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CONCURSO ESTATAL DE DRAMATURGIA “TELAR DE TINTA” NAYARIT 2020

¿CREEN LOS VIRUS EN LOS SERES HUMANOS?

Edward Jenner

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ELENCO DE PERSONAJES

Presidente: máxima autoridad de la organización de los virus de la influenza que han

infectado los pulmones de un ser humano.

Secretario del presidente: secretario del presidente, segundo en autoridad. Lambiscón.

Influenzo von Achú: Virus de la influenza, vestido de azul.

Gripacio Estornudiño: Virus de la influenza, vestido de verde.

Influenzín Gripón: Virus de la influenza, vestido de rojo.

Primer explorador: Virus de la influenza, vestido de color metálico.

Segundo explorador: Virus de la influenza, también vestido de metálico.

Influenzatio Fosforiloco: Virus de la influenza recombinante, elegido por la profecía del

cambio antigénico. Vestido de tres colores al mismo tiempo, azul, verde y rojo.

Antivirale Influenzae: virus de la influenza modificado hecho para formar parte de una

vacuna. Desea la muerte de los virus.

Linfocito T: Célula del sistema inmune encargada de recibir señales químicas de patógenos

en el cuerpo.

Célula natural killer: Célula especializada del sistema inmune, dedicada a la destrucción

de células infectadas por virus, accionando el mecanismo de muerte celular programada.

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Hay un escritorio donde se encuentran dos virus de la influenza sentados. Se trata del

presidente de la Junta de Asuntos Virales y su secretario. Están vestidos con gorros con

protuberancias similares a filamentos o limpiadores de pipa de muchos colores, que son las

proteínas virales de superficie. Además, cada uno porta lentes oscuros, lo cual les da un

aspecto siniestro y al mismo tiempo ridículo. Los dos virus de la influenza se muestran

pensativos y con poses que emanan aires de superioridad intelectual, sin embargo, en

realidad se trata de unos idiotas que no saben muy bien qué hacen. El lugar donde tiene

ocurre esta escena es una célula infectada, por lo que el fondo está decorado con dibujos

grandes de células u organelos celulares y pintado con aerosol las siguientes palabras:

JUNTA DE ASUNTOS VIRALES.

Presidente. –¡Atención! ¡Preséntense, virus de la influenza! ¡Es hora de iniciar con

nuestra sesión de informes de la Junta de Asuntos Virales!

Los dos virus de la influenza se levantan al instante y empieza a sonar una fanfarria

ceremonial ostentosa. Enseguida, aparecen en el escenario otros cuatros virus de la

influenza, con la misma manera de vestuario.

Influenzo von Achú (vestido todo de azul). –¡Influenzo von Achú presentándose, su

virocidad! ¡Todos los sistemas internos de defensa de la célula en la que nos encontramos

han sido suprimidos. ¡Hemos desactivado las señales del complejo de histocompatibilidad,

lo que quiere decir que la célula es nuestra y podemos controlarla!

Al decir esto, el presidente de la Asamblea hace un ceremonioso y exagerado ademán

en respuesta de lo dicho por Infuenzo von Achú.

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Influenzín Gripón (vestido todo de verde). –¡Influenzín Gripón presente en la

Asamblea, su excelencia viral!, ¡Listo para conocer todos los asuntos que competen a los

virus!, ¡Ya quiero infectar una nueva célula y hacerla explotar!

El presidente responde con el mismo tipo de ademán ceremonioso.

Presidente. – Es usted muy enérgico, camarada Influenzín. Parece que su maquinaria

molecular funciona perfectamente y sus receptores de membrana están listos para producir

cambios conformacionales en una célula a infectar. Ideal para colonizar nuevos tejidos y

órganos. ¡Esa es la actitud que debe tener un virus!, ¡Replicar e infectar!

Todos (Al unísono). – ¡Replicar e infectar!

En ese momento, la música suena más intensa y triunfal.

Gripacio Estornudiño (vestido todo de rojo). –¡Gripacio Estornudiño presente en la

Asamblea, su señoría viral infecciosa!

El presidente responde con un gesto ceremonioso ridículo y Gripacio hace una

reverencia.

Gripacio Estornudiño. –¡No puedo esperar replicar e infectar para contribuir a la

virósfera!

El presidente vuelve a responder con el gesto ceremonioso.

Todos. –¡Replicar e infectar para contribuir a la virósfera!

La música resuena nuevamente de modo triunfal.

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Presidente. –Bien, parece que están todos presentes. ¡Sean bienvenidos a la Junta de

Asuntos Virales!, Naturalmente, celebrada en una célula infectada por nosotros. El día de

hoy discutiremos los hechos más relevantes de nuestra organización molecular.

El secretario del presidente camina al frente y comienza a recitar la orden del día.

Secretario del presidente. –Como sabemos muy bien, hace mucho, pero mucho

tiempo; es decir, hace algunas horas, hemos invadido las células de lo que parece un gran

conglomerado de las mismas. No sabemos si acaso es un sistema celular o incluso una

galaxia. Hace unos minutos, varios de nuestros más expertos aventureros fueron a explorar

el torrente sanguíneo en busca de nuevos territorios que conquistar. Actualmente hemos

infectado con gran éxito una estructura inmensa llamada nariz que, según teorías de algunos

virus estudiosos, podría ser apenas el inicio de un gran territorio inexplorado por nuestra

compañía.

Influenzo von Achú. –¿Está insinuando que nuestro universo, comprendido por

enormes células y tejidos, puede ser más inmenso de lo que cualquiera de nosotros pudiera

imaginar?

Secretario del presidente. –Así es. Desde los orígenes de nuestro linaje en este

medio biológico, se han extendido diversas leyendas y mitos que hablan sobre lo que algunos

llaman un organismo. Y otros más atrevidos, por no decir que desquiciados, afirman la

existencia de algo denominado como ser humano. Aunque nadie sabe con certeza a qué se

refieran con esos conceptos tan extraños.

Influenzín Gripón. –¿Dónde están esos estudiosos que han propuesto tales teorías

extravagantes?

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Secretario del Presidente. –Fueron fagocitados y destruidos por los linfocitos T.

Gripacio Estornudiño. –¡Ah! Hace un gesto de desaprobación, Ya me lo imaginaba.

Eligieron un mal camino. Sus ideas, por lo tanto, son mal ejemplo para nosotros.

Influenzo von Achú: Lo más sensato es atenernos a nuestras creencias y no aceptar la teoría

del ser humano.

Secretario del Presidente. –Para eso mismo fueron enviados nuestros exploradores.

Para recabar datos que nos ayuden a comprobar o refutar esta teoría de una sola vez. ¿Tienen

idea de los estragos que han hecho en los senos nasales?

Influenzín Gripón. –Me temo que no estamos bien enterados de lo sucedido.

Nosotros nos encargamos de infectar la región denominada nasofaringe. No pertenecemos a

la división de los senos nasales.

Presidente (con movimientos estrambóticos, exagerados hilarante). – Lo que paso,

mis estimados camaradas virus, fue que la compañía viral encargada de los senos virales,

cuya misión era la infección de tal región, se distrajo durante todo el proceso de infección.

La razón fue una discusión sin sentido sobre la existencia de una entidad colonial e inteligente

formada con células, cuyo nombre conocido es el ser humano. ¡¿Pueden creerlo?!, ¡Una

entidad inteligente hecha de células!

Secretario del Presidente. –Estuvieron discutiendo y debatiendo encarnizadamente

durante horas y horas, sin infectar células y abandonando nuestra misión de replicarnos y

seguir con nuestro ciclo infectivo. ¡Los muy canallas se distrajeron a tal grado, que el terrible

sistema inmune los devoró y los destruyó!, ¡Todos los linfocitos, macrófagos, plaquetas y

otras horribles invenciones del averno! Ahora esa región está dominada por glóbulos blancos

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que custodian el lugar. Difícilmente podremos ingresar ahí y terminar lo que sus c amaradas

de la división destruida no terminaron.

Presidente. –¿A quién se le ocurriría pensar que las células pueden ser inteligentes?

¡Sabemos muy bien que las únicas cosas existentes capaces de pensar y razonar somos

nosotros, los virus!

Influenzo von Achú. –¡Oh, las células!, ¡Esas malditas células!, no son más que

pedazos de proteínas, lípidos, hidrocarbonos, azúcares y ácidos nucleicos miserables, que

actúan como un enjambre de parásitos y siempre quieren destruirnos!, ¡Nunca, pero nunca

podrán hacer algo por ellas mismas!

Influenzín Gripón. –¡Oh, las malditas células!; ¡Con su forma esférica, con su

núcleo, con su citoplasma, con su membrana lipídica y su enorme genoma!, ¡Son

extravagantes y muy complicadas!, ¡Justamente esto las hace blanco ideal para nosotros!,

¡Entramos en ellas y restauramos el orden natural, robando su maquinaria metabólica para

hacer millones de copias de nosotros mismos y así contribuir a la virósfera!

Gripacio Estornudiño. –Las células son entidades absurdamente inestables.

Asimilan compuestos químicos que emplean para alimentarse, pero no pueden controlar todo

lo que entran, así que crecen y crecen y crecen sin parar, y entonces se dividen dan más

descendencia. ¡Son unas malditas glotonas de energía y recursos moleculares!

Influenzo von Achú. –¡Oh, a eso tengo entendido que nuestros sabios han llamado

metabolismo!, Las células se nutren de moléculas que transforman para su beneficio. Pero en

cada reacción se gasta demasiada energía, ¡Y si no la consiguen colapsan y se extinguen! ¡La

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existencia de una célula se resumen en comer, comer, comer, comer, comer, comer y morir

por tanta glotonería!

Presidente. –¡Imposible que logren organizarse como para formar a un ser inteligente!, ¡Las

células son unas taradas!

Secretario del Presidente. –Y sin embargo, nosotros dependemos de las células para

replicarnos. Sin las células no hay virus.

Presidente. –En algo tienes razón, camarada Secretario. Sin embargo, sin células si

pueden existir los virus. Nosotros, al no poseer metabolismo y, por lo tanto, al no requerir

energía para mantener nuestra estructura molecular estable; somos inmortales. ¡Las células

no pueden sobrevivir ni un minuto sin comida o energía!, ¡Son totalmente dependientes del

metabolismo!

Presidente. –Podemos estar en el ambiente, a la deriva, ¡durante segundos, horas, días o

semanas!

Todos, excepto el presidente. –¡Oh, semanas!, ¡Una semana es un periodo de tiempo

muy largo, es casi una eternidad!

Presidente. –Si señores camaradas. Los virus podemos generar cientos y cientos de

generaciones en un minuto, en una hora somos millones y en una semana… ¡Oh, en una

semana! –Rie maléficamente y con placer– ¡En una semana se pueden generarse nuevos tipos

de virus!, ¡Es la evolución en acción, camaradas!, ¡Ya en un mes, uno de nosotros puede dar

origen a una variedad o incluso una subespecie de virus! ¡Mientras tanto, las células, las

cuales viven días y hasta meses, difícilmente podrán reaccionar ante nuestra gran capacidad

para adaptarnos!

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Influenzo von Achú. –Por eso me parece tan tonta la teoría de que las células sean

inteligentes. Tienen todo en su contra. Son muy grandes y eso las hace torpes. Son unas

desgraciadas.

Influenzín Gripón. –¡Los virus son lo mejor que existe!

Todos, levantando los brazos. –¡Hurra!

Secretario del presidente. –Bien, camaradas, basta de cháchara. El asunto de la

teoría del enigmático ser humano y la inteligencia de las células quedará en suspenso hasta

el regreso de nuestros emisarios que se han adentrado al torrente sanguíneo. Hasta ese

momento, debemos discutir los avances de los últimos tres días. El primero en presentar su

declaración patrimonial ante la Junta es Influenzo von Achú, por lo que debe señalar a detalle

sus contribuciones para nuestra organización y para nuestra especie.

Influenzo von Achú pasa al frente y saluda solemnemente al presidente y al

secretario.

Influenzo von Achú. –Solemne, excelentísima y felicísima congregación de virus de

la influenza. Yo informo que en los últimos tres días he infectado quinientas células del

epitelio de la región conocida como pulmón.

Presidente. –¿Podría usted describir a detalle cómo fue su proceder ante esas células?

Influenzo von Achú. –Por supuesto, su virocidad. Al llegar a la región de los

pulmones, me adherí a la superficie de las células del epitelio. Con ayuda de mi receptor de

hemaglutinina pude adherirme al ácido siálico de las células y de esta interacción se produjo

una reacción química en la membrana celular que me permitió entrar inadvertido. Como si

fuera una llave maestra de una casa, pude abrir las puertas al interior de esta y entrar.
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Presidente. –Querrá decir, como si fuera un ladrón allanando una casa.

Influenzo von Achú. –En efecto, su virocidad. Ya dentro de la célula me dirigí hacia

el núcleo, donde vertí mi material genético.

Secretario del presidente. –Podría darnos detalles de cómo es su material genético.

Tenemos entendido que es muy distinto al de las células.

Influenzo von Achú. –Ese es un punto muy importante. Un aspecto que nos

diferencia mucho de las células, y por lo cual nosotros los virus somos infinitamente

superiores a estas, es la constitución de nuestro material genético. Mientras que las células

tienen una larga cadena de ADN dispuesta en cromosomas complejos e inestables; nosotros,

los virus de la influenza, presentamos nuestro ADN fragmentado en partes, como si fuera

una baraja con la que jugamos una partida de póker.

Secretario del presidente. –¿Y qué sucedió cuando usted mandó esa baraja de póker

al núcleo de la célula?

Influenzo von Achú. –Pues, como todos sabemos muy bien, en el núcleo se dan todas

las funciones vitales de la célula, entre ellas la replicación de su ADN. Por esta razón es que,

al ingresar mi material genético, la célula fue engañada y fabricó miles d e copias mías.

Secretario del presidente. –Quiere decir que la infección a la célula se dio con éxito.

Influenzo von Achú. –En efecto, su excelencia. Cada uno de los nuevos virus fue a

infectar una célula del epitelio pulmonar y con eso se da continuidad a las profundas y

legítimas motivaciones de nuestra comunidad.

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Secretario del presidente. –Bien, estimados virus. Parece que nuestro compatriota

ha hecho bien su labor vírica, perpretando el ciclo infectivo de nuestra especie sobre las

inferiores y tontas células. Ahora pase Influenzín Gripón a declarar ante la comunidad.

Influenzín Gripón pasa al frente y hace una reverencia al secretario y al presidente.

Influenzín Gripón. –Camaradas virales, he de informar que en los últimos tres días

logré infectar seiscientas células del epitelio pulmonar, además el sistema inmune no logró

detectarme.

Secretario del presidente. –Muy bien, camarada. Pase ahora Gripacio Estornudiño

a declarar.

Gripacio Estornudiño pasa al frente y hace reverencias a todos.

Gripacio Estornudiño. -Debo informar que además de infectar a ochocientas células

del epitelio de los pulmones, he logrado crear una nueva cepa del virus de la influenza. ¡Un

nuevo camarada!

Presidente. –¿Qué dice?, ¿Una nueva cepa?

Gripacio Estornudiño. –En efecto su virocidad. Cuando infecté a una de estas

células, también lo estaban haciendo mis colegas Influenzo von Achú y Influenzín Gripón.

Los tres mandamos al mismo tiempo nuestro ARN al núcleo y los fragmentos de este se

intercambiaron.

Presidente. –¡Ah!, ¿quiere decir que, como si fuera una partida de póker, entre

ustedes tres se intercambiaron sus cartas y formaron una nueva combinación?

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Influenzín Gripón. –Así es. Como podrá ver mi color es el rojo. El de Influenzo von

Achú es el azul, y el de Influenzín Gripón es verde. Así que, al mezclarse nuestros segmentos

genéticos, se generó un nuevo virus que tiene los tres colores.

Secretario del presidente. –¿Y dónde está ese nuevo virus? Si se puede saber.

Influenzín Gripón. –¡Está justo aquí!, ¡Admiren a nuestro nuevo colega, Influenzatio

Fosforiloco!

Influenzatio Fosforiloco entra galante al escenario y al verlo todos los virus de la

influenza muestran gran sorpresa. Influenzario Fosforiloco viste un traje multicolor, donde

el azul, verde y rojo se alternan mostrando un patrón más psicodélico que nada.

Influenzatio Fosforiloco. –¡Me presente ante todos ustedes, hermanos míos!, ¡Soy

Influenzario Fosforiloco y soy un nuevo virus de la influenza!, ¡Soy la combinación de tres

virus que me precedieron y ahora tengo grandes variaciones en mi genoma, lo que me

conferirá la capacidad de infectar más células!

Presidente. –¿Será posible?, ¿Será que la profecía al fin se está cumpliendo?

Secretario del presidente muy sorprendido. –¿Profecía?, ¿De qué demonios habla

usted, señor presidente?

Influenzo von Achú, Influenzín Gripón y Gripacio Estornudiño . –¿De qué

profecía habla usted, su virocidad?

Presidente enfadado. –¡No me digan que no conocen la profecía!

Todos, menos el presidente y Influenzatio Fosforiloco. –¡No, no conocemos ninguna

profecía, jamás la hemos escuchado y nos gustaría que nos contara de qué trata la profecía!

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Presidente. –¡Oh, la virófera!, ¡¿Cómo puede ser que mis congéneres no conozcan la

profecía?!

Todos, menos el presidente y Influenzatio Fosforiloco. –Tal vez podría decirnos de

que va la profecía y así conoceríamos a qué se refiere.

Presidente. –¡Es increíble que no conozcan la profecía!, ¡Yo si la conozco y es una

lástima que todos ustedes no sepan de qué trata y qué trascendentales implicaciones tiene en

nuestra especie!

Todos, menos el presidente y Influenzatio Fosforiloco. –¡Ya cuéntenos la profecía,

maldita sea!

Presidente. –¡La profecía del cambio antigénico y del virus recombinante!, Hace

muchas pero muchas semanas, en los albores de nuestra sociedad, surgió entre los fundadores

de nuestra congregación, la profecía de un virus con nuevas características genéticas. Que

surgiría algún día, cuando la sociedad de los virus inicie su momento de trascendencia. Un

virus totalmente nuevo como nunca había existido, fruto del reordenamiento de genomas de

otros virus, y que daría origen a una nueva cepa mucho más infectiva que todas las que antes

han existido.

Todos quedan asombrados por las declaraciones del presidente y miran con devoción

a Influenziatio Fosforiloco. Se acercan a este y le muestran sus respetos de forma exagerada.

Influenzo von Achú. –Así que, la profecía se ha cumplido. ¡Tenemos ante nosotros

un nuevo virus, recombinante y más infectivo que todos nosotros juntos!

Influenzín Gripón. –Debe tener una gran misión.

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Gripacio Estornudiño. –Será el terror y las pesadillas de todo tipo de célula. Sobre

todo, de las células epiteliales de los pulmones.

Secretario del presidente. –¡Infectará todo rastro de vida y dejará a su paso nuevos

linajes de virus!, ¡Colonizaremos el mundo entero!

Todos a Influenziato Fosforiloco. –¡Hurra por nuestro camarada recombinante!, ¡El

virus definitivo!

Influenziato Fosforiloco. –¡Viva la virósfera!

Todos. –¡Viva la virósfera!

Influenziato Fosforiloco. -Camaradas, virus de la influenza, me encargaré de llevar

el dogma de la replicación a cada una de las células. Demostraremos cuál es la forma

biológica superior infectándola e inutilizándola. ¡Los virus, amigos míos, estamos en la cima

de la cadena alimentaria!, ¡Somos la punta de lanza de la evolución!

Todos. –¡Viva la virósfera!, ¡vivan los virus!; ¡viva la replicación!

Presidente. –¡Eh!, pero si no estamos vivos, ¿porqué usamos la palabra viva? ¿no

resulta muy contradictoria?

Influenziato Fosforiloco. –Podría sonar contradictorio, sin embargo, tengamos en

cuenta que al infectar a una célula necesitamos de la vida para poder replicarn os y

multiplicarnos. La vida resulta al final importante para nosotros. Así que, sin vida no hay

virus. ¿Qué podremos infectar sin células?

Presidente. –Todo esto se está volviendo demasiado filosófico. Nosotros solo somos

virus que parasitamos células. Nos estamos rebanando los sesos.

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Secretario del presidente. –Y esa es la razón por la que fueron nuestros exploradores

al torrente sanguíneo, a comprobar o refutar la hipótesis del ser humano y de que las células

son en realidad la unidad básica de algo organizado e inteligente, capaz de pensar por sí

mismo y desarrollar autoconsciencia.

Influenziato Fosforiloco. –¡Qué ridiculez!, esos exploradores pierden el tiempo.

Cuando regresen sus conclusiones serán que la vida es una plasta de reacciones químicas

cuyo único fin es servir de ensamblaje para nuestra supervivencia.

Secretario del presidente. –Y, sin embargo, a pesar de considerar ese pensamiento,

hemos mandado a los exploradores para acabar el dilema de una buena vez. Ya han sido

varias brigadas infectivas de otros camaradas caídos, quienes se han dejado dominar por estos

razonamientos ociosos, y han terminado devorados por las células del sistema inmune.

Distraídos, no se pusieron alerta de los interferones y de las señalizaciones celulares que

terminaron con su existencia.

Influenziato Fosforiloco. –Eso realmente es muy grave. Cae en un acto de

indisciplina y de deslealtad. No deberíamos preocuparnos en dilemas disparatados. Por el

contrario, es primordial la continuidad del ciclo infectivo.

Presidente. –Lo sabemos muy bien, ¡oh, virus recombinante!, pero debemos ser

sensatos y terminar con el dilema de una vez por todas. Una vez conocido el reporte de

nuestros exploradores, la discusión sobre la hipótesis de la inteligencia de la vida quedará

resuelta y nos podremos concentrar. No habrá más duda de la supremacía de los virus sobre

el universo y nadie gastará tiempo en divagar sobre estas cuestiones banales.

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Influenziato Fosforiloco. –¿Cuándo llegarán esos exploradores, tantas veces

mencionados? Ya es hora de que el dilema se solucione.

En ese momento suena una fanfarria triunfal que anuncia la entrada de los

exploradores, los cuales son dos virus que acaban de volver de su larga travesía, preparados

para anunciar sus descubrimientos.

El primer explorador hace presencia en el escenario, con aire triunfal y ceremonioso,

mientras suena la música. Se dirige a sus congéneres virales. Lleva la misma manera de

vestir que los demás virus.

Primer explorador. –¡Ya estamos aquí!, ¡Hemos vuelto de nuestra travesía y

tenemos muchas noticias que cambiarán por completo la manera de ver el mundo!

Segundo explorador. –¡La profecía se ha cumplido!

Todos, excepto los guardias. –¿La profecía?

Presidente. –¿Acaso han encontrado un nuevo virus recombinante? Ustedes, dos

guardias exploradores, no estaban aquí al momento de hacerse conocer que nuestro nuevo

camarada Influenzatio Fosforiloco es un nuevo tipo de virus y por lo tanto es la confirmación

de la profecía del reordenamiento genómico.

Influenzatio Fosforiloco. –¿Acaso hay otros como yo?

Primer explorador. –Justo lo que acaba de decirlo usted, su excelentísima virocidad.

En nuestro viaje hemos hecho dos descubrimientos. El primero es habernos encontrarnos con

un nuevo virus de la influenza, cuyas características son totalmente diferentes a cualquier

virus conocido.

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Segundo explorador. –¡Abran paso para nuestro nuevo camarada Antivirali

influenzae!

Suena de nuevo la música triunfal, mientras Antivirale influenzae camina hacia el

escenario. Lo hace lento y con dificultades. El color de su indumentaria es gris. Los

movimientos de su cuerpo son rígidos, como si le costara mucho o si fuera un robot.

Antivirale influenzae se para en medio del escenario con la vista fija. No dice nada.

Presidente. –Y bueno, ¿qué acaso no habla nuestro nuevo amigo?

Primero explorador. –Solo sabe decir unas cuantas palabras, su virocidad.

Secretario del presidente. –Ah ¿sí?, ¿cuáles palabras son aquellas que dice nuestro

tímido amigo?

Antivirale Influenzae, gritando violentamente. –¡Muerte a los virus!, ¡Destrucción

a la virósfera!, ¡La aniquilación está cercana!

Todos los virus muestran sorpresa y se ven atemorizado por las palabras que acaba

de decir Antivirale influenzae.

Influenzatio Fosforiloco. –¿Pero qué clase de palabras son esas?, ¿Qué clase de virus

recombinante diría algo así?

Influenzo von Achú. –Sin duda alguna nos ha causado temor y mucho miedo. Ahora,

teniendo en cuenta que somos lo más avanzado que existe en el universo, ¿podrán imaginarse,

camaradas, ¿cómo se sentirán las indefensas y torpes células al enfrentarse con este tan

singular camarada? ¡Morirán del susto!, ¡Con ayuda de Antivirale Influenzae lograremos el

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cometido de la eterna replicación en las células del epitelio pulmonar y otras regiones

inexploradas del universo!

Influenzín Gripón. –Francamente encuentro muy agresivo a nuestro camarada

Antivirale. Incluso en su nombre hay algo de enigmático y aterrador. ¿Cómo puedo alguien

llamarse Antivirale, como si quisiera negar a los virus, y por ende, a la forma superior de

conciencia y civilización en toda la existencia?

Presidente. –¿Qué tiene que decir en su defensa, camarada Antivirale?

Antivirale Influenzae, gritando violentamente. –¡Muerte a los virus!, ¡Destrucción

a la virósfera!, ¡La aniquilación está cercana!

Todos los virus vuelven a mostrarse perplejos y asustados. Algunos se esco nden

detrás de otros y ven con mucho miedo a Antivirale.

Secretario del presidente. –Sin duda los azares de la evolución nos han dado a un

guerrero frío y con mucha agresividad que usaremos en nuestro favor.

Presidente. –Antivirale, ¿podría decirnos cuál es su origen?, ¿De qué célula

proviene?, ¿Cuáles son sus motivaciones?, y, sobre todo, ¿cuántas células ha infectado?

Antivirale Influenzae, gritando violentamente. –¡Muerte a los virus!, ¡Destrucción

a la virósfera!, ¡La aniquilación está cercana!

Secretario del presidente. –¡Conteste a lo que se le pide!

Antivirale Influenzae, gritando violentamente. –¡Muerte a los virus!, ¡Destrucción

a la virósfera!, ¡La aniquilación está cercana!

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Influenzo von Achú. –¡Por lo menos díganos cuántas células ha infectado y

destruido!

Antivirale Influenzae, gritando violentamente. –¡Ninguna célula he infectado!,

¡Muerte a los virus!, ¡Destrucción a la virósfera!, ¡La aniquilación está cercana!

Se genera un silencio aterrador entre los virus, hasta que el primer explorador se

atreve a hablar para calmar los ánimos tan tensos.

Primer guardia. –Sin duda se trata de un virus recombinante digno de una profecia.

Infunde temor entre los de su propia especie.

Influenzatio Fosforiloco. –¿Profecía?, ¡Yo soy el virus de la profecía del

reordenamiento genómico!, ¡Yo soy el virus que deben escuchar!, ¡Infectaremos a todas las

células y acabaremos con la vida!

Antivirale Influenzae, gritando violentamente. –¡Muerte a los virus!, ¡Destrucción

a la virósfera!, ¡La aniquilación está cercana!

Influenzatio Fosforiloco. –¡¿Podrías callarte un segundo y dejar de repetir la misma

palabrería?

Antivirale Influenzae, gritando violentamente. –¡Nunca!, ¡Muerte a los virus!,

¡Destrucción a la virósfera!, ¡La aniquilación está cercana!

Influenzario Fosforiloco. –¡No lo escuchen!, ¡Este no parece ser un virus

recombinante!, ¡No razona!, ¡Y además desea el exterminio de todos nosotros!, ¡Yo soy

quien deben de escuchar!

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Antivirale Influenzae se acerca a Influenzatio Fosforiloco y da unos paso s fuertes y

emite un grito fuerte que lo termina asustando. Infleunzatio Fosforiloco se aleja temeroso.

Antivirale Influenzae, gritando violentamente. –¡Destrucción a la virósfera!, ¡La

aniquilación está cercana!

Presidente. –Compañero Influenzario Fosforiloco. Antes creíamos que usted sería el

elegido por la profecía y que nos llevaría al camino de la replicación, sin embargo, es usted

muy cobarde cuando Antivirale hace presencia y emite sus oraciones profanas. No creo que

podamos confiar en un virus tan débil y temeroso como usted. Podría decirme entonces,

¿cómo piensa enfrentarse a las mortales y terroríficas células del sistema inmune?, Si uno de

nuestros propios congéneres virales le causa miedo, ¿con qué cara nos viene a decir que es

usted el elegido por la profecía del reordenamiento genómico?, ¿Cómo se planta rá ante los

linfocitos y ante los macrófagos e interferones mortales?

Influenzín Gripón. –Nuestro presidente tiene razón. ¡Antivirale Influenzae debe ser

elegido!, ¡Que viva Antivirale Influenzae!, ¡Nos guiará hacia la eterna infección de células!

Todos, excepto Influenzatio Fosforiloco. –¡Que viva Antivirale Influenzae!

Antivirale Influenzae. –¡Muerte a los virus y aniquilación a la virósfera!

Influenzatio Fosforiloco. –¡Él no es el elegido!

Presidente. –¡Tu cállate!, ¿no sabes decir otra cosa?

Antivirale Influenzae. –¡Muerte a los virus y a la virósfera!

Todos, excepto Influenzatio Fosforiloco. –¡Viva el elegido por a la profecía!

Influenzatio Fosforiloco. –¡No!, ¡Él no es el elegido!

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Primer explorador hacia Influenzatio Fosforiloco. –Es claro que usted está celoso

de no ser el elegido.

Segundo explorador. –Sobre todo por las circunstancias tan extrañas en las que

encontramos a nuestro elegido.

Presidente. –¡Quiero saber cómo encontraron a este formidable virus!

Primer explorador. –Deben saber que hemos viajado más allá de los dominios de

las células epiteliales de los pulmones, de la nariz y de la laringe, o cualquiera de las

estructuras conocidas por nuestra civilización viral.

Segundo explorador. –A raíz de nuestro viaje nos dimos cuenta que el mundo es

mucho más grande. Y además hemos resuelto el dilema por el que nos mandaron. ¡Ha sido

resuelta el dilema de la vida!, ¡La hipótesis de los seres humanos y la vida con inteligencia!

Primer explorador. –Nuestro camarada Antivirale Influenzae apareció en medio de

la nada, en las regiones más inhóspitas y alejadas a las que nunca antes un virus había llegado.

En ese momento, creíamos que nosotros dos éramos los únicos aventurados a tan lejanos

destinos. Sin embargo, nos sorprendió verlo en aquellas distantes células.

Segundo explorador. –Surgió en medio del torrente sanguíneo. Una enorme

estructura de metal en forma de aguja muy afilada emergió súbitamente en los capilares

sanguíneos y ahí apareció pronunciando sus ya conocidas palabras.

Antivirale Influenzae. –¡Muerte a los virus y a la virósfera!

Primer explorador. –Exactamente.

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Segundo explorador. –En ese momento nos acercamos a Antivirale y lo analizamos

a profundidad. De estas observaciones nos dimos cuenta que se trataba de un virus

completamente nuevo. ¡Un virus surgido de la nada!, ¡Traído milagrosamente al universo por

una estructura desconocida!

Primer explorador. –Era claro que se trataba de la profecía. ¡Un virus

recombinante!, ¡Todo tenía sentido para nosotros!, Así que lo invitamos gentilmente a unirse

a nuestra congregación y formar parte de nuestra civilización. Le enseñamos los valores de

los virus y porqué la vida debía ser infectada. Sin embargo, en ese momento, nos dijo algo

revelador.

Segundo explorador. –Evidentemente era una clarividencia los que nos dijo.

Presidente. –¿Qué fue lo que les dijo?

Primer explorador. –¡Que no debemos subestimar a la vida, porque es consciente,

se organiza y es inteligente!

Los virus muestran sorpresa y repulsión al oír estas afirmaciones.

Secretario del presidente. –¡No puede ser!

Influenzín Gripón. –¿Me están queriendo decir que la hipótesis del ser humanos es

verdadera?

Gripacio Estornudiño. –¡Lo que faltaba!

Primer explorador. –¡La hipótesis de la existencia del ser humano es cierta!, ¡La

vida es más compleja de lo que creíamos!, ¡Y por lo tanto más amenazante!

Presidente. –¡Por todos los virus de la existencia!

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Primer explorador. –Para comprobar las palabras de nuestro elegido Antivirale,

fuimos a recorrer el universo conocido y pudimos reconocer nuevas estructuras celulares y

órganos.

Segundo explorador. –¡Todo esto nos llevó tres largos días!, ¡Logramos cartografíar

el universo entero!

En eso, el primer explorador saca de uno de sus bolsillos un gran pliego donde hay

un dibujo rudimentario del cuerpo humano con todos sus vasos sanguíneos y órganos

internos.

Primer explorador. –Este es el mapa del mundo. ¡Existen más órganos y tejidos por

infectar!, ¡Todo esto gracias al elegido!

Antivirale Influenzae. –¡Muerte a los virus y a la virósfera!

Influenzatio Fosforiloco. –¡Todo esto debe ser un error!, ¡Un timo!, ¡Un engaño!

Primer y segundo explorador, furiosos. –¿Acaso dudas de nuestra palabra?

Presidente. –Yo si confío en ustedes. Son unos de los mejores virus que han existido

nunca. ¡Si lo que dicen es cierto, entonces significa que estamos dentro de un gran ser

pensante!

Primer explorador. –Además, su virocidad, es posible que haya otros seres

humanos.

Secretario del presidente. –¡¿Otros seres humanos!?

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Influenzo von Achú. –¡Eso es más de lo que cualquiera de nosotros pudiera haber

llegado a imaginar!, ¡Significa que tenemos a nuestra disposición miles de mundos por

explorar!, ¡Universos enteros que invadir e infectar!

Presidente. –Eso cambia notablemente nuestros planes. Si antes nuestra única

finalidad era la conquista de los pulmones, ahora debemos enfocarnos a la destrucción total

de este ser humano y a los demás.

Primer explorador. –Para iniciar ese plan debemos ir a una región que se llama

cerebro y que está justo aquí.

El primer explorador señala sobre el mapa el área donde está el cerebro.

Segundo explorador. –El enigmático ente humano está controlado por una colonia

de células llamadas neuronas que se nutren por el torrente sanguíneo, y se basan en impulsos

químicos y eléctricos para gestionar cada región del universo conocido.

Presidente. –Entonces, si logramos infectar el cerebro podremos tener el control del

ser humano y del sistema inmunológico.

Primer explorador. –Por desgracia, nosotros no podemos infectar a las neuronas. No

tenemos manera de adherirnos a ellas e ingresar a su citoplasma.

Secretario del presidente. –¡Las cosas se complican más!, ¡Sin infectar el cerebro

estamos indefensos ante la monstruosidad del ser humano! ¡Ahora mismo debe ser consciente

de que estamos dentro de él, y en cualquier momento mandará al sistema inmune a

destruirnos!

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Primer explorador. –No todo está perdido. Podemos infectar las células epiteliales

de la nariz y provocar que el sistema inmune nos ataque. Eso hará que la zona se inflame y

el suministro de sangre se interrumpa en el cerebro. De esta manera, el ser humano no tendrá

manera de controlar su cuerpo y podremos infectarlo en su totalidad. ¡Podremos controlar el

cuerpo humano y hacer de este una sofisticada máquina de virus que infectará a otros

humanos!, ¡Los humanos se convertirán en un recurso al servicio de los virus!

Presidente. –Todo esto les fue revelado por el elegido, ¿no es así?

Primer explorador. –Sin él, nunca hubiéramos pensado en ir más allá de nuestros

dominios.

Influenziato Fosforiloco. –¡Todo esto me parece demasiado sospechoso! El mal

nombrado elegido les muestra las dimensiones del mundo y les hace creer la tan absurda

teoría de que las células son lo suficientemente organizadas como para formar a un ser

excepcionalmente enorme y complejo, capaz de pensar por sí mismo y controlar a todas las

células. ¡Un dios!

Antivirale Influenzae. –¡Muerte a los virus!, ¡Destrucción de la virósfera!, ¡El fin

está cerca!

Gripacio Estornudiño. –¡Yo opino que debemos mostrad gratitud y admiración a

nuestro elegido!, ¡El virus iluminado por la profecía!, ¡Alabemos al virus recombinante!,

¡Viva el reordenamiento genético!

Todos, menos Influenzo Fosforiloco y Antivirale Influenzae. –¡Alabemos al virus

recombinante!, ¡Viva el reordenamiento genético!

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Inmediatamente, después de pronunciar estas alabanzas, suena una música triunfal

y todos los virus se juntan y dan varias vueltas alrededor de Antivirale Influenzae, mostrando

su devoción a su nuevo mesías viral. Mientras tanto, Influenzo Fosforiloco se queda mirando

con recelo.

Todos, menos Influenzo Fosforiloco y Antivirale Influenzae. –¡Alabado sea el nuevo

virus de la influenza!, ¡Oh, abre el camino a una próspera replicación!, ¡Oh, ayúdanos a

infectar nuevas células y a exterminar al ser humano!, ¡Permítenos invadir a todo el universo

conocido!

Antivirale Influenzae. –¡El fin está cerca!, ¡Todos ustedes desaparecerán!, ¡Nada

quedará de la virósfera!

Presidente: ¡Admiremos la gallardía de nuestro elegido!, ¡Debemos tomar la misma

actitud para nuestra misión sagrada!

Influenzo von Achú. –Las palabras del elegido son misteriosas y parecen ser una

total contradicción y desafío a nuestra propia naturaleza, incluso pareciera que dese a nuestra

desaparición, sin embargo, al ser un sabio seguramente su mensaje debe ser interpretado al

revés, por lo que en realidad está diciendo ¡El inicio de todas las cosas está cerca!, ¡Todos

nosotros nos multiplicaremos e infectaremos todas las células!, ¡La virósfera se expandirá!

Antivirale Influenzae. –¡El fin está cerca!, ¡La virósfera desaparecerá!, ¡Las células

vencerán!

Influenzín Gripón. –Aquí dice claramente que las células no vencerán y sobre ellas

prevalecerán los virus.

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Gripacio Estornudiño. –¡Pero cuánta razón hay en nuestro elegido!, ¡Escuchemos

sus palabras y sigamos su ejemplo!

Influenziato Fosforiloco. –¡Es un impostor!, ¿No se dan cuenta que en realidad desea

nuestro fin!, ¡Este no es un virus!; ¡Es un truco de las células!, ¡Solamente eso puede ser!

Primer explorador. –Eso no puede ser, en primer lugar, porque el elegido es un

virus. Si te acercas bien podrás comprobar que no es nada hecho por las células. Estas no

serían capaces de hacer algo tan sofisticado.

Influenziato Fosforiloco. –Sin embargo, el cuerpo humano, que es el conjunto de

todas las células, si podría hacer algo para destruirnos. ¡Esa aguja de donde salió el falso

elegido es un claro ejemplo!, ¿De dónde provino?

Secretario del presidente. –Seguramente se trató de una aguja divina, una

manifestación misma de la profecía. Una revelación total en momentos de crisis.

Segundo explorador. –El elegido viene de ningún lugar. Apareció súbitamente, al

igual que la aguja.

Influenziato Fosforiloco. –Eso no tiene ningún sentido. Un virus siempre proviene

de una célula infectada. No es posible que surgiera de la nada.

Secretario. –Y, sin embargo, surgió de la nada.

Antivirale Influenzae. –El fin está cerca!, ¡La virósfera desaparecerá!, ¡Las células

vencerán!

Influenziato Fosforiloco se acerca rápidamente hacia Antivirale Influenzae y lo

sacude violentamente mientras le hace una serie de cuestionamientos:

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Influenziato Fosforiloco. –¡¿De dónde vienes?!

Antivirale Influenzae. –¡Nunca te diré!

Influenziato Fosforiloco. –¡Te lo repetiré una vez más!, ¡¿De dónde vienes?!

Antivirale Influenzae. –¡No te diré!, ¡Tu fin está cerca, junto con el de todos tus

amigos!

Influenziato Fosforiloco. –¿¡En verdad eres el elegido¡!

Antivirale Influenzae. –¡Si, soy el elegido!

Secretario del presidente. –¡Te lo hemos dicho miles de veces!, ¡Es el elegido!, ¡No

puedes cuestionarlo más!

Antivirale Influenzae. –¡Soy el elegido, pero no de estúpida profecía!, ¡Sino por los

humanos!; ¡Fui elegido por los humanos para llevar la destrucción a todos ustedes, virus

tarados!

Todos los virus dejan de bailar y se quedan en silencio, perplejos y asustados.

Presidente. –¿En verdad quieres acabar con nosotros?

Antivirale Influenzae. –¡Sí!

Influenzo von Achú. –Todo lo que dijiste era cierto.

Antivirale Influenzae. –¡Sí!

Influenzín Gripón. –Entonces tu no eres nuestro elegido.

Antivirale Influenzae. –¡Así es!

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Gripacio Estornudiño. –Entonces, eso significa que…¡Influenzio Fosforiloco tiene

razón!, ¡Eres un engaño hecho por las células!, ¡Eres un impostor!

Antivirale Influenzae. –¡Si los soy!, ¡Y ya no hay nada que puedan hacer!, ¡Desde

que entré a este cuerpo humano el sistema inmune me estudió a fondo y desarrolló nuevos

anticuerpos que ahora mismo están viajando por el torrente sanguíneo! ¡No tardarán mucho

en llegar hasta ustedes!

Presidente. –¡Eso no puede ser!, ¡Con un nuevo virus el sistema inmune debió

desencadenar una reacción violenta!

Antivirale Influenzae. –¡Pero no lo hizo!

Secretario: Eres idéntico a uno de nosotros, ¿cómo pudiste traicionarnos?

Antivirale Influenzae. –¡Nunca los traicioné!, ¡Si bien me parezco mucho a ustedes,

en el fondo soy muy diferente!, ¡Soy un señuelo que no infecta a las células y no las mata!,

¡Cuando el sistema inmune me detecta prepara defensas para destruir a otros como yo!, ¡Es

decir, a ustedes!

Influenzo von Achú. –¡Pero, eres idéntico a nosotros!; ¿Cómo es que no puedes

infectar a las células?

Antivirale Influenzae. –¡Soy un virus atenuado!, ¡Los humanos son seres que me

capturaron y me sometieron a experimentos y a tratamientos químicos que quitaron todo lo

letal en mí!, ¡Alguna vez fui un virus como ustedes, capaz de matar células del epitelio

pulmonar!; ¡Pero ya no más!; ¡Ya no queda más de ese pasado viral en mí!

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Influenzo von Achú. –¡Hemos sido engañados por un espía!, ¡Un falso elegido se

infiltró en el corazón de nuestra organización y ha delatado nuestras identidades!

Influenziato Fosforiloco. –¡Les advertí muchas veces que ando no andaba bien y

ninguno de ustedes me escuchó!

Todos, excepto Influenziato Fosforiloco y Antivirale Influenzae. –¡Oh, si te

hubiéramos escuchado, tú que eres el verdadero elegido!, ¡Te hemos ignorado mientras nos

decías la verdad!

Influenzín Gripón. –¡Debemos escapar lo antes posible!, ¡Ir hacia la región más

alejada del cuerpo humano!

El presidente se dirige hacia el mapa del cuerpo humano para explorarlo y señala la

región de los pies.

Presidente. –¡Aquí, debemos ir hacia los pies!, ¡El sistema inmune tardará días

enteros en recorrer esa distancia!, ¡Nunca nos encontrará!

Antivirale Influenzae. –¡Es inútil!, ¡En todo el cuerpo el sistema inmunológico está

presente! ¡No lograrán escapar!, ¡El fin de la virósfera está muy cerca!

Todos los virus, excepto Antivirale Influenzae. –¡No puede ser, el fin de la virósfera

está cerca!

Se escucha una marcha. Entran al escenario células del sistema inmunitario que

irrumpen con la reunión de los virus. Aparece un macrófago, un linfocito T y una célula

natural killer. Los virus quedan perplejos y sin poder decir absolutamente nada.

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Linfocito T. –¡Yo soy el linfocito T! ¡He venido por la presencia de un virus! Una

célula infectada me mostró este antígeno– Dice mientras muestra en su mano una proteína

viral, que es uno de los limpiadores de pipa que tienen encima los virus–. ¡Por lo que debo

iniciar el proceso de autodestrucción de esta célula, también infectada! ¡Ahí está el virus

responsable de que estemos aquí! Dice señalando a Antivirale Influenzae.

Célula natural killer. –Yo, la célula natural killer, he venido porque mi colega el

linfocito T me ha mencionado lo de ese antígeno, así que he venido y he encontrado que esta

célula tiene muy bajos niveles de moléculas del complejo de histocompatibilidad. Cuando

una célula es sana estos niveles son altos e inhiben mi acción destructiva. Sin embargo,

cuando una célula ha sido infectada por un virus estos niveles bajan y activan mi función.

Son un indicador perfecto de que algo malo anda pasando. ¡Han sido descubiertos!

Linfocito T. –¡Por lo tanto, hay que proceder!, ¡Célula natural killer, haz lo tuyo!

Célula natural killer. –¡Procederé a activar la apoptosis celular!; ¡La célula morirá,

y junto a ella todos ustedes!; ¡Es su fin, virus!, ¡El fin de la virósfera ha llegado!

Antivirale Influenzae. –¡El fin de la virósfera ha llegado!

Todos los virus, resignados. –El fin de la virósfera ha llegado…

La célula natural niller se dirige hacia el público:

Célula natural killer. –Estimados espectadores, la siguiente escena tiene alto

contenido de violencia. Se trata de la destrucción de una célula, es decir, de la activación de

un mecanismo por el cual morirá. Por lo tanto, les pedimos la mayor de las discreciones.

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En ese momento la luz se apaga y todo queda en oscuridad. Se escucha la activación

de un mecanismo de relojería, el grito desesperado de los virus, y finalmente una explosión

que da entender que la célula infectada ha sido destruida por la célula natural killer.

FIN

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