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DISCURSO DE GRADUACIÓN

Buenos días apreciados directivos, instructores, padres de familia, amigos y graduandos. A todos
quienes hoy se sientan orgullosos por nosotros, bienvenidos y gracias por acompañarnos.
Representa para mí un gran honor tomar la palabra en nombre de mis compañeros en este día tan
especial, en el cual marcamos el fin de una importante etapa de nuestras vidas. En días como hoy
tenemos sentimientos encontrados, una alegría enorme por haber conseguido una más de nuestras
metas, pero a la vez la expectativa de lo que ocurrirá de ahora en adelante.

Y para entender esta mezcla de emociones de estos días, debemos remontarnos aproximadamente
4 años atrás, aquellos días donde nos encontrábamos próximos a tomar una decisión que marcaría
el rumbo profesional de nuestras vidas. Teníamos como única intención seguir avanzando en
nuestra formación académica y personal, para tal fin cada uno empezó la búsqueda de una escuela
de formación que le brindase una educación integra y que permitiese el desarrollo de un saber. Al
final de la búsqueda todos coincidimos en seleccionar esta escuela, en donde prima la filosofía de
principios, valores y disciplina, la cual nos guiaría por el camino del crecimiento no solo profesional
sino también humano pues, como dijo Aristóteles: “educar la mente, sin educar el corazón, no es
educar en absoluto”.
Llegado nuestro primer día de clases, las emociones estaban encontradas, algunos ansiosos
pensando cómo serían los instructores y las clases, mientras otros por el contrario estaban
tranquilos, ese fue el inicio de experiencias inolvidables, encontrarnos no solo con compañeros sino
amigos para la vida. Durante este tiempo tuvimos el acompañamiento de varios instructores,
quienes no se conformaron con cumplir con un horario y nos entregaron además del conocimiento,
el amor a la profesión. Muchos son los momentos que hoy recordamos con cariño de nuestro
proceso educativo, tantos más los que pasan inadvertidos y los que nos hicieran imprecar, pero hoy
los evocamos como obstáculos superados.

No se puede dar un discurso de este tipo sin agradecer a algunos de manera especial. Agradecer a
todos los que han contribuido y han estado a nuestro lado apoyándonos en esta etapa de
aprendizaje. A nuestras familias por su apoyo constante y su confianza en nosotros. A nuestros
amigos por sus consejos en los momentos de crisis. A nuestros instructores la más profunda
admiración por la vocación de docentes íntegros, por preparar para nosotros cada clase. Gracias
porque por ustedes amamos nuestra carrera, porque nos inspiran a ser excelentes profesionales
tales como ustedes lo son, por ser pacientes y velar por el aprendizaje de todos, porque mientras
íbamos haciéndonos más responsables e independientes nos dieron su apoyo, también por
impulsarnos a crecer y madurar buscando obtener lo mejor de nosotros y enseñarnos lo que somos
capaces de hacer.

Hoy, se cierra una etapa, pero es cierto también que se inicia otra. Cada uno de nosotros, orientado
por sus propias convicciones y metas debe seguir edificando, debe seguir sembrando, porque no se
puede pretender cosechar sin antes sembrar.

A mis compañeros les deseo el mejor de los pronósticos para su vida laboral.

Muchas gracias por permitirme compartir estas palabras con ustedes. Nos vemos en las nubes.

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