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QUERIDA FAMILIA...

Inicie este tiempo de Altar familiar con una oración a Dios. Tomen un tiempo para elevar
una alabanza de gratitud, luego invite a que los miembros de su familia realicen la
actividad que sigue:

ACTIVIDAD: Reflexione junto a su familia acerca de la siguiente pregunta ¿Quién es Dios


para cada uno de ellos?. Si desea, escríbalo en pocas palabras (reserve la respuesta para
compartir más adelante).

Versículo 2: “Mi Declaración”

“Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré”


(Salmos 91:2)

Reflexión:
El Salmo 91 verso 2 es una declaración de convicción poderosa y llena de esperanza, que
pocas veces los hombres son capaces de sostener. Al contrario, es más común que nuestras
declaraciones sean circunstanciales y rápidamente cambiadas cuando nos complica
sostenerlas en el tiempo.
Es sorprendente el valor que tienen las palabras y el efecto que estas pueden causar en
nuestras vidas. Lamentablemente no siempre lo consideramos de esta manera.

Un viejo refrán dice que las palabras son como plumas al viento, fácil de lanzar, pero
imposible de recoger. La biblia también toma tiempo para hablar acerca del poder de las
palabras.
Proverbios dice.
Ø En las palabras hay Vida o Muerte: En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes
la aman comerán de su fruto.
Proverbios 18:21 | NVI
Santiago hace una poderosa descripción acerca del poder negativo que pueden tener
nuestras palabras en el capítulo 3.
Ø Describe la lengua como un miembro pequeño, pero nefasto: 5 Así también la
lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes
hazañas.
Ø Como un fuego que lo puede quemar todo: ¡Imagínense qué gran bosque se
incendia con tan pequeña chispa! 6 También la lengua es un fuego, un mundo de
maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por
el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida.
Ø Como una fuente con dos aguas: 9 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y
Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. 10 De una
misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11
¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada?
Jesús en el libro de Lucas explica la relación entre el corazón y las palabras
Ø El Corazón es la fuente: 45 El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón
produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo
que abunda en el corazón habla la boca. Lucas 6:45 | NVI |
Romanos capítulo 10 nos exhorta a guardar en nuestro corazón la palabra de Fe.
Ø Creer en Jesús, Él es la respuesta: 8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en
tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: 9 que, si confesares
con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de
los muertos, serás salvo.10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la
boca se confiesa para salvación.
Es este el paso decisivo para que, como el salmista, podamos declarar con autoridad y
completa convicción, quién es el Señor para nosotros.
Para el Salmista, Jehová es:
Ø Su esperanza: Su fe le dice que tendrá una respuesta favorable
Ø Su castillo: Tiene la seguridad que tendrá protección segura
Ø Su Dios: Dos palabras poderosas; “Mi”, no otros, ni de otros, sino suyo, personal y
confiable. Y “Dios”, poderoso, sobrenatural, con propósitos.
Ø Su confianza: No existía razón para dudar. ¿En quién más podríamos confiar?
Quizás en este momento debe preguntarse quién es Dios para usted. Ahora le animo a que
tome un tiempo y exprese su propia declaración. Además pídale a su familia que comparta
su reflexión o escrito y elaboren en conjunto una declaración con la frase “declaramos
que…” y compártala en sus redes sociales.

Oración:
Maravilloso Señor, te agradecemos la oportunidad de poder vivir bajo tu sombra protectora
y tener la puerta abierta para confiadamente expresar el sentimiento que hay en nuestro
corazón.
Es por esto que, como enseña el Salmo 91, hoy animo a mi boca a declarar con todas sus
fuerzas que tú eres mi Dios, mi refugio y fortaleza; y que mi mayor deseo es vivir confiado(a)
en ti.
Confieso que no es sencillo y en ocasiones me siento desanimado(a), pero tu palabra me
alienta y tu amor me reconforta. Entonces, en el poder maravilloso de tu palabra, me
levanto en fe, pongo mis cargas sobre ti y recibo tu paz.
Al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los
siglos. Amén. 1 Timoteo 1:17

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