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Los autores nos hace mención de las maneras o la manera en la que muchos hombre
obran, que es sobre todo mediante estímulos, es decir, se obra para recibir algo a cambio, pero
muy pocas veces por la voluntad libre. Mediante los estimulas ciertamente la persona puede
aprender, puede perfeccionarse, pero se presenta un mayor valor cuando se actúa desde la
voluntad libre, por propia iniciativa y elección sin esperar nada a cambio. La pedagogía
generalmente se lleva a cabo mediante el estímulo.
En la finalidad presente en el actuar del hombre encontramos o el texto nos hace una
distinción verdaderamente esencial, una doble finalidad en el hombre, el fin natural y el fin libre.
“Fin natural es aquél determinado por la misma naturaleza del sujeto… El fin libre no está dado
de antemano respecto a la acción, sino que es puesto por el sujeto mediante la elección de la
voluntad” [CITATION Nav11 \p 77 \l 3082 ] . En los hombres podemos encontrar esos dos tipos de
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Por la racionalidad que es una facultad sólo del hombre y que lo ubica por encima de los demás seres naturales.
fines, que en ocasiones dificulta el poder entender de manera sencilla el obrar del hombre, pero
que se dan en el hombre en concreto y no de manera aislada. Podemos preguntarnos sobre a qué
fin se orden la educación o dónde está si en el natural o en el fin libre. “El quehacer educativo no
se ocupa directamente de la finalidad natural, pues ésta es actualizada espontáneamente por el
sujeto; la acción pedagógica no puede pretender incidir en la modificación o transformación de
los fines naturales en cuanto que tales” [CITATION Nav11 \p 78 \l 3082 ]. Pero como en el hombre
los fines naturales también están bajo el objeto de la elección, el hombre puede elegir una u otra
necesidad o fin natural, la voluntad y razón bien educadas llevaran al hombre a elegir la mejor
comida según su necesidad, en esa libre elección también entra la educación en la elección de la
comida, de los modos y modales.
Los fines de los que venimos hablando están en todos los seres como ya se ha
mencionado, todo ser está por un fin, hasta la piedra que parece no hacer nada, cada ser Es y obra
por un fin. Entre los animales irracionales y los racionales vemos que por un lado los irracionales
parece que buscan muchos fines que parecen no terminar; de igual manera en los hombres
encontramos que son muchos los fines que persiguen. ¿Tiene el fin un fin final? En el mayor de
los casos se obra por un fin que caduca, es decir, un fin que no llena del todo y en el caso del
hombre se ve con más claridad. Por ejemplo, una persona que quiere ser feliz y lo encuentra en la
bebida, aquello es parcial porque no permanece no es algo que sacia ese deseo espiritual del
hombre. Santo Tomás de Aquino nos habla de la bienaventuranza perfecta que busca el hombre,
bienaventuranza que no se alcanza en este mundo pues lo material no es lo más perfecto no puede
saciar un deseo espiritual del hombre, lo inferior no puede ocupar o saciar lo superior; en ese
sentido sí podemos hablar de fin final, pero en este mundo material sólo se pueden alcanzar los
parciales que van acercando y disponiendo para el final. Lo que busca el hombre es la felicidad,
un deseo inscrito en su corazón por su creador que no cesará o descansará hasta obtenerlo. “La
aspiración a la felicidad es una certeza radical para cualquier sujeto…” [CITATION Nav11 \p 91 \l
3082 ]. No es un fin ciego, incierto o sin sentido por el que obra el hombre sino por un fin que
llena o que debe llenarle, fin que debe ser también espiritual pues ese deseo de verdad y felicidad
a la que el hombre aspira sin descanso también es inmaterial. “Aunque sólo fuera por esta
evidencia, si la educación quiere ser preparación para la vida, en Filosofía de la Educación se
deberá reflexionar sobre la felicidad, fin de la vida humana, y consecuentemente, fin final de la
educación” [CITATION Nav11 \p 92 \l 3082 ].