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Hoy vamos a comentar la película “Sin novedad en el frente”, es una película bélica

estadunidense estrenada en 1930, dirigida por Lewis Milestone y tiene una duración de 133
minutos.

En esta película Comenzamos viendo a un grupo de jóvenes. En el colegio, se les anima a


alistarse en el ejército para acudir al frente. A excepción de uno de ellos, que tiene dudas,
todos se alistan entusiasmados.
Pero pronto empiezan las dificultades: en el frente escasean los alimentos, hay ratas, piojos
y los amigos caen heridos, uno de ellos muere.
Comienzan a desdibujarse las diferencias entre los contendientes. Llega un momento en
que no está demasiado claro el concepto de "enemigo".
Esto se aprecia especialmente cuando el soldado alemán (uno de los protagonistas) intenta
curar al soldado (enemigo) al que acaba de herir. O en ese diálogo en el que los soldados
discuten el porqué de la guerra, sus posibles culpables… Además en medio de las
trincheras no siempre es fácil distinguir a los propios de los extraños.
En el caso de esta película, uno de sus puntos fuertes es el poco tiempo transcurrido desde
la Primera Guerra Mundial hasta que se escribe la novela en que se basa la película, y
hasta el estreno de la película.
Es decir, detrás de esta película hay personas que realmente habían combatido en el frente.
Lo que estas personas reflejaron en la película no es algo que les hubieran contado sus
abuelos. Es algo que habían vivido ellos mismos.

Las conexiones que podemos ver en esta película con el tema cinco son las siguientes:

Que las apetencias imperialistas de las potencias eran incompatibles entre sí y


conducían de manera segura hacia una guerra. Lo que convirtió ese conflicto
esperado en una gran guerra fue la formación de dos potentes coaliciones rivales:

● Triple Alianza. Alemania y Austria-Hungría e Italia.


● Triple Entente. Francia, Rusia y Reino Unido.

O como por ejemplo, al comenzar 1918, las potencias centrales cosecharon algunas
victorias en el frente italiano y neutralizaron a Rusia con la Paz de Brest-Litovsk.

El alto mando alemán decidió jugar su última baza. En verano lanzó una gran ofensiva en
Francia.

En el otoño de 1918, los agotados aliados de Alemania fueron abandonando la lucha. Ante
la inminencia del colapso, el Ejército dio la guerra por perdida: el káiser abdicó y se
proclamó la República.

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