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31 de agosto de 2012 Nº 48

L E Y Nº 243, C ONT R A E L A C OSO Y L A V I OL E NC I A


POL Í T I C A H A C I A L A S M UJ E R E S

MÓNICA BAYÁ CAMARGO

CONTENIDO
1 A ntecedentes 1
2 M ar co de r efer encia 2
2.1 B ase constitucional 2
2.1.1 Constitucionalización de los principios de equidad social y de género respecto a la
participación política 2
2.1.2 La prohibición de la discriminación 3
2.1.3 La protección del derecho a una vida libre de violencia a las mujeres 3
2.2 Obligaciones y compr omisos inter nacionales 3
2.3 J ur ispr udencia 5
3 A nálisis del contenido sustancial de la ley 6
3.1 E str uctur a de la ley 6
3.2 C ar ácter de acción afir mativa 6
3.3 E lementos nor mativos sobr esalientes 7
3.3.1 Disposiciones generales 7
3.3.2 La denuncia y las vías de protección 8
3.3.3 Rol del Órgano Electoral 14
3.4 C onsecuencias jur ídicas e institucionales de la L ey Nº 243 14
3.4.1 Desnaturalización a partir de la regulación jurídica 14
3.4.2 Persecución penal 14
3.4.3 Adecuación reglamentaria 15
3.4.4 Ampliación de responsabilidades de las instancias públicas 15

1 Antecedentes
La participación de las mujeres en los asuntos públicos y en sí en la vida política ha dado
grandes pasos a lo largo de la historia en nuestro país, desde el acceso al voto hasta la
aplicación de la paridad y alternancia en las listas de candidaturas electorales, pasando por la
ley del 30% como medida para garantizar su presencia, medidas que buscaron hacer frente a
un sistema político altamente patriarcal y en consecuencia a estructuras culturales, sociales,
políticas y legales que impedían o dificultaban su participación.
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Sin duda, en la última década se ha producido una mayor presencia de las mujeres en el
ámbito político público, pero si bien el acceso a espacios de decisión y representación política
se ha incrementado, los obstáculos que dificultan su permanencia y el ejercicio de funciones y
derechos políticos, aún persisten muy vinculados a patrones sociales, culturales e
institucionales, traducidos en prejuicios, falta de credibilidad y la desvalorización, que en
muchos casos son los que han dado lugar a lo que la Ley Nº243 denomina acoso y violencia
política, muestra de ellos son los cientos de casos documentados por la Asociación de
Concejalas y Alcaldesas de Bolivia, impulsoras de la Ley de Acoso y Violencia Política Hacia
las Mujeres, desde el año 2000.
El acoso y la violencia política buscan la exclusión de las mujeres de la vida política y
restringen su participación, en particular en los espacios de toma de decisión y ejercicio del
poder.
Su aprobación estuvo en puertas en dos oportunidades pues en la legislatura del 2004 el
proyecto de ley fue aprobado en grande y en detalle en la Cámara de Diputados sin llegar a ser
sancionado. En junio 2006 fue nuevamente repuesto y aprobado también en grande en Cámara
de Diputados, sin que fuese tratado en la Cámara de Senadores.
El año 2011, al conformarse una Alianza entre organizaciones sociales de mujeres, la
Plataforma de Asambleístas, el Viceministerio de Igualdad de Oportunidades y el Comité
Impulsor de la Agenda Legislativa desde las Mujeres y priorizar la aprobación de esta ley, fue
nuevamente presentada, para su consideración inicial en la Comisión de Derechos Humanos la
cual promovió la conformación de una comisión revisora a la cabeza de ACOBOL, la que
revisó su contenido y entregó una propuesta de ajustes al proyecto de ley que fueron tomadas
en cuenta por la Comisión de Derechos Humanos y con su informe final el proyecto de ley
ingresó para su tratamiento en la Cámara de Diputados y luego en la Senadores, donde fue
sancionada y luego promulgada por el Presidente Evo Morales en fecha 08 de abril de 2012.

2 Marco de referencia

2.1 Base constitucional


2.1.1 Constitucionalización de los principios de equidad social y de género respecto a la
participación política
La Constitución Política del Estado incluye entre sus contenidos esenciales en materia de
participación y representación política los principios de equidad social y de género; la no
discriminación y la equivalencia y paridad entre hombres y mujeres como condiciones para
ejercer la democracia en sus formas participativa, representativa y comunitaria, en los cuatro
órganos del poder estatal en el nivel nacional, así como en los espacios deliberativos y
legislativos de las entidades territoriales autónomas (Art. 26). Por tanto, garantizar a las
mujeres el ejercicio de la participación y representación política además de ser un mandato
constitucional es un cimiento de la democracia y es que el acoso y la violencia política hacia
las mujeres se constituyen a la vez en un atentado contra la democracia y la gestión pública.
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2.1.2 La prohibición de la discriminación


Otras disposiciones constitucionales que fundamentan la Ley Nº 243 son las referidas a la
igualdad de derechos entre las personas, la garantía de su ejercicio por parte del Estado y la
prohibición y sanción de toda forma de discriminación por cualquier motivo, entre ellos, el
sexo, que directamente se refiere a la discriminación a las mujeres, por su condición de
mujeres y que tiene por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o
ejercicio, en condiciones de igualdad, de sus derechos (Art. 14 parr. II y III).
Este mandato constitucional ha sido además legislado mediante la Ley Nº045 Ley Contra el
Racismo y Toda Forma de Discriminación.
2.1.3 La protección del derecho a una vida libre de violencia a las mujeres
Entre los derechos civiles reconocidos en la Constitución Política del Estado encontramos el
derecho a la vida y a la integridad física, psicológica y sexual, lo que sirve de marco para
establecer que todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir
violencia física, sexual o psicológica, tanto en la familia como en la sociedad.
Estas disposiciones al hacer énfasis en la violencia que viven en particular las mujeres están
reconociendo que la violencia afecta de forma más intensa a las mujeres que a los hombres,
dado que ella se ha naturalizado en nuestra sociedad. Esta violencia incluye tanto aquella
originada en su condición de mujer como la que le afecta de forma desproporcionada.
Es obligación del Estado adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la
violencia de género y generacional, así como toda acción u omisión que tenga por objeto
degradar la condición humana, causar muerte, dolor y sufrimiento físico, sexual o psicológico,
tanto en el ámbito público como privado.
Es en este marco que puede entenderse al acoso y violencia política como una forma de
violencia de género frente a la cual el Estado debe cumplir sus obligaciones de protección
(investigación, juzgamiento, sanción y reparación) y garantía.
La violencia hacia las mujeres es comprendida como una violación a los derechos humanos, es
por ello, que el acoso y la violencia política, constituyen una vulneración a los derechos
humanos políticos de las mujeres.

2.2 Obligaciones y compromisos internacionales


El sistema de Naciones Unidas y el sistema Interamericano de Protección a los Derechos
Humanos de los que es parte el Estado Plurinacional de Bolivia han adoptado importantes
instrumentos internacionales de los cuales se desprenden obligaciones ineludibles para los
Estados resultado de su ratificación y que de conformidad a la Constitución Política del Estado
prevalen en el orden interno, son fuente de interpretación de los derechos, son parte del bloque
de constitucionalidad y se aplican de manera preferente a la propia constitución cuando
reconocen derechos más preferentes.
Dentro de estos instrumentos internacionales de derechos humanos encontramos varios que
protegen el derecho político a la participación, reconocen la igualdad en su ejercicio y
prohíben todo acto de discriminación que reconozca, restringa o suprima su reconocimiento o
goce. Entre ellos, tenemos la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), el Pacto
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Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1969), la Declaración Americana de Derechos


Humanos (1948) y la Convención Americana de Derechos Humanos (1969).
De manera específica los tratados ratificados por Bolivia relativos a la participación política de
las mujeres son la Convención sobre la Eliminación de Todas las Forma de Discriminación
Contra la Mujer de 1979 (CEDAW) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia Contra la Mujer de 1994 (Belén Do Pará).
La CEDAW reconoce explícitamente que "las mujeres siguen siendo objeto de importantes
discriminaciones" y subraya que esa discriminación viola los principios de la igualdad de
derechos y del respeto de la dignidad humana". Según el artículo 1, por discriminación se
entiende "toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo (...) en las esferas política,
económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera".
Esta Convención insta a los Estados Partes tomar "todas las medidas apropiadas, incluso de
carácter legislativo, para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de
garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales en
igualdad de condiciones con el hombre" (artículo 3). Los Estados Partes de esta Convención
están obligados a coadyuvar a la modificación de los patrones socioculturales de conducta de
hombres y mujeres para eliminar "los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier
otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los
sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres" (artículo 5).
La Declaración para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer reconoce que la violencia
contra la mujer constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales
entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y a la
discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer, y
que la violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que
se fuerza a la mujer a una situación de subordinación respecto del hombre. Señala también que
los Estados deben establecer, en la legislación nacional, sanciones penales, civiles, laborales y
administrativas, para castigar y reparar los agravios infligidos a las mujeres que sean objeto de
violencia; debe darse a éstas acceso a los mecanismos de la justicia y, con arreglo a lo
dispuesto en la legislación nacional, a un resarcimiento justo y eficaz por el daño que hayan
padecido; los Estados deben además informar a las mujeres de sus derechos a pedir reparación
por medio de esos mecanismos (artículo 4).
La Convención Belén Do Pará define la violencia contra la mujer como cualquier acción o
conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.
La Recomendación General Nº 19 del Comité sobre la Discriminación Contra la Mujer, nos
dice que: “La violencia contra la mujer es una forma de discriminación que impide
gravemente que goce de derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre”.
Además de los tratados de derechos humanos es importante hacer referencia al conjunto de
observaciones y recomendaciones que distintos mecanismos internacionales de derechos
humanos le han extendido al Estado boliviano.
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Es así que el año 2008 el Estado presentó su Informe al Comité de la CEDAW, en el que
reconoce al acoso político en razón de género como una de las mayores limitaciones para el
ejercicio de los derechos políticos de las mujeres, que incluyen el derecho a elegir, a ser
elegible, a tomar decisiones y a permanecer en el espacio de poder que se ocupa como
representante.
El Comité plantea en esa ocasión las siguientes observaciones finales: la adopción de
medidas de discriminación positiva para garantizar la presencia de las mujeres en el ámbito
ejecutivo y legislativo, estableciendo medios eficaces para garantizar el cumplimiento de estas
medidas; y, la aprobación inmediata del proyecto de ley contra el acoso político con el fin
de garantizar que las mujeres que sean víctimas de acoso político tengan acceso a medios de
protección y recursos eficaces y que el mismo deje de ser un delito impune.
El año 2010, el Estado boliviano presentó su Informe al Consejo de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas en el marco de la séptima sesión del Grupo de Trabajo para el Examen
Periódico Universal (EPU). En este informe nuevamente tanto el Estado como la sociedad
civil identifican al acoso político contra las mujeres como la principal forma de vulneración
existente en el país para el ejercicio del derecho político a participar. Resultado de ello se le
recomienda la aprobación de la ley contra el acoso y violencia política hacia las mujeres,
recomendación que le estado acepto y se comprometió a cumplir.

2.3 Jurisprudencia
La permanencia en un cargo en la función pública para el cual se ha sido electa (o) o
designada (o) es parte del ejercicio de ciudadanía, por ello que debe ser garantizada, tal como
señalan el Tribunal Constitucional de Bolivia y la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.
El Tribunal Constitucional en la SC 0051/2004 de 1 de junio estableció que la ciudadanía
consiste en el derecho a ejercer funciones públicas sin otro requisito que la idoneidad, salvo
las excepciones establecidas por Ley, prerrogativa que tiene todo ciudadano, de poder ser
elegido o designado para el ejercicio de funciones públicas, previo cumplimiento de los
requisitos y condiciones que califiquen su idoneidad, o de los procedimientos democráticos
electivos para el caso de servidores públicos electos; y que también implica, una vez que se
ejerce el cargo, el derecho a ejercer materialmente ese cargo, no sólo como derecho
constitucional, sino como una realidad fáctica que satisfaga las necesidades económicas y
laborales del ciudadano electo. Además, la protección a dicho derecho implica que la
persona esté en posibilidad de cumplir una labor en condiciones dignas y justas. Por lo
tanto, el impedir desempeñarse a una persona en el cargo para el cual ha sido electa o
designada, o el alterarle de cualquier manera el correcto desarrollo de sus funciones, afectan
gravemente su derecho a ejercer esa función pública, y también el derecho al trabajo.
De esta sentencia podemos colegir que el acoso y la violencia política como actos que buscan
impedir o restringir los derechos políticos de las mujeres son vulneraciones al ejercicio de la
función pública y por tanto de la ciudadanía.
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3 Análisis del contenido sustancial de la ley

3.1 Estructura de la ley


La Ley Nº 243 es una Ley corta de 25 artículos, 5 disposiciones transitorias y una disposición
final.
Esta Ley consta de dos títulos:
• Título I que comprende dos capítulos relativos a:
− Disposiciones generales
− Políticas y estrategias
• Título II que comprende cinco capítulos relativos a:
− De las competencias y denuncia
− Vía administrativa
− Vía constitucional
− Vía penal
− Instancia electoral

3.2 Carácter de acción afirmativa


El primer elemento característico de la Ley Nº 243 es que ella tiene como sujeto de protección
a las mujeres, algo que a primera impresión pudiera parecer una medida discriminatoria tiene
una base social y legal que la justifica. Y es que el tipo de acoso y violencia política que
abarca esta ley es aquella propia de la violencia de género que como expresamos líneas arriba
abarca en términos generales dos tipos de violencia:
1) La violencia cometida contra las mujeres por su condición de mujeres y que responde a
prácticas machistas y actos provenientes tanto de sus aliados políticos como opositores, y que
no la sufren los hombres. Y es que en el campo político las excluidas y discriminadas han sido
las mujeres, es por ello que a los hombres no se los acosa políticamente por ser hombres a las
mujeres sí.
2) La violencia que la afecta de forma desproporcionada, sin negar que puedan existir casos de
acoso y violencia política hacia los hombres, la cantidad de casos de violencia sufrida por
mujeres es mayor al ser una práctica naturalizada en la sociedad asumida incluso por ellas
mismas como el precio de haber ingresado al mundo de la política.
En consecuencia esta Ley está respondiendo a una forma específica de violencia hacia las
mujeres a través de una ley que puede ser calificada como de acción afirmativa o medida
temporal tal como pide la CEDAW a los Estados.
De igual, manera la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha manifestado en la
Sentencia de 6 de agosto de 2008, en el caso Castañeda Gutman contra México, que la
Convención Americana de Derechos Humanos en su artículo 23 no solo reconoce derechos a
los ciudadanos sino también oportunidades lo que implica la obligación de garantizar con
medidas positivas que toda persona que formalmente sea titular de derechos políticos tenga la
oportunidad real para ejercerlos, siendo indispensable que el Estado genere las condiciones y
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mecanismos óptimos para que los derechos políticos puedan ser ejercidos de forma efectiva,
respetando el principio de igualdad y no discriminación.

3.3 Elementos normativos sobresalientes


3.3.1 Disposiciones generales
Esta Ley señala sus fundamentos a la CPE y los tratados internacionales de derechos humanos
de las mujeres lo que condice con el artículo 410 del texto constitucional que incorpora a estos
instrumentos internacionales en el bloque de constitucionalidad, a los que nos hemos dedicado
en el marco referencial.
El objeto es bastante preciso pues refiere al establecimiento de mecanismos de prevención,
atención y sanción contra actos individuales o colectivos de acoso y/o violencia política hacia
las mujeres, los que serían adoptados para garantizar el ejercicio pleno de sus derechos
políticos, aspectos que son desarrollados en la ley, excepto el de atención, mismo que aparece
como una de las tareas para las que el Ministerio de Justicia deberá adoptar medidas futuras.
Los fines de la Ley pueden sintetizarse en el garantizar los derechos políticos de las mujeres y
eliminar los actos de acoso y violencia política hacia ellas a partir de la adopción de políticas y
estrategias de erradicación. El primero quizás es mucho amplio que el alcance real de la ley,
pues por derechos políticos comprendemos un conjunto de derechos aún más amplio que el
protegido por la Ley Nº 243 (Ej. derecho al voto, a la asociación, etc.), pero es claro el espíritu
de la norma al relacionarlo con su objeto. El segundo, al proponerse la eliminación de los
actos de acoso y violencia política, así como su erradicación, está fijando un horizonte muy
claro pero a la vez difícil de lograr, pero se entiende que es el fin último que se persigue como
Estado que ha decido luchar contra estos actos de violencia para lo cual la norma hace una
inicial contribución cual es brindar seguridad jurídica a las mujeres candidatas, electas,
designadas o en la función político pública que pudiera sufrir actos de acoso y violencia
política para que puedan denunciar estos hechos y recibir una respuesta por parte del Estado a
través de las instancias competentes.
Entre los principios y valores que sustentan la Ley se señalan los de igualdad de
oportunidades, equidad, no discriminación, no violencia y otros que responden plenamente a
los fundamentos y fines de la norma, aunque algunos no son propiamente principios como la
acción afirmativa pero es fundamental que la norma incluya su referencia para una cabal
comprensión del ámbito de protección de la ley, vale decir, el establecimiento de que la ley
protege a todas las mujeres candidatas, electas, designadas o en el ejercicio de la función
político - pública.
Otros dos aspectos sustanciales contenidos en el capítulo de disposiciones generales son los
referidos a las definiciones de acoso político y violencia política y la inclusión de un catálogo
de actos que son calificados como tales.
El acoso político es definido como “el acto o conjunto de actos de presión, persecución,
hostigamiento o amenazas, cometidos por una persona o grupo de personas, directamente o a
través de terceros, en contra de mujeres candidatas, electas, designadas o en ejercicio de la
función político - pública o en contra de sus familias, con el propósito de acortar, suspender,
impedir o restringir las funciones inherentes a su cargo, para inducirla u obligarla a que
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realice, en contra de su voluntad, una acción o incurra en una omisión, en el cumplimiento de


sus funciones o en el ejercicio de sus derechos.
La violencia política es entendida como las acciones, conductas y/o agresiones físicas,
psicológicas, sexuales cometidas por una persona o grupo de personas, directamente o a través
de terceros, en contra de las mujeres candidatas, electas, designadas o en ejercicio de la
función político – pública, o en contra de su familia, para acortar, suspender, impedir o
restringir el ejercicio de su cargo o para inducirla u obligarla a que realice, en contra de su
voluntad, una acción o incurra en una omisión, en el cumplimiento de sus funciones o en el
ejercicio de sus derechos.
Ambos hechos tienen un mismo sujeto pasivo o víctima (mujeres candidatas, electas,
designadas o en ejercicio de la función político pública), una misma finalidad (acortar,
suspender, impedir o restringir el ejercicio de su cargo o sus funciones u obligarla a que
realice un acto o incurra en una omisión), un sujeto activo individual o grupal y una autoría
mediata o inmediata, pero el elemento distinto en ambos es la intensidad de la acción pues en
el acoso político los actos que se cometen son la presión, persecución, hostigamiento o
amenazas mientras que en la violencia política hablamos de agresiones donde además del fin
perseguido media una agresión física, psicológica o sexual hacia la víctima, es decir un acto
que busca afectar su integridad personal.
Las definiciones pudieron además contemplado estos actos (presión, persecución,
hostigamiento, amenazas, violencia física, violencia psicológica y violencia sexual) aunque su
comprensión común permite tener cierta claridad sobre los mismos pudiera haber contribuido
a una mejor determinación de su alcance. No obstante, el catálogo de actos que describe la ley
como acoso y violencia política permiten complementar estas dos nociones.
Otra disposición importante es la señalada en el artículo 9 por la cual se declara que son nulos
los actos realizados por mujeres candidatas, electas, designadas o en ejercicio de la función
político - pública, cuando se originen en hechos de acoso o violencia política debidamente
probados y que cuenten con resolución definitiva de instancias competentes y jurisdiccionales.
Esta disposición tiene como origen el acoso y violencia política ejercida en contra de una
mujer para que en contra de su voluntad tome una decisión sea mediante el voto u otro tipo de
acto administrativo, por lo que su voluntad estaría viciada, no obstante, será importante que la
reglamentación de la ley pueda precisar que autoridad declarará la nulidad, si es administrativa
o judicial.
3.3.2 La denuncia y las vías de protección
De acuerdo a la ley la denuncia puede ser presentada por la víctima, sus familiares o cualquier
persona natural o jurídica, en forma verbal o escrita ante las autoridades competentes, al
tratarse de cualquier otra persona no específica si requerida poder suficiente por lo que se
presume que no es necesario.
En materia penal la denuncia es indispensable para que el Ministerio Público inicie sus
actuaciones no pudiendo obrar de oficio pues en las disposiciones transitorias se modifica el
Código de Procedimiento Penal en su artículo 19 incluyendo los delitos de acoso político y
violencia política en el listado de delitos cuya acción es a instancia de parte.
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La Ley también dispone el carácter obligatorio de denunciar estos hechos cuando fuesen de
conocimiento de servidoras y servidores públicos, que en caso de incumplan esta obligación,
serán procesadas o procesados y sancionadas o sancionados, de acuerdo a Ley.
Las vías que puede utilizarse de acuerdo a esta Ley ante un caso de accos y violencia política
hacia las mujeres son tres:
1) Vía administrativa
La Ley Nº 243 establece que en los casos de acoso y violencia política descritos en su artículo
8, la víctima podrá optar por la vía administrativa y denunciar el caso ante la misma
institución a la que pertenece el agresor, agresores, agresora o agresoras, a fin de abrir el
proceso respectivo y aplicar las sanciones administrativas o disciplinarias correspondientes, de
acuerdo al procedimiento dispuesto en la normativa vigente.
Esta disposición tiene varios aspectos a ser analizados:
a) Libre elección.- Al señalar la Ley que la víctima podrá optar por la vía nos estaría diciendo
que en los casos en los que el hecho pueda ser denunciado ante otras instancias, será decisión
de la víctima que vía utilizar. Así por ejemplo si el hecho además constituye un delito como es
el caso de la discriminación señalada como falta en el inciso l) del artículo 8 de esta Ley y
como delito en el artículo 281 sexis del Código Penal; o cuando cualquiera de los actos
descritos en el artículo 8 de la Ley Nº 243 configure los tipos penales de acoso político
(persecución, presión, hostigamiento, amenazas) o de violencia política (agresiones) la víctima
podrá denunciar el hecho por la vía penal o la vía administrativa.
Por otra parte, el artículo 18 de la Ley señala que la aplicación de las sanciones
administrativas o disciplinarias se cumplirán sin perjuicio de la acción penal, cuando
corresponda, vale decir, que es posible que en algunos casos se apliquen ambos tipos de
sanciones, aunque la ley no señala cuales son tales casos, es decir, cuando corresponde, podría
entenderse conforme la jurisprudencia y doctrina que así será cuando no haya identidades de
sujeto, hechos y fundamentos entre los procedimientos que dieron lugar a las sanciones o que
el interés jurídicamente protegido por la infracción administrativa sea distinto del de la
infracción penal y que la sanción sea proporcional a esa protección.
b) Autoridad competente y calidad del sujeto activo.- La Ley dispone que la denuncia por
la vía administrativa deberá ser presentada ante la misma institución a la que pertenece la
persona que ha contenido el acto de acoso o violencia política, por tanto esta vía es aplicable
cuando el agresor o agresora es un servidor o servidora pública, por tanto cuando el hecho es
cometido por un particular solo serán aplicables la vía penal o constitucional según
corresponda.
Es importante tomar en cuenta para optar por esta vía quien es el agresor porque si es la
máxima autoridad naturalmente que es natural que la víctima sentirá desconfianza del proceso
y su resultado, una vez agotados los recursos administrativos (revocatorio y jerárquico) es
posible que el caso pase al Tribunal Supremo de Justicia.
c) Procedimiento aplicable.- Al señalar la Ley que todas las instituciones públicas en el plazo
de 90 días deberán incorporar los actos de acoso y violencia política hacia las mujeres en sus
reglamentos internos, de personal, disciplinarios u otros similares y que tales faltas serán
tramitadas de acuerdo a la norma vigente la Ley nos remite a la Ley Nº 2341 Ley de
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Procedimiento Administrativo, Ley Nº 2027 Estatuto del Funcionario Público, Ley Nº 1178
SAFCO y sus reglamento evitando hacer referencia a las mismas dado que en un futuro estas
normas serás sustituidas, pero cuya referencia específica hubiera sido conveniente para
clarificar con precisión la norma a aplicarse. Por otra parte, queda claro que la Ley Nº 243 no
crea un procedimiento específico para los casos de acoso y violencia política sino que se rige a
la tramitación establecida para cualquier otro tipo de falta por vía administrativa o
disciplinaria.
Los actos catalogados como faltas son clasificados en faltas leves, graves y gravísimas, que
describimos a continuación:

• Faltas leves, son sancionadas con amonestación escrita, bajo registro y son aquellas que:

a) Impongan por estereotipos de género, la realización de actividades y tareas ajenas a las


funciones y atribuciones de su cargo.
b) Asignen responsabilidades que tengan como resultado la limitación del ejercicio de la
función político – pública.
c) Proporcionen a las mujeres candidatas o autoridades electas o designadas información
falsa, errada o imprecisa que induzca al inadecuado ejercicio de sus funciones político -
públicas.

• Faltas graves, son sancionadas con amonestación escrita bajo registro y descuento de hasta
el veinte por ciento (20%). Estas faltan son las siguientes:

d) Eviten por cualquier medio que las mujeres electas, titulares o suplentes, o designadas
asistan a las sesiones ordinarias o extraordinarias o a cualquier otra actividad que implique
la toma de decisiones, impidiendo o suprimiendo el derecho a voz y voto en igualdad de
condición que los hombres.
e) Proporcionen al Órgano Electoral Plurinacional, datos falsos o información incompleta
de la identidad o sexo de la persona candidata.
f) Impidan o restrinjan su reincorporación al cargo cuando hagan uso de una licencia
justificada.
g) Restrinjan el uso de la palabra, en las sesiones u otras reuniones y su participación en
comisiones, comités y otras instancias inherentes a su cargo, conforme a reglamentación
establecida.
h) Restrinjan o impidan el cumplimiento de los derechos políticos de las mujeres que
ejercen función político - pública o que provengan de una elección con procedimientos
propios de las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos y Afrobolivianos.

• Faltas gravísimas son sancionadas con suspensión temporal del cargo sin goce de haberes
hasta treinta (30) días. Comprende las conductas que:
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i) Restrinjan o impidan el uso de las acciones constitucionales y legales para proteger sus
derechos frente a los actos o eviten el cumplimiento de las Resoluciones correspondientes.
j) Impongan sanciones injustificadas, impidiendo o restringiendo el ejercicio de sus
derechos políticos.
k) Apliquen sanciones pecuniarias, descuentos arbitrarios e ilegales y/o retención de
salarios.
l) Discriminen por razones de sexo, color, edad, orientación sexual, cultura, origen, idioma,
credo religioso, ideología, afiliación política o filosófica, estado civil, condición
económica, social o de salud, profesión, ocupación u oficio, grado de instrucción, condición
de discapacidad, procedencia, apariencia física, vestimenta, apellido u otras que tengan por
objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce u ejercicio en
condiciones de igualdad de derechos humanos y libertades fundamentales reconocidas por
Ley.
m) Discriminen a la autoridad electa designada o en el ejercicio de la función político -
pública, por encontrarse en estado de embarazo, parto o puerperio, impidiendo o negando el
ejercicio de su mandato o el goce de sus derechos sociales reconocidos por Ley o los que le
correspondan.
n) Divulguen o revelen información personal y privada, de las mujeres candidatas, electas,
designadas o en el ejercicio de funciones político - públicas, con el objetivo de menoscabar
su dignidad como seres humanos y utilizar la misma para obtener contra su voluntad la
renuncia y/o licencia al cargo que ejercen o postulan.
o) Divulguen información falsa relativa a las funciones político - públicas, con el objetivo
de desprestigiar su gestión y obtener contra su voluntad la renuncia y/o licencia al cargo
que ejercen o postulan.
p) Presionen o induzcan a las autoridades electas o designadas a presentar renuncia al
cargo.
q) Obliguen mediante la fuerza o intimidación a las autoridades electas o designadas en el
ejercicio de sus funciones político - públicas, suscribir todo tipo de documentos y/o avalar
decisiones contrarias a su voluntad, al interés público o general.
Exceptuando los incisos j) y k) todas estas faltas gravísimas podrían configurar delitos
penales, tales como discriminación (incs, l y m), difamación (incs. n) y o)), desobediencia a
resoluciones judiciales (inc. i), acoso político (inc. p)) y violencia política (inc. q), pudiendo
por tanto la víctima optar por la vía penal o la autoridad administrativa remitir el caso al
Ministerio Público.
Por otra parte, el artículo 17 parr. IV dispone que cuando en el proceso administrativo se
determine que existen indicios de responsabilidad penal debe procederse de esa manera.
d) Agravantes.- En todos los casos descritos del inciso a) al q) se aplica el máximo de la
sanción directamente cuando concurren ciertas circunstancias agravantes señaladas en la Ley
que están referidas a cortas circunstancias o condiciones de vulnerabilidad de la víctima que
zona provechadas por el agresor o agresora:
1. Los actos que se cometan en contra de una mujer embarazada.
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2. El acto que se cometa en contra de una mujer mayor de sesenta años.


3. Los actos que se cometan en contra de mujeres sin instrucción escolarizada básica o
limitada.
4. Cuando el autor, autora o autores, materiales o intelectuales, pertenezcan y estén en
funciones de dirección de partidos políticos, agrupaciones ciudadanas, dirigencias
orgánicas o de cualquier otra forma de organización política y/o sea autoridad o servidor
público.
5. El acto que se cometa en contra de una mujer con discapacidad.
6. Si como resultado de los hechos, se hubiere producido el aborto.
7. Cuando el autor, autora o autores sean reincidentes en la comisión de actos de acoso y/o
violencia política contra las mujeres.
8. Involucren a los hijos o hijas de la víctima como medio de presión para vulnerar los
derechos de las autoridades electas.
9. Cuando los actos de acoso y/o violencia contra de las mujeres, sean cometidos por dos o
más personas.
2) Vía constitucional
Al constituirse los actos de acoso y violencia política en vulneraciones a los derechos políticos
de la mujeres que pueden a su vez afectar otros derechos como al trabajo, la maternidad, la
libertad de expresión, la libertad personal y otros es comprensible que la Ley Nº 243
establezca que la vía constitucional pueda ser también activada en estos casos a la
constitucional, naturalmente, no debe olvidarse el carácter de subsidiaridad de las acciones de
defensa establecidas en la Constitución Política del Estado cuya tramitación esta normada en
el texto constitucional y el recientemente promulgado Código de Procedimientos
Constitucionales que establece además un plazo de 60 días para poder presentar la acción
computables a partir de que se produjo el hecho.
No obstante, es importante tener en cuenta que la subsidiariedad presenta algunas excepciones
que han sido señaladas por el Tribunal Constitucional en reiteradas oportunidades, que
pasamos a señalar:
• SC 119/2003-R, 28 de enero (Daño inminente)
Se activa el amparo constitucional para otorgar una tutela efectiva e inmediata que evite la
consecuencia irremediable (..) existiendo peligro de que los efectos de las decisiones sean
irremediables e irreparables.
• SC 651/2003-R, 13 de mayo (Condiciones para excepción)
El principio de subsidiariedad que el orden constitucional informa al recurso de amparo
constitucional cede al principio de inmediatez en los supuestos que no existan medios eficaces
e idóneos (cuando el recurso se constituya en un obstáculo formal y la tutela irreparable por
tardía)
• SC 864/2003, 25 de junio (Alcance del daño)
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(..) hay inminencia de un mal irreversible injustificado y grave que coloque al recurrente en un
estado de necesidad, (...) inminente e inevitable la destrucción del bien jurídicamente
protegido
• SC 1082/2003, 30 de julio (Carácter temporal)
Brindando una tutela provisional, destinada a evitar la consumación del hecho invocado como
lesivo (…)
3) Vía penal
El articulado de la Ley que norma el uso de la vía penal para los casos de acoso y violencia
política presenta los siguientes aspectos:
a) Creación de nuevos tipos penales.- La Ley incorpora al Código Penal los delitos de acoso
político y violencia política contra las mujeres en el Título II Capítulo I “Delitos contra la
Función Pública”, los mismos que quedan redactados de la siguiente manera:
“Artículo 148 Bis. (ACOSO POLÍTICO CONTRA MUJERES).- Quien o quienes
realicen actos de presión, persecución, hostigamiento y/o amenazas en contra de una
mujer electa, designada o en el ejercicio de la función político - pública y/o de sus
familiares, durante o después del proceso electoral, que impida el ejercicio de su derecho
político, será sancionado con pena privativa de libertad de dos (2) a cinco (5) años.”
“Artículo 148 Ter. (VIOLENCIA POLÍTICA CONTRA MUJERES).- Quien o quienes
realicen actos y/o agresiones físicas y psicológicas contra mujeres candidatas, electas,
designadas o en ejercicio de la función político – pública y/o en contra de sus familiares,
para acortar, suspender e impedir el ejercicio de su mandato o su función, será sancionado
con pena privativa de libertad de tres (3) a ocho (8) años.
Como ya señalamos al momento de analizar las definiciones de acoso político y violencia
política existen elementos similares y distintivos, de igual manera entre los tipos penales.
• Sujeto activo. Puede ser cualquier persona en ambos casos
• Sujeto pasivo. En el delito de violencia política puede ser una mujer candidata, electa,
designada o en ejercicio de la función político – pública y/o en contra de sus familiares
mientras que en el delito de acoso político se excluye a las candidatas debido a que el
acto cometido contra una candidata es calificado como un delito electoral que ya se
encuentra previsto en la Ley Nº 026 Ley de Régimen Electoral (art.238 inc. p) )
• Acto incriminatorio. Como ya se ha señalado el acoso político implica actos de presión,
persecución, hostigamiento y amenazas mientras que la violencia es una conducta más
gravosa y se entiende con mayores consecuencias para la víctima porque implica
agresiones físicas y/o psicológicas. También pueden tratarse de agresiones sexuales, no
obstante la Ley específica en estos casos se aplican los delitos contra la libertad sexual
contenidos en el Código Penal.
• Finalidad o móvil.- El fin perseguido en el delio de violencia política es el de acortar,
suspender e impedir el ejercicio del mandato o función en este caso político público de
una mujer mientras que el del acoso político es impedir el ejercicio de su derecho
político, de todas maneras son similares pues el último incluye el primero aunque este
último pareciera ser más amplio.
• Sanción.- En ambos casos la sanción es de privación de libertad, sin embargo, en el caso
de violencia política la pena es mayor de tres a ocho años mientras que en el caso del
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acoso la sanción es de dos a cinco años. En el primer caso al traducirse el acto en una
agresión el parámetro que tomaría para su determinación es el que corresponde a las
sanciones impuestas para los delitos de lesiones mientras que en el caso de acoso
político el parámetro es el señalado como pena en la Ley de Régimen Electoral para el
acoso político contra candidatas y candidatos.

b) Procedimiento.- Los delitos de acoso y violencia política deben ser denunciados ante el
Ministerio Público y sometidos a la jurisdicción ordinaria de acuerdo a normativa procesal
penal vigente.
c) Agravantes.- Los delitos de acoso y violencia política contra las mujeres se agravarán con
un tercio de la pena en los casos descritos en el Artículo 17, parágrafo II de la Ley, vale decir
los mismos casos señalados como agravantes para las faltas administrativas.
d) Prohibición de conciliación.-. La Ley prohíbe la conciliación en los delitos de acoso y/o
violencia política contra las mujeres.
3.3.3 Rol del Órgano Electoral
La Ley determina una serie de responsabilidades del Órgano Electoral en materia de acoso y
violencia política hacia las mujeres, ellas son:
− Definir políticas y estrategias interculturales de educación democrática con equidad de
género que garanticen el ejercicio de los derechos políticos de las personas, en particular
de las mujeres y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
− Constituirse en la primera instancia a la que deban presentar renuncia a la candidatura o
titularidad del cargo que ejercen las candidatas y/o mujeres en el ejercicio de la función
político público, esto de alguna manera permitiría evidenciar que el acto es voluntario.
− Remitir al Ministerio Público los casos de acoso y violencia política sobre los que
tengan conocimiento, tal como ya determina la Ley de Régimen Electoral para el caso de
los delitos electorales, estableciendo un mismo tratamiento para los casos de acoso y
violencia política.
− Adoptar la reglamentación necesaria para garantizar la alternancia y paridad de los
procesos de habilitación extraordinaria de suplencias.

3.4 Consecuencias jurídicas e institucionales de la Ley Nº 243


3.4.1 Desnaturalización a partir de la regulación jurídica
En Bolivia, como en muchos otros países los casos de vulneración de derechos por motivos de
género en el ámbito público durante mucho tiempo no han sido reconocidos como violaciones
a los derechos políticos, regularmente han sido calificados como problemas entre particulares
y recibido una respuesta jurídica, si la tuvieron que invisibiliza el contexto en el que se
produce, el de la violencia en este caso política. Por tanto el hecho de que la Ley Nº 243 haya
sido promulgada constituye un hito jurídico y político en la región porque desnuda estos casos
que al ser naturalizados en la sociedad quedaban en la impunidad.
3.4.2 Persecución penal
La tipificación de los delitos de acoso político y violencia política implicará que estos hechos
antes perseguidos (cuando se lograba que así fuese) en materia penal como delitos de lesiones,
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amenazas, difamación, homicidio u otros hoy además sean perseguidos como acoso y
violencia política permitiendo comprender y visibilizar el contexto real en el que tales hechos
se producen para efectos de política criminal, estadística y sobre todo visibilización de esta
forma de violencia de género. Pues los delitos mencionados arriba implican afectaciones a la
integridad o la dignidad de las personas pero que tratándose del acoso y violencia política
además implican afectaciones a la función político pública.
3.4.3 Adecuación reglamentaria
Para la aplicación de la Ley Nº 243 en lo que corresponde a la habilitación de la vía
administrativa o disciplinaria, es necesario, tal como dispone la propia norma la modificación
de los reglamentos internos, de personal, disciplinarios y cualquier otro que contemple las
faltas por las que se puede procesar por esta vía a servidores y servidoras públicas incluyendo
las conductas señaladas por la Ley como faltas de acoso y violencia Política, La Ley señala un
plazo de 90 días para este fin.
Por otra parte, también se dispone que las organizaciones políticas y sociales, en el plazo de
180 días a partir de la vigencia de la Ley deberán incorporar en sus estatutos y reglamentos
internos disposiciones referidas a la prevención, atención y sanción a los actos de acoso y
violencia política hacia las mujeres; además deberán incorporar disposiciones específicas que
promuevan y garanticen la participación política en igualdad de condiciones entre mujeres y
hombres. Esta disposición en cuanto a las organizaciones sociales permite ampliar el alcance
de la Ley Nº 243 para que dentro de ellas también se sancione el acoso y violencia política.
3.4.4 Ampliación de responsabilidades de las instancias públicas
Esta Ley dispone una serie de medidas que deben ser implementadas por diferentes instancias
del Estado, es así que el Ministerio de Justicia, a través del Viceministerio de Igualdad de
Oportunidades, deberá diseñar, implementar, monitorear y evaluar políticas, estrategias y
mecanismos para la prevención, atención y sanción del acoso y/o violencia política hacia las
mujeres en estricta coordinación con los diferentes Órganos del Nivel Central del Estado, las
Entidades Territoriales Autónomas y otras instancias públicas o privadas.
Por otra parte, el Órgano Electoral Plurinacional deberá definir políticas y estrategias
interculturales de educación democrática con equidad de género que garanticen el ejercicio de
los derechos políticos de las personas, en particular de las mujeres y la igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres.
Las Autonomías, Departamental, Regional, Municipal e Indígena Originario Campesina,
donde la elección sea por mandato popular, los estatutos autonómicos, cartas orgánicas,
normas básicas institucionales, las disposiciones normativas y reglamentos contemplarán
medidas de prevención a los actos de acoso y/o violencia política hacia las mujeres.
Por último todos los entes públicos del Nivel Central de Estado y todas las Instituciones
Públicas y las Entidades Territoriales Autónomas, tienen la obligación de realizar acciones
internas de información y concientización sobre los principios y contenidos de la Ley.
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Tel: 591 2799673


Fax: 591 2 2117326
Calle 21, Calacoto, Nº 8227, Torre Lydia
Piso 2, Oficina 201
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