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MANUAL DE DERECHO PENAL - RICARDO NÚÑEZ.

PARTE ESPECIAL DEL DERECHO PENAL

El Derecho Penal se divide, científica y legislativamente, en una Parte General y en una Parte
Especial. La Parte General tiene por contenido los principios generales necesarios para la
aplicación de la Parte Especial. La tarea de clasificación de los delitos, perfeccionada a partir de la
era de la codificación penal a fines de los siglos XVIII y XIX, había sido encarada ya antes por los
teóricos. Fue necesario, empero, el advenimiento de la llamada escuela toscana del derecho
criminal para que la división de la Parte Especial del Derecho Penal se asentara sobre una base
firme y susceptible de un desenvolvimiento sistemático. Fue GIOVANNI CARMIGNANI quien
rectificó las nociones y las clasificaciones de los delitos; que luego encontrará pleno desarrollo por
FRANCESO CARRARA. Por regla, la Parte Especial de los códigos penales se presenta dividida en
títulos, capítulos y tipos o figuras. De esta manera, tomando como base los derechos lesionados
por los distintos grupos de delitos, se los distingue en clases (títulos). A las clases se las distingue
en especies (capítulos), de acuerdo con las distintas modalidades de los grupos de conductas que
lesionan un mismo derecho; y a las especies de delitos de una misma clase se las divide en modos
particulares de conducta integrantes de cada especie (tipos o figuras delictivas). Las exigencias
científicas y técnicas atañan al saber jurídico-penal del legislador y a su dominio de los
procedimientos necesarios para traducir normativamente en forma correcta las valoraciones
sociales. Las exigencias políticas funcionan con arreglo en la medida en que las constituciones
admiten garantías en favor de los gobernados. La violación de las exigencias políticas de índole
penal tiene su remedio en la demanda de inconstitucionalidad ante el tribunal judicial competente
y, en última instancia, en el recurso extraordinario ante la CSJN. En general, los códigos penales
distinguen los delitos que lesionan los derechos de los individuos como tales, y los que lesionan los
derechos de la sociedad.

DELITOS CONTRA LAS PERSONAS

Bajo el título de delitos contra las personas, el Código Penal sólo protege la persona física (su vida
y su integridad personal). En títulos distintos protege el honor, la honestidad y la libertad de las
personas. De esa manera, el Código Penal castiga como delitos contra las personas los que privan
de su vida o lesionan su integridad personal (delitos de daño) y los que exponiéndolos a riesgos de
ser dañadas, ponen en peligro aquélla (delitos de peligro). Las lesiones atentan contra la
integridad personal de los individuos desde el nacimiento hasta su muerte. El abuso de armas es
un delito de peligro efectivo para la vida o la integridad del individuo. Son en cambio, delitos de
peligro presumido contra la vida o la integridad personal, el duelo y el abandono de personas,
pues son hechos que originan la posibilidad de un daño para esos bienes de la persona. Ambos de
agravan por sus resultados morales o lesivos y sólo pueden tener como sujetos pasivos personas
ya nacidas.

I) Delitos contra la vida.

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El Derecho Penal protege la vida humana. Su extinción por obra de un tercero es un delito contra
las personas. El Derecho Penal no sólo protege la vida humana a partir del nacimiento de las
personas hasta su muerte, sino antes, desde el momento en que la mujer ha concebido. Pero a los
efectos de la definición y del castigo del delito, al derecho penal no le resulta indiferente el
momento de la vida humana en que se la extingue. Si esto sucede desde el momento de la
concepción del ser hasta su nacimiento, el delito es un aborto con sus propias escalas penales.
Ulteriormente, el delito es un homicidio.

1. ABORTO.
a) Punibilidad. Lo que primordial y esencialmente señala la criminalidad del aborto es que
lesiona el incuestionable derecho a la vida de un ser al que la propia legislación civil le
reconoce la calidad de persona. Su especial y atenuado frente al homicidio, se ha
justificado en que sólo implica la destrucción de un germen y de una esperanza de vida no
de una vida definitivamente adquirida.
b) Definición. Jurídicamente el aborto es la interrupción del embarazo de una mujer debido a
la muerte del feto causada por la madre o por un tercero, con o sin su expulsión del seno
materno. La fecundación extracorpórea o in vitro no cuenta con la protección jurídico
penal que brinda la figura del aborto por la razón de que la destrucción de esos óvulos no
se ha operado en el seno de la madre ni expulsado de él prematuramente y una
interpretación contraria se opondría al principio de reserva penal.
c) Elementos. El aborto provocado o doloso tiene como elementos los siguientes:
 El embarazo de la mujer.
 La muerte del feto causada por la madre o por un tercero
 El dolo del autor, sea la madre o el tercero.
d) Aborto causado por un tercero. El tercero puede causar el aborto de la mujer sin o con el
consentimiento de ella. El causado sin el consentimiento de la mujer es más grave que el
causado con su consentimiento. La mujer consentidora está sometida a la misma escala
penal que la mujer que causa su propio aborto. Si la consentidora es inimputable por ser
inmadura o incapaz de querer o entender o su consentimiento fue logrado por violencia o
fraude, el aborto se considera no consentido. El aborto causado por un tercero, no
consentido o consentido por la mujer se agrava si el hecho fuere seguido de la muerte de
la mujer, aumentándose el máximo de la pena. El aumento es mayor si el aborto no ha
sido consentido. La muerte de la mujer es un resultado preterintencional de las maniobras
abortivas. Si éstas tuvieran por finalidad causar la muerte de la paciente, el hecho es un
homicidio.
e) Aborto preterintencional. Sólo puede ser autor de un aborto preterintencional un tercero.
Lo es cuando con violencia causare un aborto sin haber tenido el propósito de causarlo, si
el estado de embarazo de la paciente fuere notorio o le constare. No se trata de un aborto
culposo, porque la culpa no es compatible con la mala intención de violentar a la mujer. La
preterintencionalidad del aborto únicamente significa que la muerte del feto no está en el
propósito del autor de la violencia. Comprende, por el contrario, la muerte del feto que al
autor se le presente como algo eventual.

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f) Aborto causado por la mujer. El Código Penal lo reprime con pena menor que la del
aborto causado por un tercero sin consentimiento de la mujer y con la misma pena que el
consentido por ella. Subjetivamente el aborto causado por la propia mujer requiere el
propósito de causarlo. La mujer no responde a título de aborto preterintencional.
Cualquier acto de la mujer, como es la tentativa de suicidio, que sin intención de causarlo
provoca el aborto, no es punible a ese título.
g) Consumación y tentativa. El aborto, cualquiera que sea su especie, se consuma con la
muerte del feto. Sólo el aborto causado de propósito por un tercero admite la tentativa
punible.
h) Aborto profesional punible. Los médicos, cirujanos, parteras o farmacéuticos que,
abusando de su ciencia o arte, causaren un aborto o cooperaren en cualquier medida a
causarlo, son punibles como el autor de un aborto provocado, consentido o no consentido
por la mujer, pero además deberán sufrir inhabilitación por el doble tiempo que el de la
conducta.
i) Aborto profesional impune. Las legislaciones y los autores reconocen que el aborto
practicado por un profesional del arte de curar puede no ser punible por distintas causas,
entre las que se incluyen la necesidad, la eugenesia y el sentimiento o afecto de la mujer.
El Código Penal admite la impunidad del aborto por las dos primeras razones. El aborto
practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer encina, no es
punible:
 Si fue practicado con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre, si este
peligro no pudo ser evitado por otros medios menos dañosos. Es el aborto necesario o
terapéutico.
 Sí, proviniendo el embarazo de una violación o de un atentado al pudor de una mujer
idiota o demente, el aborto fue practicado con el consentimiento del representante de la
incapaz. Es el aborto eugenésico, es decir, el practicado “a los fines del perfeccionamiento
de la raza”.
2. HOMICIO.
a) Definición. El homicidio es la muerte de una persona por otra.
b) Bien protegido. La represión del homicidio en su forma simple, agravada o atenuada,
protege la vida humana. El que aplica la eutanasia, mata por acción u omisión impropia. Y
ningún ataque a la vida puede ser legitimado por el consentimiento de su titular.
c) Especies. El homicidio puede ir acompañado de accidentes que aumenten o disminuyan su
criminalidad. Esos accidentes, que tienen distinta naturaleza, son las llamadas
circunstancias agravantes (calificantes) o atenuantes. Por consiguiente, el homicidio
puede dividirse en:
 Homicidio simple. Es el que no presenta circunstancias que agraven o atenúen su
criminalidad.
 Homicidio agravado o calificado por sus circunstancias; y
 Homicidio atenuado por sus circunstancias.
d) Homicidio simple. Incurre en un homicidio simple el que mata a otro, siempre que para el
hecho no esté establecida otra pena (CP art. 79). Autor puede ser cualquier persona cuya

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vinculación con la víctima no agrave el homicidio. El homicidio se consuma con la muerte
de la víctima. La ley 24.193 especifica los signos demostrativos del fallecimiento de una
persona, los que deben verificarse de modo acumulativo y durante un tiempo mínimo de
persistencia ininterrumpida después de realizada esa verificación. Esos signos son: 1)
ausencia irreversible de respuesta cerebral, con pérdida absoluta de conciencia; 2)
ausencia de respiración espontánea; 3) ausencia de reflejos cefálicos y constatación de
pupilas fijas no reactivas y 4) inactividad encefálica corroborada por medios técnicos y/o
instrumentales adecuados. El homicidio puede cometerse mediante actos positivos o
conductas negativas. Una conducta negativa responsabiliza por homicidio si es omisiva, es
decir, si es violatoria del deber de resguardar la seguridad física del sujeto pasivo.
Subjetivamente el homicidio simple exige dolo. Este puede ser directo, indirecto o
eventual. El homicidio se consuma con la muerte de la víctima y admite tentativa.
e) Homicidios agravados. El art. 80 del CP agrava (califica) el homicidio, castigándolo con la
pena de reclusión perpetua o prisión perpetua, pudiendo aplicarse lo dispuesto en el art.
52. El homicidio se agrava en razón:
 Del vínculo entre el autor y la víctima.
 Del modo elegido por el autor para cometerlo.
 De la causa o motivos por la que el autor lo cometió.
 Del medio usado por el autor para cometerlo.

Homicidios agravados en razón del vínculo El homicidio se agrava si el autor, sabiéndolo, en el


momento del hecho está ligado con la victima por una relación parental ascendente o
descendente o por matrimonio. Es el crimen llamado parricidio, según lo denominaban en Roma.
La razón del agravamiento es, en este caso, la violación por el autor de los deberes de respeto y
protección emergentes del vínculo de sangre o matrimonial. Subjetivamente el parricidio requiere,
como elemento de su figura, que el autor mate sabiendo que la víctima es su ascendiente,
descendiente o cónyuge.

Circunstancias extraordinarias de atenuación. Cuando en el caso del inciso primero de este


artículo, mediaren circunstancias extraordinarias de atenuación, el juez podrá aplicar prisión o
reclusión o 8 a 25 años. El autor tiene que haber sido impulso al homicidio calificado por el vínculo
por un hecho, una causa motora hacia el crimen, de poder excepcional con arreglo a las
circunstancias preexistentes o concomitantes al delito. La disminución de la pena no es obligatoria
para el juez, sino facultativa.

Homicidios agravados en razón del modo. Atiende a la mayor criminalidad que al hecho de matar
le asignan ciertas formas o maneras de la conducta homicida como son, los modos crueles: el
ensañamiento y los traicioneros: la alevosía y el empleo de veneno u otro procedimiento
insidioso.

 Homicidio cometido con ensañamiento. Encuentra su razón calificante en la crueldad


subjetiva y objetiva de la consumación de la muerte. Mata con ensañamiento el que

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deliberadamente, en el acto mismo de matar, somete a la víctima a sufrimientos físicos
innecesarios.
 Homicidio cometido con alevosía. El autor mata con alevosía si preordena su conducta
para matar sin peligro para su persona, proveniente de la reacción de la víctima o de un
tercero. La traición del homicida ha sido y es una agravante del delito, no sólo por la
indefensión de la víctima sino también por la perfidia del autor.
 Homicidio cometido con veneno u otro procedimiento insidioso. El agravamiento del
homicidio por el uso de veneno no procede solamente porque el autor mate valiéndose de
veneno, sino en razón de que éste es propinado insidiosamente, esto es, haciéndose
tomar o introduciéndoselo ocultamente a la víctima.
 Homicidio agravado por matan “con el concurso premeditado de dos o más personas”.
Comete un homicidio calificado el que mata a otro con el concurso premeditado de dos o
más personas. Su fundamento se halla en las menores posibilidades defensivas de la
víctima en razón de la pluralidad de participantes en el hecho, previamente concertada.

Homicidio agravado en razón de la causa. Se trata de casos en los cuales el homicidio se agrava por
el motivo o razón que tiene el autor para matar o por el impulso que lo lleva al crimen.

 Homicidio cometido por precio o promesa remuneratoria. El homicidio se agrava en este


caso en razón de que el autor mata porque, para que lo haga, se le ha pagado o se le ha
prometido pagar. El hecho representa una de las especies clásicas del asesinato. El
mandante y el ejecutor son partícipes necesarios del delito, pues aunque la figura delictiva
se refiere “al que matare por precio o promesa remuneratoria”, el precio o la promesa
presupone la intervención del mandante para que el delito se consume. El delito se
consuma con la muerte y no con el pacto o la entrega del precio o el cumplimiento de la
promesa. El pacto o la entrega del precio solo constituye un acto preparatorio del delito,
pues la tentativa exige actos ejecutivos del homicidio.
 Homicidio cometido por placer, codicia, odio racial o religioso. El hecho de matar una
persona por el gusto, agrado o deleite que el autor le produce el acto es lo que caracteriza
este agravante; en el homicidio por codicia, se agrava si el hecho y sus circunstancias
revelan que su móvil ha sido el espíritu codicioso, actuante en el agente. El agravamiento
no requiere que el autor del homicidio obtenga la ganancia, basta que mate
codiciosamente para obtenerla. Es admisible la tentativa, caso en el que el homicidio
intentado por codicia queda inconcluso en la etapa de los actos de ejecución; el homicidio
por odio racial o religioso tiene su fuente en el delito de genocidio, que se caracteriza por
ser una matanza de miembros de un grupo nacional, étnico, racional o religioso,
perpetrada con la intención de destruir total o parcialmente el grupo. El homicidio por
odio racial o religioso puede ser, sin embargo, también, una muerte aislada
eventualmente cometida.
 Homicidio criminis causa. El homicidio también se agrava por el motivo o razón que lleva al
autor a cometerlo. Concurre la calificante cuando el autor mata a otro para preparar,
facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus resultados o la impunidad para

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sí o para otro o por no haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito. Lo que
caracteriza al homicidio criminis causa es la conexión ideológica, vale decir, en el ánimo del
autor, de la muerte con la comisión, el resultado o los responsables de otro delito. Falta
esa conexión en el caso del homicidio resultante con motivo u ocasión del robo. En este
caso, el homicidio no es un medio para cometer el robo, sino una resultante de los actos
realizados por el ladrón para robar (con motivo del robo) o de los actos eventuales
realizados por él u otras personas mientras se intentaba o consumaba el robo o se
preocupaba la impunidad de los responsables. Esa conexión ideológica puede consistir en
la preordinación del homicidio como medio: 1) para preparar, facilitar o consumar otro
delito; o 2) para ocultarlo; o 3) para asegurar los resultados logrados o a lograr con otro
delito cometido o a cometerse; o 4) para asegurar el autor del homicidio su impunidad por
otro delito o la de otro que hubiera participado. En todos estos casos, entre el homicidio y
el otro delito o sus resultados o responsables, existe una conexión ideológica de causa
final, vale decir, la comisión del homicidio encuentra su razón en un fin a lograrse por el
autor. La tentativa y la consumación del homicidio criminis causa se refieren al homicidio y
no a otro delito.
 Homicidio agravado por el medio empleado para matar . Concurre este agravante cuando
el autor mata a otro por un medio idóneo para crear un peligro común. El homicidio se
agrava en este caso, porque el medio de que se vale el agente, a la par que dificulta la
defensa de la víctima, crea un peligro para las personas y los bienes en general. Se trata,
en realidad, del homicidio cometido mediante la comisión de un delito contra la seguridad
pública. Lo que separa este homicidio calificado de un delito contra la seguridad pública
agravado por el resultado letal, es que, ante la probabilidad de que se produzca, a este
resultado, que es preterintencional, el autor del atentado contra la seguridad pública no lo
quiere ni lo acepta. Por el contrario, el homicidio de que tratamos requiere que al
consumar el delito contra la seguridad pública el dolo del autor, aunque sea eventual,
comprenda la muerte de alguna persona. El delito admite tentativa.
f) Homicidio atenuado – Homicidio en estado emocional. El que matare a otro,
encontrándose en un estado de emoción violenta que las circunstancias hicieren
excusable, merece una pena que está muy por debajo de la correspondiente al homicidio
simple. La atenuación de la pena responde a que el homicida no es arrastrado al delito por
su sola voluntad, sino que es la conducta de la víctima, lesionadora de los sentimientos del
autor, la que impulsa a éste a matar. Tradicionalmente, las causas que, alterando los
sentimientos del autor, lo impulsaban al delito, podían reducirse, en esencia, a dos:
provocación y justo dolor. El CP abandonó esas fórmulas referidas a determinados estados
de exaltación anímica y amplió el contenido de la atenuante mediante una fórmula de
sentido general. Requiere: 1) estado psíquico de emoción violenta, este estado es una
conmoción violenta del ánimo del autor, causada por la ofensa inferida por la víctima a sus
sentimientos; 2) la valoración del estado emocional, esto es, su excusabilidad con arreglo a
las circunstancias en las cuales se ha producido. La emoción debe estar justificada en su
causa. La atenuante no premia la propia intemperancia o maldad del autor. Es necesario
que la emoción y su grado obedezcan a la incitación de una causa extraña al autor y

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eficiente, con arreglo a la circunstancia, para producirlos. La causa es extraña al autor
cuando, además de no provenir de su propia manera de ser, no ha provocado o facilitado
a sabiendas las condiciones para que opere. Finalmente, la causa de la emoción violenta
debe estar objetivamente justificada, esto es, debe ser jurídicamente admisible; 3) la
vinculación causal entre el estado emocional y el homicidio: el autor debe matar
encontrándose en estado de emoción violenta.
g) Homicidio culposo. Para que un homicidio se pueda considerar culposo, es necesario que
el autor no sólo no haya obrado con dolo respecto de la muerte que ha causado, sino que
tampoco haya querido, directa, indirecta o eventualmente, lesionar a la víctima. En caso
contrario, si la muerte de la víctima ocurre más allá de la intención o previsión ofensiva del
autor, éste no responde por homicidio culposo, sino por homicidio preterintencional.
Tanto el homicidio cometido por culpa como el preterintencional, son homicidio
involuntarios; pero mientras el culposo, desde el punto de vista subjetivo es totalmente
ajeno a la esfera de la delincuencia contra las personas, el preterintencional no lo es, pero
en él, el efecto delictivo causado excede el ánimo delictivo del autor. Comete un homicidio
culposo es que por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o
inobservancia de los reglamentos o de los deberes de su cargo, le causa a otro la muerte.
h) Homicidio preterintencional. El art. 81 inc. 1b del CP, castiga con pena menor que la del
homicidio doloso, pero mayor que la del culposo, al que con el propósito de causar daño
en el cuerpo o en la salud, produjere la muerte de alguna persona, cuando el medio
empleado no debía razonablemente ocasionarla. Por un lado demanda que el autor haya
producido la muerte de una persona y, por otro, que lo haya hecho con el propósito de
causarle un daño en el cuerpo o en la salud. El autor ha producido la muerte de la otra
persona si ese efecto deriva físicamente de la conducta del autor, sin la interferencia de
otra fuente causal autónoma y preponderante. Bajo este aspecto, el homicidio
preterintencional no difiere del homicidio simple o doloso. La diferencia reside, en el
aspecto subjetivo: el homicidio preterintencional es un homicidio con dolo de lesión,
directo, indirecto o eventual. La razonabilidad letal del medio empleado no reside
exclusivamente en su capacidad vulnerante, sino, también, en el modo cómo fue usado,
en los conocimientos del autor sobre la capacidad ofensiva del medio y en la condición de
éste y de la víctima. El juicio sobre la razonabilidad del medio le corresponde al juez de
acuerdo con las circunstancias del caso. Es un delito de resultado material que se consuma
con la muerte de la víctima. No admite tentativa.

INSTIGACIÓN O AYUDA AL SUICIDIO

Este delito consiste en instigar a otro al suicidio o en ayudar a cometerlo, si el suicidio se ha


tentado o consumado. El CP no castiga el suicidio ni la tentativa de suicidio. Lo que los códigos
clásicos o modernos reprimen es la intervención en el suicidio o en el intento de suicidio de un
tercero, y por ello, castigan la participación en el suicidio ajeno o en el acto de determinar, inducir,
incitar, ayudar o facilitar para lo que hiciera. La instigación al suicidio es un modo de intervención
moral en el suicidio de otro, que consiste en actos de inducción a la víctima a suicidarse que, por sí

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o las circunstancias del caso, lo han determinado a atentar contra su vida. La instigación exige la
determinación voluntaria y consciente de la víctima al suicidio. Si el autor logra, valiéndose de
engaño o violencia o de la incapacidad de la víctima, que ésta atente contra su vida, no responderá
por instigación al suicidio sino por homicidio tentado o consumado. La ayuda al suicidio es un
modo material de intervención en el suicidio de otro, consistente en actos, principales o
accesorios, de cooperación o auxilio para que la víctima, que se ha determinado al suicido por sí o
por la instigación de un tercero, lo ejecute. La instigación o ayuda al suicidio se consuma con el
suicidio o su tentativa por la víctima. Sin que uno de estos hechos se produzca no existe delito.

LESIONES

El CP protege el derecho de cada individuo a la incolumidad de su cuerpo y salud. Las lesiones


pueden ser leves (art. 89), graves (art. 90) y gravísimas (art. 91). Todas pueden cometerse con
circunstancias calificantes (art. 92) o atenuantes (art. 93). Frente a esas tres especies de lesiones,
que son las causadas dolosamente, están las producidas por culpa (art. 94).

1. Lesiones leves. Comete el delito de lesión leve el que le causa a otro un daño en el cuerpo
o en la salud que no está calificado de otra manera por la ley o absorbido por otro delito.
Es un daño en el cuerpo la alteración, por leve que sea, de la contextura física de la
persona de modo que afecte su conformación corporal. No constituye lesión, aunque
pueda ser una injuria de hecho, el corte de los cabellos o de las uñas, pues su destino
natural es ese. Si lo es, en cambio, su daño fisiológico. La lesión puede causarse usándose
un medio, violento o no, que obra materialmente en la persona de la víctima (medio
material); o usándose un medio que obra moralmente en ella (medio moral), como son las
amenazas, los mensajes falsos, los sustos o cualquier otro medio destinado a perturbar
mentalmente. El comportamiento lesivo puede ser una acción o una omisión (comisión
por omisión). La lesión simple requiere dolo, directo, indirecto o eventual.
2. Lesiones graves. La lesión se agrava si produce un debilitamiento permanente de la salud,
de un sentido, de un órgano, de un miembro o una dificultad permanente de la palabra o si
pone en peligro la vida del ofendido, lo inutiliza para el trabajo por más de un mes o le
causa una deformación permanente del rostro. La permanencia no equivale a perpetuidad,
sino a larga duración.
3. Lesiones gravísimas. La lesión gravísima es la que produce una enfermedad mental o
corporal cierta o probablemente incurable, la inutilidad permanente para el trabajo, la
pérdida de un sentido, de un órgano, de un miembro, del uso de un órgano o miembro, de
la palabra o de la capacidad de engendrar o concebir. La característica común de estas
lesiones es la de implicar pérdidas funcionales de carácter definitivo, sea que se presenten
como incurabilidad de una enfermedad, inutilidad para trabajar o pérdida de un sentido,
de un órgano, de un miembro, de la palabra o de la capacidad de engendrar. La pérdida,
como criterio determinante de las lesiones gravísimas, consiste en la privación del órgano
o miembro correspondiente o en su anulación funcional.
4. Circunstancias calificantes y atenuantes. Las lesiones, cualquiera que sea su gravedad, se
califican si concurren alguna de las circunstancias enumeradas en el art. 80. La pena varía

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según la gravedad de las lesiones. Las lesiones, cualquiera que sea su gravedad. Se
atenúan si el autor se encontraba, en el momento de cometerlas, en un estado de
emoción violenta que las circunstancias hicieren excusables. Si el hecho encuadra en más
de una circunstancia agravante, la escala penal no varía.
5. Lesiones culposas. Las mismas conductas que fundamentan la imputación de homicidio a
título de culpa, la fundamentan respecto de la lesión. Por consiguiente, ésta es culposa si
el autor por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de
los reglamentos o deberes de su cargo, le causa a otro un daño en el cuerpo o en la salud,
cualquiera que sea su gravedad.
6. Persecución. Las lesiones graves y gravísimas son perseguibles por acción ejercitable de
oficio. A juicio de Núñez, era la voluntad del que sufrió las lesiones leves la que expresaba
cabalmente si, en el caso, era o no aconsejable el sometimiento a proceso y posterior
castigo del autor. Pero advirtió que la persecución no está totalmente sometida al interés
privado de la parte agraviada, sino que sobre él privan las razones de seguridad o interés
públicos que aconsejes la promoción de la acción de oficio en el caso particular, como
ocurre, por ser dañosas o peligrosas para la seguridad general de los individuos, las
lesiones dolosas inferidas en “patotas” y puede ocurrir con las culposas resultantes de la
violación grave de reglamentos de tránsito o de fábricas. También autorizan la persecución
de oficio las lesiones que involucran atentados contra otros intereses sociales que, por las
circunstancias, resulta aconsejable hacer respetar, como son las lesiones de personas
investidas de autoridad o las cometidas en lugares o circunstancias especiales que exigen
respeto o consideración general. Existe, igualmente, interés público en la persecución de
la lesión leve si ella se vincula a la investigación de un delito perseguible de oficio.

HOMICIDIO Y LESIONES EN RIÑA O AGRESIÓN

Cuando en riña o agresión en que tomaren parte más de dos personas, resultare muerte o lesiones
de las determinadas en los artículos 90 y 91, sin que constare quiénes las causaron, se tendrá por
autores a todos los que ejercieron violencia sobre la persona del ofendido y se aplicará reclusión o
prisión de dos a seis años en el caso de muerte y de uno a cuatro en el caso de lesión. Si las
lesiones fueran las previstas en el artículo 89, la pena aplicable será de cuatro a ciento veinte días
de presión. La riña o la agresión, con resultado mortal o lesivo, exige como condiciones:

 Que en ella tomen parte súbita y tumultuosamente, como recíprocos agresores (riña) o
como agresores de quien no agrede (agresión), más de dos personas;
 Que entre los intervinientes no exista complicidad para matar o lesionar;
 Que de la riña o agresión resultare muerto o lesionado uno o más participantes en ella;
 Que se ignore quien fue el autor de la muerte o lesiones;
 Que, por el contrario, se conozca quién o quienes ejercieron violencia sobre la persona del
o de los ofendidos.

Solo estos intervinientes en la riña o agresión son punibles y las penas, que son mucho menos
graves que las correspondientes al homicidio y a las lesiones, dependen de la gravedad del

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resultado causado. La riña sin resultado mortal o lesivo, no es un delito. Puede ser una
contravención. El homicidio o lesiones en riña o agresión se consuma con la muerte o lesión de
uno de los corriñentes o agredido. El delito admite tentativa por la propia naturaleza súbita de la
riña.

ABUSO DE ARMAS

El art. 104 CP, castiga bajo el título de abuso de armas, el disparo de arma de fuego y la agresión
con arma. Estos son delitos cuya incriminación atienda al peligro real que implican para la
seguridad de las personas.

1. Disparo de arma de fuego. El art. 104 reprime con uno a tres años de prisión, al que
disparar un arma de fuego contra una persona sin herirla o causándole herida a que
corresponda pena menor, siempre que el hecho no importe un delito más grave. Un arma
de fuego es un arma de disparo, pero no toda arma de disparo es de fuego. Arma de
disparo es la que puede lanzar proyectiles, llamas o gases. De fuego es la que dispara
proyectiles en virtud de un mecanismo de explosión. El arma debe ser disparada contra
una persona. Sucede esto cuando con arreglo a la intención del autor, el proyectil ha ido
en dirección de una o varias personas determinadas o indeterminadas, creando un peligro
real y concreto para ellas. El arma disparada al aire constituye una falta contra el orden
público. El disparo de arma de fuego es un delito de peligro, subsidiario de cualquier otro
delito más severamente penado que de él resulte. El delito de arma de fuego es un delito
formal que se consuma con el propio disparo. Los actos ejecutivos del propósito de
disparar el arma sin lograrlo, constituyen una tentativa.
2. Agresión con armas. El art. 104 CP castiga la agresión con toda arma, aunque no se cause
herida. Agrede con arma no sólo el que inviste con ella a otra persona, sino también el
que, sin investirla, utiliza contra el ella el arma (ej. Le lanza el arma). Por arma se entiende
aquí las armas propias y las impropias. Armas propias son los instrumentos destinados al
ataque y la defensa. Armas impropias son los instrumentos susceptibles, mediante su uso,
de aumentar el poder ofensivo del hombre o de ser utilizados defensiva u ofensivamente
por éste. La agresión con arma es un delito formal y de peligro, que se consuma con ella
misma y es excluido por cualquier resultado lesivo o su tentativa. Subjetivamente, es un
delito intencional, incompatible con la culpa y el dolo eventual.
3. Agravantes y atenuantes. La pena del disparo de arma y la de la agresión con arma
aumentan si concurre alguna de las circunstancias del art. 80 inc. 1 del CP y disminuyen en
razón de la circunstancia del art. 81 inc. 1 letra a. si esta atenuante concurriera con la
agravante por parentesco, existiría un concurso ideal e delitos, porque un mismo hecho
caería en más de una sanción penal debido a las circunstancias de la emoción del autor y
de su vinculación con la víctima.

ABANDONO DE PERSONAS.

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1. Exposición a peligro mediante el desamparo. El art. 106 primera parte del primer párrafo
del CP, sanciona al que pusiere en peligro la vida o la salud de otro colocándolo en
situación de desamparo. Enseñó Núñez que sujeto activo o pasivo del delito puede ser
cualquier persona y que el delito consiste en poner en peligro la vida o la salud de otra
persona mediante su colocación en una situación de desamparo. El autor coloca a la
víctima en esa situación, si por su encierro, aislamiento o abandono, la priva de la
posibilidad de proporcionarse la asistencia física que necesita de acuerdo con su condición
o de que otro se la proporciono, creando así un peligro para su vida o su salud.
Subjetivamente, el abandono es un delito doloso. El dolo exige la conciencia y voluntad,
aunque sea eventual, del abandono de la víctima. El delito se consuma con el acto del
autor. La tentativa es posible.
2. Exposición a peligro por abandono de una persona a su suerte.
a) Exposición a peligro por abandono de un incapaz a su suerte. Sólo pueden ser sujetos
activos o pasivos del delito personas vinculadas por un deber jurídico, no simplemente
moral, del autor hacia la víctima, de mantenerla o cuidarla, derivado directamente de la
ley, o de una convención o de una conducta precedente del autor que la obliga a
garantizar la incolumidad personal de la víctima. La víctima debe ser una persona incapaz
de valerse, esto es, que no puede proveer a su propia manutención cuidado por su menor
edad, enfermedad u otra causa. Esta puede ser ajena a la condición física de la persona y
deberse a otras circunstancias, como son la incapacidad del que no sabe nadar para salir
de aguas profundas, etc. El autor expone a peligro la vida o la salud de la víctima mediante
el abandono de su suerte, si se desentiende de la manutención o cuidado de la persona
incapaz de proveérselos por sí misma y que carece también de la posibilidad de que se los
proporcione un tercero. El delito, que es de peligro y no de simple conducta, es doloso y
se consuma con la efectiva producción de peligro.
b) Exposición a peligro mediante el abandono del incapacitado a su suerte. Sujeto activo o
pasivo de este delito puede ser cualquiera. Lo que caracteriza a este delito frente al caso
de exposición a peligro de otro por abandono a su suerte, es la víctima. Ésta es una
persona cualquiera a la que el propio autor hubiere incapacitado. El autor incurre en este
delito si, después de haber incapacitado físicamente a otro, se desentiende de su
asistencia de una manera que, con arreglo a la incapacidad sufrida por la víctima y a las
circunstancias del caso, crea un peligro para la vida o la salud de ella. El acto del agente
debe haber incapacitado a la víctima, que no puede esperar el oportuno auxilio de
terceros.
Agravamiento. Los delitos previstos en el primer párrafo del art. 106 se agravan por el resultado y
su autor merece reclusión o prisión de tres a diez años, si a consecuencia del desamparo o del
abandono a su propia suerte, resultare un grave daño en su cuerpo o salud. Si ocurriese la muerte,
la pena será de cinco a quince años de reclusión o prisión. El delito simple o agravado, se agrava a
su vez por el vínculo entre el autor y la víctima, si es cometido por los padres contra sus hijos y por
éstos contra aquéllos o por el cónyuge. En estos casos, las respectivas penas se agravan en su
mínimo y máximo, en un tercio de ellas.

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3. Omisión de auxilio. Comete este delito, levemente penado con multa, el que encontrando
perdido o desamparado a un menos de 10 años o a una persona herida o inválida o
amenazadas de un peligro cualquiera, omitiere prestarle el auxilio necesario, cuando
pudiere hacerlo sin riesgo personal o no diere aviso inmediatamente a la autoridad (art.
108 CP). El castigo de la omisión de auxilio se funda en que, en ciertas circunstancias,
como son las que prevé el art. 108, es un derecho exigible el de la mutua asistencia o
ayuda que se deben los hombres en su convivencia social. El delito que es formal y doloso
y no admite tentativa, se consuma con la omisión el auxilio directo o, en su caso,
subsidiariamente, con la omisión del auxilio indirecto. El delito no se agrava por sus
resultados dañosos para la víctima.

DELITOS CONTRA EL HONOR

1. Bien protegido. El honor como es n bien penalmente protegido por el CP, es la propia
personalidad entendida como la suma de cualidad físicas, morales, jurídicas, sociales y
profesionales, valiosas para la comunidad, atribuibles a las personas.
2. Sujeto pasivo. Cualquier persona física es titular de una honra o de un crédito penalmente
ofendible. El CP no protege el honor como un derecho del cual sea titular un muerto, ni
protege su memoria. El art. 75 del CP, que una vez muerto el ofendido les concede a sus
familiares el ejercicio de la acción penal emergente de la calumnia o injuria inferida a
aquél mientras vivía, no se refiere a la ofensa al honor de un muerto, sino a la ofensa al
honor de una persona viva que luego fallece.
3. Injuria. Comete una injuria el que deshonrare o desacreditare a otro (art. 110 CP). Sujeto
pasivo del delito sólo puede ser una tercera persona. Por su contenido, a la injuria, como
deshonra o descrédito, consiste en la imputación de una calidad, costumbre o conducta
socialmente disvaliosa. La injuria admite distintos modos de ejecución. Puede ser
consumada verbalmente o por escrito o mediante actos o hechos que la signifiquen. No
sólo las acciones, sino también las conductas negativas, tienen un sentido injurioso cuando
son el medio para imputar implícitamente una cualidad, costumbre o conducta
deshonorante. Para unos, la injuriosidad de la conducta no reside en su objetividad, sino
en la intención del autor. Para que exista injuria el autor debe haber obrado con intención
o ánimo o propósito de ofender el honor ajeno o de agraviar o de deshonrar o
desacreditar, cualquiera que sea el significado injurioso o, de las palabras o del acto
expresados o realizado u omitido por el autor. Para otros, la injuria reside en el propio
valor deshonorante de las palabras o hechos dolosamente pronunciados o ejecutados por
el autor. La injuria se consuma en el momento en que la palabra o el hecho deshonorante
llega a conocimiento de su destinatario o de un tercero. Es un delito formal, que no
requiere que el hecho dañe efectivamente la honra o el crédito ajeno. No impide la
posibilidad de una tentativa de injuria. El CP no protege el honor real de las personas. Una
consecuencia de ese modo objetivo de proteger el honor, es la prohibición de la prueba de
la verdad de la imputación injuriosa, salvo que la exija un interés socialmente más valioso

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que el del honor individual. De acurdo con el art. 11 del CP, el acusado de injuria sólo
podrá probar la verdad de la imputación en los siguientes casos:
 Si la imputación hubiere tenido por objeto defender o garantizar un interés público actual;
 Si el hecho atribuido a la persona ofendida hubiere dado lugar a un proceso penal;
 Si el querellante pidiere la prueba de la imputación dirigida contra él.
4. Calumnia. La calumnia es la falsa imputación de un delito que dé lugar a la acción penal
pública (art. 109 CP). La calumnia es una injuria especializada por la naturaleza particular
de la imputación deshonorante hecha por el acusado al ofendido. Mientras en la injuria
esa imputación no está tipificada, ya que la puede constituir cualquier hecho, calidad o
conducta deshonorante, en la calumnia si lo está, porque la imputación debe tener por
contenido un delito que dé lugar a la acción pública. La naturaleza de la imputación y los
peligros que para el ofendido implica la posibilidad de un proceso penal en su contra,
justifican que la calumnia esté más severamente reprimida que la injuria. Sujeto activo de
una calumnia puede ser cualquier persona física. Sujeto pasivo sólo puede ser una persona
física. Los entes colectivos, que pueden ser sujetos pasivos de una injuria, no pueden serlo
de una calumnia. La esencia de la calumnia es, en última instancia, subjetiva, porque no es
suficiente la inexistencia objetiva del hecho imputado. Es indispensable que la imputación
sea falta, esto es, mentirosa. Es tal si el autor la hace a sabiendas de que, por una u otra
razón, ella no se atiene a la verdad objetiva. La imputación debe ser de un delito
determinado, vale decir, de un hecho individualizado mediante sus circunstancias y la
persona ofendida. No es calumnia sino injuria, la atribución falsamente hecha de una
conducta criminal indeterminada cómo es decirle a otro ladrón, asesino, etc. La calumnia
es, como la injuria, un delito formal, que se consuma cuando la imputación llega a
conocimiento del ofendido o de un tercero. Admite tentativa.
5. Publicación o reproducción de la injuria o calumnia ajena. El que publicare o reprodujere
por cualquier medio, injurias o calumnias inferidas a otro, será reprimido como autor de
las injurias o calumnias de que se trate (art. 113 CP). El delito, que se consuma con la sola
reproducción o publicación, sólo es imputable a título de dolo.
6. Calumnia o injuria propagada por medio de la prensa. Cuando la injuria o calumnia se
hubiere propagado por medio de la presa, en la Capital y territorios nacionales, sus
autores quedarán sometidos a las sanciones del CP y el juez o tribunal ordenará si lo
pidiere el ofendido, que los editores inserten en los respectivos impresos o periódicos, a
costa del culpable, la sentencia o satisfacción (art. 114 CP). La disposición tiene un doble
significado. Por un lado, por su contenido, es una especial medida reparatoria del honor
del ofendido por una injuria o calumnia propagada por medio de prensa. Por otro lado,
desde el punto de vista de la facultad del Congreso Federal para legislar sobre los delitos
cometidos por medio de la presa, el art. 114 implica una correcta interpretación del art. 32
CN en cuanto, prohibiéndole al Congreso legislar sobre presa para todo el país, le entrega
esa legislación a las legislaturas provinciales en sus respectivas jurisdicciones.
7. Injurias en juicio. Las injurias proferidas por los litigantes, apoderados o defensores en los
escritos, discursos o informes producidos ante los tribunales y no dados a publicidad
quedarán sujetos únicamente a las correcciones disciplinarias (art. 115 CP). La excusa se

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refiere únicamente a las injurias, cualquiera que sea su clase. La calumnia está excluida
porque se considera que existe interés social en su averiguación, ya que se trata de la
imputación de un delito; y porque se piensa que sería injusto privar al imputado del
derecho de defenderse. Sujetos activos son los litigantes, sus apoderados o sus
defensores. No comprende al juez, al testigo y al perito. Para la procedencia de la excusa
no es necesario que las injurias conciernan al objeto del juicio o que sean necesarias para
la defensa. Basta, por el contrario, que sean proferidas, incluso contra personas ajenas a la
causa, en los escritos, discursos o informes producidos en un juicio de cualquier clase,
efectuados ante un tribunal de justicia o de otra índole y no harán sido dados a publicidad
por su autor. Profiere una injuria el que la infiere verbalmente, por escrito o por otros
modos de exposición gráficos o fotográficos.
8. Injurias recíprocas. Cuando las injurias fueran recíprocas, el tribunal podrá, según las
circunstancias, declarar exentas de pena a las partes o alguna de ellas (art. 116 CP). Las
injurias son recíprocas cuando una de las injurias, mutuamente inferidas entre el
querellante y el querellado, tiene su causa en la otra. Se trata de una excusa absolutoria
fundada en el principio de la compensación de los agravios.
9. Retracción. El culpable de injuria o calumnia contra un particular o asociación, quedará
exento de pena, si se retractare públicamente, antes de contestar la querella o en el acto
de hacerlo (art. 117 CP). La retracción es el acto por el cual el culpable, arrepentido, se
desdice en el juicio de la imputación injuriosa o calumniosa hecha al ofendido. No es
necesario, sin embargo, que el culpable diga expresamente que mintió en cuanto dijo
contra del ofendido. La retracción excusa al culpable de responsabilidad penal por la
ofensa, pero no de responder civilmente por los daños causados. Procesalmente, la
retractación pone fin al proceso por su sobreseimiento, con costas para el querellado.

DELITOS CONTRA LA INTEGRIDAD SEXUAL

El actual art. 119, en su primer párrafo, contempla la figura básica del abuso sexual. Será
reprimido con reclusión o prisión de seis meses a cuatro años el que abusare sexualmente de
persona de uno u otro sexo, cuando ésta fuera menor de trece años o cuando mediare violencia,
amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad o de poder
o aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido consentir libremente la
acción. El abuso exige tocamiento o contactos corporales del autor o de un tercero con la víctima.
No puede cometerse a distancia ni de palabra. Es un delito doloso.

 Abuso mediante aprovechamiento de la condición de la víctima.


1. En razón de la edad del menor. Comete el delito el que hiciera objeto del abuso a un
menor de trece años, de uno u otro sexo, que hubiera o no prestado consentimiento para
el acto.
2. En razón de la imposibilidad de la víctima, por cualquier causa, de consentir libremente la
acción. La víctima puede ser una persona de uno u otro sexo mayor de trece años. La
imposibilidad de ésta puede deberse al hecho de hallarse privada de razón o de sentido o

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afectada de una enfermedad o impedida, por cualquier otra causa, de expresar su
consentimiento o de hacerlo válidamente.
 Abuso cometido mediante el empleo de la violencia. Se da cuando, para cometer el hecho
doblegando la voluntad de la víctima, el autor empleare violencia, amenaza, abuso
coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad o de poder. El
abuso es realizado mediante violencia cuando el autor ejerciere fuerza o intimidación. No
se requiere que ofrezca una resistencia suficiente al ataque. Basta que su voluntad haya
sido contrariada. Pero también ahora la oposición de la víctima al acto debe ser seria y no
pura simulación. El delito es imputable a título de dolo. Sólo respecto a la edad de la
víctima menor de trece años es admisible el dolo eventual. Es delito instantáneo. Cuando
la conducta típica que se propuso realizar no se consumare por circunstancias ajenas a su
voluntad el delito quedará en grado de tentativa.

Agravamientos.

1. Por configurar un sometimiento sexual gravemente ultrajante . La pena será de cuatro a


diez años de reclusión o prisión cuando el abuso por su duración o circunstancias de su
realización, hubiese configurado un sometimiento sexual gravemente ultrajante para la
víctima.
2. Por la realización de acceso carnal por cualquier vía. La pena será de seis a quince años de
reclusión o prisión cuando mediante las circunstancias del primer párrafo hubiese acceso
carnal por cualquier vía. Sujeto activo de este delito sólo puede ser un varón. Por el
contrario, sujeto pasivo puede ser un varón o una mujer. La violación, que admite
tentativa, se consuma con el acceso carnal por cualquier vía.
3. Por otras circunstancias. La pena será de ocho a veinte años de reclusión o prisión en los
supuestos de los párrafos anteriores:
 Por el resultado. Cuando del hecho resultare un grave daño en la salud física o mental de
la víctima. Si lo resultante es la muerte de la ofendida, el agravamiento es mayor.
 Por el peligro de contagio de una enfermedad de transmisión sexual grave de la que el
autor sabe que es portador.
 Por el parentesco u otra calidad del autor.
 Por el modo de comisión del hecho: por dos o más personas o con armas.
 Por el aprovechamiento de la situación de convivencia.
 Por la edad de la víctima y concurrencia simultánea de otra agravante. Cuando el autor se
aprovecha de la imposibilidad de la víctima, menor de trece años, varón o mujer, de
consentir libremente su acción delictiva.
4. Abuso sexual cometido con aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima .
Reprime con reclusión de tres a seis años al que realizare alguna de las acciones previstas
en el segundo o en el tercer párrafo del art. 119 con un menor de 16 años, de uno u otro
sexo, aprovechándose de su inmadurez sexual en razón de la mayoría de edad del autor. El
tipo y la pena ceden ante un delito previsto con mayor sanción.

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Cunado mediare alguna de las circunstancias previstas la pena será de reclusión o prisión de seis a
diez años.

Acción penal. La acción penal emergente de los delitos previstos en los artículos 119 y 120 CP es
dependiente de instancia privado salvo cuando se den los casos de excepción establecidos en el
art. 72 CP.

PROMOCIÓN O FACILITACIÓN DE LA CORRUPCIÓN

La ley castiga la promoción o facilitación de la corrupción de menores de 18 años, aunque mediare


consentimiento de éstos. (Art. 125, pena de 3 a 10 años si es menor de 18; de 6 a 15 si es menor
de 13).

1. Interés protegido. La pena resguarda a los menores de 18 años contra actos de terceros
tendientes a promover o facilitar el enviciamiento de su trato sexual en los modos de
realizarlo. La protección de la incolumidad de la normalidad del trato sexual de las
menores, no encuentra un impedimento en el consentimiento que ellos presten a la
acción de sus corruptores porque, precisamente, el resguardo atiende a su inmadurez o
inexperiencia.
2. Criminalidad de los hechos. La criminalidad de los hechos reprimidos no reside en el logro
de la corrupción de la víctima, sino en la propia tendencia de los actos del agente. No se
trata de un delito de resultado material, sino de un tipo formal de peligro abstracto,
porque no es necesario que las acciones del delincuente, obrando exitosamente en el
ánimo de la víctima, la hayan puesto a ésta en efectivo peligro de corromperse o de
acrecentar la gravedad de ese estado.
3. Conductas tipificadas y penalidades.
 Promoción de la corrupción de menores de 18 años
 Facilitación de la corrupción de menores de 18 años
 Agravamiento de la acción promotora y facilitadora por la edad de la víctima menor de 13
años
 Agravamiento por los modos
 Agravamiento por el vínculo

Agravamientos.

1. Por la edad de la víctima. La pena será de 6 a 15 años de reclusión o prisión cuando la


víctima fuera menor de 13 años.
2. Por los modos comisivos, cualquiera que fuese la edad de la víctima que no tiene 18 años
cumplidos. El engaño consiste en simulaciones de la verdad o en disimulaciones de ella
que, induciendo a la víctima en error, la arrastran inadvertidamente a la acción del autor

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promovedora de su corrupción. El error de la víctima debe ser determinante de su
consentimiento frente a la conducta del autor. Los medios violentos, intimidatorios o
coercitivos tienen que constreñir la libertad de decisión de la víctima y someterla a la
acción depravadora. Si aquellos medios no han logrado este sometimiento, el delito
quedará en grado de tentativa. Se consuma, en cambio, si sometida la víctima, el autor no
logra depravarla.
3. Por el vínculo existente entre el autor y la víctima.

PROMOCIÓN O FACILITACIÓN DE LA PROSTITUCIÓN

La prostitución es la depravación de los motivos generadores del trato sexual.

1. Interés protegido. La pena de la promoción o facilitación de la prostitución de menores de


18 años resguarda a éstos contra los actos de terceros tendientes a promover o facilitar el
enviciamiento de su trato sexual en los motivos para realizarlo. No es impedimento para
esa protección el consentimiento que los menores presten a la acción de sus corruptores.
2. Acciones tipificadas y penalidades previstas. Los artículos 125 bis y 126 prevén:
 La promoción de la prostitución de menores de 18 años . Aunque mediare el
consentimiento de la víctima, será reprimido con reclusión o prisión de cuatro a diez años.
 La facilitación de su prostitución de esos menores.
 Agravante por la edad de la víctima menor de 13 años . La pena será de seis a quince años
de reclusión o prisión cuando la víctima fuera menor de trece años.
 Agravante de las conductas promotoras o facilitadoras de la prostitución de menores de
18 años por los modos comisivos. La pena será de reclusión o prisión de diez a quince
años, cuando mediare engaño, violencia, amenaza, abuso de autoridad o cualquier otro
medio de intimidación o coerción.
 Agravante por estas mismas conductas por el vínculo.
 La promoción y facilitación de la prostitución de mayores de 18 años. Reprime con prisión
de cuatro a diez años, al que con ánimo de lucro o para satisfacer deseos ajenos
promoviere o facilitare la prostitución de mayores de 18 años de edad mediando engaño,
abuso de una relación de dependencia o de poder, violencia, amenaza o cualquier otro
medio de intimidación o coerción.

ULTRAJE A LA MORALIDAD SEXUAL

1. Rufianería. Art. 127: será reprimido con reclusión o prisión de tres a seis años, el que
explotare el ejercicio de la prostitución de una persona, percibiendo ganancias que ella
obtuviere por tal actividad, mediando engaño, abuso coactivo o intimidatorio de una
relación de dependencia, de autoridad, de poder, violencia, amenaza o cualquier otro
medio de intimidación o coerción. El delito es sólo imputable a título de dolo directo: debe
cometerlo con conciencia de que el dinero que percibe y cuya entrega hace el sujeto
pasivo con voluntad coacta, provienen de su ejercicio actual de la prostitución. El delito es

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permanente, pues se configura por un estado y no por cada acto particular de asistencia
económica.
2. Trata de personas. El delito se consuma con el acto de promover o facilitar la entrada de
la persona al territorio nacional o su saluda de él. El logro de esa finalidad, si bien
perfecciona el delito, no atañe a su consumación. Aunque regularmente se trata de una
actividad con fines lucrativos, para que se configure este delito no es indispensable que así
ocurra. La entrada o salida del país de las víctimas puede realizarse observando las
reglamentaciones pertinentes o en forma fraudulenta o clandestina. Subjetivamente, el
delito es de intención. El autor debe promover o facilitar la entrada o salida del país de la
víctima para que ejerza la prostitución. La pluralidad de víctimas no multiplica el delito.

Acciones tipificadas y sanciones previstas.

 Trata de menores de 18 años.


 Agravante en razón de la edad de la víctima menor de 13 años.
 Agravante de la trata de menores de 18 años por el modo.
 Agravante de la trata de menores de 18 años por el vínculo.
 Trata de personas mayores de 18 años.

ULTRAJES AL PUDOR PÚBLICO

Constituyen ultrajes al poder público:

1. La producción, publicación o distribución de imágenes pornográficas en que se exhibieran


menores de 18 años. Será reprimido con prisión de seis meses a cuatro años el que
produjere o publicare imágenes pornográficas en que se exhibieran menores de 18 años,
al igual que el organizare espectáculos en vivo con escenas pornográficas en que
participaren dichos menores. En la misma pena incurrirá el que distribuyere dichas
imágenes.
2. La facilitación del acceso a espectáculos pornográficos de menores de 14 años y el
suministro de material pornográfico a esos menores. La pena prevista es la de prisión de 1
mes a tres años.
3. Las exhibiciones obscenas.
 Figura básica. Será reprimido de mil a quince mil pesos el que ejecutare o hiciere ejecutar
por otros actos de exhibiciones obscenas expuestas a ser vistas involuntariamente por
terceros. El delito es sólo imputable a título de dolo. Este requiere intención pornográfica.
Basta el dolo eventual respecto a la posibilidad de ser visto involuntariamente por
terceros. El delito, que es formal, se consuma con la exhibición sin necesidad de resultado
alguno. Es posible la tentativa.
 Agravamiento. Por la edad de la víctima: si los afectados fueran menores de 18 años la
pena es de presión de seis meses a cuatro años.

SUSTRACCIÓN O RETENCIÓN DE UNA PERSONA PARA MENOSCABAR SU INTEGRIDAD SEXUAL

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El CP contempla los siguientes tipos:

1. Sustracción o retención de una persona de cualquier edad y sexo con intención de


menoscabar su integridad sexual. La acción típica de estos delitos es la de sustraer o
retenerla con la intención de menoscabar la integridad sexual de la víctima mediante el
empleo de fuerza, intimidación o fraude. La pena prevista es la de prisión de uno a cuatro
años. El delito, que requiere, como dolo específico, que el autor obre con la intención ya
mencionada, y que admite tentativa, se consuma con la sustracción o retención.
2. Agravante de esa conducta en razón de la edad de la víctima: menor de 13 años. Se
establece la pena de dos a seis años de prisión si el delito se comete en perjuicio de un
menor de trece años.
3. Sustracción o retención de un menor de 16 años, con su consentimiento . Este delito es
impropio porque el hecho requiere el consentimiento de la víctima, el cual supone la
consciente y libre aceptación por ésta de ser sustraída o retenida con la intención por el
autor. Admite tentativa.

Acción penal. Las acciones penales emergentes de los delitos previstos en el art. 130 CP son
dependientes de acción privada si no resulta la muerte de la persona ofendida o lesiones de las
mencionadas en el art. 91. Los ascendientes, descendientes, cónyuges, convivientes, afines en
línea recta, hermanos, tutores, curadores y cualesquiera persona que, con abuso de una relación
de dependencia, de autoridad, de poder, de confianza o encargo, cooperaren a la perpetración de
los delitos comprendidos en este título serán reprimidos con la pena de los autores (art. 133 CP).

DELITOS CONTRA LA LIBERTAD INDIVIDUAL

1. Reducción a la servidumbre o condición análoga. Son punibles como autores de este


delito, el que redujere a una persona a servidumbre o a otra condición análoga y el que la
recibiere en tal condición para mantenerla en ella (art. 140 CP). No es la situación jurídica
es esclavitud abolida por el art. 15 de la CN, que consiste en la pertenencia, en propiedad,
de una persona a otra. La considerada por el art. 140 CP es, por el contrario, una situación
de hecho. No constituye la conducta reprimida por el CP el libre y consciente
sometimiento de la propia persona y de sus servicios a la potestad de otro, porque el
delito requiere que el autor haya reducido a la víctima a servidumbre o condición análoga
o que la haya recibido de otro en tal condición. La recepción consuma el delito sólo si
obedece al propósito de mantener la víctima en la condición que se recibe. Si la recepción
es para liberarla, no existe delito. La reducción a servidumbre o condición análoga es un
delito intencional de carácter material y permanente, que se consuma con el logro de una
de esas situaciones. Admite la tentativa.
2. Privación de la libertad personal.
 Figura simple. El art. 141 CP reprime al que ilegalmente privare a otro de su libertad
personal. El delito también puede cometerse por una conducta negativa, como sucede
cuando el autor omite su deber de liberar a la víctima, derivado de la ley, de la convención
o de un hecho precedente que lo convierte en garanta de la libertad de ella. El autor

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puede valerse de cualquier medio para cometer el delito (encierro, fuerza, engaño),
empero, el empleo de la violencia o amenazas y la simulación de autoridad o de orden de
ella, agrava el delito. El consentimiento sin coerción o error, prestado por una persona
capaz de comprender el sentido de su propia conducta, excluye el tipo delictivo. El delito,
que se consuma con el impedimento de la libre locomoción o movimiento de la víctima,
admite tentativa, porque es posible que el autor realice actos ejecutivos de su propósito
de privar a otro de su liberad personal, sin lograrlo. El delito es instantáneo y
eventualmente permanente, pues el autor puede prolongar el estado de privación de la
libertad de la víctima.
 Agravamientos. El delito de privación ilegal de la libertad personal se agrava por el modo
como lo comete el autor, por el dolo con el que lo comete, por el vínculo existente entre él
y la víctima, por el resultado del delito y por el tiempo de duración de éste.
a) Agravamiento en razón del modo. El delito se agrava si el autor lo cometiere con
violencias o amenazas (art. 142 inc 1) o simulando autoridad pública u orden de autoridad
pública (art. 142 inc 4).
b) Agravamiento en razón del dolo. La privación de la libertad personal se agrava si el autor la
cometiere con fines religiosos o de venganza (art. 142 inc 1).
c) Agravamiento en razón del vínculo. El delito se agrava si el hecho se cometiere en la
persona de un ascendiente, de un hermano, del cónyuge o de otro individuo a quien el
autor le deba respecto particular (art. 142 inc 2).
d) Agravamiento en razón del resultado. La privación ilegal de la libertad personal se agrava
si como consecuencia de ella resultare un grave daño a la persona, a la salud, o a los
negocios del ofendido siempre que el hecho no importe otro delito por el cual la ley
imponga una pena mayor (art. 142 inc 3).
e) Agravamiento en razón del tiempo. La privación de la libertad se agrava si durare más de
un mes (art. 142 inc 5).
3. Secuestro.
 Figura simple. Comete un secuestro el que sustrajere, retuviere u ocultare a una persona
con el fin de obligar a la víctima o a un tercero, a hacer, no hacer o tolerar algo contra su
voluntad (art. 142 bis). Sujeto activo o pasivo del secuestro puede ser cualquier persona,
pero si el último es una de las personas mencionadas en el art. 142 inc 2, el delito se
agrava. Subjetivamente, el delito requiere que el autor obre con dolo especial: el autor
debe sustraer, retener u ocultar a la víctima para obligarla a ella u obligar a otra persona a
que, contra su voluntad, haga o no haga o soporte lo que el autor o un tercero haga. El
consentimiento de la víctima capaz de comprender la naturaleza del hecho, excluye el tipo
delictivo. El delito, que admite tentativa, se consuma con la sustracción, retención y
ocultación, sin necesidad de que el autor logre lo exigido.
 Agravamiento. El delito se agrava si:
a) La víctima fuere mujer de cualquier edad o, siendo varón, tuviere menos de 18 años de
edad.
b) Si el hecho se metiere en la persona de un ascendiente, de un hermano, del cónyuge o de
otro individuo a quien el autor le deba respecto particular.

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c) Si a raíz del hecho del secuestro resultare un grave daño a la persona, a la salud o a los
negocios del ofendido, siempre que el hecho no importare otro delito por el cual la ley
imponga pena mayor.
d) Si del hecho del secuestro resulta la muerte de la persona ofendida. El agravamiento
comprende, en razón de la pena establecida, tanto el resultado mortal preterintencional
como el doloso. La pena, que para el delito no agravado es prisión de cinco a quince años
y de diez a veinticinco años de las mismas penas para los agravamientos para este caso de
resultado mortal, es prisión o reclusión perpetua.
4. Atentado funcionales contra la libertad personal. Se trata de atentados a la libertad
personal cometidos por funcionarios públicos, abusando de su autoridad en la ejecución
de los actos cuya ilegalidad origina distintos delitos.
a. Primera categoría. Estos hechos son los definidos y reprimidos con reclusión o prisión de
uno a tres años e inhabilitación especial por el doble tiempo por el art. 143.
1. Omisiones de liberar.
 Retención ilegal de detenido o preso. El delito es imputable a título de dolo y no admite
tentativa. Se consuma con la retención. Es permanente.
 Omisión de liberar al detenido ilegalmente. Incurre en este delito el funcionario
legalmente competente para hacerlo, que teniendo en cuenta noticias de una detención
ilegal, omitiere, retardare o rehusare hacerla cesar o dar cuenta a la autoridad que deba
resolver. El delito exige dolo. No admite tentativa y se consuma con el acto del agente. El
delito es instantáneo.
2. Ejecuciones irregulares de la privación de la libertad personal. Estas especies delictivas
presuponen la legalidad de la privación de la libertad personal y la ilegalidad de su
ejecución.
 Incomunicación indebida. El delito es doloso y se consuma con la efectividad de la
incomunicación. Es permanente y admite tentativa.
 Colocación indebida. El autor de este delito es el jefe de prisión u de otro establecimiento
penal, o el que lo reemplace, que colocare al reo en lugares del establecimiento que no
sean los señalados al efecto por la ley, el reglamento o la práctica administrativa para que
se cumpla la pena privativa de libertad, haciéndola más gravosa. Solo es imputable a título
de dolo. Se consuma con el acto de colocación y admite tentativa.
3. Recepción ilegal. Incurren en el delito: 1) el jefe de prisión o de otro establecimiento
penal, o su reemplazante, que recibiera algún reo sin testimonio de la sentencia firme en
que se le hubiere impuesto la pena; 2) el alcalde o empleado de las cárceles de detenidos
que recibiere a un preso sin orden escrita de autoridad competente para ordenar su
arresto, detención o prisión preventiva.
4. Sustracción de un detenido al juez competente. Comete el delito el funcionario facultado
para detener que prolongare indebidamente la detención de una persona, sin ponerla a
disposición del juez competente para entender en la causa.
5. Agravantes. Los delitos reprimidos por el art. 143 se agravan y el máximo de la pena
privativa de libertad se eleva a cinco años, cuando concurre alguna de las circunstancias
enumeradas en los incs. 1, 2, 3 y 5 del art. 142.

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b. Segunda categoría. Los tres hechos comprendidos en esta categoría y que están
reprimidos por el art. 144 bis con prisión o reclusión de uno a cinco años e inhabilitación
especial por el doble de tiempo, no presentan características comunes que permitan
encuadrarlos en un concepto superior.
 Privación ilegal de la libertad personal. Comete este delito el funcionario público que con
abuso de sus funciones o sin las formalidades prescriptas por la ley, privare a alguno de su
liberad personal.
 Severidades, vejaciones o apremios ilegales. Incurre en el delito el funcionario que
impusiere a los presos que guarde, severidades, vejaciones o apremios ilegales. El delito es
doloso e instantáneo.
 Vejaciones o apremios ilegales en acto de servicio. Es autor de este delito el funcionario
que desempeñando un acto se servicio cometiere cualquier vejación contra las personas o
les aplicare apremios ilegales.
 Agravantes. Si en los casos del art. 144 bis concurriere alguna de las circunstancias
enumeradas en los incs. 1, 2, 3 y 5 del art. 142 la pena privativa de libertad será de prisión
de dos a seis años.

Tortura y omisiones funcionales conexas.

El art. 144 tercero inc. 1 dispone que “Será reprimido con prisión de ocho a veinticinco años e
inhabilitación absoluta y perpetua el funcionario público que impusiere a personas, legítima o
ilegítimamente privadas de su libertad, cualquier clase de tortura”. Por tratarse de un
comportamiento que contraviene una norma prohibitiva, es un delito de comisión. Ese
comportamiento puede consistir en una acción o en una omisión. En este segundo supuesto se
configurará un delito de omisión impropia o de comisión por omisión. Es un delito material. Se
consuma cuando se produce el sufrimiento físico o psíquico intencionalmente causado, al margen
de que se haya alcanzado o no la finalidad perseguida por el autor. Es instantáneo. Admite
tentativa.

 Agravantes. El delito se agrava si por el resultado:


1. Si con motivo de la tortura resultare la muerte de la víctima, la pena será de prisión
perpetua.
2. Si se causaren lesiones gravísimas, la pena será de prisión de diez a veinticinco años. Tiene
que darse una relación objetiva de causalidad entre la tortura y el resultado.
 Omisiones funcionales conexas a la tortura.
1. Omisión de evitar el delito de tortura. Se impondrá prisión de tres a diez años al
funcionario que omitiere evitar la comisión de alguno de los hechos del art. Anterior
cuando tuviese competencia para ello.
2. Omisión de denunciar el delito de tortura.
a) Figura básica. El art. 144 inc 2, 1era parte, castiga con prisión de uno a cinco años al
“funcionario que en razón de sus funciones tomase conocimiento de la comisión de alguno
de los hechos del artículo anterior y, careciendo de la competencia a que alude el inciso
procedente, omitiese denunciar dentro de las 24 horas el hecho ante el funcionario,

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ministerio público o juez competentes”. Es un delito de omisión. Basta con el dolo
eventual pero no la duda ni la culpa.
b) Agravantes. Este delito de omisión se agrava por la calidad del sujeto activo: si el
funcionario fuese médico o si fuese juez.
3. Omisión del juez de promover la persecución y represión del delito de tortura. Se castiga
con prisión de tres a diez años al juez que, siendo competente para instruir sumario por el
delito de tortura, omitiere hacerlo.
4. Omisión funcional culposamente facilitadora del delito de tortura. Tiene que darse una
estricta relación de causalidad entre la conducta negligente del funcionario y la comisión
del delito de tortura. Si la omisión no fuese culposa sino intencional responderá como
partícipe de ese delito.

Conducción fuera de las fronteras.

Comete este delito el que condujere una persona fuera de las fronteras de la República, con el
propósito de someterla ilegalmente al poder de otro o de alistarla en un ejército extranjero (art.
145 CP). El delito es doloso y admite tentativa. Queda consumado en el momento en que el autor,
desde un punto situado dentro de las fronteras de la República, comienza a conducir a la víctima.

Atentados contra la tenencias de menores.

Los hechos castigados son de dos categorías de muy distintas gravedad, según los respectivos
modos de atentar contra la tenencia de los menores.

 Sustracción de menores. Comete el delito el que sustraje a un menor que no hubiere


cumplido diez años del poder de sus padres, tutor o persona encargada de él, y el que
retuviere u ocultare al menor sustraído.
 No presentación de menores. Es responsable de este delito el que, hallándose encargado
de la persona de un menor que no hubiere cumplido diez años, no lo presentare a los
padres o guardadores que lo solicitaren o no diere razón satisfactoria de su desaparición.
 Inducción de un menor a la fuga. Es responsable de este delito el que indujere a un mayor
de diez años y menor de quince, a fugar de cada de sus padres, guardadores o encargados
de su persona. La inducción, que consuma el delito, es el consejo seriamente dado al
mejor. No requiere que el menor se fugue o intente fugarse y no admite tentativa.
 Ocultación de menor fugado. Es autor de este delito el que ocultare a las investigaciones
de la justicia o de la policía, un menor que no hubiere cumplido quince años y que se
hubiere sustraído a la potestad o guarda a que estaba legalmente sometido. El delito, que
es intencional, se consuma al lograrse la ocultación y admite tentativa. El delito se agrava
si la víctima no tiene diez años.

Impedimento u obstrucción de contacto de los padres no convivientes con sus hijos menores.

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Se castiga con prisión de un mes a un año al padre o tercero que, ilegalmente, impidiere u
obstruyere el contacto de menores de edad con sus padres no convivientes. El autor debe obrar
ilegalmente, sin estar jurídicamente autorizado a hacerlo.

 Agravamiento. El delito se agrava (la pena será de prisión de seis meses a tres años) si el
menor cuyo contacto con el o los padres no convivientes se ve impedido u obstaculizado,
tiene menos de diez años o es un discapacitado por tener su capacidad física o psíquica
disminuidas, de modo permanente o prolongado.

Se castiga con la misma pena de prisión de un mes a un año al padre o tercero que para impedir el
contacto del menor con el padre no conviviente, lo mudare de domicilio sin autorización judicial.
El delito se consuma en el momento en el que se concretó el cambio de domicilio, entendido éste
como el lugar de residencia habitual del menor al que se lo sustituyó por otro, sin contar con la
previa autorización judicial.

 Agravamiento. Se agrava el delito si con la misma finalidad de impedir el contacto del


menor con el padre no conviviente, mudara el domicilio del menor al extranjero, sin
autorización judicial o excediendo los límites de esta autorización. En tal caso, las penas de
prisión se elevarán al doble del mínimo y a la mitad del máximo.

La acción penal emergente de estos delitos es dependiente de instancia privada tanto en el caso
de que el autor fuese un tercero que por decisión judicial o de hecho ejerza la tenencia del menor
como en el que fuera el progenitor que conviva con él.

Amenazas y coacciones. Tanto las amenazas como las coacciones son atentados contra la libertad
individual.

1. Amenazas.
 Figura simple. Incurre en el delito e que hiciere uso de amenazas para alarmar o
amedrentar a una o más personas. Las amenazas sin destinatarios determinados no
encuadran en el art. 149 bis. El delito se consuma al llegar a conocimiento de la víctima las
amenazas injustas e idóneas, sin necesidad de que, obrando efectivamente en el ánimo de
ella, la inquieten o atemoricen. El delito es doloso. Es susceptible de quedar en tentativa.
 Agravamiento. Las amenazas se agravan si el autor emplea armas o las hace en forma
anónima.
2. Coacción.
 Figura simple. Es autor de este delito el que hace uso de amenazas con el propósito de
obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar algo contra su voluntad. La coacción es una
amenaza individualizada por el propósito del autor, que no debe hacerlas para alamar o
amedrentar al sujeto pasivo, como lo requiere el delito del art. 149 bis, sino para obligarlo
a que actúe o no actúe o que soporte o sufra algo. La coacción es un delito contra la
libertad de determinación de las personas. El objetivo que al autor se propone lograr
puede ser algo lícito o ilícito, porque la criminalidad del hecho no reside en la ilicitud de lo
exigido a la víctima, sino en la ilicitud del hecho de exigir en sí. El delito es doloso, pero de

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dolo de propósito. La coacción se consuma en el momento en que la víctima conoce la
amenaza del autor. Admite tentativa.
 Agravamiento. La coacción se agrava si se emplearen armas o si las amenazas fueren
anónimas. La pena es, en este caso, de tres a seis años de prisión. La coacción también se
agrava y la pena es de cinco a diez años de prisión si: a) las amenazas tuvieren como
propósito la obtención de alguna medida o concesión por parte de cualquier miembro de
los poderes públicos; b) la coacción también se agrava si las amenazas tuvieren como
propósito el de compeler a una persona a hacer abandono del país, de una provincia de
los lugares de su residencia habitual o de trabajo. El agravamiento no exige que el
abandono se produzca, sino que basta que el autor obre con el propósito de obligar a la
víctima a realizar el abandono.

VIOLACIÓN DE DOMICILIO.

1. Bien protegido.

El castigo de la violación de domicilio, en sus dos figuras (violación de domicilio propiamente dicha
y allanamiento ilegal de domicilio), protege la incolumidad del ámbito material de intimidad
personal.

2. Violación de domicilio.

El art. 150 del CP, castiga con prisión de seis meses a dos años, si no resultare otro delito más
severamente penado, al que entrare en morada o casa de negocio ajena, en sus dependencias o
en el recinto habitado por otro, contra la voluntad expresa o presunta de quien tenga derecho de
excluirlo. El domicilio debe ser ajeno. Es un delito material e instantáneo que se consuma cuando
el autor ha introducido toda su persona en el recinto ajeno. La penetración sólo parcial implica una
tentativa. La entrada en domicilio ajeno es punible si el ajeno la efectúa contra la voluntad expresa
o presunta de quien tiene derecho de excluirlo.

3. Allanamiento ilegal de domicilio.

Con arreglo al art. 151 del CP, la misma pena privativa de la libertad que el violador de domicilio
ajeno, más la habilitación especial de seis meses a dos años, merece el funcionario público o
agente de la autoridad que allanare un domicilio sin las formalidades prescriptas por la ley o fuera
de los casos que ella determina. Se trata de un delito especializado por la calidad de su autor. Las
constituciones locales y las les procesales establecen en qué casos procede el allanamiento de un
domicilio y exigen, como formalidades o justificativos para practicar el allanamiento, salvo las
excepciones que ellas establecen, una orden escrita y fundada otorgada por juez o autoridad
pública competente, con los demás requisitos o resguardos que se determinen.

4. Casos de excepción.

Las disposiciones sobre violación y allanamiento ilegal de domicilio no se aplican al que entrare en
un domicilio ajeno para evitar un mal grave a sí mismo, a los moradores, o a un tercero, ni al que

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lo hiciere para cumplir un deber de humanidad o prestar auxilio a la justicia (art. 152 CP). Se trata
de una causa de justificación. El error no excluye la eximente, incluso si es imputable al autor, ya
que el que cree por error, cree, y el delito no es imputable a título de culpa.

VIOLACIÓN DE SECRETOS.

1. Bien protegido.
El CP protege aquí la incolumidad de la intimidad de la correspondencia, de los papeles privados y
de los secretos y la libre comunicación entre las personas. El art. 18 de la CN garantiza, frente a la
acción de las autoridades, la inviolabilidad de la correspondencia epistolar y de los papeles
privados y establece que una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá
procederse a su ocupación.
2. Atentados contra la correspondencia.
A los efectos de los arts. 153, 154 u 155 del CP, por correspondencia se entiende la comunicación
por carta, pliego o despacho telegráfico, fonográfico o de otra naturaleza, enviada por un
remitente a un destinatario.
 Apertura de correspondencia. El art. 153 reprime al que abriere indebidamente una carta,
un pliego cerrado o un despacho telegráfico o de otra naturaleza que no le esté dirigido. El
delito es imputable a título de dolo, el cual requiere, a la par del conocimiento de que la
correspondencia no está dirigida al autor, que éste obre con la conciencia de su falta de
derecho. El error, incluso imputable al autor, excluye ese conocimiento.
 Apoderamiento de la correspondencia o de otro papel privado. Se reprime al que se
apoderare indebidamente de una carta, pliego o despacho o de otro papel privado,
aunque no esté cerrado. Si el autor es un empleado de correos que cometió el
apoderamiento abusando de su empleo, el delito se agrava. Debe cometerse con
conciencia de su ilegitimidad.
 Supresión y desvío de correspondencia. Reprime al que suprimiere o desviare de su
destino una correspondencia que no le esté dirigida. El delito es imputable a título de
dolo, se consuma sin exigir un resultado ulterior y admite tentativa.
 Agravamiento. Se agrava si se comunicare a otro o publicare el contenido de la carta,
escrito o despacho. El agravamiento sólo es imputable a título de dolo. Basta el dolo
eventual.
 Violación de correspondencia por autor calificado. El art. 154 CP reprime al empleado de
correos o telégrafos que, abusando de su empleo, se apoderare de una carta, pliego o
telegrama, se impusiere de su contenido, la entregare o comunicare a otro que no sea el
destinatario, la suprimiere, la ocultare o cambiare su texto. No basta que el autor sea
empleado de correos, sino que es necesario que cometa el delito abusando de su empleo.
 Publicación indebida de correspondencia. El art. 155 CP reprime al que, hallándose en
posesión de una correspondencia no destinada a la publicidad, la hiciere publicar
indebidamente, aunque haya sido dirigida a él, si el hecho causare o pudiere causar
perjuicios a tercero. El ofendido por el delito es el remitente, pues a él le pertenece el
derecho de disponer de lo que le comunica el destinatario, aunque una vez recibida la

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pieza, éste adquiera su propiedad material. La publicación existe si ese contenido se ha
hecho conocer a un número determinado de personas o se lo ha puesto a su alcance,
aunque no se hubieran enterado de él. el delito es imputable a título de dolo común,
incluso eventual, pero requiere que el autor obre con la conciencia de que la
correspondencia no está destinada a la publicidad, que la publica indebidamente y que
puede perjudicar a terceros.
3. Violación de secretos.

Violación de secreto particular. Incurre en este delito el que, teniendo noticia, por razón de su
estado, oficio, profesión o arte, de un secreto cuya divulgación pueda causar daño, lo revelare sin
justa causa (art. 156 CP). El autor revela el secreto si lo descubre o manifiesta a un tercero que no
pertenece al círculo de los obligados a guardarlo. No es necesario que el autor divulgue el secreto.
La revelación puede hacerse mediante la comunicación del secreto o dejando que el tercero se
entere de él. La revelación del secreto consuma delito si fuere hecha por el autor sin justa causa y
la divulgación del secreto pudiera causar perjuicio. Constituye una justa causa para revelar el
secreto, el consentimiento del interesad, la defensa del propio interés o de un tercero, el ejercicio
del propio derecho o el deber legal de comunicar o denunciar el hecho a la autoridad . El delito es
de acción privada, sólo es imputable a título de dolo. Este requiere la conciencia de la ilegitimidad
de la revelación. El delito admite tentativa.

Revelación de hechos, actuaciones o documentos secretos. Incurre en el delito el funcionario


público que revelare hechos, actuaciones o documentos que por la ley deben quedar secretos (art.
157 CP). El art. 157 resguarda la función pública en cuando está interesada en mantener el secreto
de ciertos hechos, actuaciones o documentos. Se trata, en realidad, de un atentado contra la
administración pública, que puede o no involucrar un secreto particular. Es un delito especial
porque sólo lo puede cometer un funcionario público que, por su vinculación, permanente o
accidental, principal o secundaria, con el servicio o función pública, hubiere tenido conocimiento
del hecho, actuación o documento. El delito es doloso y se consuma con el hecho de la revelación.

DELITOS CONTRA LA LIBERTAD DE TRABAJO Y ASOCIACIÓN.

1. Compulsión a la huelga o boicot.

El art. 158 del CP 1era disposición reprime al obrero que ejerciere violencia sobre otro para
compelerlo a tomar parte en una huelga o boicot. El art. 158 no castiga la huelga ni el boicot.
Sujeto activo o pasivo del delito sólo puede ser un obrero. El medio compulsivo es el ejercicio de
violencia física sobre la persona de la víctima. La violencia se debe ejercer para compeler a la
víctima a tomar parte en una huelga o boicot. No basta que se ejerza con motivo u ocasión de una
huelga o boicot. El delito, que es doloso y admite tentativa, se consuma con el empleo de la
violencia, sin que sea necesario el logro del objetivo del autor.

2. Compulsión al lock out.

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Incurre en el delito el patrón, empresario o empleador que, por si o por cuenta de alguien,
ejerciere coacción para obligar a otro a formar parte de un lock out. El lock out o cierre patronal es
el cierre concertado de varias empresas como medio de lucha laboral. Lo delictivo no es el lock
out, sino el ejercicio de coacción para que el sujeto pasivo participe en él. La tentativa no es
admisible.

3. Concurrencia desleal.
El art. 159 del CP reprime al que por maquinaciones fraudulentas o cualquier medio de
propaganda desleal, tratare de desviar, en su provecho, la clientela de un establecimiento
comercial o industrial. El art 159 no exige que el autor logre desviar la clientela. El delito sólo es
imputable a título de dolo.

DELITOS CONTRA LA LIBERTAD DE REUNIÓN


1. Impedir o turbar una reunión lícita. Incurre en delito contra la libertad de reunión el que
impidiere materialmente o turbare una reunión lícita, con insultos o amenazas al orador o
a la institución organizadora del acto (art. 160 CP). Lo protegido es la reunión lícita. El
delito, que es material, porque requiere el impedimento o la turbación efectiva, sólo es
imputable a título de dolo directo. El delito no admite tentativa, ya que el intento de
impedir la reunión ya implica turbación.

DELITOS CONTRA LA LIBERTAD DE PRENSA

Incurre en este delito el que impidiere o estorbare la libre circulación de un libro o periódico (art.
161 CP). Al resguardar su libre circulación, el art. 161 protege hasta su recepción por el
destinatario o adquirente, la situación de los libros y los periódicos destinados por quien los
hubiere editado o por un tercero, a ser distribuidos. Quedan al margen de esta protección las
etapas anteriores o posteriores a la circulación del libro o periódico (impresión). Impide la
circulación el particular o el funcionario público que imposibilita de hecho la distribución del libro
o periódico antes de su comienzo o durante su curso. El delito, que es doloso, incluso de dolo
eventual, se consuma con el efectivo impedimento o estorbo de la circulación del libro o
periódico. No admite tentativa.

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