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1.

La responsabilidad evangelistica del cristiano

1-A ¿Qué es la evangelización?

La evangelización es la comunicación del evangelio de Dios atraves de la vida y de las


palabras de sus hijos, para su gloria y en el poder del Espíritu Santo, de tal manera que
los hombres puedan recibir a Jesucristo como salvador y servirle como rey.

La evangelización tiene que ver con la transmisión de ideas y con la utilización de


palabras. Esta ideas tienen que ser asequibles al oyente y las palabras comprensibles.
Él lenguaje, las ilustraciones y los métodos evangelisticos deben ser apropiados, no
solo a la dignidad de nuestro mensaje, si no también a la clase de personas que
escuchan.
La comunicación incluye el escuchar, además de hablar.
Se trata también de una comunicación seria y sincera, no de un lavador de cerebro. No
cabe en la evangelización ninguna clase de engaño ni ninguna técnica indigna del
mensaje que llevamos. No queremos que los que inicialmente acepten nuestro
evangelio, luego se arrepientan de ello por sentirse defraudados. (1 Tesalonicenses
2:3-5; 2 corintios 42)
Por lo tanto, presentamos la verdad del Evangelio con sencillez, sin encubrir nada ni
exagerar nada. La comunicamos con urgencia e insistencia, porque es un asunto de
vida o muerte, pero no nos interesa conversiones espúreas, fruto de la emoción y no
del arrepentimiento y la fe.
El mensaje que comunicamos no es nuestro. Es un mensaje dado; no lo hemos de
inventar. No debemos ni quitarle ni añadirle nada.
Por lo tanto, si vamos a comunicar fielmente el evangelio, nuestra primera
responsabilidad es la de conocerlo bien, saber manejarlo y aplicarlo a toda la verdad
de situaciones y personas que nos rodean.
El evangelio es sagrado. Debe ser en el temor de Dios que lo comuniquemos. Debemos
temer no comunicarlo, porque el señor nos lo pide. Debemos temer cambiar su
contenido porque Dios nos lo ha encomendado. Y debemos temer comunicarlo de
manera indigna: la frivolidad y la mundanalidad son incompatibles con lo sagrado.
Sólo los que han nacido de nuevo como hijos de Dios ( Juan 1:12) están capacitados
para evangelizar.
Podemos contratar a un no creyente para que venda biblias o reparta folletos, pero la
verdadera evangelización requiere una comunicación en la cual el mensaje verbal es
reflejado, ilustrado y avalado por la vida de aquel que lo predica.
Cristo no encomendó la evangelización a cualquiera, sino sólo a sus discípulos. Sólo
puede evangelizar la persona que ha recibido al Espíritu Santo y conoce su poder y la
eficacia de su obra santificador en su vida diaria.
Nuestra principal motivación es la evangelización debe ser para la gloria de Dios. Toda
otra motivación se queda corta. Nuestro amor al señor nuestro deseo de qué él sea el
honrado y sus derechos reconocidos en la vida de nuestros prójimos, es la única
motivación capaz de sostenernos en medio de los muchos momentos de desánimo que
habremos de afrontar en nuestra evangelización.
Otra cosa que debemos de tener en cuenta es que el espíritu Santo es quien nos
capacita interiormente para la evangelización. Es que nos dirige en nuestros planes y
nos pone en contacto con personas ya predispuestas por él. (Romanos 8:14) El nos da
la palabra que habemos de decir. Él es el único que puede convencer al no creyente de
su condición ante Dios y que puede hacerle nacer a una vida nueva. Sin él, pues, la
evangelización no es más que la comunicación de unas ideas teóricas; sólo hay
convicción, conversión y regeneración cuando el Espíritu Santo Nos utiliza como
canales de su poder transformador y nosotros debemos estar a sus órdenes, no
esperar que El se someta y se adapte a nuestros planes.
Cuando nosotros evangelizamos tenemos que hacerlo de tal manera que los hombres
puedan recibir a Jesucristo como Salvador. Nuestra función es la de ser embajadores
de Cristo, hablar en su nombre, denunciar el pecado conforme a su ley, presentar sus
derechos como señor, y explicar lo que él ha hecho para salvarnos de nuestra
condición perdida y restaurar nuestra relación con Dios.
También debemos explicarle el significado de la Encarnación, la crucifixión, la
resurrección y glorificación de Nuestro Señor, la esperanza de su retorno y El Don de
su espíritu.
No es lícito intentar aceptar su salvación sin acatar su señorío (Porque en parte la
salvación consiste precisamente en una vida vivida bajo su señorío), Ni tampoco es
lícito predicar un evangelio en el que la salvación queda separada del señorío de
Cristo.
Según la gran comisión nuestra responsabilidad es la de hacer discípulos es decir,
personas que sigan a Cristo, que le obedezcan y viva bajo su señorío. Los apóstoles
exhortaban a la gente a que se sometiera a la autoridad de Jesucristo, no que aceptara
una salvación al margen de su señorío.

¿Quién debe evangelizar?

Todos los que invocan su nombre ya les sean testigos. Puede que seamos testigos
malos o inconsecuentes pero si decimos que somos cristianos nuestros vecinos y
compañeros inevitablemente recibirán cierta impresión acerca de Dios y del Evangelio
por lo que ven en nosotros.
Sin embargo es evidente que cuando en el nuevo testamento habla de ser testigos de
Cristo no lo dice solo en este sentido pasivo, si no que espera de la iglesia una iniciativa
activa en la comunicación del Evangelio.
Los apóstoles entendieron que la gran comisión atañía a obligatoriamente a todos los
creyentes. De la misma manera que no podemos limitar la promesa del espíritu Santo
a una sola generación ni a un grupo especializado de creyentes, tampoco podemos
limitar el mandamiento de testificar. Todos los que han recibido el espíritu Santo
tienen que hablar de Jesucristo, puesto que le espíritu estado entre otros motivos
precisamente para este fin.
Hay dos ministerios que deben de manifestarse en todo aquel que ha nacido de nuevo:
la adoración y el testimonio. Tanto la evangelización como la alabanza son funciones
sacerdotales, y todo creyente es llamado a ser sacerdote. Tanto la proclamación del
Evangelio como el acto de adoración en sí contribuyen al agradecimiento del nombre
de Dios. Así que es la misma presencia del espíritu Santo en el creyente por el nuevo
nacimiento, la que le capacita para la evangelización; no un don adicional que le
espíritu quizá le conceda, quizá no.
1c. Dones y vocaciones: Testigos y Evangelista

Es cierto que algunos creyentes tienen un don especial en la comunicación del


Evangelio. Efesios 4:11 Parece reconocer una categoría de personas que el señor
Jesucristo capacita de una manera excepcional para la evangelización. Igualmente
según hechos 4:33 vemos que la evangelización era especialmente una
responsabilidad asumida por los apóstoles.
También debemos recordar que la comisión a la evangelización será en primer lugar a
la iglesia en conjunto más que al creyente individual. Posteriormente esta
responsabilidad de la iglesia se realiza en dos niveles: mediante hombres designados y
dotados por Dios que deben esforzarse en su llamamiento específico y especializado y
mediante el testimonio fiel de todos los creyentes en su trato diario con los de afuera.
Otra cosa importante aquí que tenemos que recordar es que no debemos utilizar
como excusa para no evangelizar el hecho de que algunos tienen El Don o el
llamamiento especial en este campo.

¿Porque muchos cristianos no evangelizan?

La triste realidad en este tiempo es que una gran mayoría de los que profesan el
nombre de Cristo en nuestros días no evangelizar.
Hay seis razones principales por las cuales muchos cristianos no evangelizan.
1- Por la mediocridad de nuestro compromiso con el evangelio.
2- Por lo desconocimiento de la responsabilidad Evangelist ica.
3- Por falta de conocimiento.
4- Por miedo a la gente.
5- Por un espíritu derrotista.
6- Por una falta de plenitud espiritual.

2. Nuestra motivación en la evangelización

2 A. ¿Cuál debe ser nuestra motivación en la evangelización?

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