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Arte de La Predicación Cristiana
Arte de La Predicación Cristiana
Requisitos de la especialidad.
Desarrollo:
1. Investigar sobre lo que significa oratoria:
a. Citar su fuente de investigación.
"Un hombre de fuerza e inteligencia extraordinaria puede no ser más que un cero en la sociedad si no sabe hablar"(William
Channing)
El mundo moderno exige gente que se comunique con mayor precisión y claridad, solo aquellos que son capaces de hacerlo
tienen todo el éxito a su favor.
La comunicación es la habilidad más importante en la vida, así lo afirma Stephen Covey, autor del bestseller “Los siete hábitos
de la gente altamente efectiva”. Por otra parte, Zig Ziglar, autor y orador muy conocido en el campo del liderazgo y la
motivación, cita investigaciones que demuestran que el 85% de nuestro éxito depende de nuestras habilidades de relación y
comunicación; de lo bien que conocemos a la gente e interactuamos con ella. Por esta razón, cada vez más personas se están
preocupando por comunicarse mejor con sus semejantes, herramienta indispensable para todo aquel que desee alcanzar el
éxito en esta competitiva sociedad moderna.
El Profesor Mike Cellamare, uno de los principales instructores de oratoria moderna del centro del país, afirma que “En la
actualidad, la mayoría de las personas habla demasiado y dice muy poco. Una cosa es hablar bonito o tener buena labia y otra
muy diferente es saber comunicarse con claridad y asertividad para ser entendido”.
La oratoria es el arte de hablar elocuentemente, de persuadir y mover el ánimo mediante la palabra. Timón, un antiguo autor
griego, dijo que la elocuencia es la habilidad de conmover y convencer. Aquí usamos el término oratoria en su acepción y uso
más amplio, no meramente el de hablar ante grandes auditorios, sino estableciéndolo como sinónimo de expresión oral de una
persona.
b. Investigar sobre grandes oradores de nuestra historia (se recomienda pedir a los miembros del club que investiguen sus
propios personajes, los que damos a continuación son ejemplos), citando brevemente la historia de:
i. Un orador de antigüedad:
Demóstenes (en griego, Δημοσθένης: Dēmosthénēs) fue uno de los oradores más relevantes de la historia y un importante
político ateniense. Nació en Atenas, en el año 384 a. C. y falleció en Calauria, en el año 322 a. C.
Sus dotes de oratoria constituyen la última expresión significativa de las proezas intelectuales atenienses, y permiten el acceso
a los detalles de la política y la cultura de la Antigua Grecia durante el siglo IV a. C. Demóstenes aprendió retórica mediante el
estudio de los discursos de oradores anteriores. Pronunció sus primeros discursos judiciales a los veinte años de edad, cuando
reclamó a sus tutores que le entregaran la totalidad de su herencia. Durante un tiempo, Demóstenes se ganó la vida como escritor
profesional de discursos judiciales y como abogado, redactando textos para su uso en pleitos entre particulares.
Homilética (del gr. homiletikos, reunión, y homileos= conversar) es una rama de la teología pastoral, la cual se encarga del estudio
del sermón o discurso religioso. Trata de manera principal sobre la composición, reglas de elaboración, contenidos, estilos, y correcta
predicación del sermón. Nos enseña cómo presentar, con elegancia y estilo, un discurso religioso. Puede decirse, por lo tanto, que
la homilética es el arte y la ciencia de predicar. Además del sermón, la homilética incluye otros tipos de discursos religiosos, que por
lo general son formas de exposiciones más complejas y elaboradas, para compartir los diferentes contenidos de la fe.
La Predicación o sermón homilético, fue la principal forma de comunicar la fe utilizada por Cristo durante su ministerio terrenal,
sus apóstoles continuaron utilizándola con grandes resultados, según ha quedado registrado en el libro de Hechos de los Apóstoles.
Durante la época apostólica de la Iglesia cristiana, el apóstol Pablo fue sin dudas el más destacado y prolifero predicador evangélico.
En épocas modernas, la homilética recibe grandes aportes gracias a la obra de destacados autores y evangelistas, entre ellos: Juan
Wesley, Charles H. Spurgeon, y Dwight L. Moody, cuyos escritos sentaron los fundamentos modernos de la homilética. Charles
Haddon Spurgeon publicó su obra célebre: Discursos a mis estudiantes, que ha sido de gran ayuda para la comprensión de esta
ciencia.
La exégesis (del griego ἐξήγησις [exéguesis], de ἐξηγεομαι [exegueomai], ‘explicar’) es un concepto que involucra una
interpretación crítica y completa de un texto, especialmente religioso, como el Antiguo y el Nuevo Testamento de la Biblia, el Talmud,
el Midrash, el Corán, etc. Un exégeta es un individuo que practica esta disciplina, y la forma adjetiva es exegético.
La palabra exégesis significa ‘extraer el significado de un texto dado’. La exégesis suele ser contrastada con la eiségesis, que significa
‘insertar las interpretaciones personales en un texto dado’. En general, la exégesis presupone un intento de ver el texto
objetivamente, mientras que eiségesis implica una visión más subjetiva.
predicando un sermón sobre aquel grupo de textos que desarrollan un asunto. Esto es bastante difícil, especialmente en
las epístolas de San Pedro y de San Juan y también en algunas porciones de las cartas de San Pablo. En todo caso debe
procurarse agrupar aquellos textos que presentan un lazo de relación entre sí por alguna palabra o idea común, como
tendremos ocasión de ver. No obstante, se encuentran bastantes capítulos en la Biblia que ofrecen material para un solo
sermón.
Sermón textual: El método más sencillo para preparar un sermón textual es el de comentar el texto palabra por palabra. Hay
textos muy buenos para esta clase de sermones, pero no todos sirven para tal desarrollo, y muchos textos no pueden ser
tratados de modo alguno en esta forma simple, pues darían como resultado un galimatías de ideas sin orden lógico.
PARTES
Introducción:
Interrogación,
Exposición,
Argumentación,
Ampliación,
Ilustración,
Exhortación o
Conversación imaginaria, etc.
Métodos escriturístico para subdividir:
Existen dos métodos usados más frecuentemente:
1. Con letras y números
2. Sólo con números.
Ilustración: Las imágenes son para el discurso lo que las ventanas para una casa: hacen entrar la luz del argumento en
las mentes más obtusas, a quienes las ideas abstractas resultan pesadas y a veces incomprensibles.
El ejemplo de Jesús nos autoriza y estimula para el empleo de ilustraciones en la predicación. Hasta la cara de los
pequeños se ilumina cuando el predicador empieza a contar alguna anécdota para ilustración de su sermón.
Pero, aun cuando las ilustraciones son de tan grande utilidad, no se debe abusar de su uso. Hay sermones que
resultan enflaquecidos por un exceso de metáforas o anécdotas. Dicho uso excesivo puede hacer que la gente preste
demasiada atención a las anécdotas y olvide los argumentos y exhortaciones del sermón. Debemos recordar que
nuestro objeto no es entretener o divertir a las personas sino hacerles sentir las verdades espirituales. Volver el espí-
ritu de nuestros oyentes del objeto principal del sermón para fijarlo en imágenes complacientes puede resultar
perjudicial.
Las anécdotas han de ser usadas únicamente en los lugares apropiados y deben ser ellas mismas adecuada
ilustración del argumento que se viene exponiendo. No hay nada peor en un sermón que una anécdota colocada
forzadamente en algún lugar que no le corresponde. Si no tenemos ninguna anécdota bien adecuada e ilustrativa no
usemos ninguna. Es mil veces preferible un sermón con pocas o ninguna anécdota que un sermón repleto de
ilustraciones que o encajan con el argumento.
Móviles de persuasión:
Móviles de Felicidad
Móviles de Seguridad
Móviles de paz
Móviles de salud
Móviles de trabajo y prosperidad
Móviles de libertad
Móviles de amor y aceptación
Hay que apelar a la mente (razón) y a los sentimientos o emociones (al corazón), porque de ello está compuesto el ser humano.
El propósito específico
Antes de empezar a predicar, se debe preguntar qué se quiere lograr con el mensaje, qué se desea que los oyentes hagan, qué
quiere Dios que ellos acepten. La conclusión debe llevar al oyente al propósito específico.
El propósito debe ser uno sólo. Recuerde que el sermón es como una flecha. La flecha tiene una sola punta y mientras más fila
ésta sea, más penetrará. Así también el sermón, mientras más definido sea el propósito del sermón, más profundamente se
clavará en el corazón humano.
(LOS PUNTOS 11 AL 14 HAN SIDO SALTADOS DEBIDO A QUE SON ACTIVIDADES PRÁCTICAS)