2191410 Crítica de la Razón Histórica, Editorial península, Barcelona, 1983
En el primer capítulo de su obra “Critica de la Razón Pura “ denominado “La
estética transcendental”, el Filósofo representante del criticismo y precursor del idealismo alemán Immanuel Kant, aborda las cuestiones de la sensibilidad humana y los factores que en ella intervienen, siendo esta uno de los factores primordiales en cuanto al desarrollo del conocer humano. Mediante la intuición que es de carácter empírico ya que se da bajo el contacto con la realidad ósea mediante la experiencia, el conocimiento se aproxima los objetos, los cuales son causantes de lo que considera Kant un fenómeno, que es lo que se produce mediante los sentidos ósea la realidad en sí, este fenómeno se toma de manera relativa dependiendo del ser que le hace recepción , el fenómeno está compuesto por la materia que es todo lo que pueda ocupar un lugar en el espacio, esta se determina luego del contacto con los sentidos ósea que es a posteriori, y por la forma que es la esencia de esa materia lo que la caracteriza, lo que lo rige y que ya está predicho ósea que es a priori. Sucedido esto y a manera de causa –efecto; actúa la sensibilidad, la cual es la facultad del ser humano para recibir o hacer recepciones de representaciones de un objeto determinado, en su aspecto fenoménico más no en su característica “en sí” que es su realidad absoluta. Kant afirma que al momento de hacer contacto con un objeto podemos no tener en cuenta su tamaño, color y demás características de carácter físico ósea de las cosas a posteriori que acaecidas en el objeto, pero que no podemos ignorar dos condiciones de carácter a priori que demarcan la mera existencia de cualquier fenómeno físico y de la misma realidad estos son el tiempo y el espacio ambos con características similares. Se puede decir que ambos tanto el tiempo como el espacio preceden a la experiencia ya que ninguno se origina de una experiencia empírica, también que no pueden pertenecer a una categoría conceptual discursiva ya que ninguno se puede fraccionar cada uno es un todo lo anterior hace que estas dos condiciones sean intuiciones de carácter puro, y le dan sentido a la experiencia ya que la preceden ósea la rigen y esta no podría existir sin la presencia de estas dos condiciones. Una ciencia que da a entender muy bien estas dos condiciones es la matemática ya que en sus cuestiones abordan con la geometría el uso del espacio y como las formas se representan en este y con la aritmética analiza el tiempo al ver esa situación se plantea que los conocimientos de las matemáticas son regentes y necesarios para una plena comprensión del existir y multiplican el conocimiento.
Ficha Lectura_ Nestor Mantilla - 219119-Hermes Tovar Pinzón, La estación del miedo o la desolación dispersa. El Caribe colombiano en el siglo XVI. Capítulo I “El sentido trágico del rumor en la conquista de Amér (2)