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Margot Berthold

Historia social
Sección: Crítica y ensayo (teatro)
Número 178
de! teatro
Otras obras de la misma sección:
G. Uscatescu: Teatro occidental contemporáneo (P .O . 3 8 ).
L. Pirandello: Teatro, 1 (Seis personajes en busca de autor,
Enrique IV, Así es — si así os parece— , El título, Bue­
na vida y El otro h ijo ) (P .O . 4 3 ).
L. Pirandello: Teatro, 2 (E l juego de los papeles, La vida
que te di, ¡Piénsalo, G iacom ino!) (P . O. 1 0 0 ).
Sófocles: Antígona, Edipo rey y Electra (P . O. 5 2 ).
P. Calderón de la Barca: El gran duque de Gandía (P . O.
5 9 ).
P. L. Mignon: Historia del teatro contemporáneo (P . O. vol. 2
120).
J. López R ubio: Al fü o de lo imposible (P .O . 1 3 3 ).
G. Torrente Baliester: Teatro español contemporáneo.

Ediciones Guadarrama
Colección
Universitaria
_ de Bolsillo
PUNTO Punió
O mecía
11. Renacimiento

Autor: Margot Berthold


Título original: Weltgeschlchte des Theaters
Traductor: Gilberto Gutiérrez Pérez
Portada: Estudio R. & S. * 1. Introducción
Printed in Spain
La liberación del individuo y el despertar de la
personalidad fueron, según Jacobo Burckhardt, las dos
fuerzas motoras del Renacimiento. Dante y Petrarca,
en su solitaria altura literaria, habían ya soñado con
un renacimiento del hombre basado en el espíritu de
los antiguos. En la pintura Giotto había iniciado el
abandono del código de formas bizantinas; sólo a finales
del siglo xv se alcanzó la expansión del nuevo senti­
miento profano y la superación definitiva de la visión
escolástica del mundo. Los impulsos decisivos proce-
díair de lós círculos 'htffiiamstas romanos y florentinos.
Desde la caída de Constantinopla las obras de los es­
critores griegos estuvieron más al alcance de todos. Miles
de sabios bizantinos, en su huida al Occidente, habían
traído consigo sus valiosos tesoros, los manuscritos an­
tiguos. En los monasterios, que proporcionaron asilo
a los fugitivos, se amontonaron las riquezas espirituales
que aguardaban ser utilizadas.
En 1467 el Papa Paulo II permitió en Roma la
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creación de la primera imprenta, que dio a la luz las
obras griegas. Le siguió en Venecia la imprenta de
Aldo Manucio, con la larga lista de los clásicos Aldinos.
El Renacimiento se transformó en la gran época de los
descubrimientos en el campo del espíritu y de la geo­
© Alfred Kroner Verlag, Stuttgart grafía. Los navegantes descubrieron nuevos países y
© Ed. esp.: Ediciones Guadarrama, S. A. - Madrid, 1974 mares de esta tierra, a la que al mismo tiempo Copér-
Distribuidor en exclusiva: Editorial Labor» S. A. nico arrebataba su puesto central en el universo, demos­
Depósito legal: M. 33617-1974 (II) trando que no era sino una estrella entre las estrellas.
ISBN: 84-250-2975-9 (obra completa)
ISBN: 84-250-0178-1 tomo II
Impreso por: Eosgraf, S. A. Dolores, 9. Madrid-29
Por primera vez el Cristianismo se vio enfrentado con Isabel I y la reina de Escocia, María Estuardo, se en­
la Antigüedad en un amplio campo. frentaron tanto enemigos políticos como religiosos. El
Ya Nicolás de Cusa había intentado entender a Dios Protestantismo se extendió por todo el Norte de Europa.
como «unidad de los contrarios». Los Papas mundanos Pero en la tensión, impulsado por la conciencia que
del Renacimiento trataron incansablemente de salvar la de sí tenía del naciente poderío mundial británico,
oposición aparentemente incompatible entre la creencia floreció el teatro isabelino bajo la estrella de Shakespeare.
cristiana en el Más Allá y la mundanidad de los anti­ Las Cortes imperiales de París y Viena se disponían a
guos. Sixto IV permitió que sus numerosos banquetes desplegar su propio esplendor monárquico. París y Ma­
se llevaran a cabo en medio de suntuosidades mitoló­ drid, bajo Francisco I y Felipe II, respectivamente, se
gicas. Julio II encargó al joven Rafael que le pintara en transformaron en los nuevos centros de la política
las dependencias vaticanas una animada «Escuela de europea. Pero las líneas rectoras de la ciencia yv de la
Atenas», que se convirtió en la expresión plástica del poesía, del arte y de la diplomacia, de la cultura y de
esfuerzo por alcanzar, dentro del ideal de la Academia la educación había que buscarlas en Italia.
platónica, una armoniosa síntesis de Antigüedad y Cris­ El expresivo dicho de la época imperial de los Césa­
tianismo. León X, en su camino procesional del Vaticano res, «todos los caminos llevan a Roma», confirmaba una
a San Juan, atravesaba rellanos con estatuas de Apolo vez más su validez histórica universal. Si en otros
y Ganimedes, de Minerva y Venus. Autorizó a su ser­ tiempos las legiones victoriosas en mil combates habían
vidumbre como diversión de carnaval una batalla de na­ llevado la cultura del imperio romano a los tres con­
ranjas ante el castillo de Sant’Angelo, y fue él quien, tinentes, las fuerzas del espíritu arrastraban ahora a
ocupado en los preparativos para una cacería de ciervos, toda Europa hacia su campo magnético.
formó la condena contra el agustino alemán Martín Si se quisiera establecer una línea divisoria para el
Lutero. «Renacimiento» del teatro, debería citarse el año 1486.
Las tropas mercenarias españolas y alemanas del em­ En esta fecha los humanistas representaban en Roma la
perador Carlos V irrumpieron en la Ciudad Eterna, primera tragedia de Séneca y el duque de Ferrara la
poniendo súbitamente fin al florecimiento artístico y a primera comedia de Plauto. Y en ese año aparecieron
los libertinajes, con las exacciones y el pillaje. En el impresos los Diez libros sobre la Arquitectura de Vitru-
«saco de Roma», en 1527, cayó el antiguo San Pedro, bio, cuya difusión contribuyó sobre todo a moldear el
pero no la fuerza vital del Vaticano. Miguel Angel escenario y el teatro según el modelo de !a Antigüedad.
recibió el encargo de proyectar la enorme cúpula para
la nueva basílica de San Pedro.
Ya en la Edad Media el monacato y la caballería * 2. El teatro de los humanistas
habían cedido su papel rector a la naciente burguesía.
Gremios, corporaciones y, como se las llama en los Cuando Nicolás de Cusa, que siendo aún joven se re­
testimonios contemporáneos, academias del vulgo se cibió de abogado por Maguncia, descubrió en 1429 los
transforman en decisivos transmisores de la cultura. textos de doce comedias de Plauto que hasta entonces
Por una parte los impulsos teatrales populares tendie­ sólo eran conocidas de nombre, saludó este hallazgo
ron al cultivo humanístico de los dramas, por otra como una conquista para la retórica erudita y no para
parte se popularizaron. el teatro. También un comentario a Terencio, hecho por
Bajo Enrique V III Inglaterra se desvinculó del Pa­ Donato, y hallado poco después en Maguncia por me­
pado. En las luchas por el trono entre su hermana diación del cardenal Giovanni Auspira, sacudid de plano
exclusivamente a la ciencia. El maestro Johann Mandel, pantomímicamente. El último y más valioso testimonio
natuíal de Amberg, pronunció en 1433 en la Universi­ de esta opinión, condicionada en parte por las faltas
dad de Viena una lección sobre Los Adelfos de Terencio. de traducción, en parte por la fantasía libre, es el
Consideraba la obra como objeto de las humanidades Terence des Ducs, manuscrito francés confeccionado a
clásicas y para la práctica del idioma: un aspecto del comienzos del siglo xv. Sus miniaturas, que ocupan pági­
que ya se había ocupado la Escolástica y que aún fue nas enteras y aparecen con recargada ornamentación,
fundamental para Erasmo de Rotterdam a comienzos del muestran, en lugar del amplio teatro redondo antiguo,
siglo xvi. «Sin Terencio — comentaba— , nadie ha lle­ un cilindro muy estrecho. En el centro, de pie, rodeado
gado a ser un buen latinista.» por los músicos, se halla el recitador en una caseta
Un filósofo de Roma y un príncipe renacentista de provista de cortinas y designada como «scena»; ante
Ferrara fueron los primeros que transformaron en re­ él actúan los «joculatoirs», rodeados por los espectado­
presentación corporal y sensible el antiguo drama, hasta res, el «populus romanus». El orador lleva el nombre
entonces sólo objeto de estudio y análisis. En el año 1486 de Calíopo: una referencia completamente irreal al
Pomponio Leto representó en Roma el Hipólito de Sé­ famoso gramático latino del siglo m , Calíopo, de quien
neca y en la misma época la comedia de Plauto Menaech- no se conoce «actividad teatral» alguna. Se le atribuyó
mi en el palacio de los Este en Ferrara. Lo que no se este extraño papel en un tácito acuerdo postumo, cuyas
consiguió en tiempos de Séneca se lograba ahora, mil raíces se desconocen.
quinientos años más tarde, con el más alto nivel aca­ El escenario «auténtico» para el Hipólito, según las
démico. Los más famosos humanistas de Roma colabo­ orientaciones de Vitrubio, era muy distinto. Se atenía
raron en ello. Sulpicio Verolano escribió el prólogo; al principio de la «Scaenae frons» romana con sus puer­
Tomás Inghirami, discípulo de Pomponio y más tarde tas de entrada, situadas en el mismo plano una lado de
favorito del Papa Alejandro VI, hizo de Fedra. El otra; la fastuosa construcción de columnas se había re­
mecenas que corrió a cargo de los gastos fue el carde­ ducido a un sencillo escenario auxiliar de madera. Según
nal español Riario, el escenógrafo Pomponio Leto; el afirma Sulpicio Verolano en la introducción a su obra
lugar de la primera representación, el foro. Le siguie­ sobre Vitrubio aparecida en 1486, en inmediata relación
ron una repetición en el castillo de Sant’Angelo ante con la representación, el escenario estaba situado a una
el Papa Inocencio VIII y una segunda escenificación altura de cinco pies y equipado con gran «variedad de
en el palacio Riario. realizaciones pictóricas». Posiblemente se trataba del te­
Al acontecimiento dramático se sumó la reconstruc­ lón de fondo pintado de una decoración única.
ción del escenario. Sulpicio Verolano, que preparó para Comparados con la suntuosidad del escenario simul­
la imprenté los Diez libros sobre la Arquitectura de táneo de la Baja Edad Media — para la Sacra Represen-
Vitrubio, proporcionó a su amigo Pomponio Leto prue­ tazione, en la festividad de la Anunciación en Florencia,
bas indiscutibles sobre la antigua escena romana. Aparece construyó Brunelleschi en 1438 un microscosmos de esfe­
descrito minuciosamente en .el quinto libro de la monu­ ras giratorias— los comienzos del teatro humanista,
mental obra sobre la arquitectura. fueron modestos. En el escenario, más importante que
Con ella se desmienten" definitivamente todas las ideas todos los esfuerzos artísticos era la palabra. Séneca, Te­
vagas y erróneas acerca del antiguo teatro redondo, que rencio y Plauto dominaban como maestros del discurso
aparecen en los manuscritos medievales. Todavía los fluido, y como prototipos de una forma de vida culti­
escolásticas suponían que un erudito lector recitara el vada (en la que la especialidad de Plauto era el chiste
texto, mientras bufones enmascarados lo representaban grosero pronto a replicar, la de Terencio el chiste pulido
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y urbano), como medida de lo que el drama podía apor­ improvisados. A los cardenales y príncipes Ies gustaba
tar a la creación del hombre nuevo. aparecer como mecenas teatrales. Los emperadores, reyes
La famosa representación del Poenulus de Terencio, y Papas atraían a su corte a poetas, actores y pintores
para la que se transformó en un teatro gigante toda la como organizadores de festejos.
plaza del Capitolio, entre el palacio de Jos senadores y El arte dé la palabra dramática, que de un teatro
el de los conservadores, se realizó en un escenario al de escuela había pasado a servir a los fines de una
aire libre con cinco puertas. Tomás Inghirami, nombrado moraleja pedagógica-didáctica, se hallaba ligado en los
entretanto bibliotecario del Vaticano y coronado por el programas de fiestas de la corte al principio del cortejo
emperador Maximiliano con la laureada corona de los y del homenaje, se conformaba con un teatro pastoril
poetas, se ocupó de la escenificación — totalmente al apaciblemente sentimental, se sometía en la tragedia al
estilo de su maestro Pomponio Leto. Cosechó grandes módulo de unidad aristotélica recientemente descubier­
alabanzas la bien cuidada dicción latina de sus actores, to y además sacaba, a la luz escénica los primeros temas
«los jóvenes más hermosos de la aristocracia romana». históricos referentes a la actualidad.
Durante los tres decenios en que Pomponio Leto se A la actualidad dominada por la pintura y la arqui­
dedicó a la experimentación teatral de su enseñanza tectura respondía desde la escena el drama histórico,
retórica los jóvenes eruditos de Europa se hallaban en ofrecido en el gran esplendor de la tragedia, la única
su aula. De igual modo que el entendido en leyes se que Jean de la Taille encontraba «digna de hombres se­
dirigía a Bolonia y el médico novel a Padua, los estu­ rios». El teatro medieval, escribe en su tratado L’art de
diantes de Filosofía y Retórica se encaminaban a la la tragedie, se ha rebajado a la esfera de los criados y
academia platónica de Pomponio Leto en Roma. de personas de baja alcurnia: un juicio duro, que se
Conrado Celtis, el humanista y maestro ambulante explica tanto por la autoconciencia de la exquisita aris­
alemán, dio a conocer en Ferrara y Roma la resurrección tocracia francesa del siglo xvi, como por et tono grosero
plástica del antiguo teatro. Jodoco Badio, filólogo clási­ de los decadentes misterios. A pesar de todo ello Jean
co y decisivo colaborador en la edición de Terencio, de la Taille elegía temas bíblicos para sus propios dra­
aparecida en Lyon en 1493, buscó a los Pomponianos mas concebidos a modo de ejemplos. Introdujo la
en su viaje de estudios por Italia. El humanista Juan edición de su Saúl furieux (1560) con una interpretación
Reuchlin, natural de Pforzheim, utilizó los logros con­ de las tres unidades, redujo los escenarios a una decora­
seguidos en Roma en 1482 y 1490, cuando en 1497 ción universal e indicaba expresamente en el texto que
llevó a las tablas su Henno — inspirada temáticamente la montaña de Gelboé y la cueva de Endor estaban «muy
en la farsa francesa de Maese Pathelin— . Jacob Locher, próximas» («icy pres»). Acepta sin crítica alguna el
profesor de la Universidad de Friburgo, se "sirvió de principio del escenario simultáneo de la Baja Edad Me­
ediciones teatrales recibidas en 1492 y 1493 en Italia y dia, para proporcionar a su drama «selon l’art et la
especialmente en Ferrara, atando dio a la publicidad mode des víeux autheurs tragiques» la unidad de lugar.
en 1497 un drama turco, Tragedia de Thurcis et Suldano Es tarea del dramaturgo, así lo recalca Jean de la Taille,
según las orientaciones de Conrado Celtis. en una acción claramente delimitada, en el sentido del
El teatro de los humanistas, desarrollado dentro de Renacimiento, mezclar el Bien y el Mal, la pasión y el
un ambiente académico y cultivado por sociedades aca­ sentimiento, de tal modo que «representen un cuadro
démicas fundadas exprofeso, se mantuvo con gran realce fidedigno de la vida humana, en el que la tristeza y
tanto al sur como al norte de los Alpes. Universidades la alegría se sigan una a otra y viceversa».
y gimnasios levantaron en sus patios tablados escénicos En Aristóteles se había hallado la autoridad antigua
-í v’

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necesaria para el drama, en estrecha relación con las
leyes de Vitrubio para la disposición de la escena. Al Filosofía y Retórica G. B. C. Giraldi intentó ambiciosa­
problema formal y temporal de la poesía correspondía mente ofrecer todos los horrores de la saga griega de
el problema espacial en las artes plásticas. El teatro los Atridas. En su tragedia Orbe eche, representada
de los humanistas intentó combinar ambas cosas. Se en 1541 en su propia casa, se amontonan los horrores.
preocupó por oponer a la recibida herencia medieval una Incesto, asesinatos de cónyuges y de nietos, parricidio
nueva teoría artística enseñada en la Antigüedad y por y, finalmente, el suicidio de la desdichada Orbecche,
dar al nuevo sentimiento mundano del Renacimiento hija del rey, se acumulan en un pandemónium de la
una firmeza histórica en su espíritu y en su teatro. Némesis y de las Furias. El terror y el pavor dominaban
el escenario, se apoderaban del público. «L’orribile»
era el lema, al que Giraldi se adscribía apelando a
La tragedia de los humanistas Aristóteles en su Discorso delle commedie e delle tra-
El cardenal español Riario, magnánimo mecenas de gedie (1543). Precursor tanto del clasicismo barroco fran­
las primeras representaciones en Roma de las obras de cés como de Lessing, introdujo la definición de la ca­
Séneca encomendó a Pomponio Leto en 1492 el ensayo tarsis aristotélica como purificación de las pasiones por
de un drama histórico por el que sentía gran interés. medio del temor y del pavor.
En la reconstrucción dramática de sus tragedias horri­
Se llamaba Historia Baetica, procedía de Cario Verardi
pilantes, que más tarde suavizó algo, Giraldi se atenía
y trataba un tema histórico actual: la reciente libera­
a la antigua unidad de lugar y de acción. En la Orbecche
ción de la ciudad española de Granada del poderío de
el escenario se halla delante del palacio; los asesinatos,
los moros. La obra fue representada en el Palazzo
que se realizan en el interior de la casa, son relatados
Riario en honor del príncipe español de la Iglesia, cuyo
interés era comprensible, por estudiantes de la Academia por el coro y por mensajeros.
Giraldi rescató toda una serie de dramas eruditos,
de los Pomponianos — con el consentimiento de Pompo­
- y con sus novelas dio a conocer a los grandes de la
nio Leto pero sin su participación artística, como hace
literatura universal. Su Moro di Venezia fue la fuente
notar Max Herrmann en su obra sobre los Orígenes dél
para el Otelo de Shakespeare. El tema del incesto le
teatro profesional— . La seductora actualidad no pudo
pareció tan atractivo a Sperone Speroni, profesor de
engañar al humanista romano amante del teatro sobre la
Literatura y Filosofía de Padua, que, inspirándose en
insuficiencia artística del drama. Para Pomponio Leto Orbecche, compuso la tragedia Canace. Incluso consi­
Séneca seguía siendo el ideal inalcanzable de la tragedia
guió interesar en ella a su compatriota Angelo Beolco,
antigua. Lo que se presentaba como una nueva creación
que como director de un grupo escénico constituyó el
actual quedaba muy por debajo del nivel requerido por
puente de enlace entre la comedia erudita y la commedia
írn espíritu tan exigente como él.
delParte profesional.
La tragedia de los humanistas siguió por caminos En la dura disputa de las academias que provocó
sombríos. En su deseo de atribuir a sus héroes un des­ Speroni con su obra, hecha pública en 1542, y que
tino de fatalidad antigua se hundía en medio de la duró hasta después de su muerte, el escenario estuvo
sangre y de la crueldad. completamente al margen. La corte y la curia preferían
Si todavía en 1515 Trissino se había orientado relati­ divertirse con el gracejo de la comedia a hacerlo con
vamente hacia la tragedia antigua con su,Arte poética el sombrío furor de la tragedia, y dejaban en manos
compuesta dentro de la más aristotélica ortodoxia y con de los círculos literarios el definirse en pro o en contra
su drama modelo Sofonisba, el profesor ferrarense de de los principios artísticos.
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La «tragédie a l’antique» halló en la corte francesa Pléyade despertaron la envidia dél bibliotecario real, Me-
una mayor resonancia teatral. En París el grupo de poe­ llin de Saint-Gelais. Sacó de las estanterías la tragedia
tas de la Pléyade, asociado en torno a Fierre de Ronsard, modelo de Trisino, Sofonisba, y la tradujo én prosa fran­
se preocupó de realizar el escenario según el modelo cesa. Enrique II proporcionó a su favorito una pomposa
antiguo. La prohibición de los misterios en 1548 robus­ representación en la corte. Las hijas del rey colaboraron
teció los esfuerzos de reforma. Etienne de Jodelle cose­ «fastuosamente vestidas», y entre ellas la prometida del
chó en 1552 el aplauso unánime de la aristocracia pari­ delfín: María*Estuardo. La representación de 1556 en el
sina con su tragedia Cléopatre capíive inspirada en castillo de Blois, animada por intermedios musicales y
Plutarco. El mismo autor, de 20 años de edad, repre­ puesta en escena con «grande pompe», fue para la joven
sentó el papel de Cleopatra. El rey Enrique II honró princesa un acontecimiento más en una cadena de días
con su presencia la representación en el Hotel de Reims festivos. ¿Qué podía significar para ella Sofonisba;, la
y entregó a Jodelle un recuerdo principesco: no está desgraciada reina de los Númidas, que ha.de apurar la
claro si como reconocimiento por los ambiciosos ver­ copa de veneno enviada por su'propio esposo? María
sos alejandrinos de la Cléopatre captive, o como recom­ Estuardo bailó después de la obra como todas las demás
pensa por la comedia mostrada a continuación, Eugéne. y con todas ellas, sin sospechar cuán pronto ella mis­
Pero al menos el abate Eugéne, figura crítica de la ma iba a transformarse en la heroína de la tragedia
época creada por Jodelle, rica en alusiones directas, europea.
puede vanagloriarse de ser un inmediato precursor del Cincuenta años más tarde, en 1601, escribía Antoine
Tartufo de Moliere. de Montchrestien su obra teatral La Escocesa o la mala
La escenografía de la representación era un decorado estrella. Treinta y tres años después de su muerte bajo
único en el marco del teatro cortesano de salón, sobre el hacha del verdugo y todavía en la época de la reina
cuyo «magnifique appareil de la scéne antique» se mos­ Isabel I apareció este primer drama sobre María Estuar­
tró Jodelle muy satisfecho. Con estricta observación de do, compuesto desde el punto de vista de un hugonote.
las reglas de lugar y tiempo se representó el trágico Era la segunda obra teatral de Montchrestien. Le había
fin de Cleopatra, ante una fachada del palacio, con la precedido un tema clásico: Sofonisba...
tumba de Antonio a un lado, donde la reina se suicida La Némesis de la tragedia quiso que los hilos del
para escapar a la prisión. En una repetición realizada poco drama renacentista se enlazaran en Inglaterra con el
después en el colegio de Boncoutt se lamentó Jodelle destino de María Estuardo. George Buchanan, traductor
de la raquítica y decepcionante decoración del escenario de Eurípides y autor de las tragedias Baptistes y Jephtes
del colegio. Pero más importante que esta escasez, obli­ perteneció al tribunal que condenó a María Estuardo.
gada por el espacio, fue la influencia que Jodelle consi­ En 1571, tres años después de la ejecución dejla sen­
guió dentro de los círculos teatrales académicos, con su tencia, discutió en su Detectio Mariae Reginae las rela­
tragedia en cinco actos en versos alejandrinos. Los cole­ ciones entre María y Darnley, como lord guardián del
gas poetas de la Pléyade le celebraron como un prome­ sello.
tedor talento joven; se transformó así en el modelo de La tragedia de los humanistas ingleses empleó, frente
la tragedia clásica futura. Así vio Du Bellay satisfechas al culto francés por los versos alejandrinos, la rima
sus exigencias respecto al cultivo del idioma, de la mis­ libre. El primer ejemplo decisivo fue una píeza maestra
ma manera que Ronsard, Ba'if y Péruse sus pretensiones declamatoria sobre la lucha de dos hermanos enemigos
poéticas. por el trono, que precipita al país en el desastre.
El éxito de Jodelle y el creciente prestigio de la Gorboduc or Ferrex and Porrex, inspirada en Séneca,

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había aparecido en 1561. Sus dos autores, Thomas Sack- setacíón, que tuvo lugar en enero de 1578, para cele­
ville y Thomas Norton, pertenecían al Parlamento y al brar los esponsales del canciller de la corona polaca Jan
Inn of Court. El mismo año 1561 María Estuardo vol­ Zamojski con Cristina Radziwill, hija del príncipe li­
vió a Escocia. Nada podría hallarse más cerca de la tuano, en el castillo Jazdowo cerca de Varsovia, cumplió
realidad que ver en el Gordobuc una premonición de su doble cometido. En el escenario recogió el esperado
la lucha por el trono entre las dos hermanas regias, aplauso para los jóvenes académicos y en la sala para los
tan distinta una de otra. A Thomas Sackville, Earl impacientes patriotas la aprobación del rey Esteban Ba-
of Dorset, le cupo en suerte la misión de ir en 1568 con tory a los preparativos de defensa tan ardientemente
Lord Bockhurt al castillo de Fotheringhay y anunciar recomendados y de los que el voivoda de Transilvania
a María Estuardo la sentencia de muerte. se había desentendido de buena gana durante los dos
. El drama renacentista inglés se ha inspirado en el años transcurridos desde su elección.
estilo senequista de rígido esquema formal. Shakespeare La comedia de los humanistas
prefirió el libre empleo de lugar y tiempo, lo mismo
que los autores españoles; presenta un mosaico de Los príncipes de Este de Ferrara trataron de consoli­
momentos poéticos que se ensamblan en el conjunto dar su situación como mecenas de la comedia literaria
total de la obra, en un contraste de lo trágico y lo renacentista. La recepción del drama antiguo, iniciada
cómico. Resolvió en acción lo que la tragedia francesa en 1486 con Los gemelos de Plauto, fue seguida por
del Renacimiento había convertido en imponentes so­ numerosas representaciones en italiano. En 1491 se re­
los declamatorios. El relato de la muerte de Hipólito presentó el Andria y en 1499 el Eunuco de Terencio.
en el Hipólyíe, fils de Thésee (1573) de Robert Gar- La corte ducal de Ferrara encerraba entre sus muros
a humanistas y poetas. Mientras Isabel d’Este, casada
nier abarca más de 170 versos: una exigencia que pre­
supuso, además de la capacidad de concentración del en su viaje a Mantua, hacía ensayar allí en 1501 Los
actor, un teatro de sala cerrada. El pathos oratorio de hermanos de Terencio, proporcionando así al ducado de
Garnier, cuyas obras señalaban el tránsito hacia Cornei- Gonzaga un temprano esplendor teatral, en Ferrara apa­
lle y Racine, reclamaba un contacto con el público libre recía una nueva estrella: Ludovico Ariosto.
de toda distracción. Como paradójico contraste esta En un principio, ciertamente, apenas si se le dio
exigencia apareció entonces en la tragedia clásica la mala carta blanca al desmirriado literato de fecunda y fantas­
costumbre de reservar a los espectadores asientos "privi-' magórica fuerza imaginativa. Tanto más se sentía inci­
legiados sobre el propio escenario. tado a enriquecer las fiestas cortesanas con comedias
En la segunda mitad del siglo xvi se multiplicaron en propias. Así en 1508 escribió la Cassaria y en 1509 su
toda Europa las adiciones al monocromo drama rena- obra teatral más famosa, I Suppositi, estrechamente ins­
céntista de estilo antiguo. El poeta polaco Jan Kocha- piradas en los personajes y en la técnica escénica de
nowski eligió un tema de la Ilíada para hablar a la Plauto. Desde la representación de 1486 se empleó en
conciencia de su rey. Su drama, La expedición de los Ferrara como forma de escenario una decoración plana de
embajadores griegos, que se desarrolla en un solo lugar, calles, cuyas «cinco casas coronadas de almenas» dejaban
con deseos de exaltación patriótica, aludía inequívoca­ ver, cada una, una puerta y una ventana.
mente a Polonia amenazada por Iván el Terrible. Cuando El principio del escenario plano elevado, con nume­
desde el escenario el troyano Antenor exhortaba al vaci­ rosas casas alineadas unas al lado de otras — una acep­
tación reducida de la antigua «scaenae frons» romana—
lante rey Príamo a obrar con decisión, le respondía
se hizo característico del teatro de los humanistas. Apa­
desde la sala un aprobatorio ruido de armas. La repre-
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rece en los grabados de madera de numerosos temas mostrar su dominio del lenguaje pulido también como
de Terencio y también se llevó a cabo con los modes­ dramaturgo. Ya Eneas Silvio Piccolomini, que más tar­
tos medios del teatro erudito. En caso de necesidad de sería el Papa Pío II, había utilizado lás lecturas de
constaba, en la forma más primitiva, de un tabique de Terencio durante su época de estudiante en una comedia
madera subdividido a modo de cabinas, con cortinas propia, Chrisis (1444). El pintor y arquitecto León Bat-
correderas por delante, «parecidas a las casetas-vestua­ tista Alberti escribió una comedia en latín, Philodoxeos,
rios de una piscina» (Creizenach). A comienzos del y aún en 1542 lo intentó Giordáno Bruno en una come­
siglo xx se creó el gráfico término de «Badezellenbühne»: dia confeccionada según las reglas humanísticas, la pa­
«escenario de casetas de baño». Los Suppositi hicieron rodia de los alquimistas II Candelaio.
a Ariosto dar el salto a Roma. En 1519 fueron repre­ El cardenal romano Casentino Bibbiena organizó en
sentados pomposamente en el castillo de Sant’Angello Roma en 1518 una representación de su Calandria) que
ante el Papa León X. Fue Rafael quien proyectó los trata un tema de mellizos, según el modelo de Plauto.
decorados. «Fieles al arte de la perspectiva» representa­ Antes de su partida a Francia como legado papal se
ron a la ciudad de Ferrara como escenario de la come­ permitió, por medio de una segunda representación en
dia. Para asegurar a su obra maestra escénica el necesario honor de León X, redondear el éxito que alcanzara en
efecto de sorpresa la ocultó Rafael tras una cortina, que Urbino en 1513, en su debut como autor de comedias.
al comienzo de la representación — al estilo antiguo— (Treinta años más tarde, en 1548, la colonia floren­
caía en un foso abierto delante del escenario. tina de Lyon eligió la Calandria como homenaje para
Ariosto y Rafael fueron celebrados por igual. El la recepción festiva al rey Enrique II y a su joven
secretario de la embajada ferrarense, Paolucci, pasaba esposa Catalina de Médicis.)
completamente por alto el nombre de Ariosto al in­ Junto al autor cardenal apareció en 1520 el autor
formar a su príncipe sobre el carnaval romano de 1519: político: Nicolás Maquiavelo, que también se distin­
«Allí sólo se hablaba de las mascaradas y de las comea­ guió como adaptador de Terencio. Su comedia Mandra-
dlas... y del aparato de Rafael de Urbino confeccionado gola, representada primero en Florencia y poco después
para las mismas.» en Roma, superaba a todo lo ofrecido hasta el momento
Pero los Suppositi pasaron por los escenarios de las en originalidad, atrevimiento e ingenio. La historia más
cortes, de la comedia dell’arte y del teatro erudito. reciente de la literatura italiana llega a designar a la
Antonio Vignali, miembro de la Academia degli Intro- Mandragola como la «obra maestra dramática no sólo
nato de Siena, ensayó los Suppositi en Valladolid en 1548 del Cinquecento, sino de todo el teatro italiano» (G. Tof-
como ofrenda escénica en las nupcias de Maximiliano de fanin). Sólo Pietro Aretino, amigo de Tiziano y maestro
Austria con María, hija del emperador Carlos V. La de la «chronique scandaleuse» veneciana, pudo compa­
commedia dell’arte volvió a tomar la figura del sarra­ rarse con él hasta cierto punto con su comedia La Cor-
ceno Rodomente del Orlando furioso de Ariosto. Las am­ tigiana. Su mordacidad le costó el beneplácito de la
pulosas fanfarronadas con que el capitano se jacta re­ curia. La Cortigiana cedió sus derechos de representación
cibieron el sobrenombre de «rodomontadas». a la cortesana de la commedia dell’arte, y Aretino trans­
En los años 1518 a 1521 los hombres más aprecia­ mitió sus conocimientos del oficio en sus Ragionamenti,
dos como autores de comedias cruzaron las espadas, En general los poetas de comedias no podían quejarse
asiduamente reclamados por el Papa León X, que de falta de magnanimidad. El Papa León X perdonaba
extendía también al teatro su mundano Gaudeamus. al pulido ingenio sus nada disimulados ataques contra
Para un hombre de espíritu y cultura era de buen tono su corte. Torres Naharro, el precursor de las comedias
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españolas de capa y espada, aprendió en casa de su en 1531 por la Academia degli Intronati e impresa
señor en Roma el intrigante tira y afloja por el poder en 1537 anónimamente. El español Lope de Rueda, autor
y la influencia, por las prebendas y sinecuras. Dio rienda dramático y empresario ambulante, la representó por ca­
suelta a su despacho en una comedia: un duro ataque lles y patios como la Comedia de los Engañados. Shakes­
contra las intrigas en las cámaras (tinelo) de los familia­ peare adoptó el fecundo tema de los hermanos y disfraces
res y los funcionarios de un cardenal, titulada Tinelaria. en Como gustéis. En Francia, Charles Estienne preparó
Ya desde el prólogo lo advierte: «lo que aquí reís, una traducción y dedicó la edición al delfín. Su título
castigadlo en casa», y en las palabras finales vuelve a señala científicamente el origen de los Ingannati: come­
repetirse una vez más que estas lamentables situaciones dia según el arte y temática de los antiguos, llamada
no redundaban en beneficio de las eminencias. «Los engañados». Realizada por primera vez en lengua
La atrevida comedia fue representada en 1517 ante toscana por los profesores de la academia Popular de
León X y el cardenal Giulio de Médicis, que más tarde Siena, de nombre Intronati, y luego traducida a nues­
sería el Papa Clemente VII. Los altos señores no se tra lengua francesa por Charles Estienne (1540).
sintieron afectados por el aguijón de la crítica. Ellos se A pesar del minucioso dato de las fuentes se con­
distraían con el grotesco chapurreo desencadenado por sideró a Estienne como creador de una nueva comedia
el autor: una copia acústica de la servidumbre congre­ original francesa. En el prólogo explica haber superado
gada desde todos los rincones del globo; una babilónica con ella la primitiva farsa medieval, y recomienda exhaus­
algarabía de dialectos españoles, franceses, alemanes e tivamente que se tenga en cuenta al nuevo arte levantando
italianos, que en las escenas tabernarias alcanzaba el «una nueva casa que, edificada con toda comodidad, con
aspecto de un verdadero aquelarre. León X estaba tan asientos en forma de anfiteatro, ofrezca una mayor am­
entusiasmado que concedió a Torres Naharro un privi­ plitud a un público exigente».
legio de diez años para la impresión de sus comedias. Sin embargo, antes de que eso ocurriera pasaron
E incluso el cardenal Bernardino de Carvajal, a cuya todavía varios años. Sólo la ópera se vio equipada con
casa hacía referencia la Tinelaria, aceptó sin sentirse todo el atractivo de los cambios del escenario de basti­
ofendido el tema de la comedia dedicada a él por dores y del teatro de máquinas, y además trasladada
Torres Naharro. El autor la había incluido claramente a suntuosas moradas. La comedia erudita, el teatro eru­
entre sus «comedias de noticia», copias de la realidad: dito del Renacimiento, siguió, a lo largo de decenios,
a diferencia de las «comedias de fantasía»/ sucesos - ■fiel a las’ -reglas -del •decorado con unidad de lugar,
fingidos con sólo el aspecto de la realidad. aunque situado en perspectiva con una mayor disposición
Sin los nombres de sus autores iniciaron su ramino artística y adornado plásticamente con escayolas de es­
victorioso dos de las más famosas comedias del Renaci- tuco. Los cronistas calificaron de «pomposa escenifica­
mi'ento, extendidas pronto por toda Europa: la española ción cortesana» a la comedia Le brave, de Jean Antoine
La Celestina y la sinesa Ingannati. El personaje que da de Baif, versión francesa del Miles gloriosus de Plauto re­
nombre a la obra (atribuida a Fernando de Rojas), la presentada en 1567 en el Hotel de Guise en París.
Celestina, es una alcahueta de alto grado con un sutil A ello contribuyeron decisivamente los entreactos, com­
conocimiento de los" problemas correspondientes. La puestos por Ronald y algunos otros poetas de la Plé­
primera edición de que se tiene noticia apareció en 1499 yade, con versos de homenaje en honor de los huéspedes,
en Burgos; veinte años más tarde existían ya traduc­ el rey Carlos IX y Catalina de Médicis.
ciones italianas, francesas, inglesas y alemanas. La come­ El dramaturgo de Ragusa Martín Drzic, viajero in­
dia de los Ingannati fue representada por primera vez cansable, aventurero y creador del teatro yugoslavo, se
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inspiró directamente en la comedia romana. Con su Poliziano representó la ocasión de un largo panegírico
Dundo Maroje colocó en escena a un avaro que — a y para Botticelli la inspiración de su cuadro alegórico
caballo entre Plauto y Moliere— en apretadas situacio­ El nacimiento de Venus. Lorenzo Lotto pintó como
nes cómicas muestra ya sus relaciones con la comedia de Sueño de una, muchacha un romántico paisaje de bosque
carácter. El escenario del Dundo Maroje (1551) es Roma, con fuentes y sátiros. Pero la felicidad del poeta alcan­
a donde el padre viaja en pos de su frívolo hijo; lo zaba su cima cuando la dama de sus pensamientos le
que allí encuentra el honesto ragusano es un cuadro de entregaba la corona de laurel en medio de una pradera
costumbres de la época comparable a la Tinelaria de de hermosas flores.
Torres Naharro. La añoranza, literariamente cultivada, del ciudadano
En la misma línea se encuentra Mother Bombie apa­ por el idilio bucólico había hallado en Ferrera en la
recida en 1594, obra del dramaturgo cortesano inglés corte de los Este un famosísimo paraje adecuado': una
John Lyly, un cuadro realista de la vida ordinaria en Arcadia como cantaba Boyardo en sus églogas, Ariosto
la época isabelina, inspirado en motivos de Terencio. en sus estancias, Tasso en su comedia pastorilAminta.
Pero en el mismo decenio apareció en Londres la es­ Ya en Ariosto había aparecido la ligera duda, que se
trella de Shakespeare. Mother Bombie se hundió en el podía leer entre líneas, de si había que seguir tomando
olvido con la aparición de Romeo y Julieta y Sueño de en serio todas las hazañas de los héroes y de la nobleza.
una noche de verano. Durante su época de organizador del teatro y de las
fiestas en la corte Ferrara, irrumpió ya en la comedia
La comedia pastoril cortesana un nuevo elemento original: la compañía de
Ruzzante con sus diálogos campesinos paduanos. Prime­
«¿A dónde ha huido la Edad de Oro?», se lamentaba ro, en 1529 y 1531, recitaron sus madrigales y conversa­
el Tasso de Goethe, y evoca la imagen de aquel Elíseo ciones como diversiones de sobremesa. Pero hacia 1532
que también cantó el Tasso histórico: «el reino de la se planteó una obra teatral; Ruzzante requirió por an­
belleza donde no hay error alguno», en el que héroes ticipado la ayuda de Ariosto, que poseía enorme expe­
y poetas viven armoniosamente unos al lado de otros, riencia en materia de exigencias teatrales.
en el que faunos y ninfas, pastores y pastoras se cor­ También el mismo Tasso se ocupó del ensayo de su
tejan con agradables versos. El aire fresco de la sabidu­ Aminta. La emotiva historia de amor, que termina con
ría humanística y las crueles luchas políticas por el una alabanza de la Edad de Oro, se convirtió en el
poder — como en la época de Teócrito y Virgilio— pa­ resumen y modelo tantas veces imitado de la comedia
saron al extremo opuesto, a un mundo lejos de la rea­ pastoril europea. En la representación, llevada a .cabo
lidad, sentimentalmente idealizado, de la «humanidad el verano de 1573 en la pequeña isla del Po, Belvedere,
pura», un mundo «en el corazón de la naturaleza». una casa de campo de los Este, colaboraron junto a
Desde el amor insatisfecho de Dante por Beatriz, des la sociedad cortesana unos actores profesionales de la
de los sonetos líricos de Petrarca en honor de Laura conocida compañía de los Comici Gelosi.
resonaba el tono nuevo y sensible de las cuerdas. Pin­ La acción del Aminta reúne todos los elementos de la
tores, poetas y aduladores cantaban a la belleza y a la alegoría bucólica: el Amor, vestido de pastor, pronuncia
juventud. Lorenzo de Médicis en sus canciones de carna­ el prólogo. El pastor Aminta, un nieto de Pan, corteja
val invitaba a gozar de la huidiza y «bella giovinezza» en vano a la esquiva ninfa Silvia. A la eficaz inter­
y en honor de la hermosa Simonetta Vespucci organizó vención de Dafne, a un sátiro impertinente, a las fieras
un torneo teatral que duró varios días: para Angelo salvajes y a una zarza salvadora se les ruega que aguarden

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a Aminta, que ama inquebrantablemente, a conservar Las salas teatrales privadas de palacio y casas de
su felicidad tan arduamente lograda. la nobleza eran también los lugares de representación
Giambattista Guarini, seguidor de Tasso en la corte del otro lado de los Pirineos. Desde mediados del
de Ferrara, trató de superarlo con todas las complica- siglo xvi el teatro ambulante se adueñó también de
dones poéticas imaginables. Su Pastor Fido tiene aue los idilios bucólicos. Lope de Rueda, que desde 1544
combatir en un verdadero laberinto de envidias e in­ hasta 1565 recorrió toda España con su compañía,
trigas, antes de que, el pobre pastor Mirtilo, consiga la representó sus propias escenas sacadas de la vida po­
mano de la hermosa Amarilis. pular, la mayor parte de las veces con atuendo de
El Pastor Fido se representó por primera vez en Cre­ pastores. Su ajuar se cifraba, como narra Cervantes, en
ma en 1595: el mismo año en que murió Tasso. Fue «cuatro pellicos blancos guarnecidos de guadamecí do­
el punto culminante y el canto del cisne de la comedía rado, y en cuatro barbas y cabelleras, y cuatro cayados,
pastoril del Renacimiento italiano. Angelo Poliziano, poco más o menos. Las comedias eran unos coloquios
bajo el patrocinio de Lorenzo de Médicis, había alcan­ como églogas entre dos o tres pastores y alguna pasto­
zado la fama aproximadamente cien años antes, con ra; aderegáuanlas y dilatáuanlas con dos o tres entre­
su poesía pastoril Favala d’Orfeo, el primer drama pro­ meses, ya de negra, ya de rufián, ya de bobo y ya de
fano italiano, que en su concepción estilística había es­ vizcaíno: que todas estas cuatro figuras y otras muchas
tado totalmente consagrado a la Sacra rappresentazione. hazía el tal Lope con la mayor excelencia y propiedad
Entre el Orfeo de Poliziano y el Pastor Fido de Gua­ que pudiera imaginarse... Al qual (al teatro) componía
rini se desarrrolló en el Occidente una profusión de quatro bancos en quadro y quatro o seys tablas encima,
idilios pastoriles, que ensalzaron por encima de las con que se leuantaua del suelo quatro palmos... El
fronteras los bosques de la Arcadia en lírica armonía. adorno del teatro era una manta vieja, que hazía lo
Juan del Encina, el precursor dramático del teatro que llaman vestuario, detrás de la qual estauan los
español, hizo llevar a escena sus representaciones y músicos...»
églogas con preferencia, en ambiente campestre, entre El acompañamiento instrumental era parte indispensa­
pastores y figuras mitológicas. Los actores de su Egloga ble de la comedia pastoril; pues, naturalmente, un
del amor, que ofreció en 1497 como contribución es­ pastor que ama sin ser correspondido y una hermosa
cénica, con ocasión de los esponsales del príncipe Don campesina deben expresar sus experiencias cantando.
Juan cotí Margarita de "Austria, hija del emperador De la comedia pastoril y el melodrama a la ópera había
Maximiliano, se presentaron en escena con trajes pas­ sólo un pequeño paso. Este paso se dio a través de la
toriles. Su Egloga de Plácida y Victoriano: se desarrollaba escenografía de los homenajes cortesanos.
en un decorado de bosques y florestas: fue representada El poeta bohemio inglés George Peele, de formación
en' Roma en 1513 en la casa del cardenal Arbórea, universitaria, magníficamente dotado para la lírica y el
probablemente en presencia del poeta, que desde 1508 panegírico, alcanzó el favor de su majestad en 1584 con
era arcediano en Málaga y renovaba el contrato con su comedia pastoril The Arraingment of Parts. Paris,
Roma; medíante frecuentes viajes. que aparecía en escena vestido de pastor, concedía al
También . prefirió1 el ambiente pastoril Gil Vicente* final la manzana de oro a Isabel I con el veredicto,
el organizador de las fiestas cortesanas portuguesas y artísticamente expresado, de que ella superaba a Juno
el mayor dramaturgo de su país. En su Auto da fama, en majestad, a Diana en castidad, y a Venus en be­
de 1510, hace aparecer a la diosa del Destino como lleza.
una joven pastora burlona. La comedia pastoril poética, que sólo en apariencia

24 25
Sed* Ecuador I ■
C ív V I
era ficción, no llegó a perder totalmente de vista sus del teatro — se dice allí— , ha de ser tal queXfpíjffndo
intenciones, a menudo muy próximas a la realidad. El en cuenta el diámetro de la parte inferior, se describa
destinatario y la intención del florido homenaje eran circunferencia a partir de su punto central, y dentro de
las más de las veces completamente reales: una mujer, ésta, a igual distancia, cuatro triángulos equiláteros
una reina, una ciudad — y de ahí el esfuerzo por con­ tangentes a eíla, tal como explican los astrónomos acer­
seguir el favor. ca de las leyes musicales de las estrellas, al describir
El dramaturgo serbo-croata Ivan Gundulic, huma­ las doce constelaciones.»
nista de la vieja estirpe de los patricios y adorador Geometría, matemáticas, astronomía y música: tales
de Tasso, exaltó en 1628 a su ciudad natal Ragusta eran los exigentes testigos dé cargo para una satisfacto­
en la comedia pastoril Dubraska. El patricio de Nürem- ria actualización del teatro. La edición de Vitrubio pu­
berg Georg Phiiipp Handórffer cantó en 1641 la la­ blicada en 1486 por Sulpicio Verolano sirvió primor­
boriosidad de la ciudad de Pegnitz en su Egloga pegñe- dialmente para estudios eruditos y — respecto a su
siana con un frenesí alegórico anacreóntico: un conglo­ interés para el teatro— apenas si tuvo aplicación prác­
merado artificioso de diálogos, lirismo e intermedios tica. Sólo una nueva edición de 1521, preparada con
musicales, que ya nada tiene que ver con el teatro. ilustraciones por Cesariano, y, sobre todo, la edición
La escenificación de la comedia pastoril, acompañada publicada en 1556 en lengua latina, hallaron la necesaria
de la novela y de la lírica, sobrevive siglos más tar­ difusión.
de, hasta el Bastían y Bastiana de Mozart, hasta las Mientras las primeras representaciones en Roma y Fe­
operetas La pescadora y Los caprichos del enamorado rrara constaban de escenarios planos de calles, todavía
de Goethe. Sebastiano Serlio, en su Architettura (1545), relativamente modestos, ofrecidos como «picturae sce-
le dio como modelo básico la scena satírica con grupos nae», en Urbino, en 1513, se dispuso ya para la Calandria
de árboles, grutas y glorietas. del cardenal Bibbiena un decorado en profundidad. So­
bre el escenario «se ha representado una ciudad con
El desarrollo del escenario de perspectiva calles, palacios, iglesias y torres — escribe Baltasar de
Castiglione en una carta al conde Ludovico Canossa— ,
La perspectiva había sido la gran pasión del Quattro- y todo representado en relieve».
cento. Al ideal humanista de la armonía del universo Para la repetición ofrecida por Bibbiena en Roma
correspondía la sistematización, matemáticamente exac­ en 1518 ante el Papa León X, Peruzzi creó un escena­
ta, del arte y ciencia, el contrapeso armónico entre el rio que era «no sólo fingido, sino real», y «no sólo
detalle y la construcción total. Las proporciones de una pintado, sino espacial», como cuenta Vasari. Del telón
cara o de un cáliz son sometidas a cálculos no menos escénico, meramente pintado, se pasó a un espacio por
complicados que la fachada de un edificio o las dimen­ el que se podía andar, escalonado en un proscenio,
siones de una composición pictórica monumental. un escenario decorado practicable y el telón de fondo
Brunelleschi, Alberto y Bramante realizaron la ilusión pintado en perspectiva.
del espacio en perspectiva en la arquitectura, Pietro Sebastiano Serlio, discípulo de Peruzzi, describe en
della Francesca en la pintura, Ghiberti y Donatello su Architettura, aparecida en Venecia en 1545, cómo
en la escultura. Eran tanto artistas como científicos. se puede construir, con ayuda de bastidores, todos los
La valoración del capítulo acerca del teatro, en el li­ rincones de las calles, con columnas y galerías, torres y
bro V de la obra sobre la arquitectura de Vitrubio, portalones, uno tras otro dispuestos en perspectiva.
presuponía un constructor experimentado. «La forma Mientras Bramante, Peruzzi y los hermanos Sangallo

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habían fijado en sus monumentales frescos y en sus Barbaro y se había propuesto la reconstrucción ideal
bocetos de escenarios el punto principal de la perspec­ de un antiguo teatro romano. Adoptó la disposición
tiva dentro del cuadro, Serlio lo situó detrás del foro, del local recomendada por Vitrubio para los espectado­
es decir, tras el telón de fondo del escenario. Así res y la escena. Tres puertas de entrada dividen la pared
consiguió frenar la rapidez de los escorzos y sacar pro­ del escenario, muy engalanada arquitectónicamente en
vecho de la ilusoria profundidad. madera y estuco, a la que van a parar las puertas late­
En concordancia con las tres categorías del teatro rales del proscenio. El hemiciclo en que se hallan los
humanista Serlio estableció tres tipos fundamentales de espectadores con trece filas de asientos enlaza inmedia­
decoración: una arquitectura palaciega para la trage­ tamente con la pared del escenario, coronada por un
dia (scena tragica), un cuadro de calles para la come­ pasillo y una galería de columnas adornada de estatuas:
dia (scena cómica) y un paisaje boscoso para la comedia una reproducción a escala reducida de los imponentes
pastoril (scena satírica). Sobre estos tres modelos es­ teatros de piedra al aire libre del Bajo Imperio Romano,
cribe: «las tragedias están decoradas con columnas, trasladados al espacio cerrado de una graciosa caja de
frontispicios, estatuas y con algunos objetos regios; las juguete.
comedias tienen aspecto de edificios privados, casas Seguramente las puertas del «scaenae frons», según
con balcones, y hacen visibles las ventanas, panorama que el plano original de Palladio, cerraban por medio de
reproduce el tipo de moradas sencillas; las comedias telones de foro pintados en perspectiva. Este murió
pastoriles están provistas de árboles, cavernas, montañas poco antes de acabar el teatro. Su discípulo Vicenzo
y algunos objetos campestres, como en una pintura Scamozzi transformó los paisajes pintados en callejones
paisajista». accesibles. En opinión de Serlio, adoptó un punto de
Jacomo Barozzi de Vignola, autor de la obra Le due mira situado detrás del escenario, hacia el que orientó
rególe della prospettiva pratica, editada postumamente la perspectiva de sus tres puertas, reforzando de esa
por Dante en 1583, ensaya un escenario en relieve que manera la ilusión de profundidad.
es practicable hasta el tercer callejón, es decir, debe El teatro corrió a cargo de la Academia Olímpica de
ofrecer posibilidades de acceso inmediatamente desde Vicenza, una de las numerosas academias teatrales hu­
el telón de foro. Recomienda, en lugar del escenario manistas, para cuyas representaciones había erigido Pa­
angular, un escenario de periactas, formado según mo­ lladio muy a menudo escenarios provisionales en la
delos antiguos. Cinco prismas equiláteros colocados so­ sala de la basílica de Vicenza. La nueva casa fue abier­
bre unos pivotes giratorios, deben formar la escena ta al público en 1584 con el Edipo Rey de Sófocles.
según las «regula aurea» de la proporción; dos prismas Aún se sigue utilizando hoy en ocasiones festivas.
más pequeños como límite teatral; un prisma, tres ve­ A comienzos del siglo xvn ningún amante de la ar­
ces mayor, como de telón de fondo. La resolución de las quitectura y del teatro que viajara por Italia perdía la
dificultades técnicas que provocaba la oblicuidad cons­ ocasión de visitar el Teatro Olímpico. Joseph Furtten-
tituía un problema al que se dedicó, cincuenta años bach lo visitó en 1619, en su camino de vuelta de
más tarde, el arquitecto teórico alemán Joseph Furtten- Florencia a Alemania, y reconoce, en su Itinerarium
bach en Ulm, con la característica profundidad suavia. Italiae, que «aunque el escenario sólo estaba construido
El testimonio más hermoso que hoy se conserva de de madera, resultaba de impresionante hermosura, según
los teatros italianos del Renacimiento, es el Teatro el arte perspectivista». Opina que «en él podrían ver
Olímpico de Vicenza. Su constructor, Andrea Palladio, las comedias 5.400 personas sin molestarse unas a otras».
había colaborado en la edición de Vitrubio hecha por Con lo cual, sin duda, exagera mucho su capacidad.

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Apenas pueden hallar cabida en él más de 2.000 es­ la familia principesca. Cuatro años más tarde, en 1589,
pectadores. Buontalenti convirtió el patio de espectadores en un
Tres años después de la inauguración del Teatro anfiteatro con cinco filas concéntricas de asientos y pa­
Olímpico construyó Scamozzi el teatro de Sabionetta. sillos de escaleras, al estilo del antiguo teatro romano.
Vespasiano Gonzaga, último vástago de una ambiciosa De las plantas y planos transmitidos por Joseph Furt-
dinastía mantuana, transformó el pueblo de Sabionetta, tenbach en sus obras de arquitectura se deduce que a
al sur de Mantua, en su sede de gobierno, después de comienzos del siglo xvn la sala central deí palacio Pitti
treinta años de constantes construcciones: trazado con de Florencia estaba expresamente preparada para tor­
regla y compás, encuadrado en una fortaleza pentagonal, neos, juegos caballerescos, bailes y comedias. Buontalenti,
se acerca a los modelos de la proyectada «ciudad ideal» experimentado en toda clase de «ingegni», proporcionó
de Ammanati y Vasari, Un trazado extremadamente so­ las artes del decorado y de la escenografía, de las^ que
brio encierra al teatro. Es más pequeño que el Olímpico más tarde se sirvió el teatro barroco en grandes propor­
de Vicenza y tiene totalmente el carácter de un elegante ciones. No se puede saber con seguridad qué clase de
Odeón privado. En la disposición orgánica de sus ac­ escenario empleó. Seguramente trabajó con los prismas
cesos y de sus piezas secundarias se parece a una fundi­ giratorios elaborados por Sangallo, Vignola-Danti y Bar-
ción. Hasta los bustos, que dan un aspecto arcaizante basco — sistema de mutaciones escénicas reemplazado por
colocados en los nichos de las paredes, y las pinturas los bastidores a comienzos del siglo x v ii.
proceden del proyecto original de Scamozzi. (El teatro En el transcurso de un siglo el teatro renacentista
Olímpico de Vicenza no recibió hasta 1700 las restan­ repitió el desarrollo del antiguo teatro romano. Cuanto
tes estatuas.) En las proporciones Scamozzi se atuvo más suntuoso se hacía el escenario, cuanta mayor aten­
a Vitrubio más que su maestro Paladio. La ciudad mo­ ción reclamaba la imagen, tanto más innecesaria se hacía
delo del duque no toleraba componendas. Tras la muer­ la palabra. La obligación más importante de los actores
te de Vespasiano volvió a hundirse en la sociedad del llegó a ser someterse en movimiento y agrupación al
campo. Pero el teatro de Scamozzi, cuidado con todo cálculo óptico de la escena. Ló mismo que la monumenta-
esmero en los últimos tiempos, se ha conservado has­ lidad arquitectónica del escenario del Bajo Imperio Ro­
ta hoy. mano no permitió que naciera ningún drama digno de
El teatro en el interior de los palacios desempeñó ella, el arte decorativo del Renacimiento tardío, cons­
un importante papel histórico-cultural y arquitectónico. tantemente perfeccionado, relegó la palabra a una fun­
En Florencia Bernardo Buontalenti se ocupó, como or­ ción servil.
ganizador de festejos, del aparato decorativo y teatral El escenario angular y de prismas giratorios, en el
de los Médicis. En 1585 levantó el famoso y enorme mejor de los casos, sólo podía utilizarse hasta la segun­
teatro cortesano en el costado oriental del palacio de da calleja transversal — y sólo excepcionalmente para
los Uffizi. Aquí se escenificaron las espléndidas re­ accesos al foro— . Pero los actores, en lo posible, apenas
presentaciones de intermedios y comedias del invier­ tenían que hacer uso de él; pues su persona real y
no de 1585 -1586. La sala, de unos 50 metros de llena de vida se oponía a la ilusión perspectivista del
largo y unos 20 de ancho, tenía en el eje longitudinal cuadro, y destrozaba la obra maestra de la escena, ma­
una inclinación suficiente para proporcionar buena visi­ temáticamente exacta, según los críticos. La ley suprema
bilidad a todos los espectadores. En el lugar más hondo de la pintura renacentista, no lastimar la vista con in­
se hallaba el escenario; inmediatamente delante de él, terferencias disonantes, servía también para la disposi­
sobre un estrado, se hallaban los suntuosos asientos de ción de las personas en el escenario.

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La vestimenta tenía que estar en consonancia con * 3. La comedia cortesana
el género de obra representada y con el tipo de decora­
ción por ella exigido. «Hay que tener en cuenta — escri­ Maquíavelo consideraba más ventajoso para un prín­
bía Angelo Ingegnieri en 1584 acerca de su escenifica­ cipe ser temido que ser amado. Sin embargo, en su
ción de Edipo para la apertura del Teatro Olímpico príncipe recomendaba «encauzar la atención del pueblo
de Vicenza— , en qué país se desarrolla la acción que en diversas épocas del año hacia fiestas y exhibiciones»,
quiere representarse, y, según la manera de ser de este un consejo puesto generosamente en práctica en la época
pueblo, se deben vestir los actores; en el caso de una del Renacimiento.
tragedia, rica y suntuosamente; en el caso de una come­ A los príncipes les agradaba lucir su poderío tanto
dia, burguesamente y con limpieza; en el caso de una en el brillo de las fiestas cortesanas como en la red
pastoral, sencilla pero agrádable y amablemente, lo cuál de las intrigas. Cuando el ambicioso Ludovico Sforza,
es tan valioso como la pompa. En las pastorales se ha de sobrenombre El Moro, hizo representar en 1490 un
transformado en costumbre irrevocable engalanar a las gran espectáculo alegórico en la corte de Milán, logró
mujeres al estilo de las ninfas, aunque se trate simple­ ganar el favor de la joven Isabel de Aragón, que se
mente de sencillas pastoras.» encontraba allí como esposa de su sobrino Gíangaleazzo.
Ingegnieri consideraba su ensayo, emprendido con los Los festejos de la boda fueron la ocasión más propicia
componentes de la Academia, ante todo como una ta­ para congraciar a la «duquesa de las marionetas». El
rea coreográfica. «Era una maravilla lo bien que domi­
que Ludovico se casara en la misma época con Beatriz
naban sus posiciones y sus salidas», contaba. Se había
d’Este ofreció un doble motivo de pompa y esplendor.
dispuesto el suelo del escenario a manera de tablero de
Los poetas de la corte compusieron delicadas rimas en
ajedrez, «y cada persona sabía según qué esquema te­
su honor.
nía que moverse, y cada cuántos cuadros tenía que
detenerse; y si en el escenario aumentaba el número de El mismo Ludovico proyectó una gran comedia ale­
górica que culminó en un homenaje a Isabel. De la
personas y era necesario cambiar de sitio, todos esta­
ban bien enterados de a qué otra línea tenían que reti­ redacción encargó al poeta de la corte florentina, Ber­
rarse o a qué cuadrado del suelo, de modo que todos nardo Bellincioni. De la decoración artística se ocupó
desempeñaban sus papeles sin complicaciones». Leonardo de Vinci, que en esta época desarrollaba su
Desde las primeras representaciones de la Academia actividad como ingeniero militar, inventor, maestro de
Pomponiana de Roma, desde el Hipólito de 1486, ha­ obras de canales, pintor y organizador de festejos en
bían pasado- cien años. La inauguración del Teatro la corte de Milán. Proyectó un sistema planetario mó­
Olímt>ico de Vicenza señala el término de una evolución vil, trajes pintorescos para dioses y diosas, máscaras
que había comenzado con la ilustración de la palabra, de hombres salvajes y de fantásticos animales fabulosos.
con la transformación del antiguo tema en representación Los versos de Bellincioni se deshacían en himnos re-
corporal y sensible. Thomas Inghirami se hizo famoso verenciosos: Apolo saludaba a Isabel como el «nuevo
como recitador de Fedra, merced al soberano dominio sol» del círculo de los planetas; las regiones terrenales
del latín. Un siglo más' tarde ya no dominaba la pala­ y celestes enviaban embajadas y hasta Venus se incli­
bra, sino el arreglo escénico. Lo que le importaba, sobre naba ante el esplendor de la nueva duquesa. Apolo
todo, a Angelo Ingegnieri era la perfección del agru- presentaba a Isabel las siete virtudes y como final le
pamiento estético. ofrecía un libro que contenía los textos de Bellincioni
sobre la obra representada, Fedra del Paradiso. Ludovico

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3
Sforza había conquistado una fortaleza que resistía con expresión del gusto cortesano por las representaciones.
frialdad. Detrás de la suntuosa escenificación de sí mismos estaba
Merced a la suntuosa escenificación de Milán, Leonar­ la ambición de poder político, estaban razones de tác­
do de Vinci se inscribió en la historia de la decoración tica y la razón de Estado. Se dejan atraer por el ejemplo
escénica con el arte de sus ingegni. Bellincioni se hizo de Ludovico Sforza: así en Pavía en la fiesta de pro­
aún famoso con la posterior impresión de sus Rimas, moción de 1492, aprovechó la ocasión para eludir con
compuestas para el festivo acontecimiento, y su colabora­ elegancia el mal humor que contra él tenía lia familia de
ción con Leonardo. «La siguiente obra — se dice en la Beatriz. Bellincioni le compuso para tal ocasión una poe­
introducción a la Festa del Paradiso— , escrita por el sía que designaba a Beatriz como el «nuevo sol» y a
maestro Bernardo Belison, es una comedia o, mejor aún, la corte ferrarense y mantuana como los campos elíseos
un espectáculo (rappresentazione), denominado Paradiso, del arte y la sabiduría, cantando con elocuencia t^nto
que el señor Ludovico hizo representar en honor de al duque Ercole d’Este de Ferrata como a su segunda
la duquesa de Milán; y se denomina Paradiso porque hija allí presente, Isabel, duquesa de Mantua. Ideas se­
se había construido el paraíso con los siete planetas, mejantes aparecían fácilmente en las numerosas come­
que giraban en círculo, por medio de los grandes in­ dias y desfiles de homenaje alegóricos, con los que
ventos y el arte del maestro Leonardo de Vinci, de duques y reyes, usurpadores y detentadores del poder
Florencia; y los planetas estaban representados por hom­ trataban de ganarse y engañarse mutuamente.
bres en la figura y los vestidos, como lo describen los Se adoptó la antigua idea del desfile como forma es­
poetas.» pecífica del homenaje y se desarrolló en el estruendoso
«El paraíso que giraba circularmente» es el primer boato de los Trionfi del Renacimiento. Mientras el
ejemplo famoso de un escenario giratorio, acerca del teatro procesional de la Baja Edad Media se contentaba
cual se conservan, además de la descripción de Bellin­ esencialmente con el simple principio de la sucesión, es
cioni, esbozos técnicos de Leonardo. Proporcionan al­ decir, el simple pasar ante el espectador que se hallaba
gunos datos sobre el modo en que hay que considerar de pie a un lado, ahora aumentó «el esfuerzo por go­
la función de las instalaciones. El ingeniero italiano zar del desfile no sólo en grupos aislados, como podía
Roberto Guatelli la reconstruyó para una exposición en hacerlo el espectador que estuviera a un lado del camino,
Los Angeles en 1952, en honor de Leonardo. George J. sino a ser posible en su totalidad desde arriba e in­
Altman, que se encargó de preparar el modelo, escribe cluso en el eje del cortejo» (Joseph Gregor).
sobre ello: «El hemiciclo estaba dividido por la mitad. Los patios palaciegos con sus pasillos abovedados y
Las dos partes en que se dividía giraban hacia adelante sus galerías, las plazas de las ciudades con sus terrazas
para ensamblarse allí. De repente el escenario se había y arcadas permitían contemplar desde suntuosos pües-
transformado en un peñón recortado.» Leonardo empleó tos elevados los Trionfi que se desarrollaban en el cen­
por segunda vez su escenario giratorio en 1518 en el tro. La Piazza Santa Croce de Florencia con sus balcones
castillo Cloux, junto a Amboise. Para la boda de una y tribunas accesorias y el patio del Palazzo Pitti eran
sobrina del rey Francisco I con el duque de Urbina los lugares preferidos en los famosos festejos de los
preparó una representación de Paradiso, de la que cuen­ Médícis, en los que Buontalenti ponía toda la riqueza
ta Giangaleazzo Visconti que había sido escenificada de su fantasía alegórica. Proyectó trajes de planetas,
«como la del castillo Sforzesco». virtudes, ninfas y dioses, barcas de delfines y tritones
Sería infravalorar la fuerza de atracción de los gran­ sobre ruedas, — también barcas festivas si el patio del
des festejos del Renacimiento el considerarlos sólo como Palazzo o la Piazza se hallaban preparados para efectos

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bajo el agua— genios alados, dragones que vomitaban cionaron un nuevo esplendor cortesano con la comedia-
fuego y amorcillos danzantes, que desde cornucopias do­ ballet.
radas esparcían flores perfumadas sobre la sociedad cor­ El arte de las comedias alegóricas sobrevino a ca­
tesana. tástrofes y dinastías. Fue cultivado al Norte y al Sur
El pueblo alababa o criticaba el boato teatral de sus de los Alpes, a uno y otro lado de los Pirineos. Cuando
señores; en la medida en que se le permitía vislumbrarlo. el rey Felipe II en 1581 anexionó Portugal a la corona
Pero a veces el esplendor en apariencia despreocupado española, los Padres del colegio jesuita de San Antonio
constituía el último destello eufórico de un poderío tiem­ de Lisboa le recibieron con una Tragicomedia del des­
po ha desaparecido. cubrimiento y conquista del Oriente, representada sobre
Cuando Enrique III de Francia en 1581 dispuso con un escenario de tres pisos, al aire libre, preparado al
gran teatralidad la boda del duque de Joyeuse, trans­ estilo antiguo. Como narra Joao Sardinha Mimoso en
formó su corte, políticamente expuesta hasta el máximo, su Relación (1620), estaba decorado con damascos col­
en un verdadero torbellino de fiestas. Empezó el pro­ gantes coloreados y ricamente adornados con «pilastras,
grama con Trionfi mitológicos y alegóricos al estilo ita­ cornisas y arquitrabes». Por las puertas laterales entra­
liano, las Entrées solenelles francesas, culminó con el ban al escenario el rey Manuel de Portugal y su séquito
mundialmente famoso Ballet Comique de la Royne, com­ por la derecha y los enemigos moros por la izquierda.
binación de bailes cantados, recitados, arias y pantomi­ Dos nichos en el piso superior representaban la casa de
mas en honor de la reina. Eolo, dios de los vientos, y la boca del infierno; en
En la gran sala Borbón del Louvre en París brillaban ,1a parte más alta se hallaban los ángeles sentados en
oro y esplendor de cirios, mientras Versalles era por sus tronos. Los restos de las representaciones simultáneas
entonces un pueblo en medio del bosque, y sólo con de la Baja Edad Media se combinaban con elementos
Enrique IV se construyó allí un castillo de caza. Aún arquitectónicos de la antigua «Scaene frons», en el es­
más asombrosa debió ser la realización de la esceno­ tilo obstinado de la comedia cortesana de homenaje,
grafía en perspectiva de un jardín como marco festivo que anticipaba las formas teatrales jesuíticas.
de las representaciones, para las que el rey había re­ Los interludios, comedias inglesas del Renacimiento,
unido a sus más íntimos colaboradores: su ayuda de contienen análogas alegorías y arreglos escénicos. Cons­
cámara Balthasar Beaujoyeulx como escenificador, su tituían, junto con las «mascaradas de la corte» (mas­
consejero d’Aubigné como intendente, y su poeta cor- ques), apreciadas como diversión de sobremesa, una
tesano, de la Chesnaye, como creador del texto. forma autónoma de las antiguas ideas de los Trionfi. La
El Ballet comique de la Royne, expresión de una Play of the Weather, representada en 1533, fue ofre­
, monarquía ilusoriamente autosuíiciente, se transformó en cida a la corte real por John Heywood como uno de
el canto del cisne de una dinastía, a la que el subvertido sus interludios más afortunados. Se representó sobre
país tanto menos podía perdonar los suntuosos fata un escenario de dos pisos, desde cuyas alturas Júpiter
morgana thetralica. El duque de Joyeuse fue derrotado escuchaba las lamentaciones lanzadas contra Eolo, dispen­
en 1587, Enrique III en 1588 no pudo conquistar las sador de vientos, y contra Febo, dispensador de lluvias.
barricadas de París ni sofocar su rebelión. Tuvo que Los comerciantes que surcaban los mares pedían vientos
huir y murió en 1589 a causa de las puñaladas enve­ favorables, como los marineros de Vasco de Gama en
nenadas de un dominico. Lo que sobrevino fue el recién la Tragicomedia portuguesa. El año del desastre de la
inaugurado género de danza y teatro Ballet comique, Armada Invencible, 1588, Eolo estuvo del lado de
al que Moliere y Lully, 80 años más tarde, propor­ los ingleses, cuando hizo desaparecer los restos de la
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destrozada flota española en las tormentas del golfo de homenaje, desde la oda armoniosamente compuesta has­
Vizcaya. Los poetas cortesanos de las naciones marítimas ta la compilación de textos latinos para celebrar el
buscaban con preferencia sus temas y alegorías en el triunfo de Maximiliano: composiciones patéticas artís­
campo de Neptuno y Saturno, mientras sus colegas de ticamente enlazadas, que hoy yacen enterradas en archi­
los países interiores preferían la elaboración del vino y vos y bibliotecas. Se ha olvidado, hace ya tiempo, que
la caza. Diana triunfaba como heroína de numerosas un abad, Benedictas Chelidonius, director de las repre­
comedias cortesanas: el humanista alemán Konrad Cel- sentaciones de Celtis en el gimnasio escocés de Viena,
tis le dedicó una de las más antiguas. cantó con sabio arte versificado al «Maximilianus Trium-
Con él — remontándose en el tiempo— se cierra el phator». Sin embargo, no se ha olvidado su motivo
arco en el punto de partida, Italia. Mainfranke, inicia­ artístico: un hermoso grabado en madera de Alberto
do teatralmente en Roma y Ferrara ofreció, en marzo Durero, el Arco de triunfo del emperador Maximiliano,
de 1501, el primer ejemplo famoso de un panegírico que data de 1515, y las planchas del carro triunfal,
cortesano a modo de trionfo al Norte de los Alpes. Jun­ creadas en 1522 — homenaje postumo al «último caba­
to con sus amigos del grupo de humanistas académicos llero», que en 1519 había muerto en Wels en la Alta
de Viena «Sodalitas litteraria Danubiá» arregló una Austria.
comedia de Diana en cinco actos, en honor de Maxi­ Al boato escénico-decorativo del Barroco, inagotable­
miliano I, en el castillo de Línz, junto al' Danubio. mente incrementado, le correspondió pagar el tributo
El emperador había asentado aquí su corté durante postrero y más suntuoso al «Imperio por la gracia de
las semanas de carnaval y había reunido en torno a Dios» en los Ludí Caésarei de la corte de Praga y
sí a los humanistas de Viena, fielmente afectos a él. Viena,
Resultaba lo más natural del inundo, homenajear a
su majestad con una ofrenda de dioses, ninfas, faunos,
y sátiros antiguos, ricamente aderezada con la glo­ * 4. El drama escolar
rificación del imperio y coronada con la alabanza del
vino del Danubio, el cual, al ser escanciado «en copas Unos veinte años tendría el estudiante de Filosofía y
y cálices de oro» despiertan a un sileno borracho Teología Christoph Stummel, de Francfort del Oder,
«mientras resuenan tímpanos y trompas». cuando alcanzó un inesperado éxito dramático. En 1545
Al final Diana tomaba la palabra. Anunciaba a la fue celebrado en Wittenberg como autor de un es­
pareja imperial todos los buenos dones de los dioses, pectáculo «en el que los eruditos experimentaban enor­
deseaba a Maximiliano y a su esposa italiana, Bianca me agrado». Llevaba el título de Sfudentes, seguramente
Sforza, muchos hijos bien nacidos, reunía a todos los en analogía con la comedía de Ariosto de igual nombre,
colaboradores en tomo a sí y en el cuadro final, musi­ y reflejaba la vida estudiantil contemporánea con viva
calmente resaltado, explicaba que después habría que crueldad: las alegrías y los peligros que amenazan a los
volver a los bosques de Wachau. Como se deduce de jóvenes escolares, entre la dura Filosofía y las seductoras
la edición del hudus Diañae, realizada en mayo, el filia hospitalis. Al final de cada acto el coro da buenas
«divino Maximiliano invitó, al día siguiente, a todos los enseñanzas, cuyo motivo lo constituyen las orgías pre*
actores — eran 24 en total— a una comida regia y cedentes, las riñas y aventuras nocturnas. Como buen
los obsequió con espléndidos regalos». final convienen los atribulados padres en sacar del apuro
Konrad Celtis y los humanistas de la Academia a sus hijos pagándoles las deudas y accediendo a su
Danubía se lo agradecieron con numerosas comidas de m túm oim .

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Stummei había aprendido la técnica dramática de su tes de Heidelberg, y la Tragedia de Thurcis et Suldano '
maestro universitario Jodocus Willich, comentador de de Jacobo Locher, hasta Philipp N. Frischlin. La co­
Terencio, y opinaba que para dar el salto al escenario media protestante escolar escrita en latín, de fines del
de escuela era imprescindible, además del don de agu­ siglo xvi, «tiene que agradecerle el no haber muerto
da observación la prueba de una aplicación moral rec­ de inanición y aburrimiento, antes al contrario haber
tamente entendida. florecido con las nuevas formas del arte dramático, tal
Los «Studentes» realizaron en Wittenberg dos repre­ como la representaban aquí los discípulos de Frischlin,
sentaciones, entre cuyos huéspedes de honor se contaba Heinrich Julíus von Braunschweig y Ayrer, y allí el
tabién Melanchton. A la lección dramática le tributó drama jesuítico». (G. Róethe).
el predicado de «elegantísima», una alabanza referida Philipp Melanchton, el «praeceptor Germaniae» y
tanto a los diálogos latinos hechos en la escueda de gran reformador de la escuela y de la educación, reali­
Terencio y Plauto, como la manifiesta erudición de zó esfuerzos intensivos para la rehabilitación del drama
Stummei. Esta se hacía patente en el cuadro de los per­ antiguo. En 1525 ofreció en su academia privada una
sonajes. Acolas to, el libertino, se llama uno de los representación de Hécuba de Eurípides, de Thyestes de
estudiantes: una deferencia al erudito dramaturgo neer­ Séneca, del Miles gloriosus de Plauto y de numerosas
landés Gnafeo, que en 1528 había escrito, con Acólas- comedias de Terencio, a las que él mismo ponía prólogo.
tus, una obra sobre el tema del hijo perdido. Eubulo, Martín Lutero reconoció la notable influencia del
el buen consejero, muestra que Stummei estaba familia­ teatro.. «No hay que abstenerse de representar come­
rizado con los comediógrafos griegos; Eleuteria, la dias por causa de los niños en la escuela — escribía en
libre de prejuicios, pregona su conocimiento de la mito­ sus Tischreden— , sino que debe estar autorizado y per­
logía antigua. mitido; primero, para que se ejerciten en la lengua la­
Las opiniones de los historiadores teatrales divergen tina; además para que, en esas comedias, se creen
en cuanto a la forma del escenario empleado. Fluctúan artísticamente, se describan y se representen personajes
entre un «decorado de telones múltiples» (F. R. Sach- tales, que por medio de ellos la gente se instruya, se
mann) y el sencillo escenario neutral al estilo de las acuerden todos de su oficio y de su posición y se
casetas de baño. El contrapunto del cambio escénico recuerde lo que corresponde y conviene a un criado,
entre la ciudad universitaria y la ciudad natal de los al señor, a los jóvenes y a los viejos, y lo que debe
estudiantes, si se piensa en el escenario con unidad de " «-hacer cada .juno; así se ofrecerá a la vista de todos,
lugar, se muestra influido aún por el principio sucesio- como en un espejo, el grado de las dignidades, pues­
nal de las moralidades de la Baja Edad Media: una tos y deberes, cómo debe comportarse todo el mundo
transición fluida que aparece con frecuencia en el dra­ en su clase social, en sus costumbres externas.»
ma pedagógico, por ejemplo, en el auto de San Lorenzo, La Reforma aportó al teatro escolar una nota polé­
representado en Colonia en 1581. mica, junto a la profundización de su contenido. Con
El escenario escolar era, pese a todos los intentos la polémica sobre la confesión se tomó una dirección
de renovación escénica, una palestra para la elocuencia. contradictoria respecto a la idea pedagógica. Cuando
Profesores, maestros y rectores trabajaban como auto­ Agrícola escribió en 1537 una dura y denunciatoria
res, colaboradores o traductores de obras. La serie de Tragedia Johannis Huss, su tendencia totalmente unila­
sus nombres es legión. Alcanza desde el abadano Jaco- teral le reportó una censura de Lutero: Que con ella
bo Wimpheling y su comedia Stylpho (1494), el Hénno no había prestado ningún buen servicio a la comedia
de Juan Reuchlin, representada en 1497 por los estudian* pedagógica.
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También desde Suiza vinieron fuertes ataques contra péchéresse (1531). Pero su obra fue arrojada a la ho­
Roma. Jacob Ruoff, lapidario y cirujano de la ciudad guera como «protestante» en 1533 por la Facultad Ca­
de Zürich, en su Comedia de la viña caracterizó como tólica de París. Los profesores y alumnos del Colegio
papista a los viñadores, a quienes atribuye la muerte Católico de Navarra se molestaron por las amistosas re­
del hijo de Dios.
laciones de la reina con los protestantes, escribía Calvino
Thomas Naogeorgus adoptó la idea del Anticristo con en octubre de 1533 a sus amigos de Orleans. En una
su Pammachius (1538) y proyectó un variado edificio oleada de odio recíproco se hundieron irremediable­
de ideas de la historia milenaria de la Iglesia. El héroe de mente los esfuerzos mediadores de la sabia, erudita y
la obra es el obispo Pammachio de la época del em­ bien educada humanista — cuyas alegóricas piezas espi­
perador romano Juliano el Apóstata. En una grotesca rituales son testimonio de una profunda santidad— . Los
escena infernal recibe la tiara de manos de Satán. Du­ luchadores de la fe invocaban el derecho de la expresión
rante una estruendosa bacanal, con la que celebran su libre e individual de la opinión en el sentido de la
victoria el Papa Anticristo Pammachio y Satanás, llega democracia antigua, pero olvidaban la segunda compo­
la noticia de la presentación de las tesis de Lutero en nente decisiva: la tolerancia.
Wittenberg. En el epílogo se afirma que la lucha en­ Frente al agresivo cruzar de espadas de sus represen­
tablada entre el Anticristo y Lutero dura todavía y tantes, el teatro escolar prefirió retirarse a las costum­
sólo decidirá el día del Juicio Final. bres caseras, en un suelo confesional más neutral. Como
Naogeorgus dedicó su drama al «príncipe más antipa­ de común acuerdo, no pocas veces en relación directa
pista de la Iglesia de Inglaterra», arzobispo Thomas unos con otros, surgen en toda Europa asuntos vétero-
Cranmer de Canterbury. Crafimer, en un viaje a Ale­ testamentarios como tema predilecto. Susana, Jacob y
mania, había establecido contactó personal con los Refor­ Tobías se llevan la palma.
madores y se había casado con una sobrina de Osiander, En 1532 Sixto Birck trajo a Augsburgo una Susana
predicador evangélico de Nüremberg. Seguramente hizo alemana al escenario de su teatro escolar, cinco años
representar el Pammachius en su casa de Canterbury. más tarde una latina. En Estrasburgo Johannes Sturm
La primera representación de que se tiene noticia tuvo eligió en 1538 un tema de Lázaro para la apertura del
lugar en marzo de 1545 en el Christ’s College de la gimnasio constituido por tres escuelas latinas. En la
Universidad de Cambridge. colegiata austríaca de Steyr, junto al Enns, triunfó el
Cranmer se cuidó de que el drama protestante esco­ dramaturgo evangélico y director escénico Tobías Brun-
lar se asentara también en Inglaterra. Animó al dra­ nes con un Jacob y un Tobías. En Praga, Matías Collin,
maturgo inglés John Bale, influenciado por Naogeorgus, alumno de Melanchton y profesor de filología clásica,
y colaboró a que fuera conocido en los escenarios de consiguió con Susana el beneplácito del rey. El ensayo
los colegios su drama histórico alegórico King John. mostrado en 1543 en el Collegium de Reck fue repe­
Mientras Naogeorgus se valía a efectos polémicos directa­ tido por deseo de Femando I en el Hradschin ante
mente desde un principio del símil del Anticristo, Bale toda la corte; la reina Ana y los dos príncipes Maxi­
eligió el rodeo mediante figuras alegóricas que se trans­ miliano y Fernando asistieron a la representación en
forman en personas reales, y de ahí que «el abuso un palco de honor al lado del rey.
de poder» se transformara en el Papa. En Hungría el gimnasio de Bartfeld, bajo Leonhard
Mientras la disputa sobre la confesión se agravaba Stóckel, ofreció la audición de una Historia de Susana
cada vez más, la reina francesa Margarita de Navarra para «ejercitación de la juventud en el discurso libre
intentó elpcfií conflictos coa su Miwir de l’áme y el comportamiento moral».

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En Dinamarca Peter Jensen Hegelund proyectó una sobre vigas o toneles, no requería preparativos especia­
Susana según el modelo de Sixto Birck y durante el les. Era frecuente la costumbre de poner sobre las «ca­
entreacto hizo aparecer en el escenario a la «Calumnia», sas» de los actores sus nombres claramente legibles y
la figura simbólica virgiliana de la mala fama de mu­ prestaba gran ayuda para la comprensión de la acción,
chas lenguas, Fama mala, con un pintoresco traje de a menudo en personas o mutaciones ¿Quiénes son las
lenguas de tela cosidas. personas que hablan? ¿De dónde vienen? ¿A dónde
El tema dramático vétero-testamentario o antiguo van? Estas eran cuestiones para las que el público pro­
preservaba a maestros y discípulos del peligro de in­ fano, desconocedor del latín, necesitaba algunos datos.
currir en riesgos confesionales o políticos. Quien se No faltaban ejemplos en las numerosas ediciones de
arriesgaba a salir de su fila debía pagar cara su agresi­ Terencio, cuyos grabados en madera ya habían servido
vidad. El belicoso suavio Philipp Nikodemus Frischlin, de modelo para el escenario de casetas de baño. Cuando
coronado como poeta en 1576 por el emperador Fer­ se necesitaban acesorios y utensilios los carpinteros
nando gracias a su labor al frente del teatro escolar locales acudían en ayuda.
cuando era rector de la escuela latina de Laibach y En su realización el teatro escolar cuidaba menos de
Braunschweig, se atrevió con su obra capital Julius la imagen que de la palabra. (El drama barroco de las
rédivivus, al mismo tiempo que alababa sus logros cien­ órdenes religiosas siguió el camino contrario.) En el
tíficos, a criticar los vicios nacionales alemanes. Acabó latín declamado en voz alta y de forma inteligible
en 1590 en la fortaleza de Hohenurach a causa de — más tarde en los idiomas nacionales— los pedagogos
sus «constantes injurias contra la autoridad». veían demostradas sus ideas magistrales ante los padres
Cuando el incansable viajero y jurista Johannes Mes- y magistrados. Se demuestra al público que «se pinta
senius, profesor de la Universidad de Upsala, trató dé en las rimas lo que no se representa in actu», como
despertar en Suecia entre 1611 y 1614 el interés histó­ aparece en el prólogo de Tobías Brunner a su obra.
rico de sus estudiantes por medio de cuadros históricos Jakob (1566).
dialogados, se hizo sospechoso. Fue acusado de conspi­ A pesar de esta afirmación, el maestro de escuela
ración con Polonia y llevado a Juicio. Así terminaron de Steyr parece haber empleado un telón de boca.
los cultivadores del teatro escolar, que empezaron con Habla de un «Umbhang» o telón, que precisa en parte
inocentes declamaciones latinas y fueron a parar, pa­ para cubrir la escena y en parte para «descorrerlo»
sando por las polémicas confesiones, al fuego cruzado durante la representación.
de la política. En circustancias parecidas el maestro cantor y drama­
El lugar de representación del drama escolar eran turgo alsaciano Jórg Wickram representó en 1551 en
los patios de los colegios, salas de las escuelas, locales la plaza del mercado de Colmar su Tobías, ofrecido por
de la Universidad, salas de Ayuntamiento, edificios de una «honorable burguesía», y el pedagogo Johann Ras-
los gremios, locales de baile o plazas públicas, según lo ser escenificó en 1573 en la vecina Ensisheim su co­
requiriera la afluencia de gente. En Eger, el chantre media La educación de los niños.
Betulia propuso en 158,5 al consejo de la ciudad que Las posibilidades escénicas que existían en los pa­
le permitieran representar su comedia De virtufe et tios de los colegios — Estrasburgo poseía ya en 1565 un
voluptate en la plaza del mercado, después de «haberse «theatrum» suntuoso— nos las muestra el esquema
representado en la escuela y corte alemanas, y el domin­ conservado del auto de San Lorenzo, de Colonia. Su
go anterior en el Ayuntamiento». autor, Stephan Broelman, era profesor de la residen­
cia de los Laurentinos. Entre el 8 y el 12 de agos-
El sencillo escenario con unidad de lugar, alzado

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to de 1581 sus estudiantes hicieron, en honor de su proximidad literal al Nátyashastra, el gran manual indio
patrón, cuatro representaciones del drama latino en el sobre el arte de la danza y del teatro. Lo que él des­
patio de la escuela cubierto de árboles. Dos árboles arrolló para el uso de las escuelas, sin gran intención
fueron incluidos en la escenografía de una manera muy artística, debió. ocupar generaciones y siglos más tarde
] hábil. a Riccoboni en Francia, a Goethe en Weimar y a
¡ El suelo del escenario estaba hecho a base de tablo­ Stanislawski en Moscú.
nes alargados, sostenidos por cuatro fuertes vigas cua­
dradas y se asentaba sobre barriles de vino. Unos lien-
| zos verdes acotaban el escenario. Puertas añadidas, un * 5. Los «rederijker»
obelisco, el trono del emperador y la silla curil del
pretor, una prisión (carcer) enrejada y un altar para Del taller del pintor de Leiden Jan Steen procede un
los sacrificios señalan los lugares principales de la co­ retablo que representa a un grupo de honrados maes­
media — ordenados simultáneamente, como en los autos tros artesanos en el hueco de una ventana: un anciano
de leyendas de la Baja Edad Media. barbudo recita con visible esfuerzo una obra escrita,
El texto escrito propiedad de Broelman, hallado por secundado por un vecino suyo, que lleva el compás con
el científico teatral de Colonia Cari Niessen, contie­ el dedo índice; un tercero, con una jarra de cerveza
ne, junto al esbozado en colores del escenario, numero­ vacía, señala indolentemente a una mesa apoyada en la
sas anotaciones sobre los trajes, gestos y sobre el des­ pared, sobre la cual hay un jarrón de flores «in liefde
arrollo de la obra. El héroe y mártir lleva una túnica bloeinde». Son miembros de la famosa Cámara de los
larga y ancha y una capa amarilla, con dibujos de Rederijker (Retóricos) de Amsterdam «florecientes en
plantas. Faustina aparece con una túnica negra y con el amor». El lema servía no sólo para el arte fabril,
un alto tocado; y en los hombros lleva su nombre en sino también para el arte teatral, a la que los gremios
letras plateadas, según se afirma en el texto. holandeses se entregaron con creciente interés desde el
En circunstancias más modestas debía emplearse un siglo xv.
paño echado por encima como toga romana, un atributo Impulsados por la aspiración humanística a la ilus­
sensible para los dioses y para las figuras alegóricas, tración y a la cultura, tomaron él relevo de los autores
y un emblema del gremio para reconocer la profesión. de moralidades de la Baja Edad Media, orientándolos
La pluma en el sombrero designaba al noble, la maza por los cauces de la retórica elocuente, haciendo honor
al lansquenete, la barba blanca al hombre anciano, la a su nombre procedente del francés «rhétoriqueur».
toalla enrollada en la cabeza al turco. En su estructura gremial, sus fines y su propia jerar­
El Líber de prononciatione rhetorica de Jodocus Wi- quía — desde el patrono, decano, abanderado y poeta
llich, compendio de sus lecciones en Basilea y Francfort hasta el simple socio— coincidían con los maestros
del Oder, da a conocer los requisitos que los doctores cantores alemanes. En el siglo xvi todas las grandes ciu­
y profesores consideraban imprescindibles en las obras dades situadas entre Bruselas y Amsterdam poseían
teatrales gesticuladas y de mímica del teatro escolar. su Cámara de Retóricos. El punto culminante de su
Cabeza, frente, cejas, nuca, cuello, brazos, manos, pun­ actividad dramática y teatral lo constituían los certá­
tas de los dedos, rodillas y pies intervienen en la menes anuales, a los que se invitaban mutuamente.
declamación realizada «in theatro aut in theatralibus Duraban varios días, abarcaban desfiles alegóricos, cua­
ludis». Jodocus Willich apenas había realizado estudios dros vivientes (Vertooninge) y culminaban en un certa­
sobre la India. Hubiera debido irritarle conocer su men de comedias simbólicas religioso-morales. En ellas
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de lugar y de tiempo. EÍ contemporáneo de Hooft,
hicieron su aparición los primeros pensamientos refor­
G. A. Bredero, perteneció a los «Egelantiers» de Ams­
madores: hacía 1539 durante el encuentro de los Re- terdam. Sus farsas de grotesco realismo, con tipos
derijker en Gante, cuya consigna para el Speel van Sinne
Plauto-Brueghelescos, fueron representadas no sólo en
dramático era «Lo que proporciona mayor consuelo al
escenarios campesinos sino también — como, por ejem­
hombre moribundo.» plo, los Spaanschen Brabander en 1617— por sus compa­
Cuando los «Violieren» de Antwerpen se preparaban ñeros Rederijker.
para su gran feria campesina de 1561, encomendaron la
Ya a comienzos del siglo xvn el escenario de los
elección del tema a la regente, Margarita de Parma. De
Rederijker había evolucionado hacia una grandeza re­
entre los 24 títulos presentados Margarita se fijó sobre
presentativa. La combinación de la comedia dramático-
todo en tres: ¿Se alcanza más sabiduría por la experien­
retorica con las «Vertooninge» didáctico-decorativas re­
cia o por la ciencia? ¿Por qué el avaro busca aún más
quería un marco que tomara a ambas en consideración.
riqueza? ¿Qué es lo que en mayor número de ocasiones
Como resultado final del podio escénico se desarrolló un
atrae al hombre hacia la ciencia y el arte? Después los
escenario posterior, arquitectónicamente formado y ador­
«Violieren» se decidieron por la última cuestión — tema
nado con columnas y arcadas, que podía tener dos pisos y
que ofrecía un extenso campo retórico y decorativo para
recoger los cuadros vivientes de los «Vertooninge». El
su preferencia hereditaria por las alegorías— . El grabado
teatro posterior de los Rederijker, inspirado en la sabi­
de invitación lanzado por la «Camer van de Violieren»
duría humanística y realzado por el teatro vernáculo de
muestra a la Retórica sentada en su trono; a uno de
los artesanos y por influencias de los grupos ambulantes
sus lados hay una dama amonestando a las virtudes,
ingleses, se sirvió de una forma teatral que combinaba
radiante de luz, en tanto que otra dama, al otro lado,
los restos de la antigua scaenae frons con resonancias del
amonesta a los vicios que huyen. teatro isabelino.
La «Peoen-Camere» de Mecheln publicó todo el pro­
grama de los festejos celebrados el 3 de mayo de 1620
— «geprononciert ende gesonghen» (recitados y canta­
* 6. Los maestros cantores
dos)— . Apareció en 1621, decorado con grabados, bajo
el presuntuoso título de «Arca de los tesoros de los filó­
El mérito de haber conservado sin escisión alguna
sofos y los poetas».
el arte escénico y recitativo de la Baja Edad Media
Los sabios y artistas acudían a los Rederijkers. Los "
para el mundo del Renacimiento, lo compartieron, junto
príncipes del país aceptaban con agrado ser miembros de
con los Rederijker neerlandeses, los maestros canto­
honor, y la cámara «in liefde bloeinde» de Amsterdam
res alemanes. Sus orígenes se remontan a la cultura
pudo' gloriarse de haber recibido personalmente su es­
burguesa del siglo xiv; sus predecesores fueron los
cudo de manos del emperador Carlos V. De su círculo
minnesanger»; vivieron su edad de oro en Nüremberg,
salió, el dramaturgo Comeliszoon Hooft, hijo del alcalde
en tiempos de Hans Sachs; fueron inmortalizados
de Amsterdam. Su drama representado en 1614, Achilles
en la ópera por Los maestros cantores, de Richard
en Polyxena, introdujo en el teatro neerlandés la vuel­ Wagner.
ta a la Antigüedad clásica su comedia pastoril Gruñida Mientras en las escuelas de canto se enseñaba el
está inspirada en el Pastor Pido de Guarini; con su arte según la notación musical antigua, mientras los
Geeraerd van Velsen, inspirada formalmente en Séneca, autos de carnaval se expresaban en coplas de ciego,
dramatizó un tema de la historia patria, creando con Hans Sachs, zapatero y poeta, trataba de familiarizar
él la primera obra teatral neerlandesa con unidad de
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48 «
a sus hermanos de gremio con las altas riquezas de «The Curtain»; en el barrio de espectáculos y ferias
la formación humanística. Cultivó la poesía erudita y, al sur del Támesis se hallaba «The Rose», junto a un
además de sus voluminosas farsas, compuso dramas y zoológico de osos y fieras de lidia. Los barqueros te­
tragedias para el teatro de los maestros cantores. Sus nían mucho trabajo cuando ondeaba la bandera desde
temas, predominantemente bíblicos — junto a argumen­ lo más alto, del tejado, anunciando que era día de repre­
tos antiguos y medievales— acreditaron la representa­ sentación — una bandera blanca, si se trataba de una
ción realizada desde 1550 en la iglesia de Santa Marta comedia, una negra, si de una tragedia.
de Nüremberg, iniciada con la Degollación de San Juan El teatro llegó a ser un' componente indispensable
Bautista. El podio, de unos 80 cm. de altura, se alzaba de la vida ciudadana. Captaba como un prisma los
bajo la bóveda gótica del coro, cubierta por detrás con acontecimientos literarios del continente y los proyecta­
una cortina y accesible tanto desde allí como desde la ba nuevamente con el fuerte colorido inspirado por la
puerta de la sacristía, situada a la derecha. Así ha re­ conciencia nacional recién nacida a la vida. \EI gran
construido Max Herrmann el escenario de los maestros tema del Renacimiento, el hombre que toma conciencia
cantores en su obra Investigaciones sobre la historia del de sí mismo, alcanzó en el drama isabelino su forma ar­
teatro alemán de la Baja Edad Media y del Renacimiento tística perfecta. A las fuerzas de sus autores correspondía
(1914). Por el contrario, Albert Kóster sostuvo la opi­ la resonancia concreadora del público. El teatro dio
nión de que el podio escénico había sido erigido en la expresión a la conciencia de un naciente poderío mun­
nave central de la iglesia. La discusión terminó sin dial, cuya flota había destruido a la Armada Invencible.
que ninguno cediera y sin conclusión alguna. Los archi­ Llegó a ser, en palabras de Hamlet, «espejo y crónica
vos de Nüremberg no pudieron aclarar nada, pero la abreviada de la época».
iglesia de Santa Marta se mantiene aún en pie y permite Bajo Isabel I, hija de Enrique VIII y Ana Bolena,
la consideración crítica de ambas posibilidades. despredadora del Papado y enemiga de María Estuardo,
Es cierto que en los días de fiesta el escenario de media centuria adquirió rostro propio, al tiempo que
los maestros cantores se componía esencialmente del el teatro hallaba también sus presupuestos artísticos,
decorado descrito, pero Hans Sachs tampoco renunció sus temas y su estilo. El nuevo sentimiento vital de la
a hacer intervenir una barca sobre ruedas al igual que Inglaterra isabelina consistía en verse libre de Franda,
la corte de Ferrara en la representación de los Menaechmi libre del Papado, un orgulloso reino insular con un pie
de 1486. En las anotaciones escénicas a su Beritola, re­ en el Atlántico.
presentada el 1559, se afirma: «besa a los muchachos y Richard Hakluyt publicó en 1589 su Principal ñavi-
baja del barco. Ellos parten con el barco». Hay que gations, traffiques and discoveries of the English nation.
pensar que los miembros gremiales de Nüremberg eran El Tamburlaine de Christopher Marlowe se embriagaba
técnicamente tan inventivos como los «ingegnieri» ita­ ante el mundo redentemente descubierto, ante sus «mi­
lianos. nas de oro, sus costosas espedas y piedras preciosas» y
ante la imagen de lo que aún quedaba por conquistar
«del Antártico al Oriente».
* 7. El teatro isabelino Al afán por lo lejano correspondía el conocimiento
de los héroes de la historia propia. John Bale había dado
Londres poseía tres teatros públicos cuando el joven el primer paso con su King John (1548). Raphael Ho-
Shakespeare llegó a la ciudad en 1590. En la orilla linshed ofreció una fuente inagotable de temas con su
norte, muy próximos el uno al otro, «The Theatre» y Chronicle, aparecida en 1578. Shakespeare y sus cole­

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gas hallaron en él todo el material necesario para los
dramas históricos. tecimiento de algunos anos antes en el espejo de las
Al mismo tiempo, debido a los impulsos procedentes horas.»
del continente, renacía la imagen de la Antigüedad. Los dramas de Shakespeare ofrecían a la fantasía una
John Lyly eligió para sus comedias temas mitológicos, gran posibilidad de cambios: desde el encanto poético
Marlowe escribía su obra poética Hero y Leandro como del Sueño de una noche de verano hasta la locura tur­
adaptación;libre, según las reglas de Musaios, ganándose bulenta del rey Lear en el páramo. Merced a su ingenio
la burla del escéptico y frío Thomas Nashe, y Shakes­ poético Shakespeare dejó a un lado la sumisión a las
peare, en su Tito Andrónico, se recreaba en el pathos de reglas clásicas. Actualizó épocas y lugares, lo encantador
venganza y crueldad de Séneca. Para su comedia La y lo grosero en el corral del teatro.
fierecilla domada tomó Shakespeare el tema de los Shakespeare no se interesó por la disputa sobre la
Supposiii de Ariosto. Romeo y Julieta no reniegan en doctrina de las reglas, y, a pesar de ello, hizo fortuna
sus diálogos de amor del cancionero de Petrarca, y con también en Londres. Sir Philip Sidney, erudito aristó­
el juego al escondite de Rosalinda en la selva de las crata, sobrino del conde de Leicester y muy apreciado
Ardenas el Como gustéis, se encuentrá aún con un pie en la corte, se había pronunciado a favor de las unidades
en la tradición de la comedia pastoril. aristotélicas en su Apology for Poetry (escrita hacia 1580,
Sin embargo, en los dramas de reyes gana Shakespeare pero impresa postumamente en 1595) y había reprochado
la apasionada controversia con el problema de las violen­ a sus paisanos el olvido en que habían incurrido. Sin
cias y de los destinos extraídos de la propia historia. embargo, cuando apareció Ben Johnson en 1603 con su
La empinada ascensión y la repentina caída, el crimen, tragedia romana Sejanus, estrictamente elaborada según
la venganza, la embriaguez de poder y el asesinato las reglas, cosechó un fracaso. Su fuerza se hallaba en
desencadenan toda la fuerza gráfica del lenguaje, se el campo de la comedia realista y crítica de su época,
alzan en la rápida sucesión de escenas entrecortadas en la que él también se atenía a las tres unidades
hasta una brillante síntesis. El estruendo de la pelea clásicas — en protesta contra la proliferación de obras
se percibe tan pronto desde el campamento real como dramáticas de numerosos escritores del momento.
desde el campamento enemigo. La acción salta como Shakespeare se advertía enumerando irónicamente la
una chispa de escena en escena. La obra Ricardo III lista de los géneros modelo. Polonio presenta ante
concluye como una última retirada en silencio. Hamlet al grupo llegado a la corte como «los mejores
El cálido aliento de la acción, que, desde la trage­ actores del mundo: tanto en lo trágico como en lo
dia francesa, ha pasado a los grandes monólogos del cómico; en lo histórico como en lo pastoral; en lo
drama con unidad de lugar, se convierte en Shakespeare pastoral-cómico como en lo histórico-pastoral; en lo
en diálogos breves, diseñados con fuerza. Toda la escena trágico-histórico como en los tragicómico-histórico-pasto-
se transforma en acción. En lugar del indigno tablado ral; en la acción indivisible o en el poema continuo;
se desea a sí mismo, en el prólogo del drama regio para ellos, ni Séneca es demasiado triste ni Plauto de­
Enrique V, «un reino en el escenario», y apela a las masiado divertido. Sea para recitar ateniéndose a lo
«fuerzas imaginativas» de los espectadores: «Imaginad escrito, o para la libre improvisación, son los únicos
que en el contorno de estos muros se hallan ahora en­ del mundo».
cerradas dos monarquías poderosas... Pues vuestro sen­ El joven Shakespeare llegó al escenario isabelino en
tido debe adornar a nuestros reyes: llevadlos aquí y un momento en que el actor profesional ya tenía ase­
allá, saltad por encima de los tiempos, abreviad el acon­ gurado un lugar en el sistema social. Nada cierto se
sabe sobre sus cualidades personales de actor. En 1598
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debe haber colaborado en la comedía de Ben Johnson suerte del teatro como la de sus autores. Todavía en el
Every man tn his humour, seguramente también en su siglo xx estaba cerrado el camino hacia el escenario
propia comedia As you like it, en el personaje de Adán. para los jóvenes dramaturgos críticos de la ópera, si la
Su biógrafo Nicolás Rowe explica que el mejor papel censura real Ies negaba el placet. (John Osberne y Ed-
de Shakespeare fue el fantasma de Hamlet. Después ward Bond tuvieron que conformase con representa­
de 1603 parece que ya no volvió a salir: su nombre ciones privadas, de club. El club inglés es sacrosanto.
no aparece en ninguna de las listas de actores conteni­ Escapa incluso a los dominios de su majestad.) Sólo
das en las obras. Las diversas denominaciones que en 1968, tras una dura crítica por parte de la vanguar­
adoptó sucesivamente el grupo de Shakespeare, llamado dia teatral, se decidió Isabel II a suprimir la censura
primero Lord Hudson’s Men, después Lord Chamber- teatral que se venía ejerciendo por medio del «Master
lain’s Men y, por fin, The King’s Men, dificulta a me­ of the Reveis».
nudo unas investigaciones más exactas, aunque hayan Para el teatro isabelino de finales del siglo xvi obe­
sido profundamente planteadas. decer al control real entrañaba una doble dificultad. El
A menudo, los nobles prestaban a los grupos por consejo de la comunidad de Londres (Common Council),
ellos promovidos junto con el privilegio de actuar, su al sentirse preterido en sus derechos de censura, dis­
nombre principesco. Les procuraban protección legal, puso restricciones escénicas complementarias. Prohibió
qué7 bajo la opresión de la espiritualidad puritana las representaciones en domingo, decretó prohibiciones
enemiga del teatro, fue un gran apoyo para los come­ escénicas en peligro de peste o consideró como escándalo
diantes. las relajadas costumbres de las posadas, «donde hubiera,
En la corte hallaron desde un principio las puertas además de escenarios y galerías, habitaciones y lugares
abiertas. Ricardo, duque de Gloucester, tenía ya acto­ reservados».
res a su servicio antes de subir al trono. El rey Enri­ El primer titular del poder absoluto de la censura
que VIII se procuró un grupo al que permitía giras fue Sir Edmund Tilney. Durante treinta años, desde 1579
ambulantes: esto le ahorraba los costes de alojamiento hasta su muerte en 1610, ejercitó el decisivo cargo de
y promovía el afecto del pueblo. Isabel I mostró me­ «Master of the Reveis». Por sus manos pasaron las
nos inclinación por el arte escénico. Sin embargo, Lord obras maestras dramáticas del teatro isabelino, pasó tam­
Leicester consiguió en 1574 una licencia real para su pro­ bién la corriente de los engendros de un sólo día. El
pio grupo teatral, «a fin de usar y ejercitar el arte y libro oficial de Sir Tilney no se conserva — como se con­
la destreza de la representación de comedias, tragedias, serva el de un sucesor suyo, Henry Herbert, que, des­
interludios, espectáculos y otras representaciones simila­ de 1623, ejerció la censura y anotó concienzudamente
res..., lo mismo dentro de la ciudad de Londres y su no sólo los títulos y los autores, sino también las cen­
territorio, como en todo el reino inglés». suras y enmiendas exigidas, que con frecuencia resultan
Pero las obras previstas para representarse debían muy insensatas.
pasar primero, para su aprobación, ante el maestro de La frase de Shakespeare «crónica abreviada de la
ceremonias y jefe de las solemnidades de la corte, época» hubiera convenido tanto a los folios de Sir Tilney,
el «Master of the Reveis». En el año 1581 este cargo como al mismo teatro. Sus anotaciones serían un inven­
de censor se extendió por todos los escenarios públicos. tario viviente. Contaría entre ellas todos los diálogos de
El «Master of the Reveis» se convirtió en el poder cen­ homenaje, tiernamente declamados, del poeta cortesano
tral omnipotente, de cuya opinión habían de depender John Lyly, cuyos versos pulidos no daban seguramente
totalmente, a lo largo de casi cuatro siglos, tanto la ocasión alguna para la objeción, así como las pastorales

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alegóricamente compuestas de George Peele, citaría las el duro predicador John Stockwood le tributó la ala­
obras triunfales de Thomas Heywood y Thomas Dekker. banza de ser un «gorgeous playing place».
A looman killed with kindness (Una muier asesinada con Un año más tarde surgió muy próximo a él el teatro
delicadeza) del primero, The honest whore (La prostitu­ «The Curtain», tan semejante al «Theatre» en su consr
ta honrada) del segundo, precursoras ambas del melodra­ trucción exterior, con sus tres categorías de localidades*
ma burgués; darían una aclaración sobre los milagros una encima de otra, como los futuros teatros circulares-
satíricos de Robert Greene y sobre las truculentas tra­ descubiertos del Londres isabelino. Naturalmente, tiem­
gedias en rima libre de George Chapman, y ofrecerían po atrás se había demostrado que en esta zona no fal­
como obras más importantes las de Shakespeare, que taría público. El mismo James Burbage había trabajado
Sir Edmund Tilney fue el primero en leer. Habla en en la hospedería «Cross Keys«, de la Grace Church
favor de su generosa capacidad de sentencia el que de­ Street, que aún en 1594 servía como cuartel de invier­
jara pasar, sin la menor dificultad, sátiras de su época no al grupo Lord Chamberlain’s Men, del que Shakes­
encarnizadas y brillantes, como el Volpone y el Alche- peare formaba parte. Richard Talenton, el gran clown
mist de Ben Johnson. El «Master of the Reveis» era, y maestro de improvisación de los Queen’s Men, un de­
quizá, en aquella época, el componente más imparcial cenio antes había llenado hasta los topes las tabernas
de la censura, en medio de la disputa por la autoridad en el «Bull», junto al Bishop’s Gate.
en cuestiones teatrales. Los patricios londinenses se de­ Igualmente favorable era la situación junto al Banksi-
jaban arrastrar con gusto por escritos polémicos en de, la orilla derecha del Támesis. Una plaza de toros,
contra del teatro, como, por ejemplo, los Playes confuted señalada desde 1542 en los planos de la ciudad de
in five actioñs (1582) de Stephen Gosson, y denomina­ Londres como «Bull Ring», y un parque de osos (Bear
ban al teatro «escuela del pecado, del libertinaie y del Garden) formaban el centro de recreo siempre con gen­
divorcio». Pero ni las represalias ni las restricciones te, en el que también los acróbatas y saltimbanquis,
fueron capaces de menospreciar el prestigio y el flore­ juglares y grupos escénicos ambulantes hallaban su pú­
cimiento del teatro isabelino. De entre los cómicos am­ blico.
bulantes había surgido una clase de hombres significa­ Aquí, Philip Henslowe, tintorero y prestamista, cons­
dos, de forma en parte considerable. Los grupos aislados truyó su primer teatro. «The Rose», en el año 1587.
se habían organizado en asociaciones, los propietarios Resultó un negocio rentable — se conservan el diario y
de los teatros poseían a menudo varios negocios, eran el libro de cuentas— y así Hanslowe volvió a fundar
socios en las ganancias y trataban de incrementar, por otros dos teatros: «The Fortune», hacia 1600, en Fins-
todos los medios, sus fuentes de ingresos. bury, a una media milla del «Curtain», y en 1613, en
James Burbage, constructor del primer teatro lon­ terrenos del derruido Bear Garden, el último de los tea­
dinense, había sido miembro, particularmente privile­ tros descubiertos de Londres, «The Hope». En la lucra­
giado, del grupo de Lord Leicester. Cuando en 1576 tiva orilla derecha del Támesis se concentró el mundo
inauguró su Play-House en la orilla norte de la ciudad, teatral isabelino. Al teatro «Swan», construido por
en el Shoreditch, ante el Bishop’s Gate, los llamó escueta Francis Langley en 1595, le siguieron «The Globe»
y conscientemente The Theatré, Lo había llevado pru­ en 1599 y «The Red Bull» en 1605.
dentemente a la periferia, escapando así del estrecho El holandés Jan de Witt, llegado a Londres en 1596,
radio de acción del Lord Mayor. La construcción circu­ señaló al «Rose» y al «Swan» como los bellos de entre
lar, hecha de madera y con el entramado de las vigas los cuatro teatros que entonces existían en Londres.
visible, con sus galerías y palcos, causó sensación. Hasta Por ser el mayor el «Swan» mandó hacer un boceto

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de su interior, con el escenario: Es la única copia toria o desaprobatoría, que muy a menudo decidía irre­
contemporánea de un teatro isabelino, prescindiendo de misiblemente el destino de una obra. Nadie ha investiga­
los documentos cartográficos. do aún de dónde viene la designación de gobios. La
La construcción cilindrica del entramado abarca tres proximidad del Támesis hace sospechar que algo tuvie­
galerías para los espectadores, de la cuales la más alta ran que ver en la nomenclatura los gobios del río, una
está protegida por un tejado que desciende en declive especie de carpa de boca grande. Quien podía proporcio­
hacia adentro. En el centro, sólo accesible por dos narse un asiento pagaba en el pasillo, según la categoría
escaleras exteriores, se alza una construcción escénica del asiento elegido, la correspondiente sobretasa por
elevada. El espacioso tablado escénico («proscaenium») su adquisición.
se extiende ampliamente por el patio interior descu­ Los ingresos de la representación iban a parar a^una
bierto. Dos puertas conducen al «mimorum aedes», los caja común, de la que cada comerciante recibía la parte
guardarropas de los comediantes. Encima, cubierto con correspondiente según el contrato. Esto ' no siempre
un tejado voladizo sostenido por columnas, hay una es­ transcurría pacíficamente, pero se consideró como el
pecie de tribuna. Puede servir para dar cabida a los sistema comunitario de reparto más antiguo empleado
músicos, o como un escenario superior en la obra, o en el teatro a lo largo de los siglos. La mayoría de
como palco para los espectadores. las veces el dramaturgo recibía una paga muy pequeña,
Sobre este piso de tribunas se alza además una es­ pues no era considerado como miembro fijo del grupo
trecha torre con dos ventanas y una terraza a la derecha. y, por tanto, no participaba de los ingresos comentes.
Desde aquí anuncia el charanguero el comienzo del es­ Vendía su obra a un empresario, que después la repre­
pectáculo (que de Witt, en su dibujo, representa en sentaba con ganancias casi seguras. De Thomas Heywood
plena actuación). se cuenta que su drama muchas veces representado
El boceto de Jan de Witt halla su complemento en A woman killed with kindnes le reportó en total seis
el plano de Londres aparecido en 1616, obra de Visscher. libras. El traje de terciopelo negro de la actriz principal
Vuelve a aparecer la construcción circular del «Swan» le costó al empresario Henslowe seis libras y trece
como un dodecágono regular. chelines.
Una forma análoga muestra también la reconstrucción En general, las necesidades diarias y la rivalidad
del «Globe», realizada por G. Tophan Forrest. La pared daban alas al autor dramático. En tanto Shakespeare
posterior del tablado escénico puede servir como interio­ trataba de crear su propio héroe trágico según el Hamlet
res y la tribuna central como un escenario superior. A original (hoy perdido) de Thomas Kyd, Ben Johnson se
los vestuarios situados a ambos lados del «Inner Stage» ocupaba de un tema parecido. Adaptó la obra principal
corresponden las «Lords Rooms» para el público aristó­ de Kyd, la Spanish tragedy, en la que trata un motivo de
crata en piso superior. venganza, la aparición de un fantasma y el teatro dentro
Con alguna variante se puede aceptar este esquema del teatro. El verano de 1600 el «Globe» dio a conocer
fundamental para todos los teatros descubiertos circu­ el Hamlet de Shekespeare. Conquistó a Londres y se
lares o poligonales de la época isabelina. (Después transformó en el héroe más representado del teatro mun­
de 1620 sólo se construyen salas teatrales.) Los visitan­ dial. El esfuerzo de Ben Johnson llegó demasiado tarde
tes pagaban en la puerta exterior un penique, que les y fue olvidado.
permitía el acceso al patio interior: el desacreditado La fuerza de atracción de una obra superaba con
«gallinero» — que, a diferencia del actual, ocupaba la creces la cuestión de la originalidad espiritual. En el
platea— en el que los «gobios» alzaban, su voz aproba­ teatro isabelino se hacía referencia no a la invención,
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ministrar a «los pardillos» textos que contenían versos
sino a la disposición creadora de tema. A menudo burlescos del teatro de Shakespeare.
varios autores colaboraban en una producción común. «Ha aparecido una nidada de chiquillos — afirmaba
Francis Beaumont y John Fletcher crearon entre 1606 Shakespeare por su parte en el Hamlet— , polluelos en
y 1616 alrededor de cincuenta comedias de escaso valor, cascarón, que se desgañitan a más no poder, y son por
a las que Fletcher dotaba de ingenio frívolo y florecien­ ello rabiosamente aplaudidos. Ahora están de moda, y
te fantasía, y Beaumont de tacto dramático. de tal suerte vociferan contra los teatros vulgares, como
Se podía ganar dinero con el teatro. Philip Henslowe ellos los llaman, que mucha gente de espada al cinto
llegó a ser un hombre rico con sus tres locales. Edward ha cobrado miedo a la crítica de ciertas plumas de ganso
Alleyn, miembro famosísimo de los Admiral’s y Cham- y apenas se atreven a poner allí los pies.»
berlain’s Men, representante de los héroes de Shakes­ El «temor a las plumas de ganso» confirma en qué
peare e intendente suyo, se retiró del teatro a los 39 años medida atendía a la palabra el teatro isabelino, cuán
siendo ^millonario. Se consagró a sus aficiones filantró­ importante era una dicción clara: tanto en el verso
picas y fundó un College. poético como en el polémico. Las indicaciones escénicas
Richard Burbage, Sénior de la más famosa familia permiten deducir la existencia de un arte escénico total­
de actores de la época isabelina, debió ingresar anual­ mente diferenciado. Pero no hay que olvidar el «pathos»
puro.
mente cientos de miles sólo de su fincas. Frente a eso
tenemos la casa de Shakespeare, en Stratford-On-Avon, El teatro descubierto, las galerías abarrotadas de
modesta en comparación a la que se retiro en 1610, como público y el enjambre de gobios en el gallinero re­
un hombre acaudalado y apreciado. querían del comediante una voz penetrante, una expre­
Los teatros profesionales isabelinos consideraron ri­ sión visible a distancia.
vales molestos a las,compañías de niños dirigidos por James Burbage fue famoso por su fuerza expresiva
activos cantores y pedagogos. Los «Children of the Ro- incluso en las comedias mudas. Pero para él, igual que
yal Chappel» y los «Children of St. Paul’s» original­ para Edward Alleyn, el gran momento se acercaba al
mente eran agrupaciones escolares de niños, que acom­ separarse del grupo escénico, avanzar hasta el borde de
pañaban con sus cantos el servicio divino. A lo largo la plataforma y pronunciar su gran discurso. «Anegar
del siglo xvi aparecieron también en público con repre­ el escenario con lágrimas y estremecer a todo el audito­
rio con crueles palabras» — esto debió lograr el mimo
sentaciones teatrales. Actuaron en el convento de los
Blackfriars (dominicos), dentro de la ciudad; hacia 1600 del teatro isabelino— . Edward Alleyn ha dominado este
arte de forma tan magistral, cuenta Ben Jonson, que
poseían incluso un local propio. Su público se componía
de un círculo de patrocinadores y amigos y gozaban del a pesar de ello nada resultaba extremado ni excesivo
y Alleyn aparecía completamente imbuido por el es­
beneplácito de la corte y de los magistrados. Christopher
píritu de su papel. El mismo Shakespeare, en las adver­
Mariowe, cuyos Tamburlaine y Doctor Fausto fueron
tencias a los comediantes, a propósito de Hamlet, ha
estrenadas por los Admiral’s y Lord Chamberlain’s Men,
criticado el exceso de patetismo:
se enemistó con los comediantes profesionales por co­
«Os ruego que recitéis el pasaje tal como lo he de­
laborar con los grupos' de niños. Pensó confiar su Dido
clamado yo, con soltura y naturalidad, pues si lo hacéis
a los «children», idea que fue muy discutida, teniendo
a voz en grito, como acostumbran muchos de vuestros
en cuenta el erotismo suicida de la heroína. Pero se
actores, valdría más que diera mis versos a que los vo­
consiguió introducir a los grupos de niños, con gran
ceara el pregonero. Guardaos de ratonear demasiado.
efecto en la lucha contra la competencia. Durante su
discordia coi) Shakespeare, Ben Jomon no dejó de su­ 61
60
Moderación en todo, pues hasta en medio del mismo y las seis), pese a las nubes lluviosas que se arremolina­
tórrente, tempestad y aun podría decir torbellino de ban y al ruido que subía del Támesis.
vuestra pasión, debéis tener y mostrar aquella templan­ La «decoración hablada» es un decisivo fenómeno es­
za que hace suave y elegante la expresión. ¡O h!, me tilístico del escenario isabelino. Shakespeare la manejó
hiere el alma oír a un robusto jayán con su enorme con una fantasía de efectos geniales. Los españoles Lope
peluca desgarrar une pasión hasta convertirla en jirones de Vega y Calderón apenas se ocuparon de ello. Pero
y verdaderos guiñapos, hendiendo los oídos de los es revelador que incluso un teórico de la tragedia clá­
‘gobios’ del gallinero, que, por lo general, son incapa­ sica francesa, que obedecía leyes totalmente distintas,
ces de apreciar otra cosa que incomprensibles pantomi­ reconociera la necesidad de un conjuro poético de la
mas y barullo... No seáis tampoco demasiado tímidos; escena. El Abbé d’Aubignac pide en su obra La pra-
en esto, vuestra propia discreción debe guiaros. tique du théátre que debiera explicarse la decoración
»Que la acción corresponda a la palabra y la palabra con versos «para vincular la acción con el lugar y las
a la acción, poniendo un especial cuidado en ño traspa­ escenas con las cosas, para constituir de una manera
sar los límites de la sencillez de la Naturaleza, porque admirable, por medio de la conexión de todas las partes,
todo lo que a ella se opone, se aparta igualmente del un todo bien ordenado».
propio fin del arte dramático, cuyo objeto, tanto en su Sería un choque terrible que a un director se le ocu­
origen como en los tiempos que corren, ha sido y es rriera representar con voces de pájaros la placentera
presentar, por decirlo así, un espejo a la humanidad; expresión «fue el ruiseñor y no la alondra», pronun­
mostrar a la virtud sus propios rasgos, al vicio su ver­ ciada por Julieta. En ocasiones Shakespeare se sirve
de la música cuando pretende subrayar un contraste de
dadera imagen, y a cada edad y generación su fisonomía
situaciones: por ejemplo, en la precipitada separación
y sello característico.» de Romeo y Julieta, porque la casa de bodas se ha con­
La obligación del comediante, en cuanto a efectos vertido en una casa de llanto. En La tormenta, Ariel
exteriores, eran los trajes de vivos colores y muy lu­ hace una aparición invisible cantando y actuando, y
josos, los requisitos necesarios y algunas piezas acce­ Próspero entona una música alegre y extraña; entre
sorias para la representación en el proscenio. El escenario truenos y relámpagos desaparece en el foso la mesa ya
posterior ofrecía una estancia interior y un balcón. En dispuesta; un ahogado estruendo ahuyenta a las ninfas
caso de necesidad se podía trabajar con grúas y fosos. que se hallan bailando, y el poeta se despide de la es­
Eran tan imprescindibles para Shakespeare como para cena que era su mundo. «Me falta ahora el arte del
Calderón, y se manejaban, por regla general, en medio encantamiento», expresa melancólicamente Próspero y
de una tormenta de truenos: esto no sólo incrementaba se encomienda al favor y a la oración de los espectado­
la atención, sino que además ocultaba el chirrido de res «de modo que le consiga el poder de la gracia y
las grúas. Pero la «ambientación espiritual» debía crearla convierta en obra buena toda transgresión. De lo que
el propio actor merced a su actualización de la palabra vosotros deseáis ser indultados, permitid que vuestra
poética. Tenía que evocar los momentos del día, el sol indulgencia me libere». Fueron los últimos versos que
que enrojece el cielo del atardecer, la mañana que se escribió Shakespeare.
eleva con color de sangre sobre los arbustos y los
collados, las estrellas que iluminan el firmamento, pese
a las brumosas y pálidas tardes de Londres (la mayor par­
te de las veces se hacía la representación entre las tres

62 63
12. El barroco
así también el mismo teatro experimenta un auge des­
mesurado.
A la palabra y al verso, a la imagen y al cuadro, a
la fantasmagoría y a los fines pedagógicos vino a su­
marse también el empleo de la música, que, de elemen­
to concomitante de la escena teatral, pasó a ser un arte
más con sus propias leyes. En el Barroco nació la ópe­
ra. Como obra artística cortesana hizo su entrada vic­
toriosa desde Italia, traída por el mecenazgo de los
Papas, príncipes, reyes y emperadores. Pintores y ar­
* 1. Introducción quitectos se adhieren a ella. Romain Rolland designa
al teatro musical de la época de Clemente IX como
Heinrich Wolflin caracterizó en cierta ocasión al Ba­ una «passion maladive» que muestra todos los síntomas
rroco como «las formas del Renacimiento retorcidas». de una locura colectiva:
Las prodigiosas volutas de la iglesia de Santa María «Un Papa compone óperas y envía sonetos a las can­
della Salute de Venecia le dan ocasión para ello. La tantes. Los cardenales se entretienen como libretistas o
clara linealidad del Renacimiento, al estilo antiguo, es decoradores de escenarios, diseñan trajes y organizan
arrebatada por el pathos; la línea recta, tanto arqui­ representaciones teatrales. Salvator Rosa representa co­
tectónica como mental, se disuelve en el ornato; de la medias. Bernini escribe óperas para las que él mismo
claridad surge la plétora; de la seguridad en sí mismo, pinta los decorados, esculpe estatuas, inventa maqui­
la sobreabundancia. La idea se reviste con traje de ale­ narias, compone los textos, prepara la música y constru­
goría, la realidad se pierde en los parajes de la ilusión. ye el teatro.»
El mundo se convierte en el escenario, la vida en el La sala teatral entra a formar parte de las dependen­
teatro» una secuencia de transformaciones cuya aparente cias representativas más importantes de un palacio. Se
inmensidad busca superar las fronteras de la pequeñez levantan escenarios en el Vaticano en Roma, en el pa­
de la tierra. lacio de los Uffizi en Florencia, en el Palais Royal de
El Barroco recobra la multiplicidad alegórica de la París. En el lujoso palacio de Versalles surge de la gra­
Baja Edad Media. La enriquece con la mundatiidad sen­ cia rítmica' del baile Cortesano el arte del baüet.
sible del Renacimiento, pero en el fondo corre aún el Luis XIV aparece en escena, vestido con un traje do­
reloj de arena y vuelve a resonar el «memento mori» rado brillante como el sol, como un joven «Roi Soleil»,
de las danzas de la muerte. La alegría profana y las mucho tiempo antes de que la historia mundial le die­
sombras de muerte, lo terrenal y lo celestial, la teatra­ ra ese nombre. Las reinas actúan como ninfas, los prín­
lidad y la espiritualidad se precipitan a la vez en una cipes y princesas se disfrazan de amorcillos: tanto en
gran expansión. Una época se escenifica a sí misma. los escenarios como en los lienzos del pintor. El filó­
Ninguna época ha dibujado, ni antes ni después, su sofo Descartes compone por encargo de la reina Cris­
propia imagen con una paleta tan profusa. Y así como tina de Suecia un ballet que lleva el título de El naci­
el arte barroco se desdobla en una brillante teatralidad, miento de la paz y fue representado en 1649 en el
así como el absolutismo tiende a una imponente apo­ castillo de Estocolmo, después de terminar la guerra
teosis de la soberanía, y la Contrarreforma ofrece todos de los treinta años. Y los comediantes de los grupos
los medios ópticos e intelectuales de dirección artística, ambulantes y de la commedia dell’arte se ocuparon de
64 65
c
que el escenario tendiera un puente entre los campos de la Antigüedad; él ejecutó el paso ya tanteado en
enemigos. Vitrubio de la lógica de los números al secreto de las
De la improvisada sala de teatro de los mecenas aman­ notas.
tes del arte se pasa inmediatamente al teatro de la Vincenzo pertenecía al círculo florentino del conde
ópera independiente y libre: al teatro de localidades, Giovanni de Bardi, un círculo académico en donde se
con gran riqueza arquitectónica, que posee un palco para discutía en largas conversaciones la enseñanza aristoté­
los príncipes, y cuyos compartimentos están distribui­ lica de la música como elemento'esencial de la tragedia,
dos según la jerarquía de los espectadores cortesanos. en donde se trataba de demostrar con ejemplos prác­
El escenario toma la forma de palco, delimitado por un ticos la «dramatización de la música», y donde el arte
espléndido proscenio. Unas cariátides sostienen las vi­ de la comedia estaba muy en boga. Bardi había conse­
gas, algunos amorcillos descorren los pliegues de las guido el aplauso de toda Florencia con su Amico Fido,
puertas de estuco. El sistema de bastidores recientemen­ original de Buontalanti, representada por primera vez
te descubierto hace posible la ilusión de profundidad en 1585. Vincenzo eligió a este amigo y protector como
y el variado cambio de escenas. compañero de diálogos en su temperamental polémica
La palabra mágica del Barroco es transformación. La contra la polifonía y la composición instrumental con­
metamorfosis se convierte en el tema predilecto, inago­ temporáneas. Mientras Bardi representaba la parte más
table en sus posibilidades de exaltación glorifícadora. moderada — a fin de cuentas tenía que agradecer a sus
Frente a la naturaleza como gran auto-despliegue de Dios, compañeros músicos de Florencia los alegres interme­
según la designación de Giordano Bruno, aparece el dios de cantos y bailes de su Amico Fido—, Vincenzo
hombre como su propio escenificador. Pero la vida es ataca con duras palabras la música cortesana de su épo­
sueño. El universo es el gran teatro del mundo, cuyos ca. La acusaba de falta de honradez y la calificaba de
papeles reparte el más poderoso de todos los maestros «buscona depravada e insolente». Exigía la subordina­
de escena. Calderón ha revelado el reverso de la hibris ción de la música a la poesía y demostraba con la apor­
barroca en la parábola adecuada de su época: en la tación de algunos párrafos de la Divina Comedia de
imagen del teatro en el teatro. Cuando su mendigo se Dante y de las Lamentaciones de Jeremías cómo había
lamenta de que a él sólo le tocó en suerte «el deber que entender el «stilo rappresentativo» *de la música
de la pobreza», que él no posee ni cetro ni corona, brota futura defendido por él.
inmediatamente la respuesta basada en la reflexión fun­ Tres años después de la muerte de Vincenzo Galilei,
damental de la cosmovisión cristiana: «Cuando algún en 1594, fue representada en Florencia la primera obra
día caiga la cortina, ambos seréis iguales.» según el nuevo estilo dramático, ante un pequeño círcu­
lo muy selecto: la primera ópera famosa del mundo,
Dafnis, según un texto de Octavio Rinuccini, con la
*2. Opera y opereta música de Jacopo Peri y canciones de Giulio Caccini.
Cinco años más tarde tuvo lugar una repetición en el
El año 1591, cuando Galileo Galilei, de diecisiete palacio del erudito Jacopo Corsi, con notable; éxito.
años a la sazón, llegó a la Universidad de Padua, pu­ Huésped, compositor y libretista recibieron las felicita­
blicó / su padre, Vincenzo, una obra de teoría musical ciones de un preclaro auditorio por el «redescubrimien­
muy erudita: Diálogo sobre la música antigua y mo­ to del drama antiguo mediante el espíritu de la música».
derna. Vincenzo Galilei era matemático, pero además El erudito producto artístico, fuera del plausible in­
un «uomo universale» en el más amplio sentido del ideal tento, poco tenía en común con el teatro antiguo. Pero
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en su contenido fundamental lírico-dramático se halla­ pimento di Cefalo, de Giulio Caccini, que esta vez apa­
ba en relación con los anhelos de la comedia pastoril, de reció como único compositor musical. El texto procedía
los intermedios y del «trionfo» cortesano. Ofrecía una de Gabriele Chiabrera. Buontalenti volvió a crear el
interpretación plástica de los campos elíseos de los pas­ decorado del escenario. La ciudad de Florencia corrió
tores y ninfas e introducía en el nuevo «stilo rappre- con los gastos. Cerca de cuatro mil espectadores, según
sentativo» las canciones corales, que originalmente se las exageradas cuentas de los cronistas, admiraron los
interpretaban fuera de la escena. Orfeo, el cantor tra- maravillosos trabajos escénicos, que quedaban al descu­
cio que había encantado a los árboles, a las rocas y a bierto al caer la roja cortina de seda que cubría el de­
las fieras salvajes, daba con su lira el primer paso dentro corado: el carro dorado de Helios, el suntuoso trono
del nuevo género artístico. de Júpiter, montañas que se hundían, ballenas que apa­
Peri y Rinuccini se asociaron una vez más y prepa­ recían y desaparecían, terremotos que provocaban el pá­
raron una «tragedia di música» para las bodas de María nico y amenos parajes de suaves perfumes.
de Médicis con Enrique IV de Francia. Eligieron el La ópera inició su marcha triunfal con toda la pom­
tema de Orfeo y llamaron a su segunda ópera Eurídice. pa escénica del escenario móvil de principios del ba­
Fue representada el 9 de febrero de 1600 en la sala rroco. Sus escenógrafos se mostraron inagotables inven-
de fiestas del palazzo Pitti de Florencia con gran sun­ tanto nuevos aparatos de tracción, de vuelo y de
tuosidad. También Caccini colaboró con algunos inter­ correderas para todas las figuras acompañantes, mitoló­
medios musicales, como ya lo había hecho en Dafnis. gicas y alegóricas, que proliferaban en torno al tema
Jacopo Peri cantó el Orfeo; su compañera era Vitto- propio de la ópera.
ria Archilei, famosa soprano de su época. Pastores, nin­ • Frente a las posibilidades de elección de los temas
fas y espíritus de ultratumba eran los componentes de antiguos sorprende la unilateralidad de los motivos en
diversos coros, dirigidos por un corifeo al estilo anti­ que se^ desenvuelve la primitiva historia de la ópera.
guo. Rinuccini se atuvo estrictamente a la comedia pas­ Los iniciadores del «stilo rappresentativo» experimen­
toril de Poliziano, Orfeo, pero dio un final feliz a la taron claramente cuán difícil era su interpretación mu­
«tragedia» encargada como un homenaje nupcial: Orfeo sical del teatro antiguo. Sin embargo, se mantuvieron
enternece a Plutón y puede sacar a Eurídice del Hades durante decenios en los dos temas que nadie les podía
a la vida. desmentir por conocerlos mejor: Orfeo y Dafnis. Ni el
Al decorador escénico de la representación — segura­ teatro griego ni el primitivo teatro romano nos han
mente Buontalenti— se le encomendó la seductora ta­ transmitido textos escénicos sobre estas dos figuras.
rea de.combinar un decorado de comedia pastoril de En 1608 el Dafnis de Rinuccini sirvió al maestro de
«spberbios bosques» con los tenebrosos horrores de ultra­ capilla de la corte de Florencia, Marcantonio GagHano,
tumba, que al final se transforman de nuevo en el ame­ como libreto de una nueva composición. Fue represen­
no ambiente pastoril: «Si rivolge la scena, e torna come tada, por encargo del duque Vincenzo Gonzaga, en
prima» (Se cambia la escena y vuelve a ser como al la corte de Mantua, en donde el cultivo del teatro y de
principio), como se lee en las anotaciones escénicas de la música se combinaban felizmente con un sentido se­
Rinuccini. Probablemente también trabajó aquí Buon­ guro de la calidad. Ya desde 1604 el príncipe había
talenti con los prismas giratorios empleados ya en 1585 nombrado maestro de capilla de la corte al tañedor de
en el Amico Fido. viola y^ cantante Claudio Monteverdi de Cremona. En
Tres días después de Eurídice fue representada en las festividades de carnaval de febrero de 1607 se pre­
la salá teatral de los IJffizi una segunda ópera: II m- sentó por primera vez Monterverdi como compositor mu­

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sical. El tema y el título de su composición fue Orfeo. palco y actuaba como mecenas. Al cabo de pocos años
El texto, que le fue proporcionado por Alessandro Venecia poseía una media docena de teatros musicales,
Striggio, se atiene al modelo original. En el camino de que en la temporada teatral, las semanas de carnaval,
vuelta del Hades, Orfeo advierte que ha perdido a Eurí- con frecuencia funcionaban al mismo tiempo.
dice. Apolo da esperanzas a Orfeo de volver a verla En 1651 inauguró Ñapóles su primer teatro de ópe­
en el Más Allá. Una danza morisca cerraba la represen­ ra con la Incoronazione di Poppea, de Monteverdi. Flo­
tación. rencia, Roma, Bolonia, Génova y Módena le siguieron.
Los primeros admiradores de la obra fueron los miem­ Al norte de los Alpes, Salzburgo, Viena y Praga adop­
bros de la Accademia degli Invaghiti, que celebraban taron la nueva forma artística, primero en él marco
sus reuniones en el palacio ducal y se habían ofrecido del teatro cortesano y por regla general a cargo de can­
para la escenificación. Por deseo del duque fue repetido tantes italianos. El poeta Martín Opitz y el compositor
el Orfeo el 24 de febrero y el 1 de marzo de 1607 ante Heinrich Schütz conquistaron la fama de la primera re­
la corte. En toda Italia se hablaba de Monteverdi. Los presentación de ópera en lengua alemana. Su Dafnis,
adoradores del maestro estaban convencidos de que era inspirada en la obra de Rinuccini y Peri, fue represen­
imposible expresar los sentimientos del alma combinan­ tada por primera vez en 1627 en el palacio de Harten-
do poesía y música mejor de lo logrado en el Orfeo. fel, juntó al Torgau, en las bodas de la princesa Luisa
La gran lamentación de Ariadna en la segunda ópera de Sajonia con el conde Georgé von Hessen-Darmstadt.
de Monteverdi, Arianna, se convirtió en el aria heroico- Las relaciones de parentesco con Italia aseguraron a
dramática más famosa de su época. La primera intér­ la ópera una favorable acogida en la corte de Viena.
prete fue la cantante Virginia Andreini, cuya expresiva La emperatriz Eleonora, esposa del emperador Fernan­
interpretación, como cuentan los croñístas, contribuyó do II, procedía de la casa ducal de los Gonzaga, de
decisivamente al éxito de la Arianna, representada por Mantua. Ella recibió, por así decir, de primera mano
primera vez en 1608. Alboreaba ya la era de la prima- los acontecimientos musicales más recientes. En 1627
donna. hizo representar en la gran sala de la corte imperial de
Durante cinco años brilló el nombre de Monteverdi Viena un «dramma per música» con figuras de la com-
en la corte de Mantua. En 1612, después de la muerté media dell’arte. Monteverdi fue honrado con una esce­
del duque Vincenzo Gonzaga, Monteverdi fue llamado nificación de la Arianna. Francesco Cavalli dedicó a la
a Venecia. Aquí, como maestro de capilla de San Mar­ corte imperial de los Habsburgo su ópera Egisío. Al
cos, asistió en 1637 a la fundación del primer teatro músico italiano Antonio Bertoli le fue encomendada la
público de ópera: el teatro de San Cassiano. Su inicia­ dirección de la capilla de la corte imperial.
dor fue el músico, compositor y libretista Benedetto Sin embargo, fue Giovanni Burnacini quien con más
Ferrari, que celebró tan fausto acontecimiento con una eficacia contribuyó al esplendor escénico del teatro de
obra llamada Andrómeda, compuesta por él mismo y la ópera de Viena. En 1651 el emperador Fernhndo III
con música de Manelli. llamó a su corte al arquitecto y decorador, experimen­
El nuevo arte de la ópera — término que empleó por tado ya en Venecia y Mantua. Burnacini se inició en
primera vez Francesco Cavalli, discípulo de Montever­ 1652 con la preparación de una Dafnis, seguramente
di— conquistó rápidamente a toda Venecia. La cons­ animado por Rinuccini y Peri. Un año más tarde cele­
trucción de teatros de ópera fue comercialmente atrac­ bró el día de los príncipes de Ratisbona con un «tea­
tiva. Los bajos precios de entrada atraían a multitud tro de maderas nobles, erigido exclusivamente para las
de visitantes. Quien contaba con medios alquilaba un íeptesentaciones escénicas, que m tgmafío y altura era

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tan grande como una iglesia». En ello' le ayúdósühifo'' * 3.' El ballet de la corte
Ludovico, que pronto siguió en Viena la trayectoria de
la fama de su padre. En cierta ocasión Plutarco llamó al baile «poesía sin
Ludovico Burnacini proyectó los decorados, tramo­ palabras», siendo uno de los principales testigos a los
yas, carrozas y trajes para más de 150 óperas, para fes­ que Ba'if y sus colaboradores acudieron, en sus esfuer­
tivales acuáticos en el estanque de su residencia de zos por resucitar el drama antiguo. En la colaboración
verano «Favorite», para ballets de corceles al estilo flo­ entre las cuatro grandes formas artísticas — música, poe­
rentino. sía, baile y pintura— veían ellos la única posibilidad
Cuando en junio de 1668 se inauguró el nuevo teatro legítima de «expresarlo todo, representar y esclarecer
de la ópera de Viena, con el antiquísimo tema del todo, hasta llegar a los más profundos secretos del alma
«trionfo» de la manzana de oro de Paris, el propio Bur- v de la naturaleza».
nacini se superó a sí mismo y a la obra musical. Un Este pensamiento renacentista de la «fusión de las
colosal despliegue de coros de dioses, agrupados pictó­ artes» dio origen en Francia a una forma teatral espe­
ricamente; una nube de bastidores escalonada en infi­ cíficamente cortesana y social, que concedía al baile el
nita profundidad, que — a un lado— hacía ver a Júpiter papel dominante: el ballet de la corte. Obedecía al de­
sentado en .su trono; espumosas olas marinas surcadas seo cortesano de festejos y abría todas las posibilidades
por barcos, amenazadores monstruos marinos y tiernas de un brillante homenaje escénico. Por otra parte, ofre­
ninfas reclamaban la atención de la asustada concurren­ cía al rey la ocasión de mostrarse a sí mismo ante la
cia, sin duda alguna más que el esfuerzo, modesto en corte — y en su más amplio esplendor ante el pueblo—
comparación, de los cantantes e instrumentalistas. Al como destinatario y animador generoso de todos los sun­
actor que haeía de Paris le cupo el honor de descender tuosos desfiles, mascaradas, intermezzi y bailes.
del escenario en la apoteosis final y hacer entrega de El absolutismo halló en esa gran teatralidad de los
la manzana de oro a la joven emperatriz Margarita. Ella, festejos su forma expresiva más adecuada. «Era un tor­
por su parte, la recibió sonriente, no menos halagada bellino y una embriaguez, mucha belleza y cultura, mu­
que la reina Isabel de Inglaterra, un siglo antes, en la cho ingenio y despilfarro de riquezas y carácter», es­
comedia pastoril de George Peele. cribe el historiador Veit Valentín, «todo el encanto de
Pero el desarrollo de la ópera llegaba a un punto en la aventura, de la vida improvisada, de la comedia jo­
que el teatro, determinado a ser su servidor, se trans­ vial sobre los temas más serios, el atractivo seductor
formaba en su señor. La ópera se convirtió-en un medio- del mal, aparece en estas cortes del absolutismo, y por
para conseguir un objetivo, fue ocasión para desplegar ello fueron siempre censuradas por los teólogos, pero
el hechizo de la decoración y de las máquinas barrocas. admiradas y amadas por los artistas.»
E l' que Marc Antonio Cesti creara la música para el Cuando en 1604 llegaron a París Ottavio Rinuccini
Pomo d’oro de Viena de 1668, y el jesuíta Francesco y Giulio Caccini, los dos precursores de la ópera italia­
Sbarra el texto, constituyó sólo un complemento secun­ na, tuvieron que recrearla totalmente. El rey Enrique IV
dario del esplendor escénico de Ludovico Burnacini, bajo no deseaba recitales estatuarios, sino gracia danzarina.
cuyo nombre la representación hizo su entrada en la Le gustaban los «ballets marcarades», bailes con trajes
historia del teatro. fantásticos, en los que tomaba parte toda la corte.
Ni Rinuccini ni Caccini pudieron introducirse en la
vida teatral francesa con su «dramma per música». Y sin
embargo, lograron introducir en el ballet de la corte el

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recitativo al estilo italiano, que fue empleado por pri­ Cuando en 1641 hizo escenificar Richelieu en la sala
mera vez con los versos de la maga Alcina en el ballet teatral del Palais Cardinal, recién construido, un fastuo­
del duque de Vendóme, un inolvidable acontecimiento so Ballet de la prosperité des armes de la Frunce, en
teatral cortesano, representado bajo Enrique IV en ene­ honor de la pareja real, por primera vez la acción se
ro de 1610. desarrolló exclusivamente en el escenario y la platea se
De la persona del organizador, que da título a la obra, reservó para los espectadores. La escenografía de basti­
se deduce que el baile nocturno a orillas del Sena se dores, al modo italiano, se sirvió de algunas maquina­
hallaba más bajo el patrocinio del monarca que bajo el rias tomadas del drama inaugural 'Mírame, representado
signo del arte de su época. El duque de Vendóme era un mes antes, y que desarrollaba una forma totalmente
un hijo legitimado de Enrique IV y Gabriela d’Estrées, nueva del ballet cortesano: su limitación espacial en el
elegante, inteligente y ambicioso. El mismo dirigía la escenario, la separación de la platea, y con ello la esci­
obra, y pudo presentar su ballet tres veces en una se­ sión entre el baile escénico y el cortesano. Se sentaban
mana. A la primera representación, que se llevó a cabo así los precedentes para el baile profesional y para el
el 12 de enero de 1610 en la gran sala del Louvre, si- ballet «clásico».
guieron dos repeticiones en el Arsenal, el 17 y 18 de En 1653, Luís XIV, que entonces tenía quince años,
eneró. El ministro de Finanzas, Sully — a pesar suyo, apareció en escena como «roi soleil» en una comedia
debido a sus reformas financieras— , había hecho pre­ cortesana, Ballet de la nuít, pero bajo su dominio
parar la sala con dos filas para los espectadores y ade­ J. B. Lully y Moliere desarrollaron una nueva forma
cuarla para las representaciones de ballet. artística, que ligó el baile y la palabra más estrechamente
El rey y todo su estado honraron con su presencia que hasta entonces. Nació la comedia-ballet, un intento
a «Monseigneur le Duc: su majestad en su trono re­ feliz por combinar el ingenio de la comedía con la gra­
gio, con la reina (María de Médicis) y la ex reina Mar­ cia cortesana del ballet, y para Moliere y sü grupo la
garita a ambos lados, el delfín a sus pies, y por toda clave para conseguir el beneplácito de su majestad. Con
la amplia sala príncipes y princesas parientes de sangre, las comedias-ballets Les fácheux in Vaux, Le mariage
a su lado los restantes príncipes y princesas del reino, forcé y La princesse d’Elide colaboró Moliére en la gran
oficiales de la corona, duques, marqueses, condes, ba­ fiesta teatral de Versalles de mayo de 1664, que bajo
rones, señores, nobles, damas y doncellas de la corte, el título de Plaisirs de lisie enchantée encerraba un
cada uno según su rango y mérito. A la espalda de su conjunto de torneos, banquetes, suntuosos desfiles, fue­
majestad, los capitanes de la guardia personal, y detrás gos artificiales, ballets y comedias pastoriles, que dura­
de ellos, los arqueros armados; los policías con los ban dos semanas. ,
maestros de ceremonias, junto a las barreras, para evitar Cuando Luis XIV, en octubre de 1670, expresó su
cualquier desorden o confusión». deseo de ver en el escenario una «Turquerie» — todo lo
El ballet del duque de Vendóme fue uno de los últi­ turco estaba muy en boga en aquella época— , escribió
mos grandes festejos teatrales bajo Enrique IV. El 14 Moliére el ballet-comedia El burgués-gentilhombre. Con
de mayo de 1610 cayó el rey en un atentado. sus elementos de la Commedia delFarte es una cadena
Su hijo Luis XIII confió primero las ambiciones tea­ centelleante de parodias de actualidad: en la arrogan­
trales a su madre, María de Médicis, que se hizo cargo cia de la educación y de la moda, en la tontería y la
de la regencia al ser su tutora, y más tarde al cardenal vanidad, en las canciones pastoriles y minuetos en la
Richelieu, que desde el año 1624 rigió los destinos de alcaldía, dejando a un lado todo lo demás, en las con­
V tm m , secuencias de la embajada otomana, cuya entrada en
74 75
París algunos años antes había levantado toda una ola lisse) procede del francés (couler = deslizar, correr). Los
de pintorescos desórdenes en la moda, bastidores del teatro Farnese no aparecieron ante el pú­
«¿Sabéis que está aquí el hijo del Gran Turco?», blico hasta 1618, en la inauguración demorada unos
pregunta el criado Coviello al «bourgeois gentilhomme» diez años.
Jourdain, cuya hija gana él para su señor gracias a una Posiblemente Aleotti preparó su teatro, erigido en
divertida mascarada. « ¡Cómo!, ¿no lo sabéis? Trae 1606, para la Academia ferrarense degli Intrepidi, con
consigo todo un brillante séquito, todos van a verle y un sistema de cambios similar. Fue alabado en su época
le esperan, y ha sido recibido en este país como corres­ como el teatro barroco más hermoso de Italia. En 1679
ponde a un señor tan poderoso y tan grande.» pereció entre las llamas, y los bocetos conservados no
El rey se divirtió con esta obra maestra del arte de permiten distinguir con claridad el sistema de decora­
la comedia y no tomó a mal las directas alusiones de ción del escenario.
Moliere contra su propia diplomacia amistosa con los La grandiosa construcción de madera del teatro Far­
turcos. El final lo constituyó un último retoño del «Bal­ nese de Parma, destruida durante la segunda guerra
let de Cour»: un pequeño ballet con canciones espa­ mundial, constaba de una sala para los espectadores en
ñolas, duettos italianos, con Arlequino, Scaramuccia y forma de herradura, enfrente se hallaba una porta re­
Trivellino. Sirvió éste de transición hacia los festejos gia que permitía el paso a un escenario en forma de
cortesanos y correspondió a Lully, el compañero de Mo­ palco, y detrás de esa puerta había seis pares de basti­
liere, la parte musical y coreográfica del éxito de la re­ dores escalonados. Aleotti hizo ya posible la expansión
presentación. del escenario hasta la pared trasera, dato característico
de la época florida del Barroco, con lo cual la escena
ganó en profundidad — una de las diferencias formales
* 4. Escenario de bastidores y teatro decisivas con respecto al movimiento escénico transver­
de máquinas sal del Renacimiento.
Seis años después de la muerte de Aleotti (1638)
La palabra mágica del teatro barroco era «bastidor». apareció el arquitecto escénico de Pesaro, Nicola Sa-
La nueva forma de decoración escénica procedía de Ita­ battini, con una obra que marcó el camino de las ma­
lia y se extendió por toda Europa aproximadamente des­ quinarias escénicas. Su obra, Praítea di fabricar scene
de 1640. . Se consideraba su inventor a Giovanni Bat- e machine ne’teatri, contenía el resumen de sus pro­
tista Aleotti, maestro de obras de la corte de Ferrara. pias experiencias como maestro constructor de teatros.
Desarrolló un sistema de cambios, basado en los polí­ Como primera premisa para el escenario de cambios
gonos y prismas giratorios empleados hasta el momento, dispuesto para la función, se requiere mucho espacio
que ofrecía mayores posibilidades que los tres escena­ para que «detrás, al lado, encima y debajo de los foros
rios «standard» utilizados en el Renacimiento. Consta­ y de la escena, tengan suficiente espacio las numerosas
ba de una serie de tablas planas que podían retirarse máquinas necesarias para las apariciones del délo, de
hacia un lado, cubiertas de lienzos pintados, y que se la tierra, del mar y de ultratumba, así como para las
movían mediante correderas. La primera aplicación de ampliaciones y reducciones que sean necesarias». En es­
que se tiene noticia tuvo lugar en el teatro Farnese trecha relación con los bastidores, modifica también
de Parma, construido por Aleotti en 1618. El 25 de el telón del foro pintado en perspectiva. O bien se le­
julio «estaba _ya preparada la escena trágica». Había vanta, o bien se hunde en un foso, detrás del escenario.
nacido el bastidor. Su nombre primitivo (Kulisse, cou- Giacomo Torelli alcanzó la fama de haber contribui­
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do al triunfo del bastidor. En Venecia, París y Versa- los maestros cantores y para los grupos ambulantes in­
lles fue celebrado como el «grande mago» de la decora­ gleses y alemanes. En 1652, Furttenbach permitió a
ción escénica del Barroco. Las artes de brujo de Torelli una compañía de comediantes, procedente de su lugar
se basaban técnicamente en el sistema de decoración natal, Leutldrch, hacer uso de todo el decorado escéni­
aprendido de Aleoti y ampliado en la práctica por Sab- co «con todos los telares, paredes de esparto, máqui­
battini. En Florencia se lució Alfonso Parigi con esce­ nas, vestidos; en resumen, todo lo que necesitaran, a
nificaciones pictórico-fantásticas de bastidores. Sus de­ bajo precio», como escribe en su diario manuscrito, que
corados para La Flora en 1628 y Le Nozze degli Dei se ha conservado. El edificio, más tarde destinado a
en 1637 introdujeron perspectivas barrocas de profun­ otros fines, fue destruido durante la segunda guerra
didad, perfeccionadas después artística y técnicamente mundial.
por Ludovico Burnacini en el teatro de la Opera de Cuán celosamente ocultaban otros maestros de' esce­
Viena. na sus secretos — lo contrario del afán comunicativo de
En Ulm, en la misma época, Joseph Furttenbach se Furttenbach— se deduce de una carta que recibiera
aferró al «verdadero modo del escenario de mutacio­ en 1653 desde Ratisbona, escrita el 17 de febrero por el
nes», adoptado por Giulio Parigi (padre de Alfonso) ingeniero de Francfort, Georg Andreas Bockler. Se refie­
hacia 1620 en Florencia, basándose en el tradicional sis­ re a la famosa construcción teatral que preparó Giovanni
tema «de telares». Su teatro, erigido en 1641 en el Burnacini, ayudado por su hijo Ludovico, para conmemo­
Binderhof de Ulm (descrito minuciosamente en la obra rar la dieta imperial,en Ratisbona, por encargo del empera­
de Furttenbach Mann hafften Kunstspiegel, editada en dor Fernando III. Al final de los festejos fue cuidadosa­
1663), poseía tres pares de prismas por cada tríada de mente desmontada, fletada sobre barcazas, llevada río aba­
escenas prevista por Serlio. A pesar de este «retroce­ jo a Viena y más tarde empleada para representaciones tea­
so», Furttenbach decoró su escenario con barcos y trales populares. Bockler escribía a Joseph Furttenbach,
monstruos marinos que se movían en un foso posterior experto en la materia, en Ulm Sobre el «teatro» de Bur­
típicamente barroco, con bambalinas colgantes por nu­ nacini: «El doce de febrero, su majestad imperial ha
bes, foros separables, lámparas que se oscurecían para hecho representar una comedia hermosa en extremo, en
producir efectos luminosos, y grúas. En la misma línea la que han tomado parte más de 2.500 personas. El tea­
de la ilusión de profundidad barroca se encuentra su tro es bastante grande y ha sido decorado cinco veces
intención de dejar libres, en casos especiales, los guar­ con mucha finura, de modo que su valor debe alcanzar
darropas que se hallan detrás del foro, para incluirlos las 16.000 coronas. Su maestro constructor es un italia­
en el cuadro escénico en los puntos culminantes de la no llamado Johann Burnaccini. Los italianos son muy ce­
acción. El teatro de Ulm, muy modesto exteriormente, losos y tienen en mucho sus cosas, así que no he podi­
estrecho por dentro y adornado con sillas y filas de ban­ do ver la máquina. Pero como sé que vos estáis impues­
cos nada lujosos, puede colocarse, al menos según la to en tales experimentos, os ruego que me comuniquéis
intención de su constructor, en línea con los tardíos tea­ mediante qué procedimiento pueden trasladarse las per­
tros cortesanos del Barroco de Schwetzingen, Hannover sonas apresuradamente de un lugar a otro en el escena­
y Ludwigsburg. rio y ascender hacia las nubes. Y o he hecho un invento
El teatro de Furttenbach de Ulm, la primera construc­ por medio de un muelle. Pero no sé si el suyo también
ción teatral civil de Alemania (erigido en un antiguo es así.»
monasterio de dominicos), pertenecía a la burguesía de Los mismos colegas de profesión se ocultaban los
la ciudad. Sirvió tanto para el drama erudito como para misterios de la técnica escénica. Esto explica hasta cier­
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to punto el conservadurismo de los telares de Furtten- ciente Rococó: la ilusión espacial, elevada hasta el in­
bach; se encuentra también un paralelismo en los proyec­ finito con medios pictóricos.
tos de escenarios del artista inglés Iñigo Jones. Estuvo en Esta halló en el arte teatral y escénico su genial rea­
Florencia aproximadamente en la misma época que el lización por medio de la familia italiana de los Galli-Bi-
alemán y, asimismo, aprendió con Giulio Parigi. Como biena. Con el empleo virtuosista de la perspectiva dia­
Furttenbach, también Jones se aferró durante decenios gonal, con escaleras, quebradas con frecuencia; galerías
al sistema de periactas del teatro renacentista italiano. de arcadas, arquitecturas palaciegas, multiplicaron la
Después de 1640 se liberó del rígido esquematismo de profundidad de sus escenarios hasta el infinito superla­
las periactas. Proyectó escenografías de bosques, disgre­ tivo, del escenario ilusionista, que sobrevivió hasta bien
gadas de forma impresionista, que desde el escenario con­ entrado el siglo xix, con los nombres de Quaglio, Ga-
tribuyeron al desarrollo de la pintura paisajística in­ gliardi o Fuentes.
glesa. Giuseppe Galli-Bibiena, el más famoso representante
Aparecen también en esta época los éxitos decorati­ de la familia, creó escenografías en Viena, Dresde, Mu­
vos del arquitecto teatral veneciano Francesco Santurini. nich, Praga, Bayreuth, Venecia y Berlín. En sus impo­
Hacia 1650 fue llamado a la corte de Baviera, y comen­ nentes proyectos al aire libre transformó el espacio del
zó su tarea en Munich con la construcción de un teatro jardín o de las arquitecturas en apoteosis de perspectiva,
de ópera a estilo italiano. Se alzó en la plaza del Salva­ en las que realidad e ilusión se fundían en inseparable
dor, de una antigua alhóndiga, y fue inaugurado en 1654. unidad. Su proyecto para la representación en 1723, en
Los cuadros del escenario procedían igualmente de San­ el parque del castillo de Hradschin, en Praga, de la ópe­
turini, adaptados a la praxis escénica por Francesco Mau ra Constanza e fortezza, en honor del emperador Car­
ro, el «maestro de máquinas» del nuevo teatro. También los VI, se ha conservado en una serie de grabados: una
los hijos de Francesco, Doménico y Gasparo, pusieron polifonía óptica, cuya grandiosa soberanía hace apare­
el dominio heredado de los «ingegni» al servicio del tea­ cer casi como paradójico que aún pudieran afirmarse en
tro de Munich, y su nieto Alessandro Mauro fue a ella la orquesta y los cantores.
Dresde. Allí, Johann Oswald Harms, natural de Ham- En 1748, Giuseppe Galli-Bibiena fue llamado a Bay­
burgo, había enraizado como «pintor teatral de la cor­ reuth y, allí, junto con su hijo Carlos, creó la disposi­
te» la fama del teatro barroco de Sajonia, con sus es­ ción interior del Teatro de la Opera de los margraves.
cenografías de óperas y ballets. Alessandro Mauro la con­ En 1750 realizó en Dresden, con ocasión de la restau­
solidó con sus lujosas escenografías efectistas, con los ración del teatro de la ópera junto a las murallas, sus
gigantescos fuegos de artificio y festivales acuáticos en ideales de fusión entre el patio de butacas y el escena­
los $ue — totalmente dentro del espíritu del Alto Ba­ rio. En 1751 lo llamó a Berlín Federico el Grande. Cuan­
rroco— domina la realización sensible de la luminotecnia. do en 1756 murió Giuseppe Galli-Bibiena, mientras co­
Gomo perfeccionador del arte perspectivista, demostra­ laboraba en la ópera del compositor K. H. Graun, ter­
do en la imagen y en la palabra, surgió el jesuita italia­ minó con él la era del gran arte barroco de la decoración
no Andrea Pozzo. Sus decorados para las grandes fiestas teatral.
de la iglesia de los jesuítas de Viena, sus frescos del Tres años antes había sido terminada en Munich
techo, sus altares y construcciones ofrecían la realiza­ la «joya más valiosa del Rococó»: el teatro de la Resi­
ción de lo que, en su obra aparecida en Roma en 1693, dencia, construido por Frangois Cuvilliés, en el esplendor
Perspectivae pictorum atque architectorum, consideraba de sus colores blanco, oro y rojo.
él como una tarea de los artistas del Barroco y del na­

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* 5. El teatro de los jesuítas Jacob Bidermann, dramaturgo jesuíta del sur de Ale­
mania, publicadas en 1666— que el Cenodoxus, que hizo
La bendición de la iglesia de San Miguel de Munich, reír a todo el auditorio más que ninguna otra obra tea­
en 1597, culminó con un espectáculo de masas nunca vis­ tral, de modo que hasta los bancos se partían de risa,
to hasta entonces. Cientos de colaboradores se reunie­ provocó, sin embargo, en el espíritu de los espectadores
ron en un gigantesco despliegue de grupos alegóricos, un movimiento tan grande de verdadera piedad que,
de muchas horas de duración, que, parte a pie, parte lo que apenas hubieran conseguido cien predicaciones,
a caballo, acompañados de trompetas, timbales y trom­ lo lograron unas pocas horas dedicadas a este espec­
bones, representaban El triunfo de San Miguel. En es­ táculo. No mucho después de la terminación de esta
cena aparecían enviados del cielo y dragones del infier­ obra, catorce hombres en total, de entre los más afama­
no, idólatras, apóstatas, herejes y déspotas imperiales. dos de la residencia de Baviera y de la ciudad de, Mu­
El final lo constituía una turbulenta caída a los infier­ nich, conmovidos de un santo temor ante el Dios que
nos de trescientos diablos enmascarados de larga cola. tan estrechamente dirige las acciones humanas, vinieron
El colegio de jesuítas fue organizador del imponente acto a nosotros para hacer los ejercicios ignacianos, y se con­
cultural, y la inauguración de la iglesia de San Miguel siguió en la mayor parte de ellos una conversión mara­
brindó la ocasión. La grandiosa obra arquitectónica, ins­ villosa... Entre los que se retiraron a hacer los ejerci­
pirada en II Gesú de Roma, fue el primer documento cios se hallaba también el que tan dignamente represen­
arquitectónico del Barroco primitivo al norte de los Al­ tó el papel de Cenodoxo. Poco después fue admitido en
pes; al tiempo que materializaba el poder de la Compa­ nuestra Compañía y vivió en ella muchos años cpn tanta
ñía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola en 1540, inocencia y santidad que en la actualidad mofa como
se transformaba en baluarte de la Contrarreforma. El vencedor eterno entre los ángeles bienaventurados».
teatro, tanto protegido cuando servía los intereses de la La finalidad pedagógica y propagandística se había
religión, como condenado por peligroso para la fe cuan­ conseguido: catorce cortesanos renunciaron al mundo.
do se descarriaba por senderos falsos, halló en los je­ La Cómico-Tragedia de Bidermann sobre la vida sober­
suítas patrocinadores conscientes. bia, sobre la condenación y conversión del sabio Ceno­
Por todas partes, en los gimnasios de la Compañía doxo, que, con el nombre de San Bruno, llegó a ser el
de Jesús, se ensayaba en el escenario el arte de la retó­ fundador de la orden de los cartujos, seduce por la maes­
rica, de las disputas orales. Mientras el drama escolar tría de su composición. Elementos de la comedia antigua
protestante constituyó para las guerras de la fe un cam­ se funden con la alegoría cristiana para provocar una
po de batalla que trabajaba con medios externos modes­ unidad de gran efectismo. La obra, estrenada en Augs-
tos, que afilaba las flechas de la palabra, el teatro de los burgo en 1602 y repetida en 1609 en el colegio Jesuí­
jesuitas buscaba de manera consciente la impresión es­ tico de Munich con el éxito misionero ya citado, sé trans­
cénica, el despliegue de las bellas artes que clamaran a formó en modelo para la reforma barroca de la tragedia
los ojos y a los oídos, a la razón y a los sentidos. Sólo de mártires. Figuras de la Biblia, especialmente del Anti­
la palabra desde el púlpito debía superar a la realización guo Testamento, de la historia de la Iglesia y leyendas
viviente en el escenario. El poder de la alegoría, de la de los santos sirvieron como motivo para mostrar la
cual surgieron tan decisivos impulsos para la construc­ caducidad de todos los esfuerzos terrenales frente a la
ción de iglesias barrocas, era «ante todo opulento en amenazadora condenación eterna y para despedir a los
consecuencias fructíferas». espectadores, como en el Cenodoxus, con la adverten­
«Así, se sabe — se lee en el prólogo de las obras de cia: «mundi disperite gaudia».

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dad del teatro de las órdenes en el Alto Barroco. Como
El predicador bávaro y educador de príncipes Jacob profesor de gimnasio, Rettenbacher escribió y compuso
Balde, en su tragedia Jephtias, representada en Ingol- unos veinte dramas latinos, publicados sólo en parte.
stadt, en 1637, entretejió la narración bíblica y las con­
Puesto que el teatro de las órdenes trataba de ir
quistas de la formación humanista con la idea de la sal­
más bien de la imagen al sentimiento que de la palabra
vación sustentada por la Contrarreforma. Orienta el tema,
a la razón, las fronteras nacionales y lingüísticas no cons­
relacionado con el de Ifigenia, como una prefiguración
tituyeron obstáculo alguno. Se representaba en lengua
simbólica del sacrificio de Cristo, obra cuya caracteri­
zación y dramaturgia artística todavía Herder reconocía •• latina, y así el espectador podía deducir los pormenores
del drama a partir del «argumento», que, redactado en
y destacaba. su propio idioma, le resultaba comprensible. Por otra
En el Clementinum, de Praga, los novicios jesuítas re­
presentaron en 1644 un drama, María Estuardo, que parte, los esfuerzos misioneros de los jesuitas por actua­
muéstra con rica envoltura alegórica cuán infame fuera lizarse alentaron también a los talentos vernáculos: una
la sentencia desde el punto de vista católico. «Tragedia observación que corresponde especialmente al teatro esco­
real — se dice en el argumento (nota redactada en ale­ lar. Los gimnasios jesuíticos de Laibach, Krumau y Ko-
mán que advierte al público acerca del sentido y marcha motau, en la ciudad húngara de Pressburg y en la región
de las comedias jesuíticas en latín)— , o María Estuardo, polaca se transformaron en centros teatrales, que pron­
reina de Escocia y heredera del reino de Inglaterra, a to dieron a luz dramaturgos de la región. Si en Pressburg
quien Isabel, reina regente de Inglaterra, hizo decapitar desde 1628 se representaba siempre en latín — al prin­
por odio a la religión católica y por ambición.» El dra­ cipio sobre un sencillo tablado al aire libre, más tarde,
maturgo del Alto Barroco silesio, A. A. von Haugwitz, en una sala— , en cambio, el colegio de los jesuitas de
desarrolló el tema en 1683 en su tragedia de mártires Tirnau salió a la luz pública en 1633 con representacio­
María Estuardo, inspirada en la heroína de la fe dura­ nes en húngaro. El jesuita Gregorio Cnapius, con sus
mente probada de Gryphius y Lohenstein, sin discutir exempla dramatica, martirológicos y moralizantes, intro­
la cuestión de la culpa. dujo en Polonia un desarrollo teatral autóctono que se
Gran influencia en el drama jesuítico de la segunda extendió por Pultusk, Wilno y Posnania.
mitad del siglo XVII ejerció la obra teórica Ars nova Mientras que los continuadores del teatro de las ór­
Argumentiarum (1649), cuyo autor, Masenio, enseñó en denes se contentaron durante un tiempo relativamente
las regiones de Renania y Westalia. Jacob Masen era largo con el escenario neutral levantado en los patios de
jesuita desde 1629 y contribuyó decisivamente con sus los colegios, en las aulas o en ocasiones en las iglesias,
propios dramas al florecimiento del teatro de la Orden el teatro jesuita de las regiones centrales pronto utilizó
en el norte de Alemania. A su tragicomedia Androphilus todos los recursos del escenario cambiante.
le correspondió el honor de ser representada en 1647 y En Viena, Nicolás de Avancini se sirvió, para sus
1648 en Münster en las deliberaciones de paz. Su Sar­ representaciones alegóricas, de todo el aparato de cam­
co tis inspiró a John Milton para la gran epopeya reli­ bios del decorado escénico barroco: con juegos de lu­
giosa El Paraíso perdido. ces y de fuego, con mecanismos de dioses, espíritus y
Junto a los jesuítas destacaron también los . escola­ demonios, con. intermedios de música y ballet. Su gran
pios y los benedictinos, con gran preocupación por el comedia-homenaje Pietas Victrix, representada en Viena
teatro.. Bajo la dirección de Rettenbacher, el teatro de en 1659 ante el emperador Leopoldo I, constituía el
la Academia de Salzburgo y la abadía benedictina de punto culminante de toda la contribución jesuita al «des­
Kremsmünster, se convirtieron en los centros de grave- bordante esplendor del catolicismo barroco»: todas las

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obras panegíricas imperiales (Ludi Caesarei), que desde Constituía el final de la Pietas Victrix una glorificación
mediados del siglo xvn glorificaron teatral y dramáti­ barroca al estilo de los Ludi Caesarei: el emperador Cons-
camente a la dinastía de los Habsburgo. tantino sentado en su trono como vencedor* rodeado por
Con ello, el drama de los jesuítas se extendió más sus vasallos, bendecido por un ángel suspendido en las
allá del ámbito del teatro de colegios y de escuela. Con nubes. El arco de triunfo de tres puertas colocado de­
la glorificación de la casa soberana se aseguró también trás del trono, con el emblema del águila bicéfala de los
su protección. Para la Pietas Victrix la corte puso a su Habsburgo explicaba lo esencial de la obra a los que no
disposición los medios financieros, una parte del vestua­ habían entendido mucho del texto latino: en la victoria
rio y a su arquitecto teatral, Giovanni Bumacini — que de Constantino se apoya el gran imperio cristiano de
los Habsburgo.
tan decisivamente colaborara para expresar la huidiza
fantasía escénica de Avancini. Los nueve grabados en cobre, conservados, con esce­
El tema de la Pietas Victrix es la victoria del empera­ nas de la Pietas Victrix, permiten reconocer la gran
dor cristiano Constantino sobre Majencio, el romano proximidad existente entre la fastuosa ópera barroca
«emperador de los paganos». Visiones oníricas orientan y el drama enriquecido con intermedios corales y de
ballet.
a los dos soberanos: Pero y Pablo animan a Constantino;
el espíritu del faraón incita a Majencio contra el pueblo En Francia, el teatro de los jesuítas se sumó desde el
de Jehová. Se ofrece sobre el escenario la batalla por la principio a la preocupación cortesana por la ópera y el
conquista de Roma el año 312, en que, antes de empe­ ballet. La tupida red de gimnasios y colegios de la Or­
zar, se le apareció al emperador Constantino, según la den garantizaba una gran influencia sobre el desarrollo
leyenda, una cruz envuelta en llamas, que significaba la teatral. De los círculos jesuíticos salieron algunos de los
victoria, con la inscripción «Hoc signo vinces». De unas escritos teóricos fundamentales: el padre Ménéstrier es­
columnas de fuego surgen ángeles, los espíritus infer­ cribió la primera obra histórica y metódica del ballet
nales entran en batalla, las llamas flamean desde el Tí- francés, y el padre Jean Dubreil proporcionó con su
ber. Los soldados de Constantino forman una escalera Perspective pratique una valiosa aportación al desarro­
viviente por la que sus compañeros escalan los muros llo del escenario en perspectiva.
de la ciudad, mientras por la otra parte del escenario es­ Además, los poetas clásicos más importantes de Fran­
talla la batalla naval en el Tíber. Hasta para un técnico cia salieron de la escuela de la influyente Compañía de
teatral tan dotado como Giovanni Burnacini esto no fue Jesús: Corneille, Moliére, Voltaire, Le Sage, asistieron
a los gimnasios jesuíticos.
una tarea fácil.
El «furioso» escénico de Avancini reviste gran impor­
tancia para la historia de los estilos, ya que trabaja en
consonancia con la mutación, típicamente barroca, del * 6. Francia: tragedia clásica y comedia de caracteres
proscenio y el escenario posterior. Constantino había
recibido su visión en el escenario posterior y al despertar
más tarde avanzaba hacia el proscenio para pronunciar Desde que Aldo Manucio editara en 1508 la Poética,
su gran monólogo, mientras un telón corto ocultaba los de Aristóteles, en su taller veneciano, basándose en el
cambios que se estaban haciendo entretanto en el esce­ texto original griego, no se había interrumpido la co­
nario posterior. El ritmo asombrosamente teatral del «de­ rriente de comentarios eruditos acerca de esta obra. En
lante» y del «detrás» puede seguirse a todo lo largo de la Francia del siglo xvii se levantó una verdadera marea.
la obra. El problema más debatido era la regla de las tres unida­

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des, en manera alguna resuelto con plena claridad por Cuando el abogado de veintidós años Pierre Corneille le
Aristóteles, como trataban dé atribuirle sus intérpretes ofreció en Ruán, en 1628, una comedia autógrafa, Mon­
partidarios. Dominaba el acuerdo sobre la exigida uni­ dory se mostró dispuesto en seguida a llevarla a París.
dad de acción; ¿hasta qué punto había que considerar Se llamaba Mélite ou les fausses lettres, y era una co­
obligatorias la unidad de lugar y la unidad de tiempo media mundana y elegante, inspirada en fuentes espa­
— «un día de duración o algo más»— ? He aquí el meollo ñolas, que vivía totalmente del humor del momento.
de las controversias teóricas; con ellas de fondo se des­ El éxito logrado abrió al prometedor y joven autor las
arrolló la tragedia clásica francesa. puertas de la aristocracia parisina y honrosamente entró
El abbé d’Aubignac planteó detalladamente en su obra a formar parte del gremio de los dramaturgos del car­
La pratique dú Thédtre la cuestión del tiempo «que denal.
concede el poeta a la acción teatral y el lugar que con­ La tarea impuesta por Richelieu consistía en elaborar
cede a la escena». El cardenal Richelieu, sistemático pa­ obras en común según temas dados de antemano — cada
trocinador del capital económico y espiritual, fundó un autor un acto, exactamente según las reglas aristotéli­
gremio de dramaturgos que debería experimentar y apli­ cas y bajo el patrón de las tres unidades. De hecho, en
car en común la enseñanza de las reglas. Como quinto 1635 Corneille contribuyó con la parte debida a la Co­
miembro invitó a un joven abogado de Ruán, que en medie des Tuileries, que había sido tan metódicamente
1629 había logrado su primer éxito teatral en París: elaborada. Tenía puestos todos sus horizontes en un es­
Pierre Corneille. caño en la Academia Francesa, fundada por Richelieu.
Un año antes, Corneille había encontrado en Ruán al Su primera tragedia, Medea, se atenía totalmente al es­
actor y empresario Mondory, que actuaba para la pro­ quema clásico. Sin embargo, un año más tarde perdió
vincia merced a una licencia concedida por Richelieu a Corneille el favor del poderoso cardenal con un genial
la misma. Mondory procedía de la compañía del famoso golpe dramático. Llevó al escenario un tema que dejaba
Vallerant Le Conte. Era, como su antiguo director, un a un lado todas las dramaturgias académicas. De una
eslabón de enlace entre las prácticas teatrales de la Baja fuente española Las mocedades del Cid, hizo surgir Cor­
Edad Media y del humanismo y la gran época naciente neille la imagen ideal de un joven héroe inflamado de
del drama clásico francés. En París, Mondory compartió amor y pasión, audacia y valor, con una fuerza poética
al principio con los comedieris italianos la tradicional oral como no había resonado hasta entonces en ningún
sala teatral del Hotel de Bourgogne, que desde mucho escenario francés.
antes pertenecía a la Confrérie de la Passion. En 1634 El Cid se convirtió en el ídolo de la generación joven.
ocupó con su grupo una casa'propia en el barrio de Ma-* El teatro rompía la cáscara del conservadurismo esté­
rais, en la Vieille Rué du Temple. Este teatro de Marais tico y vibraba de emoción. El drama de Corneille, es­
iba a convertirse en uno de los tres pilares de la futura trenado en el Théatre du Marais, desató una ola de en­
vida teatral parisina. tusiasmo. En la encrucijada en que se encuentra Don
El repertorio con que Mondory tuvo que aparecer Rodrigo, en el conflicto fatal entre el honor y el amor
constaba de las pastorales y tragicomedias del rutinario se veía engrandecida la juventud francesa. El Cid espa­
compositor Alexandre" Hardy, de los dramas del policía ñol se convirtió en el héroe nacional francés.
secreto Robert Garnier, inspirados en Séneca; de las Sin embargo, Corneille sólo cosechó amargas críticas
adaptaciones de Plauto y Terencio, y .comedias alegó­ de sus colegas dramaturgos. Le achacaron imperdonables
ricas de la historia bíblica. Corespondía al programa de ataques contra las leyes de la moral y de la verosimili­
los teatros de aficionados principescos y académicos. tud. El audaz cambio escénico, la unidad de lugar y de

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acción, extraída no de las reglas, sino de la capacidad pathos no era expresión de desbordada emoción, sino
poética, se enfrentaban con todo el arte de reglas pe­
de una escala cuidadosamente graduada. En cierta oca­
nosamente elaborado. Tomaron partido amigos y ene­ sión, Schiller llamó a las figuras de la tragedia clásica
migos. Una cadena de escritos polémicos fue la causa
«fríos espectadores de su ira, profesores de su pasión».
de que las controversias duraran meses enteros. En nom­ El verso alejandrino, en su estrechez antitética, deter­
bre de Richelieu, la Academia Francesa sacudió su vara
minó la medida y el número de versos. Le correspon­
sobre el poeta y su obra.
día el número obligado de cinco actos, con el tercero
Corneille se retiró a Ruán, decepcionado. No estuvo como eje central. Era totalmente inevitable la liáison
entre los invitados de honor del acontecimiento teatral des scénes: quien salía del escenario debía preparar el
parisino más brillante de su época: la inauguración de enlace con la escena siguiente, y ello con las palabras más
la nueva sala teatral en el Palais Cardinal, en 1641. Ri­
triviales: «¿A quién veo venir allí? Se acerca la reina.
chelieu había ordenado construir al arquitecto Le Mercier Tengo que desaparecer inmediatamente.»
en su palacio de la ciudad todas las conquistas de la ma­ Corneille, y más aún su contemporáneo y rival Jean
quinaria de cambios del Barroco. Una valiosa cortina de Baptiste Racine, más joven que él, manejaron el verso
tela ocultaba el decorado de los bastidores, escalonado alejandrino con elegancia soberana. A lo largo de veinte
en perspectiva. Una vez retirada a ambos lados permitía años compitieron los dos por el cetro de la tragedia clá­
ver la escenografía, creada por George Buffequin, con sica. Cuando Racine estrenó su Thébaide, Corneille ha­
luces graduadas según las, horas del día. Se representó un bía comenzado a recoger el fruto de sus experiencias.
drama titulado Mírame. Hoy está tan olvidado como el En su Discours des trois unités y en el Examen auto­
gremio de autores que se ocupó de él; seguramente has­ crítico de la edición de sus obras completas, de 1660,
ta el mismo Richelieu colaboró como actor. En una re­ concedió a la crítica que en El Cid había cambiado con
presentación de ballet ofrecida a continuación de Mírame, demasiada frecuencia y caprichosamente el escenario.
el nuevo teatro, así se cuenta, se adornó con asombrosas Cuán lejos queda Lope de Vega, que se burlaba de to­
artes de cambios escénicos. dos los pedantes eruditos y «negó obediencia a las re­
Pero Corneille sólo recibió la dignidad merecida en glas de Aristóteles» — cuán lejos también El zapato de
1647: el ingreso en la Academia Francesa. Con sus dra­ raso, de Claudel, que se recrea fantasiosamente en la
mas históricos aparecidos entretanto, Horacio, Cinna y - abundancia de escenas del drama barroco español. Sólo
PoUécto, se había sometido a los principios formales se podía llevar al escenario lo más necesario, explica Ra­
académicos. Su Andrómeda, representada en el Petit cine en el prólogo al Mitrídates.
Bourbon durante el carnaval de 1650, apareció en esce­ A la restitución de idioma y lugar en la tragedia, clá­
na con los famosos bastidores creados por Torelli en 1647 sica, a la que también Voltaire se sintió obligado, corres­
para el Orfeo de París. La posibilidad de emplear nue­ pondía una consciente estilización de la imagen del mun­
vamente los decorados para esa ópera, concedido como do y del hombre, adaptada a la exigencia ética. ¡«En ade­
un privilegio, hace ver que, junto al Sena, no se desde­ lante los personajes del teatro clásico francés actúan como
ñaban eventuales medidas económicas en el campo del trabajadores a destajo, atenazados por el horario de la
arte. La contradicción reside en el estilo. La ópera cor­ acción y encadenados a la columna de su crisis anímica,
tesana de Francia llevaba el sello del arte escénico del tienen que volver del revés su realidad íntima.» (Karl
barroco italiano. Pero la tragedia clásica — ya desde su Vossler. )
mismo lenguaje— era un barroco tan clásicamente re­ En el aspecto técnico, Corneille también se sometió
frenado como los cuadros arcaizantes de Poussin. Su al sistema de escenario barroco. Hasta en El Cid, a pe­
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sar de su audaz enfrentamiento a las reglas, respetó eí
era una seca obligación formal, a la que él se sometió
principio barroco del escenario anterior y posterior. El
contra su voluntad; la estricta concepción dramática le
palacio imperial aparece siempre en el fondo, mientras
el tablado anterior libre permite los cambios escénicos ofrecía un importante supuesto de intencionalidad psi­
cológica.
necesarios. «Los eruditos del derecho admiten ciertas fic­
El conflicto interior de Berenice, la tortura anímica
ciones en el derecho — escribe Corneille en su discurso
en el Mitrídates, recitados en grandes monólogos can­
sobre las tres unidades— , y yo, a ejemplo de ellos, quise
tados, apenas requerían decorados. Conservados intem­
introducir ficciones en el teatro para obtener un lugar
poralmente en pathos declamatorio de la Comedie Fran-
teatral que no sea ni el aposento de Cleopatra ni el de
Saise, fascinan todavía hoy al visitante del teatro en Pa­
Rodoguna en la obra que lleva este título, ni el de Fo­
rís. Ninguna otra lengua, ningún otro dramaturgo, ha
cas, ni el de Leontina, ni el de Pulcherius en el Heraclio, prestado al verso alejandrino una fuerza tan majestuosa
sino una sala a la que den todos estos distintos apo­
como Racine. Su traductor alemán, Gottsched, se ocupó
sentos...»
afanosamente para acertar en su empeño. Y Goethe fue
Los personajes de los dramas de Corneille y Racine bastante prudente al escoger para la traducción del Ma-
están abrumados por el lujo de los trajes barrocos. Apa­
homa, de Voltaire, el verso libre.
recen vestidos con miriñaques y zapatos de hebillas. Po-
En siete grandes tragedias, desde Andrómaca hasta
liecto se quita el sombrero de plumas para orar y sólo Fedra, desarrolló Racine el campo de sus experiencias
Diderot hallaría ocasión de celebrar a la actriz Clairon artístico-costumbristas. El ingreso en la Academia Fran­
por su intento de representar con realismo la desespe­ cesa robusteció su fama pública. Duras controversias con
ración. En la época de la tragedia clásica apareció tam­ los jansenistas, enemigos del teatro, minaron su seguri­
bién la mala costumbre, largo tiempo conservada, de
dad interior. Después de una intriga cortesana, que re­
disponer en el escenario asientos preferentes para los ducía el éxito de su Fedra mediante una obra rival de
visitantes del teatro que quisieran pagar, inconveniencia igual título, y después de su ruptura con la actriz Champ-
que sólo Voltaire consiguió remediar. meslé, Racine se retiró del teatro por espacio de doce
Jean Baptiste Racine, hijo de un abogado y discípulo años.
de los jansenistas de Port-Royal, tubo que agradecer sus Como consecuencia de una vuelta a las cuestiones re­
primeros éxitos teatrales — en 1664, con La Tebaida, y ligiosas se produjo en Racine. un nuevo acercamiento a
en 1665, con Alejandro—^ a un empresario y autor,'cuyo" Port-Royaí. El que fuera ganado una vez más para el
nombre había ascendido con igual brillantez: Moliére. teatro se debió a la activa madame de Maintenon, esposa
Las controversias personales y la rivalidad por conseguir morganática del anciano Rey Sol. En 1689 escribió para
los favores de la actriz Du Pare condujeron a que Racine el pensionado de muchachas de Saint-Cyr, por ella di­
entregara su Andrómaca y los dramas que le siguieron rigido, la tragedia bíblica Ester, y dos años más tarde,
a la empresa competidora de Moliére, la compañía del Atalía, inspirada en el Libro de los Reyes del Antiguo
Hotel de Bourgogne. Testamento — una obra por cuyo papel principal riva­
Aquí, en esta antiquísima casa solariega de la tradi­ lizaban las grandes actrices trágicas aun en tiempo de
ción teatral parisina, sé constituyó el gran estilo paté­ Voltaire.
tico declamatorio de la tragedia clásica. Aquí tienen su La fama de la tragedia clásica, que en unos pocos de­
origen el «noble ay», que Racine hace exclamar a sus cenios elevó el teatro barroco francés a brillantes altu­
personajes en medio del grito, refrenado métricamente. ras literarias, permitió a Moliére entrenarse en este gé­
Para Racine, la regla aristotélica de las tres unidades no nero literario. En 1661 compuso un drama heroico, Don
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Garda de Navarra o el príncipe celoso. Le reportó tan tomaba un tema de los Adelphi, de Terencio, en 1662,
sólo siete débiles representaciones y el reconocimiento la siguiente obra, la Ecole des femmes, se basaba total­
de que su talento debía orientarse hacia otro campo. mente en la crítica de la época actual. A lo largo de
Precisamente en ese año de 1661 ocupó Moliere con un gran decenio creador, Moliere, con obras maestras
su grupo el Palais Royal, antaño palacio del cardenal Ri- siempre nuevas, declaró la guerra a los hipócritas, santu­
chelieu, preparado para él por el rey: honroso recono­ rrones y envidiosos, y a todo el que se sintiera aludido.
cimiento de su largo y fatigoso camino al servicio del Tras Las preciosas ridiculas, obra aparecida en 1659, ya
teatro. Aquí surgió el compañero inseparable de la tra­ todo París había conocido la sátira contra los círculos
gedia clásica, la haute comedie, la comedia clásica fran­ literarios preciosistas del Hotel de Rambouillet. La co­
cesa. Su genial maestro fue Moliere. Desde 1643, Jean media Impromptu de Versátiles, representada en 1663,
Baptiste Poquelin, hijo de un tapicero y criado de cá­ no respetó tampoco a los actores rivales del Hotel de
mara real, alumno de los jesuitas y novel abogado, se Bourgogne.
había dedicado al teatro. Junto con la actriz Madeleine La lucha por la competencia era dura, y al grupo de
Béjart había fundado un grupo propio, el Illustre Théa- Moliere no le fue fácil afirmarse frente a las. dos anti­
tre, atribuyéndose el nombre de Moliere. Había actuado guas casa: el Hotel de Bourgogne, en el que dominaba
en una sala junto a la Porte de Nesle y en un frontón la gran tragedia clásica, y el Théátre du Marais, que
de Saint Germain, había estado encerrado en la torre también ofrecía divertidísimas comedias. A esto se aña­
de las deudas y en la provincia apenas había podido dió también la comédie italienne, commedia dell’ arte
afirmar su pasión por el teatro. afrancesada, que podía representarse hasta cuatro veces
El 24 de octubre de 1658 se le presentó la ocasión por semana.
soñada por todo empresario. Moliere apareció con su Moliere se ganó la enemistad de los círculos clerica­
compañía ante el rey en el palacio del Louvre. Se re­ les y literarios. Los ataques contra El Tartufo fueron du­
presentó el Nicomedes, de Corneille. Como epílogo si­ rísimos. Intrigas cortesanas y rivalidades, las malas len­
guió una farsa de Moliere, Le dépit amoureux. Luis XIV guas y la hipersensibilidad de los que se sentían aludidos
y su corte aplaudieron con aprobación la breve obra de impidieron la representación. Sólo al cabo de dos años
intriga y a su representante y autor, Moliere. de duras luchas consiguió Moliere sacar a la luz su Tar­
El favor del momento produjo sus frutos. Al joven tufo.
rey, tutelado aún en sus negocios de Estado por Ma- La profunda e hiriente melancolía que se encierra tras
zarino, le gustó el papel de mecenas del teatro. El gru­ el Tartufo, el misántropo, el avaro, el enfermo imagina­
po de Moliere se convirtió en la compañía de actores rio, refleja, junto a la crítica de la época y de las cos­
del hermano del rey, de «monsieur le frére unique du tumbres, las decepciones personales de Moliere. El des­
R o í» . Se le encargó el escenario del Petit Bourbon y moralizador matrimonio con Armande Béjart, hija de
en 1661 la sala teatral del Palais Royal. Bajo los auspi­ Madeleine, arruinó su salud. El ingreso ofrecido en la
cios del beneplácito real se llegó a la colaboración con Academia Francesa fracasó, pues le hubiera costado la
el director de ópera Lully. Moliere y Lully crearon jun­ despedida del escenario. Tal honor no merecía ese pre­
tos la comedia-ballet para entretenimiento teatral de la cio. Moliere fue tan apasionado actor como compositor
corte, representaciones de comedias en las que Moliere de comedias. Como autor escribía para el actor; como
hizo alarde de «esprit gaulois», como introducción al actor guiaba la pluma del autor.
elevado arte de la comedia de caracteres. De la Comédie italienne extrajo decisivas iniciativas.
Mientras Moliere, en 1661, en la Ecole des maris, Estuvo aprendiendo con el famoso Scaramucdá Tiberio
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con la finalidad de conseguir representaciones más per­
Fiorilli. Los italianos y su compañía representaban de
fectas.»
vez en cuando la misma cosa. Los tipos de la Commedia La Grange fue nombrado director de los dos grupos
dell’Arte le proporcionaban los perfiles — a menudo tam­ fusionados. El lugar de representación de la nueva Co­
bién los nombres— de sus propias figuras. Pero Moliere
médie Frangaise fue primero el Hotel de Guénégaud.
les infundía una vida nueva y personal. Creó la comedia Durante el verano tenía preferencia la comedia; en el
de caracteres. Llevó al escenario personajes que eran
invierno, la tragedia. Sin embargo, la mano protectora
más que representantes de la mera situación cómica. Su
del rey no pudo impedir que intervinieran en contra
Scapin y su Sganarelle; su tutor, Arnolfo, en La escuela
los profesores del cercano Collége des Quatre-Nations,
de las mujeres, y su burlesca lavativa al final de El en­
fundado por Mazarino, al ver en peligro el celo cientí­
fermo imaginario no niegan su procedencia de la Com­
fico de sus alumnos por causa de las «libres costumbres
media dell’arte, pero se han hecho más diferenciados y
de los comediantes». La Grange tuvo que trasladarse
sensibles. Moliere ha convertido los tipos de la comedia
con su grupo al «Jeu de paume de l’Etoile», que es­
improvisada en caracteres literariamente fijados.
taba vacío, en cuya amplia sala le construyó el arqui­
Al principio, Moliere empleó también los tipos enmas­
tecto Frangois d’Orbay un escenario y 1.500 plazas para
carados de los italianos. En el papel de Sganarelle se
los espectadores. La nueva casa, abierta en 1689, se
limitaba a ennegrecer tan sólo las cejas y la perilla, como
convirtió en el centro del París literario, artístico y ga­
muestra el conocido grabado de Simonin. En adelante,
lante.
Moliere hizo aparecer en su compañía con los tradicio­
De esta época proceden también las primeras noticias
nales antifaces de cuero a las figuras de la Commedia
dell’arte, conscientemente adoptadas, por ejemplo, los sobre el importe de los derechos de autor en la Comé­
die Frangaise. Afirman que al autor le correspondía
dos padres de Les fourberies de Escapin,o los filósofos
un 9 por 100 de los ingresos y que, a cambio de ello,
del Mariage forcé.
cedía al conjunto de los actores el derecho a no retirar
Moliere representó más de treinta papeles en sus pro­
de la escena las obras rentables que alcanzaran un por­
pias obras, hasta aquel 17 de febrero de 1673 en que le
centaje mínimo de caja. La cuota mínima — fijada en
sobrevino la muerte en el escenario, cuando interpretaba
un principio en 300 libras para el verano y 500 para
el Argán de El enfermo imaginario.
el invierno— más tarde fue repetidamente modificada
En ese mismo año, la compañía, que se había que­
y elevada. Los dramaturgos trataban de mejorar su sta­
dado su director, se unió bajo el actor La Grange
tus legal. Beaumarchais reclamó en 1775, cuando la Co­
a la compañía del Théátre du Marais. Como nueva
médie Frangaise quiso retirar su Barbero de Sevilla, una
troupe unique ocuparon el Hotel de Guénégaud. Para
inspección de las cuentas de caja. Fundó la Societé des
la apertura, el 9 de julio de 1673, representaron la obra
auteurs dramatiques, la primera agrupación europea
de Moliere más duramente criticada, El Tartufo.
para la defensa de los derechos de autor. Fue eliminada
Siete años más tarde Luis XIV dictó en el campo por la Revolución Francesa. La suerte del autor, finan­
de batalla de Charleville la famosa orden que señala el
ciera y artísticamente, quedó ligada a su contacto per­
momento del nacimiento de la Comédie Frangaise. Bajo sonal con el teatro.
la fecha del 18 de agosto de 1680 declaraba, con el re­
Con la muerte de Luis XIV se cerró en 1717 una
frendo de Colbert:
era. Los «comédiens du roi» habían erigido en París
«Su majestad ha decidido unificar a los dos grupos
una casa, de la que ninguna murmuración pudo ale­
establecidos eñ el Hotel de Bourgogne y en la rué de jarlos, sino sólo la necesidad de más espacio al cabo
Guénégaud y constituir en el futuro una sola empresa
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de dos generaciones. El edificio en el que todavía hoy lantes, juglares e improvisadores. Su impulso más in­
actúa la Comedie Frangaise, la sala Richelieu, debe su mediato lo recibieron de los festejos carnavalescos con
establecimiento a una ocurrencia de Napoleón ante Mos­ sus desfiles de máscaras, sus trajes satírico, de bufones,
cú en 1812: un notable paralelismo con la orden fun­ ‘ Sus representaciones de acróbatas y mimo. La comme­
dacional de Luis XIV en el campo de batalla de Char- dia dell’arte tiene sus raíces en la vida popular, recibe
leville. Todavía hoy la Comédie Frangaise hace alusión de ella sus impulsos, vive de la improvisación y surgió
a «esta inmortal proeza de Napoleón, que hasta en el en oposición al teatro literario de los humanistas. En­
campo de batalla, como en otro tiempo Luis XIV, se tre sus iniciadores se cuenta Angelo Beolco de Padua,
preocupaba de la suerte de sus comediantes». No podía conocido bajo el nombre de 'Ruzzante, una ingeniosa
desear ningún epígrafe mejor que la frase tantas veces figura de labriego creada y representada por él. Escri­
citada de Napoleón: «El Théátre frangais es la fama bió obras basadas en la observación de la vida diaria
de Francia, la ópera es sólo una expresión de su va­ campesina, al principio con resonancias de la comedia
nidad.» pastoril, y con sus obras posteriores, La Piovana y La
vaccaria, elaboró comedias al estilo de Plauto, «bien
acomodadas para los vivientes».
*7. La Commedia dell’arte y el teatro popular En el carnaval de 1520 Ruzzante apareció en Vene-
cia por primera vez con su pequeño grupo. Actuó en
Commedia dell’arte, es decir, arte mímico basado casas privadas; por medio del rico patricio Alvise Cor-
en la inspiración del momento, improvisación pronta naro, a quien conocía de Padua, halló entrada a círcu­
a la réplica, la forma burlesca y obscena más primitiva los eruditos, y en 1529 fue invitado a Ferrará por el
del teatro como ya la habían ofrecido las antiguas ate- duque Ercole d’Este. Ruzzante tenía un pie en el teatro
lanas en sus escenarios ambulantes: tipos grotescos se­ humanista y otro en el teatro popular. Por la forma en
gún los esquemas fundamentales de los conflictos hu­ cinco actos de sus comedias pertenecía aún a ía Com­
manos, demasiado humanos; inagotable, traducible a media erudita; con sus figuras tipificadas, que él caracte­
discreción y que sigue siendo, sin embargo, cartilla in­ rizaba por medio de diversos dialectos, abrió el amplio
variable para los comediantes del gran teatro del mundo. campo de la Commedia dell’arte. Hacía hablar a sus
Pero también significa: dominio artístico de los medios criados y paisanos en los dialectos de Padua y Bérgamo,
de expresión corporales, reserva siempre lista de mo­ a los señores en veneciano o toscano: un camino conti­
delos de escenas y situaciones, riqueza disponible de nuado por Andrea Calmo.
combinaciones, acuerdo espontáneo con el ingenio del La tipificación dialectal se convirtió en la característica
momento. principal de la Commedia dell’arte. El contraste entre
Cuando apareció en Italia el concepto de commedia — idioma, profesión, ingenio o sandez de ciertas figuras
dell’arte a comienzos del siglo xvi, representaba en aseguraba el efecto cómico. La tipificación condujo a que
principio sólo una limitación frente al teatro literario los actores se especializaran en úna figura determinada
erudito, frente a la comedia erudita. Los comediantes — en un papel que les sentaba tan a la medida y en el
«dell’arte» eran, en el sentido más original de la pala­ que ellos se movían con tal desparpajo, que no preci­
bra, «artesanos» de su arte, del teatro. Fueron — a di­ saban una consolidación del texto escénico. Bastaba con
ferencia del círculo académico de profanos del teatro— negar antes de la representación la «guía» de la1acción:
los primeros actores profesionales. intriga> desarrollo y desenlace. Los detalles surgían al
Sus antecesores más directos eran los mimos ambu- capricho del momento — todas las bromas y chanzas, los
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juegos de palabras, malentendidos, prestidigitaciones y sí mismos. En su cima están los papeles de los dos pa­
pantomimas, con los que, desde hace siglos, se alimen­ dres: Pantalón y el Doctor. Pantalón, el viejo comer­
taban los comediantes improvisadores. Entraron como ciante de Venecia rico y desconfiado, el Signor magní­
«lazzi» en la Commedia dell’arte, recibieron una función fico con la blanca barba de chivo, el abrigo negro sobre
dramática y fueron los números estelares de actores so­
el rojo jubón, o tiene una hija para casar o se hace
listas. El lazzo con la mosca es hoy todavía una obra acreedor a la burla de los demás por sus tardías pre­
maestra pantomímica del Arlecchino, servitore di due
tensiones amorosas. Su criado Zanni le empuja a aven­
padroni, en la escenificación de Goldoni del Piccolo Tea­
turas en las que Pantalón siempre lleva la. peor parte,
tro di Milano, bajo Giorgio Strehler. Y cuando Charlie pero Zanni, en el mejor de los casos, al final cosecha
Chaplin, en mudo olvido de sí mismo, come cordones de
algo de comer, aunque más corrientemente una paliza.
zapatos en lugar de macarrones, se da la mano con la
El Dottore de Bolonia, lumbrera de todas las facul­
maestría del Lazzo de la Commedia dell’arte, como el
tades, aparece en escena con una vestidura negra con
famoso actor de Stalinawski que pretexta tener un pelo
lechugillo blanco, lleva un casquete negro que le viene
en la boca. estrecho y encima un sombrero negro con anchas alas
El plan de representación de la Commedia dell’arte es
caladas. Prorrumpe constantemente en citas latinas, lo
el escenario, scenario o «soggetto» (tema). En un sen­
confunde todo sin remedio, mezcla las Gracias con las
cillo extracto, colgado tras el escenario a la izquierda y
Parcas y brilla por su lógica aplastante, por ejemplo:
a la derecha, orientaba a los actores sobre el curso de la
«Un barco que no se halla en el mar está con toda
acción y la secuencia de las distintas escenas. razón en el puerto.»
Actores principales y parte activa de lo cómico son los
zanni, figuras de criados procedentes de Bérgamo. (Sus El tercero de este grupo burlesco es el Capitano, un
tipo miles gloriosus, que. habla por los codos, pusilá­
variantes Zamioní, Zan o Sanni hacen sospechar que se
nime y tímido si el. asunto, se pone feo, caricatura al
trate de una forma dialectál Veneciana de Giovanni; ia~-
principio deí oficial español y más tarde convertido pre­
teoría que los remonta a la antigüedad los vincula a la
ferentemente en el fanfarrón bravucón. El representan­
palabra griega «sannos», sandio, y a la latina «sannio»,
te más conocido de esta figura fue Francesco Andreini,
gesticulador.) Zanni aparece con preferencia como una
del grupo de los Comici Gelosi. Publicó sus improvi­
fusión de dos. Es inteligente y malicioso o amable y
saciones escénicas en 1624 bajo el título Le bravure
tonto, pero en los dos casos glotón. Lleva un antifaz de
del Capitan Spavento. Un sucesor del Capitano es el
cuero sobre la hirsuta barba, un sombrero chambergo de
Scaramuccia, famoso en toda Europa merced a Tiberio
anchas alas y un puñal de madera en el ceñidor de
Fiorelli, estrella de la comedia italiana en París, maes­
su \amplia y raída vestidura. Seguidores de los zanni
tro de Moliere, celebrado como «le plus grand des buf-
son BrigheUa y Arlechino, son los Truffaldino, Tri-
fons» y «grand original des Théátres comiques».
vellino, Coviello, Mezzetino, Fritellino, Pecholino, son
El hijo y la hija de Dottore o Pantalón, los amantes
los Hanswurst, Pickelhoring, Stockfisch y todos los
(Innamorati), cortesanas y rameras, van apareciendo
innumerables tipos de payasos locales o regionales. Pul-
cuando la obra lo requiere. Estos tipos no están tan fija­
cinella de Ácerra se convirtió en Inglaterra en el Punch;
dos — al principio todavía la criada Colombina o Es­
en Francia, en Polichinelle; en Rusia, en Petruschka,
meraldina aparece como compañera, amante y esposa
y el Kasperl alemán ha adoptado algunas de sus formas.
de Arlecchino— y en general no llevan máscaras.
Blanco y objeto de las burlas son los tipos pasivos,
Una de las más famosas actrices de la commedia
siempre chasqueados, transformados en lo grotesco de
dell’arte era Isabella Andreini, esposa de Francesco An-
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dreini. Pertenecía a la Academia degli Intronati de Sie­ pacífica conciliación, y actores y espectadores se unen
na, recibía sonetos de Tasso y los respondía con artís­ en un baile italiano.
ticos versos. Su papel más logrado fue La Pazzta, en El príncipe heredero Guillermo y su joven esposa
el que ella brillaba como un fenómeno vocal. «Bella llevaron consigo a los comediantes italianos a Landshut
di nome, bella di corpo e bellissima d’animo», fue cele­ y gozaron allí, a lo largo de diez años, ocupados en
brada por sus paisanos. Cuando Bustelli creó en el si­ «divertidos espectáculos extranjeros», del despreocupa­
glo xviii sus figuras de porcelana representando a ninfas do mecenazgo de una alegre córte, hasta que las medi­
cortesanas de la commedia dell’arte, denominó Isabella das económicas ordenadas desde Munich por parte de
a la más agraciada de sus figuras femeninas. su padre pusieron fin a la gloria de los comediantes. El
La expansión de la commedia dell’arte al norte de los príncipe heredero Guillermo tuvo que despedir a los
Alpes tuvo lugar a mediados del siglo xvi. En 1549 actores de la Commedia. Lo que pudo conservár de
aparecieron actores italianos en Nórdlingen, pronto tam­ ellos fue su imagen llena de vida: el pintor Alessandro
bién en Nüremberg, Estrasburgo, Stuttgart, en todo el Scalzi, llamado Padovano, decoró las escaleras del cas­
sur de Alemania y especialmente en Linz y Viena. Los tillo de Trausnitz en Landshut, desde las bodegas hasta
Comid Gelosi, los Confidenti y los Fideli fueron reci­ el cuarto piso, con pinturas murales ilusionistas, que
bidos como huéspedes en la corte de Viena. En Munich, en libre variación muestran los tipos y escenas básicos
donde Orlando de Lasso trabajó como maestro de ca­ de la commedia dell’arté. Son sus primeros testimonios
pilla de la corte, gozaba la commedia dell’arte de muy plásticos al norte de los Alpes. Corresponden al esce­
grande aceptación ya en 1568: un programa de feste­ nario del libro de representaciones de Massimo Troiano,
jos que duró varias semanas, ofrétidó pór Alberto V, pero no son ninguna copia de la representación de Mu­
duque de Baviera, con motivo de las bodas de su hijo nich. i
Guillermo con Renata de Lorena, fue clausurado el 7 También contiene frescos con figuras de la comme­
de marzo tras una serie de torneos, conciertos y repre­ dia dell’arte, artísticamente más ricas y formadas al es­
sentaciones teatrales con una «commedia all’improviso tilo festivo de la corte, la sala de máscaras del castillo
alia italiana». Orlando de Lasso se encargó de la direc- de Krumau, en Bohemia, decorado en 1748 por Joseph
dón y representó él mismo a Pantalón. La acción se Lederer. Veinte años más tarde los príncipes de Schwar-
componía de elementos de los espectáculos burlescos zenberg, que allí residían, hicieron preparar su teatro
del carnaval veneciano. Correspondía a los «soggetti» del castillo por los pintores J. Wetschel y L. Merkel
habituales y es descrito detalladamente por Massimo con decorados de bastidores artísticamente escalonados.
Troiaño en el libro de representaciones compuesto para París afrancesó la commedia dell’arte convirtiéndola
el príncipe heredero Guillermo. Su desarrollo puede ser­ en la Comedie italienne. Aquélla adoptó la lengua del
vir como tipo para los escenarios de la commedia país huésped y se asimiló a sus pretensiones de «ma­
dell’arte: yor verosimilitud, regularidad y dignidad», como es­
Sale a escena un rico veneciano y alaba las alegrías cribe J. B. Du Bos. La colección de escenas y diálogos
del amor Recibe una carta que le arranca momentánea­ del Théátre italien, editada hacia 1700 por Evariste
mente del lado de la hermosa cortesana. Pantalón y su Gherardi, demuestra más bien lo contrario. La comedia
criado Zanni cortejan a la abandonada. Un noble espa­ italiana se dedicó con preferencia a ejercer nó sólo la
ñol aparece como el rival más privilegiado. Escenas de crítica generalizada de las costumbres, sino también a
confusiones y palizas, serenatas mal dirigidas, batallas parodiar desenfrenadamente a sus rivales francesas. Ar­
quijotescas se atropellan entre sí. Y al final hay una lequín (un sucesor del Herlequfe medieval de aspepto

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desgreñado) entra en escena vestido alegóricamente como encontraba en París hacia 1720. Holberg opina, sin em­
Vulcano, Pierrot como Mercurio, Colombine como Ve­ bargo, que la gran difusión de estos teatros de parodias
nus; arrastran hasta el escenario a un asno, como Pe­ fue contraproducente, pues «en toda la ciudad, en los
gaso, y parodian en el Arlequín Protée la gran tragedia arrabales, en todas las plazas públicas y escenarios se
Bérénice de Racine. representaban tales parodias».
«Castígat ridendo mores» era su consigna y habían En estrecho contacto con los comienzos en París, pero
aprendido de Moliére tanto como Moliére de ellos. sin un específico perfil artístico, la commedia dell’arte
La comedia italiana actuó desde-1658, en el Petit- se extendió hacia el Este. En su forma original llegó a
Bourbon, desde 1673 en el Hotel de Guénégaud y tras Varsovia, Cracovia, Wilna, Danzig. Un Zanni «fiel al
la fusión de la tragedia y la comedia francesa en la original», dividido en tres personajes, tomó parte en
Comedie Fran^aise ocupó en 1680 la antigua sala tea­ 1592 en los intermedios de opereta organizados en el
tral, rica en tradición, del Hotel de Bourgogne. Aquí castillo de Cracovia para festejar las bodas de Segismun­
vivió su época dorada. Y aquí cortó ella misma, en 1697, do III y Ana de Austria. Ladislao IV, que había via­
su hilo vital. Una obra satírica llena de claras alusio­ jado a Italia y había quedado cautivado por las obras
nes, dirigida contra madame de Maintenon — según populares improvisadas, dio preferencia a la commedia
Saint Simón, una comedia La Fausse prude— , provocó dell’arte en sus fiestas de la corte de Varsovia. La co­
la inmediata clausura del teatro ordenado por Luis XIV. media de personajes-tipo improvisada rebasó las fron­
Los comediantes italianos tuvieron que abandonar París. teras del idioma, de la condición social, de los convencio­
Watteau reprodujo la Partida de los comediantes ita­ nalismos. Algunos decenios más tarde atravesó también
lianos en un cuadro que sirvió de modelo al grabador el Océano: en Nueva York, en febrero de 1739, los
Louis Jacob para un «Souvenir» de cobre: la última huéspedes de Mr. Holts Long Room pudieron admirar
reverencia de Mezzetino antes de partir, un saludo pe­ la primera arlequinada de pantomimos de que se tiene
saroso de las damas de la compañía, vecinas curiosas noticia en territorio americano, titulada Las aventuras
asomadas a la ventana, un joven ordenanza fijando el de Harlequin y Scaramouch o el español burlado.
decreto real en la pared de la casa. Viena, la receptora de la cultura europea para su di­
Diecinueve años más tarde, en 1716, los comediantes fusión hacia el Este y el Sudeste, abrió desde 1570 las
italianos estaban allí de nuevo. Bajo Luigi Riccoboni puertas a la commedia dell’arte. A los actores de los
dieron el paso de la obra improvisada a la obra litera­ lazzi extranjeros, jovialmente saludados, el Zanni y sus
ria. Riccoboni, que había destacado en Venecia y en compinches, les salió pronto un brillante competidor de
las ciudades lombardas como reformador de la tradición origen austríaco: el Hanswurt.
de la comedia patria, incluyó los dramas franceses en el El actor de marionetas Josefo Antón Stranitzky des­
repertorio. tronó a Zanni, Arlequín, Brighella. Creó la figura del
La comedia improvisada propiamente dicha volvió a Hanswurt y con él al padre de todas las generaciones
encontrar refugio, como en épocas pasadas, en el esce­ de tipos indestructibles del teatro popular que llega has­
nario, de las ferias anuales. En París se convirtió en el ta Nestroy y Raimund.
Théatre de la Foire. Buscó su concurrencia entre el pue­ En 1707, por la misma fecha en que el examinando
blo. Saint Germain y Saint Laurent fueron sus princi­ dé la Universidad de Viena, Stranitzky, conseguía pa­
pales puntos de apoyo. Se parodiaba «con todo éxito sar con éxito el Examen dentifraguli dentiumque me-
y fidelidad los ademanes y las voces de los comedian­ dicatoris, el comediante Stranitzky exhibía con grotesca
tes franceses», como cuenta el danés Holberg, que se devoción en el frontón de la calle Teinfalt el puntiagu­

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do sombrero verde: a sus pies se divertía un entusias­ máximo y los incorporó a las comedias de ambiente
mado público arrabalero, ante cuyos ojos presentaba social y de caracteres. Tomó sus argumentos de la vida
Stranitzky, como codirector de los «comediantes teuto­ ordinaria veneciana y escribió el Criado de dos amos
nes», la imagen del hombrecillo ingenuo en la figura para la compañía del famoso Antonio Sacchi, intérprete
de un campesino de Salzburgo «al estilo vienés». de Truffaldino. Con sus obras llevó a efecto la renova­
El Hanswurt de Stranitzky, nacido de una concep­ ción teatral tiempo atrás esperada y enlazó con el pro­
ción individual del teatro y con un humor arraigado e ceso artístico de fusión, adoptado un siglo antes por
innato, se convirtió en la figura-central del teatro po­ Moliere en París.
pular austríaco. La commedia dell’arte fue su madrina. Gozzi rechazó la imitación de la naturaleza de Gol­
Sus signos externos son una chaqueta roja corta con doni. Desaprobó la necesidad de la comedia de carac­
pantalones amarillos, el puntiagudo sombrero verde y teres y desplegó el mundo de fábula y colorido'de sus
la blanca gorguera de bufón. Como especialidad desta­ Fiabe, sus comedias de fábulas. Las pobló de brujas,
cada desarrolló groseras bromas sexuales y fecales, que hadas y magas y defendió, en duro desafío contra Gol­
pronto superaron ampliamente en vigorosa intuición a doni, la denostada comedia improvisada. Durante vein­
sus predecesores de origen italiano. Por ejemplo, cuan­ ticinco años colaboró estrechamente con el grupo de
do el Zanni de la commedia dell’arte tenía que repre­ Sacchi. Quiso renovar la improvisación, pero también
sentar «el miedo» una vez alzado el telón y explicaba compuso textos fijos para los actores. La admiración
lloriqueando: « ¡Ay!, me tiemblan las piernas», el por el celebrado Truffaldino Sacchi, que viajó con su
Hanswurt de Stranitzky se expresaba así: «Por todos compañía hasta Portugal, fue el único punto en que
los diablos, me tiembla el trasero como una gelatina Goldoni y Gozzi coincidieron unánimemente. La fuer­
de cerdo.» Y cuando el rey en la obra le disculpa con za del teatro viviente concilio — y adoptó— las ideas
indulgencia su labia, con las palabras: «Hay que tomar contradictorias de sus reformadores.
a bien las necesidades de los bufones», entonces Hans­ Pero la herencia de Goldoni y Gozzi actuó más allá
wurt respondía: «Eso pienso yo también, señor colega.» de la fría razón de la Ilustración sobre el teatro popu­
Cuanto menos artística se vuelve la improvisación, lar de la Viena del siglo xix: en la figura del Kasperl
más triviales las chanzas y más indecentes los temas, de Laroche, en la paródica obra mágica de la época de
tanto más cercano aparece el peligro de la degenera­ los alisos, en el gran reino romántico y fantástico
ción, de la decadencia hacia la farsa puramente vulgar. de Raimundo, en el mundo pequeñoburgués escéptico
Ni la commedia dell’arte ni el teatro popular en ella e irónico de Nestroy.
apoyado escapaban a este peligro. Ya se tratase de Zan­ Goethe, en sus obras de juventud, cedió la palabra
ni, Harlequin, Hanswurt, Stockfisch o Pickelhering: ya al Scapino y al Dottore; Ludwig Tieck llamó a Sca-
no poseían la fuerza necesaria para elevar de nuevo el ramouch, Pierrot, Pantalone y Trufaldino para la amar­
decadente ingenio. En Viena, el joven Gottfried Prehau- ga e irónica crítica de su época; Grillparzer extrajo
ser, sucesor de Stranitzky, se mantuvo a la altura de de la reserva de la commedia dell’arte sus figuras de
la sutileza marrullera, y en Leipzig el Hanswurt fue criados, llenas de sentido y de pronto réplica; E. T. A.
desterrado del escenario de la Neuberin con todos los Hoffmann escribió una suite de Ballet Arlequino y las
deshonores. chocarreras y teatralescas Obras fantásticas a la mane­
Desde Italia, Goldoni y Gozzi trataron de hacer lite­ ra de Callot; Richard Strauss enmarcó su Ariadna en
rario el teatro improvisado. Goldoni redujo los tipos Naxos con una farsa improvisada a la italiana; duran­
cómicos de la commedia dell’arte a cuatro o cinco como te su exilio en Capri, Gorki, inspirado en las obras
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improvisadas de la commedia dell’arte napolitana, in­ te, en una batalla quijotesca con el «diablo», da a co­
tentó animar a Stanislawski para que realizara un es­ nocer la situación del teatro español a comienzos del
cenario de improvisación, en el que «los mismos actores Barroco: la vigorosa farándula de los grupos ambulan­
crearan las obras». La commedia dell’arte es el fer­ tes, el alegorismo de la representación, mezcla de An­
mento del teatro. Se ofrece como una forma escénica tigüedad y Cristianismo, el oropel usual de los trajes
intemporal para una recreación necesaria, siempre y y además el hecho de que en un mismo día se podía
dondequiera que el teatro amenace agotarse en los ca­ aparecer en escena en numerosos lugares, sin grandes
minos trillados del convencionalismo. preparativos, especialmente durante la «temporada», cen­
trada en torno al Corpus Christi.
El contraste entre la altísima esfera secreta de la fe
* 8. Teatro del mundo: el barroco en España y la realidad más primitiva no mengua la intensidad de
la ejecución: el milagro de la Eucaristía se dirige desde
Cervantes hace que su Don Quijote encuentre un la luz pálida de las catedrales a las rechinantes tablas
día en el camino un curioso carruaje «más parecido a de un escenario provisional. Los cómicos ambulantes,
la barca de Caronte que a un vehículo corriente», lle­ igualados según la ley a los ladrones y a los verdugos,
vado por animales de tiro y azuzado por un «horrible cumplen con sus autos sacramentales una misión dog­
diablo». mática.
«La primera figura que se ofreció a los ojos de Don En la complicada trama del «auto sacramental», en
Quijote fue la de la misma Muerte, con rostro huma­ el que no se trata, como en los misterios, del hecho de
no; junto a ella venía un ángel con unas grandes y pin­ la Pasión, sino de la soberanía simbólica del Sacramento
tadas alas; al un lado estaba un emperador con una del Altar, se repite la profusión alegórica de los reta­
corona, al parecer de oro, en la cabeza; a los pies de blos españoles. Lo fantástico, lo metafórico y lo espiri­
la Muerte estaba el dios que llaman Cupido, sin venda tual se fusionan: ya se trate de auto escénico más
en los ojos, pero con su arco, carcaj y saetas; venía modesto o del suntuoso espectáculo barroco. Ambos de­
también un caballero armado de punta en blanco, ex­ bían servir tanto para la edificación religiosa como para
cepto que no traía morrión su celada, sino un sombrero la propaganda contrarreformista. El teatro, afilado dia­
lleno de plumas de diversas colores.» lécticamente por el espíritu de la lucha secular contra
El consternado Don Quijote se coloca en medio del el Islam, proporcionaba una imagen a las ideas. Reves­
camino por donde debe pasar el coche y pide informa­ tía al sacramento de la Eucaristía con el colorido de la
ción sobre la’ extraña expedición. Y recibe la siguiente fábula. Las reflexiones moralizantes habían «reconcilia­
, respuesta: do» extensamente el ideario del Renacimiento. Habían
«Señor, nosotros somos recitantes de la compañía de pasado más de cuatro siglos desde que Bernhart von
Angulo el Malo; hemos hecho en un lugar que está Morías denominara a la corriente de pensamientos an­
detrás de aquella loma, esta mañana, que es la octava tiguos introducidos en los escritos teológicos «besos
del Corpus, el auto de Las Cortes de la Muerte, y lié­ groseros, intercambiados entre los discípulos de Cristo
mosle de hacer esta tarde en aquel lugar que desde aquí y Zeus».
se parece; y por estar tan cerca y escusar el trabajo Mientras los generales españoles peleaban por el oro
de desnudarnos y volvernos a vestir, nos vamos vestidos y los misioneros jesuítas por el alma de los indios, el
con los mismos vestidos que representamos.» teatro continuaba su avance. Lope de Vega, en su auto
La descripción de Cervantes, que acaba, naturalmen­ sacramental La Araucana, revistió al hijo de Dios como

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un caudillo indio e hizo — para el público indígena— presentación. Las hermandades religiosas descubrieron
que se impusiera en la lucha libre y en los saltos gra­ las ventajas de utilizar la afluencia de público para fines
cias a la fuerza de sus músculos. caritativos. Ponían a disposición de las gentes del tea­
Tras la apariencia religiosa, con sus enmascaramien­ tro los patios (corrales) de sus hospitales. Se cuidaban
tos asombrosos, estaba el poder inconmovible de la de la licencia local para representar y repartían los in­
Iglesia, estaba, como ha llegado a decir Karl Vossler, gresos — ya como organizadores, ya como arrendado­
«la seguridad a menudo petulante, burlona, del piadoso res— con los comerciantes y autores. Así el teatro te­
en su trato familiar con Dios»: por ejemplo, cuando nía su local y la caja del hospital su mejora. Y a la
Lope de Vega en su obra El caballero de Olmedo dis­ autoridad no le resultaba difícil mantener a la comedia
fraza con hábitos de monja a una prostituta encanecida bajo control, dentro de los límites fijados. En Madrid
para inculcar a una joven noble los rudimentos del amor, se hallaba la Cofradía de la Pasión, que desde* 1565
o cuando acude a Nuestra Señora de Guadalupe, famosa sostenía corrales semejantes en la calle del Sol y en la
milagrera, para una «curación» milagrosa, tras la que calle del Príncipe. En 1574 apareció lá Cofradía de
una hermosa viuda oculta un desliz muy terrenal. la Soledad con él Corral de la Burguillos. Valencia po­
Todas estas comedias, junto con los Entremeses y la seía desde 1583 un Corral de comedias, y en Sevilla,
Loa, concebida en un principio como prólogo, conver­ desde 1579, se ofrecen numerosas representaciones en
tida más tarde en obra poética autónoma, fueron di­ un Corral de Doña Elvira.
fundidas en la época de su representación en cientos Es la misma época en que comienza a perfilarse en
de ejemplares impresos, y todas ellas escaparon a la cen­ Londres la estructura del escenario isabelino ¿ El Corral
sura de la Inquisición. Hasta las maliciosas anotaciones de Comedias español conservó, sin embargo, su carácter
acerca de la espiritualidad, de las instituciones estatales, provisional. La gran época de florecimiento dramático
incluso contra el fanatismo religioso, quedaban sin cas­ del «Siglo de Oro», desde 1580 hasta 1680, se produjo
tigo, aunque no escaparan al control oficial. en el modesto marco de un escenario al aire libre, entre
Las investigaciones científicas han llegado a la con­ las paredes de unas casas, que hoy podían erigirse y
clusión de que hay que considerar muy escasa la in­ mañana retirarse de nuevo.
fluencia de la Inquisición en literatura, arte y teatro, El tablado se alzaba en el lado frontal del patio em­
por muy extraño que parezca. La fantasía fecunda y pedrado. Una cortina ocultaba los vestuarios de los co­
exuberante al menos no decreció: «¿No se representan mediantes y al mismo tiempo servía para cerrar el esce­
por ahí, casi de ordinario, mil comedias llenas de mil nario por detrás. Las terrazas y balcones de la parte
impropiedades y disparates, y, con todo eso, corren fe- anterior de los edificios formaban «lo alto del teatro»,
licísimamente su carrera...?», defiende Don Pedro, el un elemento tan imprescindible como el foso.
maestro titiritero, los florecientes desatinos de su fa­ Las ventanas y galerías de las casas circundantes se
buloso mundo moro-cristiano: «Que como yo llene mi acomodaban con preferencia como palcos para las espec­
talego, siquiera represente más impropiedades que tie­ tadoras. Unas filas de bancos alzadas a modo de tribunas
ne átomos el sol.» (Manuel de Falla ha erigido a este ofrecían asiento a los caballeros e hidalgos. Para las
episodio del Quijote un encantador monumento con su señoritas se dispuso en el siglo xvn una galería exclu­
ballet El Retablo de Maese Pedro.) siva para mujeres (cazuela).
En definitiva, los grupos ambulantes españoles se Para el éxito o fracaso de una obra eran decisivos
preocupaban por obtener ingresos, de modo que en la los «mosqueteros», los hombres del pueblo que se amon­
segunda mitad del siglo xvi hallaron lugares fijos de re­ tonaban en las localidades de pie. Expresaban su opi­
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nión con la fuerza aprobatoria de los mosqueteros, y pre la conciencia de la filiación nacional. Lope de Vega
eran tan temidos por los dramaturgos españoles como ensalzó el arrojo y el orgullo del español en su drama de
los «gobios» por los autores de la Inglaterra isabelina. juventud Jorge Toledano. «A mí sólo me admira», se
Como al otro lado de los Pirineos y del Canal y como dice allí, «que Alejandro sea de Macedonia y no de
en todas partes, se representaba en escenarios al aire España».
libre, sin instalaciones de iluminación, por la tarde, antes En las llamadas comedias de honor aparecen el her­
del oscurecer. En los autos sacramentales representados mano o el padre como vengadores de la virtud amena­
en las ciudades se conservaban con frecuencia los carros zada de las jóvenes. En las comedias de capa y espada
escénicos del teatro procesional de la Baja Edad Media. se urden las intrigas más finas, se sostienen los más
Colocados a un lado del tablado del corral, completa­ animados duelos de palabra y de armas, se juegan el
ban la escenografía, bien como escenarios accesorios o, todo por el todo, y apenas si falta el criado airoso y
sitüados detrás, como interiores. Además, podían uti­ el gracioso como figura cómica de contraste.
lizarse cómo guardarropa para los actores. Tras las huellas del brillante «Fénix» Lope de Vega
El medio de enlace más importante entre el escena­ surgió, desde 1624, el fraile mercedario Gabriel Téllez,
rio inferior principal y superior era la escalera. Su con­ que publicó sus obras bajo el seudónimo de Tirso de
dición visible no menoscababa en modo alguno la magia Molina. Adoptó la técnica dramática de Lope y sor­
de lo sobrenatural. Todavía en 1675 cuenta la francesa prendió por la cuidadosa configuración psicológica de
Marie Cathérine d’Aulnoy, viajera por España y una sus figuras. Los conocedores de Tirso explican que ad­
de las más divertidas testigos del Corral de comedias quirió su conocimiento de los hombres en el confeso­
de Madrid: «En la escena en que Alina invoca a los nario. Obra brillante es la comedia de transvestismo de
demonios, suben éstos del infierno cómodamente por es­ la mujer inteligente y amante que rechaza toda tutela
caleras.» tradicional: la comedia de la astuta y resuelta Doña
El teatro barroco español surgió inmediatamente de Diana, que recupera a su novio, huido traicioneramen­
la tradición de la Baja Edad Media, no sólo por lo que te, en el Don Gil de las calzas verdes.
se refiere a la escenografía, sino también a los temas. Con El Burlador de Sevilla, basado en dos antiguas
Cuando en 1575, a la edad de trece años, empezó Lope tradiciones españolas, trajo Tirso por primera vez al
de Vega a escribir para el teatro, sólo tuvo, por así de­ escenario la figura de Don Juan Tenorio, modelo de
cirlo, «qUe abrir las compuertas». El caudal acumulado todos los posteriores, desde el escenario de la comme­
de epopeyas y romances, historia nacional, tradiciones dia dell’arte, pasando por el Don Juan de Moliere y el
y leyendas le proporcionaba sus temas. Halló «una ima­ Don Giovanni de Mozart hasta el Don Juan o el amor
gen, una palabra, la senda y también la meta para todo a la geometría de Max Frisch. A la hermosa frase de
lo que la humanidad experimenta», como se dice en la Tirso de Molina «La gracia de Dios sabe adaptarse muy
hermosa poesía laudatoria de Grillparzer. bien a nuestra naturaleza y la ennoblece sin destruirla»,
Durante cuarenta años Lope de Vega fue el señor alude el lema de Claüdel en El zapato de raso: «Dios
indiscutible del teatro^ español. «Monstruo de la Natu­ escribe derecho con renglones torcidos.»
raleza» y «Fénix de los Ingenios» le llamaban sus con­ Con su subtítulo Acción española en cuatro días,
temporáneos. Produjo más de 1.500 obras dramáticas, Claudel adopta el esquema formal del drama barroco
de las cuales se conservan unas 500: autos sacramen­ español. Se dividía no en actos, sino en jornadas; una
tales, comedias, comedias de capa y espada. Pero tras amplia división que no pone límites a los saltos en el
toda la altanería del escribir sin descanso estaba siem­ tiempo y en el espacio; un floreciente campo poético,
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en el que lo lírico y aventurero, lo burlesco y el misti­ el teatro. Su corazón estaba con el modesto escenario
cismo aparecen profusamente entrelazados. del corral de comedias, en el que dominaban la fuerza
La grandeza del drama barroco español se basaba en plástica de la lengua y el ingenio de la palabra. Pero
la fuerza de la palabra poética. Le bastaban las modes­ el mundo cortesano — igual que en Italia, Francia y en
tas alusiones del corral de comedias. Unos cuantos ac­ toda la Europa barroca— se deleitaba con el mecanis­
cesorios, el escenario superior y el foro; de todo lo mo sutilizado del escenario de bastidores. Los sucesores
demás, luces, imaginación escénica, cambios de decora­ de Lotti, Baccio del Bianco y Francesco Ricci se ocu­
do, se ocupaba la palabra hablada. ¿Cómo, si no, Las paron de que el lujo de los trajes en el escenario no
mocedades del Cid, la obra capital épico-dramática de fuera menor que el de las vestiduras de terciopelos y
Guillén de Castro, rica en escenas, y modelo del Cid brocados en la sala, y de que aquel «armazón», por el
de Corneille, iba a lograr siquiera una pálida realiza­ que el poeta podía sentirse tan adulado como súperado,
ción teatral? (El clasicismo francés se apoyó en su ela­ diera cabida a la palabra hablada y cantada.
boración en el sistema de escenario corto y largo. Según El punto culminante del Siglo de Oro, en el que se
este sistema, el escenario posterior mostraba el palacio compusieron más de 30.000 comedias en lá Península
real; el escenario anterior, esencialmente neutral, se Ibérica, lo constituyó el genio de España: Pedro Cal­
adaptada a cualquier representación.) Un segundo con­ derón de la Barca. Su origen aristocrático marcó su
temporáneo de Tirso de Molina, Juan Ruiz de Alarcón, vida, su personalidad y su teatro. Calderón no tuvo ne­
fue el fundador de la comedia española de caracteres; cesidad del mecanismo escénico, pero tampoco lo des­
su obra principal, La verdad sospechosa, se convirtió deñó. Sus grandes autos sacramentales, con su solem­
en un éxito teatral perdurable merced a la elaboración nidad ceremonial, con su espiritualización de la materia,
de Goldoni y a la adaptación del tema por Corneille en por una parte, y su personificación de conceptos abs­
su obra Le Menteur, aparecida en 1644. tractos, por otra, se sirvieron de los medios técnicos de
A medida que avanzaba el siglo xvn, las conquistas la magia escénica. El, sin depender de ellos, los incluía
del escenario barroco de cambios, conocidas por el tea­ en sus cálculos. «Sus obras son totalmente representa-
tro cortesano de toda Europa, iban llegando también a bles», le celebraba Goethe, «no existe en ellas ningún
España. En el ala oriental del palacio de verano del trazo que no fuera calculado para lograr el efecto pre­
Buen Retiro, situado al este de Madrid, erigió el ar­ visto. Calderón es el genio que al mismo tiempo tuvo
quitecto florentino Cosimo Lotti una sala teatral, cuya la mayor inteligencia».
técnica escénica pudo compararse con las de Florencia La fuerza de personificación poética, con la que Cal­
o Viena. La pared posterior podía abrirse, permitiendo derón creyó representar escénicamente el más .allá y
contemplar libremente el jardín. De todas formas, Lope «desde la atalaya de la eternidad reflejó la vida como
de Vega halló poca complacencia en las artes mágicas de un sueño antes de despertar en Dios», llegó a la cima
Lotti. Cuando en 1629 le cupo el honor de ver pre­ con La vida es sueño. El sentido y meta de su propia
sentada ante la corte su comedia La selva sin amor en existencia lo vio Calderón en el servicio a la Iglesia, a
el palacio de la Zarzuela, con una artística decoración, la Nación, al Rey. Cuando la sublevación catalana de
manifestó desilusionado: «Mis versos fueron lo de me­ 1640 llamó a las armas a todos los caballeros de la Or­
nos.» La escenografía de Lotti había ofrecido un festín den de Santiago, a la que también Calderón pertenecía,
para la vista al que «tuvo que someterse el oído». Lope, Felipe IV intentó detener a su poeta cortesano mediante
que ya iba envejeciendo, no pudo alegrarse con «el ar­ un real encargo: tenía que atenerse al espectáculo ya
mazón para paños y agujas», al que se había reducido convenido para el teatro del Buen Retiro. Calderón aca­

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nombre está tomado del real sitio de caza que se en­
bó la obra en ocho dial y partió al campo de batalla. cuentra en la ladera sur de la sierra de Guadarrama,
Comparada con la desbordante productividad de Lope no lejos del pueblecillo de El Pardo: el palacio de la
de Vega, la obra de Calderón, 120 comedias, 80 autos Zarzuela. Allí el rey Felipe IV y el infante don Fer­
sacramentales y 20 piezas menores, aparece como «una nando disfrutaban de diversiones musicales. Calderón
limitación a un círculo muy estrecho de motivos», como compuso por encargo textos para operetas líricas en dos
comenta Adolf Friedrich von Schack. Pero no tiene actos. (Las partituras, que procedían de compositores
igual en la precisión virtuosa con la que se traba su anónimos, han desaparecido hoy.)
engranaje dramático. Motor de arranque son las innu­
A lo más tardar en 1657, cuando Calderón hizo apa­
merables maniobras de transvestismo y enredos, de los
recer en su égloga marina llamada El golfo de las sire­
que vive la comedia de capa y espada, junto con todos
los pequeños e ingeniosos intermedios, ñamados «lances nas la figura alegórica de una «dama Zarzuela», se afian­
zó el nombre de zarzuela como definición del género.
de Calderón».
El texto escénico era una variante del celebrado tema
Por encima de la maraña de intrigas de su obra La
de Circe y Ulises, cuya pastoral recorrió toda Europa.
dama duende, el férreo código de honor de su Alcalde
de Zalamea y el melancólico autosacrificio de El prín­ El mismo Calderón le había dedicado en 1637 su co­
cipe constante, la obra creadora de Calderón se com­ media El mayor encanto, amor. La escenificación de El
pletó en el auto sacramental, representación teatral de golfo de las sirenas de 1657 en el palacio de la Zar­
la vuelta del hombre al orden divino del mundo. El zuela puede atribuirse el honor de haber sido una de las
poeta ennoblece y estiliza las emociones, reduce el des­ más suntuosas dirigidas por Calderón. Debió costar unos
tino terrenal a la concepción básica de Dios y del 16.000 ducados.
hombre. La zarzuela, apenas influida por la vida musical oc­
En El gran teatro del mundo coloca en el principio cidental, conservó su propia vida hasta bien entrado
del curso de las estrellas y de la distribución de los de­ el siglo xx. El drama barroco español debe su descu­
siertos al conjunto metafórico de la máquina de los cie­ brimiento para el teatro mundial al rico tesoro de ma­
los, el orden celestial. La obra fue representada en 1675 nuscritos de la biblioteca de la corte de Viena v a Franz
en el teatro del palacio real del Buen Retiro. El mismo Grillparzer. El fue cmien facilitó a los románticos el
Calderón dirigió la escenificación.. En las., palabras de acceso a Lope y Calderón, hasta culminar con El gran
la poesía resuena algo de la suntuosidad barroca, que teatro det mundo, representado en Salzburgo bajo la
correspondía .a la obra festiva: «como corresponde, tam­ dirección de Hoffmannsthal. Desde Grillparzer sabe el
bién, con todos los lujos de la escenografía y el ornato Occidente ciué riqueza poética teatral encierra el «Siglo
de los vestuarios...». de Oro» español.
Y si ello significa que la creación del mundo se pre­
senta como «un jardín de los más elegantes perfiles y
maravillosas perspectivas», parece muy discutible que * 9. Las compañías ambulantes
la maquinaria barroca de bastidores dejara contemplar
el verde parque del palacio del Buen Retiro. Calderón Mientras al otro lado de los Pirineos el drama ba­
era un director teatral muy polifacético. Tuvo que ocu­ rroco español se encumbraba hasta alturas insospecha­
parse no sólo del grave drama reflexivo, sino también das, Francia abordaba la gran época de la tragedia clá­
de la amena opereta. A él se remonta la forma artística sica y la commedia dell’arte hallaba por todas partes
específicamente española del siglo xvn, la zarzuela. El las puertas abiertas, durante esta primera mitad del si­

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glo xvii, la Europa central estuvo expuesta a los desór­ «truhán que hacía muchas diabluras y bufonadas en
denes de la guerra de los treinta anos. En la retaguar­ lengua alemana».
dia de los ejércitos iban, como en otro tiempo, los La rivalidad entre la exigencia literaria y las prácti­
comediantes. Tendían puentes de enlace entre países cas libres del Hanswurt, que en 1737, bajo la Neube-
cuyos príncipes se hallaban en guerra. Rastreaban las rin, debía alcanzar su culmen demostrativo, se perfiló
zonas libres de lucha en las que su arte era bien recibi­ en el estadio primitivo de la era de los escenarios am­
do, ya fuera bajo la bandera imperial católica o bajo bulantes. Thomas Sackville, eL padre espiritual del pa­
la protestante de Suecia, en la corte o en las ciudades, yaso Jan Bouschet, se atuvo a la receta infalible del
en los mercados, ferias o tabernas. éxito: cosechar risas. Había llegado en el otoño de 1592
Los comediantes ingleses habían pasado ya desde a la corte de Braunschweig, pasando por Copenhague,
fines del siglo xvi por Dinamarca y Holanda, hasta lle­ con uno de los primeros grupos ingleses que pasaron
gar a Sajonia y Hessen. La dura competencia en el pro­ al continente. El duque Heinrich Julius había casado
pio país, pero aún más la versátil voluntad de la reina con una princesa danesa y se informó desde Copenha­
Isabel, que tan pronto imponía prohibiciones como con­ gue sobre la «inminente jira». Sackville le agradó y le
cedía privilegios, impulsaron al exilio a numerosos gru­ mantuvo desde 1593 hasta 1598 como director de un
pos profesionales ingleses. Las recomendaciones de corte grupo teatral de la propia corte en Wolfenbüttel. El
en corte les allanaban los caminos a través del conti­ propio duque escribió diez obras en prosa para la esce­
nente. Hallaban el aplauso por todas partes. Pronto ad­ na, fuertemente moralizadoras, en las que, por sumíesto,
mitieron autores autóctonos en sus conjuntos, adoptaron poco tenían que hacer las bufonadas, que eran el fuerte
los distintos idiomas y ejercieron un persistente influjo de Sackville.
en el teatro de los Países Bajos, Dinamarca y especial­ : Por el contrario, el empresario Robert Browne era de
mente Alemania. aquellos que se proponían metas elevadas. Tenía la am­
Mientras la commedia dell’arte brillaba con las si­ bición de ofrecer teatro literario, aunque con la seguri­
tuaciones cómicas de la comedia de tipos, los empresa­ dad de «preparar un gran espectáculo para muchos, con
rios ingleses se hicieron famosos ofreciendo a su público sus acciones, y una buena diversión para los melancó­
«hermosas, señoriales, amenas y consoladoras comedias licos». Una parte de su gente fue aceptada por el mar­
extraídas de la Historia». Y puesto que en el norte pro­ qués Moritz von Hessen, en cuya corte trabajó Hein­
testante, además de la flexibilidad de la comedia, se rich Schiitz como maestro de canilla. Pero Browne re­
tenía en cuenta la utilidad moral, Ricardo Browne se­ nunció en favor de su clown John Greene, tan rico en
ñaló en 1606, en su solicitud de licencia para actuar éxitos como en ambición, le confió la dirección de la
al Ayuntamiento de Frankfurt, que en aquella época compañía y volvió a Inglaterra.
su «mayor preocupación» había sido «dar la ocasión y los Cuando regresó, en mayo de 1618, con un nuevo con­
medios al honorable auditorio para que procurasen toda junto y un nuevo repertorio, pudo contribuir al breve
virtud y toda honra». dominio del «Rey del Invierno», en el Hradschin, de
Pero el público, en definitiva, prefería ser entreteni­ Praga, con «comedias éticas bien compuestas, tragedias
do antes que ser promocionado. Por esta brecha pe­ e historias». Más tarde, sus huellas se perdieron en el
netró el payaso y el clown. Era el primero que con trasiego del conflicto bélico.
groseros juegos de palabras lograba saltarse las barre­ Un inteligente táctico y hábil práctico fue John Spen-
ras del idioma. En 1599 se cuenta de un grupo de co­ eer. Desde 1605 fue adquiriendo renombre en Levden,
mediantes ingleses en Munich que tenían consigo a un en La Haya y en numerosas giras por Dresde, hasta

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Stettin, Konisberg y Danzig. En 1615 se convirtió a la magistrado de Ulm, en 1651, el permiso de aparecer en
fe católica en Colonia y adquirió con eso el privilegio el teatro construido por Joseph Furttenbach en el Bin-
de poder representar también durante la cuaresma «ac­ derhof. En los diez años de su existencia — había sido
ciones espirituales, honestas y permitidas». erigido en 1641 como el primer teatro civil alemán— se
En relación con el grupo de Spencer aparece una de convirtió en el punto de convergencia de los grupos am­
las pocas pruebas de cómo el escenario de los comedian­ bulantes y del teatro de escuela, en tanto se lo permi­
tes ingleses pudo tener acogida en el continente. Para tió el inestable clima de la época.
representar La comedia turca del triunfo, de Georse Los rectores que escribían dramas se habían ocupado
Peele, se erigió en Ratisbona una suntuosa construcción junto al Danubio, como en otras partes, de que la tra­
de madera, que permite reconocer con claridad el mo­ dición del teatro erudito se afirmara también entre los
delo isabelino. en el que. en esta forma, la excepción comediantes profesionales. Las dos corrientes coincidie­
constituyó más bien la regla: «Un teatro en el que pue­ ron en los mismos esfuerzos y en los mismos autores.
de representarse con toda clase de instrumentos musi­ Andreas Gryphius, de Silesia, y el holandés Joost van
cales de más de diez maneras distintas, y sobre el es­ den Vondel volvieron al repertorio de las «Historias»,
cenario teatral, otro escenario, de treinta pies de alto, según los originales ingleses. La compañía Greene-Rei-
sobre seis grandes columnas, sobre el cual se construyó nold anunció en Frankfurt en 1649 «haber superado con
un teiado y debaio una plataforma cuadrada; por me­ creces el arte de los extranjeros». Por la misma época,
dio de todo esto han representado ellos hermosas obras.» Joris Jolliphus, que en 1648 llegó a Colonia procedente
Spencer fue dinámico no sólo en el aspecto religioso, de Holanda, hace anunciar que «tenía una compañía
sino también en el artístico. Ofreció a su público una de personajes alemanes» y que podía representar pasto­
nueva figura de Hanswurt: el «Stockfisch», introdu­ rales y operetas al estilo italiano y además tragedias «cu­
cido en Dresde en 1617, v en la corte de Brandeburgo, yas historias hasta ahora no habían llegado aquí al
en 1618, un compañero del Jan Bouschet de Thomas teatro».
Sackville, y del Pickelhering, de Robert Remold, que Seguramente se trata de las primeras representaciones
en un principio actuó bajo la dirección de Browne, y de Gryphius, pues sus tragedias de mártires Leo Arme-
más tarde, de forma independiente. nius y Catharina von Georgien fueron representadas
El origen inglés fue, hasta mediados del siglo xvn, en 1651 ante los habitantes de Colonia por el teatro
una prueba de calidad, que halló resonancia en toda la ambulante. Con Andreas Gryphius, que durante sus es­
Europa central y más lejos, hasta Elbing, Varsovia y tudios en Leyden conoció el teatro profesional neerlan­
Graz. El título aue el conde Mauricio de Hessen dio dés, se había tendido el importante puente de enlace
a su .grupo teatral cortesano fue el de «Comediantes con­ con el dramaturgo humanista del Barroco, Joost van den
dales ingleses en Kassel». Este gozó además del privi­ Vondel. El mayor poeta de la época clásica de la lite­
legio de poder actuar en el primer teatro autónomo de ratura neerlandesa fue el modelo admirado de Gryphius.
Alemania construido en piedra, el Ottonium. edificado Pero su Horribilicribifax muestra al mismo tiempo su
en 1606. (El Ottonium todavía se conserva hoy; aloja estrecha relación con la commedia dell’arte.
ahora, después de múltiples modificaciones, el Museo El Schowburg, de Amsterdam, celebró su apertura
de Historia Natural y las exposiciones de la Sociedad solemne en 1638 con el Gybrecht van Aemstel, de Von­
Artística de Kassel.) del. (El drama se representa todavía hoy anualmente el
Comediantes ingleses fueron también los primeros que, día de Año Nuevo.) Las compañías ambulantes neer­
después de la guerra de los treinta años, recibieron del landesas convirtieron sus obras en éxitos en su compe*

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tencia contra sus rivales, los comediantes ingleses. La dreas Paulsen, y el grupo de Michael Daniel Treu die­
compañía de Bruselas del archiduque Leopoldo Guiller­ ron a conocer en el Norte y el Este los nombres de
mo de Austria, que en septiembre de 1649 se alojó en Marlowe, Kyd y Shakespeare, Lope de Vega y Calde­
el palacio de Gottorp de Holstein, y consiguió que se rón, aunque con mejor voluntad que acierto, ya que
hablara de él en Flensburg, Conpenhague y Hamburgo, distaban del original tanto artística y literariamente como
fue recibido en 1653, a su regreso de Amsterdam, por geográficamente. Representaban también a Vondel y
Vondel con una poesía de agradecimiento. El párroco Gryphius, cuya tragedia heroica de Estado, Vapinianus,
de Hamburg-Wedel, y poeta, Joham Kist tributó a su fue representada con éxito en 1685 ante la corte báva-
empresario, Jan Baptista Fornenbergh, la alabanza de ra, en el palacio de Schleissheim, sobre un escenario im­
que con su insigne compañía se había elevado por enci­ provisado en una sala con todo el «pathos» de rigor.
ma de los modales, por desgracia ampliamente gene­ Los «Chur-Sachsischen Komodianten» del maestro
ralizados, «de los charlatanes de mercados, sacamuelas Johannes Velten, yerno de Paulsen, impugnaron la vida
y poetastros». teatral de Dresde. En su «célebre banda» se enraíza,
Rist había viajado a Altona «exprofeso» para con­ como dice Eduard Devrient, «el árbol genealógico de las
templar la comedia. Le pareció extraña la costumbre notables compañías posteriores». Durante quince años,
de los holandeses, adoptada desde la época de los Re- Velten, popular y adorado en todas partes, recorrió la
derijker, de anticipar su comedia con un «cuadro vi- región con su compañía. En Nüremberg, Breslau y Ham­
viviente» de los actores participantes. «Cuando se aca­ burgo presentó la llamada Comedia del consejo, una re­
ba esta presentación vulgarmente llamada Vertooninge presentación de propina como agradecimiento por la fa­
— cuenta Rist— , saben ya todos los espectadores cuán­ vorable acogida: «En ella el magistrado aparecía in
tos y quiénes son los actores, también cómo están ves­ corpore, ocupaba los lugares más agradables, es decir,
tidos y cómo aparecerán en las comedias o tragedias.» en el mismo escenario, a ambos lados del proscenio, y
Si se quisieran señalar las rutas de los comediantes se hacía honrar mediante una solemne serenata musical
ingleses y neerlandeses, de la commedia dell’arte y de por el alto favor y gracia mostrados», cuenta Devrient.
sus colegas en formato menor, de los Burattini con sus En Dresde, Velten fue invitado: por Juan Jorge II a
cajas de marionetas, y de las numerosas compañías am­ los festejos teatrales cortesanos organizados en 1678 y,
bulantes alemanas que son continuadores suyos, se ob­ después de 1684, fue constantemente retenido por Juan
tendría una imagen entrecruzada e intrincada. La cade­ Jorge III.
na de nombres de los empresarios conocidos abarca todo En Viena, Graz y Klagenfurt actuó la compañía de
un siglo de la historia teatral europea, pasando por la Andreas Elenson, cuya sucesión pasa por Johann Cas-
época del Barroco y de la Ilustración hasta la funda- per Haacke hasta el actor Karl Luclwig Hoffman. Bajo
ción de los teatros nacionales en el propio idioma y del la dirección de éste debutó en 1724 una joven actriz
propio país. cuya estrella surgió y desapareció en el firmamento de
Se rivalizaba por conseguir el favor de los príncipes y la Ilustración, Karoline Neuber, de soltera, "Weissen-
de los magistrados, por representar las mejores obras y born, hija de juristas de Zwickau, educada humanísti­
por lograr las fechas más favorables; se competía reci­ camente, escapada y casada con el actor Johann Neu­
procamente por contratar a los actores de mayor éxito ber (cfr. p. [369]).
y se cuidaba de que el teatro no se enmoheciese. Las Otro precursor del teatro universal fue la compañía
compañías ambulantes pusieron en marcha el teatro uni­ de Johann Christian Kunst, que a través de la Prusia
versal en Europa. El empresario de Hamburg, Cari An* Oriental llegó hasta Moscú. El empresario Paulsen ha­
122
bía recibido en Danzig treinta años antes una invitación
del zar para representar en el Kremlin; sin embargo, Los efectos de transvestismo eran apreciados desde
el viaje no se llevó a efecto. Kunst llegó en 1702 con tiempo atrás, sobre todo el generoso cambio de vesti­
su gente junto al Volga. El zar Pedro I puso a dispo­ menta de mendigos y reyes. Agradaban los trajes orien­
sición de los actores la sala teatral del Kremlin, erigi­ tales, como lo muestran las escenas de los grabados en
da en 1673, y los contrató como grupo teatral de la cobre de la Catharina von Georgien, representada en
corte. En 1703 fue edificado un teatro propio en la Wohlau en 1654; se ponía sobre la cabeza de César
Plaza Roja. La corte rusa, entretenida hasta entonces una peluca de rizos y sobre la de Arminio un sombrero
de plumas. El Maquiavelo campesino de Christian
preferentemente con las realizaciones artístico-musicales
de los «Skomorochi», conoció, gracias al conjunto de Weise se sentaba en un trono bajo con baldaquino ba­
Kunst, el drama europeo occidental, aunque de una rroco, y el actor que representaba al héroe de las co­
medias de aventuras superaba en pompa y en pose los
manera modesta. Además de Corneille y Moliére, la
retratos más elegantes del Rey Sol. «No es oro todo lo
corte rusa se hizo representar una rica variedad de co­
que reluce», escribía Martín Engelbrecht, grabador de
medias fantásticas y de aventuras al estilo de Lohen-
cobre de Augsburgo, sobre sus comediantes ambulantes
stein, que eran la especialidad de Kunst.
lujosamente engalanados y representados meneando el
Los decorados y los trajes de las compañías ambu­
cetro. Llevar adelante este tema en el espíritu de sus
lantes al principio no solían tener grandes pretensiones.
reformas de vestuario habría de costarle a Gottsched
El lujo creciente de la suntuosa vestimenta barroca y
una dura y bastante inútil batalla, en la que rompió su
de los sombreros de plumas dependía totalmente de la
colaboración con la empresaria de los escenarios ambu­
situación económica y de la generosidad de los patro lantes Karoline Neuberin.
nos ocasionales. Si el grupo se hallaba al servicio de
un príncipe liberal, entonces las arcas de la corte co­
rrían con los gastos. Si los papeles de la obra original
no podían ser provistos o equipados, se los modificaba
adecuadamente o se los dejaba a un lado por necesidad.
El escenario quedaba subdividido esencialmente por
el telón medio. Ofrecía la posibilidad de una platafor­
ma anterior neutral y además la sorpresa de un escenario
posterior decorado con piezas accesorias. También el te­
lón de boca, sobre cuya función «de ocultar maravi­
llas» informa minuciosamente el maestro constructor
teatral de Ulm, Furttenbach, se usaba generalmente des­
de la segunda mitad del siglo xvn entre los grupos
ambulantes. Tanto el telón de boca como el telón me­
dio se descorrían hacia ambos lados del escenario. Cuan­
do a lo largo del siglo xvm se inició una creciente
consolidación, las grandes ciudades concedieron a de­
terminados grupos el privilegio de representar regular­
mente en ciertas épocas y en salas teatrales ya fijas, la
forma externa del escenario se benefició también de ello.

124 125
nente significado social», y llega a la siguiente conclu­ un drama naturalista, que respondiera a todas las exi­
sión: «Pero ellos habían llevado el teatro a un campo gencias de la escena, sin aferrarse a las leyes superadas
en el que un desarrollo ulterior de la vivencia percep­ de la tragedia clásica. Como ejemplo erudito, Zola re­
tible, social (política) debía arruinar la vivencia artísti­ comendaba la dramatización acometida por él en 1873
ca». Un informe sobre la crisis, cuya validez trasciende de su novela mundialmente famosa Thérése Raquin.
la fase de 1890 a 1940, a la que él se refería. Thérése y Laurent, entregados a la fatalidad de su con­
Stanislawski y Max Reinhardt, Toscanini y Stravinsky, cupiscencia, son «bestias humanas». Como autor, Zola
Diaghilev y Pavlova aparecieron como meteoros en el había emprendido sencillamente en dos cuerpos anima­
cielo teatral. Se viaja a París, Londres, Berlín, Monte- dos un trabajo de disección,. como el que realizan los
cario y Moscú para ver las representaciones de dramas, cirujanos en los cadáveres. El método del dramaturgo
óperas y ballets, de los que «se» habla. El teatro tien­ naturalista correspondía al procedimiento de la investi­
de un puente de enlace por encima de fronteras y con­ gación científica, de que se servía el siglo con celo febril.
tinentes. América da su asentimiento con importantes Zola trabajaba con el bisturí. Dejaba al aire, fría e in­
aportaciones a la orquesta teatral del siglo xx. El cine corruptiblemente, los focos de crisis. Preparaba el es­
se convierte en obra artística, con sus propias leyes. calpelo, cortaba desde fuera, mientras Dostoievski ponía
El musical, con ritmos agresivos, con baile, pantomi­ a sus héroes ante los rayos X para investigar desde den­
ma y perfección escénica se coloca delante de la opereta tro lo que ocurría en sus almas.
caduca. Show-boat, West Side Story, Porgy and Bess Apoyado en las pretensiones y el beneplácito del gran
recorrieron toda la tierra presentadas por coloridas com­ Zola, un desconocido empleado del gas de París tuvo
pañías. Empresas de «toumées» de dimensiones mun­ la osadía de abrir la primera brecha en el perfeccionado
diales llevaban los éxitos de Broadway a Viena, la ópera teatro estereotipado. André Antoine consiguió darse a
de Pekín a París, el ballet Bolshoi a Londres, la Co­ conocer con un grupo de actores aficionados, no sólo
médie Frangaise a Nueva York. Los teatros del mundo en París, sino al cabo de muy pocas semanas en toda
se convirtieron en el dominio común del teatro universal. Europa.
El 30 de marzo de 1887 presentó por primera vez su
Théátre Libre ante una sociedad cerrada de críticos y
*2. El naturalismo escénico literatos. La frase de Víctor Hugo «théátre en liberté»
daba pie al nombre; el local se hallaba en un patío tra­
El «théátre libre» de París sero del Passage des Elysée-des-Beaux Arts; en el pro­
grama figuraban piezas de acto único de Byl, Vidal,
Zola criticó el teatro francés de su época con duras Duranty y Alexis y, lo que era decisivo para el triunfo,
palabras. Lo llamó «pequeño bastardo hecho a medida», una tensa dramatización de la novela de Zola, Jacques
y no dejó lugar a dudas de que sus ataques se dirigían Damour.
especialmente contra la honorable institución de la Co­ Henri Fouquier, crítico teatral del Fígaro, informó
médie Fran^aise. Su obra programática Le naturalisme detalladamente de esta «maravilla» que se dio de tan
au théátre, aparecida en 1881, era una dura exigencia rara manera en Montmartre, en el París inagotable en
de cuentas a la declamación encasillada en el «pathos» sorpresas. La calificaba como «una de aquellas lámparas
convencional, un grito de guerra contra las «mensonges que han encendido un genio o un loco y de las que un
ridicules» de las obras de salón, con las que Augier, día surgirá un nuevo rosicler o un incendio».
Dumas, hijo, y Sardou dominaban el escenario. El pedía Antoine no era ciertamente un genio. Pero sabía lo

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que quería. Se había familiarizado con la profesión tea­ Lugne-Poe, que fue bastante liberal y tendió el puente
tral como comparsa en la Comédie Frangaise. Con las de enlace con el teatro poético moderno.
teorías artísticas naturalistas como oyente invitado de Las miradas de Antoine se dirigían hacia Berlín. Se
Hippolyte Taine. Ensanchó el plano escénico del Théá- aseguró los derechos franceses de la obra de Gerhart
tre Libre, acomodándolo al terreno europeo. Tras con­ Hauptmann Los tejedores. A los tres meses escasos de
siderar a sus contemporáneos de París, que no hallaban su estreno por la Freie Bühne aparecieron en el Théátre
acogida alguna en los grandes escenarios, acudió él a Libre Les tisserands. Antoine ganó con ello, así lo dijo
Ibsen, Strindberg, Tolstoi, Turguenev, Bjornson, Heijer- el crítico teatral parisino Jaurés, más que con todas las
mans y Hauptmann. Sus obras aparecieron «como un batallas y discusiones políticas.
trueno en el escenario de Francia» (Catulle Mendés). La obra era un grito de rebeldía de la miseria y de
Tras ellos palidecieron los precursores del drama na­ la desesperación. Firmin Gemier representó al padre
turalista francés. Zola y los hermanos Goncourt, cuya de familia Baumert — una bronca y amenazadora acusa­
Henriette Maréchal había salido felizmente en 1865 del ción, en tanto que la canción de los tejedores resonaba
escándalo de su estreno, y Henri Becque con su obra durante todo el segundo acto detrás del escenario— . En
Los cuervos, aparecían ya superados cuando fueron ofre­ el cuarto acto, durante la irrupción de los tejedores en la
cidos en 1890 por el Théátre y por la Freie Bühne de casa del fabricante, los espectadores saltaron de sus
Berlín. asientos. El sombrío cuadro de Gerhart Hauptmann so­
El gran bloque errático, del que los escenarios del bre la sublevación de los tejedores silesios del año 1844
naturalismo hacían saltar sus chispas más luminosas, fue ponía el dedo en la llaga de la crítica situación social
Ibsen. Sus Espectros inflamaron en toda Europa al cabo de los años 90 en toda Europa, Tuvo que actuar polí­
de pocos años las controversias en torno al drama mo­ ticamente en una época de revolución que reconocía al
derno. En 1889 figuraba en el programa de apertura teatro — como nunca hasta entonces— el derecho a ser
del Teatro Libre de Berlín; fue representada en París actual y agresivo. El teatro naturalista dio el primer
en 1890 por el Théátre Libre; en Londres, en 1891, paso. Ya en 1896 el Ubu Roí, la biliosa farsa del usur­
por el Independent Theatre; en Florencia, en 1892, pador, de Alfred Jarry, se apoyaba en medios estilísticos
bajo la dirección de Ermete Zacconi; en Barcelona, en no naturalistas, totalmente distintos.
1896. Stanislawski la representó en Moscú; Meyerhold, Cuando André Antoine escribió sus memorias las cla­
en San. Petersburgo, ya en 1906, en una escenificación sificó en tres etapas: la lucha contra los defensores del
sin telones, marcadamente antinaturalista. teatro convencional, desde 1887 hasta 1895, en el Théá­
El Naturalismo como programa de guerra fue un fue­ tre Libre; la conquista del amplio público en el Théátre
go abrasador que se extinguió rápidamente. Antoine Antoine, de 1896 hasta 1906; y su actividad como di­
anotó con diligencia los matices de su desarrollo. En rector del Odeón, subvencionado por el Estado, desde
1891, después de la representación de El pato salvaje 1906 hasta 1914.
de Ibsen, declaró que él abría su teatro tanto al drama Importante para el desarrollo del teatro fue la primera
simbolista como al naturalista. Pero rehusó representar etapa: el Théátre Libre, que pasó de la sala provisio­
la Vrincesse Maleine "de Maeterlinck, con el legítimo ar­ nal, junto al passage des Elysée-des-Beaux-Arts, al Théá­
gumento de que tal obra no se hallaba en el campo de tre Montparnasse, a la orilla izquierda del Sena, y que
su teatro y que con ella se introduciría en una aven­ finalmente ejecutó sus Menus-Plaisirs en el Boulevard
tura que conduciría a una falsificación del autor. Para de Strasbourg.
los ya declarados simbolistas inició sus actividades el Punto de partida del estilo escénico naturalista de

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Antoine «impregné de réalité» fueron los Meininger. litan Opera en un campamento de cabañas «auténtica­
íja julio de 1888 se trasladó expresamente a Bruselas mente» californiano. Y los árboles de la selva virgen
para asistir allí durante dos semanas a las representacio­ del tercer acto, bajo los cuales se ponía la soga al cuello
nes en el Teatro de la Moneda. Como Stanislawski en al bandido Ramerrez — Enrico Caruso como gran es­
Moscú, admiraba el esmero de los Meininger por el de­ trella de la velada— , eran tan auténticos, como los árboles
talle realista — pero reprobó la suntuosidad inútil— y de Max Reinhardt en Berlín.
alabó la cerrada coherencia del concepto de dirección El segundo componente del naturalismo escénico de
escénica. Antoine era el escenario con la «cuarta pared», es decir,
«El medio ambiente determina los movimientos de ignorar al público. El actor vuelve la espalda a los es­
los personajes», declaraba Antoine, «y no al revés.» En pectadores cuando lo exige la escena. La máxima ley
ello consiste todo el secreto dé la novedad que se pro­ de la dirección no es ya la consecución del efecto 'fron­
puso con los intentos del Théátre Libre. Medio ambien­ tal del cuadro, de cara al espectador, sino la subordi­
te «auténtico», en el sentido de Zola, «reproduction nación de los actores requerida por el curso de la obra
exacte de la vie»; esto significaba para el teatro de y por los diálogos. El ejemplo pedagógico más famoso
Antoine: decorados de habitaciones cerradas con ven­ es el desfiladero en la escenificación de Guillermo Tell
tanas y puertas practicables, techos de vigas que des­ realizada por los Meininger, en donde la suplicante y
cansaban sobre pesados pilares de madera, troncos de sus dos hijos, saliendo al encuentro del gobernador de
árboles naturales, auténticos encalados, que caían de las la región, Gessler, que avanza de cara hacia adelante,
paredes. Fue famosa la decisión que tomó cuando, furio­ vuelven la espalda al público.
so por el fracaso del decorador, hizo colgar en el esce­ «¿Por qué esta lógica y nada costosa innovación no
nario piezas de carne fresca de unos ganchos de carni­ iba a sustituir a aquellas insoportables formas conven­
cero. Fue una rápida reacción colérica, pero no un cionales, que soportamos sin saber por qué?», declaraba
barbarismo contra sus principios. Antoine. Pero ni las estrellas de la Comédie Frangaise,
Las fronteras entre la intensificación naturalista del ni Sarah Bernhardt, ni Coquelin, se hubieran permitido
efecto y los realismos crasos e inartísticos desaparecen. reformar de esta manera su actuación ante el público.
Quedan, en definitiva, como una cuestión de gusto per­ Desde siglos antes el gran mimo reclamaba el privilegio
sonal. En cierta ocasión Ibsen tributó a Jens Wang, de­ de actuar junto a las candilejas, de pronunciar sus mo­
corador del teatro Cristiania de Oslo, la alabanza de que nólogos lo más cerca posible del público, de considerar
sus árboles, pintados con tanta fidelidad a la naturaleza, el escenario como envoltorio decorativo de su persona.
hubieran despistado hasta a un perro. Max Reinhardt El principio del teatro renacentista no se había modifi­
no pudo escapar al intento de poner en el escenario gi­ cado sustancialmente, pese a los cambios estilísticos. Pre­
ratorio un bosque de árboles y arbustos auténticos, con­ valecerá también por las necesidades acústicas en el
seguidos en los bosques del Estado prusiano, para su estrecho marco del escenario clásico.
famosa representación de Sueño de una noche de ve­ Antoine logró una extensa realización de la comedia
rano en Berlín. David Belasco, el precursor americano naturalista^ porque dentro de sus actores aficionados nin­
del naturalismo, copió con toda fidelidad en sus pro­ guna fortaleza de ambición personal le cerraba el cami­
ducciones de Nueva York el Romanticismo de buscado­ no; también lo logró Stanislavski, porque sus actores
res de oro y bandidos. Para su obra La doncella del le adoraban con fervor; no se realizó entre Shaw y
Oeste dorado, a cuyo éxito contribuyó en 1910 la mú­ Henry Irving, representante de una era de directores-
sica de Puccini, transformó el escenario de la Metropo- actores que se hundía; se desvaneció finalmente frente
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a la riqueza de nuevas posibilidades escénicas, como el ejemplo del Théátre Libre de París. También aquí el
las que abrió Max Reinhardt en los dos primeros dece­ nombre era al mismo tiempo un programa: libre de
nios del siglo xx. contemplaciones comerciales, libre de la coacción de la
Los primeros intentos con el «cinematógrafo» se die­ censura. Como presidente fue elegido el joven crítico
ron en la época del Naturalismo. Los films de Charlie literario y teatral Otto Brahm.
Chaplin y Buster Keaton sobre la lucha del hombre La idea ampliamente aceptada de que André An­
pequeño contra la perfidia del objeto invirtieron el acen­ toine actuó en 1887 en Berlín con su compañía, ani­
to naturalista del mundo de las cosas hacia lo grotesco mando la novel empresa, se basa en un error. Tampoco
y lo cómico. Antoine se dedicó exclusivamente al cine las notas personales de Antoine contienen riada de ello.
desde 1914: como actor, director y, finalmente, como Pero es cierto que Otto Brahm había estado en París
crítico. Llevó al cine a Dumas, Hugo, Zola, con su es­ en 1888. Había conocido la brillantez declamatoria de
tilo naturalista de representación. Se traspuso «sencilla­ la Comédie Frangaise y su reverso, el molde estereoti­
mente la doctrina del Théátre Libre al cine», escribía pado, y había examinado críticamente las posibilidades
en 1922 René Clair. De él procedieron los impulsos del Théátre Libre.
más fuertes hacia un movimiento de reacción, hacia el La reserva financiera del Teatro Libre berlinés eran
cine fantástico y surrealista, hacia la paráfrasis de sueño los miembros «pasivos», ganados sobre la base de for­
e intelecto, compromiso social e ironía romántica. mar una asociación. Su número ascendió al cabo de un
año a más de mil. Las aportaciones servían para cubrir
los costes de los actores y directores y del alquiler del
El Teatro Libre de Berlín teatro. En un sistema análogo descansan todavía hoy
las organizaciones de visitantes que existen en numero­
A consecuencia de la disconformidad crítica con el sos países europeos. Una de las primeras fue la Freie
teatro comercial de clichés y como reacción contra la Volksbühne, fundada ya en 1890 en Berlín, cuyos ini­
tutela ejercida por la censura se produjo también en ciadores procedían en parte del círculo de Brahm.
Berlín el choque con el teatro naturalista. A los poetas La culminación del Teatro Libre berlinés la constitu­
y dramaturgos les llegó la hora de plantearse los pro­ yó un homenaje a la «cabeza de la nueva escuela realis­
blemas de su época. Wilhelm Bolsche escribió en 1887 ta», Ibsen, el gran señor del teatro naturalista. Brahm
sobre Los fundamentos científico-naturales de la, poesía, eligió Espectros, el drama más discutido y celebrado del
en el sentido de Zola. En su folleto Revolución en la gran noruego. Había sido presentado dos años antes
literatura, Karl Bleibtreu exigía.del poeta una partici­ en Berlín, pero, tras la primera representación, fue pro­
pación activa en la vida pública y el valor de recorrer hibido por la censura policial. Ahora, como función de
los barrios más sombríos, en los que dominaban el ham­ tarde de domingo en un grupo cerrado, escapaba a su
bre y la miseria. alcance. Un brillante reparto subrayó la importancia del
Los teatros nacionales de Berlín — análogamente a acontecimiento el 29 de septiembre de 1889. En el pro­
la situación de París en la misma época— vivían de las grama figuraban Emmerich Robert, del Burgtheater de
obras de salón y de costumbres; el Teatro Real, muy Viena, en el papel de Oswald; Arthur Kraussneck, en
subvencionado, se conformaba con un «tributo a medias el de pastor Manders; Marie Schanzer (la segunda mu­
a los clásicos». Un círculo de hombres, comprometidos jer del director Hans von Bülow, que había perdido a
literaria y dramáticamente, se reunió y fundó en abril Cósima con Ricardo Wagner), como señora Alving, y la
de 1889 eí círculo teatral «Freie Bühne», animado por joven Agnes Sorma, como Regina. El Teatro Libre hizo
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reconocer no sólo que tenía pretensiones y metas, sino puso de su lado. Lo señaló reconocidamente como «el
también que disponía de considerables medios. verdadero capitán de la negra banda de realistas», que
Su segunda representación se convirtió en hito del expone la vida, como sea, en todo su horror; que nada
Naturalismo alemán. Representaba la primera obra de aañde, pero que tampoco grita nada; que gana el honor
un joven dramaturgo alemán desconocido hasta enton­ de ser «un Ibsen completamente desprovisto de fraseo­
ces, obra que había circulado recientemente a escondi­ logía».
das y había alarmado a la oposición: el drama social de El Teatro Libre había hallado «su» autor, y se con­
Gerhart Hauptmann Antes del amanecer. Tuvo lugar virtió en el portavoz de Gerhart Hauptmann, como el
el 20 de octubre de 1889 con ocasión del famoso estreno teatro de artistas de Moscú dirigido por Stanislavski
espectacular en el escenario del Teatro Lessing. Algu­ se convirtió en la casa de Chejov. Ni la representación
nas cartas anónimas en son de amenaza a los actores que de Henriette Maréchal de los hermanos Goncourt', ni
participaban habían anunciado ya el escándalo espera­ el boceto de ambiente berlinés La familia Selicke de
do. La febril exaltación alcanzó su punto culminante Holz y Schlaf, ni Bjornson, ni Anzengruber o Suder-
en la casa abarrotada de público durante el quinto acto, mann, pudieron medirse con la resonancia de las obras
cuando el drama de los campesinos silesios, ambientado de Gerhart Hauptmann.
entre explotación, nuevos ricos, alcoholismo y miseria El que Los tejedores se representara más tumultuo­
hereditaria, preveía que se escuchara tras el escenario samente en el Théátre Libre de París que en Berlín,
un «gemido de parturienta». En medio del tumulto de pudo tener sus motivos en consideraciones personales
aplausos y gritos de protesta se alzó de su asiento el de Otto Brahm. El estreno público, planeado en princi­
médico Isidor Kastan y agitó sobre su cabeza unos fór­ pio por Adolphe L’Arronge en el Teatro Alemán, había
ceps para el parto. Los había llevado consigo expresa­ sido prohibido en el último minuto por «razones de or­
mente para provocar el escándalo, y más tarde se dis­ den público». Así, al Teatro Libre le correspondió re­
culpó formalmente cuando el Teatro Libre se querelló presentar el 26 de febrero de 1893, en el marco del
contra él para la anulación de su condición de socio. club libre de censura, «la obra más pujante de la lite­
El Naturalismo había hecho su entrada en escena con ratura moderna de denuncia». Pero no consiguió, como
un escándalo. No sólo la obra, sino también los deco­ constataron los competentes críticos, los alarmantes efec­
rados, eran «auténticos». El segundo acto mostraba una tos que se habían esperado después de la lectura.
granja con todos los pertrechos: fuentes, palomar, es­ Otto Brahm empezó ya a considerar planes futuros.
tablo, emparrado y antejardín, banco de verano, estacas En 1894 abandonó la presidencia del Teatro Libre ber­
de jardín y media docena de diversas puertas y porta­ linés y durante diez años se encargó del Teatro Alemán,
lones de entrada. «Es una pena», escribía malignamente situado en la Schumannstrasse. Allí puso en escena. Los
el crítico Karl Frenzel, que se haya olvidado la pieza tejedores de Hauptmann el 25 de septiembre de 1894,
más importante, «el estercolero con el gallo cantando». como representación pública, con Rudolf Rittner, Josef
(El intento de compartir también los olores del medio Kainz y Arthur Kraussneck. La censura calló, el éxito
ambiente fracasó al no poder eliminarlos en el cambio público estaba ya asegurado. Pero para el Teatro Libre
de escenas, sino todo lo más cubrirlos con nuevos el abandono de Brahm significó al mismo tiempo la pér­
«aromas».) dida de su «autor de casa» Gerhart Hauptmann. Na­
Pero el nombre del joven dramaturgo Gerhart Haupt­ turalmente, éste entregó las obras posteriores al Teatro
mann estaba en boca de todos. Theodor Fontane, el Alemán. La presidencia del Teatro Libre fue aceptada
sensato corresponsal de la crítica teatral de Berlín, se hasta 1898 por Paul Schlenther, uno de los socios fun­
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dacionales de personalidad más destacada junto a Ma- de Shaw sobre Napoleón, en un acto, El hombre del
ximilian Harden, Theodor Wolff, los hermanos Hein- destino, escrita expresamente para Ellen Terry, y en su
rich v Tulius Hart v el editor Samuel Fiscber. Cmndo lugar escenificó la obra de Sardou sobre Napoleón Ma-
en 1898 aceptó Paul Schlenther la invitación del Bnrg- dame sans-géne.
theater de Viena, le reemplazó Ludwig Fulda. El Tea­ Por esta época apareció también en Londres un pe­
tro Libre buscó un interés periférico en el misticismo queño teatro nocturno de aficionados. Su iniciador fue
lírico de los simbolistas. Los duros perfiles del Natu­ Jacob Thomas Grein, comerciante de origen holandés.
ralismo social se esfumaron en el canto poético de la Fundó en 1891 una compañía teatral independiente con
Madonna Dianora de Hofmannsthal, de Tiempo muer­ la intención de representar «obras avanzadas» que no
to de Ernst Hardt, de El sacrificio de la primavera de tuvieran acceso a los grandes teatros, y la denominó
Eduard von Keyserling. — en estrecha analogía con el Théátre Libre de París
Cuando en 1909 cumplió su vicésimo jubileo el Tea­ y la Freie Bühne de Berlín— «Independent Theatre So-
tro Libre con una representación conmemorativa dgl ciety».
drama de Hauptmann Antes del amanecer, no hubo ni Según la intención de Grein de colocar el valor lite­
griteríos ni protestas. El poeta pudo dejarse honrar, es­ rario por encima de intenciones comerciales y de esqui­
tando a su lado Otto Brahm. La rápida historia y el var la censura, el primer testigo llamado a declarar fue
teatro habían dejado atrás y habían limado lo que dos consecuentemente el portavoz dramático del Naturalis­
decenios antes dividiera a los espíritus. mo europeo: Ibsen. Grein ofreció en 1891 Espectros
como inauguración de su Independent Theatre. El lo­
cal de la representación fue el Royalty Theatre, en el
El «Independent Theatre» de Londres
Soho, alquilado por él. Shaw no escatimó alabanzas y
El tercer foco del teatro naturalista europeo fue Lon­ confió a Grein su primer éxito de público: Widower’s
dres. Shaw publicó en 1891 su ensayo The quintessence Houses (Las casas del señor Sartorio). Fue estrenada
of Ibsenism. Esta quintaesencia significaba una mordaz en 1892 como «first original didactic-realistic play». Los
negativa al teatro de estrellas y al teatro comercial, a aplausos y los silbidos provocaron el consiguiente es­
la obra de intrigas «á la Sardou» y a los llamados seudo- cándalo y una nueva representación dentro del grupo
ibsenistas. Como crítico teatral del Saturday Review, a espaldas de la censura. Se daba así un paralelismo con
Shaw irrumpió inmediatamente en la batalla diaria en la situación berlinesa: después del comienzo con Ibsen
torno al drama nuevo. El objetivo preferido de sus el «succés de scandal» se producía ahora con un joven
duros ataques fueron las obras realistas problemáticas, autor patrio.
hábilmente construidas, de Pinero, cuya obra Second Pero Grein no era Brahm, y Shaw siguió insistiendo.
Mrs. Tanqueray llenó durante meses un teatro. Mientras el Independent Theatre se mantuvo en pie a
Shaw medía las cualidades de los empresarios londi­ duras penas hasta 1897, Shaw conquistaba para la fama
nenses por su preparación para representar a Ibsen. En­ mundial a mecenas femeninos interesadas por el arte.
tre ellos no se contaban Henry Irving y Herbert Beer- La acomodada cuáquera A. E. F. Horniman colaboró
bohm-Tree, los dos famosos representantes del teatro en 1894 para llevar Los héroes al escenario del Avenue
realista decorativo. Shaw no les perdonó que fragmen­ Theatre. El actor y productor norteamericano Richard
taran totalmente a Shakespeare y redujeran la estructu­ Mansfield la llevó a Nueva York — como posteriormen­
ra escénica a sus grandes cuadros efectistas. Se llegó a te El alumno del diablo— , logrando un éxito persistente
una abierta enemistad cuando Irving rechazó una obra y lucrativo.

216
Entre tanto, la activa miss Horniman se ocupó de la guesa entre política y resignación, de Wesker. Fueron
creación de un teatro nacional irlandés. Fundó en Du- estrenadas en el Royal Court Theatre de Londres, la
blín en 1904 el Irish National Theatre Society. Su co­ casa tradicional del teatro de vanguardia, ya que ellos
laborador Yeats consiguió que Shaw escribiera una come­ no tuvieron que ceder al tabú de una representación
dia irlandesa. Recibió el título de Las otras islas de cerrada, como los precursores del teatro naturalista.
John Bull, era de una virulencia genialmente desenmas- Ya en 1909 Shaw había atacado duramente la cen­
caradora.., y siguió otros caminos. Shaw la entregó, sura del «master of the reveis»,'que nadie se había atre­
igual que su obra Cándida, al actor y director Harley vido a tocar desde los días de Shakespeare. Desde la
Grañville-Barker para su estreno en el Royal Court prohibición de La profesión de la señora Warren se
Theatre de Londres. Se adelantó ocho semanas al co­ alzó él — según sus propias palabras, «especialista en
mienzo del teatro nacional irlandés. Cuando el 27 de obras inmorales y heréticas»— contra el atropello yxopre­
diciembre de 1904 se alzó en Dublín el telón del Abbey sión del censor teatral. En lugar de un relajamiento
Theatre, se ofrecieron dos obras de un acto cada una, provocó un recrudecimiento. Sólo medio siglo más tar­
compuestas por Yeats y lady Gregory. No ofrecían nada de, en febrero de 1968, aceptó el Parlamento británico
revolucionario; Shaw había vencido. la propuesta presentada por el partido laborista para
La Manchester Repertory Company, también alentada acabar con la función del Lord Chamberlain como «mas­
por miss Horniman, defendió el realismo provocativo, ter of the reveis».
término angloamericano para el Naturalismo. Represen­
tó en el Gaiety Theatre de Manchester, un teatro de
audaz repertorio, obras de Houghton, St. John Ervine * 3. Ensayo de formas nuevas
y Brighouse. Ya no se volvió a colaborar con Shaw. In­
fluyó menos en la vanguardia del teatro europeo de su Stanislavski y el teatro de artistas de Moscú
época que en la joven dramaturgia americana. Su mé­
todo didáctico, aprendido de Ibsen, ofrecía un incipien­ En junio de 1897 se encontraban en un restaurante
te esquema doctrinal. Shaw criticó al teatro moderno de Moscú el escritor W. I. Nemirovich-Danchenko y
partiendo del momento en que la Nora de Ibsen pide Stanislavski, joven aficionado al teatro, hijo de un in­
a su marido que se siente a hablar con ella de su ma­ dustrial. La conversación duró desde las dos de la tarde
trimonio. En la discusión del conflicto psicológico y hasta las ocho de la mañana del día siguiente. El resul­
convencional veía él la tarea del drama realista ( = na­ tado de las dieciocho horas de charla fue la^ fundación
turalista). El tablado se convierte en el escenario del de una nueva empresa teatral privada. Recibió el nom­
debate. En el prólogo y en las anotaciones escénicas bre de Teatro de Artistas de Moscú.
desarrolla Shaw el trasfondo espiritual de sus obras, El cuidado con que fueron planeados desde un prin­
autointerpretaciones del autor sobre la base de la téc­ cipio todos los detalles artísticos y de organización fue
nica escénica analítica de Ibsen, que volverán a apa­ significativo para todo su desarrollo futuro. Durante de­
recer en O’Neill, Arthur Miller, Graham Greene o Ten- cenios ningún otro teatro fue tan inmutable ni tan entre­
nesee Williams. En Inglaterra el proceso pasó por gado a su conciencia transmisora. Stanislavski se encargó
Priestley a los Dramas de la contemplación interior, Mi­ de la dirección artística del teatro; Nemirovich-Dan­
rando hada atrás con ira y El animador de Osborne, chenko, de la literaria. Para la financiación se consiguie­
a la obra juvenil realista de Edward Bond Salvados, a ron accionistas. Procedían de la Sociedad Filarmónica
La cocina y la trilogía de la cotidianidad pequeñobur* de Moscú, que ya se había hecho cargo de una Escuela

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de Teatro dirigida por Nemirovich-Danchenko, y de la Entre tanto, el resto de la compañía ensayaba en el co­
Sociedad para el Arte y la Literatura, cuyas representa­ rral teatral de Puchkino, un lugar de recreo a treinta
ciones de aficionados había financiado Stanislavski desde verstas de Moscú.
hacía diez años. El 14 de octubre de 1898 se alzó por primera vez la
Por aquella época Moscú se hallaba bajo el signo de cortina del Teatro de Artistas de Moscú. Moskvin pro­
magnánimos mecenas privados. Industriales y comer­ nunció las pertinentes palabras iniciales del zar Fjodor
ciantes dedicaban su fortuna a fines artísticos. Los her­ Ivanovich: «En esta empresa pongo yo toda mi espe-
manos Tretyakov patrocinaban la pintura; el polifacé­ fanza.» En la tragedia de Tolstoi el resultado es el fra­
tico amigo de la música y del teatro, S. I. Mamontov, caso. Para el Teatro de Artistas de Moscú, aquello supuso
financiaba las óperas y los conciertos. En la casa paterna el camino hacia la fama mundial. Está ligado al nombre
del joven Stanislavski, cuyo nombre burgués era Kons- de «su» autor, Antón Chejov, y basado en la represen­
tan'tin Sergueyevich Alexeyev, se levantaron escenarios tación de ha gaviota, que como segundo estreno se re­
para niños y aficionados. presentó el 17 de diciembre de 1898. La obra había
Durante la tournée de los Meininger a Moscú en 1885, fracasado un año antes en el Teatro Alexandra de San
Stanislavski, que entonces tenía veintidós años, no se Petersburgo. Sólo a duras penas se consiguió de Chejov
perdió ninguna función. Admiró la «extraña disciplina un nuevo intento.
de una grandiosa festividad del arte»; pero el «despo­ La escenificación se convirtió en la prueba decisiva
tismo de la escenificación» de Chronegk le empujó a del Teatro de Artistas de Moscú. Mientras los esfuer­
las primeras consideraciones artísticas sobre las razones zos en El zar Fjodor Ivanovich se habían reducido a la
en pro y en contra de la tiranía de la dirección. El mis­ preparación del escenario, ahora se trataba de criterios
mo Stanislavski nunca fue un director tiránico. Des­ teatrales: de disposiciones, presentimientos, alusiones,
pués de más de cien ensayos no le importaba apelar a matices de los sentimientos. Se pisa un nuevo camino
la intuición propia de sus actores. No les imponía su de la intuición y del sentimiento, como señalaba Stanis­
propia concepción: se ocupaba de familiarizarles con los lavski, un camino «desde lo exterior a lo subconsciente,
presupuestos de su papel, un trabajo básico sobre el que pasando por lo interior». Representaba la entrega total
más tarde levantó su «sistema». al teatro, un fervor casi religioso. «Nos abrazamos como
El principio de fidelidad a la realidad histórica, a la en la Noche de Pascua», escribía Stanislavski después
que se adscribió el Teatro de Artistas de Moscú con su del éxito de La gaviota.
primera representación, procedía totalmente de los Mei­ El Teatro de Artistas de Moscú había hallado su poe­
ninger. Para la apertura se ofreció el drama histórico ta y su estilo. Se convirtió en «la casa de Chejov», y en
Elzar Fiodor Ivanovich, de Alexei Tolstoi, padre, apa­ adelante la gaviota con sus alas extendidas adornó el
recido en 1868, prohibido en su época por la censura. telón, los programas y los billetes de entrada. El ínti­
Durante varios meses antes, Stanislavski, su mujer Ma­ mo contacto artístico y personal con Chejov — la actriz
ría Lilina y el maquetista V. A. Simov habían preparado Olga Knipper fue su mujer— se incrementó con las es­
los lugares históricos. En la región situada entre el Vol- cenificaciones de Tío Vania, Las tres hermanas y, final­
ga y el Oca habían buscado salas capitulares en con­ mente, El jardín de los cerezos. Stanislavski desarrolló
ventos e iglesias, habían vagado por comercios de anti­ un pulido estilo impresionista. Ofrecía todos los me­
güedades y mercados de cacharrerías, para conseguir dios imaginables de ilusión óptica y acústica para lo­
el material necesario para una escenificación de «autén­ grar «compenetrar» a sus actores y al público. Un reso­
tica» fuerza emocional y «auténtico» ambiente social, nar de guitarras y cigarras, un ruido de trineos creciente

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y decreciente, colaboraban a ello. En una autocrítica celos sufridos por uno mismo no elaboran un Otelo me­
que desarma Stanislavski reconoció que en esta direc­ jor, sino peor, cuenta él por propia experiencia en su
ción se inclinaba a excesos y él mismo cuenta la anéc­ libro El secreto del actor.
dota tantas veces citada: Chejov dijo en cierta ocasión Michael Chejov, que bajo Stanislavski perteneció al
que escribiría una nueva obra que comenzara de la si­ Estudio Segundo del Teatro de Artistas moscovita y a
guiente manera: «Qué tranquilo se está aquí; no se comienzos de los años 30 utilizó sus apuntes en el
oye ningún pájaro, ningún perro ladra, ningún reloj de Group Theatre de Nueva York, obtuvo como síntesis
cuco suena, ningún búho grita, ningún ruiseñor canta, del sistema de Stanislavski. la siguiente fórmula: «La
nigún reloj anda, las campanas no tañen y no se oye ni imaginación cubre su necesidad con el estudio de la vida.»
un solo grillo.» El mismo Stanislavski se aferró a las dos ideas de
Con las obras de Gorki ganó Stanislavski un nuevo «acción física» y «cometido supremo», es decir; unifi­
componente, el drama de denuncia crítico-social. Su cación en una tesis fundamental creadora, desde la cual
«realismo externo» fue elaborado con la misma inten­ hay que interpretar un trabajo escénico. Como ejemplo
sidad que la fidelidad histórica que había movido a Sta- cita a Hamlet (cuya personificación por E. G. Craig
nislavski a enviar a Chipre una delegación antes del en 1911 dejó en él profundas huellas). Se puede repre­
Otelo y al decorador Simov a Roma antes del Julio Cé­ sentar como un drama familiar bajo el aspecto de: quiero
sar, o que le impulsó a preparar una escenificación de honrar la memoria de mi padre. Se le puede considerar
Ibsen con mobiliario traído expresamente de Noruega. como la tragedia de un hombre que trata de descubrir
Durante los ensayos del Asilo Nocturno, Stanislavski los secretos del ser. Y finalmente se ofrece como má­
envió a sus actores junto al Jitrovmarkt, el barrio de ximo cometido: quiero salvar a la Humanidad.
vagabundos de Moscú, los cuales departieron con los va­ Si, por otra parte, se atribuye al drama de Shake­
gabundos, y Olga Knipper eligió incluso una prosti­ speare la intención política «quiero que desaparezca el
tuta como compañera de habitación para «vivir» el pa­ feudalismo», el principio del cometido suprettio incide
pel de Natacha. La formación obtenida de la realidad en el terreno de lo problemático. Al director corres­
— «representar significa vivir»— es un punto central ponde poner el «cometido supremo» al servicio de la
del famoso (y a menudo mal entendido) sistema de Sta­ Humanidad o en el séquito de los poderosos. En el es­
nislavski. Se le reprochó a Stanislavski que menospre­ tado totalitario, el arte se balancea en el filo de la navaja.
ciaba la capacidad de imaginación. Pero de hecho él El inflamado «Conceded la libertad de pensamiento,
quiere que su «sistema» — celebrado por sus entusias­ señor», del Marqués de Poza, o el juramento de Rütli
tas como el baúl mágico del arte teatral— sea conside­ en Guillermo Tell pudieron resultar en la Alemania de
rado como una dirección flexible para la colaboración 1940 tan sospechosos como lo fue transitoriamente la
entre director y actor. Stanislavski modifica también la «ideología absolutamente burguesa» de Stanislavski en
discutida tesis de la identificación, que desde Riccoboni Rusia. Ya en las revueltas de la guerra civil de 1905
hasta Brecht ha sido controvertida una y otra vez. ¿Es se había sentido Stanislavski en un callejón sin salida.
el actor lo que representa, o representa aquello de lo Una «tournée» de dos años por Europa y América sal­
que él no es consciente? También el sistema de Stanis­ vó la fama del Teatro de Artistas de Moscú para el
lavski desembocaba en un equilibrismo. Advirtió a sus extranjero, cuando en Rusia peligraba su superviven­
actores que no utilizaran el escenario para sus confé- cia. Después de la revolución de octubre de 1917, el
siones privadas. Que las sensaciones personales no eran teatro estaba muy distante de las masas enfebrecidas.
ningún enriquecimiento del arte representativo. Que los Pero A. W. Lunacharski, primer comisario del pueblo
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para la Educación, tendió su mano protectora sobre áe farolas de estación brillando a lo lejos. Para la es­
Stanislavski. Desde septiembre de 1922 hasta agosto de cenificación del drama lírico de Alexander Blok Rosa
1924 la compañía del Teatro de Artistas de Moscú es­ y Cruz, que no se llevó a efecto, Stanislavski había idea­
tuvo de viaje una vez más, a Europa y América, siguien­ do un escenario similar totalmente desmateríalizado.
do invitaciones hechas hacía tiempo. «Tuvimos que ale­ Del trabajo directivo de Stanislavski, el extranjero
jarnos», escribe Stanislavski en sus Memorias, aparecidas sólo conoció las representaciones clásicas del Teatro de
en América en 1925, «alejarnos de una atmósfera de Artistas, altamente perfeccionadas, limadas hasta el ex­
desorganización» en un momento en que «la tormenta tremo y mantenidas durante decenios. Su juego sobe­
de la revolución había alcanzado precisamente en los rano con la «cuarta pared» — como, por ejemplo, el
teatros su desarrollo más perfecto y frente a nuestro banco colocado junto al proscenio en el segundo acto
teatro había surgido una actitud nada benevolente. Esta de La gaviota, en el que los actores se sentaban dando
no procedía verdaderamente del mismo régimen, sino la espalda al público— se convirtió en modelo mundial
de la extrema izquierda de la juventud teatral.» a seguir.
Los artistas dirigentes de la nueva época — Meyer- La experimentación de nuevas formas se limitó a los
hold, Vajtangov, Tairov— procedían de la escuela de Estudios, que se convirtieron en las reservas del tea­
Stanislavski: de los estudios experimentales del Teatro tro ruso moderno. Al primer Estudio siguió el segundo,
de Artistas de Moscú. Meyerhold había tratado de ga­ el tercero (el actual Teatro de Vajtangov), un cuarto
nar a Stanislavski en 1905 para los principios de un Estudio y un Estudio Musical dirigido por Nemirovich-
teatro estilista. Pero la guerra civil supuso para el estu­ Danchenko. Stanislavski participó personalmente en el
dio de la Povárskaia su fin, antes de que Meyerhold desarrollo del Estudio judío Habima, en el que a pe­
lograra resultados prácticos. tición suya enseñó algunos años Vajtangov y él mismo
El trabajo sistemático de experimentación lo adoptó el dirigió un curso sobre su sistema. El punto artístico
llamado Estudio Primero, que fue dirigido por Z. A. Su- culminante lo constituyó la escenificación de Vajtangov
lershizki y después de su muerte en 1916 por J. B. Vaj­ para Dybbuk (1922), una leyenda caucasiana dramatiza­
tangov. Gorki proporcionó al Estudio sus notas sobre da por Sch. Anski. Después de la «torunée» por Euro­
los métodos de improvisación de la commedia dell’arte pa y América, la «Habima» se dirigió a Palestina en
napolitana, que había estudiado minuciosamente duran­ 1928-1929; con la fundación de la República de Israel
te su destierro voluntario en Capri. El escenario de en 1948 se convirtió en el Teatro Nacional hebreo de
habitación, en un principio muy provisional, obligó a Tel-Aviv.
combinaciones nada convencionales con podios y pla- Igualmente, según el método de Stanislavski, traba­
. tafominas manejables. Stanislavski ideó una rejilla me­ jaron el Estudio armenio de Moscú, la Reduta polaca
tálica que fue colocada en el techo y sirvió para colgar fundada en Varsovia en 1919, el Estudio constituido
lienzos de paño. en Kiev por la actriz polaca St. Wysocka, el Teatro
En el reducido círculo- de improvisaciones del Estu­ Nacional búlgaro de Sofía, bajo el director y discípulo
dio ensayó las posibilidades técnicas que más tarde el de Stanislavski N. O, Masalinitov: una cadena cuyos
teatro revolucionario elevó a dimensiones masivas. Para eslabones llegan hasta América con Michael Chejov.
la obra simbolista de Andreiev Juventud sugirió un bos­
que con ramas colgantes de terciopelo negro; asimismo,
una caja transparente revestida de terciopelo negro, con
puntitas de luz incrustadas en ella, producía la ilusión
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El simbolismo.— Imaginación y luminotecnia cido el peligro que para el arte y la vida existe en la
huida al reino inanimado de los sueños: el viaje al «nin­
El Naturalismo teatral había tomado de París su pro­ guna parte» de las situaciones anímicas/ en el que se
grama de partida. En Francia se inició también como pierde el Tintagiles de Maeterlinclc.
reacción el abandono consciente del Naturalismo: el Uno de los más jóvenes simbolistas de París, Paul
Simbolismo. Mallarmé, el «prince des poetes», se pa­ Fort, rechazó en 1890 el Naturalismo del Théátre Libre.
rapetó en nombre de la poesía frente a la pretensión Fundó el Théátre d’Art, apoyado por un grupo de poe­
de esperar del poeta sólo una representación de lo pro­ tas de sus mismas ideas. Como director artístico llamó
fano en primer plano. Su tarea no consistía en nombrar al actor Lugne-Poe, que procedía de Antoine. Una frase
un objeto, sino más bien en evocarlo gracias a su ima­ de Lugne-Poe sobre esta época de cambio de tenden­
ginación. Mallarmé soñaba con un «teatro soberbiamen­ cias caracteriza la situación espiritual del teatro en el
te realista de nuestra fantasía», un teatro «desde den­ antagonismo de los estilos: «Mi cabeza confusa vacila­
tro», de igual manera que los románticos habían buscado ba entre el Naturalismo y el Simbolismo y hallaba en
«el camino hacia adentro». los dos pesebres sólo un escaso alimento.»
Baudelaire hablaba de «la selva de símbolos». Veía El centro de gravedad del Théátre d’Art se hallaba
en el Universo visible una reserva de cuadros y figuras en el simbolista Maeterlinck, en los dramas líricos de
a la que sólo la imaginación poética podría asignar su la soledad y de la melancolía. El eco favorable de Pe­
rango y valor. Y de Valéry procede la hermosa frase de leas y Melisenda en mayo de 1893 animó a Lugne-Poe,
que la poesía debiera recobrar de la música lo que por alentado por el poeta y crítico Camille Mauclair, a es­
derecho le corresponde. En la colaboración de ambas lo­ tablecer una empresa propia: el Théátre de l’Oeuvre.
gró el teatro del Simbolismo su legitimación más con­ Fue inaugurado en octubre de 1893 con Rosmersholm
cluyente. Richard Strauss convirtió el viejo problema de Ibsen. En busca de alimentos más fuertes, Lugne-
básico, la rivalidad entre palabra y música, en el tema Poe echó mano del Ubu-Roidú joven bohemio parisi­
de su último ópera, Capriccio, pulida hasta el máximo. no Alfred Jarry. El estreno de la feroz farsa crítica de
El naturalismo era un programa, pero no necesaria­ la sociedad el 10 de diciembre de 1896 provocó un
mente un límite de la personalidad creadora. Ibsen pro­ tumulto como no lo había vivido París desde los días
venía del Peer Gyní, del Romanticismo nacionalista de Hernani. Firmin Gémier representó a Ubu, y ya su
noruego, antes de escribir Espectros y Nora, y con el primera palabra bastó para destrozar burlonamente el
Simbolismo subyacente de El pato salvaje se apartó del bienestar estético de los espectadores «que habían ce­
teatro puramente naturalista. Gerhart Hauptmann re­ nado bien».
presentó en Hanneles Himmelfahrt lo agudamente doc­ En el patio de butacas se sentaba la «haute-volée»
trinario, y con la Versunkene Glocke y la fábula Und del culto simbolista a la belleza, estaban Mallarmé y
Pippa tanzt se sumerge en mundos míticos neorromán- Henri Ghéon, Yeats y Arthur Symons, Ante sus ojos
ticos. Chejov hace que el joven Konstantin en La ga­ se iniciaba el teatro vanguardista del siglo venidero: se
viota pida nuevas formas, fuerzas que debían acabar había iniciado el tránsito del drama surrealista al drama
con la rutina del teatro actual y con su esfuerzo lasti­ del absurdo, pasando por Víctor o los niños en el poder
moso «por conseguir una moral de las imágenes y fra­ de Roger Vitrac, hasta Ionesco, Beckett, Audiberti.
ses insípidas». Pero Konstantin Treplyov perece en el Varias décadas después, Henri Ghéon, en su ensayo
caos de sus sueños y de sus formas. Chejov — en la retrospectivo L’art du théátre (1944), elogiaba al Ubu-
frontera entre naturalismo y simbolismo— ha recono­ Roi, que era teatro cien por cien, que creaba «en las

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fronteras de la realidad una realidad con ayuda de símbo­ de transfiguración poética no alcanzado por el teatro ha­
los»: una interpretación que muestra cuán cerca se ha­ blado, Hugo de Hofmannsthal halló en Ricardo Strauss
llan los círculos divergentes. (En 1958, Jean Vilar ha su compañero ideal. La embriaguez simbolista de sonido
descubierto de nuevo, con una escenificación de más­ y colores de Gabriele d’Anunzio vivió de la oscura y
caras grotesca y agresiva en el Théátre Nationale Po- sugestiva melodía declamatoria de Eleonora Duse.
pulaire, las cualidades teatrales del Ubu-Roi. El Theater Era la época en que Rodin modelaba sus amantes en
am Gelander de Praga ha mostrado por toda Europa, mármol blanco, en la que Rilke escribía los Sonetos a
después de 1960, su adaptación checa.) Orfeo, en la que Isadora Duncan bailaba a Afrodita
Cuán poco se dejó cohibir la praxis teatral por con­ con túnica y sandalias de cintas y en un ingenuo y or­
troversias estilísticas lo muestra el hecho de que Gémier giástico sentimiento del todo exolicaba: «My soul was
apareció también en escena en marzo de 1908 con su lifee a battlefield where Apollo, Dionvsos, Christ, Nietzs-
Péfe Ubu en el Théátre Antoine. che and Richard Wagner disputed the ground.»
La simultaneidad de lo aparentemente contradictorio
El Occidente hizo un inventario de sus existencias.
señala el desarrollo futuro. En el mismo momento en
Richard Wagner ya lo había hecho para el escenario de
que fueron derribados los convencionalismos dramáticos
ópera. Su ideal de obra artística total ocupó a los este­
tradicionales comenzó también el abandono del habitual
tas de Europa y América. El suizo Adolphe Appia pro­
marco del escenario en forma de caja. El primer im­
yectó en 1892 una serie de bocetos y modelos para el
pulso lo dieron los simbolistas con su rechazo de la ser­
Oro del Rin y en 1896 para el Parsifal. Encomendó a
vidumbre naturalista, al detalle. La existencia de fotó­
grafos del joven Ekdal en El pato salvaje de Ibsen es la luz una tarea que jamás había desempeñado hasta
entonces en los escenarios: proyectar sombras, crear es­
ilusoria: oculta la trama de falsedad de un cómodo arre­
pacio, mientras producía orofundidad y lejanía. Appia
glo. La cámara se convierte en el requisito del auto-
levantó pesados sillares, figuras cúbicas v oblicuidades
engaño. para enormes «plataformas interiores». Pero Bavreuth
Para los simbolistas el fotografismo del drama natu­
no lo llamó. Cósima Wagner conservó el legado del
ralista era una locura patente que cerraba el paso a un
maestro, con su Walhalla y su castillo del Santo Grial
examen más profundo. El escenario no debiera mostrar
de cartón piedra, con su decoración realista y con las
el medio ambiente, sino alumbrar espacios anímicos. Su
hijas del Rin sobre armazones de ruedas. Sólo Wieland
tarea no es describir, sino evocar. La luz recibía una
Wagner prescindió radicalmente, medio siglo después,
función decisiva. Música y baile venían en ayuda de la
del convencionalismo. Desmaterializó la escena y traba­
palabra. En algunas ocasiones afortunadas lograron sa­
jó con visiones de luz-espacio, tal como las habían ima­
car \a la publicidad del escenario los estados anímicos
ginado los dos grandes reformadores teatrales del Sim­
enraizados en el terreno privado de la Lírica: una en­
bolismo, Adolphe Appia y Edward Gordon Craig.
trega del «état de l’ame» que el drama simbolista sólo
Los proyectos y las ideas de Appia respondían al ex­
lograba realizar gracias a la ayuda de la música.
perimento poético de los simbolistas; la escala de su
La poesía de Mallarmé L’aprés-midi d’un jame fue
puesta en práctica era muy limitada. En el teatro pri­
llevada al escenario y a la sala de conciertos por Claude
vado de la condesa de Bearn, en París, Appia tuvo oca­
. Debussy, En la coreografía de Niyinsky constituyó en
1912 un punto culminante del ballet ruso en París. El sión en 1903 de crear imaginaciones escénicas para frag­
mentos de la ópera Carmen de Bizet y de la composición
drama sílfido de amor de Maeterlinck Peleas y Meli­
de Robert Schumann sobre el Manfred de Byron. El
senda obtuvo, merced a la música de Debussy, un grado
encuentro con Emile Jacques-Dalcroze llevó a los pro­
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yectos de «espacios rítmicos», correspondencias ópticas escénico se componía de un ¡sencillo fondo azul. Pero
con la idea gimnástico-musical de la dirección escénica, en este azul estaba el alma, el «état de l’áme» conteni­
desarrollada por el instituto suizo Jacques-Dalcroze en da en la ópera de Purcell: brillante claridad, palidez
Hellerau, junto a Dresde. crepuscular y al fondo una lejana y fina filigrana de
Con un Pristan para la Scala de Milán, junto con mástiles. El boceto para el drama de Ibsen Expedición
Jean Mercier y Arturo Toscanini, un Anillo para el tea­ nórdica al Norte aparece como una anticipación del Par-
tro de la ciudad de Basilea bajo la dirección de Oskar sifal de Bayreuth de 1953.
Walterlm, y La Anunciación de Claudel para Hellerau, Otto Brahm le hizo venir al teatro Lessing de Ber­
Appia pretendió conseguir una mayor trascendencia me­ lín para una escenificación de la obra simbólica y lírica
tafísica. Su culminación fue, al margen del teatro, La de Hofmannsthal La Venecta salvada (según Thomas
catedral del futuro. Otway); Craig se limitó a unas largas cortinas de co­
La norma suprema de Appia era mantener el escena­ lores. Los reflectores producían, con interferencias y con
rio libre de todo lo que perjudique la actualidad del haces concentrados, aquella magia de luz que iba a ser
actor: «El cuerpo humano ha abandonado su preocupa­ decisiva también para el teatro expresionista. Kokosch-
ción por buscar el reflejo de la realidad: él mismo es ka y Cocteau la han utilizado ampliamente en su forma
ya la realidad. Al decorado escénico sólo le corresponde específica óptico-dramática, Cocteau incluso en el cine.
la tarea de llevar a efecto esta realidad » Una protesta contra la pintura luminosa surgió en 1954
También Edward Gordon Craig partió de esta con­ por parte del director londinense Peter Broock; Craig
vicción básica. Pero introdujo en sus proyectos las for­ sobrestima la importancia del haz luminoso. Incluso los
mas y los movimientos como componentes gráficos. Los filtros de colores sólo gradualmente conseguirían ami­
brazos abiertos de Electra, la espalda encorvada de Lear, norar la dureza de la luz; no podría rivalizar ni en su­
la ancha silueta de Hamlet, no son ningún añadido, tileza ni en matiz y colorido con el pincel del pintor.
smo componente previo de la visión escénica. Venablos, Pero Craig concebía su teatro no sólo como simbo­
lanzas y banderas sobre un escenario en declive subra­ lista de la luz, sino mucho más como arquitecto. Las
yan en el Hamlet de Moscú la monumentalidad de las pantallas móviles («screens») que empleó en 1911 para
verticales; colocadas en diagonal, transmiten el final trá­ la famosa escenificación de Hamlet en el Teatro de Ar­
gico a la imagen óptica. tistas de Moscú de Stanislavski pretendían bastante más
Craig, como hijo de la actriz Ellen Terry, se había que mera monumentalidad. Al mismo tiempo tenían que
familiarizado desde niño con el escenario. Aprendió a extinguir la impresión del escenario tradicional^ tenían
conocer y representar a Shakespeare bajo la dirección que reflejar la acción teatral con imponente movilidad
de Henry Irving. Se sentía como heredero de Irving, y ofrecer a la luz errante resquicios cambiantes.
y así buscó por caminos artísticos opuestos, desde la «Gordon Craig pensaba en una representación sin
adoración de Shakespeare hasta el rechazo de Shaw. pausas y sin telones», cuenta Stanislavski acerca de los
Craig prefería a los dramaturgos con grandes altibajos modestos preparativos de la célebre representación. «El
emocionales. Le seducía sacar a la luz y a la escena las público vendría al teatro sin reparar en el escenario.
líneas místicas y patéticas del destino para «espiritua­ Las pantallas debían servir como prolongación arquitec­
lizar» y desvanecer el realismo escénico. tónica del patio de butacas y formar con él una unidad
Cuando en el año 1900 Craig, junto con su amigo armónica. Sin embargo, al comenzar la representación
Martin Shaw (que no estaba emparentado con G. B. se pondrían en movimiento con fluidez y solemnidad;
Shaw), escenificó la ópera Dido y Eneas, el decorado todas las líneas y agrupaciones se entrecruzarían para

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volver a plasmarse en nuevas combinaciones. Desde cual­ yectos para las producciones de Hopkins-Barrymore de
quier parte la luz arrojaría reflejos deslumbrantes y pic­ Ricardo III y Macbeth en 1920 y 1921 en Nueva York
tóricos. Todos los presentes serían arrebatados a otro proceden íntegramente de Appia y Craig. Tres elevadas
mundo totalmente distinto, que sólo el pintor vislum­ arcadas ante el fondo negro constituían el equivalente
bra ligeramente, y quedaría en manos del espectador el óptico de los ambiciosos planes de Macbeth. Se desmo­
imaginárselo en su fantasía.» ronaban al mismo tiempo que se quebraba la curva del
Es significativo volver a leer en las Memorias de Sta­ destino de Macbeth.
nislavski los obstáculos que planteaba la «tosca y pri­ En Europa los jóvenes pintores abstractos volvieron
mitiva mecánica del aparato escénico a las más altas a las ideas reformistas del simbolismo hacia finales de
aspiraciones anímicas» surgidas desde «las profundida­ los años 20. Naum Gabo y Antoine Pevsner con su
des estéticas más puras». A Stanislavski y a su director escenificación de La chatte en 1927 en París, y Mo-
Sulershitzki les correspondió la difícil tarea de ajustar holy-Nagy con Cuentos de Hoffmann en 1928 en la gran
el modeló entregado y presentado por Craig a las defi­ Krolloper de Berlín, intentaron, siguiendo la idea de
cientes circunstancias prácticas. Craig, «hacer surgir el espacio de la luz y las sombras».
En diciembre de 1906 vivió Craig en Florencia uno •Los bastidores se convirtieron en requisitos para la ob­
de sus mayores éxitos directivos. Escenificó Rosmers­ tención de sombras, todo era translúcido y toda trans­
holm de Ibsen con Eleonora Duse. La mañana siguien­ parencia culminaba en una «opulenta pero concebible
te a la primera representación le escribió ella una carta división del espacio».
de agradecimiento: «He actuado ayer por la noche como La configuración del proceso escénico por la persona­
en sueños, y muy alejada. He experimentado su ayuda lidad creadora, única determinante, como exigían los
y su fuerza...» simbolistas en nombre de la poesía, y Appia y Craig en
El sueño de un teatro propio no se hizo realidad para nombre de la magia del espacio y de la luz, comenzó
Craig. También su escuela teatral de Florencia se man­ a realizarse con los primeros grandes directores del si­
tuvo pocos años. Por todo el mundo se extendieron sus glo xx: con Stanislavski en Moscú, con Max Reinhardt
escritos teóricos: la obra fundamental The Art of the en Berlín, Viena y Salzburgo; con Copeau en París, y
theatre (1905) y la revista teatral The mask, que apa­ Elia Kazan en Nueva York. De Jean-Louis Barrault pro­
reció en Florencia con interrupciones desde 1908 has­ cede, escrita una generación más tarde, la famosa frase:
ta 1929. Gráfica y esmeradamente preparada, se ocupó «La obra de Craig fue mi catecismo, y él mismo el ar­
de todo el complejo teatral. La ilusión, el naturalismo tista más completo del teatro.»
o la estilización de la escena fueron tan discutidos como
el viejo problema del arte teatral: identificación o dis­ Expresionismo.— Surrealismo.— Futurismo
tancia. Craig desarrolló su teoría de las supermarione-
tas, de la comedia de máscaras, única capaz de impedir El que se lleven al escenario controversias espiritua­
todo «egotismo» y que, «encendida en el fuego de los les es, no menos que su celebridad, una herencia del
dioses y de los demonios», se veía libre y sin menos­ teatro antiguo. Aristófanes luchó y consiguió que los
cabo alguno «del humo y la bruma de la mortalidad». atenienses estuvieran pendientes de la escena. Los es­
Planteó problemas que vuelven a aparecer en Meyerhold, cándalos teatrales fueron en todas las épocas la chispa
O ’Neill y Brecht. que encendía el fuego. Cuando comenzó el arte vinie­
El decorador americano Robert Edmond Jones se con­ ron a sumarse a la presión niveladora de la industria­
fesó adepto de la mística de la luz de Craig. Sus pro­ lizada sociedad de masas. El desarrollo de la técnica y

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la rivalidad por los mercados mundiales, provocada por visualidad escénica como presagio de tormenta de la
ella, habían conducido a la locura aniquiladora de la crisis espiritual, emocional y política! Ya Oskar Ko-
primera guerra mundial. El hombre se hundió en la nada,
koschka pedía en 1911 para su drama ha zarza ardiente
entregado, abandonado.
«una habitación de noche de luna llena», grande y llena
«Somos muñecos manejados en la cuerda por fuerzas de sombras, que se cambian y pueblan el suelo de figu­
desconocidas», había dicho ya el Danton de Büchner. ras. Los conos de luz tenían que buscarse y entrecru­
El drama expresionista alemán respondió con un grito zarse y formar una aureola sobre el moribundo. Ko-
a la crisis de autodestrucción. Pesadillas y utopías, el koschka veía la escena como pintor. Sin embargo, el
determinismo de la decisión personal y las visiones del tumulto que desató la representación de Berlín, én el
futuro del Socialismo, el conflicto entre la desatada vida año 1919, hay que atribuirlo más a su exuberante fan­
de los instintos y los fosilizados restos religiosos, esta tasía de lenguaje que a sus visiones plásticas.
sobrecarga reventó las formas del lenguaje. El éxtasis, También Reinhardt Sorge para su obra El mendigo,
la confesión y la protesta estallaron en residuos de pa­ representada en 1917 en el Deutsche Theater de Max
labras, en enfebrecidas abreviaciones del lenguaje, en Reinhardt por la compañía literaria «La Joven Alema­
la estridente dinámica del sonido, en el grito. August nia», pedía proyectores que pudieran transportarse de
Stramm, que llevó hasta el extremo sus dramas de gri­ un sitio a otro e hicieran surgir de la oscuridad noctur­
tos, y Reinhardt Goering, que comienza su Batalla na­ na una figura aislada o un grupo. Richard Weichert,
val con un grito, gimieron bajo el tormento de la exis­ en su representación en Mannheim de El hijo, de Ha-
tencia perdida. En su obra de un acto Una familia, Fritz senclever, en 1918, consiguió el grado de agobiante so­
von Unruh sacó la suma del horror ante una macabra ledad mediante juegos de luces, cayendo verticalmente
pared de cementerio: una lamentación evocadora y ex­ sobre el escenario, según convenía al poeta. Karl Heinz
tática contra la guerra y su crueldad, una llamada a la Martin hizo decorar el escenario de la Berliner Tribüne
humanidad y a la hermandad en versos yámbicos de cin­ en 1919 con una tela negra, para el extático drama hu­
co pies que resuenan estridentemente. mano de Ernst Toller ha metamorfosis; algunos acce­
La generación de los padres se convirtió en el blanco sorios aislados, que apenas llamaban la atención, se in­
de los ataques de los proféticos y agresivos líricos y clinaban ante la furia de la palabra.
dramaturgos de la gran ciudad. La discrepancia entre Un puente de enlace entre el drama y la pintura ex­
juventud y vejez, entre padres e hijos, apareció en ma­ presionista, tal como la representan los dramas de E. Bar-
nifiestos y en el escenario. El conflicto heredado, en las lach, tendió Ernst Stern en 1919 con sus decorados para
comedias El snob y 1913 de Sternheim, tema todavía la representación en Berlín de la obra Wuppér, de Else
de burlas mordientes contra el filisteísmo burgués, fue Lasker-Schüler. Por encima de las enmohecidas casas
sangrientamente radicalizado: desde Hijo de Hasencle- de los trabajadores se elevaban las chimeneas de las
ver, Dies trae de Antón Wildgans y El mendigo de fábricas, y los violentos contrastes de colores subraya­
Reinhardt Sorge, hasta El parricidio de Arnolt Bron- ban los efectos realistas y expresivos de la obra.
nen y Enfermedad de juventud de Ferdinand Bruckner. El dinámico teatro de Herwarth Walden se adscribió
Para el escenario sólo cabía una posibilidad: adaptar a la tendencia hacia la luminotecnia de colores. Una
escénicamente el embate de los «insomnes» y de su escenificación de la obra Sancta Susanna, de Stramm,
«pesado presente de terror», como llama Alfred Kerr en el Kiinstlerhaus de Berlín ofrecía como fondo de
a los dramaturgos expresionistas: poniendo a su dispo­ un interior de iglesia todo el espectro de colores: un
sición todas las posibilidades de la luminotecnia. ¡La semicírculo de rojo muy fuerte; encima de eso, círculos
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concéntricos de amarillo, azul, violeta y, finalmente, ne­ empleaba con gusto e incluso estaba al alcance de la
gro. En los trajes volvían a aparecer los colores puros. técnica escénica más modesta. Cuando, a la vuelta de
Oskar Schlemmer, con su Triadische Ballet, volvió a una jira teatral por provincias, pidieron a Jessner sus
emplear posteriormente, en el marco del Bauhaus-Thea- impresiones, dio la respuesta tantas veces citada: «Es­
ter, el juego de los contrastes rítmicos de color y forma. caleras, nada más que escaleras.» Durante una discusión
Los grandes escenarios de los teatros estatales, con en Munich en 1960, Fritz Kortner declaró, cambiando
su representativo programa de los clásicos, además de de opinión, al aludir a la escalera «cósmica»: Si el
las «marinees» literarias, apenas si ensayaron obras de los Staatstheater hubiera tenido un escenario giratorio, no
dramaturgos expresionistas. Pero los principios abstrac­ se hubiera visto uno obligado a pensar en el efecto
tos de la luminotecnia y el color hallaron su maestro de la escalera. ¿Cuáles fueron las razones fundamenta­
en Leópold Jessner. intendente del Staatstheater de Ber­ les para ello? La oportunidad del director consiste en
lín situado en el. Gendarmenmarkt. Jessner, procedente hacer de la necesidad un principio artístico. El empleo
de Konisbers, había aceptado en 1919 la dirección del de la escalera en el escenario procede ya de Piranesi,
edificio de Schinkel, hasta entonces de tono completa­ Juvara, los Meininger y Appia.
mente tradicional. El 12 de diciembre estrenó un Gui­ También Jacques Copeau, el reformador del arte es­
llermo Tell qüe despreciaba rigurosamente toda la mag­ cénico francés, formalizó la escena con combinaciones
nificencia de las montañas suizas: un apretado sistema de gradas. Para su Théátre du Vieux Colombier, abierto
de gradas, cortinas oscuras como fondo, Albert Basser- en París en 1913, encargó a Francis Jourdain un marco
mann en el papel de Tell, un Sansón de inmejorable arquitectónico con un tablado escénico neutral en la par­
presencia, Fritz Kortner en el papel de Gessler, de as­ te delantera. Su modelo era el escenario isabelino; su
pecto marcial y cargado de condecoraciones. Nada de objetivo, la «reteatralización del teatro»: dimensiones
«lagos risueños» ni dé desfiladeros, sino una fuerte voz externas claras, sencillas, calculadas una a una, así como
de mando de Bassermann desde el borde, del escenario--....... etérea caja de resonancia para la palabra dramática, que
al patio de butacas, cuando la representación amenazaba sólo pedía «un tablado vacío».
con hundirse en el tumulto: « ¡Echad a patadas a los Copeau estaba en contacto con Craig, Appia y Sta-
maiaderos a sueldo! » . [ nislawski; de su escuela salieron los directores Louis
El éxito de la representación estaba salvado. Jessner Jouvet, Charles Dullin — y, durante sus años de codirec-
se había consolidado en el mundillo de las intrigas tea- I tor de la Comédie Frangaise, en 1944, Jean Louis Ba-
trales. Pero la escalera se convirtió en su sello artístico. i rrault y Jean Vilar— . Copeau procedía de la literatura.
Pata el Ricardo III de Shakespeare preparó Emil Pir- Su ideal era una humanización del teatro a partir de la
chan*, una ancha arquitectura de gradas, frontal, que se I palabra. Pertenecía a los fundadores de la Nouvelle
iba estrechando ligeramente hacia la parte superior: una | Revue Franqaise. Allí anunció en el número de septiem­
escala visible para la subida y la caída del sanguinario bre de 1913 su propio teatro y sus objetivos artísticos,
y ambicioso rey, al que Fritz Kortner personificó de bajo el título de Le théátre du Vieux Colombier.
manera perfectamente diabólica. Roio, negro y blanco Copeau había conseguido su primer éxito en 1910
señalizaban las emociones y los partidos. con una dramatización de Los hermanos Karamazov, la
La escalera de Jessner hizo escuela. Llegó a inter­ última novela de Dostoievski. (Su éxito fue tan grande
pretarse con preferencia como expresión de un senti­ que en 1927 Copeau fue invitado por el Theatre Guild
miento cósmico universal y representaba, por tanto, una a una reposición de la escenificación en Nueva York.)
pretensión espiritual; fue imitada una y otra vez, se La influencia de Copeau se extiende por el moderno tea­

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tro francés. Llega hasta Giraudoux y Anouilh. Abarca Chimére», abarcó el campo entre la religiosidad simbó­
incluso lo aparentemente lejano, como, por ejemplo, el licamente matizada y el ingrávido juego de palabras de
drama bíblico Noé, de André Obey, director de la Co­ Labiche. George Pitoeff, nacido en Armenia,; residente
médie Frangaise a partir de 1946: el sobrino y alumno en París desde 1922, trajo al escenario a los rusos y a
de Copeau, Michel Saint-Denis colaboró con él en el los escandinavos, pero también a Shaw, Pirandello y
éxito teatral de 1931. Pierre Fresnay representó el per­ Ferdinand Bruckner. Charles Dullin se atrevió á enfren­
sonaje central en Nueva York; John Gielgud, en Lon­ tarse contra la tradición teatral de los clásicos, cuando
dres. A través de Saint-Denis, que se encargó de la direc­ en su Théátre de l’Atelier adaptó a manera de ballet las
ción de la Oíd Vic School, algo de las ideas de Copeau escenas de lucha de Ricardo III.
influyó en el desarrollo teatral inglés. Las cualidades dramáticas del ballet no plantearon
El Vieux Colombier cerró sus puertas en 1924. Pero duda alguna desde Sergei Diaguilev. Scheherezade (1909)
las enseñanzas de Copeau siguieron en pie en el Cartel y Vetruschka (1911) se habían afirmado como obras de
des Quatres, gremio de los cuatro directores teatrales pri­ arte coreográficas y musicales independientes. León Bakst
vados más sobresalientes de París. Fue fundado en 1926 y Alexander Benois se hicieron famosos de la noche a
y se mantuvo hasta la segunda guerra mundial. Sus miem­ la mañana como escenógrafos y figurinistas. Las prima-
bros fueron Louis Jouvet, Charles Dullin, Gastón Baty donnas, que en el siglo xix eran las únicas que poseían
y Georges Pitoeff. Eran tan distintos de origen y tem­ importancia decisiva, compartían su fama con el pintor
peramento como íntimamente unidos en su propósito y los coreógrafos. Haber colaborado en una escenifica­
común, según idea de Copeau, de hacer teatro ajeno a ción de Daguilev en París, Londres o Montecarlo era el
todo convencionalismo, de humanizar el arte teatral, de primer paso en la escala hacia el éxito Internacional.
enfrentarse con la tendencia hacia una creciente artifi- Jean Cocteau consiguió en Roma en 1917 el primer
ciosidad. Pero al mismo tiempo se hicieron acreedores «succés de scandal» con su ballet. El título era Parade,
al reproche de supervalorar la función del director. Pero música de Eric Satie, escenografía de Pablo Picasso, en
este proceso tuvo que darse naturalmente en un momen­ el programa artísticamente fijado con un término de
to en el que el pluralismo de las posibilidades de creación Apollinaire: surrealismo. Se había dado la nueva divisa:
había alcanzado su primer apogeo. una forma artística que quería ser naturalista, irrealista,
Escenificar requería capacidad crítica de discernimien­ superrealista. Su origen fue el subtítulo de la obra gro­
to; exigía aptitud para entremezclar los elementos más tesca y chocante de Apollinaire Les mamelles de Tiré-
heterogéneos en una forma artística consecuente consigo sias. Fue representada el 24 de junio de 1917 por los
misma. La selección comenzaba con la técnica escénica amigos del poeta, como «drame surréaliste», en el Théá­
y no cesaba en el drama. Otto Brahm se había convertido tre Maubel, en Montmartre. La crítica parisina reaccio­
en defensor del joven Gerhart Hauptmann; el Teatro de nó apagadamente. La obra no alcanzó ni el éxito ni el
Artistas de Moscú, de Stanislawski, se convirtió en la escándalo. Apollinaire dio al teatro ideas más persis­
casa de Chejov; Louis Joúvet ocasionó y fomentó deci­ tentes que sus obras. De él procede también la denomi­
sivamente la conversión de Giradoux de novelista en nación «rayonnisme» aplicada a la forma típicamente
dramaturgo. En 1928 ofreció en su Théátre des Champs rusa del futurismo — los ismos comenzaban a multipli­
Élysées el Sigfrido, un «diálogo con Alemania, ese pa­ carse— , a cuyo éxito internacional contribuyó el matri­
roxismo de paisaje y pasión a la que sólo el alma puede monio de artistas Natalia Goncharova y Michael Lario-
dar su plenitud». nov, como colaboradores de Diaguilev.
Gastón Baty, empresario de los «Compagnons de la El ímpetu con que el ballet y la música se emancipa­
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ron halló su expresión en el llamado «grupo de los seis». let de la ópera de Arthur Honegger, Juana en la hoguera.
A él pertenecieron los compositores Georges Auric, Louis La resonancia de El rey David, en el marco teatral van­
Durey, Darius Milhaud, Francis Poulenc, Germaine Tai- guardista de los hermanos René y Jean Morax, cuyo Théá­
llefere y Arthur Honegger. Sus ataques se dirigieron tre du Jorat, en Méziéres, junto a Lausanne, tendía a
contra los defensores de Wagner y Debussy, lo cual, una estrecha colaboración entre escenario y público, con­
como señaló maliciosamente el coalígado Cocteau, puso solidó su fama mundial.
a éstos en peligro de «ser tomados en serio». En Italia, el futurismo, procedente de las artes plás­
El propio Cocteau se enojaba muchísimo cuando el ticas, tendió a un desprecio radical por la tradición. F.
público le ponía en duda, lo cual no le ocurrió tan a T. Marinetti precisó las exigencias de su manifiesto
io vivo ni con sus films surrealistas, desde Le sang d’un futurista en la obra Proclama sul teatro futurista, en 1915,
poete hasta Orphée, ni con sus dramas La máquina in­ para el escenario. La dinámica de la máquina, la meca­
fernal o Bachus, sino con una escenificación en Munich nización del curso de la vida, el principio funcional del
de El águila bicéfala, en 1962, que se había montado autómata, debían ser los criterios del teatro del futuro.
bajo el patrocinio personal de Cocteau. La juventud pro­ Para el actor, esto significaba un staccato de montajes
testó. Pero el motivo no fue el surrealismo tardíamente verbales acústicamente condicionados, un movimiento
malentendido, sino, en este caso, su vulgarización super­ de marionetas que rayaba en lo acrobático, una reduc­
ficial de la Historia. ción de sí mismo a la rueda dentada del «teatro sinté­
El mérito de Cocteau en los umbrales del surrealismo tico» que trabaja minuciosamente.
consistió en que interesó por el teatro a los pintores de También el decorado se hizo «dinámico». La escena
la École de Paris. Picasso, Matisse, Braque, Utrillo, Juan debe ser incluida en el movimiento rítmico, pedía En-
Gris, Giorgio di Chirico, André Derain, Delaunay, Max rico Prampolini para el teatro en su «scenografia futu­
Ernst y Joan Miró proyectaron decorados. Crearon es­ rista». Leger aceptó en parte este principio. En su pro­
cenografías para Stravinsky y Prokofíev, para Maurice yecto para el ballet La création du monde (1923), las
Ravei y Manuel de Falla, para Albéniz y Ricardo Strauss. diversas superficies planas de la composición pictórica
El escenario se convirtió en el portador de las compo­ geométrica, de fuertes colores, se hallaban en constante
siciones plásticas vanguardistas en formato mayor. El movimiento. Una variante tardía fue el Figúrales Kabi-
ballet ruso, elevado a un nuevo esplendor en el marco nett, de Oskar Schlemmer, compuesto para una orquesta
de la ópera de París, y el ballet sueco, que desde 1920 de jazz, que creó en 1927 para la Bauhaus de Dessau.
apareció en el Théátre Hébertot, celebraron sus triun­ Los experimentos formales de la era de las máquinas
fos. ante decorados fuertemente expresivos. Picasso co­ obtuvieron un resultado impresionante en el nuevo arte
locó en perpendicular el nivel del mar y dispuso ele­ del cine. La terrorífica cinta filmada en 1919 por el pin­
mentos cúbicos para El sombrero de tres picos, de Ma­ tor Robert Wiene, El gabinete del doctor Caligari, suge­
nuel de Falla, con el que actuó el ballet ruso en Lon­ ría con decorados expresionistas, con luces mágicas y re­
dres en 1919. Para la obra Skating Ring, Fernand Léger flejos nerviosos, las visiones de pesadilla de un patoló­
llenó la escena del tortísimo cromatico cubista; De Chi­ gico descubrimiento de personalidad. René Clair, con su
neo levantó detrás de La Jarre la tranquila planicie de cortometraje Entr’acte, sacó a la luz el inquieto subcons­
su perspectiva pictóricamente sentida: dos significativos ciente de una bailarina poseída de miedo escénico: un
estrenos de la compañía sueca en París en 1922 y 1924. homenaje al ballet sueco, para cuya aparición se había
Las inicativas de esta época de esplendor de la danza confeccionado la cinta como entreacto, de ahí su nom­
ejercieron su influencia hasta en los intermedios de bal­ bre. Jean Cocteau mostró con Le sang d’un poete, con
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una fantasía pictórica e intelectual, las posibilidades que a los decorados, a los que Reinhardt iba a renunciar
se ofrecen al cine como «documento realista de sucesos pronto. El escenario giratorio debía ser construido a
irreales»: El surrealismo, con la cámara, como ha repe­ pesar de todo: «Yo pongo en este escenario giratorio
tido incansablemente en sus películas Orphée (filmada mis mayores esperanzas.»
en 1949 según su obra en un acto de igual nombre Las bambalinas, esos harapos miserables, deben des­
de 1926) hasta el Testament d’Orphée. aparecer. Reinhardt declaró también la guerra a los te­
lares: «Lo que viene de allá arriba es casi siempre malo.»
Max Reinhardt. Fascinación y técnica Declara que su ideal es el escenario giratorio,, sobre el
que debe ser construida a ser posible toda la obra y
El siglo de los grandes directores jugó al mismo tiem­ cubierta por una cúpula.
po que Stanislavski un segundo triunfo: Max Reinhardt. Max Reinhardt había llegado a Berlín después de
También éste recorrió en su concepciones artísticas las haber pasado por Viena, Pressburg y Salzburgo, donde
variadas fases de estilo de la época. «Mediador entre el Otto Brahm lo vio en 1894 en el papel dé Franz Moor
sueño y la realidad» se calificó a sí mismo en cierta oca­ y lo llevó al Deutsche Theater. Trabajó en el escenario
sión Max Reinhardt. Tenía en la sangre la herencia del con Josef Kainz, Agnes Sorma y Alfred Bassermann.
Barroco austríaco, la entrega generosa a la fascinadora Pero el naturalismo frío, objetivo, incorrupto del pro­
solemnidad del teatro. Pertenecía a la esencia de su arte testante Otto Brahm no le bastó a la larga. Reinhardt
y de su personalidad crear de la nada, derramar por el quería innovar. Buscaba las posibilidades más fecundas
escenario toda la riqueza abarcable de ánimo y color, y fascinadoras del teatro: la realidad más alta, sensible,
de sensibilización espiritual y óptica. no su imagen profanada.
Y en el mismo momento el teatro tenía a mano los Reinhardt dio el salto a través del cabaret literario.
medios técnicos nuevos que las artes de transformación, Se unió a un grupo de jóvenes artistas denominado Schall
hasta entonces insospechadas, ganaron para el envejecido und Rauch que desde 1901 comenzaba a adquirir fama
y pesado aparato decorativo. En 1896, Karl Lautenschla- con breves números de sketches y pronto con obras lar­
ger ensayó en Munich el escenario giratorio y ofreció con gas de gran éxito de público. (La primera ocasión había
él las premisas prácticas para desarrollar definitivamente sido una velada benéfica para el enfermo Christian Mor-
un viejo sueño teatral. El Kabuki japonés conocía ya primi­ genstern, que ya no podía sufragar los gastos de su es­
tivos predecesores; Leonardo de Vinci construyó en Mi­ tancia en un sanatorio de Suiza.); Max Reinhardt se sepa­
lán en 1490 una escenografía giratoria. Pero sólo el es­ ró de Brahm. El actor se convirtió en director; el direc­
cenario giratorio de Lautenschláger, movido por electri­ tor, al cabo de pocos años, en el motor artístico y .em­
cidad, se convirtió en patrimonio común del teatro. Ho­ prendedor más apasionado del teatro berlinés. Planos
rizonte circular e iluminación de numerosos colores, ho­ nuevos, escenarios nuevos, reconstrucciones, ampliacio­
rizonte en forma de cúpula y reflectores de efectos espe­ nes para dimensiones cada vez mayores, teatros de ma­
ciales completaban el arsenal de las nuevas posibilidades sas, arenas, festivales, la energía desbordante de Max
fascinadoras, y Max Reinhardt se convirtió en su maestro. Reinhardt superó todos los obstáculos. A finales de fe­
Las orientaciones con que en 1905 dirigió la renova­ brero de 1903 tomó la dirección del Neues Theater, en
ción del Pequeño Teatro de Berlín caracterizaron la sig­ el Schiffbauerdamm. Su punto culminante fue una esce­
nificación de la técnica para el arte teatral del futuro. nificación paródica de Orfeo en los infiernos, de Offen-
La luminotecnia debía «tener ricas posibilidades, mu­ bach, con Alexander Moissi como Plutón-Aristeo y el
chísimos colores y también reflectores». Debía sustituir joven Otto Klemperer en el podio de la orquesta. En el
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Kleines Theater de Unter den Linden, la sala modernizada sonado en oscuro con asientos de almohadillas total­
del grupo «Schall und Rauch», tras la sombría obra na­ mente individuales. Para la apertura, el 8 de noviembre
turalista de Gorki Asilo nocturno se representó una co­ de 1906, ofreció Espectros, de Ibsen, y la maqueta del
media mágica no menos naturalista: Sueño de una no­ escenario procedía del pintor noruego Edvard Munch.
che de verano, de Shakespeare, con árboles verdaderos Reinhardt consiguió atraer a Max Slevogt, Jovis Co-
sobre la verde moqueta de hierba, tras los que subía rinth y a Max Pechstein para la obra Genoveva, de Heb-
la luna y brillaban las estrellas desde el horizonte en bel. Una colaboración de varios años le mantuvo unido
forma de cúpula. En el escenario abierto giraban el bos­ a Ernst Stern, César Klein, Emil Orlik. Entró en con­
que, la estancia de los artesanos, el palacio. Reinhardt tacto con Edward Gordon Craig y proporcionó el im­
escenificó más tarde doce veces el Sueño de una noche pulso y la seguridad de convertir en realidad lo que
de verano, siempre de manera totalmente distinta _— la Romain Rolland y Craig habían proclamado como tea­
última, en 1935, en Hollywood, como película, junto tro del futuro: un teatro de masas, un local de gigan­
con Wilhelm Dieterle— , pero ninguna representación le tescas proporciones en el que el pueblo debía agolparse
reportó tanta fama como el efecto de los escenarios gi­ como en la Antigüedad, como en las plazas de los mer­
ratorios con los árboles auténticos en Berlín. cados de la Edad Media cristiana.
En verano de 1905, Reinhardt entró como director Reinhardt alquiló el circo Schumann, que admitía
del Deutsche Theater de la Schumannstrasse. Pocos me­ 5.000 espectadores. Como drama eligió la obra de Só­
ses más tarde lo compró a su fundador, el poeta cómico focles Edipo Rey, adaptada recientemente por Hugo
Adolphe l’Arronge,. la casa donde había trabajado bajo von Hofmannsthal. Alfred Roller le construyó una im­
la dirección de Brahm, uno de los teatros más sobresa­ ponente escenografía de escaleras, que llevó la historia
lientes de Alemania; todavía después del desastre de antigua hasta el centro de la arena. Enormes masas de
1945, Gustaf Gründgens, Paul Wegener y Horst Gaspar gente constituían el coro. Reinhardt dominaba la tarea
prestaron nuevo esplendor al Teatro Alemán de Max de la dirección de masas y dominaba al público: en 1910,
Reinhardt. con el Edipo Rey y, un año más tarde, en el mismo
En 1906, Reinhardt convirtió en teatro un salón de edificio circense, con la Orestíada, de Esquilo. Asimis­
baile que quedaba al lado, destinándolo a las obras de mo, en 1911 transformó el Olimpia Hall de Londres en
cámara. Aquí fueron representados Sternheim y Wede- una catedral gótica para la obra de Karl Vollmóller, Mi­
kind, Ibsen y Strindberg, mientras en la casa grande lagro. Vidrieras de colores, ojivas y columnas, proyec­
dominaban los clásicos. Strindberg vino personalmente tadas por Ernst Stern, revestían la sobria construc­
y se mostró entusiasmado por la exquisita atmósfera de ción de hierro y envolvían todo el hall con una pálida
intimidad de las obras de cámara, por el contacto entre luz mágica. El público fue sumido en un ambiente mís­
el escenario y el público, no estorbado por las candilejas. tico medieval al que Engelbert Humperdinck prestó las
Fundó en Estocolmo, en 1907, a imitación de Reinhardt, partes musicales.
el Intime Theater. Sólo tenía capacidad para 160 perso­ El director francés Firmin Gémier emprendió aná­
nas y ofrecía la deseada garantía para los matices psico­ logos intentos de teatro de masas en el Cirque d’Hiver
lógicos, que contribuyó al éxito en Estocolmo de la de París. En 1919 escenificó un Edipo, rey de Tebas,
obra La señorita Julia, bajo la dirección de August Falck. en la versión religiosa y simbolista de Saint-Georges de
Para Max Reinhardt, las obras de cámara eran sólo Bouhélier; para la configuración escénica, el decorador
un acorde en la orquesta de sus planes, pero lo tocó con Emile Bertiu se sintió atraído no por la Antigüedad
la exquisita delicadeza que correspondía al local arte- griega, sino por la romana. En la arena del circo levantó

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una arquitectura según el modelo de Orange. En mar­ ganarlos para sus cambios teatrales. «No es el mundo
zo de 1920 siguió La grande Pastorale, un auto cris­ de la apariencia el que vosotros frecuentáis, es el mun­
tiano de Charles Hellem y Pol d’Estoc, en la que Gas­ do del ser», explicaba en 1929 a los primeros partici­
tón Baty llevó la dirección, pantes en su, seminario teatral y de dirección en el
Pero Reinhardt fue todavía más lejos. El público no Schlosstheater de Viena. En esta frase se encierra el re­
debía ser elemento pasivo, sino activo. Ello ocurrió con conocimiento de su propia entrega a la más alta verdad
el polémicamente famoso Danton berlinés de Romain del teatro. '
Rolland. Reinhardt distribuyó entre el público unos Max Reinhardt no se adscribió ni a formas especí­
100 actores que con broncos gritos participaban en las ficas de estilo ni a autores determinados. Llevó a Berlín
discusiones de la Revolución, saltaban de sus asientos, a Ludwig Thoma y a Anzengruber. Dio a conocer a los
gesticulaban. Todo el enorme local que Hans Poelzig expresionistas pacifistas en las jornadas dominicales del
había convertido en una monstruosa bóveda de estalac­ Deutsches Theater, y en su revista Das junge Deutsch-
titas quedó convertido en tribunal. land. Amaba a Shakespeare, Hebbel y Kléist y vislum­
«Y luego Paul Wegener, en el papel de Danton, alto, bró un fulgor del teatro del Lejano Oriente con la
ancho, masivo, radiante, se acercó hasta el borde del pantomima Sumurun, ofrecida en 1910 entre las obras
tablado enrejado, que había sido arrastrado a la arena berlinesas de cámara, y en la que hizo aparecer al actor
delante del escenario verdadero», cuenta Paul Fechter. principal en un sendero de flores situado por encima
Pertenecía a los pocos que estaban dispuestos a admirar de las cabezas del público, como en el Kabuki japonés.
a Max Reinhardt en esta encrucijada crítica de 1920. El 16 de junio de 1933, Max Reinhardt escribió la
Los espectadores conservadores le pusieron el veto. El carta quizá más trágica con que un hombre de teatro,
«teatro total» que casi medio siglo más tarde se convir­ que tantos éxitos lograra, haya vuelto jamás las espal­
tió en el lema corriente de los experimentadores, co­ das a un sistema totalitario: la explicación de su re­
menzó en Alemania con el fracaso, que merece toda cla­ nuncia a los teatro expropiados por los nacionalsocia­
se de respetos, de Max Reinhardt, en el Grosses Schaus- listas, cuya dirección había confiado Reinhardt ^n 1931
pielhaus de Berlín (cfr. p. 253). a Rudolf Beer y Karl Heinz Martin. «Con esta propie­
En octubre de 1920, Reinhardt se retiró de la direc­ dad pierdo no sólo el fruto de treinta y un años de
ción del Deutsches Theater — su colaborador de varios actividad», se lee en ella, «pierdo más bien el suelo
años, Félix Hollaender, ocupó su puesto durante dos que yo he construido a lo largo de una vida y en el que
años— y se dirigió a Viena. Escenificó en el otoño e yo mismo he crecido. Pierdo mi patria... Pues la vo­
invierno de 1922-1923 en la Redoutensaal de Viena y luntad del Estado ha creado una situación, en la que ya
en el Deutsches Volkstheater (Teatro Popular Alemán) no hay ni puede haber un lugar adecuado para mi traba­
y en 1924 se encargó del teatro de la Josefstadt. Fue jo; de esa manera se me ha hecho imposible seguir al
inaugurado el 1 de abril con la obra de Goldoni Criado frente de la obra de mi vida y cumplir las obligaciones
de dos amos: una declaración de amor de Reinhardt a a ella ligadas; así reconozco que debo remitir al Es­
la commedia dell’arte, que no se cansaba de repetir en tado esta obra en toda su extensión... Junto al cum­
numerosas variantes. plimiento de su tarea principal, acoger las corrientes vi­
Le atraían las formas teatrales más sencillas, así como vas de la época y sacar a luz las obras dramáticas
las más corrientes. Revisaba y ensayaba una y otra vez nacionales, el Deutsches Theater se ha creado una in­
la potencia de sus fuerzas creadoras. Para andar por comparable fama internacional con numerosas jiras por
nuevos caminos logró cautivar a actores extranjeros y todas las grandes ciudades del mundo... La satisfacción

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de haber colaborado con la mejor fuerza de mi vida en­ Reinhardt escenificó en la iglesia colegiata la obra El
dulza la amargura de mi despedida.» gran teatro del mundo de Salzburgo, obra barroca de
De ninguno de los puestos gubernamentales berline­ Hofmannsthal, inspirada en Calderón. Lo que en otros
ses le llegó respuesta. escenarios más sobrios había tenido que crear con la
magia de sus recursos — la asociación imaginativa con
La idea de los festivales el espacio sagrado— para la representación del Milagro
de Vollmóller, aquí le estaba dado de antemano. Rein­
El nombre de Max Reinhardt no sólo está ligado a hardt no tuvo más que someterse a la mayestática ar­
Berlín y Viena, también está inseparablemente unido a quitectura de Fischer von Erlach. Eligió baldaquinos
Salzburgo, la ciudad de su partida, la ciudad de los fes­ estilizados y tapices de rojo brillante como único adi­
tivales. Desde 1903 le dominaba la idea de hacer de tamento para la fría blancura de los zócalos, columnas
Salzburgo la ciudad de los festivales. En ella veía belle­ y pilastras.
za, espíritu y jovialidad, lujo paisajístico y arquitectó­ El año 1922 fue significativo para la futura prepon­
nico, junto con la ventaja de una. maravillosa situación derancia musical de los festivales de Salzburgo. Por pri­
central, circunstancias ideales para un lugar de peregri­ mera vez se representaron cuatro óperas de Mozart, Don
nación del arte. Bajo el signo de Mozart habría de recu­ Juan, Cosí jan tutte, Las bodas de Fígaro y El rapto
perar el teatro «lo pomposo, lo festivo, lo excepcional del serrallo. (Ya desde 1877 había habido en Salzburgo
que todo arte tiene y que también tuvo en el teatro de festivales musicales con obras de Mozart.) Se inició un
la Antigüedad». nuevo giro en favor de la ópera, apoyado por la cons­
Hugo von Hofmannsthal fomentó la idea. Reinhardt trucción del Teatro de los Festivales y su feliz amplia­
solicitó con apremiantes cartas la opinión cultural y eco­ ción llevada a cabo en 1926 por Clement Holzmeister.
nómica de los concejales de Salzburgo. En el verano Richard Strauss, Arturo Toscanini, Bruno Walter, Cle-
de 1920 se llegó finalmente a una decisión. Se celebra­ mens Krauss, Wilhelm Furtwangler, actuaron en él
ron los primeros festivales. El 22 de agosto resonaron como directores. Primeras figuras de Viena, Milán y
por primera vez las voces del Jedermann en la plaza, Nueva York cantaron las partes principales. En el pin­
ante la fachada de la catedral barroca, y su eco desde toresco marco de la Felsenreitschule se mezclaron la
la fortaleza de Hohensalzburg. Para la adaptación por ópera y el espectáculo, oratorios y ballet. El antiguo
Hofmannsthal del misterio medieval, Max Reinhardt ha­ Teatro de los Festivales ya no tenía capacidad para la
bía ofrecido sus mejores fuerzas. Alexander Moissi re­ afluencia de espectadores. Clemens Holzmeister proyec­
presentó a Jedermann; Wilhelm Dieterle, al Buen Com­ tó un edificio nuevo supermoderno, asentado en las ro­
pañero; Heinrich George, a Mammón; Werner Krauss, cas del Monchberg. Con su inauguración comenzó en
a la Muerte y al Diablo; Hedwig Bleibtreu, a la Fe; 1960 la era Karajan. Esta trajo consigo cimas artísticas
Johanna Terwin, al Amor Impuro, y Helene Thimig, y fracasos administrativos, y en 1968 recibió un nue­
esposa de Reinhardt, a las Buenas Obras. Salzburgo ha vo acento gracias a los festivales de Pascua, alentados
conservado esta primera escenificación de los festivales y sufragados sobre todo por Herbert von Karajan.
como un legado. Hoy, casi medio siglo después, sigue Junto con Bayreuth, Munich y Viena, Salzburgo cons­
siendo uno de los elementos básicos del programa, con tituye el núcleo central de los festivales musicales
cambios variados en su composición, pero piadosamente europeos de verano. En torno a éstos se agrupa la in­
conservado en su estilo. numerable variedad de los festivales locales. Sus nom­
Dos años después del Jedermann, en 1922, Max bres son legión, sus programas ofrecen artistas de rango
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internacional. Algunos ejemplos son el Holland Festi­ canciones, con un atronador despliegue de tanques y pie­
val de Amsterdam, las Semanas de Berlín, el Maggio zas de artillería, fueron ofrecidas en teatro, en parte
Musicale de Florencia, el Musical de Burdeos, el fes­ como fiestas populares, en parte como obras de aficio­
tival de música de Aix-en-Provence, el festival Gulben- nados. Tropas de agitación especialmente adiestradas y
kian de música de Portugal, el Internationale Festival experimentadas gentes de teatro se encargaron de la
de Edimburgo, los festivales noruegos de Bergen, las organización: ya en las manifestaciones masivas, orga­
Semanas de Teatro Nacional de Helsinki; los festiva­ nizadas por la central en las capitales, o en las organi­
les de Atenas y Epidauro, de Avignon y Stratford-on- zaciones improvisadas, dirigidas con no menor rigidez,
Avon, dedicados con preferencia al drama. A esto hay por todo el país. Era la época en que Meyerhold expli­
que añadir todas las representaciones veraniegas en las caba que la finalidad del teatro no era «mostrar un
ruinas de los monasterios, en los claustros y teatros al producto artístico preparado con antelación, sinó más
aire libre, que intentaban afirmarse con medios modes­ bien convertir al espectador en participante en la crea­
tos al lado de la rivalidad de los grandes festivales. ción del drama».
A lg unos no tienen mucho más que ofrecer sino sus lu­
«Debemos representar el espíritu del pueblo», escri­
gares pictóricos, de lo cual en otro tiempo afirmó Max bía Vajtangov en 1918, «en todos los actos sólo actúa
Reinhardt: se hallan lejos del ajetreo de la vida co­ la masa... Ella remueve los obstáculos, los supera. Ella
rriente de las grandes ciudades. Pese a la utilidad o mo­ triunfa. Sepulta a sus caídos. Canta el himno mundial
destia de sus pretensiones, tienen su justificación y su de la libertad.»
mérito, mientras se trate de teatro y no de puro Una de las representaciones masivas más imponentes
turismo. fue el Asalto al Palacio de Invierno, ofrecida en Pe-
A esta línea pertenecen también el teatro de aficio­ tersburgo el 7 de noviembre de 1920: repetición tea­
nados y todas las grandes representaciones escenográfi­ tral de los acontecimientos históricos para conmemorar
cas, como las que se han extendido sobre todo por Sui­ el tercer aniversario de la revolución. Cañonazos, fan­
za: desde las obras de Tell al aire libre en Altdorf o farrias, flamantes reflectores, un estrado blanco y un
Interlalcen hasta las tradicionales fiestas de los vendi­ estrado rojo como podios escénicos de los vencidos za­
miadores en Vevey, en cuyos desfiles y obras participan ristas y de los bolchevistas vencedores, fuego de arti­
miles de colaboradores. llería, asalto al palacio, un transparente con la estrella
roja de los Soviets, el canto en común de «La Interna­
cional» y, como final, fuegos artificiales, un espectáculo
*4. El teatro comprometido nocturno al aire libre de enormes dimensiones. El- di­
rector Nikolai Yevreinov tuvo a su disposición alrede­
Rusia: Octubre teatral dor de 15.000 colaboradores, soldados rojos y algunos
actores. El número de los espectadores se calcula apro­
Con la tormenta de la revolución rusa el teatro ex­ ximadamente en 100.000. «Teatralización de la vida»
perimentó la más elemental, persistente y radical rup­ denominó Yevreinov a estos espectáculos de masas, para
tura con la tradición. En los primeros años posteriores los que las festividades del «calendario rojo» ofrecían
a 1917 fue empleado como un poderoso medio de ex­ cada año una nueva ocasión.
pansión y de propaganda política. La revolución se fes­ Bajo la misma divisa estaba el trabajo de los tres no­
tejó a sí misma y a la expansión de las ideas comunis­ tables directores del Octubre Teatral, que encaminaron
tas. Organizaciones masivas con coros declamatorios y la corriente de las manifestaciones masivas multidimen-
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sionales por los cauces más limitados del drama: Me­ ñera uniforme: un sobrio traje de trabajo en adecuada
yerhold, Vajtangov y Tairov. Los tres procedían de la correspondencia con el escenario de trabajo real. Nada
escuela del Teatro de Artistas de Moscú, de las tradi­ debía distraer la atención, nada debía disimular la ac­
ciones del humanismo burgués cultivadas por Stanis­ ción «biomecánica» en el sobrio terreno de las ruedas,
lavski. de los fosos, grúas y mecanismos.
Meyerhold, poco después de comienzos del siglo, ha­ El juego de Meyerhold con la des-ilusión no conoció
bía empezado a desarrollar en los teatros imperiales de fronteras. «Puedo decir con toda razón que no he vuel­
San Petersburgo, junto con la actriz Vera Kommissars- to a ver en los escenarios de Europa y América ninguna
hevskaia, su propio estilo vanguardista. En lugar de la habilidad escénica que no hubiera empleado ya Meyer­
concesión sensiblera a que tendió Stanislavski, Meyer­ hold», escribe J. Jelagin, testigo presencial del Octubre
hold colocó la razón. Todo movimiento, todo gesto lo teatral ruso, en su libro Domesticación de las artes
consideraba como resultado de un exacto cálculo mate­ (1954). Y esto se refiere no sólo a los años inmediata­
mático. Fijada en las fórmulas de su «biomecánica», mente posteriores a la revolución, sino también a los
adquirió la razón una significación simbólica. Lo asiá­ intentos de Meyerhold con el teatro «místico» de Mae-
tico-oriental resuena tanto como el «efecto de distancia- terlinck, a los contactos estilísticos con el Teatro de
miento» de Brecht. Artistas de Munich, con Max Reinhardt en Berlín, con
Cuando Meyerhold escenificó en San Petersburgo en la obra de marionetas y guiñoles (el ingenioso y senti­
1918 el Mysterium buffo de Wladimir Mayakovski y mental Serguei Obrastsov se convirtió en el maestro
La tierra se enfurece de Sergei Tretyakov, presentó al ruso, internacionalmente famoso, en este género) y, ante
mismo tiempo su método. Empleó proyecciones cine­ todo, con la commedia dell’arte, cuya técnica había con­
matográficas, el «jazz» y la armónica y animó el ritmo vertido Meyerhold en 1912-1913 en tema de enseñanza
con ruido de máquinas, chirriar de motores y rodar de de un estudio propio.
ruedas; montó construcciones metálicas para el deco­ La turbulenta escenificación del Danton de Max Rein­
rado, hizo a los comparsas ir por el patio de butacas hardt en 1920 en el Gran Teatro de Berlín pierde su
hasta el escenario, los hizo trepar por las armaduras posición aislada cuando se la contempla en relación con
y descender raudos por las escalas de cuerda. Liquidó el teatro ruso de la revolución. El paralelismo es tanto
las últimas existencias burguesas. No se trataba de am­ estilístico como temático. El que Reinhardt eligiera el
bientar, sino de agitar. tema de la Revolución Francesa se explica por la situa­
Como repetición teatralizada de la revolución, al fi­ ción política. El que para su teatro de masas en la are­
nal de la obra de Tretyakov sobre la guerra mundial na no eligiera el Danton de Büchner, sino el de Romain
, La tierra se enfurece, hizo que los soldados rojos uni­ Rolland, defensor del teatro popular organizado, con­
formados invadieran el escenario, el local y el vestíbulo, firma la proximidad a Meyerhold. Esta línea, pasando
colocar banderas rojas y entonar «La Internacional». En por las escenificaciones berlinesas de Piscator de los
la obra Arde, China, de Tretyakov, subrayó la oposi­ años 20, iba a expandirse con profusión; por ejemplo,
ción ideológica entre los culíes y los colonialistas, de el Julio César que Orson Welles escenificó en el Mer-
modo que hizo aparecer a los europeos con máscaras cury Theatre de Broadway en 1937. Los romanos de
y les hizo actuar como contraste provocativo con el Shakespeare aparecieron en escena con trajes modernos
realismo de las necesidades del culi, a modo de opereta. confeccionados. Orson Welles representó a Bruto. Lu­
Cuando se trataba de pantomima, acrobacia y payasa­ gar de la acción: un escenario sin decorados. Tendencia
das, Meyerhold vestía a todos sus actores de una ma­ a la elaboración libre del texto: «una conspiración de

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la C. I. O. * contra un dictador del tipo de Mussolini», ilusionísticamente, como un reloj de sonería. Los acto­
como escribió el crítico Burns Mande en la prensa de res que no estaban actuando en ese momento se
Nueva York. mezclaban en el patio de butacas, comentaban la repre­
Por la misma época Meyerhold se permitió una «rein­ sentación con, bromas improvisadas, realizaban el prin­
cidencia en las imitaciones burguesas». Mientras las cipio defendido por Vajtangov: «Recordad una y otra
ideas de su teatro agitador eran captadas por todas par­ vez a los espectadores, en el punto culminante de la
tes donde éste fermentaba, él se permitió reincidir en acción dramática, que se trata de una obra y rio de la
el teatro de ilusión. Sacó a escena La dama de las ca­ realidad, que no hay que tomarlo demasiado en serio,
melias, de Dumas, como sutil pieza de cámara. Mar- pues el teatro no es la vida.»
guerite Gautier (Sinaida Reich) amó y sufrió entre autén­ Tairov, el tercer gran director del Octubre Teatral,
ticos muebles de caoba, delicadas porcelanas de Sévres desarrolló un «l’art pour l’art».del arte teatral estricta-,
y melancólicas cortinas de terciopelo. Meyerhold se re­ mente racionalizado. Fue el esteta que no se dejó arras­
mitió al esplendor de estas hermosas antigüedades; con­ trar más allá de las fronteras del teatro por la tormenta
taba con su ennoblecedora influencia sobre la capacidad de la revolución. Donde vence la realidad cesa el teatro.
de sensibilidad de los actores. Vuelve de nuevo a las Como ejemplo propuso Tairov aquella representación
proximidades de Stanislavski, puestos sus ojos en la di­ histórica de la ópera de Auber La muda de Portici, que
ferenciación del estilo del movimiento. en 1830 dio en Bruselas la señal para la insurrección
Improvisación y perfección fueron los dos polos en­ del pueblo belga: «Aquí el teatro jugó el papel hermo­
tre los que se movió el trabajo de Yevgueni Vajtangov. so y noble de antorcha en la que se encendieron las lla­
Como miembro, y desde 1916 como director, del Estu­ mas de la revolución, pero la representación había ter­
dio Primero del Teatro de Artistas de Moscú (MCHAT), minado con eso. El sentimiento de unión que se había
había tomado parte en los intentos de volver a las ini­ despertado en el teatro encendió la revolución, pero la
ciativas de Gorki: exhortar a los actores a crear, en acción teatral se extinguió.»
el sentido de la commedia dell’arte, a procurar que La consecuencia de este reconocimiento supuso para
ellos mismos «crearan las obras». Con su Teatro Po­ Tairov «la teatralización del teatro». Exigía del actor
pular de Artistas, fundado en 1918, se colocó Vajtangov un dominio en igual medida de todas las formas de ex­
en la línea del constructivismo y de la obsesión de Me­ presión. La compañía de su teatro experimental, exis­
yerhold por la improvisación. Su escenificación más fa-' tente desde 1914, el Teatro de Cámara de Moscú, tenía
mosa y personal fue la fábula de Gozzi La princesa que saber actuar, cantar y bailar, saber aparecer en es­
Turandot, en 1922. Bajo la sombra de la muerte, Vaj­ cena de manera solemne y litúrgica y de manera vode-
tangov evocó una vez sobre el escenario todo el encanto vilesca y excéntrica, saber desencadenar el alma y las
del reino de las fábulas, la gracia de las marionetas y pasiones, la codicia brutal y la recóndita fantasía. A este
la gracia burlesca. Los actores salieron a escena con programa tiende el título de su libro El teatro liberado
«frack» y trajes de noche; con unas pocas colgaduras de sus cadenas, convertido en el modelo del Theaterok-
de colores la transformaron en una exquisita obra im­ tober.
provisada. Impulsada por la música de Sisov y domi­ Tairov era un director marcadamente literario. Inau­
nada por la Tartaglia del joven Boris Schukin, la acción guró el Teatro de Cámara de Moscú con la obra Sha-
de la fábula transcurrió medio en sueños, medio anti- kuntalá, de Kálidása, fascinado por el antiguo drama
* Central sindical norteamericana. (N . del T.) indio como Lugné-Poe en París, que en 1895 había
conseguido a Toulouse-Lautrec como decorador, para su

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representación de Chartot de terre cuite. Tairov per­ Piscator y el teatro político
feccionó la commedia dell’arte con obras de Goldoni,
y después de la revolución puso en escena, como punto La revolución había intentado poner en circulación
de partida, una fantástica arlequinada según la obra de un nuevo principio de unión entre los pueblos. El pro­
E. T. A. Hoffmann La princesa BrambiUa. Representó letariado europeo se embebió en el ideal de la sociedad
a Claudel, halló en los primeros dramas de O’Neill, sin clases y sin Estado. «Rusia es la roca en el rompien­
junto a la crítica de la sociedad, el desgarramiento psí­ te de la revolución mundial», escribía Erwin Piscator
quico del sentimiento cósmico moderno, en el que pudo en 1919 en su alegato para la fundación de un «teatro
ensayar la idea y la ejecución de sus «gestos emoti­ proletario», dirigido a los trabajadores de Berlín. En el
vos». río Spree arreciaban los vientos huracanados que sopla­
A diferencia de los escenarios «proletarios» del Octu­ ban de Moscú. Piscator se volvió hacia el teatro agita­
bre Teatral, el Teatro de Cámara de Tairov pertenecía dor. La meta de su empresa no era producir arte, sino
al círculo de los teatros «académicos». Entre ellos se activar la propaganda: ganar políticamente a las masas
contaban, como instituciones históricas, la Gran Ope­ indiferentes y aún indecisas. El campo de acción eran
ra (teatro Bolshoi), el Pequeño (Maly) Teatro, el Tea­ las salas y los locales de reunión de los barrios obreros
tro Korsch, construido por el mecenas Bajrushin, y el berlineses. Las masas debían ser captadas en sus casas,
Teatro de Artistas de Stanislavski. Exponente de la como en Rusia, por medio de los grupos teatrales de
otra parte era aún el teatro de culto proletario de Ser- agitación. Su ideología les llevaba a representar esce­
gei Eisenstein con el estilo excéntrico-acrobático de un narios pobres, decorados primitivos, olor a tabaco y va­
teatro «emocionalmente saturado»: «Un ademán culmi­ pores de cerveza. El «Teatro Proletario» de Piscator fue
na en gimnasia, la ira con una voltereta, la cólera con un instrumento puro de la lucha de clases. Con argu­
un salto mortal, el sentimiento lírico se expresa en el mentaciones políticas, económicas y sociales se dirigía
‘mástil de la muerte’.» Estas tendencias, expresadas in­ a la sagacidad de los espectadores. Se propuso, antici­
mediata y literalmente, no hallaron en consecuencia, pándose a Brecht, su utilización pedagógica. En este caso
como confiesa Eisenstein, «su camino hacia el drama, significaba éxito propagandístico.
sino que fueron conocidas por medio de la bufonería, Para las elecciones al Reichstag de 1924 representó
el excentricismo y el montaje de atracciones». Se halla­ Piscator, por encargo del partido, la Revista de Agita­
ban en línea con la divisa de Meyerhold y de Tairov: ción Roja con textos propios y de su futuro colaborador
de la emoción a la máquina, de la exaltación al truco, Gasbarra. «En gran parte fue compuesta a la carrera;
del escenario a la pista. Eisenstein se separó más tarde el texto carecía totalmente de pretensiones, pero pre­
y siguió caminos propios. Halló en el cine el medio para cisamente esto permitió hasta el último momento la
cuya dinámica formal y óptica consiguió interpretacio­ conexión con la actualidad», cuenta Piscator en su li­
nes maestras, como El acorazado «Potemkin», filmada bro El teatro político (1929). «Y ello con el empleo
en 1925. Con cortes y montajes fílmicos efectistas con­ sin escrúpulos de todas las posibilidades: música, can­
siguió una potenciación de la escena de masas y del ción, acrobacia, señales rápidas, deporte, proyección, cine,
detalle, una superación de las dimensiones corrientes estadística, cuadros de actores, arengas.»
como no se lo había permitido el teatro. El lema de Piscator para su martilleo «libre de las
cadenas de las estructuras», «leitmotiv» político siem­
pre repetido, era: acción directa. El término quedaba
en el aire. Las representaciones de los dadaístas con su

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Klamauk (Piscator) habían introducido ya en Berlín la no había pasado de ser «una feliz ocurrencia de la di­
ruptura provocativa y áspera con las formas dramáticas rección escénica». Después de la segunda representación
burguesas. de A pesar de todo intervino la censura, y cuando Pis­
En la misma época Antonin Artaud proclamaba en cator, en 1926, actualizó Los bandidos de Schiller en
Francia un teatro que debía ser acción en sí: no más el Staatstheater, junto al Gendarmenmarkt, en una obra
ilustración de un documento literario, sino sólo «hecho de claras tendencias políticas, e hizo aparecer a Paul
en la escena». El concepto de Artaud del «théátre de Bildt como Spiegelberg bajo la máscara de Trotsky, se
la cruauté», persistentemente mal entendido como «tea­ produjo un tumulto.
tro de la crueldad», encerraba en el fondo algo total­ Se volvió a repetir con más dureza cuando un año
mente distinto: la liberación sin reservas de sus medios, más tarde Piscator escenificó en la casa de la plaza de
el abandono en manos de un vitalismo eruptivo que Bülow para la Volksbühne el drama Tempestad sobre
convertía la acción escénica en el caballo de la discor­ Gotland de Ehm Welk. A pesar de sus objeciones ini­
dia, contagioso y al mismo tiempo salvador. Los efectos ciales, Piscator había aceptado en 1924 la dirección es­
con que argumentaba Artaud eran los mismos que los cénica de la Volksbühne de Berlín. Aprovechó la opor­
de Piscator. tunidad de hacer teatro revolucionario y político con
Alfred Ken, el crítico abogado del diablo del teatro una compañía excelente.
alemán, había escrito en 1910: «El drama sólo puede Tempestad sobre Gotland, de Ehm Welk, trata la
ser en el futuro reflejo de un drama (en el sentido anti­ lucha del pirata Klaus Stortebeker contra la Hansa, que
guo)..., y, de hecho, un periódico en el que se hayan terminó en 1401 con la ejecución de Stortebeker en
repartido los papeles.» Hamburgo. Piscator actualizó el tema, puso el acento
No sólo Piscator o el teatro ruso de la revolución político en el hanseático Asmus, al que hizo aparecer
estaban en esta línea. En América se desarrolló hacia en escena bajo la máscara de Lenin, enalteciendo así
1935 una forma del reportaje escénico actual llamada al primer mandatario de la Unión Soviética, muerto en
«Living Newspaper» (cfr. p. 262), y después de 1960 1924. Interpretó la obra como «sublevación del revo­
aproximadamente el «diario viviente», en forma de obra lucionario sentimental Stortebeker, que hoy podría ser
documental, consiguió un innegable alcance internacio­ un nacionalsocialista, contra el sobrio realista Asmus,
nal, aunque duramente criticado. el tipo del revolucionario racional, represeniado de la
En Berlín, en 1925, Piscator se vio frenado, con su manera más pura por Lenin».
drama documental de masas A pesar de todo, por or­ El escándalo no se hizo esperar. Ni Heinrich George
den de la autoridad. El título de la obra era la frase en el papel de Stortebeker, ni Alexander Cranach en el
de Karl Liebknecht alusiva al desastre de la subleva­ Asmus, ni la película suministrada por Curt Oertel so­
ción de Espartaco. John Heartfield se ocupó del mon­ bre Lenin pudieron justificar el ultraje masivo del tema
taje escénico de los discursos, artículos, recortes de histórico. Las objeciones de Ehm Welk dieron fruto.
periódico, arengas, proclamas, fotografías y películas, Terminó por ponerse resignadamente del lado de los
diálogos de personajes históricos y escenas recompues­ críticos que declararon: «Un grandioso trabajo de di­
tas. El lugar de la representación fue el Gran Teatro, rección, una dirección colosal contra una obra.»
en el que Max Reinhardt había escenificado en .1920 Aquello provocó la ruptura definitiva con la Volks­
su espectacular 'Danton y había perdido tantas simpa­ bühne. Piscator aceptó el plan de crear un teatro propio
tías convencionales. Piscator advirtió complacido que h propagandístico y de gran estilo. La actriz Telia Du-
animación por Reinhardt de las masas que colaboraban rieux le proporcionó los medios financieros. Walter
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Gropius, director de la Bauhaus de Dessau, se entu- ma en el sentido convencional, sino ingredientes del
siasmó con la idea. Proyectó para Piscator un super- teatro «épico».
modernb «teatro total»: un local de aplicaciones muy Piscator halló una brillante salida para mantener en
variadas, audazmente concebido, con tablado giratorio, marcha la acción y alinear uno tras otro muchos episo­
que podía ser modificado según las necesidades esceno­ dios sin corte alguno: la cinta móvil. El montaje fílmico
gráficas; ya en anfiteatro, ya en circo con escenario cen­ moderno le proporcionó la idea y su realización. Pis­
tral o accesos de entrada periféricos que rodeaban el cator trabajó con dos cintas que desde derecha e iz­
espacio destinado a los espectadores. El modelo de Gro­ quierda, en movimiento contrario, eran colocadas en el
pius fue expuesto en París'en 1930 y inuy admirado,' • escenario. Mostraban el entorno de Schweik: «los tipos
pero nunca realizado. No pasó de ser un gran proyecto, momificados de la vida política y social en la vieja Aus­
un sueño dorado como el teatro vanguardista total de tria», un mundo grotesco y satírico al que Schweik se
Méyerhold en Moscú, planeado de forma muy parecida veía entregado, como «único ser humano». En un prin­
a éste. cipio, Piscator tuvo la intención de asignar un actor
Piscator alquiló el teatro de la Nollendorfplatz de únicamente al héroe y confrontarlo con un aparato me­
Berlín y lo inauguró el 3 de septiembre de 1927 con cánico.
la obra antiburguesa de Ernst Toller ¡Ea, vivimos!, con El pintor George Grosz proporcionó dibujos truca­
una escenografía altamente tecnificada, en la que Pís- dos y marionetas que prestaran tanto al decorado como
cator atribuía al cine una expresa función didáctica. al personaje principal una función intensificadamente
Toller fue uno de los últimos dramaturgos expresionis­ caricaturesca y cómica. (Sus dibujos fueron a parar al
tas que fundieron sus obras acusadoras contra la guerra fiscal y le reportaron un proceso por blasfemia.) Las
con las tendencias radicalsocialistas. Un drama parecido escenas de las calles de Praga las ofreció Piscator con
por su estilo y su denuncia escribiría veinte años más una película filmada en los mismos lugares y puntos.
tarde Wolfgang Borchert: Ante la puerta, la primera Para la marcha hacia Budweis hizo sacar fotografías de
obra alemana acusadora posterior a la segunda guerra tamaño natural de hileras de árboles dibujadas, las cua­
mundial. Se convirtió en el grito enérgico de una joven les se sucedían unas a otras, y así sugerir ópticamente
generación de guerra, engañada, desarraigada, que vuel­ la interminable calle. Max Pallenberg representó a
ve a casa, a las ruinas. Piscator acogió a los descendien­ Schweik. Le dio la sustancia humana, y además de eso,
tes del teatro expresionista, al que él mismo se había totalmente en el sentido de Piscator, «algo que hacía
opuesto encarnizadamente en 1920, y trató de encua­ recordar un espectáculo de varietés y a Charlie Cha-
drarlos bajó alta tensión política. plin». Pallenberg procedía de la escuela de Max Rein­
La dirección magistral e indiscutida de Piscator dejó hardt, y Piscator señaló, no sin orgullo, con qué pode­
atrás en 1927 los éxitos a medias y los fracasos: la re­ roso esfuerzo interior animó a Pallenberg «para que
presentación de la sátira épica Las aventuras del bravo hiciera justicia a este nuevo género matemático de
soldado Schiveik. Bert Brecht, Félix Gasbarra, Leo La­ teatro».
nía y el mismo Piscator habían adaptado para el teatro Piscator se ha pronunciado repetidas veces sobre la
la novela de Yaroslav Hasek, de Praga, una osadía pro­ cuestión de las características de su estilo específico. Se
blemática en una -obra cuyo campo de tensión es pu­ propuso la máxima intensificación de los efectos, tra­
ramente épico: un héroe pasivo, el cambio constante de yendo medios ajenos al teatro. Es decisivo para el grado
escenario, algunos pasajes en forma de glosa como so­ de la ejecución que «la elección adecuada del tema coin­
portes del contenido satírico no son añadidos a un dra­ cida con la elección política». El esfuerzo propagandís­
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tico propuesto caería en el vacío si no supusiera nin­ Artaud había hablado de la «debilidad de la pala­
guna obra suficientemente sólida o si la preparación bra» frente a la acción directa, del golpe teatral ritual
técnica sólo produjera un ejercicio de contemplación es­ y rítmico, del espectáculo cifrado, cuya acción se des­
tética. Este criterio sirve aún para dividir los espíritus pliega en todas direcciones, se disocia en paroxismos,
cuatro decenios más tarde. se aglomera con la luz, hasta llegar a una nueva disper­
La frase de Kerr «periódico con papeles asignados», sión. Había hecho del grito el elemento primitivo de la
escrita en 1910, se confirma en las generaciones en acción directa que se produce en Un extremo de la sala
crisis. Se produjo a comienzos de los años 30 en Es­ teatral y en un salvaje crescendo va aumentando de
tados Unidos cuando la curva de la fiebre económica boca en boca. Gran parte del ritual de movimiento y
del New Deal alcanzó su punto culminante. El drama­ gestos de Artaud ha desembocado en la producción de
turgo Elmer Rice se convirtió en el iniciador del único la compañía del Living Theatre. Su teatro total de la
teatro subvencionado por el Estado, el Federal Theatre «acción directa» proporciona al teatro político de la
Project, que se encargó de dos tareas: la ocupación de segunda mitad del siglo impulsos destructores de formas.
cientos de actores sin empleo en Nueva York y la ex­ La consigna del teatro de agitación actual es: acción-
plicación propagandística de los problemas económicos dirección. El texto fundamental, en tanto es considera­
de la época. Elmer Rice utilizó la actual documenta­ do como lazo de unión, es sólo materia prima. Puede
ción teatral del «Living Newspaper», el «periódico vi­ ser sustituido por una mezcla provocadora de cine,
viente» teatralizado, para la crítica social y sociológica. anuncios, reportajes, señales, transparencias: por medio
Poder se llamaba una de las controversias políticas lle­ de una «aportación de medios ajenos al teatro», como
vadas al escenario desde 1935 como March of Time se lee en Piscator.
Dramatizaron; en ella se plantea el problema a propó­ La obra documental queda en una zona intermedia
sito de las cuestiones acerca de la propiedad y el des­ formalmente mesurada. Desde la obra americana. El mo­
arrollo que suscita el poder económico de la electricidad. tín del Caine, de Hermán Wouk, pasando por El vica­
Otro tema era: One third of a nation, alusivo a aquel rio, de Rolf Hochhuth, y el informe escénico de Heinar
tercio de la nación que, según una frase de Roosevelt, Kipphardt El caso Oppenbeimer, hasta la obra Pesquisa,
vivía en suburbios y barrios miserables. Pasajes épicos de Peter Weiss: un documental oratorio de documen­
y episódicos, coros declamatorios, comentarios, exabrup­ tación infernal que «no contiene sino hechos tal como
tos pedagógicos, líricos y musicales constituían los ele­ iban apareciendo en los debates del juicio» (Weiss).
mentos motores del «periódico viviente». Los censores El teatro político de los años 60 se convirtió, de
de Washington cortaron el hilo vital de la «represen­ documento objetivo, en información comprometida:, en
tación de tono sincero y patriótico e importancia vi­ el Reportaje de Vietnam, de Peter Weiss; en Macbird,
tal» al suprimir las subvenciones estatales. de Barbara Garson; en la obra sobre Lumumba En el
La relación entre teatro y política comenzó dos mil Congo, de Aimé Césaire; en la obra de Michael Hatry
quinientos años atrás. Aristófanes hizo del escenario un Ejercicio de la penuria, o en la mezcla de dirección y
campo de batalla contra los demagogos y portavoces revista de Wilfried Minks. Cuando Jelagin decía de Me­
de la guerra del Peloponeso. Lo hizo en la soberana yerhold que los teatros de Europa y América no podrían
forma artística de la comedia ática, que fascina como ofrecer ningún ingenio que él no hubiera empleado ya,
auténtica forma teatral, aun allí donde las alusiones esta afirmación se debía extender en una segunda lec­
agresivas quedan incomprendidas. Donde sólo se trata tura a Piscator: el teatro político se nutre hoy aún dg
de provocación política sobra la tensión escénica. «medios ajenos si teatro».
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Brecht y el teatro épico tro es un término que Brecht vuelve a emplear una y
otra vez. Alude a su forma dramática específica: el
El ritmo de la época, el tempo del siglo xx, pasó al principio del teatro épico. Sus signos externos son: su­
teatro. Mientras la reconstrucción agitadora de la obra plementos textuales que comentan la acción pronuncia­
teatral estaba todavía en plena marcha, apareció el autor dos por un narrador, subtítulos sobre grandes tablas,
del nuevo drama: Bert Brecht. En colaboración con máscaras y proyecciones.
Piscator reconoció que el teatro revolucionario vivía de El impulso para la fijación conceptual y doctrinaria
la dirección y no de la obra. La escenificación «activa- del teatro épico procedía del círculo de Piscator. Lion
dora» fue para Brecht algo provisional, hasta que no Feuchtwanger, que en 1924 actualizó la obra de Mar-
se lograra transformar al teatro desde sus raíces. No lowe Vida de Eduardo II, junto con Brecht, atribuye
aceptaba ni el «medio ambiente como destino», que de­ a éste el descubrimiento del principio épico. Alfred Kerr
fendía el Naturalismo, ni el «pathos» del « ¡_Oh hom­ afirmaba haberlo definido ya en 1910, cuando hablaba
bre! » del Expresionismo, y afirmó sólo condicionalmen­ del drama futuro como de «un diario con los papeles
te una dirección pura y simplemente agitadora. No asignados». El mismo Brecht se atribuyó la primacía
quería despertar emociones, sino apelar a la razón crí­ con la autoseguridad del autor creador que aceptaba los
tica del espectador. Su teatro debía proporcionar cono-- signos de su época y los elaboraba al estilo de la época.
cimientos, no experiencias. Las influencias de la psicología americana del Behavio-
El drama de la era científica, como Brecht lo enten­ risiño y de su relación entre la producción y el consumo
día, contempla al hombre como parte de aquel meca­ masivo han invadido sus obras, tanto como las ense­
nismo con el que es absolutamente preciso contar, que ñanzas del teatro ruso de Agitprop, el teatro «produc­
pone en movimiento la historia del mundo; lo ve como tivo», en razón de las funciones agitadoras y organiza­
instrumento de los órganos de ejecución, que le mani­ tivas.
pulan a placer. El empaquetador Galy Gay aparece en Pero Brecht ancló sus principios estilísticos en hori­
escena: un hombre ingenuo que una mañana sale a zontes más lejanos. «En cuanto al aspecto estilístico, el
comprar pescado, en el camino cae en manos de los sol­ teatro épico no es nada esencialmente nuevo», escribía
dados y se convierte en una «máquina humana de gue­ a comienzos de los años 30, «por su carácter expositivo
rra». Galy Gay, el héroe de la obra de Brecht El hom­ y su acentuamiento de lo artístico está emparentado con
bre es el hombre, se convierte en el ejemplo escolar el teatro asiático primitivo. Tanto los misterios medie­
del nuevo teatro doctrinal. vales como el teatro clásico español y el de los jesuitas
Cuando en 1931 Peter Lorre desempeñó el papel de mostraron tendencias instructivas.»
Galy Gay en el Staatstheater de Berlín (en la misma De su contacto con el arte teatral chino sacó Brecht
época en que Fritz Lang filmaba con él la película po­ la quintaesencia representativa y escenificadora de su
licíaca M ), hizo de los acontecimientos aislados añadi­ teatro épico: el efecto de distanciamiento. Estriba en
dos aquel «inventario de los argumentos», a los que la total neutralización de los medios de expresión habi­
se refería Brecht: Lorre ha realizado de forma contun­ tuales. El primer mandamiento tanto para el actor como
dente «la exposición más objetiva posible de un acon­ para el público es la distancia. No puede surgir ningún
tecimiento interno contradictorio, como un todo». El «campo hipnótico» entre el escenario y el patio de bu­
escenario, aquí la India, no es decisivo para la acción.' tacas. El actor no debe provocar ningún sentimentalis­
A Brecht le interesa deducir la validez universal a partir mo en el espectador; debe despertar su conciencia crí­
del caso aislado. El «carácter expositivo» de su tea­ tica. «En ningún momento, en su infinita transformación,
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debe alcanzar una figura determinada», se lee en el el espectador es introduci­ el espectador es enfrenta­
Pequeño Organon (1948). La tradición aristotélica está do dentro de una acción do a ella
tan caduca como el teatro de Schiller como institución
moral, en el que cada uno por separado «goza del en­ se trabaja mediante la su­ se trabaja con argumentos
tusiasmo de todos» y «su pecho da lugar sólo al sen­ gestión
timiento de ser hombre». Brecht los rechaza drástica­
mente. se conservan las sensacio­ hasta.producir conocimien­
Para la representación de su obra anarquista del re­ nes to
torno al hogar Tambores en la noche, que Otto Falcken-
berg escenificó en 1922 en los teatros de cámara de se da por supuesto que se el hombre es objeto de in­
Munich y poco después en Berlín, Brecht mandó colgar conoce al hombre vestigación
anuncios con refranes en el auditorio. Por ejemplo,
«cada uno es el mejor para sí mismo», o el tantas veces el hombre no cambia el hombre ,es cambiado y
citado «no te quedes pasmado con tanto romanticis­ cambia las cosas
mo». Culminan en la afirmación categórica «el teatro
no es para nosotros ningún sustituto de las vivencias tensión desde el comienzo tensión en el curso del des­
no experimentadas». arrollo
En las anotaciones para la ópera Grandeza y deca­
dencia de la ciudad de Mahagonny plantea Brecht por cada escena para la si­ cada escena para sí
primera vez el esquema antitético de las dos formas guiente
teatrales: la dramática y la épica. La tabla, ligeramente
modificada, convertida en modelo desde entonces, vuel­ acontecer lineal en curvas
ve en su posterior desarrollo a la cuestión de «¿Teatro
de evasión o teatro didáctico?» (1936). Dice así en sín­ natura non facit saltus facit saltus
tesis:
el mundo tal como es el mundo tal como deviene
FORMA DRAMATICA FORMA EPICA
DEL TEATRO DEL TEATRO lo que el hombre debe ser lo que el hombre tiene que
ser
La escena encarna un acon­ lo narra
tecimiento sus instintos sus motivos

envuelve al espectador en hace del espectador un ob­ el pensar determina el ser el ser social determina el
una acción escénica y servador, pero pensar
absorbe su actividad desoierta su actividad
Para los ensayos Brecht propone tres constelaciones
le hace experimentar sen­ le obliga a adoptar decisio­ auxiliares: colocar el texto que ha de recitarse en ter­
timientos nes cera persona; el traslado al pasado; el coloquio sobre
las indicaciones escénicas.
k participa vivencias le pm kips conocimientos Toda acción representada gana automáticamente ca-

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rácter de modelo. Así ocurre en La jungla de las ciu­ las obras Vida de Galileo Galilei, El señor Puntilla y
dades (1924) con «la guerra en sí», demostrada en el su criado Matti y la figura de Schweik adaptada de nue­
encarnizado «tour de forcé» de dos hombres ante el te­ vo en 1943. Trasladado del medio ambiente del Hasek
lón de fondo de la gigantesca ciudad de Chicago. Ya de Praga a la dictadura total que provoca la guerra,
desde el prólogo Brecht da a conocer con toda claridad Schweyk en la segunda guerra mundial es uno de los
la idea didáctica: «No os rompáis la cabeza por los mo­ que van a Stalingrado, llevan su piel al campo de bata­
tivos de esta guerra, participad más bien en la apuesta, lla y tienen que proporcionar ellos mismos el cuero para
juzgad imparcialmente la forma de lucha de los enemi­ los tambores. Brecht lo consideró como contrapunto de
gos y defended vuestros intereses hasta el fin.» Madre Coraje y lo dotó de un carácter considerablemen­
En esta observación dirigida al espectador está con­ te más incisivo que el montaje de Hasek, elaborado para
tenido de antemano todo Brecht: la función pedagógica Piscator en 1927. El estreno, con las canciones origi­
y Ira metodología artística de su teatro; la renuncia a nales de Hans Eisler, tuvo lugar en 1957 en Varsovia
la psicología en favor de la ejemplaridad; la apelación un año después de la muerte de Brecht.
a la objetividad crítica. Como conclusión final de su La canción jugaba en las obras de Brecht, desde el
objetivo se consigue que la represente con preferencia principio, un papel importante. Interrumpe la acción,
en héroes negativos. Estos aparecen desde La jungla de introduce una censura que puede ser anunciada por me­
las ciudades, por los años 30, hasta las grandes obras dio de un gong. En La ópera de tres peniques y en Gran­
posteriores. Madre Coraje y sus hijos — estrenada en deza y decadencia de la ciudad de Mahagonny se suma
1941 en Zurich, la osada isla del teatro del exilio en len­ a la simbiosis del teatro musical refinado, que Brecht in­
gua alemana, bajo la dirección de Leopold Lindtberg-— tenta hacer antirrefinado. La Beggar’s Opera, de doscien­
no debía despertar compasión alguna, sino fomentar el tos años de antigüedad, con su temática remozada, experi­
conocimiento y la condenación de los dividendos de la mentó en el Schiffbauerdamm en 1928, con el título de
guerra. Cuando Madre Coraje echa mano al bolsillo para La ópera de tres peniques, una fulminante reaparición.
sacar las últimas monedas para el sepelio de su último Lotte Lenia, Erich Ponto y Roma Bahn aseguraron el
hijo, vuelve a reembolsarse rápidamente algunas, pues la éxito a Bert Brecht y a su compositor musical, Kurt
guerra continúa y Weill. Pero fue un triunfo contra las intenciones de
Brecht. La crítica acusadora desapareció tras el placer
La guerra no es sino un negocio, del público por el romanticismo de los gangsters y de
En lugar de con queso con plomo. los burdeles. La gente se divertía alegremente, las can­
Y supera tus fuerzas ciones corrían de boca en boca, la provocación se esfu­
, Si no consigues la victoria. maba. La intención didáctica de Brecht — parodiar con
sus propios medios el teatro de ópera burgués y román­
Therese Giehse, en Zürich y Munich, y Helene Wei- tico y hacer de un lugar de diversión un órgano de pu­
gel, esposa de Brecht, en el Berliner Theater, junto al blicación— fracasó. El Brecht artista había vencido al
Schiffbauerdamm, han convertido a Madre Coraje en Brecht teórico.
figuras inolvidables e irrepetibles en su agresivo énfasis El estreno en Leipzig, dos años más tarde, de Gran­
actual. La representación modelo del Berliner Ensem- deza y decadencia de la ciudad de Mahagonny provocó
ble, con Helene Weigel, se ha conservado como docu­ el escándalo que antes no se había producido. La preme­
mento cinematográfico. ditada agresión de Brecht rompió su envoltura de diver­
Igualmente inclinadas a la objetivación' crítica son sión operística. Era el escarnio cínico de la sociedad ca-

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pitalista. Cuarenta años más tarde, cuando Brecht ya se teadas», como se lee en el epílogo a la obra parabólica
había consolidado como clásico del teatro moderno — con La persona buena de Sezuan,
la «contundente ineficacia de un clásico», como formu­ Las obras de Brecht no muestran soluciones, sino que
laba Max Frisch— , los directores volvían a ocuparse con desenmascaran situaciones reales. La lección se interrum­
preferencia de Brecht en las óperas refinadas: por ejem­ pe a menudo con una gran ironía y se desarrolla en la
plo, Günther Rennert en su escenificación de Mahagon- línea de una poesía rica y dura. Acude a. menudo a la
ny, en Stuttgart (1967), con Anja Silja, Marta Modl y alegría, un modo de salirse de la' ilusión, que Max Frisch
Gerhart Stolze. y Friedrích Dürrenmat continuaron por caminos propios.
Brecht proclamó con dialéctica polifacética que se pro­
ponía «emigrar del reino de lo complaciente». Confesó Formas teatrales de lo épico. Teatro en el teatro
lacónicamente que el carácter didáctico de su teatro épi­
co no debe excluir incondicionalmente los aspectos, la La violación dramática de la ilusión teatral, la obra
belleza y el goce burgués. Estableció la paz entre los dentro de la obra, la introducción de apelaciones direc­
hermanos separados «teatro» y «diversión»: «Pues nues­ tas al público, el recitado de sentencias y canciones di­
tro teatro debe excitar las ansias de conocimiento, or­ dácticas o críticas, todas estas posibilidades las conocía
ganizar la jocosidad con la modificación de la rea­ y utilizaba el teatro desde hacía.siglos: desde la parába-
lidad.» sis de la primitiva comedia griega hasta el canto de Sa­
Brecht modificó decisivamente no la función social del lomón en La ópera de tres peniques. Bajo el signo de
teatro, sino el mismo teatro y el drama. Su intención la ironía romántica, el drama había sacado centellas poé­
de poner en la picota y realzar las contradicciones econó­ ticas del salto de lo infinito a lo finito y había intro­
micas y sociales de la sociedad burguesa presuponía el ducido polémicas de actualidad con la obra dentro de la
convencionalismo como compañero imprescindible y pro­ obra. «Si debo exponer mi verdadera opinión, considero
vocador: el espectáculo que, de mero personaje que goza que llevar consignas y opiniones a la gente es un truco.
del espectáculo debe convertirse en un compañero es­ Veréis si no tengo razón. Una obra revolucionaria yo la
peculativo. A él se debe el hecho de que «nuestras obras concibo con príncipes y ministros odiosos...» Estas fia­
no sean definitivas o, digámoslo con toda tranquilidad, ses no proceden de una obra política del siglo xx; apa­
que estén incompletas», apoyados en que «todos los recen en El gato con botas, de Ludwig Tieck.
conjuntos representativos que constituyen el supuesto A las figuras de la commedia dell’arte y al teatro de
previo para su comprensión están absolutamente' incom­ máscaras corresponde la tarea de colaborar como fuerzas
pletos y deben seguir estándolo hasta que toda la infra­ intemporales antiilusionistas: ya en el propio asunto,
estructura de estas ideologías sea renovada vigorosa­ como en las famosas escenificaciones de Goldoni: y Gozzi,
mente». por Max Reinhardt, Vajtangov o Giorgio Strehler; ya
El sistema brechtiano de forma abierta — es decir, como figuras intercambiables, despersonalizadas y neu­
del futuro inacabado y sujeto a una ulterior reflexión— tralizadas como bufones, como en el nihilista Esperando
se sustrae al dogmatismo ideológico. Brecht quiere que a Godot, de Samuel Beckett,
sus acontecimientos dramatizados sean considerados En el umbral del teatro moderno antiilusionista está
como situaciones expuestas de una «catástrofe social», Pirandello. En 1918, con su obra alegórica Así es, si así
como acciones que pueden ser continuadas a voluntad. os parece, planteó la pregunta sobre la apariencia y el
«Nosotros mismos estamos decepcionados y contempla­ ser que queda finalmente sin solución. El problema del
mos sorprendidos la escena y todas las cuestiones plan­ desdoblamiento de la personalidad le llevó, a través del
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drama Enrique IV, a su obra más cómica y de mayor
éxito, Seis personajes en busca de autor. Una familia sentido de Brecht, de romper irónicamente o de inter­
burguesa venida a menos, concebida como argumento pretar «épicamente» con ayuda de directores teatrales,
dramático y no poetizada al final, se encuentra en un locutores, narradores o coros. Los dos dramaturgos más
ensayo teatral. Plantea su destino a las gentes de tea­ importantes del siglo xx, que están de acuerdo con el
tro y, por otra parte, los comediantes tratan de reflejar principio épico de Brecht, son Thornton Wilder y Paul
la «vida real». Dos, tres y cuatro capas de conciencia Claudel: ambos fuertemente diferenciados entre sí en
se superponen. Surge la escisión entre realidad e ilu­ su orientación ideológica y completamente contrarios a
Brecht.
sión, entre vida y forma. Cuando al final el empresario
despide a los espectadores para seguir ensayando tras Wilder procede de una concepción quietista, humanís-
el telón, la «obra que hay que hacer primero», la cues­ tico-religiosa. Su manera de presentarse va en esta di­
tión de la «verdad» humana, respecto a la futura revi­ rección. Pero respecto al desilusionamiento del escena­
sión de las relaciones sociales, queda tan patente como rio es todavía más riguroso que Brecht. Prefiere un es­
cenario sin decoración alguna; se basta con una mesa
en Brecht.
El principio formal de Pirandello, plantear el curso de o unas pocas sillas que — como en los juegos de los
la acción en el marco de un ensayo teatral, halló eco niños, sirvan de auto o de tren. El narrador recita el
abundante. El dramaturgo americano Maxwell Anderson lugar donde ocurre la acción y las circunstancias, pre­
lo tomó para su obra Juana de Lorena. En las dudas y senta a los personajes que actúan y descifra las escenas
objeciones de la actriz principal encierra los problemas episódicas de la vida ordinaria como pequeñas compara­
humanos de la Juana de Arco histórica. Del ayer y del ciones del gran ciclo de toda la existencia.
hoy se deducen paralelismos que llegan a ser intempo­ Mientras Wilder dibuja el mundo en la cáscara de
nuez de Grover’s Córner en su obra Our Town (1938),
rales.
Un ejemplo contrario lo ofreció Günter Grass con su con el drama de la humanidad, The skin of our teeth
«tragedia alemana» del 17 de junio de 1953 Los plebe­ (1942), hace un relato de los cinco milenios de la histo­
yos intentañ sublevarse. Lo plantea en tres planos dis­ ria de la Tierra. Las glaciaciones, el diluvio y la guerra
tintos: en el del teatro en el teatro se ensaya el Corio- de bombardeos son las grandes catástrofes de las que la
lano, de Shakespeare; el escenificador es el «Chef» (se familia primigenia de tipo medio de Wilder siempre lo­
trata, tácitamente, de Brecht, que adaptó el Coriolano); gra escapar, aunque a duras penas; después de las catás­
la rebelión de los trabajadores irrumpe en el escenario. trofes resurge para levantar las ruinas que han quedado:
El «Chef» "mezcla a los alborotadores entre la compa­ para volver a empezar y volver a las viejas discordias.
ñía^. trata de trasladar sus emociones al teatro, considera En la Europa exangüe de la postguerra, la obra, que la
la realidad como materia prima para su escenificación... refleja con toda fidelidad, y en la que sus actores pasan
Peter Weiss, desde el título mismo de su obra Perse­ una y otra vez de su papel a la realidad, halló una per­
cución y asesinato de Jean Paul Marat, representado por sistente resonancia. La representación que en 1946 ofre­
el grupo de actores del hospicio de Charenton, bajo la ció Karl Heinz Stroux en el teatro berlinés de Hebbel
dirección del señor de Sade, da a conocer el doble fondo es inolvidable para quienes la vivieron en medio de las
ruinas.
de su obra, que culmina en una furiosa batalla de los
asilados, presa de sus instintos desatados. Los intentos dramatúrgicos de Paul Claudel con el
El teatro«en el teatro ofrece la posibilidad dramá­ teatro épico se remontan al año 1927. Cuando por de­
tica dé hacer extraño lo conocido, de distanciar en el seo de Max Reinhardt y como tema de ópera empezó
a escribir el Cristóbal Colón para Darius Milhaud, eli­
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gió, como intermediario entre el escenario y el público A lo largo de dos siglos, los teatros de Norteamérica
a un narrador. Está de pie en un pulpito a un lado de se alimentaron formal y temáticamente del modelo eu­
la escena. Ante él, Le livre de Christophe Cólombe (bajo ropeo. En el aspecto comercial lo superaron ampliamente.
este título apareció en Burdeos, en 1953, la nueva redac­ «There’s no business like show business» se lee, no en
ción del texto y de la música, escenificada por Jean Louis vano, en la famosa canción de Irving Berlin. No hay
Barrault). Claudel divide el personáje del conquistador como el negocio del espectáculo.
en dos figuras: en el anciano enfermo de la acción tea­ ^Como característica del teatro' americano se suele adu­
tral, que aparece junto al narrador y mantiene consigo cir el haber aparecido al mismo tiempo que el cine y
mismo un juicio en un plano «neutralizado» de tiempo bajo premisas similares. Pero es algo más antiguo. Sus
y espacio, y en el joven marinero que se lanza a descu­ prácticas comerciales, su dirección, su tendencia a la per­
brir América. Un alegre alleluia del coro cierra el sim­ fección, su «star system» y su sistema de «long'-run»
bolismo escénico, mientras en una pantalla aparecen pro­ existían ya desde el siglo xix. Se hizo venir a los gran­
yectados el peregrino Santiago y la madre de Dios. des mimos y cantantes de Europa, que prometían sen­
El Cristóbal Colón, de Claudel, sirvió largo tiempo sación. Edmund y Charles Kean, Kembles, Sarah Bern-
como modelo de un teatro total que — en oposición a hardt y Coquelin, Jenny Lind y la Duse, Caruso y Ri­
la obra revolucionaria— se proponía una cosmovisión chard Tauber triunfaron apoteósicamente en los escena­
religiosa con medios modernos. Se extiende a lo supra- rios americanos.
dimensoional en El zapato de raso, la gran obra de arte _ A mediados del siglo xix, Walt Whitman expresó en
del lenguaje y de la imagen, inspirada en el teatro ba­ cierta ocasión un juicio muy duro sobre el teatro de Nue­
rroco español, a mitad de camino entre el misterio y la va York. A pesar de los excelente? actores y de una apa­
arena de circo. Pantomimas y suplementos de baile y riencia de perfección no tiene nada que ofrecer por sí
sketch, intermedios alegóricos y filosóficos tienden el mismo, sino una «imitación de tercera clase dé los me­
puente de enlace entre la obra espiritual del siglo xvn jores teatros de Londres». Se adoptan «los dramas ya
y las formas de expresión del teatro moderno. Queda retirados y los actores desocupados de Inglaterra». Estas
a la discreción del director (y de los medios de que palabras son exageradas. Pero reflejan las dos fuerzas mo­
disponga) intensificar la obra mediante la palabra en un toras del primitivo teatro americano: su niñez- influen­
escenario modesta o montarla teatralmente, con técnica ciada por Inglaterra y su tendencia al virtuosismo.
colosal. Con los colonos habían cruzado el Atlántico los co­
mediantes, todos los empresarios pioneros, cuyas com­
pañías invadieron el nuevo continente en grupos cada
* 5. El «show business» de Broadway vez mayores: desde 1750, Murray y Kean; desde 1751,
Robert Upton; desde 1752, los hermanos William y
Como fórmula breve para la actividad teatral de Nueva Louis Hallam. En 1787, Royall Tyles, con su Yankee Jo-
York señalaba Max Reinhardt «diversión como negocio». nathan llevó al escenario la primera figura típicamente
Lo comparó con la situación en cuanto metrópolis eu­ americana, que se revela hasta en el musical, basado en
ropeas: En París domina el gusto artístico; en Viena, la obra de Mark Twain Un yanqui en la corté del rey
el placer sensible del teatro; en Berlín se trata de la Arturo, como generosa figura de la novela, el teatro y
«lucha sin igual entre actores y espectadores críticos»; el cine, George Washington se convirtió en paladín del
en Moscú, de una «entrega casi religiosa de la represen­ teatro; más tarde fue transformado en el héroe glori­
tación y del público al arte del teatro». ficado de obras de poco éxito. Ya en su época de Nue­

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va York disponía de numerosos teatros fijos, el John por primera vez juntos en el escenario. Pronto hubo en
Street Theatre, el literariamente ambicioso Park Thea­ otras grandes ciudades además de Nueva York atracti­
tre, el Rickett’s Circus, alabado como «new and com- vas compañías de negros, los Christy Minstrels, los Ken-
modious amphiteatre». En el Park Theatre, William Dun- tucky Minstrels, los San Francisco Minstrels y mu­
lap, autor de la primera History of the American Thea­ chos más.
tre (1832), realizó su política de programación actual. Exactamente un siglo más tarde tuvo lugar en Nueva
Su reclamo fue Kotzebue, cuyas obras se consideraban York el triunfo del musical. En 1943 apareció en Broad-
como inmediata aplicación de las ideas de la Revolución way Oklahoma, de Richard Rodgers y Oscar Hammer-
francesa y de las guerras civiles americanas. Kotzebue es­ stein II (según la obra escénica Green grow the lílaes, de
tuvo en los programas de Nueva York en 1799-1800 Lynn Riggs). La perfecta combinación de diálogo, can­
con catorce obras. ción, ballet y ritmo, sugestivamente orquestada, superó
Cuando en 1869 Edwin Booth, en colaboración con todos los anteriores récords de caja. Oklahoma alcanzó
un comerciante de Boston, inauguró su nuevo teatro, se en Nueva York alrededor de dos mil doscientas cincuen­
peleaban en Nueva York por conseguir entradas. Se su­ ta representaciones. Con la película de Fred Zimer-
bastaron y alcanzaron precios de hasta 125 dólares cada mann, dio la vuelta al mundo.
una. La «opening nigth» del teatro de Booth sirvió . La dramatización de la novela La cahaña del tío Tom,
como triple sensación: el lujo de la casa, la promete­ de H. B. Stowe, en 1852, en el Troy Museum Theatre
dora técnica teatral con sus fosos movibles hidráulica­ de Nueva York, anunciada como The world’s greatest
mente y, también, el recuerdo de que el actor John Wil- hit, fue definitivamente destronada. (La cabaña del tío
kes Booth, hermano de Edwin, había, asesinado al pre­ Tom había sido ofrecida ya desde 1881 como una es­
sidente Lincoln el 14 de abril de 1865, durante una re­ pecie de musical, con bailes y canciones de banjo, por la
presentación en el Ford’s Theatre de Washington. A con­ empresa de circo asociada P. T. Barnum y James A. Bai-
secuencia de ello, también Edwin Booth se había reti­ ley.) Oklahoma superó también en éxito a su predece­
rado durante largo tiempo del teatro. sor, Show Boat, con la que Jerome Kern y Oscar Ham-
Apenas era usual la separación entre el negocio de la merstein II habían dominado la temporada teatral 1927-
ópera y del teatro. Sé elegía el tipo de representación 1928 de Nueva York: reminiscencia, llena de sentimien­
que prometiese un local lleno. El italiano Montresor con­ tos y melodías, de la desapárecidá época de los barcos
siguió llenar el Richmond Hill Theatre de Nueva York teatrales por el Mississipi, según la novela de igual nom­
en 1832 con una temporada, de ópera italiana, de tres bre de Edna Ferber. Con la canción Ol’man river los
meses. El asesor artístico de las. treinta y cinco repre­ teatros y casas de discos ganaron millones.
sentaciones fue Lorenzo de Ponte, en otro tiempo amigo Después de 1930, Kurt Weill, con su Lady of the
y libretista de Mozart. Dark, volvió a acercar el musical a la ópera, una preten­
Con los slogans publicitarios de «superb» y «magni- sión que también George Gershwin consiguió para su
ficent» hasta «gigantic» y «mammoth», se ofreció en ópera negra, Porgy and Bess, estrenada en 1935. Con­
1843 en el Bowery Amphitheatre una nueva especie del quistó los escenarios del mundo sólo después de 1950,
negocio del espectáculo: el Virginia Minstrel Show. Cons­ representada por un conjunto de gentes de color en su
taba de un programa sentimental y patético, mezcla de ba­ mayoría, como vanguardia de los éxitos del musical:
ladas, números musicales y diálogos breves, acompañados West Side Story, basada en Romeo y Julieta; Kiss me
con banjo,, violines, castañuelas y tamboril. Negros au­ Kate, según la comedia de Shakespeare La fierecilla do­
ténticos y blancos pintarrajeados de negros aparecieron mada; My fair lady, según el 'Pigmalión, de Shaw, o El
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hombre de la Mancha, inspirada en el Don Quijote, como un «flop» (fracaso), todo está perdido; si se pre­
de Cervantes. senta como un «smash hit», se multiplican los ingresos.
El musical triunfa sobre los restos que han quedado Las agencias de localidades aseguran las entradas de pre­
de la «época plateada» de la opereta vienesa — desde ven ta al por mayor. Los autores y compositores son
Johann Strauss, Léhar y Suppé, hasta Nico Dostal y Em- tratados tan sibaríticamente como sus capitalistas. Es
merich Kalman— , cuyas casas solariegas europeas habían una ruleta en la que hay que jugarse el todo por el
sido en otro tiempo el Carlstheater de Viena, el Teatro todo entre el éxito musical y el fiasco: «There’s no bu­
de Viena y el Berliner Metropol. siness lige show business.»
El historiador teatral americano Edward Mangum atri­
buye la aparición del musical a «las exigencias del pú­
blico de una expresión típicamente americana de la * 6. Teatro como experimento \
vida». Los precedentes fueron el music hall, con su com­
binación de «cerveza y vaudeville» y, también, los «éxi­ En el año 1900 se fundó en Nueva York la revista
tos imperecederos» — importados, como El caballo blan­ mensual Theatre Magazine. Informaba al lector sobre
co, La casa de las tres doncellas y El viejo Heidelberg las representaciones americanas, publicaba las ideas y
(Student Prince), que en los afios 20 fueron típicos «po­ proyectos de los decoradores reformistas europeos Appia
pular hits» de Nueva York. El musical se convirtió en­ y Craig, criticaba el comercialismo de los teatros de
tonces en la «obra artística total» de hoy, que — como Broadway y en 1913 lanzó un grito de alerta bajo el
explica Gideon Freud— «ha concebido América para título de What’s wrong with the American Stage?
poder explayarse en su propio ambiente. Su estilo fluc­ Se proclamaba «abajo Broadway», fuera la dictadura
túa, todavía no está definitivamente fijado. Es tan nue­ de los teatros comerciales, descentralización, experimen­
vo, sonoro y excede lo habitualmente introducido como tación. Comenzaba la época de los little theaters, de los
el continente que lo ha hecho surgir». pequeños teatros. Su cima la constituyeron el Toy Thea­
Cuando se hizo patente que el antiguo molde senti­ ter de Boston, el Little Theater de Nueva York y el
mental ya no daba más de sí hubo que echar mano de Little Theater de Chicago, aparecidos en 1912: los equi­
los textos literarios. Broadway se orientó hacia las bi­ valentes americanos al Estudio ruso, teatros experimen­
bliotecas, La crítica de la época y de la sociedad con­ tales que representaban repertorio en lugar de serie, que
fluyeron, como añadidos de actualidad, en la receta del ofrecían a los jóvenes vanguardistas la oportunidad de
éxito de un arte de entretenimiento convenientemente ade­ ensayar nuevas obras y formas de escenificación.
rezado. Por las mismas fechas, Hollywood descubrió la Por la misma época se produjo una intensificación de
Biblia como filón temático de éxitos prometedores para los teatros universitarios americanos. George Pierce Ba­
la pantalla panorámica. ker, profesor de lingüística inglesa de Harvard, fundó
En Broadway se representan anualmente unos diez en 1913 su 47 Workshop, a la que siguieron numero­
musicales nuevos: producciones que con su despliegue sos departamentos similares de drama y teatro en las
de actores, músicos, decorados y coreografía cuestan universidades de los Estados Unidos. Los aspectos ar­
650.000 dólares. Por cada éxito, nueve fracasos. Para tísticos y prácticos, técnicos y organizativos del teatro
los capitalistas los «angels», un estreno en Broadway se convirtieron en parte en plan de estudios. Los tea­
significa un negocio especulativo de alta fidelidad. El tros de los Colleges aparecieron ante el público con re­
anterior «try out» en provincias no deja lugar a dudas presentaciones e influyeron también indirectamente en
de cómo reaccionará Broadway. Si el estreno se muestra los teatros profesionales. El ejercicio práctico de Baker

27§ 279
se adelantó en varias décadas a las orientaciones europeas trivialidad y banalidad de los ídolos del burgués medio,
similares: por ejemplo, los Théophiliens, fundados en el aislamiento desesperado del hombre en el invernade­
París por Gustave Cohén, que aparecieron por tirimera ro de las neurosis.
vez en escena con el Miracle de Théophile, de Rutebeuf La obra de Albee El sueño americano fue estrenada
— de ahí su nombre— y los actuales teatros experi­ en 1961 «fuera de Broadway», en Nueva York, en el
mentales ligados a todos los institutos universitarios de York Playhouse. El movimiento «Off Broadway» ha lle­
historia del teatro. Del 47 Workshop, de Baker, salieron vado a la fundación de todas aquellas compañías que
los dramaturgos americanos Eugene O ’Neill, S. N. Behr- buscan afirmarse lejos del gran teatro comercial: no sólo
man, Sidney Howard, Philij Barry, Percy Mac Kaye y las compañías «off Broadway», sino también las «off-
Thomas Wolfe. off Broadway». También las burlas de Arthur Kopit se
Eugene O ’Neill, el primer autor teatral de América estrenaron fuera de Broadway, la mayor parte en el Pla­
de .rango internacional, abarcó en el conjunto de sus yers Theatre. Otros vanguardistas se adscribieron al Li­
obras todas las fases del drama europeo contemporá­ ving Theatre con su entrega casi sectaria a la renuncia
neo. Escribió obras naturalistas, simbolistas, crítico-so­ de sí en el teatro y sus derivaciones al Open Theatre:
ciales, realista-románticas, expresionistas, y de psicología formas experimentales que en los encuentros internacio­
profunda. Su génesis y su temática son sintomáticas para nales (Semana del Teatro Taller de Munich, Experimen­
la generación de dramaturgos coetáneos y posteriores. tos de Frankfurt, Festival de Avignon y otros) en parte
El tema y el medio ambiente lo ofrecen las vivencias hallaron una gran aceptación y en parte fueron objeto de
personales: desórdenes en la casa paterna, trabajo oca­ prohibiciones.
sional, búsqueda de oro, viajes por mar, teatro ambu­
lante, sanatorio; teatro totalmente relacionado con la
Workshop. Los Provincetown Players, uno de los tea­ * 7. ¿Teatro en crisis?
tros experimentales de mayor relevancia de 1915, repre­
sentaron el drama de marineros de O ’Neill Rumbo a El lema del teatro en crisis no es ninguna invención
Cardiff; el Theatre Guild, aparecido en 1919, esrenó en del siglo xx. Séneca, en Roma, y Lessing, en Hambur-
1921 Más allá del horizonte, el primer éxito de O’Neill go, desconfiaron ya del sentido y la forma de su teatro
en Broadway. Tres años más tarde, Piscator escenificó contemporáneo. Es estremecedor el diagnóstico pesimista
en la Berliner Volksbühne Bajo la luna del mar Caribe; que desde 1950 se emite cada vez con más frecuencia
Tairov, en el Teatro de Cámara de Moscú, el drama ex­ bajo los más diversos aspectos: entre el público, en las
presionista El mono peludo y, poco después, Deseo bajo jornadas teatrales, desde los centros de subvención, or­
los olmos. ganizaciones de visitantes, críticos culturales y drama­
Como impulso de su creación, O’Neill había afirmado: turgos. Arthur Miller explicó con claridad que «nuestro
«Mostrar la fracción de verdad que he logrado alcanzar.» teatro, medido con patrones legítimos, ha alcanzado una
Consistía en la revelación melancólica, que arranca del profundidad sin salida». No hace al caso si pensaba sólo
dominio privado, de la mentira de la vida, en el desen­ en las circunstancias americanas o en la situación ge­
mascaramiento, de raigambre freudiana, de las cualida­ neral.
des psicoanaííticas. En Edward Albee, la agresión se hace El teatro está hoy tan secularizado en sus posibilida­
más dura y acusadora. Se orienta en el teatro del absurdo des formales y tan unificado en sus tendencias que el
de Ionesco y Beckett y provoca una' fría revelación barómetro aparece tan alto o bajo al mismo tiempo en
diagnosticados del «american way of life»: la grotesca Nueva York como en Londres, en París o en Berlín. El
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teatro del mundo se ha convertido en teatro mundial. europeo. En Nueva York se construyó el Lincoln Cen-
Con ayuda de los medios de comunicación de masas — ra­ ter, con la nueva Metropolitan Opera; en Londres, a
dio, cine y televisión— puede alcanzar un grado de ex­ orillas del Támesis, está en vías de construcción un am­
pansión casi ilimitado. Se presenta en los umbrales de plio centro artístico, del que existen por el momento
la era atómica como un fenómeno internacional: como dos salas de conciertos y el modelo de un nuevo Teatro
sismógrafo de la situación espiritual y política de la hu­ Nacional inglés de amplias dimensiones; la capital de
manidad en un momento de la historia mundial que, al Australia, Sidney, se ha decidido a construir un impo­
precio de catástrofes devastadoras, ya no trae sino una nente teatro de la ópera, que, como un poderoso barco
ilusoria pacificación parcial entre nuevas crisis. de vela, está anclado en el puerto sobre una lengua de
Llamado a ser el «lugar de prospección público de tierra. El proyecto procede del arquitecto danés Jorn
ttn orden futuro», el teatro acumula, por un lado, la Utzon. Con su osada construcción obtuvo el primer pre­
escoria y, por otro, las delgadas vetas que van a ser me­ mio en un concurso. Los costos del proyecto, que alcan­
didas con las escalas más opuestas: lugar de diversión o zaron los 400 millones de marcos, fueron cubiertos la
institución de propaganda, local de pronunciamientos mitad con lotería. Se espera que en 1971 el edificio ya
o foro de problemas, intemporal «como si» de una rea­ esté terminado.
lidad más alta o pantalla de rayos X de una realidad más El teatro se ha vuelto más refinado y espartano que
profunda, institución moral en el sentido de Schiller o «ac­ antes, más intelectual y subjetivo, más antiteatral y pro­
tiva reflexión del hombre sobre sí mismo» según Novalis; vocador. Ello prueba hasta qué punto puede ponerse a
punto de partida de discusiones sobre moral, ideología y sí mismo en entredicho; tiene la posibilidad de servirse
cosmovisión o instituto de conservación de las estrellas de todos los mecanismos teatrales modernos imagina­
fijas clásicas, encuentro del hombre consigo mismo o bles o de mostrar lo contrario: que no los necesita. El
entrega ilimitada de sus emociones... Tantos lemas, tan­ teatro puede agradecer sus impulsos a un dramaturgo,
tos argumentos serios, superficiales, conservadores o pro­ a un director, a un intendente, al organismo que lo sub­
vocativos sobre un fenómeno que en modo alguno puede venciona o a una dirección comercial.
ser discutido con suficiente ardor. Pero como criterio de la crisis, el público advierte me­
La frase de Hamlet sobre el teatro como «crónica abre­ nos la impugnabilidad externa de la representación tea­
viada de la época» nunca se realizó más literalmente tral que la interna. Ya no se orienta en el drama mo­
que hoy. La crónica resumida de la recién inaugurada derno. El teatro se le muestra como espejo caricatu­
era atómica está saturada de problemas hasta estallar: resco que devuelve una imagen que no está preparado
de controversias sociales, sociológicas, psicológicas y po­ para aceptar.
líticas, de ilusoria seguridad propia por una parte y mal­ La caracterización esencial del hombre de nuestra épo­
estar y protesta por otra; de la ligera radiación de los ca estriba, llega a decir Ionesco, en que «ha perdido toda
que tienen buena voluntad y de la pura succión de los conciencia profunda de su destino». El drama muestra,
que precipitan el acontecer mundial al remolino de nue­ obligado por la necesidad, una imagen tragicómica de la
vas catástrofes. vida en una época que ya no nos evita la pregunta de
En medio de todo ello está el teatro. Entre las ruinas «qué hacemos aquí en la tierra y cómo podemos sobre­
de la segunda guerra mundial en Alemania tuvo que cu­ llevar la pesada carga del mundo de las cosas».
brir la necesidad de una dramaturgia internacional. En El teatro del absurdo es una consecuencia lógica de
la última década ha construido modernos palacios fun­ esta reflexión. El Ubu Roi de Jarry lo había anunciado
cionales de cristal y hormigón no sólo en el continente en 1895 de manera brutal y provocadora. Ionesco y
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Beckett lo han establecido en el teatro del siglo xx. descubrir la única tradición verdadera y viva». El tea­
Albert Camus definió la esencia del absurdo en 1942 tro del absurdo es la commedia dell’arte del nihilismo,
en su Mito de Sísifo: «Un mundo que se deja explicar, el gran guiñol de un mundo paradójico.
aunque sea con razones insuficientes, es un mundo con­
fiado. Sin embargo, en un universo que de repente se
ve privado de las ilusiones y de la luz de la razón, el *8. El teatro y los medios de comunicación de masas
hombre se siente como extranjero... Esta escisión entre
el hombre y su vida, entre el actor y su telón de fondo Algo característico del teatro del siglo xx y del cine
es precisamente el sentimiento del absurdo.» fue «redescubrir» bajo otro signo. Aquí nos encontra­
Lo mismo escribe Ionesco en 1957 en un ensayo mos tanto con la deducción del principio épico de Brecht
sobre Kafka (Cahiers de la Compagnie Madeleine Re- del «carácter expositivo» del «primitivo teatro asiático»
naud-Jean Louis Barrault): «Absurdo es algo que ^no como con la opinión de Eisenstein de que debe la ini­
tiene meta. Cuando el hombre se libera de^ sus raíces ciativa para el montaje del film «en primer lugar y
religiosas, metafísicas y trascendentales está perdido; ante todo a los principios básicos del circo y del ‘music
todo su obrar se vuelve sin sentido, absurdo, inútil, aho­ hall’», que había amado tierna y apasionadamente des­
gado en germen.» de su niñez.
La realidad psicológica se vuelve decisiva. El esce­ Rene Clair rechazó toda aproximación entre los des­
nario se convierte en el local sin lugar fijo, en la ima­ iguales hermanos teatro y cine. Se refirió al privilegio
ginaria pesadilla del vacío. Una meseta muerta con un de la pantalla de violar el dogma realista — como, por
último árbol seco, ante el que Vladimir y Estragón es­ ejemplo, en El gabinete del doctor Caligari (1919), de
peran a Godot en un autoengaño sin sentido alguno; Robert Wiene— y de simbolizar una «verdad subjeti­
un desierto de arena en el que Winnie se hunde cada va». Defiende una clara separación de ambos en géneros
vez más; dos cubos de basura, en los que Nagg y Nell que se rigen por leyes artísticas completamente distin­
desaparecen en el miserable final de Fin de partida, este tas y en 1950 explicaba consecuentemente: «No he
es el mundo escénico del absurdo en Samuel Beckett. cambiado de opinión respecto a los que veían en el cine
La embajada citada en Las sillas, de Ionesco, es una sólo un instrumento para la expansión de las obras tea­
farsa: un sordomudo aparece en escena como el orador trales.» Su distinción tan simple como fundamental de
prometido y ensalzado, una lamentable personificación ambas categorías reza así: «En el teatro la palabra con­
de lo grotesco de la inutilidad. duce a la acción, mientras que la óptica tiene una sig­
Las figuras de Ionesco andan errantes en lo «incohe­ nificación secundaria. En el cine la primacía corresponde
rente», «amortajadas en sus angustias, caricaturas de sí a la imagen, y la parte sonora oral pasa a segundo tér­
mismas, macabros clowns de un trágico teatro de títe­ mino. Casi podría decir que un ciego podría asistir a
res». Ionesco habla del proceso de creación dramática un drama, un sordo al cine.»
como de una empresa de investigación. No pretende des­ Los elementos y posibilidades del cine influyeron artís­
cubrir nuevas tierras. Al contrario: meta de la vanguar­ ticamente sobre el decorado teatral moderno. Cuando
dia dramática debe ser «redescubrir — no inventar— las en 1949 Joe Mielziner proyectó en Nueva York la es­
formas eternas y los ideales olvidados del teatro en su cenografía para La muerte de un viajante, de Miller,
estado más puro». colocó sobre el escenario la estructura de una vivienda,
«Debemos rasgar los clisés», se lee más adelante, «y como incrustada en medio de rascacielos y situada entre
liberarnos de un ‘tradicionalismo’ estrecho; debemos re­ árboles bañados por el sol. Una tenue cortina de mu­

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selina con filas de ventanas pintadas daba la impresión La edad de oro de los teatros de bolsillo floreció en
de lúgubres paredes de una casa; la proyección de un torno a la mitad del siglo xx. En Francia, durante la
emparrado verde-amarillento transformada la misma es­ segunda guerra mundial, el estrecho círculo en torno
cala — después de apagadas las lámparas del foro y de a Sartre y Simone de Beauvoir había estrenado en 1944
la supresión total del medio ambiente de casas de al­ la farsa de Picasso Cómo agarrar los deseos por la cola
quiler— en un ambiente de radiante primavera. como lectura de personalidades conjuradas: una broma
Para la obra de Tennessee Williams Un tranvía lla­ de taller de los mandarines de'París tras las huellas de
mado deseo empleó Mielziner. en 1947 paredes trans­ Dadá, el surrealismo y el «Cabaret Voltaire». También
parentes, que con ayuda de luz y sombras hacían po­ Camus y Queneau colaboraron. El local del aconteci­
sible un cambio entre escenas de interiores y de calles. miento fue una vivienda en Saint-Germain-des Prés.
«Esta clase de decorados es la más fascinante de todas En Alemania, el hamburgués Helmuth Gmelki eri­
para el teatro», confiesa Mielziner. Con él volvieron a gió en 1947 en el piso superior de su casa el primer
Europa las iniciativas que, partiendo de Appia y Craig, teatro de bolsillo. Pronto se trasladó a uñ señorial edi­
habían invadido el escenario americano pasando por ficio clasicista, donde el director de la ópera : de Ham-
Edmond Jones, en una forma nueva, modificada por burgo, Günther Rennert, escenificó, entre otras obras,
el cine: empezando por los proyectos que Wolfgang Esperando a Godot. Berlín, Frankfurt (con Fritz Ré-
Znamenacek creó a comienzos de los años 50 para los mond), Wiesbaden, Düsseldorf, Bonn y Colonia siguie­
teatros de cámara de Munich, por ejemplo, para El ma­ ron con los teatros de bolsillo; Munich continuó en
trimonio del señor Mississipi, de Dürrenmatt. 1949 con un teatro de taller de Suabia. Luigi Malipie-
Una distinta aproximación de la técnica artística del ro se estableció en el torreón del pueblo franco- de Som-
teatro y el cine se dio cuando, después de 1945, apare­ merhausen. En Milán fueron inauguradas en 1953 dos
cieron en Europa los teatros de bolsillo: cuando los formas miniaturescas del «teatro espacial»: el Teatran­
actores actuaban en locales estrechos, sobre tablados sin gola del profesor de literatura Francesco Prándini, en
decorados, tan próximos al público como en los estu­ el comedor de su casa, y poco después el teatro
dios cinematográficos a la cámara y el micrófono. Todo Sant’Erasmo. El esfuerzo por hacer de la necesidad ma­
exceso de voz, de gesticulación o mímica era captado terial una virtud artística triunfó en muchos casos. To­
por el espectador, sentado a su lado, pero sin posibilidad davía hoy existen en muchas ciudades universitarias ac­
de corregirlo, como por la lente fotográfica. tivos teatros de bolsillo que se han desarrollado y
Mientras en el teatro con escenario distanciado o en consolidan su especial estilo, que queda a medio camino
el circo el actor tiene la tarea de atraer la atención del entre el teatro y el cine.
espectador desde una distancia de veinte o treinta me­ Los pioneros del cine lamentaban su fugacidad, la
tros e introducirlo en la acción dramática, en el teatro escasa duración de su material. Hoy ofrece en la escala
íntimo y de bolsillo se da la obligación contraria: vuelta de su calidad técnica, si no la posibilidad de hacer las
a la emoción, a la sencillez y más bien parquedad en la cintas más duraderas, sí la de retener documentalmente
expresión, renuncia al maquillaje, teatro intensivo en tanto los testimonios de su propia época primitiva como
lugar de extensivo. A partir de aquí se desarrolló la los acontecimientos teatrales, mediante oportunas y nu­
parsimonia llena de sentido, basada en la conciencia merosas copias. La representación teatral filmada queda
de una «ampliación fotográfica» constante. La vuelta al a mitad de camino entre teatro y cine, pero al menos
escenario común en forma de caja puede ir ocasional­ se puede repetir y transportar. Permite comparaciones
mente en perjuicio de la «audición». que pueden ser luego atractivas y ricas en aclaraciones,
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transmite trozos de estrenos o representaciones comple­
cuando el envejecimiento material comienza a hacerse
tas de festivales y óperas. Los directores teatrales esce­
notable: por ejemplo, en el film realizado para la tele­
nifican los estudios de televisión. Los dramaturgos escri­
visión müanesa de la obra de Giorgio Strehler Arlec­ ben para la radio y la televisión, componen piezas
chino, servitore di due padroni, con Marcello Moretti.
teatrales breves y emisiones fílmicas de piezas teatrales.
Hoy Ferruccío Soleri desempeña el papel principal; con
Max Frisch amplió con un segundo acto El hombre hon­
apenas parecido, pues como muestra la pantalla, en los rado y los incendiarios, e igualmente Martín Walser su
matices es muy distinto a su maestro y predecesor.
obra Batalla de almohadas, por estímulo de Fritz Kort-
Sir Laurence Olivier hizo filmar en 1948 su Hamlet:
ner. «La obra, en cuanto al tema, me parece excesiva­
una expresiva sucesión de escenas teatrales ante un de­
mente privada», dijo Walser como explicación de su
corado cinético, galardonado con cuatro Oscars y con
paso a los medios de comunicación de masas, «pensé
el León de Oro de Venecia; un compromiso entre es­
que el teatro debería dedicarse ante todo a las contro­
cenario y pantalla. Lo mismo puede decirse del Fausto versias políticas.»
filmado en Hamburgo, con Gusíaf Gründgens en el
«Las acciones teatrales, es decir, la suma de todas las
papel de Mefistófeles y Will Quadflieg en el de Fausto.
dramaturgias recibidas y en boga», escribía en 1967
La cámara se acerca tanto a las caras que aparece como
Martin Walser en un artículo contra los teatros como
brutal envilecimiento lo que estaba calculado para la
«balnearios de almas», «ofrecen un ritual que se recar­
distancia del teatro. Pero, como testimonio para la pos­
ga y actualiza con funciones blandengues de imitación,
teridad, el film del Fausto, es de tan inestimable valor
y así se ofrece a un público tiempo atrás especializado.
como, por ejemplo, la filmación del Don Giovanni de
¿Cómo podemos romper con todo esto? Se puede co­
Salzburgo, dirigida por Wilhelm Furtwángler en 1950
menzar como Handke, ‘insultando al público’ y ‘auto-
en la antigua Festspielhaus, o como la escenificación
increpándose’. Pero es de desear que podamos seguir
modelo de Madre Coraje del Berliner Ensemble, filma­ representando.»
da por Palitzsch y Werkwerth, en el teatro del Schiff-
La protesta contra el teatro formativo condujo, por
bauerdamm (1960). una parte, a las llamadas obras declamatorias de Peter
El film de samurais, Rashomon, creado por el japonés
Handke, o a la dirección contraria: a la sola acción, a la
Akira Kurosawa, es, sin duda alguna, incomparablemen­
combinación escandalizados de acción y ruido, al «hap-
te más expresivo que la historia de las cuatro versiones pening».
representada en los escenarios alemanes, y gracias a Pe-
ter Brook el Marat ha cobrado en la pantalla una suges­ Ya Ionesco había caracterizado a La cantante calva
como antiobra, y Raymond. Queneau, con sus Ejercicios
tiva fuerza de atracción, que apenas pudiera darle un
estilísticos: Autobús S, elevó la prestidigitación paró­
teatro. dica con el idioma, el ingenio del sin sentido verbal, a
Pero con ello no se suprime el hecho de que teatro
y cine se apoyan en distintos presupuestos artísticos. la cima del absurdo espiritual. Su Zazie dans le Metro
fue dada a conocer gracias al cine; sus ejercítaciones
El teatro filmado es más convincente cuando el film si­
estilísticas — interpretadas pantomímicamente por Ivés
gue su propia ley, la expresión óptica. Desde que apa­
reció la televisión como nuevo medio dé comunicación' !lobert en 1948— pasaron en 1966-1967 por los esce­
narios alemanes y suizos, como golosinas para los alqui­
d.e masas se han agravado los frentes. Cientos de cines
de barrio tuvieron que capitular, pero apenas ningún mistas del lenguaje. René de Obaldia prosiguió tras las
huellas del absurdo la perfección desarmante de lo ba­
teatro. El momento socializante — o también el marco
nal. La simplicidad se convierte en picardía: «Lo acci­
social— se afirma frente a la televisión. La televisión

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18
dental se ha hecho permanente», dice su Zephyrin en En el campo de la música, Karlheinz Stockhausen,
la farsa El campesino astronauta. John Cage y Mauricio Kagel, con «música espacial» y
Mientras en la obra de Ionesco Scéne a quaire se conciertos para regaderas, manipulaciones casuísticas alea­
lee: «Hablan para no decir nada», Handke trata, en torias y escenas mudas de costumbres, tratan de apode­
sus obras oratorias y en 1968 en su Kaspar, de lograr rarse de lo paradójico de la era de la angustia.
lo contrario para el trepidante vehículo del idioma: ha­ El pintor Max Ernst, cofundador de los dadaístas de
cer al hombre consciente de sí mismo. La frase de Kas­ 1919, no concede crédito alguno' a la destrucción de for­
par Hauser, problemático expósito de Nüremberg: «Qui­ mas según modelos antiguos. .Plantea la reflexión escép­
siera ser como nadie ha sido nunca», se convierte en tica: «Dada fue una bomba. ¿Puede uno imaginarse
el tormento oratorio, en el sonoro y atronador ejercicio que ahora, medio siglo después de su explosión, alguien
«beat». se va a ocupar de buscar sus fragmentos y volverlos a
En este momento Handke — o sus escenificadores— pegar?» .
se enfrentan con el «happening» procedente de los círcu­ El espectador privado puede decidir caso por caso si
los de música y pintura. «El medio es el mensaje», pre­ se deja mezclar y hasta qué punto en la problemática
conizaba el canadiense Marshall Mac Luhan. El estudio del fenómeno «teatro». Los directores de las Organiza­
de pintor de Al Hausen y la clase de música de John ciones de espectadores se ocupan- de la cuestión: «¿Qué
Cage en la New School for Social Research convirtie­ podemos ofrecer, recomendar o, en caso necesario, con­
ron desde 1958 el «happening» en el acontecimiento ceder a nuestros miembros? Originaria y lógicamente,
antiteatral. Su lema es «huida a la realidad» en lugar los modelos se convierten en temas de jornadas. Por
de la «convencional huida de realidad». «Gool jazz», cu­ ejemplo: ¿No hay un teatro cristiano? O: ¿Debe ser
bos de colores derramados, ritmos frenéticos, bastido­ el teatro un ‘forum’ de la época o un paraje de la in-
res estrepitosos, trozos de tela y de papel de envolver temporalidad?» Hanns Braun, crítico teatral de Munich,
son sus ingredientes: «collages» de imágenes vivas, co­ sondeó en 1956 la situación del teatro y del drama bajo
pias de horror corrompidas del mundo moderno de con­ el aspecto de que habría llegado su fin cuando a la in­
sumo y del arte, al estilo del Pop y del Op Art. seguridad sobre su sentido y su meta se añadiese la
«Vamos a escandalizar, a obligar al público por me­ pérdida de la forma. «El teatro del director autónomo
dio de ‘shocks5 a la participación inmediata», explicaba ya no defiende su sustancia dramática», escribía», «se
Jean Jacques Lebel, que en 1964 presentó en París «hap- ha neutralizado: la novedad de una escenificación pa­
penings» durante una semana en la Casa de Artistas rece más importante que todo lo demás.»
americana. Sus competidores alemanes, iniciadores de un Las organizaciones de espectadores son, desde hace
«happening» en Uim en 1966, proclamaron la «prima­ medio siglo, un círculo esencial de «consumidores» del
cía de lo banal», extrayendo y apartando los hechos teatro de repertorio. Los teatros alemanes, subvencio­
concretos de su curso normal. Los dadaístas, como pre­ nados por las ciudades y por el Estado, deben hoy de
cursores relativamente inofensivos, y la estilización por un 20 a un 40 por 100 de sus ingresos a un público que
Marinetti del fuego graneado y de las detonaciones se procede de teatros populares y sociedades teatrales.
ofrecen como paralelismos opuestos. La «tabula rasa» La adjudicación de abonos y el alquiler de palcos o
como punto de partida de un nuevo «teatro», que pide asientos del patio de butacas se remonta a los comien­
Lebel, halló en Barcelona y Amsterdam, en Escandina- zos de los teatros de ópera de Venecia y a las épocas
via y en Belgrado, una gran resonancia, pero sólo por de los teatros cortesanos y municipales. En numerosos
breve tiempo. países europeos el alquiler temporal de asientos es tam-

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biéri hoy la única, forma de negación entre teatro y pú­ la pregunta por el qué. La interpretación de los clási­
blico. En Alemania se fundó en 1890 como primera cos se ha convertido hoy, en todos los países entendidos
conjunción la Freie Volksbühne (que no hay que con­ en teatro, en la prueba de fuego en la que se dividen
fundir con el grupo de estrenos naturalistas de la Freie los espíritus. Cuando Roger Planchón, director del
Bühne). De él surgió una Neue Freie Volksbühne, Théátre de la Cité Villeurbanne de Lyon, se propuso
que en 1914 adquirió en Berlín el teatro de la Bülow- representar el Tartufo de Moliére, se le planteó el pro­
piatz. Un contrato de cartel otorgó también el acceso blema de que dos intérpretes importantes lo habían
a los miembros de la Freie Volksbühne. En 1920 se
concebido de modo totalmente opuesto: Coquelin uti­
juntaron en un teatro popular común, al que en 1926
lizó la obra para atacar a la Religión, Fernand Ledoux
se le añadió una empresa más, el teatro del Schiffbauer-
la interpretó en defensa de la Religión. Según la termi­
damm (hoy Berliner Ensemble), bajo la dirección de
nología de Stanislavski, la respuesta sería: Depende to­
Helene Weigel. talmente del cometido supremo que persiga con la obra.
Allí se constituyó en 1919 el Bühnenvolksbund, al
Al director le corresponde la responsabilidad de re­
que cupo en suerte «promover la comprensión de todos
partir las cargas. El decorado crea para ello una atmós­
los aspectos de la vida artística y poética», apoyándose
en una base cristiana existente en todas las capas de la fera qué ouede ser tan reflexiva v tan fraccionada como
la escenificación. Cuándo eñ 1967 Kurt Hübner estrenó
población. Después de 1933 las dos asociaciones des­
Macbeth en Bremen, Wilfried Minks le preparó un es­
aparecieron. Volvieron a resurgir con el Verband der
Deutschen Volksbülinenvereine (Liga de los Teatros cenario dé color oscuro. Un escenario superior trans­
Alemanes), creados en 1949, y con el Bund der Thea- versal y horizontal lo ocupó con una línea ornamental
tergemeinden (Liga de las Comunidades Teatrales), de tubos de neón de colores; el horizonte era rojizo.
creadas en 1951, a continuación del Bühnenvolksbund. El momento del cambio de escena venía dado cor el
Organizaciones de espectadores relacionadas con la an­ cambio de luz, prescindiendo de las oscuras paredes co­
rredizas de madera al fondo. Las ideas de Craig seguían
terior existen en Austria y Suiza. influyendo. Los Meininger quedan muv lejos.
Amparado en el ejemplo de éstos, Stanislavski había
planteado en otro tiempo las primeras reflexiones sobre
* 9. El teatro de los directores
el «despotismo de la dirección». Hacían referencia a la
A comienzos de los años 60 aparecieron en París representación de los actores v no al subjetivismo de
en el programa de seis teatros seis escenificaciones dis­ la escenificación. Con Max Reinhardt el temperamento
tintas del Tartufo durante una temporada teatral. El personal marcó el estilo de dirección y los decorados.
crítico tuvo que especializarse en la «dirección compa­ Con Leopoldo Jessner se produce la reducción creado­
rada». Esta tarea se le vuelve a presentar hoy bastantes ra de los medios externos; con Piscator, la «dirección
veces no sólo con las representaciones de los clásicos, frente a la obra». Jürgen Fehling y Fritz Kortner eli­
sino también con obras nuevas. El oratorio La pesquisa, minan la concepción personal del actor para reconstruir­
de Peter Weiss, fue estrenado el 19 de octubre de 1965 lo desde sus raíces según su imagen. Gustaf Gründgens
en dieciséis teatros; la obra Biografía, de Max Frisch, creó, con la fría y clara pasión del intelecto, sus pape­
les v escenificaciones.
apareció a finales de enero de 1968 en cuatro ciudades
El gran aristócrata del teatro inglés sir Lawrence OH-
más o menos por las mismas fechas.
La pregunta por el cómo supera en importancia a vier, desde 1962 director artístico del National Theatre
de Londres, antiguo Oíd Vic, cultiva un estilo de ora-
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tona científica, de sutil naturalidad e intensiva confor­ Caspar Neher, Wolfgang Znamenacek, Helmut Jürgens,
mación hasta del más mínimo papel. En 1966 escenificó Rochus Gliese, Teo Otto o Emil Preetorius se han ocu­
en el National Theater el drama de la guerra civil ir­ pado de la «diversidad de la variación» de la esceno­
landesa Juno y el pavo real, de O’Casey, sin ninguna grafía. Transparencia fílmica de los elementos decora­
pretensión externa: sólo una advertencia de que, por tivos, fría estilización y fantasiosa realidad influyen desde
causa de un nacionalismo fanático y de una fraseología la imagen en el estilo de las representaciones.
de segunda clase, se pueden llegar a provocar crueles Jean Vilar prefirió durante años un escenario sin de­
sacrificios humanos sin motivo alguno. Y no se arredró corados, forrado de negro, ante el cual colocaba a toda
al reducir su impresionante dirección a la sencilla fórmu­ una compañía vestida con lúiosos trajes de colores, per­
la: «La obra de O ’Casey no es ni realista ni naturalista, fecta en cuanto a su atractiva gesticulación y arte de­
sino próxima a la vida.» clamatorio. En 1951 tnauííuró su Théátre Populaire Na-
Sus grandes papeles de Shakespeare los interpretó tionale en el Palais Chaillot de París, frente a la torre
Olivier la mayor parte de las veces bajo la dirección Eiffel, con dos brillantes papeles' de Gérard Philippe:
del realizador Peter Brook, veinte años más joven que El Cid de Corneille y El príncipe de Homburs de
él. En Stratford-on-Avon colaboró también con Peter Kleist.
Hall. Los momentos claves de la interpretación de dra­ Con el festival de Avignon trató de conseguir Vilar,
mas contemporáneos han sido los de Olivier en Eñter- como más tarde Roger Planchón en Lyon, una revitali-
tainér, de Osborne, en 1957 en Londres y en 1958 en zación del teatro francés desde las provincias. En 1967
Nueva York, y su Behringer en Rinocerontes, de Iones­ aceptó, por iniciativa de André Malraux, la tarea de
co, en el Royal Court Theatre de Londres. Aquí, en el elaborar una reforma básica de las Operas estatales de
más importante teatro experimental de Londres, estre­ París.
nó Roger Blin en 1957 Final de Partida, de Beckett. Luchino Visconti, en Italia, como director de cine
El mismo representó el panel de Hamm — sentado en y teatro, a veces con Roberto Rossellini, se convirtió
su mecedora con un pañuelo por delante, como los dig­ en el fundador del Neorrealismo. Llamó a Salvador Dalí
natarios sin rostro del pintor indés Francis Bacon. para una escenificación de Shakespeare en Roma, esce­
El filósofo Edmund Husserl habla en sus escritos fe- nificó óperas de Bellini v Verdi en la Scala de Milán,
nomenológicos de la «evidencia intuitiva» v de la nece­ en SpoJeto, París y Berlín.
sidad de «mantener toda la multiplicidad de la varia­ En su representación de Falstaff en Viena estaba pre­
ción'». Sus términos podrían aplicarse a las concepciones sente Leonard Bernstein; en el estreno de El caballero
de la dirección en el siglo xx. Las cuestiones estilísti­ de la rosa, en Londres, Georg Solti dirigió la orquesta.
cas ya no están condicionadas hoy por la época, sino Compromiso social, obsesión objetivamente fría v pa­
individualmente. Han sido planteadas como criterio de sión por lo elemental marcaron las primeras películas
lo particular. Katl Heinz Stroux en Dusseldorf. Boles- de Visconti, significativas va desde su título: por ejem­
Iaw Barlog en Berlín, Oscar Fritz Schuh en Colonia, plo, Ossessione (1943) y La térra trema (1948).
en Hamburgo y en los festivales de Salzburso, Gustav Su compatriota Franco Zeffirelli logró en el festival
R. Sellner en Darmstadt y Berlín, Heinz Hilpert en de París del «Théátre des Nations» en 1965 la Palma
Gottingen, se han. consagrado como intendentes y di­ de Oro por Romeo y Julieta, estrenada con la compañía
rectores de la gran necesidad de recuperación, después del teatro de Florencia. El año anterior, Zeffirelli logró
de 1945, de los agresivos modernos v del Clasicismo alcance artístico con la obra de Albee ¿Quién teme a
orientado a la literatura universal. Decoradores como Virginia Wolf? en Venecia, hasta culminar con Tosca

294 295
en la ópera de París, en la que María Callas cantó el 1939 hasta 1945, el Schauspielhaus de Zürich apare­
pa^el central. ció como una última isla de teatro libre abierto al mun­
Dos famosos directores internacionales pasaron del do. Bajo la dirección de Oskar Wálterlin, Leonard
teatro a la preponderancia de la dirección cinematográ­ Steckel y Leopold Lindtberg puso en escena obras mo­
fica: en América, Elia Kazan, que en 1947 estrenó en dernas que no hallaban escenarios en el resto de Euro­
el Barrymore Theatre de Nueva York la obra de Ten- pa. Aquí fueron estrenadas El soldado Tanaka, de Georg
nesee "Williams Un tranvía llamado deseo y en 1951 Kaiser, en 1940; Madre Coraje, en 1941, y La persona
la película, con Marión Brando y Vivien Leigh, y en buena de Sezuan, en 1943, de Brecht. La luna se puso,
Suecia, Ingmar Bergman. Mientras Kazan filmaba Faus­ de John Steinbeck, fue representada por primera vez
to al desnudo, Bergman llevaba a la pantalla la melan­ en lengua alemana en Basilea (1943), poco después de
cólica Tarde de payasos. Tras el éxito de su escenifica­ haber aparecido en Suiza la novela del mismo nombre
ción -de The Rake’s progress de Strawinsky en la en alemán. Las representaciones del Stadttheater de Ba­
Opera Real de Estocolmo (1961), Bergman provecto los silea estuvieron llenas días enteros.
planes para un repertorio de actores suecos de ranga * Se recibió en Suiza la obra de Steinbeck como una
internacional. Fracasaron. La magia o el atractivo del contribución a k propia defensa espiritual del país. Os­
ciñe eran más'fuertes. kar Wálterlin, que en otro tiempo apenas si pudó set
En Prágá, Jan Grossman desarrolló en el Theater am conquistado para la obra política de una actualidad sin
Gelánder un modo individual de estilización que se mos­ ambages, había elegido fantásticos uniformes de color
tró altamente sugestivo cón el Ubu Roí de Tarry y con caqui y cargado todo el peso «sobre las personas que
El proceso> según la novela de Kafka: El director po- actúan como autómatas de las potencias que están tras
laco Tadeusz Kantor, con una escenificación de la obra ellos», en cuya batalla «la brutalidad somete al espí­
de St. I. Witkiewiczs El armario, reconoció «el circo ritu» (G. Schoop). Sacó de dentro toda su eficacia. El
como base elemental». éxito fue tanto mayor. Del servicio a la obra se dedujo
En Moscú, Rubén Simonow prosigue la tradición de la trascendencia del suceso: animado por la confesión
su maestro Vajtangov. Su representación restaurada de personal y consciente de su responsabilidad de director.
la famosa Princesa Turandot de 1922, última escenifi­ «El teatro sirve a la poesía», escribía en 1947 Wál­
cación de Vajtangov antes de su muerte, alcanzó en 1968 terlin, «pero la poesía debe ser mantenida por el im­
un notable eco en las Semanas de Viena. pulso de una representación actual y viva que no se
La piadosa conservación de una concepción teatral deje imponer ninguna exigencia programática. La poesía
durante decenios, como representa el Jedermann de tiene una postura interna que debe ser satisfecha por la
Salzbu,rgo, es un foco aislado en los esfuerzos de reno­ representación. Pero por encima de eso no es más que
vación y subjetivización del teatro actual. un libro de texto que ofrece ocasión para el movimien­
¿Qué puede y qué debe ser la dirección? La primera to, que es la misma obra independiente de su represen­
respuesta tradicional significa: servicio a la obra. La tación en el escenario, ligada a cualquier momento. Ante
segunda: prolongación del trabajo del autor. La ter­ nosotros no hay una situación que se haya convertido
cera: reto a la obra. Las" fronteras se desvanecen. Tam­ en definitiva, sino un proceso.»
bién el aparente puro servicio a la obra, el aprovecha­ Las mismas consideraciones se hallan en Piscator,
miento de sus posibilidades y la exposición sin retoques pese a los resultados totalmente distintos del trabajo
de su núcleo pueden ser ya un desafío en épocas de de dirección. «El director», escribe, «no puede ser un
amenaza. Durante la segunda guerra mundial, desde mero criado de la obra, pues la obra no es algo rígido

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y definitivo, sino, una vez puesta en el mundo, ciece Menos conflictiva es la situación cuando se trata de
con el tiempo, se cubre de pátina y asimila nuevos con­ la reelaboracíón de una obra postuma. Giorgio Strehler
tenidos de conciencia. Así crece para el director la ta­ escenificó la obra incompleta de Pirandello Los gigan­
rea de hallar aquel cunto de vista desde el aue pueda tes de la montaña, con un tercer acto pantomímico aña­
descubrir las raíces de la creación dramática. Este punto dido. Los datos para ello se los suministró un informe
de vista no puede ser sofisticado ni elegido capricho­ del hijo de Pirandello, quien declaró que su.padre, en
samente; sólo mientras el director se sienta como ser­ la noche antes de su muerte, había glosado con una
vidor y exponente de su época, logrará fijar el punto de pantomima el final previsto y toda la concepción de la
vista que comparte con las fuerzas más decisivas que obra crípticamente oscura.
constituyen la esencia de la época.» En 1930 Leopold Jessner ofreció la tercera parte an­
La segunda posibilidad de la dirección creadora, la tes que la segunda en el estreno de la obra de Rein-r
continuación del trabajo del autor, en casos afortunados hardt Goering La expedición del capitán Scott al Tolo
puede conducir a resultados ventajosos. Cuando en 1942 Sur. En 1965, en Stuttgart, Rudolf Noelte redujo a una
Jean Louís Barrault preparaba en la Comédie Frangaise sola escenografía Tres hermanas, de Chejov: un suges­
de París El zapato de raso, estaba en constante contacto tivo cambio de luces transponía el drama de la tristeza
con el poeta. Su idea primitiva, aprobada también por lírica a un campo de estridente soledad, en el que la
Claudel, de repartir en dos veladas la obra gigante, fue resignación total se fundía con el nihilismo. ! '
rechazada por el comité de la Comédie Francai.se. Así, No sólo los directores, también los dramaturgos al­
pues, abreviar, abreviar, abreviar... Esto producía cor­ teran el significado una y otra vez. Tean Paul Sartre
tes en el texto v en el sentido. El mismo Claudel asistió adaptó Las Trocanas, de Eurípides; Peter Hacks, La
a los ensayos. Barrault propuso modificaciones v cuenta paz, de Aristófanes, aproximadamente por la misma
con qué pasión respondió Claudel a ello: «Al día si­ época en que Karolos Koun, con su Teatro de Arte
guiente estov a las ocho en la Comédie Francaise. Una Griego de Atenas, ofrecía una versión «de hondas raí­
llamada telefónica: Claudel ha vuelto a escribir por la ces, universal v eterna» del teatro antiguo en sus jiras.
noche en una inspiración toda la escena. A las nueve Después de Edipo y Antífona, Cari Orff logró, con la
aparece bañado en lágrimas. El anciano de sesenta y seis antigua versión griega del Prometeo, representada en
años llora como un joven de dieciocho... Nos encerra­ 1968 en Stuttgart por G. R. Sellner y en Munich por
mos en una pequeña habitación del teatro v me leyó lo Augusto Everding, nuevas posibilidades de ejecución mu­
que por la noche había escrito de una tirada.» sicales y escénicas, aue tienden el puente de enlace en­
La Versión pour la scene elaborada en común fue tre la Antigüedad y la Edad Moderna.
incluida en la edición de las obras completas de Clau­ El teatro es en su plenitud las dos cosas: la ilustra­
del con la siguiente nota: «Abreviada, reelaborada y ción más antigua y más actual del abandono humano a
arreglada en colaboración con Jean Louis Barrault.» las potencias incalculables.
Un ejemplo contrario: Rudolf Noelte aceptó en Zü- El problema de la escenificación de los clásicos su­
rich en 1967 la dirección de la nueva obra de Max fre, desde hace generaciones, fuertes alternativas. Ya
Frisch Biografía. Después de comenzados los ensayos se Shaw se exaltaba por los arreglos escénicos subjetivos
llegó a diversidad de opiniones entre autor y director. con que Beerbohm-Tree y Henry Irving en Londres lle­
Leopold Lindtberg reemplazó a Noelte. Este pidió que varon al gran isabelino a sus lujosos escenarios realis­
se reconocieran las modificaciones propuestas por él, y tas. Se trataba, como antes con Charles Kean, de im­
Max Frisch se opuso a ello. presionantes cuadros vivientes,; Así traspusieron ellos la
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fantasía escénica de Shakespeare al concepto realista del fronteras de la dirección subjetiva, Peter Zadek respon­
estilo de su escenificación. dió sin embozo: «Cuando el público ya no participa,
Shakespeare y Schiller se convirtieron en el siglo xx tenemos que cesar.»
en el eje del tercer problema de la dirección: el desafio Mientras el público no olvide que es un factor crea­
a la obra. Sus resultados fueron muy a menudo escán­ dor del teatro y no un mero consumidor pasivo, mien­
dalos y «shocks». Mientras en 1926, en Berlín, Piscator tras afirme su derecho a participar espontáneamente en
había politizado Los bandidos, dando a Spiegelberg la una representación, con su aprobación o protesta, el tea­
máscara de Trotsky, Hansgünther Heyme iba tan lejos tro no dejará de ser un elemento activo de nuestra exis­
en Wiesbáden en 1966 cómo para hacer fracasar el Gui­ tencia.
llermo Tell en «la inhumanidad de toda revuelta de
masas».
Peter Palitzsch busca en Stuttgart una nueva salida
hacia los dramas históricos de Shakespeare. En 1967
logró reducir la voluminosa trilogía Enrique TV al mar­
co de dos veladas teatrales. Con el título Las guerras
de las dos rosas llevó al escenario una crónica monu­
mental (imagen: Wílfried Minks), un ejemplo progra­
mático de la ambición dé Poder falta de todo escrúpulo.
El cojo y encorvado Richard Gloster anunciaba en un
monólogo anticipado hasta dónde llegaba su ambición
como futuro rey. Un año más tarde Palitzsch ofreció
como consecuencia obligada de su versión de las gue­
rras de las dos rosas el Ricardo III. Su intención de
hacer teatro programático con ayuda de Shakespeare
cosechó en parte una aprobadora admiración y en parte
réplicas escépticas.
Thomas Mann dijo en cierta ocasión que Los bandi- ::. .
dos podía ser considerada como una especie de «obra
de indios de gran estilo». Así se orientó en 1966 una
escenificación de Peter Zadek en Bremen, traducido al
mundp de la actual sociedad de consumo. Wilfried
Minks le proyecta para ello un horizonte circular con
tiras cómicas, según un boceto de Roy Lichtenstein. Un
año más tarde, Zadek ofrecía con la obra de Shakespeare
Medida por medida una «concepción intuitiva y subje­
tiva de la dirección», como declaró en cierta ocasión.
Muestra sobre un escenario vacío, adornado por Minks
con una fila de bombillas de colores, lo que «ocurre en
la fantasía durante la lectura de la obra». Preguntado
en una jornada académica de Munich dónde veía las

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Indice El teatro europeo entre la pompa y la na­
turalidad .......................................................... 128
(Yol. segundo) Las raíces del teatro nacional en el Norte
y en el Este .......... .............................. ... 141
La reforma escénica de Gottsched................ 149
Lessing y el teatro nacional alemán .......... 156
3. El clasicismo alemán .%./................. ... ... 162
W e im a r.................................................. .......... 162
B erlín....................... ................................... . . . 1 71
V ie n a ............................. ............................. ... 175
11. El Renacimiento.............................................. 5 4. El romanticismo......................................... .... > 181
5. El realismo............................................ ... ... 192
1. Introducción........................................... . 5
2. El teatro de los humanistas....................... 7
14. Del naturalismo a la actualidad ................. ... 204
La tragedia de los humanistas.................. 12
La comedia de los humanistas................... 17 1. Introducción ... ........................................ ... 204
La comedia pastoril.................................. 22 2. El naturalismo escénico..................................... 206
El desarrollo del escenario de perspectiva. 26 El «théátre libre» de París ....................... ... 206
3. La comedia cortesana................................. 33 El Teatro Libre de B erlín....................... ... 212
4. El drama escolar.................................... . 39 El «Independent Theatre» de Londres ... 216
5. Los «rederijker» ... .................................. 47 3. Ensayo de formas nuevas ............................... 219
6. Los maestros cantores............................... 49 Stanislavski y el teatro de artistas de Moscú. 219
7. El teatro isabelino.................................... 50 El simbolismo.— Imaginación y luminotec­
nia .................................... .............................. 226
12. El barroco........................................ ............. 64 Expresionismo.— Surrealismo.— Futurismo .. 233
Max Reinhardt.— Fascinación y técnica ... 242
1. Introducción.............................................. 64
La idea de los festivales.............. ................. 248
2. Opera y opereta........................................ 66
4. El teatro comprometido................................... 250
3. El ballet de la corte.................. . ........ 73
Rusia: Octubre teatral ..................................... 250
4. Escenario de bastidores y teatro de má­
Piscator y el teatro político ......................... 257
quinas ....................................................... 76
Brecht y el teatro épico ... ... ........... . . . . 264
5. El teatro de los jesuítas............................. 82
Formas teatrales de lo épico.— Teatro en el
6. Francia: tragedia clásica y comedia de ca­
teatro..................................... ................. ... 271
racteres ..................................................... 87
5. El «show business» de Broadvvay................ 274
7. La commedia dell’arte y el teatro popular. 98
8. Teatro del mundo: el barroco en España ... 108 6. Teatro como experimento............................... 279
7. ¿Teatro en crisis? ... ............................. . ... 281
9. Las compañías ambulantes........................ 117
8. El teatro y los medios de comunicación de
masas.............................................................. ... 285
13. La era burguesa ............................................... 126
9. El teatro de los directores.............................. 292
1. Introducción........ ................................... 126
2. La Ilustración........................................... 128

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