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1 Foucault Shroeter
1 Foucault Shroeter
M.F.: Se puede amar perfectamente sin que ame el otro. Es una cuestión
de soledad. Por ese motivo es que en el amor siempre sobran las
demandas de uno hacia el otro. Este es su gran defecto, pedirle siempre
algo al otro, mientras que el estado de pasión entre dos o tres personas
permite una comunicación intensa.
W.S.: Lo cual significa que la pasión contiene, intrínseca, una gran fuerza
comunicativa donde el amor es un estado aislado. Encuentro muy
deprimente saber que el amor es una creación, una invención interior.
M.F.: El amor puede devenir pasión, es decir, ese estado del cual hemos
hablado.
W.S.: Ante todo quiero decir que nosotros estábamos juntos. Willow
Springs reflejaba lo que vivíamos en aquella época, y lo que las tres
mujeres me habían inspirado en años de colaboración. Ila siempre
resaltaba su fealdad de manera poética, Christine era de una belleza fría y
muy amigable a la vez, y Magdalena era tan depresiva como dominante.
Esta situación se había generado en un clima político desfavorable si los
hay, en un lugar donde vivían fascistas. El pueblo lo manejaba un nazi
norteamericano. Era un lugar de terror... ¿Usted se inclina por la pasión o
el amor?
M.F.: La pasión.
M.F.: Hace dieciocho años que vivo en un estado de pasión hacia alguien,
por alguien. En un momento dado tal vez tomó la forma del amor. A decir
verdad, se trata de un estado de pasión entre nosotros dos, un estado
permanente, que no tiene otro motivo para acabarse que no sea él
mismo, un estado que me convoca por completo, que me atraviesa. Creo
que no hay absolutamente nada en este mundo capaz de detenerme a la
hora de encontrarlo, de hablarle.
W.S.: ¿Qué diferencias observa entre el estado de pasión vivido por una
mujer y el vivido por un hombre?
M.F.: Es cierto, la excepción que confirma la regla. Además era otra época,
las relaciones entre ambas partes eran distintas. Volviendo a nuestros
pagos: nosotros podremos amar a una mujer, tener una relación quizás
hasta más intensa que con un chico, pero jamás tendremos ganas de
devenir heterosexuales.
W.S.: Mi gran amiga Rosa von Praunheim, que ha hecho muchas películas
sobre el tema de la homosexualidad, me dijo un día: "Sos cobarde e
insoportable", porque me negué a firmar una petición contra la represión
de los homosexuales. Era una campaña iniciada por una revista donde los
homosexuales se declaraban como tales. Yo le dije que estaba de acuerdo
en firmar su petición, pero no en reclamar en contra de la represión,
porque si de algo no he sufrido jamás en mi vida es de la homosexualidad.
Al ser ya muy amado por las mujeres, sabiéndome ellos homosexual, se
detenían más en mi persona. Tal vez haya realizado "Willow Springs" por
culpa, porque he hecho mucho cine y mucho teatro con mujeres. Veo
claramente la diferencia entre mi pasión por una mujer como Magdalena
Montezuma, con quien tendré una profunda amistad hasta mi último
suspiro, y mi pasión por mi amigo italiano. Es extraña mi motivación. No la
puedo definir. En Praga, para mi película "El día de los idiotas", he
trabajado con treinta mujeres entre las que estaban todas las que
colaboraron conmigo en los últimos trece años.
M.F.: Voy a poner un ejemplo. Cuando veo una película de Bergman, otro
cineasta que tiene como obsesión las mujeres y el amor entre mujeres,
me aburro. Bergman me aburre porque creo que él intenta ver lo que pasa
entre ellas, mientras que en sus películas hay como una evidencia
inmediata: sin buscar decir lo que pasa, permite que ni nos lo
preguntemos. Su manera de escapar del todo a la película psicológica me
parece enriquecedora. Vemos cuerpos, rostros, labios, ojos. Les hace
actuar una suerte de evidencia apasionada.
W.S.: No entiendo que una persona muy deprimida tenga la fuerza para
suicidarse. Sólo podría suicidarme en un estado de gracia, de placer
extremo, pero para nada en un estado de depresión.
W.S.: De su libro "Les mots et les choses" (Las palabras y las cosas)
recuerdo esta frase que me ha gustado mucho: "Si estas disposiciones
desaparecieran... podríamos apostar a que el hombre se borraría como un
rostro de arena en el límite del mar". Para mí la psicología es un misterio.
Freud edificó por encima de nuestras cabezas un sistema muy peligroso
adaptado a toda sociedad occidental. Quisiera dar un ejemplo significativo
de un acto anodino que sería mal interpretado en un sentido freudiano.
Cuando volví de Norteamérica después de "Willow Springs" estaba muy
cansado y a mi madre le dio gusto darme un baño. En un momento
empecé a mear en la bañera. Imagínese la situación: una madre de
sesenta años y su hijo de veintisiete. Me reí mucho. De todas maneras,
siempre meo en las bañeras. ¿Por qué no mear? Es la única respuesta para
dar. Es una relación fraternal, fuera del incesto, ya que nunca tuve una
relación erótica imaginaria con mi madre. La consideré una amiga. No veo
ningún problema en eso, a no ser que reduzca esta acción al contexto
psicológico burgués... Novalis escribió un poema que adoro: "Hymnen an
die nacht" (Himnos a la noche). Explica por qué prefiere la noche al día.
¡Eso es el romanticismo alemán!
W.S.: Ante todo, pensaba en el suicidio, en las personas que quería, en las
que me inspiraban pasión, como Maria Callas, que seguía amando. "La
muerte de Maria Malibran" existió gracias a lecturas: un libro español
sobre Maria Malibran, un texto sobre la muerte de Janis Joplin y otro
sobre la muerte de Jimi Hendrix, dos artistas que admiraba muchísimo.
Maria Callas era la visión erótica de mi infancia. A los catorce años, en mis
sueños eróticos la imaginaba meando y yo, mirándola. Me sucedía
siempre fuera del marco de su imagen, del respeto y de la gran amistad
que tenía con ella. Es la mujer erótica. Maria Callas era una pasión total.
De manera extraña, nunca me dio miedo. Recuerdo que ella me dijo, en
una charla que tuvimos en París en 1976, que solamente conocía a gente
que le tenía miedo. Le dije: "¿Cómo se le puede tener miedo?". Era de una
amabilidad excepcional, y se parecía a una niña griega americana. A los
cincuenta años era la misma cosa. Le había hecho una propuesta:
"¿Quiere que publiquemos una nota en 'France Soir': Maria Callas busca
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