Está en la página 1de 7

Halford J .

Mackinder 205
Halford J. Mackinder *
EL OBJETO Y LOS METODOS Como resultado natural, nos encontramos hoy próximos a finalizar los
grandes descubrimientos. Las regiones polares son las únicas zonas que
DE LA GEOGRAFIA **
permanecen en blanco en nuestros mapas. Un nuevo Stanley ya no podrá
nunca revelar de nuevo el Congo al mundo deslumbrado. Durante un derto
tiempo se puede seguir haciendo buen trabajo en Nueva Guinea, en Africa,
en Asia Central, a lo largo de los márgenes de las regiones heladas. Du­
rante un cierto tiempo todavía, un Greely podrá volver a ser objeto de
viejas y entusiastas bienvenidas, y poner de manifiesto que no son héroes
lo que falta. Pero a medida que los relatos de aventuras van disminuyendo,
que su lugar es progresivamente ocupado por los detalles de los estudios
topográficos y cartográficos, los socios de las Sociedades Geográficas se pre­
guntarán con desánimo: «¿Qué es la geografía?»
No es necesario decir que este artículo no habría sido escrito si yo cre­
yera que la Real Sociedad Geográfica tiene en fechas próximas que cerrar su
historia — como si se tratara de un Alejandro corporativo lloroso porque ya
no tiene más mundos que conquistar. Nuestro trabajo futuro lo prefiguran
artículos tales como el de Wells sobre Brasil, el de Buchanan sobre los
Océanos, o el de Bryce sobre la relación de la Historia y la Geografía. No
obstante, sacaríamos grandes ventajas de orientarnos por los nuevos cami­
^ ¿Qué es la geografía? No deja de ser una extraña pregunta para plan­ nos con los ojos abiertos en todos los sentidos. Una discusión del tema en
teársela a una Sociedad Geográfica, pero existen, por lo menos, dos razones el momento presente tiene probablemente la ventaja adicional de suminis­
por las que debe ser contestada, y contestada ahora. En primer lugar, los
trarnos nuevas armas en nuestra batalla educacional.
geógrafos se han mostrado, desde hace algún tiempo, muy activos en reivin­
La primera pregunta que debe retener nuestra atención es ésta: ¿la geo­
dicar para su ciencia una posición más honorable en los planes de estudios
grafía es uno o varios temas? Más exactamente: ¿la geografía física y la
de nuestros colegios y universidades. El mundo, y en especial el mundo de
política constituyen dos etapas de una misma investigación, o, por el con­
la enseñanza, replica con la pregunta: «¿Qué es la geografía?» Hay una
cierta ironía en el tono. La batalla de la enseñanza que actualmente se está trario, se trata de temas diferentes que deben ser estudiados con distintos
librando suministrara la respuesta que puede ser dada a la siguiente pre­ métodos, la una como apéndice de la geología, la otra como apéndice de la
gunta: ¿Puede la geografía convertirse en una disciplina en lugar de ser un historia? Esta cuestión ha merecido un gran interés por parte del Presidente
simple cuerpo de informadón? Pero esto no es sino un añadido a la exten­ de la Sección Geográfica de la Asociación Británica. En su conferenda de
sa pregunta sobre d objeto y los métodos de nuestra dencia. Birmingham adoptó una postura muy definida. Dijo:
La otra razón para presentar este tema a vuestra atención es semejante. «Es difícil reconciliar la amalgama de lo que debe ser considerado geo­
Durante medio siglo varias sociedades, y, en particular, la mayoría de las grafía "científica” con la historia. Están tan totalmente separadas la una de
nuestras, han promodonado de forma activa la exploración del mundo. la otra como la geología de la astronomía.»
Sólo muy a pesar mío, y con gran modestia, me atrevo a mostrarme en
desacuerdo con una persona de autoridad tan justamente reputada como
* Halford J . Mackinder (1861-1947). Además del artículo traducido en este libro,
entre sus trabajos principales se encuentran: Sir Frederic Goldsmith. Y lo hago tan sólo porque tengo la firme convicción
Mackinder, H . J . (1902): Britain and the British Seas, Oxford, Clarendon Press 2 * ed de que la posición adoptada en Birmingham es fatal para un futuro favora­
1907. ' ’’ ble de la geografía. He tenido, además, conocimiento de la declaración de
Mackinder, H. J . (1904): «The Geographical Pivot of History», Geographical JournaL Sir Frederic Goldsmith en el sentido de que está dispuesto a renundar
X X I I I , pp. 421-437.
a la conclusión a la que había llegado, ante argumentos de mayor peso.
Mackinder, H. J . (1931): «The Human Habitat», Scottish Geographical Magazine,
X L V II, pp. 321-335. En un debate tan difícil sería extremadamente presuntuoso por mi parte
Mackinder, H. J ., Myres, J . L., y Heure, H. J . (1943): «The Development of Geo­ considerar que mis argumentos son más sólidos. Los expongo porque, hasta
graphy», Geography, X X V III, 3, pp. 69-77. donde yo sé, no han sido ni discutidos, ni rebatidos en la dtada conferen­
* * Mackinder, H. J . (1887): «On the Scope and Methods of Geography», Pro-
ceedings o f the Royal Geographical Society, IX , pp. 141-160. Traducción de Josefina
cia. Quizá Sir Frederic Goldsmith no ha hecho sino expresar los puntos de
Gómez Mendoza. vista impredsos sobre el tema habituales en muchas mentes humanas. Esto
204

f
c (
206 Antología de textos Halford J. Mackinder 207

es lo más probable, puesto que en su propia exposición utiliza argumentos dón, nos remitimos a nuestra última postura. Estos análisis han sido
que avalan un punto de vista opuesto al que él mismo formula. intentados y no han resultado satisfactorios. Es más fácil, prácticamente,
En la misma página de la que hemos extraído la cita anterior se puede aprender d análisis profundo de la cienda, que alcanza y satisface en todos
encontrar un párrafo en el que se expresa la aprobación más total de la los aspectos los instintos que nos llevan a plantear siempre la pregunta de
obra de Bryce: La Geografía en su relación con la Historia. La tesis prin­ «¿dónde?», que obtener informadón sufidente a partir de las listas de
cipal de este trabajo es precisamente que el hombre constituye en gran nombres de'los viejos libros escolares o de las descripciones de la llamada
parte «un producto de su medio». La función de la geografía política con­ geografía descriptiva. La topografía, que es geografía con las «razones por
siste en trazar la interacción entre el hombre y su medio. Sir Frederic qué» eliminadas, es rechazada unánimemente tanto por profesores como
Goldsmith plantea como función de la geografía política el suministrar a por alumnos.
nuestros futuros hombres de Estado «una comprensión total» de «las con­ Existen otras razones para nuestra posición de mayor importancia que
diciones geográficas». Nada se puede objetar a este punto de vista. Pero la simple conveniencia práctica de la enseñanza. Mendonaré tres de ellas.
parece considerar que la «comprensión total» de la que habla se logrará La primera es la siguiente: Si se estudia lo que los viejos geógrafos llaman
con lo que quede después de que la geografía «física y científica» haya «rasgos físicos» en sus relaciones causales, se hace cada vez más fácil
sido eliminada. progresar. Nuevos hechos se adaptan de forma ordenada al esquema gene­
Antes de seguir adelante conviene saber si no podemos afinar más ral. Proyectan una luz nueva a todo d conocimiento previamente obtenido,
nuestra definición. La fisiología respondería a la definición de la ciencia y este conocimiento los ilumina a su vez desde diversas perspectivas. Por d
que describe la interacción del hombre y de su entorno. Corresponde a la contrario, cuando se sigue el método de la descripdón, o con mayor motivo
fisiología, a la física y a la química trazar la acción de las fuerzas inde­ aún el de la enumeración, cada hecho adidonal no hace sino añadir un
pendientes en su mayor parte de una localización precisa. Es especialmente elemento más al fardo que debe ser almacenado en la memoria. Es como
característico de la geografía insistir en la influencia de la localización, tirar otra piedra a un montón de ellas. Es como estudiar matemáticas tra­
es decir, de las variaciones locales del medio. Mientras no lo hace no es tando de recordar las fórmulas en lugar de captar los principios.
otra cosa que fisiografía, y el fundamental elemento topográfico ha sido Nuestra segunda razón es, en pocas palabras, la que sigue. Un análisis
omitido. Propongo, por tanto, definir a la geografía como la ciencia cuya superficial puede conducir a error: por un lado, al no lograr ir más allá
principal función consiste en poner de manifiesto las variaciones locales de de la similitud superficial de cosas esencialmente diferentes; por d otro,
la interacción del hombre en sociedad y de su medio. al no conseguir detectar la semejanza esencial entre cosas que son super­
Antes de que pueda ser considerada la interacción, deben de ser ana­ ficialmente diferentes.
lizados los elementos que interactúan. Uno de estos elementos es el medio En cuanto a la tercera razón, se trata de que la mente que ha captado
en su diversidad, y su análisis corresponde, yo creo, a la geografía física. de forma vivaz los factores de su medio en sus verdaderas relaciones, está
El otro elemento es, naturalmente, el hombre en sociedad. Su análisis muy abierta a la sugerencia de nuevas reladones entre el medio y el
será más breve que el del entorno. Las comunidades de hombres deben hombre. Incluso si no hubiera intención de hacer avanzar la ciencia, las
ser consideradas como unidades en la lucha por la existencia, más o menos mismas condiciones conducirán a una rápida, eficaz y, por tanto, permanente
favorecida por sus diversos medios. Nos encontramos de esta forma colo­ apreciadón de las relaciones que han sido detectadas por otros.
cados en una posición en directo antagonismo con las nociones comúnmente Conviene, llegados a este punto, detenernos para sintetizar nuestra
aceptadas. Sostenemos que no puede existir una geografía política racio­ posición en una serie de enunciados:
nal si no se construye sobre la base de la geografía física y consiguiente­
mente a ella. En los momentos actuales estamos sufriendo los efectos de 1) Se acepta que la función de la geografía política consiste en des­
una geografía política irracional, es decir, que su principal función no con­ entrañar y demostrar las relaciones que existen entre el hombre en sodedad
siste en trazar las reladones causales, por lo que tiene que mantenerse y las variadones lócales de su medio.
como cuerpo de datos aislados para ser conservados en la memoria. Una 2) Con carácter previo deben de ser analizados los dos factores.
geografía de este tipo nunca puede ser una disciplina, nunca puede, por 3) Corresponde a la geografía física analizar uno de estos factores,
consiguiente, ser honrada por el profesor, y tiene forzosamente siempre el medio con sus variaciones.
que fracasar en la atracción de mentes lo suficientemente amplias como 4) Nadie más puede realizar esta fundón de forma adecuada.
para pertenecer a líderes.
Pero, se nos puede replicar: Para los propósitos de la geografía política, Porque:
¿no puede usted darse por satisfecho con un análisis más superficial y más Ningún otro análisis puede presentar los hechos en sus rdadones cau­
fácil de aprender que el suministrado por la geografía física? En contesta- sales y en su perspectiva verdadera.

( (
208 Antología de textos
Halford J . Mackinder 209
Por consiguiente:
Consideremos, por tanto, en primer lugar, la configuración de la super­
Ningún otro análisis podrá:
— en primer lugar, servir al profesor como disciplina; fide terrestre. Nos encontramos aquí ante una manzana de la discordia
entre geólogos y geógrafos. Los primeros sostienen que las causas que
— segundo, atraer de entre los discípulos a las mentes más elevadas;
— tercero, economizar el poder limitado de la memoria; determinan la forma de la litosfera pertenecen a su cienda, y que no hay
en ellas ni lugar ni necesidad de geógrafos físicos. En consecuencia, él
— cuarto, ser igualmente fiable, y,
— en quinto lugar, ser igualmente sugerente. geógrafo ha perjudicado a su dencia renunciando a induir entre sus
te datos resultados de le geología distintos de los elementales. Esta rivalidad
Llegados a este punto, es de esperar que se nos haga observar que, es bien conocida para todos los aquí presentes. No ha causado sino daño
si bien se admite la conveniencia de lo que pedimos, quizá estemos pidien­ a la geografía. Dos ciencias pueden partir de información en parte idéntica,
do lo imposible. Nuestra contestación sería qtie no se ha intentado. La y no por eso tienen que andarse peleando, puesto que los datos, aunque
geografía física ha sido cultivada por los que ya estaban previamente car­ idénticos, son considerados desde distintos puntos de vista. Son dasifica-
gados con la geología; la geografía política, por los que se ocupaban de la dos de forma diferente. El geólogo, menos que nadie, debe dar muestras
historia. Es hora de que aparezca d hombre que, adoptando el punto de de esta debilidad. En efecto, a cada paso, en su propio campo, depende de
vista geográfico como punto de vista central, atienda con el mismo interés ciencias hermanas. La paleontología es la clave para la edad relativa de los
tanto a las partes de la ciencia como a las partes de la historia que revistan estratos, pero está separada de forma irracional de la biología. Algunos
importanda para su investigación. El conocimiento es, después de todo, de los más difíciles problemas de la física y de la química caen dentro del
único, pero la extrema especializadón de la actualidad parece ocultar el campo de la mineralogía, especialmente, por ejemplo, las causas y los
hecho para cierta clase de mentes. Cuanto más nos espedalizamos, más métodos dd metamorfismo. El mejor intento de hallar una medida común
espacio y más necesidad hay de estudiosos cuyo objetivo constante sea del tiempo geológico e histórico lo constituye la interpretación astronómica
poner de manifiesto las relaciones entre temas especializados. Una de las del doctor Croll de las épocas glaciales recurrentes. Pero baste así. La ver­
mayores lagunas es la existente entre las dendas naturales y d estudio dadera distindón entre la geología y la geografía me parece que descansa
de la humanidad. Es tarea del geógrafo tender un puente sobre un abismo en lo siguiente: el geólogo mira al presente porque tiene que interpretar
que, en opinión de muchos, está rompiendo el equilibrio de nuestra cultura. el pasado; d geógrafo mira al pasado porque tiene que interpretar el pre­
Córtese cualquier miembro de la geografía y habrá sido mutilada en su parte sente. Esta línea distintiva acaba de ser trazada para nosotros por uno de
los más grandes geólogos.
más noble.
Al decir esto no estamos negando la necesidad de una especializadón
dentro de la propia geografía. Si se quiere hacer un trabajo original dentro Quizá en ninguna otra parte se advierta mejor que en la geografía física
de la ciencia, hay que espedalizarse. Pero para este fin, tanto la geografía el daño causado a la geografía por la teoría que le niega su unidad. El tema
física como la política resultarían tan inmanejables como la totalidad de ha sido abandonado en manos de los geólogos, y tiene, en consecuencia, un
la disdplina. Más aún, el tema de espedalizadón no tiene por qué caer giro geológico. Fenómenos tales como los volcanes, los veranos cálidos y
enteramente dentro del campo de una u otra de las dos ramas; puede los gladares han sido incluidos en capítulos sin reladón con las regiones en
estar en el límite de ambas. La geografía se parece a un árbol que se las que tienen lugar. Desde el punto de vista dd geólogo, esto es suficien­
divide muy pronto en dos grandes ramas, pero cuyas ramas secundarias te — está mirando su piedra de Rosetta; la comprensión de cada uno de los
están intrincadamente entrelazadas. Cada cual selecciona unas cuantas ra- jeroglíficos es de gran importancia, pero el significado del pasaje completo,
mitas adyacentes, pero éstas arrancan de diferentes ramas. No obstante, el relato del acontecimiento registrado, carece de importancia de cara a la
como materia de enseñanza, y como base de toda especializadón fructífera interpretación de otros registros. Pero una dencia de este tipo'no es real­
dentro de la disciplina, insistimos en la enseñanza y en la consideradón mente geografía física, y el doctor Archibald Geikie nos dice claramente
en sus Elementos de Geografía Física que utiliza estos términos como
de la geografía como un todo.
Este tema de la posibilidad nos conduce de forma natural a preguntar­ equivalentes de fisiografía. La verdadera geografía física trata de suminis­
nos por las relaciones de la geografía con sus dendas vecinas. No podemos trarnos una descripción causal de la distribudón de las configuraciones de
hacer nada mejor que adoptar la rudimentaria clasificación del medio de la superficie terrestre. Los datos deben ser clasificados sobre bases topo­
Mr. Bryce. En primer lugar, tenemos las influencias debidas a la configu­ gráficas. De aventurarme a formular estos hechos de forma algo tajante,
ración de la superficie terrestre; en segundo lugar, las que pertenecen a cabría decir: Ante una determinada configuración, la Fisiografía se pregun­
la meteorología y al clima; y, en tercer lugar, los recursos ofreddos por ta: «¿Qué es»; la Topografía: «¿Dónde está?»; la Geografía física: «¿Por
qué está ahí?»; la Geografía política: «¿Cómo actúa ante el hombre en
un país a la actividad humana.
sociedad y cómo reacdona éste ante ella?». La Geología se pregunta:

!
( (
210 Antología de textos Halford J. Mackinder 211

«¿Qué enigma del pasado ayuda a resolver?» La fisiografía constituye una pero aislados, puntos de referencia mentales sobre los que situar los nom­
base común para el geógrafo y el geólogo. Las cuatro primeras pregun­ bres. La porción política de un trabajo de este tipo no rebasa, incluso en
tas corresponden, al geógrafo. Las preguntas están ordenadas. Cabe pregun­ el mejor de los casos, el rango de un buen sistema nemotécnico. Y en
tarse en cualquiera de ellas, pero, en mi opinión, es imposible contestar cuanto a la porción física, todos los manuales coinciden en cometer lo que,
positivamente a una que sea posterior antes de haber contestado a la que le desde mi punto de vista, es un fundamental error. Separan las descripcio­
precede. En este sentido estricto, la geología propiamente dicha es inne­ nes del litoral y de la superficie. Esto es fatal para la demostración con
cesaria a la secuencia del ajgumento. la debida perspectiva de la cadena de causas y efectos. Los accidentes de
Daremos dos ejemplos de la inadecuación para los propósitos: geográ­ la superficie y del litoral son como los resultados de la interacción de dos
ficos de las geografías físicas presentes (geológicas) aun cuando se con­ fuerzas, la variable resistencia de los estratos rocosos y los variables pode­
sideren fisiografías. t res erosivos de atmósfera y mar. Los agentes de erosión, sean superficiales
La primera es la prominencia indebida concedida a temas tales como o marginales, actúan sobre el mismo conjunto de rocas. ¿Por qué tiene que
volcanes y glaciares. Vuestro secretario Mr. Bates ha llamado varias veces haber un cabo Flamborough? ¿Por qué tiene que existir una llanura de
mi atención sobre eso. Es perfectamente natural en libros escritos por geó­ Yorkshire? No son sino dos niveles del borde de una misma y única masa
logos. Los volcanes y los glaciares son fenómenos que dejan muchas huellas de estratos de creta.
características tras sí. Por consiguiente, son muy importantes desde un (-)
punto de vista geológico y merecen un estudio especial. Pero el resultado A partir de la consideración del plegamiento de los materiales calcá­
recuerda a un libro sobre biología escrito por un paleontólogo. En él reos y de su carácter abrupto en comparación con las formaciones supra
podemos esperar encontrar una descripción detallada de la concha del ca­ e infrayacentes, se pueden demostrar las causas de los dos grandes pro­
racol, por ejemplo, pero, en cambio, y en términos relativos, estará des­ montorios, las dos grandes ensenadas y las tres grandes zonas de tierras
cuidada la descripción, mucho más importante, de las partes blandas. altas y abiertas que han determinado la localización, el número y la impor­
Mi segundo ejemplo es un ejemplo práctico que apela a la experiencia tancia de las ciudades principales y de las divisiones del Sureste inglés.
de todos los viajeros atentos. Supongamos que viajamos aguas arriba del Puede prolongarse el mismo proceso de razonamiento al nivel de detalle
Rhin; hay que estar particularmente falto de curiosidad para no hacerse que se requiera. E l tratamiento geográfico de cualquier otra región puede
preguntas como las siguientes: ¿Por qué, tras atravesar muchas millas en ser similar. Lo que es más: en cuanto se dominan las pocas ideas geológicas
tierra llana sobre la que el río describe numerosos meandros a nivel de la simples involucradas en el tema, se puede ya transmitir en unas cuantas
tierra aledaña, llegamos repentinamente a una parte del curso en la que frases un esquema y una concepción precisa del relieve. El esfuerzo reque­
atraviesa una garganta? ¿Por qué al llegar a Bingen, cesa más bruscamente rido para aprender a manejar la primera aplicación del método es proba­
aún la garganta y en su lugar hay un valle que parece un lago rodeado blemente mayor que el que requieren los viejos métodos. Su belleza radica
por filas paralelas de montañas? Ninguna geografía física de las habituales precisamente en el hecho de que cada nuevo hallazgo confiere una incre­
que yo haya consultado responde adecuadamente a preguntas de este tipo. mentada facilidad de adquisición.
Si ustedes desean tener un conocimiento especial sobre el tema, deben saber Resumiendo nuestras conclusiones en lo relativo a la relación entre
que si consultan el Journal of the Geological Society encontrarán un artícu­ geología y geografía bajo la forma de las siguientes proposiciones:
lo delicioso al respecto de Sir Andrew Ramsay. Pero esto implica tener
tiempo y oportunidad para poder buscar en la obra original de autoridades, 1. Es esencial conocer la forma de la litosfera.
y aun así lo que se obtiene no es mucho. En efecto, sólo unas cuantas re­ 2. Esta forma sólo puede ser recordada con precisión e intensidad si
giones aisladas han sido estudiadas de esta forma. se conocen y comprenden las causas que la han determinado.
Voy a concluir esta parte de mi exposición con un intento construc­ 3. Una de estas causas es la dureza relativa de las rocas y su dis­
tivo. Elegiré una región que a todos nos resulta familiar, a fin de que posición.
vuestra atención se concentre más en el método qué en el objeto. Consi­ 4. Pero no se debe admitir ningún tipo de dato O razpnamiento geo­
deremos el Sureste de Inglaterra. El método habitual que tiene la geografía lógicos si nó son pertinentes para la argumentación geográfica.
de tratar una región de este tipo consiste en describir desde un punto de Deben ayudar a contestar a la pregunta: «¿Por qué una determi­
vista físico primero la costa y después la superficie. Se enumerarán en nada configuración terrestre está donde está?»
orden los cabos y pequeños golfos de la primera, las colinas y valles de la
segunda. Después se suministrará una lista de las divisiones políticas, y Las dos restantes clases de factores del entorno señaladas por Mr. Bryce
otra posterior de ciudades principales, con los ríos a cuyos bordes se asien­ requieren una menor consideración. La distinción entre meteorología y geo­
tan. En algunas ocasiones se añadirán algunos pocos casos, interesantes, grafía ha de ser práctica. Todo lo que en meteorología, y es mucho, se

i
( (
212 Antología de textos Halford J . Mackinder 213

refiere a la predicción del tiempo no puede ser reclamado por el geógrafo. quiere. Corresponde al geógrafo facerlo en su lugar. Por otra parte, el
Tan sólo son de su competencia las condiciones climáticas medias o recu­ geógrafo debe dirigirse a la historia para tratar de verificar las relaciones
rrentes. Y aun en este caso debe muy a menudo contentarse con adoptar que sugiere. El conjunto de leyes que gobiernan estas relaciones, que habrá
como datos los resultados de la meteorología de la misma manera que ido evolucionando con el tiempo, habría hecho posible escribir mucha
la propia meteorología acepta los de la física. Es un error, especialmente historia «prehistórica». La obra de John Richard Green Making of England
de los alemanes, el incluir tanta meteorología en la geografía. La geografía es en gran parte una deducción a partir de las condiciones geográficas de lo
tiene relaciones con muchas temas, lo que no quiere decir que tenga necesa­ que ha debido ser el curso de la historia.
riamente que incorporarlos orgánicamente. Incluso el gran Peschel incluye Me queda por desarrollar lo. que opino sobre el hilo conductor del
en su Physische Erdkunde una discusión del barómetro y una demostración razonamiento geográfico. Lo haré'en dos fases. La primera será de carác­
de las fórmulas que se necesitan en las correcciones barométricas. Digre­ ter general, tal como puede encontrarse en un programa de un curso
siones de este tipo son la causa de la tantas veces repetida acusación de universitario, o en el índice al principio de un libro. En la segunda fase
que los geógrafos no son sino simples entrometidos en todas las ciencias. se hará una aplicación específica a la solución de un problema definido
Nosotros afirmamos que la geografía tiene una esfera de trabajo específica. — las razones por las cuales Delhi y Calcuta han sido respectivamente la
Sus datos pueden superponerse a los de las demás ciencias, pero su función vieja y la nueva capital de la India.
consiste en poner de manifiesto ciertas nuevas relaciones entre estos datos. Presuponemos un conocimiento de fisiografía. Empezaríamos entonces
La geografía tiene que tener una ilación continua, y la forma de verificar a partir de la idea de un globo sin relieve, y construiríamos una concep­
si un determinado punto debe ser incluido o no, puede ser ésta: ¿Hace ción de la tierra por analogía con la mecánica. En primer lugar, las leyes
falta para el hilo argumental? Hasta qué punto son permisibles digre­ de Newton son demostradas en su simplicidad ideal sobre la hipótesis de
siones respecto al objetivo de demostrar determinados datos es, evidente­ absoluta rigidez. Sólo cuando estas ideas estén muy firmemente adquiridas,
mente, una cuestión práctica. Como regla se puede sugerir que deben ser se introducirán las tendencias de-acción contrapuestas de elasticidad y
evitadas si corresponde a otra ciencia el demostrarlas. fricción. Así abordaríamos el estudio de la geografía. Imagínese nuestro
La última categoría de Mr. Bryce se refiere a los productos de una globo en una condición sin relieve, esto es, compuesto por tres esferoides
región. La distribución de minerales es, como es obvio, incidental a la concéntricos — atmósfera, hidrosfera y litosfera— . Dos grandes fuerzas
estructura litológica, y sólo es necesario referirse a ella para insistir en lo universales estarían en acción — la energía solar y la rotación de la Tierra
que ha sido remachado previamente. Por lo que se refiere a la distribución sobre su eje— . Como es obvio, el sistema de vientos alisios tendría un
de animales y plantas, debemos aplicar la verificación a la que nos hemos movimiento oscilatorio no obstaculizado. Se introduce después el tercer
referido en el último párrafo: ¿Hasta qué punto se necesita para el hilo conjunto de fuerzas planetarias — la inclinación del eje de la Tierra sobre
conductor de la argumentación geográfica? La distribución de animales el plano de su órbita y la revolución de la Tierra en torno al Sol— . El
y plantas es muy pertinente si estos animales y plantas constituyen un resultado sería un desplazamiento anual de trópico a trópico de la zona
factor de primera importancia en el medio humano. También es oportuna de calmas que separa los alisios. La cuarta y última de las causas que
cuando la distribución suministra la evidencia de cambios geográficos, hemos denominado planetarias sería la variación secular en la elipticidad
como, por ejemplo, la separación de las islas del continente o una retirada de la órbita terrestre y en la oblicuidad de su eje. Lo que produciría varia­
de la línea de nieves. Pero no tiene sentido como parte de la geografía ciones similares en el desplazamiento anual y en la intensidad del sistema
el estudio en detalle y como ayuda para comprender la evolución de sus de los alisios.
especies de la distribución de animales y plantas. Esto es una parte de la Hasta ahora hemos evitado las variaciones longitudinales. Dada la lati­
zoología y de la botánica, para cuyo análisis adecuado se requiere un estu­ tud, la altitud, la estación del año, tanto el año en un período secular
dio geográfico previo. como las condiciones climáticas son deducibles de muy pocos datos. Aban­
La realidad es que los límites de todas las ciencias deben, por natura­ donemos ahora nuestra primera hipótesis. Concibamos ahora a la Tierra
leza, ser compromisos. El conocimiento, como ya hemos dicho, es único. tal como es, tal como está calentada, tal como se enfría, tal como se con­
Su división en temas es una concesión a las limitaciones humanas. Como trae, tal como está plegada. Estaba caliente, se está enfriando; por tanto,
último ejemplo de ello, nos referiremos a la relación de la geografía con se está contrayendo y su corteza más superficial está, en consecuencia,
la historia. En sus niveles elementales, deben, como es obvio, ir de la mano. plegándose. La litosfera ya no es concéntrica con la atmósfera y con la
En los niveles más elevados divergen. El historiador se ocupa plenamente hidrosfera. El lecho del océano se accidenta con dorsales y fosas. Las
de la crítica y estudio comparativo de documentos originales. No tiene ni dorsales se proyectan hacia la hidrosfera y, a través de la hidrosfera, hacia
tiempo, ni probablemente la conformación mental necesaria para considerar la atmósfera. Actúan como obstáculos en el curso de los alisios. Pueden'
la ciencia por sí misma a fin de seleccionar los hechos y las ideas que re­ ser comparadas a piedras en el lecho de una torrentera con las que tro­

/
( ( 1
214 Antología de textos Halford J . Mackinder 215

pieza la corriente y es desviada: o bien pasa por encima o se bifurca para pequeña es el área, mayor tiende a ser el número de condiciones de unifor­
sobrepasar el obstáculo. ( ...) . midad o casi uniformidad sobre, ella. Tenemos, por tanto, medios de
La acción de «elevación por encima» es visible en el caso de los vientos diferentes órdenes, cuya extensión y comprehensión, utilizando una frase
que alcanzan cadenas montañosas y, como consecuencia, riegan vertientes. procedente de la lógica, varían en relación inversa. Lo mismo ocurre con
Pero, además de las causas mecánicas de variación, existen causas térmi­ las comunidades. «Una comunidad» es un grupo de hombres que tienen
cas, debidas en su mayoría a las diferencias específicas de temperatura entre ciertas características en común. Cuanto más pequeña es la comunidad,
la tierra y el agua — comg en el caso de los monzones— . La disposición mayor tiende a ser el número de características comunes. Las comuni­
de las grandes montañas tiene un significado especial. Allí donde’ los con­ dades son de diferentes órdenes — razas, naciones, provincias y ciudades— ,
tinentes se extienden de este a oeste en lugar de tres grandes bandas a utilizando las dos últimas expresiones en el sentido de grupos corporativos
través del ecuador, el clima estará casi totalmente determinado por la de hombres. Con el uso de estos dos conceptos se puede dar cierta pre­
latitud. cisión a discusiones tales cornos los efectos de exponer dos comunidades a
De esta forma progresamos firmemente en el análisis de la superficie un mismo medio, y una comunidad a dos medios. Por ejemplo, una dis­
terrestre. Si se concibe a la Tierra como si no tuviera relieve, se pueden cusión de este tipo: ¿Cómo ha resultado diversificada la raza inglesa por
ver los poderes motores de la circulación del aire y del agua. Si se reem­ las condiciones geográficas de tres medios, británico, americano y aus­
plaza esta concepción por la de una Tierra plegada, se puede entonces traliano?
comprender cómo las corrientes iniciales simples son diferenciadas, por Las cuestiones políticas dependerán en todos los casos de los resultados
obstrucción mecánica e irregularidad térmica, en corrientes de complejidad del estudio físico. Se necesitan ciertas condiciones de clima y de suelo para
infinita pero, sin embargo, ordenadas. la densificación de la población. Una cierta densidad de población parece
Pero tenemos que avanzar un paso más. La forma de la litosfera no a su vez necesaria para el desarrollo de la civilización. A la luz de estos
es fija. La contracción todavía está progresando. Viejos plegamientos se principios, pueden ser discutidos problemas tales como los contrastes entre
están reactivando y otros nuevos se están iniciando. Tal como empiezan a las antiguas civilizaciones de las altas tierras del Nuevo Mundo, Perú y
levantarse se inicia su destrucción. Las corrientes trabajan siempre para Méjico, y las antiguas civilizaciones de las bajas tierras del Viejo Mundo,
remover los obstáculos que obstruyen su curso. Tratan de alcanzar la sim­ Egipto y Babilonia. Una vez más, los materiales comparativamente no dis­
plicidad ideal de la circulación. De esta manera las formas de la superficie locados permiten habitualmente el desarrollo de amplias llanuras, y las
terrestre están continuamente cambiando. Su configuración precisa está amplias llanuras parecen especialmente favorables al desarrollo de razas
determinada por su historia pasada tanto como por sus condiciones pre­ homogéneas, como rusos y chinos. Una vez más también, la distribución
sentes. Los cambios recientes son objeto de uno de los más fascinantes de recursos animales, vegetales y minerales ha tenido mucho que ver con
capítulos de la geografía. Se construyen las llanuras por acumulación de­ la determinación de las características locales de civilización. Obsérvese
trítica. Las. islas nacen de los continentes. Existe evidencia de ello a partir a este respecto las series presentadas por el Viejo Mundo, el Nuevo Mundo
de un centenar de fuentes: desde las rutas de migración de las aves, a la y Australia en lo que se refiere a salud comparada en cereales y animales
distribución de los animales o las profundidades de los mares vecinos. de carga.
Cada capítulo sucesivo prolonga el anterior. No se rompe la secuencia Uno de los capítulos más interesantes se refiere a la reacción del hombre
del razonamiento. De la posición de los obstáculos y el curso de los vientos ante la naturaleza. El hombre modifica el medio, y la acción de este medio
se puede deducir la distribución de la lluvia. A la forma y distribución sobre su descendencia resulta, por tanto, modificada. La importancia rela­
de las vertientes montañosas y a la distribución de las precipitaciones tiva de las configuraciones físicas varía de una época a otra de acuerdo con
sigue la explicación del sistema de drenaje. La distribución de los suelos el nivel de conocimiento y de civilización material. El adelanto en la ilu­
depende en gran parte de la estructura de los materiales, y a partir de la minación artificial ha hecho posible la existencia de una gran comunidad
consideración del suelo y del clima se obtiene la división del mundo en en San Petersburgo. El descubrimiento de la ruta del Cabo hacia la India
regiones naturales basadas en la vegetación. No me estoy refiriendo aquí y del Nuevo Mundo determinó la decadencia de Venecia. La invención de
a la distribución de las especies botánicas, sino a la de los tipos genéricos la máquina de vapor y del telégrafo eléctrico ha hecho posible el gran
de lo que cabe llamar el revestimiento vegetal de la Tierra — los desiertos tamaño de los Estados modernos. Se pueden multiplicar ejemplos al res­
polares y tropicales, los bosques de las zonas templadas y tropicales, y las pecto. Pueden también ser clasificados en categorías, pero nuestro propó­
regiones que pueden ser reunidas bajo la denominación de llanuras her­ sito actual no pasa de indicar las posibilidades del tema. Una cosa, no
báceas. obstante, debe de ser tenida en cuenta. E l curso de la historia en un
Pasando ahora a la segunda etapa del estudio, convendrá utilizar determinado momento, sea en política, sociedad o cualquier otra esfera
dos términos técnicos. «Un medio» es una región natural. Cuanto más de la actividad humana, es producto no sólo del medio, sino también de la

I
( (
216 Antología de textos Élisée Reclus *
velocidad adquirida en el pasado. Debe reconocerse que el hombre es en ' EL HOMBRE Y LA TIERRA **
gran parte producto del hábito. E l inglés, por ejemplo, es capaz de soportar
buen número de anomalías hasta que adquieren peligrosidad con cierto
grado de virulencia. La influencia de esta tendencia debe siempre tenerse i
presente en geografía. En la situación actual, Milford Haven ofrece mu­
chas más ventajas físicas que Liverpool para el comercio americano; es,-
sin embargo, improbable que, en un futuro inmediato al menos, Liverpool
vaya a dejar paso a Milford Haven. Es un caso de vis inertiae. ■
(...)
Completamos así nuestro estudio sobre los ¿nétodos y el objeto de la
geografía. Creo que con líneas como las que he esbozado, puede elaborarse
una geografía que satisfaga tanto los requerimientos prácticos del hombre
de Estado y del comerciante como los requerimientos teóricos del historia­
dor y del científico y los requerimientos intelectuales del profesor. Su
amplitud y complejidad inherentes deben de ser invocadas como su mérito |
principal. Al mismo tiempo, tenemos que reconocer que éstas son también
las cualidades que convierten a la geografía en «sospechosa» en una época
de especialistas. Sería como una protesta permanente contra la desintegra­
ción de la cultura a la que estamos expuestos. En tiempos de nuestros
padres, los clásicos de la antigüedad eran los elementos comunes de la Prefacio
cultura de todos los hombres, un lugar de encuentro para los especialistas.
El mundo está cambiando, y parece como si los clásicos se estuvieran con­ Hace algunos años, después de haber escrito las últimas líneas de una
virtiendo también en una especialidad. Tanto si lamentamos el giro que larga obra, la Nouvelle Géographie Universellej expresaba el deseo de poder
están tomando las cosas como si nos alegramos de él, es igualmente nuestro estudiar un día al Hombre en la sucesión de las edades, de la misma forma
deber encontrar un sustituto. A mi modo de ver, la geografía combina al­ que lo había observado en las distintas regiones del globo, y establecer las
gunas de las calidades requeridas. Para el hombre práctico, tanto si trata conclusiones sociológicas a las que había llegado. Trazaba el plan de un
de obtener una posición en el Estado como de acumular una fortuna, puede nuevo libro en el que se expondrían las condiciones del terreno, del clima,
constituir una fuente insustituible de información; para el estudiante, re­ de todo el ambiente en el que se han producido los acontecimientos de
sulta una base estimuladora desde la que dirigirse hacia un centenar de la historia, en el que se mostraría el acuerdo de los Hombres y de la
líneas de investigación; para el profesor puede constituir un instrumento Tierra, en el que se explicarían las actuaciones de los pueblos, de causa a
para el desarrollo de los poderes del intelecto, excepto sin duda para toda efecto, por su armonía con la evolución del planeta. Este libro es el que
esa vieja clase de maestros que mide el valor disciplinar de un tema por presento ahora al lector.
la repugnancia que inspira al alumno. Todo esto lo decimos en la asunción Desde luego, sabía por adelantado que ninguna investigación me haría
de la unidad del tema. La alternativa es dividir lo científico de lo práctico. descubrir esa ley de un progreso humano cuyo atractivo espejismo se agita
El resultado de adoptar esta decisión constituiría la ruina de ambos. Lo continuamente en nuestro horizonte, y que nos huye y se disipa para
práctico sería rechazado por el profesor y hallado indigesto en la vida .
posterior. Lo científico sería descuidado por muchas personas en virtud
de que carece de elemento de utilidad para la vida cotidiana. El hombre * Elisée Reclus (1830-1905). Además del que corresponde al texto traducido en
de mundo y el estudiante, el científico y el historiador perderían su pla­ este libro, entre sus trabajos principales se encuentran:
Reclus, E. (1868-1869): La Terre. Description des phénoménes de la vie du globe,
taforma común. El mundo sería más pobre.
París, Hachette, 2 vols.
Reclus, E. (1876-1894): Nouvelle Géographie Universelle. La Terre et les hommes,
París, Typographie Lahure, 19 vols.
Reclus, E. (1897): Evolución, revolución y anarquismo. Traducción de A. López Ro­
drigo, Buenos Aires, Proyección, 1969.
* * Reclus, E . (1905-1908): L’Homme et la Terre, París, Libraire Universelle, 6 to­
mos; «Préface», t. I, pp. I-IV ; «Histoire Contemporaine. I I . Répartition des Hom­
mes», t. V , pp. 335-376! Traducción de Isabel Pérez-Villanueva Tovar.
217

t
C í

También podría gustarte