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ART. 1º—Los comerciantes y los asuntos mercantiles se regirán por las disposiciones de
la ley comercial, y los casos no regulados expresamente en ella serán decididos por
analogía de sus normas (L. 57/887, art. 5º; L. 153/887, art. 8º).
ART. 2º—En las cuestiones comerciales que no pudieren regularse conforme a la regla
anterior, se aplicarán las disposiciones de la legislación civil.
ART. 3º—La costumbre mercantil tendrá la misma autoridad que la ley comercial,
siempre que no la contraríe manifiesta o tácitamente y que los hechos constitutivos de la
misma sean públicos, uniformes y reiterados en el lugar donde hayan de cumplirse las
prestaciones o surgido las relaciones que deban regularse por ella.
En defecto de costumbre local se tendrá en cuenta la general del país, siempre que
reúna los requisitos exigidos en el inciso anterior (L. 153/887, art. 13; C.C., art. 8º).
JURISPRUDENCIA.—La costumbre como fuente de derecho. "La ley es una de las principales normas
que pertenecen al ordenamiento y la Constitución la reconoce como fuente válida de derecho. La ley a su
turno admite y autoriza a la costumbre jurídica (L. 153/887, art. 13; C. Co., art. 3º; CPC, art. 189), con las
limitaciones que ella establece, como fuente de derecho. La invocación que la ley hace de la costumbre
reafirma su pertenencia al sistema jurídico y su naturaleza normativa (...).
El primado de la ley escrita —mejor sería hablar de "derecho legislado"— en nuestro sistema, es innegable
y se manifiesta como factor que controla los ámbitos donde permite, prohíbe, reduce o extiende el terreno
de la costumbre. Respecto de la ley, pues, la costumbre es una fuente subordinada y subsidiaria.
La costumbre prepara y abona la materia sobre la que luego actúa el legislador dotando de estabilidad,
certeza y mayor generalidad los dictados primarios de la praxis social. A su vez, la obra legislativa aspira a
convertirse en comportamiento repetido y uniforme. Con pocas palabras, costumbre y ley son dos formas
de ser del derecho. La exclusión de la costumbre, de ser ello posible, equivaldría a la deformación y
empobrecimiento de la experiencia jurídica o a la supresión de una característica esencial de su dinámica".
(C. Const., Sent. C-486, oct. 28/93. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz).
NOTA: En la sentencia C-486 de 1993, a la que pertenecen los párrafos anteriores, la Corte Constitucional
declaró exequibles los artículos 3º a 9º del Código de Comercio por no ser contrarios al artículo 230 de la
Constitución.
Conviene advertir, desde luego, que la costumbre es fuente de reglas de derecho comercial que son
especiales como las reglas de derecho comercial escrito; esto se expresa o queda indicado en el Código
de Comercio cuando se previene que las costumbres mercantiles tienen la misma autoridad que la ley
comercial (art. 3º). Consiguientemente, son aplicables antes que las normas del derecho común o civil, en
cuanto éstas no sean invocadas expresamente por la ley comercial. Sin que pueda objetarse contra este
planteamiento que en el artículo 13 de la Ley 153 de 1887 —que es aplicable, en general, esto es, sin
distinción entre las leyes generales y leyes especiales— no se permite apelar a la costumbre sino "a falta
de legislación positiva", pues que con dicha ley no se ha derogado sino reafirmado apenas en algunos
aspectos el principio del artículo 5º de la Ley 57 del mismo año, en que se prevé la preferencia de las
normas especiales sobre las normas de carácter general. De manera que la oposición a la ley que impide
aplicar las reglas consuetudinarias es —en materia comercial— la que ocurra o pueda ocurrir entre una
costumbre y la ley comercial, que es especial respecto de la civil". (PINZÓN, Gabino. La Costumbre
Mercantil, vol. 13 de la Biblioteca de la Cámara de Comercio de Bogotá, págs. 14, 15 y 21).
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COMENTARIO.—Funciones de la costumbre. Los tratadistas señalan tres funciones o clases de
aplicación de la costumbre mercantil:
1. Función interpretativa: Es la señalada por el artículo 5º del Código de Comercio, según el cual las
costumbres sirven para determinar el sentido de las palabras o frases técnicas del comercio y para
interpretar los actos y convenios mercantiles.
2. Función integradora: Cuando una norma mercantil remite expresamente a la costumbre, de manera que
ésta viene a completar la norma, convirtiéndose en parte integrante de ella. Por ejemplo, en los artículos
827, 909, 912, 933, 935, 1050, 1170, 1217, 1297, inciso 2º y 1661 del Código de Comercio.
3. Función normativa: Cuando la costumbre que reúne los requisitos del artículo 3º del Código de Comercio
se aplica como regla de derecho a falta de norma mercantil expresa o aplicable por analogía. En este caso
la costumbre colma los vacíos de la ley y cumple así su función más importante.
CPCART. 189.—Prueba de usos y costumbres. Los usos y costumbres aplicables conforme a la ley
sustancial, deberán acreditarse con documentos auténticos o con un conjunto de testimonios.
ART. 190.—Prueba de la costumbre mercantil. La costumbre mercantil nacional invocada por alguna de
las partes, podrá probarse también por cualquiera de los medios siguientes:
JURISPRUDENCIA.— Exequibilidad del artículo 7º. “El artículo 7º que se estudia, no da a los tratados y
convenios mercantiles no ratificados el carácter de tratados y convenios perfectos, como se afirma en la
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demanda. Tampoco vinculan al Estado colombiano a sus cláusulas, no desconoce las reglas
constitucionales y legales sobre celebración, vigencia y efecto de los tratados y convenios.
Es simplemente una regla supletoria de interpretación de la ley mercantil, que, por otra parte, es de
voluntaria aplicación, lo que se expresa en el texto mismo cuando se dice que las normas a que él se
refiere “... podrán aplicarse a las cuestiones mercantiles...”. De consiguiente es regla necesaria en un
código que contiene tan delicada materia como la relativa al comercio, ya que tiene por objeto señalar uno
de los muchos medios de que puede valerse el intérprete para aplicar sus disposiciones. No hay, por lo
mismo, exceso alguno en el ejercicio de unas facultades que precisamente se referían a dicha materia”.
(CSJ, S. Plena, Sent. dic. 6/72).
De los comerciantes
CAPÍTULO I
DEFINICIÓN DE COMERCIANTE
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ART. 12.—Toda persona que según las leyes comunes tenga capacidad para contratar y
obligarse, es hábil para ejercer el comercio; las que con arreglo a esas mismas leyes
sean incapaces, son inhábiles para ejecutar actos comerciales.
C.C.ART. 1503.—Toda persona es legalmente capaz, excepto aquellas que la ley declara incapaces.
INC. 3º—Modificado. D. 2820/74, art. 60. Son también incapaces los menores adultos *(que no han
obtenido habilitación de edad)* y los disipadores que se hallen bajo interdicción. Pero la incapacidad de
estas personas no es absoluta y sus actos pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo ciertos
respectos determinados por las leyes.
Además de estas incapacidades hay otras particulares que consisten en la prohibición que la ley ha
impuesto a ciertas personas para ejecutar ciertos actos.
*NOTAS: 1. La expresión “por escrito”, contenida en el inciso primero, fue declara inexequible por la Corte
Constitucional mediante sentencia C-983 de noviembre 13 de 2002.
2. La expresión “que no han obtenido habilitación de edad”, contenida en el inciso tercero, debe entenderse
derogada puesto que la Ley 27 de 1977 suprimió la figura de la habilitación de edad.
Ley 27/77 ART. 1º—Para todos los efectos legales llámase mayor de edad, o simplemente mayor, a quien
ha cumplido diez y ocho (18) años.
ART. 2º—En todos los casos en que la ley señale los 21 años como aptitud legal para ejecutar
determinados actos jurídicos, o como condición para obtener la capacidad de ejercicio de los derechos
civiles, se entenderá que se refiere a los mayores de 18 años.
ART. 13.—Para todos los efectos legales, se presume que una persona ejerce el
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comercio en los siguientes casos:
1. Derogado. L.
222/95.
3. Las demás personas a quienes por ley o sentencia judicial se prohíba el ejercicio de
actividades mercantiles.
Si el comercio o determinada actividad mercantil se ejerciere por persona inhábil, ésta
será sancionada con multas sucesivas hasta de cincuenta mil pesos que impondrá el
juez civil del circuito del domicilio del infractor, de oficio o a solicitud de cualquier
persona, sin perjuicio de las penas establecidas por normas especiales.
POSESIÓN DE CARGOS
QUE INHABILITEN PARA EL COMERCIO
ART. 15.—El comerciante que tome posesión de un cargo que inhabilite para el ejercicio
del comercio, lo comunicará a la respectiva cámara, mediante copia de acta o diligencia
de posesión, o certificado del funcionario ante quien se cumplió la diligencia, dentro de
los diez días siguientes a la fecha de la misma.
El posesionado acreditará el cumplimiento de esta obligación, dentro de los veinte días
siguientes a la posesión, ante el funcionario que le hizo el nombramiento, mediante
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certificado de la cámara de comercio, so pena de perder el cargo o empleo respectivo.
ART. 16.—Siempre que se dicte sentencia condenatoria por delitos contra la propiedad,
la fe pública, la economía nacional, la industria y el comercio, o por contrabando,
competencia desleal, usurpación de derecho sobre propiedad industrial y giro de
cheques sin provisión de fondos o contra cuenta cancelada, se impondrá como pena
accesoria la prohibición para ejercer el comercio de dos a diez años.
ART. 46.CP—La inhabilitación para el ejercicio de profesión, arte, oficio, industria o comercio. La
pena de inhabilitación para el ejercicio de profesión, arte, oficio, industria o comercio, se impondrá siempre
que la infracción se cometa con abuso del ejercicio de cualquiera de las mencionadas actividades, o
contraviniendo las obligaciones que de su ejercicio se deriven.
CAPÍTULO II
2. Inscribir en el registro mercantil todos los actos, libros y documentos respecto de los
cuales la ley exija esa formalidad;
3. El recibo de dinero en mutuo a interés, con garantía o sin ella, para darlo en préstamo,
y los préstamos subsiguientes, así como dar habitualmente dinero en mutuo a interés;
4. La adquisición o enajenación, a título oneroso, de establecimientos de comercio, y la
prenda, arrendamiento, administración y demás operaciones análogas relacionadas con
los mismos;
DOCTRINA.— Determinación de los actos de comercio. "El acto de comercio es una creación de la ley
mercantil, ajena a razones de derecho distintas de la habitualidad con la que ciertas operaciones se
ejecutan en la vida económica por los comerciantes, que permite considerarlas como propias de la
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profesión del comercio. Aunque dentro del código solamente son comerciantes los que ejecutan
profesionalmente actos de comercio, éstos no son sino los más comúnmente ejectuados por los
comerciantes, pues que la enumeración de ellos es una mera relación de las principales actividades de la
vida comercial. Con esto se siguió el método tradicional de elaboración del derecho mercantil, extraño a las
nociones abstractas y ajustado a la vida real, de la cual ha tomado empíricamente sus distintas
instituciones y reglamentaciones. Y así se salvó, a un mismo tiempo, la fisonomía profesional del derecho
comercial, puesto que en adelante seguiría siendo considerado comerciante todo el que ejecutara
profesionalmente actos de los que hasta entonces venían siendo operaciones habituales entre los
comerciantes.
Según estas ideas, no sólo es inútil indagar en el Código de Comercio un criterio económico o jurídico que
permita distinguir el acto de comercio, sino que es falsear su proceso de formación y desconocer el método
propio del derecho comercial, en el que sus normas no son, como en el derecho civil, particularizaciones o
deducciones de principios generales, sino generalizaciones de las prácticas comerciales, tecnificadas por
la jurisprudencia y la doctrina de los tribunales de comercio. Las operaciones enumeradas en el código son
mercantiles, por disposición expresa de la ley; pero la habitualidad de dichas operaciones entre los
comerciantes es la razón única y última que justifica esa calificación legal de actos de comercio.
La enumeración de los actos de comercio comprende actividades de muy diversa índole, desde las que
pueden considerarse intrínsecamente mercantiles, como la compra para la reventa, hasta las que
solamente han adquirido ese carácter en razón de las primeras, como las empresas de seguros o de
transporte y tantas otras cuyo origen se ha presentado como complemento de las estrictamente
mercantiles (...).
En todas estas operaciones —que han sido calificadas como mercantiles en los códigos de comercio— no
hay realmente sino una característica o finalidad común, que es el ánimo de lucro, ya que los actos a título
gratuito son ajenos a la vida comercial; otras características que antes podían considerarse comunes,
como los actos relativos a bienes muebles, una ostensible intermediación cumplida por el comerciante en
el mundo de los negocios, etc., han dejado de tener la importancia que resaltaba en los actos de comercio
hasta mediados del presente siglo (...). La intermediación en el tráfico de bienes muebles, que concurría
con el ánimo de lucro a determinar en cierta forma las características sobresalientes de los actos de
comercio en el código derogado, carece de esa relievancia en el código vigente y en la vida de los
negocios, cuando los bienes inmuebles empiezan a ser objeto de un verdadero tráfico mercantil y cuando
los fabricantes tratan de eliminar a muchos intermediarios en la distribución y venta de su productos".
(PINZÓN, Gabino. Introducción al Derecho Comercial, Editorial Temis, 1985, págs. 142 y 143).
ART. 21.—Se tendrán así mismo como mercantiles todos los actos de los comerciantes
relacionados con actividades o empresas de comercio, y los ejecutados por cualquier
persona para asegurar el cumplimiento de obligaciones comerciales.
ART. 22.—Si el acto fuere mercantil para una de las partes se regirá por las
disposiciones de la ley comercial.
ACTOS NO MERCANTILES
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ART. 23.—No son mercantiles:
4. Las enajenaciones que hagan directamente los agricultores o ganaderos de los frutos
de sus cosechas o ganados, en su estado natural. Tampoco serán mercantiles las
actividades de transformación de tales frutos que efectúen los agricultores o ganaderos,
siempre y cuando que dicha transformación no constituya por sí misma una empresa, y
ALCANCE DECLARATIVO
DEFINICIÓN DE LA
EMPRESA
ART. 25.—Se entenderá por empresa toda actividad económica organizada para la
producción, transformación, circulación, administración o custodia de bienes, o para la
prestación de servicios. Dicha actividad se realizará a través de uno o más
establecimientos de comercio.
TÍTULO III
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ART. 26.—El registro mercantil tendrá por objeto llevar la matrícula de los comerciantes y
de los establecimientos de comercio, así como la inscripción de todos los actos, libros y
documentos respecto de los cuales la ley exigiere esa formalidad.
El registro mercantil será público. Cualquier persona podrá examinar los libros y archivos
en que fuere llevado, tomar anotaciones de sus asientos o actos y obtener copias de los
mismos.
ENTIDADES ENCARGADAS DE
LLEVAR Y SUPERVISAR EL REGISTRO
ART. 27.—El registro mercantil se llevará por las cámaras de comercio, pero la
Superintendencia de Industria y Comercio determinará los libros necesarios para
cumplir esa finalidad, la forma de hacer las inscripciones y dará las instrucciones que
tiendan al perfeccionamiento de la institución
REGLAS DEL
REGISTRO
MERCANTIL
ART. 29.—El registro mercantil se llevará con sujeción a las siguientes reglas, sin
perjuicio de las especiales que establezcan la ley o decretos reglamentarios:
[§ 0133] D.R.
898/2002.
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acto o documento relacionado con los registros públicos o la realización de cualquier otro trámite ante las
cámaras de comercio podrá efectuarse mediante el intercambio electrónico de mensajes de datos o a
través de formularios prediligenciados según lo dispuesto en la Ley 527 de 1999 o cualquier norma que la
sustituya, complemente o reglamente (§ 10713).
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CONTRATOS
ART. 822.—Los principios que gobiernan la formación de los actos y contratos y las
obligaciones de derecho civil, sus efectos, interpretación, modo de extinguirse, anularse
o rescindirse, serán aplicables a las obligaciones y negocios jurídicos mercantiles, a
menos que la ley establezca otra cosa.
La prueba en derecho comercial se regirá por las reglas establecidas en el Código de
Procedimiento Civil, salvo las reglas especiales establecidas en la ley.
En síntesis, pues, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 822 del Código de Comercio, a las
obligaciones y negocios jurídicos mercantiles se aplican “los principios que gobiernan la formación de los
actos y contratos y las obligaciones de derecho civil, sus efectos, interpretación, modo de extinguirse,
anularse o rescindirse”, salvo que la ley expresamente lo impida o lo mande de otro modo; y por
consiguiente es sólo en el caso de que sobre tales aspectos no haya regulación en los dos ordenamientos
en cuestión que se ha de acudir primero a la analogía de las normas comerciales, allí sí según la directriz
que traza el artículo 1º ibídem”. (CSJ, Cas. Civil, Sent. ago. 30/2001, Exp. 5791. M.P. Nicolás Bechara
Simancas).
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ART. 823.—Los términos técnicos o usuales que se emplean en documentos destinados
a probar contratos u obligaciones mercantiles, o que se refieran a la ejecución de dichos
contratos u obligaciones, se entenderán en el sentido que tengan en el idioma castellano.
PRINCIPIO DE CONSENSUALIDAD
PRESUNCIÓN DE SOLIDARIDAD
ART. 825.—En los negocios mercantiles, cuando fueren varios los deudores se
presumirá que se han obligado solidariamente (C.C. arts. 1568 a 1580).
ART. 826.—Cuando la ley exija que un acto o contrato conste por escrito bastará el
instrumento privado con las firmas autógrafas de los suscriptores.
Por firma se entiende la expresión del nombre del suscriptor o de alguno de los
elementos que la integren o de un signo o símbolo empleado como medio de
identificación personal.
Si alguno de ellos no pudiere o no supiere firmar, lo hará otra persona a su ruego, dando
fe de ello dos testigos, y se imprimirán en el documento las huellas digitales o plantares
del otorgante.
Si la ley no dispone otra cosa, las cartas o telegramas equivaldrán a la forma escrita, con
tal que la carta o el original del telegrama estén firmados por el remitente, o que se
pruebe que han sido expedidos por éste, o por su orden.
NOTA: Este artículo debe complementarse con las disposiciones de la Ley 527 de 1999 que le dieron
validez jurídica a los mensajes electrónicos de datos y a la firma digital (§ 10700 y ss).
JURISPRUDENCIA.—Autenticidad del télex y del fax. "Es preciso entonces saber con certeza que el
telegrama, télex o fax emanan de la persona que aparece enviándolos, lo que se hará si se trata de
demostrar una obligación mercantil de la forma indicada en el artículo 826 del Código de Comercio, esto
es, que se demuestre que el original del documento está firmado por el remitente o que se pruebe que ha
sido expedido por éste o por su orden, norma esta que si bien es cierto se refiere sólo a la carta y al
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telegrama, por ser el télex y el fax medios de comunicación de reciente incursión y popularización en las
transacciones comerciales, se explica por qué no están allí incluidos, pero es dicha norma aplicable
cuando de estos documentos se trata, por poseer características similares, entre ellas, vuelve y se repite,
que el ejemplar que llega al destinatario no lo suscribe su autor". (CSJ, Cas. Civil, Sent. sep. 11/95, Exp.
4598. M.P. Pedro Lafont Pianetta).
ART. 829.—En los plazos de horas, días, meses y años, se seguirán las reglas que a
continuación se expresan:
1ª. Cuando el plazo sea de horas, comenzará a contarse a partir del primer segundo de
la hora siguiente, y se extenderá hasta el último segundo de la última hora inclusive;
2ª. Cuando el plazo sea de días, se excluirá el día en que el negocio jurídico se haya
celebrado, salvo que de la intención expresa de las partes se desprenda otra cosa, y
3ª. Cuando el plazo sea de meses o de años, su vencimiento tendrá lugar el mismo día
del correspondiente mes o año; si éste no tiene tal fecha, expirará en el último día del
respectivo mes o año. El plazo que venza en día feriado se prorrogará hasta el día
siguiente. El día de vencimiento será hábil hasta las seis de la tarde.
PAR. 2º—Los plazos de gracia concedidos mediante acuerdo de las partes, con
anterioridad al vencimiento del término, se entenderán como prórroga del mismo.
La Representación
DEFINICIÓN
ART. 832.—Habrá representación voluntaria cuando una persona faculte a otra para
celebrar en su nombre uno o varios negocios jurídicos. El acto por medio del cual se
otorga dicha facultad se llama apoderar y puede ir acompañado de otros negocios
jurídicos.
EFECTOS JURÍDICOS
ART. 834.—En los casos en que la ley prevea un estado de buena fe, de conocimiento o
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de ignorancia de determinados hechos, deberá tenerse en cuenta la persona del
representante, salvo que se trate de circunstancias atinentes al representado.
PRESUNCIÓN DE LA BUENA FE
ART. 835.—Se presumirá la buena fe, aun la exenta de culpa. Quien alegue la mala fe o
la culpa de una persona, o afirme que ésta conoció o debió conocer determinado hecho,
deberá probarlo.
FORMALIDADES DE LOS
PODERES
ART. 836.—El poder para celebrar un negocio jurídico que deba constar por escritura
pública, deberá ser conferido por este medio o por escrito privado debidamente
autenticado.
JUSTIFICACIÓN DE PODERES
ART. 837.— El tercero que contrate con el representante podrá, en todo caso, exigir de
éste que justifique sus poderes, y si la representación proviene de un acto escrito, tendrá
derecho a que se le entregue una copia auténtica del mismo.
PROHIBICIONES A REPRESENTANTES
Todos los artículos anteriormente transcritos (C.C. arts. 501, 1854, 1856, 2170 y C. Co., arts. 839 y 1274),
que guardan entre sí indiscutible analogía, no son sino manifestaciones concretas de dos principios
generales de derecho, que por virtud del citado artículo 8º (de la Ley 153 de 1887) tienen fuerza de ley.
Son ellos: no puede el representante, por sí o por interpuesta persona, contratar consigo mismo en nombre
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del representado; no puede el representante, por sí o por interpuesta persona, ejecutar actos ni celebrar
contratos que lo beneficien directa ni indirectamente en perjuicio de su representado". (CSJ, Cas. Civil,
Sent. oct. 6/81. M.P. Ricardo Uribe Holguín).
ART. 840.—El representante podrá ejecutar los actos comprendidos dentro del giro
ordinario de los negocios cuya gestión se le haya encomendado, pero necesitará un
poder especial para aquellos respecto de los cuales la ley así lo exija.
Resulta, pues, atendible sostener que los actos de los representantes que desborden los límites
antedichos son sancionados por el ordenamiento con una particular forma de ineficacia que se conoce
como la inoponibilidad del negocio frente al representado, figura distinta a cualquier otro tipo de sanción
de los actos irregulares, especialmente los dimanantes de la incapacidad de la persona (...).
La inoponibilidad no conduce a la desaparición del negocio, sino que neutraliza la producción de los
efectos del mismo en frente de alguien, todo bajo el entendido de que su validez entre las partes es
incontrovertible. En este caso, el negocio es, en sí mismo, válido, pero es la expansión de sus efectos
propios la que se ve disminuida ante quienes de otro modo, serían sus destinatarios naturales. O lo que es
igual, la inoponibilidad hace siempre relación a alguien que, por determinadas circunstancias, suscitadas
en su propia génesis, no es afectado por el negocio. Pero como éste, entre quienes le dieron origen, no
tiene ningún reproche, sigue siendo válido y por ende eficaz (...).
Lo que se desea poner de relieve es cómo ante el representado, el acto que excede los poderes que ha
otorgado, no lo afecta. Por el contrario, la aptitud vinculante del contrato sólo recae sobre el
representante". (CSJ, Cas. Civil, Sent. nov. 30/94, Exp. 4025. M.P. Héctor Marín Naranjo).
REPRESENTACIÓN APARENTE
ART. 842.—Quien dé motivo a que se crea, conforme a las costumbres comerciales o
por su culpa, que una persona está facultada para celebrar un negocio jurídico, quedará
obligado en los términos pactados ante terceros de buena fe exenta de culpa.
Las demás causas de extinción del mandato no serán oponibles a los terceros de buena
fe.
RATIFICACIÓN
ART. 844.—La ratificación del interesado, si se hace con las mismas formalidades que la
ley exige para el negocio jurídico ratificado, tendrá efecto retroactivo, salvo en cuanto
lesione derechos de terceros.
Oferta o propuesta
DEFINICIÓN
ART. 845.—La oferta o propuesta, esto es, el proyecto de negocio jurídico que una
persona formule a otra, deberá contener los elementos esenciales del negocio y ser
comunicada al destinatario. Se entenderá que la propuesta ha sido comunicada cuando
se utilice cualquier medio adecuado para hacerla conocer del destinatario.
NOTA: El artículo 14 de la Ley 527 de 1999 establece que la oferta y su aceptación pueden ser
expresadas mediante un mensaje electrónico de datos..
JURISPRUDENCIA.—Diferencia entre la oferta y la invitación a negociar. “No pueden confundirse la
"oferta", esto es, el "proyecto de negocio jurídico que una persona formula a otra" (C. Co., art. 845), que en
cuanto reúna los requisitos allí previstos, además de ser irrevocable, da lugar al nacimiento del contrato,
una vez ha sido aceptada por el destinatario, con cualquier invitación a emprender negociaciones que una
persona exponga a otra u otras, manifestación, esta última que abarca múltiples posibilidades tales como
los avisos publicitarios y propagandísticos por medio de los cuales el comerciante anuncia sus productos, y
a los que el artículo 847 ejusdem les niega obligatoriedad, hasta las proposiciones que una persona hace a
otras para que le formulen verdaderas ofertas, conductas todas ellas que apenas insinúan, como su
nombre lo sugiere, el deseo serio y leal de querer contratar y que solamente darán lugar a la
responsabilidad propia de quien quebrante los deberes de corrección y buena fe que gobiernan la actividad
preparatoria de los contratos (...).
Así las cosas, la mera invitación “a ofrecer”, se perfila, por regla general, como la solicitud que una persona
hace a otras, determinadas o no, para que le formulen propuestas de un negocio jurídico en el cual se está
interesado. Se trata, pues, de anunciar la disposición que se tiene para atender las ofertas que otros hagan
con miras a aceptar aquella que le resulte más provechosa e, inclusive, si ninguna resulta serlo,
abstenerse de ajustar el contrato, modalidad de contratación cuyas ventajas son innegables en aquellos
negocios jurídicos que están antecedidos de datos o diseños técnicos, pero que no obliga al invitante,
quien, desde esa perspectiva, está facultado para rechazar las proposiciones que reciba, sin desdeñar, por
supuesto, los deberes de corrección y lealtad que incumben a todas las negociaciones preliminares.
IRREVOCABILIDAD
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revocación cause al destinatario.
OFERTA ESCRITA
DE MERCANCÍAS
ART. 847.—Las ofertas de mercaderías, con indicación del precio, dirigidas a personas
no determinadas, en circulares, prospectos o cualquiera otra especie similar de
propaganda escrita, no serán obligatorias para el que las haga.
Las dirigidas a personas determinadas y acompañadas de una nota que no tenga las
características de una circular, serán obligatorias si en ella no se hace salvedad alguna.
ART. 848.—Las ofertas que hagan los comerciantes en las vitrinas, mostradores y
demás dependencias de sus establecimientos con indicación del precio y de las
mercaderías ofrecidas, serán obligatorias mientras tales mercaderías estén expuestas
al público. También lo será la oferta pública de uno o más géneros determinados o de un
cuerpo cierto, por un precio fijo, hasta el día siguiente al del anuncio.
AGOTAMIENTO DE MERCANCÍAS
EXHIBICIÓN DE
MERCANCÍAS Y OFERTA
PÚBLICA
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ART. 848.—Las ofertas que hagan los comerciantes en las vitrinas, mostradores y demás
dependencias de sus establecimientos con indicación del precio y de las mercaderías
ofrecidas, serán obligatorias mientras tales mercaderías estén expuestas al público.
También lo será la oferta pública de uno o más géneros determinados o de un cuerpo
cierto, por un precio fijo, hasta el día siguiente al del anuncio.
AGOTAMIENTO DE MERCANCÍAS
OFERTA VERBAL O
TELEFÓNICA
ART. 850.—La propuesta verbal de un negocio entre presentes deberá ser aceptada o
rechazada en el acto de oírse. La propuesta hecha por teléfono se asimilará, para los
efectos de su aceptación o rechazo, a la propuesta verbal entre presentes.
ART. 851.—Cuando la propuesta se haga por escrito deberá ser aceptada o rechazada
dentro de los seis días siguientes a la fecha que tenga la propuesta, si el destinatario
reside en el mismo lugar del proponente; si reside en lugar distinto, a dicho término se
sumará el de la distancia
TÉRMINO DE LA DISTANCIA
PLAZOS CONVENCIONALES
ACEPTACIÓN TÁCITA
ART. 854.—La aceptación tácita, manifestada por un hecho inequívoco de ejecución del
contrato propuesto, producirá los mismos efectos que la expresa, siempre que el
proponente tenga conocimiento de tal hecho dentro de los términos indicados en los
artículos 850 a 853, según el caso.
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ACEPTACIÓN CONDICIONAL O EXTEMPORÁNEA
B
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El contrato en general
El contrato en el Código Civil está definido como un acuerdo de voluntades de dos o más
personas (naturales o jurídicas) por el cual una persona se obliga para con la otra a dar,
hacer o no hacer algo.
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DEFINICIÓN DE CONTRATO MERCANTIL
ART. 864.—El contrato es un acuerdo de dos o más partes para constituir, regular o
extinguir entre ellas una relación jurídica patrimonial, y, salvo estipulación en contrario, se
entenderá celebrado en el lugar de residencia del proponente y en el momento en que
éste reciba la aceptación de la propuesta.
CÓDIGO CIVIL ART. 1496.—El contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga para con otra
que no contrae obligación alguna, como el contrato de mutuo o préstamo de consumo, el mandato o el
depósito; y bilateral, cuando las partes contratantes se obligan recíprocamente.
C.C. ART. 1497.—El contrato es gratuito o de beneficencia cuando sólo tiene por objeto la utilidad de una
de las partes, sufriendo la otra el gravamen, como en la donación; y oneroso, cuando tiene por objeto la
utilidad de ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro, como el arrendamiento.
C.C. ART. 1498.—El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga a dar o
hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer a su vez; y si el
equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio.
C.C. ART. 1499.—El contrato es principal cuando subsiste por sí mismo sin necesidad de otra
convención, y accesorio, cuando tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación principal, de
manera que no pueda subsistir sin ella.
ART. 1500.—El contrato es real cuando, para que sea perfecto, es necesaria la tradición de la cosa a que
se refiere; es solemne cuando está sujeto a la observancia de ciertas formalidades especiales, de manera
que sin ellas no produce ningún efecto civil; y es consensual cuando se perfecciona por el solo
consentimiento.
ART. 1501.—Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de su
naturaleza, y las puramente accidentales.
Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales, o no produce efecto alguno o degenera en otro
contrato diferente; son de la naturaleza de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden
pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial
ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales.
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En relación con este último aspecto, es decir, la disciplina normativa del contrato atípico, cabe destacar
que deben atenderse, preferentemente, dada su singular naturaleza, las cláusulas contractuales ajustadas
por las partes contratantes, siempre y cuando, claro está, ellas no sean contrarias a disposiciones de
orden público. Así mismo, les son aplicables, tanto las normas generales previstas en el ordenamiento
como comunes para todas las obligaciones y contratos, como las originadas en los usos y prácticas
sociales; y, finalmente, mediante un proceso de autointegración, los del contrato típico con el que guarde
alguna semejanza relevante”. (CSJ, Cas. Civil, Sent. oct. 22/2001, Exp. 5817. M.P. Jorge Antonio Castillo
Rugeles).
ESTIPULACIÓN DE ARRAS
ART. 866.—Cuando los contratos se celebren con arras, esto es, dando una cosa en
prenda de su celebración o de su ejecución, se entenderá que cada uno de los
contratantes podrá retractarse, perdiendo las arras el que las haya dado, o
restituyéndolas dobladas el que las haya recibido.
Celebrado el contrato prometido o ejecutada la prestación objeto del mismo, no será
posible la retractación y las arras deberán imputarse a la prestación debida o restituirse,
si fuere el caso (C.C., arts. 1859 a 1861).
ART. 1860.—Si los contratantes no hubieren fijado plazo dentro del cual puedan retractarse, perdiendo las
arras, no habrá lugar a la retractación después de los dos meses subsiguientes a la convención, ni
después de otorgada escritura pública de la venta o de principiada la entrega.
CLÁUSULA PENAL
Cuando la prestación principal esté determinada o sea determinable en una suma cierta
de dinero, la pena no podrá ser superior al monto de aquélla.
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ART. 1592 C.C. .—La cláusula penal es aquella en que una persona, para asegurar el cumplimiento de
una obligación, se sujeta a una pena que consiste en dar o hacer algo en caso de no ejecutar o retardar la
obligación principal.
[§ 4694] ART. 874.—Cuando no se exprese otra cosa, las cantidades que se estipulen
en los negocios jurídicos serán en moneda legal colombiana. La moneda nacional que
tenga poder liberatorio al momento de hacer el pago se tendrá como equivalente de la
pactada, cuando ésta no se halle en circulación al tiempo del pago.
ART. 28.L 9/91—Estipulación de obligaciones en moneda extranjera. Las obligaciones que se pacten
en monedas o divisas extranjeras se cubrirán en la moneda o divisa estipulada, si fuere legalmente
posible; en caso contrario se cubrirán en moneda legal colombiana, en los términos que fije la Junta
Monetaria mediante normas de carácter general.
NOTA: Las funciones atribuidas a la Junta Monetaria en el artículo anterior corresponden hoy a la Junta
Directiva del Banco de la República (L. 31/92, art. 16, lit. h).
ART. 884.—Modificado. L. 510/99, art. 111. Cuando en los negocios mercantiles haya
de pagarse réditos de un capital, sin que se especifique por convenio el interés, éste
será el bancario corriente; si las partes no han estipulado el interés moratorio, será
equivalente a una y media veces del bancario corriente y en cuanto sobrepase
cualquiera de estos montos el acreedor perderá todos los intereses, sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 72 de la Ley 45 de 1990.
Se probará el interés bancario corriente con certificado expedido por la
Superintendencia Bancaria.
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NOTA: La función de certificar el interés corriente bancario le corresponde ahora a la Superintendencia
Financiera (§ 10059, 10061). Por otra parte, si dicho interés se considera un indicador económico nacional,
sería un hecho notorio (§ 4742).
INTERESES SOBRE SUMINISTROS O VENTAS AL FIADO
De la compraventa
y de la permuta
DEFINICIÓN
Cuando el precio consista parte en dinero y parte en otra cosa, se entenderá permuta si
la cosa vale más que el dinero, y venta en el caso contrario.
En segundo lugar, los efectos de la venta en el Código Civil y en el de Comercio son unos mismos. El
vendedor en una venta civil se obliga esencialmente a transmitir la propiedad o el derecho vendido al
comprador, y a procurarle la posesión. Bien: estas mismas son las obligaciones que contrae el vendedor
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en una compraventa calificada de comercial.
En tercer lugar, unas mismas sanciones se encuentran previstas para el vendedor o comprador que no
cumplan sus obligaciones en la compraventa civil y en la comercial. En ambas reglamentaciones existe la
teoría del saneamiento por evicción del derecho transmitido y la de vicios redhibitorios en razón de
defectos de la cosa.
Las únicas diferencias entre la compraventa del Código Civil y la del Código de Comercio son las
siguientes:
1. Código Civil reglamenta la lesión enorme en la venta de inmuebles, el de Comercio guarda silencio
sobre el particular.
2. El Código Civil establece el pacto de reserva de la propiedad para la venta de muebles; el Código de
Comercio lo extiende a los inmuebles.
4. Se señalan distintos términos para la prescripción de las acciones nacidas de los vicios redhibitorios.
5. El riesgo de la cosa vendida es para el comprador en el Código Civil, para el vendedor en el Código de
Comercio.
6. El incumplimiento de la obligación de transmitir el dominio o la de pagar el precio actúan de diferente
manera en los dos códigos, especialmente en lo tocante con el aspecto procesal.
VENTA DE
COSA AJENA
RATIFICACIÓN O CONSOLIDACIÓN
DE LA VENTA DE COSA AJENA
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GASTOS DEL CONTRATO
[§ 4927] ART. 909.—Los gastos que ocasione la celebración del contrato se dividirán
por partes iguales entre los contratantes, si éstos no acuerdan otra cosa.
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