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Gastos Publicos Jarach
Gastos Publicos Jarach
GASTOS PÚBLICOS
LOS GASTOS PÚBLICOS
De ninguna manera esta elección significa considerar que en el proceso de la formación del Presupuesto las
decisiones referentes a los gastos sean previas a las concernientes a los recursos, ni —mucho menos— que la
determinación de aquéllos, cualitativa y cuantitativa, esté afuera de la actividad financiera y constituya un dato
global de orden político cuya cobertura constituiría dicha actividad, limitada, pues, a elegir los recursos para la
financiación de los gastos1 .
Los gastos públicos constituyen las erogaciones que efectúa el Estado para adquirir bienes instrumentales o
intermedios y factores para producir bienes y servicios públicos; o para adquirir bienes de consumo a distribuir
gratuitamente o contra el pago de una retribución directamente a los consumidores; o bien para transferir el
dinero recaudado con los recursos a individuos o empresas, sin ningún proceso de producción de bienes o
servicios.
Gastos de transferencia
Son gastos de transferencia aquellas erogaciones del Estado que no sirven para la producción de servicios
públicos, sino que sólo distribuyen a determinados beneficiarios el dinero extraído de otros sujetos.
Constituyen los casos más importantes de gastos de transferencia los siguientes:
a) Los servicios de la deuda pública, para el pago de los intereses y de la amortización de la deuda.
Se trata de una transferencia típica y muy importante por su envergadura y sus efectos. El Estado obtiene
dinero de la recaudación de impuestos o de operaciones de crédito, quitándolo a ciertos sujetos y lo paga a su vez
a los tenedores de títulos de la deuda pública en concepto de renta y de amortización. De este mecanismo
depende gran parte de la problemática de la deuda pública y de sus efectos6.
b) Beneficios del sistema de seguridad social. La seguridad social consiste, en general, en los beneficios o
prestaciones que las leyes establecen a cargo del Estado para ciertos supuestos y a favor de los habitantes y
pueden comprender todas o algunas de las siguientes prestaciones:
— Renta periódica vitalicia a los sujetos que hayan alcanzado una cierta edad y que se hayan retirado de sus
actividades de trabajo (en la Argentina: jubilaciones).
— Renta periódica a los cónyuges supérstites y otros derechohabientes de trabajadores fallecidos (en la
Argentina: pensiones).
— Renta periódica a los inválidos.
— Pago de gastos de atención médica y otros gastos para la salud de los trabajadores y de los familiares a su
cargo.
— Pago de renta periódica a los desocupados involuntarios.
— Pago de asignaciones para atender los gastos que originen las cargas de familia de los trabajadores.
Estas erogaciones pueden ser financiadas, total o parcialmente, por aportes periódicos de los mismos
beneficiarios y contribuciones obligatorias de los patrones, o bien por otros recursos, tales como: impuestos en
general o endeudamiento del Estado.
En todos los casos, las erogaciones que efectúa el Estado (o las cajas de previsión social como entidades
públicas autárquicas) constituyen gastos de transferencia, por el hecho que las prestaciones conforman una
entrega a los beneficiarios de sumas recaudadas de otros sujetos.
Sin embargo, nos parece que en el caso de los beneficios del sistema de seguridad social no se puede decir
que no exista por parte del Estado la producción de un verdadero servicio. En efecto, cabe preguntarse si no
constituye un bien inmaterial la paz social que se logra a través del sistema. La contestación nos parece que ha de
ser afirmativa. Entremos a ejemplificar: ¿qué diferencia hay entre el servicio de salud pública y las instituciones
de seguridad social?
En ambos casos, el Estado organiza la producción de bienes inmateriales los que, además de satisfacer
necesidades individuales, procuran un estado de paz social que es de por sí un bien indivisible.
Obsérvese, también, que muchas prestaciones de seguridad social podrían ser sustituidas por servicios
producidos directamente por el Estado. Así, por ejemplo, el beneficio que la seguridad social presta a los
trabajadores enfermos es equivalente al servicio directo de atención médica; solamente en la forma hay
diferencia entre una y otra prestación: en el caso de la seguridad social el Estado entrega al beneficiario una
suma de dinero con la cual debe enfrentarse el gasto del servicio médico y hospitalario; en el caso de la salud
pública, el Estado mismo produce por medio de sus profesionales y de sus hospitales y laboratorios los servicios
médicos y hospitalarios que suministra gratuitamente (o en forma parcialmente gratuita) a los trabajadores
enfermos. En muchos casos hay combinaciones de los dos sistemas, de modo que es difícil excluir del carácter
de servicio público a la erogación que fluya directamente al beneficiario, para que éste costee, por su cuenta, los
servicios de salud aludidos.
Si se acepta que los beneficios de la seguridad social configuran un verdadero servicio estatal, su valor debe
ser computado a los efectos de la determinación de la Renta nacional, como lo son los servicios de salud, los de
la justicia y otros, divisibles o no.
c) Una tercera forma de gastos de transferencia está constituida por los subsidios o subvenciones no
incluidos en el sistema de seguridad social.
Estos gastos pueden ser periódicos o no; pueden destinarse a los consumidores o a las empresas. En todos los
casos, se trata de la entrega a ciertos destinatarios del poder de compra quitado, a través de impuestos u otros
recursos, a otros sujetos.
Se ha sostenido y es casi un lugar común en la literatura financiera, que los subsidios constituyen impuestos
negativos. Esto es importante para el desarrollo matemático de la teoría de las finanzas públicas; por ello, es
conveniente en una descripción no matemática de los fenómenos financieros, caracterizar este concepto de
subsidio como el concepto antitético del impuesto. Así lo coloca, con razón, A. Lerner7 .
Los subsidios pueden tomar la forma de venta por el Estado de bienes y servicios adquiridos o producidos
por él a precios inferiores al precio de plaza o aún de los costos de adquisición o de producción. En tales casos,
los gastos de transferencia pueden quedar ocultos.
d) Otro caso de transferencia es el pago de los premios del juego explotado por el Estado en sus formas más
variadas: lotería, quiniela, casinos, carreras de caballos, pollas de apuestas sobre los resultados de encuentros de
fútbol, combinaciones de los distintos juegos, etcétera.
Gastos de inversión
El gasto de inversión puede definirse como la erogación estatal destinada a la adquisición o producción de
bienes instrumentales o de capital, que incrementen el activo fijo del Estado y sirvan como instrumentos de
producción, para el propio Estado, de los bienes y servicios públicos.
En toda época y en todo lugar, el Estado ha efectuado gastos de inversión: edificios como sede de los
distintos órganos y oficinas; obras de urbanización; acueductos; cloacas; calles y rutas o caminos; canales;
puertos; diques y embalses; en tiempos más vecinos se agregaron usinas, oleoductos, distribución de gas y
electricidad, etcétera.
Sin embargo, la evolución histórica señala no sólo una variación cualitativa de esos gastos, sino un diferente
enfoque de la política de inversiones, puesto que éstas adquieren la función de suplir las deficiencias de la
demanda de bienes de consumo o de inversión por el sector privado y contribuir a la estabilización y al de-
sarrollo.
Crecimiento aparente
La comparación de los gastos públicos de un determinado país a través del tiempo exi ge que los valores a
comparar sean homogéneos. No lo son, cuando hubiera variado el criterio de contabilización de los gastos en
diferentes períodos. Por ejemplo, si el Presupuesto de un período no inc luye, entre los gastos, los déficit de
empresas estatales y el de otro período sí los computa, lo mismo si en un período se inc luyen los resultados
netos de las empresas estatales considerando dicho resultado como gasto, si es negativo y como recurso si es
positivo, mientras que en otro período se inc luyen todos los gastos de las empresas entre los gastos estatales y
todos los ingresosentre los recursos, es evidente la posibilidad que se observe un crecimiento de los gastos
públicos, el que será sólo aparente.
Es también causa del aparente aumento de los gastos públicos el envilecimiento del dinero, tanto de oro
como de papel. En el estudio de la tendencia (Trend) secular del nivel general de los precios en relación con el
oro (cuando éste constituía dinero, especialmente en los pagos internacionales), se observa un constante aumento
del nivel de precios y, correlativamente, una disminución del valor del oro. Se han señalado como causas de esta
desvalorización del oro el descubrimiento de nuevas minas y el adelanto técnico en la extracción del metal. El
efecto de este fenómeno es el aparente aumento de los gastos públicos con referencia al oro.
La causa más importante del aumento aparente de los gastos públicos es, sin duda alguna, la desvalorización
de la moneda de papel en régimen de curso forzoso. Como los gastos públicos representan —e n gran medida—
adquisiciones de bienes y servicios en el mercado, la desvalorización del dinero implica el aumento de los
gastos públicos en su valor nominal, pero no necesariamente en su valor con moneda constante. Para
deslindar lo que es aumento aparente, atribuible al factor monetario, de un posible aumento real, es necesario
deflacionar el monto nominal de los gastos.
Crecimiento real
El aumento real de los gastos públicos se debe sustancialmente a las siguientes causas: aumento del territorio
del país; aumento de la población; aumento de la Renta nacional; aumento de las tareas y funciones asumidas por
el Estado; armamentismo y preparación para la guerra.
a) Aumento del territorio. Puede tratarse de una ampliación política del territorio del Estado como
consecuencia de una guerra victoriosa o de la incorporación de nuevas tierras de alguna región hasta entonces no
explotada aun que ya perteneciente políticamente al Estado, como ocurrió en la Argentina con la conquista del
desierto, o en los Estados Unidos con el ensanchamiento de las fronteras. Cualquiera fuera la causa de la
expansión territorial del Estado, ella trae consigo el aumento de los gastos públicos por la necesidad de proveer a
la organización política y administrativa de las nuevas regiones y atender a los servicios públicos (defensa,
seguridad, salud, instrucción) como así también efectuar inversiones básicas para el desarrollo de aquéllas.
b) Aumento de la población. El crecimiento demográfico tanto vegetativo como inmigratorio es causa de
aumento de los gastos públicos, sean ellos destinados a la producción de servicios divisibles e indivisibles, o bien
a simples transferencias, ya que el volumen de los servicios está ligado a la magnitud de la población.
c) Aumento de la Renta nacional. El crecimiento de la Renta nacional permite al Estado satisfacer, más
intensivamente, las necesidades públicas ya asumidas o asumir otras nuevas que antes quedaban postergadas por
el nivel de renta anterior.
Ello es cierto en todos los niveles de gobierno.
En el orden municipal, la mayor renta de la población permite ampliar y mejorar el servicio de alumbrado;
embellecer los paseos públicos creando parques y jardines; proveer mejor a la instrucción y a la cultura,
promover el arte y las ciencias dentro de su ámbito.
En el orden provincial, se podrá incrementar la vialidad y el turismo, proveer mejores servicios dentro de su
esfera de acción, promover el progreso de zonas subdesarrolladas y el desarrollo de las actividades productivas.
En el orden nacional, amén de los servicios ya prestados, que podrán mejorarse, el Estado podrá modernizar
sus fuerzas armadas y sus medios de defensa, encarar obras públicas de mayor aliento y crear nuevos servicios
para necesidades públicas, latentes en un nivel más bajo de Renta nacional y que se vuelven actuales, cuando la
mayor Renta nacional permite la obtención de mayores recursos.
Aumento absoluto y aumento relativo
Todas las causas de aumento real de los gastos públicos reseñadas hasta aquí son causas naturales de que los
gastos se acrecienten en una determinada proporción. En otros términos, el aumento del territorio, de la
población y de la Renta nacional producen —obviamente— un aumento absoluto de los gastos públicos. Pero es
oportuno examinar si también ha habido un aumento relativo de dichos gastos, comparando no sólo los
guarismos de los gastos públicos, sino los de los gastos públicos por unidad de superficie territorial, los de los
gastos públicos por habitante y los de los gastos públicos por unidad de Renta nacional.
Armamentismo y guerra
Desde antes de la Primera Guerra Mundial se desató en Europa la carrera armamentista que desembocó en el
estallido del conflicto en el verano de 1914. Desde entonces se suele considerar al armamentismo como una de
las causas de aumento de los gastos públicos. Se trata de un aumento real y no sólo absoluto sino también
relativo, o sea de un aumento per capita y también con relación al ingreso nacional. El proceso del
armamentismo se puede acoplar a la guerra misma para constituir una de las causas más poderosas de
crecimiento de los gastos públicos. A ese respecto es muy importante la comprobación estadística efectuada por
autores británicos, respecto a que los conflictos armados provocan una brusca elevación de los gastos y que,
terminada la guerra, la reducción de ellos no significa el retorno al nivel ni al ritmo de crecimiento anterior a la
guerra11 .
Una interesante ejemplificación del crecimiento de los gastos públicos en diferentes países, está ofrecida por
Einaudi, desde la primera publicación de sus clases12 .
Un cuadro indica la variación de los gastos públicos en Francia, empezando por el año 1243 bajo el reinado
de San Luis hasta 1789 bajo Luis XVI. Dicha variación es de 3,7 millones a 475 millones de francos.
Acota dicho autor que —según se decía— era el régimen monárquico el culpable del fabuloso aumento de
los gastos. Vino la revolución y hubo un nuevo fortísimo incremento: de 755 millones en 1789 a 3623 millones
de francos en 1905.
Análogos ejemplos son los referentes al gasto público en Gran Bretaña, Alemania, Rusia, Estados Unidos,
Japón, Suecia, Suiza e Italia.
Los gastos de las entidades públicas locales no escapan al fenómeno señalado; tampoco los gastos de las
regiones y las provincias.
1. OBSERVACIONES PRELIMINARES
Una cuestión preliminar que se debe resolver, consiste en la exactitud o no del planteamiento de los efectos
de los gastos públicos. Se trata, en el caso del enfoque clásico, de erogaciones destinadas a la adquisición de los
factores e insumos para la producción de bienes y servicios públicos.
GASTOS PÚBLICOS
EFECTOS DE LOS GASTOS PÚBLICOS
Los efectos de dichas erogaciones consisten en los efectos del suministro de los bienes y servicios a sus
destinatarios; en el enfoque de las finanzas redistributivas, consisten en las medidas destinadas a lograr
modificaciones en la distribución de los ingresos entre los diferentes sectores; y en el enfoque de las finanzas
estabilizadoras y como instrumento de promoción del desarrollo, en el incremento del ingreso y de la ocupación
hasta llegar al pleno empleo y, respectivamente, en la aceleración del ritmo de crecimiento económico.
Los efectos de los gastos públicos deben ser reconocidos a través de los efectos de los bienes y servicios
públicos, en un supuesto, en los otros, directamente de las consecuencias de las erogaciones.
En todos los casos, sin embargo, los efectos de los gastos pueden variar según el tipo de recursos empleados
para su financiación. Más precisamente, el análisis de los efectos de los gastos debe efectuarse suponiendo un
determinado recurso, repitiéndolo sucesivamente suponiendo, uno por uno, los otros tipos de recursos.
De ello resulta, por lo menos, una mejor formulación del problema no sólo como efecto de los gastos
públicos, sino globalmente como efectos de la economía presupuestaria sobre la economía del mercado1 .
Para el análisis de este problema así reformulado, pueden plantearse las siguientes hipótesis.
Los efectos de la economía del sector público sobre la economía total de un país pueden ser cuantificados, o
sea medidos, a través del uso de instrumentos conceptuales—que examinaremos someramente a continuación—
elaborados por la doctrina económica y que son esencialmente los siguientes: el multiplicador, el principio de
aceleración y la interacción de ambos y el principio de la amplificación.
1. EL MULTIPLICADOR
Concepto y antecedentes
El multiplicador es el factor por el cual se multiplica el monto de un incremento neto de inversión (o, más en
general, de un gasto) dando como resultado un incremento de la Renta nacional y de la ocupación.
GASTOS PÚBLICOS
CUANTIFICACIÓN DE LOS EFECTOS DE LOS GASTOS PÚBLICOS
Debemos a Keynes, sin perjuicio de algunos antecedentes doctrinales y, principalmente, el del multiplicador
creado por Kahn1, mencionado y discutido por Keynes, el mérito de haber elaborado este valioso instrumento,
que permite entender y valuar cuantitativamente el efecto del gasto público como factor de la reactivación
económica, hasta alcanzar la meta de la plena ocupación y el nivel de Renta nacional correspondiente a ese nivel
de ocupación.
Factores determinantes
El multiplicador depende de la "propensión marginal a consumir", que es el incremento de la demanda de
bienes de consumo correspondiente a un incremento unitario de ingreso .
Es cierto que el incremento del consumo por cada incremento unitario de ingreso es diferente para cada
grupo de consumidores, puesto que los sujetos que pertenecen a los grupos de menores ingresos destinarán todo
o casi todo el incremento de ingresos para demandar bienes de consumo, mientras que los que pertenecen a
categorías de altos ingresos destinarán sólo una pequeña proporción del incremento de ingreso para el consumo y
la mayor parte restante para el ahorro. Sin embargo, es posible determinar el valor promedio ponderado de las
propensiones marginales a consumir de un país. Este resultado será la propensión marginal a consumir de la
población de un país en su conjunto2 .
Keynes sostiene que un incremento neto de la inversión tiene un efecto superior al monto de la misma o,
mejor dicho, igual al monto de la inversión multiplicado por un factor K, igual a:
Dicho factor se llama multiplicador y su valor real en la economía de un país depende, en primer término, de
la propensión marginal a consumir.
Ahora bien, Keynes agrega que, siendo la propensión marginal a consumir más o menos constante, lo mismo
ocurrirá —presumiblemente— con el multiplicador.
Sin embargo, el propio Keynes admite que la propensión marginal a consumir puede variar; especialmente a
cada aumento de la Renta nacional baja la propensión marginal a consumir.
No es ello obstáculo para el funcionamiento del multiplicador, el que —e n tales hipótesis— no producirá
todo el efecto que su magnitud significaría en teoría.
2. EL PRINCIPIO DE ACELERACIÓN
Conceptos y antecedentes
Otro instrumento conceptual que contribuye al conocimiento de los efectos del gasto público sobre la
economía consiste en el principio de aceleración.
Este principio es el resultado de importantes contribuciones doctrinales y estadísticas dentro de la teoría de
las fluctuaciones cíclicas. Su origen es más antiguo que el del multiplicador y las discusiones e investigaciones a
su respecto han motivado una literatura no menos amplia e importante que la referente al multiplicador.
El principio de aceleración consiste en el efecto que la mayor demanda de bienes de consumo origina para la
demanda de bienes de inversión. En una formulación simple, la explicación del principio de aceleración es la
siguiente: un incremento de la demanda de bienes de consumo provoca un mayor uso de los equipos, originando
una mayor demanda de bienes instrumentales.
Por ejemplo, si en una situación de larga duración, la tasa de consumo permanece invariable y, al mismo
tiempo, permanece constante la cantidad de bienes de capital, un aumento del 10% en la tasa de consumo puede
suponerse que origine un aumento del 10% en la cantidad del equipo de capital. Si la amortización de los bienes
de capital y su reemplazo abarca el 10% del total, ello significa que un aumento de la tasa de consumo del 10%
hará duplicar la producción de bienes de capital: en otras palabras, un aumento del 10% en la producción de
bienes de consumo puede producir un aumento del 100% en la producción de bienes de inversión9 .
Claro está que este efecto está condicionado por múltiples circunstancias, de las que podemos mencionar: la
existencia de plena ocupación en las industrias de bienes de consumo o en la de bienes de inversión o en ambas;
las expectativas de los empresarios y de los consumidores, la existencia o no de ganancias; las distintas etapas
del ciclo, la carrera entre la producción de bienes de consumo y de bienes de capital, etcétera.
Tinbergen ha efectuado, por encargo de la ex Sociedad de las Naciones, una profunda investigación con el
propósito de comprobar estadísticamente el principio de aceleración10 ; sus conclusiones han sido bastante
negativas, en contraste con las comunes opiniones de la mayoría de los autores. Sin embargo, nos parece
aceptable el punto de vista de Somers11 respecto a que no se puede pretender probar por medio de las
estadísticas el funcionamiento del principio de aceleración, introduciendo en el análisis todos los supuestos
contemplados en la teoría y admite que dichos supuestos pueden no coincidir con la realidad y que hay que
conformarse con la teoría, según la cual "el principio de aceleración constituye un instrumento importante para el
análisis de los efectos de los gastos públicos, examinando la interacción cualquier tiempo, cuando se conocen o
pueden estimarse las numerosas condiciones involucradas. Proporciona un medio útil y conveniente para el
estudio de los efectos que los gastos públicos pueden tener sobre la inversión privada"12 .
4. EFECTO AMPLIFICADOR
Finalmente, se ha elaborado en la teoría económica el efecto amplificador, que consiste en la amplificación
de la demanda global a través de las variaciones en las existencias de materias primas o de productos terminados.
Las variaciones en la demanda de bienes de consumo tienen como efecto, las variaciones en las existencias y
éstas, a su vez, sobre la demanda de bienes de inversión, constituyendo así un fenómeno intermedio entre el
multiplicador y el acelerador14 .
No obstante los instrumentos conceptuales elaborados por la teoría económica y las tentativas de su
aplicación práctica en la medición de los efectos de las variaciones del gasto público, estamos aún lejos de
alcanzar resultados concretos. Los instrumentos reseñados nos dan el camino a seguir para cuantificar dichos
efectos y las discusiones doctrinales contribuyen al conocimiento de todas las circunstancias que deben tenerse
en cuenta para llegar a la meta.
Concepto
Un aumento del gasto público que produzca un incremento en la demanda global trae como consecuencia
que se creen los presupuestos necesarios para lograr una mayor ocupación, la que crecerá hasta multiplicar la
ocupación (o aumento de renta) inicial.
La primera formulación teórica del multiplicador se debe a Kahn15 .
La teoría del mutiplicador se presenta como una característica propia del gasto público (política de obras
públicas, especialmente en períodos de crisis) aun que Keynes lo extiende a todo gasto que determine un
incremento de consumos o de inversiones privadas o públicas16 .
Donde: s = Propensión marginal al ahorro; y
c = Propensión marginal al consumo19 .
El multiplicador de la inversión puede obtenerse a partir de la propensión marginal al consumo en la forma
que se ve a continuación.
Partimos de la base que a todo aumento de la inversión corresponde un aumento de la renta, o sea:
Este valor k es lo que se denomina multiplicador de la inversión.
En una primera instancia podemos decir que:
Pero interesa ver qué relación existe entre el multiplicador de la inversión y la propensión marginal al
consumo (PMC).
Suponemos que un cierto aumento de la renta procede de un aumento del consumo y de un aumento de la
inversión, o sea:
o bien, dividiendo numerador y denominador por ¿Y resulta
Con lo que se demuestra que el multiplicador de la inversión está en función del valor de la Propensión
Marginal al Consumo20 .
En el ejemplo descripto, que denominaremos Caso 1, la renta nacional genera da, suponiendo una PMC del
50% 1/2 es:
1000+500+250+125... que es lo mismo que:
1000+1/2+1000+1/4+1000+1/8+1000... que se puede escribir:
Sacando factor común 1000.
Caso 2
Si la PMC hubiera sido menor, por ejemplo, la renta generada sería:
Caso 3
Supongamos ahora que la PMC fuera mayor que en el primer caso, por ejemplo, 3/4, la renta generada sería:
caso, por las razones ya indicadas.
Esos valores 2, 4/3, y 4 por los que multiplicamos la inversión o gasto inicial son los diferentes valores del
multiplicador. Teóricamente el multiplicador puede tomar valores de 1 . Sin embargo, no puede bajar a 1 porque
la PMC nunca es cero y no puede llegar a infinito, si es válido el supuesto de Keynes respecto a que la PMC es
siempre << 1.
Keynes estima que el valor efectivo del "Multiplicador" es aproximadamente tres con variaciones en las
diferentes fases del ciclo económico21.
Aspectos temporales
La teoría del multiplicador de Keynes hace abstracción —e n principio— de los retardos temporales. Es
obvio, sin embargo, que al juzgar la aplicación práctica del multiplicador debe tenerse en cuenta el hecho del
tiempo que transcurre entre los gastos sucesivos de la renta y los efectos resultantes.
Este período se refiere al tiempo necesario que debe transcurrir desde el momento en que la renta se
distribuye (a los obreros) hasta que el productor se da cuenta de ello e intensifica el proceso productivo. Ese
período puede verse acortado por previsiones rápidas de los empresarios y adquisiciones a crédito o puede verse
alargado si hay existencias apreciables, dificultades de transporte u otros factores.
Este período de tiempo no se refiere al paso del dinero de una mano a otra.
Para evitar equívocos entre estos dos aspectos Hansen ha distinguido el período de tiempo medio entre
gastos de consumo o período del multiplicador (período que separa el aumento de la demanda de bienes de
consumo del aumento de la demanda de otros bienes de consumo imputable a la variación anterior), del período
de tiempo medio conexo con la velocidad de la renta monetaria "período de velocidad de la renta" (período que
transcurre desde el momento en que $a 1 se convierte en renta para uno hasta el momento en que llega a serlo
para otro).
En el Caso 1 visto, por ejemplo, si el "período" entre los gastos es de 2 meses, con una PMC =
y, por lo tanto, con un multiplicador de 2, la inyección inicial de $a 1000 de gasto incrementará la renta en $a
1000 en el momento del primer gasto por el Estado. Dos meses después se gastarán $a 500 en consumo y la renta
se elevará en la cantidad correspondiente. Cuatro meses después de la inyección, se añadirán $a 250 y seis meses
después se añadirán a la renta $a 125. En cada período (o etapa Ei) sucesivo, la renta se elevará menos y menos
como resultado de este gasto inicial de $a 1000 y se aproximará al aumento total de la renta de $a 2000 o sea que
tiene que transcurrir algún tiempo desde que ha comenzado el gasto público para que éste alcance su máxima
efectividad. Una vez que cesa el gasto público, el efecto de creación de renta disminuye gradualmente y termina
por desaparecer por completo.
Filtraciones
Se ha visto que el multiplicador encuentra una primera filtración o pérdida (leakage, eninglés) en la
propensión al ahorro y un retardo en su desenvolvimiento por el período en que se desarrolle.
Pero éstos no son los únicos impedimentos o límites a su funcionamiento, ya que además cabe señalar:
Consumos anteriores.
1. Reembolso de deudas.
2. Consumos anteriores.
3. Aumento de la preferencia por la liquidez.
4. Saldo pasivo de la balanza de pagos.
5. Efectos inflacionarios.
6. Disponibilidad de los factores de la producción.
7. Influencia de los programas de obras públicas sobre la inversión privada.
8. Los impuestos y el ahorro de las Sociedades Anónimas22 .
Veremos cómo afectan estas filtraciones a la Renta nacional generada.
Volvemos a considerar el Caso 1 en el que ahora suponemos una filtración constante del 10% en cada una de
las etapas.
Caso 1
1000 + (500 - 100) + (200 - 40) + (80 - 16) + (32 - 6,4) donde el minuendo de cada término entre paréntesis
es el consumo teórico determinado por la PMC y el sustraendo es la filtración a ese consumo.
1000 + 400 + 160 + 64 + 25,6 + ..... que puede expresarse como
; sacando factor común
Se puede llegar a determinar este aumento de renta directamente: si la PMC = 50% y la filtración = 10% la
PMC queda reducida a un 40%. Llamaremos a esta PMC reducida PMC'.
Por lo tanto, aplicamos la fórmula ya vista y resulta:
Aumento de renta =
Caso 2
Con una filtración del 30%:
Por pasos sucesivos semejantes a los del caso anterior llegaremos a:
Aplicando la fórmula, sería: