En 1954, un hombre, Roger Bannister, rompió su record al correr 1.6000 metros (1 milla), esto lo logro en menos de 4 minutos, hasta esa época se pensaba que era algo imposible de lograr, los límites del cuerpo humano estaban mucho más por debajo de eso, se creía que el cuerpo colapsaría bajo esta presión. Un simple chico que decidió hacer algo imposible. Bannister, lo que quería estudiar era medicina, al ser de una familia trabajadora, pero ordinaria, sabía que no sería posible que sus padres le dieran sus estudios. Pero era bueno en algo, descubrió su talento para correr, no desaprovecho esta oportunidad y se codeo con gente que lo capacito y entreno logrando así una beca de atletismo en Oxford. Mientras estudiaba su carrera de medicina, una gran cantidad de personas relataban el talento de Bannister para el atletismo, los olímpicos nunca estuvieron en sus planes, pero al ver lo que implicaba esto, fijo su competición en los juegos de 1952 de Helsinki, Gran Bretaña esperaba que ganara, todos esperaban que ganara. Jamás esta de menos la crítica por la prensa, sobre todo cuando Bannister compitió, pero un cambio de ultimo minutos interrumpió su rutina de descanso, a consecuencia de esto, quedo cuarto en la carrera, la prensa lo destripo, paso dos meses de si vida pensando si volver a competir o no. La milla milagro: un muro <<infranqueable>> Después de lo que sucedió en 1940, cuando se logró el record más alto registrado en la historia del atletismo (1 milla en 4 minutos y 1 segundo), se creía que nadie igualaría esta marca, no solo por las capacidades físicas que implicaba y lo peligroso que era… también, porque simplemente era imposible. El joven tenía claro cuál era su objetivo, a pesar de las dificultades que esto implicaba y los tropiezos en el camino, iba por ese sueño inalcanzable, el pensar que nadie lo había logrado antes, era su inspiración. “Una pared de ladrillo” era lo que él consideraba esos 4 minutos, después de tener claro los siguientes nombres, wes santee de Estados Unidos y John landy en Australia, los mejores corredores de atletismo en su época. Solo una cosa tenia clara, intensificar sus entrenamientos, hora tras hora, día tras día, con ayuda de sus amigos como marcapasos. Cada vez más, estaba convencido de que su marca imposible de menos de 4 minutos estaba más cerca y era real. Pero como lograr esto, ¡acaso la preparación física era lo único que le permitiría lograr sus objetivos? No. Esto implicaba preparación mental, entrenar su cerebro para que creara un químico, la formula X que lograría que su sistema nervioso prepara un cuerpo dispuesto a soportar la presión de correr tan rápido durante tanto tiempo.
Vargas Quiñones Brian Andrés
Créate Camps 10/03/2020
La carrera: el momento de la verdad.
El día definitivo, 6 de mayo de 1954, Bannister consideraba las condiciones del día, al parecer, nada favorable y los expertos no daban muchas expectativas. Hacia frio, la pista estaba mojada y solo había 3.000 personas en la pista. No estaba seguro si arriesgarse o no, hasta que viendo la bandera de que no ondeaba tanto, se decidió y le dijo a sus marcapasos… “hagámoslo”. 6 hombres en la carrera, as dos primeras vueltas marcadas por Brasher fueron en ritmo, pero luego, cuando Chataway asumió el control, la velocidad disminuyó peligrosamente, Aceleró su paso para llegar a la meta cuando faltaba la última vuelta. «Sentí que la cinta del final retrocedía en los últimos 300 metros. Sabía que no podía correr más rápido y que no tenía más nada para dar». Bannister comenzó su última vuelta con un tiempo de 3 minutos exactos. Tenía que hacerla en 59 segundos o de lo contrario no rompería el record. Pasó volando junto a Chataway en la última recta. Tenía claro que aquí se jugaba todo. Ahora eran sólo él y la pista. cruzó la línea de meta colapsando exhausto en el suelo. El anuncio vino segundos más tarde. El mundo se detuvo por un instante. «Damas y caballeros, aquí está el resultado del evento 9, la milla: primero, el número 41 Roger Bannister, con un tiempo que establece un nuevo récord y que, sujeto a ratificación, será un nuevo hito en la historia de Gran Bretaña, Europa y el mundo. El tiempo oficial: 3 minutos…» Roger Bannister cambió su historia. No había ninguna razón para creer que Roger Bannister habría de hacer algo grandioso. Era sólo un chico ordinario de clase trabajadora que quería estudiar medicina. Pero fue él quien decidió cambiar las cosas. Él se negó a conformarse. Cuando nadie creía que sus objetivos eran posibles, él lo hizo. Cuando falló públicamente, se levantó y continuó. Cuando sus competidores estaban pisándole los talones, aceleró el paso. Tomó la vida en sus propias manos y decidió contar una historia mejor. Y al hacerlo, hizo lo imposible. «La carrera más dura es contra ti mismo». Roger Bannister.