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Patricia Castillo Peña,* Miguel Guevara Chumacero,† María Teresa Pedraza Araujo**
Este trabajo tiene la finalidad de estudiar las entidades sociopolíticas que integraban el siste-
ma estatal tolteca, razón por la cual procuraremos un estudio de las unidades periféricas que
conforman la dinámica política de la Cuenca de México durante el Posclásico temprano. En
especial, nos enfocaremos en los centros provinciales, extensos asentamientos cuyo entendi-
miento nos permite reconstruir la forma de organización política y territorial de esta región
en tiempos toltecas.
The purpose of this work is to study socio-political entities that were part of the Toltec state
system, based on an analysis of peripheral units that formed part of the political dynamics in
the Basin of Mexico during the early Postclassic. This paper will focus specifically on provin-
cial centers, extensive settlements whose understanding will allow us to reconstruct the
form of political and territorial organization in this region in Toltec times.
S abemos que Tula fue uno de los principales centros urbanos del Altiplano
Central. Resulta curioso que a pesar de su importancia hay algunos aspectos
acerca de la organización regional del estado tolteca que son poco claros. Por
ejemplo, tenemos apenas algunos esbozos sobre la estructura regional de la
zona norteña de la Cuenca de México durante la etapa tolteca. Precisamente,
contamos con escasos estudios provenientes sobre todo de los extensos recono-
cimientos llevados a cabo por J. Parsons como parte del proyecto Cuenca de
México (Sanders et al., 1979) respecto a los sitios colindantes con la región
de Tula, como lo es el área de la cuenca mencionada. Lo anterior hace impres-
cindible un estudio acerca de las unidades periféricas de Tula que conforma-
ron la dinámica política de esta zona del Altiplano Central durante el Posclásico
temprano. Es de especial importancia enfocarnos en las relaciones estructura-
les y funcionales de las entidades sociopolíticas que integraron el sistema es-
tatal tolteca, razón por la cual en este trabajo procuraremos introducirnos en
estas unidades periféricas y haremos el análisis de la dinámica política del
norte de la cuenca durante la etapa tolteca, centrándonos especialmente en
los centros provinciales dependientes de Tula, en los grandes asentamientos
donde pensamos que se regía la vida económica y política de las provincias
toltecas.
tos institucionales de la urbe de Tollan que se mada de 75 ha y estaba constituido por edificios
manifestaría a través de una reiterada simetría públicos, plazas y un juego de pelota de 60 m de
a escala menor sino incluso una duplicación de largo, de características muy similares al Juego
roles y funciones. Pensamos que el paralelismo de Pelota 1 de Tula. El área habitacional del si-
observado en la arquitectura tanto pública co- tio se describió como concentrado pero no pla-
mo doméstica entre estos asentamientos y el nificado (Manzanilla y Pacheco, 1997).
centro urbano no sólo puede ser un indicador Por último, existen referencias de la posibili-
arqueológico de la estrecha relación que mante- dad de otro centro provincial situado al sur de la
nían ambas regiones. Los centros provinciales sierra de Tezontlalpan, en la zona de los llanos de
están replicando, a menor escala, los patrones de Pachuca, el sitio se conoce como Zacacalco. En
arquitectura pública de Tula, lo que puede ser la actualidad está totalmente arrasado por la
un reflejo social de las instituciones centrales actividad agrícola y por el crecimiento de las po-
habidas en estos asentamientos, lo cual podría blaciones aledañas. No obstante, aún se aprecian
ser un indicador de que los centros provincia- importantes restos arqueológicos, entre ellos
les están cumpliendo funciones administrativas una alta densidad y amplia distribución de ma-
a escala regional. terial en superficie; también se conserva un gran
Los cinco centros provinciales que se han basamento de 6 m de altura.
identificado en la región, tanto en estudios pre- Todos estos asentamientos muestran patro-
vios (Manzanilla y Pacheco, 1997; Palma, 2000; nes arquitectónicos públicos y domésticos de gran
Sanders et al., 1979), como en los reconocimien- similitud con los de Tula; asimismo, el comple-
tos hechos como parte del proyecto Salvamento jo cerámico es idéntico al complejo Tollan de la
Atotonilco-Tuxpan (Castillo, 2004) son los si- urbe (Cobean, 1991).
guientes. Una de las incógnitas acerca de la estructu-
Al noroeste está el sitio de Apaxco (del cual ración territorial es la escasa distancia que hay
se desconoce su estado actual de conservación), entre algunos de estos grandes centros. Por
que se ubica en una de las principales zonas ejemplo, entre Apaxco y El Pedregal existe una
calizas; por cierto, los toltecas manifestaban mu- distancia de 3.5 km. En tanto que Santa María
cho interés en estas materias primas, en espe- y San Miguel Eyacalco están próximos a tan solo
cial necesitaban tener el control de las fuentes 900 m. La proximidad entre cabeceras podría
de producción de cal. ser entendida de dos formas. La primera, en el
Muy cercano al anterior, se ubica El Pedre- caso de San Miguel-Santa María, tal vez sea un
gal, un sitio muy bien preservado y que se loca- mismo emplazamiento urbano, con dos recin-
liza en la misma zona de calizas y en las inmedia- tos o cabeceras. Lo anterior es común en la re-
ciones de importantes yacimientos de tezontle. gión de Tula desde sus orígenes urbanos, ya que
Al suroeste se sitúa el sitio de La Ahumada, en Tula, hacia el 700 d.C., existieron dos cen-
en el pie de monte bajo la mesa del mismo nom- tros ceremoniales: Tula Chico y Tula Grande,
bre y del cual desconocemos su estado actual los cuales fueron sedes del gobierno de una ex-
de conservación. tensa población que abarcó 6 km2. La segunda
Al este se encuentra el complejo urbano San posibilidad es que en la región existieran cabe-
Miguel Eyacalco-Santa María, un importante ceras dobles. Esta organización fue común en
asentamiento localizado en el pie de monte bajo el periodo azteca, e implicaba la existencia de
el cerro de Las Peñitas, dentro de los llanos de cabeceras en vecindad, pero independientes.
Pachuca; cuenta con importantes yacimientos Incluso hay la posibilidad de que cada una con-
de tezontle. Es un sitio al cual la actividad agríco- tara con su propio taltoani. Así, la organización
la ha afectado en gran medida su conservación. de los centros provinciales pudo ser autónoma
Descubierto en la década de 1970 por el arqueó- entre las distintas cabeceras. En resumen, la
logo Raziel Mora, hasta hace poco era el único evidencia arqueológica del vínculo que obser-
centro provincial estudiado. Abarcó un área aproxi- vamos entre Tula y los centros provinciales pue-
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AUGE Y COLAPSO DE LOS CENTROS PROVINCIALES TOLTECAS
de apreciarse tanto en el patrón arquitectónico la región estaba integrada dentro del sistema so-
que es equivalente al que se manifiesta en el ciopolítico tolteca.
área urbana de Tula, como en el material cerá- Cuando intentamos comprender el despla-
mico (idéntico al representado en el área de zamiento intencionado de estas poblaciones, de
Tula), que se distribuye de manera homogénea inmediato pensamos en las razones por las que
a lo largo de todos los asentamientos. un grupo cambia su lugar de residencia. En este
La extensión de los sitios que supera las 30 caso, el desplazamiento ocurre hacia zonas don-
ha junto con sus patrones altamente nucleados de existen recursos importantes y necesarios,
(aún en la actualidad) con evidencia de arqui- que el Estado tolteca seguramente deseaba con-
tectura pública y doméstica que rememora los trolar. En el norte de la cuenca, dichos recursos
patrones arquitectónicos de la urbe, confirman eran los bienes derivados del maguey, los yaci-
la categoría de Centro Provincial propuesta por mientos de tezontle y cantera, y en especial la
Sanders. explotación de los extensos yacimientos de cal
Además hay que señalar que en ese momen- de la zona de Apaxco. De haber sido así, el te-
to se observa la ocupación más importante para rritorio norteño de la cuenca estaba dividido en
la historia de la región, según los datos deriva- cinco unidades políticas periféricas a Tula. A
dos del proyecto Cuenca de México (Sanders et través de estos centros provinciales el estado
al., 1979). El crecimiento demográfico fue total- Tollan mantuvo el control de esta amplia zona.
mente repentino, lo que nos hace pensar que Podemos precisar que éstas fueron unidades po-
no se debió al crecimiento interno de la escasa líticas, a manera de provincias toltecas, que cus-
población asentada en la región. Más bien de- todiaron el control de los extensos territorios del
bió ser resultado de una colonización masiva norte de la cuenca.
de una nueva población. Nuestra interpretación La primacía de los centros provinciales co-
sobre los importantes cambios demográficos que mienza a manifestarse más allá de la zona direc-
se aprecian en el patrón de asentamiento del ta de interacción (hinterland) de Tula. Los cen-
norte de la cuenca, sostiene que la colonización tros provinciales comienzan a establecerse a una
se llevó a cabo por la llegada de grupos desde el distancia de 20 km de la ciudad, precisamente
área vecina de Tula. Debido a sus fuertes afini- a partir del área de Hueypoxtla-Apaxco, así co-
dades culturales con Tula expresadas en la ce- mo en los llanos de Pachuca. Una observación
rámica, la arquitectura, los rituales mortuorios fundamental que podemos hacer es la notable
(de los cuales no hablaremos en esta ocasión) y diferencia en el patrón de asentamiento entre
la explotación de bienes derivados del agave el área de Tula y sus provincias sureñas más in-
pensamos que se trata de grupos que provienen mediatas, lo cual refleja la forma en que el es-
del área urbana o del área directa (hinterland) de tado Tollan aplicaba distintas estrategias de
Tula. Creemos que pudo ocurrir como parte control regional.
de una política de colonización dirigida por el En el área de Tula, los reconocimientos de
Estado tolteca, lo que se conoce como coloni- superficie realizados en el área inmediata iden-
zación deliberada (Renfrew 1990: 108); es de- tificaron en el Posclásico temprano un total de
cir, un grupo bien definido se desplaza delibe- 48 sitios (aunque en el resumen de los estu-
radamente a una zona para establecer nuevas dios de Sanders se mencionan un total de 151
comunidades. sitios). La mayoría de los asentamientos se ubi-
En esa época no solo hay un intenso incremen- can alrededor de la zona urbana de Tula. Es im-
to demográfico a una escala nunca antes presen- portante señalar que este periodo muestra un
ciada en la región, sino que también se consu- aumento considerable en el número de asenta-
ma una compleja jerarquía regional que supone mientos en el área, lo cual los investigadores ex-
una organización muy estructurada; todo esto plicaron como un desplazamiento de población
puede considerarse como un indicador de que y migraciones desde los lugares que ocuparon
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ARQUEOLOGÍA 42 septiembre-diciembre 2009
durante el periodo anterior hacia esta área. Por parte de las funciones administrativas de su
sus características, estos sitios se agruparon en región inmediata.
tres categorías de asentamientos (Mastache y La información proveniente del norte de la
Crespo, 1974: 72): Cuenca de México resulta contrastante con lo
Poblados con estructuras ceremoniales. Con- que ocurre en la adyacente zona de Tula. Se iden-
sisten en sitios con montículos o restos de es- tificaron 192 sitios para la zona de estudio: 6
tructuras de carácter ceremonial. centros provinciales, 3 aldeas nucleadas gran-
Aldeas. De carácter esencialmente habitacio- des, 26 aldeas nucleadas pequeñas, 3 aldeas
nal y presentan una gran cantidad de material dispersas grandes, 8 aldeas dispersas pequeñas y
cerámico y restos de plataformas de escasa al- 116 caseríos.
tura. Como parte de un ejercicio heurístico, apli-
Caseríos. Son sitios con material escaso y cu- camos el modelo de polígonos de Thiessen a la
ya distribución indica la presencia de casas ais- región, a partir de las cabeceras provinciales con
ladas (Mastache y Crespo, 1974: 73). la finalidad de definir los límites territoriales y
La información obtenida de estos estudios los asentamientos de cada provincia (fig. 2).
se incorporó al proyecto Cuenca de México para La unidad política de Zacacalco se ha estu-
realizar una estimación de la densidad po- diado muy poco, únicamente contamos con la
blacional del área. De esta forma, se calculó que información reportada por el proyecto Cuenca
de México en uno de sus límites de reconoci-
la densidad total de este periodo en el área de
miento. Aún así, podemos apreciar una profu-
Tula es similar a la reportada en la cuenca. El
sión de aldeas nucleadas pequeñas; asimismo,
asentamiento alrededor del centro de Tula fue
sólo se tienen documentadas algunas aldeas dis-
relativamente denso y nucleado. Se estima que
persas pequeñas y caseríos, aunque estos últi-
la población rural en la región (que abarca un área
mos debieron proliferar, como se desprende de
de 1,000 km2) fue de 60,000 habitantes, una po-
la información de las demás provincias.
blación similar a la estimada para el centro urba-
El mismo problema lo enfrentamos con la
no (el cual alcanzó en ese periodo una exten- unidad política de Eyacalco-Santa María, don-
sión de 16 km2).La población combinada de la de no existen trabajos publicados, salvo los da-
Cuenca de México y el área de Tula fue alrede- tos del periodo Tardío (1350-1521 d.C.) repor-
dor de 250.000 habitantes, en una extensión de tados por Palma (2000), mismos que revelan
4.500 km2 (Sanders et al., 1979). una continuidad ocupacional desde el periodo
Los asentamientos más comunes en el área tolteca. Además se tienen los datos provenien-
de Tula durante este periodo fueron las aldeas tes de la información aportada por el proyecto
con un patrón concentrado, las cuales mues- Cuenca de México para el norte de la zona de
tran una extensión aproximada de 3 a 5 ha. Los Temascalapa. A pesar de esta restricción, pode-
poblados con estructuras ceremoniales fueron mos apreciar que se trata de la zona de mayor
escasos y cubren una extensión aproximada de complejidad de la región, con la presencia de
10 a 20 ha. En opinión de Mastache y Crespo dos centros provinciales; además, es la única
(1974) es posible que estos sitios de estructu- provincia donde existen grandes aldeas nuclea-
ras ceremoniales funcionaran como centros de das que debieron actuar como centros interme-
segundo o tercer orden dependientes de Tula dios entre los asentamientos provinciales y las
y debieron tener a su vez algún control sobre aldeas pequeñas y los caseríos, dentro de la je-
las aldeas. rarquía administrativa.
Es de gran importancia resaltar la ausencia Otra zona con escasos estudios es la unidad
de centros provinciales en la región durante este política de El Pedregal, donde no hay trabajos
periodo, lo cual se ha explicado por la posibili- de prospección sistemáticos, ya que se encon-
dad de una cerrada integración sociopolítica, en tró entre los límites de reconocimiento de los
la que la ciudad de Tula centralizaría la mayor proyectos Cuenca de México y Tula. Aún así, du-
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AUGE Y COLAPSO DE LOS CENTROS PROVINCIALES TOLTECAS
Rí
od
Cuenca de México
e
C. Las Cruces
C. Arandas 2400
Segundo periodo
2150 intermedio fase dos
APAXCO
2200 2350
EL PREDREGAL
2250
2300 2200 Zacacalco
2300
Eyacalco
Epazote C. Los Pitos
C. Mesa la Ahumada 2250
2300 Santa María
2300 2450
2500
2300
2400
MESA AHUMADA
de Pachuca
Aven
ida C. Coayucan
C. Verde
t Fig. 2 Centros provinciales del norte de la Cuenca de México (950-1150 d.C.) y sus límites territoriales (retomado
de Sanders et al., 1979).
rante la investigación en esta zona pudimos rárquico, después de los centros provinciales,
apreciar una gran cantidad de sitios de la fase son las aldeas pequeñas y los caseríos, cuya va-
Tollan que seguramente vislumbran una com- riación no se da sólo en el tamaño que alcan-
plejidad similar al de las áreas contiguas. zaron sino también en su función. Al parecer
Las zonas de las que contamos con mayor estos dos últimos tipos de asentamientos se ca-
información son Apaxco y Mesa Ahumada. Lo racterizaban por la carencia de funciones ad-
cual se debe a la investigación proveniente de ministrativas a escala regional. Lo anterior nos
los reconocimientos de superficie efectuados sugiere que las funciones de control y toma de
por J. Parsons (2009) y por el proyecto Atoto- decisión se llevaban a cabo exclusivamente en los
nilco-Tuxpan (Castillo 2004) (fig. 3). La zona centros provinciales, dada la ausencia de cen-
de Mesa Ahumada se compone casi exclusiva- tros administrativos intermedios.
mente por caseríos y aldeas nucleadas pequeñas, Un patrón distinto se observa en la zona de
por debajo del centro provincial. La unidad po- los llanos de Pachuca, donde se aprecia una je-
lítica de Apaxco está constituida por un centro rarquía formada por el centro provincial de Eya-
provincial, numerosas aldeas nucleadas peque- calco-Santa María, seguido por centros de tercer
ñas y algunas aldeas dispersas grandes (poco co- orden formados por numerosas aldeas grandes
munes en la región), así como por aldeas disper- y finalmente por las pequeñas aldeas y case-
sas pequeñas, que también suelen ser escasas y ríos.
por una pluralidad de caseríos de escasa exten- La diferencia entre estas dos zonas resulta
sión. importante para determinar la organización re-
En general, podemos decir que en la zona de gional y el control que Tula ejerció en provincias
Hueypoxtla-Atotonilco prevalece la presencia como éstas. En la zona de los llanos de Pachuca
de centros provinciales que funcionan como se puede plantear la existencia de tres niveles
asentamientos de segundo orden en la jerarquía de asentamientos con funciones administrati-
administrativa de la región. En esta zona, sin vas por encima de las pequeñas aldeas, si con-
embargo, es notoria la ausencia de sitios con sideramos al centro suprarregional de Tula. En
una jerarquía intermedia. El siguiente nivel je- Hueypoxtla-Atotonilco, por el contrario, sola-
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ARQUEOLOGÍA 42 septiembre-diciembre 2009
Casa 1
Tlecuil
Altar de patio
Columna
Casa 2
Tlecuil
Estructura circular 2
Columna
Tlecuil
Estructura circular 1
Altar
Altar
Casa 3 Casa 4
ESCALA
0 5m
lada con las actividades del patio norte. Está La casa 4, también permite cerrar el patio en
compuesta por cinco cuartos pudiendo haber su sección este, y al igual que la casa 3, su muro
alcanzado 34.2 m2 de espacio techado. En el exterior funcionó como barda perimetral del
interior del cuarto 1 se identificó un tlecuil. Los conjunto habitacional. Está compuesta por seis
cuartos 5 y 6 se encuentran separados física- cuartos con 36.3 m2 de espacio techado. Den-
mente de la casa y no hay circulación directa tro del cuarto 1 se identificó un tlecuil asociado
entre estos cuartos y el resto de la vivienda; con actividades de producción de alimentos.
además es probable que uno de estos cuartos También posee dos cuartos que sirvieron como
pequeños funcionara como cocina. Hay un muro cocinas adosadas al exterior de la casa, mante-
que conecta el cuarto 5 con el resto de la casa, niéndose como un espacio arquitectónico inde-
mismo que funcionó para restringir y separar pendiente del resto de las habitaciones; su ac-
físicamente el patio sur del norte. ceso debió ocurrir a través del patio norte.
La casa 3 (fig. 9) cierra el patio en su sector En términos generales, la arquitectura do-
este y además crea una restricción de acceso méstica y pública en El Pedregal es una réplica
hacia la plaza junto con la casa 2. El muro este del patrón urbano que se aprecia en Tula. La
de la casa 3 representa la barda perimetral del única variación con respecto a los grupos de ca-
conjunto habitacional. Está compuesta por siete sas de la ciudad tolteca, es que en El Pedregal
cuartos y mide 46.5 m2 de espacio techado, sien- los dos patios principales tenían extensas es-
do la casa más grande del conjunto. Los cuar- tructuras circulares. Esta variación es importan-
tos 6 y 7 están adosados al muro oeste, forma te porque en los conjuntos del área urbana de
una unidad independiente y separada física- Tula como El Canal o El Boulevard (Healan y
mente de las actividades interiores de la casa, Stocker, 1989; Guevara, 2003), el patio principal
cuyo acceso debió estar a través del patio nor- lo ocupaba un templo de patio, en tanto que en
te. Contamos con evidencia que estos cuartos El Pedregal esta edificación se remplaza por las
externos funcionaron como cocina. estructuras circulares. Estas estructuras, úni-
cas en la tipología arquitectónica tolteca conoci-
da hasta el momento, consisten en plataformas
bajas, menores a un metro de altura, orientadas
en dirección este-oeste, cuyo acceso se da a tra-
Cuarto 3 vés de una escalinata que conduce a un pórtico
rectangular en el que la techedumbre se soste-
Cuarto 2
nía mediante columnas; estos pórticos alcanzan
Cuarto 5 en promedio una superficie techada de 41.9 m2.
A partir del pórtico se accedía a un espacio circu-
lar que alcanza en promedio 75.84 m2 de área te-
tlecuil Cuarto 4
Cuarto 6
chada; en estos casos contenía la sección central
un tlecuil o una columna (fig. 10). Los muros
Cuarto 1 estaban elaborados a partir de grandes piedras
basálticas de 40 cm de ancho, aunque en ocasio-
Cuarto 7 nes existía una doble hilada de piedras, especial-
mente en la parte circular de la edificación.
El uso de pórticos es común en la arquitectu-
ra pública tolteca de la fase Tollan, pero resulta
Casa 3 inusitada su asociación con edificaciones circu-
ESCALA GRÁFICA
lares. Hemos visto que este tipo de estructuras
0 1 2m
circulares en Tula tiene profundos anteceden-
tes en las construcciones de la época coyotl-
t Fig. 9 Casa 3. atelco, es decir entre los años 650 y 900 d.C.
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ARQUEOLOGÍA 42 septiembre-diciembre 2009
el centro; c) la cuidadosa selección de los admi- No obstante, tras el derrumbe de Tula, que
nistradores provinciales que mostraran una to- ocurrió entre los años 1150 y 1200 d.C., hubo
tal lealtad y alianza con los órganos superiores una pérdida en su autoridad política. Esta si-
y, d) la colocación en esos cargos de miembros tuación que siguió a la caída de Tollan también
de la elite o familiares del gobernante central. impactó en las provincias dependientes de Tula.
El mantenimiento de una identidad tolteca El colapso del Estado tolteca generó una pér-
en estos centros provinciales que continuaron dida en la jerarquía regional. Con la caída los
con los contactos con la capital seguramente grandes asentamientos administrativos, como
de manera frecuente fue vital para los intere- los centros provinciales y algunas aldeas gran-
ses de Tula. En estos asentamientos periféricos des, fueron abandonados. Lo anterior se deter-
es habitual que se replique el modo de vida ur- minó gracias a que los centros provinciales se
bano, de manera que se pareciese a la percibida despoblaron en el periodo Azteca temprano
en la ciudad y que exista un patrón de consu- (1150-1350 d.C.) o sus funciones administrati-
mo de elementos culturales comunes con Tula. vas a escala regional se paralizaron, convirtién-
Esto significa que había un amplio grado de cen- dose en pequeñas aldeas o caseríos.
tralización y una fuerte integración con el go- En el caso de El Pedregal, un aspecto que lla-
bierno central. mó la atención desde el momento mismo de
Una forma de mantener la identidad de los realizar la excavación, fue la gran profusión de ar-
grupos provinciales consistió precisamente en tefactos completos sobre los pisos de las habi-
el uso de símbolos estatales, por ejemplo la ar- taciones. Decenas de artefactos se localizaron
quitectura pública. En Atotonilco, como seña- en contextos de uso y almacenamiento, como
lamos, se identificó un conjunto de extensos si hubiese sucedido un abandono súbito y preci-
edificios públicos. Este tipo de monumentos pitado. Pensamos que varios de los materiales
públicos vinculan a un grupo con un lugar y re- arqueológicos abandonados son en gran medida
presentan el poder y la autoridad de los líderes. representativos de diversas actividades cotidia-
Son medios de comunicación y expresión de nas que se estaban desempeñando al momento
mensajes de poder. La arquitectura monumen- que se dispuso el abandono. Al parecer, distin-
tal también define relaciones verticales al inte- tos artefactos, reflejo de sus actividades origi-
rior de la sociedad. Dentro de la jerarquía de nales, se dejaron en sus lugares de uso o alma-
asentamientos, los espacios públicos y los ele- cenamiento temporal, sin que se aprecie que
mentos ceremoniales que suelen aparecer pri- formaran parte de una actividad de desecho.
mero en los centros regionales sirven como sede Tal es el caso de numerosas ollas y vasijas de
de centro del poder y representan el monopo- servicio halladas en su lugar de empleo sobre los
lio de un grupo particular. Así, tales elementos pisos de ocupación. Algunas manos de metate
son un reflejo de la forma en que el Estado To- y de mortero se localizaron en las esquinas de
llan estuvo envuelto en el control administra- las casas o en los patios depositados junto a los
tivo, como una manera de mantener un vínculo muros de las habitaciones, a manera de alma-
con las comunidades y conservar el acceso a los cenamiento pasivo o temporal. De igual forma
distintos recursos. (fig. 12), una amplia cantidad de instrumentos
Siguiendo el modelo de segmentación de li- de molienda, metates y morteros se localiza-
najes, pensamos en la posibilidad de que en la ron en contextos de uso (boca arriba) en los pi-
fase Tollan algunos linajes gobernantes se en- sos de las casas; de igual forma se localizaron
viaran a la periferia de la entidad política como casos de metates descansando boca abajo (para
parte de una táctica dirigida desde el estado de un caso comparativo véase Uruñuela y Plunket,
colonización e introducción de esos linajes en 2003).
áreas estratégicas. Si esto resulta cierto, la seg- En El Pedregal los fogones y tlecuiles esta-
mentación de linajes y la colonización fueron ban en excelentes estado de conservación, sin
instrumentos políticos. mostrar huellas de destrucción, además conte-
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ARQUEOLOGÍA 42 septiembre-diciembre 2009
Metales
Vasijas
Metates
Vasijas
nían abundante ceniza y tierra quemada, lo que rrió una forma de abandono masivo del asenta-
indica como se ha planteado para otros casos miento, con el traslado de la mayoría, sino es
(Migeon, 2003) que sus usuarios no tuvieron el que de la totalidad de la población de El Pe-
tiempo para limpiarlos antes del abandono. To- dregal.
dos estos contextos podrían representar basu- Después de este abandono, la población de
ra de facto, común en un abandono de carácter El Pedregal disminuye enormemente, ya que
abrupto (Schiffer, 1972). en el periodo Tardío sólo se localiza un caserío
Los hallazgos bien preservados de los fogo- en las inmediaciones del asentamiento. Es pro-
nes intactos y repletos de ceniza, la sorpren- bable que la población se dispersara en los al-
dente cantidad de artefactos completos sobre rededores, ya que en lugar de que se funde un
los pisos de las viviendas, o en sus lugares de uso gran centro provincial, nada más se aprecian tres
o almacenamiento temporal (recuperados en el caseríos y una aldea dispersa pequeña en el si-
transcurso de las excavaciones en El Pedregal) guiente periodo, quizás producto de la descen-
son indicios de un precipitado y súbito despla- tralización y dispersión de la población.
zamiento de la comunidad, resultado de una Aunque no hay información de los contextos
decisión colectiva. de abandono de los otros sitios, pensamos que
Pensamos que se trató de un abandono súbi- los demás centros provinciales corrieron la mis-
to de carácter planeado. La repetitiva asociación ma suerte. La información de patrón de asenta-
de basura de facto en todas y cada una de las miento nos señala (Sanders et al., 1979) que en
casas y sus patios son signo de una migración que Mesa de la Ahumada, el centro provincial cedió
se efectuó mediante un acto no sólo deliberado, su lugar a un caserío en el periodo Tardío. Por
sino concertado y organizado. La información otra parte, el imponente San Miguel Eyacalco
recuperada en el registro arqueológico nos con- se contrajo hasta quedar reducido a una peque-
duce a señalar que al final de la fase Tollan ocu- ña aldea dispersa (Palma, 2000: 83). Asimismo,
249
AUGE Y COLAPSO DE LOS CENTROS PROVINCIALES TOLTECAS
• Yadeun, Juan
1975. El Estado y la Ciudad: el caso de Tula, Hgo.,
México, INAH (Científica, 25).