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BOLETÍN DE GENEALOGÍAS COLOMBIANAS

Número 172
Diciembre de 2017
Editor: Luis Álvaro Gallo Martínez
Calle 94 A Número 63-28
Mail: luis.a.gallo@gmail.com
Bogotá D.C. – COLOMBIA
ISSN. 1794-8959

CURSO "INTRODUCCIÓN A LAS FUENTES DOCUMENTALES


PARA EL ESTUDIO GENEALÓGICO Y DE LA HISTORIA DE
LA FAMILIA"

Curso virtual, del 1 de febrero al 30 de abril de 2018

ORGANIZADO POR LA Asociación de Amigos del Archivo Histórico


Diocesano de Jaén, con la colaboración de: Asociación de Investigadores
Locales de la Sierra Sur de Jaén y de Asociación Cultural y de Estudios
Jamilenudos

El objeto de este curso es ilustrar el vasto universo de las fuentes


utilizadas por los investigadores e historiadores de la familia.

Este curso va dirigido a los investigadores con algún interés en la historia


de la familia o en la genealogía. Es un curso que quiere servir como guía
para quienes se acercan al difícil, aunque gratificante, trabajo en los
archivos históricos.

Al estar abierto el curso a la sociedad en general. A través de Internet, el


alumno podrá acceder a la guía del mismo, contenidos, material diverso,
ejercicios, tutorías, contacto con los demás alumnos, etc. Podrá hacer el
seguimiento del curso adaptándose a su disponibilidad de tiempo
personal, dependiendo sólo de los cauces que marque la programación y
evaluación continua del mismo.

El curso esta dirigido por: José Carlos Gutiérrez Pérez, Licenciado en


Humanidades y DEA en Historia Medieval.

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Programa: 

Introducción. El Registro Civil. Documentación eclesiástica


Documentación notarial. Documentación judicial. Documentación
municipal y administrativa. Otro tipo de documentación: privada, militar.

 INSCRIPCIÓN: Hasta el 28 de enero de 2018 o alcanzar el número


máximo de alumnos que puede tutorizar el profesorado. En este último
caso se anunciará en esta página y no se admitirán más matrículas. 

CERTIFICACIÓN: La entidad organizadora certificará el aprovechamiento


por del mismo por 120 horas lectivas.

PRECIO MATRÍCULA: General: 80 euros.

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PUBLICACIONES
LOS DESCEDIENTES EN COLOMBIA DEL NAVEGANTE Y
DESCUBRIDOR PEDRO ALONSO NIÑO.

Por Ricardo Puentes Melo.

El libro esta disponible en Amazon, en versión digital y en papel

amazon.com/author/ricardopuentesm  

“BOTERO: Un apellido, Una familia”


Por Marino Noreña Botero

ISBN 978 958 48 1890 4

260 páginas en papel bond de 75 gramos. En formato de 21,5 x 14,5


Centímetros. Carátula plastificada. Edición de 150 ejemplares.
Impresión: Gráficas Impresores S.A.S. Cali Colombia. Octubre de
2017.

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Libro que trata sobre la segunda rama del apellido Botero en cabeza
de JOSÉ IGNACIO BOTERO MEJÍA, hasta llegar a IGNACIO
BOTERO GÓMEZ Incluye la información de fechas y lugares de
nacimiento de los 21 hijos de FÉLIX EMILIANO BOTERO DUQUE
casado con María del Rosario Gómez Arellano.

Contiene tres galerías con 75 fotografías. Valor cada ejemplar $


30.000 más $ 9.500 de gastos de envío que se pueden girar a Cali por
EFECTY de Servientrega a nombre de Marino Noreña Botero. Cedula
6158994. Celular 310-6615036. 

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¿Tendré antepasados judíos? Mitos y
realidades.
Por ser un tema de gran interés y de mucha actualidad,
reproducimos esta nota que encontramos en el Blog de
Genealogía Hispana que nos parece muy oportuno, por el
interés que ha despertado la posibilidad de obtener la
ciudadanía española demostrando ser descendiente de un
judío sefardita, expulsado en 1492.

El autor de este artículo es de: Antonio Alfaro de P

La posibilidad de descender de judíos conversos ha constituido para los españoles


una de las mayores pesadillas posibles durante siglos. Una sola gota de sangre
conversa manchaba irremisiblemente a toda la descendencia, por cualquier rama y
grado, por remota que fuera, según la fórmula incansablemente reiterada en los
interrogatorios que, para demostrar la llamada limpieza de sangre, se efectuaron en
los Reinos de España desde mediados del siglo XV hasta bien entrado el XIX. Ser
considerado oficialmente descendiente de conversos impedía el acceso a numerosos
cargos, estudios, oficios, privilegios…  era una losa que causaba enormes perjuicios a
todo un linaje.

Hoy en día, libres de absurdos prejuicios, podemos plantearnos objetivamente esta


posibilidad. Es más, nos puede despertar un interés con tintes casi novelescos ya que
si descubrimos una rama de antepasados conversos podemos dar por seguro que la
saga familiar incluirá, desgraciadamente, interesantes historias de ocultamiento,
persecución y supervivencia.

Pero para llegar a ello deberemos ser fieles a la norma general de la Genealogía:
avanzar desde el presente hacia el pasado, de modo que nos remontemos paso a paso
hasta antepasados que documentalmente podamos considerar conversos o
descendientes de tales. No obstante, algunos libros y numerosas páginas en internet

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proponen atajos que, según prometen, nos permitirán descubrir fácilmente si
poseemos ascendientes conversos… ¿qué hay de cierto en todo ello? Veámoslos.
En primer lugar encontraremos las listas de apellidos conversos, una propuesta tan
simplista que la tendremos que rechazar de plano. Circulan listados de los apellidos
originales de los judíos españoles antes de la conversión, relación que no nos
aportará nada ya que éstos adoptaron nuevos nombres de pila y apellidos al abrazar
la religión cristiana. Incluso si un apellido judío es idéntico a cualquier apellido
español actual será mera casualidad o se tratará de topónimos o nombres usuales
que nada indicarán, ya que los conversos nunca mantuvieron sus apellidos
originales. Pero más confusas son las listas de apellidos españoles de los que se
afirma solemnemente que fueron identificados por el Santo Oficio como propios de
conversos. Si algo claro tenían los miembros de la Inquisición era la variabilidad en
el uso de los apellidos que demostraron los conversos, especialmente en el primer
siglo tras el decreto de expulsión de 1492, para intentar borrar el rastro de los
antepasados incómodos. Los conversos adoptaron apellidos plenamente españoles y
ello quiere decir que en aquellas épocas convivieron familias homónimas de
diferente origen. Por norma todos los apellidos de los conversos guardan
correspondencia con uno o, normalmente, varios linajes de cristianos viejos. El
absurdo llega a su cénit en estos listados cuando se identifican como conversos
apellidos tan comunes como García, Pérez, Álvarez… Evitemos una trampa tan
burda: no existen listados mágicos de apellidos propios únicamente de conversos.
En segundo lugar se ha escrito acerca de los criterios genéricos que emplearon los
judíos conversos al adoptar nuevos apellidos y que les “delatan” como tales, algo
igualmente disparatado. Son indicaciones tales como la de que usaron especialmente
apellidos de santos o relacionados con la religión para exaltar su verdadera
conversión, o que prefirieron los relacionados con la naturaleza, o bien escogieron
aquellos que indicaban su procedencia geográfica (toponímicos). Incluso circula
reiteradamente por la red el disparate de que los conversos quisieron mantener de
forma oculta una mención a su pasado incluyendo la palabra “eretz”, del hebreo “la
tierra de Israel”, en sus apellidos y de ahí que todos los apellidos acabados en -ez
implican este origen, una teoría tan desconocedora de la onomástica española que no
merecería ser mencionada si no se hubiera difundido tan ampliamente. Ahora bien,
sí puede ser cierto que en determinados lugares y momentos pudo haber alguna
tendencia entre los conversos a emplear determinados tipos de apellidos, pero no
cabe duda de que en el momento en que la sociedad los identificó como tales se
volvieron a transformar, puesto que el principal objetivo del converso fue
permanentemente la eliminación del rastro de su origen, para sí y sus descendientes.

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Por tanto, si apellida San José o Santa María, de la Peña, de León o Sánchez, seguirá
sin saber si puede tener raíces conversas o no, como cualquier otra persona.
Existe otra opción para descubrir si tenemos antepasados judíos sin conocer con exactitud
nuestro árbol genealógico; realizar un test de ADN que nos pueda relacionar con otras
familias sefardíes. Algo que en realidad resulta muy recomendable al iniciarse en mundo de
la Genealogía en general aunque en caso de los sefardíes conviene hacer algunas
aclaraciones:
-Los judíos en España no constituían un conjunto homogéneo en lo racial sino en lo
religioso. Las sucesivas entradas de judíos a la Península no siempre procedieron del
antiguo Israel sino también de otras comunidades convertidas al judaísmo, a lo que
hay que sumar la conversiones que tuvieron lugar ya en nuestro país entre la
población autóctona, sin olvidar la existencia de enlaces mixtos. De este modo, si
pudiéramos haber realizado la prueba de ADN a los judíos que vivían en los reinos
españoles antes de 1492 encontraríamos gran variedad de orígenes genéticos. Prueba
de ello, para quienes deseen profundizar en la cuestión, es la diversidad que muestra
el proyecto sobre herencia sefardita (ADN-Y, masculino) de Family Tree.
-Aun así, no descartemos las pruebas de ADN, los estudios genéticos están
avanzando en la identificación de algunos marcadores específicamente sefardíes. Y,
también, es posible detectar coincidencias al comparar el ADN de los sefardíes en el
exilio con los actuales habitantes de España y de la América Hispana, hecho que
puede demostrar un origen judío común pero también la posibilidad de que en la
rama sefardí hubiera habido un matrimonio con un gentil (no judío).

-No obstante, seamos conscientes de las pruebas más concluyentes son solo aquellas
que analizan específicamente el ADN de nuestro antepasado varón por línea directa
(ADN-Y) y el de nuestra antepasada directa por vía femenina (ADN-Mitocondrial)
pero sobre el resto de ADN, es decir, la gran mayoría de la herencia genética recibida
al azar de nuestros miles de antepasados que vivían en 1492, no descubriremos nada,
al menos con el nivel actual de conocimientos sobre esta cuestión.

En definitiva, el ADN puede ser la clave, pero, asumamos que debido a las salvedades
indicadas es poco probable que obtengamos un rastro genético determinante, ni a
favor ni en contra. Refleja la complejidad de esta cuestión el fallido artículo
publicado en 2008 y titulado “The Genetic Legacy of Religious Diversity and
Intolerance: Paternal Lineages of Christians, Jews, and Muslims in the Iberian
Peninsula” donde los autores, reputados genetistas, desconociendo la historia de
España consideraron que todo el rastro genético de Oriente Próximo hallado en la

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pequeña muestra de españoles que se analizó era atribuible a los  sefardíes, por lo
que según ellos un 20% de los españoles descenderían directamente por línea de
varón de judíos conversos. Partiendo de que jamás fue tan numerosa la población
judía, es aún más grave que el estudio no tuviera en cuenta que ya desde el Neolítico
se registró la llegada de las primeras oleadas que cruzaron el Mediterráneo hasta
nuestras tierras, pasando por el establecimiento de numerosos y estables
asentamientos griegos, fenicios y cartagineses, cuyo ADN aún no sabemos distinguir
con precisión del de sus vecinos israelitas, puesto que pertenecen a un mismo
conjunto genético.

Por tanto, salvo que el ADN nos sorprenda con un descubrimiento positivo, no
podemos afirmar que descendemos de judíos sin un estudio serio y completo,
generación a generación, de nuestros antepasados. Iremos adentrándonos en los siglos
XVII, XVI, con suerte en el XV y las circunstancias familiares nos indicarán hasta
qué punto pudieron ser conversos. Es más, si lo fueron, no habrá un criterio fijo que
nos lo confirme, partiendo del hecho de que hubo conversiones desde las primeras
grandes persecuciones que sufrieron ya en 1391. Puede que encontremos sentencias
o acusaciones de la Inquisición por judaísmo, en cuyo caso tendremos que valorar
hasta qué punto estuvieron bien fundadas. O bien deberemos revisar entre estos
mismos fondos a la búsqueda, por ejemplo, de los “habilitados” por el Santo Oficio,
es decir aquellos que habían sido condenados y a los que se les levantaban los efectos
de las condenas.

También podríamos descubrir a través de las propiedades familiares que los


fundadores de vínculos que heredaron nuestros antepasados eran conversos. O bien
que las actividades, oficios o parentescos nos hagan sospechar este origen y podamos
enlazarlo con pruebas definitivas. Habrá que ir de la mano de los estudios sobre
Historia Moderna y deslindar los hechos ciertos de las sospechas. Al igual que hace
apenas unos años se ocultaba cualquier atisbo de origen converso, hoy en día parece
haber cambiado totalmente la tendencia y aunque se están realizando brillantes
estudios sobre esta cuestión, aún hay muchas investigaciones que se basan en datos
muy dudosos para poblar de conversos las genealogías; seamos cautos y busquemos
una confirmación sólida en los documentos.

Por último, tengamos cuidado con el concepto “converso”.  En épocas pasadas era
denominado converso todo aquel que la sociedad considerase que descendía de un
judío convertido al cristianismo, por cualquier rama, daba igual cuantas
generaciones hubieran transcurrido. Este mismo criterio, impreciso, sigue

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empleándose por muchos investigadores actuales que o bien no saben precisar con
exactitud la procedencia judía de una familia (quizás inexistente) o prefieren
mantener esta terminología que puede dar lugar a la confusión de pensar que alguien
llamado así descienda de conversos por todas sus ramas. Un genealogista debe ser
más preciso y buscar los orígenes conversos para determinar si son reales o
supuestos, intentando deslindar qué ascendencia pudo serlo y cuál no y por tanto
restringiendo el término sólo a los judíos que se convirtieron al cristianismo e
indicando para sus descendientes el hecho de que eran descendientes de conversos
por tal o cual rama y grado.

En definitiva, no será fácil, pero resultará muy estimulante la búsqueda. Descubrir


que descendemos de personas que tenían otras creencias e incluso que procedían de
otras razas, países e incluso continentes es probablemente la mejor vacuna contra el
racismo y las barreras que levantamos contra otras culturas y creencias.

Antonio Alfaro de P

EVENTOS PARA EL 2018


Para el próximo año de 2018, tenemos por ahora tres eventos ya
anunciados:

1-. Congreso en Islas Canarias, en el mes de marzo, organizado por


la Sociedad de Estudios Genealógicos y Heráldico de Canarias.

2-. Congreso en la Argentina, también en el mes de marzo.

3-. Encuentro Nacional de Genealogistas Colombianos, en el segundo


semestre del 2018.

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