERTURBADO EL VÍNCULO DEL OJO Y DEL VER CON EL YO Y CON LA
CONCIENCIA EN GENERAL.
Es como si el individuo se elevara una voz castigadora que dijese: “Puesto que quieres
abusar de tu órgano de la vista para un maligno placer sexual, te está bien empelado
que no veas nada más”.
El carácter común a todos los síntomas, tanto los más leves como los
más graves, carácter del que participan también las acciones fallidas
y casuales, reside en que los fenómenos se pueden reconducir a un
material psíquico incompletamente sofocado, un material que,
esforzado a apartarse de la conciencia, no ha sido despojado de toda
su capacidad de exteriorizarse.
FALO
Freud plantea, a partir del concepto de Falo, es un significante
central alrededor del cual gira toda la dialéctica de lo que el sujeto
debe conquistar de sí mismo, de su propio ser.
Se trata de un significante, y de ninguna otra cosa.
Así como les dije que, en el interior del sistema significante, el
Nombre del Padre tiene la función de significar el conjunto del
sistema significante, de autorizarlo a existir, de dictar su ley, les diré
que frecuentemente hemos de considerar que el falo entra en juego
en el sistema significante a partir del momento en que el sujeto
tiene que simbolizar, en oposición al significante, al significado en
cuanto tal, quiero decir la significación.
Lo que le importa al sujeto, lo que desea, el deseo en cuanto
deseado, lo deseado del sujeto, cuando el neurótico o el perverso
tiene que simbolizarlo lo hace literalmente en última instancia por
medio del falo. El significante del significado en general es el falo.
El falo entra ya en juego tan pronto el sujeto aborda el deseo de la
madre. Este falo está velado, y estará velado hasta el fin de los siglos
por una simple razón, porque es un significante último en la relación
del significante con el significado.
“PEGAN A UN NIÑO”
Freud se dedica a seguir, a través de las etapas del Complejo de
Edipo, las transformaciones de la economía del fantasma “pegan a
un niño” y destaca la importancia del juego del significante en dicha
economía.
La relación con el hermanito o la hermanita, con un rival cualquiera,
no adquiere su valor decisivo en el plano de la realidad sino en tanto
que se inscribe en un desarrollo muy distinto, una solución
fantasmática. ¿Cuál es? Freud nos articuló su naturaleza.
El sujeto es abolido en el plano simbólico, en tanto que es como un
mamarracho a quien se le rehúsa toda consideración como sujeto.
En este caso particular, el niño encuentra el llamado fantasma
masoquista de fustigación, que constituye en este nivel una solución
lograda del problema. Lo que ocurre es un acto simbólico. Ese niño
que se cree alguien en la familia, basta con un simple pescozón para
precipitarlo desde la cima de su omnipotencia.
Pues bien, se trata de un acto simbólico, y la propia forma que
interviene en el fantasma, el látigo o la vara, tiene en sí misma el
carácter de algo que en el plano simbólico se expresa mediante una
tachadura.
Freud se encontró con que todos los pacientes neuróticos le traían
una versión de la fantasía “pegan a un niño” y que ésta, como toda
fantasía, producía una elevada satisfacción sexual.
El propio placer de ese fantasma está vinculado a su carácter
inoperante, poco serio. La fustigación no atenta contra la integridad
real y física del sujeto. Es propiamente su carácter simbólico lo que
está erotizado, y ello desde el origen.
Freud descompone la fantasía del niño en tres tiempos, de las cuales
el primero y el tercero son susceptibles de recuerdo, pero no así la
segunda.
33 CONFERENCIA: LA FEMINIDAD
Masculino y femenino es la primera diferencia que Uds. Hacen
cuando se encuentran con otro ser humano, y están habituados a
establecerla con resuelta certidumbre. La ciencia anatómica
comparte esa certidumbre en un punto, pero no mucho más.
Masculino es el producto genésico masculino y su portador;
femenino, el óvulo y el organismo que lo alberga. En ambos sexos se
han formado órganos que sirven exclusivamente a las funciones
genésicas, y es probable que se hayan desarrollado a partir de una
misma disposición en dos diferentes configuraciones. Además, los
otros órganos, las formas del cuerpo y los tejidos se muestran en
ambos influidos por el sexo, pero de manera inconstante y en
medida variable; son los llamados “caracteres sexuales
secundarios”. Luego la ciencia les dice otra cosa que contraría sus
expectativas y es probablemente apta para confundir sus
sentimientos. Les hace notar que partes del aparato sexual
masculino se encuentran también en el cuerpo de la mujer, si bien
en un estado de atrofia, y lo mismo es válido para el otro sexo. Ella
ve en este hecho el indicio de una bisexualidad, como si el individuo
no fuera varón o mujer, sino ambas cosas en cada caso, sólo que
más lo uno que lo otro. Entonces se los exhortará a ustedes a
familiarizarse con la idea de que la proporción en que lo masculino y
lo femenino se mezclan en un individuo sufre oscilaciones muy
notables. Pero como, a pesar de ello y prescindiendo de casos
rarísimos, en una persona está presente sólo una clase de productos
genésicos –óvulos o células de semen-, no podrán ustedes menos
que desconcertarse en cuanto al valor decisorio de estos elementos
y extraer la conclusión de que aquello que constituye la
masculinidad o la feminidad es un carácter desconocido que la
anatomía no puede aprehender. ¿Podrá hacerlo la psicología?
Existe un vínculo particularmente constante entre feminidad y vida
pulsional. Su propia constitución le prescribe a la mujer sofocar su
agresión, y la sociedad se lo impone; esto favorece que se plasmen
en ella intensas mociones masoquistas, suceptibles de ligar
eróticamente las tendencias destructivas vueltas hacia adentro. El
masoquismo es, entonces, auténticamente femenino.
La división en dos sexos es un carácter harto llamativo de la vida
orgánica, que la separa tajantemente de la naturaleza inanimada.
El desarrollo de la niña pequeña hasta la mujer normal es más difícil
y complicado, pues incluye dos tareas adicionales que no tienen
correlato alguno en el desarrollo del varón.
La niña pequeña es menos agresiva y porfiada, se basta menos a sí
misma, parece tener más necesidad de que se le demuestre ternura,
y por eso ser más dependiente y dócil. Se la puede educar con
mayor facilidad para el gobierno de las excreciones.
La niña pequeña, que hasta entonces había vivido como varón, sabía
procurarse placer por excitación de su clítoris y relacionaba este
quehacer con sus deseos sexuales, con frecuencia activos, referidos
a la madre, ve estropearse el goce de su sexualidad fálica por el
influjo de la envidia de pene. La comparación con el varón, tanto
mejor dotado, es una afrenta a su amor propio; renuncia a la
satisfacción masturbatoria en el clítoris, desestima su amor por la
madre y entonces no es raro que reprima una buena parte de sus
propias aspiraciones sexuales.
Con el abandono de la masturbación clitorídea se renuncia a una
porción de actividad. Ahora prevalece la pasividad, la vuelta hacia el
padre se consuma predominantemente con ayuda de mociones
pulsionales pasivas.
El deseo con que la niña se vuelve hacia el padre es sin duda,
originariamente, el deseo del pene que la madre le ha denegado y
ahora espera del padre. Sin embargo, la situación femenina sólo se
establece cuando el deseo del pene se sustituye por el deseo del
hijo, y siguiendo una antigua equivalencia simbólica, el hijo aparece
en lugar del pene.
Es grande la dicha cuando ese deseo del hijo halla más tarde su
cumplimiento en la realidad, y muy especialmente cuando el hijo es
un varoncito, que trae consigo el pene anhelado.