En términos generales, el primer bloque corresponde a las
contribuciones de los teóricos del ciclo real o walrasiano. Estos autores atribuyen las fluctuaciones cícli- cas a los efectos acumulativos de perturbaciones aleatorias exógenas de carácter recurrente —innovacio- nes tecnológicas, cambios demográficos, alteraciones en el precio de las materias primas...— que distorsionan el funcionamiento de un sistema económico intrínsecamente estable .
La idea de que las fluctuaciones económicas deriven de la
existencia de shocks aleatorios de carácter exó- geno, parte de los llamados modelos estocásticos de ciclo económico inicialmente desarrollados por Frisch (1933) y Slutzky (1937). Ambos autores demostraron que, bajos ciertas restricciones monetarias, sistemas dinámicos lineales con ecuaciones en diferencias para el gasto en consumo e inversión, generan fluctuacio- nes cíclicas variables cuando se someten a perturba- ciones exógenas. Estas oscilaciones tienden a amorti- guarse con el paso del tiempo, aunque no llegan a de- saparecer por completo como consecuencia de la aparición de nuevas perturbaciones, cuyos efectos se suman a los de las anteriores.
En los modelos estocásticos lineales, que formalizan el
principio de aceleración de la inversión2, la longitud de los ciclos y su tendencia a amortiguarse a lo largo del tiempo dependen de los parámetros estructurales —o mecanismos de propagación— del sistema de ecuacio- nes sometido a las perturbaciones, mientras que la in- tensidad de las oscilaciones responde a la naturaleza del impulso externo. Si bien el enfoque impulso-propa- gación ha sido uno de los principios básicos subyacen- tes al desarrollo de la moderna teoría neoclásica del ci- clo, autores como Hicks (1950) sostienen que no ofrece una explicación económica satisfactoria a las fluctuacio- nes macroeconómicas observadas, ya que se limita a atribuirlas a fuerzas ajenas al propio funcionamiento del sistema económico.