Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción a la ética
© Prof. Ricardo Braun
Estas y otras preguntas similares son estudiadas por una rama de la filosofía que se
llama ética o también moral filosófica. Como todos los estudios de filosofía en los que
hemos incursionado, la ética exige la argumentación racional de las ideas. En el caso
particular de la ética, nuestro objeto de estudio es la evaluación y justificación de las
acciones humanas. Es decir, en la ética estamos buscando razones para considerar si
un acto es bueno o es malo.
Para poder entender el objeto de estudio de la ética debemos presentar la ética en sus
dos enfoques: el enfoque no formativo y en el enfoque normativo. En el enfoque no
normativo se describe y analiza la ética sin tomar una posición determinada. En el
enfoque normativo sí se toma una posición determinada acerca de lo que es bueno o
malo. Estos dos enfoques generan las siguientes ramas de la ética:
Ética descriptiva
Enfoque no normativo Metaética
Es la rama de la ética que estudia los criterios para determinar lo que hace que una
acción moral sea buena o mala. La ética normativa tiene como tarea la formulación de
teorías morales. Antes de explicar en qué consisten las teorías morales es importante
aclarar la diferencia entre la ética normativa y la ética descriptiva.
La ética normativa pretende señalar los criterios para determinar qué constituye una
acción buena a diferencia de una mala. La ética descriptiva informa acerca de las
conductas de las personas, sin indicar cómo debiera ser. En otras palabras, la
normativa nos dice cómo debieran comportarse las personas; la descriptiva, cómo se
comportan.
Es posible que haya confusión cuando, por ejemplo, se confunden términos iguales
con significados distintos. Tomemos como ilustración el término “ley”. Si uso el
término “ley” en la física, me refiero a las regularidades observadas en la naturaleza,
como cuando se sostiene que “una ley es que los cuerpos en la Tierra caigan con una
aceleración de 9,8m/s2”. El concepto de ley utilizado hace referencia a un sentido
descriptivo de la naturaleza. Este sentido no es el mismo que el que usamos en la
expresión “La magistrada administró justicia interpretando la ley penal”. En este caso,
“ley” es usada en un sentido “prescriptivo”. La magistrada no ha usado una ley
descubierta de la naturaleza, como “las leyes de Newton” sino una ley creada por el
Poder Legislativo. La ley del Legislativo es una ley en sentido prescriptivo, nos
prescribe lo que debemos hacer, no nos informa lo que ha ocurrido.
Los principios son proposiciones que se toman por verdaderas y tienen la mayor
jerarquía dentro de una teoría. Los principios permiten derivar normas para la acción.
Finalmente, las normas son las reglas que permiten decidir en una situación
especifica.
Debemos enfatizar que las teorías morales son creadas para ser aplicadas a la acción
moral, es decir son criterios para ser aplicados en la practica moral. En la practica
moral pasamos por un proceso que podríamos diagramar de la siguiente forma:
Las acciones morales son resultado de una decisión moral. Esta decisión ha sido
tomada después de juzgar la situación. En el juicio estamos evaluando la acción
(pesando, midiendo) en relación con una norma, que a su vez, ha sido tomada de un
principio. El principio es parte de las proposiciones consideradas verdaderas por una
teoría determinada. Un ejemplo podrá aclarar este proceso. Supongamos que un
psiquiatra en el contexto de una terapia escucha que su paciente confiesa haber
asesinado a alguien. El paciente le recuerda al psiquiatra que esta confesión la hace
confiando en la confidencialidad de la sesión terapéutica. Sin embargo, luego de la
consulta, el psiquiatra se pregunta que debería hacer, dar a conocer a la policía lo que
ha escuchado o mantener en secreto la información de su paciente? 1 En nuestro
1
Como dato anecdótico, este caso es real. Fue el caso de los hermanos Menéndez, ocurrido en Los
Ángeles, EEUU, que fueron sentenciados a cadena perpetua por haber asesinado a sus padres. Parte de
la información que permitió su condena fue proporcionada por su psiquiatra que grababa todas las
consultas. Mas tarde el psiquiatra sintió que era su deber dar a conocer ese dato e inclusive declaro
durante los juicios. Este caso fue muy publicitado en la televisión.
ejemplo, la acción resultante es que el psiquiatra no cuenta el secreto. Veamos como
ocurriría el proceso moral:
1. Egoísmo: teoría que afirma que un acto es bueno si y solo si tiene las mejores
consecuencias para la persona que realiza el acto.
2. Utilitarismo: teoría que sostiene que un acto es bueno si y solo si produce una
mayor cantidad de bienestar para la mayor cantidad de personas.
3. Deontología: teoría que afirma que un acto es bueno si y solo si la acción que
realiza es un deber que podría convertirse en ley universal.
Entonces, cuando nos preguntamos si un acto es bueno o malo, o por que es bueno o
malo, tenemos que evaluarlo dentro de una teoría, es decir, seria bueno para un
utilitarista, y malo para un deontológico o de repente bueno para los dos pero por
justificaciones diferentes.
Ética aplicada
Los principios y normas resultantes de las teorías éticas son usadas para determinar
nuestras acciones concretas. Precisamente ese es el sentido de la ética aplicada. En la
ética aplicada tomamos principios y normas para contestar preguntas morales en
situaciones como el aborto, la pornografía, la discriminación sexual y racial, la
eutanasia, libertad de expresión, o la pena de muerte. En el ejercicio de la medicina, el
derecho, la política, la educación y otros asuntos humanos nos encontramos con
dilemas morales, es decir, desacuerdos morales.
En el caso que presentamos anteriormente, puede haber personas que consideran que
lo que hizo el psiquiatra al mantener la confidencialidad era correcto, y otras que lo
consideren moralmente equivocado. Estas personas se encuentran ante un dilema
moral. Pero como se puede inferir fácilmente, los dilemas morales no son fáciles de
resolver. Claro podríamos resolver un dilema apelando al sentimiento (“da pena matar
a un feto”) o a una suerte de intuición moral (“yo siento que la pornografía es mala”).
Pero la justificación por el sentimiento o una supuesta intuición no son justificaciones
racionales. Por ello, las teorías éticas pueden ayudarnos a tener criterios racionales
para poder intentar resolver un dilema, o por lo menos, a tener una justificación para
nuestra posición con respecto al dilema.
Una forma de poder distinguir lo ético de lo religioso, legal o por costumbre surge
cuando a pesar que sabemos que algo es aceptable religiosamente, legalmente o
culturalmente, siempre podemos preguntar si acaso eso acto es moral: “Ya se que esa
es su costumbre, pero es realmente moral?” Porque puede ser que haya costumbres
que son inmorales. Por ejemplo, muchos consideraríamos que es inmoral poner una
cámara en las viviendas de las personas para vigilar como se comportan. Para algunas
personas con rasgos autoritarios seria mejor vigilar a los demás para mejorar su
comportamiento y así optimizar el tejido social. Podría ser que se volviera una
costumbre vigilar a las personas, como se relata en la novela 1984 de Orwell (y en la
practica en Estados totalitarios), pero el hecho que se vuelva costumbre no significa
que sea moralmente aceptable. Nótese como las autoridades locales en nuestro país
utilizan como referente de evaluación legal un concepto oscuro y difuso como “la
moral y buenas costumbres”.
Podemos resumir las diferencias entre las diferentes fuentes normativas con el
siguiente cuadro:
Características de la ética
a) Los prejuicios son aseveraciones que carecen de una sustantivos datos empíricos,
son opiniones antes de que se conozca a profundidad algún hecho. Por ejemplo, un
prejuicio bastante común en nuestra ciudad es la opinión que “las mujeres manejan
mal”. Es obvio que carece de ningún apoyo empírico puesto que bastaría observar el
caos vehicular en la ciudad y advertir quienes son los conductores que favorecen al
caos. En los prejuicios se recurre a un “saber supuesto” entre las personas. Un
prejuicio clásico es el que sostiene que los homosexuales masculinos son moralmente
inferiores a los heterosexuales masculinos porque no son “hombres de a verdad”.
Socialmente importante
No todos los actos que realizamos son socialmente importantes en el sentido moral.
Son importantes cuando afectan severamente en sentido positivo o negativo.
Supongamos que consideramos a la mentira como una regla moral valida, algo como
“si estás en peligro, miente nomás”. Aun cuando parezca una regla de poca
importancia, las consecuencias sociales son fatales. En primer lugar, no sabríamos
cuando alguien considera que está en peligro (por ejemplo, para un estudiante
sorprendido copiando puede ser considerada una situación peligrosa y negará que
estuvo copiando para evitar una sanción) y entonces, podría extenderse la mentira a
cualquier caso. En segundo lugar, la mentira afecta severamente a las personas. Un
engaño en la calificación puede determinar mucho en la vida de un estudiante.
Relativismo/Absolutismo ético
Estudiando o visitando diversas culturas nos damos cuenta que las reglas morales no
son las mismas. En efecto, hay pueblos para quienes la poligamia es moralmente
aceptable y para otros no. Hay culturas que consideran moralmente bueno que los
padres decidan las parejas de matrimonio de sus hijos. A otros esa costumbre sería
moralmente incorrecta. Inclusive, sin ir muy lejos, nos encontramos discutiendo y
discrepando sobre asuntos morales con personas muy cercanas a nosotros. Discutimos
sobre aborto, eutanasia, pena de muerte o políticas antidiscriminatorias y
generalmente no estamos de acuerdo. Estos desacuerdos entre culturas y entre
nuestras amistades nos llevan a dudar acerca de la objetividad y universalidad de la
ética. Además existe la visión popular que la ética finalmente es cuestión de gustos y
que cada uno escoge sus reglas arbitrariamente al no haber un árbitro neutral.
La tentación de inclinarse a favor del relativismo es muy grande. Por un lado está la
experiencia directa de encontrarse frente a argumentos contrarios muy persuasivos.
Por otro lado, hoy en día, condenamos el etnocentrismo, la creencia infundada en la
superioridad de la cultura propia. Tendemos a tener una actitud más respetuosa a
diferentes costumbres y tratamos de indagar para comprender mejor a los demás. Sin
embargo, no parecemos estar de acuerdo con tolerar todo tipo de comportamiento
moral en nombre de la aceptación de la multiculturalidad. No estamos muy dispuestos
aceptar como moralmente correctos el racismo, el sexismo, el sistema de castas
sociales, el genocidio y el abuso de menores. Creemos que estos comportamientos son
intrínsecamente inmorales. Pero, ¿por qué tendríamos que suponer que son inmorales
si no hay una moral universal?
Relativismo cultural
El relativismo cultural tiene sus orígenes en la tesis que las reglas morales son el
resultado de los productos históricos de las costumbres populares. De manera que
hablar de “ética” sería equivalente a hablar de “hábitos socialmente aprendidos” y la
proposición “es moralmente bueno” sería sinónimo de “es habitual” (Beauchamp,
1982, 35).2
Relativismo ético
Como dije anteriormente, el relativismo ético es una tesis tentadora puesto que es
difícil encontrar criterios universales para la evaluación moral. Sin embargo, la
persona relativista debe estar dispuesta a aceptar que no hay una diferencia
moralmente importante entre Mahatma Gandhi y Adolf Hitler. Ambos tenían
convicciones morales distintas (opuestas realmente) y finalmente cada una de las
2
Beauchamp, T. (1982). Philosophical Ethics. New York : McGraw-Hill.
normas morales que practicaban los dos podrían ser igualmente válidas. En otras
palabras, ninguno de nosotros podría legítimamente juzgar las convicciones ajenas.
Absolutismo moral
El absolutista moral niega la última proposición. Considera que hay normas morales
que están profundamente equivocadas y que existen actos que son verdaderamente
inmorales. Los absolutistas además creen que existe un progreso moral en las
sociedades, como por ejemplo, el abandono y reproche a las sociedades esclavistas.
Un absolutista no creería que hay sociedades esclavistas y otras no esclavistas y que
uno no puede considerar que una es mejor que la otra en términos morales. Al
contrario, el absolutista considera que la sociedad esclavista está moralmente errada.
Una posición absolutista no requiere un conjunto muy grande de normas morales, sino
al menos algunas. Un absolutista contemporáneo anota la siguiente lista de normas
que serían candidatas a ser consideradas normas universales (Pojman, 1985, 31) 3:
3
Pojman, L. (1985). Ethics: Discovering Right and Wrong. Belmont, CA.: Wadsworth.