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Universidad Nacional de Quilmes, Facultad de Filosofía y Letras.
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Estos conjuntos de motivaciones podríamos asociarlos a los planteos de Karl Polanyi en La Gran
Transformación, él considera que la intervención del Estado se justifica para defender a la sociedad de los
mecanismos perversos del mercado autorregulado: “En último término, lo que forzó la intervención política fue
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Las empresas públicas son el resultado de contextos políticos, económicos y
financieros y determinadas condiciones externas que pueden trascender en muchas
ocasiones las justificaciones estrictamente económicas. Surgen entonces otros factores que
pueden influir decisivamente en su origen (políticos ideológicos, administrativos,
tecnológicos, sociales, estratégicos o de defensa). Más allá de estas motivaciones los que
estudian la trayectoria de la empresas públicas acuerdan que en su origen muchas veces
sólo se pueden identificar necesidades prácticas y una vez en funcionamiento esas empresas
pueden permanecer como tales con regímenes políticos incompatibles (democracias y
dictaduras) (Díaz fuentes, 2004)
A modo de síntesis, enumeramos los siguientes motivaciones y factores históricos
de creación de EP (Díaz Fuentes, D. 2004): razones estratégicas y de defensa; monopolios
fiscales y minería pública como recursos de la hacienda; bancos públicos para
financiamiento del estado; monopolios naturales, infraestructura y los servicios públicos de
redes de transporte comunicaciones; establecimiento de empresas para sustituir la iniciativa
privada; causas ideológicas (nacionalismo para reducir la dominación extranjera);
demandas sociales y presiones pública (de grupos empresariales). En la expansión del
sector público empresarial se destaca en ocasiones el papel de directivos, personajes
carismáticos (empresarios, políticos o militares) con capacidad técnica y de gestión que
generan las condiciones de posibilidad del futuro desarrollo de una burocracia técnica de
los organismos que fundan3.
El objetivo de la presente ponencia es el de analizar las razones que llevan al estado
argentino a intervenir en la economía a través de las empresas públicas (EP) como un
instrumento de la política económica. En el marco de un debate más amplio examinamos
las justificaciones que originaron las empresas públicas vinculadas a la defensa, para un
periodo histórico acotado desde los años 20 hasta la segunda posguerra. El propósito es el
la comprometida situación de la autorregulación del mercado. Cuando el ciclo de los negocios dejó de funcionar
y el empleo descendió, cuando las importaciones estaban descompensadas en relación a las exportaciones,
cuando la reglamentación de las reservas bancarias amenazaba con provocar el pánico en los negocios y los deudo-
res extranjeros se negaron a pagar, entonces los gobiernos tuvieron que responder a esta tensión. La vía de la
intervención sirvió para consolidar la unidad de la sociedad en aquellas graves circunstancias.
¿Hasta qué punto el Estado fue el responsable de la intervención? Eso dependió de cómo estaba constituida la
esfera política y del grado de miseria económica.” (Polanyi, K. La Gran Transformación, La piqueta,, 1989: 329)
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Es caso de Enrico Mattei en Agip (Azienda Generale italiana petróleo) la empresa nacional italiana de
petróleo y en el ENI (Ente Nazionale Idrocarburi) en 1953.
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de profundizar en la lógica de intervención del estado en la economía, e identificar las
motivaciones que la sustentaron tanto en su determinación ideológica como en la formación
de capacidades técnicas. Tomaremos los ejemplos de la Dirección General de Fabricaciones
Militares (DGFM) bajo la dirección de Manuel Savio y los orígenes de los astilleros
estatales, los Astilleros y Fábricas Navales del Estado (AFNE).
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la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM) para producir los bienes
necesarios para el abastecimiento militar y la Flota Mercante del Estado para suplir la falta
de bodegas. En 1944 se funda el Banco de Crédito Industrial, primer banco público creado
explícitamente como instrumento de fomento a la industrialización del país. En la
estructura del Banco industrial se reconoce explícitamente los intereses especiales de los
militares pues concede a los ministerios de Guerra y de Marina asientos permanentes en su
directorio.
La tercera fase (1945-1955) abarca los dos gobiernos peronistas en un contexto de
redefinición del rol del estado en la economía como estado regulador, empresario y
redistribuidor. La expansión del estado empresario más allá de las motivaciones, fue
haciendo incompatibles las normas generales de la administración pública con las
necesidades de aquellos entes autárquicos. “Los instrumentos de política económica
forjados con innegable rigor técnico por los liberales dirigistas fueron perfeccionados y en
algunos casos ampliados en sus poderes y en sus efectos (por el gobierno peronista)”
(Cafiero A., citado por Campione, D., 2003:98)
Según los objetivos económicos del primer Plan Quinquenal (1947-1951) el
esfuerzo de industrialización parece vincularse con las necesidades de la defensa y con las
preocupaciones de los militares que ponen su potencial técnico a disposición de la
economía nacional. Los objetivos del Segundo Plan Quinquenal (1952-1957) se plantea la
necesidad de proveer a las fuerzas armadas de equipos auténticamente argentinos y
fortalecer el poder militar para respaldar la “ decisión de constituir una nación justa, libre y
soberana.”
El esfuerzo que en el orden financiero demandan la modernización de nuestras
fuerzas armadas para ponernos a tono con la situación mundial actual ….no será carga para
la economía nacional por el contrario se ha previsto que nuestras fabricas militares seguirán
siendo orientadas con un criterio económico positivo. Ellas continuaran las tareas de
búsqueda y extracción de materias primas que sean imprescindibles para el progreso de la
industria de la nación en general y de la defensa nacional en particular “ (Segundo Plan
Quinquenal de la Nación Argentina Citado por Rouquier, 1981: 80 )
En 1946 se dicta el Decreto-Ley 15.349 que establece el régimen legal para la
constitución y funcionamiento de Sociedades Mixtas formadas con aportes del Estado y
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capitales privados, se trata de una de las primeras normas que regulan la presencia del
Estado en la economía. En este decreto se aclara que “el desarrollo de las entidades
formadas con intervención y aportes del Estado hacen necesario fijar un régimen legal que
regule la constitución y el funcionamiento de estos organismos mixtos, cuya importancia
económica merece especial consideración en ausencia de una legislación y disposiciones
especiales para este tipo societario.” (Bol. of. 25/6/1946). Este decreto será un antecedente
de la Ley 13.653 promulgada en 1949 que establece el marco jurídico para las empresas
totalmente públicas, a las que desde entonces se denominan "Empresas del Estado", es
decir, entidades descentralizadas de la administración nacional que cumplen funciones de
índole comercial, industrial o de prestación de servicios públicos de carácter similar. (Bol.
of. 31/10/1949). Este régimen otorga autonomía a la administración de las empresas y se
reserva su orientación al Poder Ejecutivo.
En la década del 40 cambia y se amplía el radio de acción del estado y de la
empresa pública, concentrándose en actividades productivas. En esta fase se establecen
nuevas empresas en finanzas (Instituto Mixto Argentino de Reaseguros, Instituto Nacional
de Reaseguros, INDER); transporte aéreo (Aerolíneas Argentinas, Líneas aéreas del
Estado); energía (Comisión Nacional de Energía Atómica, CNEA; Yacimiento
Carboníferos Fiscales, Agua y Energía, Gas del estado); industria (Industrias Aeronáuticas
y Mecánicas del Estado, IAME, Sociedad Mixta Siderurgia Argentina SOMISA,
ATANOR, AFNE). Durante este periodo el estado se hace propietario de empresas privadas
con un carácter transitorio. La Dirección Nacional de Industrias del Estado (DINIE, 1947),
agrupa a las empresas de "propiedad enemiga" intervenidas en 1945, a las firmas británicas
nacionalizadas en 1948 y otras fundadas por Perón para la sustitución de importaciones
(Belini 2006)4.
La cuarta fase (1955-1976) es la etapa de apogeo de las empresas públicas, el
punto más alto que alcanza el entramado del estado empresario argentino. En el inventario
oficial del Banco Central de 1982 se relevaron un total de 297 empresas públicas (260 no
financieras y 37 no financieras), (Ugalde 1983: 5).
En la quinta fase (1976-1990) avanzan los cuestionamientos al estado empresario
en el marco de una crisis del paradigma keynesiano. Entre 1976 y 1982 suren empresas
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Los temas y casos que trataremos en estas páginas se enmarcan en los dos últimos periodos.
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públicas de carácter estratégico. A partir de la CNEA se gron: en 1976 la empresa de
tecnología Investigación Aplicada, INVAP Sociedad del Estado, en 1977 la empresa
Nuclear Mendoza Sociedad del Estado, en 1980 se establece la Empresa Nuclear Argentina
de Centrales Eléctricas, con participación de la CNEA (ENACE), en 1981 Combustibles
Nucleares Argentinos CONUAR SA (empresa mixta entre CNEA y Pecom Nuclear).
Finalmente, a partir de los 80 y sobre todo de los 90 se inicia una etapa de
decadencia y privatización de las EP…
Los años 30 están signados por las frágiles condiciones de paz surgidas de la
primera guerra y la crisis que cambian las reglas de juego y la estabilidad económica y
política mundial. En ese contexto historico se suceden diferentes conflictos bélicos (la
guerra del Chaco, 1932-1935, en la frontera argentina, la ocupación de Manchuria por
Japón, 1931, la guerra civil española, 1936-1939 y la guerra chino-japonesa, 1937-1945)
que despiertan inquietudes por el advenimiento de una nueva conflagración mundial y
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hacen pensar a los militares argentinos sobre los planes de movilización industrial
vinculados a la defensa nacional.
Las ideas vigentes en el mundo y las medidas de política asociadas a estados
intervencionistas alimentan una atmósfera de época en la que florece una nueva concepción
de la función del estado. En Argentina estas concepciones forman parte de un debate
mayor sobre la industrialización del país.
En noviembre de 1940, el Ministro de Hacienda, Federico Pinedo, presenta un Plan
de Reactivación Económica en el que se proponen tres objetivos: insistir en la compra de
las cosechas por parte del Estado, para sostener su precio; estimular la construcción pública
y privada, por su efecto multiplicador sobre la economía; e incentivar la producción
industrial. Para Pinedo la economía argentina se mueve “en torno a una gran rueda
maestra” que es el comercio exportador y si bien no es posible reemplazar ese motor
económico se deben generar “algunas ruedas menores” que ayuden a reactivar la economía.
Se refiere a estimular un cierto tipo de industria, las llamadas naturales que elaboran
materias primas locales y pueden exportase a mercados tales como los países vecinos y
Estados Unidos. Se trata de industrias para las cuales la Argentina cuenta con ventajas
comparativas naturales por oposición a aquellas ‘artifíciales’ que necesitan protección
aduanera y por lo tanto resultan antieconómicas en períodos de paz.
Los reclamos de proteccionismo industrial surgen con los primeros síntomas de
desaceleración del crecimiento agroexportador argentino que se observan desde mediados
de los 20, pero que adquieren mayor fuerza en los 30. Entre 1928 y 1940, se implementan
entonces mecanismos de regulación tales como las juntas y comisiones5. Con el comienzo
de la segunda guerra surgen nuevos organismos para enfrentar la coyuntura mientras que
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El los 30 el gobierno crea juntas reguladoras para controlar la producción y equilibrar la oferta y demanda de productos.
Entre 1928 y 1940 se crean los siguientes organismos, juntas y comisiones reguladoras y asesoras: Comisión Nacional de
Azúcar 11-5-28 ; Comisión Nacional de Fibras Textiles 14-1-31, Comisión Nacional de Fomento Industrial 15-1-31,
Comisión Nacional de Patatas 8-7-31, Comisión Nacional de Extracto de Quebracho 15-7-33, Dirección Nacional de
Elevadores de Granos 7-10-33 , Junta Nacional de Carnes 7-10-33 , Junta Nacional de Yerba Mate 8-11-33, Junta
Reguladora de Granos 28-11-33 , Junta Reguladora de la Industria Lechera 12-4-34 , Comisión Nacional del Aceite 5-6-
34 , Comisión de Productos Alimenticios Nacionales 30-6-34 , Junta para Promover Exportaciones de Carne 27-7-34,
Comisión Nacional de la Industria Vitivinícola 11-8-34 , Junta Nacional para Combatir la Desocupación 21-8.34 , Junta
Reguladora de Vinos 24-12-34, Comisión de Harinas 13-4-35 , Comisión Nacional de Algodón 27-4-35 , Comisión
Nacional de Granos y Elevadores 5-10-35 , Comisión de Fruticultura 12-12-35 , Comisión de Préstamos de Semillas 22-2-
36, Comisión de Petróleo y demás Hidrocarburos 8-5-36 , Comisión Consultiva Nacional de Bosques 3-6-36 , Comisión
Nacional de Coordinación de Transportes 5-1-37 , Comisión Nacional del Carbón Vegetal 12-6-37 , Junta Consultiva de
la Industria Molinera 14-5-38 , Comité Asesor de Lanas 24-5-38, Comisión de Control de Abastecimiento 8-9-39 ,
Consejo Agrario Nacional 21-8-40 (Alejandro Bunge, Una Nueva Argentina, Ed. G. Kraft Ltda., Buenas Aires. 1940, pp.
271-273)
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los existentes adquieren un mayor grado de autonomía. Resulta así un estado modernizado,
complejo y susceptible de ser reorganizado para cumplir funciones más amplias en caso de
haber decisiones políticas en esa dirección. Se consolida la presencia de aparatos
intervencionistas en las relaciones económicas y sociales (Sidicaro, 1995: 47 citado por
Campione, 2003:98). Durante este periodo se intensifican en Argentina la creación de EP
para la defensa como piezas clave de un modelo de industrialización que aseguraría la
independencia y la autonomía política económica. El imperativo de la seguridad se impone
en esta etapa por sobre las razones económicas. La función militar de defensa frente al
exterior justifica el control por parte del estado de determinados sectores y empresas
relacionados con las industrias militares, con los medios de transporte, la comunicación y
los productos estratégicos. En esas industrias de defensa se destacan los arsenales públicos,
el control estatal de astilleros para construir buques de guerra y las fábricas de armamento
y municiones.
Desde el inicio del siglo XX, en el contexto de la primera conflagración mundial
está presente la preocupación del ejército argentino por la independencia en los sectores
estratégicos. En principio sólo se considera la industria de guerra como paliativo transitorio
para periodos de escasez. Ahora bien, en los 30 el problema no se limita a la coyuntura, el
ejército está preocupado por lo que sucederá con la Argentina cuando termine la guerra. En
ese sentido, su reclamo no es sólo de mayor presupuesto sino el de asumir una estrategia de
movilización integral para tiempos de guerra y de paz. Los sectores militares que tienen
este reclamo son los más ligados a los servicios técnicos del ejército que fomentan las
industrias de guerra para garantizar un mayor grado de autonomía a la defensa nacional
frente a las dependencias críticas de importación de material. Pero existe otro grupo de
oficiales que plantean, siguiendo las concepciones de Federico Pinedo, que si bien el
contexto de la guerra exigen acciones excepcionales el destino de la Argentina reside
únicamente en la agricultura y el pastoreo. Estos militares comprenden la difícil situación
de la guerra, pero consideran que la explotación de productos básicos no es responsabilidad
del Ejército. Por el contrario, los sectores castrenses que proponen el camino de la
industrialización alientan a los bienes básicos con intervención del Estado a través no sólo
de barreras aduaneras eficaces sino de la creación de empresas estatales o mixtas. Ejemplo
de esta corriente de pensamiento militar-industrialista son los generales Enrique Mosconi
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(1877-1940) y Manuel Savio (1892-1948), identificados con un incipiente nacionalismo
económico.
Como primer director de YPF entre 1922 y 1930 Mosconi procura desarrollar los
recursos petrolíferos de argentina bajo control estatal resistiendo la participación de
empresas extranjeros (Potash, 1984: 46) 6. Férreo opositor de los trusts petrolíferos ingleses
y norteamericanos, Mosconi y los ingenieros que lo acompañan en su labor, elaboran
planes de sustitución de importaciones que el poder ejecutivo parece acoger. Inaugura la
Destilería de La Plata –en diciembre de 1925- y en 1926 YPF entra en el mercado de
combustibles con sus propios productos. Entre 1922 y 1929, consigue que la empresa
multiplique dos veces y media su capacidad productiva7. El 6 de septiembre de 1930 se
produce el levantamiento contra el gobierno yrigoyenista. El Gral. Mosconi es detenido por
un breve lapso y se lo aparta definitivamente de su puesto en YPF.
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necesidad y factibilidad de la producción nacional de armamentos y materiales de guerra,
centralizando en la DGFM como la responsable de la Movilización Industrial. Propone
establecer industrias del Ejército en un organismo autárquico y centralizador, que dirija no
sólo las fábricas estatales, sino también las privadas.
Savio asume en 1936 la dirección de fábricas militares, de la que dependen algunos
talleres y laboratorios de preparación de explosivos. En 1938, Savio eleva al Poder
Ejecutivo un proyecto de ley de creación de la DGFM. En 1941 se promulga la Ley 12.709.
que confía a las fuerzas armadas y a su complejo industrial gran parte de las
responsabilidades en lo que hace a la infraestructura industrial (química pesada, siderurgia)
y a las actividades de tecnología avanzada (construcciones mecánicas). En este proyecto el
sentido de la planificación militar esta íntimamente ligado a la intervención estatal en el
proceso económico político.
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e integrar sociedades mixtas (Bol of. Ley 12709 articulo 6).
Aunque el Gral. Savio no simpatiza con Perón (Potash: 1994: 360) obtiene un
importante aumento de fondos para el organismo a través del presupuesto del Ministerio de
Guerra con el fin crear una serie de empresas mixtas destinadas a la producción de metales
y sustancias químicas necesarias en la fabricaron de armas. Savio organiza una
subdirección de Producción, encargada de las producciones bélicas y otra de Desarrollo de
la industria pesada nacional y el aprovechamiento de las materias primas básicas. A partir
de allí se sientan las bases para actuar en la siderurgia, la petroquímica y la energía nuclear.
En la conformación de la DGFM participan catorce fábricas propias –o “núcleos de
paz”, como las denomina Savio-, en ocho sociedades mixtas y nueve sociedades anónimas
con mayoría estatal. Entre 1935 y 1947 se crean los siguientes establecimientos productivos
para abastecer a las fuerzas armadas: 1935 Fabricaciones militares (FM) (Aceros Lingotes
y Laminados); 1936 FM, Armas Portátiles “Domingo Matheu”, (Armas varias); 1936, FM
Río Tercero (Acido nítrico, acido sulfúrico, oleum, etc. Fundición, forja mediana y pesada,
tornería pesada y de precisión); 1937, FM (Pólvoras y Explosivos Villa MaríaExplosivos de
uso civil y sismográfico. Nitrocelulosa, gelinita, dinamita, éter, pólvora); 1942, FM
Cartuchos San Francisco (Cartuchos Discos para agricultura, etc.); 1943, Altos Hornos
Zapla (Arrabio); 1944, FM Vainas y Conductores Eléctricos (Productos no ferrosos
conductores eléctricos); 1945, FM Derivados del plomo (Polvo verde, litargirio, etc.);
1945,FM Tolueno Sintético (Tolueno , benceno, productos aromáticos, etc.); 1945, FM
Materiales Pirotécnicos (Accesorios de explosivos etc.); (Panaia et alt. 1973, pp. 107/108).
Las fábricas creadas entre 1946 y 1955 en el marco de la DGFM satisfacen en gran medida
las necesidades civiles: 1947, FM de amoníaco y ácidos Río Tercero; 1947, FM Materiales
de Comunicaciones y equipos (Equipos de comunicaciones y electr5icos y material y
equipo de dotación para la tropa.); 1949, FM de Pólvora y Explosivos José de la Quintana;
1950, Establecimiento Azufrero Salta (ex industrias Químicas Nacionales Sociedad Mixta);
1952, FM de Ácido Sulfúrico Berisso; 1955, FM Fray Luis Beltrán (municiones de
artillería y armas portátiles). Para 1955 la DGFM empelan 20000 obreros.
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“Está en la conciencia nacional que la actual conflagración ha destacado
nuevamente la necesidad de armonizar mejor el aprovechamiento de todas nuestras fuentes
de riqueza y de equilibrar la economía general con un desarrollo efectivo de las actividades
industriales, con una utilización más intensa de materias primas del país.” (Savio, 1942: 9).
Esta es la concepción de la política metalúrgica que propone Savio para la Argentina. Se
apoya para la producción de materias primas nacionales con la participación del capital
privado en la constitución de empresas destinadas a la obtención de productos metálicos,
limitando la importación y la exportación de minerales. La DGFM es el órgano regulador
de las industrias de materias primas y su misión es la de explorar las riquezas minerales de
la Argentina resultados que no tardan en aparecer8. Mientras Chile, Brasil y México para
sus emprendimientos siderúrgicos cuentan con la colaboración norteamericana, Savio –
condicionado por la política exterior argentina, que se mantiene neutral durante la Segunda
Guerra- construye la planta piloto de Palpalá apelando a piezas en desuso. Con el
descubrimiento de los yacimientos de hierro en Zapla, la DGFM inicia Altos Hornos Zapla
y la planta experimental de Palpalá que marcan el nacimiento de la siderurgia argentina.
En el discurso pronunciado en el almuerzo de camaradería con que se recuerda el
cuarto aniversario de la creación de la DGFM, Savio expresa: “Hoy comenzará a correr un
chorro de hierro argentino le ha correspondido al ejército jalonar nuestro progreso, como
antes se adentro en el desierto para delimitar ciudades y trazar caminos hoy abre la puerta a
la industrialización” (Savio, 1945)
La industria del acero, era concebida por el Gral. Savio, como la primera de las
industrias. En 1946 Savio presenta el proyecto Plan Siderúrgico con el propósito esencial
de crear una real capacidad para la producción nacional de acero, y asegurar el
desenvolvimiento económico de la siderurgia argentina. En 1947 el Poder Ejecutivo
promulga la Ley 12.987, y Savio es nombrando Presidente de la Sociedad Mixta
Siderúrgica Argentina (Somisa). Muere en 1948 y el Plan Siderúrgico se aplaza por casi
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Entre los más importantes: el hierro de Zapla; las arcillas y caolines bonaerenses, el uranio de
Comechingones y de la mina “Soberanía”, de Mendoza; el cobre de Los Aparejos, en Tinogasta, Catamarca;
el mineral del Paramillo, de Uspallata, Mendoza; la mina de hematita La Santa, Pastos Grandes, Salta; y el
cobre y la rodocrosita de Capillitas, entre otras. Con el fin de la guerra Savio intensifica la búsqueda de uranio
en todo el territorio argentino. Dos décadas después, Argentina generaban energía nuclear.
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una década, recién el 20 de abril de 1960 se produce, el primer deshornado de coque apto
para fines metalúrgicos.
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http://www.ara.mil.ar/hist_efemerides.asp
10
En el año 1927 se fundó la Sociedad Colectiva Hansen y Pucchini, astillero dedicado solo a la construcción
y reparaciones de embarcaciones fluviales, este fue el antecesor de Astilleros Argentinos Río de la Plata S.A.
conocido como “ASTARSA”. Los primeros astilleros estatales estuvieron, desde sus orígenes, ligados a la
Armada. Las bases navales de Puerto Belgrano y Río Santiago y los talleres de la Armada en Dársena Norte
(luego Tandanor) constituyeron los emplazamientos de los grandes astilleros nacionales.
11
La primera construcción naval nacional, realizada en 1937, fue el “Presidente Figueroa Alcorta”, buque
mercante construido por el astillero Hansen y Puccini (luego ASTARSA).
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consolidación de la industria naval pesada. Por inspiración del Ministro de Marina durante
el gobierno de A. P. Justo, el contralmirante Eleazar Videla se plantea en la década del 30
el propósito de alcanzar para fines de siglo XX una cierta independencia del exterior en la
provisión de unidades navales. Eleazar Videla, y el ingeniero naval contralmirante
Edmundo Manera, director de los Talleres Generales de la Base Naval de Río Santiago,
forman parte de la jerarquía de la marina que impulsa en los 30 la industria naval pesada.
Fomentan las construcciones navales y promueven un plan de mejoras en Puerto Belgrano,
en el Tigre, en San Fernando y en Río Santiago. Uno de los puntos de inflexión para la
industria naval militar en el país es la decisión del Ministerio de Marina de encarar en 1937
la construcción de una serie de rastreadores-minadores tipo “Parker” para la Armada (ARS,
2003: 7) 12.
La construcción de los rastreadores y patrulleros tipo “Parker” implica la
movilización de esfuerzos productivos de los astilleros participantes y estimula la decisión
de hacer un astillero de gran tamaño, en principio, para embarcaciones militares que
independice al país de las importaciones de barcos (ARS, 2003: 7). Los Talleres Generales
de la Base Naval Río Santiago disponen de mano de obra calificada, (unos 400 operarios
con diversas especialidades), de diversos talleres para la reparaciones navales con
capacidad técnica para fabricar piezas mecánicas, fundición de acero, bronce y latón,
cuentan además con un varadero cubierto, para naves pequeñas y dos diques flotantes para
destructores y submarinos. En los Talleres de la Base Naval se coordinan todo el plan de
construcción de la mayor parte de los patrulleros, el resto se construyen en otros astilleros
locales (Hansen y Puccini y Astilleros Sánchez).
Por Orden General N° 279 del Ministerio de Marina dispone el 23 de noviembre de
1938 la formación de la Comisión de Construcciones para las Obras del nuevo Astillero. El
contralmirante Manera, a cargo del proyecto considera que se debe modificar el
emplazamiento del astillero por los inconvenientes en las comunicaciones que provoca la
situación insular de los Talleres Generales de Río Santiago. Se decide que el lugar más
conveniente, es a orillas del río Santiago por la proximidad de la Base Naval, por tener un
amplio espejo de agua tranquila para las botaduras. El director de los Talleres Generales
considera que el nuevo astillero debe tener la capacidad de producir embarcaciones de la
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Los primeros fueron construidos y botados en los Talleres Generales de la Base Naval Río Santiago; los
últimos botados por AFNE entre 1953 y 1954.
15
envergadura que necesita la Armada Argentina. En 1939 Manera presenta el “Anteproyecto
y Memoria descriptiva para la construcción del Astillero Río Santiago” con el apoyo del
entonces ministro de Marina, almirante León Scasso, y el contralmirante Sabá Sueyro jefe
de la Base Naval y luego vicepresidente de Pablo Ramírez.
El fomento de la construcción naval implica la formación de profesionales y
técnicos para la industria. Durante la década del veinte y del treinta, la Marina envió
oficiales a universidades del exterior para estudiar ingeniería naval. En 1943 el Cuerpo de
Ingenieros Navales está integrado sólo por 18 ingenieros13. En los Talleres Generales de la
Base Naval de Río Santiago, se plantea la necesidad de formar “técnicos navales” y recién
1941 se crea en las escuelas industriales el curso de “constructores navales”. Con la
segunda guerra mundial, se decide intensificar la formación local de técnicos e ingenieros
navales y para 1942 se inicia en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos
Aires un curso de postgraduación de dos años en ingeniería naval. Esta iniciativa se revela
insuficiente y el contralmirante Edmundo Manera en representación de la Marina de
Guerra, solicita a la Universidad de Buenos Aires la creación de la carrera de Ingeniería
Naval y Mecánica, de 6 años de duración como el resto de las ingenierías. Manera deja la
dirección de los Talleres Generales y continua su labor en la industria naval como director
del nuevo Departamento Naval.
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En junio de 1953 se crea Astilleros y Fábricas Navales del Estado –A.F.N.E.- por
decreto del Poder Ejecutivo Nacional 10.627, dependiente del Ministerio de Marina. AFNE
está compuesto por la unión de dos establecimientos ya existentes: el Astillero Río Santiago
y el Arsenal de Munición de Guerra de la Armada, que se denominará Fábrica Naval de
Explosivos Azul -FANAZUL-(ARS, 2003:9).
El astillero estatal articulado con un proyecto de estímulo de la industria pesada y al
complejo militar industrial debe ejercer la dirección, coordinación y control de las
actividades industriales y comerciales relativas a la industria naval, para las necesidades de
la Marina de Guerra y de la Marina Mercante, además de la fabricación de los elementos
indispensables para ambas (Decreto N° 10.627/1953, en Boletín Oficial, N° 17.423, 23 de
junio de 1953).
AFNE “intervendrá en las tareas que desarrolla la Marina de Guerra, relativas a la
investigación, estudio, proyecto y construcción de buques de guerra y mercantes y
eventualmente, modificaciones y reparaciones especiales de unidades” (Decreto 10874,
articulo 2). En tal sentido, se establece que AFNE se desempeñara dentro del marco
previsto por la Ley 13.653/1949, incluyéndola por lo tanto en la categoría de Empresa del
Estado.
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segunda guerra mundial exige del Estado acciones resueltas y eficaces pero esta gestión
estatal se concibe, en última instancia, como una intervención al mismo tiempo necesaria y
transitoria. La participación del estado en la economía no es sólo la respuesta a posturas
políticas e ideológicas pro-estatistas sino que se intensifica en un determinado contexto
histórico. Se puede identificar entonces una combinación de factores históricos,
coyunturales, estratégicos de defensa, socioeconómicos, políticos e ideológicos en el
origen de una mayor intervención del Estado en la economía y en la creación de EP.
En Argentina y América Latina en general las burocracias militares y técnicas están
asociadas a la intervención del estado en la economía, en la infraestructura (energía,
transporte, comunicaciones) y en sectores básicos (Angueria y Tonini 1986). La segunda
guerra y posguerra generan determinadas preocupaciones entre los militares argentinos y en
esta coyuntura la motivación de defensa y seguridad nacional tiene consecuencias directas
en la industrialización. Para el Gral. Manuel Savio el camino que debe seguir la Argentina
es el de la movilización industrial de acuerdo a un plan para la industrialización del país. Si
bien los destinos de Savio y Mosconi se cruzan por caminos distintos en la década del 30,
Savio es de alguna manera un continuador de las tesis esgrimidas y materializadas en YPF
por Enrique Mosconi para transformar una economía agro-pastoril exportadora en otra que
tuviera a las industrias de base como motor del crecimiento.
Las formas de vínculo entre el estado, la burocracia y el empresariado privado están
moldeadas por las concepciones e intereses de los actores sociales y políticos. En el caso de
la DGFM la presencia y dirección del Gral. Savio se proyecta a nivel nacional a través de
su concepción de movilización industrial donde la producción para la defensa se concibe
como una política de estado, y la industria bélica como una industria nacional mixta, con
empresas civiles y de producción estatal, coordinadas por la DGFM. El proyecto AFNE,
traduce la determinación política e ideológica del gobierno y de los miembros de la marina
de crear un astillero estatal y fomentar capacidades técnicas locales como parte del
complejo militar industrial. Las dos empresas, DGFM y AFNE, llevan una impronta tecno-
nacionalista y expresan el propósito explícito de política económica de consolidar los
instrumentos económicos para la defensa y la industria nacional.
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