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Ayn Rand y el aborto: razones y crítica

Por Leonardo Girondella Mora - 6 agosto, 2019 894

Ayn Rand y el aborto. La célebre pensadora está a favor del aborto. Ha justificado su posición usando
diferentes argumentos. Este es un examen de eso argumentos.

Ayn Rand y el aborto: sus argumentos y justificaciones

Lo que intento hacer, primero, en esta columna es exponer las ideas de Ayn Rand en pro del aborto y
luego, sobre ellas, hacer mis propios comentarios.

1. Embrión sin derechos

Dice ella que «Un embrión no tiene derechos». Y que no los tiene porque,

«Los derechos no son propios de un ser potencial, sólo de uno real. Un niño no puede adquirir derecho
alguno hasta que no nace. Los vivos tienen precedencia sobre los aún no vivos (o los no nacidos)».

En otras palabras, el suceso que declara la vida, según Rand, es el nacimiento. Antes de eso, el niño lo es
en potencia solamente y no puede, por eso, poseer derechos.

2. Aborto es un derecho moral

A eso añade una conclusión que es lógica si lo anterior es cierto. Si solo se tienen derechos a partir del
nacimiento, entonces:

«El aborto es un derecho moral —que sólo debe ser dejado al criterio de la mujer involucrada;
moralmente, nada más que su deseo en el asunto debe ser considerado. ¿Quien puede reclamar tener el
derecho de dictarle a ella qué debe hacer con las funciones de su propio cuerpo?».

Decir que el aborto es un derecho que sólo concierne a la mujer embarazada es una afirmación que
deriva de otra afirmación.
La de que no se es un ser real hasta inmediatamente después del nacimiento, que es cuando se
adquieren los derechos que impedirían matar al bebé.

3. Un protoplasma sin derechos

Rand insiste en el punto:

«Un pedazo de protoplasma no tiene derechos —y tampoco vida en el sentido humano del término.
Puede uno argumentar sobre las etapas últimas del embarazo, pero el asunto esencial concierne sólo los
primeros tres meses».

4. Solamente células humanas solo potenciales

Y vuelve a insistir con otras palabras:

«Si alguno de ustedes se confunde o es convencido con el argumento de que las células de un embrión
son células humanas vivas, recuerde que también lo son las células de su cuerpo, incluyendo las células
de su piel, las de sus anginas, las de su apéndice roto —y que cortarlas es un asesinato de acuerdo con la
propuesta ley [contra el aborto]. Recuerde también que potencialidad no es el equivalente de realidad —
y que la vida humana comienza con el nacimiento».

Examinando a Ayn Rand y el aborto

El apoyo que Rand da al aborto se sustenta en una premisa clara.

La de que el embrión, especialmente antes de los tres meses, es un mero conjunto de células que
potencialmente es un ser humano y que se convierte en real ser humano, con derechos, en el momento
del nacimiento.

Exploro ahora estas ideas de Ayn Rand y el aborto.


Un conjunto de células

Dice que un conjunto de células no es un ser humano, como no lo es el conjunto de células que forman
un apéndice roto.

Esta afirmación es débil en extremo. Si se deja continuar el proceso de desarrollo de esas células, ellas
terminarán por ser un bebé. Más tarde un niño y luego un joven, un adulto, un anciano. No le sucede lo
mismo al apéndice roto por mucho que sea preservado.

Hay más realismo en el considerar a ese conjunto de células un ser humano, en una de las etapas de su
desarrollo.

Un ser solo potencial

Otro de los argumentos de Ayn Rand y el aborto dice que el embrión es un ser potencial. Pero que ser
potencial no tiene significado porque lo que cuenta es la realidad de un ser humano.

Tampoco esta afirmación tiene fuerza. Puede ser aprovechada en su contra: ese conjunto de células es
potencialmente un bebé recién nacido. Y también ese bebé recién nacido es potencialmente un joven,
un adulto y un anciano.

Si tiene derechos como joven, adulto y anciano, resulta difícil justificar que no los tenga dentro del
vientre, una de las etapas del ser humano.

Más aún, es una argumentación tramposa que define al feto como un ser humano potencial y luego por
ser potencial solamente le justifica el no tener derechos. El feto no es un ser humano potencial, es un ser
humano ya, verdadero y real.

El momento mágico del nacimiento

Dice que el momento del nacimiento es el que convierte al conjunto de células en un ser humano con
derechos.
No hay fuerza en este argumento tampoco. ¿Qué hace al nacimiento tan especial como para dictar que
el bebé se convierte en ser humano después de salir del vientre, pero no una hora antes —o tres meses
antes, o seis, u ocho?

Es cierto que el nacimiento es uno de los sucesos centrales en la vida de cualquiera, pero no es él único.

xisten acontecimientos importantes en otras ocasiones, como el momento del matrimonio, el del
nacimiento de un hijo, el de la graduación universitaria, el de una conversión religiosa. Ninguno de ellos
provoca la adquisición de derechos no tenidos antes.

Ayn Rand y el aborto, otras precisiones

Ninguna de sus argumentaciones tiene solidez ni firmeza. Más bien parecen opiniones fundadas en
premisas falsas o al menos dudosas.

La argumentación de Rand en pro del aborto no se detiene allí. Entrando a otro campo, dice ella:

«Obsérvese que al atribuir derechos a los no nacidos, es decir, a los no-vivientes, los antiabortistas
destruyen los derechos de los vivos: el derecho de los jóvenes a decidir el curso de sus propias vidas. La
tarea de criar a un niño es una gran responsabilidad, de por vida, que nadie debe emprender sin saberlo
o sin quererlo».

Y agrega:

«La procreación no es un deber: los seres humanos no son animales de granja. Para las personas de
conciencia, un embarazo no deseado es un desastre; oponerse a su terminación es abogar un sacrificio,
no en aras del beneficio de nadie, sino por el bien de la miseria por la miseria, en aras de prohibir la
felicidad y plenitud a seres humanos vivos».

Es un argumento de naturaleza muy distinta a los anteriores. Y muy congruente con la mentalidad de
Rand, la de que nadie puede ser sacrificado en aras de otro.
La embarazada, por tanto, puede sacrificar al feto porque este no es un ser humano, al menos de
acuerdo con Rand.

El planteamiento de Rand contrapone al derecho a decidir el bienestar propio frente a la obligación que
representa el criar un niño. La que sólo admite dejar vivo al feto deseado, no al indeseable.

Obligar a respetar la vida del feto no deseado es condenar a la mujer a un «gran horror» y manifiesta un
buen «grado de odio», según sus propias palabras.

«[Ese odio] se dirige contra los seres humanos como tales, en contra de la mente, contra la razón, contra
la ambición, contra el éxito, contra el amor, contra cualquier valor que trae felicidad a la vida humana…
¿Con qué derecho alguien tener el poder de disponer de la vida de los demás y de dictar sus decisiones
personales?»

Me parece claro que esta línea de argumentación de Ayn Rand y el aborto se mueve en un terreno muy
distinto al anterior.

Uno en el que el entendimiento de las relaciones con otros tiene mucho más que ver con el poder que
con el amor y el sentido de solidaridad con terceros.

Es una cuestión de definición antropológica reducida al egoísmo y ampliada con la exclusión de la


posibilidad de actuar voluntariamente en beneficio de otros.

No creo que esta posibilidad ampliada sea siquiera comprensible para Rand.

He querido mostrar la defensa que Ayn Rand hace del aborto —demostrando que sus argumentos
centrales no son precisamente sólidos y que su definición del ser humano es reducida.

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