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Ensayo de Ornamento y delito de Adolf Loos

Estudiante: Paula Marcela Acuña Duran


Docente: Plutarco Eduardo Rojas Quiñones

Universidad Piloto de Colombia


Facultad de Arquitectura
Arquitectura
Interdisciplinaria con Artes
Bogotá D.C
2021-1
¿Cómo podemos dotar de sentido los espacios arquitectónicos y urbanos sin la
necesidad de utilizar ornamentos?

Introducción
El presente ensayo se enfocará en definir las características que pueden definir y otorgar
la esencial y el valor en el ejercicio de la arquitectura. La lectura “ornamento y delito”
rompe con el esquema del ornamento como elemento que embellece a la arquitectura y
le otorga un valor excepcional, para darle lugar a los elementos funcionales y no
ornamentado para poder comprender s la evolución de la misma y su importancia
dentro de la arquitectura moderna.
Loos plantea que la evolución se refleja en como el hombre se despoja de sus excesos
ya que, desde la historia, hay un impulso de ornamentarse. Cada época tiene su estilo y
el ornamento ya no deleitaba de la misma manera que al hombre del siglo XVIII, El
decoro, lo superficial y lo sobrante de los edificios habría sido desterrado teóricamente
de la arquitectura que se constituye a partir de este momento; volver al ornamento es
retrasar a los pueblos de la evolución cultural ya que hombres que no son nada
modernos se horrorizan y se mortifican al experimentos aquello que no conocen, creen
firmemente en la conservación del patrimonio nacional y la cultura.
El ornamento ya no es un producto natural de nuestra cultura, sino que representa
retraso o degeneración, el trabajo del ornamentista ya no está adecuadamente pagado,
ya que por regla general encarece el objeto, siendo una fuerza de trabajo desperdiciada
desvalorizando no solo el objeto si no también a la persona.
La época moderna ha traído consigo la revolución y la necesidad de cambio constante
los objetos tienen a ser sustituidos de manera continua por nuevos siendo estos
adquiridos de manera rápida, siendo este beneficioso para la evolución es
contraproducente para los hombres de trabajo ya que nadie esta dispuesto a pagar por el
verdadero valor de los objetos Si todos los objetos pudieran durar tanto estéticamente
como lo hacen físicamente, el consumidor podría pagar un precio que posibilitara que el
trabajador ganara más dinero y tuviera que trabajar menos. Sin embargo, es un trabajo
que se hace para y por los demás los ornamentos pueden llegar a elevar el estado
anímico de los hombres ya que estos están ligados a sus emociones ignorando la
sobreabundancia. El hombre por naturaleza se ha vuelto mas refinado y mas sutil ya que
la elegancia se vuelvo a un concepto propio ya que considera que la falta de ornamentos
es un signo de fuerza intelectual. El hombre moderno utiliza los ornamentos de
civilizaciones antiguas y extrañas a su antojo. Su capacidad de invención la concentra
en otras cosas.
En las últimas décadas la imitación ha dominado todo el campo de la construcción, y
como la aparición de nuevos materiales dieron paso a la transformación y al máximo
aprovechamiento de los mismos. El hombre bajo el oficio de la arquitectura toma el
mando para generar nuevos espacios bajo nuevos y modernos para obtener el principio
esencial de la protección bajo los conceptos de la calidez y la comodidad. El Arquitecto
moderno siente el efecto que quieren producir y luego con la mirada espiritual los
objetos que desea crear con el fin de generar esas sensaciones a los observadores a
diferencia de los antiguos maestros del ornamento que reflejan en sus creaciones
aquello que manifestara la sociedad y la opulencia dejando de lado la comodidad e
identidad propia del observador. La arquitectura moderna desde su revestimiento fue un
sinónimo de protección, no solo de factores externos si no también de la constante
presión social y cultural que se encuentra fuera. El interior se convirtió en el lugar único
y personalizado el cual no está ligado a n9inguna tendencia e imposición ni siquiera del
concepto del arquitecto, el observador lleva una constante evolución de sensaciones que
quieren reflejar de manera externa, pero al mismo tiempo privada.
Hay que resaltar que la imagen de la arquitectura ha tenido una gran relevancia desde la
antigüedad, pero sin embargo la evolución trajo consigo la separación de la arquitectura
como arte ya que estas con el paso del tiempo fueron siendo menos funcionales,
estéticas y asequibles. La demanda fue un punto de quiebre entre la opulencia y la
simplicidad, La industrialización de los materiales de construcción y la demanda de
espacios para habitar hicieron que el decoro y lo exuberante se quedasen en un segundo
plano, A partir de entonces los espacios funcionales y formalizados del estilo moderno
se sustituyen por diversas estéticas: los estilos colisionan y la forma recobra su sentido
más expresivo. Las obras de arte son un asunto privado del artista el cual debe servirse
a sí mismo, la arquitectura cubre una exigencia respecto a la comunidad, es un medio
por el cual surge un nuevo interés como medio expresivo y comunicativo, aportando al
lugar valores o mensajes funcionales, simbólicos y persuasivos.
Actualmente la arquitectura es comprendida por unos pocos e ignorada por mucho, pero
ella misma es la que dota de sentido a los espacios. La misión del arquitecto es analizar
el sentir social y como por medio de estas emociones se puede reflejar en los espacios,
imitar los estados de animo para obtener un gran índice de satisfacción a un gran
número de personas. Por lo tanto, los ornamentos no dotan de esencia a la arquitectura,
ya que estos eran dispuestos para cubrir las exigencias de unos pocos, basados en
modelos de conceptos de belleza e imagen que no todos podían adquirir, la arquitectura
es una disciplina que se rige por un conjunto de principios técnicos y estéticos, donde la
belleza de la construcción debe encontrarse en equilibrio armónico con su funcionalidad
utilidad bajo los conceptos de la simplicidad y eficacia en su desarrollo; es un lienzo en
blanco el cual el observador es libre de dotar de sentido a ese lugar según sus
emociones y experiencias.
Bibliografía
Loos, A. (1908). Ornamento y delito. Gustavo Gili, S.A. Barcelona

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